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domingo, 15 de febrero de 2015

SAN MIGUEL DO CAMIÑO Y A PENALONGA: LA ENCOMIENDA DE LA ORDEN DE SANTIAGO (CASTROVERDE, LUGO, GALICIA)

Entrando en San Migul do Camiño procedentes de Castroverde
Luego de cruzar la carretera general (LU-530) y abandonar el núcleo urbano de Castroverde, capital de este concello lucense que al hacer el Camino Primitivo estamos atravesando de este a oeste, las altas montañas de Asturias y el oriente de Lugo han quedado atrás definitivamente. Nos aguardarán cuestas, por supuesto, arriba y abajo, pero poco hará recordar ya los puertos y picos asturgalaicos, de gran belleza pero que se cobran tributo por ello en nuestro esfuerzo, belleza a la que no es ajena ni mucho menos la parte que nos aguarda, pero más llana... relativamente, pues colinas y sierras aún nos aguardan de aquí a Santiago. Iremos ahora en nuestro periplo cuesta abajo, después de pasar bajo un puente, hacia San Miguel do Camiño, en el valle del Rego Chamoso y sus afluentes


En San Miguel do Camiño pasamos junto a Casa de Minguitos, a nuestra izquierda


A nuestra derecha el lugar de Trasorras, bajo el monte Reboleiras


Caminamos en recto junto a las huertas


Nos acercamos a un cruce, delante de esta casa


 Pasamos delante de ella


Y en el cruce iremos a la derecha



Aquí  tenemos ante nosotros una muy buena vista del valle, con las colinas al fondo en dirección a la ciudad de Lugo. Tal y como hemos dicho el paisaje ha cambiado totalmente tras las montañosas etapas anteriores


Pronto caminaremos por aquellos bosques hacia la Casa de Bouzas


Justo después del mojón hay otra bifurcación: ahora vamos a la izquierda


Rumbo hacia las fragas y las carballeiras


A nuestra derecha vemos, más allá del prado, la iglesia parroquial de San Miguel do Camiño, un topónimo totalmente vinculado a esta senda milenaria, pues aquí tuvo solar una de las célebres "encomiendas" de la Orden de Santiago, que, como la Orden de San Juan de Jerusalén de la que hablábamos en A Fonsagrada,  tantos intereses y propiedades tenía por aquel entonces en todos los ramales que se dirigen a la tumba del Apóstol. Esta especialmente pues tenía como objetivos fundamentales dos, proteger a los peregrinos y expulsar a los musulmanes de la Península, tal y como era de rigor en la mentalidad de las órdenes religioso-militares de la baja Edad MediaSe trata de un sencillo templo rural en cuyo derredor nacen fuentes y regueros que desaguan en el Rego Chamoso, que discurre por el valle.


En documento fechado el día 15 de agosto del año 1187 los propietarios de la villa de San Miguel do Camiño reconocieron el señorío de esta tierra por parte de la Casa de San Marcos de León, fundación y sede de la Orden de Santiago, asumiendo vasallaje y tributo


Arquitectónicamente el templo que ha llegado a nuestros días no parece tener una relevancia especial pero sí artísticamente en algunos elementos del interior, como su retablo neoclásico y otras piezas


En San Miguel do Camiño el camino es llano


Pasa entre fincas y parcelas


Y poco a poco se aproxima al bosque


En esta bifurcación cogemos a la izquierda la senda que baja entre el arbolado


Las raíces asoman en la pared de la profunda caja caminera


Salimos de un primer tramo arbolado y llegamos a Casa de Bouzas, donde seguiremos a la izquierda


Caminando entre el muro de la finca y la extensa pradería hacia el río


El Camino dibuja aquí una larga recta hacia los bosques del fondo


Bosques en el camino a Souto de Torres


La senda es ahora de grijo y piedra, el Camiño Vello, internándose por estas amplias y espaciosas praderías, delimitadas ocasionalmente en algunas partes por pequeños muros de piedras sueltas, sin argamasa, antes de volver a introducirse en la placidez y quietud de la foresta autóctona


Un poco de alambrada


A nuestra derecha el Monte do Coto (638 m), a cuyos pies funcionaba con el agua del Rego Chamoso el Muíño de Pastrana


Seguimos junto a la alambrada


Y luego junto al seto


El sendero tiende a estrecharse, entre las fincas


Abundan las flores silvestres


Bajo el árbol del fondo hay un pequeño puente


Pisamos por su empedrado


Este es el paso sobre el Rego Chamoso (chama, barro, lodazal) es el "hacedor" de este valle, que pudo dar nombre al Condado de Flammoso de la vieja jurisdicción del Reino Suevo de Galicia. Río sobre el que pasamos por un puente de piedra


