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miércoles, 22 de mayo de 2019

DE CICERA A LEBEÑA POR ARCEÓN (CAMINO LEBANIEGO)

Cicera y subida al Colláu Arceón (971 m), a la izquierda de la foto. A la derecha Mesa Sin Pan (974 m)
Cicera, en el valle de Peñarrubia, itinerario histórico secular entre los valles del Nansa y de Liébana a través de las estribaciones de la Sierra las Cuerres, parte del extenso macizo de Peña Sagra. Varios son los senderos que buscan los pasos naturales existentes, empleados desde la más remota antigüedad por pastores, arrieros, viajeros e incluso invasores, pero también por los peregrinos a Santo Toribio, los crucenos o cruceros, que hoy como ayer vuelven a pisar estos senderos de leyenda. Aquí en Cicera tenemos dos: uno, el señalizado oficialmente, que sube por la ladera del monte Mesa Sin Pan a la derecha, siguiendo La Canal de Francos, y otro que sube hacia la izquierda, en continuo ascenso al Colláu Arceón o Collado de Arcedón, a unos 971 metros de altitud, desde donde bajará para encontrarse con el otro  en la bajada a Lebeña, puerta de los valles Lebaniegos


Así, en Cicera, poco después del albergue de peregrinos, tenemos una gran explanada rodeada de casas. Allí, en el extremo que da vista a Mesa sin Pan (974 m), salen los dos caminos a ambos lados de un cobertizo: el de la derecha es el de La Canal de Francos; el de la izquierda, el que vamos a seguir en esta ocasión, es el de Arceón


Antes de seguir, vayamos por donde vayamos, estudiemos un poco el panel de la ruta


La línea roja, continua o discontinua, viene a señalar el actual camino oficial. El gran punto rojo destaca nuestra ubicación en Cicera, respecto al tránsito del valle de Lamasón, cuenca del Nansa, a este de Peñarrubia y de allí al de Liébana


La traza de puntos marca la subida por La Canal de Francos, pero si nos fijamos, con puntos blancos, también aparece de Arceón, a su derecha


Este otro panel informativo es de otra ruta, la de la Braña los Tejos


Podemos echarle un vistazo como curiosidad, pues durante los primeros metros coincide con nuestro itinerario, pero ni iremos tan allá ni subiremos tan alto


Y aquí, justo a la derecha de este cartel, tomamos el camino de Argeón pasando detrás del cobertizo


Seguimos de frente pues a la derecha es la ruta a La Canal de Francos, que explicamos en otra entrada de blog


El Camino se dirige a la parte este de Cicera, cuyas casas forman una calle, paralela a la Riega de Cordancas, que baja de las montañas, en concreto del Colláu Pasanéu, otro paso, como su nombre indica, del Nansa a la Liébana


La Riega de Cordancas forma el río Cicera, que tras pasar el pueblo baja en cascada por la impresionante Agüera Riocicera, que vemos a nuestra derecha, una de las gargantas laterales del largo e impresionante desfiladero de La Hermida. Por las peñas de la izquierda sube La Canal de Francos, un camino que sube a menos altura que Arceón pero que es en algún tramo un tanto problemático en caso de niebla o mal tiempo


La senda al Colláu Arceón, cuya subida ya tenemos enfrente, es una pista ancha hasta casi la cima del collado, tornándose un tanto dificultosa, todo hay que decirlo, en el trecho de bajada por la otra vertiente, cuando baja a encontrarse con el que baja de La Canal de Francos, pues hace al revés, se vuelve pista bien definida a partir de llegar al otro lado de la montaña, por la Cuesta la Matilla y braña de Berés


Cicera fue una de aquellas importantes poblaciones camineras de antaño que formaba parte de la red de comunicaciones seculares de estas montañas. Cuando se hizo la carretera de La Hermida, pasado el siglo XIX, el eje económico de toda la comarca pasó a los pueblos de abajo y estos, aunque mantuvieron su idiosincrasia rural y ganadera, dejaron de ser paso obligado de gentes y mercancías, padeciendo especialmente el despoblamiento, sobre todo a partir de los años 60, con el crecimiento de las ciudades y su oferta de empleos en la industria y el sector servicios. En nuestros días, el paisaje y el patrimonio, la cercanía a Los Picos y la recuperación de las viejas sendas y caminos, como este itinerario a Santo Toribio, ofrecen una nueva alternativa ocupacional a los tradicionales trabajos ganaderos del valle


