La Caleya las Ánimas y su capilla camino de San Roque l'Acebal |
"si buena ventura espera en el biaje a donde ba, a las ánimas limosna da"
Las capillas u oratorios de ánimas son pequeños altares de los caminos, que aunque de distintas formas y fábrica suelen tener características muy comunes, estaban hechas unas de mampostería y otras de madera (de las que prácticamente ya no quedan), podían estar cubiertas y rematadas con carga de argamasa o cemento para dejarlas con sus paredes lisas. Siempre se erigían en lugares significativos, en los accesos a pueblos, cruces de caminos o cercanías a santuarios, en ellas se reza por las ánimas y se echan monedas en el cepillo de las limosnas, siempre dentro de un nicho protegido por una reja de hierro o una ventana de cristal
Pero efectivamente, antes de llegar a tan bello paraje natural y espiritual, el caminante y peregrino ha tenido que recorrer un par de kilómetros de carretera para cruzar el histórico paso del Ríu Purón, uno de los más importantes cursos fluviales del extenso y largo concejo de Llanes
"La indefinición física de este paisaje unida a la imposibilidad de salvar el río Purón por otro lugar que nos sea el actual puente, hace aconsejable la utilización de la nacional para cumplimentar este tramo"
Al menos, desde la puesta en marcha, algo tardía, todo hay que decirlo tras sus graves inconvenientes, de la Autovía del Cantábrico, que pasa algo más al norte, ha hecho que ya no soporte esta carretera la totalidad el tráfico por la que fue la principal vía de comunicación de Asturias por el este durante décadas
"La Compañía del Ferrocarril Cantábrico fue una de las cuatro grandes empresas que, en 1907, completaron la unión en vía métrica de las cuatro capitales de la cornisa cantábrica; Oviedo, Santander, Bilbao y Donostia. Como en los otros casos, el proyecto inicial de esta empresa era menos ambicioso; conectar la capital de la montaña con Torrelavega y Cabezón de la Sal. Sin embargo, los mediocres resultados obtenidos en la explotación de la primera sección, abierta al tráfico hace 125 años en enero de 1895, fueron los que animaron a sus promotores a dar un gran salto adelante y buscar la comunicación con Asturias, previo acuerdo con otra empresa del Principado, la de los Económicos de Asturias, cuyas vías partían de Oviedo en dirección a Cantabria. Llanes fue la localidad finalmente elegida para fijar el punto de encuentro entre ambas empresas, meta que finalmente alcanzaron en 1905"
"Entre los años 1958 y 1959 la Jefatura de Carreteras de Asturias, estando dirigida por el Ingeniero de Caminos, Canales, y Puertos Vicente Checa, y con ayuda de los ayudantes de obras públicas Adolfo Pisa y José de la Varga, que se habían desplazado a EEUU para conocer la última tecnología de construcción de carreteras, redactó el proyecto de construcción de la carretera nacional de Unquera a Llanes
En aquellos años el Ministerio decidió acometer la construcción de carreteras mirando a EEUU como apoyo y, a modo de ensayo, fueron elegidas dos obras en toda España: Uno de montaña entre Madrid y Segovia, y el tramo de Unquera a Llanes; el último fue el primer tramo de lo que al final se convirtió en la Nacional 634.
La obra fue adjudicada a Dragados y Construcciones, y empezó la construcción en el año 1960. Aquello dio trabajo a gente de la zona, pero también llevó a los municipios de Ribadedeva y Llanes a muchos trabajadores de otras partes de Asturias, y de fuera de la provincia.
El inicio de las obras fue horrible debido a la falta de experiencia en aquellos asuntos y las dudas que generaban los pliegos de condiciones americanos. Y se solucionó con la llegada, en calidad de Jefe de Obra, del ingeniero José Martín Alonso, con gran experiencia en la construcción de carreteras en América.
La crónica local del 4 de Marzo de 1961 comentaba que, después de los perjuicios y molestias que ocasionaban las obras de la carretera de la costa, en el municipio se comenzaron a ver los beneficios de la construcción de lo que llamaban «pista» en lugar de carretera. Incluso en ese momento la crónica se aventuró en afirmar que, dada la celeridad de las obras, se esperaba la apertura al tráfico del tramo Bustio a Santiuste en el mismo mes de Junio de 1961, algo que no sucedió, porque los dos años proyectados en 1959 para la construcción de la nueva carretera se excedieron en importante medida. Como beneficio especial, se comentó la ventaja de que el acceso a la Playa de la Franca quedaría libre"
"El 22 de Abril de 1961, un cronista de Llanes, puso en valor el retraso de las obras del tramo Bustio-Llanes, debido a meses de lluvias imprevistos y problemas técnicos, y que una vez solventado todo aquello, se estaba trabajando a marchas forzadas noche y día en varios turnos. También mencionó que todo aquello causó grave perjuicio económico a la empresa adjudicataria. Habló, concretamente, de la llegada de nuevas máquinas y más trabajadores para la zona.El 22 de Julio de 1961 una crónica local habló de la visita del Gobernador Civil al municipio, habiendo tratado, entre otras cosas, la posibilidad de hacer una modificación en el trazado original del tramo de carretera que une al aparcamiento de la Playa de La Franca con la nueva carretera general, siempre ejecutado una vez fueran concluidas las obras del tramo Bustio-Santiuste"
"La carretera de Bustio a Llanes fue portada del famoso diario de tirada nacional ABC el 14 de Mayo de 1962, con una gran foto donde se podía ver una vista general del tramo de Bustio a El Peral. No obstante, la fecha de inauguración real de la carretera no está nada clara, porque en algunas fuentes se cita esa época de 1962 como inauguración, aunque las crónicas locales no lo mencionan en ningún momento a lo largo de toda esa anualidad, y en otras fuentes se habla que, por diferentes problemas, no fue inaugurada hasta mediados de la década de los sesenta.Si nos ceñimos al NoDo, no fue hasta la emisión 1351A del 25 de Noviembre de 1968 (https://www.youtube.com/watch?v=nNe75Ks4sSE), en un reportaje en color, cuando se informó al país sobre la puesta en marcha del tramo de Unquera a Llanes. En realidad, lo que he podido confirmar fue que, en los primeros días de Noviembre de 1968, fue inaugurado el tramo La Arquera-Balmori de lo que iba a ser la segunda obra civil de importancia en el Oriente de Asturias: la carretera general de Llanes a Ribadesella. La principal diferencia entre el primer tramo, de Unquera a Llanes, y el segundo de Llanes a Ribadesella, fue que en el primero el trazado cruzaba todos los pueblos, y en el segundo su trazado no cruzó población alguna"
Cuando salí de Cabrales
lloraba una cabraliega;
ella lloraba por mi
y yo lloraba por ella.
