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martes, 11 de junio de 2019

ANTE EL LIGNUM CRUCIS EN SANTO TORIBIO DE LIÉBANA: EL MONASTERIO DEL OSO Y EL BUEY (CAMINO LEBANIEGO)

Santo Toribio de Liébana, la iglesia con la portada principal (izquierda), la Puerta del Perdón (a su derecha) y la entrada al claustro (izquierda de la foto)
Llegada al monasterio de Santo Toribio

Subiendo desde Potes por Mieses, donde los antiguos frailes tenían su granja o casería, el Camino Lebaniego llega al monasterio de Santo Toribio de Liébana, su meta, en una terraza natural al pie del mítico monte La Viorna. Así, dejando la explanada de los aparcamientos, subimos los últimos metros para llegar a él por la senda peatonal que se dirige a sus dependencias, que son básicamente iglesia, claustro y dependencias de los monjes. Es un momento muy emocionante pues es el final de un camino histórico de peregrinaciones pero puede ser el comienzo de otro, pues era costumbre llegar aquí prosiguiendo luego a Santiago. Esta prolongación es el Camino Vadiniense


La gran fachada que vemos al acercarnos corresponde a lo que fueron las celdas de los monjes, así como otras dependencias, biblioteca, farmacia... correspondería a la parte más "reciente" del conjunto monacal, construida a partir del siglo XVI y hasta el XVII, pero con grandes reformas posteriores


Si bien ya en la baja Edad Media su época de mayor esplendor terrenal había pasado, al pasar gran parte de sus tierras y dominios en Liébana al poder de los señores feudales, marqueses de Santillana y duques del Infantado, la concesión del Jubileo para veneración del Ligum Crucis, reliquia aquí custodiada, por parte del Papa Julio II en 1512 incrementó notablemente las peregrinaciones


En el Camino del monasterio vemos un gran panel informativo de este Camino Lebaniego


En él hay un gran mapa fotográfico vía satélite del Camino Lebaniego y sus variantes en los municipios de LIébana


El Camino desde Potes hacia Mieses...


Y la continuidad por uno de los ramales señalizados actualmente de la Ruta Vadiniense


Información del monasterio, su historia y entorno



La Desamortización de Bienes Eclesiásticos supuso el final de la vida monacal de más de un milenio cuando los monjes fueron definitivamente exclaustrados en 1837, lo que supuso la ruina física de todo el conjunto que, en la Guerra Civil, fue cuartel de un batallón republicano


En la posguerra, año de 1943, el párroco Don Cipriano Abad solicitó la restauración del monasterio, del que se hizo cargo el organismo Regiones Devastadas a partir de 1952, siendo nombrado ecónomo de Santo Toribio Don Desiderio, dedicado al cuidado de la reliquia del Lignum Crucis y a seguir las obras de restauración. Al acabar estas, en 1961, se estableció en el lugar una comunidad franciscana, devolviendo la vida monacal al convento, del que vemos, ahora a la izquierda, la iglesia, que viene a ser la parte más antigua que ha llegado a nuestros días


La iglesia se sabe comenzó a construirse en 1256 en estilo gótico sobre otra anterior que también habría evolucionado a lo largo del tiempo, de la que aparecieron cimientos prerrománicos, así como de un claustro románico, en unas excavaciones arqueológicas efectuadas entre 1964 y 1965. Un documento da cuenta del comienzo de las obras de construcción en ese año de 1256 en el que se solicitan limosnas para acometer la obra

"Por tanto, os exhortamos encarecidamente en el Señor, y os suplicamos que contribuyais con vuestras limosnas para la construcción de una iglesia que nuevamente se está construyendo en Liébana en honor del gloriosísimo confesor Santo Toribio"

Al mismo tiempo el obispo de Palencia concede 40 días de indulgencia para quien de limosna para esta obra


La advocación a Santo Toribio se estableció hacia el año 1181, según consta en la documentación existente, pues hasta entonces y desde su primitiva fundación estaba dedicada a San Martín de Turieno. La devoción a Santo Toribio era ya entonces muy importante en Liébana, encontrándose documentos donde era un nombre de persona bastante común. El asunto es que podría referirse a dos Toribios vinculados, por tradición, leyenda o realidad, con este enclave. Uno sería Santo Toribio de Astorga, pues el que se considera trozo del brazo de la Cruz de Cristo o Lignum Crucis debió de venir con las reliquias de este santo cuando, en el siglo VIII, muchos mozárabes huidos del sur se acogieron a la protección de las montañas que cierran los valles lebaniegos, baluarte natural del naciente Reino de Asturias, trayendo con ellos libros y reliquias, así como todo su bagaje cultural, político y religioso


Santo Toribio de Astorga habría a su vez traído el Lignum Crucis a su diócesis astorgana, la antigua capital astur de Astúrica-Augusta, donde nació se supone hacia el año 402 (otros dicen que en Betanzos), tras una peregrinación a Jerusalén que, para hacerla, vendió primeramente todos sus bienes. En la Ciudad Santa llegó a ser muy apreciado por el patriarca Juvenal, que le nombraría sacristán mayor de la iglesia del Santo Sepulcro. No están claras las circunstancias por las que el astorgano se hizo con ese pedazo de la cruz donde se aseguraba había sido crucificado Jesús, una tradición afirma que se la dio el propio Juvenal al partir de regreso y en agradecimiento a sus servicios, otra para librarla de las iras de una invasión


Al regresar a su tierra pasó primeramente por Roma, siendo recibido por el Papa León I Magno y nombrado archidiácono de Tui, donde sería ordenado sacerdote. Luego, en el año 444 pasó a ser obispo de su ciudad natal, Astorga, donde batalló contra el priscilianismo, considerado herejía, y que con la decadencia y caída de Roma Resurgía en el noroeste peninsular. Santo Toribio confiscó los libros de la doctrina de Prisciliano y escribió al Papa su carta Comminiotorum enumerando los errores de los libros apócrifos y el Libellus contra el priscilianismo. León I le aconsejó celebrar un concilio en Toledo o un sínodo de obispos galaicos. No hay constancia que se celebrase pero algunos investigadores le ponen la fecha del año 447 y su idea era excomulgar a los prelados que no condenasen esa herejía, la cual debía de tener muchos adeptos pues las iras del pueblo y del clero astorgano le obligaron a refugiarse volviendo a Tui. Se dice en este contexto que sus prédicas antipriscilianistas le llevaron a Palencia, donde fue apedreado y hubo de escapar, suceso recordado con una romería en la actualidad


