Saliendo de Miraz, en el concello de Friol, el Camino Norte de Santiago deja ya definitivamente las llanuras centrales lucenses y se enfrenta a las primeras cuestas y subidas a la Serra da Cova da Serpe por el Monte de Vilaldar, uno de los parajes más solitarios pero también más mágicos y evocadores del Camino Norte en tierras gallegas, a muy escasas jornadas ya de Compostela
Gran parte del monte, estas primeras estribaciones, por ejemplo, son una rasa pelada, pero también atravesaremos algunas fragas y pinares
A nuestra derecha el penedo o peñascal de O Pedrouzo das Cavadas (502 m), zona de antiguas canteras
La vegetación, propia de la montaña, crece en el roquedo
La roca madre aflora a la superficie en grandes tramos. El paisaje es sumamente diferente al que hemos dejado atrás
Muy cerca ya, los bosques de pinos de las zonas altas del monte
Un primer repecho fuerte acaba aquí
A partir de ahora se sigue subiendo pero ya más suavemente
Otra vista de O Pedrouzo das Cavadas y sus llamativos penedos, grandes rocas
En el monte Vilaldar han sido localizados varios túmulos megalíticos o mámoas, cuevas y otras estructuras prehistóricas, hechas en piedra, incluso dibujos e inscripciones, algunas al lado mismo del camino. Su investigador, Xabier Moure Salgado, dice así (trascrito de Galicia Máxica):
“En unas piedras conocidas como Pedrouzos Ribón, ubicadas en el monte de Miraz, no muy lejos de la necrópolis megalítica formada por seis mámoas del monte Vilaldar, en un sitio que no es de fácil acceso en la actualidad debido a las malas hierbas que lo cubren, hay una gran cabeza humana orientada hacia el este, perfectamente definida, inscrita en el lado vertical de una de las rocas. De perfil, se aprecia claramente la nariz, la boca, un ojo, una oreja, el mentón y los hombros. Las medidas aproximadas son de 1 por 0,50 metros, aunque en la parte superior de la piedra, sobre la superficie horizontal, también documentamos varias coviñas, posiblemente prehistóricas, en principio creemos que la cabeza es posterior, pero también nos llama la atención que los surcos la definen, bastante pronunciados, destacan por la suavidad al tacto que nos hace pensar que tiene una antigüedad considerable “
A la izquierda el piñeiral, a la derecha algunos ejemplares solitarios que crecen entre las peñas
En primavera florecen los toxos... añadiéndole este vistoso color de amarillo intenso
En verano crecen los helechos
Una gran piedra de las antiguas canteras que aquí existieron ha sido pintada con mensajes de ánimo
Seguimos en movimiento, pero a veces en conveniente detenerse y volver también un instante la vista atrás
Y es que atrás han quedado definitivamente atrás las suaves colinas de la Terra Chá, que hemos atravesado de Abadín a Baamonde y Parga antes de entrar en este concello de Friol, ya en la Comarca de Lugo
Adelante, caminamos hacia los penedos y piñeiros
El camino serpentea entre las helechales
A la derecha veremos las canteras
Llaman poderosamente la atención las formas de esos grandes bloques de roca desgajados
Cuando llueve se forma incluso una pequeña laguna en este lugar. Observemos asimismo las rayas de los cortes
Bloques de piedra granítica abandonados
El camino continúa bordeando estas canteras del Monte Vilaldar, explotadas para construcciones desde la más remota noche de los tiempos...