En esta bifurcación vamos a la derecha


Balcones y buhardillas se asoman a la calle


Algunas casas son muy antiguas, fijémonos en los ventanucos de algunas de ellas


Vegetación de la ribera del río


Gran fachada con numerosos vanos


La gran mayoría de las casas han sido bellamente restauradas


Fijémonos a nuestra izquierda ahora en la delantera de este palacio montañés


A nuestra izquierda el camino que enlaza con la zona del albergue. Nosotros seguiremos de frente


Las más de las paredes de casas, cuadras, cobertizos y otras construcciones son de piedra vista, señal de la proximidad de canteras


En su recorrido por Cicera, el camino presenta suelo de asfalto


A la izquierda las faldas de Sobrepeña


Seguimos la estaquera


Y llegamos al puente sobre la Riega Cordancas


En el suelo, señalización del Camino Lebaniego. Parece ser que antaño este era el camino oficial. Ahora la nueva señalización ha sido colocada en el de La Canal de Francos


De frente, la del P.R. Braña de los Tejos


Pasado el puente hay una bifurcación. En principio sería indistinto ir por la izquierda, junto al río, o por la derecha, entre las casas, pero las señales nos llevan a la derecha


Hay una pequeña cuesta


Y luego una explanada, y una curva a la izquierda


Seguimos subiendo


Cortafuegos y corredor


Cuadras y cobertizos


Aquí el suelo es de hormigón


Placa en una casa


Aquí la calle tiende a estrecharse un poco


Y seguimos subiendo


Atrás otra casa de cortafuegos y corredor...


Y adelante más


Aquí se unen este y el camino que viene por la ribera fluvial


Son las últimas casas de Cicera


Pasamos junto a este tendejón


Y en el cruce continuamos de frente entre el muro de la finca y la cabaña


Estamos justo en la orilla del río


Atrás queda Cicera


Al fondo un poco a la derecha, en medio de las casas que miran al prado central, está el albergue de peregrinos


La pista hormigonada sube junto a otro cobertizo


Y sale a las fincas de pastos


A nuestra izquierda el Monte Osado y Sobrepeña (875 m)


La pista hace una curva a la derecha, que es la que seguimos, pues a la izquierda se separa de este el camino a la Braña los Tejos


Nos quedan 2,6 kilómetros a Arceón, que el cartel estipula en una hora de camino, pues es todo cuesta arriba y, como repetimos hasta la sociedad, en la montaña las distancias cunden mucho más. Lo mismo podemos decir de los 7 kilómetros a Lebeña o los 23 a Santo Toribio de Liébana


El camino ganará altura prontamente realizando un continuo zigzag


A partir de aquí empiezan pues las largas cuestas


Castañares en el bosque


Todo rampa arriba


Al fondo curva a la derecha


Junto al tronco viejo y venerable...


Continuas revueltas...


Ahora a la izquierda


Otra muy pronunciada curva...


En este lugar el hormigón deja paso a la zahorra


Senda de piedra y tierra en el camino a la braña


Al oeste asoma sobre la Agüera Riocicera el cónico Jozarcu, La Pica de las Puertas o Monte de Santa Catalina (757 m), un cueto que fue el solar del llamado Castillo de Piñeres, fortaleza de la que quedan vestigios, edificada como atalaya de vigilancia de estos estratégicos caminos en los tiempos del naciente Reino de Asturias, del que fue este uno de sus primeros enclaves


En su cima. que destaca sobre los bosques y ante el desfiladero de la Hermida, está la llamada Bolera de los Moros, explanada interior de la fortificación que tiene forma de bolera y está llena de leyendas sobre tesoros guardados por los moros, bolos de oro y similares, teniendo en cuenta que la acepción tradicional de moros se refiere en general a los antiguos pobladores, más que a posibles asentamientos norteafricanos. A veces incluso el término se refiere a no cristiano, incluyendo todo lo anterior al cristianismo. En ese sentido es preciso decir que el lugar, si bien no se ha demostrado estuviese construido sobre una fortaleza romana o castro prerromano, sí tiene señales de asentamiento anterior, pues en un tombo o abrigo natural ha aparecido un ídolo grabado atribuido a la Edad del Broce, unos 4.000 años atrás. En su rocosa cima hay un repetidor y, al otro lado, que no vemos desde aquí, el famoso Mirador de Santa Catalina, con impresionantes vistas sobre el desfiladero de La Hermida


Ante nosotros parte del ascenso que nos espera...