Algo más tarde sufriría también las persecuciones del rey visigodo Teodorico II, quien saqueó Astorga en el año 459, habiendo de refugiarse en Asturias, en el Monsacro, donde pervive su memoria, pues la tradición quiere que guardase allí muchas más de las reliquias traídas por él de Jerusalén, la cuales, al ser llevadas tiempo después al templo de San Salvador en los tiempos de la fundación de Oviedo reinando Fruela, harían de la nombrada capital de sus reinos por Alfonso II el Casto también un gran centro de peregrinación medieval del  que partirían, además, las primeras peregrinaciones a Santiago conocidas como tales

 Vuelta a atacar Astorga en 569 por Leovigildo, y al no aparecer como muerto ni exiliado en aquel desastre, da a pensar que entonces ya habría fallecido, si bien otros retrasan esa fecha hasta 476. Más adelante, tras la conversión de Recaredo, y siendo el catolicismo ya oficial, se venera en Astorga al santo obispo, habiendo de ser trasladado a lugar más seguro por sus fieles, junto con el Lignum Crucis, huyendo de los conflictos del siglo VIII con el fin del reino visigodo, la expansión omeya y el nacimiento del emirato de Córdoba, si bien otras crónicas retrasan este suceso hasta el siglo XII


Por otro lado, en el monte La Viorna, se dice habitó otro eremita, de nombre Toribio, que lleva a confusión con Santo Toribio de Astorga; sería este Santo Toribio de Palencia, quien viviría en la siguiente centuria (siglo VI) y al que el Cronicón de Hauberto Hispalense hace nacer en Turenao, que sería el actual Turieno, pueblo situado justo al pie del monasterio y se habría hecho monje benedictino que, buscando la soledad de la montaña, se retiró como ermitaño a la llamada Cueva Santa, tal y como dicen las crónicas

"queriendo pelear con el enemigo a solas, subiose a lo alto del monte y en parte muy escondida del, labró una pequeña ermita, donde con mucha abstinencia, disciplina, continua oración y lágrimas llegó a tanta perfección, que alcanzó de Dios singulares favores (...)"

La versión de Sandoval, cronista de la orden benedictina, hace de este otro Santo Toribio monje palentino, de Tierra de Campos (antes Campos Góticos y antes aún Campos Galaicos) de ahí su nombre, quien vendría a esta serranía a hacer vida monástica con sus compañeros Tolobedo, Synobio, Eusebio, Ensóstomo y Yotazo, quienes fundarían un pequeño primer cenobio, retirándose luego el santo a hacer vida apartada en la Santa Cueva, donde al decir de la tradición Santo Toribio lanzó su bastón diciendo "allí donde caiga mi cayada allí será mi morada", Concretamente se dice lo arrojó dos veces, la primera lo recogió y lo volvió a lanzar, ayudándole en la construcción un buey y un oso, legendaria fundación del monasterio de San Martín de Turieno, luego Santo Toribio de Liébana. Si bien siempre existe confusión entre ambos santos del mismo nombre, los toribios


Toda leyenda tiene un trasfondo real, los restos de Santo Toribio de Astorga fueron traídos por aquellos mozárabes refugiados que, siendo protagonistas de la repoblación de la comarca lebaniega, sin duda estuvieron detrás de la consagración de los numerosos cenobios, hasta más de 20, creados en aquel tiempo. Por otro lado la historia de Santo Toribio de Palencia guarda reminiscencias de las primerísimas comunidades cristianas que llegarían a Liébana, monjes ascetas retirados en cuevas, tal vez anteriores lugares de culto cristiano, que pronto se transformarían en comunidades monacales, pequeñas al principio, pero que andando los años crecerían. Asi este comenzaría su expansión en Liébana al anexionarse el de San Pedro de Viñón en el año 828

Pasamos así frente al arco de medio punto de la entrada exterior a las dependencias conventuales, actualmente centro de información


En lo alto el escudo de España...


Figura la fecha de 1614, año de construcción, sin duda de remate de las obras, de este gran edificio. Arriba símbolos episcopales, parecen hacer referencia al obispo Santo Toribio, con su mitra, báculo y la caja con sus reliquias y, sobre ella, el Lignum Crucis


Parece que durante un tiempo, según se entresaca de los escritos conservados, el monasterio era llamado de San Martín y de Santo Toribio obispo (Sancto Martino vel Sancto Toribio episcopo en 1125), para predominar luego definitivamente el segundo. En el siglo XI comenzaría su larga decadencia al ser entregado por el rey Alfonso VIII a los condes de Gormaz don Gómez y doña Emilia que, al quedar esta viuda, dona en 1183 en ya conocido como Santo Toribio de Liébana al convento burgalés de San Salvador de Oña, perdiendo su independencia, lo que devino en pleitos al ir perdiendo propiedades. Superada esa dura fase pudo al menos beneficiarse de los privilegios concedidos por los reyes castellanos al de Oña, tal y como nos explica Karen Mazarrasa en Catálogo Monumental de Liébana


A partir del siglo XIII, cuando se construye la actual iglesia, Santo Toribio cambia el sistema de explotación de sus tierras de siervos a arrendatarios libres, lo que fue haciéndole ir dejando otros cenobios lebaniegos que de él dependían como San Vicente de Potes o Santiago de Colio. Una centuria después un abad, llamado también precisamente Toribio, registra en libro cartulario las propiedades y, fomentando la creencia en las reliquias, manda hacer una talla en madera del santo astorgano, la cual pronto veremos. Arrancaban también los problemas con el concejo de Potes que se prolongarían durante siglos, llegando a prohibrirse a los frailes bajar a vender vino a la villa o negarse estos a llevar el Lignum Crucis en procesión a la iglesia de San Vicente, siendo obligados a ello por el abad de Oña. En 1328 Alfonso XI concede a los monjes recaudar limosna para su mantenimiento, existiendo ya entonces un Hospital de San Lázaro donde acudían muchos enfermos buscando curación a sus dolencias en contacto con las reliquias aquí adoradas


