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viernes, 19 de abril de 2019

LAS BRAÑAS Y MUÑORRODERO: BAJADA AL VALLE DEL NANSA EN EL CAMINO LEBANIEGO (CANTABRIA)

Muñorrodero desde El Salín
Bifurcación y bajada a Muñorrodero a la salida de Serdio

Saliendo de Serdio, en el municipio de Val de San Vicente, el Camino Norte de Santiago y el Camino Lebaniego se separan definitivamente en Las Brañas, donde hay una bifurcación en la que ambos se separan tras haber coincidido un buen trecho desde San Vicente de la Barquera: los dos bajan al valle del río Nansa pero por diferente lugar, el Camino Norte se dirige a El Salín por la carretera a la derecha de la foto y el Camino Lebaniego toma la pista pedregosa que se interna a mano izquierda en el bosque, rumbo a Muñorrodero, donde tomará la famosa Senda Fluvial del Nansa en dirección sur


Si tomamos aquí el Camino Lebaniego en la célebre ruta al monasterio de Santo Toribio hemos pues de dejar el asfalto de la carretera local para dirigirnos hacia la arboleda de la izquierda, subiendo un poco ligeramente por la pista y atendiendo a las indicaciones de ambos caminos que aquí se separan


Las conchas xacobeas y flechas amarillas dejarán a partir de ahora de ser nuestra referencia para pasar a serlo las cruces y flechas rojas del Camino Lebaniego


La cruz simboliza el Lignum Crucis del monasterio de Santo Toribio de Liébana, veneración del que se tiene por fragmento de la Cruz de Cristo guardada en el corazón de los valles lebaniegos, puerta de los Picos de Europa, donde fue recogida, según piadosa tradición, guardada de tiempos turbulentos e invasiones


El Lignum Crucis de Santo Toribio está considerado como el pedazo más grande de la cruz en la que fue clavado Cristo que se conserva, lo más fácil es que fuese traída a Liébana con los restos de Santo Toribio de Astorga en el siglo VIII cuando, en tiempos de Alfonso I, el Asturorum Regnum afianzaba su independencia y se expandía al sur, acogiendo a no pocos refugiados que se asentarían en los valles al amparo de las montañas que fueron fortaleza natural durante siglos, y con ellos sus pertenencias, su cultura, tesoros físicos y espirituales y sus reliquias y acervo ideológico. La cruz en concreto formaría parte de ese legado, y se tiene por el "brazo izquierdo de la Santa Cruz que Santa Elena (madre del emperador romano Constantino I) dejó en Jerusalén cuando descubrió las cruces de Cristo y los ladrones. Está cerrada y puesta en modo de Cruz, quedando entero el agujero sagrado donde clavaron la mano de Cristo", según narra y escribe el cronista Prudencio de Sandoval en el siglo XVI. Por ello Liébana tiene, junto con Roma, Santiago y Jerusalén, el privilegio de celebrar Año Santo con su jubileo, en este caso concedido por bula de Pablo VI en 1967 si bien su celebración real es de "tiempo inmemorial", tal y como se recoge en los versos anónimos dedicados a Santo Toribio desde el siglo XV. No se sabe cuándo comenzaron las peregrinaciones al monasterio de Santo Toribio si bien su consolidación documental arranca en 1512 con la bula de Julio II celebrando el Año Jubilar Lebaniego


En este contexto es fundamental, en los albores del culto lebaniego, la figura de Beato de Liébana, quien llegará a ser el verdadero ideólogo del naciente Reino de Asturias y un teólogo que asombrará a Europa por sus Comentarios del Apocalipsis y su oposición al Adopcionismo de la Iglesia de Hispania con sede en Toledo, herejía que discute la naturaleza de Cristo, y que señalará la separación de la Iglesia del reino astur de la toledana, la cual, bajo mando del obispo Elipando, sucedía a la sede visigótica pese a estar bajo dominio musulmán. Sin duda con esta versión que hacía de Cristo un hijo "adoptivo" de Dios (recuperando la creencia del arrianismo, de alguna manera) se buscaba una cierta coincidencia con el islam


Beato de Liébana escribiría un misterioso documento: "O Dei verbum" en el que, como acróstico (las primeras letras de cada verso leídas seguidas forman frases) dedica sesenta versos al Apóstol Santiago como patrón de los cristianos en una loa a Mauregato, varias décadas antes del descubrimiento del sepulcro en Compostela, pero siguiendo una vieja tradición que aseguraba la presencia aquí de la obra evangelizadora del Apóstol...