Bifurcación: vamos de frente por el camino principal


Durante un momento vemos arriba, a la izquierda, asomar un poco la cima de Arceón


Finca y cabaña, los Invernales de Juntalón


Acebo, sus brillantes hojas siempre llaman la atención


El camino pasa por entre las fincas de la braña, todo recto y suavizando momentáneamente la cuesta


A la izquierda una fila de árboles delata el curso de un reguero que nace en las alturas del collado


Y vuelven los repechos


Este tramo sube directo junto al regato


Los árboles, en buena parte aún desnudos a finales de abril


Curva a la derecha


Y una bifurcación en la que subiremos por la pista de la derecha


Una flecha roja pintada en la corteza de un árbol así nos lo indica


También un poste en el mismo cruce


Subimos junto a un par de cabañas, Maella


A lo lejos al norte el Colláu Joz o Collada de Hoz, que aún no vemos bien, tapada por la arboleda


Pero sí destacan las peñas de la Sierra de Arria, por cuyas laderas hemos subido al collado desde Lafuente


Más cerca Monte Osado y Sobrepeña


Y a seguir subiendo a la sombra...


Y al sol...


Otra bifurcación: siempre por la pista, no lo olvidemos, por lo que iremos a la izquierda


Encajados por la naturaleza de los setos silvestres


Al subir ganamos amplitud del campo de visión, a nuestra derecha el Picu Obán (888 m). Más lejos la Collada del Aire (1.158 m), el Colláu las Llaves (1.085 m), zona de túmulos megalíticos en otro de los pasos naturales de estas serranías. A su izquierda Virdiu Ningreros (1.141 m) y Virdiu Treslajorá (1.24 m), Virdiu Corrales (1.219 m) y Peña Llaneces (1.214 m)


Abajo Piñeres, otro de los pueblos del valle de Peñarrubia. Por allí baja la carretera a Linares y La Hermida


Tras algún respiro para recuperar aliento y admirar el entorno apuramos la subida, que no da tregua


El tejado de una cabaña asoma a la derecha


Y el de otra a la izquierda


El camino pasa entre las dos...


El tejado se cubre de yedra...


La cuesta, si bien se hace larga es, podemos decirlo, bastante amena, a lo largo del bosque, un hermoso ascenso por la enrramada


Al este empieza a asomar otro circo de montañas cerrando el valle por esa parte, todo ello formando parte de la Sierra de las Cuerres, un topónimo que parece vinculado a corros, construcciones circulares de piedra, normalmente para almacenar las castañas, alimento fundamental hasta la extensión del cultivo de la patata, traída de América, y que aún después fueron aporte nutricional importantísimo durante siglos, aún mitigando las hambres de la dura posguerra española. También puede hacer referencia a antiguas cabañas circulares de piedra, si bien las que vemos en nuestros días son de planta cuadrada o rectangular


Curva a la derecha


Todo pista arriba


Curva a la izquierda


Otro repecho


Una fuente, que sin duda calmó la sed de pastores, arrieros y peregrinos del pasado. No obstante se recomienda mejor ir provistos de agua potable para nuestro consumo, evitando "sorpresas"


Y allá subimos y subimos ladera arriba


El bosque se extiende por estas faldas de Mesa Sin Pan y Arceón


Abajo a nuestra derecha asoma el tejado de otra cabaña


A sol y sombra...


Vuelta a la izquierda



Pedregoso suelo


Otra flecha roja en un tronco


El sol filtra sus rayos entre ramas y hojas...


El Sendero de las Dos Hayas, tal y como se denomina en los mapas


Hayedos y robledales, entre otras especies arbóreas...


Intenso verdor primaveral...


Piedra suelta...


Línea de torres eléctricas, otra referencia caminera pues suben, al igual que nosotros, a lo alto del collado, si bien en línea recta, para luego bajar por la otra vertiente


Buen repecho


A nuestra derecha otra cabaña cerrada por una muria o murete de piedras


Y tras la cabaña un hermosísimo ejemplar de tejo


El tejo silvestre, una de las grandes maravillas de la naturaleza de estos lugares


Fijémonos por donde hemos venido subiendo...