La devoción por las reliquias de Santo Toribio y sobre todas ellas el Lignum Crucis hizo que ya se realizasen peregrinaciones desde antiguo, e incluso que hubiese un Jubileo Lebaniego desde tiempos remotos, si bien de un solo día, el 16 de abril, Santo Toribio. salvo que cayese en domingo, que sería semanal. En 1507, un problema a causa de este Jubileo semanal con las diócesis de Asturias, León, Astorga y Burgos, hizo que los frailes planteasen el caso al Papa Julio II, quien nombra jueces a los abades de Oña, Sahagún y San Vicente de Oviedo, dictando el primero Alfonso Lamadrid, sentencia favorable de autenticidad manifestando que así es costumbre hacerlo desde "tiempo inmemorial" y que así está ratificado en "libros antiquísimos". Es entonces cuando Julio II reafirma oficialmente esta autenticidad el 23 de septiembre de 1512, siendo confirmada un año después por León X. En 1967 Pablo VI amplía el Jubileo a un año entero

A la derecha la puerta de la actual tienda del monasterio


Aquí está seguidamente la entrada al claustro, acabado en 1671, pero vamos a ver primero la iglesia, que conserva la estética gótica de la sobriedad cisterciense pese a haber sido seriamente reformada desde su consagración. Está construida en mampostería y dispone de tres ábsides poligonales, uno de los cuales, el de la derecha, está ahora oculto en esta entrada al claustro


Los ábsides, dos pequeños y el central mayor, tienen ventanucos que dan luz a los altares del interior. Apenas presentan filigranas decorativas


Los tres ábsides son equivalentes a otras tantas naves. A los pies hay un gran torreón con enorme contrafuerte


Llaman mucho la atención las portadas, son de arco de medio punto. Se piensa, aunque no con total seguridad, que proceden de una iglesia anterior románica


La de la izquierda vendría a ser la principal mientras que la derecha es la Puerta del Perdón, que se abre en los años jubilares y es por donde entrarían, siguiendo el ritual, los peregrinos, pues está vinculada al otorgamiento de las indulgencias. Es otra muestra palpable de la tradición jubilar lebaniega desde el "tiempo inmemorial" que reseñan los "libros viejísimos"


Verdaderamente, si nos fijamos en ella los arcos, que descansan en tres columnas a cada lado con sus basas, fustes y capiteles, tienden a ser apuntados, lo que podría ser una transición del románico al gótico, si bien para otros se trata de una construcción del siglo XV ó XVI arcaizante, que imitaría el románico pero no habría sido hecha en su periodo de esplendor


Los elementos pétreos de la Puerta del Perdón son lisos y casi carecen de decoración. Esta puerta se abre con el ritual de tres golpes con martillo de plata hacia las 11 de la mañana del día señalado, y permanece abierta durante el Año Jubilar Lebaniego para la entrada de los crucenos, en ceremonia normalmente presidida por el obispo de Santander


Solamente en el fuste exterior de la derecha aparece la Santa Cruz, el Lignum Crucis, cincelada en la piedra, otro motivo alusivo a las peregrinaciones de los crucenos o devotos del trozo de la Cruz  de Cristo llegado con las reliquias de Santo Toribio de Astorga


La puerta, de extraordinaria belleza, es contemporánea, con imágenes en broce obra del escultor y escritor Pereda de la Reguera que representan al Lignum Crucis y a los 15 santos lebaniegos


La Cruz es concretamente la de plata, hecha en 1679 en un taller vallisoletano, para albergar en su interior el trozo de madera de la crucifixión


Santo Toribio...


Tholobeo


Justo...


Sinobi y Opila...


Bajo Opila Propendio


Nonnita


Euxóstomo


Eusebio y sobre él Caradoro...


Opazo


Heterio


Beato...


Alrededor de todo, estrellas...


Vamos a pasar ahora a la portada principal, de mayor tamaño, sita a su izquierda


Son también arcos de medio punto con tres columnas a cada lado


Son de medio punto pero el montante más interior de la puerta apunta a una forma ojival, formalmente gótica. Aquí los capiteles si están profusamente decorados, no así el resto del conjunto


Estos son los de la izquierda, lamentablemente la erosión y los muchos años de abandono han gastado totalmente todos los detalles


Se aprecian figuras humanas, animales alegóricos, pero apenas se aprecian rasgos al estar borradas las caras. Aquí se ven dos de estas caras en medio de un escudo en el que se distinguen las Llaves de San Pedro


Un ave de muy detallado y gran plumaje, de enormes alas, parece ser un águila... aunque lo usual en la simbología religiosa de la época es que fuese una paloma, emblema de las almas, entre otros significados


Vamos a ver los de la izquierda


Estos capiteles están en una situación muy parecida a la anterior


Alguna cara muy deteriorada y, al lado, lo que parecen racimos de uvas, tan abundantes en Liébana y más en aquel tiempo, así como tal vez hojas de vid



Y aquí, bien visible y mirando al exterior, de nuevo la Cruz...


Traspasamos el umbral y accedemos al interior, admirando la grandiosa estructura gótica de tres naves de tres tramos, con sus bóvedas... y al fondo sendos ábsides


Según entramos tomamos como referencia la nave o lado de la epístola, al entrar, el derecho, para dirigirnos hacia los altares de los ábsides. Retablos, capillas y demás mobiliario, objetos y enseres desaparecieron como consecuencia de los años de abandono. A la derecha la Puerta del Perdón


La que únicamente se abre en Año Jubilar...


