Entrando en San Migul do Camiño procedentes de Castroverde |
En San Miguel do Camiño pasamos junto a Casa de Minguitos, a nuestra izquierda
A nuestra derecha el lugar de Trasorras, bajo el monte Reboleiras
Caminamos en recto junto a las huertas
Nos acercamos a un cruce, delante de esta casa
Pasamos delante de ella
Y en el cruce iremos a la derecha
Aquí tenemos ante nosotros una muy buena vista del valle, con las colinas al fondo en dirección a la ciudad de Lugo. Tal y como hemos dicho el paisaje ha cambiado totalmente tras las montañosas etapas anteriores
Pronto caminaremos por aquellos bosques hacia la Casa de Bouzas
Justo después del mojón hay otra bifurcación: ahora vamos a la izquierda
Rumbo hacia las fragas y las carballeiras
A nuestra derecha vemos, más allá del prado, la iglesia parroquial de San Miguel do Camiño, un topónimo totalmente vinculado a esta senda milenaria, pues aquí tuvo solar una de las célebres "encomiendas" de la Orden de Santiago, que, como la Orden de San Juan de Jerusalén de la que hablábamos en A Fonsagrada, tantos intereses y propiedades tenía por aquel entonces en todos los ramales que se dirigen a la tumba del Apóstol. Esta especialmente pues tenía como objetivos fundamentales dos, proteger a los peregrinos y expulsar a los musulmanes de la Península, tal y como era de rigor en la mentalidad de las órdenes religioso-militares de la baja Edad MediaSe trata de un sencillo templo rural en cuyo derredor nacen fuentes y regueros que desaguan en el Rego Chamoso, que discurre por el valle.
En documento fechado el día 15 de agosto del año 1187 los propietarios de la villa de San Miguel do Camiño reconocieron el señorío de esta tierra por parte de la Casa de San Marcos de León, fundación y sede de la Orden de Santiago, asumiendo vasallaje y tributo
Arquitectónicamente el templo que ha llegado a nuestros días no parece tener una relevancia especial pero sí artísticamente en algunos elementos del interior, como su retablo neoclásico y otras piezas
En San Miguel do Camiño el camino es llano
Pasa entre fincas y parcelas
Y poco a poco se aproxima al bosque
En esta bifurcación cogemos a la izquierda la senda que baja entre el arbolado
Las raíces asoman en la pared de la profunda caja caminera
Salimos de un primer tramo arbolado y llegamos a Casa de Bouzas, donde seguiremos a la izquierda
El Camino dibuja aquí una larga recta hacia los bosques del fondo
Bosques en el camino a Souto de Torres
La senda es ahora de grijo y piedra, el Camiño Vello, internándose por estas amplias y espaciosas praderías, delimitadas ocasionalmente en algunas partes por pequeños muros de piedras sueltas, sin argamasa, antes de volver a introducirse en la placidez y quietud de la foresta autóctona
Un poco de alambrada
A nuestra derecha el Monte do Coto (638 m), a cuyos pies funcionaba con el agua del Rego Chamoso el Muíño de Pastrana
Seguimos junto a la alambrada
Y luego junto al seto
El sendero tiende a estrecharse, entre las fincas
Abundan las flores silvestres
Bajo el árbol del fondo hay un pequeño puente
Pisamos por su empedrado
Este es el paso sobre el Rego Chamoso (chama, barro, lodazal) es el "hacedor" de este valle, que pudo dar nombre al Condado de Flammoso de la vieja jurisdicción del Reino Suevo de Galicia. Río sobre el que pasamos por un puente de piedra
Y aquí volvemos al bosque
Grandes losas en el suelo asentando el camino
Bifurcación y a la izquierda
Grandes filas de árboles, buena parte de ellos carballos
Los árboles dan buena sombra. Eran plantado secularmente en los antiguos caminos para dar cobijo del sol a viajeros y peregrinos
Se forma uno de esos tan abundantes túneles vegetales de esta ruta
Es un trayecto cómodo dada su llanura
Bordeamos una gran finca
A la izquierda el Pico de San Miguel (607 m)
Muros de piedra a ambos lados
Cruce u de frente
Tramo recto junto a más chantas
Estamos llegando a A Penalonga, en la parroquia de Recesende
Unos prados señalan que hemos llegado al pie de esta aldea
A Penalonga tal y como se ve desde el Camino en la parroquia de Recesende |
Seguimos tan ameno periplo...
Pasamos junto a una preciosa carballeira
Al salir a los campos abiertos vemos un poco a lo lejos a la izquierda la carretera, y sobre ella una loma o cueto, O Outerín
Allí está la iglesia parroquial de San Cibrao de Recesende
Allí en un terreno colindante se descubrieron en 1920 tres misteriosos sepulcros hechos de lajas de piedra y rellenos de tierra pero sin restos, salvo una pieza de cuarzo cristalizado.
En el año 998 el obispo de Lugo, donó a esta iglesia buenas propiedades en la "villa de Recesende"
Lo más antiguo de la iglesia de Recesende era una capilla perteneciente a la Casa de Teixeiro, y que constituiría el actual cuerpo de la nave, donde hay un sepulcro con las leyendas: "Sepultura de Fernando Sanjurjo de Rubinos, fundador de la casa" y "Dejo de aniversario dos misas cantadas cada mes Año 1637"
Desde el año 1836 alterna en la documentación custodiada en el Archivo Histórico Nacional la denominación de Recesende de Baralla con la de Recesende de Castroverde, y así será hasta el siglo XVIII cuando, como todo este territorio, pertenecía a los condes de Altamira, quienes la gobernaban por medio de un mayordomo. Diversos enterramientos localizados señalan el paraje como centro de veneración desde tiempo inmemorial
Junto a este cobertizo iremos a la izquierda
Con la iglesia de San Cibrao de Recesende al este, el Camino sale a una vía local asfaltada yendo a la derecha
Hay un poco de cuesta
Así subimos unos metros junto a este gran pino
La carretera, en medio del valle. Más allá el Monte dos Bidueiros, el Alto das Encrucilladas (608 m) y el Monte Forno da Vella (658 m)
En esta curva terminamos de subir y nos desviamos a la izquierda dejando el asfalto
Y empezamos a bajar por lo más sombrío del bosque
Curva a la derecha
Y curva a la izquierda
Andamos por la tupida selva, donde una rica fauna de lobos, perdices, zorros, jabalíes, liebres, corzos y codornices habita las arboledas. De todas maneras los animales son espantadizos y es sumamente difícil verlos. Alguna vez hemos querido captar alguno con nuestra cámara, pero han pasado como centellas por los prados de las inmediaciones, a esconderse en la espesura
Al río Chamoso van a desembocar pequeños regos, arroyos, regatos, regueros... que salvamos cuando pasamos encima de grandes piedras rectangulares y alargadas llamadas paselas, puestas sobre un tramo de cauce, también hecho de losas. En verano no suele haber casi agua, pero el nivel sube hasta las rodillas en invierno, primavera, o épocas de lluvias
Pasan los peregrinos
Luego hay algunas plantaciones de pinos y eucaliptos
Continuamos por la foresta
Subimos ligeramente
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