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Iglesia de San Xuan de Villapañada desde el camino de La Podada a Acebéu. Detrás de ella, en la antigua escuela, vemos el albergue de peregrinos |
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Subiendo la cuesta de La Podada con Grado/Grau a nuestras espaldas |
Mirando atrás, tenemos una buena panorámica de la población, con La Podada de Arriba en primer término, y luego todo el casco urbano, extendido en el valle del río Cubia, que forma esta gran vega al ir a desembocar al Nalón, rodeada de cuetos, colinas y montañas, como las que cierran el valle al este, desde El Pedrosu (347 m) en La Sierra del Pedrosu y Peñaflor con La Peña (236 m), a la izquierda de la foto, al Alto de Anzu (261 m), el Picu Tueru (234 m), y Santu Dolfu (326 m) a la derecha
La cuesta de La Podada es una buena cuesta, un subidón que nos lleva de nuevo a los paisajes del campo astur, pasando primeramente una zona entre lo rural y lo residencial, donde veremos algunas quintas, tal que esta, o al menos su portón, y algunos de sus árboles, entre ellos un texu...
Texu bajo cuyas ramas caminamos ahora en esta subida
Abajo a nuestra izquierda la zona de La Quinta, en las inmediaciones del cementerio. Abajo es el valle del río Moutas, afluente del Cubia, y al otro lado los montes de El Xorru, por donde baja a la villa un ramal del varias veces milenario Camín Real de la Mesa, comunicación histórica con la meseta desde tiempo inmemorial
Luego un nogal, una nozal
Mostrando ya sus frutos
Una buena rampa...
Este ramal del Camín Real de la Mesa (el otro sigue la línea de cumbres hacia El Freisnu), baja a Grado/Grau junto al actual Instituto Ramón Areces y la Cooperativa Agropecuaria Gualpinar, cuyas instalaciones vemos desde aquí
Ese camino sigue por El Negueirón y el barrio El Casal, con sus instalaciones deportivas. Ahí vemos el campo de fútbol Marqués Vega de Anzo donde juega el mítico equipo local, el Club Deportivo Mosconia, fundado en 1945 y refundado en 1961. No sería la primera vez que el equipo renacería de sus cenizas manteniendo vivo el pabellón moscón
Más a lo lejos las parroquias de Gurullés y Rañeces, por donde se extiende hacia el sur el valle del Pigüeña, cruzado por la Autovía de La Espina (A-63), cuyas obras comenzaron en 1999 y aún está por acabar, la cual será una referencia visual durante parte del Camino, pues nos la encontraremos en varias ocasiones
Más al sur las lejanas cumbres del Monsacro, a la izquierda, tan ligadas a las Reliquias de San Salvador, que hicieron de Oviedo/Uviéu un gran centro de peregrinación medieval, cuna del Camino de Santiago, y el Aramo, la gran montaña central asturiana
Pomaradas y frutales
Ya se termina lo más duro del repecho
A la derecha del portón también se acaba el asfalto
Esta es la primer cuesta que nos aguarda hacia El Freisnu. Pero primeramente iremos hacia Acebéu y San Xuan de Villapañada, donde hay albergue público de peregrinos
Este tramo es de tierra y piedra
También muy florido y colorista
Llegamos hasta el final del muro
Pasamos junto a la casa...
Y ya culminamos este primer trecho en ascenso
Y salimos así a esta pradería
La Autovía de La Espina a la izquierda, sobre el valle y bajo el Monte'l Xorru
Ya empezamos a llanear...
Un magnífico seto de hortensias...
Un bellísimo Camino, casi un pequeño jardín botánico
A la izquierda castaños
Andamos bajo su buena sombra...
La vista ya abarca hasta muy al sur, hasta El Picu Cogolla (592 m), e incluso más allá, hacia los cordales de Yernes y Tameza
Sigue el camino de hortensias... una belleza
Colmenas...
Más vistas de El Xorru, el Monsacro y el Aramo, al sur
Buen camino en llano...
Cruce y de frente
En otoño el suelo se cubre de oricios de castañas. ¡Cuántas hambres mataron antiguamente!, no en vano se plantaban por los caminos para sustento de caminantes. Hasta el pote se hacía con ellas... hoy se dejan pudrir abandonadas
Poco a poco, al oeste, empezamos a ver los altos de El Freisnu, línea de cumbres que se extiende de norte a sur por donde discurre el ramal más antiguo, directamente hacia la costa, del Camín Real de la Mesa, con el que nos cruzaremos
A nuestra derecha tenemos el valle del río Ferreiru, por donde va, subiendo a La Cabruñana, la carretera N-634. Allí empezamos a ver Acebéu, a la izquierda de la foto, y San Xuan de Villapañada, a la derecha, antiguamente de Leñapañada, antiguo topónimo que quiso buscársele razón en base a un pago de tributos, en leña, a los monjes y comendadores de la Orden de Malta, dueños de estos lugares desde la Edad Media, pues los terreno a ella pertenecientes o "encomienda" se poblaban con colonos que ayudaban con sus pagos a la manutención de la fundación, la cual la empleaba también para limosnas y sufragar las posesiones de la Orden en Tierra Santa, donde estaban los castillos que guardaban los Santos Lugares, así como grandes monasterios sanjuanistas
Así el escritor, historiador e investigador Álvaro Fernández de Miranda en su obra Grado y su concejo, publicada en Madrid en 1907 informa que...
"San Juan de Villapañada o de Leñapañada, Jurisdicción, Señorío, Coto redondo o Priorato, según rezan los escritos, de los Nobles Caballeros de San Juan de Malta.
Tiene curiosa historia y marcado carácter propio.
Inhabitados, incultos, yernos estos terrenos en los siglos medios, obligado y peligroso camino de los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela, los Caballeros Hospitalarios, movidos de cristiana caridad y cumpliendo sus Estatutos, recabaron para sí tierras de Leñapañada, y fundaron hacia 1450 un monasterio, hospital y alberge de peregrinos, que encomendaron a varias freiras de la Orden. Pero los propósitos de los nobles Caballeros se frustraron por entonces, por que continuaron los peregrinos expuestos a peligros y asechanzas, y hasta las mismas religiosas no se conceptuaron seguras; y amedrentadas, se trasladaron a un convento de Tordesillas, siendo reemplazadas por un Prior y tres freires o caballeros profesos que, ayudados de sus servidores, aislaban y defendían al peregrino, y administraban santamente las cortas rentas o donaciones que percibían de los lugares vecinos; pero como cesaron los peligros del tránsito ni los que aun ellos corrían, acabaron también, como las monjas sus predecesoras, por abandonar estos sitios, refugio de forajidos y gente de mal vivir.
No se conformó, empero, el Gran Maestre con el definitivo abandono del Señorío, y buscando medios prácticos para que tal desamparo cesase, pareció lo mejor a los Malteses poblar el páramo, reducido a cultivos, y, lograrlo, aforar la tierra, con muy exiguo canon, a cuantos allí se avecinasen.
Con tales propósitos regresaron Prior y freires, y hacen las tentadoras propuestas a los vecinos comarcanos: aceptadas por algunos, comienza lentamente a adquirir vida aquel lugar de muerte; y más tarde, otras gentes; venidas de lejanas localidades, aumentaron el número de esos primeros habitantes, llegando aquel yermo suelo a ser cultivado y a poblarse el desolado desierto, muy a satisfacción de los juanitas, que rigieron el coto por Comendadores, con jurisdicción completa.
