Iglesia y Pazo de Poutomillos desde el Camino |
Cruce de A Uceira |
A una docena de kilómetros al oeste de la ciudad de Lugo, inmediatamente después de salir de O Burgo, donde hubo hospital de peregrinos en Casa Matías, llegaríamos por el Camino Primitivo de Santiago, al lugar de A Uceira, parroquia de Poutomillos, donde sale un desvío para Santalla de Bóveda. Visitemos o no este último lugar con su esotérico santuario, un poco apartado de la ruta, subiríamos de frente por la carretera LU-P-2901 hacia el Monte das Penas de Fornos (758 M), cerca de la aldea de Vilar
El Camino sube recto yendo hacia la ladera derecha del monte
Por aquí suben los peregrinos
Desde la carretera verían, atrás la ciudad de Lugo
Estamos en tierra de castros, milenarios recintos fortificados galaicos, como los de Poutomillos, Prógalo y Canedo, entre otros, ocultos entre penedos, árboles, tierra, campos y vegetación pero que guardan el testimomio de los antiguos pobladores de estos lugares
Según subimos veremos atrás el famoso Pazo de Recimil, que parece haber sido construido sobre una torre medieval, nota usual cuando la nobleza terrateniente perdía poder militar una vez dejado atrás el medievo, pero seguía ejerciendo su dominio sobre el territorio ostentando casonas, palacios y blasones como centro de sus cotos señoriales
Llegado el siglo XVIII fue residencia veraniega del obispo de Santiago (luego azobispo) Cayetano Gil Taboada, en cuyo mandato se construyó la fachada del Obradoiro de la catedral compostelana, así como el Palacio Episcopal de Lugo. Según el investigador Ricardo Polín el camino original no seguía la actual carretera sino que pasaba por allí, el cual era vía romana y era conocido como Camiño Francés
Subimos al alto, justo al sur del lugar de Pirinete
Y mirando atrás veremos iglesia y pazo desde lo alto. Más atrás Montes do Pazo, do Tagarro y das Canteiras
Detrás del pazo asoman las casas de San Martiño
Llegamos al alto, entre Pirinete y O Carballo
En esta encrucijada seguiremos de frente
Y pasamos al lado de esta casa de piedra
Al norte se extiende el hermoso valle del Mera, afluente del Miño, tierra campesina muy fértil, de molinos y asentamientos romanos y castrexos, prados y fragas rodeados de un circo de montañas y colinas
Montes de Bóveda, y más allá de Acevedo y A Pena do Lobo (603 m), con sus canteras
Al oeste, en la lejanía, Montes do Salgueiro, con el Monte dos Croios Brancos (736 m), O Salgueiro (710 m), A Pena das Bestas (685 m), As Penas Grandes (601 m) y toda la línea de cumbres que hacen frontera con el concello de Friol
Terminamos la subida y empezamos a bajar poco a poco
Llegamos a San Antonio
Nos metemos en el bosque autóctono o fraga
Pronto dejaremos la carretera
Pasamos un cobertizo a nuestra izquierda
Y una casa a la derecha
Aquí dejaremos el asfalto para tomar un sendero a la derecha
Paso de la carretera al sendero de tierra
El sendero, de gran belleza, baja un poco a la sombra de las fragas de árboles autóctonos
Valle del Mera, valle de molinos de este afluente del Miño que a su vez recibe la de numerosos regatos que nacen en estas campiñas y bosques. Río Mera que conforma la geografía de gran parte del concello lucense. Son tierras relativamente llanas en el fondo del valle rodeadas de suaves colinas en las que alternan, a la vez, paisajes sumamente humanizados de prados de hierba y huertas con bosques autóctonos donde predominan carballos y castaños, entre otras especies. A la derecha se distinguen las casas de Carpaceiro y Santalla de Bóveda
Fauna doméstica y fauna silvestre pueblan a un tiempo esta comarca tan bella. A lo lejos los ya citados Montes do Salgueiro y sus cimas. A la derecha se distinguen las casas de Carpaceiro
Al lado del prado va el Camino
Bajando poco a poco hacia el bosque
Prados de siega y pasto
Excelentes vaquerías
Tradición ganadera en Bacurín.
El vecino cuida su ganado
Más allá maizales
Vacas y gallinas
Entrañable estampa rural
Curva hacia la izquierda
Y nos metemos en esta gran carballeira
Del sol de los prados luminosos a la penumbra de la selva en un instante...
Senda ancha y bien trillada por el paso de cientos de peregrinos a lo largo del año...
