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jueves, 16 de mayo de 2024

SIGUIENDO LAS CONCHAS DORADAS DE GIJÓN/XIXÓN, ASTURIAS (3) ZARRACINA (EL TEJEDOR) Y EL BALAGÓN: RECUERDOS DE SIDRA Y CHOCOLATE

Avenida de la Costa y Zarracina

Siguiendo las conchas doradas que jalonan el itinerario xacobeo por la ciudad de Gijón/Xixón recorremos la Avenida de la Costa, que vendría a seguir más o menos el itinerario del milenario camín real costero que recorría desde tiempos ancestrales el paso natural de la rasa litoral asturiana que se extiende entre las montañas y el mar paralelo a las sierras costeras y la Cordillera. De esta manera, atravesando el casco urbano de este a oeste, por la zona de Los Campos dejamos el barrio de L'Arena y entramos en el del Centro por Zarracina, una antigua barriada obrera que tomó el nombre de la industria sidrera de este nombre, Industrial Zarracina, que se estableció en el barrio, antes llamado El Tejedor, en 1863, tras su primera sede en Somió, y donde permanecería hasta su traslado al Polígono de Porceyo a finales del siglo XX

Este trayecto, antaño entre campiñas y cercanos a las dunas y arenales, pasa ahora encajado entre bloques de pisos, construidos a partir del desarrollismo de las décadas 1960 y 1970 sobre otras casas más antiguas, viviendas obreras en gran parte, construidas en este antiguo espacio fabril creado en el llamado Ensanche del Arenal, por donde la ciudad creció al este fuera de la muralla en estrella construida a partir de 1836 a causa de la Primera Guerra Carlista y que empezó a ser demolida unas tres décadas después pues entorpecía seriamente el crecimiento natural de la aún pequeña villa

Cruzamos aquí la calle Enrique Martínez que, uniéndose a la de Alfonso I, enlaza con la antigua Carretera de la Costa, que pasó a ser Avenida de la costa "debido a la propuesta de la Unión de Comerciantes de Gijón (solicitud del 4 de mayo de 1989), que no entendían el calificativo de carretera para una vía tan céntrica y comercial", nos dice el cronista oficial Luis Miguel Piñera en su libro Las calles de Gijón. Historia de sus nombres. Antes aún, eran esto campiñas y solares en las inmediaciones de las dunas y marismas del arenal de San Lorenzo, gran playa urbana gijonesa que, no obstante, desaparece casi en las pleamares al haberse edificado estos barrios literalmente encima de ella y su antigua franja dunar


Antiguamente, en tiempos de las peregrinaciones históricas, desde el camín real anterior a la carretera y luego avenida, se vería el mar, cercano, así como la hasta 1860 aún pequeña villa gijonesa hacia la que se dirigían varios ramales, alguno de ellos entre los árboles plantados para asentar los arenales y evitar las tormentas de arena que el viento azotaba sobre la población. El crecimiento industrial y urbano transformaron el entorno del Camino que se hizo carretera. Más tarde, la reurbanización con altos bloques de pisos hicieron esta congestionada vía apretada ante la enorme demanda da vivienda para estos nuevos espacios residenciales actualmente ya en pleno centro urbano


De esta manera nacía el barrio de El Tejedor, topónimo de origen desconocido y que sin duda tomaba, como el de El Balagón, un poco más adelante a la derecha, el nombre de un prado u zona concreta existente antes de las primeras construcciones. Etimológicamente podría tratarse de una castellanización de texedor (zona de texos -tejos- o de tejedores de tejidos) o bien de teyedor, oficio de hacedores de tejas y ladrillos


Independientemente de todo ello el barrio pasó a conocerse más como Zarracina a causa de la empresa Industrial Zarracina, que vino aquí en 1863, fundada por Tomás Zarracina tras su fundación en Somió en 1857, dedicada fundamentalmente a la elaboración de sidra champanada y luego a demás bebidas y alimentos, fundamentalmente dulces y cuyos edificios estaban algo más adelante. Tras ella el mismo Tomás crearía la Panadería La Esperanza, la Chocolatería La Industria y la Fábrica de Harinas La Caridad, todas en este entorno inmediato de la entonces Carretera de la Costa. De Zarracina y El Tejedor escribe el filólogo Ramón d'Andrés en su Diccionario toponímico del concejo de Gijón:


El Tejedor nació como resultado de la instalación en estos terrenos de la citada Industria Zarracina, llegando después las fundiciones, con altas chimeneas, de las fundiciones de Faustino del Valle y González y la de Acebal y Rato, justo fuera de lo que era el Ensanche del Arenal pero pegado a él, y fuera también entonces del núcleo urbano, lo que favorecía a la hora de pagar los correspondientes impuestos


Este aspecto de Zarracina, no obstante, nada tiene que ver con el de los tiempos de la fábrica, sino que obedece a nuevas reurbanizaciones y prácticamente nada queda en pie ya de los tiempos del Ensanche del Arenal, ni la misma fábrica, como hemos dicho


En esta pequeña explanada arbolada en forma de triángulo había, hasta hace unos años, una zona de aparcamientos en batería. Ahora se ha peatonalizado y en ella sidrerías y bares han sacado sus terrazas a la calle


A la derecha de la Avenida de la Costa estuvo antiguamente el almacén de Hatre, almacén de materiales de construcción, en cuyo solar se construyeron estos nuevos edificios


Fue fundada por Antonio Hatre, hermano del fotógrafo aficionado Félix Hatre Contat, cuyo fondo, compilado en varios álbumes, en una gran muestra fotográfica de la ciudad, puerto y concejo en la década de 1920, recogido en la Fototeca del Muséu del Pueblu d'Asturies:
"Félix Hatre Contat nació en Gijón el 24 de noviembre de 1864. Su familia, francesa de origen, procedía de Lyon. El padre había venido a trabajar como soplador en la Fábrica de Vidrio «La Industria», en la que también se emplearía el propio Félix. Pianista, compositor y profesor de música, participó activamente en la vida gijonesa, formando parte desde muy joven de agrupaciones como «La Armonía» o «Los niños Chorones». En 1903-1904 presidió el Ateneo Casino Obrero, impulsando bajo su presidencia la creación de la Biblioteca Circulante. En 1905 figuraba como vicepresidente de la sociedad y en 1930 como tesorero de la Asociación de Profesores de Orquesta de Gijón. Cuando Pachín de Melás le entrevistó para La Prensa en septiembre de 1933 nos lo describe en su «despacho lleno de fotografías, mapas, recuerdos de viaje, recuerdos de la guerra, un gran musiquero lleno de partituras. Desde niño es profesor de música don Félix Hatre. Vivió intensamente la vida artística gijonesa, formando parte de agrupaciones que por su actuación estuvieron más en contacto con el pueblo. Su conversación es amenísima, ayudada de su mucha memoria y vasta cultura». 
Desarrolló también Félix Hatre actividades empresariales. En 1925 asiste a una reunión de navieros y consignatarios convocada por el alcalde para crear la Estación de Radiotelegrafía y de Salvamento de Náufragos. En 1930 ocupa el puesto de vocal de la Cámara de Propiedad de Gijón, cuando la presidía Emilio Tuya. Su único hermano, Antonio Hatre, fue propietario de un almacén de construcción. 
Félix Hatre murió el 5 de febrero de 1941. En 1891 se había casado con Clara Vega Fernández, que le sobrevivió hasta 1945, y con la que tuvo 3 hijos. Uno de ellos, Carlos Hatre Vega, perito industrial, fue también aficionado a la fotografía. 
La sensibilidad artística de Félix Hatre queda patente en sus fotos. Cuidadoso en la técnica, el encuadre y la composición, el paisajismo dominante en sus imágenes convive a veces con temas más familiares o costumbristas."

