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jueves, 12 de febrero de 2015

LA QUINTANA Y ACEBÉU: ENTRANDO EN SAN XUAN DE VILLAPAÑADA (GRADO/GRAU, ASTURIAS) EL 'BRON', LOS 'XAGÓS' Y LA ENCOMIENDA DE LA ORDEN DE MALTA O DE LOS CABALLEROS HOSPITALARIOS


Llegando a La Quintana: al fondo Acebéu y los altos del Pedroriu y El Freisnu

Tras subir la cuesta de La Podada, saliendo de la villa de Grado/Grau, los peregrinos entran en la parroquia gradense de San Xuan de Villapañada en La Quintana, viendo un poco más allá el pueblo de Acebéu, en esta misma parroquia, por donde se sigue subiendo hacia El Freisnu, paso o collado al norte del Pedroriu (786 m), picu y sierra por donde va, hacia la costa, el trazado más antiguo del Camín Real de la Mesa, principal vía de comunicación entre Asturias y la meseta durante siglos, el cual se dirigía hacia el norte, camino de la costa, por Cabruñana, en ruta a Pravia

Acebéu y, arriba, El Freisnu

Nuestro Camino, el Camino Primitivo, antiguo Camín Real de Galicia o Camín Francés, se cruza con el Camín Real de la Mesa al pie del venerado santuario mariano de Nuestra Señora de El Freisnu, en concreto un poco al sur, a su derecha, en el collado de Los Morriondos (donde están las antenas de alta tensión). De ahí bajaremos, entrando en el concejo de Salas, al valle del Narcea vía Doriga, rumbo a Cornellana


Pese a la distancia, el santuario de El Freisnu se reconoce extraordinariamente bien por su robusta torre-campanario (a la izquierda de la foto), discurriendo a sus pies el Camín Real de la Mesa rumbo a Cabruñana. Dado su emplazamiento sobre la encrucijada de dos caminos ancestrales, muy posiblemente ambos prehistóricos, que aprovechaban pasos naturales, acondicionados y empedrados durante la romanización y el medievo, se considera una de las puertas del occidente astur y su concurridísima romería del 8 de septiembre en punto de reunión de gentes de gran parte de Asturias


A la derecha de El Freisnu, el Camín Real de la Mesa sigue al otro lado del Picu Tablas (454 m) y El Picu la Forca (409 m) dirigiéndose a Cabruñana, otro paso secular de norte a sur y de este a oeste, por donde discurre la carretera N-634, la antigua Oviedo-Villalba que, inaugurada, al menos en estos tramos, a partir de 1859, relegó al viejo Camín Real de Galicia a vía pecuaria y de comunicación local. Más allá y más al norte es La Sierra Sollera (602 m), divisoria también de las cuencas del Nalón y del Narcea, cuyo campo de túmulos megalíticos en El Llanu las Ayalgas confirma el paso de gentes por estas ancestrales rutas desde la más remota noche de los tiempos


Más cerca y a nuestra derecha, existió, en El Picu Llavayos, una Dehesa Real, mencionada en 1730, reserva de árboles para la construcción de barcos para la armada. Dicho monte por el norte, y esta ladera, Los Negreirones, por el sur, cierran el pequeño valle del río Ferreiru o Martín que, nacido al pie de Cabruñana, desemboca en el Cubia en la villa de Grado/Grau, formando también un paso natural por el que iba otro antiguo camino, alternativo a este y en tiempos más concurrido, hacia San Xuan, la cabeza de esta parroquia de San Xuan de Villapañada


Dicho camino, que en tiempos estuvo señalizado y aparece en algunas mapas y guías del Camino Primitivo, recorría el valle y empezaba a subir a San Xuan por La Barraca, donde había una capilla dedicada a Santiago, y subía directamente a la iglesia parroquial de San Xuan de Villapañada (arriba, casi en medio de la foto), cuya advocación se debe a que fue el centro de una encomienda de la orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, también llamada Orden de Rodas y, a partir de 1530, Orden de Malta, que tuvieron en ella convento y hospital de peregrinos, siendo dueños de un coto señorial que no se incorporó al concejo de Grado/Grau hasta 1827, al igual que los de La Mata, Cabruñana, Peñaflor, Villanueva y Cuaya


El convento estaba a la izquierda de la iglesia, se ve de él asomar un tejado, pasando posteriormente a ser la casa rectoral. El hospital de peregrinos estaba detrás y de él únicamente se conservan cimientos, construyéndose en el lugar la antigua escuela, cuyos colores destacan en la distancia, al pie de la cabecera del templo


Ahí está en nuestros días el albergue de peregrinos de San Xuan de Villapañada, con un pequeño campo y excelentes vistas, público y uno de los primeros que abrieron sus puertas en el Camino Primitivo. Es propiedad del Ayuntamiento y fue su primer hospitalero Poldo, vecino que vivía en la casa de enfrente. Después de su muerte se ocupa de atenderlo Domingo, "que sube a media tarde, para informar con todo detalle a los peregrinos que lo deseen, sobre todo lo referente al Camino Primitivo, siendo un hombre muy hospitalario y muy conocedor de todo lo relacionado con la ruta jacobea", como explican en Wikipedia, donde se nos pormenorizan las características del lugar:

"Tiene una capacidad de 22 plazas. El local está distribuido en cuatro estancias; un dormitorio común donde se encuentran las literas, el baño, una sala y un salón comedor-cocina de uso libre, una máquina de autoservicio (con ensaladas, bebidas, tabletas de chocolate, etc.), frigorífico con un buen surtido de productos a disposición del peregrino, lavadora y secadora de pago, dos duchas con agua caliente, dos inodoros, botiquín y una terraza en el exterior con dos mesas donde observar las vistas del concejo. El albergue está abierto todo el año y el único requisito para usarlo, es ser peregrino con credencial..."

Si bien próximo e inmediato al antiguo camino de La Barraca, dicho albergue se encuentra a algo menos de un kilómetro del actual trazado oficial del Camino Primitivo, aún así no pocos peregrinos escogían alojarse en él, en tiempos en los que en la villa no había albergues (ahora hay varios) y hasta Cornellana aún quedaba un buen trecho


El desvío hacia el albergue a partir del Camino se hace en La Venta (La Venta'l Cuernu), pasado Acebéu y justo al empezar la última gran cuesta hacia El Freisnu, que está justo encima


Desde La Venta (cuya casa no vemos pero está detrás de los árboles en medio de la foto), el Camino de Santiago sube un fuerte repecho por Ca'l Tico y La Pelona (arriba a la izquierda de la foto, véanse la pendiente y el Camino), mientras un desvío se dirige, a la derecha, a la iglesia y al albergue


De La Venta, ese desvío va por la ladera del Picu la Forca, pasando al lado del cementerio y atravesando el barrio de La Reguera parra llegar a El Praón, donde se encuentra el campo de la iglesia (arriba a la derecha de la foto), en el lugar de El Campu de la aldea de San Xuan, cabeza de la parroquia de San Xuan de Villapañada. Un poco más arriba son las casas de El Pueblu y, más arriba aún, La Braña, por donde se subía al Picu la Forca y había camino a Cabruñana, el otro de los collados de acceso desde aquí al valle del Narcea y a Cornellana, a la derecha y detrás del Picu la Forca


Un poco más abajo y a la izquierda, el otro camino, ahora muy poco utilizado, cruza la carretera y sube hasta El Praón por los campos y bosques a la derecha de La Reguera, todo también en buena cuesta. Más abajo y también a la izquierda, vemos algunas de las casas del barrio de La Barraca que se construyeron tras hacerse la carretera


El precedente poblacional como núcleo de asentamiento permanente en la zona habría que buscarlo en lo alto del mencionado Picu la Forca, donde está localizado un castro astur que, en tiempos, dominaría los pasos de El Freisnu y Cabruñana por esta vertiente. No obstante estamos apurando un poco la expresión pues, realmente y por alguna razón, dicho castro nunca fue acabado ni acaso poblado. Nos lo explica M.S. Marqués en La Forca, un castro único en Asturias, artículo para el periódico La Nueva España del 10-7-2010:
"La historia del castro de La Forca (Grado), el primero inhabitado que se documenta en Asturias, situado en una zona de encrucijada entre las rutas que circulan por los valles del Nalón y del Narcea, hunde sus raíces en la Edad del Bronce final, momento del que data una necrópolis tumular vecina. La Forca fue un recinto fortificado siguiendo los patrones del momento, que se levantó en una zona ocupada anteriormente por los constructores de túmulos. 
El poblado es el primero inacabado, o mejor inhabitado, que se documenta en Asturias. En él han reparado los arqueólogos Jorge Camino Mayor, Rogelio Estrada y Yolanda Viniegra, autores entre otras investigaciones arqueológicas de la desarrollada durante los últimos años en La Carisa. Su interés por el castro de La Forca, localizado por José Manuel González en 1969, les ha llevado a realizar un estudio de sus estructuras antes de que la degradación que sufrió en las tres últimas décadas lo acabe engullendo totalmente. 
Del recinto del concejo moscón, situado sobre un pequeño cerro cónico de 409 metros de altitud, quedan aún restos de la muralla. Son el elemento más distintivo, una vez que muchos de los vestigios localizados en su día por José Manuel González fueron destruidos por una profunda trinchera. 
Pero la peculiaridad que distingue el yacimiento es la ausencia total de restos arqueológicos característicos de un poblado habitado. En su interior se realizaron un conjunto de nueve sondeos arqueológicos que permitieron definir la presencia de una muralla de cuatro metros de anchura. En las zonas mejor conservadas la altura alcanza todavía 1,30 metros en su frente externo mientras el interno ha desaparecido o se limita a unas pocas hiladas. 
En el lugar se encontraron restos de madera carbonizada que debieron pertenecer a la empalizada que coronaba este tipo de fortificaciones. En el castro, el espacio rodeado por la muralla queda definido por la corona del cerro, de forma marcadamente oval y de unos 85 metros de largo por 25 de ancho. Las medidas responden a un recinto que no supera los 2.000 metros cuadrados, en el que no se encontró nada significativo, es decir, el resultado de las indagaciones fue una ausencia total de materiales arqueológicos que los expertos consideran «una incógnita de difícil explicación». 
El trabajo pone de manifiesto que el recinto de La Forca no llegó a ser habitado tras su construcción. No se han localizados atributos que permitan suponerle una función especializada, ni los expertos creen que se pueda incluir en el grupo de los castros inacabados a pesar de no estar rodeado enteramente con murallas. Una de las posibles opciones que podrían explicar su situación sería «la de haber sido concebido como un refugio temporal ante una amenaza externa». Sin embargo, en contra de esta opción juega el hecho de su pequeño tamaño y la total carencia de autonomía para almacenar agua y alimentos con los que hacer frente a un asedio. 
La Forca se asienta en una zona en la que se conocen otros cuatro castros, uno de ellos, aún sin estudiar, separado tan sólo algunos cientos de metros. Los arqueólogos no descartan que alguno de ellos hubiera podido reemplazar el fallido intento poblacional del yacimiento objeto de estudio, sobre todo si se tienen en cuenta las fuertes relaciones existentes entre pequeñas comunidades próximas, como parece suceder en este caso. 
La inexistencia de restos propios de un lugar de habitación ha impedido establecer una cronología más allá de «aire arcaico» que se desprende de sus rasgos. Aun así, la datación de maderas sitúa la construcción entre los siglos VIII y VI a. d. C, es decir, en la primera edad de Hierro y su engarce con el Bronce final, período correspondiente a la primera etapa de la cultura castreña en la zona central de Asturias."

El castro, muy afectado por las plantaciones de eucaliptos y por las cercanas prospecciones de una cantera, fue efectivamente localizado por el eminente profesor José Manuel González y Fernández Valles halló restos de muralla derrumbada. Su peculiar forma denuncia su escarpadura artificial propia de un hábitat castreño. Compartimos el artículo que le dedica el arqueólogo Fon S.P. en su web Ástures:
"Uno de los castros más antiguos de Asturias es el de La Forca, en el concejo de Grado. Se trata de un asentamiento cuya fecha fundacional se sitúa entre los siglos VIII-VI a.C. Es un periodo en el que aparecen otros castros en Asturias, sobre todo del sector central, al que pertenece. Su fundación sería coetánea con la de La Campa Torres, Camoca, Campón del Olivar etc… pero es un caso especial dentro de los castros del Principado, porque se sospecha que no llegó a ser poblado nunca y que en realidad estamos ante la huella de un proceso frustrado de poblamiento. 
El medio en el que se erige La Forca 
Tenemos que echar la vista atrás, a los primeros días de los castros en Asturias. En líneas generales estamos ante una sociedad que no ha cambiado mucho desde la Edad del Bronce precedente. La economía sigue siendo de base ganadera principalmente, lo que ha llevado a que no se establecieran poblados con la monumentalidad que adquieren en la Edad del Hierro. El clima de este periodo es relativamente parecido al de ahora, con unas temperaturas suaves tras un bajón térmico que se produjo entre los siglos VIII y VII a.C. 
El emplazamiento de la Forca se eligió entre otros factores por la proximidad de un nudo de vías antiguas que ya eran usadas tanto por pastores que mueven sus rebaños por el territorio como por comerciantes del hasta entonces, pujante comercio de manufacturas de bronce. No olvidemos que también está en una situación óptima para la agricultura. El castro tiene una morfología alargada, situado sobre un cerro más o menos cónico a 409 metros de altitud. Aprovecharon un espolón que se separa por un estrecho itsmo de la sierra que limita la cuenca del Nalón. El propio desnivel de la sierra actúa como defensa natural en su sector occidental. Destaca, como muchos de estos promontorios de caliza por presentar una escasa potencia estratigráfica en muchas de las zonas, apareciendo la roca natural en gran parte del recinto castreño. 
De nuevo estamos ante un castro amenazado por la explotación de una cantera, que estuvo a punto de perderse totalmente para la investigación de no ser por la rápida intervención con financiación privada, dirigida por Jorge Camino Mayor. No se llegó a tiempo a todo. En las inmediaciones del lugar se situaba una necrópolis tumular que fue arrasada completamente. También fue utilizado como posición estratégica en la Guerra Civil, que dejó una trinchera que probablemente corresponde a este periodo y que afectó a parte de la muralla. 
Se realizaron varias prospecciones en la zona y al final se llevaron a cabo ocho sondeos tanto en el perímetro del castro como en su interior. se trataba de determinar cómo era el castro, y sus defensas, único resto visible del conjunto. Además se pudieron obtener muestras para establecer dataciones por radiocarbono. 
Historia del castro de La Forca 
Se trata, como adelanté al principio, de un asentamiento fundado en los primeros momentos de los castros en Asturias. Lejos de la complejidad de las defensas de castros más recientes, con sus sistemas de murallas, fosos y contrafosos, aquí estamos ante el típico castro que rodea la cumbre de un cerro elevado sobre el terreno circundante con una muralla lineal pétrea. Los castros en corona, al igual que en Galicia, suelen ser de los más antiguos. 
La muralla siempre suele ser la primera infraestructura que se levanta. Lo sabemos porque tras ella se sostienen terrazas que sirven como base para las cabañas que se construyen después. Podríamos decir que se parece mucho al Picu’l Castru de Caravia, por ejemplo, con una disposición similar. 
Pero algo pasó en la Forca que impidió que se terminara la defensa y se construyera. En su recinto apenas hay restos de utensilios domésticos. No hay metal, no hay cerámica, no hay absolutamente nada que diga que en este lugar se vivió. Es totalmente anómalo ya que es muy difícil que un poblamiento de este periodo no deje ninguna huella, aunque sea en negativo como fondos de cabañas, etc… 
La hipótesis que manejó el equipo de Jorge Camino Mayor es que se tratara, o bien de un castro inacabado, que no llegó a poblarse, o bien que fue un refugio temporal, lo que sería llamativo teniendo en cuenta que se tomaron el esfuerzo de levantar una muralla. 
Uno de los detalles que inclina la balanza hacia la primera opción, la de estar inacabado, es que no se llego a aterrazar el espacio interno de la muralla. Algo que sería esencial para la construcción de las viviendas dentro del problado. Es como si cuando ya hubieran hecho lo más difícil, que es levantar la defensa, hubieran cambiado de idea. 
En el entorno de este asentamiento existen otros cuatro castros. Se trata de una zona densamente poblada en este periodo entre las cuencas del Nalón y el Narcea. Es altamente probable que alguno de estos cuatro castros sea el que se fundó tras abandonar la Forca. Por eso no dejo de insistir en la necesidad de que se daten por radiocarbono todos los castros de Asturias. Es una necesidad básica para comprender el fenómeno castreño, porque sino sólo tenemos una foto fija en la que no comprendemos si los castros son contemporáneos. 
Los castros inacabados no son una excepción. Es un fenómeno que se ha estudiado en toda la Europa Atlántica donde tiene unas características similares. De todas formas habría que categorizarlo en este grupo con mucha cautela. Hay otros castros donde sólo encontramos murallas y nada de poblamiento. Me vienen a la cabeza los «foros» que no dejan de ser murallas sin viviendas, o también otros ejemplos en los que se presupone un uso funerario como el de Ceja de las Lombas, pero son distintos a este. En esencia porque las murallas no tienen la contundencia de las de La Forca, que parece diseñada con la finalidad habitual de estas infraestructuras. Es una muralla defensiva sin más, en un entorno similar al de los típicos castros de esta época. Simplemente no fue terminado."