"Oh muy digno y muy santo Apóstol (Santiago)
dorada cabeza refulgene de Hispania,
defensor poderosos y patrón especialísimo
asiste piadoso a la grey que te ha sido encomendada"



"... Santiago, elegido por Cristo para el triunfo del martirio, cumplió con éxito su apostolado y alcanzó así la victoria y señales de la pasión. Ciertamente atendido por el divino sufragio, actúa frente a las malignas iras del demonio, vence a los necios, castiga a los seguidores del diablo y es oráculo para los creyentes de corazón..."

Estas frases son parte del enigmático Himno Jacobeo de Beato de Liébana, y decimos enigmático porque fue compuesto unas décadas antes del descubrimiento de la tumba del Apóstol Santiago en Compostela. Beato de Liébana, confesor de reinas y consejero de príncipes, parece adelantarse a un acontecimiento que, independientemente de su total realidad histórica, iba a ser fundamental para la configuración ideológica de Europa tal y como hoy la conocemos


Beato atormentaría muchas mentes con otra de sus obras, los famosos Comentarios del Apocalipsis de San Juan, verdadera alegoría del fin del mundo en un momento en el que los reinos cristianos buscaban desesperadamente hacer un frente común contra  las amenazas e invasiones que literalmente parecían querer "tragárselos": árabes y sus aliados por el sur extendiendo el islam, magiares por el este, y al norte, nuevos quebrantos empiezan a salir de los neblinosos fiordos escandinavos: los vikingos comienzan a enfilar sus barcos de vela cuadrada y mascarones de dragón hacia las riquezas guardadas en castillos y monasterios. De momento asoman por Escocia e Irlanda, pero no tardarán en aproximarse. Nada más los dominios de Carlomagno, soñando recuperar el Imperio Romano de Occidente, parecen garantizar un poder duradero ante nuevos y viejos enemigos. Hacían falta nada más motivos y fundamentos para acogerse o negociar de una manera o de otra su ayuda y protección


Beato escribía sus himnos jacobeos y comentarios apocalípticos como verdadera premonición de lo que habría de acontecer, pero también sabía guardarse las espaldas ante sus propios "protectores": la reina Adosinda, esposa de Silo, con su corte en Pravia, así como con el siguiente rey Mauregato, pese a forzar este la deposición del sucesor designado por estos monarcas, Alfonso, refugiado en tierras vascas. Los dos, Adosinda y Mauregato, protegieron a Beato en sus disputas con el obispo Elipando de Toledo, que con sus enseñanzas y discusiones sobre la naturaleza divina de Cristo (un viejo dilema cristano desde los tiempos de Arriano) hacía peligrar la unidad religiosa de esta parte de Europa buscando un acercamiento al islam, que cree en Jesús como profeta, aunque no como Mesías


En el sendero, recordando la historia e importancia de las peregrinaciones lebaniegas y sus protagonistas, vamos saliendo del tramo más boscoso por esta ancha y pedregosa pista de zahorra


Hay algunas fincas, con sus cierres y portillas


El ganado vacuno rumia al sol de Las Brañas


Praderías ante los altos de El Cornejo, Piova y el Monte de Serdio (215 m)


El manantial de la Fuente del Cornejo, sita en las inmediaciones, riega estas camperas y majadas


Brañas ganaderas de Serdio, estampa rural de majadas pastoriles


Prados y bosquetes, árboles y arbustos


Las vacas nos ven pasar


Colinas de verde campiña


Un poco de leve cuesta...