Una preciosa y verdísima pradería


La cuesta que no cesa...


Todo este largo tramo hasta el collado tiene la ventaja de ser así, bien marcado y definido, ancho, incluso para la circulación de los todo-terreno de los ganaderos, si bien se sube más que por La Canal de Francos


Paso a paso vamos ascendiendo en continuo esfuerzo


Ya se ven un poco mejor las cumbres del este


En medio el Cotero de Mingo Álvarez (1.217 m). Por allí va otro de los caminos históricos entre el Nansa y La Liébana


Surco formado por las aguas al llover o en los deshielos


Curva a la derecha


Hay árboles de gran belleza, otra referencia visual para el peregrino y caminante


Curva a la izquierda...


Curva a la derecha


Hermosísima haya


Más allá discurre el camino a la Braña los Tejos, por la braña de Cordanca, que no vemos, tapada por los frondosos bosques


Y de nuevo una buena rampa...


El sol de la mañana a nuestras espaldas


A la derecha el Alto de las Cuerres (1.413 m), paso a Cascuerres (1.562 m)


Otra de las torres


Aquí merece la pena detenerse a contemplar el panorama. Abajo ha quedado Cicera, bajo el Monte Obán y el Colláu Joz



Las casas destacan en medio del valle...


El camino que llega a Cicera lo hace por las laderas boscosas de la derecha, mientras la carretera lo hace por la izquierda. La línea de casas de la derecha es la calle que se forma en torno al camino de Arceón o Arcedón


Volvemos a ver también parte del inicio de la subida a Juntalón


Un poco más allá de Cicera y también bajo el Monte Obán, Piñeres


Piñeres es una encrucijada histórica entre los viejos caminos hacia Liébana de norte a sur y de este a oeste. En la actualidad también lo es, de las carreteras a Lamasón, Linares y La Hermida, y a Cicera


Su iglesia parroquial de San Juan es de origen medieval, románico, aunque fue reformada entre los siglos XVII y XVIII


Ahora, en un trecho especialmente cuesto, el suelo pasa a ser de nuevo de hormigón


La línea de torres sigue siendo nuestra referencia para calcular el fin de la ascensión


Curva a la izquierda. A esta altitud el arbolado tiende a ir desapareciendo


Flecha en un registro de conexiones telefónicas


Subimos a la siguiente torre


Desaparece el hormigón


A nuestra izquierda de nuevo Sobrepeña, Colláu Joz y Arria... a la derecha es el Picu Trespeñas (944 m), donde está el Collado Carracedo, otro de los pasos naturales desde Lafuente (valle de Lamasón) a Liébana


Allí en el collado vemos cabañas, son los Invernales de Carracedo. Ya en el Diccionario de Madoz, de 1850 se dice que los pasos entre Liébana y la costa se hacían por estas sendas, el Camino Real de la Montaña, bien la de Arceón o bien por aquella, llamada la del Puerto de Taruey, si bien ya estaba construyéndose la carretera de La Espina, que los relegaría en poco tiempo. El itinerario por Taruey dice ser paso de carro unas veces y otras de herradura, mientras que el de Arceón, este por que que vamos, era solo de herradura "muy pendiente y con malos pasos" pero más utilizado pues estaba más libre de nieves que el de Taruey


En la distancia la Sierra del Escudo de Cabuérniga, que separa el valle del Nansa de la franja costera cántabra. A la izquieda es el Gándara (926 m) y más allá El Castillo (912 m), o Canto Redondo (675 m)


Más a la derecha del collado, cerrando el valle de Peñarrubia por el este, la Sierra de las Coronas, que llega a los 1.069 metros. Por allí estaba La Venta de los Lobos, desaparecida venta caminera dieciochesca para quienes optaban por ese camino, del que se conservan tramos empedrados. En las ventas solía haber al menos un ventero o alberguero que asistía a los viajeros, tañendo campanas para indicar el camino en días de niebla o nieve, incluso dando voces. Podían ser en estos casos simples puestos de socorro más que ventas en el sentido de hospedaje y comida.

Estos caminos solían ser vías romanas que a la vez seguían itinerarios mucho más antiguos que aprovechaban los pasos naturales entre valles y montañas. Su importancia era tal que a veces se requería a los vecinos de los pueblos cercanos, tal y como a finales del siglo XVII se reclamó por parte del valle de Lamasón a los habitantes de Bedoya...