En el interior la sobriedad muestra también los ideales austeros cistercienses, pues cuesta encontrar más ornamentación en la piedra que las formas puramente arquitectónicas de columnas, arcos góticos, capiteles, bóvedas con su nervadura. La Orden del Císter fue la gran reformadora de los benedictinos. Ya la propia regla de San Benito buscaba compatibilizar el ascetismo monacal y la liturgia con el trabajo manual, rechazando la ociosidad. Los cistercienses gustaban establecerse en lugares apartados y roedados de una naturaleza casi selvática, pero a la vez cercanos a caminos principales, como es este el caso, por lo que en la baja Edad Media fueron sustituyendo aquí a sus antecesores benedictinos


Dado que hemos tomado el lado de la Epístola como referencia vamos a empezar viendo este ábside lateral derecho


Es la capilla del Santísimo


Aquí tenemos un arca santa o caja de las reliquias, pues además del Lignum Crucis y los restos de Santo Toribio en el monasterio se albergaron otros muchos objetos sagrados que fueron inventariados hacia el año 1600 o 1601 por el historiador eclesiástico Fray Purdencio de Sandoval


Hay también una imagen de Nuestra Señora de los Ángeles, del siglo XVI, en madera no policromada y procedente de la capilla de este nombre, una de las existentes en la montaña en torno al monasterio, de la que se conservan cimientos


Las columnas de las esquinas de este ábside poligonal tienen capiteles con caras humanas. Las vidrieras actuales son obra del maestro vidriero Tomás Saiz Castillo


Estas representan motivos de sogueado, muy frecuentes en el arte prerrománico, mozárabe y otros. Dan sensaciones de movimiento y, como todo elemento repetitivo, transmite idea de infinito y eternidad


Ahora pasamos al altar mayor en el gran ábside central. Arriba hay sí hay dos capiteles historiados que muestran dos figuras muy emblemáticas en este lugar: un oso y un buey


El oso

Las representaciones de animales, salvajes y domésticos, no son para nada inusuales en el arte medieval, y en los monasterios e iglesias de montañas especialmente. Solían simbolizar elementos de la doctrina como pecados y castigos, pensados, como toda la iconografía, para transmitir las creencias a una población que, mayoritariamente, no sabía leer, cumpliendo una función similar a nuestros actuales iconos


El buey

No se sabe si representan una leyenda sobre la fundación del cenobio, o si la leyenda nació a raíz de ellos, y de la que existen dos versiones

-Una dice que el legendario Santo Toribio fundador no encontró apoyo entre la población para construir el santuario y, restirándose a meditar al bosque, se topó con un buey y un oso en plena pelea, a las cuales amansó milagrosamente, domesticándolos y valiéndose de ellos para transportar las piedras con las que levantar el templo primigenio

-Otra versión cuenta que Santo Toribio tenía un buey para ayudarle con la carga de la obra, el cual murió cuando un oso salió del bosque y lo atacó. El santo lo amansó con protección divina y el oso ocupó el lugar del buey en estas tareas...


Preside el altar mayor un icono de Cristo Crucificado del año 2006


 Las vidrieras en este ábside muestran a los lados, sendos sogueados


Y en medio las letras Alfa y Omega, la primera y última del alfabeto griego (το 'Αλφα και το Ωμέγα), en una iconografía similar a la de los beatos o Comentario al Apocalipsis de Beato de Liébana, figura fundamental para la historia europea y determinante en la Edad Media, quien escribió y ejerció en este monasterio lebaniego


Alfa y Omega es el apelativo de Jesús en el Apocalipsis, refiriéndose a que antes de Dios no había ninguno y posteriormente no lo habrá tampoco...

"Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último"


Aquí pasamos al ábside lateral izquierdo, el del lado del Evangelio, cuyo ventanuco, que da al claustro, no tiene vidriera y parece cegado


Aquí está la talla yacente idealizada de Santo Toribio de Astorga


Es del siglo XIV y como hemos dicho fue mandada hacer por el prior del mismo nombre impulsor del culto al santo y a sus reliquias. Aparece el santo con su hábito episcopal y es por primera vez mencionada en un escrito del año 1316


Es de madera de olmo de Burgos y lo que queda de su policromía es la original. No es que esté corroída por la carcoma, es que existía la costumbre de arrancar astillas como amuleto...


Recorremos así ahora la nave del lado del Evangelio


Aquí está la capilla del Lignum Crucis, construida en el siglo XVIII para albergar esta reliquia fundamental en la historia lebaniega que, no obstante la tradición de haber venido con las reliquias de Santo Toribio de Astorga, no se constata documentalmente en este monasterio hasta el inventario de 1316

Había antaño un espacio a ello dedicado llamado la Cámara Santa que en 1675 aparece descrita como "cámara santa viexa". La referencia a su antigüedad da noticia de su estado, por lo que se decide construir otra nueva pese a que el convento languidecía falto de recursos, por lo que los religiosos recaudan limosnas por toda España con este fin, al menos hasta 1709


Mecenas de la obra sería Francisco Gómez de Otero y Cossío, natural del vecino pueblo de Turieno, provisor del Obispado de Mondoñedo, visitador del de León e inquisidor del de Navarra, entre otros muchos cargos pues en 1703 era arzobispo de Bogotá, quien aportaría 12.000 pesos. La traza de la nueva capilla, estaría a cargo del monje Pedro Martínez de Cardeña, monje benedictino del convento burgalés de este nombre, seguidor del vitruvianismo arquitectónico, corriente que rechazaba los escesos decorativos del barroco y prefería los elementos constructivos de este arte a sus sobrecargadas filigranas


El maestro Plaza acometió las labores constructivas, ya en marcha en 1701. La capilla tiene un cuerpo rectangular de tres tramos iguales con una cúpula sobre pechinas que forma un cimborrio octogonal, cuya decoración, al igual que la de toda la capilla, es del asturiano Francisco de Borja. Los trabajos se supone finalizan en 1709 que es cuando se sabe acaba la petición de limosnas, para lo que los frailes nombraron administradores

Los motivos decorativos se basan en escenas de la Pasión de Cristo, relacionadas con la crucifixión y por lo tanto con la reliquia aquí custodiada