Tal fue el origen de la parroquia de San Juan de Villapañada –según la tradición y los escritos cuentan-, cuyos actuales y honrados moradores son descendientes directos de aquella gente amalgamada y advenediza.
Realmente el de Leñapañada, al ser entregado a los Caballeros de San Juan de Jerusalén, paso a ser, ipso facto, civil y eclesiásticamente, propio y privativo de una Encomienda de esa orden religioso-militar"
Avanzamos todo recto al lado del prado
Prado cerrado con alambrada. A la derecha arbustos y helechos...
Ante nosotros ya vemos plenamente La Sierra Miranda con la subida a El Freisnu, por donde va el ancestral Camín Real de la Mesa, con el que nos vamos a cruzar al llegar a su cresta en ese lugar, , paso de los valles del Nalón a los del Narcea y, antiguamente, de las llamadas Asturias de Oviedo a las Asturias de Tineo
En primer término Acebéu, a lo lejos El Picu Curuoza o Curueza (524 m) y a su derecha los altos de La Tabierna (407 m) y el paso de El Freisnu, donde está el santuario de este nombre
El Freisnu es muy importante por su devoción romera y su historia, estando además enclavado en plena cresta de la montaña, en un lugar que domina buena parte del centro de Asturias
Levantado en una estratégica encrucijada, el santuario de la Virgen de El Freisnu está situado en la misma frontera entre los conceyos de Grado/Grau y Salas, la secular "raya" geográfica de las "Asturias de Oviedo" y las "Asturias de Tineo", como se citaban en los documentos de época. Este collado separa además las cuencas fluviales de los ríos Nalón y Narcea, y en él el templo se erige su vez en un altozano que da vista a estos montes y valles
El santuario que ahora vemos es producto de las reformas y ampliaciones de los siglos XVII y XVIII de otro mucho más antiguo, así como de serias restauraciones posteriores, pues fue quemado durante la invasión napoleónica
Su ubicación en lugar tan señalado, un poco al sur de La Cabruñana, por donde iba otro ramal jacobeo, donde existió otra de aquellas célebres malaterías u hospitales de leprosos, hizo que esta posición fuese disputada en tremendos combates durante la Guerra de la Independencia, padeciendo su estructura las graves consecuencias de aquellas batallas
Aquí, además del intento infructuoso de parar a la columna del mariscal Ney, posteriormente hubo otros combates, pues en sucesivas incursiones los franceses utilizarían el templo como baluarte contras los asaltos de las tropas de Bárcena y Díaz Porlier El Marquesito. Por ello el investigador Álvaro Fernández de Miranda nos habla en su libro Grado y su concejo, publicada en Madrid en 1907, de "la paga del francés", que era como se conocía la pensión vitalicia de las viudas de la francesada.
El Freisnu era una gran referencia para los peregrinos, tanto los que iban a Santiago como los que venían de regreso de Compostela, ambos en la ruta a las Reliquias de San Salvador en la catedral ovetense, como fue muy común en muchas épocas. No habría de descartarse que la veneración mariana hundiese sus raíces en cultos precristianos en esta tierra de castros, túmulos dólmenes y yacimienos paleolíticos, marcada por la mitología de seres femeninos como las xanas o ninfas asturianas. Así, Álvaro Fernández de Miranda nos dice en su indispensable libro que...
"En los anales del Fresno se registra la historia de una nereida, ondina, xana ó cosa así, encanto del lugar, que dió en el estrambótico capricho de probar la valentía de su amante, soltándole inopinadamente un culebrón y además un toro de fuego, ante cuyas bestias huyó, naturalmente, despavorido el galán, por lo que la dama, indignada, le despreció, marchándose para no volver, y causando la desesperación del amante, que murió de pena, maldiciendo su cobardía"
Juan Menéndez Arango, por su parte, en su artículo Por el Camino de Santiago: desde El Fresno a Cornellana, publicando en el nº1 de la revista Salas en el Camino, también nos informa de las batidas que por aquí realizaban las partidas carlistas de los generales Gómez y Sanz, perseguidos por las tropas liberales, así como de las trincheras próximas, estas de la guerra civil, en El Picu Curuoza
Menos cruentas aunque a palos, acababan las romerías con las disputas vecinales de los mozos de los pueblos que aquí tienen su límite, unos dando vivas a Grao y otros a Doriga (Salas). El mismo investigador nos dice que el templo fue quemado por los franceses y reconstruido en 1863
A la derecha de El Freisnu otra referencia importante es el predominante cueto boscoso que tenemos al oeste: El Picu Tablas (478 m), pues justo a su derecha está El Picu La Forca (409 m), solar de un castro astur muy afectado por las plantaciones de eucaliptos y por las prospecciones de una cantera, pero donde el profesor José Manuel González y Fernández Vallés halló restos de muralla derrumbada. Su peculiar forma denuncia su escarpadura artificial propia de un hábitat castreño. En este contexto se sabe que en esos montes entre San Xuan de Villapañada y Cabruñana en Grado/Grau, y Doriga en Salas, se halló la estela funeraria de la Hija de Talavo, tal y como leemos en el tan citado libro Grado y su concejo, donde Álvaro Fernández escribe de...
"... una antiquísima lápida, procedente de un Castro, sobre tierras de San Juan, hallada en parte en linderos del Concejo de Salas, habiendo quien supone, erróneamente, que el famoso “cipo” procede de otros sitios. El dibujo que de esta lápida hispano-romana presentamos, es copia exacta del que nos ha remitido el muy benemérito Sr. Ciriaco Vigil, diciéndonos:
“Este cipo, la mitad próximamente de un enorme sillar de seis pies de alto, fue descubierto en un Castro llamado el Castiello, y formaba el dintel de la puerta de la casa de Pedro Álvarez, situada al comienzo de la cuesta de Cabruñana, en el Concejo de Grado. Fue posteriormente recogido por mi amigo D. Fortunato Selgas, y le colocó en su egregia posesión de “El Pito”, en el Concejo de Cudillero. Del dibujo, más correcto que el anotado en mi libro de Epigrafía asturiana, pág. 390, y tubo la fineza de remitirme aquel amigo, mandé copia al ilustre Sr. D. Emilio Hübner, miembro del Instituto arqueológico de Berlín, y célebre epigrafista, quien me participó en 19 de agosto de 1887 su muy probable interpretación, en los siguientes términos: “mucho me interesa el nuevo dibujo de la antigua lápida de Grado que me manda usted, calculando que el eje del semicírculo haya pasado aproximadamente en medio de la cabeza de la mujer, casi seis letra faltaran al lado izquierdo del título. Por supuesto, los nombres no se pueden adivina; sólo para dar una idea del total, propongo los siguientes suplementos, exempli causa:La gente de estos contornos ha forjado una novela respecto al cipo, diciendo cubría la tumba de la Reina de estos lugares, poderosa y buena, pero idólatra, por lo que Dios la castigó duramente, maldiciéndola, etc., y añaden que hace tiempo se hallaron en el sepulcro gran cantidad de alhajas y cosas de oro macizo. Lo que sí se deduce del hallazgo y de los restos de muy antiguas construcciones descubiertas en los mismos lugares, es que en los primeros siglos de nuestra era no estaba despoblado ente territorio..."
