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viernes, 26 de abril de 2024

EL CERILLERU "LA CALZADA ALTA" (GIJÓN/XIXÓN, ASTURIAS) POR CALLES DE EMPERADORES, CONQUISTADORES Y NAVEGANTES A LA NAVE DE LADRILLOS DE CRISTASA, LA TERTULIA "EL MIAU", "DESPUÉS DE DIOS LA CASA DE QUIRÓS" Y LA MISTERIOSA CERILLERA

 


Los peregrinos que atraviesan la ciudad de Gijón/Xixón van llegando al final del largo trayecto urbano por el barrio de La Calzada siguiendo la Avenida de la Argentina (oficialmente en el callejero de la República Argentina) y aproximándose a El Cerilleru, en La Calzada Alta, muy cerca ya de las zonas industriales de Veriña y Puao, en el extrarradio, y de la subida al Monte Areo, camino de Avilés


Si bien cruzar áreas urbanas y fabriles no es el paisaje rural y natural bucólico del que suelen gustar los más de los peregrinos, estas calles y lugares están cargados de historia, el topónimo La Calzada, por ejemplo, es de indudable filiación caminera, y muy antigua, de los tiempos del viejo Camín Real costero, el "Camino que viene de Bayona" o "Camino de Bayona a Galicia", como se reflejaba en documentos antiguos, seguido por los peregrinos que escogían la ruta xacobea de la cornisa cantábrica, donde veremos también las señales del Sendero de Gran Recorrido GR-100 Ruta Vía de la Plata, con sus rayas blancas y rojas (últimamente estaban muy borradas y necesitaban reposición)


En el suelo, las conchas doradas colocadas en 2009 señalizan el Camino de Santiago junto con las flechas amarillas pintadas por doquier que también últimamente precisaban repintado


Si bien seguir el Camino por cascos urbanos puede ser harto complicado dada la proliferación de rincones y señales viarias de todo tipo, en este caso basta con seguir la Avenida de la Argentina donde, tras pasar L'Algodonera o Les Cases de L'Algodonera, llegamos a la iglesia de Fátima y su plaza y parque, así como el busto del Padre Bardales, activo y comprometido párroco que dejó hondo recuerdo en estos históricos barrios urbanos del oeste del que hablábamos, así como de la iglesia y su entorno, en la entrada de blog correspondiente al tramo anterior del Camino de Santiago del Norte


A la izquierda de la avenida, el parque allí existente, donde antaño llegaba la fábrica de La Algodonera de Gijón, está también dedicado a este sacerdote. Un poco más allá, al otro lado de la calle Simón Bolivar, el Parque de Julián Besteiro se encuentra la antigua fábrica de Viroterm, de fabricación de chapas y tableros de madera. A partir de los años 1960 la alta demanda de suelo hizo que se urbanizasen intensamente los solares fabriles y las industrias bien se clausuraban o bien se trasladaban a los incipientes polígonos industriales del extrarradio. Las antiguas ciudadelas y viviendas obreras corrieron seguidamente la misma suerte


La iglesia de Nuestra Señora de Fátima fue bendecida por el arzobispo Francisco Lauzurica el 9 de noviembre de 1959, en un momento en el que La Calzada hacía tiempo que era un barrio urbano aparte de la parroquia rural de Xove que en tiempos pretéritos llegaba hasta aquí y cuando pronto se mostrarían los primeros indicios de transformación del barrio, que pasaría de obrero y fabril a comercial y de servicios, así como posteriormente residencial, en un proceso que continúa en nuestros días ante la ingente demanda de vivienda


La iglesia inaugurada en 1959 era muy distinta y más pequeña, esta que vemos hoy día se construyó sobre aquella, siendo bendecida por el arzobispo Gabino Díaz Merchán el 20-6-1993. 25 años más tarde celebraba sus bodas de plata con presencia de Jesús Sanz Montes

De frente tenemos la Rotonda del Cerilleru, que forma parte de la Plaza Institución Libre de Enseñanza, si bien toda la zona en torno a la iglesia se la conoce como Fátima o La Plaza Fátima popularmente 

El Cerilleru es así llamado por la instalación en 1862 de la fábrica de cerillas de José María Marina, entonces alejada de zonas pobladas, una de las primeras industrias que transformaron el lugar, por entonces zona rural de la parroquia de Xove, con campiña, huertos y caserías que, en poco tiempo, se llenó de chimeneas, ahora todas desaparecidas. El erudito investigador Gerardo Ruiz Alonso se ocupa de ella en su magnífico libro Soy de El Cerilleru. Más que un barrio de Gijón y sus gentes:

"Parece que dicho nombre viene de que había una fábrica de cerillas, La Cerillera, empresa fundada en 1862 por su propietario José María Marina. Su ubicación exacta se desconoce, pero hay motivos para considerar que se encontraba en la carretera de Avilés, al principio de la Cuesta de Veriña, en los terrenos que hoy ocupa el Colegio Público Miguel de Cervantes, y se dedicaba a la fabricación de cerillas fosfóricas. Pero no llegó al siglo XX y desapareció en 1897, tras 35 años de producción, debido a dos importantes acciones políticas nefastas para la empresa, una la creación en 1874 de un impuesto elevadísimo sobre el gremio de fosforeros, y otra la creación en 1892 del monopolio estatal sobre la fabricación y venta de cerillas"

Siendo indiferente seguir por la izquierda o por la derecha, pues hay pasos de peatones a ambos lados, hay que continuar recto por toda esta Avenida de la Argentina pasando hacia La Calzada Alta o, más común y oficialmente, El Cerilleru. En este caso es indistinto ir por la acera de la derecha o la de la izquierda

Si vamos por la derecha, conoceremos el citado Parque de Julián Besteiro cruzando la calle de Simón Bolívar, que figura en callejeros antiguos como Camino de la Algodonera,  por la antigua fábrica textil. Esta calle conformaría el paso a El Cerilleru, como bien nos informa en su libro Gerardo Ruiz Alonso:

"Es el barrio situado más al oeste de Gijón, que limita al este con la calle Manuel R. Álvarez (que va desde la iglesia de Fátima al parque del Lauredal) y la calle Simón Bolívar (que va desde Fátima a la vía de Renfe). Al oeste con la avenida de El Cerilleru y la calle El Campón hasta la Cuesta de Veriña de la carretera de Avilés. An norte con la calle Martín, la vía férrea de El Musel y el parque del Lauredal. Y al sur con la calle Manolo Quirós y la calle Solar, con la avenida de José Manuel Palacio y la vía de Renfe hasta la calle Simón Bolívar. Teniendo un perímetro que va por estos límites de unos 3.000 m."


El parque es precioso, tiene un gran estanque del que surge un chorro de agua, así lo vemos al pasar junto a él por la acera de la izquierda. Fue proyectado por los arquitectos Manuel García García y José Manuel Caicoya Rodríguez y de él nos escribe el geógrafo Francisco Javier Granda Álvarez en su libro Natural de Gijón. Parques, jardines y espacios verdes municipales:
"Se plantearon general en él un espacio verde con carácter distintivo y particular, capaz de significarse, por sí mismo, en el entorno urbano que lo envolvía. Se buscó, a través del diseño, dotar al parque de un contenido simbólico de fácil interpretación por parte de los usuarios. La creación de una depresión para la zona central del solar para formar un estanque constituyó, a juicio de los tracistas, "una recuperación del agua como elemento esencial de vida"

De esta manera, la proyección del agua por un surtidor y el sonido que hace al caer fue la forma elegida para ambientar el espacio alrededor del estanque, en contraste con el ruido del tráfico existente en las inmediaciones:
"Además de estas consideraciones, la ligera depresión artificial que se creó para almacenaje del agua, las suaves laderas ajardinadas y arboladas que bajan desde el perímetro exterior del solar hacia el estanque, los caminos que discurren hacia él y los senderos que lo bordean son sutiles formas que intentan acercar el diseño de este espacio a la naturaleza.

En el frente de la calle de Simón Bolívar, la zona verde creó una plataforma elevada con una vista privilegiada sobre el estanque, y a una cota que favorece el aislamiento y el recogimiento con relación a la acera y la calle circundante." 


El parque tiene dos zonas, una verde, ocupada en buena parte por este estanque, y otra que es una plataforma elevada sobre esta zona verde y su entorno urbano más inmediato:
"El exquisito tratamiento del mobiliario y de los complementos fue otro de los aciertos del diseño propuesto para este bello parque (...). En consonancia con las propuestas arquitectónicas que dan forma y contenido al espacio, la elección de los elementos vegetales fue muy cuidada, y se optó por especies de alto valor ornamental, como abedules, tuliperos, hayas y robles, que aportan un colorido otoñal muy llamativo y que contrasta con la aspereza del entorno edificado."

Al fondo asoma parte del Centro de Saludo de la Calzada por la fachada que da a la calle Mata Jove, antiguo nombre de una finca particular cercana al Ferrocarril del Norte, de la que nos habla, así como del lugar y de la calle, el Cronista Oficial Luis Miguel Piñera en su libro Las calles de Gijón, Historia de sus nombres:

"Matajove, así escrito, era una finca particular en el lugar donde ahora está la calle de Mata Jove. El nombre de la finca es muy antiguo e incluso, en ocasiones, como vemos en el expediente n.º 206 del año 1940, conservado en el Archivo Municipal, la zona era conocida como barrio de Matajove (parroquia de Jove). 

Nombres anteriores: Camino de Matajove. Así, con esa denominación de camino de Matajove, vemos que se llama a una caleya que atravesaba la finca y que aparece en las actas municipales del día 15 de julio de 1869. Los concejales del Ayuntamiento de Gijón decidieron ese día ponerse en contacto con los directivos del ferrocarril que por allí pasaba para que la empresa ferroviaria instalase una caseta con un guardabarreras para evitar atropellos, «toda vez que por la vía férrea funciona actualmente la máquina». "

La señalización del Camino, eso sí, pasa enfrente de la iglesia de Fátima y su parque para cruzar la calle Manuel Rodríguez Álvarez, que no se sabe muy bien a quién concretamente está dedicada y de la que nos cuenta asimismo Luis Miguel Piñera lo siguiente:

"Al no haber en las actas municipales ninguna referencia, como tantas veces pasaba, a la adjudicación de esta calle a Manuel R. Álvarez, no hemos podido conocer a ciencia cierta a quién está dedicada, quién era en definitiva Manuel R. Álvarez (siempre con la enigmática R), que ya daba nombre a esta calle en el Nomenclátor de 1935. Pudiera estar dedicada a Manuel Rodríguez Álvarez, propietario de una tienda de comestibles en Jove del Medio en los años treinta y cuarenta, al tiempo que sus hermanos Domingo Rodríguez Álvarez (fallecido el 30 de diciembre de 1940, a los 63 años) e Higinio Rodríguez Álvarez (fallecido en diciembre de 1943) eran muy populares en La Calzada Alta al regentar la panadería La Amistad. Para complicar más la cosa y aunque la calle no aparece en el nomenclátor como se dijo hasta 1935, lo cierto es que se puede ver en la más antigua casa de la calle una placa callejera de las colocadas por el municipio a finales del siglo XIX. Un misterio irresoluto este de Manuel R. Álvarez. 

Nombres anteriores: Prolongación de Manuel R. Álvarez. Así se llamaba durante mucho tiempo la parte de la actual Manuel R. Álvarez comprendida entre Gran Capitán y el hoy Parque de El Lauredal. I (El Cerillero). En el primer plano que se conserva de la parcelación de La Calzada a comienzos del siglo XX (en realidad, El Cerillero), aparece esta vía con el nombre literal de calle I."

La calle conforma, como hemos visto en el libro de Gerardo Ruiz Alonso, el paso a El Cerilleru por esta parte de La Calzada, "era un barrio a medias rural e industrial", destaca cómo lo conoció Gerardo Ruiz Alonso, que en él nació en noviembre de 1956:

" con muchos praos, caseríes con hórreos, huertas, ganado carros y xarrés, las calles sin asfaltar y falta de agua corriente hasta los años 60, y a la vez cohabitaban con muchas fábricas, La Cerillera, La Algodonera o Cordelería Baras. En él convivían el carácter rural con el fabril, siendo un barrio obrero por excelencia, con gran concentración de trabajadores, que configuró La Calzada en general y El Cerilleru en particular, como un barrio especialmente reivindicativo, con un gran movimiento vecinal por ir conquistando los derechos sociales de ciudadanos libres, en el trabajo, en la educación, en sanidad, en justicia, etcétera. Recordemos a Paco y Luis Quirós, al trabajo de la Sociedad de Cultura e Higiene desde 1913, a Laureano Martínes y a Hevia Carriles en el movimiento vecinal, entre otros"

En la esquina está el Café Bar La Lola y, a su derecha, la Cafetería El Cortijo IV. Antaño estaba por aquí la Barbería de Fátima, "la llevaba un señor mayor, que tocaba instrumentos musicales, los cuales adornaban la barbería, escribe Ruiz Alonso". Hacia adelante, en la calle Pizarro, hubo un patio de viviendas obreras. Les Cases del Cubano, pegadas a una escuela que fue muy popular en La Calzada, la de La Caridad (oficialmente La Caridad Perenne), nos informa Luis Miguel Piñera:

"La Caridad fue una escuela popular que estuvo en esta plaza; oficialmente se llamaba La Caridad Perenne y fue fundada por el maestro Abelardo Rodríguez. Datos varios sobre La Caridad figuran en La educación popular en Asturias, de Teófilo Gallego Catalán, y en un documentado trabajo de Patricio Adúriz publicado en El Comercio del día 6 de diciembre de 1970."

Piñera también nos dice que El Cubano pudiera ser un antiguo tendero de Xove del medio, muy popular en el barrio, como sus hermanos Domingo e Higinio. Sus casas tenían un piso con buhardilla y son de las numerosas ciudadelas obreras y otras construcciones similares que fueron desapareciendo

Ya en la posguerra, los patronatos fomentaron la construcción de los primeros bloques de casas obreras que sustituyesen a las ciudadelas y, a partir de 1970, la iniciativa privada ya prácticamente monopolizó la nueva vivienda, si bien en un principio, pocas calles eran las asfaltadas. Aquí, en los edificios anteriores a estos, estuvieron el Quiosco de Laura y el Bar Luis. Gerardo Ruiz Alonso recuerda a la Peluquería Hermanos Blanco, "muy modernos, te ponían un café o un cubata y un cigarrillo Rubio mientras de cortaban el pelo."


