Arbas: el Camino, el pueblo, la colegiata, la carretera y las minas desde la Sierra del Cuchillo |
Bajando de El Cuchillo |
Viendo Arbas del Puerto muy en la distancia reconocemos al lado de la carretera N-630 su histórica colegiata, la Colegiata de Santa María de Arbas, origen de la localidad, bajo las minas de hulla que allí se explotaron hasta hace unas décadas, como Mina Africana y Mina Inés, comunicadas por pistas valle del río Los Pozos arriba
Enfrente de la Colegiata de Arbas, acá de la carretera, están Casa Quico, histórico mesón del lugar y solar del antiguo hospital de peregrinos, y a su izquierda el antiguo albergue del Grupo de Montaña Ensidesa, fundado en 1973. La fila de casas que hay a la izquierda de la colegiata son las Casas de los Canónigos, los antiguos frailes que allí habitaron
La Colegiata es el origen del poblamiento del lugar pero esta a su vez tiene su razón de ser en un antiguo hospital de peregrinos a San Salvador de Oviedo/Uviéu que ya existiría en el siglo XI pues sus primeras referencias documentales son del año 1.103, justo inmediatamente después que se creasen similares fundaciones en Oviedo/Uviéu y en Avilés. Su fundación se atribuye al poderoso noble Froila Didad, y a su esposa Estefanía Sánchez, estando situado cerca de los arroyos que nacen en el puerto de los que nace el Bernesga. Fue además Froila Didad o Fruela Díaz acompañante y tal vez cuñado del Cid Campeador, hermano de su mujer Ximena, y como tal mencionado en el Cantar de Mio Cid
A nuestra izquierda se extiende el Valle Maera, bajo el extremo de La Llomba los Celleros. El topónimo Erbasos hace referencia, según algunos autores, al latín "Arvum" (campiña), otros se inclinan por la más legendaria opción de un general romano llamado Erbasio, dado que esta cordillera fue escenario de las guerras contra los ástures, mientras otra acepción, emparentada con la primera, nos lleva a la erba o hierba, algo totalmente lógico en esta tierra de pastos altos, pastoril y ganadera por excelencia
Más al oeste vemos el Alto de la Gobia, a poco más de 1.400 metros de altura, por donde entra el Camino en Asturias, algo más arriba de la carretera, el bar y el parador, que aún no vemos desde aquí. En el horizonte reconocemos el Cordal de los Yanos de Somerón, ya en el concejo asturiano de L.lena, sobre el valle de Payares
Ante nosotros se alzan las impresionantes moles de la Sierra de los Pasos de Arbas, divisoria de León con Asturias, donde se yerguen imponentes los picos de La Páxara (2.002 m) y El Ceyón (2.035 m). Hay quien sitúa en este enclave la batalla de los Montes Nerbasos entre Suevos y romanos contra vándalos, pero la documentación existente no da pie a una total seguridad, pues otros la localizan en El Bierzo
Allí, vemos el Camino subir desde el valle para dirigirse a Arbas, valle al que bajamos nosotros ahora, en descenso desde El Cuchillo
Más a nuestras espaldas vemos el valle río arriba, Con el pico de Los Celleros (1.864 m) dominando la escena
A lo lejos, Arbas es la referencia visual hacia la que van encaminados nuestros pasos, en prologado descenso. El viejo hospital que tanto bien haría a los peregrinos en este fragoso y duro paso tendría un santuario propio que sería el origen de una primer iglesia, un primer y pequeño cenobio que sería el antecesor de la colegiata. Los condes fundadores pusieron el hospital a cargo de los canónigos regulares de San Agustín, donando a su abad Sancho el monte cercano. El rey Fernando I les otorga así varias donaciones. La situación del primitivo convento y hospital iría mejorando con la donación de la reina Urraca I de León "ad illa albergaria quae sunt constructa in illo porticu de Arbas", según documento que ya cita una alberguería en su pórtico. Sería el rey Alfonso VII de León quien fundaría propiamente el monasterio de San Agustín con los religiosos de esta orden aquí asentados, cuya comunidad canóniga de regulares se rigió como colegiata