Este triángulo ha servido para dar una cierta sensación de anchura a esta encajada Avenida de la Costa, atestada de edificios en altura que constituye un verdadero cuello de botella en el tráfico de la ciudad. Parece mentira que antaño, antes de la construcción de la Ronda Sur (A-8) y sus enlaces, todo el tráfico incluyendo el pesado, circulase por aquí


Es muy posible que si hoy en día se trazase de nuevo la avenida se aplicase otro criterio, si bien lo cierto es que, tras las primeras industrias de El Tejedor y posterior barrio de Zarracina, sobre todo avanzando el final de la posguerra, la demanda de vivienda y su especulación era tal que no se dejó de construir ni un centímetro menos del mínimo indispensable, siendo la característica urbanística predominante en el antiguo ensanche, la cual se aplicó también en el centro urbano


En un principio, parece ser que El Tejedor sería un lugar concreto dentro de El Balagón hasta constituirse en barrio aparte; así nos lo viene a comentar el gran periodista J. M. Ceínos para el diario La Nueva España del 5-5-2013 con su artículo titulado Burbujas del Balagón:
"Tomás Zarracina Rodríguez fue el gran patriarca republicano gijonés hasta su fallecimiento, en 1898, un año después de la fundación del diario «El Noroeste», el 11 de febrero de 1897 (con redacción, administración e imprenta en el número 1, bajo, de la calle de Covadonga), naturalmente de tendencia republicana, puesto que el señor Zarracina figuró entre sus fundadores. 
Pero no llega a esta crónica el apellido Zarracina por cuestiones políticas, sino por dar nombre actualmente a una zona de la villa que desde mediados del siglo XIX y hasta casi las postrimerías del XX fue, en muy escaso territorio, un emporio de empresas que durante décadas dieron trabajo a cientos de familias. Una de ellas la fábrica de sidra champanizada que aún lleva el apellido Zarracina. 
En una ciudad en permanente crecimiento urbano, como es el caso de Gijón, algunos viejos topónimos han desaparecido de la memoria popular hace muchos años, como es el caso del Balagón, la zona que comprendía, aproximadamente, entre el ensanche del Arenal, por el Norte, y el bulevar de San José (la actual avenida de Pablo Iglesias) por el Sur, mientras que por el Este tenía su límite en el bulevar de la Cruz (ahora la calle de Ramón y Cajal) y por el Oeste la calle de Cabrales. 
A finales del siglo XIX la carretera de la Costa o de Villaviciosa marcaba los confines de la trama urbana en aquella parte de la villa, dejando hacia el Sur las pendientes vegetales de Ceares y El Coto de San Nicolás. En una parte de los terrenos del Balagón, concretamente entre las calles del Tejedor (ahora del Doctor Bellmunt) y de San Luis, comenzaron a asentarse varias empresas de distintos sectores productivos, una de ellas la heredera del llagar de sidra La Asturiana, que Zarracina había fundado en Somió a mediados de aquel siglo. 
En las páginas del libro «La ciudad de vapor. Historia de la industria y el comercio», editado en el año 2000 y escrito por Paz García Quirós y José María Flores, se relata que La Asturiana fue la empresa pionera en gasificar la sidra, creando la sidra-champán, y «a partir de 1863 localiza la factoría contigua a la carretera de Villaviciosa», en unas instalaciones creadas en principio «para la fabricación de chocolates y harinas». 
Diecisiete años después del fallecimiento de Tomás Zarracina sus descendientes vendieron la razón social Viuda e Hijos de Tomás Zarracina a Amadeo Álvarez-Buylla, conde del Real Agrado (que da nombre a la calle que comienza en la avenida de la Costa y termina en la de Acebal y Rato) y que enriquecido en Cuba, en 1915 constituyó la sociedad anónima Industrial Zarracina. Con instalaciones actualmente en Porceyo, puede considerarse, teniendo en cuenta sus antecedentes, la empresa más antigua de las que existen en Gijón. 
Precisamente en las páginas especiales de publicidad de «El Noroeste» del 15 de agosto de 1930 encontramos dos dedicadas a «La renombrada sidra champagne de Industrial Zarracina y la modernización de su gran fábrica», en las que se recordaba que «fue en Gijón donde se creó la primera fábrica de sidra champagne de Asturias, una fábrica a base exclusivamente del zumo de la manzana, de modo que pudiera resistir y conservarse inalterable en todos los climas. El precursor fue don Tomás Zarracina, con su primitiva fábrica de Somió». 
En el publirreportaje de «El Noroeste» se insistía en la modernización de las instalaciones de Industrial Zarracina emprendida por la propiedad para que «la fábrica, en terrenos del antiguo barrio del Balagón, dispusiera con la amplitud debida, de todos los departamentos que la industria modernizada reclamaba». 
La modernización del proceso productivo planteó a la propiedad el dilema de prescindir de una parte de la plantilla, aunque, seguimos leyendo en «El Noroeste», «ninguno saldrá de la fábrica. Allí continuarán todos trabajando menos, pero percibiendo sus salarios de siempre. Únicamente vacando las plazas, se irá a su amortización». 
En 1964, Industrial Zarracina fue adquirida por la empresa villaviciosina Valle, Ballina y Fernández, que en 1991, tras un acuerdo a tres bandas, incluyendo al Ayuntamiento de Gijón, cedió sus instalaciones del Balagón a cambio de terrenos municipales en Porceyo donde asentar su nueva fábrica y su construcción a cargo de la empresa que levantó dos bloques de viviendas en parte de los 8.000 metros cuadrados que ocupaba la industria. Otra parte de los terrenos es, desde 1998, el parque de Zarracina. 
En la actualidad, la champanera produce anualmente en Porceyo unas 200.000 cajas, explicó el gerente de la empresa, José Rodríguez Somonte, que se venden en el mercado nacional (especialmente en Tenerife) y en sus tradicionales de Puerto Rico, República Dominicana, México, Venezuela y Cuba, país al que en los años cincuenta Industrial Zarracina despachaba anualmente 150.000 cajas de sidra achampanada y donde se hizo muy popular un combinado de brandy y sidra gasificada con el nombre de «España en llamas». 
Pero la historia del antiguo barrio industrial del Balagón quedaría incompleta sin citar otras empresas que fueron señeras en Gijón, como es el caso de la panadería Zarracina, que compartía manzana con Industrial Zarracina entre las calles de San Luis, del Conde del Real Agrado y de Acebal y Rato. En sus hornos se quemó el primer cargamento de carbón que comercializó Mina La Camocha, el 30 de septiembre de 1935. 
También la Fundición de Acebal y Rato, que estaba situada en la calle del mismo nombre, entre las del Doctor Bellmunt y de San Luis, y en esta última los talleres de Cofan, dedicados a la fabricación de maquinaria y utensilios para la agricultura. 
En la parte de la calle del Príncipe más próxima a la de Cabrales, frente al campo de fútbol del equipo Visnú, que lindaba con el convento de las Siervas de Jesús, se encontraba, cuenta Juan Martín Merino, «Juanele», natural del Balagón, la carpintería del padre de los futbolistas Ramón Herrera, «El Sabio», y Eduardo Herrera, «Herrerita», donde estaban especializados en hacer escaleras de caracol y puertas giratorias."

Zarracina, la fábrica, justo en la siguiente calle a la izquierda, ahora, relacionado con la sidra, están aquí la Sidrería Burdeos y la Sidería Boal, veteranos establecimientos que han mantenido su nombre durante décadas


Esta es una foto por la mañana antes del mediodía, cuando acaban de abrir y aún no han colocado las mesas y sillas de las terrazas


Pronto se llenarán de gente, adentro y afuera, tomando algo o dando cuenta de los manjares de la tierra


Según avanzamos hacia el vértice occidental del triángulo el espacio de paso tiende a estrecharse, al acercarnos al siguiente cruce


Ambas sidrerías cuentan con carta y menú del día. Solemos hacer referencia, aunque sea de mención y según la información que encontremos de los mismos, a los establecimientos hosteleros existentes al paso del Camino, dado que es una información útil para el peregrino, como pueden ser las tiendas y negocios de alimentación o los alojamientos, si bien es cierto que, dada la cantidad existente, siempre se nos pasará alguno o cambiará de nombre o aspecto


De estilo diferente es la Cafetería Robi, de tapas y churros, que viene a continuación, también con terraza


A la derecha, otra vista de los edificios construidos en el gran solar de los almacenes de Hatre


Seguidamente y a su izquierda está Ortopediaz, negocio de ortopedia fundado en 1964, del que se dice es el más antiguo de Asturias en esta especialidad


Seguidamente y a su izquierda, en la esquina con la calle Garcilaso, estuvo la Ferretería La Internacional, fundada en 1964. Ahora abre sus puertas la tienda de lámparas Makrolux


Al otro lado de la calle Garcilaso y también haciendo esquina con la Avenida de la Costa, en una casa de planta baja, estuvo el famoso bar de Casa El Andaluz. Allí empezaría, según el plano de Luis Miguel Piñera en El arenal de San Lorenzo. Historia del ensanche de La Arena, el barrio de El Balagón, llamado El Balagón de Rendueles por estar allí antes El Prau los Hermanos Rendueles


Fue barrio de viviendas muy modestas casi todas desaparecidas y con alguna industria y artesanos, como zapateros remendones y hornos de pan. Por su parte, El Tejedor aparece a veces mencionado como El Balagón de Arriba y se registra el topónimo Los Balagones, topónimo plural y aumentativo de la palabra asturiana bálagu, montón de cosas, principalmente de hierba segada amontonada, lo que haría referencia a los prados de siega aquí existentes hace mucho


En la calle Garcilaso hubo también varios patios de casas humildes, como El Patión de Baquero, donde nació la actriz Aurora Sánchez de Arriba o las Ciudadela de Tomás Zarracina, que este alquilaba a sus empleados para que viviesen lo más cerca posible de la fábrica


También estaban las de Silverio de la Vega, la de Narciso R. Estrada, con dos retretes y un pozo en el patio, la de Joaquín Morís, construida en 1895 con dos pisos a semejanza de las corralas madrileñas, diseñadas por el arquitecto municipal Mariano Medarde, la Ciudadela de la Hija de Ceferino Cerra, cerrada por una artística verja, la de Evaristo González, mandada desocupar por insalubre en 1892, al no tener ni pozo, ni retrete ni lavadero, la ciudadela de Bernardo Sánchez Álvarez y hasta un total nada menos que de 22, de la que la última en pie fue derribada en 1995
 