La calle Pizarro fue antes La Trefilera, "Nombre debido a una empresa metálica situada donde también hubo una zona para maniobras y entrenamientos de soldados de guarnición en Gijón", leemos en el libro de Piñera dedicado al callejero gijonés


En la calle Pizarro estuvieron además la tienda de Luis de Templanza, enfrente el Bar Adolfo, que tenía equipo de fútbol, el cual participaba en partidos de tertulias, nos recuerda Gerardo Ruiz Alonso. También se daban clases en la escuela de Mari Carmen. Un buen suministrador de Luis de Templanza era José Luis Rodríguez García, El Sardinu, con su célebre camión Dogde Carnero, recuerda Gerardo Ruiz Alonso en su libro Soy de El Cerilleru, quien nos dice además que fundó la primera cafetería que hubo en el barrio, llamada precisamente El Sardy, atrás, en la calle Gran Capitán mirando a El Jardín o Parque del Cerilleru


Este es el cruce con la calle Pinzón, antigua calle Asfalto, que dio nombre a unas casas obreras en ella situadas aún en los años 30 del siglo XX, cuando figuraba como no urbanizada. Repasamos lo que nos cuenta de ella Luis Miguel Piñera en Las calles de Gijón, Historia de sus nombres y en su otro libro Ciudadelas, patios, callejones y otras formas similares de vivienda obrera (1860-1960):
"Figura en el callejero de 1935 y en otros como calle no urbanizada. En ella están las Casas del Asfalto, unas viviendas para trabajadores pero con una espectacular buhardilla y que tomaron el nombre que tuvo esta calle por el hecho de que frente a ellas había una parte con mejor firme, no propiamente asfaltada. También era conocida como la calle Asfaltino."

"Las Casas del Asfalto pueden ser consideradas de lujo dentro de este tipo de viviendas obreras, fueron construidas con materiales y estética fuera de los común para la época, aproximadamente 1910" 

A la izquierda la nave de Supercash Asturias, mayorista de hostelería y alimentación, donde antes estaba el almacén de Legumbres La Muyerina


Vayamos por la izquierda o por la derecha cruzamos la calle Pinzón, que forma una encrucijada con la Avenida de la Argentina, y pasamos frente a una gran superficie comercial, la de Alimerka, construida donde antes estaba la nave de Hierros Laminados de Asturias. Así daba la noticia el periódico El Comercio del 25-3-2017 con la firma de M. Moro e I. Llera:
"La cadena asturiana de supermercados Alimerka abrirá próximamente en El Cerillero una de sus mayores tiendas en la comunidad autónoma asturiana. La firma, a través de la contrata Integra3, ha iniciado la adecuación de la enorme nave metalúrgica que hasta hace mes y medio ocupaba Hierros Laminados Asturias. Esta empresa ha dejado libres un total de 3.000 metros cuadrados en la avenida de la Argentina, en la parte más cercana a la iglesia de Fátima, tras completar su traslado al polígono de La Peñona en Tremañes. Un traslado que acabará con el problema que generaba habitualmente la entrada y salida de los camiones de dicha nave. Los tráilers, debido a las complicaciones de los giros, casi no podían maniobrar y cortaban el tráfico en la zona durante varios minutos a diario.
Fuentes de la empresa confirmaron que la nueva infraestructura comercial estará operativa en un plazo aproximado de dos meses. En total, contará con un aparcamiento anexo para más de cincuenta plazas y dará empleo a alrededor de treinta personas. 
De los 3.000 metros cuadrados de la parecela del Cerillero donde abrirá sus puertas Alimerka, dos terceras partes serán de superficie de venta comercial y la otra restante se dedicará a garaje. Los operarios de Integra3, de hecho, ya han completado la división de dependencias y han empezado a instalar los escaparates con el característico ribete amarillo de la marca. 
La marca asturiana de supermercados celebra este año el 30 aniversario de la apertura de su primer supermercado, en la calle Sargento Provisional, de Oviedo. Su fundador fue Luis Noé Fernández. En 1987, solo catorce empleados formaban parte de la plantilla de Alimerka. Treinta años después, es la empresa privada que más empleo asturiano crea con una plantilla superior a los 6.000 trabajadores. Cuenta con 173 puntos de venta, no solo en Asturias, sino también en Castilla y León y Galicia. Próximamente dará también su salto al País Vasco con una apertura en Guipúzcoa. Alimerka es la sexta empresa con mayor facturación del Principado."

Aquella transformación del barrio obrero-industrial en comercial y de servicios continúa pues en nuestros días, como antes se transformó de rural a fabril. Gerardo Ruiz Alonso, como vimos, aún conoció algo del ambiente rural del barrio y gentes de aldea "cohabitando con trabajadores de La Algodonera, La Cordelería, Cristasa, Crady, talleres, monos de trabajo y el embriagador pitido de las sirenas de las fábricas señalando la entrada o salida de las mismas".

La Avenida de la Argentina, al pasar por El Cerilleru, se hace notablemente ancha tras dejar atrás Fátima y la rotonda, con circulación de vehículos en ambas direcciones, constituyendo una de las entradas en la ciudad a partir de las rondas exteriores que desplazaron el tráfico, sobre todo el pesado, fuera del casco urbano. Aún así sigue siendo especialmente intenso la mayor parte de los días

A nuestra derecha, la calle Magallanes, donde  estaba la carbonería de Antonio Pérez Mielgo llamada antes de 1941 Manso, otra calle de denominación un tanto desconocida, asegura Piñera:

"Manso. Apellido de una familia aquí asentada en los años veinte y treinta. Desconocemos si relacionada con José Andrés Manso, el joven abogado muerto en 1936 y que dio nombre a la popular calle de La Arena. Este Manso de El Cerillero nunca pasó al Nomenclátor oficial, pero esa era la denominación que empleaban los vecinos antes del bautismo oficial de 1941, que le dio el nombre de Magallanes. Quizás pudiera estar relacionado con Emilio Manso, ingeniero y profesor de la Sociedad Los Laboratorios, que funcionó a principios del XX en La Calzada con la finalidad de formar técnicamente a los obreros del barrio."

Luego va la calle Núñez de Balboa, donde estuvo el Mesón de Pascual, donde Ruiz Alonso recuerda que "hubo un tiempo que se reunían allí los mozos de El Cerilleru a jugar a las cartas antes de salir a la discoteca a Gijón". También estaba el Taller de Hierros y Ferralla de Milio, taller donde se trabajaba el hierro, propiedad de Emilio Barredo, "muy sociable y popular", socio de la Tertulia El Miau, fundada en 1969 un poco más atrás, en la calle Gran Capitán

La calle Núñez de Balboa fue antaño llamada de Castora, si bien no en el callejero oficial y tampoco sin que conozcamos a quién podría referirse

Talleres de automóviles, este es el de First Stop Gijón. A la izquierda de la avenida vemos nuevas urbanizaciones y bloques de pisos

 En esta primera, nada más pasar el taller, está la Cafetería-Cervecería La Trastienda de Gijón

Hasta el final de la Avenida y cuando acabe la rampa en La Cuesta Veriña sigue siendo indistinto ir por la izquierda o por la derecha, si bien las señales de las conchas doradas en el suelo siguen estando siempre a la derecha

Esta es la que hallamos, por ejemplo, al cruzar esta calle Núñez de Balboa. El nombre de La Calzada parece ser que en un principio se referiría al Camín Real de la Costa y sus inmediaciones, que en un principio formaría parte de la parroquia de Xove, en concreto es posible que del barrio de Rubín. Luego sería La Calzada Alta y El Cerilleru. El crecimiento urbano la haría en lo administrativo formar un nuevo barrio  de la ciudad desligándose de Xove, como El Natahoyo lo hizo de Tremañes y su enclave de Santa Olaya de Xove, para formar parte de la expansión occidental de la urbe gijonesa con dos nuevos barrios

Al fondo a la derecha vemos las arboledas del Parque del Cerilleru, popularmente El Jardín, al que le dedica todo un capítulo Ruiz Alonso en Soy de El Cerilleru:

"Muchas horas, de mañanas, tardes y hasta noches, pasamos de charla y reunión en el viejo jardín de El Cerilleru, sentados en sus bancos a la sombra de sus palmeras, contábamos cuentos, chistes, reíamos, batallitas del instituto, comíamos pipes y hasta ligábamos cuando acudía el grupo de chicas del barrio, Maribel Prendes, Geli "la gata", Chave, Maite, Ana "la canaria", Tere, la Chusa. etcétera. El jardín era el lugar de encuentro, nuestro lugar predilecto de reunión juvenil. La historia del jardín o parque de El Cerillero la escribieron con su trabajo un grupo de hombres, mujeres y niños, miembros de la Sociedad Cultura e Higiene de La Calzada Alta, y presididos por Paco Quirós, que en 1915 convirtieron un pequeño terreno baldío, un lodazal, que les fue cedido por unos empresarios del lugar, en el primer jardín y zona de esparcimiento infantil fuera de los límites urbanos de aquel Gijón de primeros del siglo XX. También es la historia de las cuadrillas de niños que trabajaron en la construcción del jardín como parte de un ideario social y pedagógico que les enseñaba a respetar y amar la naturaleza, el valor del trabajo en equipo, cooperativo y de la solidaridad, como la antigua sextaferia. Fomentando, así, el aprecio de los niños hacia el lugar que ayudaron a crear ellos mismos con su esfuerzo.

Esta zona verde, que en junio de 2023 cumplió 108 años de existencia, contribuyó a transformar la realidad de una sociedad, de un mundo, de un barrio fabril y rural, y a creer en un futuro mejor, inspirado por las palmeras y árboles de nuestro primer parque, alrededor del cual fue desarrollándose y creciendo el barrio, haciéndose más urbanita, más ciudad o parte de ella, con tiendas, bares, comercios, pisos, etcétera, y nosotros viviéndolo desde la infancia, pasando por la adolescencia y la juventud hasta la mayoría de edad.

Francisco Javier Granda Álvarez, en 1958, en el Boletín del RIDEA (Real Instituto de Estudios Asturianos) dice: "El Cerilleru tuvo el privilegio de haber sido el primer barrio gijonés en disponer de un parque infantil (1915) para propiciar un lugar de juegos al aire libre" 


Es muy interesante el apartado que dedica Gerardo a El cogollo histórico del prebarrio de El Cerillero, es decir, lo que sería su núcleo originario, que estaba por aquí, aunque ya no quede en pie casi ninguna de las casas antiguas, fincas, lugares, ni aquellos célebres establecimientos de antaño que él conoció:
"Comenzaremos por el güertu de Quirós, alrededor estaba la casa donde vivían los Millán y la casa de José Fernández y Nori con sus hijos Pili y Javi; la casa de Encarna y su hijo Armandín, que tenía un coche huevu o Iselta. La vieja carretera de Avilés con les casines pequeñines de planta baja y las casas de Germán y Bandín al comienzo de la Cuesta de Veriña. La calle Camino de Rubín, donde estaba la Cordelería Baras: la calle Alonso de Quintanilla, con la casa de Jesús "el cartero" y familia, Violeta y Chirri y familia y en al bajo la Panchita y sus hijas Marimar y Marisa y su marido y haciendo esquina el Bar Capricho de la familia Morán y luego de Bastián, Unpiano, Pili, Mari Paz, Judit y Falina. Y en la carretera de Avilés N-632 o avenida de la Argentina, las casas donde vivían las casas de Alfredo, Veli, Amor, Joaquín, Rubén y luego los de Puga. En el bajo Lalo y su familia y la panadería. En el edificio de al lado Gelu y José Álvarez, Juanele, Lisa, Genti y Roberto y Jaque, y el popular chigrín de Angelín y la tiendina de Carmina. Y en sentido Gijón la casa tienda de "La Ferrera" y la casa de los Quirós, Armando y Aida, Nélida y Quentina, Luis y Luisa, Gonzalo Quirós y Lidia arriba y Carmencita y Aristel y familia abajo, luego vinieron para ahí Edelmiro y desde Zamora los hermanos Mielgo, Paco y Jesús, y seguido la casa y prau de Adolfo, y el patio de Tejedor donde vivían José "el de Lili", la familia Martínes "el cocón" y María "la calderera", la Choncha, Suni y familia. Y seguido el callejón las casas del Tejedor, donde tenía una peluquería la familia de Monchín, que luego Tejedor puso una academia. Pepín y su madre Elisa y Edelmira, güela de Alfonso el policía secreta. Seguido los Calvo, Lolo y Pepe y su madre y hermana. Debajo de estos la barbería de Luis "el chato". Luego la casa de Milio, sus abuelos y padres Clarita y Ramón, y la gran casa de Luis y Luisa, los abuelos de Luis Félix, seguida por la casa José Javier y Marisa, y en el Camino del Canónigo llegamos a casa de Nava, Nati, Florín y Carmen, y Eloína y Falo, Pili y Merche. En la otra acera de la Avenida de la Argentina estaban las casas de Germanín, Bandín y el comienzo de la calle Camino de Rubín, donde paraba el bus después de bordear el güertu de Quirós, y estaba el zapateru de El Cerillero, primero Eugenio y luego Baldomero. La calle Alonso de Quintanilla, en cuya esquina con la Avenida de la Argentina estaba el bar Capricho, regentado por Cristina y su hija Marita. La calle Alejandro Fernesio con el estanco y la tenda de Duvijes, la Cristasa, la calle Juan de Austria, con la mercería de Josefina y la carpintería de los Picholos, la carpintería de Juan y en la esquina con la Avenida de la Argentina la tienda de Eloína, el bar Monteana, de Manolo Taruca, que tenía enfrente -pasando la carretera- la cancha de llave "Toes en suelu". Y paralelas a esta estaban las calles Gran Capitán y Hernán Cortés, que bajaban como la Avenida de la Argentina hasta Manuel R. Álvarez, y la Plaza de Fátima, antaño La Caridad, hoy Institución Libre de Enseñanza, es el límite Este del barrio. Y perpendiculares estaban las calles Espinosa, Camino de Rubín, Alonso de Quintanilla, Alejandro Farnesio, Juan de Austria, Carlos V, Felipe II, Núñez de Balboa, Magallanes, Pinzón y Pizarro. Después en los 60 construyeron la gran Govasa y vinieron a vivir muchos nuevos vecinos, abriéndose este cogollo del barrio, que se expandía con el aumento de la población, la construcción y la apertura de muchos negocios y servicios."