La pìsta es senda ancha y no tiene pérdida


Soleados campos de los montes de Serdio


Mucha atención al llegar a la altura de este tendejón o cobertizo


Nadamás pasarlo, ante el alto de El Cornejo, hay una bifurcación


Hemos de ir de aquí a la derecha


El mojón caminero nos lo indica


Son las señales del Camino de Santo Toribio


Y así seguimos pista arriba


Otro mojón, este diferente, hecho de madera


El anagrama es el de la señalización oficial, flecha roja y cruz, si bien esta versión solo muestra la mitad derecha


Continuamos la cuesta...


Montes de Las Jayucas que, como su nombre indica, fueron antaño frondosos hayedos


Predominan actualmente matojos y eucaliptos


A la derecha la cantera de Las Brañas, montes de San Julián y Las Fuentonas


Al pie de la cantera baja a El Salín el Camino Norte, del que nos hemos separado


Subimos un poco más...


Y en la siguiente bifurcación iremos a la derecha


Aquí empezamos a bajar


Emprendemos el descenso al valle del Nansa


Al noroeste, los cordales costeros, al otro lado está el mar


Campos y bosquetes de Los Torcones


Salimos a más prados


La pista sigue siendo ancha y bien espaciosa


A lo lejos unas casas


Es Prío, entre los montes de La Cantera y El Palacio


Fijándonos mucho tal vez podamos distinguir el campanario de su iglesia, edificada entre los siglos XIII y XIV. Más allá es Colombres, capital del concejo de Ribadedeva, ya en Asturias


Y en Asturias los picachos del Cuera dominan el paisaje


Línea de cumbres que separan la franja costera de los valles interiores cuya máxima altitud es La Pica Torbina o Turbina con 1.315 metros de altitud. Destaca en las cimas la ladera rocosa de la piedra caliza


Este es el paisaje que contemplamos en esta preciosa bajada


Alturas que cierran el valle del Nansa, en su tramo más estrecho, antes de desembocar en el Cantábrico formando la Ría de Tina Menor


Empezamos a ver las cabañas de una majada


Una alambrada cierra el pastizal...


Este es el hermoso paisaje de Las Brañas, entre Serdio y Muñorrodero


Llegamos a las cabañas


Aquí hay un cruce


Seguimos de frente y en bajada recta y directa junto a esta cuadra


Huerta y tractor a la izquierda


A la derecha, zona de La Fuentona y El Pardo, baja el Camino Norte a El Salín


Murete de piedras


Vamos a la siguiente cabaña


Junto a ella sigue la bajada


Un precioso sendero encajonado entre prados


Y así pasamos al pie del establo


Seguidamente otra cabaña


Junto al cobertizo sigue un tramo algo más llano


El monte se traga antiguas fincas


Comienza ahora otra bajada


Altos setos y frondoso boscaje


El Camino es un buen pedregal, empedrado de una vieja calzada


El desnivel cuesta abajo se acentúa en esta parte


Otra cabaña a la derecha


El arbolado forma un túnel vegetal


Y así nos acercamos a otra encrucijada


Hemos de ir a la izquierda


Atentos al hito caminero del Camino Lebaniego


Cruzamos un arroyuelo


Hay un abrevadero cubierto de musgo


Y un pequeño pontico hecho con una gran piedra


Paso sobre el arroyo


Prado y foresta


Cruce y a la derecha


Volvemos a bajar


Y así con emoción vemos el final del largo descenso al atisbar las primeras casas de Muñorrodero


Estamos ya en el famoso valle del Nansa, formado por este río que nace en Peña Ladra, divisoria de Cantabria con Palencia


Estos parajes fluviales estuvieron habitados desde la remota prehistoria, no en vano ha sido localizada en las inmediaciones la famosa Cueva de la Fuente del Salín, con hallazgos arqueológicos del Paleolítico Superior, con más de 22.000 años de antigüedad