El Picu la Forca está relacionado,  al decir de la tradición, con la horca que usaron algunos comendadores de la Orden de Malta para ejercer su férreo control sobre este territorio. Se dice que fue en concreto el comendador Fray Nicolás de Ortúzar en 1770 quien instauró la horca en el mencionado monte y, queriendo aplicar la mano dura, consiguió únicamente que mucha vecindad abandonase estos lugares. Hemos de decir no obstante que el topónimo Forca, Forcá, Forcada, etc. se repite mucho en Asturias y tiene varios significados, uno el de paso entre dos vertientes, otro el de bifurcación, otro más el de la forma orográfica del terreno, similar a una horquilla, etc., no necesariamente horca como instrumento de ejecución. En este sentido, el cronista Álvaro Fernández de Miranda escribe en su libro Grado y su concejo, publicado en 1907, lo siguiente:
" Los primeros Comendadores rigieron justamente el sumiso coto, cumpliendo con lo estatuido; pero no así ninguno de los sucesores, que abusaron de sus especiales prerrogativas, trocándose más de una vez en azote de sus propios vasallos. Señores de horca y cuchillo, gobernaban despóticamente, imprimiendo a sus actos un marcado carácter feudal.

 La horca aquella, el temido instrumento de muerte, ostentóse durante muy largo periodo en la sierra de Santa Mariña, pregonando a veces la crueldad del Comendador. Más abajo, en la “tierra de Santiago”, estaba el Consistorio con su cárcel, cepo y grillos, como era consiguiente.

 El derecho de asilo le ejercieron los Comendadores con extremo rigor: criminal que huido de otros puntos trasponía los límites de San Juan, quedaba salvo; jamás era entregado; el Comendador no transigía, por más que lo reclamasen.

 ¡Los Comendadores! ¡Larga, eterna pesadilla de los de San Juan! ¡Sus protectores primero, y sus verdugos después! "
De Grado y su concejo de Álvaro Fernández de Miranda

En este contexto se sabe que en esos montes entre San Xuan de Villapañada, Cabruñana y Las Dorigas, se halló la estela funeraria de Pelsina, de la que también escribe Fernández de Miranda, citando al gran epigrafista Ciriaco Miguel Vigil:
"... una antiquísima lápida, procedente de un Castro, sobre tierras de San Juan, hallada en parte en linderos del Concejo de Salas, habiendo quien supone, erróneamente, que el famoso “cipo” procede de otros sitios. El dibujo que de esta lápida hispano-romana presentamos, es copia exacta del que nos ha remitido el muy benemérito Sr. Ciriaco Vigil, diciéndonos: 
“Este cipo, la mitad próximamente de un enorme sillar de seis pies de alto, fue descubierto en un Castro llamado el Castiello, y formaba el dintel de la puerta de la casa de Pedro Álvarez, situada al comienzo de la cuesta de Cabruñana, en el Concejo de Grado. Fue posteriormente recogido por mi amigo D. Fortunato Selgas, y le colocó en su egregia posesión de “El Pito”, en el Concejo de Cudillero. Del dibujo, más correcto que el anotado en mi libro de Epigrafía asturiana, pág. 390, y tubo la fineza de remitirme aquel amigo, mandé copia al ilustre Sr. D. Emilio Hübner, miembro del Instituto arqueológico de Berlín, y célebre epigrafista, quien me participó en 19 de agosto de 1887 su muy probable interpretación, en los siguientes términos: “mucho me interesa el nuevo dibujo de la antigua lápida de Grado que me manda usted, calculando que el eje del semicírculo haya pasado aproximadamente en medio de la cabeza de la mujer, casi seis letra faltaran al lado izquierdo del título. Por supuesto, los nombres no se pueden adivina; sólo para dar una idea del total, propongo los siguientes suplementos, exempli causa: 
PELSINAE TALAVF 
RETVCENEA VXSORI
“a Pelsina, hija de Talavo, RETVCENEA VXSORI y mujer de Retugeno”

Pelsina y Tetugenus son nombres conocidos por inscripciones encontradas en Galicia y en Asturias. El carácter de las letreas es bastante antiguo: lo creo casi de fines del primer siglo de nuestra era. Lo mismo se infiere de la falta de las fórmulas consuetas SD. M. y de otras indicaciones, como los años de la vida, el H. S. E. y demás, Muy curiosos son los ornados del cipo; tenemos en él un monumento altamente interesante de los primitivos habitantes de aquella parte de la Península”
La gente de estos contornos ha forjado una novela respecto al cipo, diciendo cubría la tumba de la Reina de estos lugares, poderosa y buena, pero idólatra, por lo que Dios la castigó duramente, maldiciéndola, etc., y añaden que hace tiempo se hallaron en el sepulcro gran cantidad de alhajas y cosas de oro macizo. Lo que sí se deduce del hallazgo y de los restos de muy antiguas construcciones descubiertas en los mismos lugares, es que en los primeros siglos de nuestra era no estaba despoblado este territorio..."

No obstante la abundancia de castros en toda la zona (realmente en toda Asturias a excepción de partes de la zona más oriental, aunque también van localizándose) da a entender que serían estos los antecesores de las actuales poblaciones permanentes, acaso relacionados con la división parroquial que, en Asturias como en Galicia y otros lugares del mundo, tiene entidad administrativa civil en la zona rural, además de la eclesiástica, aunque no siempre son coincidentes


Vemos, en Acebéu, las casas de El Cascayal (en medio de la foto), por donde el Camino de Santiago empieza otra de sus cuestas rumbo a El Freisnu y el paso de Los Morriondos (arriba a la derecha). Justo a la izquierda de ese collado está El Picu o Picu la Tabierna (407 m), tras el que pasa hacia El Freisnu el Camín Real de la Mesa, procedente del vecino pueblo de Alvaré (a la izquierda), al pie del Picu Curueza o Curuoza (527 m), que se consideran estribaciones septentrionales de La Sierra Pedroriu o Sierra Miranda. Por esa línea de cumbres discurre la frontera con Salas


Más allá de Acebéu y al pie de El Freisnu y Los Morriondos vemos las casas de La Llinar, por las que no pasa el Camino pero que nos valdrán de referencia al ir aproximándonos al santuario por los prados de la derecha, en lo que fue parte del llamado Partido de los Montes, siendo la parroquia de El Freisnu considerada "hijuela de las Dorigas", parroquias salenses al otro lado de la montaña, hasta el primer tercio del siglo XIX y "á cuya separación se opusieron tenazmente el párroco y los feligreses de la antigua matriz, que no pararon hasta resolver el asunto en Madrid, en contra suya, pues los del Fresno alegaron, justamente, que su Vicaría, por sus rendimientos, mayores que los de Dorigas, y por el número de almas, podía y debía ser curato, como los hechos han venido á demostrar", nos cuenta Álvaro Fernández de Miranda en su libro 


A la derecha de la foto vemos también algunas casas del núcleo principal de Acebéu, donde el Camino, que asciende escalonadamente, comienza otro trecho bastante llano hasta empezar las cuestas a La Venta, a las que sigue el duro repecho de La Peluca (arriba a la derecha) hacia El Freisnu, "donde parten términos de los Concejos de Grado y Salas, según las aguas caigan hacia el Cubia ó el Narcea, pasando por aquí el antiguo camino real ó carretero que conduce á Galicia, tan frecuentado por los ejércitos beligerantes durante la guerra de la Independencia, y seguido más tarde por las facciones de Gómez y Sanz y las tropas liberales, sus perseguidoras", como empieza en su libro el apartado dedicado a El Fresno o El Freisnu Fernández de Miranda


Sin duda al peregrino observador va a llamarle poderosamente la atención el 'bosque' de torres de alta tensión que tenemos a la vista, tanto en las laderas como en las montañas en torno al santuario, situado a una altura de 380-390 m, no demasiado alta ni mucho menos pero que, en días claros, abarca un gran campo visual que, en días claros, puede llegar desde los Picos de Europa al este a la Sierra de Tineo al occidente


Y es que, geográficamente, aquí termina el 'gran corredor central asturiano' otras veces llamado 'depresión de Oviedo' que, desde las inmediaciones del Cornión, macizo occidental de los Picos de Europa, en la cabecera del valle del Güeña, forma un largo corredor natural de este a oeste, siguiendo los valles del Sella, Piloña, Nora y Nalón, hasta llegar a este cordal, transición montañosa, como hemos dicho, al valle del Narcea y su cuenca fluvial


El santuario que ahora vemos es producto de las reformas y ampliaciones de los siglos XVII y XVIII de otro mucho más antiguo, así como de serias restauraciones posteriores, pues fue quemado durante la invasión napoleónica, en la que fue escenario de fuertes combates, como decía Fernández de Miranda, pues, además del intento infructuoso de parar a la columna del mariscal Ney, en mayo de 1809, que desembocó en la trágica batalla de Peñaflor, posteriormente hubo otros combates, pues en sucesivas incursiones los franceses utilizarían el templo como baluarte contras los asaltos de las tropas de Bárcena y Díaz Porlier El MarquesitoPor ello posteriormente se concedió otorgar "la paga del francés", que era como se conocía la pensión vitalicia de las viudas de la francesada


Juan Menéndez Arango, por su parte, en su artículo Por el Camino de Santiago: desde El Fresno a Cornellana, publicando en el nº1 de la revista Salas en el Camino, también nos informa de las batidas que por aquí realizaban las partidas carlistas de los generales Gómez y Sanz, perseguidos por las tropas liberales, así como de las trincheras próximas, estas de la guerra civil, en El Picu Curuoza. Menos cruentas aunque a palos, acababan las romerías con las disputas vecinales de los mozos de los pueblos que aquí tienen su límite, unos dando vivas a Grao y otros a Doriga (Salas). El mismo investigador nos dice que el templo fue quemado por los franceses y reconstruido en 1863


El Freisnu era una gran referencia para los peregrinos, tanto los que iban a Santiago como los que venían de regreso de Compostela, ambos en la  ruta a las Reliquias de San Salvador en la catedral ovetense, como fue muy común en muchas épocas dado que, como dice el lema, repetido hasta la saciedad en toda Europa en el alto medievo, "quien va a Santiago y no al Salvador, visita al criado y olvida al señor". Se afirma que desde el campo del santuario se veía la torre gótica de la catedral por lo que sería un equivalente al Monte do Gozo de Compostela, solo que al regreso y desde una distancia considerablemente superior, a una jornada larga de camino andando o a dos más cortas y llevaderas


No habría de descartarse que la veneración mariana hundiese sus raíces en cultos precristianos en esta tierra de castros, túmulos dólmenes y yacimientos paleolíticos, marcada por la mitología de seres femeninos como las xanas o ninfas asturianas. Así, Álvaro Fernández de Miranda nos dice en su indispensable libro que...
"En los anales del Fresno se registra la historia de una nereida, ondina, xana ó cosa así, encanto del lugar, que dió en el estrambótico capricho de probar la valentía de su amante, soltándole inopinadamente un culebrón y además un toro de fuego, ante cuyas bestias huyó, naturalmente, despavorido el galán, por lo que la dama, indignada, le despreció, marchándose para no volver, y causando la desesperación del amante, que murió de pena, maldiciendo su cobardía"

Lo cierto es que cualquier viajero, caminante, peregrino de tiempos pasados, ante la vista de la barrera natural que es La Sierra'l Pedroriu, buscaría con la mirada lo que sería el paso más accesible hacia el oeste y lo encontraría en la collada de El Freisnu, que ofrece, ya desde la distancia, un pasillo natural bien a la vista


Por ello no debe de extrañarnos que, una orden religiosa tan vinculada con los caminos de peregrinación como la de los Caballeros Hospitalarios fundase aquí, en los accesos a El Freisnu (y a Cabruñana) fundasen aquí su encomienda que, literalmente era eso, un territorio a ellos 'encomendado' para su administración y gobierno, entre cuyas muchas funciones figuraría la de acogida a los peregrinos en un albergue, hospital se decía por entonces (en el sentido de hospedaje), atendiendo a su funcionamiento y cuidados. Todo el conjunto de edificios de los caballeros y monjes de la orden así como el gobierno de su coto asignado, estaba encargado a un comendador que, salvando ciertas diferencias, sería algo bastante similar a un abad


Sus encomiendas se poblaban con colonos que ayudaban con sus pagos a la manutención de la fundación, la cual la empleaba también para limosnas y sufragar las posesiones de la Orden en Tierra Santa, donde estaban los castillos que guardaban los Santos Lugares, así como grandes monasterios sanjuanistas. Por ello el primer nombre recogido de la actual parroquia es Leñapañada (leña 'apañada', 'recogida') pues una parte de los tributos, prácticamente todos en especie, se pagaban con leña para mantener caliente el monasterio sanjuanista en el largo invierno, como leemos en Wikipedia:
"Según dictaminan los escritos​ la parroquia tuvo varias denominaciones: San Juan de Villapañada o de Leñapañada (el nombre de Leñapañada, aparece en los primeros asientos de los libros parroquiales, pero es desconocido su origen. Una hipótesis quizás procediese de la obligación que tenían los vecinos de pañar, es decir, "recoger leña" como tributo, pues uno de los diezmos que tenían que entregar al Comendador era un carro de leña el día de San Martín y también un roble llamado "anataliego" en la víspera de Navidad) y diferentes clasificaciones: Jurisdicción, Señorío, Coto redondo o Priorato, según rezan los escritos, de los Nobles Caballeros de San Juan de Malta".