Aún a la izquierda de la avenida puede verse en pie alguna de aquellas casas antiguas de los tiempos que conoció Gerardo en su niñez, cuando El Cerilleru era un pueblo. Estas sería una de las de la calle o Camín del Canónigo, que une El Cerilleru con Tremañes, donde estaba la casa que dio nombre a la calle


Llegamos a la estación de servicio, la gasolinera. El Camín del Canónigo pasa justo al otro lado, a la izquierda, donde "estaba la casa de Albertín, sus hermanas, sus padres y su primo Tagancha, y siguiendo el camino llegabas a la casa de Nava, su mujer Nati y sus hijos Florín y Carmen. Allí también estaba la casa de Eloína y Falo y sus hijas Pili y Merche", menciona Gerardo Ruiz Alonso


La carretera era antaño la única vía asfaltada del barrio, no en vano era la antigua N-632, esto era aprovechado para que, por ejemplo, los entusiastas del patinete tuviesen aquí su circuito, como José Javier Menéndez Meana, "Era un rara avis ver aquel chavalón patinando por la carretera N-632, única asfaltada de la zona, subir la Cuesta de Veriña y bajarla a toda pastilla", recuerda de él Gerardo Ruiz Alonso

A la derecha, la calle Felipe II, antaño conocida como de José El Panaderu por cuenta de la panadería de este nombre, que estaba en esta misma esquina con la Avenida de la Argentina, la cual llevaba la familia de Pepín El Panaderu y tenía tienda de alimentación. Su hijo, también llamado José, siguió el oficio, tal y como nos informa Ruiz Alonso:

"Su nombre completo es José Rodríguez Tolivia, "Pepín el panaderu" para los muchísimos amigos que tuvo. Nació en la calle Felipe II el 12 de enero de 1921, en una familia de panaderos y tenderos y desde niño mamó el oficio de panaderu, ya que trabajaba en la panadería de su padre José "el panaderu". También iba a estudiar a la Escuela de Comercio de Gijón. A los 32 años se casó con su novia Sinda, en 1953, en la iglesia de Jove. Después emigró a Montevideo (Uruguay), donde estuvo unos años para luego pasar al Cerillero, a la casa familiar de Felipe II; años más tarde, lamentablemente, falleció su esposa y quedó viudo. Él siguió viviendo en la calle Felipe II hasta su muerte, en 2021, con 99 y pico años, prácticamente un siglo. Le Gustaba mucho caminar y daba grandes paseos por el barrio, de una hora, y luego paraba en una sidrería a tomar una botellina de sidra. Conocía El Cerillero y La Calzada y a sus gentes muy bien, durante esas caminatas diarias paraba muchas veces a saludar y a charrar con los conciudadanos, amigos/as, me contó su sobrino Roberto. Era espabilado y muy trabajador, por la noche trabajaba en la panadería y por el día construía casas (que empezaba por el tejado para no mojarse con la lluvia.

Pepín estaba casado pero no tuvo hijos, así que formó una gran familia en torno a sus hermanas y sobrinos. Eran de la calle Felipe II, donde vivían y tenían sus negocios, un horno de pan y panadería, y una tienda de ultramarinos y comestibles. También repartían pan con xarré (carruaje -charrete-) y caballo al Muselín y El Musel y por los barcos. Su popularidad era tan grande que incluso en El Cerillero y La Calzada llamaban a la calle Felipe II la calle de "José el panaderu" y/o "Pepín el Panaderu".

Fue un terrateniente de El Cerillero y La Calzada, a base de trabajar duro y tener negocios consiguió muchas posesiones, fincas, bajos y pisos. Era muy amigo, se puede decir que el mejor amigo, de Manolo "el travieso" o "el de güela", tío carnal de mi madre, hermano de mi güelu Pin y, por tanto abuelo segundo mío. Pasaban muchas horas juntos, sobre todo de mayores. Ambos quedaron viudos y ambos vivieron muchos años, 93 Manolo (murió en 2010) y 99 Pepín (murió en 2020). Le costaba asimilar que, como era tan mayor, sus coetáneos habían muerto. Le faltaron un par de meses para cumplir los 100 años y, por tanto, fue un hombre de un siglo, un personaje de un siglo, que acumuló durante esa larga vida muchas vivencias y experiencias. Todos los días iba al chigre a tomar su botellina de sidra, como si de un rito se tratara, pues la sidra le encantaba, y el fin de semana tenía por costumbre ir con un sobrino suyo a comer un centollín.

Me informó con certeza, precisión y amabilidad su sobrino José Roberto Rodríguez en 2023..."

Al fondo de la calle, volvemos a ver los árboles del Parque del Cerilleru. Allí, como ya se ha dicho repasando la obra de Gerardo, la construcción de las casas de La Govasa a mediados del siglo XX supuso un gran aporte de la población y la definitiva transformación de El Cerilleru en un barrio urbano. En los alrededores y sobre todo en torno al parque abrirían numerosos comercios y negocios, así como más hostelería, convirtiéndose en el corazón del barrio, desplazando en parte el eje viario-comercial de la carretera de Avilés a las calles paralelas que pasan por el parque

Y es que seguidamente, incidimos una vez más, se produjo la transformación del barrio obrero en residencial y de servicios, tal y como lo vemos en nuestros días

A nuestra derecha, la Parrilla El Yantar está en la esquina con la calle Carlos V, donde, en la siguiente esquina, tenemos el Bar La Solana. Antaño fue esta la calle A, que comprendía esta calle y la de Las Barcas. Antes de la posguerra fue la calle de La Cultura, al ser sede de la Asociación Popular de Cultura e Higiene de La Calzada Alta, de la que escribe Piñera:

"Esta sociedad desarrolló durante muchos años campañas de higiene en el barrio, además de ser muy activa en cuanto a plantaciones de árboles, construcción de fuentes (todavía quedan restos de una en la esquina de la calle Solar que inauguró Cultura e Higiene en los años treinta), actuaciones de teatro e incluso audiciones conjuntas de radio en el patio trasero de su sede."

Gerardo Ruiz Alonso por su parte nos recuerda que en esta calle estuvo el Hostal Mesón Delfín, que "era un moderno hospedaje y mesón. También hubo una época que frecuentábamos este mesón a jugar a las cartas. Valdés "el moki", que pescaba mucho, traía el pescado a cocinar aquí y hacíamos comilonas"

También abría sus puertas la Bodega Peñamar, "regentada por Salomé Dorado Fernández. Siempre fue un punto de encuentro para los gallegos de la zona. Servía, entre otras cosas, Ribeiro, tapas y buen pulpo, se celebraban buenas partidas de tute"

En Carlos V se despachaba asimismo en la Tienda de Olvido, la madre de Maribel Prendes, donde se vendía fiando como era costumbre en la época, es decir, se apuntaba en una libreta lo que la gente iba llevando y se pagaba cuando cobraban. Estaba al lado de la Mueblería Prendes, de Tino Prendes, también hijo de la familia

Al fondo, en el cruce con la calle Gran Capitán, estaba La Fuente del Jardín, frente al Bar El Penalti, de ambos lugares atendemos a lo que escribe Gerardo Ruiz Alonso:

"Estaba en el jardín, tenía despachando a la dueña -una señora bien curiosa- y a su hija Susi -muy guapa y curiosa- de camarera, que atraían a gran número de parroquianos al bar. Estaba en la esquina de Carlos V con Gran Capitán. Y en la esquina opuesta había una fuente pública donde la gente cogía calderos de agua para el consumo casero."

"A veces no funcionaban las fuentes y entonces venía la cuba municipal (un camión con una gran cuba o cisterna) y llenábamos los calderos con la manguera del camión cuba."

Al fondo, al otro lado del parque, la calle Las Barcas, donde vivían los Miguel Méndez y donde estaba la Carpintería de Busto

De frente, en la Avenida de la Argentina, cruzamos la calle Arquitecto Mariano Medarde. A la izquierda sale de ella El Camín del Canónigo, donde estaba la citada Casa Albertín, al lado de una cancha del popular juego de llave, la de la peña Toes en Suelu y, donde ahora se alzan estos edificios, se extendían El Prau la Ferrera y El Prau de Nava. Es una de las calles dedicadas a arquitectos gijoneses aprobadas para El Cerilleru en junio de 2004, nos relata Piñera:

"Mariano Medarde de la Fuente, natural de Calatayud (Zaragoza), fue arquitecto municipal de Gijón entre los años 1891 y 1898, cuando falleció. Lo sustituyó en el cargo Luis Bellido González y a éste Miguel García de la Cruz, y los tres fueron homenajeados con una calle en la ciudad el mismo día, el 15 de junio de 2004 y en la misma zona de Mata Jove. Como tal arquitecto municipal, Mariano Medarde proyectó y dirigió múltiples edificios en Gijón. El más conocido es, sin duda, el Mercado del Sur, recientemente rehabilitado y que, situado hoy en el centro de la la ciudad, en aquellos años finales del siglo XIX estaba, de ahí su nombre, en el sur de la población. Mariano Medarde también fue el autor del matadero que estaba situado en El Natahoyo, de la capilla del cementerio de Ceares, del primer proyecto de la cárcel de El Coto y también tuvo mucho que ver en la construcción del Muro de San Lorenzo (nos referimos a la parte situada entre el comienzo de la calle Ezcurdia y el río Piles). El Muro fue motivo de diversos proyectos comenzados en el siglo XIX, pero terminados a comienzos del XX, y Mariano Medarde dio a conocer el suyo en el año 1893; sin duda, fue un ambicioso proyecto para urbanizar, como decía el arquitecto, «los extensos terrenos denominados arenal de San Lorenzo, sirviendo de contención de una amplia calle situada entre aquellos y el mar. Construcción ésta de reconocida e indudable necesidad para esta villa, exuberante de vida y crecimiento que le hace buscar un desarrollo no en la zona malsana, fangosa y costosísima de El Humedal y El Llano, y terrenos contiguos, sino en la bellísima y saludable zona del citado arenal que bordea la extensa concha de Gijón»."

Por esta zona estaba la Casa de Emilio, donde vivían sus abuelos Lola y José y sus padres Clarita y Ramón, emigrantes en Alemania. Luego era la Casa Luis "La Ferrera" y Luisa, junto con la Casa Manolo "La Ferrera", Marce y sus hijos José Javier y Marisa. A la derecha y unos metros más adelante es la calle Juan de Austria, antes calle Picholu, así conocida por ser el apodo del dueño de la primera casa de la misma. En la esquina estuvieron el chigre o Bar de Alvarín, el Bar Monteana y la Tienda de Eloína, que rememora Gerardo Ruiz Alonso:

"Era una tienda típica tradicional, con estanterías de madera en las que se exponían las latas, cajas, botellas y chorizos que allí se vendían. Estaba en la acera de la derecha de la avenida de la Argentina, mirando para Veriña, y junto al bar Monteana de Manolo "Taruca".

La llevaba Eloína y su marido Falo la ayudaba. Luego, la llevó la familia Jiménez, padres, hermana y hermanos, José Manuel "el cura" y Miguel"

El Bar de Alvarín era, nos dice Gerardo, el bar del abuelo de Nacho Millán, padre de Josefina, Alvarín García, marido de Pifanía, que había sido emigrante a Cuba y volvió como un indiano con "perres" y fundó el chigre al lado de la tienda de Eloína, donde tenía bolera de cuatriada o cuatreada, una de las modalidades de bolos asturianos. El Bar Monteana estaba frente al Camín del Canónigo y al Prau de Nava:

"El chigreru era Manolo "Taruca". Justo enfrente, cruzando la carretera de Avilés, tenía una cancha de llave en la que jugaba la peña "Toes en Suelu" de El Cerilleru y otros aficionados a este vernáculo deporte de puntería y precisión".

Enfrente estaba el Bar La Romería, de Luis de La Ferrera y su mujer Luisa. Pero aquí lo que más llama la atención es un ejemplo conservado para nuevos usos de una de las antiguas fábricas del barrio. La nave de Cristasa, en concreto su nave principal, de la que no se sabe fecha de construcción pero sí que en 1910 era de la Sociedad J. Ramírez y Compañía, dedicada a fabricación de vidrio hueco. Algunas informaciones no contrastadas afirman que durante la guerra civil fue un improvisado hospital militar

En junio de 1947 la nave pasó a ser de la Sociedad Anónima Cristasa, creada en Madrid, fabricando además de vidrio hueco, vidrio plano, y doblado y prensado. Su cercanía al puerto, al ferrocarril y a las materias primas (arena) fueron la razón de su instalación en este lugar

Enfrente estuvieron las casas obreras del famoso Patio de Tejedor o de la Viuda de Tejedor, formando una ciudadela-laberinto con 14 casas muy pequeñas cuyos servicios eran unas garitas exteriores. Luis Miguel Piñera la describe así:

"Esta ciudadela, patio lo llaman los vecinos, es un ejemplo (...) de las condiciones de vida de los trabajadores más desfavorecidos de Gijón en un barrio como El Cerillero abundante en fábricas hasta hace pocos años.

Tiene una forma laberíntica compuesta por tres tramos (de 10, 3 y otros 10 metros de longitud) en los que se amontonan 14 casas muy pequeñas y deterioradas (...), de 4 metros de fachada y una altura de 2,5 metros. Tiene varias garitas en el exterior que hacen las veces de servicios muy frecuentes en otros conjuntos de principios de siglo en Gijón."

Cuando Piñera escribió su libro de ciudadelas y casas obreras, publicado en 1997, estas viviendas estaban aún en pie, sin embargo solamente una estaba aún habitada, la cual hacía por entonces el número 143 de esta Avenida de la Argentina, en cuyo bajo hubo una fábrica de caramelos. Al lado estaban Les Cases de Jovino, "con bajo y dos pisos en los números 139 y 141". Entre la información al respecto y sobre las condiciones de vida, Piñera encuentra esta noticia del periódico El Noroeste del 3-9-1903 que parece referirse a este Patio o Ciudadela de Tejedor en El Cerilleru:

"Y así viven en zaquizamíes, encajonados, faltos generalmente de aire y luz; aspirando por la noche los alientos de los vecinos teniendo que preocuparse al alba de alejar a no muy conveniente distancia los despojos de viandas y los resultados de sus funciones fisiológicas"

En un bajo de Cristasa, pero por la parte de atrás, en la esquina de esta calle de Don Juan de Austria (popularmente suele quitársele el Don y se llamada Juan de Austria, a secas), estuvo el Taller de Puga, que trabajaba el hierro, soldadura, torno, piezas, etc. "Trabajaba bien el chaval", explica Ruiz Alonso, "me hizo a mí un buen encargo, 500 kg en discos de hierro (de 20,10, 5 y 2,5 kg) y 10 barras de 1,20 m para mi gimnasio". También se ocupa de la historia de la familia:
"Vinieron del occidente asturiano, de Vegadeo, a vivir al Cerillero, en el portal de Alfredo en el primer piso. Familia compuesta por dos hermanas y dos hermanos más los padres. El hermano mayor tenía un taller para trabajar el hierro en un bajo de Cristasa. Les tengo perdida la pista desde hace más de 25 años. No sé nada de ellos. Fernando Puga era un chico de nuestra edad, que se integró pronto en la banda del cartero, nos hicimos amigos y participaba en nuestros juegos en la calle, el fútbol entre otros. Las hermanas se llamaban Mari Mar o Esther (no lo recuerdo exactamente) y Loli."

