Eres el Peregrino Número

Buscador de Temas del Camino de Santiago

domingo, 12 de mayo de 2024

SIGUIENDO LAS CONCHAS DORADAS DE GIJÓN/XIXÓN, ASTURIAS (2) POR LA AVENIDA DE LA COSTA, L' ARENA, LA FLORIDA Y LOS CAMPOS ELÍSEOS "LA CIUDAD QUE PUDO SER Y NO FUE"



Allá por el año 2009, cuando aún pasaban pocos peregrinos por el ramal gijonés del Camino de Santiago del Norte, el Ayuntamiento señalizó con conchas amarillas el itinerario del mismo por el casco urbano de la ciudad, desde el puente de La Guía a El Bibio siguiendo la Carretera Villaviciosa y, desde aquí desde El Bibio, tras dejar atrás la plaza de toros, por la actual Avenida de la Costa y el barrio de L'Arena 



Este trayecto sería el más históricamente aproximado al del antiguo Camín Real de la Costa, la antigua y ancestral senda que, con sus ramales, sería la principal vía de comunicación por la franja litoral asturiana hasta la construcción de las primeras carreteras costeras bastante avanzado ya el siglo XIX. Sin embargo, el crecimiento urbano hizo que, en la actualidad, pase encajado entre bloques de pisos, algunos muy altos y producto de los años del desarrollismo, lo que hizo que se buscase un recorrido, señalizado con azulejos amarillos, que va unos metros más al norte, al otro lado de los edificios del barrio L'Arena, por el Paseo del Muro y Playa de San Lorenzo y en dirección al centro urbano y casco histórico por la Plaza Mayor


Sin embargo, este periplo urbano, que sigue señalizado con las flechas doradas, no deja de ser sumamente interesante aunque no pasemos por esa magnífica fachada costera de El Muro y la Playa de San Lorenzo, por lo que deseamos dedicarle unas merecidas entradas de blog: esta es la segunda


Efectivamente, hace siglos se veía desde este lugar perfectamente bien la costa gijonesa con la entonces pequeña villa al fondo. El crecimiento de la población desde finales del siglo XIX y durante todo el siglo XX dejaron todos los antiguos arenales, dunas y marismas, que llegaban hasta aquí, totalmente edificados


Tras quedar atestado el barrio L'Arena, parte del antiguo Ensanche del Arenal por el que la ciudad creció en esta dirección, la ciudad se extendió al sur, al barrio de El Coto, en lo alto de la colina de este nombre, a nuestra izquierda, así como más al este, a El Bibio, de donde venimos nosotros, y más al sur aún, a Viesques, al otro lado de El Coto, en las riberas del río Piles en Viñao, cerca de La Guía y de su desembocadura


En el siguiente cruce, con la calle Pintor Marola, la Carretera Villaviciosa da paso a la Avenida de la Costa, por donde vamos a seguir al centro urbano. En esta calle apareció, en 1948 y un poco más a la derecha, la necrópolis de El Bibio, unas 36 tumbas en lo que debió ser el solar de la capilla de San Nicolás de Bernilde o San Nicolás del Mar, que sería la cabeza espiritual y social de aquel antiguo coto, antes más grande, propiedad de la Iglesia ovetense de San Salvador pero que cedieron en foro, contrato por el que un particular, en este caso la familia Cifuentes, lo administraba y usufructuaba, pero sin un traspaso pleno de su propiedad 


A la izquierda vemos la Avenida Pablo Iglesias, que en los años 20 del siglo XX fue el Boulevard de San José, donde se reconocen perfectamente bien los edificios del Corazón de María, colegio fundado por los claretianos que, a partir de 1928 buscan terrenos y encargan planos para construirlo, poniendo en marcha en 1938, acabada la guerra en el Frente Norte, un modesto centro provisional para unos 30 alumnos, trasladándose al edificio actual en 1941


Ampliado luego a partir de 1959, el colegio famoso su cine, una ilusión del gran aficionado, Padre Bernardo Fernández, que proyectó películas no solo para alumnos, sino para todo el vecindario, entre 1967 y 1985, los domingos por la tarde, según informa en su obra Cines, teatros y salones de variedades en Gijón (1896-2018) el investigador, geógrafo y urbanista, Rafael Suárez Muñiz, quien afirma además que en su salón de actos nacieron los primeros grupos gijoneses de pop-rock, ya en 1965-66, antes incluso del cine. Actuaron aquí Los Pipers y se celebraban festivales yeyés como el Gran Festival de Conjuntos de mayo de 1868


Enfrente del Corazón de María está el Parque les Cocheres, espacio ajardinado y arbolado que forma un triángulo en la confluencia entre las avenidas de Pablo Iglesias y de la Costa (aquí enfrente) y la calle General Suárez Valdés (detrás). Su nombre se debe a que en este lugar estuvieron las cocheras de los tranvías. donde se guardaban y reparaban los tranvías, hasta que dejaron de funcionar en 1963, sustituidos por los autobuses, que ya llevaban años funcionando en la ciudad y concejo


Las cocheras fueron construidas a partir de 1902 con proyecto del ingeniero de minas Alfredo Santos, con una capacidad para 108 vehículos, oficinas y talleres. Las viejas se emplearon para cuadra de las mulas que aún tiraban de los tranvías en aquellas fechas. La primera línea, de 1890, llegaba a La Guía, con prolongación posterior a la Plaza de Villamanín en Somió. En 1895 se inaugura la de El Natahoyo y en 1905 la de El Llano. La electrificación de la línea se iniciará en 1909 y se completará a todo el servicio paulatinamente, según nos dice el investigador Joaquín Aranda en Aquellas plazas aquellos parques de la Biblioteca gijonesa del siglo XX


La misma calle Pintor Marola, que ahora cruzamos, fue antiguamente la calle Cocheras precisamente por el mismo motivo. Cuando estas quedaron en desuso fueron demolidas hacia 1969


En los años 1970 se instalaron en el lugar unos módulos prefabricados para escuelas, el Colegio Begoña, que con el tiempo fueron también tirados. Así, y luego de recortar un poco la plaza para ensanchar la Avenida de Castilla, que vemos al fondo, en el cruce, en 1980 se destina el lugar a parque público con proyecto de Belén Fernández Amado, arquitecto municipal


A esta altura estuvo también antaño el chalet de los Fernández-Nespral y, a posteriori, el Hospital Psiquiátrico del Doctor Salas. Esta estratégica unión de calles en los accesos a la ciudad favoreció la construcción de edificios de uso público, como el ya citado colegio Corazón de María o la central telefónica, que vemos a la izquierda de la foto


Luego de la Telefónica, también al otro lado del Parque les Cocheres, en la Avenida Pablo Iglesias, reconocemos el Hospital Begoña, inaugurado el 10 de marzo de 1958 como Sanatorio de Nuestra Señora de Begoña, tras tres años de trabajos, siendo su primer director el doctor Felipe Sánchez


Anteriormente estuvo en el lugar el sanatorio del doctor Villamil que, oriundo del occidente de Asturias, se trasladó a ejercer su profesión a la calle San Bernardo antes de abrir su clínica en enero de 1935, realizando consultas a pacientes por las mañanas y por las tardes. Era una obra de los arquitectos Manuel del Busto y Delgado y su hijo Juan Manuel del Busto González


En el solar existente anteriormente tenía su finca el general Suárez Valdés (Álvaro Suárez Valdés y Rodríguez San Pedro), a donde se retiró tras su trayectoria como veterano de las guerras carlistas y la de Cuba. A él le está dedicada la calle que une esta Avenida de la Costa con Pablo Iglesias detrás del Parque les Cocheres


El paisaje de quintas y viviendas unifamiliares de El Coto fue transformándose a partir de 1970 con el crecimiento urbano. Al fondo, el rascacielos de La Torre, entre Pablo Iglesias y la calle Ramón y Cajal, de 18 plantas, es un ejemplo de aquellas construcciones que cambiaron la faz de estos barrios. Allí estuvo antaño el Chalet de do Ubaldo (por entonces la palabra chalet se empleaba para lo que hoy llamaríamos 'quinta' o 'palacete'), que fue demolido para construir este bloque, proyecto del arquitecto Manuel del Busto, antaño a sus pies incluso bajaba un riachuelo. En la web de la Agencia la Playa se nos cuenta su historia y la de su dueño en la entrada Cuando El Coto era un vergel:, artículo firmado por el erudito investigador Hernán Piniella:
"... estaba ubicado en la esquina del Bulevar de San José (actual Pablo Iglesias) y la recién abierta entonces calle Ramón y Cajal, (...) 
Con su río, aquel breve cauce que desde la fuente del Real bajaba a manera de arroyo cruzando y regando cantarín, aquellos sus prados y fincas de labor. 
Fincas rurales que fueron siendo sustituidas por palacetes de recreo como el que el insigne arquitecto don Manuel del Busto edificó a inicios del siglo XX para aligerar los nutridos bolsillos de don Ubaldo Junquera Chirino, uno de los veintidós hijos del matrimonio formado por don Celestino Junquera, enriquecido en las Indias españolas y doña Juana de Chirino, señora de noble cuna, al ser ella descendiente del marquesado de Chirino. 
Otro de sus hijos fue comerciante de aquel Gijón, don Senén Junquera, con palacete hacia los lados de Somió y que en una quiebra de alguno de sus muchos negocios sacó en pública subasta bienes a todo lo largo y ancho de Gijón (Pumarín, el Llano, La Calzada, Centro) por un valor de 16.000 pesetas de las de 1910. 
En principio a la muerte de su padre y tras la partición entre tantos hermanos de las vastas heredades paternas, don Senén y don Ubaldo, se asociaron en una grandiosa tienda de ultramarinos ubicada en el final de la calle Capua con la Plazuela de San Miguel, aquella plaza elíptica que diseñaran para complacer a su padre don Celestino. 
Con el tiempo don Senén, quiso volar por su cuenta y se fue hacia el número 60 de la calle Corrida, donde puso una tienda total, con todo lo comerciable en oferta permanente, pero no le fue del todo bien. 
Mientras su hermano don Ubaldo hacia tan correcta como ajustada administración de los muchos solares y bienes heredados (lechería en calle Juan Alonso, fincas urbanas, cuadras, locales, etc.) y sacaba pingües beneficios de aquella tienda de ultramarinos ampliamente surtida y amablemente atendida por su hijo. 
Mientras que él y su distinguida esposa viajaban a tomar las aguas a San Sebastián donde acostumbraban a recluirse en los meses de verano y tras visitar Gijón brevemente, ahuecaban el ala cual golondrinas buscando el favor de su regia posesión en la capital del reino, aquel Madrid antañón, donde en las calles hacía un frio de rigor, pero que era incapaz de cruzar los sólidos muros calefaccionados que aquella fortuna bien administrada, labró para don Ubaldo Junquera Chirinos. 
Quien solo claudicaría ante la implacable huesuda un día de San Antonio de 1942, cuando ya las aves viajeras anidan en los aleros de un Gijón, que a día de hoy parece que las golondrinas se hubieran olvidado de esta ciudad dado que los aleros habitables son casi inexistentes de tan modernos que nos hemos vuelto."

Entre más bloques y torres quedan, casi milagrosamente conservados, algunos ejemplos de cuando El Coto fue efectivamente una ciudad-jardín, tal que allí, en el cruce de la calle del General Suárez Valdés con Pablo Iglesias, donde empieza la cuesta del barrio, que no acaba hasta Ciares, antigua parroquia rural que en sus tiempos abarcaba una gran extensión, desde el centro del concejo hasta el mar. En dicha cuesta estaba El Real, donde Enrique III de Trastámara asentó sus reales (campamento) en los asedios de Gijón/Xixón de los últimos años del siglo XIV, enclave favorecido por la existencia de una fuente de la que solo se conserva su nombre en una calle; volvemos a leer a Hernán Piniella:
"...Manantial de aguas saludables, provenientes de un acuífero que descansa bajo aquella importante zona milenaria del Gijón más sólido que junto a Cimavilla, está asentado sobre dura piedra. Manantial que fluyó hacia el mar primero y hacia la charca del Piles después, hasta que abovedado y cegado fue borrado su cauce de la memoria. 
Porque de ser usada su agua en cristalina fuente de bondad, lavadero y abrevadero, pasó a ser solo el nombre de una calle de Ceares, parroquia aquella que, al decir de los cronistas, antaño bajaban sus tierras a beber en el mismo mar de Gijón. 
A un lado del camino  carretero de Ceares, nació a principios del siglo XX el barrio de la Fuente del Real, que como era tan abundante aun en los estíos, las aguas residuales bajaban por el Coto, por la zona que hoy ocupa la calle Ramón y Cajal, formando un arroyo que de haber sido más pulcros los vecinos, hubiera sido una delicia más en aquel paisaje de ensoñación, pero que la mugre y la desidia fueron arruinando sus ribazos, y aquí y allá era empozado para acudir a lavar los ajuares y los utensilios domésticos, envenenando el caudal prístino que se había iniciado transparente y potable unos pocos cientos de metros más arriba. 
Cuanto más crecía Gijón demandando aguas potables, más fedía aquel cauce contaminado y hubo urgencia de sepultarlo abovedándolo en el tramo que ya bajo Los Campos, la Catalana y la Arena lo conducían hasta la infecta charca del Piles, que sería rellenada de escombros y sembrada de belleza en los años cuarenta del pasado siglo. 
Hasta entonces, en la prensa local, aquella zona a caballo entre Ceares y El Coto solo es noticiable por las frecuentes reyertas que se daban en las cercanías de aquella Fuente del Real, calle Cirujeda y casas de Don Pepito donde la gente tenían un carácter algo levantisco para la calma chicha que nos asedia a veces y por unos simples derechos de abrevar o por un: “quítame de aquí esta pastilla de jabón,” cuando no, por aquello tan desfavorable para la sana convivencia de: 
- “Eso no me lo dices tú a mí en el prau” 
En ese aciago instante, si los contendientes eran varones, se apelaba a la navaja trapera que guardaba todo quisqui en el pantalón, entonces un silencio ceremonial permitía contar los muelles de la navaja del contendor de turno al abrirse para ponerla en modo combate y si eran más que los de la tuya, la prudencia aconsejaba poner pies en polvorosa, por más que se enlodara levemente la honra propia. Pero es que vale mucho más que se diga un: “aquí corrió” en lugar de un: “aquí murió.” 
Si la disputa era entre congéneres del bello sexo, de las palabras disuasorias se pasaba a los epítetos más desafortunados, donde salían a relucir trapos muy sucios que no se lavan con jabón y del hiriente verbo se pasaba a la agresión física en un santiamén y ¡Hala! a engarrase de los pelos y la ropa sin lavar y lo que es peor sin tenderla siquiera al verdín de las preciosas praderías que desde El Coto parecían apacentar Gijón. 
Luego se cuadriculó todo aquel espacio libre de El Coto para que creciera la villa, las calles tenían número si caían perpendiculares hacia el mar y letras si eran paralelas al mismo y poco a poco aquellas parcelas y calles, fueron tomando casitas y nombres. También se construyeron un cuartel y una cárcel de partido y entre ambos edificios se hicieron una preciosidad de casinas hacia 1929, que llamaron “casas baratas.” 
Y como Gijón andaba escasa de agua potable, se acordó la municipalidad de aquel acuífero desdeñando y se escavaron varios pozos artesianos, fue empezar a manar el vital líquido y ya se hizo oír la queja de los vecinos de abajo, los del Boulevard San José, porque de nuevo las excedencias de aquella agua les afeaban su vecindad. 
Quiso mediar el ayuntamiento y se diseñó un precioso proyecto de parque público entre ambos contendores, de tal manera que de la calle Calderón de la Barca arriba, entre calles Leopoldo Alas y General Suárez Valdés se llenaría todo aquel terreno de jardines hermosos, con un bello kiosco para escuchar música agradable, se plantarían árboles frondosos que cobijaran malvises y jilguerinos y hasta un delicado estanque para que acudieran los más pequeños a alimentar coríos. 
Un oasis de verdor entre tanto cemento grisáceo, hasta que algún constructor pilló en horas bajas al correspondiente concejal de urbanismo y le susurraría al oído de su cartera aquello de: 
-“Dejate de pijaines, que no estamos pa jardines” 
Y así perdimos un espacio que hoy sería sin duda un lugar de ocio espectacularmente bello, casi a la par de esta ciudad maravillosa que a diario nos enamora."

Este palacete, con torre esquinada de planta cuadrada y tejado a cuatro aguas, actual Escuela Infantil San Nicolás (patrón de El Coto), fue una casa familiar construida hacia 1920 que ha conocido el paso del tiempo y de todos esos avatares, incluyendo aquellos tiempos en los que "ir a El Coto" era sinónimo de ir a la cárcel, pues allí estuvo, desde 1909 en que se trasladó desde la Torre del Reloj de Cimavilla, hasta 1993 (traslado al nuevo Centro Penitenciario de Asturias en Tabladiello en Villadebeyo -Llanera-), el centro penitenciario gijonés


Estos son los edificios del comienzo de la Avenida de la Costa bajo los que pasa el Camino, por la acera derecha, vistos desde el cruce entre esta y la Avenida Pablo Iglesias (vértice oriental del Parque les Cocheres). Entre ellos, otra calle dedicada a un pintor, Orlando Pelayo, era antaño la Travesía de Cocheras del Tranvía, otro nombre vinculado plenamente al lugar


Una de las conchas doradas que jalonan el itinerario jacobita en esta acera. Esta encrucijada de calles y avenidas es confluencia también de barrios, pues en el Parque les Cocheres llegamos al que fue conocido como La Florida, otro de los creados a partir del Ensanche del Arenal y la expansión de la ciudad hacia el este entre los siglos XIX y XX


La Florida constituía un gran terreno que en sus tiempos fue también un vergel, así llamado por ser una zona de arbolado que, en principio, no se pensaba construir, sino que sería destinada a jardines. De la misma forma que El Coto iba a ser una ciudad-jardín con quintas y pequeñas casitas y no se logró, tampoco se dejó de edificar toda La Florida, si bien los últimos árboles nobles que le dieron nombre no fueron talados hasta 1977


Tras la demolición de las ya inútiles defensas de la muralla de las carlistadas a partir de 1867, el casco urbano gijonés fue creciendo en esta dirección, el Arenal de San Lorenzo, cubriendo primeramente con tierra procedente del dragado del muelle local estos terrenos de dunas, donde se fueron plantando huertas y construyendo las primeras viviendas, humildes unas y otras quintas y chalets más pudientes. Pronto llegarían las ciudadelas obreras y, con el boom urbanístico de los años 60 del siglo XX, los actuales edificios de pisos, sumamente altos, que cambiaron por completo la fisonomía de estos barrios


Frente a nosotros, en la esquina, el 11.11 Art Café. La ciudad, incluyendo los barrios residenciales, centro, obreros-fabriles y otros está en nuestros días casi plenamente dedicada al sector comercial, servicios y hostelería. Las industrias y factorías de antaño o bien han desaparecido o se han transformado; tanto estas como las nuevas suelen estar ahora en los polígonos industriales del extrarradio, al su de la ciudad, Roces-Porceyo y Tremañes-Veriña principalmente


Entre las especies arbóreas de Les Cocheres tenemos cipreses de Lawson, cedros del Himalaya, ciruelos rojos y aligustres. La jardinería, renovada en los años 90, presenta hermosos parterres. Se ha respetado el diseño original de Belén Fernández tendente a hacer del pequeño parque una isla verde y plácida en medio del tráfico que la rodea


Aquí tenemos una vista del Parque les Cocheres desde el otro lado, desde Pablo Iglesias: al pie de los edificios del fondo es por donde va el Camino, entre la citada calle Pintor Orlando Pelayo (derecha) y la Avenida Castilla (izquierda, hacia donde nos dirigimos)


Dispone de un gran espacio central de juegos y tiene gran concurrencia, especialmente a la salida de las clases de los colegios cercanos, como mostramos en esta foto


Estos dos bloques, así como el parque, conforman la transición y paso del barrio de El Bibio al de L'Arena, en un tránsito de mucho tráfico de vehículos y trasiego de gentes, al constituir estas avenidas que aquí confluyen alguna de las arterias viales más importantes de la ciudad


Fijémonos en el edificio de la izquierda con su gran chaflán en la esquina de la Avenida de la Costa con la Avenida de Castilla. A partir de El Bibio todo será además un gran eje comercial, con todos los bajos destinados a tiendas, hostelería y demás comercios y negocios


Llegando a dicho edificio pasaremos frente al Bar Tentempié y  el Bar La Palmera. Solemos dar alguna referencia de estos establecimientos pues suele ser información útil a los peregrinos que pasan deseando tomar algo


Al pie de estos edificios la estrecha se estrecha considerablemente y es posible que tengamos que andar el fila india


A nuestra izquierda el Parque les Cocheres con su zona de juegos, vacía en la mañana y horario lectivo. Más allá, de nuevo el acceso a El Coto por Pablo Iglesias y calle General Suárez Valdés. Esta sería su historia, extraída de Wikipedia:
"De acuerdo con la investigación llevada a cabo por Luis Miguel Piñera, el nombre del Coto de San Nicolás del Mar aparece citado por primera vez el 11 de noviembre de 1476, en la Escritura de Foro Perpetuo con cláusula de Comiso y de Indivisión, firmada por Alfonso de León, notario apostólico. Se trata de la primera escritura que se otorgó tras en incendio que destruyó Gijón a fines del siglo xiv y también nos informa de que el primer propietario de la colina de El Coto era un tal Juan de Gijón. Se trataba de una extensión de terreno bastante mayor de lo que hoy conocemos como barrio de El Coto. Llegaba por el oeste hasta más o menos donde hoy, la Cruz de Ceares; por el este se extendía casi hasta Cabueñes, incluyendo las actuales zonas de El BibioViesques y La Guía. Por el norte iba hasta el arenal, de dónde le viene el nombre de San Nicolás del Mar. En el Gijón del finales del siglo xix era frecuente aplicar a los terrenos parcelados el nombre de "coto", de ahí la otra parte del nombre.
En 1898 los hermanos Menéndez-Morán diseñan el barrio mediante una parcelación en cuadrícula algo afectada hasta la actualidad. Surgió con la idea de que se convirtiera en una ciudad jardín. Sin embargo, El Coto no tendría mucha edificación hasta la construcción de la cárcel y el cuartel, a inicios del siglo Xx, que dieron un impulso muy importante a la urbanización del barrio, que empezó con la construcción, ya a principios del siglo xx de los primeros edificios, normalmente casas unifamiliares tipo chalet que le dieron al barrio, con el paso de los años, su aspecto característico de ciudad jardín. 
Los servicios de alcantarillado, luz y agua se fueron incorporando en el barrio gracias a las necesidades derivadas de los dos edificios emblemáticos de la zona, el cuartel y la cárcel. Posteriormente se construyeron las calles, todas paralelas y perpendiculares y con un ancho considerable que, en gran parte, todavía conservan. Destacan dos Bulevares, el de La Cruz (calle Ramón y Cajal) y el de San José (avenida de Pablo Iglesias). 
A partir de 1960 la falta de control municipal sobre las edificaciones de Gijón hicieron que se levantaran en el barrio, contra toda racionalidad, edificios de hasta seis pisos, transformándose en el clásico barrio para residencia exclusiva de obreros y perdiendo el carácter de barrio con viviendas unifamiliares que había tenido hasta entonces."