¿Y quién se lo encomendó?, podríamos preguntarnos, según Álvaro Fernández de Miranda afirma en Grado y su concejo, hubo de ser hacia 1450, previa solicitud, tal vez a la mitra ovetense anteriormente dueña de estos parajes, o a algún rey o señor, con la finalidad de cumplir sus mandatos de ofrecer protección a los peregrinos. No obstante, los comienzos no habrían sido fáciles, En Grado y su concejo Álvaro Fernández de Miranda nos explica cómo transcurrieron los primeros años de esta fundación:
"Tiene curiosa historia y marcado carácter propio. Inhabitados, incultos, yernos estos terrenos en los siglos medios, obligado y peligroso camino de los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela, los Caballeros Hospitalarios, movidos de cristiana caridad y cumpliendo sus Estatutos, recabaron para sí tierras de Leñapañada, y fundaron hacia 1450 un monasterio, hospital y alberge de peregrinos, que encomendaron a varias freiras de la Orden. Pero los propósitos de los nobles Caballeros se frustraron por entonces, por que continuaron los peregrinos expuestos a peligros y asechanzas, y hasta las mismas religiosas no se conceptuaron seguras;  y amedrentadas, se trasladaron a un convento de Tordesillas, siendo reemplazadas por un Prior y tres freires o caballeros profesos que, ayudados de sus servidores, aislaban y defendían al peregrino, y administraban santamente las cortas rentas o donaciones que percibían de los lugares vecinos; pero como cesaron los peligros del tránsito ni los que aun ellos corrían, acabaron también, como las monjas sus predecesoras, por abandonar estos sitios, refugio de forajidos y gente de mal vivir. 
No se conformó, empero, el Gran Maestre con el definitivo abandono del Señorío, y buscando medios prácticos para que tal desamparo cesase, pareció lo mejor a los Malteses poblar el paramo, reducido a cultivos, y, lograrlo, aforar la tierra, con muy exiguo canon, a cuantos allí se avecinasen. 
Con tales propósitos regresaron Prior y freires, y hacen las tentadoras propuestas a los vecinos comarcanos: aceptadas por algunos, comienza lentamente a adquirir vida aquel lugar de muerte; y más tarde, otras gentes; venidas de lejanas localidades, aumentaron el numero de esos primeros habitantes, llegando aquel yermo suelo a ser cultivado y a poblarse el desolado desierto, muy a satisfacción de los juanitas, que rigieron el coto por Comendadores, con jurisdicción completa. 
Tal fue el origen de la parroquia de San Juan de Villapañada –según la tradición y los escritos cuentan-, cuyos actuales y honrados moradores son descendientes directos de aquella gente amalgamada y advenediza. 
Realmente el de Leñapañada, al ser entregado a los Caballeros de San Juan de Jerusalén, paso a ser, ipso facto, civil y eclesiásticamente, propio y privativo de una Ecomienda de esa orden religioso-militar".
Ralph Hammann - Wikipedia Commons CC BY-SA 4.0

La Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén se había fundado en 1048, es decir, antes aún de las cruzadas, cuando unos mercaderes de Almafi, en la Campania italiana, solicitaron al califa Al Mutansir licencia para construir un hospital de peregrinos junto a la iglesia del Santo Sepulcro, lo que les fue concedido, consagrando la fundación a San Juan Bautista. Medio siglo después, cuando los turcos ocupan Jerusalén y este es reconquistado en 1099 por los cruzado de Godofredo de Bouillón, el hospital acogió a los cruzados heridos, algunos de los cuales se unieron a los religiosos y así nació su versión de monjes guerreros, adoptándose el símbolo de su famosa cruz octógona

Jial XV. CC BY-SA 4.0

Según los cruzados y los cristianos eran expulsados de Tierra Santa y luego del Mediterráneo oriental, la orden fue trasladando su sede, primeramente de Jerusalén pasaron a San Juan de Acre en 1187, donde también se hizo un hospital. Luego, al ser desalojados de allí, a Chipre, yendo seguidamente en 1310 a Rodas. A la vez, para mantener toda aquella red defensiva y con el amparo de papas y reyes, consiguen numerosas posesiones tipo encomiendas en toda Europa occidental a partir de 1301, la cuales se incrementarán tras pasar a ellos las de los templarios en 1312. 

El Sitio de Malta, por Mateo Pérez de Alesio

La orden se reconstituye en 1530, ocho años después de su retirada de Rodas, y pasa a tener sede en Malta dentro de un sistema de defensa del Mediterráneo occidental que les otorgó Carlos V con el beneplácito del papa Clemente VII, de ahí que llegue a conocérsela en la actualidad, como Orden de Malta o, como dice Wikipedia"La Soberana y Militar Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta (SMOM), conocida simplemente como Orden de Malta o Caballeros Hospitalarios, a veces como sanjuanistas, y en origen llamada Orden del Hospital de San Juan Bautista de Jerusalén".


Es pues, en este contexto internacional que dura varios siglos cuando la orden se implanta por Europa y sus principales caminos de peregrinación. Más adelante, según avancemos por el Camino Primitivo, nos encontraremos con otras de sus encomiendas, por ejemplo las de Fonfría y O Padrón, en A Fonsagrada, ya entrando en Galicia


Desde los muros de esta finca, murando hacia atrás, tenemos una hermosa vista hacia el norte y noroeste. En primer término y a nuestra izquierda es El Monte Llavayos con las praderías de La Borbolla, que caen hacia el valle del río Ferreru. Al fondo a la derecha destaca el picudo Picu Pedrouzu (616 m), que "En la cartografía del IGN se le nombra pico y sierra Pedroso", explican en la Enciclopedia del paisaje de Asturias"


El Picu Pedrouzu, fronterizo con su serranía entre los concejos de Candamo y Les Regueres fue una buena referencia visual atravesando este segundo concejo ya desde la parroquia de Valsera al menos pero, 'camuflados' en su alta silueta hay otras dos cotas importantes, más bajas: El Monte'l Caleyu (368 m) y a su izquierda El Picu la Manga (355 m), encima del pueblo de Cueru, concejo de Candamo


Un poco más abajo de Cueru, bajo la parroquia moscona de Castañéu y al norte de la villa de Grado/Grau, el Cubia da sus aguas al Nalón río que cambia allí su rumbo, al toparse con estas serranías al oeste del concejo, y toma rumbo norte en dirección a Pravia y a su desembocadura entre L'Arena y San Esteban


De Cueru eran precisamente muchos de los artesanos cesteros cuya industria fue indispensable para el trabajo y venta de los productos de las caserías de la gran vega que se forma en la unión de estos dos ríos y a la que llegó a calificarse como la despensa de Asturias. Razón que fue además para que en el siglo XVIII a Grado/Grau se le concediese un segundo mercado semanal además del de los miércoles, ya celebrado desde su fundación a mediados del siglo XIII, el mercado de los domingos, que es el gran mercado al que acuden multitudes hoy en día, como tuvimos ocasión de comprobar al atravesarlo


Candamo fue uno de los territorios que formaron parte del alfoz de la Puebla de Grado desde su fundación, gozando eso sí de cierta autonomía. Se independizó de él en 1812 con las Cortes de Cádiz, a los dos años se reincorporó con la reacción absolutista en 1814; se volvió a independizar con el Trienio Liberal, pero en 1823 volvió a integrársele. La independencia definitiva como concejo no llegaría hasta 1835, tras 600 años de dependencia moscona


Vemos varias aldeas candaminas de la parroquia de Murias como La Campa, Valtarén, Entelaiglesia y otros, no demasiado lejos de Grullos, la capital, que está más al oeste, a la izquierda, pero que no vemos desde aquí, como tampoco el Nalón, que discurre más abajo, recibiendo las aguas del río Deli y formando meandros. Fue Candamo, como Les Regueres y Grado/Grau, zona vinícola, conservándose aún no pocas cepas pero de manera silvestre. Las epidemias de la vid hicieron que, a caballo entre los siglos XIX y XX su cultivo fuese sustituido por otros productos hortofrutícolas, especialmente la fresa, de gran fama en Asturias


No acercamos a la casería de La Quintana mientras vemos, sobre ella, La Peña del Águila (525 m), por cuya esta su ladera oriental discurre también el Camín Real de la Mesa y, a su izquierda, El Picu Esqueiriz (531 m)


Más allá de La Quintana es La Barrera, viendo por dónde vamos a empezar a subir prontamente hacia El Cascayal. Más atrás y en la ladera del Curoza son las caserías de Los Fornos, El Cascayu, El Corru Camín, Los Novales, La Caleona Zreizaléu, El Camín, El Sucu, La Torre y otras más de la aldea de Alvaré, en la parroquia de El Freisnu, donde el Camín Real de la Mesa es conocido como La Carril Vieya


El Cascayal y, arriba en la ladera de El Picu La Tronca y otro lugar llamado La Venta, en La Carril Vieya o Camín Real de la Mesa, con el santuario de Nuestra Señora de El Freisnu siempre a la vista (arriba a la derecha de la foto), dominando la escena


La casa de La Quintana, con la antigua cuadra detrás de ella, prado abajo, tiene una extensa finca separada del Camino por este largo murete de piedra


Camino de tierra y piedra, sin tráfico alguno, llano y cómodo de caminar y con vistas en todas direcciones


Ahora por ejemplo, al llegar a este prado llano a la izquierda, vamos a mirar al sur...



Allá tenemos una hermosa vista del Aramo, la gran montaña central asturiana, por su falda occidental y en su sector más septentrional. A la izquierda es La Mostayal (1.305 m), muy fácil de reconocer por estar en el extremo norte de la sierra y, además, separada de la gran mole de la misma por el collado de Pan de la Forca. Entre las cumbres de la derecha destaca El Gamonal (1.710 m). Un poco más abajo reconocemos la Sierra Buanga, en la frontera con Santu Adriano. Más cerca es la Sierra Arellanes, entre las parroquias de Cuaya, Rodiles y Rañeces


Los cierres de estacas con alambre revelan siempre los usos ganaderos de los prados. Más antiguamente había grandes espacios dedicados a la agricultura, principalmente cereales panificables como maíz, trigo y escanda principalmente


Las cosechas se guardaban en el hórreo o, en este caso y viendo sus dos moños en el tejado, panera, su evolución en tamaño, pero al dar fin la cultura cerealística que los empleaba como graneros elevados, a salvo de roedores, muchos han desaparecido y otros languidecen


Al llegar a La Quintana, el Camino empieza a estar asfaltado y, tras pasar un rellano frente a la casa, empieza a bajar suavemente entre más prados


Prado abajo está el enlace de la Autovía A-63 Oviedo-La Espina con la carretera N-634 que ha cortado el viejo Camino, por lo que se hizo un puente para pasar a La Barrera, cuyas barandillas azules reconocemos bien desde aquí


Será justo nada más pasar el puente cuando el Camino empiece a subir, ganando altura rápidamente en una curva a la izquierda, para subir a El Cascayal, donde, como en otros barrios y lugares de la parroquia, fueron famosos, al igual que los tratantes de ganado que hicieron célebre a Villapañada, los antiguos artesanos caldereros, hacedores de calderos, ollas y otros recipientes de metal (bronce), quienes tenían una jerga profesional, el bron, habla gremial con la que mantenían sus conversaciones sin que los entendiesen personas ajenas al oficio


Jerga y gremio que, por estos y otros viejos caminos, llegaron aquí procedentes del gran núcleo de caldereros que existió en Miranda, Avilés, según los trabajos, investigaciones y estudios de José Manuel Feito, párroco de Miranda, publicados en su libro Los Caldereros de Miranda y otras obras, y de Álvaro Valdés Díaz, este respecto al caso concreto de esta parroquia, con su libro El bron de San Juan de Villapañada, al que nos referiremos varias veces, pues realiza también un estudio histórico de la encomienda hospitalaria que dominó los destinos de este su antiguo coto durante siglos

Fuente: blog San Juan de Villapañada

Se trataba de artesanos ambulantes que, divididos en partidas, recorrían Asturias y buena parte de Galicia, León, Castilla, etc. ofreciendo su trabajo y sus piezas. Dentro de ese argot, la palabra más reveladora es la de xagó, amigo, calderero, compañero, como se ellos se llaman a sí mismos. Las pesquisas hechas por los investigadores relacionan esta palabra con Sant Yago (Santiago), pues el bron está muy estrechamente vinculado a las hablas de los caldereros de Auvernia, en Francia, y del valle de Fornela, en León, sospechándose que tiene que ver con que tanto la jerga como la profesión hayan venido por el Camino de Santiago, al igual que vinieron otros muchos artesanos, comerciantes, escribanos, religiosos, etc. recorriendo esta senda que unió a Europa


Por su parte, la adscripción de la palabra bron parece clara: bronce. Luego, cuando los caldereros fueron a menos, el bron fue empleado por el otro gremio de gran importancia en esta parroquia, los tratantes de ganado


Al norte, El Picu Tablas con El Picu la Forca forman entre los dos esa horquilla en 'U' que pudo darle el nombre al segundo, si es que no fue la horca de los comendadores de la Orden de Malta que impartían gobierno y justicia, algunos bastante implacablemente, según historiadores y cronistas. Esa es la Sierra de Santa Marina o Santa Mariña a la que se refieren en sus obras Álvaro Valdés Díaz y Álvaro Fernández de Miranda


A continuación, más al norte y a su derecha, se yerguen las alturas de la Sierra Sollera, al sur de Cabruñana, "Pequeña sierra que domina por el este el valle del Nalón, haciendo de interfluvio entre éste y el valle del Narcea, y que sigue una dirección norte-sur, entre los concejos de Candamo y Salas", nos dice la Enciclopedia del paisaje de Asturias. Se trata por lo tanto de una continuidad hacia el norte de toda esta línea de cordales que separan ambas cuencas fluviales


Aquella es la parte baja de la sierra, en términos de la parroquia moscona de Cabruñana, donde se encuentran El Picu Valdrín (459 m) y El Picu Sobarrionda (514 m). Ahí se encuentra El Llanu las Ayalgas (ayalgas, 'tesoros escondidos'), elocuente topónimo que hace referencia a la necrópolis tumular megalítica allí localizada, cuyas ofrendas fueron saqueadas por los ayalgueros o buscadores de tesoros desde tiempos inmemoriales


Existe también un castro, El Castiellu'l Pedréu, también identificado por José Manuel González y Fernández Valles, allá por el año 1951. Un collado, el de La Reguera, separa esta de la otra parte de la sierra, donde se encuentra la cota más alta, llamada como la serranía, Sollera (602 m)


Más abajo reconocemos el monte Las Vinadas, con sus campos, bosquetes, plantaciones de ocalitos las aldeas de Rozadas y El Rosal, que pertenecen a San Xuan de Villapañada, cayendo hacia el produndo valle del río Ferreiru


Siguiendo camino, tenemos ahora de frente y a la izquierda monte El Xorru, que cierra por el sur el valle del río Moutas, guardado al sur por la sierra de El Xorru, por cuya loma viene hacia Grado/Grau desde La Sierra'l Pedroriu o de Miranda (que vemos a lo lejos) un ramal del Camín Real de la Mesa, el cual atravesaba después el antiguo valle de Prámaro, donde se fundó en el siglo XIII la Puebla de Grado, en dirección a Oviedo/Uviéu y, acaso antes, a la mítica ciudad de Lucus Asturum (Llugo de Llanera), fundada por los romanos tras la conquista reduciendo a la población castreña preexistente, como aconteció en Lucus Augusti (Lugo). Este ramal está actualmente señalizado como GR 101


Más a la izquierda otro monte, El Llanón, guarda también el valle por su parte meridional, donde está Ribiellas, aldea que pertenece a la parroquia de La Mata, otro de los cotos señoriales que no se incorporaron al concejo de Grado/Grau hasta 1827. Este era señorío de los marqueses de Valdecarzana, cuyo palacio vimos en el casco antiguo de la villa


Seguimos en muy suave bajada y aparecen ante nosotros las casas de la carretera local que comunica La Podada con Acebéu, a la que vamos a salir al acabar esta cuesta


Estos tramos de Camino, aunque asfaltados, son un verdadero placer para andar, sin tráfico, salvo el muy ocasional paso del vehículo de algún residente, si bien es verdad que el ruido del de la autovía llega a oírse desde aquí


La Autovía A-63 salva el valle por un larguísimo viaducto de 745 metros de longitud cuyas barandillas, también azules, empezamos a ver desde aquí, más allá de las casas


El Camino hace un poco de curva a la derecha al pasar bajo estos árboles y sigue perdiendo altura poco a poco...