PELSINAE TALAVF
RETVCENEA VXSORI
“a Pelsina, hija de Talavo, RETVCENEA VXSORI y mujer de Retugeno”
Pelsina y Tetugenus son nombres conocidos por inscripciones encontradas en Galicia y en Asturias. El carácter de las letreas es bastante antiguo: lo creo casi de fines del primer siglo de nuestra era. Lo mismo se infiere de la falta de las fórmulas consuetas SD. M. y de otras indicaciones, como los años de la vida, el H. S. E. y demás, Muy curiosos son los ornados del cipo; tenemos en él un monumento altamente interesante de los primitivos habitantes de aquella parte de la Península”
El Picu la Forca está relacionado al decir de la tradición con la horca que usaron algunos comendadores de la Orden de Malta, (los hubo buenos y los hubo malos y peores) para ejercer su férreo control sobre este territorio, el cual no se incorporaría definitivamente al
conceyu moscón hasta el año 1827. Fue en concreto el Comendador Fray Nicolás de Hortuza en 1770 quien instauró la horca en el mencionado monte y, queriendo aplicar la mano dura, consiguió únicamente que mucha vecindad abandonase estos lugares. Hemos de decir no obstante que el topónimo Forca, Forcá, Forcada, etc. se repite mucho en Asturias y tiene varios significados, uno el de paso entre dos vertientes y otro el de bifurcación, no necesariamente horca como instrumento de ejecución. Siguiendo de nuevo a Álvaro Fernández de Miranda leemos que...
" Los primeros Comendadores rigieron justamente el sumiso coto, cumpliendo con lo estatuido; pero no así ninguno de los sucesores, que abusaron de sus especiales prerrogativas, trocándose más de una vez en azote de sus propios vasallos. Señores de horca y cuchillo, gobernaban despóticamente, imprimiendo a sus actos un marcado carácter feudal.
La horca aquella, el temido instrumento de muerte, ostentose durante muy largo periodo en la sierra de Santa Mariña, pregonando a veces la crueldad del Comendador. Más abajo, en la “tierra de Santiago”, estaba el Consistorio con su cárcel, cepo y grillos, como era consiguiente.
El derecho de asilo le ejercieron los Comendadores con extremo rigor: criminal que huido de otros puntos trasponía los límites de San Juan, quedaba salvo; jamás era entregado; el Comendador no transigía, por más que lo reclamasen.
¡Los Comendadores! ¡Larga, eterna pesadilla de los de San Juan! ¡Sus protectores primero, y sus verdugos después! "
Abajo volvemos a ver San Xuan de Villapañada, que fue por lo tanto una antigua posesión de la Orden de Malta, que ejerció un férreo dominio en estos lugares del Camino, conserva en su advocación la del patrón de esta orden también llamada de San Juan o de Rodas...
"Contaba el coto 1.527 días de bueyes (a prados 126, a labor 464, y el resto tierra inculta dedicada a pastos y arbolado) y 72 casas, 56 hórreos, 2 molinos y 93 colmenas; 9 zapateros, un sastre, 2 caldereros y una tejedora de lienzo con dos oficialas, por el año 1558.
Percibía la Encomienda, procedente de sus fincas con carácter foral, 73 fanegas de escanda y libra y media de cera, y por razón del vasallaje, cada vecino contribuía con un carro de leña o dos reales al año, y el juez electo, con media fanega de pan cocido, un carnero o dos pesetas, dos pollos o dos reales y un roble que llamaban anataliego, valorado en una peseta, precio mínimo. Percibía el Comendador, “sobre frutos y haberes”, el diezmo, que ascendía a 12 fanegas de escanda, 24 de maíz, 4 de judías blancas, 20 de castañas y dos carros y medio de hierba; y por leche y corderos, lechones y otras “avenencias”, recibía 32 reales.
Constituían los bienes libres de la Encomienda: catorce fincas laborables, de unas cuatro hectáreas de extensión; tres prados, de algo más de una hectárea, tres hórreos y los bienes de la Capellanía de Nuestra Señora de Loreto, que eran cinco fincas laborables y un castañeo, sitios en la misma jurisdicción de San Juan.
No eran, pues, como se murmuraba, los emolumentos y propiedades de la Encomienda lo bastante para creerse el Comendador un potentado, ni mucho menos. Por eso acaso quisieron los de Malta dar un corte de cuentas, declarando libres los bienes aforados.
¡Salvadora resolución, que trajo revueltos a siervos y Comendadores, durante el siglo XVIII! Vamos a relatar los echos atendiéndonos a escritos que nos presento D. Areces, vecino de Villapañada.
Las primitivas fundaciones forales constaban solo en simples documentos privados que guardaba la Encomienda, y ni copia tenían de ellas los dueños del terreno útil; así que, prevalido de esta circunstancia los juanitas, se llamaron a la absoluta propiedad de las haciendas. Iniciose la cuestión en los comienzos del siglo XVIII, y a través de los años, aunque trabajosamente, iban los vecinos defendiéndose de las pretensiones de los malteses; pero llegó el año de gracia de 1770, cayó sobre los siervos un turbión en forma de Fr. Nicolás Hortuza, Comendador, de tal guisa, que poco falto para que Leñapañada volviera a quedar inhabitado.
En el ruidoso pleito que surgió, no seguiremos a Hortuza en sus arrestos, en gracia de la brevedad; pero forzoso es declarar que fue un verdadero azote de los vecinos de San Juan; violento, atrabiliario, no perdono, a lo que parece, medio para arrebatarles sus derechos, pues tras de ocultar las fundaciones forales, que sustrajo del archivo de la Encomienda, maltrataba a sus vasallos con vejámenes y prisiones, a fin de que, empobrecidos y acobardados, concluyesen por abandonar tierras y lugares, dando motivo para arrendar a otros como libre los bienes aforados.
Y cerca anduvo de lograrlo; pero al ver aquellas gentes en peligro su hacienda, adquirida a fuerza de trabajo por sus predecesores, que poblaron e hicieron fructífero el ingrato suelo fertilizado por ellos también con el sudor de su frente, llegaron a las gradas de trono; pidiendo amparo y justicia contra los intentos y opresión de Hortuza, y Carlos IV yo sus quejas, considero sagrados los derechos que alegaban, y obrando en consecuencia, quedó humillado el orgullo del Comendador, que a poco pierde su jurisdicción alta y baja, mero, mixto imperio, real y eclesiástica, que tanto invocara para salir airoso en sus demandas. La calma siguió hasta que murió Hortuza.
Solo entonces , contra lo esperado, retoñan las discordias, promovidas esta vez, no por el hospitalario sino por su apoderado, al pretender también hacer pasar por libres los vienes todos de la Encomienda; pero los vecinos de San Juan nuevamente protestan y se querellan, ante el propio Comendador, por suponerlo ajeno a las intrigas y sutileza de su mayordomo, y lo estaba, en efecto, o quizás temeroso de que resurgiesen los pasados pleitos, lo cierto es que dio la razón por entero a sus vasallos, los cuales prosiguieron viviendo en paz con su nuevo señor.
En esta conformidad se hallaban al llegar el golpe de 1821, por el cual, remitida Villapañada a la jurisdicción de Grado, estos habitantes acudieron en queja a la Diputación, a legando, como Peñaflor que toda vez siempre habían estado independientes (olvidaban los palos de los Comendadores), “y tenían Casa-Ayuntamiento, cárcel, archivo, con lo de más necesario para la administración de justicia” les correspondía disfrutar de Ayuntamiento Constitucional independiente, como en efecto lo disfrutaron.
Mas en nada se alteraron ni se quejaron los de San Juan en 1827 cuando el coto fue incorporado á Grado de un modo estable, pensándolo mejor, á nuestro parecer.
Otra vez se produjo el desasosiego en 1847 al ordenarse por el Gobierno la venta de bienes pertenecientes á las Encomiendas, debido a que la mayoría de los vecinos continuaban sin los documentos justificativos de su derecho, y tenían fueran enajenados como libres los fundos aforados.