Aquí el valle forma una espaciosa vega. En Muñorrodero, junto a la carretera CA-181 hay un bar-restaurante donde tal vez si nos apetece podremos tomar algo antes de emprender el largo recorrido por la Senda Fluvial del Nansa, pues luego habrá un largo itinerario sin tiendas ni hostelería. Procuremos por lo tannto ir avituallados desde Serdio o San Vicente de la Barquera


El pueblo tuvo muelles navieros, dada la profundidad del río Nansa y la cercanía al mar. Era el llamado Puerto de Reocín, por el que llegaban barcas con mineral de hierro para las numerosas herrerías del valle que trabajaban con la fuerza hidráulica de la corriente, actividad registrada documentalmente desde 1404 pero que podría existir desde bastante antes, dadas las entradas y puertos naturales que son las rías desde remotísimos tiempos. Además en Muñorrodero existió una fábrica de harinas en uno de los molinos que también funcionaban con la fuerza motriz de las aguas del Nansa


Al norte, el valle tiende a cerrarse un poco en El Salín, por donde va el Camino Norte


Allí está el viaducto sobre la Autovía del Cantábrico (A-8, E-70) y a lo lejos el monte El Llano (223 m), situado entre las rías de Tina Menor y Tina Mayor


Y así vamos acabando la larga bajada desde Las Brañas, un viejo camino que pudiese ser en origen una vía romana


El camino, por lo tanto, se transforma aquí en calle


Hay cuadras, cobertizos y viviendas


Casa tradicional, con cortafuegos y corredor


Ya caminamos en llano


Fila de casas tradicionales a la derecha, muy bien restauradas


A la derecha Villa Paula



De frente una bifurcación: las señales nos indican ir a la izquierda


Pasamos pues por la parte de atrás de estas casas


Ya vemos desde aquí ahora el campanario de la iglesia, de picuda torre


Bifurcación y a la derecha


 Pasamos junto a la bolera


Hay una buena explanada


Y caminamos junto a la bolera


Aquí salimos a la carretera CA-181 enfrente de La Corrola, donde seguiremos a la izquierda


Una flecha con concha indica a la derecha, pero esta señal es para quienes desean ir al Camino Norte, tanto si han seguido hasta aquí las indicaciones del Lebaniego como los que han hecho el recorrido "al revés", esto es, viniendo del Camino Francés a Cantabria y Santo Toribio por las rutas castellana, leonesa o vadiniense


Nosotros, ya lo hemos dicho, iremos a la izquierda


Y así, en dirección a la iglesia pasamos frente a la Posada de Muño


He aquí la señal del Camino Lebaniego


Cuando podamos hemos de cruzar al otro lado de la carretera


Hay un poco de acera frente a la posada


Otro elegante caserón con cortafuegos y largo corredor


Y esta es la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Natividad, otro importante hito caminero, que celebra sus fiestas grandes el día de Santiago


Y es que aquí dejamos la carretera para tomar el ramal de la derecha


Fijémonos siempre en las flechas y cruces rojas


Pasamos frente a las casas


Y luego al lado de los apartamentos Las Mayuelas


Y así iremos saliendo del pueblo junto a las ruinas de un antiguo molino, el Molino Viejo, donde estuvo la fábrica de harinas. En el Diccionario de Madoz de mediados del siglo XVIII se dice que Muñorrodero era por entonces población de unas veinte casas y 35 almas dedicadas sobre todo al cultivo del maíz, base de la alimentación, y que tenían un molino de tres muelas compartido con el vecino pueblo y concejo de Ley, con el que se repartían las ganancias de unos 300 reales los ocho meses al año que trabajaba. A mediados del siglo XIX esta actividad decae ante el progresivo avance del trigo castellano por lo que la molienda se centra en hacer harina de maíz para los pueblos cercanos. La expansión de los molinos eléctricos y la mejora de las comunicaciones con el servicio de reparto de pan ocasionó que se dejase de hacer en casa y el molino desapareciese


