En el centro de Cicera hay una gran plaza. Al llegar a ella desde el albergue iremos a la izquierda: allí, de frente, junto a la parada del autobús, sigue recto el camino que, cruzando el río, subirá a La Canal de Francos, pero antes, a la izquierda, veremos un cartel que conviene estudiar un poco..
Y es que aquí se refleja buena parte del recorrido que nos resta para llegar a Santo Toribio, meta del Camino Lebaniego...
No es mucho lo que nos queda en kilometraje pero dada la bravura de las subidas y bajadas que nos aguardan puede ser conveniente dividirlo en dos etapas, no solo por la dureza de la montaña, sino también para disfrutar de los paisajes, naturaleza y patrimonio que se nos ofrece a nuestro paso
Así desde Cicera el Camino Oficial sube La Canal de Francos hasta la braña de Beres, por donde baja
a Lebeña en un largo descenso por las majadas de La Torca y El Pando
Desde Lebeña, cruzando el Deva, se sube a Allende y a Cabañes (línea y puntos rojos), donde hay dos albergues, público y privado, yendo de allí a Pendes para bajar cerca de Castro Cillorigo al valle del Deva por Tama y Ojedo para entrar en Potes, antesala del monasterio de Santo Toiribio. Hay también un camino rocoso de cierto peligro en algunos tramos sobre el desfiladero de La Hermida, el Camino de La Cova puntos azules). De todos ellos hablaremos en las siguientes entradas del blog
Información de Cicera
Consejos prácticos y cívicos
Y así, tal y como hemos dicho, tomamos el camino que pasa justo a la izquierda de la parada del autobús y baja de frente hacia el río
Y esta es la famosa señalización del Camino Lebaniego Digital, con señal wifi
Bajamos junto a la muria o murete de piedras
Plantación de frutales
Hermosa vivienda montañesa de cortafuegos y corredor
Seguimos bajando junto a la huerta...
Mesa sin Pan. El topónimo mesa es muy frecuente en las montañas con forma de mesa, independientemente de su altitud, por ser como una mesa, esto es, altas y de cima más o menos llana
Encrucijada de calles y caminos
Seguiremos adelante, bajando
Pasando entre la cuadra y la casa de cortafuegos y corredor
Esta es la señal que nos lo confirma. La media cruz hace referencia a que la parte de la considerada como Cruz de Cristo conservada en Santo Toribio corresponde al brazo izquierdo de la misma. Es la señalética oficial del Camino Lebaniego
Mayoritariamente las casas de Cicera son de los siglos XVII, XVIII y XIX
Casi todas las construcciones son de piedra, señal de la abundancia de canteras en las proximidades
En buena parte casas, cuadras y demás edificios han sido restaurados soberbiamente
Al llegar aquí iremos bajando a la izquierda
De frente vemos La Escuela de Cicera que, como su nombre indica, está en la antigua escuela
Bajamos hacia las casas del fondo...
Llama la atención su gran portalón
A la derecha de la posada vemos, arriba, la iglesia parroquial de San Pedro de Cicera, de una sola nave pero con una gran cabecera sostenida por contrafuertes en esquina. Es de finales del siglo XVII o principios del XVIII y se atribuye a maestros cántabros de Val de San Vicente, en la desembocadura del Deva
En su interior hay un retablo mayor prechurrigueresco de finales del siglo XVII con una figura de San Pedro, el patrón, del XVI, lo que delata, como tantas veces pasa, que el actual templo es una construcción hecha sobre anteriores santuarios que existirían al borde de los caminos desde tiempo inmemorial, si bien está presidio por una imagen de la Virgen con el Niño del siglo XVIII, qu etal vez sea la razón que otras fuentes citen la advocación de Nuestra Señora del Carmen. También hay dos tallas de San Acisclo y Santa Victoria procedentes de la desaparecida ermita de Santa Cile
Proseguimos caminando cuesta abajo, mientras vemos enfrente el collado de Mesa sin Pan (974 m), a cuya derecha subiremos
Aquí baja la Riega de Cordancas, nacida en la serranía de este nombre, estribaciones de Peña Sagra, que nace a los pies del Colláu Pasanéu y Cascuerres, sierra también llamada de Las Cuerres (cuerre o cuerri, cercas circulares de piedras, en otras partes corros)
Los perros ladran, la bajada va acabando
Caminamos bajo la ropa en el tendal...