Y aquí, asomándonos al barrio L'Arena, hacemos lo mismo, un repaso a su historia, que puede decirse arranca como tal con la ocupación de los antiguos arenales que por aquí se extendían:
"La historia del barrio de La Arena comenzó en 1850 cuando Félix Valdés de los Ríos, Marqués de Casa Valdés, solicitó al Ayuntamiento de Gijón que le vendiera los arenales de la playa de San Lorenzo, de difícil acceso en aquella época y muy extenso, de ahí que el barrio se llame «La Arena». El Ayuntamiento realizó una subasta pero dividió los terrenos en tres partes. La mayor superficie la compró el marqués y otra más pequeña, Romualdo Alvargonzález. La tercera, que recibió más adelante el nombre de La Florida, la reservó el municipio para zona de recreo y en ella estuvo el Parque Continental y el conocido circo, teatro y cine «Campos Elíseos». Este complejo lúdico estuvo ubicado durante varias décadas en la esquina de la calle Ramón y Cajal con la avenida de la Costa. Fue derribado en el año 1964 y en su lugar se levantó el rascacielos que hoy puede verse con facilidad dada su gran altura respecto a los edificios colindantes.
El plan de ensanche se diseñó en 1863 y se pudo aplicar a partir de 1867, con el derrumbe de la muralla carlista. En 1888 la comisión recordó la necesidad de prolongar el Muro de San Lorenzo hasta el río Piles. El incremento de la población y la aparición de fábricas y talleres evidenciaron la necesidad de un muro de contención que evitase que las acometidas del mar supusieran un peligro para los habitantes de la zona. Su construcción se realizó entre 1907 y 1914 bajo proyecto de Miguel García de la Cruz y dirección de Manuel del Busto. 
Las manzanas se llenaron a partir del último cuarto de siglo Xix de modestas casas de planta baja que dejaban grandes patios en el interior de la manzana. Los patios, en muchos casos, eran ocupados por viviendas obreras llamadas «ciudadelas», que servían de alojamiento para trabajadores gijoneses más desfavorecidos, construidas con materiales de baja calidad y, en bastantes casos, sin contar con licencia municipal. Sus condiciones higiénicas eran bastante deficientes."

El desarrollo urbano no aconteció hasta pasada la posguerra, aquellas antiguas ciudadelas obreras en torno a fábricas y factorías, así como los chalets y palacetes en las cercanías de la playa desaparecieron bajo nuevos edificios, algunos de ellos grandes bloques que, entre calles estrechas, dejaron el barrio urbanísticamente congestionado en relativamente poco tiempo:
"La edificación del barrio fue muy escasa debido al alto coste del suelo y a su lejanía al casco urbano. Fue muy importante para su desarrollo la aparición del tranvía, pues la línea que iba a Somió, tirada con mulas, desde sus comienzos en 1890 hasta que en 1909 fue electrificada, pasaba por delante de los «Campos Eliseos» y de la plaza de toros de El Bibio, favoreciendo mucho el desplazamiento de los habitantes de este barrio. A partir de este momento comenzaron a extenderse las edificaciones por la zona de La Arena. 
En comparación a otros ensanches españoles, resulta sorprendente su poca edificación para fines residenciales, destinándose el suelo a equipamientos lúdicos, especialmente el teatro y cine «Campos Elíseos» y sus zonas verdes circundantes. En 1941 se construye el parque de Isabel la Católica. De este modo, no sería hasta los 1970 cuando el barrio complete su edificación, después de 100 años.​ La urbanización que se le dio al ensanche fue de carácter desarrollista, edificios altos, con muchas viviendas y sujetos a la especulación. 
En 1958 se aprueba el Plan Parcial del Arenal (ideado en 1956 por Fernández-Omaña), que reajustaba el ancho de varias calles de la zona oriental del barrio (Aguado, Dr. Hurlé, Manso, Marqués de Urquijo y la avenida de Castilla) y daba facilidades para la construcción en el barrio, como una mayor altura de edificación. Esto contrastaba con lo aprobado en el PGOU de 1947, el Plan Gamazo, por lo cual el barrio iría destinado a vivienda de baja densidad, de carácter burgués debido a su cercanía a la playa y al parque. A partir de entonces comienza la construcción en masa. Entre 1963 y 1969 se construyeron 69 edificios que se saltaron el límite de altura permitido. En la avenida de Rufo García Rendueles, en el paseo marítimo, se edificó a gran altura, desfigurando la fachada marítima de ciudad (un edificio llegaría a superar el límite de edificación en 25 metros)."

Integrado actualmente en L'Arena, La Florida fue,  Carretera de la Costa (desde 1989 Avenida) hasta Los Campos Elíseos, aquel gran espacio verde y arbolado que fue malogrado como parque por la intensa presión urbanística; la misma Carretera la Costa (de frente a la derecha de la foto) quedó encajada entre grandes moles


En la actualidad, un pequeño espacio verde con árboles rememora aquel otro desaparecido vergel. Lleva el nombre de Jardín de José Antonio Roncero Zabala, profesor, seleccionador nacional y entrenador de balonmano, precursor de este deporte en la ciudad. A la izquierda vemos la fachada del CODEMA (Colegio Corazón de María), donde fue profesor de Educación Física, que da a la umbría de la calle Alarcón


 Y aquí cruzamos la Avenida de Castilla, asombrándonos ante la densidad y volumetría de los edificios del barrio de L'Arena, tal que este en la esquina con la Avenida de la Costa. Observemos cómo se proyectan las sombras de unos bloques a otros, según la hora del día


La Avenida de Castilla era llamada antiguamente Vereterra y Cangas por la fábrica de sidra allí ubicada, " Por estar allí desde 1896 la fábrica de sidra de ese nombre, propiedad de los hermanos Rafael y Pedro Cangas Valdés y de Luis Vereterra y Estrada",   según informa Luis Miguel Piñera en su libro Las calles de Gijón historia de sus nombres. Es uno de los accesos principales además a la Playa San Lorenzo, en concreto a su sector oriental, hacia El Puente del Piles. Por allí llega al paseo marítimo de El Muro el otro Camino, el más empleado actualmente, que llega allí desde La Guía por El Molinón y el Parque de Isabel la Católica


Estamos pues en unas vías de muchísimo tráfico y de ingente paso de vehículos, no siendo inusuales embotellamientos ni atascos, prisas, ansiedad y pitidos. Vayamos pues lo más relajadamente que podamos pero a la vez con los cinco sentidos atentos y ojo avizor, sobre todo al cruzar calles


Junto con los vehículos, la mayor parte de los días hallaremos un gran trasiego de gentes en uno de los barrios más populosos de la urbe gijonesa, cuyo crecimiento continúa, ahora hacia las antiguas zonas rurales en torno a la ciudad, Somió, Castiello, Roces, etcétera...


Al otro lado, uno de los establecimientos señeros del barrio, la Confitería Moka, fundada en 1968 y especializada en pastelería artesana. Justo al lado nació el citado geógrafo Rafael Suárez-Muñiz, quien escribe que La Avenida de Castilla estaba atravesada por el río Cutis y se empezó a habitar hace 70 años, que es como titula el artículo dedicado a esta calle en el periódico El Comercio del 22-3-2024:
"Va a sorprendernos, sobre todo a los que hayan nacido después de 1967, la cantidad de curiosidades que esconde la avenida de Castilla para ser una vía tan corta (4 tramos) y para no haber tenido caserío en su lado de los pares y haber sido muy escaso en el de los impares. 
Por un lado, esta avenida partió el primitivo barrio de La Arena en dos: el ensanche decimonónico para vivienda burguesa se definió en la mitad occidental hasta la calle Capua y la previsión de espacios públicos abiertos hasta la orilla del Piles, donde se hicieron el parque de Isabel la Católica y El Molinón. Las Ordenanzas Municipales de 1921 determinaban que los límites del casco urbano eran la avenida de la Costa por el sur, la avenida de Castilla por el este y la calle Pedro Duro por el oeste. En ese perímetro estaba la ciudad medianamente consolidada, aunque la avenida de Castilla ni eso: era puro extrarradio. Como dato a tener en cuenta: hacia 1930 el grado de «edificación» (de altura media) se localizaba entre las calles la Playa y Premio Real. 
En marzo de 1920 recibió el nombre de avenida Pérez Galdós, posiblemente en honor a las dos visitas que el literato rindió a Gijón; pero, desde agosto de 1941 fue bautizada como avenida de Castilla. Seguramente coincidiendo con la inauguración parcial del parque de Isabel la Católica. 
Este era el camino tortuoso con el cruce de la avenida de la Costa. Las casitas de la izquierda se derribaron para ensanchar la avenida al igual que se derribó el murete perimetral del jardín de la fábrica de sidra. 
Ahora que está de moda devolver cosas sustraídas del Ayuntamiento, el que suscribe ha podido acceder a verificar cómo en el Plano de Gijón de Miguel García de la Cruz de 1913, que no se encuentra en el Archivo Municipal, por la avenida de la Costa y de Castilla bajaba el ramal oriental del río Cutis a desaguar a las charcas del Piles. Algunos de nuestros mayores recuerdan ver este arroyo y tener que saltarlo incluso en la década de 1940. 
Primitivamente, lo que hoy es la avenida de Castilla era un camino estrecho y de barro que conducía desde el puente del Piles a la antigua carretera de Villaviciosa (hoy avenida de la Costa). Por su margen occidental quedaba totalmente rebasado por las fincas de Calixto Alvargonzález, que son las que hubo que condonar para ensanchar la calle y posteriormente hacer el parque de Isabel la Católica. Hacia el sur quedaba totalmente estrangulada por una manzana de chalets y palacetes preciosos que habían sido de los altos mandos de la Compañía de Tranvías (detrás estaban las segundas cocheras de los tranvías, convertidas luego en parque). Esas casas se derribaron hacia 1975 para prolongar la avenida por la neonata General Suárez Valdés hasta El Coto. 
A la derecha de la confitería Moka, justo donde nació el que suscribe, había una casita con un anuncio de Martini que fue derribada para definir la alineación final de la calle. PD: ¿quién no recuerda y se ha pegado a los escaparates de Moka con los huevos de pascua? Enfrente, ocupando toda esa manzana hasta la calle Ezcurdia, desde lo que hoy es un bazar chino hasta la jamonería de Geras, estaba la fábrica de sidra achampanada Vereterra y Cangas, fundada por los hermanos Rafael y Pedro Cangas Valdés y por Luis Vereterra Estrada en 1896. Ahí también se hicieron las famosas galletas de coco Diamante. Sus sucesores renunciaron a la propiedad en 1967 y fue absorbida por la empresa Valle, Ballina y Fernández, del grupo El Gaitero. 
Justo en esa esquina par con la Costa hubo un quiosco de aluminio, enfrente del parque de Cocheras y del famoso semáforo que siempre tiene palomas encima. Otro misterio del que algún día expondremos varias hipótesis. Donde el actual Más y Más, pocos lo recordarán, hubo otra cosa curiosa, entrabas por ese pronunciado pasillo hacia un aparcamiento interior con suelo de botones de goma de color rojo y a la izquierda te adentrabas a un supermercado mayorista IFA, es decir, en el centro-este de Gijón también había un «Supercash». 
Lo que hubiera cambiado nuestro barrio de La Arena de haberse situado, como propuso Calixto Alvargonzález en enero de 1895, la cárcel del partido judicial enfrente de la esquina con Rufo Rendueles. La avenida de Castilla sería la calle que limitaría la cárcel por el oeste y la cárcel ocuparía el cuadrante noroccidental del parque Isabel la Católica, teniendo como límite meridional la calle Manso. Estaba a más de 250 m de las casas de la población, pero tenía una superficie menor a la solicitada por el Ayuntamiento en el concurso. Calixto les regalaba las tres calles al Ayuntamiento a cambio de hacer ahí la cárcel y también acarrearía con el 50 % de las obras de llevar el paseo marítimo hasta el puente del Piles. 
Justo donde contacta la rotonda con la peatonalizada avenida de El Molinón hubo un fielato. ¿Qué era fielato? Pues era una microarquitectura, una caseta de consumos y arbitrios donde un hombre controlaba un fiel. Allí se revisaban todas las mercancías que se introducían en la población tales como bebidas alcohólicas, carne cruda, materias muy perecederas… todo se pesaba y se pagaba en función del acceso. Eran las aduanas de la época a pie de calle. Por eso la Ería del Piles se configuró como el lineal de merenderos-restaurantes que sigue siguiendo hoy, porque se situaban a espaldas del fielato para no gravar más, se quedan en territorio no urbano. (...) 
En agosto de 1947, enfrente del fielato y ante el Kilometrín, se puso un monumento de piedra en honor a las Brigadas Navarras que por ahí entraron a la ciudad, el 21 de octubre de 1937, para poner fin a la Guerra Civil en Gijón. El costeo del mismo corrió a cargo de la 4.ª División Navarra y la orden de hacerlo fue por parte de Alto Estado Mayor del Ejército. Su firmante fue el doctor arquitecto Manuel García Rodríguez, en el momento que se pudo descubrir que también había sido concejal de obras públicas de Gijón. 
En los años 50 de la pasada centuria, varios chalets y palacetes moteaban este entorno, y en la avenida de Castilla hubo varios. Uno de ellos donde estuvo Telepizza y otro que dejó su huella daba a Marqués de Urquijo y tenía bastante jardín perimetral. Por esa razón nos encontramos el vacío respetado en la manzana que ocupó tantos años la tienda de mobiliario y camas de Luis Garcíablanco. 
En el punto intermedio se encuentra la zapatería Llorens haciendo esquina con Emilio Tuya, que lleva ahí desde que se hizo el edificio, pero antes fue un solar que conoció una de las cosas más singulares que se vieron en Gijón: el Cinerama. Era una gran carpa semiesférica que recaló en nuestra ciudad en junio de 1973 y en donde se proyectaba con tres cámaras sobre una gran pantalla panorámica cóncava. Tenía una capacidad para 1.032 espectadores. El creador de este ingenio plegable con forma de cúpula fue el arquitecto valenciano Emilio Pérez Piñero. 
Justo antes de Llorens estuvo el quiosco de Dulcireino, inolvidable por aquellos caramelos dobles de anillos de naranja y limón, y a su lado la cafetería Mónaco (segunda ubicación) donde un servidor probó por primera vez, en lugar de croissant a la plancha, mojí relleno de jamón york y queso y unas rosquillas inmejorables. Delante, algo impensable para la época, en pleno carril sin parada oficial, paraba el bus del colegio Río Piles, y en la acera de enfrente estuvo el restaurante mejicano Mariachi, recordado por no ser precisamente una referencia gastronómica de calidad pero sí que será recordado en el barrio por ser uno de los primeros que haya tenido Gijón. 
¿Quién de la generación de los 80-90 no recuerda la pescadería de Cholo donde asombraban sus peces espada en el escaparate o el pequeño quiosco de Jose o el bar Ulises que aún sigue tal y como quedó al cerrar o la tienda de Moka, de enfrente, que vendía bombas fétidas y polvos de estornudar? 
De ser un camino embarrado, tortuoso, cortado y enfangado por las crecidas sobre la ciénaga del Piles a ser una avenida de cuatro carriles. De una importante fábrica de sidra champanizada y las clásicas galletas de coco a tener el primer gran pulmón verde de Asturias o a haber acabado por aquí la Guerra Civil con las llamadas «fuerzas de la liberación». Eso fue la avenida de Castilla, el extrarradio oriental."

Pasamos así ahora delante de estos escaparates llenos de tartas y pasteles; sin duda más de un peregrino sucumbirá ante sus dulces encantos...


Antaño, antes de que se levantasen estos edificios, en otros más antiguos, estaba en esa zona Casa Falo, comidas y bebidas


Este el edificio-torre de la Confitería Moka visto desde el otro lado de la Avenida de la Costa, desde el Jardín de José Antonio Roncero Zabala


El Jardín de José Antonio Roncero Zabala está ahora a nuestra izquierda, al otro lado de la Avenida de la Costa. En la esquina esta la hamburguesería Mike's Burguer que, pese a que parezca un nombre estadounidense, es una empresa local fundada en 1982 por Miguel García. Leemos de su historia en el blog RecuerdoGijón:
"Comenzaba la década de los 90 y la publicidad de MIKE´S ofrecía una oferta de menú muy parecida a la de las grandes cadenas americanas. MIKE´S es un producto empresarial propio de Asturias que buscó un nombre de marca propio del mismo Ohio, ya que de haber sido una sidrería quizás se hubiera bautizado aquí como  "Miguelín" por ejemplo, para darle un toque más nuestro.Sin embargo, hace un guiño lingüístico a los asturianos al poner un nombre , en una especie de bablenglish, a  un producto para los niños , el "packetín", espejo  de los que ofrecen las grandes cadenas de comida rápida.
Tengo que reconocer que estuve muy pocas veces en los Mike ´s , aunque conocí las dos sucursales que tenía en Gijón en los años  de esta publicidad. ¿Eran mejores sus hamburguesas que las de los americanos...?, por aquél entonces creo que todavía no habían llegado estos últimos a Gijón, pero tengo que reconocer que el tamaño parecía mayor y los ingredientes no tenían nada que envidiar a "las otras"p ero.......¿qué opináis vosotr@s?."

