Santa María la Real de Oubona |
Cruce de Caminos: a la derecha al monasterio, a la izquierda a Villaluz |
Por ello nosotros iremos a ver el antiguo cenobio benedictino, habiendo luego de regresar aquí para continuar el trayecto a Villaluz
Seguimos entonces pues todo de frente y cuesta abajo
Es una ancha y boscosa pista de tierra y hojarasca
Un bello paseo por el bosque
Pronto, entre los troncos y ramas, reconocemos la silueta del viejo conjunto monacal de Santa María la Real cuya iglesia, con las desamortizaciones del siglo XIX, pasó a ser la parroquial de San Antolín
Aquí se acaba la bajada
Y este es el Regueiru d'Oubona, también río Deyna, Ardeyna o Ardaña, topónimo, tal vez derivación de divina, vinculado muy posiblemente con un lugar sagrado desde la más remota noche de los tiempos y relacionado con alguna deva o divinidad de las aguas, deidades femeninas cristianizadas muchas veces en la advocación a la Virgen María, como podría ser este el caso
Sea como fuere el topónimo del lugar viene de Aqua Bona, agua buena, referido a las cualidades de una fuente cercana, La Fonte del Matoxu
Pasado el río admiramos la campiña del lugar
Vemos arriba las casas del pueblo, más arriba del monasterio
Y comenzamos a subir
Incluso en verano es normal que el suelo sea acuoso
Y es que por aquí baja al río el sistema de canalización ideado por los monjes desde La Fonte del Matoxu al viejo molino monacal y de ahí al río
Llegamos a los muros del monasterio
Es el campo de la actual iglesia de San Antolín, que antes fuese de Santa María la Real, cuyos campanarios vemos al fondo
A la derecha las demás dependencias monacales, entre ellas la Casa de Audiencias, por donde entraremos al claustro enseguida
Subimos un par de metros más y en el cruce, de frente al pueblo, seguimos a la derecha
Y así, pasando junto al arruinado molino nos dirigimos a conocer este importante monumento
Monasterio rodeado de bosques y praderías en un rellano bajo un circo natural del colinas, al lo lejos baja el Camino, por donde hemos venido desde La Sierra por Las Canteironas
El molín a un lado, más arriba el pueblo de Oubona, por donde va la carretera de Navelgas
Al otro la altarina de las procesiones
El escritor Xuan Bello en Historia Universal de Paniceiros recoge la narración popular por la que Silo, cazando osos por estas tierras, tuvo amores con una tal Doña Leo, de Villatriz de Francos, cerca de aquí, quien oficiaría algo de bruxa, pues se dice mezclaba en tres vasos de Salomón las pócimas de tres clases de amor, ardiente, paciente e irremediable, bebiendo así de los tres Don Silo en la Fuente de La Dueña y naciendo Adelgaster, a quien no reconoció pero al que nombró Conde de Gijón. Adelgaster fundaría con Brunilda, siempre según legendaria tradición, este monasterio junto al río Ardeyna o Ardaña, el 17 de enero del 780. Los tres vasos y las doce cucharas de plata figuraban en el acta de fundación y, por los dos esposos y la salvación de sus almas, rezaban misas los frailes hasta la extinción del monasterio con las desamortizaciones eclesiásticas del siglo XIX
Documentalmente se sabe que ya en el año 1000 habitaba Obona u Oubona una comunidad de monjas y frailes, pues en el 1022 el monarca Alfonso V confirmaba los límites del coto monástico.
Luego las monjas se fueron a otras abadías en Babia y en Avilés. Los monjes se quedaron y llegaron los benedictinos, siendo entonces cuando Oubona se independiza del dominio que sobre él ejercía el monasterio de Courias, el más poderoso del occidente astur, cercano a Cangas del Narcea. De ese periodo es la iglesia monacal, románica de finales del siglo XII o principios del XIII. Momento en el que el monarca Alfonso IX mandaba, por disposición escrita durante su estancia aquí en el año 1222, que los que vayan "de romería a Santiago en Galicia" lo hagan por su villa de Tineo (con reciente fuero real) y por este monasterio, sin que nadie ose desviarlos por otra ruta:
"Concedo Deo et monasterio santae Mariae de Obona, quod caminus qui vadit de Sancto Salvatore ad Sanctus Iacobum, vadat por populationem meam de Tineo deinde per predictum monasterium de Obona. Et mando quod nullus ait ausus deuiare peregrinos per alium caminum, hoc facio ob remedium animae meae et propter peregrinationem quem ego facio, quod ipsum sit in servitium Beatae Mariae."
