Entrando en la parroquia de Goiriz |
Y es que en el trayecto que atraviesa la parroquia de Goiriz, y en todo el recorrido que nos separa de Vilalba, a una decena de kilómetros de aquí, las llanuras serán el paisaje dominante, junto con las extensas praderías y los bosques
A nuestra izquierda, al sur, A Cruz, que pertenece a la parroquia vecina de Carballido
Y es que los carballos o robles y los castiñeiros o castaños son la especie más característica de estos lugares. Aquí tenemos sus frutos
La pista es ancha y pasa entre una mata de arbolado y el prado de pasto. También hay plantaciones de pinos y eucaliptos
Y así, por estos parajes del Monte Butelo, llegamos a un cruce
Es el cruce con la carretera CP-6504, la cual cruzamos para seguir de frente
El mojón siempre "a nuestro servicio" nos confirma con su concha y su flecha direccional qu evamos por la buena ruta
Más casas del barrio de A Cruz a nuestra izquierda
El hábitat rural tiende aquí a la máxima dispersión, casas diseminadas por tan verde y bella campiña, el gran tapiz natural de la Terra Chá
La pista es ancha y avanza llana y recta en el largo camino a Vilalba, viejo camiño real que durante siglos comunicó el interior de Galicia con la costa cantábrica de la Mariña lucense y Asturias
Pasamos ahora un pinar. Conviene advertir que de vez en cuando hay talas, sobre todo de eucaliptos, especie maderable de crecimiento rápido, destinada a las papeleras. Entonces lo que hoy es un paraje umbrío mañana puede ser una rasa completamente pelada y al sol, transformando el paisaje totalmente
Hay también especies autóctonas, muchas veces en bosquetes o fragas
Por su parte este tramo del camino a Vilalba es prácticamente en todo su recorrido una pista ancha, de tierra, muy cómoda y agradable de caminar, cual bulevar natural jalonado de arboledas
Fue durante siglos, hasta la apertura de las actuales carreteras a mediados del siglo XIX, una de las principales vías de comunicación de esta parte de Galicia. En origen sería un paso natural antiquísimo que atravesaría esta gran llanura, el cual en el siglo XIV, tras la fundación de Vilalba en torno a un castillo hecho para controlar su cruce con otra antigua senda, empezó a ser especialmente empleado por los peregrinos pues ahorraba tiempo y distancia para ir a Santiago sin pasar por Lugo, máxime si tenemos en cuenta que en Vilalba se fundó un hospital de acogida para ellos, bajo la advocación de Santa Catarina, desamortizado y desaparecido en 1808
Pasamos junto al portón de una finca, viendo el henar guardado en un cobertizo
Altísimos pinos. No suelen pasar vehículos, salvo algún tractor o coche de servicio a las fincas, y estos no suelen ir a excesiva velocidad, por lo que es un trayecto sumamente apropiado para caminantes y ciclistas. También pasan ocasionalmente peregrinos a caballo
Alternan en todo el itinerario tramos de sol y de sombra
En días de sol los árboles, que forman un túnel vegetal en no pocos lugares, nos proporcionan un delicioso frescor natural
Más prados en grandes fincas
Los peregrinos se adentran en la inmensidad de la foresta...
Allí está precisamente el Rego dos Muíños, un pequeño arroyo sobre el que vamos a pasar ahora mismo
El Rego dos Muíños apenas lleva en verano en verano más que un hilillo de agua
Es un arroyuelo, pero cuando se desborda con las lluvias puede convertir estos hondos terrenos en un barrizal y este lugar en una charca, de ahí este enlosado para los vehíuclos
Y un pasal de piedra para los peatones, a la izquierda. El resultado es esta maravilla en uno de esos rincones idílicos que tanto abundan en la ruta
Es uno de los rincones preferidos para hacerse fotos, caminando sobre el pasal...