La no muy desahogada anchura de la calzada y las aceras respecto a la altura de los edificios hace que en varios tramos la Avenida de la Costa dé una cierta sensación de angostura, prueba de la rentabilidad máxima que se quiso conseguir con la construcción de viviendas en La Florida y en L'Arena. En la actualidad las reformas urbanísticas han hecho de ella un largo bulevar que con sus amplias aceras arboladas, compense en parte esa sensación


Gijón/Xixón, ya de por sí ciudad industrial y portuaria, con astilleros, factorías, talleres, comercio, hostelería y sector servicios en general, vivió un incremento espectacular de población a partir de los años 1960 del siglo XX a raíz de la instalación de la gran empresa siderúrgica UNINSA, luego integrada en ENSIDESA y hoy ArcelorMittal, esto se notaría especialmente en el urbanismo surgido por entonces y que predominó durante las décadas siguientes


En la Avenida de la Costa y a continuación del Mike's Burguer, encontraremos la Librería Atenea, fundada en 1981 y, seguidamente, la Panadería Pilar. En esos estuvieron entre 1979 y 2005 los famosos Multicines Hollywood, de la Cadena Clarín, los primeros multicines de Asturias. Su apertura sería causa del cierre pocos años después del cine del Corazón de María, si bien este no era estrictamente comercial, pero el público acudió en masa a este nuevo concepto de varias salas con diferentes películas proyectándose a la vez, que triunfaba cuando muchas salas clásicas empezaban ya a clausurarse. 


Al lado se inauguró en 1978 la cafetería-restaurante Atlantis, pionera en nuevos usos hosteleros, cafetería abajo y restaurante arriba, ofreciendo platos tradicionales y otros de gran innovación en el momento. Fueron sus fundadores Isabel Cosgaya Collado y su marido Leo Johann Benz, procedentes de Suiza, a quien se les une Carlos el hermano de Leo, titulado superior en ese país en Gastronomía y Cocina. Datos de José Luis Carmona y Luis Arias González en Comer fuera de casa: tres siglos de restauración gijonesa (1700-2000)


A la derecha, una de las panaderías de Pan de Ibias, empresa panadera y pastelera fundada en 1985 por los hermanos Manuel y Baldomero, herederos de una antigua tradición de molineros ibienses (Ibias, en el extremo suroccidental asturiano), transmitida a lo largo de las generaciones. La periodista de La Nueva España Mariola Riera les realiza este reportaje publicado el 15-9-2022 con motivo de uno de sus galardones:
"El mejor pan de Asturias tiene su origen en Ibias, concretamente en el pequeño pueblo de Folgoso. Allí, en un antiguo molino maquilero (de los que se pagaba con la maquila, una parte del grano a cambio de la molienda) comenzó su andadura la panadería que ahora regentan Alberto y Mario Méndez, tercera generación al frente de Pan de Ibias, que ahora tiene su base en Gijón desde donde suministran a toda la región, tanto a hostelería como al pequeño comercio.
Alberto Méndez recogió este miércoles en Gijón el premio “Miga de Oro” 2022 de Asturias  que concede el gremio a través de la Ruta del Buen Pan, un concurso destinado a elegir el mejor producto en cada comunidad. “Estamos muy orgullosos y satisfechos”, explica Méndez, quien dedica el galardón tanto a su clientela como a sus empleados y proveedores. “A los primeros les agradezco su fidelidad, a nuestros trabajadores el esfuerzo diario para poner en el mercado todos los días un gran pan de calidad, y a los proveedores que nos faciliten la mejor materia prima”. 
Fueron 19 panaderos de toda Asturias los que presentaron al concurso, a cuya final llegaron tres para quedarse con la codiciada “Miga de Oro” los de Pan de Ibias. El jurado destacó la calidad del pan presentado después de realizar una cata a ciegas en la que se valoró la corteza, la miga, el color, el alveolado, el sabor, la textura, el peso y el aspecto exterior. Esta fue la tercera vez que Pan de Ibias se presentó al concurso y han hecho bueno el dicho de “a la tercera va la vencida”. 
Ahora, los hermanos ibienses pasarán a la final de España. El gremio panadero tiene previsto elegir el mejor pan del país entre los 17 ganadores de cada comunidad."

Naturalmente hacer toda una relación de los negocios existentes en la calle sería prolijo, por lo que nos ceñiremos a los que marcaron historia, los más veteranos (existan o no) y algunos que puedan ser de interés para el peregrino, como tiendas y hostelería por ejemplo


En la siguiente esquina a la derecha otra cafetería, la de Mepiachi Costa, empresa fundada por Alec López


Es la esquina de la Avenida de la Costa con la calle del Piles, que dejaremos a nuestra derecha, una calle que tiene un trazado diferente a las demás de su entorno, que forman cuadros perfectos de manzana de casas, a diferencia de esta, con un ángulo más acusado y que no es ni paralelo ni perpendicular a las otras, siendo ello debido a que sigue el trayecto de un viejo camino que iba desde la primitiva y pequeña villa gijonesa a la capilla de San Nicolás del Mar


 Antaño hubo aquí un sub-barrio denominado La Catalana, desconociéndose el porqué, si bien podría tener con una casa de prostitución o con una empresa de pastas. Abarcaba el espacio entre esta calle Piles y las de Aguado, Doctor Aquilino Hurlé y sus inmediaciones. Formaba, como el cercano de El Caleyu, "un barrio dentro de un barrio", ambos con cierta entidad independiente aparte de L'Arena. De las primitivas casas quedaba en pie la de la Sidrería Villaviciosa. Es curioso que el arenal aparece denominado en alguna ocasión como Arenal de San Nicolás en vez de Playa de San Lorenzo. Nos lo cuenta el cronista oficial Luis Miguel Piñera en Las calles de Gijón. Historia de sus nombres:
"El nombre de La Catalana se aplicaba a todo este barrio, actuales calles Piles, Aguado, Doctor Aquilino Hurlé, etc., pero en la parte de ellas más alejada del mar. Hay varias versiones sobre el origen del nombre, alguna relacionada con una casa de prostitución que así se llamaba y otra porque era catalana una empresa de pastas establecida en el lugar. De las Casas de la Catalana queda en pie sólo una: la que acoge al Bar Villaviciosa."

A nuestra izquierda, la calle Felipe V, que comunica la Avenida de la Costa con la calle Alarcón. Se la denominó así por acuerdo municipal del 13 de abril de 1963, tal vez rememorando la fidelidad a este rey en la Guerra de Sucesión


Por todo este largo tramo se extendía aquel gran parque de La Florida, cuyo  origen habríamos de buscarlo en los tiempos en los que, tras la salida a subasta en 1850 de los arenales de la zona este de la ciudad, cuando aún no se había tirado la muralla de la carlistada, el Ayuntamiento se reserva 47.904 metros cuadrados de la zona sur de este camino, entonces Carretera de Villaviciosa, pasando a dominio público y naciendo La Florida como área de arbolado y esparcimiento ciudadano. Llegó a haber un campo de fútbol, frente a la célebre y desaparecida Marmolería Gargallo, en La Catalana (Talleres Gargallo, empresa fundada en 1919 y cerrada en 1980), del que escribe Luis Miguel Piñera en  El arenal de San Lorenzo. Historia del ensanche de la Arena:
"Este campo de fútbol, situado frente a Gargallo, el más popular en La Arena junto al de Jovellanos y a la propia arena de San Lorenzo, fue inaugurado el 18 de noviembre de 1934, cuando la calle se llamaba Francisco Ferrer Guardia, y cerrado en el año 1957, cuando se conocía como avenida del General Mola. En principio de escoria fina, fue sembrado de hierba en la década de 1950 y sirvió para múltiples encuentros futbolísticos con muy buena entrada; por ejemplo muchos del Torneo Juvenil de los Barrios. Son leyendas urbanas de La Florida personajes como Alvarín El Mancu, que era el cuidador de el ¿césped?, o Canal, que al tirar un penalty rompió las gaseosas de Plácido, el encargado de la  cantina. Cantina que, aclaremos, estaba situada en un córner".

Pero dado que era lugar muy apetecido ya en fecha tan temprana como 1863 se planteaba construir en él viviendas humildes para obreros a manera de patios o ciudadelas, de las que tanto abundaron en este ensanche construidas por empresas y particulares


Por entonces, todos estos terrenos estaban sin urbanizar, a la izquierda estaría aquel desaparecido espacio verde llamado La Florida y, a la derecha y hacia el mar, terrenos arenosos y de marisma que se extienden hacia la franja del arenal de San Lorenzo, donde ya en tiempos del ilustrado Jovellanos se habían plantado árboles que asentasen el terreno y librasen a la población, por entonces únicamente Cimavilla y poco más, de las tormentas de arena que la azotaban cuando soplaba el viento del nordestazu


Fue incluso aquella zona que yace ahora sepultada bajo el asfalto un improvisado campo de instrucción y maniobras de la milicia local, la alarma, pequeña guarnición de intervención inmediata en caso de golpes de mano de corsarios o flotas enemigas, como la fracasada invasión del célebre cardenal Richelieu en 1635, desbaratada más por la marejada, que anunciaba tormenta, por lo que los invasores reembarcados, que por las posibilidades de defensa efectiva que pudiese ejercer dicha milicia


En 1873,en La Florida, se concede como hemos dicho a varios promotores encabezados por el indiano Florencio Valdés  hacer un parque de espectáculos, naciendo así el nombre, a imitación francesa, de Los Campos Elíseos y construyéndose en 1876 el Teatro-Circo Obdulia, un gran referente que fue de los primeros teatros gijoneses durante décadas


En 1882, sin duda instigado por las apetencias de algunos inversores, el Estado incauta los terrenos esgrimiendo leyes desamortizadoras. En 1899 se celebra aquí en La Florida la Exposición Regional, antecesora de la actual Feria de Muestras y en el 1900 se construyen un cuartel de la Guardia Civil y dos edificios de viviendas


Aquí están el Café Bar Corto Maltés y, a su derecha, el Café Bar La Costa, los dos con sus terrazas en la acera


Cruzamos ahora la calle del Doctor Aquilino Hurlé, médico de gran relevancia que atendía a la vecindad sin reparar en sus condiciones económicas. El acuerdo para dedicarle esta calle fue el 25 de enero de 1955, poco después de su fallecimiento. Este es el acta del mismo, publicada por Piñera en su libro:
«Habiendo fallecido recientemente el médico gijonés don Aquilino Hurlé Álvarez, ciudadano, médico y gijonés ejemplar que dedicó su larga vida a aliviar en sus enfermedades y consolar en sus tristezas a muchas generaciones de convecinos sin hacer distinción de posibilidades económicas, los Concejales abajo firmantes tienen el honor de proponer a sus compañeros de Corporación que, para honrar su memoria, se de su nombre a una calle de esta Villa»

Antes era la Travesía de La Catalana, referida al barrio antes mencionado, "El nombre de La Catalana se daba a todo este barrio; puede ser debido al origen catalán de la dueña de una casa de prostitución", dice también Luis Miguel Piñera


En lo referente a La Florida, hubo diversas iniciativas para conservar lo que iba quedando de zona verde, incluso durante la Guerra Civil tanto el Ayuntamiento como el Consejo de Asturias y León pensaban en preservarlo. 


En la posguerra mismamente, el Plan Gamazo, elaborado entre 1942 y 1947 por el arquitecto Germán Valentín Gamazo, contemplaba esa posibilidad, pero el negocio de las plusvalías de la zona lo hacía irresistible y, a partir 1957, pasada la posguerra, se suceden los hechos que llevarán a la definitiva desaparición del parque, entonces llamado Continental, al concederse a una cooperativa de agentes comerciales la construcción de 157 viviendas entre las calles Leopoldo Alas, Vicente Innenárity, y esta avenida, entonces del General Mola. En 1964 se derribaban incluso los antiguos edificios del Cine Obdulia, las viviendas y el cuartel de la Guardia Civil para crear grandes bloques de pisos. Los últimos 12.500 metros cuadrados sucumbieron en 1976 con una licencia municipal para 307 viviendas


Este es ese dicho gran bloque, con la calle Vicente Innénarity a la izquierda; llamado precisamente Edificio Continental, donde se consumó "el expolio del gran parque urbano de Gijón", como denuncia el periodista Andrés Presedo en El Comercio del 17-4-2016:
"Queda muy poco, apenas un año, para que Gijón pueda conmemorar, que no celebrar, una de sus fechas más penosas, un hito que marcaría la desaparición de parte de nuestra historia en manos de los especuladores. En 1957, hace casi sesenta años, el Ayuntamiento certificaba, sin recato alguno, el principio del fin de una de las zonas verdes mayores, más bonitas y no menos emblemáticas para muchas generaciones de gijoneses desde mediados del siglo XIX. El entorno de La Florida, Los Campos Elíseos o, como llegó a denominarse más tarde, El Continental, empezaba a pasar a la historia. El hermoso parque, de casi 48.000 metros cuadrados, que había nacido al calor del desarrollismo del arenal de San Lorenzo, era demasiado goloso. Moriría en esas mismas manos. 
Lo dicho, en 1957, se concedía licencia para construir nada menos que 156 viviendas en una parcela que lindaba con la entonces calle del General Mola, y las calles de Leopoldo Alas y Tomás Innerárity. Muchos años antes, a principios del siglo XX, ya en manos privadas y fruto del incansable trabajo de quienes, en aquella época, vieron en el entorno una forma segura de hacer un buen negocio, la gran superficie verde de La Florida fue dividida en cuatro parcelas. En 1957 se empezó a construir sobre una derruida superficie de arboleda, la enorme mole de seis plantas de altura y 157 viviendas. No mucho más tarde, ya en los años setenta, se completó el destrozo. No quedó, desde entonces, ni rastro de una gran zona verde que nació para eso a mediados del siglo XIX y que, cien años después, se convirtió, la convirtieron en un amasijo de bloques de viviendas. 
La solicitud para construir aquellas 156 viviendas fue de la Cooperativa de Agentes Comerciales 'Nuestra Señora de la Esperanza'. Dicho y hecho. Decenas de árboles fueron talados invadiendo un espacio, para entonces ya de carácter privado, que, cien años antes, nació para recreo de los gijoneses. Un siglo fue demasiado. El parque de La Florida, de los Campos Elíseos o, si se quiere, del Continental, pasaba a la historia. En su lugar, como primer desgarro, se edificaría un robusto edificio de seis plantas, que tardó siete años en levantarse. Acabar con el resto del arbolado, que pervivió algunos años, era eso, una cuestión de tiempo. La ambición de unos pocos y la permisividad y nula sensibilidad de quienes regían los intereses de la ciudad laminaron la gran mancha verde. Hoy, donde hubo baile, festejos, lucha libre y hasta diferentes y prestigiosas ferias de muestras, solo quedan edificios de hasta once plantas de altura. Las plusvalías y el desarrollismo desaforado aprovechado por unos pocos para enriquecerse, unido a la nula sensibilidad y, menos aún, perspectiva histórica de quienes gobernaban la ciudad acabaron con el sueño lúdico-ecologista de unos pocos y trajeron los actuales lodos. 
Zona recreativa en el siglo XIX 
Así, describe lo que pudo ser y no fue. Como en 1850, cuando el Ayuntamiento, a solicitud del marqués de Casa Valdés saca a subasta «los arenales que por la zona oriental limitaban a la ciudad» y se reserva un pequeño sector de 47.904 metros cuadrados en la zona Sur, separado de los arenales de San Lorenzo por la carretera de Villaviciosa. Acababa de nacer, como zona de plantío, el parque de La Florida como centro recreativo de la ciudad. Ni que decir tiene, que era terreno público, municipal. No duró demasiado. Era goloso y la oligarquía local lo tenía entre ceja y ceja. Así, 1882, y con escasa resistencia municipal, fue incautado y puesto a la venta por el Estado apoyado por las leyes desamortizadoras. En manos privadas, el final del sueño de un gran parque era cuestión de tiempo. Y así fue. 
El desarrollismo de El Coto 
Pero es que incluso antes, en 1863, el parque de La Florida tenía muy poco futuro. Desde el Ayuntamiento gijonés había quien ya pretendía construir allí viviendas para las clases menos favorecidas, eso sí, en un entorno destinado a esparcimiento general de los gijoneses. Una especie de fórmula mixta (incluso se pretendía crear una sociedad de capital público-privado a esos efectos), que salvase una parte del espacio verde. El resto, para ladrillo. Se decía, por entonces, que se recomendaba destinar el terreno a la «edificación para habitación de clases menos acomodadas y, en su centro, un gran local para diversiones públicas». 
Aquello, como relata Moisés Llordén, se paró por parte de la autoridad militar, al igual que la pretendida construcción de un circo (antesala de lo que sería Los Campos Elíseos poco después) pero el 'caramelo' de los terrenos seguía siendo muy apetecible para las especuladoras e influyentes clases dominantes de la ciudad. Faltaban entonces casi veinte años para consumarse en 1882 el expolio, eso sí, legal, de estos terrenos de todos los gijoneses para traspasarlos, sin pudor alguno, a la propiedad privada. En ese tiempo, no faltaron ideas para la zona, siempre con el negocio entre ceja y ceja de sus promotores. 
Al margen de otras cuestiones urbanísticas, que ya a principios de siglo tendrían una importante influencia con el desarrollo de El Coto de San Nicolás (es evidente que las calles a la zona alta se trazaron en los terrenos de La Florida sin alineación alguna con las que provenían del actual barrio de La Arena), otra fecha determinante fue 1873. Ese año, los terrenos fueron concedidos a unos particulares para explotarlos como parque de espectáculos y esparcimiento público, nada menos que por 99 años. Se lo empezó a llamar, entonces, Los Campos Elíseos y se inició su acondicionamiento. Se habló de construir una plaza de toros, pero, al final, con proyecto del arquitecto Juan Díaz, se levantó, en 1876, el teatro-circo Obdulia, nombre de la hija del proyectista. En 1899 se celebraría la Exposición Regional, antesala de las actuales ferias de muestras de Asturias. Para entonces, hacía ya 17 años que los terrenos habían dejado de ser públicos, de todos los gijoneses. Su destino estaba ligado a la propiedad privada. 
Los ultimos vestigios 
En 1901 se dibujó el definitivo final del parque de La Florida. La parcelación de El Coto de San Nicolás obligaba a nuevos accesos y, así nacieron calles como el Boulevad de la Cruz de Ceares (actualmente Ramón y Cajal), Leopoldo Alas, y la de Pedregal, entre otras. Ahora ahí están Felipe V o Vicente Innerárity, calles sin alineación alguna y que terminan de forma abrupta contra los edificios. El viejo parque se dividía, sin diseño urbanístico, en cuatro parcelas. Lo dice Moisés Llordén en su libro: «este era el triste fin del tercer trozo de arenal, espacio que había sido de aprovechamiento común y de uso colectivo. La única zona verde de la ciudad desaparecía en aras de la especulación primisecular». 
Aún faltaba más de medio siglo para que se diera la primera licencia municipal para hacer grandes bloques y derribar la hermosa arboleda. En todo ese tiempo, la ocupación de las diferentes parcelas fue paulatina. Una de ellas estaba dedicada, de forma parcial, al teatro-cine Obdulia. A principios del siglo XX ya se construyó una casa-cuartel de la Guardia Civil y dos edificios de viviendas. Así, poco a poco, se fue edificando en todo el entorno y sólo se salvó una manzana de unos 18.000 metros cuadrados, con su frondoso arbolado, que aguantó en pie, en parte, hasta los años ochenta del pasado siglo, cuando se firmó su 'acta de defunción' y el definitivo final del sueño del parque de La Florida. 
Planes urbanos incumplidos 
Y no sería porque no hubo intentos de preservar la zona como lugar de ocio. La toma de la ciudad por parte de los nacionales en octubre de 1937, acabó con los planes del Ayuntamiento Popular y del Consejo Regional de Asturias y León, de conservar el entorno como zona verde. Incluso el posterior plan general suscrito por Germán Valentín-Gamazo mantenía en pie esa posibilidad, que solo se respetó, dice Moisés Llordén «hasta que las plusvalías de la zona adquirieron las cotas suficientes para hacer apetecible su apropiación». 
Llegó la Cooperativa de los Agentes Comerciales y abrió camino. La arboleda se sustituyó por el ladrillo. El paso definitivo ya estaba dado. Luego, desapareció el campo de La Florida. En 1964 se derribaba el cine de Los Campos Elíseos y, poco después, la Casa-Cuartel de la Guardia Civil y empezaron a crecer macroedificios. Aún así, en 1976, aún resistían al acoso más de 12.500 metros cuadrados de los decimonónicos Campos Elíseos. Una licencia municipal para construir 307 viviendas que hacía trizas el sueño de un gran parte para Gijón pensado 126 años antes, a mediados del siglo XIX. Así de contundente concluye Moisés Llordén su trabajo sobre La Florida: «mientras que la colectividad ciudadana perdía algo suyo, el sector privado había obtenido pingües beneficios a costa de la plusvalía generada por la misma ciudad».

