Cicera (Peñarrubia). Puerta de Liébana, ante el desfiladero de La Hermida |
Camino de Cicera desde el Colláu Joz |
Además de arrieros, pastores y viajeros en general estas milenarias sendas fueron recorridas por los peregrinos a Santo Toribio de Liébana, uno de los grandes lugares sagrados de la cristiandad, monasterio que, al refugio de los Picos, guarda el venerado Lignum Crucis, reliquia traída, al igual que otras, al amparo de estas montañas en el convulso siglo VIII
Subimos de frente unos pocos metros más pista arriba
Pero muy pronto, justo en esta curva, nos desviamos a la derecha
Y seguimos este sendero tal y como nos indica el mojón del Camino Lebaniego
A la izquierda hay unos abrevaderos y comederos para el ganado vacuno de los Invernales de Obón, majadas y pastos existentes en estas alturas
Poco más allá baja la carretera hacia Piñeres, Linares y La Hermida, admirando ya más allá las prominentes cimas de las estribaciones más orientales de los Picos de Europa, Ándara o Macizo Oriental, cuyas cumbres más altas pasan bien de sobra de los dos mil metros de altura
Es concreto estaríamos viendo El Picu de las Agudinas (1.976 m), Las Verdianas (2.018 m), el Sagrado Corazón (2.214 m), Salmear (2.227 m) o La Junciana (2.267 m): algo más cerca son las peñas que cierran como una muralla el famoso desfiladero de La Hermida
Bastante más lejos, al sur, San Glorio, Puerto Salmorón y Sierra de la Mediana, paso a los valles de Riaño (León), acceso a la meseta que sigue, desde Santo Toribio, el llamado Camino Vadiniense, continuidad de este y por el que puede enlazarse con el Camino Francés si se quiere proseguir a Santiago de Compstela
Más cerca, a nuestra derecha y al otro lado de la carretera, El Colláu Joz y El Cuetu, con el Picu Obán (888 m) y sus inbernales
Delante de nosotros el boscoso monte de Mesa sin Pan (974 m), monte al que hay que subir desde Cicera antes de la formidable bajada a Lebeña en el desfiladero de La Hermida
La subida a Mesa sin Pan puede hacerse por la derecha, por La Canal de Francos o bien por la izquierda por el Collado Arcedón. De las dos opciones hablaremos oportunamente
Ahora vemos mejor a la derecha los impresionantes murallones que guardan por el oeste el profundísimo y estrecho desfiladero de La Hermida, por donde discurre el río Deva, límite oriental de los Picos de Europa. Es el Monte Agero, con el Parijorcáu con Picu la Pelea (1.381 m) a la derecha, , El Cuetu Jontaniella o Agero (1.351 m) en medio, y a su izquierda El Cuetu Agero, más bajo, de 1.022 m). A la derecha y más cerca la subida por La Canal de Francos a Mesa sin Pan
No ha de extrañarnos que esta comarca fuese refugio, no solo de reliquias, sino también de gentes, cuando se produjo la hecatombe que supuso la caída del reino visigodo y las campañas mandadas por los árabes dominaron la práctica totalidad de la Península Ibérica, imponiendo un nuevo orden social, religioso e ideológico, que propició que no pocos huyesen hacia el norte al amparo del naciente Asturorum Regnum, asentándose en Liébana y en su territorio más cercano, lo que propició también el trasiego de ideas, libros, saberes y conocimientos que darían origen a la figura de Beato de Liébana, ideólogo del nuevo reino y persona influyente, no solo en la corte asturiana, sino con sus Comentarios del Apocalisis y su lucha contra el adopcionismo, en toda Europa
De aquella época tenemos en Peñarrubia un elemento fundamental, La Pica de las Puertas, también conocido como Monte Jozarcu o de Santa Catalina (757 m), que vemos ahora prados arriba a nuestra derecha, antes de la muralla caliza del Agedón. Un cueto que fue el solar del llamado Castillo de Piñeres, fortaleza de la que quedan vestigios, edificada como atalaya de vigilancia de estos estratégicos caminos
En ese boscoso cueto, que destaca sobre los prados y ante el desfiladero de la Hermida, está la llamada Bolera de los Moros, explanada interior de la fortificación que tiene forma de bolera y está llena de leyendas sobre tesoros guardados por los moros, bolos de oro y similares, teniendo en cuenta que la acepción tradicional de moros se refiere en general a los antiguos pobladores, más que a posibles asentamientos norteafricanos. A veces incluso el término se refiere a no cristiano, incluyendo todo lo anterior al cristianismo. En ese sentido es preciso decir que el lugar, si bien no se ha demostrado estuviese construido sobre una fortaleza romana o castro prerromano, sí tiene señales de asentamiento anterior, pues en un tombo o abrigo natural ha aparecido un ídolo grabado atribuido a la Edad del Broce, unos 4.000 años atrás