Pasamos delante de la siguiente cuadra
Y al lado de la entrada de uno de los antiguos molinos de Cicera
Aquí está el puente sobre el río. La Riega Cordancas se une a la que nace en Agua Sales y forma La Riega Cicera o Riocicera
Pasamos el puente viendo las antiguas muelas del molino
Y también su ojo. Cuatro molinos aparecen citados en Cicera en el Catastro de Ensenada a mediados del siglo XVIII
En la penumbra del interior, tal vez podamos ver la antigua rueda
Pasado el puente seguiremos a la derecha
Y avanzamos por la ribera del río
El Camino Lebaniego llanea en esta orilla
Es común ver gallinas sueltas
Escapan de nosotros
Es un gallo, guardián del Camino y vigilante de la ruta
Nos ve llegar y nos deja paso franco...
Caminamos junto a las fincas de la orilla
Y nos adentramos en el bosque ribereño
El camino se torna aquí sendero, pero está bien marcado...
Hay un poco de pradería en este tramo
A nuestro lado, la orilla
La Riega Cicera, que baja sonora de las montañas
Bifurcación: vamos a la izquierda
Atentos al mojón
Curva a la izquierda, junto a las fincas
Cabañas y a lo lejos, a la derecha de la foto: el ya mencionado Monte Jozarcu, La Pica de las Puertas o Monte de Santa Catalina (757 m), que vemos ahora prados arriba a nuestra derecha, antes de la muralla caliza del Agedón. Un cueto que fue el solar del llamado Castillo de Piñeres, fortaleza de la que quedan vestigios, edificada como atalaya de vigilancia de estos estratégicos caminos
En ese boscoso cueto, que destaca sobre los prados y ante el desfiladero de la Hermida, está la llamada Bolera de los Moros, explanada interior de la fortificación que tiene forma de bolera y está llena de leyendas sobre tesoros guardados por los moros, bolos de oro y similares, teniendo en cuenta que la acepción tradicional de moros se refiere en general a los antiguos pobladores, más que a posibles asentamientos norteafricanos. A veces incluso el término se refiere a no cristiano, incluyendo todo lo anterior al cristianismo. En ese sentido es preciso decir que el lugar, si bien no se ha demostrado estuviese construido sobre una fortaleza romana o castro prerromano, sí tiene señales de asentamiento anterior, pues en un tombo o abrigo natural ha aparecido un ídolo grabado atribuido a la Edad del Broce, unos 4.000 años atrás
El río empieza aquí a formar la garganta de la Agüera Riocicera, el desfiladero lateral del de La Hermida, guardado al oeste por la gran muralla gris del Agero, donde destacan el Picu Agero (1.352 m) y el Picu la Pelea (1.382 m)
Tras de nosotros va quedando Cicera
Vemos ahora desde aquí las fachadas oeste y sur de la iglesia, Atrás la Cuesta las Navas, por donde bajamos desde el Colláu Joz o Collada de Hoz y arriba laderas del Monte Osado y Picu Sobrepeña (875 m)
Vamos por zona boscosa...
La senda encajada por muretes de piedra
Profunda caja caminera y viejo empedrado, señal de la antigüedad del camino
Ya ante La Canal de Francos
Llegamos a este arroyuelo afluente de La Riega Cicera, donde ha sido habilitada una pasarela de madera para evitar las crecidas...