"Pidan compeler a los vecinos y naturales del valle de Bedoya de la Provincia de Liébana a que reedifiquen y compongan el camino Real que sale de dicho valle de Bedoya para éste, de forma que puedan andar carros cargados y vacíos, porque dicho valle de Bedoya no ha compuesto lo que le tocaba hasta el Puerto de Taruey y paraje al que llaman la Venta de los Lobos"

 En estos parajes, ya en 1532 hubo, según Madoz, una mina de oro y plata y, a mediados del XIX, una cantera de piedra. Los actuales restos de explotaciones obedecen a la existencia, en la década de 1960, de unas minas de plomo y blenda. Por allí sube también la ruta a la Braña los Tejos


Paisaje abierto, propio de los puertos de montaña, brañas de Arceón, frente al Cuetu Torcal (1.104 m) y más allá La Mesa y el Cuetu San Pedro (1.29 m). Aquí se van terminando las grandes subidas. Más allá el Alto de las Cuerres (1.413 m), guardián del paso por el mítico Collado Pasanéu, tránsito de gentes y mercancías desde la remota antigüedad. Así, aunque ahora nos parezcan estos senderos alejados y olvidados fueron realmente las "autopistas de antaño", donde los arrieros solían ir a Castilla con pescado de San Vicente de la Barquera, Comillas, Pesués, Llanes u otros puertos, y regresar con vino. También se llevaba madera y se volvía con trigo


Entre el Cuetu Torcal y el Cuetu San Pedro está Pandocento, otro de los collados que son paso a Liébana. Allí asoman los picos de Peña Ventosa o la Vetosa, que llegan a los 1.434 metros de altitud


Aquí hemos de fijarnos mucho y atender a las señales, pues vamos a dejar el camino antes de la primera cabaña, que vemos a lo lejos, para salir la pradería a la derecha, viendo allí la cumbre del Cuetu Torcal


Hay flechas rojas y postes indicando el desvío, pero si nos descuidamos, o hay niebla o algo de nieve, tal vez no los podamos ver o pasen desapercibidos


Poco más allá, junto a una riega, hay un poste con señal, pero si no ha desaparecido tal vez lo encontremos así tirado. Podemos seguir la ruega hacia los matorreales o pasar sobre ella atendiendo a un tramo pisado un poco más a la derecha, por ambos sitios puede pasarse para coronar el collado y empezar a bajar hacia Lebeña


Según se advierte, estamos a 24 kilómetros de Santo Toribio de Liébana


Como siempre, las torres del cableado nos valen de referencia. Por aquí va el sendero


Este es el paso abierto en el matorral por donde atravesaremos el collado


Si vemos la piedra de la derecha tiene una señal del Camino Lebaniego. Nos indica ir aproximándonos al cercado situado a la izquierda, por donde sigue el paso de la riega, más embarrado

Vemos todo el pando o mesa del Cuetu Torcal, su larga loma alargada


Hay un poco de subida prado arriba


Según avanzamos va abriéndose, poco a poco, otro impresionante paisaje


Los impresionantes dosmiles de Ándara, el macizo oriental de los Picos de Europa, las famosas y majestuosas cumbres de este sector de la Cordillera Cantábrica, santuario de los dioses de piedra


Naturalmente lo que primero vemos asomar por encima de Arceón son los picos más altos, Las Agudinas (1.976 m), Las Verdianas (2.024 m), La Jonfría (2.067 m), La Junciana (2.267 m).el Sagrado Corazón (2.214 m) o Samelar (227 m), impresionantes murallones y picachos que muchas veces ocultan sus cimas entre las nubes o se presentan, gran parte del año, cubiertos de nieve, sobre todo en los neveros, alguno de ellos incluso de nieves perpetuas, restos de los antiguos glaciares cuaternarios


Vamos acercándonos al muro de piedras del cercado


Hay algo de barro


Y atendemos a las señales, que nos indican ir a la derecha


Tanto la flecha roja...