En una de ellas se tiene constancia de la celebración, como en otros lugares de la ciudad, de La Jardinera, mozas que se reunían a partir de mediados de abril y entre todas escogían a una para vestirla de "niña jardinera" y recorrer con ella las casas pidiendo una especie aguinaldo con el que celebraban una fiesta al empezar el mes de mayo. No se tiene constancia que haya resurgido tras la Guerra Civil y se sabe que la última Jardinera fue María del Carmen Piñera Rodríguez en 1936, según datos de Luis Argüelles en El Libro de Gijón


La calle Garcilaso de la Vega recibió esta nombre en acuerdo municipal del 18 de septiembre de1875 debido al parecer un error, pues el Ayuntamiento quiso honrar en ella la supuesta visita que este insigne poeta habría hecho esta villa a en el año 1350 "cuando de hecho no nació hasta 1503", como bien señala Luis Miguel Piñera. La razón hay que buscarla en la equivocación que en ese sentido había plasmado el erudito Estanislao Rendueles Llanos en su Historia de la villa de Gijón. Piñera nos cuenta además que en el acta del acuerdo se lee que había que «poner el nombre de Garcilaso a una calle que carezca de él», sin especificar de la Vega. Otro erudito, Julio Somoza, en La villa, sus calles, la llama Garci Lasso de la Vega, y añade: «calle tan mezquina y sucia no merecería apellidarse con tan glorioso nombre». También nacieron en esta calle el escritor y periodista Mauro Muñiz y el también escritor, catedrático y activista José Luis García Rúa


A la izquierda, la calle San Luis. Piñera dice que fue una de las tres que se llamaban igual allá por 1941 (lo que sería causa de más de un  error) y, además, se hace eco de otro investigador, Luciano Castañón, "de una interpretación sobre el origen del nombre de esta calle: la dueña de la única casa que en principio existía en la calle tenía un hijo de nombre Luis que al final se «santificó»". Se dieron casos similares, sobre todo en la posguerra, de calles con nombres, posiblemente de vecinos y vecinos y vecinas, a las que se añadió 'San' y 'Santa', incluso dando nombre a santos que no existen en el santoral (Santa Fraga)


Al otro lado de la calle estaban las instalaciones de Industrial Zarracina; cuando se trasladó al Polígono de Porceyo se hizo en su solar un necesario centro de salud pero, a la vez, un gran bloque de pisos que, como podemos comprobar, sobresale sobre las calles adyacentes y aumenta la sensación de angostura, congestión y umbría de la Avenida de la Costa. Al menos al otro lado se construyó un espacio verde, el Parque Zarracina


El Edificio Zarracina destaca pues, con su gran bloque de pisos superpuestos, a lo largo de un buen tramo de la calzada, el que ocupaba la pionera factoría sidrera que, fundada en 1857,  "nace con el objetico de producir harinas y chocolates; así, con el paso del tiempo sus objetivos se amplían, y en 1927 se añade la elaboración de sidra, vino, dulces y dulces de frutas", tal y como leemos en su web


Su ubicación al lado de la entonces llamada Carretera de Villaviciosa también respondía a que la mayor parte de la materia prima procedía del concejo vecino. Tomás Zarracina era dueño de la fábrica de harinas La Caridad, fundada en 1900 dentro de esta misma zona, así como la tahona La Esperanza, y la fábrica de té, café y chocolate La Industria


La empresa pasó a Valle Ballina y Fernández (El Gaitero) en 1964 y su traslado a Porceyo se realizó en 1991. La empresa se fue pero dejó su nombre al lugar, algo que aconteció en otros antiguos barrios fabriles, ahora residenciales, gijoneses, como los de Laviada y Moreda, superponiéndose incluso a topónimos anteriores


En los actuales bajos está, a este lado, la Clínica Baviera y, encima, Residencial Zarracina, más arriba son los pisos de viviendas


El Centro de Salud Zarracina ocupa la parte del bajo que mira al parque, cuyos árboles vemos desde aquí, el Parque Zarracina, lugar en el que antaño, mirando hacia calles como la del Príncipe, al otro lado también del bloque de pisos, hubo varias ciudadelas obreras, como El Patio de Bellmunt, El Patio de González, la Ciudadela de Don Casimiro o la de Don Marcelino Poche, El Patio del Olivo y El Callejón de la Fuente


Por lo general eran unas condiciones muy insalubres y según dice el investigador Luciano Castañón fue "El barrio de vida airada de Gijón" antes que las antiguas casas de prostitución fuesen a Cimavilla. El Callejón de la Fuente estaba al lado de una charca conocida como Fuente del Tejedor y estuvo habitado hasta los años 60, escribe el también investigador Luis Miguel Piñera en Ciudadelas, patios, callejones y otras formas similares de vida obrera en Gijón (1860-1960). En 1930 se inauguró en la zona el bar-restaurante Los Doce, que en 1956 pasó a ser Riomar. Al otro lado del parque está la calle Acebal y Tato, de cuya denominación también nos informa Piñera:
"Apellidos —unidos comercialmente— de los dos propietarios de un taller de fundición que existía en esa zona del barrio industrial de El Tejedor. Se trata de Sabino Acebal y Calixto Rato y Roces, que inauguraron su empresa en 1891 para la fabricación de cocinas, estufas, camas, etc. Calixto Rato fue el nombre que llevó en tiempos el actual parque de Fernando VI, en El Cerillero"

Dentro de la remodelación urbana del entorno se construyó otro de los numerosos parkings subterráneos de la población, en un intento por solventar el problema de los aparcamientos


Nosotros seguimos por la Avenida de la Costa, pasando al pie de este enorme edificio. Es indiferente en principio ir por la acera derecha o la de la izquierda, si bien las conchas doradas las veremos en la de la derecha. Nosotros pondremos fotos sacadas desde ambas


Estos terrenos de El Balagón habían sido primeramente ganados al extrarradio de las desaparecidas defensas de las carlistadas y parcelados por el empresario Manuel Sánchez Dindurra, al que se le dio el nombre de la calle paralela a esta avenida a la derecha, por lo que la zona es conocida actualmente como "Dindurra" y aparece mencionada así como tal en un acta municipal del año 1899


Las calles eran particulares hasta 1895 cuando pasaron a formar parte oficialmente de la ciudad, también con varias ciudadelas de las que alguna, de las más acondicionadas y mejor reformadas, estaba hasta hace poco en pie, si bien no visible desde el exterior al ser patios a los que se accede por un pasadizo


Nos acercamos ahora al cruce con la calle Fernando Villaamil, pasando mirando al apetitoso escaparate de Mitequiero Gourmet. De ella y su nombre (o nombres) nos explica Luismi Piñera de esta manera:
"Marino asturiano fallecido en Cuba durante la guerra de 1898. Había nacido en Castropol en 1845. Fue muy famoso el viaje que realizó alrededor del mundo a bordo de un velero llamado Nautilius. Aparece esta calle en algunos planos-callejeros como calle Villaamil Fernández, no ciertamente incorrecto, ya que su padre era Fermín Villaamil y su madre Rosario Fernández. («El Capitán de Navio Fernando Villaamil», por Efraín Canella, en el diario La Nueva España del 16 de junio de 1998). Para una total información sobre el marino es obligada la lectura de El capitán de la Reina, obra póstuma de Óscar Muñiz, una historia novelada sobre la vida de Villaamil que se publicó al poco tiempo de la muerte del autor y en el Plaza de Fernando VI. centenario de la de Villaamil."

Al cruzarla, veremos a la derecha la citada calle Dindurra, en la que, como no podía ser de otra manera, consultamos nuevamente a Piñera:
"Manuel Sánchez Dindurra (Gijón, 1859-1933), promotor de edificaciones en el barrio —antes Balagón de Rendueles— y propietario del conocido teatro en Begoña, así como empresario taurino. «Se cuentan numerosas anécdotas referentes a su intervención como empresario taurino, entre otras aquella de haber pagado en calderilla al célebre diestro Guerrita el importe de un contrato por haberse negado el torero cordobés a aceptar una pequeña rebaja en sus honorarios» (necrológica publicada en El Comercio el 4 de mayo de 1933). Un exhaustivo informe sobre las realizaciones urbanísticas de Dindurra es el realizado por Agapito González Ordóñez, funcionario municipal jubilado, y, como otros suyos, sin publicar. En él se informa también sobre «la extraña mutación de un apellido» (el de Dindurra precisamente) que aparece en los libros de nacimientos de mitad del XIX como Sánchez Indurria, Sánchez Indurra o Sánchez Andurria, incluso aplicado a hermanos…, parece que al final todos cambiados por Dindurra. 