Non llores, neña, non llores;
non llores nin tengas pena,
en cumpliendo los tres años
cásome contigo, neña.
Si quies ver a Cabrales,
sube al Altu de Cuera,
allí verás a Cabrales
y tola Peñamellera.
"Toda la cuenca del Purón cabe en la palma de una mano. Pero toda ella se visita en vano si no se atiende a su singularidad: del puente del Ferrocarril abajo, hacia la desembocadura, la historia local de la angula está por escribir. Entraba mucha, y cuando se empezó a pagar, despertó la tensión entre Purón y Vidiago: los vecinos se disputaban la costera con candiles de cristal en la mano, por la nocturnidad en ese arte de la pesca. De aquella, los aldeanos interrumpían su labor para acutar el sitio en la ribera. Dejaban una caja de madera en el lugar y volvían a rematar la ceba y ordeño, porque la posición para el lance era fundamental: el puestu Ladio al borde del río, por su mérito y veteranía, quedaba al margen de la discusión. Cuánta historia sin épica, pero escrita con la verdad de los días, permanece sepultada entre el olvido y la vegetación. El curso del río Purón merece una memoria inversamente proporcional a su geografía"
"... agua cristalina sin metáfora ni exageración: la cámara fotográfica no la recoge, y si nada mueve la superficie, las imágenes reproducen las piedras del fondo como si el cauce estuviera seco.
La vegetación, exuberante, proporciona a quien lo quiera ver un buen repertorio de verdes: el acentuado de los berros, el de la zarzamora, que los gallegos dicen silva y nosotros bardo, el decaído de las aulagas, aquí árgomas, y el de tono ceniciento en los brezales, apoderándose de unas cuestas a punto de quedar huérfanas en ganado"
Más a la izquierda, la piscifactoría de Truchastur S.A. de Bedónacuacultura. Por esta zona pasaría antaño el camino real y aquí se libraría una corta pero cruenta batalla contra los franceses en enero de 1810. Estos forzaron la línea defensiva establecida en el río por Nicolás de Llano Ponte al mando de 1.000 soldados. Su oponente el francés general Bonet pasó El Puente Purón al mando de 4.000 y le tomó la artillería, haciéndole 100 prisioneros tras cinco horas de batalla, entrando seguidamente en la villa de Llanes, la cual saquearon, permaneciendo durante meses una guarnición de ocupación. Lo cuenta de esta forma Manuel García Mijares en Apuntes históricos, genealógicos y biográficos de Llanes y sus hombres (año 1893):
"cuando todos habían concebido alguna esperanza de defensa, volvió el General Bonet, a intentar el paso por esta parte de la provincia. Pasó el rio de Unquera con cuatro mil hombres, y se acercó al de Purón el día 25 de Enero de 1810. Después de una hora de resistencia por nuestra parte, aparentó el General enemigo un parlamento, y mientras se evacuaba, hizo conducir a cierta altura sus cañones, batió nuestras líneas y pasó la tropa el rio, y nuestros soldados desampararon sus posiciones.
Los franceses acamparon en aquella noche en la villa y sus inmediaciones, pero principalmente el mayor número cargó sobre la Pereda y Parres en donde hicieron un rico saqueo, por que los pudientes habían retirado hacia aquellos lugares sus principales haberes. La tropa enemiga se entregó al desorden: cometió mil excesos con las gentes dispersas que encontraron escondidas por las cuevas y pajares, y es imposible explicar la pena y aflicción en que todos se vieron: muchos se salvaron subiéndose a los montes de noche por medio de las nieves, prefiriendo la compañía de las fieras a la de los franceses; a la verdad, que semejantes escenas solamente las puede conocer el que las experimenta por sí mismo, o el que las coteja con la aflicción general en que se hallará el género humano cuando amague el fin último de todas las cosas.
El enemigo encendió en aquella noche una multitud de hogueras; cenó sus robos; a la mañana siguiente registró lo que no había podido hacer por la noche, y a las diez del día se le dio la orden de marchar hacia Oviedo cuya ruta siguió también la tropa que fue entrando"
Hincadas horizontalmente como estelas, son el testimonio del antiguo oficio de la molienda, tan presente antaño en este y tantísimos cursos fluviales
Hay un buen espacio de cuneta y arcén. El jardín se extiende en paralelo a la calzada unos cuantos metros, hasta el siguiente acceso al camping
"Tiene 65 años bien sudados. Se apoya en su vara de avellano mientras desgrana los avatares de la vida en el campo. Este pastor de la Sierra del Cuera viste botas de monte, pantalón mahón de faena y una camisa remangada sobre unos brazos fuertes, curtidos, nervudos. Tiene el pelo blanco y barba de dos días. Se ha topado con dos gijoneses que regresan de coronar el pico El Paisano (en realidad, se han equivocado y coronaron el siguiente). Uno de los dos le interroga, el otro escucha. Y el pastor del Cuera responde animado por la compañía. Viene de controlar el ganado en estas majadas con vistas al mar Cantábrico, a un lado, y al impresionante Urriellu, al otro. El paisaje es idílico, pero las palabras del pastor destilan resignación.
Cuando era chaval, cuenta, recuerda dos asentamientos de cabañas casi vecinos con plena actividad. En uno había unas siete familias; en otro, cinco. Eran tiempos de chavalería, animación, mucho ganado y trabajo a espuertas. De todo aquello apenas quedan hoy construcciones en ruina, murias semiderruidas y, dispersos por el monte, vacas, ovejas, cabras y caballos propiedad de los pocos que mantienen el monte activo. Los hijos, relata el pastor, se dedicaron a la construcción y en los tiempos que corren, con todo un rosario de exigencias legales, ya no es viable retornar al campo. Hace treinta años, a este hombre le pagaban 7.000 pesetas por una oveja. Llegó a vender lotes de 70. Ahora se las pagan a 45 euros. O sea, lo mismo, solo que treinta años después. Y así cómo va a volver nadie al campo, reflexiona. También rememora cuando hace unos años reaparecieron los lobos para hacer estragos y la guardería del Principado no era quien a acabar con ellos. Al final, se juntaron todos los afectados, hicieron una gran batida y mataron once.
Descrito el declive, en medio de un paraje maravilloso, el pastor del Cuera comienza a desandar el camino acompañando a los dos gijoneses. Entonces surgen las anécdotas. Como aquella fiesta celebrada en la cima de El Paisano a la que cada pueblo alzó gruesos troncos para hacer una gran hoguera. Más de veinte vecinos aparecieron por la majada con un inmenso abedul que dejó boquiabiertos a los demás, que tampoco se quedaron mancos. Refiere también los tiempos en que todos los techos de las cabañas se hacían con tapines de hierba. Puestos uno contra otro, explica, enraizaban y no pasaba una gota de agua. Explica asimismo cómo transportaban las piedras para hacer las cabañas sobre dos tablones. O cómo desde la cama de su casa puede saber si va a hacer buen día. Si las vacas salen a las cinco de la mañana es que hará calor. Si no salen del establo por su propia voluntad es que las nubes están al acecho. Otra picaresca del campo que escuchó a un nonagenario de Cabrales y luego comprobó en sus carnes es que antes de llover las fuentes manan más agua, a modo de anuncio de lo que vendrá. No sabe muy bien el porqué. Pero da fe de ello. O que las vacas agitan sus patas traseras cuando se aproxima el aguacero.