Como la amarilla del poste caminero


Más postes, el primero con flecha roja, en medio de la pradería. Aquí en caso de niebla hemos de obrar con prudencia, pues el sendero "se pierde" en el prado, eso es, no se ve apenas nada pisado ni marcado


Otra buena referencia es la línea de postes situada al llegar a lo alto, la cual marca la frontera entre los municipios de Peñarrubia y Cillorigo de Liébana


En ella hay un paso abierto y suelo de barro


Entramos así en territorio lebaniego, la tierra de Santo Toribio, Beato de Liébana y el Lignum Crucis al que veneraban y veneran los peregrinos que siguen estas rutas desde la Edad Media, un momento de gran emoción pues marca un hito de nuestro viaje. Aquí al cruzar el paso abierto en la alambrada, vamos a ir a la derecha, prado abajo


Rocas y postes marcan aquí también el trayecto por la pradería


De frente a nosotros otro poste hincado y de frente al poste el cueto rocoso de Mesa Sin Pan (974 m). Al otro lado La Canal de Francos ha coronado también su cota más alta, en torno a los 840 metros y ha empezado a bajar. Nosotros estamos a unos 970 metros de altitud más o menos, en este momento, un punto más alto


Bajamos un poco más. Si nos fijamos un poco ante Mesa sin pan veremos un poste telefónico, bastante más a la izquierda de la torre eléctrica


Hemos de ir hacia él


Los pequeños postes de madera nos lo confirman


Al fondo la gran mole caliza del Agero, cuya cota máxima, el Picu la Pelea o Parijorcáu, llega a los  1.381 metros. A su izquierda están el Picu Agero en el Cuetu la Jontaniella (1.351 m) y más abajo Cuetu Agero (1.022 m). Estas alturas cierran pòr el oeste el famoso desfiladero de La Hermida y son la puerta de los Picos de Europa por ese sector


A la derecha del poste telefónico, uno de los pocos que se ven aún de madera, sigue bajando el sendero


Fijémonos en las flechas rojas del poste y de la roca, así como los pequeños hitos de madera


Este descenso de Arceón es sin duda el tramo dificultoso de esta ruta, pues bajamos por una riega por la que discurre un regato, no del todo bien definida tampoco, y mala de pisar entre humedades, algo de barro, y peñas


De frente otra referencia importante: vemos el Conchizo o Ciruenzo Menor (1.191 m), el Ciruenzo Mayor (1.304 m), el Puerto de Quión, y el Cuetu la Llosa (1.314 m), bajo los que se divisan las verdes laderas de Cabañes, a donde sube desde Lebeña y Allende el Camino Lebaniego, y donde hay dos albergues, público y privado. A la derecha es la Corona del Pando (595 m), por donde sube a Cabañes uno de los dos caminos que salen de Allende


Puede haber algún punto resbaloso, extrememos el cuidado, y si podemos bajar apoyándonos en un palo, mejor. Que nuestras botas estén bien apretadas evitando torceduras si pisamos en mal sitio


Así vamos con prudencia pasando estos vericuetos


Poco más abajo hay otro poste telefónico. Enfrente, por aquella ladera, vemos bajar, por la Cuesta la Matiella, el otro camino, procedente de Cicera por La Canal de Francos


Ahí presenta una buena caja caminera pues es la comunicación con la braña de Berés


Bajamos hacia el poste


El tramo peor parece que ya se ha pasado, el sendero se define un poco más


Vamos a volver a mirar hacia Cabañes


Vemos varias casas, que son diferentes barrios y lugares


En primer lugar a la derecha las casas de Cabañes, medio tapadas por un collado bajo las alturas de la Corona del Pando (595 m), por donde sube, zigzagueando, uno de los dos caminos que suben allí desde Allende


El otro camino sube un poco más a la izquierda, aún no lo vemos, pues lo hace por las profundidades de la garganta del río Rubejo, cerrada por la pared caliza que vemos abajo. El camino, una vez que llega a Cabañes, tiene dos opciones, o sigue la carretera local hacia las casas de Penduso, y bajo la aldea de Trascoba, a la izquierda, o desciende prados abajo a cruzar el arroyo de La Mata para luego subir de nuevo y enlazar con esa carretera antes de llegar a Pendes y bajar a Tama, Ojedo y Potes


Llegamos así al siguiente poste de teléfonos, pero el camino sigue siendo un arroyuelo que puede ser un verdadero río con lluvias y deshielos