La frase precisa podría resumirse y traducirse en
"amenazo a todo aquel que osara desviar a los peregrinos a Santiago de mi pola de Tineo y Obona"
Y es que existió realmente otra más directa algo más al sur, el Camino de Mirallo y otra más aún por las riberas del Narcea para llegar a Allande, la Senda Ribereña del Narcea, ambas estudiadas por el investigador tinetense Rafael Lorenzo. El monarca acudía ante el pleito suscitado por el caballero García Garciez de Tineo que reclamaba su posesión y la de sus tierras
En la portada ni sus cuatro arcos con sus bases, fustes y capiteles presentan motivos esculpidos, ni los canecillos de la cornisa que sobre ella
La pobreza de los frailes se quedaba propiamente en la estética, pues la memoria popular los hace duros y codiciosos en exceso, cobrándoles grandes tributos a los campesinos colonos, y ejerciendo justicia implacable en un territorio que iba ampliándose con sucesivas donaciones y el favor del poder real que les iba dejando hacer a su antojo. La leyenda vecinal resume aquellos aconteceres en la leyenda de la reclamación hecha por los monjes de las tierras de Bustuburniegu, alejadas de la jurisdicción monacal
Los monjes se plantaron allí jurando con total convencimiento que aquella tierra que pisaban era suya y levantaban acta y escritura. Ante el poder de los frailes y que se les suponía incapaces de jurar los libros sagrados en falso, la vecindad hubo de ceder pero, nada más quedar todo firmado ante la Biblia y asentado, los monjes se descalzaron las madreñas tirando fuera la tierra de Oubona (su jurisdicción) que habían metido dentro, que era realmente la que estaban pisando y no la del suelo de Bustuburniegu
Arriba las espadañas de los campanarios son un añadido muy posterior a la obra románica |
A la izquierda hay un estrecho paso entre la nave de la iglesia y el camposanto que nos permite acercarnos a ver los ábsides Ábsides románicos, en origen fueron tres pero se conservan, al exterior, únicamente dos, el del altar mayor y uno de los laterales
Recorremos su contorno fijándonos en cada detalle
Unas cabezas de carnero con sus cuernos extraordinariamente retorcidos, a manera de símbolo de aries, simbología faunística muy extendida en el arte románico
Y así realizamos nuestra visita a los ábsides...
Volviendo de ver la parte posterior del templo volvemos al campo de la iglesia, a la derecha del templo del monasterio se va al claustro, pasando por la puerta cuadrada a la derecha de la foto Según leemos el el Blog de Acebedo el monasterio, que vivió graves pleitos con la aforada Pola de Tineo, padeció asalto en el siglo XV al tomar partido en las guerras feudales que asolaron el territorio, al acoger a Arias González de Miranda y a su esposa Sancha tras "ejercer violencia" contra Álvaro Cuervo, cuyos partidarios atacaron el cenobio. Tal vez ese suceso pasó a la leyenda en la forma de Puliatos, un vecino de Francos, especie de Sansón, cuando se enteró que los monjes pretendían provocar su ejecución al negarse a pagarles impuestos, también narrada por el escritor tinetense Xuan Bello en su libro Historia Universal de Paniceiros Bajamos por la vieja escalera de piedra para ir pues al claustro e ir conociendo más páginas de esta historia Estos edificios corresponden, como el claustro que ahora veremos, a las profundas reformas barrocas iniciadas siglos después de la fundación del convento y nunca plenamente terminadas Aquí está en esta fachada el escudo con la imagen del patrón de la Orden, San Benito, situada sobre el blasón Es fácil que aquí estuviese la casa de audiencias o dependencias principales como la morada del abad. A la derecha, la puerta cuadrada por donde seguiremos nuestra visita Podemos ir al claustro