Uno de sus oyentes, con orígenes en estas tierras fronterizas con Cantabria, aporta otra rememoranza de cuando, 40 años atrás, siendo niño, veía llegar hasta cuarenta mulos cargados de queso picón (Cabrales) para practicar el trueque por otros productos con los que pasar el invierno. ¡Trueque, sí, en los años 70! Cuando los gijoneses se despiden del pastor, más conscientes si cabe de los tremendos cambios experimentados en el último medio siglo, dejan atrás a un hombre que a buen seguro no tendrá relevo en las majadas de la Sierra del Cuera cuando decida colgar las botas. Y la vara. De las mil machadas de aldea comentadas, de subidas y bajadas al monte en bici, a pie o carretando lo que hiciera falta, poco queda más que un paisaje sublime que funde el mar con el Urriellu, majestuoso en el perímetro celeste de los Picos de Europa. Los caminantes abandonan el Cuera con la convicción de que la Humanidad avanza quizá demasiado deprisa. Cuando al llegar a Gijón uno de ellos se entere de que a su sobrina le han regalado un teléfono móvil por su décimo cumpleaños lanzará un alarido de indignación. Acaso hubiera sido mejor una vara de avellano para enderezar esta sociedad descarriada"
“los peregrinos, tanto pobres como ricos, han de ser caritativamente recibidos y venerados por todas las gentes cuando van o vienen de Santiago. Pues quienquiera que los reciba y diligentemente los hospede, no sólo tendrá como huésped a Santiago, sino también al Señor”
Las ventas históricas fueron desapareciendo precisamente con la mejora de las comunicaciones y la llegada de establecimientos de más calidad, los hoteles, que fueron rápidamente extendiéndose por doquier. Algunas ventas se transformaron y continuaron como pensiones, bares, tiendas, pero en su mayor parte desaparecieron, en algunos casos al menos se conserva el edificio, como este, pues pasaron a ser casa campesina, si bien parece actualmente deshabitada
Jesús Evaristo Casariego recreaba hace años en sus artículos en La Nueva España cómo sería la vida en una de las ventas asturianas de por aquel entonces:
"La vida de las posadas asturianas de antaño era pintoresca, aunque algunas veces pobre e incómoda. Ventero ladino, pero servicial, mozas generosas en lo suyo, mozos de paja y cebada llenos de marrullerías: todos pendientes siempre de la propina; tipos que han sido muchas veces citados en una literatura de costumbrismo convencional, que no siempre respondía a las realidades. Arrieros y viandantes del común se amontonaban en las amplias cocinas de inmenso lar (llar y char, en asturiano), donde en los escaños , mesas y banquetas toscamente labrados , los "tayuelos" , tenían lugar animadas tertulias en las que se cambiaban noticias nuevas o se recitaban , una vez más, viejas leyendas y romances.
Se dormía generalmente en las cuadras y cocinas, entre montones de heno y sacos de paja y cebada; unos candiles iluminaban la escena y a veces se apagaban para facilitar un episodio erótico entre el viajero galán o dadivoso y la moza servicial, como la Maritornes cervantina. Muchas comidas se hacían en común, cada uno con su cuchara de palo sacando directamente con ella la vianda de la olla donde había sido guisada. Sólo algunas posadas de los caminos reales importantes tenían habitaciones con camas completas arregladas; eran para los viajeros ricos que montaban caballo propio y llevaban también criado o criados ecuestres.
En el lar barboteaban los grandes calderos colgados de la gramallera o se freían las truchas o la magra (Carnes), en amplias sartenes de asas, sobre los tréboles. De escarpias fijadas en la pared se colgaban mantas, capotes, escopetas, espadas y trabucos. En algún rincón sobre humilde mesa, se podía jugar a las cartas y generalmente los jugadores daban grandes puñetazos sobre el tablero al sacar los triunfos.
La vida de las posadas se animaba singularmente al atardecer y al alba. A esa hora proseguía el viaje de la recua bajo el sol ardiente o entre la niebla lechosa o la lluvia insistente y monocorde. Todos se cubrían con sus capotes de capucha, arrebujándose en sus mantas o bajo los lienzos encerrados; algunos, ya en los últimos tiempos desenfundaban gigantescos paraguas de telas chillonas, rojas o amarillas. En determinadas épocas de guerras civiles y trastornos o en lugares donde se sabía que operaban bandoleros, las gentes iban con temor y recelo, y los valientes acariciaban los trabucos, escopetas o pistolas de arzón. Pero no eran frecuentes los asaltos a recuas numerosas, pues los bandoleros solían rehuir los posibles combates. Por eso, en esas circunstancias, los viajeros y arrieros solían esperarse unos a otros y unir sus recuas y caballerías, formando caravanas a veces de más de cien personas y animales; ello daba seguridad al camino, pero aumentaba las incomodidades de la posada, adonde entraba de repente tal multitud (...)
Los arrieros llevaban y traían toda clase de mercancías, pero los productos típicos eran el pescado, con exportación y el vino y el aceite de oliva, como importación; artículos que en Asturias alcanzaban altos precios hasta que , a finales del siglo XVIII, se importaron regularmente por mar desde levante y Andalucía , distribuyéndose al interior desde los puertos de Gijón, Avilés o Luarca. Las recuas que salían desde Oviedo por las rutas de Pajares y Peñaflor y la Mesa o las del Occidente , que iban de Luarca y Cangas por Leitariegos, solían contar de diez a veinte y hasta más machos o acémilas que llevaban y traían bultos de encargos o constataban sus caballerías a los pasajeros . A estas recuas se les solían unir otros viajeros para caminar juntos, con mayor amparo y pasar el viaje más entretenidos (...)