A la izquierda está el cenotafio o monumento funerario con la estatua orante de Don Francisco Gómez de Otero y Cossío (que no está aquí enterrado). También es obra de Francisco de Borja


Esta capilla se sostiene sobre grandes pilastras angulares de arcos de medio punto, en cuya linterna octogonal aparecen relieves de los cuatro evangelistas entre guirnaldas ovaladas y la profusa, aquí sí, ornamentación barroca, representando águilas picando uvas y frutos, símbolos de gracia y eucaristía, más los símbolos de la Pasión como la corona de espinas, la columna y el látigo de los azotes, el martillo, las tenazas y la escalera del Desenclavo y Descendimiento, o la Lanza de Longinos, así como relieves de Santo Toribio, San Benito y San íñigo. Tiene también entrada por el claustro y en el zócalo se leen frases vinculadas a la veneración del Lignum Crucis como:

Ecce Lignum Vitae (He aquí el Leño de la Vida)
Ecce Vexillum Redempnis (He aquí el Estandarte de nuestra Redención)
Ecce Baculum David (He aquí el Báculo de David)
Ecce Virga Mosyl (He aquí la Vara de Moisés)
Ecce Scala Coeli (Esta es la Escalera del Cielo)
Ecce Arca Noe (Este es el Arca de Noé


Al fondo, en un tramo más bajo, se hizo en 1705 un templete o sagrario para guardar el trozo de la Cruz, de forma octogonal en dos cuerpos de madera dorada, hecha sobre un altar de piedra y rematada por una estatuilla de Santo Toribio


 La reliquia está en su interior, entre representaciones de ángeles y de los Padres de la Iglesia


El Lignum Crucis, que se considera parte del brazo izquierdo de la cruz de la crucifixión de Jesús, en tiempos pasados fue serrado para darle forma precisamente de cruz, siendo encajado en un estuche también con esta forma ya en el siglo XIV, hecho en plata. La noticia del serrado del madero nos la proporciona también el cronista de los benedictinos Prudencio de Sandoval, cuando a mediados del siglo XVI escribe de él que corresponde...

"al brazo izquierdo de la Santa Cruz, que Santa Elena dejó en Jerusalén cuando descubrió las cruces de Cristo y los ladrones. Está cerrada y puesta en modo de Cruz, quedando entero el agujero sagrado donde clavaron la mano de Cristo"



Aquel relicario fue reformado varias veces. En 1678 se sabe que la reliquia estaba guardada en una caja con funda dentro de la Cámara Santa con los restos de Santo Toribio y otras reliquias. El actual es del año 1679 y obra de un taller vallisoletano, es de plata dorada con flordelisados de tradición gótica


En 1801 se reformaron los adornos, muy gastados, haciéndose nuevas piezas de ornato para sustituir a las que habían desaparecido y se hizo una limpieza con el maestro dorador y platero Vito Antonio Ferrari, de Salerno (Italia)


En 1906 hubo otra tarea de reparación con el maestro platero y dorador Ángel Janarelli y Trócoli, añadiéndose elementos y soldándose otros, dorándose el conjunto. Tras ser llevado en la Guerra Civil y recuperado, Don Desiderio se desvive por el monasterio y su refundación, así como por esta reliquia. En 1958 de realizan cuatro aberturas en cada parte de la cruz para que pueda verse la madera. Un año antes Liébana pasa de depender  en lo eclesiástico de la diócesis de León a la de Santader


Las últimas intervenciones en la cruz son del año 1972, cuando se pone un cristal permite ver el interior pero impidiendo el contacto directo con el exterior


La tradición histórica afirma que Helena, madre del emperador Constantino que declaró al cristianismo religión oficial del Imperio Romano, habría visitado Jerusalén entre los años 325 y 327, sería quien hallase los fragmentos de la Cruz, tal y como narrarían varios cronistas como Gelasio en Historia de la Iglesia hacia el año 380

"Alrededor del mismo período, Elena, la madre de Constantino, una mujer incomparable por fe, religiosidad, inigualable grandeza moral, se fue de viaje (...) a Jerusalén y allí se informó entre sus habitantes acerca del lugar en el que el cuerpo de Jesús había sido clavado a la cruz. Este lugar era muy difícil de individuar porque los primeros perseguidores habían erigido allí una estatua a Venus, ya que, cuando un cristiano quería venerar a Cristo en aquel lugar, parecía que rendía culto a Venus. Por esta razón, aquel lugar era poco frecuentado y casi había caído en el olvido. Pero cuando, como se decía, la pía mujer se dirigió al lugar que le había sido indicado por una señal celestial, hizo derribar cuanto había de vergonzoso y penoso y removió la construcción hasta lo profundo"


Independientemente de la discutida veracidad histórica de las narraciones, esto habría sido inmediatamente después del Concilio de Nicea, que versó sobre acuciantes discusiones teológicas en el seno de la Iglesia, como la naturaleza de Cristo como Hijo de Dios y su relación con el padre, declarando al arrianismo, que afirmaba que Jesús era hombre adoptado por Dios, herejía desviada de la ortodoxia. Algo que reaparecerá después en tiempos de Beato de Liébana con el adopcionismo


Fueron halladas las cruces de Jesús y los ladrones, para distinguirlas fue fundamental descubrir las señales de los clavos en la madera, dado que según el Evangelio de Juan solo Cristo fue clavado en ella. Un titulus y una curación milagrosa formaron parte, siempre según los cronistas, de aquella averiguación


La invasión persa de Cosroes II en 613 de los territorios bizantinos en los que estaba integrada Palestina llevó al obispo de Jerusalén deportado con las reliquias de la Cruz a Ctesifonte, cerca de Bagdag, lo que provocó  gran indignación, consiguiendo el emperador Heraclio recuperarla, llevándola a Constantinopla y reedificando la iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén. En el año 638 cae en manos de los árabes que conquistan Jerusalén y esta es recuperada por los cruzados siglos después. Custodiada por la Orden del Temple vuelve a caer en manos musulmanas tras la victoria de Saladino en la batalla de Hattin en 1187, siendo más tarde reclamada infructuosamente por Jaime II de Aragón al sultán Muhammad An-Nasir en varias embajadas entre los años 1300 y 1306