por cualquiera de las dos portadas, la del pórtico de la Casa de Audiencias o Casa del Abad, o la de la derecha, que es la que vamos a emplear nosotros Cruzamos por ella hacia los edificios del fondo Esa es la parte exterior del claustro, donde estarían las celdas de los monjes, siempre criticados en el acervo local, pues otra de las muchas leyendas dice que ejercían derecho de pernada sobre las recién casadas, ya que estas debían pasar una semana después de la boda aquí recluidas, pasando por todos los frailes y, si quedaban embarazadas, ese niño era considerado hijo del monasterio, pasando a formar parte de la comunidad benedictina La leyenda puede tener la base real en las condiciones abusivas de tasas, impuestos, permisos a toda actividad concerniente a la vida y trabajo de las familias campesinas de su territorio En los años 90 del siglo XX una escuela-taller trabajo en el lugar pero aquel trabajo no tuvo continuidad, quedando en espera de mejores momentos Entramos aquí por la puerta de la izquierda Al fondo pasaremos al claustro por desoladas estancias Y allí está el también inacabado claustro Celdas de los monjes y otras instalaciones fruto de aquellas malogradas reformas dieciochescas. En la década de los años 70 del siglo XX funcionó aquí la escuela nacional, que se decía entonces Salimos al claustro, otra de las obras barrocas inacabadas Un lugar que nos causará un impacto inolvidable La vieja arquería Restos desparramados. Pasillos vacíos... |
Al lado de la iglesia, se tiró el primitivo claustro románico para en 1658 hacer el actual, barroco, con sus arcadas y edificios, a cargo de los arquitectos Melchor de Velasco Agüero y Andrés Pérez, obras suspendidas 30 años después y que no volvieron a reanudarse, quedando este trabajo incompleto
Actualmente el lugar es uno de los parajes más sorprendentes que podamos encontrar. La decadencia y el misterio de las viejas piedras que se cubren de musgo y hiedra...
El inacabado claustro parece una ruina provocada por una guerra, pero simplemente se trata de dos cosas, no acabar una obra a tiempo dejando pasar su esplendor y luego, el paso de los siglos sin encontrar una alternativa de uso, beneficiosa para vecindario y visitantes, incluyendo en nuestro caso a los peregrinos.
El lugar tiene, efectivamente, sus propios fantasmas, como Per de Omaña, del que se dicen escuchar sus lamentos, atrapado en el laberinto subterráneo existente bajo el monasterio "tan grande como el mundo" según la narración popular, y donde se dice se guarda la preciada biblioteca, así como infinidad de maravillas. Naturalmente es una leyenda pero no deja de llamarnos la atención la presencia en ella del laberinto que se repite en la cultura occidental durante milenios
La leyenda de Don Per de Omaña, contada desde siempre y narrada en sus obras por el escritor tinetense Xuan Bello, es también tal vez un relato contra la avaricia, de riquezas y sabiduría, pues, aunque más que rico, ansiaba aún más. Le aquejaba una extraña desazón, afirmaba que tenía dentro de él a un ser, Zamplarrampla, pero que no sabía quien o qué era realmente. Con el tiempo nada de lo mucho que tenía, poder, riqueza y mujeres, le satisfacía, y decidió recorrer mundo, llegando una noche a este lugar, llamando a la puerta y saliendo a recibirlo un monje con hábito negro portando una vela que le invitó a pasar luego de oír a qué venía Don Per. Adentro llegó el abad, diciéndole que podía descansar pues había encontrado lo que andaba buscando puesto que bajo el monasterio existía un laberinto tan grande como el mundo que contenía todo lo que pudiese ansiar, fama, oro, gloria, mujeres, sabiduría en valiosos libros, riquezas sin fin, pero que... ¡también estaba Zamparrampla!