Y así, ya prácticamente llaneando, saldremos a la carretera de La Podada a Villapañada al llegar a la altura de aquella casa de gran tejado a dos aguas con arbolado jardín cerrado por tapia y seto cultivado


Y, al llegar a dicha carretera, seguiremos hacia la derecha, como nos indica el mojón


Ahí lo tenemos, cumpliendo su misión, con su concha identificativa y su flecha amarilla direccional, guiándonos. Más abajo, por Picalgallu, el Camín Real de la Mesa (GR 101) en su ramal por El Xorru, baja al valle del río Moutas para cruzarlo por un puente, enlazando con la villa de Grado/Grau


Aparece ahora, a la izquierda del Picu Esqueiriz, otro pico de La Sierra'l Pedroriu, Las Pruyales (669 m), en el límite con el vecino concejo de Miranda, que es, como reiteramos, otro de los nombres del cordal. Se conservan en él señales de trabajos defensivos de la Guerra Civil y se han localizado materiales paleolíticos que revelan que esas alturas constituían un pasillo natura desde los albores de la humanidad


En su ladera reconocemos las casas de La Caridá, aldea que "debe su nombre a la caridad que allí ejercía un hidalgo, hospedando en su casa, sobre el camino real, á los viandantes pobres que iban á Galicia o á Castilla, y cuéntase que el hidalgo veía crecer su fortuna á medida que su caridad aumentaba", afirma Fernández de Miranda. Pertenece a la parroquia de El Freisnu y por allí pasa también La Carril Vieya o Camín Real de la Mesa


Aquí puede pasar algún coche de vez en cuando, pues nos acercamos a uno de los accesos a la rotonda de enlace de la N-634 y la A-63


La salida a la rotonda es a la izquierda, como bien indica la señal de tráfico colocada en esta bifurcación, por lo que nosotros tomaremos el camino que sigue de frente, a su derecha


Nos dirigimos al puente sobre el enlace entre ambas vías que antes veíamos viniendo de La Quintana con El Picu Tablas frente a nosotros


Fijémonos en la flecha amarilla pintada al principio del guardarraíl. También hay un cartel con otra fecha amarilla en un cartel al empezar la curva y otra con una concha en el poste de la derecha


Esta profusión de señales revela que puede haber cierta confusión en la bifurcación y que haya peregrinos que tomen el camino equivocado


La rotonda a la que va el otro ramal: si bien aunque las señales están claras si uno pasa despreocupadamente no es difícil despistarse. Una vez allí abajo no habría más remedio que dar la vuelta, pues a la autovía no se puede seguir, se ven los avisos de prohibición, y salir a la N-634 es sumamente peligroso


Cruzamos pues el puente hacia La Barrera, lugar de barro como sugiere su topónimo. Hay una flecha amarilla más en la barandilla de la derecha


Ahora tenemos de frente El Picu Llavayos (328 m), también Llamado La Folichosa. "La Real Dehesa de Grado, situada en Llavayos, fué creada en 1730; era de escasa importancia, estaba cercada y tenía veedores que cuidaban de su repoblación y custodia", leemos en Grado y su concejo


La rotonda queda ahora a nuestra izquierda, como El Picu Tablas, El Freisnu y Curuoza. Advirtamos la profunda y ancha trinchera del enlace de carreteras vista desde arriba


Acebéu quedó separado de su barrio de El Casoriu, situado al otro lado, aunque también comunicado por la pertinente pasarela. Más a lo lejos Alvaré y El Picu Curuoza


Tal y como hemos dicho y visto, al otro lado del puente el Camino va a hacer una curva muy cerrada a la izquierda al entrar en el lugar de La Barrera


Y, al mismo tiempo, empieza a subir ganando altura; estemos especialmente atentos a los coches que puedan aparecer de frente, pues aunque el trasiego de vehículos es escaso, no es tampoco infrecuente, habiendo de añadirse tractores, camiones de ganado y cubas de la leche en esta zona eminentemente ganadera

Es un giro completo, como estamos viendo, que dibuja una forma de 'U'



En medio de la curva y al acabar los guardarraíles, un letrero anuncia que entramos en La Barrera


Al fondo vuelve a asomar la cima del Picu Tablas, que es una de nuestras referencia visuales y geográficas por tierras de Villapañada y El Freisnu


Desde aquí y mirando al este, a nuestra derecha, tenemos otra hermosa vista que abarca desde La Quintana, por donde acabamos de pasar, hasta El Picu Pedrouzu y sus serranías aledañas, incluyendo el desfiladero de Peñaflor, por donde hemos entrado a Grado/Grau desde Les Regueres y cruzando un pequeño tramo del concejo de Candamo para llegar al puente sobre el Nalón en La Venta las Casas


Ahí tenemos, a la derecha, el Alto de Anzu (261 m), que en su vertiente septentrional cierra el desfiladero de Peñaflor por el sur


A la izquierda cierra el desfiladero La Peña, también llamada La Peña'l Viso y La Piñona Peñaflor, con el pueblo abajo. Ahí, entre los árboles ribereños del Nalón, se encuentra el viejo puente de piedra


Más arriba es El Picu la Escrita (388 m), completamente repoblado de pinares que ocultan la gran red de trincheras, búnkeres y emplazamientos artilleros allí existentes, en parte recuperados, del Frente del Nalón. Un poco más al este y más allá del desfiladero es El Picu Cimeru (435 m), en Les Regueres. A la derecha vemos el polígono industrial de Peñaflor, que ocupa la parte de su veiga más cercana a la N-634 y al ferrocarril. Más abajo y en primer plano a la derecha vemos algunas casas La Borbolla y Morana


Más a la izquierda, de Peñaflor arriba, son las cuestas de Trasdelapeña, que suben a La Peña'l Caleyu, encima de Cueru, como hemos dicho, pueblo del que vemos algunas casas de la parte alta. Más atrás, entre El Picu Pedrouzu y La Escrita vemos las lomas del Picu la Fonte Mingu (429 m) y del Picu las Carrilonas (452 m)


A la izquierda de La Sierra Pedrouzu vemos los parques eólicos de Faidiello-Bufarán que se extienden muy al norte por la divisoria de Candamu y Les Regueres, más o menos paralelos a toda la que fue la línea defensiva del Frente Norte, escenario de cruentos combates durante más de un año en la Guerra Civil, como todas estas montañas en torno a Grado/Grau, donde los nacionales lograron hacerse con Peñaflor en un golpe de mano que les permitió socorrer a las sublevadas tropas de Aranda sitiadas en el casco urbano ovetense


Solamente un par de años antes, las milicias socialistas locales habían logrado detener una misma maniobra del general López Ochoa durante la Revolución de Asturias, obligándole a desistir de seguir hacia la capital y a realizar un rodeo, esquivando la línea de montañas, para llegar a Avilés


Un siglo antes, el disputado paso de Peñaflor y toda la línea de comunicaciones que lo enlaza con El Freisnu y Cabruñana, así como con el puente de Cornellana, fue testigo de escaramuzas y batallas durante las carlistadas o guerras carlistas, especialmente con las incursiones de Gómez y Sanz, como lo habían sido, no mucho antes, durante la francesada o invasión napoleónica


Esta habría sido la ruta que emplearon las tropas francesas del Mariscal Ney tras desbaratar la defensa asturiana malmente parapetada en El Freisnu en mayo de 1809 para seguidamente forzar el paso de Peñaflor y entrar en la capital asturiana no sin antes saquear Grado/Grau en castigo a la resistencia ofrecida a su paso por el concejo


La construcción de la carretera Oviedo-Villalba dejó al Camino, tanto a este por Acebéu como al de La Barraca, relegados a vías pecuarias y de comunicación local, tal y como hemos visto, haciendo prevalecer el paso por Cabruñana. A la vez, la construcción de la A-63, cuyos tramos por aquí se abrieron a lo largo de la primera década del siglo XXI, dejó a dicha carretera, también llamada de Occidente y, desde 1939, N-634 como ruta secundaria, empleada principalmente para acceder desde los pueblos a las villas y a la autovía


Dejamos a la izquierda la entrada a las casas de La Barrera y seguimos subiendo un poco más...


Este letrero nos señala que entramos en Acebéu, por lo que se considera a La Barrera, cuyas primeas casas asoman sus tejados prado arriba, parte de esta aldea de la parroquia de San Xuan de Villapañada, mientras que La Quintana habría de ser un núcleo aparte


A la izquierda, más casas y cuadras de La Barrera; el Camino antiguo pasaba entre ellas, esta nueva carretera local las esquiva


Termina la curva y la cuesta se suaviza: otro delicioso paisaje de la campiña astur, con sus prados, caserías y quintanas se ofrece ante nosotros en La Barrera, con la horquilla del Picu la Forca y del Picu Tablas a nuestra derecha


Y aquí tenemos otra magnífica vista hacia San Xuan, la cabeza de la parroquia, en la ladera del Picu la Forca, con la cuesta del camino de La Barraca cayendo hacia el valle y, en lontananza, Rozadas y el monte de Las Vinadas hacia Los Llano, con la ayalguera Sierra Sollera en la distancia


Aquí abajo vemos también las casas de La Llamiella y del Puente Argañosa, en la carretera N-634, por donde baja a dar sus aguas al río Ferreru el arroyo Reguerón, que nace al pie del Picu la Forca y entrega sus aguas en La Barraca



Y ahí en la falda del Picu la Forca tenemos las casas de La Reguera, por donde va el camino que, desde La Venta'l Cuernu, se dirige a la iglesia, la antigua sede de la Orden de Malta, de Rodas, de San Juan de Jerusalén y de los Caballeros Hospitalarios


El convento sede de la encomienda, con su hospital de peregrinos, se hallaba en un lugar equidistante entre los pasos de El Freisnu y Cabruñana, pudiendo los romeros, como los demás viajeros, optar allí entre uno u otro para continuar hacia Cornellana, donde estaba el siguiente hospital de acogida en su monasterio benedictino de San Salvador; si bien en Cabruñana existió una malatería, esta estaba más bien especializada en el ingreso de leprosos


Si bien Álvaro Fernández de Miranda señala su fundación en el año 1450, existe un documento, precisamente de dicho monasterio de Cornellana que, fechado en 1229 y con motivo de una donación a dicho convento, menciona la existencia de un hospital de acogida aquí, así como de una comunidad de monjes hospitalarios en este lugar, que dice así: 
"Et e ego abbas Ihoannes Cornelianensis et rogatu Roderici Petri, fratis ospitalis de Leñapañada, impono sigillum meum"
Que el investigador Álvaro Valdés Díaz, en su citado libro El bron de San Juan de Villapañada, traduce como:
"Y yo Juan Abad de Cornellana, y consultado Pedro Rodríguez, hermano hospitalario de Leñapañada, pongo mi sello" 


Y en el año 1305 aparece una "María Paláyz freira de San Juan de Leñapañada" en un documento de donación a un tal Guillermo Pérez, lo que estaría en relación con un monasterio femenino que, junto con el hospital de acogida, habrían sido los comienzos de la presencia hospitalaria  en la antigua Leñapañada, escribe Álvaro Valdés Díaz en El bron de San Juan de Villapañada, siguiendo a Álvaro Fernández de Miranda en Grado y su concejo:
"San Juan de Villapañada, lugar inhabitado, yermos estos terrenos en los siglos medios, obligado y peligroso paso de los peregrinos que se dirigían hacia Santiago, fue ocupada por la Orden de los Caballeros Hospitalarios de Jerusalén, movidos de cristiana caridad y cumpliendo sus estatutos fundaron un Hospital y Monasterio en este lugar.

Así el Coto de San Juan de Villapañada tuvo su principio de ser Hospital de Peregrinos de Santiago de Galicia con obligación de Hospedarlos y alimentarlos.

De este Hospital con licencia de la Religión se fundó un Convento de Monjas de dicha religión, cuyas dotes eran de tres mil maravedíses, las cuales eran sujetas a la religión de San Juan, traían hábito, tenían su Prior que les administraba los sacramentos y decía Misa, y un freire que administraba las rentas".

La Religión, forma de referirse a una orden religiosa, la de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén en este caso (aún no se llamarían de Malta) y sus visitadores, viendo que era "el sitio más solitario y licencioso de lo que se requería", decidió trasladar a las freiras o monjas a Tordesillas, "quedando el Monasterio sólo y Yermo". No obstante se dejó allí residiendo al prior y al freire "y que gozasen de toda la renta que tenían las monjas y que dentro de dicho Coto pudiesen aforar perpetuamente a los que quisieran venir a poblar estas tierras"

La iglesia, con el convento a la izquierda y la escuela (albergue) a la derecha, solar del antiguo hospital

Asimismo la autoridad de la abadesa pasó al prior, pudiendo este nombrar "Alcalde Mayor, Juez Ordinario, Alcalde de la Hermandad, Regidor" y demás oficios para el gobierno del coto de manera autónoma en independiente de otras autoridades de la zona, como la misma puebla de Grado. No obstante este segundo intento de asentar aquí la orden fracasó "pues los peligros no cesaban" dice Valdés Díaz


Se decidió entonces, según estipuló el Gran Maestre de la Orden, fomentar la llegada de colonos campesinos aplicando un pequeño impuesto, que les hiciera ventajoso establecerse aquí, aforados. Por lo que regresaron prior y freire, resultando en esta ocasión un éxito, pues vinieron familias incluso desde lugares lejanos, haciendo del yermo un terreno fértil y poblado

Fuente: Soberana Orden de Malta

Más adelante el prior pasaría a ejercer el cargo de Comendador, cargo que era el primero dentro de los puestos administrativos del patrimonio hospitalario, pues regía económica y administrativamente la encomienda y "ejercía, después, del Rey, la suprema autoridad civil, actuando como procurador y juez y mediando en juicios y disputas entre particulares o entidades" dentro de su coto, como explica Valdés Díaz


El objetivo formal de las encomiendas era, además de autoadministrarse y autofinanciarse en su mantenimiento y funcionamiento, recaudar tributos para mantener sus fundaciones en otros lugares, principalmente en Tierra Santa, junto con sus guerreros y defensas, así como en España las plazas y encomiendas fronterizas con los musulmanes. Luego, según los turcos avanzaban por el Mediterráneo, se sufragaron sus fortines de Chipre, Rodas, Malta. También una parte era par limosnas...
"También llamadas Bailías, es la célula base de la organización Hospitalaria. Originalmente su función es la de recaudación de tributos y fondos para Tierra Santa, también llamados Responsiones. Para tal fin gestionaban las explotaciones agrícolas o ganaderas. Estas rentas o donativos, tanto en metálico como en especie se distribuía de la siguiente manera: una parte para la subsistencia de la propia Encomienda, otra para el mantenimiento de Hospitales, otra parte para donativos a pobres y el resto se enviaba a Tierra Santa.