Y seguimos sendero arriba en una muy liviana cuesta
Predomina aquí es castañar, según pasamos junto a otra finca
Grandes losas de piedra a manera de bloques haciendo de puente sobre otro arroyo
Enlazamos con otro camino y seguimos subiendo unos metros más
Majestuoso túnel vegetal de intenso verdor. No es de extrañar que la Terra Chá, como A Mariña, diesen al mundo tan grandes escritores y poetas, inspirados muchas veces en estos paisajes. De ellos hemos hablado en los tramos anteriores y tocará hablar más al entrar en la villa de Vilalba
Salimos a una carretera y seguimos por ella todo recto
Salimos a más camperas en las inmediaciones de A Mámoa, topónimo relacionado con túmulos, neolíticos o megalíticos, aunque a veces no se conserven físicamente, dados los milenios transcurridos en esta tierra de seculares usos agropecuarios y forestales
Estemos atentos pues poco después, a escasos metros más allá, hay otro cruce en la siguiente curva
En esta recta volvemos a caminar por asfalto un corto trecho
Y ahora, tal y como hemos dicho, en el siguiente cruce o bifurcación, en mitad de esta curva, dejaremos el asfalto de esta carretera local para ir a la derecha
Atentos, pues este ramal a la derecha, pese que es grande y ancho está normalmente en sombre y si vamos un poco despistados puede pasarse de largo
El mojón con su concha y su flecha amarilla direccional nos informa y confirma el rumbo a seguir, bosque adelante
Pero enseguida salimos de nuevo "a campo abierto"
Casas labregas. Viviendas, cuadras, tractores, maquinaria... prados cerrados con alambradas para el ganado
La senda sigue siendo llana y ancha mientras se dirige, entre los prados, a otra fraga de carballos y castiñeiros
Bifurcación en una de las entradas a las casas. Nosotros seguimos recto de frente
En largos tramos la ruta está delimitada de los terrenos colindantes por grandes lajas de piedra, llamadas chantas o chantos, en las que crece el musgo. Por eso fueron renombrados de siempre los famosos chanteiros de la parroquia, que trabajaban con piedra sacada de las mismas canteras de Goiriz, como las de As Pedreiras de Rozadas
De todas maneras, los canteiros de Goiriz eran famosos también por otras obras de piedra, especialmente los cruceiros y otras imágenes pétreas, siendo especialmente reconocidos Os Carboeira de la cercana parroquia de San Román, uno de cuyos miembros, Domingo Antonio de Seoane, se le considera el artífice de A Ponte Vella de Martiñán, tal y como comentábamos al pasarla en el tramo anterior
Volvemos al bosque autóctono, otra diferencia con buena parte de los de la costa, que son plantaciones masivas de eucaliptos en montes enteros, no consideradas tampoco exactamente bosques
Nos adentramos en la majestuosa serenidad de la enramada en un paraje de cuento de meigas
Es la grandeza, a veces un tanto sobrecogedora en estos lugares solitarios, de la espesura, pero siempre bella, el poder de la naturaleza...
Recordamos en este momento un muy adecuado fragmento de O Bosque del poeta Luis Pimentel
"Cada árbore con súa sombra.
Dediante da túa casa hai unha árbore
amiga e solitaria.
Mais este é un bosque
de repetidas sombras verticais..."
Un soberbio espacio natural en el camiño real de Vilalba
Filas de árboles que parecen combarse, saludándonos en su acompasada inclinación
Bosques de árboles altísimos...