En 1952 la factoría fue comprada por el armador de buques gijonés e industrial del carbón y la madera Nicanor Noval Hevia. En 1970 cesa la actividad y los inmuebles pasan al Ayuntamiento, que en 1989 acomete una restauración de su edificio principal


La rehabilitación del edificio para ser centro de empresas estuvo a cargo de los arquitectos Javier Uría de la Fuente, Indalecio Prendes y Fernando Meneses, siendo inaugurado en 1993. Las demás dependencias fueron derribadas y se habilitó un parque en su lugar, en la parte posterior de esta nave. Natalia Tielve García, historiadora del Arte, nos explica su historia y características en Patrimoniu Industrial:
"A inicios del siglo XX abre sus puertas una fábrica de vidrio hueco, auspiciada por la sociedad J. Ramírez y Cía., en la zona Oeste de Gijón - actual barrio de La Calzada - un área cuya intensa actividad industrial, prolongada a lo largo del siglo XX, se explica atendiendo a su ventajosa situación, en particular, la cercanía al Puerto de El Musel y la óptima comunicación ferroviaria. 
Tras no pocas complicaciones, las instalaciones fabriles pasan en 1947 a manos de la sociedad anónima Cristalerías Asturianas, CRISTASA. La empresa, orientada hacia la producción de vidrio y de cristal, en las variedades de plano, hueco, doblado y prensado,  contaba entre sus dotaciones con hornos de recalentado y templado, talleres de devastado, pulido y tallado. Entre otros objetos, fabricaba lámparas y arañas de alumbrado, además de piezas ornamentales. Iniciada la década de 1950 la propiedad de la factoría queda en manos de Nicanor Noval Hevia, armador de buques y propietario de diversos negocios madereros. 
Una vez clausurada de forma definitiva su actividad a inicios de los setenta, el Ayuntamiento de Gijón se hace con la titularidad del complejo para proceder, años después, al desmantelamiento de buena parte de sus dotaciones, dejando en pie la nave central de ladrillo, la chimenea y un horno, emplazado en la trasera. 
Rehabilitada a iniciativa municipal, siguiendo el proyecto redactado por el equipo de arquitectos formado por Indalecio Prendes, Fernando Meneses y Javier Uría de la Fuente, la antigua nave se acondiciona como centro de empresas. Los trabajos de adecuación, desarrollados entre 1990 y 1992, constituyen uno de los más tempranos ejemplos de reconversión de un inmueble industrial que encontramos en Asturias, junto con la transformación de la centenaria Curtidora Maribona, en Avilés -  proyecto ligeramente anterior -   para adoptar en lo que a nuevos usos se refiere una solución semejante: la de semillero empresarial. 
Desde su inauguración en el año 1993 hasta la actualidad, la antigua nave de ladrillo sigue felizmente funcionando como Centro Municipal de empresas."

Según algunos testimonios, aquí habría estado antes La Cerillera de José María Marina que habría dado nombre al barrio, sin embargo Gerardo Ruiz Alonso se decanta a que esta estaba unos metros más allá, "al principio de la Cuesta de Veriña, en los terrenos que hoy ocupa el Colegio Público Miguel de Cervantes", junto al cual pronto pasaremos:
"se sabe que la propiedad se encontraba muy cerca de "la fuente de Cultura e Higiene" y de las cuatro casas conocidas como les casines de El Cerilleru, enfrente al cruzar la carretera de Avilés, donde hoy está el Colegio Público Cervantes, situada al comienzo de la Cuesta de Veriña, en la carretera de Avilés. (...)

Como en todas las cosas, hay opiniones diferentes, dichos, hipótesis, etcétera, así la abuela de Oliver, Benigna, siempre dijo que la fábrica de cerillas que dio nombre al barrio estaba instalada en la finca que posteriormente ocupó Cristasa. Pero me faltan datos para corroborar esa hipotética afirmación."

La célebre Chimenea de Cristasa es uno de los símbolos del pasado industrial del barrio y de la ciudad, perdido incluso patrimonialmente casi por entero, como bien lamenta Paco Batalla en El Gijón fabril que nunca existió: un pasado borrado, del que traemos aquí lo siguiente, lo cual encabeza de esta manera: "Gijón se desindustrializó y lo hizo también arquitectónica, urbanísticamente, como acometida por la misma pasión con la que antes se había industrializado"...
"Se cuenta de Guillermo Menéndez Conde, El Chinín, un deportista oriundo de El Natahoyo, boxeador, levantador de peso, pero sobre todo nadador, que en las travesías Gijón-El Musel, mientras nadaba, levantaba de tanto en tanto la vista hacia la costa y comprobaba cuál era la chimenea o grúa más cercana de las quince o dieciséis que, correspondientes a otras tantas factorías y astilleros, erizaban a mediados del siglo XX el litoral oeste de la ciudad: comprobaba de ese modo cuánto le quedaba para terminar. A falta de iglesias, aquellas chimeneas humeantes eran las espadañas de aquella ciudad que era, «sobre todas las cosas, un complejo industrial. Fabril y febril», tal como escribía José Luis Fernández-Rúa en 1958. Sesenta y tres años antes, el escritor madrileño Alfonso Pérez Nieva había escrito que «el viajero que arriba a Gijón en el tren percátase de lo que es la población en cuanto se mete en el ómnibus. A ambos lados del camino descubre varias altas chimeneas de ladrillo, que arrojan columnas de negro humo, y por donde quiera, agrupados en torno de los rojos monolitos de la industria, tinglados, naves, cercas, edificios, carros que van y vienen, un pueblo de obreros, en fin, que se entrega a sus faenas del día».
Chinín tendría que buscar hoy otros referentes espaciales: las chimeneas se desmontaron cuando aquel complejo industrial, aquel pueblo de obreros, fue dejando de serlo. Gijón se desindustrializó y lo hizo también arquitectónica, urbanísticamente, como acometida por la misma pasión con la que antes se había industrializado. Quedan pocos vestigios de aquel Gijón fabril en el Gijón actual si no consideramos como tales los rastros toponímicos; los Moreda, Laviada, Fábrica del Gas La Algodonera que, como nombres de barrios, calles o parques, guardan un recuerdo discreto de las factorías que en sus solares se levantaron. En un momento de preocupación creciente por la puesta en valor del patrimonio industrial, un catálogo de lo que Gijón conserva del suyo en la actualidad se agota en la propia Ciudadela de Capua; la recientemente restaurada Tabacalera, en Cimavilla; la factoría de Cristasa, en El Cerilleru, convertida en un vivero de empresas; la destartalada mina de La Camocha; los antiguos diques secos de Naval Gijón —donde se celebró la Semana Negra entre 2012 y 2019— y la solitaria chimenea de ladrillo que se yergue en la playa de Poniente, residuo de la maderera Castrillón y Compañía, fundada en 1875 y que fabricara unas renombradas cajas para sidra, vinos, mantecas, sardinas y pastas. Reliquias valiosas como son, de ninguna de ellas puede decirse que sea la catedral del patrimonio industrial que podría esperarse de una ciudad como Gijón..."

Hemos de decir que Gerardo nos deleita asimismo con la pandilla de chavales que él conoció en esta calle y sus inmediaciones, "Del patio, de Alejandro Farnesio, avenida de la Argentina y Camino del Canónigo", una de las que conformaba la juventud, desde la infancia a la adolescencia, en diferentes calles y lugares del barrio:
"la formaban: José "el de Liti", Nacho Millán, Luciano y su hermano Manolín, Monchín y su hermano Javierín, Veli, Alberto, los hermanos José Manuel Jiménez "el cura" y Miguel Jiménez, Pepe Ordóñez, Segurola, Ovide, Ridozi y Domi Batalla. También vivían allí los hermanos Campa "los picholos", José Manuel y Gelín, un tío mudu, y Olaya y su hermano."

Hemos hablado de la Casa Picholu, pero solamente por encima, la situada en la calle que recibió un tiempo el nombre del apodo del dueño, el cual se extendió a toda la familia, Los Picholos, cedemos la palabra a Gerardo Ruiz Alonso:
"Vivían en la calle Juan de Austria, donde regentaban una carbonería, "el picholu" y su mujer Celsita, que tenía un hermano deficiente y mudo. El matrimonio tenía dos hijos, Gelín y José Manuel Campa, apodados "los picholos"; uno, Gelu, era buen deportista, desde pequeño jugó bien al rugby y al fútbol en el Instituto de La Calzada. El otro, José Manuel, era lo contrario, no hacía deporte, pero estudiaba bien y pronto sacó una plaza en la Caja de Ahorros de Asturias. El negocio de la carbonería fue decayendo poco a poco, con la aparición de la bombona de gas butano en 1957, que sustituyó progresivamente a la cocina de carbón, y el negocio de la carbonería se vino abajo en los 70. y luego acabó de rematarlo el gas ciudad o gas natural a partir de los años 60. Creo que falleció toda la familia."
En la calle Juan de Austria estaban antaño también las casas de Nacho y Luciano, a continuación de la de Los Picholos, al igual que la Carpintería de Juan, donde este trabajaba con su hijo Beni


De frente y a nuestra izquierda, más allá de donde era el Patio de Tejedor, las nuevas urbanizaciones de la Plaza Campomanes, entre Mata Jove y la Avenida de la Argentina, con la calle del Arquitecto Mariano Marín Magallón, nombrada así por acuerdo plenario del 15-6-2004. En la avenida estaban antaño Les Casines Pequeñes de La Cuesta Veriña, donde una era la Escuela de Vicente. También eran las casas de los Quirós, Arisbel, La Ferrera, Alfredo, Amor, Pilar, Veli, Amor, Lalo y el patio de la panadería de Adolfo:
"las casas de la familia Quirós, Armando Quirós  y Aida Herrera con sus hijas Quetina y Nélida; y Luis Quirós, su mujer  Luisa y sus hijos Gonzalo y Lidia. En la planta baja vivía la familia de Carmencita y Arisbel y arriba los Quirós, que luego se fueron para Gijón, a la calle Dindurra, y las alquilaron o vendieron (no lo sé) a la familia de Edelmiro y a la familia Mielgo, llegada de Samir de los Caños (Zamora), los Paco y Jesús Mielgo. También vivía uno que llamaban Delfín "el panadero" y su familia. Si seguimos hacia abajo nos encontramos con la casa de planta baja o chalet de Adolfo, que tenía también el prau de Adolfo. Y a continuación el patio, callejón, o ciudadela de Tejedor, donde nació y vivía José Rascón "José el de Lili" , con su padre Bartolo y su madre Lili, que murió muy joven, fue una muerte que me impactó mucho por ser la madre de un amigo y muy joven, además -como antes no había tanatorios-, pusieron el velatorio con la caja al entrar en la pequeña casita de José. Luego José y su padre se trasladaron con su abuela, que hizo de madre, a la calle Gran Capitán.

En el patio o callejón también vivían el abuelo de Pepe "el cocón", que pillaba buenes moñes, y sus hijos Pepe (padre de Monchu que tuvo la polio de pequeño, caminaba con mucha dificultad y con aparatos metálicos en las piernas) y su hermano Quinito. Y sus hermanos Laureano (padre de Moisé e Israles Martínez) y Rosalía y Mari Paz. También María "la calderera" y su esposo Rufo "Rufón", y sus hijos Eloína (casada con Rufo), Vitoria, Tato y Rufinillo. 

Además vivían también "la Choncha", madre de Suni, su hermano José Manuel y su padre Ángel, que luego fueron a vivir a Camino de Rubín. A continuación estaba la casa de Monchín, su hermano Javierín, en la que había una peluquería de mujeres, de su madre Marina y su hermana Cuqui, y el padre de Monchu, que luego se fueron a Gijón. Tejedor puso una academia en la que daban clase su mujer y Marisa. Seguido vivían Pepín y su madre Edelmira, hermana de Elisa, que era abuela de Alfonso, el policía secreta. A continuación estaba la barbería de Luis "el chato", donde trabajaban a dúo Arturo y Luis. En el mismo portal, en la parte de arriba, vivía la familia Calvo, la abuela (que no tenía piernas), la madre Mª Ángeles, con tres hijos, una chica, Mª Luz, y dos chicos, Lolo (que se fue a vivir al centro de Gijón) y Pepín (que emigró a los 18 años a Canarias, luego a Inglaterra y acabó en Suiza de mayordomo, cocinero y conductor de una poderosa familia"

Cerca de aquí estaba El Prau Quirós con las casas de este nombre, así como las Casas de Higinio Rodríguez, dueño de la Panadería la Unión. Nos lo explica bien Luis Miguel Piñera, pues además aún existían cuando escribió el libro de las viviendas obreras gijonesas:
"Son dos edificaciones de un piso -números 149 y 151 de la Avenida de Argentina- frente al llamado Parque de La Palmera referencia que existe y que es precisamente la que anteriormente estaba en el patio del Ateneo Obrero de La Calzada; este parque ocupa el lugar del Prau Quirós.

El hueco que hay al lado de estas Casas de Quirós estuvo ocupado por las Casas de Higinio Rodríguez, dueño de la Panadería La Unión a la que se accedía por el callejón que aún se ve. También era propietario Higinio Rodríguez, socio de Higinio Bengoechea, de un bloque de casas donde él vivía en la calle Prosperidad en Jove."