Todo ello revela que estos caminos vienen siendo recorridos desde hace ya bastantes milenios, son pasos naturales entre valles, llanuras y serranías
Y así, subiendo poco a poco nos acercamos al gran piñeiral de este monte
Muchas de las estructuras dolménicas o tumulares aquí localizadas y estudiadas están cubiertas y/o ocultas por helechos, toxos y matorrales, u ocultas por árboles y arbustos, por lo que no es fácil reconocerlas, y a veces, incluso acercarse a ellas pese a estar en las proximidades de la senda, tragadas por la vegetación. De momento tampoco han sido señalizadas, con su parte negativa, el que pasen desapercibidas, y su parte positiva, que se preserven contra actos vandálicos, como desgraciadamente no es infrecuente que suceda
Estamos pues en un paraje que, pese a ser aparentemente solitario, guarda el testimonio de los ancestros de esta tierra. En el Monte Vilaldar hay localizados seis enterramientos en túmulo, saqueados desde tiempos inmemoriales, por lo que se percibe su "cráter" de excavación. La mayor estructura, próxima al camino, mide 20x30 m y 2 metros de alto, afirmando los vecinos que su estructura estaba intacta hasta hace unas décadas, pues sus grandes piedras solían ser aprovechadas para construir casas, cuadras, muros, etc. en las aldeas
Algunas de las formas grabadas en esos monumentos megalíticos, datados en 6.000 años de antigüedad, tienen formas humanas, otras onduladas, que recuerdan serpientes, lo que nos hace recordar nuestra proximidad a las cimas de la Serra da Cova da Serpe, que pronto veremos, así como que todo símbolo con forma cíclica guarda sensaciones de infinito y eternidad
No vamos ahora a hacer de arqueólogos aficionados buscando nada pero quizás algún día tenga este monte una buena ruta por la Prehistoria que añada aún más aliciente a este precioso tramo del Camino Norte por el concello de Friol
Atentos a esta bifurcación en medio de una llana y hermosa campera, cual claro en medio del pinar
Vamos por la izquierda, por la senda más trillada, la pista, sin pérdida posible, pues el mojón nos lo señala
Las "eses" que hace el camino son para ir ganando altura paulatinamente
La pista por la que andamos es ancha y está bien marcada, insistimos que no tiene pérdida. En días despejados pega fuerte el sol
Avanzamos así de nuevo por la espesura
Y nos internamos en lo más profundo del bosque...
Tramo sombrío, en preciosa y fresca umbría, que se agradece con sol
Otra bifurcación y a la derecha, siempre por el camino principal.
Los mojones jalonan el itinerario confirmándonos el rumbo
Crecen abundantemente los grandes helechos
Y así avanzamos por el camino, que recorre la foresta del Monte de Vilaldar
Dejamos los pinos y nos aproximamos a un gran claro
Empezamos a ver prados, señal que nos acercamos a lugar poblado
Estamos en O Ribeiro, también llamado O Ribeiro do Monte, viendo prado arriba una casa labrega con sus dependencias. En esta nueva bifurcación iremos a la izquierda
Chantas o chantos, lajas de piedra hincadas, delimitan el camino. es o valado, el vallado, cierre característico en estos concellos del que leemos así en Friol: algo máis que pan e queixo:
"As propiedades péchanse cun valado característico destas terras da meseta luguesa. Grandes vargos de lousa de xisto ou chantos, espetados no chan - non a moita distancia entre si-, e unidos para rematar o valado con pequenos corpos de cachotería empregando a técnica "opus incerta". Acadan unha altura de máis ou menos un metro e separan as terras dándolle á paisaxe unhas tonalidades grises que contrastan, ás veces, co intenso verdor das pradarías"
También hay grandes bloques de piedrá cerrándolo a ambos lados, separándolo de la finca y del bosque
Y los altos carballos guardan también la sin duda varias veces milenaria senda...