Pero esta alarma fue pasajera, porque bastó se exhibiesen los antiguos escritos conteniendo los aforamiento, un libro catastro de 1752 y la sentencia contra Hortuza, para que reconociera el Estado el legítimo derecho de estos sencillos aldeanos, que vieron para siempre, al fin, colmados sus afanes"
Justo detrás de la iglesia aunque desde aquí algo tapada por los árboles, está la antigua escuela, actual albergue de peregrinos. Más allá el monte de El Xuegu la Bola (373 m), cerca ya de La Cabruñana
Abajo el valle de La Reguerona. A lo lejos los altos de La Llamargona (578 m) y El Picu'l Puerrín (474 m)
Más a nuestra derecha y más cerca La Folichosa (328 m), con Llavayos abajo, parroquia de Castañéu
Admirando y estudiando tan magno paisaje y su historia pasamos bajo otro viejo castaño...
Y luego entre unas fincas, excelentes prados de pasto y siega. Estamos en este momento siguiendo, pero a la inversa, el camino de las columnas francesas del mariscal Ney hacia Peñaflor, donde se celebró tan cruenta batalla durante la Guerra de la Independencia, asalto que no habría de ser el único protagonizado por las fuerzas napoleónicas, pues tras él vendrían las tropas de Kellerman y, en 1810, las del general Bonet, siempre causando quebranto entre los civiles
Se trataba de tropas de flanco, fuertes, rápidas y peligrosas pero relativamente escasas, apartadas de los frentes principales, las cuales habían de avituallarse tomando, muchas veces por asalto, aquello que necesitaban, e incluso llevándose numerosos objetos de valor, ejerciendo represalias durísimas contra cualquier oposición
Estamos en otro lugar excepcional para contemplar el paisaje, ahora de nuevo a nuestras espaldas
La Borbolla y La Portiella a la izquierda, el valle del Nalón en medio y a la derecha El Pedrosu
A lo lejos los altos de Candamo, concejo que se independizó de Grado /Grau en 1812 con las Cortes de Cádiz, se reincorporó a él con la reacción absolutista en 1814, se volvió a independizar con el Trienio Liberal pero en 1823 se reincorporó. La independencia definitiva no llegaría hasta 1835, tras 600 años de dependencia de Grado/Grau
Fue Candamo zona vinícola, conservándose aún no pocas cepas pero de manera silvestre. Las epidemias de la vid hicieron que, a caballo entre los siglos XIX y XX su cultivo fuese sustituido por otros productos hortofrutícolas, especialmente la fresa, de gran fama en Asturias
Más a la derecha, a lo lejos, la pared blanca de La Peña sobre Peñaflor, paso del Camino procedente de Oviedo/Uviéu a La Veiga, por donde hemos venido. A la izquierda el Alto de Anzu (281 m)
Hemos llegado al lugar de Quintana, donde hay una casa a nuestra derecha
Según avanzamos mejora nuestro campo visual y volviendo la vista al sureste divisamos mejor el Aramo y el Monsacro, monte este donde estuvieron guardadas las reliquias del Arca Santa de Jerusalén antes de ser custodiadas en la entonces basílica, después catedral, de San Salvador de Oviedo/Uviéu, reinando Alfonso II El Casto, quien hizo de la ciudad su capital y desde donde salió a comprobar el suceso de la inventio de Santiago de Compostela, naciendo entonces este Camino y todos los caminos a Santiago
Y pasamos así frente a la quintana de La Quintana...
Una muria de piedras la separa del camino...
A la entrada, un viejo hórreo
A partir de Quintana volvemos a pisar un poco de asfalto en el camino a Acebéu
El trazado es llano y recto
Fila de árboles talados...
Montes de El Xorru
A la derecha La Barrera y Acebéu, puerta de la parroquia de San Xuan de Villapañada
Y el puente sobre el enlace con la autovía, por donde pasaremos enseguida
A la izquierda el viaducto de la Autovía de La Espina
Muria de piedras...
Un chalet con terreno cerrado por tapia
Atención ahora al siguiente cruce
Hay que ir a la derecha
A lo lejos El Picu Guilera o Esqueiriz (532 m) y El Picu las Pruyales, Las Puriales o Las Peruyales (669 m), donde se conserva parte del aparato defensivo de la Guerra Civil en la Sierra Miranda
"debe su nombre a la caridad que allí ejercía un hidalgo, hospedando en su casa, sobre el camino real, á los viandantes pobres que iban á Galicia o á Castilla, y cuéntase que el hidalgo veía crecer su fortuna á medida que su caridad aumentaba"
Ahora por asfalto seguimos caminando en llano
Con los altos de El Freisnu siempre al oeste llegamos a una encrucijada caminera
NO nos equivoquemos. sigamos recto de frente (al lado del coche)
Véase la flecha amarilla en el quitamiedos
Y enfilamos el puente sobre el enlace de la autovía con la N-634
A nuestra izquierda la rotonda
El Picu Curouoza y La Sierra Miranda, referencia geográfica, histórica y visual
Al otro lado del puente La Barrera
Curva cerrada a la izquierda rodeando el prado de La Barrera...
Aquí empezamos a subir otra vez, poco a poco
Nueva vista al este, hacia El Pedrosu y Peñaflor
Allí, bajo la mole caliza de La Peña y su desfiladero, el pueblo de Peñaflor, hito del Camino y puerta del conceyu moscón
Un poco más a la izquierda Cueru, ya en Candamo
Seguimos en La Barrera
Cruce y de frente
Acebéu, parroquia de San Xuan de Villapañada
Otro delicioso paisaje de la campiña astur, con sus prados, caserías y quintanas
Acebéu, otro lugar habitado demostradamente desde el Paleolítico, fundamento de la historia del Camino...
A la izquierda la autovía
Cruce de caminos
Vamos a la derecha
Otra pequeña cuesta...
Todo de frente arriba
El Camino pasa a la izquierda de esta quintana
Y sube junto a tierras de labor
Hermosa vista de Acebéu a Villapañada, bajo El Picu Tablas y El Picu la Forca, lo que antaño era llamado la Sierra de Santa Mariña
Extendidas a lo largo del ramal a la iglesia, se ven las casas, donde fueron famosos los tratantes de ganado, pero también los caldereros, hacedores de calderos, ollas y otros recipientes de metal (bronce), quienes tenían una jerga profesional, el bron, habla gremial con la que mantenían sus conversaciones sin que los entendiesen personas ajenas al oficio. Jerga y gremio que aportaron sin duda del gran núcleo de caldereros que existió en Miranda, Avilés (Camino de la Costa)
Se trataba de artesanos ambulantes que, divididos en partidas, recorrían Asturias y buena parte de Galicia, León, Castilla, etc. ofreciendo su trabajo y sus piezas. Dentro de ese argot, la palabra más reveladora es la de xagó, amigo, calderero, compañero, como se ellos se llaman a sí mismos. Las pesquisas hechas por los investigadores relacionan esta palabra con Sant Yago (Santiago), pues el bron está muy estrechamente vinculado a las hablas de los caldereros de Auvernia, en Francia, y del valle de Fornela, en León, sospechándose que tiene que ver con que tanto la jerga como la profesión hayan venido por el Camino de Santiago, al igual que vinieron otros muchos artesanos, comerciantes, escribanos, religiosos, etc. recorriendo esta senda que unió a Europa. Los trabajos y estudios de José Manuel Feito, párroco de Miranda, y los de Álvaro Valdés Díaz, este respecto al caso concreto de Villapañada, son muy sustanciosos a este respecto
Por su parte, la adscripción de la palabra bron parece clara: bronce. Luego, cuando los caldereros fueron a menos, el bron fue empleado por el otro gremio de importancia en esta aldea y parroquia, los tratantes de ganado
Al lado de la iglesia reconocemos las antiguas dependencias monacales de los frailes de Malta, en lo que luego fue la casa rectoral. De las vicisitudes religioso-administrativas del coto eclesiástico de la Orden de Malta nos dice Fernández de Miranda...