Aquel antiguo parque malogrado, La Florida, Los Campos o Elíseos o El Continental siempre fue añorado por los que lo conocieron. Casi una década antes, el 15-9-2007, y también en El Comercio, Juan M. Junquera:
"Nuestra primera circunvalación, la primera G-30, que conforma el perímetro de una ciudad que ya, aunque despoblada, tiene un plan urbano rectilíneo, cortando nordestes, es la avenida de la Costa, desde Begoña hasta el cruce con la de Castilla. Entre esas coordenadas, quedaba una enorme parcela que va desde Leopoldo Alas hasta Vicente Inneráraty, y que desde niños conocimos como parque Continental. Este cercado espacio tenía un local cubierto, donde, además de baile dominguero, se celebraban combates de boxeo. Y allí nos deleitaba con su elegancia el estilista Aurelio Díaz, y Torga, impecable árbitro, que, antes 'sportman' de inigualable técnica, impartía sabia justicia, y de esmoquín, la inconfundible voz de Vega anunciando a los púgiles. La pista central de cemento al aire libre sirvió para practicar patinaje y darse los más espectaculares sapiazos. Y allí, alternado ring con el del parque Japonés, luego Gijonés, se vieron espectaculares veladas de lucha libre americana, con Ochoa, el campeón, y los amañados tongos de Ochando y su corbata en el papel de malo pidiendo al enardecido respetable la vida del contrincante. También vimos el vuelo del Capitán Maravillas y a un joven Peltop, cabeza de hierro, todos ellos verdaderos artistas pletóricos de llaves y mañas. Un año, al comienzo de los 50, se instala en ese paraje la Feria de Muestras, menguada demostración que coge el testigo de aquella magna exposición que en 1882 había iniciado su andadura montando allí sus reales adosada al teatro Obdulia, después cine Los Campos, y que hoy perpetúa con su nombre aquellos Elíseos en recuerdo de tantas y tantas inolvidables tardes de cine. Pero, desaparecido aquel noble edificio, hoy es, aún contando con el sello del malogrado joven e inquieto arquitecto Gemar, inmueble casa de pisos. Y con ciertos titubeos, a partir de aquel ensayo ferial, renace la que ya es anual complacencia y realidad fehaciente de nuestro empeño por ser lo que fuimos, ciudad industrial de primer orden. Mas el contenido de aquel continente termina convertido en las casas de los agentes comerciales. O sea, ladrillos."

También en Gijón en el recuerdo Luis Miguel Piñera recuerda, y con tristeza, cómo se acabó con la oportunidad de tener un gran parque en el que sería el centro del casco urbano, pese a estar contemplado en el proyecto del Ensanche del Arenal:
"El Plan de Ensanche tenía como inicio una plaza elíptica (la plazuela de San Miguel) de donde salían varias calles hacia el entonces «inculto arenal». Una zona del arenal fue reservada a zonas verdes y de recreo: se trata de La Florida, donde estuvo el Parque Continental y el conocido circo-teatro-cine Campos Elíseos; mientras que más hacia levante podemos ver todavía la plaza de toros de El Bibio.  
Edificios singulares esos dos, el teatro-circo Obdulia, inaugurado en 1876, que luego se llamó cine Los Campos Elíseos, y la plaza de toros de El Bibio, en actividad desde 1888. No olvidemos que La Florida está en el arranque de la colina de El Coto de San Nicolás, zona que, durante bastantes años, fue vista como la posible Ciudad Jardín de Gijón, que al final terminó situándose en Somió. Incluso se proyectaron para El Coto dos magníficos parques (en 1901 y en 1905), que nunca llegaron a realizarse. 
El Parque de Atracciones, al lado de Los Campos Elíseos, fue muy popular algunos años con el nombre de Parque Continental. Allí se celebraron actos magnos como la Exposición Regional de 1899, algunas ediciones de la Feria de Muestras en la década de 1920, bailes y verbenas. «Tras la Guerra Civil, en julio de 1940, tomó el nombre de Parque Continental cuando Marcelino Lena Dacuba construyó una nueva pista de baile con un quiosco para la música y un bar diseñados ambos por el arquitecto Manuel García  Rodríguez. Desde entonces acogió bailes, competiciones deportivas y festejos variados.  
Todo en un entorno que comprendía unos magníficos árboles que hacían honor al nombre de La Florida y que resistieron hasta tiempos relativamente recientes: fueron talados en el año 1977. Se terminaba así, con ese acto antiecológico cometido en El Continental (18.000 metros cuadrados), con el último resto del arbolado en esa parte de Gijón."


En el Edificio Continental iba a abrir el centro comercial de este nombre, aunque en el nombre, colocado en la fachada, sobre la entrada, se quedó. Adentro, en uno de sus dos patios, unos pocos árboles rememoran, como los de este bulevar, la memoria de los del desaparecido parque del que también nos habla Luismi Piñera en su trabajo sobre el Ensanche del Arenal:
"El ensanche del arenal reservó para jardines de recreo la parte llamada La Florida, es decir, los Campos Elíseos y el Parque Continental, un pequeño triángulo que conservó el arbolado durante más de cien años. En un no llevado a cabo Plan de Reformas Urbanas redactado por el Ayuntamiento gijonés durante la guerra civil, cuyo autor fue el arquitecto municipal José Avelino Díaz y Fernández-Omaña, se preveían construir un gran parque que uniese El Continental con el campo de fútbol de La Florida y acabase en la calle General Suárez Valdés.

El parque de La catalana tendría un zoológico, un jardín botánico y unos jardines para paseo. la zona llamada El Continental resistió con su frondoso arbolado, y como lugar de baile, de instalación de circo y para actividades deportivas, hasta 1977."

Más acá están el Café Bar L'Arena y la pizzería Aroma Pizza Artesana, con su elaboración artesanal en horno de leña, "una de las mejores de España" en algunas guías, tal y como explica N. Vivar para El Comercio del 4-3-2024
"La pizza es uno de los platos más apreciados en todo el mundo, uno de esos manjares de la gastronomía italiana que han conquistado los paladares tanto de mayores como de pequeños. Y sobre esta afamada receta, el buscador de alquileres vacacionales Holidu ha elaborado un ranking de los mejores destinos y más valorados por los amantes de este delicioso plato, destacando así las diez mejores ciudades españoles y sus pizzerías donde comer este plato de Italia. 
El listado fue elaborado utilizando datos de Google Maps y centrándose en las ciudades con más de 500.000 habitantes, se ha establecido un ranking que revela cuáles son las ciudades españolas con las pizzerías mejor valoradas por cada 100.000 habitantes. 
Las tres ciudades que copan el podio de este listado no son ni Madrid ni Barcelona. En el tercer puesto está Santa Cruz de Tenerife con Pizzería Il Pizzo. En segunda, Palma de Mallorca con Dadalìa pizza bar. El primer puesto se va al sur de España: Granada se alza con la victoria con Delicias de Sicilia donde «disfrutar de la mejor pizza, crujiente y esponjosa gracais a la pasión que ponen sus dueños sicilianos», destaca Holidu. 
Además de estas tres ciudades destacadas, que se encuentran en el podio, hay otros lugares de la geografía española que han demostrado también su excelencia en la gastronomía italiana. Ciudades como León (Pizzería artesana Teckel), Valencia (Pizzería Harinella), Lleida (Coquo Pizza Artesana), Las Palmas de Gran Canaria (Pizzería napolitana Pícnic), Cádiz (Don D Vito), Tarragona (Pizzería Buena Gente) y, en última posición pero no menos importante, un sello asturiano cierra el 'top ten': Aroma Pizza Artesana, en Gijón, forma parte de este ranking. 
Tal y como explica Holidu, para desarrollar este listado se tuvieron en cuenta todas las ciudades con datos disponibles. Solo se tuvieron en cuenta las ciudades con al menos 5 restaurantes y sólo se consideraron los locales con al menos 5 reseñas. Los datos se recopilaron en enero de 2024."

A nuestra izquierda, la calle Vicente Innenárity tuvo varios nombres, entre ellos, curiosamente, el de uno de sus sobrinos, de igual apellido. También fue el Paso a la Catalana, de nuevo una referencia a aquel antiguo "barrio dentro de un barrio"... y de nuevo consultamos a Piñera:
"Entrada: Avenida de la Costa  
Salida: Alarcón  
Acuerdo: 11 de mayo de 1990  
Nacido en Cuba en el año 1850, fue fundador, junto con Tomás Zarracina y Felipe Valdés, del diario El Noroeste. Asimismo, fue presidente del Centro Republicano y murió en Gijón a los 48 años. En el árbol genealógico de la familia Innerárity, que realizó Pedro Hurlé Manso y que se conserva en la Biblioteca Asturiana del padre Patac, vemos que Vicente Innerárity Brusa era hijo de Santiago y de Enriqueta Eloísa, ambos nacidos en Florida. Tuvieron dos hijos: Emilia Justina, que se casó con Gumersindo Azcárate (político y catedrático que tuvo calle en Gijón a principios de siglo: la calle Munuza), y el que nos ocupa, Vicente Innerárity Brusa. Vicente se casó con Constancia Cifuentes Caveda (hija de Anselmo Cifuentes y Constancia Caveda) y con ella tuvo cuatro hijos: Sara, Santiago, Juan y Luis. El menor, Luis Innerárity Cifuentes, tuvo dos hijos: uno, llamado Vicente como su abuelo, y otro, Tomás Innerárity Pérez, que pasó también al callejero, tras morir —comprometido con la Falange—, durante la guerra civil. 

Nombres anteriores: Tomás Innerárity (7 de agosto de 1941). Tomás Innerárity Pérez, nieto del republicano y fundador de El Noroeste Vicente Innerárity Brusa. Tuvo Tomás un hermano de nombre Vicente, pero no es a él a quien está dedicada esta calle, sino a su abuelo, que desde 1906 hasta 1939 había dado nombre a la actual calle de la Merced. Paso a la Catalana. Mención al barrio de La Catalana que hoy podríamos situar entre Aguado, Aquilino Hurlé y Ezcurdia. Parece ser que el origen del nombre alude a las trabajadoras de una casa que Luciano Castañón llamaría de vida airada."

Aquí, en el suelo, seguimos viendo las conchas doradas que nos indican el trayecto a seguir. En esta acera hay una bifurcación, que se materializa de manera efectiva en el edificio que vemos de frente al fondo: nosotros vamos a seguir por la Avenida de la Costa, a su izquierda


De frente es la calle Marqués de Casa Valdés, a quien se le considera fundador de este Ensanche del Arenal, pues en 1853 el Ayuntamiento le concedió en subasta el dragado de la dársena vieja del entonces pequeño muelle local, cubriendo luego con el lodo sacado todos los arenales y dunas que aquí existían, comenzando las parcelaciones. Edificó su casa, que junto con el almacén pajar de la Sociedad Cifuentes, Pola y Cía fueron las primeras construcciones del ensanche, además de la casa de Juan Alonso, situada más al fondo, primer presidente del Ateneo Obrero de Gijón. Piñera nos aporta más información:
"Félix Valdés de los Ríos, marqués de Casa Valdés, fue maestrante de Sevilla, teniente coronel de Artillería e ingeniero de caminos. En 1853, el Ayuntamiento de Gijón le concede en subasta la limpieza de la dársena, rellenando con esa tierra toda la zona del Arenal de San Lorenzo, hasta el punto que en las actas municipales del día 10 de noviembre de 1875 se le titula como «fundador del Ensanche del Arenal». Leemos en uno de los trabajos de Moisés Llordén: «El almacén-pajar de la Sociedad Cifuentes, Pola y Cía, era junto con la casa del Marqués de San Esteban (situada entre las calles Aguado, Ezcurdia, Travesía de la Catalana y Molino), las únicas edificaciones autorizadas en El Arenal antes de 1868».


La calle aparece también denominada en 1872 como de San Nicolás «Calle que principia junto al Convento de las Madres Agustinas y concluye en la Carretera de Villaviciosa, junto a San Nicolás», relacionada con la capilla de San Nicolás del Mar, que estaba en El Bibio. También calle Norte y otros:
"... a veces era conocida con nombres verdaderamente confusos, como: Calle del Arenal, paralela a La Matriz (14- 4-1870); Calle contigua al mar (4-5-1870) y calle paralela a la de Uría (...). Más aún. En algunos planos y sesiones municipales (por ejemplo en los días 31-12-1877 y 17-11-1898) se la conoce como calle Juan Alonso, todo ello debido a la gran confusión en la nomenclatura de las calles en esta parte de la antigua fortificación. Al derribarse la muralla, las calles no se trazaron inmediatamente y la venta de terrenos para edificar duró más de veinte años, con lo que a veces, lo que recibía nombre no era una calle bien delimitada. La misma confusión se originó con las calles de Capua / La Muralla y con La Barraca / Libertad / Langreo en la parte sur de la muralla."

Parada de autobús del Continental; el nombre de "paralela a La Matriz" se debe a que por aquí, cuando estos eran terrenos vacíos, pasaba el acueducto de La Matriz, que llevaba agua a la villa desde el manantial de este nombre, en Viesques, la primera traída de aguas de la villa gijonesa, cuya obra se acometió en la segunda mitad del siglo XVII. Aún hoy en día, cuando se hacen obras en el subsuelo de la ciudad por la zona de su trazado, afloran en ocasiones sus restos al descubierto. Su construcción culminó en 1667 y se contó para ello con la participación del prestigioso maestro cantero transmerano Simón Pérez Tío


El acueducto de La Matriz estuvo en funcionamiento bastante tiempo, hasta que en 1890 se inauguró la moderna traída de aguas del acuífero de Llantones, al sur del concejo. De La Matriz podemos encontrar abundante información en numerosas publicaciones especializadas, tal que el libro del geógrafo e historiador Héctor Blanco, diplomado en Conservación y Restauración de Bienes Culturales, El patrimonio hidráulico de Gijón:
"... en el siglo XVII, la creciente necesidad de agua potable llevó al municipio a acometer una de las mayores obras públicas de las realizadas hasta el siglo XIX: la construcción del acueducto de La Matriz. 

Según un reciente estudio de la historiadora Cristina Heredia Alonso, el origen de esta estructura fue la localización de un manantial -muy probablemente mediante la apertura de un pozo artesiano- en los terrenos conocidos como El Llanío, en Las Mestas, en el verano de 1656. En el año 1657 el maestro fontanero Francisco de Villanueva se encarga en ese lugar de la construcción del Arca Matriz, estructura realizada para la captación del agua y que dará nombre al acueducto. En 1661 se adjudican las obras de la canalización al maestro trasmerano Simón Pérez Tío, ejecutándose entre 1662 y 1667. 

Desde Las Mestas el líquido se conducía a Gijón, esquivando primero los pantanos formados por la desembocadura del río Piles y atravesando luego el arenal de San Lorenzo, mediante un canal cubierto de unos tres kilómetros de longitud. Para su mantenimiento, podía ser recorrido internamente gracias a un pasillo paralelo al canal que conducía el agua. 

Las obras de construcción de un aparcamiento subterráneo en el año 2008 bajo la plaza del Instituto permitieron localizar parte de esta conducción, incluyendo diversas piezas del encañado que llevaba el agua en ese tramo. Las excavaciones recuperaron una serie de arcaduces de cerámica de calidad fabricados por los al - fareros de Miranda (Avilés), según desvela el citado estudio, contando cada pie - za con unas medidas de 63,5 cm. de longitud, y un diámetro exterior de 17 cm. 

El agua aportada por esta canalización -algo menos de 15 litros por segundo- se empleó principalmente para alimentar dos fuentes que estaban emplazadas al levante y al poniente de la Bajovilla. La primera constituía el final de la traída y se ubicó en lo que entonces era el germen de la actual plaza Mayor -y también centro geográfico del Gijón del 1600-, y de ahí derivó su nombre de fuente de La Plaza. 

La segunda, localizada al pie de la dársena, se conocía como la fuente de La Barquera, estaba ubicada a escasa distancia del pozo homónimo y todo parece indicar que originalmente era alimentada por el mismo manantial. Como con - secuencia del terremoto de Lisboa, el día de Todos los Santos de 1755 la fuente se secó debiendo efectuarse hasta ella una derivación proveniente de la traída de La Matriz. 

Este acueducto será el principal medio de abastecimiento de la ciudad hasta el año 1890, cuando entra en servicio la traída de aguas de Llantones. Aún a comienzos de la década de 1920 suministraba agua para servicio del cuartel de El Coto y para el riego de calles y jardines de la zona de Los Campos. 

La construcción del Grupo de Cultura Covadonga implicó la destrucción del arca matriz y del inicio de la canalización, si bien aun quedan hoy en pie parte del tramo inicial de la misma en Las Mestas y varias secciones subterráneas entre El Bibio y la calle San Bernardo."
Hipótesis del recorrido del acueducto de La Matriz, de Héctor Blanco

Este es el trazado posible de dicho acueducto, el cual es importante porque se sabe coincidiría o iría muy próximo a la antigua red caminera del camín real costanero y sus enlaces con la villa de Gijón/Xixón y su territorio adyacente. Recordemos que por entonces sus casas apenas traspasarían el istmo de Santa Catalina y barrio de Cimavilla, en la esquina superior izquierda del plano


No deja de ser llamativo que aquí, hablando de agua y marismas, nos encontremos, a la derecha, con la calle Aguado, dedicada a Alejandro Aguado, Marqués de las Marismas del Guadalquivir, quien consiguió la concesión de una carretera Carbonera, la cual se hizo realidad en 1842, que cumpliría el sueño de Jovellanos de hacer una vía carreteril que fuese la salida comercial del carbón de la cuenca minera asturiana hacia el puerto local (entonces aún el pequeño muelle de Cimavilla). Dicha carretera, si bien pronto superada (año 1852) por el Ferrocarril de Langreo, supondría un incipiente cambio urbanístico y una extensión de la ciudad hacia el sur siguiendo su trazado, naciendo así el barrio de El Llano. De él nos cuenta Luis Miguel Piñera lo siguiente:
"Alejandro María Aguado y Rodríguez de Estenoz, marqués de las Marismas del Guadalquivir (Sevilla, 1785; Gijón, 1842) fue un financiero sevillano, principal promotor de la carretera Carbonera. Murió el mismo día en que vino a Gijón a inaugurarla, el 12 de abril de 1842, en la casa de la calle Recoletas donde se hospedaba."

La calle Aguado fue edificada primeramente con ciudadelas obreras, una de las cuales sobrevivió bastante tiempo después de la reedificación del barrio, que fue pasando de obrero y fabril a residencial a partir del final de la posguerra, las casas de El Patio de la Carpintería:
"De dos pisos —no hubo muchas así en Gijón—, contaba con más de una docena de viviendas muy pequeñas, hoy desocupadas y ocultas tras una puerta que dice: «Número 12». Todas estas ciudadelas de finales del XIX y comienzos del siglo XX (más de doscientas hubo en Gijón) soportaban unas condiciones sanitarias muy deficientes y con un alto grado de hacinamiento. Estaban habitadas por obreros gijoneses que en esos años de comienzos de la industrialización local habían cambiado el ritmo laboral tradicional por el nuevo sistema que imponía el signo de los tiempos: turnos en las fábricas, trabajos rutinarios y a golpe de sirena, etc."

