Pintura de la Madre Luciana de Hoyo Ocina, fundadora del convento de Monjas Trinitarias de Laredo |
Bajada desde la Puerta de Bilbao |
Así llegamos a la capilla y calle del Espíritu Santo, donde estaba el antiguo Hospital de la Villa, que acogía peregrinos en la antigüedad. El camino señalizado sigue calle abajo, a la derecha de la foto, pasando junto al antiguo hospital, en dirección a la calle Revellón donde, uniéndose al que baja por la calle Santa María desde la iglesia de Santa María de la Asunción, se dirige al Ayuntamiento Viejo
Pero, si lo deseamos, máxime si queremos descansar recuperando el espíritu (nunca mejor dicho en Sancti Spiritus) de los antiguos peregrinos, podemos dirigirnos al antiguo monasterio de San Francisco, en la calle de este nombre, donde las Monjas Trinitarias, establecidas en él desde 1884 están a cargo de la Residencia de la Casa de la Trinidad, que acoge a peregrinos
Una gran tapia cierra la finca del antiguo monasterio franciscano, otro de los símbolos de la historia y el presente de Laredo, y valor muy positivo para el futuro
En estos muros del monasterio también hay señalización del Camino
En una puerta de la quinta monacal hay una pintura dedicada a la fundadora de esta congregación trinitaria femenina de Laredo, Madre Luciana del Hoyo Ocina
Situado en un lugar alto, cerrado por alta tapia y con una estrecha calle que le separa de las casas, se hace difícil ver desde el exterior en buenas condiciones la estructura del monasterio que marcó una impronta fundamental en la historia de Laredo, impronta que sigue actuva en nuestros días
Ya desde 1431, fundado por fray Martín de Cereceda, tenían los franciscanos el monasterio de Barrieta, dedicado a San Sebastián Mártir. Unas décadas después desean establecerse en Laredo intramuros y para ello consiguen el apoyo del Condestable de Castilla y hasta la autorización papal de León X en 1516. Pero la potestad de autorización por parte del cabildo parroquial fue negativa y hubo que esperarse bastante tiempo a que concurriesen circunstancias extraordinarias
En el año 1517 la peste que afectó a Laredo llegó a masacrar a todos los frailes franciscos menos a uno solo, pues no en vano se habían desvelado en favor de atender a la población enferma. No doblegó eso la oposición del clero local que aún en 1625, rechazaron una nueva propuesta franciscana venir. Así seguirían las cosas hasta que, unos cuarenta años después otra epidemia diezma a la villa pejina y matando a más de quinientas personas.
Los franciscanos volvieron a ayudar a la vecindad y gracias a ello en 1568 pueden establecerse en el barrio artesano de Los Cordoneros, actual calle San Francisco, gracias de la Cofradía y Cabildo de Mareantes Navegantes e Hijosdalgo de San Martín, agradecidísima por su loable y cristiana misión en la enfermedad que afectó a Laredo, y pese a que la negativa del Cabildo parroquial seguía siendo manifiesta. Mientras tanto comenzaban las obras de su monasterio
La iglesia monacal, que en un principio estuvo dedicada a San Sebastián de la Magdalena, era en su hechura toda una novedad, pues inauguraba el Clasicismo en Laredo. Es de una sola nave ya capillas laterales cubiertas con bóveda de crucería que se piensa fueron proyecto del fraile Miguel Aramburu. Las capillas son panteones de las familias relevantes del Laredo de entonces, destacando sobre todo la del capitán Pedro Saravia y la de Felipe Vélez de Cachupín, de 1689. El claustro es de principios del siglo XVIII con proyecto de Francisco Pérez de Llanosas
Este gran pórtico de entrada es de 1753
Durante la Guerra Civil se establece una unidad del Euzko Gudarostea, esto es, el Ejército Vasco (los célebres gudaris), bajo el mando del Partido Nacionalista Vasco, en retirada y poco antes de rendirse en el Pacto de Santoña. Pese a apoyar la causa religiosa estas unidades eran muy religiosas y sus capellanes volvieron a celebrar misas en Laredo, evitando destrucciones en la ciudad de otras unidades también en desbandada. El edificio fue restaurado en la posguerra y en nuestros días enfrente del convento está el Centro de Salud
Podemos proseguir camino por la calle San Francico...
No se conservan edificios medievales pero este antiguo barrio de Los Cordoneros fue parte de los que se extendieron prontamente más allá de la primera muralla del siglo XIII que amparaba fueros y gentes de Laredo, y que obligaron a hacer una nueva el doble en extensión en el siglo XIV
Casas populares. Al fondo vemos un edificio porticado
Este hermoso edificio porticado es la Casa-Palacio de Zarauz
Fue vivienda del militar, navegante y naviero Benito Zarauz. Su aspecto actual es futo de la reconstrucción de 1816, tras la invasión napoleónica.
El escudo barroco presenta numerosos motivos militares
El Palacio se abre a la Plaza de Cachupín, un lugar muy importante
Aquí antes estaba el puerto medieval, desembocaba el río Berio y partía el Camino a Castilla por una de las puertas de la muralla medieval, la Puerta de la Mar. A finales del XIX fueron terrenos ganados al mar para hacer el Ensanche de Laredo, la nueva población, trasladándose el puerto y desapareciendo definitivamente las murallas aquí emplazadas. Al fondo vemos el Ayuntamiento Viejo, por donde sale el Camino, tras unirse los diferentes ramales señalizados que entran en Laredo procedentes de Liendo.
Camino que allí se bifurca, uno hacia el sur, el Camino de Castilla, bordeando la Ría de Treto, y otro sigue de frente por la Playa de Laredo, La Salvé, para poner rumbo a Santoña por el secular paso en barca de El Puntal
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