Casas diseminadas, hábitat disperso de O Aciveiro
Continuamos pues por este arbolado y boscoso itinerario a lo largo de la parroquia vilalbesa de Goiriz
Más filas de árboles. A la izquierda prados, a la derecha lugares casi selváticos, donde crece la vegetación
Llegamos a un claro y a una nueva encrucijada
Cruzamos y seguimos de frente
El mojón nos indicará siempre la dirección a seguir
Es el camino de Ver y O Fontao, donde caminamos por firme asfaltado, admirando estas huertas
El terreno es fértil, estamos cerca del Rego das Touzas
Pasamos ahora frente a la casa
Aquí hay una muy pequeña cuesta que acabará en el cruce al fondo
Un bifurcación que tenemos ya justo enfrente y en la que iremos a la derecha, dejando de nuevo el asfalto
Pero antes vamos a fijarnos en el cruceiro que hay justo a la izquierda, muy interesante: El Cruceiro de Ver, obra de Manuel Seoane Pérez, de Os Carboeira, la citada saga de canteiros de San Román, un poco más al sur de aquí. Se dice que fue el primero que hizo, según dato de Cruceiros de Galicia, basándose en el estudio de Fernando Arribas y José Manuel Blanco Pradodes, por el que sabemos que también haría otros, de los que se conocen los del cementerio de Santa Cecilia de Ferrol, el del cementerio y playa fluvial de Vilalba; el de la Casa do Suso, de la Casa da Cándida, de la Casa da Maruxa, de la Casa de Quitano y de la Casa de Pradiero en Román (Vilalba); el de Vilar de San Lourenzo en Árbol (Vilalba); el de As Barreiras y el de Os Cabreiros, los dos en Xermade; los de las casas de Jesús de Freire y de Jesús Darriba que veremos un poco más adelante. Los de la Ermida de San Roque y Naseiro (en Viveiro). También los existententes en la Finca das Galdo y de Nicolás Garai Franco (Area), el de Monte Castelo (Burela) y el de la Praza de Ferreira de Valadouro, otro en la Casa de la viuda de Jesús Fraga (Perbes), y el del atrio de la iglesia de Sancobade (Vilalba), inspirado en el cruceiro de Lanzán
En Cruceiros de Galicia nos dicen también que una especie de firma de Os Carboeira es el rombo, enmarcado por un rebaje rectangular o cuadrangular, situado en una o varias caras, en este caso las cuatro del extremo superior del fuste, esto es, el lugar donde se asienta el capitel de la columna, cincelado con querubines también en sus cuatro lados
La Cruz es latina, de sección cuadrangular, con las aristas rebajadas (chaflán), con remates florenzados, es decir, que acaban en forma de flor de lis
Visto de frente el fuste o varal, también cuadrangular, representa símbolos de la Pasión: clavos, martillo, lanza de Longinos, tenazas y escalera del desenclavo... recordándonos al que vimos en la iglesia de Santa María de Abadín
En el anverso está la figura de Cristo crucificado, tres clavos y corona de espinas, manos abiertas, cabeza inclinada hacia la derecha, el paño de pureza o perizonium anudado a la derecha, el pie derecho monta sobre el izquierdo, cartel de INRI y una calavera bajo los pies de Cristo, símbolo del Monte Calvario
Luego de ver el Cruceiro de Ver (valga la redundancia), vamos a tomar pues el citado camino que sale a la derecha
De nuevo a la hermosa sombra de carballos, abedules y castaños, dando vistan a las fincas
El camino pasa ahora entre dos fincas
Preciosa senda de hierba y tierra, estupenda para los caminantes
O Fontao a nuestra derecha
Al norte la Serra da Carba con el Coto o Monte de Monseivane (935 m -otros dice 929 m-) a la derecha, su cumbre más alta. Se trata de las últimas estribaciones hacia el sur-suroeste de la enorme Serra do Xistral, que llega por el norte a la misma costa
Robledal lineal junto al camino...