Normalmente baja poco cauda, pero con las lluvias o el deshielo a veces se desborda
Y ahora, por las inmediaciones de la Cueva Copalia, empezamos el largo ascenso por La Canal de Francos
Al principio el camino es bastante ancho, sube poco a poco, y está bien definido
Es una zona bastante boscosa por toda la ladera del collado Mesa sin Pan
Es zona de umbría. Estas fotos son aún empezada la primavera, sin hoja aún en la mayoría de los árboles
El suelo es de barro y piedra
Llegamos a una interesante construcción, una capilla u oratorio de ánimas
Las capillas u oratorios de ánimas son pequeños altares de los caminos, que aunque de distintas formas y fábrica suelen tener características muy comunes, estaban hechas unas de mapostería y otras de madera (de las que prácticamente ya no quedan), podían estar cubiertas y rematadas con carga de argamasa o cemento para dejarlas con sus paredes lisas. Siempre se erigían en lugares significativos, en los accesos a pueblos, cruces de caminos o cercanías a santuarios, en ellas se reza por las ánimas y se echan monedas en el cepillo de las limosnas
La creencia en el Purgatorio no está aceptada por todas las iglesias cristianas, es más, en el cristianismo más primitivo no parece existir de forma patente esta noción, un lugar en el que las almas de los pecadores que no han cometido pecados mortales se purifican padeciendo las penas del infierno pero no eternamente, solo el tiempo necesario para conseguir la gracia y entrar en el Reino de los Cielos. Existen conceptos parecidos en otras religiones y creencias, aunque no en absoluto iguales iguales: el barzaj en el Islam y Hamistagan del zoroastrismo. En el cristianismo son la Iglesia Católica y la Copta las que lo asumen entre sus preceptos más importantes, los primeros basándose en el Antiguo y Nuevo Testamento, entre otros documentos, y los segundos en los capítulos 6 a 36 del Libro de Enoc. La Iglesia Ortodoxa no cree en el Purgatorio pero sí en la existencia de un lugar en el que las almas, sin estar en el Cielo ni en el Infierno, esperan el Juicio Final, razón por la cual sí se ofrecen rezos por los difuntos y a favor de la misericordia divina. Por otro lado, la mayor parte de las iglesias protestantes lo rechazan, la misma Reforma de Lutero nació contra el cobro y comercio de bulas e indulgencias con la idea de comprar la salvación de las almas después de la muerte y acusa al Purgatorio de ser una invención para engañar a los creyentes, cobra entonces especial importancia el concepto de la Predestinación, tan defendido por Calvino, por el que desde la Creación Dios habría decididio quien se salvaría y quien no, por eso cuando nacemos estaríamos predestinados. Es entonces cuando la Contrareforma católica revitalizaría precisamente este y otros conceptos contrarios a los protestantes, extendiéndose el culto y veneración a la misericordia divina por las almas de los que no descansaban en paz, con estas capillas y con otras oraciones y ofrendas como las rondas de ánimas que pedían responsos y donativos en favor de quienes padecían el castigo del Purgatorio, con luces y campanillas, por los caminos, de casa en casa...
"Ánimas del Purgatorio / son las que están a tu puerta / si nos dais una limosna / tendreis la Gloria muy cierta. / ¡Ay, ay, ay! que aquí me abraso / ¡ay, ay, ay! que aquí me quemo / ten piedad de nuestras almas / que están pasando tormentos"
Esta capilla dispone de reja, que protegía las desaparecidas imágenes del interior y posiblemente el cepillo de las limosnas
Hubo teólogos que plantearon, como otros religiosos y místicos, que las penas del Purgatorio se pasaban en la tierra vagando como alma en pena que los mortales no podrían ver a no ser en determinadas circunstancias, lo que explicaría entonces la creencia en fantasmas y otras presencias paranormales que tampoco fueron siempre muy bien aceptadas por las iglesias. En este caso cobra especial interés las apariciones de la güestia, güeste o Santa Compaña, procesiones fantasmagóricas relacionadas siempre con el temor a los difuntos y a las causas que no les permiten descansar en paz. Por ello, su "presencia" hacía que las rogativas, limosnas y donaciones aumentasen, por lo que no dejaban de tener una función extraordinariamente similar a la de los oratorios y las rondas de ánimas
También hay quien ve en estos oratorios restos de religiones muy antiguas, precristianas incluso. Muchos están levantados en cruces de caminos y es allí donde se aparece la güestia, ya que la cruz en realidad además de ser el símbolo cristiano del martirio y muerte de Cristo, representa como elemento sagrado en otras culturas el lugar de tránsito entre este mundo y "el otro", el de los difuntos o "más allá" o "puerta a otra dimensión" y de ahí la aparición de las ánimas en pena en estos lugares y la edificación de estas capillas
A partir de la capilla se empina un poco la subida
Y ya se forma la profunda garganta de la Agüera Riocicera a nuestros pies
La peña forma verdaderos acantilados rocosos
Esta fue la defensa natural de la vieja fortaleza de La Pica de las Puertas
Desafiantes alturas ante La Hermida...