Nombres anteriores: Travesía de Dindurra (Parcial). Desconocemos a qué calle se refiere el Padrón de Vecinos del año 1900 cuando cita la «travesía de Dindurra», pero sí aclararemos que, aunque el Ayuntamiento en ninguna sesión aprobó el nombre de calle Dindurra, el 28 de enero de 1891 el propio Manuel S. Dindurra, al solicitar una licencia de construcción, llama así a la calle. Y, de hecho, esa autorrotulación por parte del empresario y constructor quedó inamovible."

Al fondo vemos los árboles del Paseo de Begoña, cuyo nombre se debe a una antigua capilla de esta advocación que, tras diferentes ubicaciones en lo que fue un monte del extrarradio, área de crecimiento de la ciudad desde finales del siglo XVIII, es ahora la iglesia de esta advocación, frente a la que pasaremos al seguir avenida adelante


Las conchas doradas que marcan el trayecto en el suelo


La calle de la izquierda, hasta donde llegaba la antigua fábrica de Zarracina está dedicada al Conde del Real Agrado, Amadeo Álvarez-Bylla y García Barrosa, indiano que, al regresar  con fortuna de América casó casó con la hija del fallecido conde, María Alvera y Núñez de Villacencia. Fue responsable de actividades empresariales de la Industria Zarracina, de ahí que esta calle lleve su nombre; además hizo carrera política, llegando a ser diputado a Cortes por Llanes


Antes fue llamada calle Olivo y como tal figura en el callejero de 1924 y otros posteriores, en los que aparece como "calle particular fuera de la zona urbanizada", que no quería decir que no estuviese construida; nos lo explica también Luismi Piñera:
"Lo de «zona urbanizada» es un concepto que está bien definido en el Callejero de Gijón de Pimentel, precisamente de esos años veinte. Pérez Pimentel traza en el plano que acompaña al callejero una línea que marca esa zona y que va desde el puente del Piles pasando por Pérez Galdós (avenida de Castilla), Boulevard de San José (Pablo Iglesias) y Cifuentes (Manuel Llaneza) para enlazar con la calle Cangas de Onís, Avilés, Sanz Crespo y el muelle local. Esa era la zona que dependía del municipio en los años veinte, y cuya nomenclatura, careciendo de rotulación, era aplicada por los vecinos."

En la esquina, la cafetería La Negra Mil Nueve Ochenta, vinatería y cervecería; "desde Begoña hasta el final de la parte urbanizada" la Avenida de la Costa fue llamada un tiempo Francisco Ferrer Guardia, habitualmente solo Francisco Ferrer, "miembro del Partido Republicano y fundador de la Escuela Moderna, basada en una educación laica y popular"



Justo detrás de esta manzana, a la izquierda y paralela a la Avenida de la Costa, es la calle Príncipe, referido al Príncipe de Asturias y donde estuvo la llamada Ciudadela del Príncipe, que era, nos cuenta Piñera, "un patio con viviendas, como otros del barrio de El Tejedor, muy deprimidas y pequeñas, con las características de ciudadela". Entre 1932 y 1937 llevó el nombre de Estanislao Figueras (1819-1882), jefe del Partido Republicano:
"La calle, en principio pensada para honrar a Figueras en esos años de la Segunda República, fue la de San Francisco de Paula Jovellanos, una calle que curiosamente santificaba al hermano de Jovellanos, pero los concejales rectificaron en la misma sesión quitando el San a la calle del Fumeru y dando a Estanislao Figueras la que mencionaba a la monarquía. En realidad, el acuerdo municipal del 2 de junio."

A la derecha, la calle Santa Doradía con otra fila de altos edificios, no está dedicada a ninguna santa en realidad sino a Fernando Morán Lavadera (1728-1795), abad de Santa Doradía de Rodiezmo (León), que en su testamento donó dinero para fundar una escuela para niños pobres que se llamó Escuela de Santa Doradía, llamándose primeramente calle del Abad de Santa Doradía


En esta esquina de la Avenida de la Costa con la calle de Santa Doradía esquina estuvo muchos años el Quiosco Ojanguren, cuyo cierre era anunciado así el 22-2-2021 por M. Moro para El Comercio:
"El pasado enero, en la avenida de la Costa esquina con Santa Doradía, echó el cierre el kiosco Ojanguren después de casi medio siglo de actividad. El bajo, que tiene ubicación y visibilidad (también mucho tráfico de paso) empezó como zapatería."

A su derecha y en dicha calle Santa Doradía está la Filatelia Gijonesa, señero establecimiento abierto en 1988, regentada por Avelino González y a quien Susaja Tejedor, también de El Comercio, entrevista el 15-7-2021:

"Avelino González está impregnado de ese olor tan característico que produce el papel. Pero con cierto aire añejo, el que le proporciona la humedad, lo veterano. A su alrededor, sellos, monedas y billetes, un paraíso para los coleccionistas. Un edén para los amantes de la filatelia y la numismática. Desde 1988 regenta la Filatelia Gijonesa en la calle Santa Doradía. Un buen nombre para un ovetense. «Nací en Oviedo y de allí es mi familia pero mi padre era un enamorado de Gijón. Por cuestiones de trabajo comenzó a visitarla con mucha frecuencia y a mí me encanta. Ya soy 'fifty/fifty'». 
Aquí se asentó y aquí vive y desgrana su pasión. A través de su progenitor descubrió este arte del coleccionismo. «No hay tradición en mi familia pero mi padre era coleccionista de sellos y dejó su trabajo para adentrarse en este mundo. En aquel entonces, allá por 1975, los sellos se encontraban en estancos y en algunas librerías. No había establecimientos específicos, apenas». 
Avelino González está impregnado de ese olor tan característico que produce el papel. Pero con cierto aire añejo, el que le proporciona la humedad, lo veterano. A su alrededor, sellos, monedas y billetes, un paraíso para los coleccionistas. Un edén para los amantes de la filatelia y la numismática. Desde 1988 regenta la Filatelia Gijonesa en la calle Santa Doradía. Un buen nombre para un ovetense. «Nací en Oviedo y de allí es mi familia pero mi padre era un enamorado de Gijón. Por cuestiones de trabajo comenzó a visitarla con mucha frecuencia y a mí me encanta. Ya soy 'fifty/fifty'». 
Aquí se asentó y aquí vive y desgrana su pasión. A través de su progenitor descubrió este arte del coleccionismo. «No hay tradición en mi familia pero mi padre era coleccionista de sellos y dejó su trabajo para adentrarse en este mundo. En aquel entonces, allá por 1975, los sellos se encontraban en estancos y en algunas librerías. No había establecimientos específicos, apenas»."

La calle, que comunica con la Plazuela o Plaza San Miguel, cuyos árboles vemos al fondo, pasó a ser llamada Leopoldo Alas al llegar la Primera Republica en 1931 y es que, como dice Piñera, "Antes de tener la actual calle que sube hacia El Coto, el autor de La Regenta fue titular de esta tradicional calle gijonesa durante el transcurso de la Segunda República y la guerra civil. Leopoldo Alas vino a Gijón en muchas ocasiones, sobre todo para participar en actos organizados por el Ateneo Obrero". En 1937 y tras la caída de la ciudad en poder de los nacionales volvió a estar dedicada al clérigo pero quitándole la palabra 'abad' y quedando en calle Santa Doradía, con lo "que, curiosamente, de esta manera tiene dos calles en Gijón. Ésta y la que desde 1932 sustituyó a San Francisco de Borja en el barrio antiguamente denominado de los Campones."

En esta calle está el Garaje Asturias, que vemos al cruzar por el paso de peatones. Fue construido en 1925 por el arquitecto Miguel García de la Cruz, que llegó a tener capacidad hasta para 500 coches y cuya estructura se sustenta sobre una sola columna en el interior

A continuación está el edificio, haciendo esquina con la calle Dindurra, que tuvo obrador, tienda y vivienda en el piso alto, de la Panadería Perales, sometido a un sobredimensionado recrecido tras su restauración, una de las características, muy contestadas y criticadas, del reciente urbanismo gijonés. El edificio original, mucho más pequeño (el bajo y el primer piso) fue también proyecto de Miguel García de la Cruz, del año 1920 y su restauración y recrecido gigantesco se acometió un siglo después, acabando tres años más tarde y habilitándose 34 viviendas en su nueva apariencia y crecimiento en altura

 El 1-7-2023 Gabriel Cuesta publicará en La Nueva España la noticia del final del trabajo, ofreciendo algunas reseñas de su historia, que traemos aquí:

"Los trabajos comenzaron en julio de 2020 sobre esta estructura, colindante con el mítico garaje Asturias y que goza de protección ambiental en el catálogo urbanístico. Tres años después, su fachada original se ha conservado y rehabilitado, pero su aspecto ha sufrido un profundo cambio con respecto a los tiempos en los que albergaba en sus bajos el obrador de la emblemática panadería Perales, haciendo esquina con la calle Dindurra. El origen del edificio se remonta a 1.920, cuando Casimiro Perales encargó su construcción a Miguel García de la Cruz, quien ostentó el cargo de arquitecto municipal y dejó un importante legado arquitectónico en la ciudad."