De la Santa Cruz como tal se pierde a partir de entonces toda noticia, pero no así de sus fragmentos, de los que se sabe andaban ya repartidos en el siglo IV en numerosos lugares, atendiendo evidentemente a la tradición piadosa, independientemente, recalcamos, de la veracidad histórica de cada caso


En en caso del Lignum Crucis de Santo Toribio sí podemos decir que en 1958 se hizo un estudio del leño y el resultado fue que se trata de madera del árbol conífera Cupressi Sempervivens (ciprés común o ciprés mediterráneo), especie muy abundante en Palestina y cuya cronología sería de unos 2.000 años, por lo que, independientemente de cuestiones de fé, coincide con la tradición de su procedencia y antigüedad, al menos en estos aspectos. Las medidas son 635 mm en el palo vertical y 393 en el travesaño, mayor que el el que guarda en El Vaticano


En 1181 se fundó la cofradía "in domo Sancti Turibii" por parte de los obispos Juan de León, Raimundo de Palencia, Martín de Burgos y Rodrigo de Oviedo, siendo la primera vez que se llama a este cenobio sólo con el nombre de Santo Toribio. Tenía un sacerdote que oficiaba misas diarias por los cofrades vivos y fallecidos. La cuota consistía en una medida de cebada y un denario, recibiendo a cambio cuarenta días de indulgencias. Seis de los cofrades se comprometen a ir la procesión del Lignum Crucis todos los viernes y el día de la fiesta de la Santa Cruz, el 3 de mayo, portando el palio y la luminaria. Desde el siglo XVI con el incremento de las peregrinaciones pasa a llamarse de la Santa Cruz, celebrándose sus ocho siglos de existencia en 1981


Una costumbre popular es La Vez, voto o promesa por el que dos hombres de cada pueblo de Liébana, saliendo de noche y en ayunas de casa, caminaban de noche, a veces descalzos, para llegar al monasterio al amanecer según un turno o vez para cada lugar o valle


Tras conocer un poco más la historia del venerado Lignum Crucis, seguimos recorriendo esta iglesia por el lado del Evangelio


No nos perdemos detalle, incluso en las vidrieras, modernas pero muy bellas y con alusiones a la historia del lugar


El Cordero, símbolo también de Cristo,el Agnus Dei, en el Evangelio de Juan el "Cordero de Dios que quita el pecado del mundo", apelación a su sacrificio. Aparece así en el episodio del Bautismo de Jesús por San Juan el Bautista:

"Y le preguntaron: «¿Por qué, pues, bautizas, si no eres tú el Cristo ni Elías ni el profeta?» Juan les respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está uno a quien no conocéis, que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle la correa de su sandalia.» Esto ocurrió en Betania, al otro lado del Jordán, donde estaba Juan bautizando.

Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: «He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es por quien yo dije: Detrás de mí viene un hombre, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo. Y yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua para que él sea manifestado a Israel.»
Y Juan dio testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre él. Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: "Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo." Y yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de Dios.» 
Al día siguiente, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. Fijándose en Jesús que pasaba, dice: «He ahí el Cordero de Dios.» Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús"


Y en el Apocalipsis de San Juan que comentaría e iluminaría Beato y tras él infinidad de copistas, y en el que se basan estas vidrieras...

"Entonces vi, de pie, en medio del trono y de los cuatro Vivientes y de los Ancianos, un Cordero, como degollado; tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios, enviados a toda la tierra. Y se acercó y tomó el libro de la mano derecha del que está sentado en el trono. Cuando lo tomó, los cuatro Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron delante del Cordero. Tenía cada uno una cítara y copas de oro llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos. Y cantan un cántico nuevo diciendo: «Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos porque fuiste degollado y compraste para Dios con tu sangre hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un Reino de Sacerdotes, y reinan sobre la tierra.» Y en la visión oí la voz de una multitud de Ángeles alrededor del trono, de los Vivientes y de los Ancianos. Su número era miríadas de miríadas y millares de millares, y decían con fuerte voz: «Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.» Y toda criatura, del cielo, de la tierra, de debajo de la tierra y del mar, y todo lo que hay en ellos, oí que respondían: «Al que está sentado en el trono y al Cordero, alabanza, honor, gloria y potencia por los siglos de los siglos.» Y los cuatro Vivientes decían: «Amén»; y los Ancianos se postraron para adorar"


 Llegamos así al otro extremo del edificio eclesial, el que pega con la gran torre


Aquí hay una pequeña puerta cegada que comunicaría en tiempos con el claustro


La pila bautismal es del siglo XVII ó XVIII


Una puerta comunica con otras dependencias monacales


El órgano es del año 1954


Vemos más vidrieras


Tocando un instrumento de la época...


El órgano...



Y así volvemos por donde hemos venido...


La Porta Coeli, sensación de traspasar la puerta de la Casa de Dios... nada escapaba, ningún detalle, a los arquitectos de antaño...


Bajo una nueva representación más del Lignum Crucis, esencia de Santo Toribio, esencia de Liébana y del Camino Lebaniego


Salimos al exterior. En el archivo fotográfico que precedió a la restauración de los años 50 se aprecia que las entradas al santuario por estas portadas habían quedado cegadas parcialmente por un desprendimiento o argayu de la montaña


A partir de entonces toda esta explanada ha sido acondicionada. Si subimos por la escalera veremos el gran contrafuerte de la torre


Arriba, en otra pequeña explanada, un monolito con el Lignum Crucis es obra también de aquella restauración


Justo detrás una fuente


El muro de piedra hace de contención del monte


La fuente de piedra. este lugar, relativamente apartado de la gran explanada, suele estar a la umbría y en él descansan a veces los peregrinos cuando castiga el intenso sol, máxime si recuperan fuerzas para continuar camino por la Ruta Vadiniense


El gran torreón , su contrafuerte y su óculo


Volvemos a la gran explanada de Santo Toribio, pasando de nuevo ante las portada de la iglesia


La Puerta del Perdón...