Si tenemos oportunidad de ver fotos antiguas del barrio nos sorprenderá el profundo cambio en él operado en las dos décadas que van de 1960 a 1980. Un siglo antes de la segunda fecha se construía, también en Aguado, la Ciudadela de Juan Antonio Muñiz, quien tenía una fábrica de sillas aquí:
"Juan Antonio Muñiz edificó hacia el año 1880 y siguientes varias ciudadelas en La Arena. Ésta que llevó su nombre estaba en la calle de Aguado, esquina a Ezcurdia, y desapareció como tantas con el sensible cambio morfológico del barrio a partir de 1960. «La Nueva. Fábrica de sillas con asientos de paja de rejilla y tapizados de Juan Antonio Muñiz. Con el objeto de garantizar esta fabricación, cada silla irá marcada en su respaldo con las iniciales J. A. M.» (anuncio aparecido en el primer número del diario El Comercio, 2 de septiembre de 1898)"

Esta explanada en forma de triángulo isósceles que separa la Avenida de la Costa de la calle Marqués de Casa Valdés se hizo al derribarse un grupo de casas construidas en este lugar entre 1890 y 1900, liberando un poco más de suelo y aumentando la luminosidad de la zona


A nuestra izquierda, el Edificio Continental sigue guardando el testimonio de aquel perdido pulmón verde de la ciudad


Las dos calles, como hemos dicho nosotros iremos a la izquierda, por la Avenid de la Costa, que a partir de aquí hace una larga recta hacia el Paseo de Begoña (al fondo), sito en lo que fue un monte del extrarradio hacia el que creció la ciudad en el siglo XVIII en lo que se llamó el Ensanche Jovellanista, modesto crecimiento que no obstante anticipaba lo que ocurriría un siglo después


Aquí tenemos la terraza de la Cafetería Sabores, sita a nuestra derecha, en la calle Marqués de Casa Valdés (nombres y gerencia pueden haber cambiado en algunos establecimientos cuando paséis)


Entre la calle y la avenida se hizo también la Plazoleta de Aurora Sánchez, actriz nacida en la cercana calle Garcilaso de la Vega en 1892 (la veremos más allá de Los Campos) y muy vinculada a estos barrios, pues con apenas diez años vino a vivir a una de aquellas casas que existieron en este lugar, la de La Verja, donde pasó su infancia y juventud. De sus siete hermanos otros dos, Parmania y Luis, fueron también actores de teatro


Sin duda la cercanía del Teatro-Circo Obdulia, después Campos Elíseos, que estuvo unos pocos metros más adelante (donde ahora vemos un gran edificio-torre de pisos) y donde empezó a ver teatro, al igual que la inmediatez de la Sociedad de Cultura e Higiene de el Arenal, donde formó parte de su cuadro artístico ya en 1919, marcaron su existencia. En 1921 se casará con Eladio Sánchez, apuntador de la famosa Compañía Asturiana de Comedias



Realizó grandes papeles a lo largo de casi 50 años dentro del Teatro Costumbrista Asturiano, apoyando a numerosas compañías y sus iniciativas, llevándolo incluso a América. Participó asimismo en el homenaje a Federico García Lorca celebrado en enero de 1937 en el Teatro Robledo con el Grupo Ensayos Teatrales del Ateneo Obrero


La plazoleta forma un pequeño espacio circular con bancos detrás de los cuales se dispone un parterre arbolado en forma de 'U'


Y en él se levanta un monolito en su memoria


Fallecida en 1976, sus hijos Eladio Sánchez Sánchez y su nuera Pili Martínez Ibaseta fundarán los grupos teatrales La Máscara, Gesto y Esquilo y su nieto Norberto Sánchez Martínez será actor en la refundada Compañía Asturiana de Comedias


En la Wikipedia, además de su biografía, se pasa revista a algunos de sus reconocimientos, incluido el nombre de esta plazoleta:

"Desde 1991, Sánchez da nombre a los premios anuales del teatro costumbrista de Asturias, los Premios Aurora Sánchez, que se conceden al cierre del Salón de Teatro Costumbrista de Candás cada mes de agosto. 
En 2004, durante la alcaldía de Paz Fernández Felgueroso, la ciudad de Gijón nombró en su honor una de sus plazas como Plazoleta de la actriz Aurora Sánchez, instalando una placa conmemorativa con su trayectoria tanto artística como vital. 
En 2012, la muestra «Aurora Sánchez y el teatro asturiano», que recogía la labor de investigación del crítico e investigador teatral José Bonifacio Ortiz Cabello, Boni Ortiz, y cedida por el centro cultural Teatro Prendes de Candás, se expuso en el centro polivalente «La Baragaña» de Candás."


La explanada entre la Avenida de la Costa y Marqués de Casa Valdés, junto con la que hay enfrente de El Continental, a nuestra izquierda tienen aquí su fin, volviendo a la angostura y estrechez tan tristemente características de esta avenida, ejemplo de un crecimiento urbanístico mal aplicado


Orientándonos por las conchas doradas cruzamos la pequeña calle Navarra, que comunica la calle y avenida a continuación de la plazoleta


Vamos a la vez contemplando este largo cuello de botella que afecta aún más gravemente a una vía que, pese a que desde la apertura de la Ronda Sur empezando la década de 1990 (paso de la Autovía del Cantábrico) y a no soporta todo el tráfico costero, se congestiona y embotella muy frecuentemente, con todo el elenco de ruidos y polución resultantes


Parece sinceramente mentira que hasta entonces todo el tráfico costero de este a oeste, incluyendo el pesado, pasase por aquí. La incomodidad para paso y residentes se incrementa cuando hay obras en la vía, bastante frecuentemente


Los árboles, también aquí, junto con unas aceras anchas, mitigan un poco la sensación agobiante de pasar encajado entre altos edificios, conformando un bello bulevar, eso sí, ruidoso y atestado buena parte del tiempo, como no puede ser de otra forma en "el ritmo trepidante de la gran ciudad" como dicen



He aquí, en esta foto pintado de verde, el que es el único edificio antiguo que se conserva en este tramo. A su izquierda, en una desaparecida casa de planta baja con un pequeño terreno cerrado donde había una palmera, estuvo el histórico Bar La Verja


Eran dueños de La Verja Guillermo y Zulima, siendo ella una muy apreciada guisandera; en la actualidad hay en el lugar una sidrería con el mismo nombre, también conocida en tiempos como Casa El Peire


Seguidamente va la Farmacia Los Campos y, a continuación el MX Café, también con terraza


Y esta es, a la izquierda, la manzana donde estaba el Cine Teatro Obdulia, Los Campos Elíseos, que dieron nombre al lugar, luego Cine Los Campos, en cuyo solar ahora se levanta esta gigantesca torre, un rascacielos cuya construcción, en torno a 1970 fue loada, dentro de los valores de la época, como muestra de progreso. A la izquierda es la calle Leopoldo Alas, cuyo estudio por parte de Luis Miguel Piñera aportamos aquí:
"Entrada: Avenida de la Costa 

Salida: Zorrilla Acuerdo: 9 de junio de 1939 

Leopoldo García-Alas Ureña (Zamora, 1852; Oviedo, 1901). Catedrático y escritor, autor de La Regenta, la clásica novela que popularizó su seudónimo de Clarín. «Hoy llegó en el Tren Correo Leopoldo Alas, Clarín, a quien consideramos de Gijón» (El Comercio, 27 de julio de 1898). 

Nombres anteriores: Francisco Suárez Acebal (29 de diciembre de 1932). Fue promotor y fundador de las sociedades de Cultura e Higiene, introductor de la Fiesta de la Flor, vocal de la Asociación Musical Obrera y secretario de la Tertulia Republicana. Fue también concejal del Ayuntamiento de Gijón y, al morir, el 8 de agosto de 1932, las distintas sociedades de Cultura e Higiene solicitaron (y así lo aprobó la Corporación a los cuatro meses) esta calle para Paco Suárez Acebal, «porque a él se debe el que a las nuevas alineaciones y edificaciones que existen por el Coto de San Nicolás y lugares limítrofes se las denomine Barrios Nuevos de Ceares». 
Fixo más por Gijón qu’un diputau, 
pos la fiesta de la flor trajo el primeru 
y por la Cultura e Hixiene con esmeru 
fo plantando la villa d’arbolau (Fabricio)
Uno (Coto de San Nicolás). José Robles (Parcial). Así se llamaba una parte de esta calle, la más alejada del centro de la ciudad, en El Coto. Podemos situarla uniendo Ramón y Cajal con Hermanos Felgueroso, prácticamente donde se unen, habiendo constituido de hecho el primer tramo de Conde de Toreno. En el plano de Gijón del Noticiero-Guía (1925) o en el plano incluido en el Expediente: 126/1926 del Archivo Municipal de Gijón (AMG), aparece este nombre. José Robles fue un pintor y fotógrafo madrileño (1843-1911) que visitó Asturias en varias ocasiones. Algunos de sus cuadros están en el Museo de Bellas Artes de Oviedo: Paisaje asturiano y Campesinos asturianos en camino."

Como decíamos, a mediados del siglo XIX la corporación municipal quiso que los terrenos de La Florida fuesen destinados a zona de esparcimiento como "uno de esos lugares conocidos como Campos Elíseos" inspirándose en París. Así en 1875 se inauguraba el Cine-Teatro Obdulia que cambiaría su nombre por el de Campos Elíseos. El cine estuvo activo hasta el año 1964 y su popularidad causó que la zona cambiase su nombre de La Florida por Los Campos dado que su ubicación, calle Ramón y Cajal esquina Avenida de la Costa, sería conocida como del Cine los Campos


Todo había comenzado con la privatización de los terrenos del parque en 1873 por la Sociedad llamada precisamente Campos Elíseos. En La Florida se veía óptimo por entonces hacer una plaza de toros y un circo-teatro para el ocio de los muchos forasteros que acudían a la villa a los veraniegos baños de ola, en aquellas décadas que nacía el actual turismo de playa al popularizarse las propiedades salutíferas del mar y las playas en toda Europa


Pasada la posguerra y llegado el aperturismo, el final de la autarquía, el racionamiento y los acuerdos con Estados Unidos la población estimó óptimo crecer en altura, una filosofía arquitectónica y urbanística que vuelve periódicamente a la ciudad, por mucho que esta se extienda en todas direcciones, dada la ingente necesidad de vivienda, aunque esta sea turística, según los oscilantes mercados


Cruzando la calle Evaristo Valle, antigua Travesía de Los Campos, vemos otra torre que, con sus siete pisos encima de los bajos, si bien no compite en altura con su vecina del otro lado de la calle, ejemplifica la construcción predominante en L'Arena hasta que el barrio quedó, literalmente, atestado de construcciones


Nada que ver con lo que se proyectaba hacer de L'Arena (una ciudad-jardín y parque-playa) y de La Florida o Los Campos Elíseos (un parque urbano con numerosas atracciones) en los tiempos en los que los anteriormente citados Florencio Valdés, Antonino Rodríguez San Pedro y Ángel Rendueles Llanos hacían realidad la idea preexistente de hacer en La Florida este gran salón de ocio, en un lugar muy estratégico...
"(...) a la salida de la Villa y a mano derecha camino de Somió uno de esos lugares conocidos con el nombre de Campos Elíseos que ofrezca amena distracción al público en sus jardines y espectáculos como circo, bailes (...)"

Sabemos que los arquitectos del teatro fueron Darío de Regoyos Molenillo y Juan Díaz, era estilo ecléctico con toques neoclásicos y la obra se encargó a Torcuato Hevia, mientras los jardines fueron diseño de Florencio Valdés, inspirado en los franceses, pues ya tenía experiencia en los de su quinta La Isla, en Cabueñes. Fue llamado Teatro-Circo Obdulia en honor de la hija de Juan Díaz que, al no haber presentado los planos a tiempo ni tener firmados los proyectos, no pidió honorario alguno pero sí a cambio este detalle


El Teatro-Circo Obdulia, con uno de los aforos más grandes de España en su momento fue inaugurado en agosto de 1876 con un espectáculo ecuestre y, casi un año después, comienza las funciones de teatro. En ese año se inaugura el Restaurante Campos Elíseos, regentado por Vicente Iglesia y Alberto Moreda, antiguos camareros


En 1899, sin ser aún cine, proyecta una película realizada con motivo de la Exposición Regional celebrada en estos campos por el gijonés Arturo Truán Vaamonde. En 1914 pasa a propiedad de Manuel Sánchez Dindurra, quien también estaba a cargo de la plaza de toros y del Teatro Dindurra, y pasaría a ser el Gran Casino Kursaal, cuyos nuevos concesionarios en 1919 fueron Adolfo Sánchez del Río y Anastasia Rimada, tal y como leemos en el libro de Rafael Suárez-Muñiz dedicado a los cines y teatros de la ciudad


En 1925 se proyectan nuevas películas, aún mudas, con motivo de la II Exposición Regional con motivo de la II Feria de Muestras de Asturias aquí celebrada. Su pase definitivo a cine será en 1931, con la empresa Circuitos Fraga, pasando a ser el Cine Los Campos. Durante la Guerra Civil se consolidó en esta su nueva faceta y en la posguerra y aún más allá era frecuente la presencia de la policía (los grises) para mantener el orden público, cosa que no ocurría en los otros cines de la ciudad


 Dados los inconvenientes con columnas y otros detalles del antiguo teatro, se hicieron mejoras en 1954. Llegaron a trabajar en él 30 empleados y estuvo en activo hasta febrero de 1963, cuando, casualmente el mismo año que los tranvías dejan de prestar servicio, el cine se hundió, y en 1964, sin atender a su importancia arquitectónica ni histórica, fue derribado para construir este rascacielos

Los Campos Elíseos. Foto El Cine en Asturias

Una foto de época tomada desde este mismo lugar; cierto es que se hace difícil imaginar que aquí hubiese un hermoso parque arbolado, con un gran centro de ocio y espacio suficiente para albergar la I Exposición Regional de 1899, impulsada según precepto estatutario por la Unión Mercantil e Industrial de Gijón, fundada tres años antes, idea bien recibida por la prensa y que asumió la Cámara de Comercio, creada en 1898


En enero de 1899 el Ayuntamiento acuerda en pleno apoyar el certamen, que se celebrará del 15 de julio al 15 de agosto en estos terrenos, con Teatro-Circo y jardines, de Los Campos Elíseos, 35.000 metros cuadrados con entrada principal mirando a esta avenida, disponiendo de varios pabellones, algunos inspirados en la Exposición Universal de París que también se celebraba por entonces. Había secciones industriales, de Bellas Artes, labores, y numerosos pabellones, llegando en agosto a despachar casi 81.000 entradas


En 1925 Los Campos Elíseos acogen la II Feria de Muestras de Asturias (la primera se celebró un año antes en el Paseo de Begoña, unos metros más adelante), con 450 expositores repartidos en unos 24.000 metros cuadrados, muchos de ellos extranjeros, que fue visitada por 250.000 personas y celebrada entre el 15 y el 31 de agosto, siendo clausurada por el Príncipe de Asturias


En 1926 y 1927 se celebraron dos nuevas ediciones en este lugar y, en 1928 la IV, Feria de Muestras coincidirá con la I Exposición Agropecuaria, con pabellones de ganado porcino, caballar y porcino además de los dedicados a industrias lácteas, avicultura y jardinería, instalándose la Granja Experimental Príncipe de Asturias. Su superficie abarcó 38.000 metros cuadrados gracias a que agregó los terrenos que habían pasado al Club de Tenis que trasladó su sede a Somió


Tanto esta como la V Feria de Muestras duraron en torno del 10 al 25 de agosto, buscando coincidir con las fiestas mayores de Gijón/Xixón, dedicadas a Nuestra Señora de Begoña. En 1931 los cambios políticos no permitieron su celebración y esta no se retomaría hasta 1965, un segundo ciclo ferial que ya no se pudo celebrar aquí, paraje casi totalmente edificado en aquellas fechas, y hubo de ir a las entonces afueras en la Escuela de Peritos, actual Avenida de la Constitución (entonces Fernández Ladreda). Luego, ante el crecimiento urbano el recinto ferial buscará nueva ubicación en la Ería del Piles, que es donde se encuentra ahora


Junto con Los Campos Elíseos y La Florida desapareció todo un Gijón que se fue, como relatan no pocos cronistas, "la ciudad que no pudo ser", en este estratégico lugar, cruce de algunos de los caminos que atraviesan la ciudad de este a oeste y de norte a sur, actuales Avenida de la Costa (esta), calle Ramón y Cajal (a la izquierda) y calle Menéndez Pelayo (derecha, acceso a la playa)



En la esquina está actualmente la Autoescuela Tomás, fundada por Tomás y Miguel Gallego en 1969. Al fallecimiento del primero, el periodista Guillermo Maese publica su necrológica en El Comercio del 24-3-2020, repasando su vida y trayectoria:
"Zamorano de nacimiento y de raigambre, Tomás Gallego residía desde 1954 en Gijón. Antes de regentar su negocio trabajó en un taller automovilístico en el barrio de El Llano y fue conductor de autobús de la línea Humedal-Tremañes de la red municipal. Hoy Emtusa, antes Tunisa.
Fue en 1969 cuando Tomás Gallego Oterino y su hermano Miguel fundaron la Autoescuela que lleva su nombre en Gijón. Aunque barajaba otros nombres para su negocio, su gusto por la música de un cantante popular gijonés llamado Tomas, que no Tomás, hizo que se decidiera por ponerle su nombre al negocio. Hace 51 años, no era obligatorio usar el cinturón de seguridad. Era mucho más común ver un Seat 600 o un 1.500 que un Mercedes o un BMW por las carreteras asturianas. Eran tiempos de malos firmes y viajes muy largos. También, tiempos de más siniestralidad en las carreteras, que las enseñanzas de profesionales como Tomás Gallego han ayudado a ir reduciendo. 
En todo este tiempo, miles de gijoneses y de asturianos han pasado por las manos de Tomás Gallego y de su equipo, que este empresario zamorano, muy popular también en Gijón por su participación en diversas iniciativas ciudadanas, fue formando hasta llegar a la actual red de Autoescuelas con las que cuenta, con cinco centros en la ciudad. Llegó a tener siete. «Siempre fue muy trabajador y emprendedor», recuerda su hijo Miguel. Ahora será él quien dirija el negocio. 
Tomás Gallego siempre fue un convencido de que la labor de las autoescuelas va mucho más allá de simplemente facilitarle al alumno los conocimientos necesarios para superar un examen y hacerse con un carné. Su concepto del negocio se centraba en proporcionar a quienes con él se formaban como conductores un convencimiento de que las normas están ahí para ayudar a reducir la siniestralidad y a mejorar las condiciones de seguridad al conducir. A que utilicen el sentido común a la hora de conducir, y a que sepan por qué hacen lo que hacen al volante. «Era un apasionado de la automoción», recuerda su hijo."

Cruce de intensísimo tráfico y trasiego de gentes. A la izquierda, la calle Ramón y Cajal se llama así desde 1922, era antes el Bulevar de la Cruz, por una cruz de piedra que existía al final de la misma, en lo alto de Ciares, recuperada en 2003 tras llevar tiempo guardada y conservada en el Muséu del Pueblu d'Asturies


Enfrente estaba el Chalet de Alonso, un palacete de estilo historicista rodado con verja y propiedad de la marquesa de Argüelles que luego pasaría a su sobrino Pedro Alonso, de ahí su nombre. Durante un tiempo estuvo en él el Centro López y Vicuña, institución educativa que se instaló en 1947. Tras el derribo del palacete se instaló más atrás y en la misma manzana, en la calle Luciano Castañón


Esta es una foto de época del palacio desde el mismo lugar en el que nos encontramos ahora, del que nos cuentan así su historia en Gijón. De siempre:
"Más tarde fue utilizado por las monjas del Servicio Doméstico, hacia las cuales se dirigían muchas mujeres del ámbito rural gijonés con medios más que insuficientes para buscar “albergue”. 
Actualmente la manzana que ocupaba acoge por un lado el Cajastur (donde se encontraba el palacete) y el Instituto López y Vicuña que era la trasera y jardín del palacete que fue la que se quedaron las monjas."

Nosotros cruzamos por la calle Menéndez Pelayo, tal y como nos indican las conchas doradas, antigua calle del Gas, por la antigua fábrica, tal y como nos informa Luis Miguel Piñera:
"En principio se llamó calle del Gas al último tramo de Ezcurdia, pero al comenzar el siglo XX ya se empezó a conocer como Gas a esta calle de Menéndez Pelayo. La Fábrica de Gas se instaló en este barrio de La Arena en el año 1870 por la Sociedad Menéndez Valdés y Cía., y algún tiempo más tarde cambió su denominación para llamarse Compañía Popular de Gas y Electricidad, integrándose con el paso del tiempo en Hidroeléctrica del Cantábrico. En la sesión municipal del 3 de agosto de 1869, el empresario de gas Mr. Petitpierre Pellión, de Granada, da cuenta del comienzo de las obras para la construcción del edificio en el arenal de San Lorenzo."

