Puente de Peñaflor, sobre el Nalón |
Paso del Puente Peñaflor |
Enfrente, ya en el concejo moscón está La Peña del Aire, que cierra el desfiladero por el sur, donde estuvo la Mina Casualidad, explotación de caolín de Minas de la Serna (Arciresa) que empezó a trabajar en 1956 y que se clausuró cuarenta años más tarde, viéndose aún un cargadero, estando entre la maleza la bocamina
Este fue un paso natural fluvial desde la más remota noche de los tiempos, antes de puente de piedra habría otros de madera y más antiguamente algún tipo de embarcación o ingenio para pasar de una orilla a la otra, pues es un acceso inmediato entre dos partes del valle interrumpidas por un pequeño desfiladero
Por Peñaflor pasó, o eso se sospecha mirando el mapa de su campaña, ya en el 794, la gran acometida musulmana de Abd al Malik, que a las órdenes del emir Hixem o Hisham I, asaltó el corazón de Asturias cuando acababa de llegar al trono Alfonso II El Casto, unas dos décadas antes que se descubriese el sepulcro de Santiago y que por aquí pasase el monarca, en calidad de "primer peregrino jacobeo"
Pasamos pues El Puente o La Ponte Peñaflor sobre el Nalón, a importante altura sobre la corriente de sus aguas, viendo al otro lado la carretera N-634, ahora con poco tráfico en relación a hace años, al abrirse la nueva autovía, cuyos viaductos hemos estado viendo parte del trayecto, más allá del río, aquí ocultos por los túneles, tras de la montaña. También vemos la línea férrea, sobre un gran paredón encima de la orilla, línea que al trazarse afectó en aquel lado a la estructura originaria del puente medieval. Más allá, junto a la carretera, están las primeras casas del pueblo de Peñaflor, hacia donde nos encaminamos
Ya hemos dicho que primero de este ya hubo emplazados puentes de madera, como el de Carril, destruidos por la corriente, pues el río es ancho y caudaloso, bajando muchas veces con enorme fuerza. Este es románico, citado por primera vez en el año 1.144, cuando el rey Alfonso VII, su mujer Berenguela y sus hijos, hacen donación de bienes para construirlo y fundar a su lado una hospedería. Así en Grado y su concejo, publicado en Madrid en 1907, el cronista Álvaro Fernández de Miranda dice:
"En 1144 hubo una Real donación de una tierra y otros bienes junto al puente de Peñaflor para fundar un hospicio-alberguería, después hospital, que arrasó el río con varias de sus tierras, y hasta no hace mucho continuaron pagándose, y se depositaban tres reales al año por dos porciones de heredad que habían pertenecido al hospital"
Es fácil que la razón de esta disposición estuviese en la ruina de otro más viejo, seguramente el ya mencionado de Carril. Quizás aquí al encontrar roca firme, se estimó un lugar más ideal para erigir una obra resistente y de envergadura. De todas formas fue preciso reconstruirlo más de una vez, una ya a principios del siglo XVII, pues entonces, el hospital de peregrinos había sucumbido, concretamente en 1586, como consecuencia de una riada tan dramática que, según Tirso de Avilés, las casas se llenaron de truchas y salmones nadando por las plantas inferiores o bodegas, y de toneles de vino flotando en el agua. Una nueva reconstrucción hubo de hacerse en 1736 y, veinte años después, en 1756, su estructura se vio afectada por nuevas crecidas, por lo que hubo que intervenir nuevamente en él en 1760, 1787 y 1805
Un puente y un lugar por el que no solo pasaron arrieros y peregrinos, sino también elementos más hostiles: el 18 de mayo de 1809, un grupo de 400 asturianos, entre soldados y civiles, mal pertrechados y poco preparados en las artes de la guerra, mandando por Gregorio de Jove, aunque en la práctica dirigido por el capitán irlandés, comisionado por el gobierno británico, William Parker Carroll, llegó a contener durante tres horas el avance del favorito de Napoleón, el mariscal Ney, que con 3.000 hombres de infantería, 300 de caballería y ocho piezas de artillería de montaña del ejército más poderoso de Europa, acababa de ocupar Grado/Grau viniendo desde el occidente, entrando en Asturias el día 14 de aquel mes por la ruta de Navia de Suarna a Tormaleo (Ibias), siguiendo su avance sin pegar un tiro por Tinéu, Salas y Cornellana