Es un bosque gallego de cuento de meigas
Carballeiras, antiguos montes de caza para los señores y de leña para todos los vecinos, esencia del paisaje gallego
Hojarasca y viejos muretes de piedra
Zarzas y ortigas
Pasamos el Rego de Mendo
Prados a la izquierda, en ladera
Una fila de árboles en medio de la pradería a la que salimos
Un tramo enlosado por el medio del camino, sin duda para el barro
Casas de Bacurín
Subimos un poco
Al fondo un cruce
Llegamos a Ferreiral, cruzamos y seguimos a la izquierda de esta casa
Justo por allí
Caminamos de nuevo por asfalto
Pasamos otra casa con su parra
Y empezamos a bajar
Ya en el centro de la aldea de Bacurín
En Bacurín llegamos a un cruce
Vamos a la derecha
Fijémonos en las placas indicadoras
Bien conservada arquitectura rural
La abundancia de canteras de buena piedra es la causa de la abundancia de la misma en todas las construcciones
Llegamos a un hórreo
Al llegar a aquel hórreo el camino irá a la izquierda
Hórreo y casa
Altos carballos
También castiñeiros
Caminamos entre fincas y prados
Y admirando el valle del Mera
Vecina ganadera, cuidando el rebaño.
Prados y bosques
Grandes fragas de árboles autóctonos
Más abajo una casa
Ciprés ornamental
Salimos a un cruce
Y seguimos a la izquierda
Pasamos detrás de la casa
Y en esta bifurcación atención, el camino sigue de frente, dejando el asfalto para volver al bosque y cruzar el Rego do Bacurín, afluente del Mera, y seguir por la Corredoira da Pegueira. Pero a la derecha podemos caminar un par de pasos para conocer un monumento del arte románico, la iglesia de San Miguel de Bacurín, que es lo que vamos a hacer ahora
La iglesia, que se distingue desde aquí, está unos pocos metros más allá
Iglesia de San Miguel, en el mismo campo donde también se emplaza el cementerio, tal y como es usual en muchos lugares de Galicia
Templo románico del siglo XII con ábside semicircular. La sacristía del lateral, así como la espadaña del campanario, son elementos superpuestos siglos después a la parte medieval, pero no distorsionan demasidado el conjunto, en concreto fueron construidos en el siglo XVII. El ábside es plenamente románico, de los que, arrancando el tramo recto, realiza el chaflán semicircular en el lugar que alberga el altar y dispone de una ventana que da luz al interior, presentando los clásicos arcos, columnas y capiteles de este arte medieval, bien cincelados con diversos motivos y filigranas, así como los canecillos que sostienen los salientes del tejado
Presentan figuras antropomorfas, algunas en posturas eróticas, y cabezas de animales
En medio se distingue la cabeza de un carnero
Ventana románica. En los capiteles presenta temas vegetales y en los arcos ajedrezados y puntos.
Símbolos de un arte que triunfó en toda Europa en la baja Edad Media
Empezamos por la portada oeste, plenamente románica
Es de arcos de medio punto y tres columnas a cada lado. El arco exterior es ajedrezado y en lo alto un pequeño óculo sirve en nuestros días para instalar el altavoz
Capiteles todos ellos de motivos vegetales. Estos los del lado derecho
Estos los del izquierdo
Y esta es la portada sur, más pequeña y sencilla pero no tanto... reparemos que el arco exterior está, como en la portada oeste, recorrido por una bien esculpida banda ajedrezada. Las columnas, una a cada lado, están cinceladas con rayas, rectas verticales en el fuste derecho y en diagonal en el izquierdo, que le confieren sensación de movimiento. El acesso presenta un interesante aspecto biovulado y los capiteles están también bien trabajados con bajorrelieves
El capitel derecho con motivos vegetales
En el interior podremos ver el retablo barroco
Dando la vuelta a la iglesia veremos ahora la otra parte del ábside y sus canecillos
También con sus figuras humanas en llamativas posturas
También hay canecillos lisos y otros con formas geométricas o lineales
Salimos así del campo de la iglesia
Al lado se encuentra la Casa de San Miguel, soberbio pazo rural gallego, con finca amurallada y arboleda, complejo señorial y dependencias dedicadas a la labor agropecuaria.
El portón es de arco de medio punto y tiene buena verja de hierro
Allí aparecen el basón familiar y unas filigranas decorativas, todo ello rematado en una cruz
Desde el pazo y la iglesia regresamos al Camino...
Y continuamos ruta
Fila de grandes losas
Nos metemos en el bosque
Hay una suave bajada para pasar por una pontella o pequeño puente de bloques de piedra, sobre un arroyo, el Rego de Bacurín, uno de los que forman el Mera, pues aquí confluyen muchos de sus afluentes, que fluyen a través de un paraje lleno de naturaleza, la bella Corredoira da Pegueira, por donde iremos a la parroquia del mismo nombre el valle: Mera
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