Chantas y matorrales
Alambrada y finca
Más allá, otra de las casas de Ver, en medio de los prados
Atrás una gran fraga de carballos, abedules y castaños. En Goiriz existe la institución de las roldas, agrupaciones para el aprovechamiento comunal y mantenimiento de tierras, bosques, molinos, regadíos, pastoreo, o caminos vecinales, entre otros
Caminos como este camiño real, la secular ruta de Mondoñedo a Vilalba, ahora recuperada y balizada
En el cruce de acceso a la casa seguimos de frente
Hitos del camino ante las casas de Ver
O Fontao más cerca, a nuestra derecha. A lo lejos, por la Serra da Carba discurre otro camiño real recuperado, el de Mondoñedo a Ferrol, antigua ruta comercial y senda de la arriería
Chantas alineadas como cierre que con el camino forman una hermosa perspectiva
Más allá, a la izquierda, otra vista de Ver, entre el prado y el bosque
La vivienda y el cabazo. este de paredes de pizarra. Según avanzamos por Galicia vamos apreciando cambios en su estructura. Aquí tienden a ser bastante estrechos en comparación con los que hemos visto en el occidente de Asturias y en la Mariña
Y paso a paso ya nos metemos en otra bella fraga
Zarzas y matojos forman aquí el seto silvestre que separa el camino de otra finca
Bosques y campos, así es el trayecto por Goiriz del Camino Norte de Santiago. Más adelante, a partir de la iglesia, veremos cómo el paisaje va cambiando según nos acercamos al casco urbano, donde habrá más casas y tierras de labor
La masa boscosa se alarga por la ribera del Rego das Touzás, señalando su curso fluvial, un poco al sur de O Carral
Otra vista de la Serra da Carba, al suroeste de la Serra do Xistral: ahora vemos a la izquierda el ya mencionado Coto de Monseivane, su máxima altitud. A su derecha es el Coto da Capela (885 m) y más a la derecha el Coto de Pena (812 m)
Los enormes parques eólicos, como nuevos molinos de viento, son los nuevos gigantes que dominan las alturas. Los nuevos ingenios promovidos por los grandes gigantes de la energía
El paisaje simboliza la transición entre las montañas de A Mariña y las llanuras y suaves colinas de la Terra Chá, tal y como hemos visto ya saliendo de Abadín
Canalización para que el agua no inunde los caminos, obra sin duda de la rolda
Precioso castiñeiro sobre otro precioso trecho del camiño real
Hacia el bosque encantado se encaminan de nuevo nuestros pasos
En el mágico esplendor verde...
En medio del camino una charca, referencia muy importante
Es el Rego das Touzas: nosotros lo pasamos por aquí a la derecha
Una pontella a manera de pequeño puente sobre el escaso caudal del arroyuelo, que no obstante, forma a veces una pequeña laguna con la lluvia
Y pasado el rego seguimos ruta por el camino de tierra, en un poco de subida
La concha y la flecha nos indican la dirección en este "placido discurrir por la Terra Chá", como lo describiría el gran conocedor del Camino, el historiador e investigador Antón Pombo
Nos quedan según el mojón 126 kilómetros a la Praza do Obradoiro. Poco a poco acortamos distancias
Tupida selva de troncos y matorral, hábitat natural de corzos, jabalíes, zorros, y numerosas especies de pájaros
Fronda de castiñeiros, un verdadero vergel en este pequeño gran paraíso verde
Chantas alineadas a ambos lados del camino, cual larga y rectilínea pared de piedra, delgada pero firme
Camino que dibuja largas rectas en su discurrir por el que también Antón Pombo llama, con todo merecimiento, "el gran jardín chairego"
Largo túnel vegetal de troncos, ramas y hojas, esplendo de la naturaleza
Y siempre en llano, ahora por este tramo todo recto
Salimos así de nuevo a otro gran claro
Caminamos entre gruesos setos de zarzales que separan el camino de los prados colindantes
Zarzales y zarzamoras, vistosos tonos intensamente rojos sobre el verde
El paisaje característico de la campiña chairega
Hermosos carballos guardan el camino
Abren sus ramas como un abanico con grandes brazos
Nos pasan unos ciclistas...
¡Buen Camino bicigrinos!
Y pronto estarán en Vilalba
Y de esta manera avanzamos con paso resuelto por fragas y carballeiras
Bifurcación: vamos a la derecha
Siguiente bifurcación, también a la derecha
Además de por los mojones el camino se distingue por ser el más pisado y acondicionado
Chantas y espesura...