William Parker Carroll, que venía voluntariamente desde Oviedo/Uviéu a inspeccionar el frente, pensando que estaba mucho más al occidente, se encuentra con este drama, junto con una gran desbandada de civiles, por lo que ordena dar la alarma, haciendo repicar todas la campanas y uniéndose a sus efectivos soldados del Regimiento de la Princesa, del de Luarca, de la Compañía de Granaderos de Gijón y bastantes paisanos. Es entonces cuando se unen los soldados de Gregorio de Jove y Trelles y los de Parker. La alarma no llega a la capital asturiana hasta entonces
El primer intento para contenerles se produce en El Freisnu, donde Tres compañías del 2º batallón del Regimiento de Luarca no pueden parar a los franceses y tras el fracaso terminan huyendo, menos unos pocos que con un cañón se apostaron en la Peña del Viso, encima de este puente, consolidando la resistencia del resto de la guarnición
Las vanguardias de Ney pasan Grado/Grau pero en La Veiga, en pleno Camino de Santiago, un disparo mal calculado pone a los franceses sobre aviso y estos se parapetan entre las quintanas de Peñaflor, mientras otra parte de sus columnas sube por la aldea de La Campona a La Peña del Aire, fulminando desde arriba la resistencia asturiana
Las tropas francesas, como represalia por esta resistencia, saquean Grao y la someten a pillaje. También persiguen a los combatientes fugados y pasan a cuchillo a unos cien. A pesar de todo Parker consigue escapar y por su acción será ascendido y reconocido tanto en Asturias como por el gobierno inglés. Esta operación formaba parte de un plan diseñado por el propio Napoleón para acabar con la situación militar convulsa que se vivía en el noroeste, saliendo la columna de Ney desde su base de operaciones en Lugo
Tras la batalla de Peñaflor, Ney estableció su cuartel en el Palacio de la Campona, muy cerca de aquí. No será la última vez que nos encontremos a este mariscal de Napoleón, en este nuestro recorrido hacia Santiago, el Camino Primitivo, antiguo Camín Real de Galicia, por el que a veces sonaban también "tambores de guerra". Dice la tradición popular que a causa los disparos de los fusiles en la batalla aquí acontecida, que sonaban como "moscones", se empezó a conocer por este apodo a los naturales de Grado/Grau
No sería tampoco la única ocasión de trifulcas bélicas en Peñaflor, en 1836 durante la carlistada o guerra carlista, hubo una escaramuza en este puente con la partida tradicionalista de Sanz. Luego, casi un siglo después, en 1934, los obreros de la villa moscona sí tuvieron éxito al cortarle el paso a la columna del general López Ochoa, desviándola hacia Avilés, parando su avance a la capital durante los sucesos de la Revolución de Octubre
No solamente batallas hubo en Peñaflor, sino escenarios novelescos. Mucho antes que los soldados de Ney llegasen como sus fusiles, otro francés, el escritor Alain-René Le Sage, el mismo que adaptó al francés El Quijote de Avellaneda, hace llegar aquí al protagonista de una de sus novelas picarescas, con La Historia de Gil Blas de Santillana, escrita entre 1715 y 1735. El protagonista es nacido en Santillana del Mar y se educa en Asturias a cargo de su tío, desarrollándose en La Venta Peñaflor parte de sus aventuras. La obra es importante pues se la tiene por la última novela picaresca clásica antes que triunfase la picaresca realista inglesa
En todos estos años, aunque consolidándolo, el puente mantuvo su esencia medieval, que veremos mejor cuando pasemos al otro lado. La mayor transformación fue a primeros del siglo XX para hacerle un hueco, eliminando un tramo, para que pasase el ferrocarril vasco-asturiano, actual FEVE. No deja de llamar la atención que en esta estrechura pasen dos carreteras, una de ellas nacional, la línea férrea y, por supuesto, el Nalón
Al otro lado, en la N-634, vamos a la derecha. Aquí hubo un santuario e historias de tesoros, tal y como dice en Grado y su concejo Álvaro Fernández de Miranda...