Las tierras de labor eran entregadas a los colonos, que pagaban sus tributos, con este sistema se lograba cultivar tierras antes baldías, creándose nuevas aldeas o asentamientos en estas tierras."

Enlazamos aquí con el antiguo camino, el que quedó cortado por el enlace de la autovía y pasaba entre las casas de La Barrera, y seguimos a la derecha


El hábitat lo conforman varias quintanas a lo largo del Camino, separadas unas de otras a no demasiada distancia y rodeadas de prados, actualmente de siega y pasto o, como se decía secularmente 'de diente y guadaña', pero que antiguamente, como hemos dicho, tendrían mucho más espacio agrícola, fundamentalmente para los cereales panificables


"La agricultura y la ganadería, con sus derivados, son en este Concejo fuentes muy importantes de riqueza", asegura Fernández de Miranda en Grado y su concejo. Dentro de aquel contexto, los primeros años del siglo XX, "Compréndese en la industria agrícola, la huerta, con sus variadas y sabrosas producciones y el cultivo de los cereales."


El cultivo de cereales para hacer pan prácticamente ha desaparecido, si bien se ha revitalizado el de la escanda en algunos lugares del concejo como producto de calidad. Se sigue plantando maíz, pero no ya para hacer pan (borona) sino como forraje para el ganado


De ahí el predominio absoluto de las praderías en el paisaje rural. La especialización del campo astur en el suministro de leche y derivados lácteos, así como de carne, para los crecientes núcleos urbanos e industriales (cuencas mineras especialmente), hizo que casi todo el terreno cultivable pasase a ser pasto. Un proceso que ya había arrancado con la revolución industrial pero que se aceleró enormemente pasando la posguerra, coincidiendo a la vez con dos fenómenos aparentemente contrapuestos, el éxodo rural y la mecanización del campo


La mecanización del campo hizo obligado acondicionar los viejos caminos, allanándolos, ensanchándolos, peraltándolos incluso para el paso de maquinaria (tractores, camiones, remolques, etc.). Luego, al generalizarse el uso de los automóviles, se fueron asfaltando y se convirtieron en carreteras locales, como sería este el caso


Dado que podían recibir pan del día a diario trasportado desde las tahonas a cada casa, el cultivo de cereales panificables fue desapareciendo en no mucho tiempo, aprovechándose los terrenos para el pasto o, en todo caso, para cultivos agrícolas como fabas, hortalizas, fresas, etc., tanto para autoconsumo como para la venta de su excedente, tanto a las tiendas y a mayoristas como en los mercados semanales de los miércoles y domingos en la villa


El arduo trabajo de recoger las cosechas del cereal, curarlo, llevarlo al molino a moler, traerlo de vuelta y hacer el pan, si bien puede parecer entrañable, se llevaba mucho tiempo y energías las cuales se rentabilizaron de otra manera en la mayor parte de los casos. De la misma manera, aquellos oficios tradicionales como el de la calderería de los xagós también desaparecieron, aunque el bron siguió manteniéndose como jerga para los tratantes de ganado de la parroquia


Los frutales siguen dando sus frutos y se venden en el mercado, aunque acaso no tanto como antes. Sí ha prosperado en cierta medida el del manzano de sidra, destinado a los llagares, tanto a los que antaño hubo en el concejo como a los de otros. La pumarada es además totalmente compatible con el pastizal. La viña desapareció en el siglo XIX con la filoxera y no se reintrodujo, cambiándose por la fresa y, en menor medida, por la remolacha y otros, al menos según el panorama de primeros del siglo XX que plasma Fernández de Miranda:
"Aumente el cultivo de la fresa, muy remunerado, y plántase ésta, generalmente, en terrenos poco estimados y aun peñascosos. La remolacha, en cambio, muy rica en materia sacarina, refractario el paisanaje á su plantación, por causas que podrán llegar á desaparecer, es ahora exiguo su cultivo, y nunca fué muy extenso."


Pasando la última quintana de La Barrera volvemos a contemplar el característico paisaje de San Xuna de Villapañada con las quintanas de Acebéu en una colina bajo El Picu Tablas y a la derecha, El Picu la Forca con su forma de horquilla. A mediados del siglo XIX "todavía el Concejo surtía de ganados, especialmente vacuno, á no escasa parte de Castilla, que concurría á los mercados de Villalva y Benavides, con preferencia á otros de la misma región, y en la cual las cecinas de Grado, de carne de cerdo, tenían fama de ser las mejores de España", escribe Fernández de Miranda


Caminamos por el canto de una colina que da vista a dos valles, a la izquierda el del río Moutas en nace en La Sierra'l Pedroriu o de Miranda, la cual, además de barrera natural entre las cuencas del Nalón y del Narcea, constituía un pasillo de sur a Norte entre los puertos secos de la cordillera con los puertos húmedos de la costa, como se decía antiguamente


De frente tenemos ya a la vista, en un pequeño altozano, las quintanas de El Cascayal que, como La Barrera, tiene en su etimología toponímica haber sido terreno pedregoso, en concreto pizarroso, de piedra fácilmente troceable, cascayos, 'cascajos'. Acaso reminiscencia de antiguos tiempos previos a la colonización de la parroquia, a su roturación, cultivo y explotación con los colonos campesinos auspiciados por la Orden de Malta


"Contaba el coto 1.527 días de bueyes (á prados 126, á labor 464, y el resto tierra inculta dedicada á pastos y arbolado", explica Fernández de Miranda, contando con "72 casas, 56 hórreos, 2 molinos y 93 colmenas; 9 zapateros, un sastre, 2 caldereros y una tejedora de lienzo con dos oficialas, por el año 1558". Se trata de la primera referencia y más antigua a los caldereros de San Xuan de Villapañada, unas dos o tres décadas después que la Orden de San Juan de Jerusalén y de Rodas pasase a ser de Malta al establecer su base en dicha isla


Dentro del desconocimiento histórico que por entonces se tenía de la jerga calderera del bron y del mismo origen y peculiar oficio de sus artesanos, escribe en 1907  Fernández de Miranda...
"En la actualidad, es Villapañada una parroquia relativamente rica por la actividad y aptitud de su hijos, acreditados de excelentes traficantes y de algo... trapisondistas, a decir verdad. Hablan el bron (que se supone céltico), jerga gitana importada en los primeros tiempos por varias familias de caldereros, y que emplean solamente, según se cuenta, el fraguar alguna trampa para que no les entiendan. Su modo de ser les hace realmente distinguirse un poco de los demás habitantes del Concejo, acusando su procedencia de gente aventurera ó extraña; pero no descienden de los judíos, como asegura el vulgo, siendo lo cierto que la generalidad procede en todo honradamente, y sus defectos tienden á exagerarse"

"Realmente lo de jerga gitana, no parece probable por los estudios realizados, aunque sí es cierto que tiene algún vocablo, procedente del caló como utana (iglesia), raso (sacerdote)", aclara Valdés Díaz en El bron de San Juan de Villapañada. Es en 1690 cuando aparece otra referencia, esta en los Libros Parroquiales, a dos caldereros, los hermanos Domingo y Sancho Fernández Alú, quienes, llamativamente se casan con dos hermanas, si bien en fechas diferentes, Isabel y Antonia Morán, de barrio de La Llinar


Para Álvaro Valdés Díaz es muy fácil que la razón del asentamiento de caldereros en San Xuan de Villapañada procedentes de Miranda tuviese que ver con que una parada de una de sus rutas como artesanos ambulantes fuese La Venta'l Cuernu, desde donde parte el camino a la iglesia por el barrio de La Reguera, del que vemos dos de sus casas, siendo la de la derecha Ca Alvarín. Una de sus rutas era a Castilla (nombre que se aplicaba a la meseta castellanoleonesa en general) por La Robla, Bembibre, Astorga..., otra iba a Galicia. Pudiendo desde aquí escoger ambas direcciones


Más a la derecha y en el mismo camino es Ca Pedru, con El Pueblu más arriba y La Braña, topónimo relacionado con asentamientos ganaderos, cuyos tratantes aprendieron pronto el bron para entablar conversaciones sin que se enterasen los demás presentes. Llegados a 1752 y en el Catastro de Ensenada aparecen otros dos hermanos, Juan y Francisco Fernández Alú, que son descendientes de los anteriores y además mantienen su oficio, por el que se les impone una tasa de 100 reales de vellón. Su genealogía la explica así Valdés Díaz:
"Domingo Fernández Alú se casa con Cecilia  Morán el 3-6-1680 y, al enviudar, lo hace con Isabel Morán el 26-11-1686. Él murió el 13-5-1698 y ella el 11-8-1722

Sancho Fernández Alú se casa con Antonia Morán el 22-1-1691. Sus padres eran Tomás Fernández Alú y Melchora de Miranda. 

Lso padres de ella Toribio Morán y Catalina Pérez. Los casó Fr. Bernardo Gastón. Sancho Muere el 13-12-1749 y Antonia el 5-12-1722"
Sancho es el padre de los hermanos Juan y Francisco Fernández Alú; cuyo segundo apellido sigue siendo muy común en Villapañada y parroquias vecinas


Más cerca tenemos a la vista El Carbaín, donde hay noticias de otro calderero, Tomás López, nacido en Los Llanos (Cabruñana) y casado en Villapañada con María Fernández el 18-3-1635, siendo por entonces prior Francisco Andrés de Rivera


Por entonces la iglesia no tendría, ni el convento, su actual aspecto, que obedecería a las últimas grandes reformas acometidas entre los siglos XVIII y XIX, antes de la supresión definitiva del coto. Su aspecto anterior lo describe así Álvaro Valdés Díaz:
"Esta Iglesia, junto con la Casa Rectoral, ubicada en un lugar estratégico, desde el cual se controlan todas las tierras de Santiago, hasta la villa de Grado, sufrió numerosas reformas.

Primitivamente era más pequeña y con una arcada a la entrada de estilo románico, con suelo de tarima y un pequeño pórtico a la entrada.

Adosada a la iglesia, se encuentra la Casa Rectoral, que en su día fue el Monasterio y Hospital de la Orden de San Juan de Jerusalén, allí se encontraban también el Ayuntamiento y la cárcel."

Los peregrinos que se hospeden en el albergue de la antigua escuela acaso tengan oportunidad de visitar el interior del santuario, donde están las tallas barrocas de San Roque, santo peregrino a Roma, y de la Virgen de Loreto, también vinculada a las peregrinaciones, marianas en este caso. Asimismo hay enterramientos de los que se efectuaban dentro del templo antiguamente, hasta que en 1835 se inauguró, siguiendo las nuevas normas higiénico-sanitarias, un primer cementerio exterior (hoy desaparecido), al lado del templo:
"Detrás de la Iglesia, en lo que era la escuela rural, se encuentra ubicado el actual Albergue de Peregrinos, recuerdo presente de aquel Hospital, que durante siglos hubo en este lugar, atendido por los Caballeros de San Juan de Jerusalén."

"Antiguamente el camino transcurría paralelo al río Ferreira", dice Valdés Díaz, también llamado río Martín o Ferreiru, ruta secular que, partiendo desde el barrio de La Cruz de Grado/Grau y su crucero de piedra o 'cruz de término', recorría como hemos dicho todo este valle hasta acometer en La Barraca la subida a la iglesia, allí donde el río "al entrar en territorio Sanjuanista, pasa a denominarse río Santiago", por la capilla de esta advocación, hoy desaparecida


En dicha capilla de Santiago se celebraba una grandiosa feria en honor del Apóstol, que en 1852 se trasladó a la villa, junto con la de Santana, donde se sigue celebrando con grandes romerías que constituyen las actuales fiestas mosconas por excelencia. De ello se nos habla también Fernández de Miranda en Grado y su concejo
"La famosa feria de Santiago tenía lugar en esta parroquia, y en la ya derruida capilla del Apóstol decíase la misa del día, colectándose para el Santo buena cantidad de limosnas entre los feriantes. Puede decirse que la feria comenzaba en Grado, parque en todo el trayecto, desde esta villa hasta San Juan, había concurrencia y puestos de venta, satisfaciéndose las alcabalas en las jurisdicciones respectivas, y los jueces de éstas se esforzaban para que no fuese en la suya donde el orden se alterase. La romería de Santa Ana se celebraba igualmente en tierras de San Juan. Feria y romería se acordó trasladarlas a Grado por los años de 1852, muy a disgusto de los vecinos de Villapañada"

Esa feria sería sin duda la que hizo grandes tratantes a tantos vecinos, que transmitieron su oficio, así como la jerga del bron que a su vez aprendieron de los caldereros de la parroquia. Memoria de ella queda en el lugar denominado Las Tiendas, que era donde se ponían los puestos...



Hemos de decir que, no muy lejos, en Rozadas, en Casa Juan de la Fuente, vivía otro de los caldereros de esta parroquia


"Una fuente de piedra, con inscripción de 1916, recibe a los peregrinos, muy cerca se encontraba el puente sobre el río, que la riada de 1921 arrasó, junto con muchos de los bienes de los parroquianos", nos cuenta Álvaro Valdés Díaz de este lugar romero de La Barraca en el que, además de celebrarse la misa, feria y fiesta de Santiago, se colectaban "para el santo buena cantidad de limosnas entre los feriantes"


Los peregrinos, seguidamente, saliendo de la capilla de Santiago y su prado de Las Tiendas, continuaban su marcha hacia la iglesia, tomando el camino de los tratantes y vecinos de esa zona y de los demás que acudiesen desde más allá, subidas del Freisnu y Cabruñana y más al occidente:
"Desde aquí el Camino se bifurcaba, uno cruzando la actual carretera general, subía al barrio del Carbayín y bordeando la falda de estos lugares, llegaba a la venta del Cuerno; el otro ramal, por un camino empinado, atravesando el barrio de la Llamiella y el Mirasol, llegaba a un hórreo, hoy conocido como del "Maurel", y desde aquí hacia la derecha nos dirigimos a la Iglesia parroquial."