Estos parajes estuvieron no obstante habitados desde mucho más atrás en el tiempo, sin duda una vez que los glaciares que modelaron la orografía se retiraron los primeros pobladores seguirían los pasos naturales formados siguiendo rebaños salvajes para cazar sus presas. Hay por lo tanto testimonio de ello desde el Paleolítico medio en cuevas y abrigos de las montañas. Luego los cazadores y recolectores se hicieron pastores y agricultores, hallándose vestigios de comunidades neolíicas y megalíticas
Los primeros documentos que se refieren a Peñarrubia son del siglo X y hablan de Cesarea, actual Cicera, a donde nos encaminamos. Los siguientes son del año 1116 y aparece mencionado como Blandes, actual Linares. Se sabe que fue territorio de realengo dependiente directamente de la Corona y del rey, aunque hubo intentos de que pasase a control de la Iglesia o de algún señor terrateniente. Formó parte de la Merindad de las Asturias de Santillana formando dos concejos, Peñarrubia y Piñeres, escogiendo sus procuradores con Herrerías y Lamasón y formando con los actuales concejos asturianos de Peñamellera Alta y Baja los Cinco Valles de Peñamellera
Esta situación duró varias centurias, hasta que en la segunda década del siglo XIX y durante el Trienio Liberal se constituyó el primer ayuntamiento constitucional de Peñarrubia, integrado en el partido judicial de Puentenansa y en las reformas de 1835 en el de San Vicente de la Barquera
Acabando el siglo XIX la construcción de la carretera de la Hermida hizo que el eje económico de este municipio se trasladase desde estos pueblos altos, por donde pasaban los antiguos y seculares caminos, a los de abajo, comunicados por esta nueva vía, inaugurada en 1863, pero por donde ya a finales del siglo XVIII se abrió un paso para el traslado de minerales desde las montañas hacia los puertos costeros para su comercialización. En 1880 la inauguración del balneario de aguas termales de La Hermida incrementó esta situación
Más adelante la carretera se convirtió en uno de los principales accesos entre las playas y los Picos de Europa, incrementándose los establecimientos turísticos y hosteleros a lo largo de ella, si bien de un tiempo acá, estos pueblos altos, que padecieron especialmente el éxodo rural, hacen de estas nuevas actividades otra muy importante fuente de ingresos, favorecida por las muchas rutas senderistas y por la recuperación del viejo trayecto histórico del Camino Lebaniego
En continua bajada, el camino pasa ahora junto a una cabaña de pastores
No dejando de admirar en todo momento las formidables alturas de La Hermida y Ándara...
Estamos ya en los tramos más montañosas del Camino Lebaniego, las más duras pero también las más intensas, continuas bajadas y subidas donde los kilómetros parecen "estirarse"
Ante nosotros, más cerca, La Pica las Puertas, Santa Catalina o Jozarcu, atalaya sobre estos pasos naturales y sobre el angosto e impresionante desfiladero de La Hermida. Si tenemos oportunidad, aunque supone un desvío importante, no dejemos de visitarlo, pues es factible, por ejemplo, si pernoctamos en el cercano albergue de peregrinos de Cicera o en otro de sus establecimientos. Arriba, donde está la Bolera de los Moros, el Mirador de Santa Catalina ofrece unas vistas magníficas
En esta bifurcación tomamos el ramal de la izquierda...
Atentos a las señales del Camino Lebaniego, máxime en estos sitios despoblados
Sobre nosotros los altos boscosos de Agua Seles y Monte Osado, que llegan a los 886 metros de altitud, así como Sobrepeña (875 m)
Realmente por aquí el camino no ofrece pérdida pues es seguir la pista principal
Pronunciada curva a la derecha
Y tenemos ante nosotros de nuevo el Picu Obán
Curva a la izquierda y otra vez de frente el Mesa sin Pan y a la derecha la Pica las Puertas
Mesa sin Pan es un topónimo sumamente original que ha dado origen a multitud de leyendas
El suelo es de tierra pero muy pedregoso, sin duda el empedrado del viejo camino de Liébana
Según bajamos las montañas de La Hermida y de Los Picos se van ocultando a nuestra vista...