Más al fondo aún, hubo una ciudadela construida en 1903 por Mariano Marín para Ramón Álvarez de Arriba, con un patio grande al lado de la que estuvo la Academia Hispano Americana entre 1915 y 1947. Por su parte, la Plazuela San Miguel tampoco está dedicada a un santo sino al militar Evaristo Fernández San Miguel (1785-1862). Desde ese lugar, en uno de los vértices en estrella de la muralla llamada carlista pero que más bien era anticarlista, se trazó el Ensanche del Arenal. Leemos en Las calles de Gijón. Historia de sus nombres:

"Evaristo Fernández San Miguel y Valledor nació en Gijón en el año 1785. Militar, escritor, presidente de las Cortes Constituyentes en 1854 y autor de la letra del Himno de Riego, de carácter oficial durante la Segunda República española. Leemos en el Libro de Actas Municipal del día 5 de junio de 1862: «Habiendo fallecido el Excelentísimo Señor Don Evaristo Fernández San Miguel, Duque de San Miguel, el Ayuntamiento acordó oficiar a sus testamentarios dándoles el pésame y ofreciéndose para que las cenizas de Su Excelencia reposen en un nicho del Panteón que debe ocupar el centro del cementerio». La familia de Evaristo Fernández San Miguel contestó declinando el honor el 26 de ese mes y, a los siete años, pasó su nombre a formar parte del callejero, con cuatro curiosidades en este sentido. A veces fue denominada popularmente La Plazuela y aún hoy lo es. Otra curiosidad: muchos gijoneses —a pesar del busto del general que se conserva en la plaza— creen que está dedicada a San Miguel Arcángel. Otra detalle particular acerca de este nombre es que se obvió siempre en la denominación el primer apellido del general, y, como última curiosidad, diremos que antes de existir la plaza, en su lugar había un cafetín nocturno (Joaquín Alonso Bonet, Pequeñas historias de Gijón)"

Y en Wikipedia...

 "Estos terrenos estaban ocupados por un baluarte de la muralla carlista de Gijón, que provenía de la actual calle de la Muralla y continuaba por la calle Covadonga (Como se puede ver en la línea roja de la imagen superior). El vértice de dicho baluarte estaba en la actual plaza. A partir de 1867 comienza el derribo de la muralla, que en la parte este de la ciudad se hizo con mayor rapidez que en la parte oeste. Esto era debido al Proyecto de ensanche sobre El Arenal de San Lorenzo, que desde 1863 estaba planeado y daría, más al este, al actual barrio de La Arena. La plaza estaría proyectada dentro de este ensanche, puesto que los espacios liberados por la muralla debían ser destinados a zonas verdes y de recreación. Esto se aprecia mejor en la zona occidental de la muralla, donde aparecen parques como El Humedal, Plaza Europa o Begoña.​ Los arquitectos encargados de este plan (y por lo tanto de la plaza) serían Lucas María Palacios, Juan Díaz y el ingeniero militar Francisco García de los Ríos

Sería el indiano Celestino Junquera el que adquiere algunos terrenos y construye dos edificios con fachada curva, uno a cada lado de la calle Uría para dar origen a la edificación de la plaza."


Otra impresionante vista del abigarrado aspecto en altura de las hileras de edificios de este tramo de la Avenida de la Costa, en cuyos bajos está una de las panaderías de Pan de Ibias, a la que la periodista de La Nueva España Mariola Riera le dedica este artículo con motivo de un de sus galardones:
"El mejor pan de Asturias tiene su origen en Ibias, concretamente en el pequeño pueblo de Folgoso. Allí, en un antiguo molino maquilero (de los que se pagaba con la maquila, una parte del grano a cambio de la molienda) comenzó su andadura la panadería que ahora regentan Alberto y Mario Méndez, tercera generación al frente de Pan de Ibias, que ahora tiene su base en Gijón desde donde suministran a toda la región, tanto a hostelería como al pequeño comercio. 
Alberto Méndez recogió este miércoles en Gijón el premio “Miga de Oro” 2022 de Asturias  que concede el gremio a través de la Ruta del Buen Pan, un concurso destinado a elegir el mejor producto en cada comunidad. “Estamos muy orgullosos y satisfechos”, explica Méndez, quien dedica el galardón tanto a su clientela como a sus empleados y proveedores. “A los primeros les agradezco su fidelidad, a nuestros trabajadores el esfuerzo diario para poner en el mercado todos los días un gran pan de calidad, y a los proveedores que nos faciliten la mejor materia prima”. 
Fueron 19 panaderos de toda Asturias los que presentaron al concurso, a cuya final llegaron tres para quedarse con la codiciada “Miga de Oro” los de Pan de Ibias. El jurado destacó la calidad del pan presentado después de realizar una cata a ciegas en la que se valoró la corteza, la miga, el color, el alveolado, el sabor, la textura, el peso y el aspecto exterior. Esta fue la tercera vez que Pan de Ibias se presentó al concurso y han hecho bueno el dicho de “a la tercera va la vencida”.

Luego, la pizzería Alberobello, cuyo nacimiento y origen narran así sus propietarios en la web de la empresa:
"Alberobello es una empresa familiar con más de 20 años de bagaje sobre nuestras espaldas sirviendo en Gijón pizzas y pasta fresca a domicilio. La nuestra es una historia muy bonita que empieza con un viaje a Italia allá por 1987 donde vimos lo avanzados que estaban respecto a nuestro Gijón de entonces y la adoración que allí tienen por la pasta.
 En el viaje pasamos por un pintoresco pueblo llamado Alberobello con unas casas muy bonitas que reciben el nombre de trullis. 
Allí vimos la posibilidad real aunque con un riesgo más que evidente de transportar a España el negocio de la pasta fresca..

¿Qué será eso?, nos preguntábamos entonces. Si allí la pasta no se estila, las pizzerías ni se conocen y el reparto a domicilio es una utopía. Pero en un arrebato de confianza, con muchísimo trabajo y posteriores viajes a la bella Italia para comprar maquinaria para la fabricación de la pasta(aquí no existía tal cosa) montamos un pequeño negocio en una pequeña tienda en la avenida de la costa de Gijón. 

Con la maquinaría justa, la ilusión intacta y unas ganas enormes de aprender abrimos nuestras puertas allá por 1988 a los gijoneses para que probaran las delicias que en Italia llevaban décadas degustando. Entonces teníamos una carta un poco más exigua, con nuestras cuatro pizzas, otros cuatro postres y poco más. Desde entonces algo hemos aprendido..."


Los edificios de la izquierda, de cinco a siete pisos de altura con sus bajos comerciales en los que numerosos negocios abren sus puertas. Nada ha quedado, insistimos, de aquellos barrios de El Tejedor y El Balagón, hasta el nombre se ha perdido de la memoria popular, de ellos dice Piñera en el apartado Huellas en La Arena de su estudio El arenal de San Lorenzo. Historia del ensanche de La Arena:
"El ensanche también afectó a dos fincas cuyos nombres están hoy muy olvidados: El Balagón y El Tejedor. El Balagón, cuyo eje principal es la calle Dindurra, contó con no pocos y hermosos chalés. El Tejedor, terreno al que hoy conocemos como Zarracina, (...) era un barrio lleno de fábricas y reservado para viviendas modestas".

Antaño, esta era una de las zonas más afectadas de la ciudad con las inundaciones provocadas por las relativamente frecuentes trombas de agua. Actualmente se producen bastante menos pero aún se registran no pocos quebrantos de vez en cuando en este aspecto. Compartimos por ejemplo parte de noticia de El Comercio del 16-6-2021, con la firma de Laura Mayordomo:
"Llover llovió durante prácticamente todo el día. Era lo que había anunciado la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) al advertir de que Gijón, como el resto de Asturias, iba a estar ayer en alerta amarilla por precipitaciones. Pero la tormenta adquirió tal magnitud en apenas 45 minutos -entre las once y cuarto y las doce del mediodía- que sus consecuencias superaron cualquier previsión.

Una docena de calles acabaron anegadas -principalmente en la avenida de la Costa, en La Calzada y en Tremañes-, con el agua corriendo hasta por las aceras y colándose en bajos y locales comerciales. El tráfico rodado se complicó en esos puntos y obligó a intervenir a la Policía Local para cortar o regular la circulación. Y, apenas dos horas después de la fuerte descarga de agua, el Ayuntamiento comunicaba la activación del 'Protocolo de actuación por eventos contaminantes en aguas del litoral' una vez que la Empresa Municipal de Aguas (EMA) comunicara el registro de alivios durante más de dos horas. (...)

Con tal fuerza descargaron las nubes al mediodía que buena parte de la red de alcantarillado se vio superada e incapaz de absorber todo el agua que ya corría a raudales por las calzadas. En algunas calles, como la avenida de la Costa o Brasil, la fuerza del agua levantó algunas tapas de alcantarilla. «En lugar de tragar, expulsaban agua. Salía a chorros», explicaron vecinos de la zona."