Es más que posible pues, que la ruta por El Carbayín o El Carbaín la empleasen aquellos arrieros, tratantes, viajeros, etc., que fuesen a pernoctar a La Venta'l Cuernu, o aquellos romeros que prefiriesen apurar la jornada llegando al monasterio de Cornellana. Los demás, los que deseasen acogerse a la 'hospitalidad de los hospitalarios', valga la redundancia, tomaban el que, un poco más al norte, salía al citado hórreo del Maurel que acaso veamos en la distancia, al pie de las casas de El Pueblu y al este de las de La Reguera


Y desde allí, tomando el camino que comunica la iglesia y antiguo monasterio con La Venta'l Cuernu, llegaban a presencia de los freires. La peregrinación no era la excursión más o menos larga, más o menos dura, a la que estamos habituados ahora. No pocos llegaban extenuados y enfermos, pues ello era también la penitencia del Camino, en unos tiempos en los que los avances médicos eran escasos y la mera existencia de médicos un lujo inusual


Entre los frailes de los monasterios siempre había alguno con ciertos conocimientos de medicina, que se ocupaba de, a la vez que de sus compañeros, también de curar algunos males o dolencias de los jacobitas. Entre todos había además unas normas para recibirlos y cuidarlos:
"Se le llevará a la cama, y en ella, tratándole como a un señor, según los recursos de la casa, antes de la comida de los hermanos, se le servirá de comer. Siempre habrá gente dispuesta a lavarle los pies y hacerle su cama.

Entre cada dos enfermos habrá un ropón, para cubrirse cuando tengan necesidad de salir de la cama"

Y desde la iglesia, hospital y monasterio, "los peregrinos continúan su camino, llegando al lugar conocido como Venta del Cuerno", hacia donde vamos también nosotros por este camino de Acebéu, que también ha partido de La Cruz, hacia aquella "posada de arrieros y caminantes", para luego, como dice Valdés Díaz, "a través de lo que en otro tiempo fue un empedrado de calzada romana, no olvidemos que muy cerca pasa el Camín Real de la Mesa, el camino va saliendo del territorio de los malteses, para entrar en la parroquia del Fresno, con la imagen del santuario, que acoge a su patrona la Virgen del Fresno"


El Picu Tablas podría dar a pensar en la antigua riqueza maderera de estos lugares, como lo da pensar en Leñapañada, por lo que podríamos estar ante topónimos relativos a zonas boscosas y madereras, de aquellos "robles, castaños, hayas, tilos, prádanos, nogales, álamos, fresnos, pinos, tejos, homeros, alisos, abedules, sauces, madroños, etc." que constituían antaño el patrimonio forestal del concejo en tiempos de Fernández de Miranda", ahora en gran parte dedicada al monocultivo industrial de ocalitos para las fábricas de celulosa

Ello daría en pensar a su vez que la antigua Leñapañada se referiría al lugar donde se apilaba leña de las cortas o talas, independientemente de que tuviese que ver con tributos a los monjes de la encomienda o no, zona de riqueza forestal suficiente para darle nombre y que esta se emplease como pago de rentas. Leamos a Álvaro Valdés Díaz:
"Es conveniente aclarar, como ya hemos visto que el término Villapañada es más moderno, siendo el de Leñapañada, el que se usaba en los primeros tiempos, como así consta en diversos documentos y Libros Parroquiales, sin que se tenga constancia exacta de su significado.

Teniendo en cuenta la toponimia asturiana la lleña, del neutro plural lignum, (madera de quemar), constituyó el recurso calefactor mediante la poda o tala de árboles proporcionando la materia prima para alimentar el fuego durante los meses invernales.

Acaso Leñapañada deba entenderse desde esa perspectiva de "lugar donde se amontonaba leña", quizás también relacionado con los tributos que sus vasallos debían pagar como eran un roble, llamado "anataliego" la víspera de Navidad y un carro de leña el día de San Martín."

Pero si la etimología de Leñapañada parece estar clara en su relación con la leña, la del Picu Tablas con la madera no lo está tanto. El filólogo profesor Xulio Concepción Suárez, en su Diccionario toponímico de la montaña asturiana, advierte de la voz latina tabulam ('tabla, plancha') no relacionada necesariamente con las tablas de madera sino con los lugares lisos y pendientes, como sería este el caso, pues en ciertos lugares montaraces se llama tabla a las peñas de paredes lisas y verticales


Es más, Concepción Suárez, dice que "En otros casos menos escarpados, se usa la figura de las 'tablas' para señalar la forma alargada de las antiguas tierras sembradas en parcelas todas iguales: rectangulares, uniformes lisas...; a medida que iban floreciendo o madurando los frutos, cada uno a su tiempos (escanda, arveyos, patatas, fabas...), semejaban verdaderas tablas ensambladas"


Estaríamos pues, si fuese este el caso, ante un sistema de cultivos, aplicados por los señores de este y otros cotos colindantes que habría dibujado su impronta en el antiguo paisaje, ahora transformado en prados de pasto separados por sebes o setos silvestres. Otro erudito filólogo, Xosé Lluis García Arias, da esta explicación en su Toponimia asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos:
"Del latín TABULAM ‘plancha’, ‘cuadrado de terreno’ proviene nuestro tabla que aplicado a la tierra se refiere a franjas lisas sin mayores accidentes (...). 
En asturiano pervive lo que parece originariamente un derivado de TABULATUM ‘hecho de tablas’ que se continuaría en las aplicaciones al terreno tabláu ‘’faja de terreno llana y lisa en una ladera’, tablada ‘superficie plana’, ‘haza en terrenos pendientes’, ‘porción de terreno rectangular dedicada a cultivo’. Probablemente su presencia en toponimia alude a amplias extensiones de terreno liso divididas en hazas."

A su derecha y entre él y El Picu Tablas está El Monte Pando, es decir "un collado, un paso de la ladera en una montaña" o "una hondonada de terreno en la cumbre", como explica Xulio Concepción


Si bien cierto es que entre El Picu Tablas y El Picu la Forca existe paso y camino, ese requiere subir bastante más, por lo que se preferiría seguir hacia El Freisnu, con mucha menos subida, aunque será considerable pasando La Venta'l Cuernu


El ganado pasta en las caserías de El Carbayal, hasta 3.439 vacas, bueyes y novillos se contabilizaban en 1907 en el concejo, así como "250 caballos, mulas y asnos; 3.355 cabezas de ganado lanar y cabrío, y 654 de cerda..." según dato de Álvaro Fernández de Miranda


Hermosa panera de corredor con ocho pegollos y bufarda o buardilla en el tejado: a la derecha el pakar y a la izquierda la casa, de portalón y estilo mariñana. Arriba en la falda del Picu Curuoza vemos una gran nave de ganado en el lugar de la Tiera, paso del Camín Real de la Mesa por La Caleona


Antes de la mecanización del campo, únicamente los pueblos atravesados por la carretera Oviedo-Villalba, popularmente de Occidente y ahora N-634, eran los que podía decirse que tenían buenas comunicaciones. "Una Real Provisión obligó á reparar los caminos en 1794, y ésta es la hora que estamos casi lo mismo que en tiempos de la Real Provisión", se lamentaba en 1907 Fernández de Miranda


Abandonados los caminos reales en favor de dicha carretera, afirmaba que "sólo antiguos caminos vecinales, de herradura los más, e infinitas callejas, ponen en comunicación los lugares habitados y parroquias entre sí", es decir caminos de herradura solamente aptos para caballerías y caminantes, ni siquiera para carros y carruajes, salvo acaso en determinados casos y tramos


Los vecinos de El Cascayal eran de los más cercanos a dicha carretera por el ramal que sale a El Carbaín desde un poco más arriba. Un poco más lejos tendrían el ferrocarril, ya para desplazamientos más lejanos, el cual, inaugurado en 1903, habían de tomarlo en la estación de Grado/Grau, en San Playu


Un poco de subida pues hacia las casas de El Cascayal, en esta escalonada ascensión a El Freisnu que ha empezado en La Podada, saliendo del casco urbano moscón


A nuestra derecha, las casas de El Carbaín van quedando ocultas por los árboles del camino que desde El Carbayal sale a la carretera, con el que nos vamos a cruza ahora. Arriba vemos el costado sur de la iglesia de San Xuan, que formaba parte de la llamada, en la organización de la orden, Lengua de Castilla. Este sistema había aparecido cuando, al establecerse en Rodas en 1310, sus miembros se dividieron según las lenguas que hablaban. Lo cual luego se aplicó a su organización territorial europea, si bien la palabra lengua abarcaba territorios de más de un idioma. Nos lo dice Wikipedia:
"Los miembros de la Orden que llegaron a Rodas, así como los estamentos de la Orden, se agruparon a principios del siglo XIV de acuerdo con los idiomas que hablaban. Fueron inicialmente siete lenguas: ProvenzaAuvernia, Francia, Italia, Aragón (y Navarra), Inglaterra (con Escocia e Irlanda) y Alemania. En 1462 LeónPortugal y Castilla se separaron de la Lengua de Aragón y formaron conjuntamente la octava lengua. En el siglo XVI, la lengua de Inglaterra fue suprimida y posteriormente, en 1782, restablecida de modo provisional bajo el nombre de lengua anglobávara."


Únicamente hubo otro establecimiento de la Orden en Asturias, en San Xuan d'Areñes, al sureste de Siero, en lo que fue un importante paso de peregrinos a la Sancta Ovetensis entre el valle del Nalón al del Nora, pero como hemos dicho volveremos a encontrar antiguos enclaves de esta orden en A Fonsagrada, entrando en Galicia


De los antiguos comendadores o máxima autoridad del coto y encomienda, dice Álvaro Valdés Díaz, dice que, dentro de sus prerrogativas de gobierno, "ejercían el derecho de asilo y así cualquier fugado de la justicia que traspasaba los límites de San Juan de Villapañada, ya no podía ser reclamado por la justicia, aunque en algunos casos era peor la que luego se encontraba en este lugar", dado que, de dichos comendadores, "Unos rigieron estas tierras de conformidad al pueblo y otros apunto estuvieron de acabar con él..."


Se referiría Valdés Díaz en concreto al ya mencionado Fray Nicolás de Ortúzar, cuyos férreos designios casi dejan otra vez despoblado el lugar, entre ellos supuestamente el castigo de la horca situada bien visible en El Picu la Forca:
"Maltrataba a sus vasallos con torturas y prisiones, para tratar de arrebatarles sus tierras. Lucharon aquellas gentes contra tanta injusticia y pidieron auxilio al rey Carlos IV, el cual oyó sus quejas y les dio razón, quedando el lugar tranquilo por unos años."

La prerrogativa del asilo y justicia había sido otorgada por Alfonso X El Sabio en 1265, cuando manda que "ni adelantado ni merino entren en dominios sanjuanistas a hacer justicia o a prender a nadie". Dicho rey había fundado la Puebla de Grado una década antes. Si tenemos en cuenta que la primera referencia a un monasterio sanjuanista aquí es de 1229 esta fundación sería anterior a la misma puebla. El Comendador no reconocía ningún arciprestazgo, nos cuenta Fernández de Miranda, ni autoridad eclesiástica fuera de la Orden:   
"La presentación del Curato dicho está que era de la Religión de los Caballeros de Malta, y el Frey era el cura, y en su defecto un vicario que elegía la Orden, y en el ínterin el Obispo de la Diócesis lo designaba. Sin permiso del cura, los demás clérigos, aun siendo del Obispado, no alcanzaban licencias ordinarias para celebrar misa en San Juan."

Llegados a 1821, durante el Trienio Liberal, este señorío eclesiástico irá acabándose y Villapañada sería agregado a la jurisdicción del concejo Grado/Grau pero los vecinos se rebelaron pues deseaban tener su propio concejo, alegando que había Casa-Ayuntamiento, cárcel y archivo propios. Entre ese momento y la reacción absolutista con la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis (de la que llegaría un destacamento a la villa), parece haber un cierto impás, hasta que en 1827 se confirma la supresión de los cotos y Villapañada pasa definitivamente a términos gradenses


La cuesta se suaviza al llegar a esta primera casería de El Carbayal, situada en un rellano en el que crecen varios frutales


El Camino parece que se estrecha un poco al llegar a las caserías de El Carbayal, sitas en un rellano con algo de arbolado, sobre todo frutales


Pasamos al lado de la cuadra de una de ellas, de piedra y tejado a dos aguas


Pasando la entrada hay una bifurcación, en la que seguiremos a la derecha, subiendo suavemente por el camino asfaltado


Desde el portón tenemos una hermosa vista de la panerona que antes veíamos por la parte de su corredor, subiendo desde La Barrera. Tiene una buena y alta subidoria de piedra. Observemos asimismo la corrada de la quintana


Seguimos subiendo pausadamente por este trayecto que, si bien está asfaltado, insistimos, configura un bello paseo por la campiña y sus aldeas


Al fondo vemos Casa Cascayal, donde vivió el calderero Manuel Pérez Alú, pues aquí pasó a vivir con su mujer, si bien su casa paterna, Ca'l Tico, es la que está subiendo a El Freisnu desde La Venta'l Cuernu


Nos cruzamos con El Camín de El Carbaín, que dejaremos a nuestra derecha para seguir todo de frente, hacia las casas


Otro lugar de buena sombra, que bien se agradecen en verano en estas cuestas de Villapañada


Y ahora, bifurcación y a la derecha, seguimos subiendo paso a paso...


Fijémonos en el mojón situado en el cruce, delante de la siguiente casa, que nos indica y confirma la dirección a seguir


La concha identifica al Camino, la flecha amarilla es el elemento direccional


Atrás queda aquel antiguo valle de Prámaro en el que se fundaría la Puebla de Grado en algún momento anterior a 1256, que es cuando figura documentalmente por primera vez como tal, si bien el topónimo ya figuraba anteriormente como nombre de lugar. El Cantu Guileiru (369 m) sigue siendo un hito y referencia cada vez que miramos al este


Un poco más de cuesta hacia Casa Cascayal, la de Manuel Pérez Fernández Alú, uno de los últimos caldereros de San Xuan de Villapañada, junto con su padre Romualdo y su hermano Pachu, de la citada Ca'l Tico


Entre sus pertenencias, Álvaro Valdés Díaz pudo recuperar su libro de cuentas en el que anotaba sus actividades en torno a 1910, pudiendo gracias a ello saberse que trabajaba sobre todo "el valle de Salcedo, en él aparecen pueblos como Vigaña, Villándás, Santianes, Llamas, Tolinas, etc. y también desde Las Cruces bajaba a Belmonte, donde tenía un pequeño centro de trabajo"


Y esta es la foto que de este casi 'último calderero' publica Valdés Díaz en su libro, también recuperada de entre sus cosas. En su libro de cuentas anotaba también a las personas a las que vendía y cuanto costaban las cosas, escribiendo "Tanto vendido, tanto fiambrado" (fiado), así como los objetos que vendía o reparaba, como las famosas calderas de bronce, los cucharones, los potes, etc.


Fijémonos a la izquierda en la larga subidoria de la panera de la casa, al otro lado del camino...


Y fijémonos también, al pasar, en lo que vamos a encontrar detrás


En la parte posterior vemos la forna, el antiguo horno de arroxar el pan o la boroña o borona, el pan de maíz


Saliendo de El Cascayal el Camino sigue un trecho llano entre las fincas y hace un poco de curva a la derecha


Un poco más adelante está el núcleo principal de Acebéu, en lo alto de una colina. "En sus inmediaciones se localizó un importante conjunto lítico, perteneciente al Paleolítico Inferior-Medio", leemos en el Diccionario geográfico de Asturias. Ciudades villas y pueblos


En este lugar hubo de existir, posiblemente antes de las colonizaciones amparadas por los monjes caballeros hospitalarios, un bosque de acebos, de ahí el topónimo, así explicado por García Arias:
"En determinados puntos distinguen nuestros paisanos l’acebu de l’aceba. Del primero dicen que es machu y de la segunda que es fema (hembra); por lo visto el primero es villanu y la segunda más noble o albar; el primero presentaría unas hojas punzantes, la segunda carecería de semejantes atributos. Pero, pese a las distinciones efectuadas por la gente, los botánicos afirman que en realidad se trata de la misma especie, del ‘Ilex aquifolium’, según Linneo. 
La abundancia de acebo en Asturias dio lugar a que muchos de nuestros pueblos fueran portadores del nombre del arbusto o de la colectividad donde crece y se desarrolla"

Pasamos ahora al lado de un cobertizo donde se guarda la hierba, pegado a unas cuadras


Cruce y de frente, con El Picu Tablas y El Picu la Forca ante nosotros. "La horca en la Sierra de Santa Marina pregonaba la crueldad de estos Comendadores", clama Valdés Díaz sobre los tiempos de Nicolás de Ortúzar, llegado en 1770


Atrás, una plantación de maíz tal y como se la ve crecer avanzando el verano...