"La presentación del Curato dicho está que era de la Religión de los Caballeros de Malta, y el Frey era el cura, y en su defecto un vicario que elegía la Orden, y en el ínterin el Obispo de la Diócesis lo designaba. Sin permiso del cura, los demás clérigos, aun siendo del Obispado, no alcanzaban licencias ordinarias para celebrar misa en San Juan; el Comendador no reconocía ningún Arciprestazgo. Presentan ahora Valdecarzana, peña de Francia, Álvarez Nalón y Rañeces"
Bajo ella hay otra ruta que fue paso de peregrinos por el lugar de La Barraca, con el puente de Santiago, nombre de una antigua capilla que allí existió, dedicada a Santiago, hoy desaparecida, con fiesta en honor del Apóstol que en 1852 se trasladó a Grado/Grau, donde se sigue celebrando con gran romería. De ello se nos habla en Grado y su concejo
"La famosa feria de Santiago tenía lugar en esta parroquia, y en la ya derruida capilla del Apóstol decíase la misa del día, colectándose para el Santo buena cantidad de limosnas entre los feriantes. Puede decirse que la feria comenzaba en Grado, parque en todo el trayecto, desde esta villa hasta San Juan, había concurrencia y puestos de venta, satisfaciéndose las alcabalas en las jurisdicciones respectivas, y los jueces de éstas se esforzaban para que no fuese en la suya donde el orden se alterase. La romería de Santa Ana se celebraba igualmente en tierras de San Juan. Feria y romería se acordó trasladarlas a Grado por los años de 1852, muy a disgusto de los vecinos de Villapañada"
Por allí vemos la N-634 en su serpenteante recorrido a Cabruñana, otro paso histórico entre los valles del Nalón a los del Narcea y viceversa, del que hablaremos oportunamente, pues también hay allí en Cabruñana un albergue de peregrinos
Así llegamos a El Cascayal, otra de las aldeas o barrios de la parroquia de San Xuan de Villapañada, que formó parte del coto titular de los caballeros de la Orden de Malta, que tenía una legua y media de circunferencia, siendo su hacendado el comendador de dicha Orden
En el siglo XIX, durante el Trienio Liberal, este señorío eclesiástico irá acabándose y Villapañada sería Ayuntamiento Constitucional allá por 1821, integrado definitivamente en el concejo moscón en 1827
En El Cascayal se guarda la memoria de los artesanos caldereros de los que acabamos de hablar, que aquí se asentaron en tiempos pasados. Dentro del desconocimiento histórico que por entonces se tenía de la jerga escribe en 1907 Fernández de Miranda...
"En la actualidad, es Villapañada una parroquia relativamente rica por la actividad y aptitud de su hijos, acreditados de excelentes traficantes y de algo... trapisondistas, a decir verdad. Hablan el bron (que se supone céltico), jerga gitana importada en los primeros tiempos por varias familias de caldereros, y que emplean solamente, según se cuenta, el fraguar alguna trampa para que no les entiendan. Su modo de ser les hace realmente distinguirse un poco de los demás habitantes del Concejo, acusando su procedencia de gente aventurera ó extraña; pero no descienden de los judíos, como asegura el vulgo, siendo lo cierto que la generalidad procede en todo honradamente, y sus defectos tienden á exagerarse"
Cruce y a la izquierda
Entrando en El Cascayal
Las señales nos ayudan a identificar cada lugar por el que pasamos
Hay una pequeña cuestecita
Pero subimos sin mayormente problemas. Atentos eso sí al paso de vehículos, pues la calzada es estrecha para ellos, dos no pueden cruzarse
Pasamos entre los castaños
Vemos el tendejón de una quintana
Aquí se aparca el tractor
La cuadra...
Buena panera en la quintana
Seguimos subiendo paso a paso
Cruce y a la izquierda...
A la sombra de higueras y fresnos
Entre prados y caseríos...
Cruce y a la derecha
Seguimos en subida...
A la derecha una tradicional casa campesina se ha conservado prácticamente intacta
Atención aquí
En la parte posterior vemos la forna, el antiguo horno de arroxar el pan o la boroña o borona, el pan de maíz
Y estos son los maizales, aunque poca boroña se hace ya, fundamentalmente dedicados para alimento del ganado
Bordeamos el campo de maíz
Pasamos al lado de este tendejón
Empieza un poco más de cuesta...
Atravesamos así El Cascayal
Al este seguimos reconociendo, cada vez más en la distancia, Grado/Grau y Peñaflor
Toda esta línea de comunicación fue estratégica desde tiempos remotos, se supone que por el Camín Real de la Mesa se internó alguna legión o columna romana en la guerra de conquista de Augusto del territorio astur y cántabro de los años 29-19 a.C. También al menos una de las razzias de tiempos de Hixem I que arrasaron la naciente capital ovetense empleó esta ruta. Durante la invasión napoleónica los franceses entraron y salieron en varias ocasiones
En Peñaflor fue especialmente significativa la batalla contra las tropas francesas a la que nos hemos referido ampliamente al pasar por allí, en la Revolución de 1934 ese paso fue disputado, así como en la Guerra Civil
Vamos hacia las casas del fondo
Y seguimos todo recto sin hacer caso a los desvíos: cruce y de frente
Y bifurcación y de frente hacia arriba
Fincas de pasto con ganado vacuno
Prado y hortensias
Árboles frutales en la quintana
Entre las casas se forma una calle
Un hórreo con vivienda debajo, en la bodega
Se acaba la cuesta cuando llegamos a un cruce
Aquí iremos a la izquierda
Una flecha amarilla artesanal nos señala la ruta
Un buen lugar para admirar también aquí el paisaje, junto a estos hórreos
La Barraca, el Valle del Reguerón y La Sierra Sollero con El Picu Subarrionda y La Llamargona, donde hacen frontera Grado/Grau, Candamo y Salas, lugar también de asentamientos paleolíticos
Y saliendo de estas quintanas continuamos la ruta a El Freisnu
Viene otro tramo bastante llano
El hórreo que vimos antes, a la izquierda
Zona de arbolado en las veredas del Camino
Delicias del entorno rural de esta parroquia moscona
Y a occidente, la Sierra Miranda, la divisoria de la cuenca fluvial del Nalón con la del Narcea, la ancestral divisoria de las Asturias del centro y del occidente
Ante nosotros La Llinar, topónimo relativo a las antiguas plantaciones de lino
Más arriba Los Fornos, El Cascayu, La Caleona, La Tronca, La Casa Nueva, Las Novales, Zreizaléu, El Sucu, Alvaré y La Torre, bajo El Picu Curuoza o Curueza
De izquierda a derecha Las Pruyales, La Guilera y La Peña del Águila
Más cerca La Grana, La Fragua y Pobladura...
A nuestra izquierda, El Casoriu, otro barrio de Acebéu, donde hay otro puente sobre la autovía
Suavemente el camino vuelve a subir
Un cruce: seguimos curva a la derecha por la vía asfaltada
A la izquierda una mata de árboles nos separa de la autovía
Acebéu ha quedado atrás
En estos lugares son comunes las brumas mañaneras, que suelen ir disipándose según avanza el día, a veces con un intenso sol
El Picu Tablas orienta nuestros pasos
Y Llegamos a El Valle
Remontando la cuesta...