"A la salida del puente, en límites de Peñaflor, estaba la capilla de San Blas, llamada del Obispo, muy traída y llevada de las consejas del lugar. El tesoro de la torre, sus primorosas alhajas y montones de oro, preocupaba sobremanera al vecindario, que lo supuso robado más de una vez; pero solamente consistía esa riqueza en algunas alhajas dedicadas al culto (la de más valor un crucifijo de oro), y en diversidad de monedas de escaso mérito, procedentes de limosnas. Se ordenó el derribo de la capilla, so pretexto de interrumpir el camino, en 1863"
Ahí están los restos de las antiguas minas y sus cargaderos
Camino, carretera y ferrocarril ocupan este estrecho brazo llano en la orilla del Nalón. No hay arcén y hay que tener mucho cuidado, limitados por el muro del ferrocarril a la derecha y por la pared vertical de la peña a la izquierda. Por suerte la N-634 no suele tener ahora mayormente tráfico pero hay que extremar las precauciones
Ahora vemos ya bien la estructura románica del puente, propia de la baja Edad Media, con sus grandes arcos de medio punto
También vemos la otra orilla desde otra perspectiva, bajo El Viso, una de las dos peñas que flanquean el desfiladero, baluartes en la lucha contra los franceses en este enclave, según descripción hecha por Fernández de Miranda...
"Importantísima posición estratégica, estuvo siempre cubierta por unos ú otros beligerantes, que establecieron fortines y guardia constante en las dos peñas que dominan el lugar, y casi siempre llenaron este servicio los de Peñaflor, alternando entre ellos, aun hallándose fuera de Asturias el enemigo. A esas dos peñas subió el francés varios hórreos y paneras, que le sirvieron de garita y albergue, y más de una vez se hundieron, aserrados los pegollos por los animosos hijos de esta jurisdicción. Ellos, todos, mujeres y niños, ayudados por los de Grado y otros vecinos de los contornos, fortificaron con afán puente y peñas para atajar el paso á Ney cuando invadió el Principado avanzando sobre Oviedo. Todavía se ve la carril abierta para subir a la peña del Viso un antiguo cañón de hierro y los restos del parapeto en que se emplazó la pieza, la que de nada sirvió al cabo, y hubo de precipitar al río el paisanaje en crítico momento, para que no cayera en manos del invasor"
Un poco más adelante, mirando hacia el puente, vemos nuevamente a la derecha el tramo que se tiró para el trazado ferroviario del antaño famoso Ferrocarril Vasco-Asturiano, el Vasco, fundado en 1899 para transportar el mineral de la Cuenca del Caudal al puerto de San Esteban, en la Ría del Nalón
Aquí, en el Pozo del Puente, abundaban los salmones, desaparecidos, según Fernández de Miranda, a causa de la contaminación de carbón arrastrada de los lavaderos de la Cuenca del Nalón por aquel entonces
Y así dice Fernández de Miranda...
"Por el lugarcillo de Peñaflor pasaba el antiguo camino real, como pasa hoy la carretera de Occidente, que divide el caserío y el ferrocarril Vasco, a cuyos fuertes muros y escollera debe Peñaflor verse libre, para siempre, de las iras formidables del Nalón"
Ya se ven las primeras casas de Peñaflor, del que cuenta nuestro cronista que...