Benefactores del lugar fueron Monio Romániz y María Petris, donando en 1132 una propiedad en Santa Coloma, así como en ese mismo año el canónigo Fernando Gil le da unas casas y tierras en León. Cuatro años más tarde el abad Monio recibe en donación el monasterio de San Miguel de Parayas, cuyas rentas ayudarán a ampliar el hospital. El ya citado Alfonso VII les daría en 1151 el monte de Castro Nigro. Los monjes atraían a nuevos habitantes concediéndoles fueros de carta puebla, pasando el lugar a llamarse Población. El patronazgo real sería confirmado más tarde por Fernando II
Las propiedades del monasterio abarcaban terrenos de León y Asturias: Casares, Cubillas, Pendilla, Tonín, Samiguel del Río, Vega la Mosa y Viadangos. En un principio no era un gran edificio, sino básicamente unas cuadras para la cabaña ganadera que nutría a fundación y comunidad, donde, además de peregrinos, se hospedaban necesitados en la llamada Casa de los Pobres. Su gran ventaja es que no pertenecía a la iglesia ovetense, como gran parte de León, sino que era una institución independiente y autónoma que prolongaría su existencia nada menos que hasta la Desamortización de Madoz en 1866, cuando los monjes se marcharon y la colegiata quedó abandonada
La situación del primitivo convento y hospital iría mejorando con la donación de la reina Urraca I de León "ad illa albergaria quae sunt constructa in illo porticu de Arbas", según documento que ya cita una alberguería en su pórtico. También llegarían favores de nobles como de Froila Diéguez en 1.164 y, sobre todo, con la visita de Alfonso IX en 1214, pues se alojaba aquí en sus viajes a Asturias, por lo que la amparó especialmente, ordenando la construcción de la iglesia de Santa María de Arbas junto al viejo hospital. Alfonso IX
Es también en ese año cuando Alfonso IX otorga al abad Martín Muñoz diversas posesiones en la tierra de Luna, condicionadas a la construcciones una capilla, muy posiblemente situada en el costado norte del templo y que cuando lleguemos podremos ver, al servicio del hospital de peregrinos:
"Ad servitium peregrinorum et requiem defunctorum er vt semper unus ex dictis prefati monasterii misam ibidem celebret"
Dos años más tarde el mismo rey, asistente a la reunión monacal en capítulo, concede a Arbas el portazgo o peaje de Puente los Fierros, donde culmina la bajada del puerto por la vertiente asturiana, así como viñas en Toro (Zamora), que se sumarían a las que ya les había dado en 1214 en la misma población. Las viñas eran muy importantes, garantizaban el vino para los usos litúrgicos, los monjes y los pobres y peregrinos del hospital, por lo que además de estos fueron adquiriéndose más viñedos, como los de Mayorga (Valladolid)
La iglesia es pues en origen románica, pero a su estructura primigenia, de la que vemos la nave central y el ábside semicircular, se le fueron añadiendo en etapas posteriores capillas góticas y el pórtico de bóveda de crucería. Su gran torre es del siglo XVII
Luego de Alfonso IX en los siglos XIII y XIV Santa María de Arbas siguió recabando donaciones y privilegios de reyes como Fernando III El Santo, Alfonso X El Sabio, Sancho IV El Bravo y Fernando IV El Emplazado. Así, con el aumento de privilegios, rentas y beneficios, se irían añadiendo las capillas góticas laterales. Sus bienes se extendieron desde el interior de la meseta hasta el mar, con el importante puerto ballenero de Entrellusa, actual Perán, cercano a Candás, concejo de Carreño, justo al oeste del Gijón/Xixón
Vemos ahora bien La Páxara, a la derecha de la foto, con La Llomba (1.953 m) justo delante, formando parte de la misma montaña, así como a su derecha El Colláu Cellanca. Más abajo son las ladera de Llana Raigosa, Los Llanos, El Rasón, Peña Macón y Solsierras. A su izquierda el valle de Los Pozos, donde están las minas y, sobre él a su izquierda la Sierra la Candanosa con las Peña Saliega (1.768 m), La Pedrera (1.868 m), El Portizuelu (1.854 m) y otras altas cotas. El Ceyón por su parte guarda sus 2.035 metros entre las nubes
Hay aquí un cruce
Bajaremos a la izquierda