Cruce y de frente hacia arriba
En El Valle la cuesta se agudiza
Con El Picu Tablas justo de frente
Subiendo por El Valle arriba...
Alambrada que limita con la autovía
Otra vista de La Llinar
Pronto veremos el túnel bajo El Freisnu
Aquí se acaba este tramo de subida y empezamos a bajar
El trayecto sigue recto justo de frente al cueto, entre boscoso y pelado en su cima, del muy mencionado Picu Tablas, referencia visual muy importante en este trecho, pues por allí sube, desde La Venta, el camino a El Freisnu
A la izquierda del monte, en la ascensión a El Freisnu, Casa'l Tico, vinculada a los antiguos caldereros de Villapañada
Bajamos en medio de los prados recién segados
Bajo El Picu Tablas, por cuya falda enseguida ascenderemos
Viene ahora otro buen trecho llano
Estamos en otro excelente mirador sobre la parroquia de San Xuan de Villapañada
En La Reguera las casas se extienden a lo largo del camino a la iglesia...
La iglesia a lo lejos, en lo alto de un cueto
Junto a la iglesia los antiguos edificios abaciales del viejo convento de la Orden de Malta que luego fueron aprovechados como casa rectoral cuando su santuario pasó a ser iglesia parroquial
Bajo la iglesia la N-634
Más abajo aún El Cantarillón y La Llamiella
Por allí sube el Camino de La Barraca
Aquella casa es La Venta'l Cuernu, otra de aquellas históricas y ancestrales posadas "de arrieros y caminantes" que tanta importancia tuvieron, pues pasaron a la toponimia de estos lugares
Para ir a La Venta'l Cuernu seguimos unos metros más de frente
Justo antes de llegar a ella aparece esta importante bifurcación
Aquí está la señalización de ambas posibilidades
Teniendo como referencia pues este cruce primero vamos a ir hacia el albergue, a la derecha
RUTA AL ALBERGUE DE SAN XUAN DE VILLAPAÑADA:
Caminando hacia la iglesia por la ladera que baja del Picu Tablas en La Reguera. En caso de ir al albergue se deja la subida a El Freisnu para la siguiente jornada y emprendemos desde aquí el camino de la derecha, el que va a la iglesia y a la antigua escuela
Así bajamos unos metros más y hallamos una bifurcación
En ella tomamos el camino a la izquierda, el que sube
Abajo Puente Argañosa
La ruta es un verdadero mirador natural
Al sur el valle del Cubia y montes de Proaza, línea de cumbres del Aramo
Seguimos un tramo recto
Y luego bajamos en esta curva a la izquierda
Adetrándonos en un castañéu
Curva a la izquierda sobre un regueru
Y a subir un corto recuesto
Llegando así al barrio de La Reguera
Topónimo vinculado a las regueras, regueros, o regatos que nacen en esta sierra y bajan hacia el valle
En La Reguera este hermoso caserón presenta una buena muestra de macetas de flores, estatuas, y otros elementos
Ruedas de carro de labranza, ruedas de ejes radiales
De hórreo a hórreo
Trayecto recto y llano
Caminando junto a los setos
Más casas al fondo
También con espléndidos jardines
Pasamos entre la casa y el antiguo establo
Un precioso lugar
Un pequeño jardín botánico
Y así pasamos junto a otros hórreos
Camino de hortensias
Aquí enlaza con este un ramal que viene desde Grado/Grau por abajo, por La Llamiella, ahora muy poco empleado pero que en su momento era el camino oficial
Sigamos el mojón
Curva a la derecha
Caminamos un poco más junto al seto
Y en este cruce iremos a la derecha, en El Praón, una gran explanada, actualmente asfaltada, que viene a ser el campo de la iglesia parroquial de San Xuan de Villapañada, que vemos al fondo
Un mojón caminero nos indica la ruta a la iglesia y al albergue
La Orden, con rama militar y rama religiosa, creció en poder al recibir los bienes de otras órdenes, entre ellas la de los Templarios, los Pobres Caballeros de Cristo, guardianes de los más esotéricos secretos del cristianismo. La Orden de Malta iría luego transformándose paso a paso desde lo castrense a lo honorífico al ponerse "de moda" entre la nobleza
Dispuso además de hospitales de peregrinos a lo largo de las diferentes rutas a Santiago de Compostela, como fue también aquí el caso, en San Xuan de Villapañada, donde hubo uno, construido como esta fundación, entre los siglos XIII y XIV y que aún en el XIX poseía rentas y bienes en Grado/Grau , Salas, Candamo y Babia
Es Álvaro Valdés Díaz en El Bron de San Juan de Villapañada, quien nos relata que la iglesia fue antaño más pequeña, con elementos románicos, y que a su lado la Casa Rectoral formó parte del monasterio sanjuanista y del hospital de peregrinos, así como ejerció funciones de Ayuntamiento y cárcel. Dentro del santuario se encuentran dos imágenes interesantes, una de la Virgen de Loreto y otra de San Roque
Además del hospital de peregrinos esta Orden tuvo vinculación, al menos durante un tiempo, con la malatería existente no muy lejos de aquí, en La Cabruñana, que no sabemos quien lo fundó, pero sí que, en el siglo XVI al menos se sabe de "un título de Don Frai Diego de Toledo, de la Casa y Hospital de Jerusalén, por el que concede facultad a Frai Diego Belez, para arrendar, vender (y) cambiar los bienes de esta malatería de Cabruñana. Su fecha 18 de Septiembre 1549", según documentación del Real Hospicio aportada por J. Tolivar Faes en su libro Hospitales de leprosos en Asturias durante las edades Media y Moderna
No será esta la única ocasión, ni mucho menos, que nos encontremos con los hospitalarios caballeros de San Juan de Jerusalén en nuestro camino hasta Santiago. Su presencia será especialmente recordada cuando pasemos por sus antiguas posesiones en el actual concello de A Fonsagrada (Lugo, Galicia)
Así, siguiendo las conchas, nos dirigimos al albergue de peregrinos
Iglesia y casa rectoral. El conjunto, antiguo pero reformado y rehecho varias veces, parece obedecer a la última gran obra realizada antes de la supresión del coto monástico, tal vez entre los siglos XVIII y XIX
Pasamos así ante la fachada norte del santuario, con sus poderosos contrafuertes que, soportando bien el peso de la pared, nos recuerdan al arte gótico
Una muria o murete de piedras separa el camino, que empieza a bajar suavemente, del campo de la iglesia de la que vemos, a continuación de sus contrafuertes, una de sus capillas laterales
Aunque cuidado, arreglado y restaurado, el albergue público de San Xuan de Villapañada no ha cambiado mucho, por lo que es una oportunidad para conocer cómo eran este tipo de instalaciones que, en muchos casos como este, se 'improvisaban' buscando nuevos usos a antiguas escuelas rurales que ya no cumplían su función
Uno de sus grandes alicientes es su ubicación en un promontorio a unos 242 metros de altitud en la ladera occidental del Picu la Forca, con unas espectaculares vistas que pronto vamos a disfrutar. Sin embargo antaño, para muchos peregrinos constituía un redoblado esfuerzo acometer la cuesta que desde La Podada, saliendo Grado/Grau, implicaba llegar hasta él, cargando además con las bolsas de la compra de la cena
El albergue no tiene mayores complicaciones, es de una sola planta y se dispone en lo alto de la cuesta de un pequeño prado que hacía las veces de patio de recreo de los escolinos de antaño. Todas sus dependencia se disponen en esta su sencilla pero práctica y efectiva estructura rectangular, las habitaciones con la litera y la cocina-comedor con su frigorífico, despensa y demás dependencias, un lugar ideal para celebrar las cenas comunitarias
A lo lejos, en días despejados como este, se reconocen muy bien las cumbres del Aramo, máxime en días soleados de invierno y tras una buena nevada en sus cimas, que destacan entonces con su manto blanco en la lejanía
Símbolos de los peregrinos históricos anuncian la entrada al albergue de Villapañada, donde tanto se aprecia el buen hacer de Domingo, el hospitalero
La concha, que identificaba a los romeros jacobitas, y sigue haciéndolo, diferenciándolos de los demás viajeros o de peregrinos a otros santuarios y lugares
Y la calabaza, donde se guardaba el agua, por lo que hacía las veces de cantimplora. Solía colgarse de lo alto del bordón. He aquí una completa descripción sacada de la Xacopedia:
"La calabaza formaba parte, junto con el bordón y el zurrón, del equipo básico y más característico del peregrino medieval y, en muchos casos, de los siglos siguientes. Su objetivo era mantener un suministro constante de agua, vino o una mezcla de agua y vino que el peregrino recibía de algunas entidades asistenciales -como en el hospital de Roncesvalles- o adquiría por su cuenta. Para convertirla en recipiente, la calabaza se vaciaba de semillas y se ponía a secar a fin de que se endureciese su piel leñosa e impermeable. Se utilizaba la que lograba adquirir una marcada cintura central que facilitaba la sujeción.