Más allá los prados de Piñeres y a lo lejos La Collada del Aire (1.131 m) y Vircio de Traslajará (1.125 m)
Grandes afloramientos rocosos son ahora el firme del camino
Otro trecho empedrado
Allí unas señales
En esta bifurcación iremos por el sendero de la izquierda
La señal nos dice que estamos a "solo" 7,5 kilómetros de Lebeña, ya en territorio lebaniego, pero como pronto comprobaremos la distancia en este montañoso itinerario parecerá duplicarse
También se nos informa que hay que evitar esta ruta con lluvia o niebla pues, si bien está muy señalizada, el sendero, a partir de ahora, se irá tornando menos definido
De momento está bien trillado y no tiene pérdida pero irá estrechándose y "camuflándose" entre rocas y vegetación
Al subir vamos mejorando las perspectivas
Ya vamos asomándonos a las profundidades del desfiladero de La Hermida
Y a nuestra izquierda, bajo Piñeres, tal vez podamos ver los grandes saltos de agua, formidables cascadas, de la Agüera Riocicera en su impresionante bajada hacia el río Deva
Como hemos dicho, el sendero tiende a estrecharse. Uno de los primeros pasos entre rocas...
La cuesta es importante
A nuestra derecha el Monte Obán (888 m)
Atrás otra buena vista de Cicera...
Curva a la izquierda
Las losas de piedra forman peldaños
El musgo las recubre en buena parte
Asomados al abismo... a lo lejos al este el Colláu Joz
Un verdadero camino de cabras, duro pero intenso e inolvidable
Curva a la derecha
Ganamos altura rápidamente
Abrigo natural bajo las rocas...
Fuerte repecho
Señalización oficial del Camino Lebaniego: postes de madera
Otro paso rocoso
Impresionante despeñadero de la Agüera Riocicera entre La Canal de Francos, Jozarcu y Agero
La impresionante bajada a La Hermida... que nos tocará hacerla, pero por otro lado, rumbo a Lebeña
A lo lejos asoma la Sierra Cocón, divisoria con Asturias
Esta ruta montañera es una verdadera antesala de los trayectos que nos aguardan, bien subiendo de Lebeña a Cabañes o bien por el Camino de la Cova hacia Castro Cillorigo
Bosques autóctonos de hayas, robles, rebollos y castañares...
Peñas calizas...
Senda y roquedos llenos de musgo...
Atalaya sobre el precipicio...
Al caminar veremos mejor la Sierra Cocón, con La Jorcadura'l Cantu (1.272 m) y El Cuetu Cerralosa (1.559 m), otra formidable atalaya caliza sobre el Deva...
Ya vamos viendo la altura a la que vamos a llegar, monte arriba, hasta unos 840 metros
Arboledas
Miremos bien donde ponemos el pie a cada paso...
Una parte que parece más llana
Pastos de cabras
Otro abrigo natural
Árbol del acebo
Con sus brillantes y picudas hojas, alimento y refugio del urogallo cantábrico, casi extinguido
Entre peñascos y hojarasca la senda nos adentra por lugares selváticos
Inmersos en las profundidades de la montaña
Seguimos llaneando... más o menos
Y volvemos a subir
Zona de abundante hojarasca, cuidado con los resbalones si el suelo está mojado
Venerables castaños y hayedos...
Los troncos son como guardianes del camino, centinelas que jalonan el trayecto
Tierra, musgo y piedra
La umbría de la enrramada...
Y sigue la larga cuesta
Otra vista a La Hermida
Sierra de Bejes. Cuetu del Ave (828 m), justo sobre el pueblo de La Hermida, que no vemos desde aquí
Más hojas sueltas
Cuestos cuetos...
Raíces y rocas afloran a la superficie
Bosques de montaña
Miremos siempre bien lo pisado
Más subidas...