Delicias del boscaje en este maravilloso camino, excelencia para el peregrino
Bajo los castaños, que en el otoño llenarán el suelo con sus frutos
Y ahora otra larga línea de chantos junto a un prado, siguiendo la forma serpenteante del camino
No mucho más allá, a nuestra derecha está la carretera N-634, y su gran recta
Son las casas de Tronco, otro barrio de Goiriz
Salimos a una pista asfaltada en la que iremos a la derecha, viendo una explotación ganadera
De momento seguimos la línea de chantas
La vaquería a nuestra izquierda
Y la casa campesina con las cuadras
El camino se abre en dos
Dejamos el asfalto y vamos a la izquierda
De nuevo por senda terrera nos adentramos en las fragas de Goiriz
Inmersos en la naturaleza recordamos esta poesía de Rosalía de Castro. Cuando recuerdo el ancho bosque:
"Cuando recuerdo del ancho bosque
el mar dorado
de hojas marchitas que en el otoño
agita el viento con soplo blando,
tan honda angustia nubla mi alma,
turba mi pecho,
que me pregunto:
"¿Por qué tan terca,
tan fiel memoria me ha dado el cielo?"
A la izquierda prados y más bosque
Y a la derecha igual, pero atravesados allí por la carretera general...
Las chantas se cubren de liquen y se tornan anaranjadas
Junto a ellas discurre el camino...
Tiempo es ahora de recordar al gran poeta Luis de Camoes...
"Verdes são os campos,
De cor de limão:
Assim são os olhos
Do meu coração.Campo, que te estendes
Com verdura bela;
Ovelhas, que nela
Vosso pasto tendes,
De ervas vos mantendes
Que traz o Verão,
E eu das lembranças
Do meu coração.Gados que pasceis
Com contentamento,
Vosso mantimento
Não no entendereis;
Isso que comeis
Não são ervas, não:
São graças dos olhos
Do meu coração"
La foresta y sus rincones, tras cada curva, tras cada seto, tras cada mata de árboles, un nuevo recodo...
Otro gran prado
Vista entre Tronco y Pígara y a lo lejos la Serra da Carba con el Alto da Neveira (848 m)
Yedra en los troncos y los chantos
Y más líquenes tiñendo la piedra de rojo...
Pasan los peregrinos, oyendo ya el tráfico de la cada vez más próxima carretera
Pígara y la carretera N-634. El camino va en todo momento en paralelo a ella
Las hojas parecen querer acariciar nuestras cabezas...
Rosa del Camino Norte en Galicia
Más pastos y buenos rebaños vacunos
De frente unos muros...
Llegamos a las primeras casas de Goiriz, la cabeza de la parroquia del mismo nombre
Portones de las fincasn y las casas
Prados de siega
Viviendas labregas. Observemos cómo el ladrillo es empleado para construir los añadidos a las casas originales más antiguas, de piedra
Bellas y coloristas hortensias
Flecha y concha en la tapia
Aquí empieza el asfalto
Naves y casas
Fijémonos en el jardín, donde hay un cruceiro
Las casas de O Campo do Cristo, al otro lado están la carretera N-634 y la iglesia parroquial de Santiago de Goiriz, que pronto veremos. También está la tienda-bar de Casa Zapateiro, fundada por Jesús Pernas, antiguo zapatero del lugar, donde se mantenían vivos hasta hace años bastantes oficios tradicionales, zapateiro, ferreiro, zoqueiro, canteiro...
Jesús Pernas, era además famoso pues aún revalidaba su permiso de conducir con 96 años. Cristina Arias publicaba en El Progreso el 12-9-2018 un artículo sobre conductores veteranos en el que le hace buena y merecida mención:
"Xa sabía conducir «de antes» pero sacou "o carné especial" en 1964, con 42, porque "era industrial" e necesitábao para o seu negocio -foi zapateiro e abriu un bar en Goiriz, rexentado hoxe polos seus netos, a terceira xeración
"Non quería moto, nunca me gustou, o que tiña era bicicleta", explica este veciño de Goiriz, en Vilalba, que recorda que o seu primeiro vehículo foi unha furgoneta nova, "unha Citroen 2CV". Despois chegaron outras dúas, o primeiro coche -un Dyane 6- e o que ten hoxe, un AX.