Ahora, a la izquierda, la calle Doctor Bellmunt, en cuya esquina se encuentra actualmente el Café El Estanco que, como su nombre indica, es café y estanco


La calle pasó a denominarse así en 1933 en honor Octavio Bellmunt y Traver (1845-1920), que tenía en esta calle su consulta, anunciándose como "Gabinete de Curación. Especialista en Partos y en enfermedades de la matriz. Consulta de 12 a 2"


De todas maneras, el Dr. Bellmunt es más conocido por ser el autor, junto con Fermín Canella Secades, de la magna obra Asturias (Su Historia y Monumentos), publicada por entregas en 1900 "y aún de consulta obligada" proclama con razón Piñera, añadiendo que el entierro de Bellmunt, en 1910, fue todo un acontecimiento, que "tuvo lugar a primera hora de la mañana, hecho nada habitual"


La calle Dr. Bellmunt era antaño conocida como todo el barrio, El Tejedor, nombre que llegó a ser erradicado pues "El cambio de denominación de esta calle fue propuesto por un vecino del barrio en nombre de un colectivo, ya que El Tejedor era el tradicional barrio de prostitución de Gijón."


En Recuerdo al Doctor Bellmunt, El Comercio, en su apartado Hace 75 años, publica esta semblanza el 15-6-2023, citando a otro erudito, su biógrafo Ignacio Lavilla:
"Eran tiempos, a 63 años de la muerte de Octavio Bellmunt (Avilés 1845-Gijón 1910), de «proverbial apatía» hacia «todo análisis ponderativo de nuestros valores regionales», decía, en nuestras páginas, Ignacio Lavilla. Pero con una firme excepción: la Enciclopedia Asturiana que, por entonces, acababa de llegar para engrandecer el conocimiento sobre nosotros mismos. En ella constaba la biografía de Octavio Bellmunt, un hombre maltratado por el recuerdo de sus congéneres pese a haber sido médico, escritor, fotógrafo y violinista. ¿La razón? Según Lavilla, el auto-odio; «la característica pasividad de los asturianos que parece como si nos ruborizáramos pudorosamente cuando sale a colación alguna de las personas de las que tenemos que sentirnos orgullosos por su significación dentro de nuestra vida regional. En esto nos diferenciamos de nuestros vecinos los gallegos». 
En fin: Lavilla recordaba (o más bien recogía del recuerdo de otros, ya que él solo tenía 15 años en 1910) del doctor Bellmunt que en vida había sido «un caballero de noble porte, con una discreta elegancia y una controlada cordialidad. Pasaba por nuestras calles en un coche de caballos frecuentemente sin prisas, pero a veces con la urgencia que reclamaba su intervención en el seno de alguna de nuestras familias. En nuestro medio, por lo menos, fue el doctor Bellmunt quien logró dar a la obstetricia una categoría científica, en empeñada lucha contra las parteras, que no tenían más título que el de la práctica temeraria y casi siempre el de cierta familiaridad con la clientela». Una polémica opinión, sin duda, sobre las comadronas, aunque cierto es que Bellmunt había sido un pionero. En su consulta, en una esquina de la calle de San Bernardo, la música de violín recibía a los pacientes, a veces humildes, y combatió el mal de sobreparto, endémico entonces... como pudo. 
«Todo salía bien menos cuando salía mal, porque entonces, las fiebres puerperales, las infecciones todas, sin los antibióticos de que hoy disponemos, segaban muchas vidas en trance de maternidad». «No me tocó nacer con ayuda de sus manos», reconocía Lavilla, pero «lo consideraba yo como un taumaturgo con poder sobrenatural»."

En su historia del Ensanche del Arenal, Luis Miguel Piñera nos dice que El Balagón fue un nombre que tuvieron varios lugares de la ciudad, por lo que, para especificar, este sería en principio llamado El Balagón de Rendueles, pasando luego a ser, simplemente, El Balagón:
"La parcelación de esta finca y su conversión en plena ciudad fueron debidas, fundamentalmente, al promotor y empresario Manuel Sánchez Dindurra, en cuyo honor se dio el nombre de su apellido, a la calle principal que atraviesa el antiguo Praón de Rendueles"

Se trataba de una parcelación particular, por lo que el Ayuntamiento declinó hacerse cargo del alumbrado ni de su vigilancia por parte de los serenos hasta que en 1895 sus calles fueron cedidas al consistorio, pasando oficialmente a la ciudad. Cuatro años más tarde, en 1899, los concejales se referían al "barrio de Dindurra" para referirse a El Balagón cuando se trató el asunto de su urbanización. Eran por entonces sus propietarios, aparte de Sánchez Dindurra, los hermanos Mario, Juana y Lucila García Rendueles, de la familia propietaria primigenia


Dichos propietarios firmaron con el Ayuntamiento un acuerdo de urbanización que abarcaba "las calles abiertas de El Balagón que son las señaladas en el Plano del Ensanche más una travesía emplazada de Norte a Sur en el trozo que media entre las calles Dindurra, Santa Doradía, Travesía de Garcilaso y Carretera de la Costa" . Asimismo, y para facilitar el acceso y servicios a la calle abierta por el consistorio en los terrenos de su propiedad, entre el cedido para construir la nueva iglesia de San Lorenzo y la calle Covadonga (dividido en solares para su subasta), dichos propietarios "se comprometen a ceder el terreno necesario de su propiedad para prolongar las líneas trazadas con ancho de 11,50 metros hasta la calle Dindurra"


Las calles cedidas por los dueños del terreno para espacio público pasarían a formar parte así del callejero de la ciudad, pasando a formar parte "del aprovechamiento y propiedad del común como las demás de la Villa, disfrutando en su virtud esta zona de los mismos derecha e iguales obligaciones que las restantes de la población urbanizada". Así fue como El Balagón, de ser una finca parcelada particular pasó a integrarse como barrio de pleno derecho en la creciente ciudad


Los propietarios, en compensación, fueron eximidos por el Ayuntamiento del pago de derechos de edificación hasta la fecha del acuerdo, si bien por lo que edifiquen posteriormente sí pagarían los derechos correspondientes. El acuerdo firmado lleva fecha del 17 de junio de 1895


El resto de la historia ya la hemos contado, barrios industriales y obreros, a la vez que residenciales de baja densidad (chalets con terreno), la demanda de vivienda con el desarrollismo cambió la faz de estos barrios en un proceso que continúa en nuestros días. A la izquierda, como lugares que pueden ser de especial interés para los peregrinos están El Tupper de la Güela, de comida para llevar; el asador de La Casa Real del Pollo, el Herbolario Lilas y la Farmacia Alemany Sánchez


A la derecha, luego del Supermercado MasyMas, un edificio que forma parte esencial de la historia de la ciudad, el actual Hospital Gijón, que fue en su origen y durante años el Hotel León, fundado en 1968 por la familia Tascón y que empezó siendo un bar con pensión hasta que en 1971, tras adquirir otros inmuebles y viviendas del mismo edificio, se transformó en hotel de dos estrellas con 156 habitaciones


Cerró sus puertas el 17-2-2014 tras 46 años de actividad, "al no poder cumplir el convenio con los acreedores", explica M. Castro para La Nueva España tres días antes:
"El hotel León cerrará sus puertas de manera definitiva previsiblemente este domingo. La empresa, Tascón Hermanos, ha comunicado al juzgado de lo mercantil de Gijón que no puede hacer frente a los pagos pactados en el convenio que alcanzó con sus acreedores el pasado mes de septiembre, ante lo que la empresa ha entrado en fase de liquidación. Perderán sus empleos sus 23 trabajadores, además de los tres hermanos que administraban la sociedad. 
El cierre pone fin a 46 años de historia del establecimiento hostelero que ocupa el edificio del número 45 de la avenida de la Costa. Durante sus primeros años de vida fue un bar con pensión y con 30 hatitaciones. En 1971 se transformó en hotel de dos estrellas. Alcanzó las 150 habitaciones tras ir adquiriendo las viviendas y otros negocios que había en el edificio. 
El convenio que se alcanzó con los acreedores en septiembre permitió inicialmente prolongar la actividad. Una de las claves fueron las facilidades dadas por Liberbank, quien se hizo con la propiedad del edificio al ejecutar una hipoteca sobre el mismo por un préstamo de 800.000 euros concedido para el Palacio de la Llorea, establecimiento gestionado por la misma empresa y cerrado hace más de un año, y cuyas pérdidas han acabado por arrastra al hotel León. Cajastur llegó a un acuerdo con Tascón Hermanos para alquilarles el inmueble, lo que permitió la continuidad del negocio. 
Sin embargo, la empresa tenía en los últimos tiempos embargados sus ingresos por parte de la Seguridad Social, según indicaron ayer representantes sindicales. La Seguridad Social rechazó aplazar el pago de la deuda o aceptar como garantía de la misma el pleito que Tascón Hermanos interpuso contra el Ayuntamiento de Gijón, para exigir una compensación por las inversiones hechas en el Palacio de la Llorea. La situación de la empresa se ha traducido en el impago de cinco nóminas a los trabajadores, además de una rebaja salarial. La respuesta de los empleados fue la de acudir a los juzgados de lo social. Ayer celebraron una asamblea tras una concentración a las puertas del establecimiento hostelero. La empresa les notificó la liquidación y el despido de todos. El cierre, si se cumple lo previsto, será el domingo. 
Hermanos Tascón alcanzó un convenio con los acreedores en septiembre, que permitió continuar con la actividad hotelera. 
El embargo de ingresos por la Seguridad Social hace inviable ese convenio, con lo que el hotel cierra y despedirá a 26 sus trabajadores el domingo.