En los dominios del ojácanu, el monstruoso cíclope de la mitología cántabra
Los postes de madera confirman el camino, a veces no muy claro
Ahora a la izquierda
Más peladaños de piedra...
En otro largo ascenso...
Aquí es donde el camino se desdibuja, casi desaparece entre rocas, musgo, tierra y raíces
Hemos de fijarnos bien en los pasos pisados... curva a la izquierda
Altísimo peñón sobre nuestra cabezas
Atentos allí a la flecha roja y la flecha amarilla
Curva a la derecha
Grandes peñascos...
La Agüera Cicera va quedando abajo...
Más allá del Monte Santa Catalina y a su izquierda el Cuetu Matorraln (1.248 m). A la derecha Virdio Corrales (1.214 m) y Virdio Treslajorá (1.141 m)
Más a la derecha Piñeres, Monte Obán y de nuevo las peñas de Gamonal (1.225 m) y Llaguillos (1.170 m)
Piedra sobre piedra...
Poste indicador
Arroyos de las alturas del monte
El camino se intuye más que se ve
Por aquí está pisado
Otro fuerte repecho
Más hoja suelta...
Árbol caído
Vuelta a la izquierda
Veamos este árbol
Las gruesas raíces se hunden en la tierra abrazando las rocas...
El sendero zigzaguea, vamos a la derecha en curva
Otro árbol caído
Siguen los postes indicadores de la ruta
A la izquierda...
Escalera natural...
Vuelta a la derecha por estas grandes losas
Grandioso recinto amurallado por la montaña cantábrica
Ahora tenemos una buena vista de Piñeres, que tuvo concejo propio en el Valle de Peñarrubia, parteneciente antaño a las Asturias de Santillana
Aquí vemos el cruce de carreteras que van al Monte Santa Catalina, a Cicera, Linares y Colláu Joz
En el cruce entre la carretera a Cicera y la del Monte Santa Catalina o Pica de las Puertas está la ermita de Santa Catalina. Es barroca, de entre los siglos XVII y XVIII si bien muy posiblemente sobre un santuario anterior, sucesor algún oratorio vinculado a la antigua fortaleza del Castillo de Piñeres. que vigilaba esta encrucijada en la que se halla el santuario
Aquí hay algo de hierba y se perfila bastante mejor la senda pisada...
Subiendo seguidamente izquierda-derecha-izquierda...
Gran peñón
De nuevo un recuesto duro
Subida toda seguida...
Todo recto hacia arriba
No estamos lejos de la cima
Pero hay que seguir subiendo
Fuerte ascensión bosque arriba
Viendo el cielo pensamos que no habremos de subir mucho más
El camino además ya está libre de rocas...
Y no ofrece pérdida, surco de tierra entre la vegetación
Ya estamos en lo alto de este costado de la montaña
Llano sendero de hierba...
A la derecha...
Ante nosotros se nos va presentando un nuevo paisaje
A nuestra derecha, al oeste, los Picos de Europa, en concreto Ándara, su macizo oriental
En primer término es el Cuetu Agero (1.026 m) y a su derecha el pico del mismo nombre y Cuetu la Jontaniella o Picu Agero (1.352 m), muralla sobre el desfiladero de La Hermida. A la izquierda, abajo, los Invernales de La Pelea, majada de pastores, con las alturas de La Prada (825 m)
Más atrás el Conchizo o Ciruenzo Menor (1.194 m) con la Jorcada Ciruenzo y Ciruenzo Mayor (1.304 m). Más atrás el Cuetu la Llosa (1.314 m), el Picu del Acero (1.675 m), Las Becerreras (1.943 m)Picu las Agudinas (1.976 m), Las Verdianas (2.024 m), Salmear (2.227 m), Sagrado Corazón (2.214 m), La Junciana (2.267 m)
Aún más lejos quizás asomen las picas más altas de La Tabla Lechugales (2.444 m) o La Pica'l Jerru (2.424 m). Un grandioso panorama de algunas de las cotas más altas de la Cordillera Cantábrica, colosal muralla natural de piedra que se extiende paralela al mar
Hemos entrado en Cillorigo, uno de los municipios de la mítica Liébana, cuna del monasterio de Santo Toribio, guardián del Lignum Crucis, uno de los mayores tesoros de la cristiandad que le hicieron ser uno de los más importantes lugares de peregrinación tras Jerusalén, Roma y Santiago, fundamento de esta ruta nacida a su vez siguiendo estos caminos tantas veces milenarios