Non usa gafas -"nin para ler nin para nada", asegura- e renováronlle o carné hai catro anos para cinco. Tócalle a revisión o ano que vén. "Non hai nervios de nada, se me sae, ben, e se non, mala sorte", explica un condutor que non lle ten medo á cidade, que suma incontables quilómetros e que sigue collendo o coche a diario. "Sen el non vivo", di.
Gústalle viaxar a distintos lugares -asegura que coñece toda España, Portugal e Andorra en coche-e na comarca aproveita para ir "aos bailes e a onde sexa". "A min o que sempre me gustou máis foi conducir e bailar", apunta, ao tempo que destaca que nunca tivo accidentes nin multas. "Fíxome ben no regulamento e en canto me guste e poida seguirei conducindo", conclúe"
Hay naves industriales, parecen ser de antiguas empresas madereras
Ahora sí vemos (a la derecha de la foto) la parte posterior de la Escuela Habanera de Goiriz, fundada en 1934 con la ayuda de los emigrantes en Cuba, cuyos primeros maestros fueron doña Remedios de la Fuente y don Xosé Rouco Castro, Pepe Xico. Luego llegarían don Elías Roca, don Jesús, don Alejandro, don Avelino, doña Pepucha, doña Milagros, doña Ester, bien recordados por el también maestro Benjamín Paz Cordal en su artículo ¿Estades aí? en la revista Sociedá de la Cultural Deportiva Goiriz
En el tiempo de su inauguración, el periódico Faro Villalbés, publicaba el 15 de octubre de 1934 lo siguiente:
“A una legua de Villalba, por la carretera de Vivero a Mondoñedo, suspende nuestro ánimo ver entre un grupo de casas de construcción corriente y un arboledo [sic] centenario, la silueta aérea de un edificio escolar nuevo. La costumbre que tenemos de ver locales angostos, húmedos y cerrados, hace que nuestra admiración adquiera el grado máximo. La fachada de corte moderno, presenta diez huecos rectangulares amplísimos, por los cuales entra a raudales la luz. Delante presenta un espacio amplio destinado a jardín como en las escuelas froebelianas. Arriba, un frontón en forma de torrecilla ostenta un hueco circular para la colocación de un reloj. Entramos. A los lados del vestíbulo se encuentran las dos aulas, cada una con seis ventanas, y el piso de madera, colocado sobre pilares a un metro de la tierra. En el primer piso, y en medio de las dos viviendas de los dos maestros, hay un local para biblioteca y lugar de reunión de los habitantes de la aldea. En resumen, un edificio escolar modelo, que honra y prestigia a la parroquia.
En la fachada leemos un rótulo significativo: ‘Hijos de Goiriz, Sociedad de Instrucción y Beneficencia. 1934, Habana’. Aquí no hizo falta que viniera el Estado con su ayuda escasa y tardía a avivar el interés de los campesinos por la escuela; bastó que un puñado de intrépidos emigrantes, allá, en la Isla de Cuba, se reunieran con un ideal común: sacar a sus paisanos y familiares de las garras de la ignorancia. No hay palabras para encomiar el gesto de estos hombres; son los mártires del trabajo, los paladines del bien, los héroes. Otros gastaban sus ahorros en espectáculos baldíos; ellos, esforzados y tenaces, iban depositando, día a día, parte de sus ganancias en la caja social, animados por la nostalgia y el recuerdo, de la pobre aldea donde sus familias, esclavas de la tierra, vertían gota a gota su sangre en los surcos insaciables.
Los paisanos de Goiriz pueden estar contentos con su escuela. Todavía no comprenden bien las ventajas que les va a reportar. Algunos, los más, creen que el maestro lo mismo trabaja en un local malo que en otro que reúna todas las condiciones exigidas por la moderna Pedagogía, y no es así; lo mismo que un carpintero no hace buenos muebles con herramientas viejas, tampoco un maestro puede educar bien sin contar con los medios necesarios. Más tarde, cuando empiecen a salir sus hijos más instruidos y educados y nadie se ría de ellos con motivo, cuando saboreen el placer de la lectura amena y olviden la taberna, es cuando exclamarán convencidos: bendita sea la escuela y bendito esfuerzo heroico de los que la han traído. Entonces, ya viejos, rezarán una oración por el alma de los emigrantes que sólo conocieron la cáscara amarga de sus afanes...