Esta zona de expansión urbana constituye parte de la transformación de El Cerilleru en un área netamente residencial. Esta es la biografía de Marín Magallón en el libro recitado Las calles de Gijón. Historia de sus nombres de Luis Miguel Piñera:
"El arquitecto Mariano Marín Magallón (Barcelona, 1868; Madrid, 1924) dejó en la ciudad de Gijón muestra de su talento en edificios ya desaparecidos como el Teatro Dindurra (1899), en el lugar que hoy ocupa el teatro Jovellanos, o el pabellón central de la Exposición Regional de Gijón de 1899. Pero todavía podemos ver mucha obra de Marín repartida por Gijón y para ello son imprescindibles los estudios que, sobre el arquitecto, hicieron Noelia González Fernández y Héctor Blanco González. Por mencionar algún edificio, citemos la casa situada en la esquina entre Capua y Casimiro Velasco, la situada en Capua, número 9, la construida a finales del siglo XIX para Petra Calderón en la calle Corrida –que albergó en sus bajos, durante muchos años, el popular Café Oriental– y, sobre todo, el popular martillo de Capua, que es en la actualidad la única muestra que se conserva del caserío primitivo que daba al Cantábrico. La calle para Mariano Marín Magallón, junto a las dedicadas a los también arquitectos Mariano Medarde y Luis Bellido, fue aprobada el día 15 de junio de 2004, pero el Partido Popular ya había solicitado calles en Gijón para los tres en octubre del año 2000."

Los bloques de pisos se extienden hacia Mata Jove, a nuestra izquierda, aquí tenemos la Sidrería La Trafalaya, donde estuvieron al frente Juan y Katia y, posteriormente, Pelayo. Así cuentan su nacimiento e historia en su página:
"Todo comenzó en el año 2014, cuando Katia y Juan, unos apasionados por la gastronomía, decidieron dar un paso más y abrir su propia sidrería. 
Con toda una vida de experiencia en los fogones, Katia sabía que la clave del éxito estaba en la calidad de los productos y en la atención al cliente. 
Así que el 1 de mayo de ese año, abrió las puertas de nuestra sidrería en el barrio de La Calzada (Gijón). 
Poco a poco, se fue ganando un lugar en el corazón de los gijoneses, gracias a la calidad de sus productos y a la atención que recibían los clientes. 
Hoy en día, La Trafalaya es un referente en el barrio de La Calzada y en toda la ciudad, y su éxito se debe en gran medida a la pasión y el esfuerzo que Katia y todo el equipo han puesto en el negocio desde el primer día."

La Trafalaya anunciaba a 15 de febrero de 2024 lo siguiente, informando de su cambio de dirección:
"Queridos amigos, Nos dirigimos a ustedes con emociones encontradas, pero llenos de gratitud y orgullo por los momentos compartidos juntos todos estos años. Por otra parte, sentimos una inmensa ilusión por un nuevo proyecto que por supuesto seguirá siendo en la calzada (para nosotros el mejor barrio del mundo).
Dicho todo esto, les comunicamos que la dirección y gerencia por parte de Juan y Katia en La Trafalaya se termina hoy, pero contarán con una rápida y maravillosa nueva apertura (te deseamos muchísima suerte Pelayo). 
Gracias de todo corazón, nos vemos pronto."

A la derecha la calle Alejandro Farnesio, antes de la guerra Eduviges, "nombre de la propietaria de la casa más popular de la calle, posiblemente la primera. De esta manera —Eduviges— se conocía esta calle durante los años veinte y treinta por parte de los vecinos de El Cerillero", nos advierte Piñera, así como que más antiguamente era la calle L, "Esta denominación para la calle de Alejandro Farnesio es la que vemos en el plano «Urbanización del Coto La Calzada. Gijón» que, sin fecha, suponemos fue realizado hacia 1900. Actualmente corresponde a El Cerillero". 


Gerardo Ruiz Alonso la llama la Tienda de Eduvijes "Duvijes" y dice que estaba al lado del estanco:
 "Regentada por otras dos hermanas familia de los del estanco, Marina e Hita. Situada en la esquina de la avenida de la Argentina con Alejandro Farnesio, anexa al estanco".

"Tenían la concesión del estanco Paco y Conchita, padres de Chiti, y allí vendía tabaco para toda la barriada, estaba en la avenida de la Argentina en la acera de la derecha, mirando para la Cuesta de Veriña, en un bajo de un edificio de dos plantas, propiedad de la familia"

En la esquina está hoy día la tienda de artículos de fumador, papelería y regalos Ké t'Apuestes, con administración de Loterías y Apuestas del Estado, y a la izquierda la Peluquería Pachi, sucesoras de los antiguos negocios de la esquina. En el mismo libro, Gerardo les dedica un apartado especial a Eduvijes y la tienda y el estanco que Paco y Conchita:
"Popularmente conocida como la tienda de Duvijes. Era la matriarca Eduvijes, que tenía tres hijas, Conchita, Marta e Ita, la primera casada con Paco, regentaban el estanco de El Cerillero, en un bajo de la avenida de la Argentina, donde estaba la tienda de ultramarinos que llevaban Marina e Ita, que hacía chaflán con las calles avenida de la Argentina y Alejandro Farnesio. El edificio entero era de la familia, bajos y dos pisos, con tres viviendas en cada piso. Marina estaba soltera e Ita estaba casada con Paco"

"El matrimonio formado por Paco y Conchita tenía el estanco de El Cerillero, eran gente muy amable, cuando no traían todo el pedido en la "saca", Paco cogía una Vespa verde que tenía y bajaba a la fábrica de tabacos de Cimadevilla a por provisiones. Tenían una hija llamada Chiti, muy amiga de Nélida Quirós. Chiti se casó con Ramiro, que era de Trubia, pero que trabajaba en la Uninsa de Veriña. Tuvieron dos hijos, Pachi y Paula.

A mis padres y a mí nos apreciaban mucho y vivíamos de alquiler en un piso de su propiedad, en el mismo edificio que ellos, al cual se entraba por la calle Alejandro Farnesio. Yo le di clases particulares a Pachi, que años más tarde hizo la formación profesional de peluquero y se estableció en el bajo que ocupaba el estanco al acabarse la concesión del mismo, y Paula tiene el local donde era la tienda de Duvijes un despacho de quinielas y loterías.

El edificio era entero, con bajos, dos pisos y seis viviendas, sigue en vigencia, haciendo esquina y chaflán a dos calles: avenida de la Argentina y Alejandro Farnesio. Allí vivíamos, en el primer piso, Marina, Ita y Taito en una vivienda, en otra Jesusa y su hijo Luis "el rizos II", y en otra mis padresa y yo. En el segundo piso, encima de mí, vivía la familia de Julín, encima de Jesusa la familia de Amor y Anabel, y encima de Marina vivían Conchita, Paco, Chiti y Ramiro y sus hijos Pachi y Paula."

Seguidamente estaba la Casa de Jesus El Cartero, bien glosado también por Gerardo Ruiz Alonso:
"Quiero recordar que Jesús se apellidaba Balboa de Sandoval, apodado "el cartero" porque su padre trabajaba en la oficina central de Correos de Gijón, era un hombre muy malencarado, iba y venía todos los días a trabajar en el autobús, fumando su puro y con el periódico. Creo que venían de San Sebastián. Eran seis hermanos: tres chicas, Carmen, Matilde y Tere, muy guapas y curiosas, creo que una, Tere, fue Miss Calzada; y tres chicos, José Antonio, Jesús y Benjamín, que murió muy joven. Matilde estaba casada con el olayista (del Club Natación Santa Olaya) Juan Ramírez"

De todos ellos, Gerardo, que vivía al lado, recuerda sobre todo a Jesús, siendo su pandilla llamada la Banda del Cartero:
"Jesús era un poco mayor que nosotros y a nuestra cuadrilla de amigos nos llamaban "la banda del cartero", pues Jesús "el cartero" era el líder, era un chaval muy peleón, se peleaba con frecuencia, era bastante fino repartiendo tortas, como decíamos nosotros de guajes "esti puede mucho". A dicha banda pertenecíamos Alfredo, Fernando, Manuel, Pepe "La Ferrera", Armandín, Lalo, Puga, Paco y Jesús; nuestra base, lugar de juego y reunión, era el Praín, al lado de la calle Camino de Rubín. Jesús luego de mayor tuvo problemas cardiacos, le transplantaron el corazón, pero desgraciadamente falleció poco después, bastante joven."

Rememora bien así Gerardo a aquella saga familiar, así como todos a los vecinos de estas esquinas entre las calles Alejandro Farnesio y Alonso de Quintanilla, donde estaba el bar El Capricho:
"-la panchita" y su familia. esposo e hijas, Marisa y Marimar- vivían en el bajo. Encima, en el primer piso, viví la familia Balboa (padres, tres hermanas y tres hermanos) y "el Chirri" y Violeta, con su familia"

En nuestros días está aquí la Sidrería El Paneru, de excelente sidra, con carta y buen menú del día, de la que escribe el gastrónomo Alonso Mateos en su blog La Llingua Llambiona:
"Es una sidrería de barrio, y todo un clásico en la zona, verdadero referente no solo por su buen hacer en la cocina, si no por los muchos años de trabajo y presencia. 
El local dispone de una amplia zona de sidrería, con mesas y amplia barra, para poder tomar unas botellas de sidra y unos pinchos, y en la zona posterior, un comedor no muy grande, donde poder disfrutar de su carta. 
En la carta podemos encontrar todo lo que cabria esperar de un local como este, raciones, pescados, mariscos, carnes… aunque sin duda uno de sus fuertes, y por lo que es más apreciado, es por el pescado, donde destaca el virrey, la chopa o la merluza. 
Nosotros en esta ocasión optamos por un tapeo clásico, en el que pudimos tomar, de primero unos calamares frescos y unas zamburillas a la plancha (algún dia hablaremos porque lo llaman zamburiñas cuando son volandeiras), muy bueno en ambos casos. Continuamos con unos tortos de picadillo y terminamos con un cachopo clásico. Todo muy bien. Por antojo pedimos también una ración de callos con patatas fritas para probarlos, y resultaron bastante ricos. Para beber agua y Sidra Val D´Ornón DO de Menéndez. 
En general El Paneru es un local que destaca precisamente por una cocina sencilla y clásica, y ese seguramente sea su principal valor. 
La atención fue en todo momento correcta orientándonos en las cantidades. Fuimos invitados a los cafés y no tomamos postres. (...). Un sitio recomendable por calidad, precio y atención."

Y este era el Bar Capricho, de la familia de Mari Paz con su abuelo Sebastián, su padre Ulpiano, que fue portero de fútbol regional, su madre Pili, su hermana pequeña Judit, y Falina, "que luego se casó con Luis "el rizos", dice Gerardo, a lo que añade que "Mari Paz era una niña de melena rubia, delgada, espabilada, revoltosa y mal hablada. Pasaba la mayor parte del tiempo en el bar. Me acuerdo que su familia había emigrado a Holanda, y Mari Paz sabía algo de holandés, pero eran cosas malas, como insultos, tacos..."


La calle Alonso de Quintanilla era antaño conocida como Los Praones pues se dirigía al lugar de la vecina parroquia de Xove así llamado. Enfrente está el Parque la Palmera, ahora dedicado al líder vecinal Manuel Hevia Carriles, cuya biografía explica Gerardo Ruiz Alonso:
"Manuel Hevia Carriles nació en Jove (Gijón) en 1927. A los 12 años quedó sin padre y tuvo que empezar a trabajar como pinche en los hornos de Gijón Fabril, y allí estuvo trabajando 44 años, hasta su jubilación. Tuvo una vida que calificaría de ejemplar. En 1948 se casó con la vecina de siempre desde niños Pilar Arias Carcedo, también de Acción Católica como él, y tuvieron siete hijos.

Fue un destacadísimo líder del movimiento vecinal gijonés. concretamente de La Calzada. Trabajó codo con codo y a brazo partido con el cura de Fátima José Luis Martínez, luchando por la libertad y losa derechos de los trabajadores y de la ciudadanía.

En 1952 lo eligieron enlace sindical y desde dentro del sindicato vertical organizó una célula clandestina en el sindicato USO, cuyo objetivo era luchar por la libertad sindical, empezando con reuniones clandestinas y lanzamiento de propaganda. Formó parte de varias asociaciones vecinales y llegó a presentarse a las primeras elecciones democráticas con el partido Unión Regionalista.

En 1987 le dio un infarto y tuvo que dejar todo prácticamente. Tuvo una vida dedicada a luchar por la igualdad, y su memoria impregna la vida de sus vecinos."

"Primero fue La Bodega y luego El Capricho, de la familia Morán", dice de los orígenes del chigre que había en esta esquina Ruiz Alonso. Luego, en la década de 1960 "lo cogió Bastián, el güelu de Mari Paz (...). Allí trabajaban y ayudaban el padre de Mari Paz, Ulpiano, que fue un buen portero de fútbol con el Calzada en los años 50, la madre de Pili y Falina, que más adelante se casó con Luis "el rizos II"


En El Capricho inició su actividad la Tertulia El Miau, que luego se trasladó calle adelante a la esquina con la calle Gran Capitán:
"... puede considerarse como una organización social, de vecinos, de amigos, que se reúnen en su local para pasar unos momentos de asueto tras el trabajo diario, creando y cultivando la amistad y organizando actividades sociales.

Es una sociedad gastronómica, al estilo vasco del txoco (que significa rincón o sitio pequeño) y a la vez un lugar de reunión y encuentro de los amigos del barrio, donde se va a jugar a las cartas, a echar una partida al mus, al tute o al dominó; a leer el periódico y también a organizar excursiones con las familias. Tiene su sede en la calle Gran Capitán 55 (...)

Se fundó en el año 1969 y su primera junta directiva del año de fundación estaba formada por Abraham Muñiz "Bandín", presidente; Abelardo Suárez Álvarez, vicepresidente; Sergio Fombona Prida, secretario; Armando Menéndez Medina, tesorero; Amador Alonso Sánchez, contador, y como vocales Emilio Vega Menéndez, José Medio Quirós, Juan Fernández Díaz, José Carballo Nava, Ángel Mediavilla Costales, Aquilino Sánchez Álvarez y Manuel Fernández Álvarez.

Las actividades de esta tertulia se iniciaron de forma extraoficial en los años 50 en el bar Capricho, según me contó Marita Morán, y como lo prueba el homenaje al portero Guillermo en el campo del Frontón el 30 de agosto de 1959. Participan equipos de fútbol de tertulias y compiten en mus. En los veranos contrataban un bus de Xavina y organizaban excursiones a distintas playas cada domingo, por ejemplo a Xivares, Bañugues, Verdicio, La Ñora, Playa de España, Rodiles, etcétera. Fue y es actualmente una sociedad muy importante, pues en ella son socios un centenar de vecinos y amigos, que gracias a dicha sociedad mantienen una relación social y de amistad viva. Y el tejido social se va renovando con gente joven, hijos y nietos de antiguos socios que quieren seguir con la tradición."