Y siguiendo las flechas amarillas y los postes indicadores de Los Cuatro Valles, que aglutinan a las comarcas de la zona noroccidental leonesa, esta en concreto la del Bernesga
La concha jacobea y un peregrino con su bordón mas la clásica flecha amarilla señalan el Camino de San Salvador en su vertiente leonesa
Continúa la bajada entre unos arbustos
Ante nosotros al oeste La Llomba los Celleros, topónimo que hace referencia a las antiguas propiedades monásticas de la Abadía de Arbas
Nos acercamos al fondo del valle, donde toca bajar para después subir
Llegamos a otro cruce
Y vamos prosiguiendo el tramo final del descenso al Valle Madera
Bajando un poco más
Curva a la izquierda perdiendo altura...
Viendo las flechas
Y llegamos al final de la bajada
Río del Valle Madera
Toca ahora cruzarlo. En el deshielo baja con caudal suficiente como para tener que descalzarse sino queremos encharcarnos las botas, o bien buscar un paso entre la maleza, si es que damos con él
Al otro lado comienza ya la subida
Por la ladera de La Llomba
Atrás dejamos el Valle Madera
Adelante las cumbres. A la derecha en la lejanía, la impresionante cumbre de 2.182 metros de Brañacaballo o El Cueto Mirallo
A la derecha un hito del Camino
Hecho con piedras depositadas por los peregrinos
Bordeamos así esta ladera
Llegamos a lo más alto, viendo al oeste, justo delante de nosotros, los montes de La Picarota (1.618 m). Al otro lado están los remontes de la Estación Invernal de Valgrande-Pajares
Más a lo lejos divisamos de nuevo el paso a Asturias por La Gobia y abajo, a la derecha, la carretera general y Arbas del Puerto, mas cerca
En el año 1419 la relajación de las reglas de la Orden de San Agustín, tal y como pasaba en otras muchas órdenes, dio lugar a una profunda reforma interna, y en 1582, dentro de la desamortización eclesiástica de Felipe II, la jurisdicción de las tierras de la abadía pasaron a la corona y esta a su vez la vendió al concejo vecinal, si bien poco más tarde el abad la recuperó dentro de los avatares político-administrativos de la época
Es a partir de entonces cuando comienza una decadencia causada por la lejanía de los abades, que pasarían a dejar de residir en el convento y a veces ni pisarlo, cuestión que ahondaría en una mala administración de sus bienes
En el año 1.693 se termina de construir su robusta torre cuadrada, sita a los pies de la iglesia y en la que se instaló el coro. En 1.793 de construyó la Casa del Abad, prácticamente las últimas obras de importancia antes de la desamortización y extinción del cenobio con la cuarta desamortización de Madoz en 1866. Poco antes, en ese mismo siglo XIX, los párrocos de Pendilla y Casares se habían rebelado no reconociendo la autoridad del abad, dentro de las fricciones que esa autosuficiencia jerárquica ocasionaba. Los pueblos de la antigua Abadía de Arbas se integraron así en el actual municipio de Villamanín, antes con capital en Rodiezmo y la iglesia pasó a ser parroquial
Neveros en las zonas de más umbría
Avanzando un poco más ya tenemos a nuestra derecha una mejor vista del Valle los Pozos, donde están las minas de hulla Africana y La Inés
Reconocemos las pistas que suben a las minas desde la carretera
Hay almacenes, oficinas, una minicentral y algún montón de carbón
Llegamos así a otro valle, Las Caballetas, donde hay una majada de pastores. Al sur son las vertientes orientales de los montes de La Picarota, Los Abedules y Dulce la Dueña, bajo La Collada la Ventosa, en la Sierra del Cuitu Nigru
Curva a la derecha
Y llegamos al valle
Dejamos la cabaña a nuestra derecha
Y continuamos por esta verdísima y llana campera
Llegamos también al río Las Caballetas
Y lo cruzamos al otro lado. Para no ir chapoteando, si está crecido, un poco a la derecha el curso fluvial se estrecha, puede pasarse de prado a prado de un salto, pero con cuidado calcular bien
Pasamos entre La Perruca y La Picorota
Acercándonos a una bifurcación
Aquí vamos a la derecha
Por este sendero, en dirección a aquellas torres de alta tensión
Recorriendo la ladera oeste de La Perruca
Se forma cuando se derriten las nieves del invierno
Un paraje evocador...