También la víspera del cierre La Nueva España del 16-2-2014 repasaba su historia con el artículo Hotel con desencanto:
"El hotel León echará previsiblemente el cierre esta medianoche y pondrá fin a 46 años de actividad hotelera en la avenida de la Costa. Se trata de uno de los alojamientos más veteranos en la ciudad, en el que trabajan 23 personas, además de los tres hermanos que lo administran, hijos de uno de los tres fundadores del negocio.
Los orígenes del negocio están, sin embargo, en el barrio del Llano, donde en los años sesenta abrieron un bar con pensión para trabajadores los fundadores Ángel, Ricardo y Teodorino Tascón, oriundos de Gallegos de Curueño, pueblo leonés del término municipal de La Vecilla. Como muchos otros campesinos de los años sesenta, optaron por emigrar a la ciudad. En 1967 trasladaron el negocio a la avenida de la Costa. Allí abrieron un bar con hostal, que inicialmente contaba con treinta habitaciones. Luego fueron comprando el resto de edificio de tres plantas, que alojaba las antiguas dependencias de la Asociación de Hostelería, una tienda y un taller. 
El tipo de clientela había cambiado con la ubicación y en aquella época, en el hotel, se alojaban sobre todo viajantes y representantes comerciales. Trabajaban los miembros de la familia Tascón y apenas cuatro empleados más. El negocio floreció, se derribó el viejo edificio de tres plantas y se construyó, ya como hotel de dos estrellas, el inmueble actual, de 7 plantas en el número 45 de la Avenida de la Costa. En 1971 se inauguró. El nuevo hotel, con 151 habitaciones y cafetería, fue desde entonces uno de los referentes del sector en Gijón. La estabilidad en el empleo fue una de las señas de identidad de la empresa. Los más veteranos de la plantilla recuerdan aún, además de la buena labor empresarial de Ángel Tascón, el trato familiar y cercano que tenía con sus empleados, que lo invitaban a sus bodas, cumpleaños y a los bautizos de sus hijos. A punto de quedarse en la calle, lamentan su falta, al considerar que el giro que dieron sus sucesores a la empresa es lo que ha acabado por echarla a pique. 
Ángel había sido quien se había quedado con el hotel León cuando en 1985 Ricardo y Teodorino se separaron de la sociedad para establecerse por su cuenta. Hoy esta rama de la familia cuenta con cuatro hoteles en Gijón y Soto del Barco. 
En los últimos años el principal cliente del hotel León era el Imserso, que le aportaba varios miles de visitantes anualmente en viajes organizados."

Seguidamente, protagonizaron sus 23 trabajadores un largo encierro cuyo final se produjo felizmente al integrarse la plantilla en un nuevo centro sanitario habilitado en el inmueble. Así daba la noticia Chelo Tuya para El Comercio del 29-1-2015:
"«Es un acuerdazo. He visto muchos conflictos laborales y pocos se han solucionado con un compromiso como éste». Olga Blanco, letrada de Efeso Abogados, el bufete que en los últimos dos años ha representado al comité de empresa del Hotel León, no ocultaba ayer su alegría. Acababa de firmar un contrato poco usual: el nuevo propietario del edificio del Hotel León, el empresario asturiano José Ramón Campos, se compromete por escrito a absorber a toda la plantilla afectada por la quiebra de la familia Tascón. 
Se trata de 15 personas que pasarán «desde ya» a trabajar con Campos. Tanto en el futuro centro sociosanitario que el presidente del Instituto Gerontológico Astur abrirá en el inmueble, «como en sus empresas actuales». De hecho, dos exempleadas de los Tascón «han firmado ya un contrato laboral». Ambas serán trabajadoras de la residencia El Carmen que, junto a Montevil, Lauredal, San Pancracio y La Magdalena, conforman el complejo geriátrico levantado por Campos en Gijón, Carreño y Coruña. 
El resto serán absorbidos «en su totalidad» para el centro sociosanitario que, tal y como adelantó EL COMERCIO, José Ramón Campos abrirá en el edificio de la avenida de la Costa. Tras una inversión de tres millones de euros, que se suman a los 2.050.000 que pagó por el inmueble, en el plazo de un año el Hotel León dará paso al Centro Sociosanitario León, en el que se atenderá a personas que necesiten asistencia médica y rehabilitación en corto y medio plazo, tras su paso por un hospital. 
Entre los 50 empleos de nueva creación que tendrá el dispositivo estarán «todos los trabajadores del Hotel León». Todos «los que quieran», precisan tanto Blanco como Campos, pues alguno se pondrá al frente de la cafetería del establecimiento. Este negocio se abrirá «lo antes posible», explicó a EL COMERCIO Campos, quien se mostró encantado con la iniciativa. «Ellos me lo propusieron y yo acepté, porque me parece muy interesante». 
Con el acuerdo laboral firmado, el empresario sellará ahora con Liberbank la compra del inmueble con el objetivo de «empezar las obras lo antes posible». Mientras, la plantilla continuará con el encierro, pero para preparar el agradecimiento «a todos los que nos apoyaron».

En enero del año 2017 reabrió como hospital y, si bien su fachada rehabilitada se conserva, el interior hubo de ser completamente reformado para su nueva función


Frente al antiguo hotel cruzamos la calle Celestino Junquera, otro de los enlaces entre la Avenida de la Costa y la Plazuela San Miguel, además de una de las calles originales de El Balagón. Celestino Junquera Huergo Toral, nacido en 1817, fue emigrante a Cuba y, a su regreso, fundó un comercio textil en la calle Contracay llamado Isla de Cuba


Pero más determinante fue para el ordenamiento urbano del Ensanche del Arenal fue que Celestino Junquera era concejal y uno de los propietarios de terrenos en La Plazuela. Como nota curiosa destacar que el cronista Joaquín Alonso Bonet en Pequeñas Historias de Gijón dice que tuvo 24 hijos con su esposa Juana Chirino


El 22 de diciembre de 1899 se le puso su nombre a la calle, que era antes, desde 1875, parte de la de Cura Sama, que desde la del Marqués de Casa Valdés atravesaba La Plazuela y llegaba a la Avenida de la Costa justo aquí "formando una calle que tenía una longitud, lógicamente, superior a la actual, atravesando el emplazamiento de la plaza de San Miguel", como dice Piñera


Al cruzar, otra de las conchas doradas xacobeas que jalonan este itinerario gijonés, como dijimos, poco empleado actualmente por los peregrinos desde la señalización con azulejos de flechas amarillas del trayecto marítimo por el Paseo del Muro, frente a la Playa San Lorenzo, pero que también merece nuestra atención


La calle Celestino Junquera sería, según el plano que nos proporciona Piñera en su Historia del ensanche de La Arena, el límite occidental de El Balagón. En la actualidad está en la esquina el Café-Bar La Fragua famoso por su hidromiel casera y sus cervezas, así como sus retransmisiones deportivas, con cuatro grandes pantallas de televisión


A la izquierda, entre otros negocios, está Casa González, de dulces, frutos secos y chucherías, fundada en la década de 1950 y a la que le dedica su reportaje Una vendedora de estirpe Golosa El Comercio del 27-11-2016:
"Para cualquier paseante goloso, el escaparate de su local ha supuesto desde hace décadas un reclamo irresistible: caramelos, chocolates, gominolas, pastas, polvorones... Desde su fundación, allá por los años 50, Casa González se las ha apañado para convertirse en una de las pocas tiendas de su género que actualmente sobrevive, mutando y encontrando su sitio pese al cambio de paradigma en el mundo de los negocios. «No hay una fórmula infalible para mantenerse. Lo que hemos intentado es no engañar a nadie con el producto, ofrecer un precio competente y una buena atención al cliente», sostiene Julia Fernández, administradora durante 37 años -junto a su marido- del negocio de gominolas y frutos secos sito en la avenida de la Costa 66.
La tienda es ya una referencia para varias generaciones de gijoneses, que encuentran en sus materias primas y en su trato una excusa perfecta para dejarse llevar por el dulce. «Me incorporé en 1977. Me casé con José Villanueva González, sobrino del fundador del negocio, y juntos empezamos a gestionar lo que su tío había levantado», explica. Celestino Gónzalez Campos, por tanto, fue el encargado de iniciar el negocio, aunque con una imagen y unos medios sustancialmente diferentes a los de ahora. «El negocio empezó en la calle Cabrales como ultramarinos y no fue hasta 1968 cuando se trasladó a su actual ubicación, que hasta la fecha había funcionado como almacén de sacos», rememora. 
En aquella época se vendían patatas, lentejas o garbanzos, pero la proliferación de los supermercados hizo que la especialización fuese necesaria para sobrevivir. «Nuestro mayor fuerte a día de hoy son los frutos secos. Tenemos una gran oferta de productos y, sobre todo en estas fechas, es lo que más nos reclaman», subraya Fernández. Sin embargo, tanto Julia como su marido han intentado que la esencia de la tienda de alimentación generalista no se pierda, ofreciendo otros muchos productos. «Decimos que ya no somos ultramarinos pero aquí tienes plantado un sacu fabes», añade entre risas.