Amparados por estas defensas naturales, donde ya en tiempos anteriores, contra godos, suevos, romanos, se ampararon los indómitos habitantes de estas cumbres y valles lebaniegos, se refugiaron en el convulso siglo VIII muchos huidos del dramático fin y hundimiento del reino visigodo de Toledo en las rápidas incursiones de Tarik y Muza que impusieron un nuevo orden en Hispania y, durante algún tiempo, hasta el confín de la Galia, amparados por el naciente Reino de Asturias o Asturorum Regnum, que repobló estos parajes con estos refugiados que se unieron a la población local, trayendo reliquias como las de Santo Toribio y fundando monasterios como San Martín de Turieno, antecesor del de Santo Toribio de Liébana, donde se haría célebre San Beato, figura fundamental en la historia de Europa con sus Comentario al Apocalipsis y sus reyertas contra el adopcionismo que llamarían la atención en la misma corte de Carlomagno
Empezamos a bajar poco a poco por esta otra vertiente del Mesa sin Pan, justo encima de la braña de Berés. De frente a nosotros está la inmensa mole caliza de Peña Ventosa (1.434 m). Por su vertiente derecha, mirando al este, abajo sobre el desfiladero, pasa el antiguo Camino Real o Camino Viejo que comunicaba con Potes, una de las rutas históricas anteriores a la carretera y una de las opciones para seguir ruta desde Lebeña, si bien sin duda la más problemática por su tramo sobre el precipicio, es el Camino de la Concha la Cova
Peña Ventosa es también llamada Picu Corroble y forma parte de la Sierra de las Cuerres, que viene a ser una prolongación del gran macizo de Peña Sagra
Abajo a la derecha otra vez La Hermida, el profundísimo desfiladero del Deva, un conjunto de gargantas que confluyen en la principal, tallada por el curso del río que da paso a los míticos Picos
Todas estas alturas guardan el testimonio de las antiguas civilizaciones pastoriles megalíticas que enterraron a sus difuntos en túmulos y dólmenes dispuestos en cimas y laderas comunicadas por angostos senderos. A finales del siglo XVIII, las prospecciones mineras abrieron pasos por el desfiladero para sacar el mineral hacia los puertos costeros para su embarque y comercialización. Esto propició la construcción de una carretera que quedó definitivamente abierta en 1863
La nueva carretera desplazó el eje económico de toda Liébana a lo largo de ella en la ruta a Potes y la comunicación entre la costa y la meseta, relegando los pueblos altos, por donde pasaban estos caminos anteriores, a un segundo plano. Abajo los pueblos del desfiladero prosperaron y crecieron al amparo de la nueva vía de comunicación, una de las carreteras más espectaculares de toda España
Abajo, de frente a nosotros, el Picu del Valle, que son en realidad dos picas calizas, de 687 y 705 metros respectivamente. A su derecha, al otro lado del Deva, más estribaciones de Ándara, en su cara sur: Solibeño (1.226 m), Mañimoco (1.455 m), Picón de La Corredoria (1.699 m) o Los Cabezos (1.273 m), entre otros, Más en la lejanía y en la distancia divisamos una larga línea de majestuosas cumbres nevadas
Son los Puertos de Salvorón y Sierra de la Mediana con el Puerto de San Glorio (1.609 m), antiguo San Clovis o San Clovio, pasos naturales entre Liébana y León por donde van en la actualidad la N-621 y el viejo trazado caminero principal ha sido recuperado con el Camino Vadiniense, desde el que pueden seguir hacia el Camino Francés los peregrinos que deseen continuar hasta Santiago tras llegar a Santo Toribio. Destacan alturas como el Alto de la Triguera (1.896 m), El Motajal (1.979 m), Tabla Maltrota (2.027 m), Puerto de la Vega de Arriba o Collada Bragatesa (2.065 m), el Coriscáu (2.234 m), Valdeloso (2.013 m) Peña Cascajal (2.027 m), Peña Gustal (1.947 m)