En el poste otra flecha



Al bajar nos encontramos de nuevo con el bosque


Aquí empieza un nuevo zigzag, solo que ahora cuesta abajo


Hacia el próximo poste el camino ya no es arroyo y baja seco


Es ancho y ya está mejor marcado y dibujado


Pero volvemos a encontrarnos con algún tramo encharcado


Al bajar mejora la perspectiva hacia Cabañes


Abajo Allende, a donde se sube desde Lebeña. En medio de las casas se dividen las dos rutas a Cabañes: a la izquierda la de la garganta del Rubajo, uno de los desfiladeros laterales del de La Hermida, y a la derecha la que asciende por la boscosa falda de La Prada hasta La Corona del Pando (595 m)


Otro paso entre las rocas


El sendero baja por la arboleda


Afloramientos de roca y piedra


Llegados aquí empezaremos a ver mejor el valle


El valle ante Lebeña, un lugar en el que el desfiladero de La Hermida se abre en una preciosa vega


Primeramente veremos los prados de Maredes, con las brañas de La Torca, El Pando y los Invernales de Lebeña. A la derecha está el Picu del Valle (705 m). Un poco más arriba a su izquierda la cota más alta de La Prada (825 m), bajo El Cochizo, Ciruenzo y La Llosa; a la izquierda la graganta de Rubajo y a su izquierda el Picu Aliago (627 m) y la Peña del Encinal (615 m). Allí está localizado el Corral de los Moros, antiguo castro cántabro que dominaba las entradas a Liébana y los pasos de Los Picos. También estuvo allí el poblado de Castropeña, con su ermita y el famoso Mirador de los Moros, sobre el desfiladero y el valle


Lo que es propiamente Lebeña no podemos verlo, oculto ladera abajo, pero sí el río Deva y la carretera


Ahí se cruza el camino, que viene de la iglesia de Santa María de Lebeña, con la carretera que comunica el pueblo, un tanto apartado del santuario. A la izquierda del Deva, que asoma entre el arbolado de ribera, es el antiguo Camino de La Puente, que llega al puente de la carretera de La Hermida (N-621), lo cruza a la derecha y, haciendo un poco de "rodeo", se llega a las casas que vemos desde aquí, barrio de El Puente. Junto a la de la derecha, hacia donde cruzaremos, sube la carretera local a Allende, que nosotros no seguiremos, pues a la vez que ella y a su izquierda sube el camino antiguo, entre los árboles, por donde está señalada la ruta


Esa ruta a Allende llega a las casas del centro del pueblo, al igual que la carretera que lo enlaza con la N-621, que vemos hace más rodeo, junto al río y las vegas de El Puente, La Muela, Sobargano, Arenal, San Julián...


En medio de Allende el camino se bifurca en los ya mencionados por la garganta del Rubejo, a la izquierda, o el de La Corona del Pando, a la derecha


Ya tenemos completa la subida a Cabañes, vista como en un mapa, otro importante repecho que nos aguarda. Existe además otra posibilidad, tomar desde Lebeña el Camino Real de la Ventosa o Camino de la Concha la Cova, del que hablaremos después. Eso sí, que a nadie se le ocurra ir por la carretera de La Hermida, es sumamente peligroso para peatones y está prohibido, pues durante varios kilómetros carece de arcén y apenas hay espacio siquiera para dos vehículos


Estudiado así el panorama, proseguimos la bajada


Suelo de tierra y roca...



Flecha roja...


Curva a la izquierda


Buena bajada


Viejo empedrado


Curva a la derecha. Empezamos a ver la pronunciada falda oeste del Cuetu Torcal


Inmersos en la naturaleza de los bosques de la montaña cantábrica...


Hermoso tapiz verde...


Ahora la ladera oeste del Mesa Sin Pan


A la izquierda a lo lejos el Agero, guardián del desfiladero


Las rocas se cubren de musgo...