Las flecha metálicas instaladas por José Antonio Cuñarro Expósito, Ender, el gran promotor de la difusión de este Camino de San Salvador, vuelven a verse en esta hermosa senda
Matojos en la ladera
A lo lejos La Gobia, paso a Asturias
Nos acercamos a las torres eléctricas
El Camino seguirá a su derecha
Nos acercamos a ellas
Y ahora veremos, al oeste, un lugar excepcional
La carretera y el Puertu Payares (Pajares) a 1.378 metros de altitudo, con las cumbres calizas de La Tesa, La Mesa y La Almagrera en la lejanía, casi ocultas por las nubes. Entre ellas están los puertos de La Cubilla o Cuviel.la y La Ballota o Val.lota, otros antiquísimos pasos naturales en el corazón de la cordillera. En primer término vemos la carretera N-630 con el desvío a El Brañil.lín y la estación de esquí, luego una aparcamiento, una nave y unas casas, donde está el bar de Casa Casimiro y a la izquierda está el Parador de Pajares, uno de los primeros abiertos en España, en 1953. El Camino como tal seguirá por la carretera para, bien a la derecha de la primera nave o bien desde el bar, subir al Alto la Gobia (1.418 m)
No obstante en la misma carretera, justo después del bar (se distinguen los coches aparcados delante), se ha puesto un mojón con la idea de señalar el paso por ahí. En nuestra opinión es una temeridad, pues si bien quita la ascensión a La Gobia a partir de ahí se pierde prácticamente el arcén y coches y camiones pasan raspando. El tráfico es muy abundante y gran parte de él pesado por lo que el peligro es evidente
En el margen izquierdo, a partir del Parador de Pajares, que ha reabierto sus puertas después de mucho tiempo cerrado, se ha señalizado un sendero a la izquierda de la carretera pero, como se avisa desde su mismo comienzo, es peligroso, máxime en invierno pues es estrecho y discurre por la ladera de un gran despeñadero
Creemos que lo mejor es, tal y como dicen las guías y las flechas amarillas, subir desde la nave o desde el bar a la derecha, al Alto la Gobia. Luego bajaremos al otro lado entrando en Asturias y, cruzando la carretera en una curva con bastante visibilidad, continuar trayecto, bien hacia el pueblo de Payares, donde está su albergue de peregrinos, así como la pensión El Mirador, o bien hacia Samiguel del Río si estudiamos hacer una etapa larga. Las dos son rutas históricas, si bien al optar por la segunda casi haríamos dos etapas en una pues hasta Bendueños no hallaremos otro albergue, ni bar.