Según el artículo de María Agra para el periódico El Comercio del 28-4-2024 titulado Miau, la tertulia que dio vida a El Cerillero en años de miseria, la actividad tertuliana empezó en el año 1956, es decir, 13 años antes de la inauguración de su sede actual, que sigue en el mismo sitio que abrió por primera vez sus puertas en 1969


Antes del parque estaba aquí El Güertu de Quirós, familia que tenía sus casas en la acera izquierda de la Avenida de la Argentina, donde estaban también las de Adolfo, El Callejón, la Casa La Ferrera (que tenía tienda), la Panadería de Lalo, el Chigre de Angelín, la tiendina de Carmina y las casas de Lalo y Alfredo, Casa de Monchín, Casa Pepín, Casa los Calvo, Casa de Clarita y Milio, Casa de Javi y Marisa, el Banco de Bilbao, que fue la primera sucursal bancaria de El Cerillero, Casa Luisa y Luis y la Barbería de El Chato, donde trabajaban Arturo Alonso (padre de Alfredo Alonso) y Luis "el chato", a quienes sigue recordando Gerardo Ruiz Alonso:
"... con dos sillones antiguos de barbero, combinando con el rotario sillón la cerámica blanca con la madera y en las paredes adornando una serie de animales de la fauna asturiana, disecados por Arturo, pues era taxidermista; mientras te rapaban sin contemplaciones veías una ardilla comiendo una nuez, una gineta o un gatu montés expectantes en posición de ataque o caza, o una curuxa te miraba fijamente con sus grandes ojos."

 Antes que se hiciesen los actuales edificios, los críos jugaban en un campo conocido como El Praín y aquí estaban casas como la de Millán y Amparo, que vivían con su hija Carmina y su esposo Luis Marrot; al lado estaban José Fernández El Pichu y Nori con sus hijos Pili y Javi, y también Encarna con su hijo Armandín, el del coche Isetta y un Biscuter al que llamaban "La Cajina Cerilles" por su pequeño tamaño:
"El praín era nuestro lugar de encuentro, de reunión, donde quedábamos para jugar, cuando salíamos de casa íbamos al praín, porque allí siempre encontraríamos algún amigo. Era un prado cuadrado, abierto, sin portillas ni muros, multifuncional y polivalente, porque valía para todo, lo mismo jugábamos al fútbol que en él construíamos casetas y chozas, con palos, ramas, rozu, cartones y otros materiales de desecho, diseñábamos barcos y el submarino Sibiu, construyéndolo en el suelo con piedras, hacíamos fogueres y asábamos patatas que robábamos en los huertos próximos. Por San Juan hacíamos una gran foguera. Estaba situado entre la calle Camino de Rubín, la casa de Majestad, la casa y huerto de María "la trapera", la calle Orellana y la finca del Pozu."

"Al fondo del praín vivía María "la trapera" y su hijo Pepe, que trabajaba en el cine Rivero, y su mujer Ramona y dos niñoss, y un magnífico burro que se llamaba Pistolas. El margen izquierdo de la calle Camino de Rubín, visto desde la carretera de Avilés, estaba ocupado por entero por la fábrica de la Cordelería Baras, con un gran prado con pomarada y la chicharra, que era como un trenecito sobre raíles que servía par estirar el cordel y las cuerdas"


El Parque la Palmera era así llamado por la instalación de esta gran palmera que estaba antes en el patio del antiguo edificio del Ateneo de La Calzada. En una de las casas de enfrente vivió con sus padres Gerardo Ruiz Alonso entre los 14 y 25 años tras trasladarse aquí, antigua calle La Fe y actual calle Este, también fue la Travesía Primera de El Cerilleru. En la esquina con la calle Alonso de Quintanilla está el Quiosco de Isi. Detrás, es la calle Orellana, antigua Segunda Travesía y también Motoro. Escribe así Luismi Piñera:
"...con seguridad es de las más angostas de Gijón, pero carece de nombre en la actualidad. Divide la manzana que limita las calles de Alonso de Quintanilla, camino de Rubín, Este y Orellana. Unía, con el nombre de Montoro, estas dos últimas (cuando se llamaban Fe y Travesía 2.ª), siendo paralela a las otras dos."

Al otro lado del parque nuevos edificios se extienden por la calle Camino o Camín de Rubín, topónimo de un barrio de Xove que parece ser antaño abarcaba a estos terrenos de El Cerilleru o La Calzada Alta. Allí se instaló en 1922 la Cordelería Baras S.A., de capital catalán, fabricante de cuerdas, cordeles, bramantes y redes, siendo su director Francisco Villemur Sevilla y, su hijo, Juan Villemur Fabregat, Juanito, uno de sus cargos principales, según Gerardo Ruiz Alonso:
"El jefe de personal era el bueno de José Fernández "Pepín" (dueño de la imprenta La Calzada) y en la oficina trabajaba José Fernández hijo, "el Pichu", que años más tarde se convertiría en un gran empresario y sería el accionista mayoritario del Sporting de Gijón. Mi güela Emilia Muñiz trabajó primero de jornalera y luego de portera de la fábrica. Y en el taller los Millán (padre e hijo( Marrol, Fernando Junquera, Ruiz, La Gaspia, y mi madre Conchita Alonso (hasta casarse con mi padre), Ana Mª Martínez, Elisa, Amor, el Chuchu, entre otros muchos/as trabajadores/as (mayoritariamente mujeres). En 1975 la Cordelería Baras cede gratuitamente 6.619.87 m² de su terreno para la construcción de una escuela. No tuvo mucho tiempo de existencia, debido a un incendio en 1983 que calcinó buena parte de la fábrica, poniendo en peligro muchos puestos de trabajo, pero aún resistió hasta 1989, cuando cerró definitivamente sus puertas."

En el parque, un monolito con una placa recuerda a Manuel Hevia Carriles, en la que leemos:
"El movimiento vecinal es la conciencia ciudadana, Manuel Hevia Carriles, figura señera del vigoroso movimiento vecinal gijonés en la etapa final del franquismo, y al comienzo de la transición democrática, encabezó durante años la representación de la Asociación de Vecinos "Alfonso Camín de La Calzada"

En El Güertu de Quirós tuvieron sus puestos antaño varios célebres zapateros de El Cerilleru, como Eugenio, "que, a pesar de su juventud, no tenía piernas e iba en silla de ruedas con cadenas y propulsándose con las manos". Sigue describiendo Gerardo Ruiz Alonso:
"Más adelante lo sustituyó otro zapatero, Baldonero Rodríguez López, que tuvo en su abuelo y bisabuelo, también zapateros, la inspiración para este oficio. Natural de Zamora, llegó a Gijón en 1962, y ese año obtuvo su primera licencia del Ayuntamiento de Gijón para trabajar de zapatero; años más tarde puso una caseta más moderna, pero ilegal para el Ayuntamiento. Baldomero estaba casado con Victoria Álvarez y tenían tres hijos y varios nietos. Murió en 2014 a los 82 años.

En otra caseta Quirós vendía los periódicos y luego Lucina "la del choricero" cogió este negocio"

Cuando estos eran campos y unas pocas casas, la gente acudía a la espontánea y animada fiesta popular que se celebraba en torno a la Foguera de San Xuan en El Praín:

"Empezábamos a prepararla en mayo, trayendo rozu de los castañeos y del monte de Jove, palos, ramas, cartones y muebles viejos que tiraban, amontonándolos en el praín hasta el día de la quema en la noche de San Juan, el 24 de junio. Ese día preparábamos un muñeco al que poníamos con un mono de trabajo, bien relleno de paja, una boina y lo colgábamos en lo más alto del mástil o palo mayor y central de la foguera. Reuniéndose esa noches los chiquillos, sus padres, familiares y amigos del barrio en una auténtica fiesta. Emocionados presenciábamos la quema de la foguera, cual ritual, saltando encima de los rescoldos y gritando, como chiquillos inocentes, sin saber que estábamos rindiendo culto pagano al sol en el solsticio de verano, el día más largo del año y la noche más corta. Y éramos felices."


Miramos ahora al parque según avanzamos y dejamos atrás la calle Alonso de Quintanilla, donde tenemos el Mesón Lucerna. Antiguamente eran ahí las casas de Consuelo y Lozano, que vivían con sus hijos Manuel Ángel y Fernando, datos todos que nos proporciona en su libro Gerardo Ruiz Alonso, así como la historia de los Quirós, la familia propietaria del Güertu Quirós:
"Empezaré hablando de la mítica familia Quirós con dos dichos sobre este apellido tan noble y asturiano: "No hay dos como la casa de Quirós" y "Después de Dios, la casa de Quirós", ya que dicha familia era con seguridad la más popular del barrio y también por ser la más populosa con 12 hijos, todos muy activos y simpáticos y entre ellos futbolistas profesionales, que les daba mucho renombre y fama a la familia y su apellido.

El patriarca de esta familia de El Cerillero era Casimiro Quirós del "Roxu de Veriña", sastre de profesión, que se casó con Irene Álvarez del "Molín de la Abadía de Cenero". Además de hacer trajes, se establecieron en El Cerilleru con una tienda para todo, conocida como Casa Quirós, al estilo antiguo, vendían desde comestibles y ultramarinos hasta periódicos y era chigre que despachaba café y buena sidra, como lo atestigua que por aquellos tiempos se cantara por toda La Calzada: "Ye Casimiro Quirós el amu de El Cerilleru, un sastre como no hay dos, y además como chigreru en el mundo ye el primeru". En esta tienda chigre paraba un escritor asturiano muy célebre, Emilio Robles Muñiz "Pachín de Melás", que se sentaba a tomar café al lado de una ventana desde donde divisaba a los chavales de Quirós y otros del barrio jugar el fútbol en el güertu, y a ratos escribía... era republicano y asturianista y esto le costó que en la guerra civil lo hicieran prisionero, muriendo en la cárcel de El Coto en 1938.

Casimiro tenía al lado de su casa un güertu (hoy Parque de La Palmera), donde sus hijos rompían les alpargates pegando balonazos, y del mismo salieron cinco extraordinarios jugadores de fútbol. Los cinco jugaron con el Club Calzada, donde en 1923 jugaban cuatro a la vez, dispersándose luego por varios equipos. Armando y Paco ficharon por el Real Sporting de Gijón. Sus gestas deportivas fueron contadas en la literatura por el escritor Luis Aurelio: "Cinco hermanos, cinco furies en el xuegu del balón. Casimiro, Fero, Paco, Paco, Armando y Luis... cinco son. Y los cinco, cinco goles, por esos campos de Dios".

Armando Quirós Álvarez nació en Gijón en 1906 y murió en 1982. Jugó 13 temporadas en el Sporting de Gijón, desde 1928n a 1941, y en el Oviedo. También jugaron su hermano Paco y su cuñado Herrerita.

Una anécdota increíble es que tantos hermanos jugando al fútbol y nadie de su descendencia salió futbolista, que es raro y curioso, pues además el cuñado de Armando Quirós era el fabuloso jugador gijonés Eduardo Herrera "Herrerita", que jugó en el Sporting, fue buque insignia del Oviedo y jugó en el Barcelona, hermano de Aida, la mujer de Armando.

Armando vendía en el portal de tu casa los periódicos y en una caseta del güertu, hasta que se retiró y cogió el negocio Lucina "la del choricero" y pusieron una casetina en el güertu de Quirós, donde los vendía..."

En el año 1953 empezaron a funcionar los autobuses municipales y una de sus líneas llegaba a El Cerilleru, donde bordeaba El Güertu de Quirós por esta calle y estacionaba en el Camino de Rubín, donde tenía su última parada. De aquella los autobuses tenían, además del conductor, un cobrador, que se situaba detrás


Un verdadero "reguero de casas" eran las que había en la carretera de Avilés, aquí Avenida de la Argentina, situadas a cada lado y que partían de La Cuesta Veriña:
"a un lado les pequeñes casines de planta baja, en la última vivían Dominica y su marido Balbino, padres de Maruja Álvarez Tillitu, y esta madre de Julio Roces y abuelos de Julio y Pirri; otra casina era la escuela de Vicente; otra la de Maruja "la morena" y su hija Julita; al lado de la fuente vivían la familia de Cándida y Pepe con sus tres hijas: Loli (y la nieta Gisela), Nuri y Mari Carmen; y más abajo de la fuente de El Cerillero vivían muchas familias o tenían negocios, como al lado de la fuente la carnicería del Pilu y Enedina y su hija Rosa Mari; (...) siguiendo hacia abajo, (...) nos encontramos con la tienda de Tuna y de Araceli (de los de Agostón), la casa de Álvaro de "La Ferrera" y Marujina, la casa de "el bigotes" y su mujer encima de la que luego sería la primera entidad bancaria de El Cerillero, el Banco de Bilbao; y el callejón por donde se entraba y salía de la panadería de Adolfo, el güelu de Lalo, desde antaño el padre de Lalo salía y entraba con carro y caballo, y luego con su furgoneta DKV, a repartir el pan; a continuación  estaba el viejo despacho de pan. Seguimos hacia abajo y nos encontramos las casas de dos y tres pisos, donde vivían Mieres, su mujer y su hija Gloria; Gelu "el malu" con su madre; Juanele "el cantante"; José Álvarez y sus hermanas con su madre; Lisa, la madre de Genti y Roberto "balanchu" -que también estuvieron en Alemania- y su hija Jaque; y Maruja "la corexa". También estaba ahí el chigrín de Angelín y la tiendina anexa de su hija Carmina; seguido estaba el portal de la panadería, con vivienda en el bajo, donde residían Adolfo e Inés, Lalo y Amelia con sus hijos Lalo y Jorge y la prima Matilde. Era un edificio de tres plantas y en la primera vivían Amor y su madre y todas las tardes venía a visitarlas su eterno novio, tuvieron muy pronto una tele e íbamos a ver los sábados "Viaje al fondo del mar"; Pilar y su marido con sus hijos Joaquín y Rubén, que se marcharon para las casas de la Junta, y el piso lo ocupó la familia Puga, que llegó del occidente asturiano, de Vegadeo concretamente, con dos hermanas y dos hermanos. Arriba, en el segundo piso, vivían Arturo Alonso, Feli y su hijo Alfredo, y vecinos de puerta eran Josefina y Avelino, Alberto y Veli y su abuela, hasta que fueron a vivir a la Govasa en la calle Gran Capitán. Si seguimos bajando nos encontramos con la casa y tienda de Laureano "La Ferrera", siempre con su mandilón gris, tirando de la carretilla y trabajando, cazador y pescador empedernido, y su mujer Julia, que llevaba la tienda; allí vivía también su padre, "el amigo" Sergio, químico jefe en Moreda, y en algunos momentos su hijo Pepe "el de La Ferrera" y su nieto Pepín, amigo de la pandilla o banda del cartero."