Los arrieros, al menos los que tenían recua propia, que eran la inmensa mayoría, ganaban buen dinero y solían ser rumbosos en las ventas y mesones, comiendo buenas tajadas, bebiendo los mejores vinos y disfrutando de la alegre compañía de complacientes mozas. En cambio, casi nunca dormían en cama; usaban por alcoba pajares y cocinas y por colchón montones de heno o sacos de paja"
Pasada La Venta continuamos ya por el último tramo de carretera nacional antes de dejarla para ir a La Caleya las Ánimas
Como referencia, hemos de saber que la dejaremos justo antes de la rotonda de enlace con la A-8, que ya divisamos al fondo
Antes dejaremos a nuestra izquierda el Caminu de las Santacinas u Hontacinas, que forma parte de la llamada Senda del Valle Invisible, ruta senderista con la que vamos a coincidir durante un buen trecho a partir de aquí
Nos acercamos a la rotonda, estemos atentos luego de pasar el panel indicador de la misma
Tenemos que fijarnos bastante pues, a falta de otra indicación, el pequeño mojón jacobita tal vez nos pase desapercibido a nuestra derecha
Más allá las señales de la A-8 y a lo lejos otra referencia muy importante, La Cuesta, Cuesta Cué o Sierra Plana de Cue, otra de las célebres sierras planas de Llanes, cuyas llanuras en la cima daría origen al topónimo Llanes. Esa planicie oscila en unas alturas entre los 175, 188 (en El Cantu Jariu o H.ariu) y 156 metros y, como otras, era a donde los vecinos subían a por rozu, matorral con el que se hacía la cama del ganado. Durante la Guerra Civil hubo un aeródromo, el Aeródromo de Llanes, que siguió estando operativo hasta 1963 y que ahora es un campo de golf
Al otro lado pasa la Senda Costera que tras subir desde el pueblo de Andrín a La Boriza se une a este el Camino oficial en la ermita del Santo Cristo del Camino, en lo alto de esta sierra pero un poco más al oeste, sierra que constituía el último obstáculo natural antes de entrar en la villa de Llanes, capital del concejo. Durante la francesada constituía una atalaya de observación y control del territorio ante las continuas incursiones francesas
El nombre de Cantu Jariu (H.ariu con h aspirada) está relacionado con faro, como tantos montes costeros habría alguno de estos faros en el sentido antiguo del término, grandes fogatas para indicar a las embarcaciones de alta mar la entrada al importante puerto de Llanes, que durante las edades Media y Moderna era, además de pesquero y ballenero, un gran muelle comercial y de pasajeros, con especial relación con el francés de La Rochelle, entre otros muchos
Y es que, una constante que se repite en estos puertos del norte, es la llegada (o salida) de viajeros y peregrinos por mar. A pesar del proceloso Mar Cantábrico y sus galernas, se consideró durante siglos más rápidos, cómodos y seguros los caminos del mar que los de tierra, por lo que si se podían permitir el pasaje y encontraban marineros fiables, peregrinaban por vías marítimas, cuando llegando cuando saliendo, por estos puertos cantábricos
Y de esta manera, haciendo caso del hito xacobeo, tomaremos esta senda a la derecha para entrar en la parroquia de San Roque (San Roque L'Acebal)
Ni que decir tiene que este paraje ha cambiado sustancialmente con las obras de la Autovía del Cantábrico, pero al menos se han restituido el viejo trazado caminero y los campos de su entorno, plantados con especies autóctonas
El Camino se dirige al paso bajo la vía de enlace de la N-634 con la A-8, la autovía cuyo último tramo, el de La Franca-Unquera, se inauguró el 30 de diciembre de 2014, día en que El Comercio publica un resumen de su historia y avatares titulado La autovía del Cantábrico, completa al fin:
"La autovía del Cantábrico en Asturias termina por el principio. Mariano Rajoy inaugura hoy el trazado entre La Franca y Unquera, los 4,3 kilómetros que completan la A-8 en el Principado. Han pasado cuatro décadas desde que se pusieran las primeras ideas sobre un papel y 25 años desde que el proyecto comenzara a traducirse en obras. La historia de este tramo ha sido tan larga como para convertirlo en el que más retrasos ha acumulado en España.
Desde los años setenta, se encontraba en servicio la autopista 'Y', cuyo brazo entre Gijón y Avilés aspiraba a prolongarse en ambos sentidos hasta los límites de Asturias. Pero la historia del trazado que ahora se finaliza comenzó en los años ochenta, cuando los gobiernos de Felipe González decidieron impulsar la autovía del Cantábrico, que conectaría Galicia con Europa, encadenando tramos de Este a Oeste. Asturias, gobernada entonces por el socialista Pedro de Silva, también asumió como una de sus prioridades la construcción de esta carretera"
Hasta ahí todo el mundo estaba de acuerdo, pero luego comenzaron todo tipo de desavenencias que contribuyeron al gran retraso de la obra:
"Primero, porque la Administración central planteó el desarrollo de una autovía en lugar de una autopista. En algunos momentos, incluso se apuntó la posibilidad de una vía rápida, una simple mejora de las carreteras nacionales incluyendo obras de ingeniería que acortasen el camino y redujesen las curvas del sinuoso trazado costero. Desde el Principado, la catalogación prevista se apreció como un menoscabo y solo fue asumida tras la promesa de no que no se renunciaría a los cuatro carriles. Más difícil fue superar el enfrentamiento sobre el trazado. Porque surgió en las filas del propio PSOE. Por un lado, el alcalde de Gijón, Vicente Álvarez Areces, defendía un recorrido por el litoral que incluyera la conexión con su municipio. En cambio, el poderoso líder del SOMA, José Ángel Fernández Villa, reclamaba un trazado interior, siguiendo la estela de la carretera nacional 634, que acercase las comarcas mineras a la autovía a través del valle del Sella y Piloña. Sobre la mesa se pusieron argumentos políticos, económicos, medioambientales y demográficos. Finalmente, el ministro Javier Sáenz de Cosculluela recurrió a una solución salomónica: la autovía iría por la costa en su extremo oriental para girar hacia el Sur al aproximarse a Lieres hasta conectar con Oviedo. A regañadientes, la idea fue aceptada, después de que la década de los ochenta prácticamente se agotase en polémicas.