Gracias a su ligereza y bajo coste, la calabaza se convirtió en uno de los símbolos más reconocibles de la indumentaria de los peregrinos jacobeos. No se conservan datos sobre el origen de su uso en los caminos, pero partiría previsiblemente de la utilización previa para tareas domésticas y en las labores agrícolas. En algunas zonas de Europa, ciertos tipos de calabazas de corteza resistente se vaciaban de semillas, se dejaban secar y se adaptaban como recipientes baratos y muy prácticos para líquidos y otros productos, e incluso como flotadores.
Existían otros recipientes también adecuados para el viaje, como las botas de cuero, pero resultaban más caros, por lo que el uso de la calabaza debió de generalizarse relativamente pronto, con el inicio de las grandes peregrinaciones medievales.
La calabaza contaba con una parte superior menos ancha que la inferior, unidas ambas por una especie de cintura más estrecha que servía para amarrarla a alguna prenda del cuerpo, a la cintura o -como se representa en muchas imágenes históricas- a la parte superior del bordón. De acuerdo con la solidaridad que presidía toda peregrinación auténtica, la calabaza siempre debía estar dispuesta para ofrecer su contenido a otro caminante necesitado. Pese a esta evidente simbología, el Codex Calixtinus (s. XII) se centra en resaltar los atributos físicos y espirituales del bordón y el zurrón, y no la menciona entre la indumentaria del peregrino.
Actualmente la calabaza se ha convertido en un souvenir que se vende sobre todo en Santiago y en otras ciudades y localidades del Camino Francés a los peregrinos y turistas, casi siempre amarrada a los bordones que con el mismo fin se ofrecen en las tiendas. El peregrino moderno prefiere casi siempre la cantimplora o en muchos casos simplemente pequeñas botellas de agua que van comprando, usando y tirando a la basura a lo largo de la ruta. Algún peregrino en busca de las esencias del pasado ha llegado a utilizarla de nuevo y ha alabado sus propiedades a pesar de las dificultades de adaptación en la indumentaria caminera actual. La pequeña y chocante botella de plástico es hoy, como decimos, la “calabaza” del peregrino moderno. Su incomodidad en este caso es visual."

El albergue es propiedad del Ayuntamiento y fue su primer hospitalero Poldo, vecino que vivía en las casas de enfrente. Después de su muerte se ocupa de atenderlo Domingo, "que sube a media tarde, para informar con todo detalle a los peregrinos que lo deseen, sobre todo lo referente al Camino Primitivo, siendo un hombre muy hospitalario y muy conocedor de todo lo relacionado con la ruta jacobea", como explican en Wikipedia, donde se nos pormenorizan las características del lugar:
"Tiene una capacidad de 22 plazas. El local está distribuido en cuatro estancias; un dormitorio común donde se encuentran las literas, el baño, una sala y un salón comedor-cocina de uso libre, una máquina de autoservicio (con ensaladas, bebidas, tabletas de chocolate, etc.), frigorífico con un buen surtido de productos a disposición del peregrino, lavadora y secadora de pago, dos duchas con agua caliente, dos inodoros, botiquín y una terraza en el exterior con dos mesas donde observar las vistas del concejo. El albergue está abierto todo el año y el único requisito para usarlo, es ser peregrino con credencial..."
"A un paso del Camín, las recias torres de la iglesia de San Juan de Villapañada se alzan al cielo como testigos en piedra de la larga tradición hospitalaria con la que han acogido a los peregrinos jacobeos durante siglos. El legado sigue aquí, al otro lado de los muros del templo, en el albergue municipal ubicado en las antiguas escuelas de la aldea. Domingo Ugarte, su responsable, además de hombre abierto, campechano y hablador, es un extraordinario guardián de la historia que atesora este lugar. Vecino de Rivielles, tomó el relevo del popular Poldo, que veló durante años por la atención a los caminantes y por el cuidado de las instalaciones. Su sucesor relata con todo lujo de detalles y de forma amena los orígenes de la hospedería. Nos desvela su vinculación a la Orden de Malta, también conocida como Orden de los Caballeros de San Juan de Jerusalén, y apunta que el mismo topónimo de Villapañada viene del antiguo Leñapañada, en referencia al carro de leña que los aldeanos debían de pagar cada año al comendador sanjuanita.
Señala el recinto, cerrado por un muro de piedra, en el que se encuentra la iglesia y sobre el solar de la desaparecida alberguería, la casa parroquial, y evoca que allí había derecho de asilo, no solo a quienes peregrinaban, a cualquier persona que viniera a acogerse a él, incluidos los perseguidos por la justicia. Ugarte añade que el mismo Coto de San Juan fue territorio independiente con ayuntamiento, juez y cárcel hasta comienzos del XIX, el siglo hasta el que estuvo en funcionamiento el hospital.
En Villapañada hay otros vestigios de su conexión al Camino de Santiago como la llamada Fuente de los Peregrinos, un manantial que saciaba la sed de los que llegaban aquí tras el duro repecho que conduce al pueblo y en el que recibían la primera muestra de hospitalidad del lugar. Los romeros actuales la obtienen de manos de Domingo nada más flanquear la puerta del albergue.
En su interior hay suficientes botellas de agua fresca preparadas para los recién llegados y en la cocina el fogón dispuesto para que el de Rivielles se ponga el mandil si los huéspedes precisan un plato caliente para cenar.
A falta de chigre en la aldea, el alojamiento cumple esas necesidades básicas y su cuidador incluso dispone siempre de algunas botellinas de sidra enfriando para invitar a los viajeros a unos culinos.
No duda en hacerlo para que prueben nuestra bebida autóctona Norbert Lenz y Peter Korestian, policías jubilados de la ciudad alemana de Nastätten que siguen la vía primitiva a Compostela «por motivos espirituales y también como reto personal», como afirman mientras saborean la sidra del anfitrión.