Empezamos a subir un poco de recuesto al ir bordeando toda la finca
Pastan las ovejas por sus alrededores
Prados y maizales a nuestra derecha, a lo lejos los bosques del valle del Rego de Porto Menedo, con los altos de A Pena da Mira (681 m), A Pena da Mula (654 m), O Porto, Pena Carballosa (618 m) y Monte de Miraz (494 m)
Enlazamos con otro camino, que sube de Anxeriz. y la cuesta se torna más dura
Pasamos junto a O Ribeiro, dejándolo a nuestra derecha y continuando adelante
Bifurcación y hacia la izquierda
Una pequeña carballeira nos da buena sombra en este hermoso rincón
Seguimos subiendo paso a paso
Y de nuevo salimos a la gran rasa del monte
De nuevo la gran roca granítica es aquí el suelo
A lo lejos más pinares: hacia ellos nos encaminamos
Subimos pues por este gran roquedo, bien pisado por infinidad de gentes durante milenios. Los montes de Friol son especialmente dados a historias de meigas y otros mágicos y extraordinarios sucesos, como veremos en este capítulo y en el dedicado al tramo siguiente. El el muy recomendable blog Friol: algo máis que pan y queixo, leemos una de ellas:
"Hai moitos anos había meigas que liñaban de noite, en sitios que non as visen, enriba duns penedos, no medio do monte… Cada vez que pasaba xente , elas empezábanlles a insultar, botábanlles meigallos e se lles respondían, maldicíanos e agoirábanos de que lles ía pasar algo malo. As meigas metíanse en sitios escuros para que non as visen e non as recoñecesen . Adoitaban ter uns sitios fixos para reunirse de noite para liñar. Un deles era o muíño da Calzada. Case sempre ían vestidas de negro. Din que saían polos montes sobre todo os días de lúa chea"
Toxos de primavera en el murete de piedras que se extiende a la izquierda
Campos pelados de verano... hilera de chantas
A nuestra izquierda, mirando al sur, el boscoso valle del Rego de Anafreita y los montes de O Coto (563 m) y Anxeriz (606 m), donde resuenan las leyendas del Castelo de San Paio de Narla o Torre de Xiá, uno de los baluartes medievales levantados en esta tierra, como el de Miraz, que vimos al llegar a esta población caminera que ya hemos dejado atrás
El Camino es en sí mismo, recalcamos, una grandiosa roca madre aflorando del subsuelo. A lo lejos divisamos las cimas de la Serra da Cova da Serpe, sierra que forma parte de la llamada Dorsal Gallega la cual, junto con los Montes do Castelo y la Serra da Loba al norte y los de Corno do Boi y la Serra do Careón (paso del Camino Primitivo), atraviesa Galicia de norte a sur haciendo de límite entre las provincias de Lugo y A Coruña. Así la definen en la Wikipedia:
"Se trata de un pequeño cordal montañoso de unos 25 kilómetros de longitud, que se extiende en dirección N-S. Forma parte del conjunto de sierras, denominadas por los geógrafos, en conjunto, la dorsal atlántica o Dorsal gallega, que atraviesa Galicia desde la Estaca de Bares - sierra de Faladoira - hasta la sierra de Faro de Avión, en las lindes entre Orense y Pontevedra, siguiendo una línea de dirección meridiana, de alrededor de 200 km. La sierra de Cova da Serpiente separa aproximadamente los ayuntamientos de Curtis y Sobrado, en la provincia de La Coruña, de los de Guitiriz y Friol en la de Lugo.
La sierra sirve para la cría de ganado vacuno y caballar libre. Por zona hay grandes plantaciones de pinos. En la cumbre de la sierra hay varias antenas de telecomunicaciones y un parque eólico"
Por estos trechos cuestos van las primeras subidas a tan emblemática cordillera, cordal montañoso por el que buscaremos el paso a las tierras coruñesas del concello de Sobrado. a un paso ya de Santiago
Bifurcación y a la derecha
Allí yerguen sus alturas, no muy grandes pero sí destacadas, A Cova (836 m) y A Pena do Meixón (839 m), plagadas de los parques eólicos, molinos de los nuevos gigantes que son las eléctricas, que todo lo pueden, aunque ya no haya quijotes dispuestos a entablar con ellos noble y quimérica batalla, y si los hay, fácil es que, como al caballero de la triste figura, sucumban a su fuerza