Don Per de Omaña se asustó al escuchar el nombre que tanto le había atormentado y preguntó quien era, contestándole el prior que su destino y su muerte, que tal vez le matase nada más entrar, que aguardase 20 años o toda la eternidad, pero que le mataría al final en espantosa y dolorosa muerte, si bien, entretanto, podría disfrutar de todo cuanto hallase en el laberinto. Don Per eligió entrar pero nunca pudo realmente disfrutar de lo allí existente pues el recuerdo que sería asesinado con gran dolor en cualquier momento, le impedía gozar de ese paraíso de placeres y abundancia, lamentándose una vez y para siempre pues una vez dentro nunca más saldrá... y ahí abajo está, quejándose con voz lastimera que, afirma la leyenda, a veces, con mucho silencio, puede oirse. La leyenda del "laberinto tan grande como el mundo" se vincula a la gran cantidad de recaudaciones, donaciones, rentas y todo tipo de diezmos e impuestos que cobraban los frailes, tanto en especie como en todo tipo de riquezas y concesiones lo que, en la imaginación popular, solo cabría en un grandísimo espacio oculto, qué mejor que bajo tierra
Claustro solitario, casi fantasmagórico, pero totalmente evocador, escenario de las voces del desgraciado Don Per de Omaña. Volviendo a la realidad constatada hemos de saber que en Oubona se impartían clases de Filosofía, Latín y Teología, ya que fue centro económico y cultural de la zona, e incluso sanitario, pues se aplicaban remedios medicinales de los monjes para muchas dolencias, bastantes basados en el muérdago, los cuales aliviaron a vecinos y peregrinos en unos tiempos en los que los médicos solo los había en la corte. Uno se hizo especialmente famoso, fray Valentín Calviño, médico y cirujano de Oubona. En 1533, cuando el concejo se reincorpora plenamente a la Corona tras luchas feudales y cambios de señores, Oubona es uno de los escasos cotos señoriales que mantendrán su estatus jurídico fuera de la jurisdicción municipal hasta el siglo XIX
La primer mención a la sidra asturiana sale también de la más antigua documentación de este cenobio, pues los monjes animaron a que se sirvise sidra a los trabajadores que hicieron labor en la construcción del monasterio que aquí hubo anterior a este (s.VIII)... "sicerta si potest ese" (sidra si fuera posible). La impronta de Oubona caló tan hondo que aún hoy en día son numerosas las leyendas populares que circulan sobre él en boca de la vecindad de la comarca
No es leyenda que, aún en el siglo XVIII, cuando todavía recibía las rentas de 78 aldeas, los colonos de sus propiedades estaban obligados a...
"segar, curar y recoger su hierba, majar (moler) el pan de los diezmos (...) y recoger la nieve en su nevera en el tiempo competente, sin darles mayor jornal que la comida de los días que ocupasen", llegando a trabajar gratis para el abad "dos días cada uno al año"
La vida monacal fue languideciendo pues los tiempos cambiaban y los concejos reforzaban sus litigios contra los cotos señoriales que iban quedando en su territorio. Así en 1827 Oubona se incorpora a Tineo/Tinéu y en 1835, con la Desamortización de Bienes Eclesiásticos (La Desamortización de Mendizábal), marcharon los últimos frailes, pasando el monasterio a poder del Estado, que lo subastó sin éxito en 1844 tasándolo en 35.000 reales. La iglesia cambió entonces de advocación y pasó a ser de San Antolín, dejando de prestar servicio al extinguido convento y pasando a ser la parroquial del pueblo.
La consolidación de las ruinas y el aprovechamiento con nuevos usos de las primitivas estancias podría redundar muy beneficiosamente en favor de todos. Además de la restauración del santuario parroquial
El claustro y sus rincones. Escribe Xuan Bello en Historia Universal de Paniceiros que...
"... debajo del monasterio hay un laberinto, y esto ya está demostrado por la imaginación popular. Por esos valles de Tineo el edificio más grande que se veía eran las ruinas que hoy son del monasterio. ¿Que cómo se llegó a pensar que dentro de las paredes negras cabía el mundo? Hoy creo saber por que: desde el año 912, año que Fruela II concede en herencia a San Salvador de Oviedo todas las posesiones de Obona y Bárzana del Monasterio, hasta 1850, año final de la desamortización, la Iglesia fue señora casi absoluta de los cuatro cuartos del concejo. La gente, pobre como toda la gente, pagaba muchos impuestos y redimía "foros" a la Iglesia. Tanto pedían los clérigos que aquellas paredes, por fuerza, tenían que guardar un espacio mucho más grande que el mundo. Los monjes del monasterio, que impartieron hasta el siglo pasado clases de latín, filosofía y teología, también ayudaron a propagar la leyenda. A mí me contaron, de pequeño, la historia de una Adriadna campesina, tan ocurrente como la que murió desesperada en la playa de Naxoe en Gracia, que entraba por las puertas del monasterio amarrando al quicio un hilo del que tiraba para no perderse por los amplios pasillos"
Por aquí, desde el claustro puede pasarse también a ver los ábsides.