Ahora ante nosotros el Collado Arcedón (971 m), uno de los accesos a Liébana desde Cicera,la cual sigue una pista que hasta la cima es ancha y cómoda, si bien con durísimos repechos, sobre todo al final
A la derecha Mesa Sin Pan y la subida por La Canal de Francos, que no llega a tanta altura antes de bajar pero que no está tan bien trillado y definido como la pista. Pronto habremos de escoger cuál de las dos rutas seguir
Ahora más a la izquierda del Collado de Arcedón contemplamos las alturas de, Cuetu Torcal (1.104 m) y y aún más allá Las Cuerres (1.413 m), Cascuerres (1.562 m) y La Mesa 1,605 m), todas ellas formando parte de las serranías de Peña Sagra. El topónimo mesa es muy usual en la toponimia montañera pues se refiere a alturas con una cima relativamente llana, como una mesa.Pero lo que sin duda habrá de llamarnos más la atención es que ya vemos, abajo en el valle, Cicera
En Cicera la Riega de Cordancas, que nace en las laderas del Cascuerres, se une al río de Cicera, que nace a nuestra izquierda bajo el monte de Trespeñas. Allí baja al desfiladero de La Hermida formando su propio desfiladero natural, la Agüera Riocicera, estrecha garganta que tendremos oportunidad de ver mejor si tomamos la ruta de La Canal de Francos
Aquí llega un ramal de la carretera, que como tal no tiene continuidad
Justo donde entra la carretera en Cicera hay una pequeña plaza donde se dividen los dos caminos: el de La Canal de Francos, que sigue por las praderías a la derecha tras pasar el río y el del Collado Arcedón, que va a la izquierda
En el Cartulario de Santo Toribio aparece citado el lugar con el nombre de Cesarea, lo que delataría en principio un nombre eminentemente romano, lo que daría pie a especular en un establecimiento de tropas guardando estos caminos en su tantas veces inestable dominio militar y político sobre los cántabros, pero como tantas veces decimos en estos caso, es hablar por hablar pues no han aparecido vestigios de esa época en estos parajes, aunque cerca, en Peña Sagra, sí se localizó un foso de asedio relacionado con las Guerras Cántabras, y en Lebeña, al otro lado de las montañas, ya en Liébana, se ha hallado alguna estela cántabro-romana
Hubo en Cicera en tiempos pasados hasta cuatro molinos, memoria de ellos guarda uno de sus alojamientos rurales, El Molino de Cicera
Justo detrás está la iglesia de San Pedro de Cicera, estilo barroco montañés, posiblemente construida a finales del siglo XVII primeros del siglo XVIII, sin duda sobre un templo anterior pues su retablo prechurrigueresco tiene un San Pedro del siglo XVI y un San Antonio del XVII
Vemos mejor el comienzo de la espectacular garganta de la Agüera Riocicera que baja al desfiladero de La Hermida, sobre ella sube el abrupto camino de La Canal de Francos, una de las rutas a Lebeña
Luego de hacernos una idea de situación continuamos camino cuesta abajo...
A la entrada por la carretera hay una explanada con zona de aparcamientos
Fijémonos en las flechas rojas pintadas en las rocas del Camino
Paisaje de arbustos, brezales, tojos...
Más cerca y más a la derecha se empiezan a ver los montes que están sobre Linares, en la bajada a La Hermida: Peña Llaneces (1.214 m), Virdio Corrales (1.219 m) y Virdio Traslajorá (1.214 m). A la izquierda, bajo La Pica de las Puertas, está la ermita barroca de Santa Catalina (s. XVII-XVIII), en el cruce de caminos de Piñeres, Cicera y Linares y acceso directo a la Bolera de los Moros y al Mirador de Santa Catalina, situado en la cima, donde vemos una antena de televisión. La capilla sin duda tiene alguna vinculación con la antigua fortaleza, donde tal vez también hubiese un santuario
Ya casi a nuestras espaldas, el Picu Obán y las extensas camperas y praderías a sus pies
Sigue para nosotros el fuerte descenso
Pasamos junto a un arenero, una cantera de arena
Un hito camino nos señala seguir por la pista
Verdaderamente bordeamos Cicera por el este desde lo alto, lo que nos permite ver nuevas panorámicas del valle y de la mítica Bolera de los Moros, dominando la garganta de Agüera Cicera y desfiladero de La Hermida
Aquí està el centro del pueblo, a nuestros pies
En el centro hay dos explanadas, a izquierda y a derecha
Esta es la de la izquierda, al lado del albergue de peregrinos, que vemos a la derecha por su parte trasera. Desde esta pequeña plazoleta puede seguirse a la izquierda una de las dos rutas para subir a Mesa sin Pan, la del Collado Arcedón
La siguiente plaza, justo antes de la iglesia y después del albergue, es otro de los aparcamientos de Cicera. En ella a su izquierda hay otra bifurcación: en ella comienza la ruta a la Braña de los Tejos, que en sus primeros metros coincide con el itinerario al Collado Arcedón, y al lado comienza la subida a La Canal de Francos, recorrido señalizado actualmente como trayecto oficial
Si nos fijamos al lado de la parada del autobús está la señalización del Camino Lebaniego para subir por La Canal de Francos
Bajamos ante las praderías y bosques bajo el Collado Arcedón
Más al este se extiende la sierra de Peña Sagra hacia el Collado Pasanco, Cascuerres, La Mesa y El
Curva a la izquierda
Abajo el camino al Collado Arcedón y a la Braña los Tejos, donde las casas forman una calle
Un idílico valle perdido, nuestro particular Shangri-La del Camino
Alrededor, fincas y pastos...