"... llamóse un tiempo Villaflor y Santo Dolfo de Peñaflor, y cuéntase que en ocasiones presumió de villa, queriendo rivalizar con la Pobla de Grado, su vecina"
Gran peñón picudo en la otra orilla
Mucha atención en esta curva pues hay escasa visibilidad
Entrada en Peñaflor
Iglesia parroquial de San Xuan de Peñaflor, de origen también románico y sin duda relacionada con el puente y el malogrado hospital de peregrinos, muy reformada en los siglos XVIII y XIX al ampliarse con sacristía y pórtico, el cual resultó afectado y disminuido al construirse la carretera que sustituiría al antiquísimo Camín Real
En esta iglesia cuenta Álvaro Fernández de Miranda que fue asesinado el párroco de Peñaflor a espada y ante el altar, por parte del Regidor de Oviedo y Alférez Mayor de Sariego Don Bartolomé Felipe de Marines, a causa de una disputa de honor, ofensa y honra, tan de la época. El Regidor, perseguido por la Justicia, logra de Carlos V la conmutación de la pena máxima pero en cambio ha de servir en las guerras de Alemania
Siguiendo al mismo autor conocemos que...
"Al son de campana tañida juntábanse los regidores en el pórtico de la iglesia parroquial "sitio señalado para tratar y conferir los negocios concernientes al Real servicio y utilidad de esta república", y solo en determinadas ocasiones se reunían en la Casa Consistorial, fundada cuando el coto era Obispalía,,,"
Este arco de la portada y el del interior, en el altar, este sí con capiteles cincelados, principalmente con figuras de animales, son parte de la obra románica, al igual que alguno de los canecillos que sostienen los salientes del tejado, así en Grado y su concejo leemos:
"De época y estilo románico era la iglesia parroquial de San Juan, y lo acusam: el arco de medio punto de la puerta de entrada con ornamentación ajedrezada: el presbiterio, con bóveda de cañón, seguido; el arco de triunfo y sus pequeñas columnas, cuyos capiteles representan animales diversos y raros, y algo de la sacristía; todo lo demás ha sido reformado modernamente. Fue iglesia de asilo, y las férreas argollas que lo atestiguaban, sujetas al pórtico, desaparecieron con parte del mismo al construirse la carretera, que roza el templo"
Esta es la portada principal, de un románico muy sencillo, arco de medio punto rematado en una cenefa ajedrezada
Al lado de la iglesia, junto a la carretera, hay un hórreo y grandes paneras, construcciones más grandes que los hórreos, nacidas con el objeto de almacenar las grandes cosechas del maíz que vino de las américas a partir del siglo XVI y bajo las cuales, además de trabajar, en las esfoyazas de antaño, labor de deshojar las mazorcas o panoyas y enrriestrarlas, esto es, hacer ristras con ellas colgándolas de los corredores, también se bailaba al son de una gaita, un acordeón, o una pandereta. Estos en concreto lo que tienen es bodega, espacio habilitado debajo como almacén, establo a veces vivienda
En este caso de los bailes, un peregrino, Cristoph Gunzinger, prelado de la catedral austriaca de Wiener Neustadt, quien hizo el camino de Santiago entre los años 1654 y 1655, y que escribió una crónica de su periplo, registra el baile de la Danza Prima, la danza asturiana por excelencia, en este lugar. De ello escribe maravillosamente bien el investigador y entusiasta José de la Riera en la Gran Enciclopedia de los Caminos de Santiago:
"Se hunde en lo más profundo de los siglos, la “danza prima” esa gran coreografía asturiana. Los viajeros curiosos, en toda época, han dado noticia de aquello que les ha llamado la atención, sobre todo en contraste con sus propias tradiciones. Uno de ellos fue el peregrino austriaco Christop Gunzinger, que por fortuna disparaba a todo lo que se movía (...)