Al otro lado de la calle, haciendo esquina con la calle Uría, una de las tiendas de Navarro Óptico, empresa fundada en 1911 por Gregorio Navarro, pero no aquí sino en la calle Corrida, más en pleno centro, según escribe Marcos Moro en El Comercio del 1-7-2018:
"Primero estuvo en el número 49 de la calle Corrida en los años en que las ópticas también vendían artículos de regalos y juguetes. Posteriormente se mudó al número 27, al bajo donde estuvo décadas y donde ayer cerró sus puertas tras expirar el contrato de alquiler. 
El bisabuelo y abuelo de los actuales dueños de la cadena de ópticas, Juan Navarro Rodríguez de la Rúa y Juan Navarro Rodríguez, decidió instalarse en Gijón después de haber trabajado en una tienda similar en Madrid. Los anuncios publicitarios de la época presentan a Gregorio Navarro como «sucesor de Dubosc». Ofertaba de aquella en el primer establecimiento de la calle Corrida «los cristales punktal zeiss», «recetas de oculista que se despachan en el día», «gafas, lentes e impertinentes», así como «platería y relojería»."

Cruzamos hacia la Plaza los Campos, también conocida como Plaza los Capuchinos por la iglesia de San Antonio de Padua de los Padres Capuchinos que se encuentra al otro lado de este edificio de la óptica, ya en la calle Uría. Mismamente este edificio está en un solar del antiguo convento, las dependencias de la catequesis, que tenían adentro un patio ajardinado


Dicho edificio conventual desapareció con las reformas de la iglesia, que veremos un poco más adelante. Anteriormente hubo una hilera de casas de planta baja, que desaparecieron en el periodo 1927-1934 con el proyecto de construcción de la iglesia que, a causa de la Guerra Civil no fue inaugurada hasta 1940


En esta plaza, donde confluyen Menéndez Pelayo, Ramón y Cajal, la calle Uría, se unen los barrios de L'Arena y el Centro. La calle Uría surge tras la demolición hacia 1870 de la muralla carlista (más bien era 'anticarlista') que, saliendo de la Plazuela San Miguel (al fondo), configuraba la primera expansión del Ensanche del Arenal, configurando tempranamente el barrio de El Balagón. Esta es su historia extraída de Wikipedia:
"La plaza surge como la bifurcación de la carretera de Villaviciosa (actual avenida de la Costa) con la calle Uría, que alcanza la plaza de San Miguel y fue el eje principal por el que se articuló el Ensanche del Arenal de San Lorenzo, génesis del barrio de La Arena. En el proyecto original de 1867 habría tres manzanas en la zona destinadas a parque urbano, desechadas por los intereses de los particulares poseedores de las parcelas. De este modo la plaza se cierra con manzanas destinadas a la edificación. ​La calle Uría se empieza a construir en 1868 y se finaliza en 1872 tras alcanzar la carretera de Villaviciosa. 
A principios del siglo xx, debido a la parcelación del barrio de El Coto (justo al sur de La Arena), se expande la actual calle de Ramón y Cajal desde la avenida de Pablo Iglesias hasta el cruce de Los Campos, permitiendo un mayor acceso norte-sur a El Coto y a Ceares. La calle se instaló enfrente de la fachada del Teatro Los campos, dividendo por la mitad el área verde que lo rodeaba. 
En 1928 la actual calle Menéndez Pelayo se amplia desde su final en la calle Marqués de Casa Valdés hasta la calle Ramón y Cajal, suponiendo la última conexión que recibiría este cruce. El proyecto lo llevaría a cabo el arquitecto municipal Miguel García de la Cruz sobre los terrenos del convento de los padres capuchinos."


La calle Uría, el primer nexo entre la ciudad vieja y la ciudad nueva, recibió este nombre prácticamente al trazarse nada más derribarse, según acuerdo municipal del 14 de diciembre de 1872 en honor, escribe Luis Miguel Piñera de "José Francisco de Uría y Riego, nacido en Cangas de Tineo (1819), fue benefactor de Gijón: aceleró el proceso de construcción del puerto de El Musel y del tren a León desde su cargo de director general de Obras Públicas. Fue también diputado a Cortes por su concejo natal y murió en Alicante en 1862"


Una parte fue conocida como Ciudadela de Justo del Castillo pues, aunque tempranamente se configuró como una calle eminentemente burguesa tuvo también viviendas obreras, como todo El Balagón, "Estaba en la calle de Uría, número 20, y es curiosamente una de las pocas ciudadelas de cuyo interior se conserva alguna fotografía con sus habitantes, formando parte de la colección de la familia Del Castillo."


Destaca en la plaza este edificio de 50 viviendas con bajos comerciales sito en la calle Luciano Castañón nº 10, construido sobre la antigua finca de Antonio Truan entre 1957 y 1962 por el arquitecto Mariano Marín Rodríguez Rivas y su padre Mariano Marín de la Villa, "adscrito al estilo del movimiento moderno, con volúmenes marcados y fines funcionalistas", leemos también en Wikipedia


Justo antes de llegar a la iglesia de los Capuchinos cruzamos la calle Uría a la izquierda, hacia el Quiosco Los Campos, o Quiosco los Capuchinos, retomando a partir de él la Avenida de la Costa


El Quiosco Los Campos tuvo en su tiempo gasolinera y fue proyectado por los arquitectos Juan Manuel del Busto y Miguel Díaz Negrete. La licencia de construcción es de diciembre de 1950 y se dice sea un...
"quiosco ornamental que sirva de refugio al surtidor de gasolina, dado que en la actualidad las operaciones de sellado de cartillas han de efectuarse en un sitio inadecuado y distante unos 50 metros del surtidor, a la vez que sirva para la venta de periódicos y revistas"

Con el tiempo perdió el carácter de gasolinera y se centró en el de quiosco propiamente dicho hasta su cierre. Luego, tras unos años sin uso, reabrió como cafetería del grupo Mepiachi. De esta manera lo anunciaba Senén Morán en El Comercio del 8-8-2019:
"Un nuevo Mepiachi en la zona de Los Campos, en la plaza del escritor Luis Fernández Roces y frente a la iglesia de los Capuchinos. La empresa Alec Group, de la que Alejandro López es propietario, se ha hecho con la concesión del quiosco allí ubicado, que es de propiedad municipal, por los próximos ocho años. La construcción, diseñada en 1950 por los arquitectos Manuel del Busto y Miguel Díaz Negrete, llevaba en desuso tres años. Con la apertura de un nuevo 'takeaway' Gijón recuperará estas instalaciones. Se prevé que esté en funcionamiento antes de que acabe el año. 
La idea que tiene el empresario, que ya regenta otras negocios con éxito en la ciudad, como Mepiachi, Cafetón y Nani&Co, es que este local se convierta en un lugar destacado en el ocio gijonés. «Quiero que sea un lugar de referencia del café», afirmó López. 
La intención que tiene con este nuevo local es que el cliente llegue al mostrador y pueda coger su consumición para llevar, aunque también podrá tomarla en él. «La intención es que sea de un estilo similar a los 'takeaway'», explicó el dueño. 
El café, al igual que en el resto de negocios que lleva, será protagonista total y absoluto, pero también tendrán presencia los pinchos y la bollería. El empresario, nacido en Bélgica, cuenta con una amplia trayectoria en la hostelería que comenzó en el Café Guiana, en el Polígono de Pumarín, lugar en el que trabajo durante siete años. Tras esta experiencia se lanzó a su primer negocio en solitario, el Café Jovellanos, en pleno paseo de Begoña, donde estuvo desde 2000 hasta 2010. Un par de años antes se hizo con el Mepiachi de la calle Covadonga, al que posteriormente se unieron a la aventura empresarial de López el Cafetón y Nani&Co."

La concha dorada nos indica cruzar a Uría hacia el quiosco. El 22-2-2020 y también en El Comercio Marcos Moro aporta más datos del mismo ante su inminente apertura:
"El quiosco de Los Campos reabrirá como cafetería en la primera semana de abril para que esté a pleno rendimiento en Semana Santa. El empresario hostelero Alex López ya tiene licencia municipal de obras para darle una nueva vida al quiosco diseñado en 1950 frente a los Capuchinos por los arquitectos Manuel del Busto y Miguel Díaz y Negrete. 
Según explica el empresario gijonés de origen belga, que también regenta Mepiachi, Cafetín y Nani&Co y el quiosco de la Plazuela, el nuevo proyecto conlleva una inversión de 50.000 euros. Las obras que se están ejecutando tienen por objeto rehabilitar y mantener el diseño original del quiosco de la década de los cincuenta del pasado siglo. Entre otras actuaciones, incluye la recuperación del tótem, la chimenea que tenía en su origen el establecimiento. En ella irá el nombre de la nueva cafetería, que será otro Mepiachi. Se rasgará del frontal del quiosco una parte para que la gente pueda acceder al interior con el fin de consumir dentro o llevarse la bebida a modo de autoservicio 'take away'. Dentro se instalará una barra alta perimetral con taburetes bordeando todas las ventanas. La decoración elegida será de tipo industrial. El quiosco funcionará de 7.30 a 21 horas y el producto estrella será el café, aunque también se servirán pinchos, ensaladas y bollería. Se contratarán entre dos y tres personas para el local."


Unos meses después, el 30-7-2020 y en plena epidemia del Covid, el mismo periodista y en el mismo periódico publica El quiosco de Los Campos se estrena como nueva cafetería:
"El empresario hostelero gijonés de origen belga Álex López está que no para. Ayer reabrió, para darle una nueva vida como cafetería, el quiosco de Los Campos diseñado en 1950 frente a los Capuchinos por los arquitectos Manuel del Busto y Miguel Díaz y Negrete. Es el sexto negocio que pone en marcha este emprendedor que domina el negocio del café y los pinchos desde Los Campos hasta Tomás Zarracina con referencias como Me Piachi, El Cafetón, Nani&Co y el quiosco de la Plazuela. 
López ha invertido más de 60.000 euros en la recuperación del quiosco municipal, lo que le da derecho a explotarlo hosteleramente ocho años pagando un canon anual de 160 euros. Se puede consumir dentro y contará además con terraza."

Se trata de un ejemplo muy a destacar de microarquitectura, unos elementos de nuestro patrimonio que, al no ser tan apreciados como los grandes edificios, no suelen estar tan protegidos ni, desgraciadamente a a veces, apreciados, esta es una excepción que ha llegado milagrosamente a nuestros días. Aportamos también esta referencia de la RTPA (Radio Televisión del Principado de Asturias) al tema, de cuando se proyectaba reabrir el quiosco como cafetería (8-12-2019):
"Las microarquitecturas son elementos de gran valor pero que pocas ciudades conservan. Gijón / Xixón es una de las pocas. Los quioscos urbanos de piedra son uno de esos elementos catalogados y ahora, después de haber recuperado el de la Plazuela San Miguel, se ultiman las obras para dar una segunda vida, ligada a la hostelería, al quiosco que se ubica apenas unos metros frente a la iglesia de los Capuchinos. 
Corrían los años 50 del siglo pasado cuando el ayuntamiento gijonés autorizó esta construcción para dar cobijo al servicio de una gasolinera. Al quiosco de los Campos o también de los Capuchinos, que forma parte del patrimonio catalogado, se le quedó por tercer nombre el de su primer inquilino, la familia Valiño. 
La reinvención de este espacio se produce gracias un plan municipal, que pretende remozar la imagen deteriorada y dar una segunda vida a aquellos, muy pocos ya, solo tres, quioscos urbanos de piedra que aún están en pie en la ciudad."

Este estilo de quiosco se aplicó también a los construidos en el cercano Paseo de Begoña y en la Plazuela San Miguel, ambos muy cerca de aquí; leemos al respecto en El Gijón que me gusta:
"Las pequeñas construcciones que tantos años en parques, plazas y esquinas nos vendieron periódicos, golosinas, tebeos, cromos... prácticamente han desaparecido. Los que siguen en estos menesteres ocupan sobre todo bajos comerciales (...)

En 1950 el arquitecto Juan Manuel del Busto realizó un proyecto para kioscos en suelo público cuya intención era unificar su forma. Serían de ladrillo, estilo racionalista y algún elemento de barco como la proa, ventana circular, alero o visera en curva, trasera cuadrada..."

Actualmente, esta mini-cafetería, dispone de bancos y es un buen ejemplo de una forma de construir pequeños edificios funcionales y destinados a venta de prensa y chucherías que prácticamente ha desaparecido. Asimismo es un ejemplo también de su recuperación y reutilización de manera exitosa. Su pequeño tamaño se compensa con varios bancos de madera pintada a su alrededor


Cruzando y desde el quiosco tenemos otra vista del cruce de Los Campos, del que escribe el filólogo Ramón d'Andrés en su Diccionario toponímico del concejo de Gijón:
"...este topónimo se formó abreviando la expresión «Los Campos Elíseos», nombre de un teatro, después cine, que existió en la zona desde 1875 hasta 1964. Como en otras ciudades, el nombre se puso, seguramente, por evocación de la grandiosa Avenue des Champs Élysées ‘Avenida de los Campos Elíseos o Elisios’ de París, símbolo de modernidad en las artes y espectáculos en su época. En la mitología griega, los Campos Elíseos o Elisios (en latín Elysii Campi, traducción del griego Elýsia Pedía) eran un lugar de paz y felicidad a donde iban las almas de las personas virtuosas una vez que morían. En el París de finales del siglo XVIII, esta zona era una especie de barrizal maloliente y lleno de polvo, lugar de encuentro de personas de mal vivir. Para prolongar la perspectiva de las Tullerías, se hicieron jardines que recibieron en francés el nombre de Les Champs Élysées ‘Los Campos Elíseos o Elisios’, por comparación con el lugar mitológico. Por lo tanto, Los Campos de la ciudad de Gijón no tiene nada que ver con otros lugares de nombre tradicional Los Campos que hay por Asturias (por ejemplo, en los concejos de Corvera, Ḷḷena, Nava, Siero o Villaviciosa). 

Referencia al lugar: en el año 1875 se inauguró en esa zona gijonesa el Teatro Circo «Obdulia» (llamado así en honor de la hija del arquitecto Juan Díaz), que más tarde cambió su nombre por el de Teatro «Los Campos Elíseos», y cuando el cine se convirtió en un gran espectáculo de masas, se llamó
Cine «Los Campos Elíseos». El popular Cine los Campos era uno de los mayores de España, y en Gijón de los más activos, hasta que cerró y se derribó en 1964. Dio nombre a la zona, que desde aquel tiempo se llama popularmente Los Campos. Actualmente se identifica como Los Campos aproximadamente las manzanas de casas que están entre la avenida de la Costa, Menéndez Pelayo y la calle Aguado. 

Otras observaciones sobre la denominación: la gente sigue llamando La Calle los Campos o L’Avenida los Campos a la continuidad de las calles que llevan por nombre oficial «Menéndez y Pelayo» y «Ramón y Cajal», en su cruce con la avenida de la Costa. El nombre de Los Campos Elíseos no tuvo más reflejo en el callejero oficial que en la «Plazuela de los Campos Elíseos», actual «Plaza de los Capuchinos»."

El circo de Obdulia es como recuerda el periodista J.M. Ceínos de La Nueva España el primer nombre del popular cine y teatro que conocieron tantas generaciones de gijoneses al cumplirse, pocos días antes del 27-1-2013, fecha en la que su artículo salió en dicho periódico, el medio siglo del cierre del Cine Los Campos, su último nombre. Ceínos nos ofrece además otra buena reseña de su entorno y cómo fue "megaurbanizándose" hasta su atestado y congestionado aspecto actual:
"El sábado 9 de febrero de 1963, dentro de unos días hará medio siglo, la «Cartelera para hoy» del diario «Voluntad» se abría a los lectores con la película «Cuando la mujer dice... ¡Sí!», una cinta de «picardía e ingenio... una comedia típicamente francesa». Se exhibía en el cine Campos Elíseos (popularmente Los Campos) en tres funciones, a las 5.30, 7.45 y 10.30. Existían entonces en la ciudad quince salas de exhibición cinematográfica, de las que no queda ninguna: Los Campos, María Cristina, Albéniz, Hernán Cortés, Arango, Roma, Fac, Jovellanos, Robledo, Natahoyo, Pumarín, Avenida, Goya, Ideal y San Pedro. 
Al día siguiente, en la «Cartelera para hoy» no se insertó la publicidad del cine Los Campos. Nunca más se volvería a ver. De esa forma sorpresiva, sin que la noticia fuera recogida en la prensa local, cerró la sala de cine más querida y popular para varias generaciones de gijoneses. 
El inmueble, en el cruce de la entonces avenida del General Mola (ahora avenida de la Costa) y la calle de Ramón y Cajal, fue derribado en el otoño de 1964 y en el solar se levantó un edificio-torre de catorce plantas más entresuelo, en pleno desarrollismo urbanístico desaforado cuyas consecuencias todavía padece Gijón. 
Hace veinte años, al cumplirse el trigésimo aniversario del cierre de la sala, la sociedad cultural Gesto publicó un libro con la historia del cine y la del recinto que lo albergó, titulado «Cine Campos Elíseos». Agotados los ejemplares hace tiempo, Gesto acaba de colgar en internet la obra completa, que está a disposición del público en http://agoradegijon.blogspot.com.es/. 
Con la demolición del cine Los Campos también desapareció uno de los últimos vestigios de una gran zona de recreo, la primera de sus características que tuvo la villa, creada en el último tercio del siglo XIX, y en la que se celebró, en 1899, la Exposición Regional, antecedente de la Feria de Muestras. 
En la parte superior de esta página se reproduce el plano de la Exposición Regional, tomado del libro «Cine Campos Elíseos». El recinto, en forma de triángulo, se extendía, aproximadamente, entre la actual calle de Vicente Innerárity, en La Catalana, hasta la de Alfonso I, en el viejo barrio del Balagón. Por el Norte era su límite la carretera de Gijón a Villaviciosa (ahora la avenida de la Costa) y por el Sur la calle de Enrique Martínez. 
Un gran recinto que en 1899 presentaba un aspecto frondoso, según las crónicas de la época. En la primera página de su edición del martes 25 de julio de 1899, el entonces diario republicano «El Noroeste» publicó, a toda plana, con la firma de Arístides León, una pormenorizada descripción del recinto de la Exposición Regional. 
Escribió León: «Decía un forastero que el aspecto de la Exposición era el de una grande mirada por unos gemelos al revés, y creo esta comparación exacta, si se mira desde el comienzo del paseo central, sitio desde donde se aprecia en parte el conjunto general, no pudiendo apreciarse en detalles a causa del frondoso arbolado, que, si perjudica en parte a la vista total, favorece en cambio por la amenidad y frescura que presta al sitio». 
Uno de los capítulos del libro «Cine Campos Elíseos» reproduce un trabajo escrito en 1981 por Moisés Llordén Miñambres, que es profesor titular de Historia Económica de la Universidad de Oviedo, titulado «Un ejemplo de privatización de espacios públicos: los terrenos de La Florida, en Gijón (1850-1978)». En su estudio, Moisés Llordén da las claves de la conversión de aquella parte de Gijón, entonces un arrabal de arena conocido por el nombre de La Florida y de titularidad pública, en un gran espacio privado para el ocio. 
Relata Moisés Llordén que ya en 1862 varios concejales presentaron un proyecto para levantar allí un circo. «Pero fue la iniciativa privada la que, previendo los beneficios que podría reportarle este terreno de propiedad municipal (...) buscó la manera, fácil por otra parte, de conseguir la concesión de tan atractivo espacio, sobre todo en un momento de creciente expansión de la ciudad». 
Primero se pensó en construir una plaza de toros, asunto que fue descartado (el coso de El Bibio se inauguró en 1888) y en 1875 se iniciaron las obras para levantar un teatro-circo, de planta circular, al estilo del londinense Royal Albert Hall, que se había inaugurado en 1871, aunque el diseño tenía más que ver para facilitar los espectáculos circenses. 
Se cuenta que Juan Díaz, el autor del proyecto del edificio, no quiso cobrar nada por su trabajo, por lo que la junta de accionistas de la empresa que costeaba las obras decidió poner a la sala el nombre de Obdulia, como se llamaba la hija del arquitecto. Y así fue como Obdulia Díaz tuvo su circo en Los Campos, que se inauguró el 13 de agosto de 1876. 
El recinto fue, en su época, uno de los más grandes de España, con capacidad para unos 3.500 espectadores, y durante décadas se convirtió en una de las grandes referencias lúdicas para los gijoneses ya con el nombre parisién de Campos Elíseos. 
En 1882, seguimos leyendo en el trabajo de Llordén, la Delegación de Hacienda provincial acordó la inmediata incautación y venta «por el Estado del terreno de La Florida (...) A partir de ese momento, al pasar a ser propiedad privada, los terrenos de La Florida seguirían un camino paralelo al de aquellos otros espacios de la ciudad pertenecientes al sector privado. Y aunque continuaron desempeñando la función de parque recreativo durante los años que restaban del siglo (XIX), cuando los intereses particulares lo aconsejasen no existiría ninguna dificultad para cambiar su uso y convertir esta zona verde en suelo de edificación». 
Así fue. El gran espacio recreativo fue parcelado con la construcción de nuevos viales que comunicasen con las tierras altas de El Coto: de Este a Oeste, las actuales calles de Leopoldo Alas, de Ramón y Cajal y de Luciano Castañón."
Archivo Municipal de Gijón-Colección Padre Patac

Esta es una imagen del Teatro Circo-Obdulia del Archivo Municipal de Gijón-Colección Padre Patac que hemos encontrado en la página Gijón de Siempre, que nos ofrece nuevos datos sobre estos tristemente desaparecidos Campos Elíseos Gijoneses: 
"El Teatro-Circo Obdulia (1875) se configuró como el primer gran espacio de ocio de la historia de Gijón que, a imitación del modelo haussmaniano parisino, pasó a llamarse Los Campos Elíseos que la línea de tranvía de Somió-La Guía uniría junto con la Plaza de Toros y Somió Park a la postre.