Pese a todo, las obras se iniciaron en 1989, en un tramo entre Oviedo y Siero. En 1991 Josep Borrell asumió la cartera de Obras Públicas. A él le correspondió impulsar el estudio informativo para la construcción del trazado desde Unquera hasta Ribadesella, cuya finalización llegó a fijar en 1995. La propuesta recibió tantas alegaciones que en la Demarcación de Carreteras se almacenaron por cajas. Borrell decidió entonces dividir el tramo en dos. Y empezar por lo más sencillo. Entre Llanes y Llovio, las obras consistían prácticamente en desdoblar la carretera nacional 634 y apenas existía oposición ciudadana. En esta parte del trazado, las excavadoras comenzaron a trabajar en 1996. Las únicas dificultades las encontraron en el desmonte de San Antolín. Este tramo fue abierto al tráfico 1999. El entonces ministro, Rafael Arias Salgado, cortó la cinta con una llamada telefónica después de discutir en Oviedo con Areces, ya en ese momento presidente del Principado, y anular el acto inaugural. Quedó pendiente el desmonte, donde contener el constante desplome de rocas y arena con una malla metálica exigió una inversión adicional de 1.500 millones de pesetas y dos años más de obras"
Seguidamente sucesivas alegaciones vecinales ralentizaron también la obra al sospecharse que favorecía la urbanización de la costa llanisca y con ello ciertos intereses político-empresariales, dentro de las grandes polémica surgidas con este tema a lo largo de todos estos años:
"Pero entre Unquera y Llanes, la autovía seguía atascada en los papeles. Una asociación vecinal, Peña Tú, alegó contra el trazado elegido al considerar que el alcalde de Llanes, el socialista Antonio Trevín, y los técnicos encargados de la redacción del proyecto habían maniobrado para que resultara elegida una alternativa más cercana a la costa que supuestamente favorecía determinados desarrollos urbanísticos. Esta asociación presentó una denuncia que terminó en un juzgado de Oviedo en el año 2000, casi al tiempo en el Francisco Álvarez-Cascos aterrizaba en Fomento. La autovía continuaba su avance hacia Galicia. Los cuatro carriles cruzaron el Sella, pasaron bajo la ría de Villaviciosa y llegaron al Occidente. Incluso se bifurcaron para conectar con Gijón. El 23 de febrero de 2004, Cascos inauguró el tramo Grases-Infanzón, en el que definió como su «día más importante como ministro de Fomento». «Satisfecho y orgulloso», procedió a cortar, con diez meses de adelanto sobre las fechas previstas, la cinta inaugural del tramo de 9,2 kilómetros de longitud y 169 millones de euros de coste, que permitía reducir en diez minutos el trayecto entre la villa de Jovellanos y Villaviciosa, pero que había dado un giro al planteamiento de la autovía.
En cambio, en Llanes el proyecto seguía paralizado y la carretera nacional 634 se convertía en el principal 'punto negro' de Asturias. Tras numerosos accidentes mortales, los vecinos llegaron a recoger firmas para exigir la obra. Un hostelero de la localidad de San Roque colocó incluso calaveras en la estantería tras la barra de su bar como macabro recordatorio del medio centenar de víctimas mortales que en la última década se cobró la vieja nacional que cruzaba los pueblos del Este llanisco. Los veinte kilómetros de tráfico lento para entrar y salir de Asturias se convirtieron en una penitencia obligada para más de 12.000 vehículos al día. Pero el ministerio había rechazado seguir adelante en tanto que no se produjera una resolución judicial. Ésta llegó el 7 de marzo de 2003. El juzgado de Instrucción Número 2 de Oviedo no encontró motivos para enjuiciar a los técnicos denunciados. Existían defectos evidentes en las mediciones, pero según el juez Ángel Sorando, los errores con el teodolito eran tan evidentes que no podían ser constitutivos de delito. En cambio, fueron suficientes para que Fomento decidiera entonces que estos abundantes fallos invalidaban los informes sobre los que debían sustentarse los proyectos, por lo que emprendió de nuevo todos los estudios. Mientras los topógrafos volvían a trabajar sobre el terreno en los posibles recorridos, las obras avanzaban por el Oeste.
Los viaductos cruzaron los ríos Nalón, Navia y Eo, y la nueva calzada llegó a Galicia. Aunque también en el Occidente la autovía se atascó en algunos puntos. Especialmente en el tramo Otur-Villapedre, convertido en otro islote por su polémico recorrido. El trazado aprobado en 1999 fue anulado seis años después por la Audiencia Nacional, que consideró que la opción elegida no seguía las indicaciones el estudio de impacto ambiental. Cuando Magdalena Álvarez tomó posesión como ministra reinició la tramitación de este tramo y se encontró con los estudios del Unquera-Llanes, ahora dividido en dos, en su fase inicial. La nueva titular de Fomento se marcó como objetivo finalizar la autovía. Al menos, en esta ocasión el ministerio encontró un trazado exento de polémica.
Había sido tutelado en gran medida por el equipo que Cascos había puesto al frente de la Demarcación de Carreteras y parecía dibujado para solucionar de antemano las alegaciones que habían enterrado la propuesta anterior. En febrero de 2008, las obras del tramo más oriental de la autovía en Asturias fueron adjudicadas en 165,4 millones de euros. La ministra optó por concentrar el esfuerzo económico en los tajos ya avanzados. Así, consiguió abrir al tráfico más de 81 kilómetros de la ya denominada A-8. Entonces llegó la crisis. Los millonarios sobrecostes con los que en la década anterior se habían acortado los plazos quedaron en el olvido. Las obras perdieron brío hasta quedar prácticamente paradas.
Solo alguna excavadora conteniendo los desmontes en los que volvía a crecer la vegetación parecía recordar a los conductores entre Unquera y Llanes la intención de continuar. José Blanco, que había llegado al ministerio en 2009, apenas pudo aportar nada a unas obras que según los calendarios de los gobiernos anteriores ya debían estar terminadas.
En 2011, cuando Ana Pastor entró en su despacho de Nuevos Ministerios se encontró con un tramo a punto de concluir (Navia-Tapia) y la tarea pendiente de engarzar los dos eslabones más complicados y retrasados de la autovía del Cantábrico: Otur-Villapedre y Unquera-Llanes. La inversión posible en plena recesión daba para poco. La ministra de Fomento señaló entonces que la autovía sería su «absoluta prioridad» política y presupuestaria en Asturias. Pero el dinero no alcanzaba para exigir a las constructoras los turnos de noche y el trabajo en jornadas festivas con los que se habían cumplido los plazos de licitación en la década anterior.
Después de renunciar a calendarios más optimistas, Fomento se exigió finalizar la autovía en los cuatro años de legislatura. El ramal occidental quedó terminado en diciembre de 2013 con la apertura al tráfico de los 9,4 kilómetros entre Otur y Villapedre. En el Oriente, los trabajos continuaron. Con lentitud. Y lo que había sido un tramo en sus orígenes y dos en su tramitación, acabó construyéndose en cuatro fases. La autovía en Llanes y Ribadedeva fue abriéndose a los vehículos prácticamente de enlace a enlace desde el año 2012.
Las inauguraciones parciales fueron discretas: corte de cinta, recorrido en autobús junto a la prensa y unas palabras posteriores de la ministra para reafirmar su compromiso con la finalización de unas obras a la que prefería no poner fecha. Hasta que solo quedaron los últimos cuatro kilómetros y medio de la simbólica conexión entre La Franca y el límite con Cantabria en el viaducto de Tina Mayor. Solo entonces el ministerio se atrevió a fijar un plazo para la conclusión de las obras: diciembre de 2014. Para cumplirlo, los focos volvieron a alumbrar la actividad de las máquinas e incluso en la mañana de Nochebuena las hormigoneras trabajaron sin descanso. Aún quedan trabajos por realizar, pero será abierto al tráfico.