Para hacernos una idea del límite entre Asturias y León, la nave y casas de la derecha de la carretera, con el bar, son de León, municipio de Villamanín. Justo después empieza Asturias por el concejo de Lena o L.lena, donde está el parador. Allí en la distancia, La Tesa con sus 1.905 metros, La Mesa, con sus 1.922, y La Magrera con 1.946, dominan los valles de Payares y El Güerna. Aquí recordamos la tan rotunda como exagerada frase cantada por los juglares del Códice Calixtino, que narra las peripecias de los peregrinos medievales, también en estas montañas...
"Adelante compañeros, no hagais caso ni de mis piernas que tiemblan ni de mi semblante, que se altera en la oscuridad de estos Montes Etuves, tan tenebrosos, que achican tantos corazones, hacen viudas a las mujeres y huérfanos a los niños"
El valle, que se extiende hacia el puerto, queda a nuestra izquierda
Nosotros llegamos casi al pie de las antenas de alta tensión
Bajando por unas rocas a una especie de foso y siguiendo de frente a la derecha
Por este trecho de campiña
Luego en otro cruce iremos por el camino del medio, el que señala el bastón
Bajamos un poco
Llegamos a un sendero, en el que vamos a la izquierda, viendo abajo la carretera, en Veigallamosa, por donde va el Bernesga
Siguiendo la ladera de la montaña
La senda parece que se pìerde pero el Camino está bien trillado y las flechas de Ender nos orientan en caso de nieve o niebla
Ya volvemos a ver, asomando, la Colegiata de Arbas. Estamos caminando encima del largo Túnel de La Perruca, en el interior de la tierra, túnel de 3.071 metros de longitud que fue una de las proezas del ferrocarril, inaugurado el 15 de agosto de 1885 en la llamada Rampa de Pajares, considerado uno de los tramos ferroviarios más montañosos y difíciles de Europa, siendo entonces el túnel el más largo de Europa
No se sabe muy bien la razón del topónimo, es posible una evolución del petram latino (piedra), pero también se apuntan otras teorías, algunas legendarias. Una de ellas es que La Perruca era como llamaban popularmente a un león de piedra que señalaba la frontera astur-leonesa, otra que era el león de uno de los estandartes, banderas o blasones, que presidían la fiesta de inauguración, una más que se refería a la forma de la moneda conocida como perra gorda que tenía la boca del túnel. Lo cierto es que el propio Alto de Pajares o Puertu Payares era denominado antaño La Perruca, tal y como también escribe el ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos en sus Diarios
La Colegiata de Arbas, ante el Valle los Pozos y con los picos Ceyón y La Páxara en lo alto, tiene también sus propìas leyendas. Una dice que unos infantes extranjeros fueron los primeros ermitaños de estos parajes, exhortados por su padre el rey a expiar así un horrible crimen, rey que quiso fundar un hospital para peregrinos pero que fue adelantado por el conde Fruela
Otra dice que uno de los carros de bueyes que acarreaba la piedra granítica desde el Picu Tres Conceyos para construir la colegiata fue atacado por un oso, que mató a uno de los bóvidos. En castigo milagroso el fraile que lo llevaba, frai Pedro, conminó al oso a ser uncido al lado del otro buey, tirando del carro de piedra con él. Esa pudiera ser una explicación popular a la existencia de una cabeza de oso y otra de buey
La iglesia fue declarada Monumento Histórico Artístico en 1931 pero sufrió los rigores de la guerra y fue asaltada como tantas otras al comienzo de la contienda en 1936, siendo la talla de la Virgen quemada. En la posguerra se hizo una nueva para sustituirla, obra del escultor Andrés Seoane Otero, copiando la existente en el monasterio de Grafetes, junto al río Esla, también en León. El conjunto monástico fue restaurado a mediados del siglo XX por el arquitecto Luis Menéndez-Pidal y Álvarez, pasando eclesiásticamente a depender de San Isidoro de León en 1968
La fiesta del lugar de celebra el 8 de septiembre, romería de la Virgen de Arbas, con misa solemne, rogativa y procesión, ofrenda tradicional a la Colegiata por la vecindad de Cubillas de Arbas y reparto del bollu preñáu (pan relleno de chorizo) y el vino a los romeros