La venta a mayoristas supone otro de sus pilares, surtiendo a varios quioscos de la zona con producto molido y empaquetado por ellos. «La competencia se relativiza un poco de esta manera. Si al final están vendiendo nuestros frutos secos nos compensa para que sigan comprando», asume. Mientras pasea por la tienda comentando su historia, varios clientes entran a esperar pacientemente su turno, «nada de autoservicio, aquí pides tantos gramos de producto y nosotras lo despachamos». Esta fidelidad es la que sigue manteniendo vivo el motor del negocio: «Nos vienen clientes habituales de Oviedo y Lena que ya son totalmente reincidentes». 
Aunque ahora haya dado un paso al margen, su presencia en el negocio sigue siendo habitual, acompañando a Jessica García y Ana Méndez, las nuevas caras visibles del negocio. «Después de medio siglo trabajando ya me tocaba jubilarme. En total, no debí acumular ni una semana de ausencia. Después de tener al niño a los dos días ya estaba aquí», añade. Con la Navidad a la vuelta de la esquina la temporada alta se asoma en el horizonte: «Ahora llega lo bueno»."

Un poco más allá, la calle Cabrales sería el límite occidental de El Tejedor, según el referido plano de Luismi Piñera, llamada así en honor del fundador del Hospital de Caridad, Juan Nepomuceno Cabranes, que por un error de transcripción muy usual en Asturias se cambió de Cabranes (concejo del centro-oriente) a Cabrales (concejo afamado del oriente por sus quesos y zona de Picos de Europa). El Hospital de Caridad tiene su origen en el testamento de su fundador en 1836, por el que legaba al Ayuntamiento la mitad de sus bienes:
"Juan Nepomuceno Cabranes legó al Ayuntamiento (testamento del día 19 de febrero de 1836) la mitad de sus bienes, con destino al Hospital de La Caridad, a cuya junta pertenecía, y que estuvo situado, hasta cien años después, en los actuales jardines del Náutico. Los bienes donados por Cabranes fueron 15.000 reales, el edificio destinado a hospital y varias casas en la calle que luego llevó su nombre. Ese día de 1847 se decidió llamar Cabrales a la calle. Aunque, desde luego, el apellido de Juan Nepomuceno es Cabranes y no Cabrales, y así figura en sus partidas de nacimiento y de defunción. El error viene ya desde 1847, cuando el Ayuntamiento llama Cabrales a una calle que se conocía popularmente como Cabranes; la impresión que da es que ni siquiera los descendientes de Juan Nepomuceno trataron de subsanar la equivocación. (...) El 17 de agosto de 1891, el Ayuntamiento impone el nombre de Cabrales a la unión de tres antiguas calles: Rectoría, Villaviciosa y la que ya se llamaba así desde 1847."

El Hospital estuvo en el solar de los actuales Jardines del Náutico, en el Muro y Playa de San Lorenzo, hasta las reformas urbanísticas del gobierno del Frente Popular en la Guerra Civil y fue el sucesor directo del Hospital de Corraxos o peregrinos pobres sito en Cimavilla o barrio alto y antiguo. La calle llega hasta allí y por eso un tiempo fue llamada del Hospital:
"En el plano de Coello vemos llamar «calle Hospital» a la parte de Cabrales que acaba en Jovellanos. Hospital que contaba con una popular capilla, la de La Consolación, que acogía al gremio de zapateros gijoneses. Para un conocimiento más amplio de este Hospital de la Caridad, cónsultese la Memoria del Hospital de la Caridad. 1804-1864, obra de Estanislao Rendueles Llanos publicada en 1865. Cuando en el año 2004 se cumplieron doscientos años de la fundación del antiguo Hospital de la Caridad, hoy conocido como Hospital de Jove, se editó el libro El Hospital de Jove, en el que su autor, Eduardo García, narra toda la historia de esta institución."

A la derecha, la Carnicería Villamil; estamos a un paso ya de Begoña, pero antes hemos de cruzar la tan citada ya calle Cabrales, que llegó asimismo a conocerse como Rectoría por la antigua casa del párroco, rectoría o rectora, derribada en 1902. También una parte fue calle Villamanín
"Después de la calle de la Rectoría se encontraba la de Villamanín, luego unidas ambas con el nombre de Cabrales. Lo de Villamanín procede de un almacén de sidra con tal nombre y propiedad de Cipriano Menéndez, llamado Villamanín por ser natural de ese barrio de Somió."

Otra parte de la calle, más a la derecha, fue llamada Nueva del Arenal en la zona más próxima a Los Campinos de Begoña (a la derecha del paseo, visto desde aquí) en el Plano de Castellar de 1835. También esta zona fue llamada calle de Villaviciosa, perpendicular a la Avenida de la Costa, por entonces Carretera de Villaviciosa:
"Se trata de un tramo de Cabrales que en la actualidad situaríamos entre la iglesia de San Lorenzo y la avenida de la Costa, y que perdió su nombre para transformase, junto a Villamanín, Rectoría y el tramo conocido como Cabrales, en una larga calle: Cabrales"

En la esquina de la izquierda, en un edificio de 1963, está la Librería Magazín, especialista en tomos enciclopédicos, temas especializados y libros descatalogados, fundada por Jesús Abejón Sanfeliz (abrió sus puertas el 5-3-1083) y que pasó a sus hijos Eva María y Jesús Miguel Abejón


En la esquina de la derecha tenemos varios antiguos edificios en este tramo de calle que comunica con la cercana iglesia de San Lorenzo y Los Campinos, este primero, por ejemplo, construido en 1927, según datos proporcionados por Idealista en base al catastro


El situado a su derecha es del año 1929, con dos pisos añadidos por recrecido tras su restauración. Otros dos pisos añadidos tiene, a su derecha, el del número 102, del arquitecto Mariano Marín y construido en 1908


Aquí sí estaríamos pues ante alguno de los edificios antiguos del Ensanche del Arenal en El Balagón El Balagón de Rendueles, donde abre sus puertas la Quesería Cabrales 106, especializada en productos autóctonos asturianos (no solo quesos)


Cruzamos pues así la calle Cabrales al pie de estos históricos edificios, a un paso ya del arbolado de Begoña


En la Avenida de la Costa y seguido a la Quesería Cabrales 106 tenemos otro negocio emblemático, en de la Joyería Alfonso, fundada en 1982 por Alfonso García y en la que atienden ahora al público sus hijas María del Carmen y Ana María



Seguidamente pasamos junto a un edificio del año 2006 construido sobre otro más antiguo. El siguiente, fue rehabilitado de manera integral en 1999 respetando la fisonomía del anterior


En su esquina, donde se cruzan la Avenida de la Costa con la calle San Bernardo, está la histórica tienda de Ultramarinos y Cestería La Puerta del Sol, fundada por José Vega en 1921 a su regreso de la emigración en Cuba, donde había regentado un negocio similar


La Puerta del Sol vivió la transformación urbana de la sociedad agraria rural que aún pervivía y estaba presente en los tiempos de su fundación pues, a la izquierda del Paseo de Begoña, empezaban las huertas y caserías de Ciares y, el cercano barrio de El Llano, era un incipiente espacio obrero e industrial


Por eso, durante años vendió además de alimentación, especializándose en productos asturianos, aperos agrícolas, por lo que era muy frecuentada por campesinos, incluso en los últimos tiempos, cuando gran parte de estos objetos ya se adquirían más como elementos de adorno y souvenirs. También era un referente para los más críos por su famoso regaliz de palo


En el negocio le sucedió su hijo Pepe Vega, que estuvo al frente del mismo unos cincuenta años, y luego tomó las riendas Alfonso, sobrino de Pepe y nieto del fundador


Cruzamos aquí ahora la calle San Bernardo, así llamada por una desaparecida capilla dieciochesca dedicada a este santo, que primeramente lo estuvo a la Concepción, y pasamos al famoso Paseo de Begoña, con la iglesia de esta advocación sita al fondo al otro lado del paseo, que recorremos únicamente por su extremo más meridional, pues su gran explanada rectangular (o en forma de 'L' si contamos Los Campinos de Begoña), se extiende hacia el norte, a la derecha. Nosotros continuaremos de frente, hacia la iglesia, no separándonos de momento de la Avenida de la Costa, que nos llevará hacia la Plaza de Europa













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