Gunzinger, Christoph. (1614-1673) Peregrino y prelado de la catedral de Wiener Neustadt (Austria) Comenzó su peregrinación el día 1 de marzo de 1654 y regresó el día 24 de enero de 1655 después de un periplo piadoso que, además de llevarle a Santiago de Compostela, le permitió visitar Caravaca, Fisterra y su Virgen de Santa María das Areas, Nosa Señora da Barca en Muxía, el Salvador de Oviedo y, tras pasar por Nuestra Señora de Covadonga, acercarse también al monasterio de Santo Toribio de Liébana, un auténtico viaje devocional largamente esperado por el propio Gunzinger, que hace una verdadera declaración de principios en su relato al declarar que, habiéndole regalado un peregrino una vieira a su madre, siendo él niño, y habiendo caído gravemente enfermo, sólo el agua bebida a través de esa vieira le hizo sanar, lo que le llevó a: “un deseo incontenible de al menos un día encontrarme en Compostela con Santiago, como uno de mis verdaderos intercesores ante Dios, para mostrarle mi agradecimiento.
Inició su andadura cruzando los Alpes y desde Génova llegó en barco a Alicante
Tras visitar Caravaca, y por Madrid, se incorpora al tradicional Camino Francés en Astorga, para seguir ya el clásico camino de los peregrinos a Santiago, no sin antes sufrir los padecimientos de la subida a O Cebreiro, subida que califica de “Mala Faba”. Se detiene en escribir en su diario el milagro eucarístico de O Cebreiro para entrar en Santiago en vísperas de la fiesta del Apóstol, el 21 de julio de 1654, donde se emociona ante la tumba del Apóstol que le curó en su infancia. Se entretiene largamente Gunzinger en describir las fiestas de Santiago, donde todo le es grato, resaltando además que se le permitió decir misa en la Catedral, precisando, no obstante, que no lo hizo en el altar mayor ya que ello sólo estaba reservado a seis canónigos con tratamiento y rango de cardenales. Se asombra con el botafumeiro, que lo deja verdaderamente estupefacto, del que hace una descripción altamente ilustrativa: “Durante la procesión (cosa que a mí me era totalmente desconocida, pero que allí sin embargo era un uso practicado desde antiguo), se mueve, colgado de una gruesa soga nueva, un pesado ancho y gran incensario lleno de brasa, que por medio de un mecanismo de ruedas... es izado en la cúpula y puesto en movimiento por cuatro hombres... de tal modo que vuela colgado de esta soga... a decir verdad esto da miedo verlo y hace marear a uno.”
Continúa Guzinger, guiado por su gran devoción mariana, a las vírgenes de Fisterra y Nosa Señora da Barca, donde no deja pasar la descripción de las milagrosas piedras que bañan el Santuario. Retorna a Santiago y comienza su retorno recorriendo lo que hoy llamamos “Camino Inglés” hasta Betanzos, para desde allí seguir la ruta del Camino Norte, con jugosos comentarios de los diversos pueblos y villas que recorre, dejando constancia de las corridas de toros y carreras de caballos de Mondoñedo (a donde había llegado en un estado bastante penoso, por lo que no deja de alabar su farmacia) o los excelentes bizcochos con que le obsequian las monjas en Ribadeo tras decir una misa. Deja noticia impagable de tradiciones tales como la antiquísima Danza Prima, en Peñaflor, cerca de Grado: “No lejos de allí, fuera de la ciudad, al otro lado de un puente hay una preciosa iglesia en la que un domingo los hombres y mujeres solteros, formando un círculo de dos partes, dándose unos las manos a otros y cantando maravillosamente, dan vueltas durante largo rato”.
Prosigue nuestro peregrino hasta el Salvador de Oviedo, donde no deja de admirarse -como otros peregrinos y viajeros- con las innumerables reliquias que atesora la catedral de la capital del viejo reino astur. Curiosamente, sigue por el Santuario de Covadonga (uno de los pocos peregrinos históricos que dejaron testimonio del tal paso) para llegar a Santo Toribio y postrarse ante el Lignum Crucis. Desde allí se incorpora al Camino Francés en Burgos para retornar a su patria por Toulouse y Lyón alcanzando Ginebra y logrando superar, en un duro invierno, Ausburgo, Munich, Bad Ischl y Mariazell, llegando felizmente a Wiener Neustadt el día 24 de enero de 1655."