Salvo para alguna ocasión especial, una fiesta por ejemplo, donde se quiera hacer una boroña, o razón determinada, el maíz, insistimos, ya no se planta como cereal panificable sino como planta forrajera


Ahora a nuestra derecha, al este y en la distancia, vemos la villa de Grado/Grau y El Monte los Pinos con El Cantu Guileiro. Toda esta línea de comunicación fue estratégica desde tiempos remotos, se supone que por el Camín Real de la Mesa se internó alguna legión o columna romana en la guerra de conquista de Augusto del territorio astur y cántabro de los años 29-19 a.C. También al menos una de las razzias de tiempos de Hixem I que arrasaron la naciente capital ovetense empleó esta ruta 


El paso más antiguo no era no obstante por Peñaflor, sino más a la derecha, por Sestiellu, en el collado entre el Alto de Anzu y El Picu Tueru (234 m) a la izquierda del Monte los Pinos y El Cantu Guileiro


Y es que el paso del Nalón se haría un poco más atrás, en Carril, donde hubo un puente que debió perecer arrastrado por una riada, por lo que se decidió hacer uno nuevo un poco más al oeste, asentado sobre las más consistentes rocas de Peñaflor, en algún momento no demasiado antes de 1144, cuando es citado por primera vez, es decir, más de un siglo antes de la fundación de la Puebla de Grado por Alfonso X


Otro mojón con concha y flecha amarilla, el Camino sigue todo recto hasta las casas, en suave pero recta cuesta


Dejamos a la izquierda el ramal que comunica con el barrio El Casoriu (donde hubo de hacerse otro puente sobre la autovía) y seguimos de frente siempre en recto


Sendos vallados cierran las fincas a ambos lados


Aquí hay una quintana con varias casas campesinas visiblemente reformadas. Leemos de este pueblo en el blog San Juan de Villapañada:
"Acebedo o Acebeu, es el  pueblo mas grande de la parroquia de Villapañada, situado ladera orientada al sureste, esta a 190 metros de altitud, limita al norte con San Juan, al este con Grado, al sur con el Xorro y al oeste con La Llinar. Las casas se forman, situando varios grupos que dan el nombre a barrios, como El Cabayin o La Granda, entre ellas destacan; La Barrera, Ca Pepero, El Cascayal, Ca Escuela, Cal Micu, Ca Marcelu y Casa Monchu (de construcción reciente) mas al norte se encuentra Ca Mingu, Ca Serafinon, Ca Laira, Ca Jamo y Ca Agustin separas del barrio del Carbayin, donde destaca Ca Cesareo, al este se situan Ca Anton de Milio,Casa Estelita (de construcción reciente) Cal Ferre, Ca La Madura, Ca Andreson, Ca Alicia, Cal Paletu, Cal Furiñu, Ca Carlos  (ya no existe), Ca Manolo Consuelo, Ca La Grilla, La Granda, El Casoriu y Ca Manximo. En el pueblo hay  quince horreos y cinco paneras. Dista de la capital del concejo a 2 kilómetros, La carretera principal va directamente a Grado, siendo de uso diario para los vecinos de Los Fornos y Los Macetes (de la parroquia del Fresno)."

El Camino tiende a llanear en esta explanada y se hace calle entre las casas de Acebéu


A la izquierda, una casa cierra su corrada con portón y barandilla de hierro forjado


El hórreo, sin pegollos pero con bodega debajo, espacio que solía tener un sinfín de utilidades, la más empleada, la de almacén de enseres, pero también cuadra, gallinero, llagar e incluso vivienda o anexo de la misma


El Camino continúa recto ahora unos metros más hasta llegar al final de estas casas...


Y en esta bifurcación, delante de un tablón de anuncios que tenemos enfrente, iremos a la izquierda


Es un buen lugar para detenerse y admirar también desde aquí el paisaje, junto a estos hórreos


Prados abajo El Carbaín, al fondo a la derecha El Picu la Espinuca (311 m) y, a la izquierda, El Picu Purrín (426 m). Más a la izquierda y más cerca asoman entre los árboles algunas casas de La Llamiella, en la carretera


En el tablón de anuncios siempre se coloca alguna flecha amarilla, que se repone cada cierto tiempo, indicando el Camino de Santiago


Y ahí tenemos el pueblo de La Llinar, también de esta parroquia de San Xuan de Villapañada, sito en lo que fueron antiguas plantaciones de lino, de los tiempos en los que la ropa, como el pan, se hacía en casa. Encima volvemos a ver El Picu la Tabierna y El Picu Curuoza


Caminamos ahora un trecho bastante llano al ir saliendo de Acebéu. Seguimos leyendo en el blog San Juan de Villapañada...
"Varias caleas, sirvieron de paso a vecinos, en tiempos donde no existían carreteras, siendo la principal via de comunicación con la capital, la calea llamada El Vacabil, que bajaba a la Barraca de Arriba, La comunicación con La Llinar se hacia atraves de la calea El Llano y la calea El Regueiral, para ir a San Juan a la Iglesia subían por la calea La Pedrera. El pueblo era escaso en agua, había pocas fuentes y manantiales, destacaba la fuente La Fontixa, la fuente el Regueiral y la Fonte. Las mujeres bajaban a lavar al rió el Xorro, que movía las muelas del Molino de La Fallada, donde se maquilaba, el maíz y escanda. En el barrio de la Granda, se situaba la escuela (hoy vivienda) donde acudian niños de Acebedo, La Llinar y pueblos de los alrededores. En este pueblo se celebraba una fiesta en las proximidades de Ca Escuela"

Por estas caleas pasan ahora las alegres comparsas de los aguilandeiros de San Xuan de Villapañada que, disfrazados y enmascarados cantan los aguinaldos por todos los barrios de la parroquia, recuperando una ancestral tradición perdida. Compartimos de la página Imágenes de un país:
"Tras décadas sin celebrarse, desde 2014 los aguilandeiros han vuelto a las aldeas de San Xuan de Villapañada (Grado, Asturias). Un grupo encabezado por el etnógrafo Xosé Antón Fernández, ‘Ambás’, decidió retomar esta tradición tras recabar información de los mayores del lugar con el fin de interpretarla  de la manera más fiel posible tanto en la vestimenta como en el peculiar «saber hacer» de los personajes que la conforman. 
Enmascarados habituales en estas celebraciones de invierno como la vieja, el oso con su amo, el cura o el diablo recorren las carreteras de San Xuan en un carro tirado por un tractor. El pasacalles va realizando paradas en las casas repartidas por el valle. Tras pedir el aguinaldo con una canción y realizar algunas trastadas (especialmente por parte del oso, la representación del mal), el grupo da las gracias a los dueños de la vivienda con unos bailes a cargo de los maragatos. Como aguinaldo, reciben un tentempié que les ayuda a retomar el camino hasta la siguiente vivienda. 
«Anxelinos somos, del cielu venimos, bulsina traemos, dineiru pedimos»

Aportamos un par de vídeos de los Aguilandeiros de San Xuan de Villapañada en esta su navideña mascarada de invierno, pero podréis encontrar muchos más, además de abundante cantidad de fotografías



Señales de límites estrictos de velocidad y advertencia de paso de ganado advierten a los conductores que pasan por una zona en la que perviven intensamente las labores agropecuarias


Aquí tenemos el tajo o trinchera de la Autovía Oviedo-La Espina, "produciendo un desastre medioambiental y ecológico, separando el pueblo en cuatro zonas separadas por las calzadas de autovía y procediendo al derribo de tres casas", claman en la web de esta parroquia al referirse a Acebéu


Respecto a La Llinar se nos ofrece en dicho blog esta buena información:
"La Linar o La Llinar, esta situado en media ladera, en una zona de suave pendiente, orientada al este, a una altura de 210-230 metros, su población en el 2011 es de unos 18 habitantes, dista de la capital a unos 2,6 kilometros. Limita al Norte con La Sierra, al Oeste con los Fornos, al Este con Acebedo y San Juan y al sur con Los Macetes. 
En la parte Norte del pueblo, se agrupan un pequeño núcleo de casas alrededor de una plazoleta, llamada El Medio El Pueblo, en ella podemos destacar, la Casa del Madreñeiru, Casa Fina, Ca la Luisa, Ca Pilara, Cal Panaderu, Cal Currupetu (derruida) y Ca Esperanza. Luego mas al sur bajando una pendiente encontramos una fila de casas, La de Juan el Caleo (de construccion reciente), Ca Rosa (ya no existe), Cal Caleo, Cal Pequeñu, Cal Parragues (reformada), Ca Avelinu el Roxu, Ca Pascual, La Cuesta y La Fallada, estas ultimas perteneciendo al Fresno, aunque tiene el camino por el pueblo son consideradas de La Linar. 
El pueblo cuenta con ocho Horreos en pie y tres paneras ,existiendo tres mas hoy desaparecidos. Por otro lado se encuentra el La Sierra, situado en la loma del Pico Tablas y comunicado atraves de La Venta y el Fresno. Formado por, Cal Tico, La Pelona, Ca Maria Rosa, Ca Jose Bernardo y Casa Carmen.  
La carretera que comunica el pueblo con la nacional 634, fue construida por los propios vecinos, a día de hoy, con el paso de la autovia, fue reformada y asfaltada, con grandes protestas y polémicas vecinales. Varias caleas y caminos, comunicaban con prados y pueblos adyacentes, como la calea la Ciega, que comunica La Llinar con Los Fornos, la calea El Llano que nos lleva a Acebedo, la calea Las Campas, que sube a la Sierra pasando por Cal Tico, la calea El Regueiral que va a La Granda ,donde estaba la escuela o la calea que nos baja al rio y Los Macetes. 
La gente de La Llinar se servia de varias fuentes, entre ellas podemos destacar, la Fuente la Llinar situada en la entrada del pueblo, construida en 1916, a esta fuente se la construyo años mas tarde un lavadero y otro bebedero, antiguamente las mujeres subian lavar al lavadero de Cal Tico. La gente del pueblo se dedicaba a la agricultura y ganaderia, habia algun panadero, madreñeru, barbero, tratantes y varios carpinteros. 
En los años 40 varios vecinos excombatientes en la guerra civil decidieron hacer una fiesta en el prao el Cudion de La Llinar donde habia una batiente y jugaban a los bolos, esta fiesta se celebraba a principios de octubre, venia gente de todos los alrededores.

De aquí eran además, recordamos, las hermanas Isabel y Antonia Morán, que se casaron con los caldereros Domingo y Sancho Fernández Alú allá por las últimas décadas del siglo XVII. Más arriba Los Fornos, El Cascayu, La Caleona, La Tronca, La Casa Nueva, Las Novales, Zreizaléu, El Sucu, Alvaré y La Torre, bajo El Picu Curuoza o Curueza, son todo caserías de la vecina parroquia de El Freisnu, a la que ya nos vamos acercando


En la distancia, volvemos a tener una hermosa vista de La Sierra'l Pedroriu o de Miranda, la divisoria de la cuenca fluvial del Nalón con la del Narcea, la ancestral divisoria de las Asturias del centro y del occidente, glosada en uno de sus picos y paisaje por Fernández de Miranda:
"Desde la cumbre del Esqueiriz, mudo testigo de gloriosa lucha, se desarrolla un panorama amplísimo, de bellas perspectivas, divisándose hacia el Norte, muy lejos, el mar Cantábrico, que se confunde con las nubes. Descuella el alto picacho sobre las cimas del Fresno, donde parten términos los Concejos de Grado y Salas, según las aguas caigan hacia el Cubia ó el Narcea, pasando por aquí el antiguo camino real ó carretero que conduce á Galicia, tan frecuentado por los ejércitos beligerantes durante la guerra de la Independencia, y seguido más tarde por las facciones Gómez y Sanz y las tropas liberales, sus perseguidores."

Más atrás y a su derecha El Picu l'Águila (526 m) y Los Folgueiros (525 m). Por ahí baja El Regueiru L'Esqueiriz, que va asumiendo diferentes nombres según se dirige a dar sus aguas al río Moutas, afluente a su vez del Cubia y este a la vez del Nalón, reiteramos


A nuestra izquierda, El Casoriu, con su puente sobre la autovía. Más allá y al sur, al otro lado del valle, una buena vista del monte El Xorru


Sigue el Camino todo en llano, pero al llegar a la siguiente curva empezará a subir, al principio moderadamente


Esta es la cuesta que sube al lugar de El Valle, ya a un paso de La Venta'l Cuernu


Fijémonos, cuesta arriba, cómo el Camino serpentea para ir ganando altura en aquellos repechos


Las estacas con alambre de espino a un lado y los cables del pastor eléctrico al otro revelan los usos ganaderos imperantes en estos campos de Acebéu hacia El Valle


La cuesta va perdiendo su moderación y metro a metro va haciéndose más empinada


A nuestra izquierda, una frondosa barrera vegetal separa estos prados de la autovía, que tenemos en este tramo todo el tiempo al lado


El Picu Tablas sigue constituyendo, delante de nosotros, una estupenda referencia visual y geográfica


Podemos imaginarnos las ansias de los peregrinos que, saliendo de la Sancta Ovetensis y con la cena en la mochila, apuraban y apuran por aquí el paso, pese a la cuesta, con ganas de llegar al albergue de Poldo, luego de Domingo, tras toda una jornada andariega


Dejaremos a nuestra derecha el cruce de El Valle y continuaremos subiendo, ahora sin tregua hasta las cercanías de La Venta'l Cuernu


No deja de llamarnos la atención la existencia del topónimo El Valle en una ladera tan en cuesta, pero debe hacer referencia a su extensa y soleada pradería, óptima para la agricultura y la ganadería por su fertilidad


El mojón, con la concha y la flecha, disipa cualquier duda que podamos tener en cualquier bifurcación o encrucijada. El verlo además cada ciertos metros indica que no nos hemos saltado ningún desvío ni ramal


Efectivamente, es llegar a El Valle y la cuesta se torna en una fuerte rampa en la que vamos a ir ganando altura bastante rápidamente, y al sol


Nos parece adivinar, más que ver, el tejado de La Venta ya muy cerca, al pie del Picu Tablas...


