Xurde Morán: CASA GRANDE DE CARRIGUEIROS (LUGO, GALICIA): UN GRAN PAZO EN EL CAMINO.

Casa Grande de Carrigueiros

Camino de San Xoán do Alto a San Vicente do Burgo.

Tras salir de la ciudad de Lugo el peregrino vuelve a los paisajes del agro gallego ante el valle del Mera, río que recorre la campiña lucense de este a oeste en un entorno de grandes camperas y suaves colinas al oeste del concello lucense. Así a unos 9 kilómetros al occidente de la ciudad de Lugo viniendo de San Xoán do Alto y Santo Matías, y cuando quedan menos de 100 kilómetros para llegar a Santiago, entramos en la parroquia de San Vicente do Burgo.

Un cartel nos advierte de esta circunstancia.

Tras él, un túnel vegetal.

Y salimos a campo abierto en Carrigueiros, la primer aldea de la parroquia que nos vamos a encontrar a nuestro paso.

Nos llamará la atención, al lado derecho del Camino, un gran pazo con finca y edificios de piedra: A Casa Grande de Carrigueiros, relacionada en el siglo XIX con José María Rivera y Figueroa, capitán de milicias en tiempos de Isabel II. Tiene un blasón en la portada de acceso al patio. Dicen los documentos que fue cárcel antiguamente en el Partido de Mera y se vincula con una fortaleza que hubo muy antiguamente, guardando estos indómitos y ancestrales caminos, sobre la cual, aprovechando solar y materiales, se construyó el pazo.

Su aspecto actual es fruto de sucesivas reformas y ampliaciones, aunque la parte más antigua revela ser del siglo XV y estaría vinculada a una antigua torre defensiva en este milenario Camino, antigua Calzada XIX del Itinerario de Antonino sobre la que se originaría el Primer Camino de Santiago o Camino Primitivo. Tanto es así que la tradición asegura que el Apóstol vino por aquí a Lugo, antigua capital del Conventus Lucensis de Gallaecia, a confirmar como obispo a uno de sus primeros seguidores, San Capitón.

Hasta hace unos años languidecía pero últimamente se habian iniciado trabajos de restauración y llama la atención a todo el que pasa por el lugar. La mayor parte de sus detalles artísticos y arquitectónicos son del siglo XVIII, cuando se hicieron profundas reformas y ampliaciones, ostentando aún la fachada los blasones de las linajudas estirpes de la antaño poderosa nobleza local, dueña de este enclave

La mayor parte de sus detalles artísticos y arquitectónicos son del siglo XVIII, cuando se hicieron profundas reformas y ampliaciones, ostentando aún la fachada los blasones de las linajudas estirpes de la antaño poderosa nobleza local, dueña de este enclave.