Sale el sol de la mañana


Mirando al sur otra mejor vista del Cuetu Torcal


Más allá asoma la Peña Ventosa con su vertiente oeste. Por abajo sube desde Lebeña el llamado Camino Viejo a Castro Cillorigo, el Camino Real de la Ventosa o de la Concha la Cova, lo que nos da una idea de la difícil orografía de las comunicaciones lebaniegas hasta la construcción de la carretera de La Hermida, abierta en 1863


Ese camino tiene un tramo complicado, al borde de un despeñadero sobre la carretera de La Hermida, justo donde mira a los mencionados picos de la Peña del Encinal y Aliago (a la derecha de la foto), por lo que no es recomendable en caso de lluvia, niebla, hielo, nieve, o si se padece de vértigo o no se tiene experiencia en rutas de montaña. Un poco más allá a la derecha en la ladera encima del Aliago, baja por Pendes el camino que viene de Cabañes y que se une al de la Cocha la Cova o Camino Real de la Ventosa pasado Cillorigo Castro, junto a las ruinas de la capilla de San Francisco, ya en el valle del Deva cerca de Tama, Ojedo y Potes


De todas maneras, lo que más nos llamará la atención más allá de los valles y serranías lebaniegas es aquella elevada línea de cumbres nevadas. Son los Puertos de Salvorón y Sierra Mediana con el Puerto de San Glorio (1.609 m), antiguo San Clovis o San Clovio, paso natural de Liébana con León y Palencia, por donde va en la actualidad la N-621 y por donde el viejo trazado caminero principal ha sido recuperado con el Camino Vadiniense, desde el que pueden seguir hacia el Camino Francés los peregrinos que deseen continuar hasta Santiago tras llegar a Santo Toribio. Destacan alturas como el Alto de la Triguera (1.896 m), El Motajal (1.979 m), Tabla Maltrota (2.027 m), Puerto de la Vega de Arriba o Collada Bragatesa (2.065 m), el Coriscáu (2.234 m), Valdeloso (2.013 m) Peña Cascajal (2.027 m), Peña Gustal (1.947 m), entre otros. Y más allá de San Glorio la muralla de cimas se extiende hacia la Peña de la Nave (1.868 m), El Boquerón (1.799 m), o el Portillo de las Yeguas (2.103 m), el Alto del Naranco (2.219 m) o el Sestil del Robadoiro (2.215 m) y Peña Prieta (2.536 m


Por San Glorio se dice pudo entrar una de las seis legiones romanas que forzaron los pasos de la cordillera durante las guerras de conquista de los años 29 al 19 a. C, que supusieron la ocupación del territorio cántabro y astur, culminando la anexión de Hispania al Imperio de Augusto


Como ya hemos contado estas altas montañas fueron la fortaleza natural tras la que se refugiaron y defendieron naturales y acogidos en tiempos de guerras e invasiones, sin duda desde la más remota noche de los tiempos y las primeras migraciones humanas de cazadores y recolectores que seguían a los rebaños por estos pasos cuando buscaban pastos según la estación, primero para su caza y luego su domesticación, naciendo el pastoreo neolítico


La defensa natural sirvió durante milenios para parapetarse detrás de ella, desde tiempos prehistóricos hasta el siglo XX, como baluarte del Frente Norte en la Guerra Civil y terreno del maquis, los últimos combatientes republicanos


Liébana, un recinto amurallado por la naturaleza que llegó a ser determinante para la historia de toda Europa... un paraje inolvidable


A la izquierda, las estribaciones de la Sierra las Cuerres, más cerca, cierran Liébana por el oeste, por allí van también los antiguos pasos naturales al valle del Nansa y los puertos cantábricos


Deteniéndonos de cuando en vez para conocer y admirar este mágico y legendario entorno lebaniego no hemos de dejar de prestar atención tampoco a donde pisamos, como no queremos olvidar


Perdemos altura rápidamente


Lo que primero subimos ahora vamos a bajar


Vuelta a la izquierda


Otro poste del Camino Lebaniego


Ya estamos deseando ver el otro camino


Bajamos un tramo más


Y por fin ya vemos abajo el otro camino que sale de Cicera


Ese camino es aquí ya más ancho y así será hasta Lebeña


Aún sigue nuestro descenso hacia él



Curva a la derecha


Seguimos  bajando un poco más


Otro pequeño trecho pedregoso


Y ya llegamos a la unión de los dos caminos


Una pista más ancha que baja de la Cuesta la Matilla


Los dos caminos ya son uno: seguimos ahora a la izquierda


La flecha y cruz roja del Camino Lebaniego nos lo indican, La concha y flecha amarillas son para quienes han hecho el recorrido al revés. Han tomado la ruta a Santo Toribio desde el Camino Francés y se dirigen a la costa para enlazar con el Camino Norte


Nos aguarda aún un largo descenso hasta Lebeña por La Torca, El Pando y El Valle



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