Si visitamos la iglesia habremos de cruzar la carretera para seguir por el pueblo, Peñaflor, dejando atrás el templo parroquial
Nos metemos por aquella calle entre las casas
Es el viejo Camín Real
Una concha nos indica la ruta
Pueblo de casas concentradas y alineadas a lo largo de una callejuela principal, pero descubriendo primeramente buenos edificios de piedra, señoriales prácticamente, y no por casualidad, como vamos a ver
Realmente el viejo Camín Real va a la derecha del hórreo del fondo, junto al apeadero de Peñaflor que vemos más allá. Si bien se ha optado por señalizar el ramal de su izquierda, más vistoso quizás, pues es una callejuela que atraviesa el pueblo
Yendo pues a la izquierda tenemos un edificio de notable interés
"Fué Peñaflor tierra de behetería, y los vecinos del coto más de una vez chocaron por desacuerdo al elegir, libremente, el señor que debía protegerles á cambio de reconocer su autoridad y pagarle tributos.
Fué después Obispalía, figurando como tal en la célebre carta del Rey D. Juan I (1381), en la que manda no se paguen tributos a su hermano el Conde D. Alfonso, porque se entromete de poner justicias é de pedir viandas, é yantares, é manferir escuderos, é pedir bestias... recibiendo con ello esos señoríos gran daño, de tal manera que se despueblan é destruyen cada día.
Redimióse de la jurisdicción episcopal, por su propio esfuerzo, reinando Felipe IV, el año 1644, cuyo documento contenía la curiosa cláusula de que los vecinos y hombres buenos de Peñaflor pudiesen alzarse contra el Señor Rey si les vedase sus fueros. Obtuvieron la gracia de los Oficios de Juez, Regidor, Alcalde Mayor, Alcalde de la Santa Hermandad, Alcalde Ordinario y Procurador General, todos por el Estado Noble, haciéndose las elecciones el día primero de cada año por el sistema de cédulas
Mandaba delegados á la Junta General del Principado, donde tuvo el asiento número 40, y figuraba, en 1659, en el llamado Partido de Obispalía, formado de las villas y cotos de señorío, y Concejo redimidos. Ocupó el 3º y 6º, y más tarde, hacia 1800, el 5º lugar en dicho Partido, derecha del Presidente, entre las 24 jurisdicciones representadas, pero sólo tenía, como las de su clase, la tercera parte de voto para el nombramiento de apoderados, y siguió siendo Concejo de representación mermada hasta muy etrado el siglo anterior cuando se incorporó a Grado"
Y así narra el gran historiador sus últimos tiempos como concejo independiente...
"En el período liberal, año de 1821, se acordó una nueva división territorial, por la que se incorporaba este coto al Ayuntamiento de Grado, como las demás jurisdicciones en él inclusas (definitivamente lo fueron en 1827), y Peñaflor se apresuró á protestar, "porque desde tiempo inmemorial había tenido Ayuntamiento independiente y le causaba el hecho graves perjuicios", consiguiendo al poco tiempo, como deseaba, el goce de Ayuntamiento Constitucional independiente, hasta 1824, como lo gozaron también las otras jurisdicciones, excepto Cabruñana (que nada alegó) y numerosas parroquias de las que algunas ya lo habían tenido años antes..."
Con los símbolos obispales el escudo muestra estos avatares del pasado...
La Casa de la Obispalía, frente a la que pasa el Camino, forma parte de un primer grupo de casas con puertas y ventanas adinteladas. Incluso la del medio tiene cortafuegos. Véase a la izquierda de la foto también la iglesia, en cuyo cabildo se reunían jueces y regidores más incluso que en esta antigua Consistorial
De la Casa de Obispalía seguimos ruta, orientándonos por las conchas xacobeas que nos dirigen por esta calle principal de Peñaflor, centro de un coto que...