El silencio de las ruinas. Allá por los años 90 hubo como dijimos, un primer trabajo de restauración, que quedó luego en poco o en nada. El conjunto continúa deteriorándose y amenaza la más completa ruina
Sendas en el claustro, pisadas de los visitantes que quedan impresionados con este enclave tan sugerente y lleno de misterio...
Más restos amontonados
Y cuartos llenos de escombro
Salimos entonces afuera por el pórtico bajo la Casa de Audiencias
Con la idea de visitar el interior.
Adentro apreciamos las tres naves del templo, siendo la central, la que va al altar mayor la más ancha y alta. están separadas por arcadas semicirculares que se dirigen a los tres ábsides del fondo.
Este el el triple ábside del fondo, el que por la parte de atrás solo asoman dos. Preside el conjunto el Cristo de Oubona, arriba en lo alto.
Cristo románico, seguramente contemporáneo de la fundación de esa época.
Este arco del altar mayor, arco triunfal o arco toral, sí presenta unos capiteles labrados, aunque someramente.
Capiteles de la izquierda.
Capiteles de la derecha.
El altar mayor está presidido por un retablo barroco del siglo XVII presidido por Santa María.
Aquí a un lado hay un sepulcro.
Sepulcro con una inscripción datada en el año 1656.
La polémica inscripción de los legendarios y supuestos fundadores del cenobio. Adelgaster hijo de Silo y su mujer Brunilda. Sus restos habrían sido trasladados aquí en aquella época de colocación de la lápida... "Adelgaster hijo del rey Silo me fundó. Año de 781. Reedifiqueme el de 1659".
La tumba se abrió en el año 1903 apareciendo dos restos humanos, uno mayor que otro, que se atribuyeron a un hombre y una mujer. Existe una coincidencia, el primer abad del que tenemos noticia, del año 1022, se llamaba Silo, igual que el pretendido padre de Adelgaster, el rey Silo de Asturias... solo que entre uno y otro hay nada menos que casi trescientos años de diferencia
Xuan Bello, en la Historia Universal de Paniceiros, recoge la leyenda y la explica con su buen hacer literario, según la cual escribe que...
"Este Aldegaster era hijo natural del rey, que nunca le reconoció, y estaba casado con una tal Doña Brunildi, de la que se sabe solo que está enterrada en el monasterio junto a su esposo. Al parecer Don Silo cortejó a una tal Doña Leo, de Villatriz de Francos, pueblo que vuela junto a Obona, y nada cuesta imaginar los dulces amores bajo los avellanos floridos que dieron fruto a Adelgaster. Doña Leo (de la que queda recuerdo, quizás, en una fuente llamada de la Dueña) era de cuerpo menudo y de ojos claros, tenía tres trajes hermosos y tres vasos salomoniegos donde mezclaba licores propios para la tres clases de amor, a saber: el ardiente, el paciente y el irremediable. De estas tres copas, en la fuente de la Dueña, bebió el rey Don Silo, que andaba por Tineo a la caza del oso, y de los amores consecuentes nació Adelgaster, al que no reconoció pero que fue, según está escrito, príncipe de Gijón.
Por cierto, que los tres vasos salomoniegos aparecen citados en el acta fundacional del monasterio junto a doce cucharas de plata. Para lo que querían Aldegaster y Brunildo los vasos, y las cucharas, es cosa que cuadra muy bien con la vida retirada y palaciega. Hasta 1850, fecha de la execrable desamortización que vació el monasterio, todos los viernes rezaban los monjes una misa por el alma de Brunildi y Aldegaster. Buena falta les haría"
Pasamos a ver el ábside lateral izquierdo, con su pequeño altar.
Y ahora vemos el ábside derecho "cerrado" con uno de los retablos dieciochescos de la época.
Retablo del ábside derecho.
Realmente si atendemos a la estructura de alguno de los arcos de la nave, apuntan a ojivales, casi parecen de transición al gótico.
Allá otro de los retablos del siglo XVIII.
Y retablo de San Roque.
Vista de las tres naves desde el altar.