Mariano Rajoy presidirá hoy la apertura del que probablemente es el tramo más corto para el que se ha organizado un acto inaugural en la región en los últimos años. Pero el presidente regresará al Principado dos años y medio después de su última visita porque el 30 de diciembre de 2014 es una fecha para la historia de las infraestructuras españolas. Siete ministros y 25 años de obras después, la autovía de 231 kilómetros que permite cruzar Asturias en dos horas y media está terminada"
Luego de pasar el puente sobre el regato de El Toyu o La Riega'l Toyu seguiremos por el túnel bajo este ramal de enlace
A pesar que el arroyo suele bajar con poca agua o mismamente estar seco o como mucho encharcado, se ha canalizado en este lugar tan sensible para evitar posibles desbordamientos en tiempos de crecidas con lluvias y tormentas
La pista es aquí bastante ancha y permite el paso de vehículos de mantenimiento, así como tractores hacia las fincas
Fincas y bosques autóctonos de La Somada, en la parroquia de San Roque, cerca de la Cueva Collubina, impresionante por sus estalactitas y estalagmitas aunque algo apartada de lo que es propiamente el Camino
Seguimos viendo el canal del arroyo, aquí sensiblemente más discreto y al lado del Camino, a estas canalizaciones van directamente las aguas sobrantes de las lluvias, evitando que inunden carreteras, caminos y autovía
Un buen rebaño de vacas en la finca a nuestra derecha. Reparemos en el vallado que cierra el paso del ganado a la autovía
"San Juan, por Dios te pedimos, que nos libres de la seca, que corra la riega El Toyu, y en la Xordana se meta"
"Religioso francés (s. XIV). Se considera un santo peregrino por excelencia, aunque nada tiene que ver este personaje de origen y existencia incierta supuestamente nativo de Montpellier, Francia, con la tradición jacobea. Conocido por su posible peregrinación a Roma, se ha llegado a comentar en alguna ocasión la posibilidad de que estuviese también en Compostela, pero no pasa de ser una pura especulación. En todo caso se le ha relacionado desde antiguo con los peregrinos que realizaban el Camino para recuperar su salud.
Por estas vinculaciones merece ser observada su representación, sin duda la más próxima a Santiago el Mayor, ataviado como peregrino. Según la tradición y las leyendas sobre las que se fundamenta su vida, San Roque dejaría su cómoda existencia en Montpellier para peregrinar, como un pordiosero, a Roma, ayudando con curaciones milagrosas a los enfermos que encontraba en su camino, tanto a la ida como a la vuelta, pasando múltiples calamidades, hasta el punto de ser alimentado por un perro tras enfermar de la peste.
Estos argumentos llevaron a que su iconografía sea fácilmente reconocible por su atuendo de peregrino, casi idéntico al jacobeo -capa con esclavina, bordón, zurrón, sombrero, conchas de vieira, etc.-. Sin embargo, es fácil diferenciarlo de Santiago peregrino con unas observaciones básicas, ya que el santo franco-italiano se singulariza, sobre todo, por la herida ulcerosa que habitualmente se sitúa en su muslo y por el perro que casi siempre lo acompaña.
A veces también se representa con unas llaves cruzadas que simbolizan su viaje a Roma, de cuya peregrinación es todo un símbolo. San Roque cuenta con una gran devoción en España, sobre todo desde el siglo XVI, como abogado contra las epidemias de peste. En Santiago de Compostela contó con un hospital desde el siglo XV en el que, bajo su advocación, se atendían peregrinos enfermos. Aún se conserva la iglesia (s. XVI), con sendas imágenes de San Roque y Santiago, en el barrio que lleva su nombre"
"En Asturias, la devoción a San Roque fue difundida especialmente por los peregrinos que hacían el camino de Santiago. Además, por ser la nuestra, una tierra enclavada en la ruta jacobea, no es de extrañar que el culto se extendiera por todos los rincones de la geografía astur. Infinidad de parroquias están puestas bajo su advocación. No hay concejo que no cuente con una ermita, una capilla dedicada al santo, no hay iglesia, especialmente las más antiguas que no cuente con la figura de San Roque entre su iconografía sagrada. Recordemos que viste de peregrino, bastón con calabaza, sombrero, esclavina con concha y casi siempre le acompaña el perro que lleva el pan en la boca.
Asimismo, el culto a san Roque dejó también su huella en la toponimia de nuestra región como el San Roque del Acebal en Llanes, San Roque en Langreo, San Roque en Cabrales, en Tazones, en Oviedo, en Cudillero, en Siero…. Lo que da idea de lo profundamente arraigada que siempre estuvo la fe en ese santo en toda la provincia.
Este culto dio lugar a manifestaciones festivas y folclóricas de lo más variado. Sería muy largo de enumerar todas las fiestas que celebran en su honor el 16 de agosto a lo largo y ancho de nuestra tierra, convirtiéndose, San Roque, en la gran romería de Asturias"
"El grito de ¡Viva San Roque y el Perru! es inconfundible e identificativo de que las fiestas de San Roque en Llanes han comenzado y que llegan para quedarse con distintos actos a lo largo del mes de agosto, si bien el Día Grande es el 16 de este mes. La Siempreviva es el distintivo del Bando de San Roque desde finales del siglo XIX y sigue inundando de aroma y fiesta la villa llanisca durante estas fiestas.
La Danza peregrina, el festival de bandas de gaitas, o las verbenas en la vega de la Portilla son tradiciones asociadas para siempre al San Roque llanisco. Una fiesta tan genuina como antigua, que hunde sus raíces en el siglo XIII, vinculada al Camino de Santiago de la Costa y a la Hospedería de peregrinos que tuvo la villa. Cuenta la tradición que las romerías en honor a San Roque constituían una forma de hospitalidad y agasajo del pueblo de Llanes a tantos y tantos peregrinos jacobeos que hacían su parada en la villa"
"El bosque mediterráneo está compuesto fundamentalmente por pequeñas manchas de encinas a menudo asociadas con otras especies de carácter mediterráneo, como madroños y zarzaparrillas. Se localizan en los puntos más altos dela rasa calcárea, ocupando cuetos y sectores próximos a los acantilados donde la caliza flora al desnudo, aunque su presencia está relacionada con la acción antrópica, apareciendo en los lugares en los que la implantación de actividades humanas es más difícil
Esta formación se presenta en convivencia con especies atlánticas (laureles, castaños, tojos, helechos...), entre las que las especies mediterráneas prosperan difícilmente. En definitiva, el bosque mediterráneo se halla en estado regresivo, acosado por especies atlánticas y la sistemática destrucción del hombre"
SI BUENAVENTURA ESPERA EN EL BIAJE A DONDE BAA LAS ANIMAS LIMOSNA DARA
También hay quien ve en estos oratorios restos de religiones muy antiguas, precristianas incluso. Muchos están levantados en cruces de caminos y es allí donde se aparece la güestia, güeste o Santa Compaña, ya que la cruz en realidad además de ser el símbolo cristiano del martirio y muerte de Cristo, representa como elemento sagrado en otras culturas el lugar de tránsito entre este mundo y "el otro", el de los difuntos o "más allá" o "puerta a otra dimensión" y de ahí la aparición de las ánimas en pena en estos lugares y la edificación de estos pequeños santuarios de ofrendas...