El topónimo de la Serra da Cova da Serpe se debe a la leyenda de una serpiente gigantesca que tenía su morada en una cueva, monstruo que acabó con la vida de un mozo de estos pueblos que se guardó apresuradamente en la caverna con su amada Berta, hija del señor Lopo das Seixas, escapando de las iras de su padre, que había mandado a sus soldados en pos de los amantes pues le horrorizó enterarse de estos amoríos entonces inaceptables socialmente. La moza huyó de la sierpe salvada por su amado, que dio su vida por ella, pero fue capturada y devuelta a la fuerza al solar paterno en la Torre de Narla, uno de los castillos del actual concello de Friol (otras versiones hablan del Señor de Miraz, por lo que sería entonces la Torre de Miraz)
La sierra es citada ya en el siglo X como Cova da Serpente y sus alturas señalaban el coto del monasterio de Sobrado. La cueva propiamente dicha, localizada en la cima más alta de la sierra, es de 12 metros de largo, altura de 2 metros en la boca y una anchura máxima de 12 metros. Desde lo alto, con muy buena vista, llegaba a divisarse la Torre de Hércules, a unos 70 kilómetros de distancia, tal y como hizo el geógrafo Domingo Fontán en 1830 al elaborar la Carta Geométrica de Galicia. Actualmente parece mucho más difícil hacerlo, dadas las repoblaciones forestales realizadas en las montañas, aunque en ocasiones puede divisarse la ciudad de A Coruña. Así nos lo cuenta vhbrandalise en uno de los artículos de su serie El primer rostro de Galicia dedicada a las rutas de Fontán para elaborar el primer mapa científico-cartográfico del país y publicado en La Voz de Galicia el 30-8-2012:
"Estuvo tres veces en la Cova da Serpe: en 1822 (“día malísimo, lloviznando”), en 1828 (poco después de realizar un trabajo importante, la medición metro a metro de una recta de 5 kilómetros cerca de Lugo) y en 1830, casi en la etapa final de sus viajes. Desde ahí, pudo ver por medio de sus instrumentos incluso la Torre de Hércules (“bien vista”, apuntó, el 2 de octubre de 1830, un «día hermoso»). La semana pasada subimos a la Cova da Serpe con la esperanza de divisar también el famoso faro, distante 70 kilómetros de allí. Decepción: ni una pista del monumento coruñés.“Las modificaciones del paisaje, con los montes mucho más frondosos actualmente, impiden que sea posible ver la Torre, porque a veces aún se divisa desde aquí la propia ciudad de A Coruña”, dijo Marcial Barral, educador ambiental, que fue nuestro guía hasta la cumbre de la Cova. El lugar fue apuntado como el más elevado de la provincia por expertos como José Martínez Hernández, en su clásico libro «Los techos de España»
Otra leyenda, recogida por el folklorista Estanislao Fernández de la Cigoña, dice que la serpiente que en ella habitaba era tan grande que podía tragarse el ganado de los vecinos de Miraz sin que su cola hubiese salido totalmente de la cueva (8 kms)
Esta es la versión legendaria de César Agustín que extraemos de Elfos, Escritos de Leyenda, Fantasía y Obras Similares
"Siempre que podía, una doncella llamada Berta cabalgaba por los bosques de Friol, en tierras gallegas. Su padre, el Señor de San Paio de Narla, no lo veía con buenos ojos, pese a que sus continuas ausencias le impedían ofrecer a su hija compañía y mayor control paterno. Por eso no fue de extrañar lo que sucedió un día.
En medio de una cabalgada desenfrenada, la montura de la doncella terminó por desbocarse. Un hombre de la aldea vió lo que pasaba y, a riesgo de resultar pisoteado por los cascos de la bestia, consiguió aferrarse al animal y apaciguarlo. Luego acompañó a la mujer un trecho, pero al conocer quién era y dónde vivía, el campesino se retiró rápidamente. A pesar de ello, la muchacha quedó impresionada por la fortaleza y la valentía de aquel hombre.