Ahí está el órgano.
Del que han desaparecido sus partes metálicas.
Pila del agua bendita.
A las puertas, nueva vista de las tres naves y el altar mayor.
Un poco más arriba está La Fonte del Matoxu, junto a las casas que hay a la izquierda
Para ir a ella salimos del campo de la iglesia. Arriba en el pueblo hay además dos bares, en uno pueden dejarnos las llaves
Vamos pues a ir ahora a por agua a la Fonte del Matoxu...
Salimos del campo de la iglesia y, desde el cruce con el camino por el que vinimos, seguimos de frente e inmediatamente tomamos el ramal que sube a la derecha
Y por allí seguimos
Y el monasterio a la derecha
En el primer cruce iremos a la izquierda
Subiendo un poco
Desde las casas seguimos a la derecha
Subiendo entre hierbas y ortigales
La Fonte'l Matoxu. Ahora un chorro de agua sobre un muro de piedra entre helechos y zarzales, agua curativa cuya mitología de xanas y encantos pudo ser un precedente precristiano de veneración del lugar. Aprovechada por los frailes y canalizada, tal y como vimos al llegar. El propio erudito Fray Benito Jerónimo Feijoo vino a Oubona atraído por sus salutíferas propiedades, disponiendo de celda en el convento
Así también el cronista oficial de Tineo Julio Fernández Lamuño, escribe que:
"El solar donde se asienta el monasterio de Obona tiene una vibración electromagnética que movió a los antiguos a elegirlo para allí edificar y dar culto a las deidades protectoras. Los celtas nos dejaron el recuerdo de su estancia, y los romanos consolidaron esta herencia, hasta nuestros días. El Padre Benito Jerónimo Feijóo tuvo su celda en el monasterio de San Vicente de Oviedo, pero durante las vacaciones veraniegas prefería las aguas y montes de Obona a cualesquier otro rincón asturiano. Actualmente, cuando allí se acercan los peregrinos, hay muchos que por ser sensitivos, perciben la caricia del flujo eléctrico del suelo, y el magnetismo de un ambiente que muy bien declaran sentir gentes como nuestro amigo Manolo Otero. Es que en Obona confluyen las fuerzas y encantos de una naturaleza que supieron aprovechar muy bien los fundadores del cenobio, y que el Padre Feijóo materializó, también, en las garrafas de agua que de allí llevaban a su celda ovetense"
Volvemos pues a bajar desde la fuente tras conocer su solar y su honda historia... regresando por donde vinimos
Bajando de nuevo hacia el monasterio
Cruce y a la derecha. Recordamos aquí a Xuan Bello de nuevo, cuando en Historia Universal de Paniceiros escribe:
"De tres maneras la gente de Tineo pronuncia Obona: Oubona, Aubona, Ubona. Las tres formas tienen la misma raíz etimológica, Eau Bonne, si hacemos caso a la tradición que dice que los primeros monjes que allí pusieron monasterio, de origen francés, llamaron de esta manera al lugar por la fama que tenía de agua buena y fresca. Esa fama llegó hasta el Siglo de las Luces: el padre Feijoo, desentrañador de supersticiones, solo bebía de esta agua y especialmente de la de un manantial llamado Matoxu. El reverendo padre mandaba para Oviedo esta agua en un pollino cargado con dos cántaros cerrados con doble llave, no fuese a ser que por el camino -dos días largos- al arriero le diese por aligerar la carga"
A lo lejos La Sierra Villaluz (695 m), por donde seguirá el Camino
Venimos de la fuente...
Cruce y a la izquierda
Y ahora bajamos a la derecha, por donde vinimos
El viejo monasterio espera por mejores tiempos y que sus muros acogan, como los de otros antiguos monasterios asturianos, buenas iniciativas y servicios para peregrinos, vecinos, amigos y visitantes, salvaguardando nuestro patrimonio en beneficio de todos y sirviendo de positivo activo para pueblo y concejo... pero de momento toca aguardar. ¿Hasta cuando?
Bajamos de nuevo hacia el río
La espesura boscosa nos aguarda
Puentecillo sobre el Deyna
Pasamos el puente...
Y volvemos a subir
Llegando de frente al cruce y siguiendo adelante, recto a la derecha, a Villaluz...
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