Los ábsides que dan al exterior...


Y vamos ahora al claustro...


Al claustro se accede por estos arcos apuntados. Por el de la izquierda se va directamente hacia él


Por el de la derecha veremos primeramente un gran mural esculpido en piedra


Es la obra San Beato y Santos de Liébana en el Año Santo 1972-1973 de los Hermanos Gómez Cuétara


Una placa nos lo dice...


No se sabe el año de nacimiento de Beato si bien se supone que en torno al año 730, ni tampoco de su lugar de nacimiento, unos dicen que era natural de Liébana y que habría entrado en contacto con los refugiados cristianos del sur que habrían traído consigo sus libros, reliquias e ideas religiosas y políticas, otros que él era uno de esos refugiados, procedente de Toledo, o incluso de Andalucía. Independientemente de eso ejercía su misión en el monasterio de San Martín de Turieno, que siglos después pasaría a ser de Santo Toribio de Liébana, fundado según la tradición por Santo Toribio de Palencia en el siglo VI, buscando en el monte La Viorna retiro eremítico, y donde posteriormente los huidos del sur se acogerían al amparo de estas montañas en el naciente Asturorum Regnum, trayendo las reliquias de Santo Toribio de Astorga, luchador contra los priscilianistas en el siglo V, entre ellas es Lignum Crucis o brazo de la Cruz de Cristo, depositada en el monasterio y que sería origen de las peregrinaciones a estos lugares


Aparte de ello, lo que es bien cierto es que llegó a tener prontamente una gran erudición teológica y política (de aquella política y religión eran plenamente una misma cosa), lo que le haría estar presente en la corte asturiana, preceptor y confesor de Adosinda, hija de Alfonso I, primer repoblador de Liébana. Adosinda como hija de rey tenía la facultad de hacer rey a quien se casase con ella, y eso pasó con Silo, con quien se casó y reinó en Pravia. No tienen descendencia y, siendo además la corona electiva entre la nobleza palaciega, estipulan que tras ellos reine Alfonso (luego Alfonso II El Casto), hijo del rey Fruela asesinado años atrás en Cangas de Onís, y así sucede al morir Silo en 783, pero uno de aquellos nobles se opone, Mauregato, quien da lo que hoy llamamos un "golpe de estado", depone a Alfonso, que se refugia en tierras vascas, y se fuerza al retiro espiritual de Adosinda, a cuya toma de hábitos asiste también Beato


En aquellos tiempos debía ser un verdadero ideólogo del reino y su Iglesia, protegido por los reyes asturianos planta cara al adopcionismo de la Iglesia de Hispania que, dentro del dominio musulmán, seguía teniendo su sede en Toledo para todo lo que había sido el Reino de Toledo. El adopcionismo, que se extendía tambíén hacia Asturias y el Reino Franco, podía ser un verdadero problema en aquel momento: el obispo toledano Elipando, con grandes seguidores como Félix de Urgel, recuperaba la idea del arrianismo de presentar a Cristo como hijo adoptivo de Dios, lo que en aquel momento era un indudable acercamiento al islam, que cree en Jesús como profeta, pero no como Mesías


Dentro de ese contexto nace su obra cumbre, determinante para la historia Europa, es el  famoso  Comentario al Apocalipsis (Commentarium in Apocalypsin), escrito parece ser en dos redacciones, una en el año 776 y otra en el 786, cuando batallaba contra los adopcionistas. En él comenta e ilustra el hermético Apocalipsis de Juan de una manera tan directa para la mentalidad altomedieval que pronto se convierte en un best-seller que se copiará por amanuenses de toda Europa, normalmente ilustrados con imágenes que harán nacer todo un estilo artístico-literario cumbre en la historia de la humanidad, el de los Beatos


Beato de Liébana la dedicó a Eterio de Osma, obispo del actual Burgo de Osma (Soria) que, como otros cristianos del sur, buscó refugio en Liébana ante los episodios que pusieron fin al Reino Visigodo de Toledo y extendieron el Califato Omeya por la Península. Existía la creencia, no formalmente aceptada por la Iglesia pero tampoco descartada, que en el entonces cercano año 800 podría llegar el fin del mundo, la Parusía o segunda venida de Cristo, pues existía la creencia de que en la Biblia, los periodos de los siete días de la Creación, equivalían cada uno a un siglo, lo que al parar en el séptimo día la cuenta, se suponía que al octavo, año 800 después de Cristo, llegaría el final


Esa verdadera alegoría del fin del mundo llegaba en un momento en el que tal parecía que podría producirse, al menos el de la cristiandad, por lo que los reinos cristianos, sobreviviendo a duras penas en un espacio cada vez más reducido buscaban desesperadamente hacer un frente común contra  las amenazas e invasiones que literalmente parecían querer "tragárselos": árabes y sus aliados por el sur, magiares por el este, y al norte, nuevos quebrantos empiezan a salir de los neblinosos fiordos escandinavos: los vikingos. Nada más los dominios de Carlomagno, soñando recuperar el Imperio Romano de Occidente, parecen garantizar un poder duradero ante nuevos y viejos enemigos


De Beato de Liébana y sus Comentarios al Apocalipsis, de su premonición sobre el culto a Santiago, y de la tremenda y apasionada lucha contra el adopcionismo hablamos largo y tendido en la exposición permanente a él dedicada en la Torre del Infantado de Potes, la cual estimamos verdaderamente aconsejable visitar para luego comprender todo lo que es el Camino Lebaniego  y es este monasterio y lo que significa en toda su dimensión


Aquí vemos "el tercer ábside", el del otro lado del altar, oculto al exterior al estar encajado en este zaguán de ingreso al claustro conventual




La portada, de arco de medio punto, es de inspiración gótica, y sin decoración alguna


Al lado unas placas de la Cofradía de la Santísima Cruz agradecen sus desvelos al sacerdote Don Desiderio Gómez Señas y su labor de recuperación del monasterio y sus reliquias, fallecido en 2007


Hora es ya pues de entrar al claustro...