El Teatro-Circo -y cine- tenía un aforo de 3.500 espectadores algo fuera de lo normal para el Gijón Decimonónico."

Campos Elíseos, "que ya no son ni campos ni elíseos" pero cuyo topónimo rememora una página más de "aquel Gijón que se fue", que dicen los escritores y cronistas, o "la ciudad que pudo ser y no fue"
Con aquel magnífico que "Se inauguró como teatro en 1876 y cerró sus puertas en 9-02-1963" nos recalcan también en Prospectos de Cine de Paco Moncho, "Cerrado por mandato municipal, y año y medio después fue derruido sin compasión", añaden, el triunfo una vez más del duro ladrillo. Leemos de nuevo consultando en Gijón. De siempre:
"Teatro-circo Obdulia, levantado en 1875 por iniciativa particular, tenía la capacidad para acoger 2800 personas en su teatro, cine, circo para caballos... Fue uno de los equipamientos más importantes para el ocio de la nueva sociedad burguesa, creándose una zona ex novo "Los Campos Elíseos" a imitación del modelo parisino, es la zona que hoy conocemos popularmente como "Los Campos"."
Archivo Municipal de Gijón

Muchos fueron, son y serán los estudios, artículos y trabajos dedicados a Los Campos Elíseos, La Florida y su cine y teatro. Este de Marco Menéndez en El Comercio del 27-1-2013 y titulado Vida sin cine en Los Campos es de los que se publicaron con motivo de los 50 años de su cierre:
"El 9 de febrero de 2013 se cumplen 50 años desde el que el Cine Campos Elíseos cerrase sus puertas definitivamente. Año y medio después sería demolido para dar paso a un gran edificio de viviendas. Pero este cine dejó su impronta en la historia gijonesa, pues fueron muchísimos los ciudadanos que lo pudieron disfrutar y llegó a transmitir su nombre a la zona de La Arena en la que se ubicó. La antaño conocida como área de La Florida, quedará bautizada para siempre como Los Campos gracias a él. Incluso, un colegio lleva su nombre. 
Todo comenzó en 1873, cuando el Ayuntamiento presidido por Eladio Carreño Valdés otorgó una concesión por 99 años a Antonio San Pedro, Florencio Valdés y Ángel Rendueles para la realización de espectáculos. Era un terreno de 500.000 pies cuadrados de extensión y las obras se presupuestaban en 500.000 pesetas. 
Uno de los artífices del proyecto arquitectónico fue Juan Díaz, que rechazó percibir compensación económica alguna por el trabajo. Los propietarios decidieron llamar al edificio con el nombre de la hija de Díaz. Nacía el Teatro-Circo Obdulia. Su inauguración tuvo lugar el 13 de agosto de 1876, con un espectáculo ecuestre, y al junio siguiente, con el inicio de las representaciones teatrales, acudieron personalidades como la Infanta Isabel. 
Al inicio de la década de 1930, se hizo cargo del local el empresario Isaac Fraga Penedo, quien potenció las instalaciones ya como Cine Campos Elíseos. Y es que la relación del local, que era capaz de albergar a 3.500 personas, con el mundo del celuloide comenzó muy pronto. Concebido como circo y teatro, en 1899 albergaba una de las cuatro exposiciones regionales que acogió y ya se proyectó la primera película, realizada por el gijonés Arturo Truán y Vaamonde. En 1925 se proyectó también el largometraje 'Asturias' y en los años 1930, con la implantación de las películas sonoras, pasaría a denominarse de forma definitiva Cine Campos Elíseos. 
Pero por su tablas pasaron mucho más que películas, obras de teatro o atracciones circenses. El congreso de la CNT de 1937, el homenaje a Melquiades Álvarez y numerosos mítines y actos políticos congregaron a cientos de gijoneses que tenían al cine como uno de sus puntos de encuentro más importantes. 
Arquitectónicamente, se trataba de una estructura circular que determinaba también el trazado anular del escenario y las localidades del público. Contaba con 680 butacas, 45 palcos y 1.200 asientos de galería y paseo, llamados coloquialmente 'el gallineru', que no estaban numerados, por lo que era preciso llegar con tiempo para encontrar un sitio que permitiera eludir las columnas. 
En 1963 el Ayuntamiento decretó el cierre del cine, cuando tenía una plantilla de más de 30 personas, a las que hubo que indemnizar con 15.000 pesetas. En el cierre pudo influir que en la parte posterior hubiera un cuartel de la Guardia Civil, en el que había un importante polvorín. Algunas de las figuras que adornaban el inmueble aún se pueden ver en Las Mestas y en el parque de Isabel la Católica."
Grabado de Nemesio Martínez. Archivo Municipal de Gijón

Si bien muchos datos de su historia se repiten, puede decirse que cada fuente de información que citemos de Los Campos nos ofrece nuevos detalles, el apartado Xixón de Cine de la Sociedad Cultural Gijonesa nos ofrece estos:
"Se inauguró en el año 1876, como Teatro-Circo Obdulia, luego cambió por Los Campos Elíseos durante muchos años aunque durante un tiempo fue Teatro Gran Kursaal. El de más capacidad que hubo en Gijón, alrededor de 3.000 personas. Estaba en la avenida de la Costa esquina con Ramón y Cajal. Dio nombre a esa parte de la ciudad que conocemos como Los Campos. Se cerró el 9 de febrero de 1962 y se derribó en 1963."
Fuente: Gijón en el recuerdo

Esta es una foto es especialmente curiosa, nos la encontramos en Gijón en el recuerdo de El Comercio con la noticia del estreno y la proyección, en 1953, de una película en tres dimensiones, técnica llamada por entonces "cine en relieve "natural visión": y para el que se necesitaban unas gafas especiales. Se titulaba El hombre en las tinieblas, título original Man in the dark, adjuntamos vídeo y noticias:


Fuente: Gijón en el recuerdo

Fuente: Gijón en el recuerdo

Fuente: Gijón en el recuerdo


En 2018 se publicó el libro Cine Campos Elíseos (pinchar), que podemos leer en versión digital, anunciado de esta manera el 28 de mayo de aquel año en La Nueva España:
"Se acababa de editar un libro, "Cine Los Campos", editado por la Sociedad Cultural Gesto con artículos de Juan Garay, José Manuel Rosete, Luis Argüelles, Ramón Álvarez Palomo, Moisés Llordén, Casimiro Álvarez... Ahora la publicación que recordaba al cine gijonés (1876-1963), primero circo-teatro Obdulia y luego cine Los Campos Elíseos que fue lugar para cine, mítines, teatro, música y comidas, se complementaba con una exposición."

La destrucción de Los Campos Elíseos aparece recogida en el artículo Ejemplo de algunos gijonicidios que el geógrafo urbanista Héctor Blanco relata en La Nueva España del 6-10-2014:
"Los edificios tienen la peculiaridad de que, además de cumplir con la función original para la que son creados, pueden acabar convirtiéndose en imagen y referente del lugar en el que se ubican. En otros casos, sin llegar a esa función simbólica, otorgan a su entorno una calidad estética y ambiental que los hace socialmente apreciables. También la arquitectura evidencia gustos, avances técnicos y ambiciones de otras épocas. Gracias a ellos podemos permitirnos viajar en el tiempo. 
Gijón tuvo momentos y ejemplos de especial brillantez arquitectónica, de manera significativa a partir de la segunda mitad del siglo XIX coincidiendo con su desarrollo comercial e industrial. Tracistas capaces, promotores notables y una ciudad por hacer dejaron una herencia que, de manera quizás ingenua, muchos pensaron que sería perenne. 
Sin embargo, sin mediar guerra ni catástrofe por medio, piezas clave de la arquitectura gijonesa contemporánea sufrieron sucesivas agresiones hasta llegar el tremendo embate del desarrollismo, cuyos efectos devaluaron la ciudad y la dejaron marcada negativamente de manera irreversible. Y el proceso no sólo se detuvo ahí, aun en tiempos muy recientes hemos asistido a desafortunadas destrucciones difíciles de asumir. 
Todo ello supuso la desaparición de construcciones únicas en todos los ámbitos, cuya desaparición supuso matar parte de la identidad de Gijón. 
Con motivo de la celebración del Día Mundial de la Arquitectura, vamos a recordar una docena de esos gijonicidios. Si estas construcciones permaneciesen en la ciudad tendríamos un Gijón mejor y, en algunos casos, incluso se hubiesen evitado despilfarros incomprensibles a costa del erario público. (...) 
Los Campos Elíseos. Ubicación: En terrenos delimitados por la avenida de la Costa, calles Vicente Innerarity y Enrique Martínez. 
Se cumple en estos días el 50º aniversario de la demolición de Los Campos, uno de las instalaciones lúdicas más relevantes en la historia local. 
El recinto de los Campos Elíseos, que constaba de un edificio para espectáculos y de un parque de recreo, acogió todo tipo de eventos sociales desde su inauguración en 1876, incluyendo la Exposición Regional de 1899, una etapa como casino durante la Gran Guerra, las ferias de muestras de la década de 1920; además de todo tipo de representaciones artísticas, mítines, homenajes, bailes, carnavales... y una memorable etapa final a partir de la posguerra como cine. 
Del amplio recinto, progresivamente edificado desde la década de 1960, sólo se conservan unas estatuas emplazadas en el hipódromo de Las Mestas y el parque de Isabel La Católica. 
Palacio del Duque de Riánsares. Ubicación: Calle Marqués de Casa Valdés esquina a Capua. 
La residencia en Gijón de Fernando Muñoz, tercer duque de Riánsares, fue obra del arquitecto Mariano Medarde levantada en 1892 y demolida en 1977. Fue el edificio con más empaque de la calle de Capua, gracias a su rotonda inspirada en la del parisino teatro del Vodevil. 
No deja de resultar curioso que no se conozcan fotografías del que fue uno de los edificios más sobresalientes de este periodo. 
Palacio Alonso. Ubicación: Calle Ramón y Cajal esquina a la avenida de la Costa. 
Como contrapunto del coliseo de Los Campos, y frente a él, existió entre 1907 y 1980 esta versión mejorada del ovetense palacio de Concha Heres, realizada por el arquitecto Mariano Marín Magallón para el indiano Pedro Alonso. 
Heredado por una organización religiosa, su amplia parcela ajardinada fue dividida en solares y el edificio derribado. Del conjunto sólo queda un tramo de la verja del desaparecido jardín en la calle Luciano Castañón."

En nuestros días y como no podía ser de otra manera, Los Campos forma parte de la grande y permanente "guerra del urbanismo y el tráfico" en la atestada ciudad que pudo haber sido otra cosa, baste esta escueta noticia de El Comercio del 2-4-2024:
"Los conductores que circulen por la avenida de la Costa ya pueden volver a girar a la izquierda en el cruce con Ramón y Cajal. El giro permanecía prohibido desde junio de 2020, cuando los entonces responsables de la Concejalía Movilidad adujeron que se trataba de un punto conflictivo del tráfico en Gijón."

A su izquierda, el edificio del otro lado de la Avenida de la Costa, este esquina Menéndez Pelayo, bajo el que hemos cruzado esta calle hacia Uría y esta Plaza los Campos o Plaza los Capuchinos, de bajo mas ocho plantas construido a la vez que el de la torre sobre Los Campos Elíseos, en 1964


Nos damos la vuelta y continuamos Camino, con el Quiosco Los Campos, actual cafetería, como referencia. Fijémonos en sus bancos de madera exteriores y sus fachadas de columnas pintadas de blanco y paredes de ladrillos rojos, con grandes ventanales en los que antes se exponían periódicos, revistas y libros, pues eran escaparates 


A su izquierda continúa el Camino de Santiago marcado por el casco urbano gijonés con las conchas doradas. A la derecha está la calle Uría, de la que, a partir de aquí, nos iremos separando. A la izquierda vemos ya la iglesia de San Antonio de Padua, popularmente la Iglesia los Capuchinos y, tras él y a su derecha, otro inmenso bloque, ese de quince plantas, construido en 1970


Aparte de sus componentes arquitectónicos, artísticos y estilísticos, es hora de hablar de El ocio y la cultura de quiosco en Gijón, y quién mejor que el artículo Félix Población en el digital MiGijón, quien nos deleita este artículo con ese título en la edición del 19-2-2022:
"Aquel era el tiempo de los quioscos, sobre todo los domingos y fiestas de guardar, según la terminología al uso de la todopoderosa iglesia nacional-católica, muy respetada sobre todo por las madres, celosas de que no faltáramos a misa. (...) 
Aquella era una afición que tuvo su arraigo en la niñez de los años cincuenta y sesenta, con los futbolistas de primera división como mayor atracción masculina. Algunos no tuvimos la constancia de otros, que perseguían con empeño la colección para llenar los respectivos álbumes y saberse de memoria las alineaciones de cada equipo, con algún que otro jugador que se hacía de rogar en los sobres y otros que no dejaban de repetirse. (...) 
Otros cromos muy celebrados eran los de los ciclistas, estimados por aquellos que disfrutaron de una bicicleta en su niñez y se tomaban las carreras de chapas, delineadas con tiza sobre el suelo, con un virtuosismo digno de encomio. En las chapas de refresco o de cerveza se introducía la imagen de los atletas del pedal, cubierta con un trozo de vidrio previamente recortado y circundado con jabón o masilla. Había auténticos maestros en hacer de las chapas un objeto preciado de incuestionable atractivo, que solía depararles a sus propietarios frecuentes éxitos en la meta, frente a quienes carecíamos de esa habilidad para labrarlas e impulsarlas a dedo con la justa precisión y empuje para no salirse de la trazada y ganar distancia. 
Buena parte del juego, el entretenimiento y la lectura de aquellos años discurría para los más jóvenes en torno a los quioscos, cuyo declive en los últimos años es notorio desde que el papel de las publicaciones impresas, sobre todo periódicos, revistas y tebeos, perdió vigencia en favor de las pantallas. Es una lástima que algunos de aquellos quioscos (...) fueran eliminados (...) 
Si hoy contáramos con aquellos magníficos quioscos (...), dispondríamos no solo de un ámbito urbano con su memoria respetada, sino de una ilustración evocadora del ocio y cultura de quiosco que divirtió la vida de varias generaciones."

La Avenida de la Costa, una de las que se trazó a partir del viejo camín real costanero y de las murallas de la carlistada que, al ser demolida, su forma de estrella configuró el entramado del nuevo callejero gijonés de este Ensanche del Arenal, de la que dice Piñera:
"Tradicional salida de Gijón hacia Villaviciosa y que sigue en parte el trazado de la muralla decimonónica. El cambio del nombre de carretera de la Costa por el de avenida de la Costa fue debido a la propuesta de la Unión de Comerciantes de Gijón (solicitud del 4 de mayo de 1989), que no entendían el calificativo de carretera para una vía tan céntrica y comercial."

La antigua Carretera de la Costa atravesaba, a partir de Los Campos, dos fincas que constituyeron dos de los antiguos barrios de aquel ensanche decimonónico, El Tejedor, al fondo a la izquierda, y El Balagón a la derecha; el primero era de fábricas y talleres y, al instalarse en él la industria sidrera Industrial Zarracina, que ocupó una importante extensión, paso a ser conocido por su nombre, existiendo en nuestros días el Centro de Salud Zarracina


El Balagón, por su parte, que se extendía entre la Carretera la Costa y la Plazuela San Miguel, tenía varios chalets de época. Era llamado también El Balagón de Rendueles por haber estado ahí el prau propiedad de los hermanos García Rendueles y en él se construyeron, como en El Tejedor, numerosas viviendas obreras al estilo patio o ciudadela


Pasado el quiosco vemos a nuestra derecha, en la calle Uría la iglesia de San Antonio de Padua de los Padres Capuchinos sita justo enfrente (calle Uría), y que desde el quiosco vemos toda su fachada, templo erigido en 1934 en la unión de los antiguos barrios de El Tejedor y La Florida con el de L'Arena y que dio nombre a este lugar y plaza de Los Campos como Los Capuchinos


En 1922 se les concedió a los capuchinos autorización para establecerse en la ciudad y al año siguiente la comunidad fue fundada. La casa sacerdotal ya estaba lista y concluida en 1931, pero la iglesia, proyectada en 1934 por Miguel García de la Cruz, hubo de esperar al paso de la contienda para ser terminada por Manuel García Rodríguez en 1940


Es de estilo racionalista y fue reformada, así como sus dependencias, en los años 1970, cuando pasó a ser parroquia. 


Al lado está el edificio de los locales parroquiales, resultado de las reformas acaecidas en 1983


Aquellas obras supusieron el derribo de un edificio de planta baja con patio ajardinado separado de la calle Menéndez Pelayo (a la derecha) por una tapia. En dicho inmueble se impartía la catequesis y en su lugar se construyeron el de los salones parroquiales y, a la derecha y en la esquina con dicha calle, un bloque de pisos, en cuyos bajos se instaló Ópticas Navarro


La iglesia se remodeló posteriormente, entre los años 2008 y 2009 con los arquitectos Manuel Galán Feito y Daniel Menéndez Blanco. El Comercio anunciaba la presentación de sus resultados tras estos trabajos el 4-10-2009:
"Renovada por dentro y por fuera. La iglesia de San Antonio de Padua -más conocida por el nombre de la orden de sus responsables, los Hermanos Capuchinos-, acogerá esta tarde, a partir de las 20 horas, una misa abierta a todos los fieles que servirá como ceremonia de presentación de la nueva cara del edificio, cuyas obras no impidieron en este tiempo la normal celebración de las actividades litúrgicas.
La reforma integral diseñada por el arquitecto Marcelino Galán Feito ha supuesto dos años y medio de un trabajo que ha permitido recuperar un aspecto más acorde con las formas originales del templo, levantado en 1941, pero perfectamente adaptado a las necesidades del siglo XXI. 

Ya antes de la construcción de la iglesia, toda esta zona constituía un hito muy importante dentro del Ensanche del Arenal, pues al parcelarse los terrenos se construyeron alguna de las primeras quintas y casas de vecindad, luego llegaron las ciudadelas, como la de Justo del Castillo que, como hemos dicho, estaba en la calle Uría


El coloso edificio de la esquina entre las calles Luciano Castañón y Uría, a la izquierda de la iglesia, se construyó precisamente sobre el solar de uno de aquellos chalets, de época. Un término, el de chalet, que por entonces tenía un significado algo diferente al actual, pues designaba lo que hoy denominaríamos palacete, quinta, o incluso casona y similares


Ahora y dejándolo atrás, volvemos la vista para admirar la parte posterior del Quiosco Los Campos, con un gran ventanal enrejado en su pared de ladrillos. Observemos asimismo la puerta de acceso que tenían los antiguos quiosqueros, mirando a la Avenida de la Costa


Por la calle Uría pasaba además también antaño el tranvía, en concreto la que fue la primera línea de tranvías, la de la calle Corrida a La Guía, inaugurada el 30-3-1890 y que hasta hasta 1909 era de tracción sangre, es decir, de tiro animal, mulas en concreto


Las líneas del tranvía desaparecieron en 1964, sustituidas por las de autobuses, que ya llevaban años operando y, aunque acabando el siglo XX hubo un proyecto para recuperar su paso por las calles gijonesas con alguna nueva línea, al final no fructificó


En la página Hermanos Capuchinos, además de resumir la historia del templo y su construcción, nos aportan noticia sobre diversas actividades, además de los actos litúrgicos:
"Las actividades parroquiales son la ocupación principal de los hermanos. Funciona también un “centro de día” atendido por personal contratado. Se realiza también una importante labor social a través del “Pan del los pobres”, prestando ayuda a numerosas personas. 
A través del grupo parroquial de Justicia y Paz, durante el curso y con personal voluntario, se dan clases de apoyo, especialmente para niños inmigrantes."