Y más allá de San Glorio la muralla de cimas se extiende hacia la Peña de la Nave (1.868 m), El Boquerón (1.799 m), o el Portillo de las Yeguas (2.103 m), el Alto del Naranco (2.219 m) o el Sestil del Robadoiro (2.215 m) y Peña Prieta (2.536 m)
Por San Glorio se dice pudo entrar una de las seis legiones romanas que forzaron los pasos de la cordillera durante las guerras de conquista de los años 29 al 19 a. C, que supusieron la ocupación del territorio cántabro y astur, culminando la anexión de Hispania al Imperio de Augusto
Como ya hemos contado estas altas montañas fueron la fortaleza natural tras la que se refugiaron y defendieron naturales y acogidos en tiempos de guerras e invasiones, sin duda desde la más remota noche de los tiempos y las primeras migraciones humanas de cazadores y recolectores que seguían a los rebaños por estos pasos cuando buscaban pastos según la estación, primero para su caza y luego su domesticación, naciendo el pastoreo neolítico
La defensa natural sirvió durante milenios para parapetarse detrás de ella, desde tiempos prehistóricos hasta el siglo XX, como baluarte del Frente Norte en la Guerra Civil y terreno del maquis, los últimos combatientes republicanos
Pero los Picos, la Hermida, San Glorio, guardan no solo memorias de historias bélicas sino de paz, de una muy famosa cabaña ganadera con cuya leche se elaboran algunos de los quesos más preciados de España, el de Cabrales, Gamonéu, Valdeón, quesucos lebaniegos, el Picón... y quien dice leche y quesos dice otros muchísimos productos, carnes de montaña y agricultura de los valles... no dejemos de probar, ya que estamos aquí, el pote lebaniego, regado con vino del lugar, por alguna de cuyas viñas pasaremos
A la derecha de la foto, si nos fijamos, veremos unos pueblos en estas extensas laderas que bajan de Los Picos. Abajo es Allende. Arriba, más pequeño, Trascoba, a la izquierda de Cabañes, donde hay albergue público y albergue privado, pero que no vemos aún, tapado por las peñas
A Allende se sube una vez pasado el río Deva y cruzada la carretera de La Hermida (N-621). Allí hay dos rutas para seguir a Cabañes: una sigue el desfiladero del río Rubejo, que vemos claramente a la izquierda, y otra sube monte arriba por la ladera de La Corona del Pando, en un pronunciado zig-zag entre los árboles, a la derecha,
Trascoba está a su vez en una de las rutas de Cabañes a Pendes, la que va por la carretera local. La otra baja prados abajo a cruzar el río La Mata para subir y enlazar con dicha carretera antes de entrar en Pendes
Sobre Cabañes de nuevo Ciruenzo Menor y Mayor y los dosmiles de Ándara. Por esas vaguadas se internan en los Picos algunas antiguas sendas de pastores, recuperadas y señalizadas para montañeros y senderístas
El camino continúa en llano por estos vericuetos arbolados...
Vemos los tejados de la braña de Berés
Poco más allá el Desfiladero se abre al gran valle de Liébana, rodeado de montañas. Ahora vemos, justo enfrente del Picu del Valle, el Picu Aliago (627 m), al otro lado del Deva, el último cuello montañoso antes de salir al gran valle central lebaniego
Bajamos unos metros
Y enlazamos con la pista que comunica la braña de Berés
Al salir a la pista iremos a la izquierda
Aquí está el mojón caminero que nos lo señala
Todo rampa arriba
La pista, de tierra y ancha, sube directa
Aquí hay abrevadero y fuente, conjunto restaurado
Un buen lugar para un instante de descanso
Antes de volver a la ruta
Admirando en todo momento las nevadas crestas de Ándara...
Fuerte repecho
Llegamos a un peñascal en esta ladera y seguimos a su izquierda
Aquí se termina un primer tramo de subida...
Dominamos las alturas...