"La tienda de La Ferrera era la mejor tienda de El Cerilleru, tanto de fachada azulejada, como por dentro. Era de Laureano y la llevaba Julia, su mujer; era una tienda curiosa, muy amplia, con grandes estanterías de madera, que tenía de todo, muy bien cuidada. Estos eran los abuelos de Pepín de "La Ferrera", que compartía pandilla con nosotros, "la banda del cartero"


La Tienda de Carmina estaba también en la Avenida de la Argentina, pegando con el Chigrín de Angelín, era pequeña y despachaba Carmina, tía de Manuel Ángel y Fernando, donde compraba mucho la madre de Gerardo:
"Cuando mi madre pasó malos momentos por su temprana orfandad, Carmina la ayudaba y le apuntaba en la libreta, dejándola llevar alimentos fiados, que pagaba a fin de mes, saldando así las deudas. Siempre me lo dijo mi madre "Carmina fue muy buena conmigo". Me acuerdo de comprar allí para merendar un riche (bollo) de pan y lo llenaba de anchoas, baratísimas por aquellos tiempos."

Cruzamos la calle del Camino de Rubín, por donde Gerardo Ruiz Alonso veía a su abuelo Pin "el paisano" ir y volver al Chigrín de Angelín, junto a dicha Tiendina de Carmina:
"Era de Angelín, padre de Carminba la de la tiendina y de Consuelo y güelu de Manuel Ángel y Fernando. Estaba en la Avenida de la Argentina, al lado izquierdo mirando para Veriña. Se comunicaba por una puerta corredera con la tiendina.

Era un chigre a la vieja usanza, mesas largas de madera, bancos corridos, forgaxes (virutas) por el suelo, pellejos de vino y cajas de madera de sidra, mucha sidra, partidas de mus, tute y dominó y apuntando con tiza en las mesas de madera, mientras se degustaba media de vino, unos culetes de sidra o un campanu, con ese olor en el ambiente característico a sidra y vino y algún paisano vestido de mahón y con boina cantando tonada asturiana o asturianades. En este chigre ya paraba mi güelu Pin "el paisano" antes de 1950, y cuando se pasaba un poco con la sidra se ponía alegre y venía andando haciendo eses por el Camino de Rubín cantando asturianades al altu la lleva (a voces) hasta llegar a casa frente a la puerta de la cordelería."

Y es que la casa natal de Gerardo Ruiz Alonso estaba en este Camino de Rubín, más allá de la parada de autobús (a la que antes mencionábamos), al lado de la Cordelería Varas:
"con esquina a Hernán Cortés y frente a la puerta principal de la cordelería nací y viví hasta los 8 años, con mis padres Enrique y Conchita, y mis primeros vecinos fueron el matrimonio formado por Maruja y Armando Abella, maquinista de Renfe, y su hijo Armandín, que más tarde se fueron a vivir a Oviedo y alquilaron la vivienda al matrimonio formado por Maruja y Armando Lombardía y su mujer Magdalena y su hija Mª Carmen (funcionaria de la DGT), oriundos de Vegadeo.

En la calle Camino de Rubín, frente a la cordelería, en unas casas viejas, en el primer piso, vivían "Falo" Rafael Martínez Martínez y Orfelina González Alonso, y su hija Ludi Martínez González. En la misma casa, en los bajos, vivían Iván y Salesa Rivas, ya muy mayores, y Ángeles "la catalana" (la llamaban así pero era valenciana) y su hija Escolasti, siempre con la radio puesta escuchando y tatareando a un famoso y joven Manolo Escobar y a un incipiente Raphael, que empezaba a triunfar allá en la década de os 60.

En la cordelería vivían el director Francisco Villemur Sevilla, su esposa Rosita Fabregat, sus hijos Mari Rosa y Juan con su esposa Conchita con sus tres hijos: Nuria, Marta y Joaquín Villemur; también los guardeses Ruiz y su esposa Josefina.

Al lado quedaban las casas de la familia Carballo: una de planta baja la vendieron a la familia de Francisco, su mujer Antonia y sus tres hojas,  Pili, Emilia y Mercedes Martínez Prada, anexas a unas casas nuevas de planta baja y primero, del Carballo, donde vivían Aurora Nava, Pepe Carballo Argüelles  y su hijo Pepín con su mujer Alegría y sus hijas: Margo, más tarde nació Nélida y después Laura. Con todas estas chicas compartí mis primeros juegos infantiles en El Cerillero. 

Por detrás estaba la casa de Máximo y Sara y su hijo Javier, coion unas parras de uvas excepcionales y un gran prado que miraba  a la Govasa, por la calle Alonso de Quintanilla, donde jugábamos a menudo al fútbol.

Atravesando la calle Gran Capitán, y siguiendo por el Camino de Rubín, vivían Majestad y su esposo Benigno con su hijo José Manuel Fombona, que tenía una estatura inusual en aquella época, más de 1'90 m de altura, y que jugaba a un desconocido deporte que llamaban entonces balonvolea (hoy voleibol).

Debajo de su casa, en la planta baja, semi-sótano, vivía la familia Marugán, abuelos maternos de Oliver. Este vivía con sus padres en un piso en la Govasa que daba al jardín. Luego se instaló en el bajo sótano de Majestad la familia de Manolo Pastur, que jugaba muy bien al fútbol, jugó en el Instituto de La Calzada, en el Pinzales y en el Ensidesa, donde lo entrenó Campanal, y fue jefe comercial en la Trefilería de Gijón, con sus padres y su hermano. Cuando Majestad y Benigno se fueron para el centro vino desde Galicia a vivir la familia Bouza."

Sale el autobús de la parada del Camino de Rubín. A partir del cruce la Avenida de la Argentina da paso a la carretera de Avilés propiamente dicha, a la que llegaba el muro de la Cordelería Baras, familia de empresarios catalanes que fundaron la empresa, siendo su director Francisco Villemur Sevilla, de Barcelona, quien se casó en 1930 con Rosa Fabregat, de Reus (Tarragona). Los recuerdos se agolpan en la mente de Gerardo Ruiz Alonso y se hacen un magnífico libro:
"El señor Francisco manejaba un Seat 600 color verde oliva, por El Cerillero, La Calzada y Gijón, cuando nadie tenía coche. Unos de sus pasatiempos favoritos era su afición a la cría de canarios, recuerdo que tenía unas pajareras muy grandes y guapas con muchos canarios, que vivían y volaban en libertad por la grandeza y espacio de las pajareras. Su hijo Juanito fue un alto cargo de la fábrica, conducía un Seat 600 y se casó en 1957 con Concepción Bnito, mujer muy elegante, guapa y curiosa, como decimos en Asturias. Tuvieron dos hijas y un hijo, Nuria, Marta y Juan, ambos de carácter dulce, sensibles y muy bien educadas, que compartieron la infancia conmigo, jugábamos juntos en la cordelería y también extramuros fuera de la fábrica por el Camino de Rubín. Además, nos juntábamos también con Emilia, Pili, Mercedines, Margo y Alfredo. Fuimos muy felices. (...)

La familia Villemur vivía en una preciosa casa chalet dentro de la cordelería. También vivían dentro de la fábrica Ruiz y su esposa Josefina, con sus hijos Víctor y Angelita. 

Acudía con frecuencia a la casa el tendero Laureano "La Ferrera" para suministrar los víveres a la familia, iba en moto y ataviado con mandilón gris y lápiz sobre la orejan (...).

La cordelería dio muchos puestos de trabajo, en ella trabajaron muchos vecinos y conocidos de El Cerilleru y La Calzada, como José Fernández padre, que era el jefe de personal; José Fernández "Pichu" hijo, que era administrativo; Carmen y Ángeles Fourneu, que eran administrativas; mi güela Emilia Muñiz, que era jornalera y portera; mi madre Conchita Alonso; los Millán (tres generaciones) padre, hijo y nieto -Nacho Millán-; Luis Marrot, Jesús Ordóñez "Chuchu", Hortensia "la Gaspia", Amor, Fernando Junquera, Primitivo Ruiz, Prudencio Calero y su mujer Valentina, Ana Mª Martínez, Ángel, Fernando, Benjamín, Elisa y Luz, Conchita Piedecasas, portera; Pili y María Jesús, Angelita Camba y su hijo Julio y un largo etcétera. Mi padre Enrique también trabajó en una granja de pollos que tenía Juan Villemur dentro del terreno de la cordelería. Cómo me acuerdo del pito o sirena de entrar y salir de los trabajadores de la fábrica, lo siento como si fuera ahora."

La sirenas de las fábricas hace tiempo que han dejado de sonar. Siguiendo con las casas que hubo avenida arriba, Gerardo Ruiz Alonso recuerda la de Manolo "Zamora" y Nieves, que vivían con su hija Marisa, casada con Carlos, jugador de baloncesto, "una bella casita de planta baja con huerta y animales (gallinas y conejos)", también a las casas de Amador Alonso, Sergio Fombona y Soledad (con sus hijos Marilís y Sergio):
"En la Cuesta de Veriña, un poco más abajo, vivían los hermanos Gelu "el gordo" y Calo "el delgado"; Miguel; Toño "el rubio", alto y elegante, que jugaba al baloncesto con el instituto; el matrimonio formado por Pilar y Pepe con sus tres hijos, José Manuel, Luisw y Juan Ramón González Fernández; "Bandín" y su mujer Magdalena con sus hijas Toñina y Marián; y el exfutbolista Germán con su esposa Toña y sus dos hijos, Germanín y Guillermo, en una preciosa finca con terreno y casa"

A nuestra izquierda la calle Solar, donde estaban Les Casines del Cerilleru, ciudadela obrera al lado de una antigua fuente construida por la Sociedad de Cultura e Higiene de La Calzada en la década de 1930. Según datos de Luismi Piñera. También estaban Les Cases de Fombona, de Robustiana Fombona, que llegó a tener 34 habitantes y Les Cases de Uría y del Patrón, parte de la calle, al fondo, es El Camín de la Fame. Luismi Piñera nos habla de todo ello y, también muy importante, a quién podría estar dedicada realmente la calle:
"Podría tratarse de una calle así llamada en recuerdo de Eutimio Solar, hombre del republicanismo gijonés y colaborador de la sección de La Calzada del Ateneo Obrero. Precisamente al comienzo de esta calle Solar todavía se distinguen restos de una fuente inaugurada en los años treinta por Cultura e Higiene de la Calzada Alta o El Cerillero, asociación a la que es posible que perteneciese también Eutimio Solar. 

Nombres anteriores: Camino de la Fame (Parcial). Aparece ese nombre, aplicado a un camino de esta zona, en los planos del proyecto de Ordenación Urbana de Valentín Gamazo. Casas de Fombona (Parcial). Se encuentran al inicio de la calle Solar estas Casas de Robustiano Fombona, presidente de la Junta Vecinal de Jove en 1930. Casas de Uría (Parcial). Un poco más adelante, en la calle Solar, junto a los locales de la empresa de Transportes Urbanos y con una estructura parecida a las tradicionales ciudadelas. Casa del Patrón (Parcial). Este nombre era aplicado a unas casas en un lugar que hoy situaríamos entre El Cerillero y la Estación de Mercancías de Tremañes, pero aparecen también unas Casas del Patrón dentro de una distribución de parroquias que se hace en el periódico El Liberal de Gijón (19 de noviembre de 1893), en las inmediaciones del monte El Pericón, en Ceares."

Gerardo Ruiz Alonso, por su parte, nos dice que aquí estaba la carnicería de Pilu y Enedina con su hija Rosa Mari, cerca de la fuente municipal de la calle Solar y, a continuación, la Tienda de Tuna. Luego, calle Solar adelante, "sin asfaltar, camino del campo de fútbol del Veriña, vivían Luz -la suegra de Hevia Carriles-, Quico "el electricista", su mujer Marina y sus hijos Loli y un varón; la familia de Duarte, con dos hijos, y Ceferino Quirós"


Al fondo, al final del camino, estaba la casería del Patrón, ya muy cerca de "la vía y la casilla de Renfe"
. De él cuenta Gerardo de esta manera:
"El patrón" era un personaje de El Cerillero, creo que se llamaba Manolo, pero todos lo conocían por el apodo de "el patrón". Manolo "el patrón" pertenecía a una casería que vivía en una casería típica asturiana de la zona rural, con casa finca, praos, hórreo, cuadra y huerta, a la que se accedía por la calle Solar hasta llegar a su casa, al lado de la vía del tren, donde había una casilla de Renfe que en su época habían ocupado, entre otros, los abuelos Marugán. Criaba ganado, sobre todo vacuno. También vendía leche y mucha gente iba a casa de "el patrón" a comprarla. A Manolo "el patrón" le gustaba cantar y por ello pertenecía al coro de la Sociedad de Cultura e Higiene de La Calzada Alta, en los años 30, junto con Luis Quirós, Pepe Carballo, Falo Martínez y unos cuantos más de El Cerilleru. "El patrón" era muy nombrado en El Cerillero, pero vivía un poco aislado y lo conocí poco. Era un solterón empedernido y murió como tal, con una cuidadora de les casines pequeñines de El Cerillero, llamada Geli, que se ocupaba de él."