A la izquierda de la colegiata están las antiguas Casas de los Canónigos, que tras la extinción de la vida monástica pasaron a ser establos para el ganado de los pastores y viviendas. Algunas de ellas siguen habitadas. A la derecha de la colegiata están Los Güertos de la Burrera, donde hubo finca y cuadra para criadero de burros destinados al transporte de mercancías, gentes o trabajos. Al fondo es el Valle los Pozos con las minas
Hacia las Casas de los Canónigos vamos a ir bajando nosotros por este sendero. Estamos en El Quentu los Probes (canto -colina- de los pobres), donde dice la tradición oral que los pobres y peregrinos esperaban que los frailes comiesen para que les diesen las sobras. Sin duda se trata de alguna memoria, trastocada, del viejo hospital de peregrinos que hubo delante del monasterio, donde se daba pan, vino y alojamiento a los romeros. La historia de las sobras parece un añadido, a no ser que tenga que ver con los momentos de decadencia de la colegiata, a partir del siglo XVIII principalmente
A la derecha, bajo las casas, el río Los Pozos lleva sus aguas al Bernesga. Arriba a la derecha son los pastos de Majada Vieja (1.426 m) y Solsierras (1.500 m). Enfrente de la colegiata vemos el ya mencionado mesón de Casa Quico, fundado en el año 1.720 para atender a los peregrinos. Unos dicen que era el sucesor del antiguo Hospital de Santa María de Arbas. A su izquierda, justo encima de la orilla, es el antiguo Albergue del Grupo de Montaña Ensidesa, constituido en 1959 y que inauguró este albergue en 1973 junto con otros en diferentes lugares de la cordillera asturleonesa
Llegamos al Bernesga, viendo los campos de Los Torales al otro lado de la carretera
Pasamos el puente y la ruta sigue a la izquierda al puerto. No obstante los peregrinos amantes de la historia y las viejas piedras no dejarán la oportunidad de visitar primero la Colegiata de Arbas, yendo a la derecha
VISITA A LA COLEGIATA DE SANTA MARÍA DE ARBAS:
Pasamos pues ahora el puente de la carretera, sito sobre la confluencia del río de Los Pozos con el Bernesga. Allí está la colegiata, en cuyos dominios se asentaron siglos ha muchos pastores extremeños que se casaban con mozas de aquí, haciéndose sedentarios y siendo origen de varias familias locales, tal y como nos explica en sus estudios el investigador Xulio Concepción
En primer lugar vemos la Casa del Abad, erigida en 1723, así como la torre, de 1693. Muchas son las tradiciones que circulan, transmitidas de generación en generación por las familias vaqueras, relativas a este lugar, que hablan de enterramientos, hallazgos de huesos, acogida a pobres y peregrinos, dominio monacal...
La parte original románica del templo está camuflada con esta casa, la torre y las capillas góticas, pero pronto iremos descubriendo los detalles que asoman de este estilo originario, aparte claro, de la primerísima fundación de un pequeño santuario altomedieval del que nada parece observarse. Ya la historia legendaria habla de la Casa de Tibi Gratia, "Gracias a Tí, Dios", donde Pelayo haría un oratorio en acción de gracias por sus victorias contra los musulmanes, si bien nada hay documentalmente hablando que corrobore tal transmisión oral
El actual santuario se construyó con sillería de arenisca parda, presentado planta basilical de tres naves. La cubierta antigua de la nave central era de artesonado de madera que fue sustituido por tres bóvedas en el siglo XVIII, centuria en la que se hace también el coro alto. En el interior de la nave central está el sepulcro del arquitecto restaurador, Luis Menéndez Pidal y Álvarez, con esta inscripción:
"Salva a su alma de la perdición como él salvó a esta iglesia de la ruina"
Los abades que aquí ejercieron su cargo tuvieron derechos tales sobre el territorio d ela abadía como nombrar alcaides, párrocos, jueces y merinos, junto con rentas y portazgos de paso. Se establecían multas para quien no acudía a misa o por cometer ciertos delitos, estos segundos llamados caloñas.