Y seguimos subiendo un poco más
Enseguida llegaremos al "techo" de nuestra etapa
En esta verde campiña ante Cuetu Torcal o La Coterona (1.104 m) que vemos a lo lejos de frente. Justo a su izquierda está el Colláu Arceón o Collado Arcedón (971 m), por donde llega a la cima el otro camino, a más altitud, su bien hasta cerca de la cima es una buena pista de montaña, apta incluso para todo-terrenos
Peña Ventosa un poco más a su derecha, a lo lejos
Y por aquí sigue el camino...
A la derecha unas colmenas...
Miel de Liébana, otra de las exquisiteces de esta comarca...
Rodadas de tractores
A partir de aquí y hasta Lebeña y la carretera el Camino será una pista bien identificable y sin pérdida
El Torcal y Peña Ventosa...
La majestuosa serenidad de las cumbres...
Poco a poco iniciamos la que será la gran bajada a Lebeña...
El camino sigue la ladera de Mesa sin Pan, vertiente oeste
Ya ante Colláu Arceón, por donde viene bajando a unirse con este el otro camino
Ya se va haciendo perceptible la bajada...
Vamos a fijarnos ahora en la ladera del Torcal o La Coterona
Por allí va, bien marcada, la ruta a Lebeña
Desde aquí ya empezamos a ver Lebeña, brañas abajo, praderías de Las Llamas y Maredes
Lebeña se asienta en una suave ladera sobre una vega que forma el Deva en un tramo algo más abierto del desfiladero de la Hermida
Apenas vemos, eso sí, el pueblo en sí mismo, solo las casas de la carretera, El Puente, por donde, tras cruzar el puente del Deva (al fondo), iniciamos la subida a Allende y a Cabañes salvo que decidamos ir por el Camino de la Concha de la Cova hacia Castro Cillorigo
Abajo a la izquierda de la foto vemos un cruce, el camino de la derecha es el señañizado, viene de Lebeña desde la iglesia, templo de gran interés que tapa la colina en primer término. Es el que hace un ángulo recto antes de salir a la izquierda del puente sobre el Deva. Allí se ha de seguir con cuidado la carretera hasta las casas. Justo antes de la primera a la derecha sube la carretera a Allende pero no la seguimos, pues un sendero, directo, sale allí mismo a su izquierda, arboleda arriba
Y aquí vemos de nuevo el desfiladero del Rubejo, entre La Prada a la derecha y el Picu Aliago (627 m) a la izquierda.Allí a su izquierda está el Mirador del Moro, vinculado al asentamiento del Corral del Moro, recinto fortificado del que se conservan señales de defensas y cabañas. Podría ser un castro cántabro o una fortaleza de vigilancia altomedieval que guardaba estos pasos por las montañas lebaniegas
Seguimos un poco más casi en llano...
Tras la cuestuda falda boscosa de Cicera a Lebes este "circuito" es casi un paseo, si bien sin duda las piernas se resentirán un poco, primero con la gran subida, ahora con la intensa bajada
De momento bordeamos toda la montaña...
El Torcal y Arceón ante nosotros
El camino hace eso sí continuas curvas, vueltas y revueltas, siguiendo la sinuosidad de esta ladera
Atención, justo delante de nosotros baja un sendero de tierra. Es el Camino que viene de Cicera por Colláu Arceón, justo encima de nosotros
Justo allí se unen las dos rutas
En una dirección tenemos la flecha y la cruz rojas del Camino Lebaniego, en la otra la flecha y concha amarillas de las rutas jacobeas. En este caso la segunda está pensada para quienes hacen el Camino Lebaniego desde el Francés, por el Camino Vadiniense, y luego enlazan cerca de la costa, en Muñorrodero, con el Camino Norte, justo antes de entrar en Asturias
Desde aquí el camino no baja directamente a Lebeña pues las paredes casi verticales de esta ladera, debajo de nosotros, lo impiden, por lo que seguirá bordeando toda esta falda boscosa bajo el Cuetu Torcal
Antes de Lebeña, en pleno descenso, pasará por otras brañas
La Torca, El Pando, y los Invernales de Lebeña, cuyos tejados rojos destacan prados abajo
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