"tenía una legua de circunferencia, 1.538 días de bueyes, 70 casas, una panera, 36 hórreos, un sastre, un herrero, dos tejedores y 14 pobres de solemnidad el año 1783"
Hórreos con bodega y viviendas unifamiliares componen el hábitat del pueblo
El Camino atraviesa el pueblo señalizado por las conchas
Seguimos de frente, junto a Casa Rere y Tante
Nombre de la casa en los azulejos
A la izquierda un henar o tenada, con cuadra o establo. El carro bien aparcado. En aquella fecha mencionada de 1783 sabemos que "estaba el terreno especialmente utilizado en sembrar lino, que llaman de Berano", y que no escaseaba el viñedo, aunque solamente una pequeña parte del terreno era del común, existiendo en Peñaflor por entonces una única taberna
Años atrás, en 1760, y a consecuencia de las inundaciones con las crecidas del río, la Diputación hubo de sufragar con 4.000 reales el arreglo de los caminos y el paredón de defensa con el Nalón
Más tragedias vio el pueblo con la ya comentada Batalla de Peñaflor que asoló el lugar en desigual lucha contra los franceses en 1809, llegando una ayuda de socorro de la Junta Superior de Observación y Defensa del Principado "para sostener el entusiasmo público y reparar en parte los males que han sufrido los valientes y leales vecinos", si bien su cantidad, 523 reales 82 céntimos, no resultó satisfactoria
Muchas casas asoman su corredores, galerías y ventanales al camino, una larga calle que cruza el pueblo de este a oeste
Algunas viviendas han sido reformadas. Esta cuenta con soportales
Bodegas, cobertizos y antiguos establos
La calle parece que se estrecha. En ocasiones puede pasar algún vehículo, pero a escasa velocidad
Rúa de viviendas y hórreos
Otro hórreo con bodega
Cuenta el libro Grado y su concejo...
"La amenaza constante de Peñaflor era el Nalón, cuyas aguas lo arrasaron veces diversas, y de ahí que, temerosos sus habitantes, en las grandes avenidas amarrasen á los árboles los hórreos y paneras que amagaba llevarse la corriente"
Y prosigue su autor Álvaro Fernández de Miranda...
"Cuenta el canónigo Tirso de Avilés, refiriéndose al año 1586, que las lluvias hicieron crecer "tan breve y arrebatadamente los ríos y arroyos del Principado, que las gentes ribereñas, sorprendidas en sus casas, se subían á los árboles y tejados, y así estuvieron algunos días enteros, y en el lugar de Peñaflor se averiguó que el agua entró por todas las casas y quedaron dentro de ellas muchos salmones y truchas que se quedaron en el sable, que quedó dentro de ellas, y algunas pipas, con el vino, andaban nadando por las bodegas, y algunas casas del dicho lugar se cayeron, y el camino por de fuera se perdió del todo, y en la llera de dicho pueblo, que estaba una parte de una peña algo movediza, desapareció del dicho lugar de donde estaba y la llevó el río, que parece cosa increíble"
Y en 1831...
"... las aguas llegaron a socavar los cimientos de varios edificios; registrándose algunas desgracias, y los vecinos de Anzo se vieron imposibilitados de recibir los auxilios espirituales, é interceptando el camino real durante varios días, no pudieron pasar las tropas que se dirigían al Ferrol."
Otra antigua cuadra
Grandes alerones del tejado dan sombra a casa y calle
Las hay de planta baja, una y hasta dos plantas
Otro establo
Tendejón para el carro
Más soportales
Hay una gran variedad de estilos arquitectónicos, desde casas campesinas a otras más funcionales y algunas con cierto aire urbano
Concha xacobea
Gran portalón
Más paneras con bodegas, la segunda muy alta, de dos pisos
Calles adyacentes, que dan a los almacenes de las casas y el apeadero del tren, vieja reivindicación vecinal
Nos acercamos al final de la calle
Aquí hay un cruce
Y en el cruce, en el muro de esta quinta una flecha amarilla nos señala ir a la derecha.