Los habitantes de sus posesiones pagaban además sus correspondientes diezmos y rentas, generalmente en especie, convenientemente registrados en las cuentas monásticas
Tenían los frailes jurisdicción sobre todo lo que fue el territorio de la Abadía de Arbas, incluyendo esta parte de la montaña leonesa en torno al Puertu Payares (Pajares) y otros lugares en Asturias como Samiguel del Río, Soto de Aller, L.lindes en Quirós y Carreño, ya en la costa. Sus propiedades se extendían por muchos enclaves a ambos lados de la cordillera, en Aller, Quirós, Babia, Laciana, Los Argüellos, Luna, León, Mansilla, Sahagún, Toro, Zamora... estos terrenos eran explotados directamente por los monjes o arrendados para pastos de rebaños o cultivos a particulares, rentas por las que llegaron a tener un gran poder, incluso en disputa con la nobleza laica o, mismamente, los reyes, interviniendo en las repoblaciones de todos esos enclaves con nuevos colonos.
Así, en estas montañas asturleonesas, siempre basándonos en los estudios de Xulio Concepción, el oficio más extendido era el de ser pastor de los grandes rebaños de los mayorales extremeños, que subían por las cañadas a los pastos de altura en primavera y verano, regresando a la meseta al ir acabando la época estival y llegando los fríos
Era este además camino de arrieros maragatos y de Castillo de los Polvazares, rutas mercantiles controladas por los abades, llevando trigo y productos de la meseta a los puertos de mar y trayendo de la marina pescados, fruta y demás mercaderías. Así cobraban el impuesto de alcabala, una especie de valor añadido sobre las compras, ventas y trueques, tanto de alimentos, incluyendo grano, vino, aceite, pimientos, como de animales, ganado, tierras, casas... los propios monjes importaban por su puerto de Entrellusa entre otros productos el aceite de ballena para sus candiles y exportaban el vino de sus viñas de Toro y Zamora, o la lana de sus rebaños, tejidos de los talleres de sus colonos, así como trigo y otros cereales de sus tierras. Y es que los monasterios fueron, hasta las desamortizaciones del siglo XIX, mucho más que centros de retiro y oración, eran grandes empresas de explitación agropecuaria y adminitración y dominio de extensísimos terrenos
El Concejo de la Abadía de Arbas tenía el privilegio real de tener siempre el puerto abierto, era la espala, que cada año correspondía a un pueblo distinto, subastándose y un vecino quedaba con el cargo, contrataba a ayudantes y espalaban la nieve en invierno, dejando el camino expédito. Pagaba 400 reales por ello y a cambio cobraba peaje o portazgo por el paso de ganados y caballerías. Además los monjes repicaban las campanas día y noche para anunciar a los viajeros y peregrinos la ubicación de su alberguería-hospital, prendiendo hogueras al oscurecer y voceando por los caminos. Todo ello era vital principalmente con las frecuentes nieblas y nevadas. Existió en la cara sur del edificio una casa en la que estaba el horno donde se amasaba la harina y se amasaba el pan para los frailes, pastores, colonos, arrieros y peregrinos
Este es el pórtico del siglo XVIII que constituye la entrada principal al templo. en el interior está una de sus portadas románicas, la principal
En lo alto el blasón de la colegiata
Tras esta capilla añadida a la estructura románica de la colegiata vemos los muros, altos, del edificio original, con sus cornisas de canecillos labrados con formas geométricas y cabezas de animales
Con las desamortizaciones de Felipe II a finales del siglo XVI comenzaría la decandencia, los abades desdejarían sus funciones, estarían fuera y apenas pisarían sus dominios, lo que causa mala administración y pleitos con los vecinos. Los religiosos hacen vida común con las amas de casa que había en el convento, tanto es así que una disposición de 1755 les prohíbe tenerlas de menos de cuarenta años