Conversamos con el representante de la sociedad ‘Hijos de Goiriz’, don Luis Calaza, activo e inteligente, el cual me contó parte de sus trabajos y esfuerzos y en pro de la escuela. Detrás de sus frases, demasiado modestas, he descubierto todos sus afanes plenos de heroicidad; he adivinado sus andanzas por los caminos encharcados buscando apoyo entre los campesinos; he visto bajo sus párpados la resignación del hombre que se afana por un ideal incomprendido, escuchando a un paso la risa franca del torpe, o lo que es peor, la insidia rastrera del hombre ruin que, juzgando desde su punto de vista, cree que todos los actos del prójimo tienen el mismo móvil que los suyos: el interés...”
Este es el cruce con la carretera CP-6512, el camino sigue de frente, pero si deseamos tomar algo o comprar en Casa Zapateiro podemos salir a la N-634 a la derecha y retomar el camino un poco más allá, al llegar a la iglesia
Ahí está el mojón, frente a las chantas
Seguimos avanzando en llano dejando la mayor concentración de casas a la derecha
Vista de O Campo do Cristo. Cuando se hizo la carretera el eje principal de Goiriz y sus barrios se concentró a lo largo de ella, desplazándose del camiño real. A la derecha volvemos a ver el Grupo Escolar
Las chantas. hacen rúa en este tramo
Naves ganaderas, almacenes, cuadras, hórreos y casas
Gran caserón, con establo y vivienda
Tierras de labor y más naves, cobertizos, cuadras...
Cruce y a la izquierda
Seguimos entre las cuadras
Estamos en el centro de la parroquia, muy cerca ya de la iglesia y de la carretera
Un poco a la izquierda, a escasos metros de aquí, está O Castro, asentamiento castrexo que es el más grande del concello de Vilalba, el cual conserva su estructura defensiva de tres parapetos. En 1890 el historiador Manuel Mato Vizoso escribía de él de esta manera, localizando una especie de horno y una posible sauna:
"una vía perfectamente encachada con rajuela [rasilla] de granito duro, la cual se encuentra cubierta en la actualidad con porción de tierra y lodo, y sirve para conducir un arroyo de manantiales y agua que se reúne dentro del castro en tiempo de lluvia. La referida vía, en su dirección hacia el norte, forma varias tortuosidades y va encajonada a unos dos metros de profundidad de la superficie de los terrenos de ambos lados -tiene de ancho cerca de tres metros-, hasta que se pierde a unos doscientos metros de distancia del Castro [...]. Existía hasta hace poco tiempo un gran chanto de granito colocado horizontalmente sobre otros dos verticales, en el que se conocía que se le hacía fuego por debajo y era conocido con el nombre Forno dos Mouros, apareció enterrado en la cima del segundo parapeto próximo a la referida vía, y todavía se conserva el hoyo de donde dichas piedras fueron extraídas"
La investigadora Andregoto Galíndez, que publica sus conclusiones en Arqueotoponimia, interpreta de estos hallazgos que el castro, situado en un humedal protegido, disponía de una sauna castrexa y que estos hornos servían para calentar el agua, pues sigue escribiendo Vizoso...