Y aquí volvemos al bosque


Grandes losas en el suelo asentando el camino


Bifurcación y a la izquierda


Grandes filas de árboles, buena parte de ellos carballos


Más fincas entre el camino y el río. Oculta por el bosque pasa la carretera LU-530


Los árboles dan buena sombra. Eran plantado secularmente en los antiguos caminos para dar cobijo del sol a viajeros y peregrinos


Se forma uno de esos tan abundantes túneles vegetales de esta ruta


Es un trayecto cómodo dada su llanura


Bordeamos una gran finca


Lajas o losas de piedra hincadas, llamadas chantas, separan en un lugar el camino de la finca colindante a la izquierda, mientras hileras de carballos componen la "guardia de honor" con la que la naturaleza, ayudada por la obra humana, nos conforma las veredas a los lados del itinerario, que en determinadas zonas conserva parcialmente su empedrado primitivo


A la izquierda el Pico de San Miguel (607 m)


Muros de piedra a ambos lados


Cruce u de frente


Tramo recto junto a más chantas


Estamos llegando a A Penalonga, en la parroquia de Recesende


Unos prados señalan que hemos llegado al pie de esta aldea

A Penalonga tal y como se ve desde el Camino en la parroquia de Recesende
A Penalonga a nuestra derecha, donde existió antiguamente un mesón caminero, O Mesón da Cabra, cerca de un pazo, paraje de enigmáticos y antiquísimos sepulcros. Se cuenta que en estos parajes camineros hubo, durante la francesada, una escamaruza contra una partida napoleónica, matándose a todos los peregrinos menos un sargento llamado Bousón que quedó malherido y fue cuidado. Cuando sanó no pudo regresar con los suyos y se casó con una moza de estas aldeas, teniendo descendencia. En la contorna abundan topónimos suevos, delatando sus primitivos asentamientos


Seguimos tan ameno periplo...


Pasamos junto a una preciosa carballeira


Al salir a los campos abiertos vemos un poco a lo lejos a la izquierda la carretera, y sobre ella una loma o cueto, O Outerín


Allí está la iglesia parroquial de San Cibrao de Recesende


Allí en un terreno colindante se descubrieron en 1920 tres misteriosos sepulcros hechos de lajas de piedra y rellenos de tierra pero sin restos, salvo una pieza de cuarzo cristalizado.


En el año 998 el obispo de Lugo, donó a esta iglesia buenas propiedades en la "villa de Recesende"


Lo más antiguo de la iglesia de Recesende era una capilla perteneciente a la Casa de Teixeiro, y que constituiría el actual cuerpo de la nave, donde hay un sepulcro con las leyendas: "Sepultura de Fernando Sanjurjo de Rubinos, fundador de la casa" y "Dejo de aniversario dos misas cantadas cada mes Año 1637"


Desde el año 1836 alterna en la documentación custodiada en el Archivo Histórico Nacional la denominación de Recesende de Baralla con la de Recesende de Castroverde, y así será hasta el siglo XVIII cuando, como todo este territorio, pertenecía a los condes de Altamira, quienes la gobernaban  por medio de un mayordomo. Diversos enterramientos localizados señalan el paraje como centro de veneración desde tiempo inmemorial


Junto a este cobertizo iremos a la izquierda


Con la iglesia de San Cibrao de Recesende al este, el Camino sale a una vía local asfaltada yendo a la derecha


Hay un poco de cuesta


Así subimos unos metros junto a este gran pino


La carretera, en medio del valle. Más allá el Monte dos Bidueiros, el Alto das Encrucilladas (608 m) y el Monte Forno da Vella (658 m)


En esta curva terminamos de subir y nos desviamos a la izquierda dejando el asfalto


Y empezamos a bajar por lo más sombrío del bosque


Curva a la derecha


Y curva a la izquierda


Andamos por la tupida selva, donde una rica fauna de lobos, perdices, zorros, jabalíes, liebres, corzos y codornices habita las arboledas. De todas maneras los animales son espantadizos y es sumamente difícil verlos. Alguna vez hemos querido captar alguno con nuestra cámara, pero han pasado como centellas por los prados de las inmediaciones, a esconderse en la espesura


Al río Chamoso van a desembocar pequeños regos, arroyos, regatos, regueros... que salvamos cuando pasamos encima de grandes piedras rectangulares y alargadas llamadas paselas, puestas sobre un tramo de cauce, también hecho de losas. En verano no suele haber casi agua, pero el nivel sube hasta las rodillas en invierno, primavera, o épocas de lluvias


Pasan los peregrinos


Luego hay algunas plantaciones de pinos y eucaliptos


Continuamos por la foresta


Subimos ligeramente


Y llegamos a la iglesia parroquial de San Tomé. Estamos en Souto de Torres




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