Aquí hay un canal que traía el agua del Nansa a los molinos del valle. El puente pasa por encima


Al fondo a nuestra izquierda, también en ruinas, otro de los molinos de Muñorrodero, el Molino Nuevo


Gran edificio que aún se mantiene en pie pero en un estado lamentable que anuncia derrumbe inminente


Al cruzar al otro lado del canal de los molinos, en un cruce, iremos a la izquierda, hacia él


Este es el mojón que lo indica


Pasamos así junto a un alto seto


En el canal, que hace tiempo que no se limpia, crece la vegetación silvestre


Pese a no ser una población grande sí fue importante dentro del valle del Nansa y su actividad industrial en torno a molinos y ferrerías


Lo habitual era que la vecindad que acudía a los molinos no pagase en metálico sino con una parte de la molienda, el celemín. El pago era llamado maquila, si bien también había molinos comunales o de vecera o vecería, esto es, cada vecino tenía su vez, un día cada cierto tiempo, para acudir a moler, por turnos


Es un gran molino con dos grandes ojos, justamente antes de llegar a él tomaremos el ramal de la derecha


Por aquí seguiremos la famosa Senda Fluvial del Nansa


La senda fue una iniciativa de la Confederación Hidrográfica y el Plan Estatal de Medio Ambiente. No es propiamente un camino histórico de peregrinaciones pero recupera la memoria del tránsito continuo de gentes por el valle del Nansa, paso y comunicación natural entre los puertos del mar y los de la montaña, enlace con las rutas leonesas y castellanas


Una placa nos explica las características de este gran paseo ribereño...


Hay textos, planos y fotografías


 Explicación del cauce del río, su extensión y entorno natural


Mapa de la cuenca del Nansa y del sector concreto de Muñorrodero


En Muñorrodero, ya en los años 90, hubo que intervenir para levantar una defensa contra las crecidas del río que provocaban graves inundaciones en toda la vega


Intervenciones para recuperar el cauce en este gran recodo que forma el Nansa en Muñorrodero que había sido transformado a consecuencia del muro o mota erigido en 1995


Dejamos el molino a la izquierda...


Y avanzamos por esta gran ribera, en dirección sur


Ha sido recuperada la vegetación de la orilla...


Al sur los montes de La Espina, plantados de eucaliptos


El valle y la vega, a lo lejos la carretera


Muy en la lejanía asoman las cumbres nevadas...


Son las alturas de Peña Sagra, que llegan a los 1976 metros de altura... escenario de las guerras cántabras contra Roma como los Picos de Europa


Sigue el viejo canal a nuestra izquierda


Atentos a esta bifurcación


Vamos a la izquierda


Área recreativa y de juegos...


Iniciamos aquí una gran curva siguiendo la ribera...


Un buen lugar para descansar al sol y tomar el bocadillo...


En el cruce seguiremos de frente


Fuente de agua potable


Podemos atajar cruzando el césped


La pista hace una larga recta


A partir de aquí abundarán los carteles de esta senda fluvial


La senda es un muro que protege la zona de inundaciones


Otra vista de la gran vega de Muñorrodero a nuestra izquierda


A la derecha la vegetación ya va dejándonos ver el río


El Nansa en todo su esplendor...


Uno de los más importantes ríos cántabros, que vamos a seguir en un buen tramo, aguas arriba


La Espina... y abajo las riberas llenas de cantos rodados a manera de playas fluviales


Al fondo está el cementerio de Muñorrodero, solar de la antigua iglesia de Nuestra Señora del Hayedo, construida entre finales del siglo XII y comienzos del XIV junto con alguna reforma barroca. Actualmente lo que queda de ella ha sido habilitado como capilla del camposanto. La pila bautismal fue trasladada a la actual parroquial, junto a la que acabamos de pasar


Justo antes de llegar al cementerio nos desviamos a la derecha para bajar por unas escaleras de madera


Es el recorrido por la Senda Fluvial del Nansa, camino de Camijanes y Cabanzón









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