"Conocido e identificado por diversos autores desde el siglo XIX con el castro Souerrone de las fuentes medievales. Identificado como fortificación medieval por Carlos Pérez Suárez en 1982 y posteriormente durante la elaboración de la Carta Arqueológica de los Concejos de Llanes y Ribadedeva en 1992. Incluido como castillo en altura en el Catálogo de castillos y fortificaciones medievales y modernas en Asturias (Proyecto CASTELLA) realizado por Patricia Suárez Manjón y Avelino Gutiérrez González en 2011 y en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias (IPCA) del 23 de diciembre 2013"
"Durante la Guerra Civil Española y en los primeros días de septiembre de 1937 se produjo la ofensiva del Bando sublevado sobre Asturias, que dio lugar a la desaparición del frente norte, que hasta el momento había estado en posesión de las fuerzas republicanas. En este contexto se enmarca la batalla de El Mazucu.
Al terminar la batalla de Santander el 25 de agosto, las tropas republicanas del frente del Norte debieron evacuar Santander y replegarse en masa hacia Asturias, última zona leal a la República en la región norte de España. El mismo 25 de agosto se había fundado en Gijón el Consejo Soberano de Asturias y León, presidido por Belarmino Tomás y que determinaba la autonomía política de la región asturiana respecto al resto de la zona republicana (situación que, de facto, ya sucedía desde los primeros días de la guerra). Por eso esta batalla se trata de una batalla entre el Consejo Soberano de Asturias y León, que había declarado la soberanía sobre «todas las jurisdicciones y organismos civiles y militares» y el bando sublevado.
Pese a ello, las tropas con que contaba el Consejo Soberano de Asturias y León ascendían a poco menos de 40,000 hombres al mando del coronel Adolfo Prada Vaquero (que reemplazaba al general Gamir Ulibarri), agrupados mayormente en el XIV Cuerpo de Ejército al mando de Francisco Galán. Entre los mandos militares estaban también Manolín Álvarez, el comunista Fernández Ladreda y el anarquista Higinio Carrocera. Estas fuerzas estaban en inferioridad numérica frente al bando sublevado, con gran carencia de municiones y armamento adecuado, además de contar con una escasa protección aérea. El territorio que controlaban se limitaba a una línea de 120 kilómetros de largo y 90 km de ancho, en un terreno escarpado y áspero entre la cordillera Cantábrica y el mar.
"Desde el 1 de septiembre, las fuerzas sublevadas avanzan desde sus posiciones en la provincia de Santander, en dirección al oeste, para lo cual deben sortear los pasos montañosos de los Picos de Europa y específicamente los de la sierra del Cuera, para penetrar en Asturias.
La batalla de El Mazucu comenzó el 5 de septiembre cuando las Brigadas Navarras del general José Solchaga intentan avanzar por el paso de montaña de El Mazucu (...) al sureste de Llanes, paso que controlaba el acceso a la zona central de Asturias. Cuando las tropas nacionales toman Llanes, deben cruzar la sierra del Cuera] para avanzar hacia el centro de Asturias, y allí son detenidos por 5,000 soldados republicanos mandados por un coronel de la Guardia Civil, el vasco Juan Ibarrola Orueta. Por su parte, Solchaga cuenta con 33,000 hombres para la difícil misión de derrotar a los defensores y cruzar el paso montañoso.
Esta batalla, una de las más cruentas de la guerra, aunque fue eclipsada por otras en ese momento, como la Ofensiva de Zaragoza que coincidió en las mismas fechas de septiembre de 1937. Tras los primeros ataques de los nacionales, los republicanos aprovecharon el mal clima del otoño para aferrarse a las cumbres de los peñascos de la sierra del Cuera y cerrar el paso de El Mazucu, contando desde el 7 de septiembre con ametralladoras para barrer el terreno y evitar el paso de las fuerzas sublevadas, aunque éstas disponían de artillería pesada suficiente para causar graves daños en las líneas republicanas situadas en las alturas.
"Afectadas por la escasez de munición, las fuerzas de la República se defienden acertadamente aprovechando al máximo el terreno montañoso, que resta toda eficacia a los ataques iniciales de la aviación nacional; de hecho los aviones de la Legión Cóndor intervienen desde el inicio para destruir lo antes posible la defensa republicana, y practican por vez primera el bombardeo en alfombra contra objetivos militares (de manera análoga al bombardeo contra Guernica meses antes). No obstante, la dispersión de las tropas republicanas entre los peñascos y montes de El Mazucu hacen inútil el bombardeo, el cual sólo resulta efectivo para cortar suministros o en los últimos días de la lucha contra tropas republicanas más concentradas en tierra
Tras varios días en que las cumbres de la Sierra del Cuera cambian de manos varias veces, el 10 de septiembre las tropas de Solchaga penetran en la margen derecha del Sella mientras se planeaba que las fuerzas del CTV italiano pudieran llegar a atacar Avilés para desequilibrar la defensa de los republicanos. De todos modos los defensores de El Mazucu cumplen una importante labor al evitar que el grueso del ataque de los rebeldes se lance hacia el centro del dispositivo defensivo de Asturias, fijando el centro de su dispositivo de defensa en la cumbre de Peña Turbina.
Pese a ello, desde el día 13 los defensores deben replegarse a las cumbres situadas en el sur de la sierra del Cuera, ante la abrumadora superioridad artillera y numérica del enemigo. Hasta el 18 de setiembre la I Brigada Navarra no logra avanzar, cuando los defensores de El Mazucu están sin munición empiezan a retirarse masivamente de la zona, ante la posibilidad de quedar irremediablemente cercados, mientras la aviación de la Legión Cóndor aprovecha las horas libres de bruma para atacar las posiciones republicanas. El día 20 los rebeldes toman el paso montañoso, el 22 de septiembre ocupan las últimas cumbres del sector sur que aún estaban en poder de los republicanos, entre ellas el principal reducto republicano de Peña Turbina, y sólo entonces pueden iniciar su ofensiva contra el resto de Asturias.