Así, siguiendo los estudios de Xulio Concepción, podemos leer las cartas de Jovellanos, que tanto transitó por estos puertos, comentando sus impresiones de esta fundación y de su estado en aquellos siglos de decadencia:
"Situado en el monte de Valgrande, vertiente de León, y separado del camino real, está la antiquísima colegiata de Santa María de Arbas del Puerto que otro tiempo fue monasterio de canónigos reglares. El abad y canónigos, únicos moradores de aquel yermo, viven solos sin más trato que el de sus amas y sepultados por ocho o nueve meses del año en montañas de nieve, siéndoles muchas veces necesario abrir minas por bajo de ella desde sus casas a la iglesia, por estar absolutamente cerrada toda comunicación entre unas y otra"
(Carta III página 56)
"No me toca a mí realzar los inconvenientes que semejante situación puede inducir; pero jamás dejaré de admirar el extravagante celo de quien quiso poner en la cima de un puerto asperísimo, lejos del camino y de toda humana correspondencia, no sólo un monasterio, sino también una especie de hospital o alberguería de peregrinos. Las demás fundaciones de esta clase, tan frecuentes en el tiempo de las peregrinaciones, estaban a lo menos colocadas sobre los caminos públicos; pero fuera de ellos y donde es preciso hacer viaje de propósito, huyendo del rumbo y emboscándose en aquel hórrido desierto"
(Carta III, página 56)
"¿Cuál pudo ser el fin de semejante establecimiento? Me dirá usted que socorrer a los que peregrinaban a San Salvador de Oviedo e iban a visitar sus reliquias, pues de esta devoción hay memorias bien antiguas; pero note usted el discreto modo de ejercitar la caridad con estos romeros que prescribe el privilegio de que voy hablando, y dígame si conoce una especie de superstición más favorable a la holgazanería"
(Carta III, página 56)
"En el día se compone esta colegiata de un abad y doce canónigos, aquél rico y éstos infelizmente dotados. La abadía y algunas canonjías se hallan actualmente vacantes, y parece que el Gobierno, dirigido por principios más ilustrados y benéficos, piensa destinar estas prebendas rurales, sin perjuicio de sus cargas piadosas, a un objeto de más general y conocida utilidad. Mientras los amantes de las letras piden a Dios que así lo verifique, volvamos usted y yo al camino que llevábamos"
(Carta III página 57)
Junto otra de las columnas del portazgo está el portón de acceso a la parcela de la parte posterior del santuario
Ahora veremos la cabecera, donde está el ábside
Tras las capillas y construcciones góticas y posteriores volvemos a ver parte de la estructura de la construcción románica
Es un triple ábside, correspondiente a otras tantas naves. Los laterales cuadrados y con tejado de un ala. El del medio semicircular, más grande, pues alberga la capilla mayor
Tiene varios ventanucos por lo que entraba luz al altar
Los canecillo del saliente están también labrados
Representan también cabezas humanas y de animales. así como elementos geométricos. Unas puntas esculpidas, piramidales, recorren la cenefa superior
Al otro lado de la carretera la fuente de la colegiata calmaba la sed de los viandantes y viajeros. Sigue siendo muy apreciada para cocinar, por lo que es común ver a gente llenando botellas y bidones
Visitada la Colegiata de Santa María del Puerto retomamos el Camino, carretera adelante
Volvemos a cruzar el puente ante las Casas de los Canónigos
Y vemos a nuestra derecha el valle y río de Los Pozos
Así, seguimos por la carretera rumbo al Puertu Payares y al Altu la Gobia
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