La antigua Plaza de los Campos Elíseos, luego de los Capuchinos, fue dedicada al escritor Luis Fernández Roces, nacido en Pumarabule en 1935, contándose con su presencia para el acto, celebrado el 14 de octubre de 2010. Los capuchinos se quedan sin plaza, titulaba a noticia del cambio de denominación el periodista R. Valle para  La Nueva España del 20-12-2009:
"El 7 de agosto de 1941 un acuerdo del Ayuntamiento gijonés que encabezaba el alcalde Paulino Vigón Cortes decidía dar el nombre de plaza de los Capuchinos a la plazoleta que, hasta entonces, recibía el apelativo de los Campos Elíseos. Si la vieja nomenclatura recordaba la existencia del teatro circo Obdulia que luego pasaría a llamarse cine Campos Eliseos, la nueva rendía tributo a la presencia en ese espacio de la iglesia de San Antonio de Padua, conocida por todos como la iglesia de los Capuchinos. Casi 70 años más tarde el gobierno municipal gijonés, liderado ahora por Paz Fernández Felgueroso, le ha quitado a los Capuchinos su plaza para dársela al reconocido escritor asturiano Luis Fernández Roces. 
La Junta de Gobierno hacía efectiva en una de sus últimas reuniones la aprobación del cambio de nombre a la plaza de los Capuchinos por plazoleta del escritor Luis Fernández. Se respondía así a una petición ciudadana formulada ante el Ayuntamiento por organizaciones culturales de la ciudad. Sin embargo, el cambio de nombre de la céntrica plaza ha pasado desapercibido para los vecinos del entorno. Igual que para algunos el título de Capuchinos que desde hace años lucía la placa identificativa de la zona. Y es que para muchos gijoneses ese arranque de la popular calle Uría ha sido, es y será, simplemente, Los Campos. De toda la vida. Ese es el nombre popular que sigue vivo en la memoria popular aunque ya miles de las personas que cruzan la plaza no se acuerden del viejo cine y no hayan oído hablar nunca del teatro circo Obdulia. 
Luis Fernández Roces es un gijonés de adopción nacido en Pumarabule (Carbayín) en 1935 y un escritor de vocación al que el devenir de la vida convirtió en su juventud en practicante en la vieja factoría de Uninsa en Veriña. Sus biógrafos recuerdan sus inicios en la escritura como corresponsal de su pueblo para un periódico al que mandaba desde la dramática descripción de un accidente minero a la crónica de un partido de fútbol de categorías inferiores. Luego llegarían los cuentos, la poesía, las novelas... y muchos reconocimientos públicos a su buen hacer."

Justo detrás, en la esquina de la calle Luciano Castañón (por entonces Manuel Pedregal), estuvo uno de los refugios antiaéreos habilitados en la ciudad durante la Guerra Civil. En el informe de construcción del 10 de enero de 1937 se refleja que se trata realmente de dos refugios superpuestos de 140 m2


En la página Por tantos, punto de apoyo conta la soledad de los mayores hallamos otra iniciativa que, surgida en los capuchinos gijoneses, se extendió prontamente y de la que escribe Anabel Llamas, Delegada Episcopal de Medios de Comunicación Social del Arzobispado de Oviedo:
"Más de trescientas personas de la tercera edad han encontrado en sus parroquias un lugar para combatir la soledad, gracias a una iniciativa de los Padres Capuchinos de Gijón y a la entrega desinteresada de más de sesenta voluntarios. 
La iniciativa nació en el año 2009, en la parroquia de San Antonio de Padua de Gijón, a cargo de los Hermanos Menores Capuchinos. En aquella época, el entonces vicario parroquial, el hermano Jesús Rodríguez Chillán, quiso poner en marcha una iniciativa que contrarrestara un fenómeno visible a todas luces: la soledad de los mayores. 
En una Asturias envejecida, con el índice de natalidad más bajo de toda España, son muchos los ancianos que viven solos, o que pasan la mayor parte del día en soledad. Así nació Punto de Apoyo. “Los mayores son la memoria de los pueblos, transmiten la fe, la cultura, son un núcleo alrededor del cual la familia se reagrupa, pero en esta sociedad postmoderna la vejez está mal vista, parece algo que se quiere evitar a toda costa, y las personas mayores, al final, van quedando marginadas”, afirma Aldara Bosch, gerontóloga y responsable de Punto de Apoyo desde sus comienzos. 
Unos comienzos que se plantearon siempre desde un punto de vista profesional y de las necesidades de los mayores. Por eso, esta actividad, totalmente gratuita, suele ofrecerse uno o varios días de la semana –en función de las posibilidades de los voluntarios–, y los asistentes realizan en el transcurso de la misma tablas de gerontogimnasia, fichas para estimular la mente, partidas de lotería sin dinero, además de asistir a ciclos de charlas donde se tocan temas de interés, a cargo de profesionales colaboradores como farmacéuticos, médicos geriatras, oftalmólogos, psicólogos, nutricionistas, abogados o trabajadores sociales. “También tenemos charlas a cargo de bomberos y policías sobre la prevención de incendios, medidas de protección y todo tipo de talleres de salud con temas que van desde la prevención ante las caídas, los cuidados frente a la depresión, o, por ejemplo, cómo dormir mejor, que son muy bien acogidas por los asistentes, que participan activamente”, explica Aldara Bosch. 
Lejos de quedarse aislada entre las cuatro paredes de la parroquia, esta iniciativa de Punto de Apoyo se abrió y ofreció solidariamente a todas aquellas parroquias que estuviera interesadas en contar con ella. Ahora, diez años más tarde, Punto de Apoyo se encuentra operativa en trece parroquias de Gijón, y recientemente acaba de implantarse en Ciaño, una localidad de la zona central de Asturias, en la cuenca minera, y también en Turón. En total, son más de trescientas personas las que se benefician de sus actividades, y más de sesenta voluntarios los que están detrás de esta labor, con el sustento también de los hermanos Capuchinos, quienes incluyeron esta actividad bajo el “paraguas” de Sercade (Servicio Capuchino para el desarrollo), donde se coordinan todas las actividades de acción social de los Capuchinos en la Provincia de España. El perfil del usuario de Punto de Apoyo es mayoritariamente femenino, siendo generalmente viudas las asistentes. “Los hombres son más reticentes a acudir a las actividades que proponemos –reconoce Aldara–. Hay una razón importante para ello: los hombres, aunque tengan una edad avanzada o hayan enviudado, tienen una manera diferente de compartir sus aficiones y su tiempo con otros. Entre sus rutinas suelen estar el fútbol, quedar con amigos para pasear o los juegos de azar como las cartas”. Mientras tanto, no es infrecuente que, con el tiempo, las mujeres que acuden a Punto de Apoyo terminen quedando para pasear o tomar un café. De esta manera, y tal y como explican sus creadores, esta iniciativa se convierte en un marco de compañía protegido en un entorno que los mayores conocen de sobra y les ofrece confianza, como es su propia parroquia, habitualmente, el lugar que les ha acompañado en algunos de los momentos más importantes de sus vidas."

Desde aquí, continuamos por la Avenida de la Costa, como hemos dicho, para dirigirnos a la zona de Zarracina, antiguo barrio de El Tejedor


La enorme silueta del edificio que se alza sobre la pequeña plaza domina la escena. Está catalogado por la Fundación Docomo Ibérico (documentación y conservación de la arquitectura del movimiento moderno)


Esta es la parada de autobús de Los Campos, justo antes de que crucemos la calle Luciano Castañón


A nuestra izquierda el Colegio López y Vicuña, al que antes nos referíamos, el que vino aquí desde su primera sede en el palacete de Pedro Alonso, enfrente del Cine Los Campos o Teatro Obdulia. La congregación a su cargo fue fundada por Santa Vicenta María López Vicuña en Madrid el 11 de junio de 1876 para "responder a las necesidades de las jóvenes que inmigraban del campo a la ciudad y se encontraban sin hogar, sin trabajo, sin medios para subsistir", recogen en su web. Actualmente siguen acogiendo jóvenes en sus residencias y centros sociales y educativos repartido por más de veinte países. Esta es la historia de este centro gijonés que en la actualidad imparte FP y ESO:
"Transcurría el año 1943 cuando la Congregación RMI llegó a Gijón, instalándose en un Palacete de estilo historicista, propiedad de Don Pedro Alonso, situado frente al cine-teatro los Campos Elíseos, todo un emblema del entretenimiento de la ciudad en esos momentos. 
En esos inicios RMI acogía a jóvenes con pocos recursos que provenían del ámbito rural y se dirigían a la ciudad para encontrar un futuro más alentador, se buscaba darles acompañamiento, cultura y formación académica para desarrollar adecuadamente su trabajo. 
Desde el año 1965 se comienzan a impartir enseñanzas no regladas: mecanografía, taquigrafía, cálculo comercial, francés, cultura general, contabilidad, corte y confección, cocina, y simultáneamente también se impartía formación para obtener el graduado escolar.ç 
En la década de los 70 se obtuvo la autorización para impartir Formación Profesional en las Ramas de: Hogar, Jardín de Infancia y Administrativa Comercial. 
Desde entonces nuestro centro imparte formación profesional adaptándose a todas aquellas modificaciones establecidas por las sucesivas legislaciones educativas, hasta llegar al momento actual en el que se imparten: Ciclo de Grado Medio de Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería y el Ciclo de Grado Superior de Técnico en Educación Infantil. 
Más reciente en nuestra historia, pero por ello no menos significativo, es la autorización para impartir docencia en Educación Secundaria Obligatoria a partir del año 1996. 
El centro López y Vicuña continuará haciendo historia en Gijón y manteniendo, por encima de todo, el compromiso con la actividad educativa de Asturias."

Cruzando la calle Luciano Castañón hay otro edificio notable "superviviente de la piqueta" como se suele decir: el Edificio Vallina, de estilo racionalista art-decó proyectado en esta esquina de la izquierda por el mencionado arquitecto Mariano Marín de la Viña, uno de los que participaron en el diseño de este gran bloque de su derecha, como ya dijimos


Destaca por su agudo ángulo esquinado de "chaflán inversamente escalonado", según su descripción arquitectónica, un Streamline Moderne, explican en Cultura Diversa de Víctor Berzal de Miguel "que, más que a un barco, remite al perfil de la mandíbula de un tiburón"


Un poco más allá y a la derecha está el edificio que sirve de sede a la emisora Cope Gijón y a la Casa de León en Asturias


La radio es sucesora directa de la primera emisora que emitió en la ciudad, Radio Gijón EAJ-34, inaugurándose sus emisiones el 9 de diciembre de 1933 en sus primeros estudios de la calle Pi y Margall, actual calle los Moros, en pleno "centro del centro", patrocinada por los indianos Policarpo García Piñera, Ramón María Fernández González y José María Álvarez Fernández, este último director hasta 1972, esta es su historia en la Enciclopedia de Oviedo:
"Emitió por primera vez en 1933, siendo inaugurada el 17 de octubre de 1933. 
Patrocinada y fundada por Ramón María Fernández GonzálezPolicarpo García Piñera y José María Álvarez Fernández, quien fue director de la emisora hasta 1972. De hecho los directores oficiales fueron siempre los propietarios, aunque no oficialmente, hubiese personal que ejercía las funciones de director. Tuvo como primer técnico a Emilio Fernández. 
La emisora estaba situada en la Calle de los Moros de Gijón. 
El 19 de Julio de 1936 la emisora es incautada por el Frente Popular. 
Aunque empezó con unos 500 socios cooperantes, perdió muchos de ellos a causa de un anuncio de compresas que fue percibido por los socios como inmoral, especialmente por los socios miembros de Acción Popular. Cuando Gil Robles dio un mitin en Gijón, Radio Electra se apresuró a instalar la megafonía para el mitin, y los gil-roblistas volvieron a hacerse asiduos de la emisora. 
Los locutores de esta primera etapa fueron Quetina RoblesManolo Llaneza y Joaquín Sánchez. 
Después de la guerra la emisora se mantiene con el patrocinio de Radio Electra y unos pocos anunciantes. Entre los técnicos de control de la primera etapa, se pueden contar a Arístipo Fraga y Eutiquio Sánchez del Río. 
Estuvo asociada un breve lapso de tiempo con Radio Intercontinental, y en 1955 se adhiere a la Cadena Ser. 
En esta etapa de posguerra los locutores fueron los hermanos Granados, Enrique y Charo, junto a Carlos Morán y Casimiro Álvarez. Otros locutores fueron Gaspar RosettiJuan José ReyJosefina Pérez GallegoGonzalo BenaventeJoaquín Soler SerranoJulio ArbizaNelly RodríguezJosé Ignacio Yuste y Pedro Pablo Parrado. 
Uno de los programas más exitosos de la emisora a lo largo de su historia es Discoteca del oyente, programa en el que los oyentes piden sus canciones favoritas y en el que, de forma intermitente, se repiten temas clásicos del gusto de los asturianos."


La Casa de León en Asturias está justo debajo, en el primer piso, donde ondean las banderas, en el portal del Edificio Avenida de la Costa 87, tal y como aparece rotulado sobre su entrada. Fue fundada en 1984 y, coincidiendo con su 40 aniversario, el Diario de León publica la entrevista que le hace su corresponsal Miguel Ángel Zamora a su presidente José María Fernández Chimeno:
"Inmersa en una vorágine de actividad diaria, la Casa de León en Asturias se tiene «probablemente por la más activa» de las que representan los valores leoneses del Viejo Reino en el territorio nacional. Acaba de cumplir la institución 40 años de vida y los que le quedan por delante son muchos más. 
—¿Cuál es el estado de salud de la Casa ahora mismo? 
—Estamos más brillantes que nunca, hemos superado una crisis social por culpa de la pandemia que se agravó cuando unos meses antes falleció el anterior presidente. Hubo muchas bajas de socios que fallecieron y otras de gente que no eran propietarios, tuvimos un problema de financiación, pero ahora estamos en una buena situación económica y crecemos a nivel de socios. 
—¿Cuál es la condición que define fundamentalmente a la Casa de León en Asturias? 
—Tenemos la vida social más intensa de todas las casas de León, en el país que yo conozco. Hay gente de Gijón que viene a jugar la partida, otros que disfruten de la barra del bar con los productos de León. Hay un primer grupo de gente que juega por la mañana y otro por la tarde. Estamos todos los días y quiero poner en valor esta particularidad que tenemos porque somos de vida social continua, no abrimos solamente para una ocurrencia. Excepto de agosto que nos vamos de vacaciones, siempre hay 60 personas permanentemente. 
—¿Cuánta gente conforma la masa social ahora mismo? 
—Estamos entre 120 y 125 socios. Hace poco nos vino un leones de 92 años para hacerse socio.Las zonas de las partidas de cartas en los bares se están perdiendo y nosotros lo estamos recuperando para tener más gente. En nuestras instalaciones está en la Avenida de la Costa número 87 de Gijón. Tenemos toda una planta entera. 
—¿Cuáles son las primeras referencias de la creación de la Casa? 
—Guardo una página de Diario de León del 27 de diciembre de 1983, que da cuenta de que empezábamos a funcionar ya entonces. Llevo 15 años en la sociedad, me acerqué y desde entonces ya no me he vuelto a alejar nunca más. 
—¿Qué iniciativas definen el hacer diario de su tarea? 
—Tenemos proyectos constantemente para hacer cosas. No se trata de ir sobreviviendo en el día día. Tenemos unas instalaciones centrales en Gijón, tenemos las celebraciones del Botillo que será la tercera semana de marzo, y atraemos a más de un centenar de personas esos días. También celebramos las fiestas patronales en octubre, que las llamamos las fiestas de la Virgen del Camino. Celebramos el desfile pendones con un pregón, tenemos un filandón que organiza habitualmente Pedro Trapiello, también promocionamos todos los temas leoneses y hay un desfile de pendones muy conocido que intentamos el año pasado que viniera una representación de una comarca leonesa. También lo intentamos el año pasado con La Bañeza, para que viniera la nueva corporación. La asociación de pendones Reino de León trajo 25 ejemplares. Se está convirtiendo en un clásico. 
—¿Gozan de la difusión necesaria para las actividades que realizan? 
—Los periódicos asturianos también suelen hacerse eco de nuestras actividades. Diario de León es el único periódico que recibimos de forma directa. La gente está muy pendiente incluso de los ejemplares de días anteriores. Están deseando leerlo para conocer las noticias de la provincia. Cada uno de los que viene por aquí quiere saber de su vida y de su comarca."

La Avenida de la Costa, con 1.735 metros de longitud es la décima de las calles más largas de la ciudad, la cual seguimos en toda su longitud siguiendo este itinerario jacobita, desde la plaza de toros a la Plaza de Europa


Avanzando por el ahora hermoso aunque atestado bulevar que es esta remodelada vía, salimos de Los Campos hacia Zarracina, el antiguo barrio El Tejedor y, a la vez al de El Balagón, que forman parte actualmente del de El Centro


También aquí los bloques de pisos construidos a partir de la década de 1970 crecieron en altura respecto a viejas construcciones más modestas, especialmente en el edificio de la esquina con la calle Adosinda


Aquí a la izquierda, en el lugar que hoy ocupa un edificio de pisos, estuvo la antigua Casa de Socorro, fundada y construida en 1933 en el lugar que había sido sede de la Real Asociación Paz y Caridad a finales del siglo XIX, de los Padres Jesuitas, siendo su impulsor el litógrafo Enrique Martínez, nombre de la calle que al otro lado confluye con la de Alfonso I


Este cruce fue conocido hasta hace poco como  el de la Casa Socorro, estando casi olvidadas expresiones como "vas acabar en la Casa Socorro" cuando alguien se metía en líos o cometía alguna imprudencia. "En la Casa de Socorro llegué a bautizar a algún recién nacido con agua del grifo" manifestaba José Marcelino García Fernández, quien posteriormente sería escritor y teólogo, a su entrevistadora Cuca Alonso en La Nueva España del 27-12-2009, recordando cuando ejercía su labor en aquella desaparecida institución:
"...en la Casa de Socorro de la Carretera de la Costa. Conocí a los grandes médicos de la época, Blas Villaverde, Eusebio Mosquera, Juan Calderón y Barca, Jesús García Rendueles... Aquélla era una Medicina muy especial, incluso llegué a bautizar a algún recién nacido poniéndolo bajo el grifo; había mujeres que iban a dar a luz en una situación muy comprometida, y los niños nacían medio muertos, «corre, bautízalo, me decía don Jesús». En la Casa de Socorro, a veces se vivía un ambiente sórdido, todo terminaba allí; veíamos puñaladas, violaciones, borracheras, suicidios o intentos de suicidio, mordeduras de perros, o de los pavos del Parque de Isabel la Católica." 

En la esquina, donde estaba el acceso principal a la Casa de Socorro, de la que, insistimos, nada queda ya en pie, está la Cafetería Costa 94, frente a la que salen a la Avenida de la Costa las calles Enrique Martínez y Alfonso I


A partir de aquí y a la izquierda estaba situado el barrio de El Tejedor, topónimo de origen desconocido y que podría tratarse de una castellanización de texedor (zona de texos -tejos- o de 'tejedores, de tejidos') o bien de teyedor, oficio de hacedores de tejas y ladrillos


Donde antes había una fila de aparcamientos en batería hace tiempo se hizo esta explanada a manera de plazoleta donde bares y sidrerías sacan sus terrazas a la calle


Y así, por estas acogedoras terrazas, caminamos por Zarracina encaminándonos hacia El Balagón y el Paseo de Begoña, otro lugar de honda raigambre gijonesa por cuyo extremo meridional discurre el Camino "de las conchas doradas"




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu visita y contribuir con tu comentario... Únete a la Página Oficial en Facebook para descubrir nuevos contenidos....Ultreia!