La alambrada cierra el prado de la izquierda
Llegamos a esta portilla, como tantas veces decimos es para que no pase el ganado, no para impedir el paso de caminantes y peregrinos
La abrimos...
Y acrodémono SIEMPRE de cerrarla al pasar al otro lado
Bajada y curva a la izquierda
Aquí hay un tramo de camino hormigonado
Caminamos entre las murias del camino
Canalización para el agua de lluvia que arroya desde las montañas y no inunde los caminos
En este cruce, frente a Villa Enriqueta, iremos a la izquierda
Pasamos entre la casa y la cuadra
Y aquí vamos a la derecha
Los jardines pertenecen a esta soberbia casa montañesa de Villa Enriqueta, con cortafuegos, balcón-galería y buhardilla balconada. Es de principios del siglo XX y de inspiración indiana, de antiguos emigrantes de ultramar, un estilo que, basándose en modelos populares añadía otros estilos constructivos, a veces reformando casas familiares preexistentes. Justo a su izquierda está el albergue de peregrinos de Cicera
Podemos ir ya al albergue o seguir a la izquierda por la ruta señalizada
A la izquierda podríamos enlazar ya con el camino a la Braña de los Tejos y Collado Arcedón
A la derecha continúa el camino con la señalización oficial, atravesando Cicera hacia el río y de allí subir por La Canal de Francos a la braña de Beres
Es el que vamos a seguir nosotros ahora
Atentos a la derecha a las citadas señales
La de la cruz con flecha, rojas, del Camino Lebaniego
Avanzamos así por la callejuela
Doblamos la esquina...
Y seguimos admirando estas hermosas fachadas de piedra, característica de la arquitectura popular de Cicera
Ahora llegamos a un cruce
En esta fachada lateral hay una gran mural
Representa a unas mujeres campesinas, tejiendo, con el pueblo atrás, vestidas con los vestidos de antaño...
A la derecha, un lema
"Recordar el pasado para entender el presente"
Y esta es la fachada principal con su corredor, tal y como la veíamos al llegar, desde el Camino
Al entrar, sillas, mesa y sillón. Pared con anuncios y avisos
De frente el pasillo, con algunas habitaciones
Escalera al piso alto y puerta de la cocina
Interior de la cocina
Abrimos otra puerta lateral y a la izquierda del pasillo el comedor
Buena chimenea para los días fríos
Hay sillas y mesas...
La habitación del piso alto
Las literas
Vista desde el corredor a la izquierda, la ruta hacia el Collado Arcedón
Vista a la derecha, hacia la plaza que hay a la entrada
Salimos del albergue y retomamos el camino
Volvemos al cruce donde nos hemos desviado para venir al albergue y continuamos calle abajo
Cicera forma un precioso conjunto de arquitectura popular
La mayor parte de las casas son de piedra, de los siglos XVII, XVIII y XIX
En esta hay una señal del Camino Lebaniego
Ahora vamos a la derecha
Y nos metemos por esta otra callejuela
Y pasamos delante de estas casas...
El camino va a la derecha pero a la izquierda está la Taberna Cicera, un buen lugar para echar el freno y tomar algo si tenemos en cuenta que llevamos un buen tramo sin bares ni tiendas, y aún nos aguarda otro en las mismas condiciones
Entramos pues a la taberna...
Alegoría caminera pintada en una fachada
Llegamos a la terraza...
Zona verde con arbolado y hermosísimas vistas
Muelas de los antiguos molinos empleadas como mesas
Volvemos al camino
El agradable paseo por las calles de Cicera...
Ahora a la izquierda...
Y salimos a la gran plaza de Cicera, que también veíamos cuando veníamos bajando
Aparcamientos y fila de casas de corredor
Vamos a la izquierda...
Allí están los dos caminos: de frente el de La Canal de Francos, a la izquierda el de el Collado Arcedón o Colláu Arceón: toca decidirse
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