Es de madera, clavada en la juntura de carga de las piedras
Seguimos el muro
Portón y hórreo
Al pie del hórreo
Hermosa casa florida
Al fondo iremos a la izquierda
Pasamos debajo
Y por aquí vamos camino de Grado/Grau
Pero antes, si por alguna razón nos desviásemos unos metros al apeadero de Peñaflor encontraríamos un gráfico del Camino de Santiago, con distancias kilométricas y curvas de nivel entre la capital asturiana y el santuario de El Freisnu.
Luego de pasar bajo el puente ferroviario subimos un poco
Y luego caminamos en llano
Atención a la flecha
Cierre de finca donde pastan estas cabras
Pomaradas, frutales y eucaliptos
A lo lejos ya se empiezan a ver los edificios de la villa moscona
Estamos en La Veiga Peñaflor
Fincas de siega y de pasto donde también se planta la escanda, el preciado "trigo de montaña", llamado popularmente pan. Fue la clase de trigo más empleada en la antigüedad, si bien en la actualidad son se planta en algunos lugares de Asturias y de la India
En Asturias se plantaba desde antes de la llegada de los romanos y fue hasta primeros del siglo XX uno de los cereales panificables más importantes junto con el trigo, el centeno y, por supuesto, el maíz a partir de los siglos XVII y XVIII, traído de América. Este último se extendió rápidamente para alimento de personas y ganado y por permitir alternar su plantación con los otros cereales, haciendo desaparecer el mijo y el panizo
En las excavaciones arqueológicas hechas en algunos castros se han hallado muestras de escanda desde unos ocho siglos a. de C. y en la documentación medieval aparece citada como iscanla, iscandula, scandula o scanla. En este concejo aún se daba en pago de foros y rentas de las fincas en 1920, si bien ya entonces su cultivo estaba decayendo con la industrialización y con la trasformación de muchas tierras en prados para ganado de carne y leche, llegando a desaparecer en buena parte de Asturias aunque repuntó un poco tras la guerra civil a causa de la necesidad de alimentos
Con el cambio de milenio la escanda solo sobrevivía en muy concretos lugares, si bien fue recuperándose un poco gracias al fomento de su producción y a la creación de ferias específicas, creándose además una asociación de productores
Al fondo, más arriba, está la línea de cumbres por las que discurre el Camín Real de la Mesa, la más importante vía de comunicación entre Asturias y la meseta en tiempos remotos, al ser La Mesa el puerto más libre de nieve en el invierno y el mejor de transitar. Vemos así La Sierra Miranda o de Pedroriu, con las dos cumbres gemelas a la izquierda de El Picu Pedroriu (786 m) y Las Peruyales (699 m). Más a su derecha es Aguilera (551 m) y El Picu Curueza o Curuoza (527 m), que justo a su derecha va subiendo el Camino desde Grado/Grau al alto de El Freisnu. Al otro lado pasaremos al concejo de Salas y del valle del Nalón pasaremos al del Narcea, otra gran cuenca fluvial asturiana
Más pomaradas
Caminamos hacia ellas
El tren pasa a nuestra izquierda
Es un terreno llanísimo
Más allá de las pomaradas, arriba en la colina a nuestra izquierda, Sistiellu. aldea que pertenece a esta parroquia moscona de Peñaflor. Algunos investigadores sostienen que, antes de que se hiciese el puente de Peñaflor, el camino antiguo al desaparecido puente de Carril, anterior al de Peñaflor, pasaba por allí
Atrás va quedando la impresionante mole de piedra caliza de La Peña del Viso
De frente, al norte de Grado/Grau, la parroquia de Castañéu, con barrios y lugares como Cadenáu, Morana, La Barzaniella, El Tarreiru, Las Casas de Baxu o El Barriu Azul, bajo las alturas de La Folichosa o Picarosu (328 m)
Ya estamos a solo un paso de la villa de Grado/Grau, la capital moscona, importante enclave del Camino Primitivo, villa nacida en la Edad Media por y para el Camino...
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