Realmente y aunque seguimos en El Cerilleru, desde el Camino de Rubín y la calle Solar se pasa a la parroquia de Veriña, según se recoge en los mapas callejeros oficiales del Ayuntamiento, en concreto el Mapa Callejero  de las parroquias de Veriña y Puao, que puede consultarse:



A la derecha, el Colegio Público Miguel de Cervantes tuvo su origen en aquel terreno que cedió la Cordelería Baras para fundar una escuela. Aquí, según indagaciones de Gerardo Ruiz Alonso, habría estado la fábrica La Cerillera que daría nombre al barrio. Luismi Piñera es de la opinión que más que una fábrica de las de la revolución industrial se trataría de una factoría artesana, y de esta manera nos lo descubre en Los papeles del archivo, que publica en el diario La Nueva España y que cita Gerardo Ruiz en su obra:
"Yo creo que aunque digamos fábrica no era tal, desde luego no figura en ningún tratado sobre la industrialización de Gijón. Porque estamos hablando de 1862. Sí que sería un sitio donde se "fabricaban", digamos a mano, por tanto, hablamos de una manufactura, cerillas y supongo cosas como fuegos de artificio. En Gijón hasta Jovellanos habla de fuegos de artificio y los había en las fiestas, procesiones y eso. Lo lógico es que esas "fábricas" no estuviesen en el centro de la ciudad. Por seguridad, claro. Sobre esa fábrica de El Cerillero, que supongo acabó dando nombre al barrio, hay un expediente en el Archivo Municipal. Es el que cito en el artículo: número 26 del año 1861. Es el único expediente del AMG (Archivo Municipal de Gijón) que habla de una fábrica de cerillas en esa zona. José María Marina, solicitó la licencia de obra en 1862"

La nave de La Cerillera tendría, según el expediente nº 26 del año 1862, 44 pies de frente, 25 pies de fondo y 12 pies de altura. Un pie son 30,48 cm por lo que se piensa que el tamaño era más bien el de una manufactura artesanal que el de una industrial. Otro erudito, el filólogo Ramón d'Andrés, resume así el tema en su Diccionario toponímico del concejo de Gijón:
"En 1862 el gijonés José María Marina instala una fábrica de cerillas en una zona que en aquel tiempo estaba apartada de cualquier edificio urbano. En la solicitud realizada al Ayuntamiento pide «instalar una nave para fabricar fósforos que tenga 44 pies de frente, 25 pies de fondo y 12 pies de altura». Se conoce como L’Alto’l Cerilleru la subida de la carretera que sale desde La Calzada en dirección a Avilés."

Las torres se erigen y multiplican por doquier en esta zona de expansión urbana hacia el oeste, entre el Camino de Rubín y la calle Espinosa. Antaño, el río Rubín atravesaba el barrio desde más atrás, detrás mismo de la cordelería, para desembocar en la Playa L'Arbeyal. Ahora pasa subterráneo pero Gerardo Ruiz bien se acuerda de él y de ir a jugar allí


La Cuesta Veriña y L'Alto'l Cerilleru, Más parques y zonas verdes en las nuevas urbanizaciones, con nuevas calles como la del renombrado gaitero Manolo Quirós, de quien nos habla también Piñera:
"El gaitero Manuel Rodríguez Osorio (Ricabo, Quirós, 1949; Gijón, 2001), conocido como Manolo Quirós, descubrió la gaita de la mano de los maestros gaiteros del Centro Asturiano de Madrid Rogelio Fernández y Graciano Lafuente, cuando estudiaba en la capital ingeniería de telecomunicaciones. A partir de 1974 Manolo Quirós entra en contacto con gente de la tonada asturiana, a través de El Presi, y acompaña a la gaita a El Che de Cabaños y Mari Luz Cristóbal; en 1977 participa con el grupo Nuberu en experiencias donde se combina la gaita con los instrumentos electrónicos. Fiel a la tradición y atento a las novedades, Manolo Quirós trabajó por la dignificación de la gaita desde varios frentes, uno de ellos el pedagógico, como docente en la Universidad Popular de Gijón. Además de múltiples colaboraciones con cantantes de tonada, grupos de folk, cantantes líricos y coros, grabó a lo largo de su carrera ocho discos en solitario: el primero, Alborá, de 1982, y el último, Latidos de la tierra, publicado en el año 2000. La calle dedicada a Manolo Quirós está situada en la zona de expansión que supone Mata Jove, en el occidente de Gijón."

Un poco más adelante a la derecha está la calle Espinosa, donde había varias caserías "que tenían huerta, hórreo, prados y casa, y se dedicaban a criar ganado, vacas, gallinas o concejos", apunta Ruiz Alonso, siendo una de ellas la de Fran, casado con Marina Junquera Ordóñez, con quien tuvo cinco hijos: Gerardo, Carmina, Paco, José "el Pilu" y Violeta:
"Fran era el abuelo de Gerardo "el enfermeru" y de su hermana Mari Carmen Martínez de la Fuente. Fran se llamaba Francisco Martínez García y había nacido en El Cerillero, Además de la casería, se dedicó al oficio de panadero en la Panadería la Amistad, de La Calzada.

Fran tenía una burra muy famosa en el barrio y a la que cuidaba mucho, casi más popular que el amo, llamada "Jerezana". Luego tuvo otra burra llamada "Estrella". Todos conocíamos a esa familia como la casa de Fran, el prau de Fran y la burra de Fran. Muy aficionado a la bicicleta, participó en varios concursos, y ganó una carrera de bicis de veteranos en El Cerillero en 1953.

Gerardo Junquera Castro era el bisabuelo de Gerardo "el enfermeru", por parte de su hija Marina Junquera Ordóñez, madre de Gerardo Martínez, padre de Gerardo "el enfermeru". Fue vigilante jurado de la seguridad de Cristasa, nombrado en 1911."

En uno de los bajos del edificio de la derecha, está el Restaurante El Camionero, al que le dedica el gastrónomo e historiador Luis Antonio Alías su artículo culinario en El Comercio del 24-2-2024:
"Ya no es el chigre de pintas, culinos y menús diarios de José Manuel y Julia, sus fundadores hace casi medio siglo, recreo obrero para las fábricas y talleres que vitalizaban Moreda, El Natahoyo, La Calzada y Jove, antesala de las imperiales Uninsa y Ensidesa. Ahora prefiere ejercer de restaurante popular aunque reposado; básicamente las mismas especialidades con entorno de casa de comidas, incluso de trattoría o bistró, pero muy a la asturiana.
Recién llegados de Grao, el matrimonio antes citado homenajeó en el rótulo la profesión previa de José Manuel, distribuidor de leche con su camión por las aldeas mosconas. Y el nombre atrajo. Abundan los cazarestaurantes que ven en los aparcamientos llenos de camiones seguros cumplidores de los tres requisitos popularmente buscados a la hora de restaurarse: gusto, gula y gasto; o sea, el siempre deseado bueno, bonito y barato. Una creencia discutible, que los camioneros en viaje han de comer rápido, flojo y sin gota de alcohol. 
Aquí tales requisitos se grabaron a fuego y pota, de los padres al heredero, José Ramón, que viene adaptándose al cambio de época que vivimos tras las pandemias (menos horario y plantilla) siempre dentro del marco fundacional. 
José Ramón, pues, trabaja solo: él guisa y él sirve. Cierra además sábados y domingos, una tendencia que crece: el poco margen y la falta de personal van cambiando nuestro antiguo panorama de noches populosas y movidas. Por laborables prepara desde bien temprano unos cuantos clásicos y un par de menos frecuentes, mientras muchos clientes le llaman el día anterior para asegurar sus guisos cabezaleros, sirvan de ejemplo les fabes con compangu de procedencia familiar (igual que el pote), o el bacalao, el arroz con bugre, el adobo, los callos, la carne guisada, el chuletón astur o les manines de gochu. 
Subrayemos elaboraciones siempre al momento, uso exclusivo de aceite de oliva (ese ahora nuevo lujo en el país máximo productor), y los cachopos cuidados, con destaque para el de la casa, gratísima combinación de xatu, chosco tinetense y afuega'l pitu. 
Las raciones llegan generosas. ¿Cómo (advervial y de comer) son tan amplias? –pregunto al discreto José Ramón–. «Si pongo menos mis padres me matarían», contesta sonriente."

Al lado de El Camionero tenemos también el Bar Ruta de la Plata, con su terraza, en la esquina con la calle Espinosa


La ciudad crece hacia el oeste por terrenos hasta hace poco eminentemente rurales cerca de la que fue la casería de Fran


Las aceras son amplísimas, muy anchas, en estas nuevas urbanizaciones del extremo occidental del casco urbano


Cruzamos aquí la calle Manolo Quirós y vemos, carretera arriba, el final de La Cuesta Veriña, donde está la gasolinera


Poco antes del final de la cuesta, la Torre Horizon es un símbolo urbanístico de la nueva ciudad que vuelve a los parámetros de crecimiento en altura, relativamente aparcados tras los años del desarrollismo, tal es la demanda de vivienda en la creciente urbe gijonesa


A nuestra derecha, más allá de los edificios de la calle Espinosa y sus transversales, llegamos a ver ya, al norte, El Monte les Cabañes (131 m), antesala de La Campa Torres, en la parroquia de Xove


Más a la izquierda El Monte la Llana (161 m), en Veriña de Riba, zona también llamada L'Alto Veriña


En lo alto, en una meseta de la serranía, La Casa'l Condesu, por la parte llamado también El Monte'l Condesu. Más abajo vemos bien la carretera La Campa Torres, que sale del cruce que acabamos mencionar en lo alto de La Cuesta Veriña


La carretera La Campa pasa, a la derecha por Les Cases de Rafaelín y Casa Parada, teniendo el primer término el antiguo Bar La Panera, ahora el célebre restaurante A Caldeira, especializado, como su nombre indica, en pulpo, pero también en gastronomía gallega y asturiana en general, fundado en 1985 debajo de una panera, de ahí su primer nombre, luego fue creciendo y ampliándose


También Luis Antonio Alías le hizo hace tiempo su pertinente visita, y así la publica en El Comercio del 1-10-2015:
"Lleva ya mucho -treinta años y unos días- dando refugio, sidra, ribeiro, tapas y comidas a quienes visitan este promontorio panorámico y arqueológico de Torres, primer Gijón o Noega hasta que los romanos inventaron Cimadevilla. 
Los occidentaliegos destacan como hosteleros por nacer en tierras lejanas, aisladas y emigrantes; aquí el anfitrión nació en Negueira de Muñiz, concejo ya gallego aunque rodeado por Asturias, donde el paisaje, el río Navia, los hórreos, el habla y la gastronomía se mezclan. Por eso, adolescente en Gijón, juntó esfuerzos, asumió riesgos y adquirió la quintana con panera que distribuye sidrería, comedor, parque infantil y terraza: Quise, por considerarme de ambas partes, que mi cocina compartiera sabores de Galicia y Asturias, dice José María. 
En consecuencia el pulpo ejerce de enseña de la casa, sea a la gallega, a la plancha, a la vinagreta, amariscado, con almejas y langostinos, en arroz caldoso o en caldeirada; y la oreja, la merluza, el lacón con grelos o la zorza con cachelos tienen el punto que complacería al mismísimo Maeloc, obispo de los Britones (aunque lógicamente nabos y castañas ocuparían el lugar de patatas o cachelos). Pero Amparo, la esposa, y Lidia, la hija y pronto sucesora, unen terra y tierrina preparando con acento asturiano, gijonés y de Jove arroz con bugre, chuletón a La Campa, pixín con crema de oricios, lenguado relleno, chopa o rodaballo a la Casa o cordero al horno. Y fabes y sidrina, sólo faltaría. 
José María anuncia: Si no sale satisfecho de la casa, dígaselo al jefe, y si sale satisfecho a sus amigos. Lo segundo prevalece."

A la derecha de A Caldeira sigue la carretera La Campa. por La Fuente'l Pingón, a donde llega el Camín de Rubín, cerca de El Monticu, así como El Camín del Castañéu. Ahí por esa ladera discurre la divisoria entre las parroquias de Veriña y Xove. Más cerca, los edificios de otra zona de expansión urbanística, esta en Xove, en La Iría la Fame y La Iría de Polía, al norte de El Cerilleru


En la cresta de la loma hay diversos ramales a otros barrios de Xove, La Piquera, Les Cabañes, Rubín, Xove de Riba...


Transición entre lo urbano, lo rural y lo residencial, a un lado bloques de pisos y a otro viviendas unifamiliares, algunas con hórreo, pero prácticamente han desaparecido las caserías de antaño, los nuevos usos son eminentemente residenciales

 
La Cinta, La Mina, Los Areneros, Felechoso... lugares xoveros por excelencia y atalaya sobre puerto, ciudad y concejo


Palmeras y un chalet indiano de época rememoran aquellos tiempos de los americanos retornados con fortuna


Caminos hacia El Muselín, en las inmediaciones del puerto de El Musel


Bajo nosotros pasa precisamente el Ferrocarril de El Musel, con su profunda trinchera, a los lados, huertas en la zona de El Campón y también tupidos matorrales 


La Torre Horizon, de 14 pantas y 60 viviendas, todas exteriores, es una de las nuevas grandes atalayas de la ciudad y, como dice su promoción,"es uno de los proyectos más atractivos que verá la ciudad de Gijón en los próximos años. Su sofisticado y vanguardista diseño, así como la utilización de una tipología que rompe con la tradición de la zona, hacen de éste un proyecto único".


A sus pies y a nuestra derecha la calle Pololo, otra de las de misterioso origen, dice Piñera: "Aparece, por primera vez, en un callejero de 1942, pero no en los Censos de Población; ningún gijonés vivía ni vive en la calle Pololo, al ser en realidad un tramo de carretera."


La calle continuaba hasta la famosa empresa de componentes eléctricos Crady, fundada en El Llano en 1957 pero que se traslado luego aquí, llegando a ser una empresa puntera, con 750 trabajadores, en los años 70, dueña de varias patentes y con una red de distribuciones en varias ciudades españolas


Más tarde una grave crisis hace que los propios trabajadores se hagan cargo de ella en subasta pública, trasladándose a Porceyo y continuando su actividad hasta el año 2012. Aquí está ahora el Parque de Xove. De ella escribe Gerardo Ruiz Alonso:
"Se dedicó a la fabricación de aparatos eléctricos, cajas terminales, portafusibles, fusibles, material eléctrico de alta y de baja tensión. Llegó a ser una gran empresa en los años 70 del siglo XX, con unos 750 trabajadores. De mi familia trabajaron en ella mi tío Lolo Alonso, que fue un alto cargo, y el primo de mi madre Arturo Alonso. Pero no tardó mucho en entrar en crisis y los trabajadores se hicieron cargo de ella, formando una sociedad anónima labora, pero no resistió la crisis y cerró definitivamente en 2012"

La Torre Horizon simboliza también los nuevos usos residenciales del terreno, avanzando ya por la parroquia de Veriña hacia Puente Secu y el industrial valle de los ríos Pinzales y Aboño






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