"En el indicado castro de Goiriz, hemos visto una especie de horno, a que daban el nombre de Forno dos Mouros, colocado al exterior del parapeto, y se componía de una losa cuadrilarga de un grueso de tres pulgadas, que descansaba horizontalmente sobre otras tres verticales, clavadas en el muro de tierra formando una hornilla, con evidentes señales de haber sufrido la acción del fuego, de lo cual claramente se deduce que se calentaba la referida losa horizontal para cocer sobre ella pequeñas tortas. Tenemos noticia de que también en otros castros han sido encontrados aparatos de la clase del que mencionamos y puestos igualmente al exterior de los parapetos, sin duda como precaución contra los incendios"
A nuestra derecha es la parte trasera del Hostal O Cristo, que al otro lado mira a la N-634, una opción para pernoctar, también con restaurante y cafetería
También empezamos a ver la iglesia parroquial de Santiago de Goiriz. Fijémonos detrás en el cementerio, declarado Monumento Histórico-Artístico
Ahí tenemos sus famosas cruces góticas, otra especialidad artística y constructiva característica de los artesanos canteiros de Goiriz. Se atribuyen también a Os Carboeira de San Román. Fue tal su importancia que en en 1993 se puso en marcha el Proxecto Carboeira para catalogar cruceiros, cruces, cristos y esmoleiros (pequeños altares) de la Terra Chá. De este proyecto forman parte los investigadores Fernando Arribas Arias, José Manuel Blanco Prado y Mario Saavedra Pérez.
Salimos ahora a otra carretera local...
Es la carretera de O Castro: vamos a la derecha
Justo antes de llegar a la N-634 pasaremos frente a la capilla de la Virxe de Fátima y de San Roque
La capilla, muy reformada, es de la centuria del 1500 y en torno a ella se celebra una xuntanza vecinal anual, Enfrente el cruceiro muestra la fecha de 1803
Desde el cruceiro, casi liso y sin imágenes. seguimos hacia la carretera y la iglesia
Al otro lado de la N-634 veremos el templo de Santiago de Goiriz, originario del siglo XVI pero modificado en el XVIII, el cual fue, como otros santuarios, iglesia de asilo para perseguidos por la Justicia, que no podían ser detenidos si se acogían a sus fueros. Salvo que deseemos visitar su interior para ver su retablo barroco, no es necesario cruzar la carretera aún, pues el camino sigue por ella a la izquierda
Sí volvemos a ver el ya mencionado cementerio gótico con pináculos coronados con cruces clásicas
El Cemiterio de Goiriz es del siglo XVI, si bien fue muy reformado en el XVIII y ampliado en el XX. Sus altos pináculos están rematados con cruces de diferentes estilos
A este lado de la carretera, mirando a la iglesia, otro cruceiro, también liso y sin imágenes
Y a su lado un antigua fuente. Más atrás al fondo pasa el camino, por donde hemos venido
A Fonte do Campo do Cristo, dond eantes acudía la vecindad a por agua, antes que la traída general suministrase a cada casa
Tal y como hemos dicho del Campo do Cristo, al llegar a la altura de la iglesia, iremos a la izquierda
Durante unos metros seguiremos la N-634
El trayecto por el arcén, bastante ancho en ambas márgenes por suerte, va hacia las casas del fondo: O Francés. Aquí hay un botón por si deseamos cruzar ya. Un poco más allá hay otro. Es un sistema luminoso que avisa a los conductores del cruce de gentes por la calzada
Vemos a la izquierda de nuevo la capilla de la Virxe de Fátima con su cruceiro
Pasamos unas fincas y unas casas en esta famosa Recta de Vilalba, de la que se dice es la mayor, o una de las mayores, de Galicia
Y atentos porque si no hemos cruzado antes hay que hacerlo ahora
Aquí está el otro botón para cruzar con más seguridad. Pero nunca nos confiemos, el tráfico suele pasar a gran velocidad y cualquier vehículo que veamos en la distancia en pocos segundos se presenta aquí
Al otro lado, en O Francés, topónimo que parece vinculado al Camino y al paso de peregrinos francos (no pocos se asentaban en las poblaciones), tomaremos este sendero cuando estamos a unos 5 kilómetros de Vilalba
El paso está también encajado entre líneas de chantas que separan el camino de las fincas
Son establos y cobertizos de las casas de la carretera
Salimos a estos campos rumbo hacia As Casas Novas, por donde andaremos los escasos kilómetros que nos separan de Vilalba, la ansiada capital de la Terra Chá. El paisaje cambia paulatinamente, dejadas atrás las masas boscosas de Goiriz, con su praderías anexas, grandes extensiones de tierras de labor y una continuidad de núcleos poblados jalonarán nuestro recorrido hacia el casco urbano
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