Subimos las escaleras...


Y ya estamos en el claustro, alrededor de su patio central...


Este claustro se construyó en el siglo XVII dentro de una estética clasicista muy austera en la que, como en el resto del monasterio, predominan más los elementos arquitectónicos que las filigranas decorativas. Es una construcción cuadrangular a dos niveles inspirada en el estilo herreriana. Abajo se dispone un corredor de arcos de medio punto que sostiene un primer piso de pequeñas ventanas cuadradas. Se sabe fue obra del maestro de cantería Juan de Estadilla Riba, quien lo remató en 1671


En estos pasillos deambulatorio hay una exposición permanente dedicada a la historia del convento, con muestras de diferentes copias del Comentario al Apocalipsis de Beato de Liébana, llamadas beatos


El laberinto, composición pictórica formada por los nombres de los reyes Fernando I y Sancha, patrocinadores del beato que se conoce por su nombre


Historia del convento...


Toda una pared dedicada a la historia de Liébana


Las ermitas dependientes del monasterio existentes en su entorno...


La Cueva Santa, el antecedente de la fundación monacal


Ermitas de San Miguel, Santa Catalina. San Juan de la Casería, San Pedro y Nuestra Señora de los Ángeles


En el cenobio, la capilla del Lignum Crucis




En monasterio de San Martín de Turieno, antigua advocación del de Santo Toribio...



Nos asomamos al patio del claustro, con su fuente central...


En lo alto vemos el gran cimborrio de la capilla del Lignum Crucis


Tres figuras fundamentales, Santo Toribio de Liébana (o de Astorga), Santo Toribio de Astorga, y Beato de Liébana




La repoblación del Liébana a partir del siglo VIII


La situación de Liébana respecto a los primeros territorios del Reino de Asturias y su expansión


Los monasterios de Liébana en aquel tiempo (llegó a haber una veintena


Más páginas de los beatos, a la derecha uno de sus célebres mapamundis


Generalmente los claustros son de planta cuadrada, llamándose benedictos cada uno de sus lados. En torno a él se disponían las diferentes estancias del monasterio, la iglesia, la sala capitular, la biblioteca, calefactorios, celdas de los monjes...


Dentro del estilo de la época ni los arcos ni otros elementos o partes del claustro presentan decoracón, tan profusa en los de estilo románico y gótico


En medio solía estar el pozo de agua, un elemento que en este caso no se conservaría, sustituido por la fuente, uniéndose en él cuatro caminos que son los brazos de una cruz, siendo lo demás jardín. Era común que tanto en el jardín como en paredes y suelo hubiese enterramientos


Paseando por el pasillo empedrado, como los antiguos frailes, admiramos más reproducciones de beatos


La ciudad de Jerusalén

"Me llevó mi espíritu a un monte grande y alto y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo enviada por Dios, resplandeciente de gloria... No vi templo alguno en la ciudad, pues el Señor Dios todopoderoso y el Cordero son su templo"


Deambulando a sol y sombra...


El agradable sonido del agua a la fuente, chisporroteando y salpicando


La bestia surge del abismo

"Vi otra bestia que subía de la tierra, tenñia dos cuernos como de carnero y hablaba como un dragón. Ejercía rodo el poder... El seiscientos sesenta y seis es su cifra"


Otra representación de la Jerusalén Celeste...


Narración de prodigios relacionados con en Lignum Crucis



El monte La Viorna asoma ahora sobre los tejados...


El Cordero sobre el monte Sión

"El Cordero estaba de pie sobre el monte Sión. La voz que oí era como el sonido de citaristas tocando cítaras"




Cuadro a cuadro...


Los 24 ancianos adoran el trono de Dios

"Cayeron entonces rostro a tierra los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes y adoraron a Dios que está sentado en el trono diciendo ¡Amén! ¡Aleluya!"



La vendimia

"Acercó el ángel su hoz a la tierra, vendimió la viña de la tierra y arrojó las uvas al gran lagar de la ira de Dios. El lagar fue pisado en las afueras de la ciudad y salió de él tanta sangre que alcanzó la altura de los frenos de los caballos en un radio de mil seiscientos estadios"




 Y así, poco a poco vamos dando la vuelta al claustro...



Unos bancos para el reposo...


Y, si se tercia, la meditación


El gran edificio que vemos al llegar, desde la parte posterior, pegada al claustro


Una muy artística puerta...


Esta sí muy engalanada...


El escudo real...


Santiago peregrino, la concha y la cruz...



La concha de los concheros y la cruz de los crucenos, peregrinos a Santiago y a Santo Toribio...




Alguien nos mira con la boca abierta...


Un inolvidable rincón donde culmina nuestra peregrinación... y puede comenzar otra


Pila del agua bendita y la Santa Cruz que se repite por doquier


El terremoto

"Cuando el Cordero rompió el sexto sello, vi como se producía un formidable terremoto. El sol se tornó negro; la luna como sangre; las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra"



Los cuatro jinetes del apocalipsis


"Miré y vi aparecer un caballo blanco, uno rojo, uno negro y otro amarillento. Se les dio poder sobre la cuarta parte de la tierra, para causar la muerte por medio de la espada, el hambre, la peste y las fieras terrestres"


Alfa y Omega

"Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, el que es, el se era y el que está a punto de llegar, el todopoderoso"


En un instante, despiediéndonos ya del claustro de Santo Toribio, nos acercamos a la fuente, sintiendo su frescor arrullados por su murmullo y sosegados de nuestro largo y fatigoso camino desde la costa de San Vicente de la Barquera a los valles del Nansa y montañas de Liébana


Reconfortados volvemos afuera...


Una vez más traspasamos el umbral


Y regresamos a la explanada del monasterio


Desde aquí, ahora, podemos ir a las ermitas cercanas de San Miguel, a la izquierda por la carretera, y Santa Catalina, a la derecha, monte arriba. Salen de ambos lados sendos ramales de la Ruta Vadiniense. El Camino de las Capillas...






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