Como última medida de resistencia se hizo rodar, montaña abajo, bidones de dinamita con mecha, llegando a haber terribles combates a bayoneta. Tras el desastre de Mazucu el Frente Norte estaba condenado, si bien resistió un mes más, hasta la toma de Gijón/Xixón el 21 de octubre:
El Consejo Soberano de Asturias y León, que había asumido el Gobierno de una Asturias aislada de la capital, envió al frente a sus mejores comandantes. Manolín Álvarez, el comunista Fernández Ladreda y el anarquista Higinio Carrocera serán algunos de los hombres que la República homenajeará como héroes. Resistirán lo indecible sin que el armamento que reclaman con angustia acabe por llegar. Sin artillería, tuvieron que acompañar el fuego de sus fusiles con bidones cargados de dinamita, a los que pusieron una mecha e hicieron rodar por la montaña. Después recurrirían a bombas de mano y, rebasadas ya sus posiciones, se defendieron en sus parapetos a la bayoneta. Emplearon incluso tácticas casi suicidas. Sabedores de que los nacionales marcaban sus posiciones avanzadas con paneles y banderas para evitar bombardeos sobre sus propias filas, cuando los aviones atacaban ordenaban el avance hacia el enemigo para evitar las bombas.
Pero todo resultó inútil. Las brigadas republicanas fueron masacradas. El 14 de septiembre, las Brigadas Navarras lanzaron todos sus efectivos al combate. Al día siguiente, el parte nacional afirmaba escuetamente: “Se ha ocupado el pueblo del Mazucu, alturas al Norte de dicho pueblo, alturas al Oeste de Peña Villa, así como Peña Labra”. Hasta el día 22, unos heroicos infantes de Marina mantuvieron su bandera en lo alto de Peña Blanca. “Ha sido una pesadilla”, reconocían sus enemigos tras conquistar a sangre y fuego el último bastión de resistencia"
Territorio pues este con muchísima historia, avanzando por el arcén pronto veremos el cruce donde volveremos a dejar la N-634, divisando al oeste la rocosa y picuda silueta del Picu'l Castiellu, cuyo castillo parece ser pudo tener su origen en una fortaleza prerromana reaprovechada en época romana destinada a controlar el territorio tras las Guerras Cántabras, de ahí que en la alta Edad Media siguiese siendo baluarte desde el que se gobernaba la Tierra de Aguilar, pues habría sucedido en sus funciones al baluarte imperial
"En Asturias también hubo castillos en la Edad del Hierro, consistentes en torres situadas en lugares de difícil acceso, protegidas por fosos si bien institucionalmente tales castillos prerromanos eran muy diferentes de los medievales.
Las causas de la aparición o, mejor, retorno de estas construcciones defensivas en la Edad Media, fueron la fragmentación del territorio peninsular y la debilitación del podér central o superior. Lo mismo que el cese de su construcción o utilización específica tuvo, a su vez, por causas la unificación politica y territorial y el robustecimiento del poder rear. En este orden de cosas existe cierto paralelismo entre la Edad del Hierro y la Edad Media y entre la Epoca Romana y la Edad Moderna. Durante la Edad del Hierro, la población asturiana agrupada en tribus y gentilidades, se vio en la necesidad de protegerse particularmente en sus poblados y castillos; mas, tras la conquista rómana, el Imperio se encargó de esta función y las fortalezas se tornaron in ŭtiles. Con la llegada de los bárbaros y la Edad Media, al encontrarse otra vez la población insegura, se amurallaron ciudades y pueblas y se erigieron los castillos.
Para el conocimiento de los castillos medievales asturianos existen dos clases de fuentes principales: escritas y arqueológicas.
Entre las fuentes escritas, pueden contarse los diplomas y crónicas medievales, la epigrafía, la heráldica y toda clase de documentos y obras literarias. En este aspecto, Asturias es una región española privilegiada, pues para época tan lejana como los primeros siglos de la Reconquista, cuenta con una abundante documentación procedente de la cancillería real y de los monasterios, aparte de las crónicas cristianas y musulmanas. En tales fuentes, los castillos aparecen generalmente bajo las denominaciones de castrum, castellum o sus derivados. Pero no estará demás apuntar que tales voces poseen también otras acepciones, para no sufrir efectos de espejismo, como les ha ocurrido a algunos escritores regionales por desconocer que, a veces, estos vocablos aluden a sitios donde existen restos prerromanos y otras que, empleadas en sentido figurado, se refieren a ciertos accidentes topográficos como picos, peñascos y roquedales.
La arqueología podría informarnos sobre los castillos asturianos en muchos aspectos, pero aun no se ha ocupado de ellos. Estos llegaron a nuestros tiempos en estado diverso. Íntegros, ninguno. Los mejor conservados, como el de Priorio, restaurado con poca fidelidad histórica, maltrechos. De la mayoría no, quedan más que ruinas o vestigios, si no es que desaparecieron casi totalmente, como los de Noreña, Oviedo, Tineo, y otros. Las causas inmediatas de la ruina de los castillos fueron varias. Algunos ya habrán sido destruidos en las contiendas medievales. Otros, por disposición real para atajar las rebeliones de la nobleza. Los más en tiempos modernos por abandono al, cesar la razón de su existencia.
El examen de los restos de los castillos medievales asturianos permite distinguir entre ellos, de conformidad con lo expresado, castillos en sentido estricto, torres y atalayas, y casas fuertes. A diferencia de los castillos propiamente dichos, que constan de varias edificaciones o de una sola con varias dependencias y elementos defensivos, las torres, aunque contasen a veces con algún complemento para su defensa, no consistían más que en un edificio turriforme, valga la redundancia; al igual que las atalayas en las que es condición esencial su situación en puntos dominantes. Hay que ariadir que de cada clase de construcción defensiva, no existe en Asturias un tipo único sino varios, cuya cronología y distribución sería interesante determinar. En términos generales, deberá suponerse que en el transcurso del milenio medieval, hubo en Asturias, como en todas partes, cierta evolución en la técnica y en la tipología de los fuertes defensivos. Pero estos son aspectos cuya develación está reservada a la arqueología.
Sin embargo de lo expuesto, no hemos de contemplar los castillos medievales como simples construcciones defensivas cuyas características materiales agotan el objeto de su conocimiento, sino como determinantes de complejas instituciones que condicionaban muchas actividades y manifestaciones de la vida regional en los tiempos de su vigencia. De aquí la importancia del estudio de los castillos para la historia de la Asturias medieval.
La tradición asegura que los romanos, para batir a los difíciles astures, construyeron allí un «castillo roquero», aunque mas bien era un torreón de planta circular, del que todavía quedan vestigios arqueológicos, construido en mampostería.
El en verano de 2018 me encaminé en la busca de Castillo de Soberrón, una pequeña aventura, ya que los posibles senderos de acceso, se encuentran ocultos tras un inverno y primavera lluviosa en el norte peninsular. Conseguí llegar hasta la cima (cota 455) mas alta del cordal, gracias a las veredas del ganado, aunque me fue imposible acceder a la la peña donde estuvo ubicada la torre
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