Salieron desde Oviedo casi con las primeras luces del día y acaban de llegar a San Juan cuando ya la tarde va enfilando su rumbo final. El hospitalero les señala en la distancia el hueco en el horizonte que ocupa la sede de El Salvador y luego, apuntando hacia la cumbre envuelta en neblina que parece guardarla indica a los teutones que allí está el Monsacro: «Es el Monte Sagrado donde estuvieron custodiadas las reliquias de la Arca Santa de la Catedral».
Los peregrinos asienten con interés a las explicaciones del hospitalero que antes les había sorprendido pidiéndoles la guía editada en Alemania que consultaban en una de las mesas exteriores del albergue y mostrándoles en ella una foto suya de hace algunos años. «Todos los peregrinos alemanes traen esta guía y ahí estoy yo. Me conocen ya antes de llegar», comenta con retranca Ugarte.
Norbert y Peter no son los únicos alojados esta tarde en el albergue. Con la espalda apoyada en la fachada de las antiguas escuelas, el burgalés Jorge García descansa a la sombra y con los pies descalzos mientras lee una novela de Carlos Ruiz Zafón. Cuenta que ya hizo dos veces el Camino Francés y que ahora decidió recorrer el Primitivo «porque tenía unas semanas de vacaciones y esta me pareció la mejor opción para disfrutarlas. Me gusta la tranquilidad, poder estar a mi aire y sin depender de transportes, hoteles, etcétera. Iré sin prisa, aunque procurando ajustarme a las etapas oficiales», expresa.
Cerca de él, Jano Villanueva, de Valencia, escucha la conversación y se suma a ella, revelando que este es su cuarta peregrinación a Santiago y la segunda partiendo de Oviedo. «El Francés ahora mismo está sobrepasado de gente, se pierde toda la esencia. Aquí en el Primitivo aún se puede vivir una experiencia distinta», opina.
Domingo el hospitalero sigue escanciando culinos y entre medias aportando nuevos datos sobre el pasado de San Juan de Villapañada. Por ejemplo, que siguiendo la ruta jacobea viajaban hacia Galicia los caldereros avilesinos de Miranda y que algunos acabaron asentándose en la aldea: «Hasta hace poco, todavía quedaban vecinos que sabían el bron, la jerga gremial de los xagó, como se llamaban a ellos mismos», explica. «Este fue siempre un lugar de tránsito y lo sigue siendo hoy gracias a los peregrinos», sentencia mientras apunta al camino que sale desde el albergue hacia donde ya comienza a ponerse el sol y está Santiago."
"Desde que hace seis años sufriese un infarto, mucho ha cambiado en la vida de Domingo Ugarte. El susto le hizo ver las cosas de otra manera y también le animó a hacer el Camino Primitivo a Santiago de Compostela, algo que tenía en mente pero que por la falta de tiempo siempre estuvo aparcado. Pero el tránsito hacia la ciudad gallega guardaba mucho más para Ugarte, quien desde ese momento comenzó a ayudar al hospitalero del albergue de peregrinos de San Juan de Villapañada (Grado), Leopoldo, que a los tres meses falleció, dejando a Ugarte al frente de la posada.
Ugarte hizo la ruta jacobea poco a poco. "Estuve un año de bajo y fui haciendo tramos, aprovechando el tiempo libre que tenía", recuerda Ugarte. El silencio del peregrino durante las etapas a Santiago cambió la perspectiva de Ugarte: "Te das cuenta de que no eres nadie, por mucho dinero o fama que tengas eres una persona que en un momento determinado va a desaparecer y aquí no queda nada porque nada es eterno".
Mientras hacía etapas del Camino Primitivo aprovechó para ayudar al hospitalero de San Juan de Villapañada, que estaba enfermo y al poco murió. "El Ayuntamiento me propuso llevarlo y yo no tuve ningún inconveniente", señala, una labor que hace de manera altruista. Y no quiere nada a cambio porque la labor del hospitalero es "procurar el beneficio de los peregrinos, ayudarles en todo lo posible y orientarles para que lleguen a Santiago", explica.
Y eso que tiene que subir al pueblo todos los días porque siempre hay algo que hacer y "cuando crees que no va a venir nadie, llegan veinte", comenta. Cuando termina de trabajar con el camión, va directamente al albergue, a veces acompañado de su mujer, para "pegar una barrida, limpiar los baños y la habitación y ver si hace falta algo de comida y bebida". Unos alimentos que vende a precio de tienda para financiar y mantener lo que la gente consume.
A las tareas diarias hay que sumar que Ugarte es un manitas y en cuanto puede, y su corazón se lo permite, se pone arreglar lo que haga falta, a poner un tendedero para la ropa o a cambiar la cocina porque "es muy importante que los peregrinos tengan la ropa seca". Y para sus pequeñas reparaciones aprovecha todo lo que se pueda. En ese sentido recuerda que cuando se hizo la reforma del albergue juvenil de Grado para convertirlo en la sede del grupo de desarrollo rural Camín Real de la Mesa aprovecharon algunas cosas, pero como era al principio de su andadura como hospitalero, "no me atreví a pedir más... pero había de todo".
Sobre la iniciativa municipal de habilitar un albergue urbano en la villa, Ugarte dice que es una idea "estupenda" y se ofrece a asesorar a la persona que se ponga al frente. Eso sí, da un aviso a navegantes: "Que lo hagan en condiciones y que sea de peregrinos, no algo manipulado". Y es que seis años de hospitalero dan mucha experiencia y Ugarte tiene calado al personal: "No siendo en verano son todos peregrinos, pero en agosto siempre se mezclan con los turigrinos". Los turigrinos son personas que, dada la crisis económica, realizan sus vacaciones en el Camino a poco coste."
Luego disfrutaremos un poco más de todas las vistas que desde aquí se divisan, así como de la animada tertulia en este ameno y acogedor 'espacio de socialización', como ahora se suele decir, punto de reunión y encuentro en el que los peregrinos tienen animadas tertulias e intercambian experiencias. Ahora vamos a encontrar acomodo en el albergue, visitando de paso su interior
Como en la cocina, varias ventanas proporcionan abundante luz natural al interior, aunque siempre impera una cierta umbría que puede acompañar al sueño reponedor de algún peregrino que llega derrengado
Gran mapa de Europa, donde podremos explicar también nuestro lugar de origen
Frente a nosotros el Alto Picarosu (322 m), en el monte Folichosa, a cuyos pies baja La Reguerona, aquí abajo, fila de las casas del camino hacia El Caxón, el que baja a la carretera y, a la derecha y prado abajo, huertos y frutales
El antiguo Camín de Grao o Camín Real de Galicia fue sustituido por la carretera general que, a partir de 1939, fue llamada N-634 y, desde los años 2007 a 2012, se hizo, por tramos, la A-66 o Autovía Oviedo-La Espina, que atraviesa el valle de este a oeste y vemos en la distancia
Allí, el paso de Pan de la Forca es el que sirve para que alguno de esos caminos, muchas veces milenarios cruce el Aramo o, como dicen pastores y naturales, El Puertu l'Aramo, desde la quirosana Pedroveya hacia Morcín y el valle del Caudal
Vídeo de las vistas desde el campo del albergue de San Xuan de Villapañada...
De vuelta a las mesas y campo delantero del albergue de peregrinos seguiremos encantados con la hospitalidad del lugar y de Domingo Ugarte, contemplando estos sublimes paisajes y recuperando fuerzas para acometer la subida a El Freisnu, regresando sobre nuestros pasos al cruce de La Venta'l Cuernu
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