Muxía, las rocas del penedo enfrente del santuario da Nosa Señora da Barca evocan la legendaria tradición de la "barca de piedra" en la que vino la Virgen a darle ánimos a Santiago, desesperado por el poco éxito de su evangelización. Aquí cuentan se retiró el Apóstol a rezar tras castigar por intercesión suya a la ciudad de Duio, sumergida bajo las aguas por seguir adorando al sol. Las citadas rocas simbolizan partes de aquella barca: "Pedra dos cadrís, Pedra de abalar, Pedra do Timón..." cada una con sus ritos y leyendas. Se cuenta que el propio Santiago edificó el primer santuario del lugar con una imagen que le regaló la misma Virgen.
Independientemente de nuestras creencias y de lo épico de estas tradiciones, pueden estas basarse en cultos paganos cristianizados y en un posible trasfondo real, quizás los primeros evangelizadores cristianos llegaron por mar, aprovechando el intenso tráfico marítimo existente por las entradas y puertos naturales que son las rías gallegas hacia muy al interior del territorio. No olvidemos que todas las leyendas tienen un origen basado en sucesos verídicos, al que se han añadido y transformado numerosos detalles, según el paso del tiempo y conforme al momento histórico, cultural y social en el que son contadas. Los relatos de épicas navegaciones transoceánicas por el atlántico son una constante que se retrotrae a un pasado varias veces milenario y ancestral, desde Breogán a los viajes de Bran y San Balandrán, símbolos de pueblos navegantes de la Edad del Bronce y el Neolítico, tráfico marítimo intenso que fue a más en la Edad del Hierro y tras la conquista romana.
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