Sí vemos mejor la casería de La Sierra, pero esa está más arriba, pasando además el Camino algo más abajo


Las casas pastan apaciblemente en este prado entre el Camino y la A6-63, que pasa oculta unos metros más abajo


El repecho es duro y pendiente per va acabando enseguida según caminamos al borde de la trinchera de la A-63. Fijémonos ahora en la ladera a la izquierda del Picu Tablas


Es la subida a El Freisnu por Ca'l Tico, las de los últimos caldereros de los que se tienen noticias, los mencionados Romualdo y sus hijos Pachu y Manuel Pérez Alú, este casado en El Cascayal y por cuya casa acabamos de pasar, viendo su fotografía


Detrás, vemos perfectamente el Camino, subiendo a El Freisnu por La Pelona, cuya casería está cubierta por las castañales del castañéu. Las torres de luz de Los Morriondos (arriba a la izquierda de la foto) señalan el final de la subida y el comienzo de la bajada al valle del Narcea


La autovía, como hemos visto y comprobado, ha separado y 'troceado' estas aldeas de la zona noroccidental del concejo moscó y, en cambio, décadas después de sus primeros trabajos, aún no ha cumplido su cometido, que le da el nombre de Oviedo-La Espina, el de comunicar de manera directa y fluida ambas poblaciones, el centro con el occidente de Asturias


Un poco más abajo a la izquierda vemos la autovía y su túnel bajo El Freisnu, con el barrio de La Casa Nueva, en Alvaré, y picos de La Tabierna y Curueza atalayas sobre los valles del Nalón y del Narcea


Y otra vista de La Llinar, con los picos del Águila, Esqueiriz y Las Pruyales al sur-suroeste


Y abajo ha quedado El Casoriu con La Granda, que son parte de Acebéu, sobre el valle del río Moutas y ante el monte El Xorru. Más lejos es La Sierra Arellanes


Fijémonos en el puente que comunica El Casoriu con Acebéu. En la lejanía el Aramo se oculta entre nubes y brumas


Si se disipan un poco se reconoce bastante bien La Mostayal, "máxima elevación del extremo norte de la sierra del Aramo, que domina toda la cuenca de Oviedo y los valles del Trubia y Morcín", nos describen en la Enciclopedia del paisaje de Asturias. "Su nombre tiene relación con mostayu (fruto del mostajo)" pues sus laderas están cubiertas de vegetación. Aún así constituye una cumbre relativamente accesible para los montañeros


Vemos ahora asomar a su izquierda las cumbres del mítico Monsacro, o monte La Madalena, que fueron también una referencia durante nuestros primeros metros saliendo del casco urbano ovetense

 
Su máxima cota es El Llenu Velar (1.160 m), aunque acaso la más señalada sea El Cuitu Rumiru (1.155 m), pues su nombre, aunque puede deberse a la planta del romero, también puede referirse a los romeros de las periódicas peregrinaciones a la pequeña meseta bajo estas cimas, La Vega les Capilles, con la capilla de la Magdalena en primer término si se sube por La Cuesta la Llorera desde Santolaya, capital de Morcín

La otra capilla, la de Santiago, está unos metros más arriba y cuenta con su milagroso Pozo de Santo Toribio en el que se atribuye a su tierra cualidades beneficiosas. Su planta octogonal se ha vinculado con la de la capilla del Santo Sepulcro de Jerusalén


Según la tradición y viejas crónicas existió una comunidad eremítica y en ella se guardaron las reliquias del Arca Santa de Jerusalén que luego pasaron a venerarse en el primer templo de San Salvador, antecesor de la Sancta Ovetensis, expuestas en su Cámara Santa y que hicieron de la capital asturiana un gran centro de peregrinación medieval que llegó a competir con la misma Santiago de Compostela...


Bajo el Monsacro reconocemos los montes de Las Cuestas, que separan el valle del Trubia del valle del río Sama y, aquí abajo, vemos Ribiellas, en lo alto del monte El Llanón, perteneciente a la vecina parroquia de La Mata, entre el valle del río Moutas y, detrás, el valle del Cubia


Un banco de piedra invita a sentarse para recuperar aliento al final del recuesto de El Valle


A partir de aquí el Camino empieza a bajar y zigzaguea para ir perdiendo altura. Paisaje de principios de la primavera


Ya casi estamos al pie del Picu Tablas, con sus caserías de Ca'l Tico, La Pelona, La Sierra y Ca Ramonón, en El Fondón. A la derecha El Monte Pando


A la izquierda, la autovía y sus carriles, en El Llanu, al pie de Ca'l Tico


Y a la derecha El Picu la Forca, el de la terrible horca de Fray Nicolás Hortuza, como dice Fernández de Miranda, u Ortúzar, como corrige Valdés Díaz. Parece todo habría comenzado con un pleito entre los freires sanjuanistas y los campesinos que arrendaban sus tierras, que compartimos tal cual aparece en Grado y su concejo:
"Contaba el coto 1.527 días de bueyes (a prados 126, a labor 464, y el resto tierra inculta dedicada a pastos y arbolado) y 72 casas, 56 hórreos, 2 molinos y 93 colmenas; 9 zapateros, un sastre, 2 caldereros y una tejedora de lienzo con dos oficialas, por el año 1558. 
Percibía la Encomienda, procedente de sus fincas con carácter foral, 73 fanegas de escanda y libra y media de cera, y por razón del vasallaje, cada vecino contribuía con un carro de leña o dos reales al año, y el juez electo, con media fanega de pan cocido, un carnero o dos pesetas, dos pollos o dos reales y un roble que llamaban anataliego, valorado en una peseta, precio mínimo. Percibía el Comendador, “sobre frutos y haberes”, el diezmo, que ascendía a 12 fanegas de escanda, 24 de maíz, 4 de judías blancas, 20 de castañas y dos carros y medio de hierba; y por leche y corderos, lechones y otras “avenencias”, recibía 32 reales. 
Constituían los bienes libres de la Encomienda: catorce fincas laborables, de unas cuatro hectáreas de extensión; tres prados, de algo más de una hectárea, tres hórreos y los bienes de la Capellanía de Nuestra  Señora de Loreto, que eran cinco fincas laborables y un castañeo, sitios en la misma jurisdicción de San Juan. 
No eran, pues,  como se murmuraba, los emolumentos y propiedades de la Encomienda lo bastante para creerse el Comendador un potentado, ni mucho menos. Por eso acaso quisieron los de Malta dar un corte de cuentas, declarando libres los bienes aforados. 
¡Salvadora resolución, que trajo revueltos a siervos y Comendadores, durante el siglo XVIII! Vamos a relatar los echos  atendiéndonos a escritos que nos presento D. Areces, vecino de Villapañada. 
Las primitivas fundaciones forales constaban solo en simples documentos privados que guardaba la Encomienda, y ni copia tenían de ellas los dueños del terreno útil; así que, prevalido de esta circunstancia los juanitas, se llamaron a la absoluta propiedad de las haciendas. Iniciose la cuestión en los comienzos del siglo XVIII, y a través de los años, aunque trabajosamente, iban los vecinos defendiéndose de las pretensiones de los malteses; pero llego el año de gracia de 1770, cayó sobre los siervos un turbión en forma de Fr. Nicolás Hortuza, Comendador, de tal guisa, que poco falto para que Leñapañada volviera a quedar inhabitado."

Y ahí viene al triste memoria de aquel comendador que habría puesto la horca en la montaña para escarnio público que se viera desde toda la parroquia y le diera monte al picu. Aunque así no hubiera sido, el topónimo forca sirvió por similitud para transmitir los desmanes de los comendadores para con sus vasallos:
"En el ruidoso pleito que surgió, no seguiremos a Hortuza en sus arrestos, en gracia de la brevedad; pero forzoso es declarar que fue un verdadero azote de los vecinos de San Juan; violento, atrabiliario, no perdono, a lo que parece, medio para arrebatarles sus derechos, pues tras de ocultar las fundaciones forales, que sustrajo del archivo de la Encomienda, maltrataba a sus vasallos con vejámenes y prisiones, a fin de que, empobrecidos y acobardados, concluyesen por abandonar tierras y lugares, dando motivo para arrendar a otros como libre los bienes aforados. 
Y cerca anduvo de lograrlo; pero al ver aquellas gentes en peligro su hacienda, adquirida a fuerza de trabajo por sus predecesores, que poblaron e hicieron fructífero el ingrato suelo fertilizado por ellos también con el sudor de su frente, llegaron a las gradas de trono; pidiendo amparo y justicia contra los intentos y opresión de Hortuza, y Carlos IV yo sus quejas, considero sagrados los derechos que alegaban, y obrando en consecuencia, quedo humillado el orgullo del Comendador, que a poco pierde su jurisdicción alta y baja, mero, mixto imperio, real y eclesiástica, que tanto invocara para salir airoso en sus demandas. La calma siguió hasta que murió Hortuza. 
Solo entonces , contra lo esperado, retoñan las discordias, promovidas esta vez, no por el hospitalario sino por su apoderado, al pretender también hacer pasar por  libres los  vienes todos  de la Encomienda; pero los vecinos de San Juan nuevamente protestan y se querellan, ante el propio Comendador, por suponerlo ajeno a las intrigas y sutileza de su mayordomo, y lo estaba, en efecto, o quizás temeroso de que resurgiesen los pasados pleitos, lo cierto es que dio la razón por entero a sus vasallos, los cuales prosiguieron viviendo en paz con su nuevo señor."

Aquí vemos el cementerio (a la izquierda de la foto, entre los árboles) y las casas de La Reguera, por donde, reiteramos, habremos de ir si deseamos ir al albergue de peregrinos


El Pueblu y abajo (a la derecha de la foto) Ca Pedru, donde el camino de La Venta'l Cuernu a la iglesia se une al que sube de La Barraca


Y ahí está El Campu y la iglesia, con el antiguo monasterio, Ayuntamiento y cárcel que luego fue casa rectoral, organismos que, a pesar del ingrato recuerdo de algunos comendadores, fue esgrimido en su momento para reclamar infructuosamente un concejo propio:
"En esta conformidad se hallaban al llegar el golpe de 1821, por el cual, remitida Villapañada a la jurisdicción de Grado, estos habitantes acudieron en queja a la Diputación, a legando, como Peñaflor que toda vez siempre habían estado independientes (olvidaban los palos de los Comendadores), “y tenían Casa-Ayuntamiento, cárcel, archivo, con lo de más necesario para la administración de justicia” les correspondía disfrutar de Ayuntamiento Constitucional independiente, como en efecto lo disfrutaron. 
Mas en nada se alteraron ni se quejaron los de San Juan en 1827 cuando el coto fue incorporado á Grado de un modo estable, pensándolo mejor, á nuestro parecer."

Los pleitos sobre las tierras del coto y su encomienda aún continuaron décadas después de suprimida esta, al no conservarse los documentos relativos a cada vecino sobre las tierras que les habían sido asignadas para su trabajo y vivienda o a sus antecesores. Sin embargo el problema pudo subsanarse satisfactoriamente para ellos:
"Otra vez se produjo el desasosiego en 1847 al ordenarse por el Gobierno la venta de bienes pertenecientes á las Encomiendas, debido a que la mayoría de los vecinos continuaban sin los documentos justificativos de su derecho, y tenían fueran enajenados como libres los fundos aforados. 
Pero esta alarma fue pasajera, porque bastó se exhibiesen los antiguos escritos conteniendo los aforamiento, un libro catastro de 1752 y la sentencia contra Hortuza,  para que reconociera el Estado el legítimo derecho de estos sencillos aldeanos, que vieron para siempre, al fin, colmados sus afanes."

Esgrime Álvaro Fernández de Miranda que los últimos años de la encomienda fueron especialmente terribles y trágicos al coincidir con la invasión napoleónica, o casi deberíamos decir invasiones, pues los franceses entraron y salieron varias veces del concejo por estos mismos caminos...
"Cuando la invasión francés, ellos también sufrieron mil torturas; y al igual de Peñaflor, otorgándoseles socorros por su desinteresada y valiente conducta. Excelentes patriotas, atacaron sin descanso los destacamentos y convoyes enemigos que cruzaban la parroquia, haciéndose víctimas de terribles represalias; repetidamente la población en masa tuvo que huir, y por mandato del general Barthelemy fue entrado el coto a sangre y fuego, no consumándose la total destrucción sólo providencialmente."

Tras un poco de bajada, llega un tramo bastante llano desde el que podemos admirar estos inolvidables paisajes del antiguo territorio de la Orden de Malta


Bajo nosotros El Cantarillón, por donde baja el arroyo de El Reguerón, bajo La Reguera y en dirección al Puente Argañosa en la carretera, pasando debajo de ella y bajando al pie de La Llamiella a dar sus aguas al río Ferreiru en La Barraca


Las casas de La Reguera, con sus hórreos, por donde va el tan mencionado camino a la iglesia, el empleado par ir al albergue de peregrinos


El Campu y la iglesia parroquial, en un gran rellano en el que estuvo también el primer cementerio exterior cuando se suprimieron los enterramientos dentro del templo


Vemos bien ahora su fachada occidental, donde se encuentra la portada. Se describe al templo como de planta de cruz latina y ábside cuadrado, si bien las construcciones anexas, como la antigua casa monacal, camuflan dicha estructura. Observemos detrás la escuela, con sus placas solares. Entre ella y el ábside se localizan cimientos del que fue el hospital de peregrinos de la Orden de Malta


Bajo la iglesia la N-634 y La Llamiella. Se reconoce bien el camino que sube desde La Barraca, cruzando la carretera


Y ya tenemos ante nosotros, asomando más allá del prado a nuestra izquierda, la casa de La Venta, la histórica Venta'l Cuernu, parada y fonda "de arrieros y caminantes" que tanta importancia tuvieron, pues pasaron a la toponimia de estos lugares


En ventas como esta coincidían e intercambiaban noticias y vivencias los caldereros que venían de Miranda (Avilés) con pastores trashumantes, arrieros y peregrinos, si bien estos últimos solían decantarse más por los centros asistenciales a ellos dedicados, buena parte de ellos en las villas, iglesias y monasterios, como aquí sería el caso del de la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, popularmente Orden de Malta o de los Caballeros Hospitalarios, los sanjuanistas, en origen Orden del Hospital de San Juan Bautista de Jerusalén


Situada en estratégico cruce de caminos, La Venta iría quedando en desuso cuando el Camín Real de Galicia quedó fuera de la red viaria principal hacia occidente a partir de 1859 con la carretera Oviedo-Villalba. Por otro lado, El Camín Real de la Mesa quedó a su vez relegado por la carretera de Castilla, que, comenzada a finales del siglo XVIII, se terminó unos años antes, pasando por Payares. Otros puertos cercanos, como Ventana y Somiedo, aunque secundarios, también pasaron a tener carretera, quedando La Mesa únicamente como vía pecuaria de la trashumancia durante un tiempo


Llegando a La Venta'l Cuernu, el Camino de Santiago dejará su trecho llano desde la cuesta de El Valle, y empezará a subir


Y, a la izquierda, dirigiéndose a La Venta, empieza la subida hacia El Freisnu en la ruta a Doriga y Cornellana, la bajada al valle del Narcea


Pero aquí a la derecha, atención, es donde tenemos la bifurcación por se deseamos pernoctar en el albergue de peregrinos de San Xuan de Villapañada, que mantiene viva la tradición hospitalaria de estos parajes


Nuestra es ahora la decisión: o seguir de frente hacia El Freisnu (hay albergue privado, Cá Pacita, en Doriga, un trecho más abajo del santuario, así como albergue público en Cabruñana -desviado de la ruta oficial un par de kilómetros pero con un camino alternativo-), o ir a la derecha al albergue de la antigua escuela de San Xuan de Villapañada...






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