Al día siguiente, salió en su búsqueda. No le fue muy difícil dar con él. A partir de entonces, todas las tardes se veían. El trato llevó al enamoramiento mutuo. Al principio, creían que su relación permanecía a salvo de dimes y diretes, pero en aquellos lugares la intimidad es algo raro. Pronto llegó a oídos del Señor de San Paio la amistad de su hija con un plebeyo, y estalló en un ataque de furia que derivó en la orden de apresar al aldeano que se había atrevido a acercarse a su hija. Pero los caballeros les siguen, pisándoles los talones. Cerca de allí, el aldeano sabe que existe una cueva. Todos tratan de evitar esos parajes. En el pueblo dicen que se trata de la guarida de un dragón, al que llaman la Serpe. No hay más remedio. El hombre conduce a su amada hasta la cueva y se introducen en ella. No tienen armas. Pero cuando aparece la cabeza del enorme dragón, con las fauces abiertas, dispuesto a matarlos, con una furia inmensa el aldeano se arroja contra la bestia, y grita a su amada que se ponga a salvo.
Los caballeros se han quedado en la entrada de la Cova da Serpe, sin atreverse a ir más allá, aterrorizados por los rugidos y los gritos que llegan hasta sus oídos desde el interior. La hija de su señor sale huyendo de la Serpe, enloquecida por el dolor de perder a su amado y la terrible escena que acaba de contemplar. Es conducida a la torre de su padre, donde llora su tragedia y su soledad.
Desde entonces, la Serpe sale a menudo de su guarida. La inmensa serpiente va acabando con los ganados, y ataca a cuantos encuentra a su paso, en la zona cercana al que ya llaman el Pozo da Serpe. Allí, un grupo de valientes consiguió al fin darle muerte, envenenándola. Pero ésta es ya otra historia"
Otra de las versiones de esta leyenda y de otras vinculadas afirma que la gran sierpe empezó a ser vista a raíz de este suceso, y que bajaba a beber agua al llamado Pozo da Serpe. Los campesinos lograron un día deshacerse de ella poniéndole de cebo un asno relleno de alquitrán, envenenando al monstruo, que lo engulló con voracidad y luego murió
Otras leyendas no hablan de serpientes, sino de manadas de lobos que bajan de la cueva, donde tendrían su guarida y serían guiados, hambrientos en las noches nevadas del invierno, por un loberno o lobo guía, cruce de lobo y zorro, o al menos eso dice la Wiki de Mitología Ibérica, basándose en el Diccionario de los Seres Míticos Gallegos de Xoán R. Cuba, Antonio Reigosa y Xosé Miranda:
"Animal mítico gallego, se cree que es engendrado de la unión entre un lobo y una zorra, por lo que puede presentar aspecto de zorro o aspecto de lobo con piel roja con manchas. Es muy feroz y peligroso con la capacidad de paraliza con la mirada y puede ver a través de las paredes, por lo que es aconsejable huir de él y dejarle comer lo que quiera sin molestarlo. A veces acude a los cementerios a desenterrar cadáveres, de los que se alimenta. No sirve de nada gritarle o intentar espantarlo con ruidos fuertes para que se vaya cuando ataca, pues es sordo"
Para otros ese loberno no sería otra cosa que un urco, perro monstruoso guardián de los borrones o cuevas que dan paso al fantástico mundo subterráneo existente en muchas mitologías, como sería esta de la Cova da Serpe y otras existentes en estos parajes. Para su mejor definición volvemos a la Wiki Mitología Ibérica:
"Se trata de una figura mitológica del Noroeste de la península, especialmente en Galicia donde se le conoce como Can de Urco (perro de Urco), Can do Mar (Perro del Mar) o simplemente Urco; aunque en Asturias también se le conoce como Huerco.
Esta criatura adopta la forma de un perro negro (aunque en ocasiones también blanco), de gran tamaños, con cuernos y orejas largas y arrastrando cadenas. Según la mitología, sale del mar por la noche aullando furiosamente y se le considera un presagio de la muerte.
Según la mitología popular los Urcos vivían en las orillas del río Lérez, procedentes de un lugar tenebroso conocido como Borrón, un lugar del Otro Mundo que estaba debajo del Mar.
En Pontevedra, la leyenda del Urco se incluyó entre las celebraciones do Entroido. Según Antón Fraguas, a partir de 1876 se comenzó a honrar a este monstruo, bajo la forma de un enorme y feroz perro capaz de tragarse de un solo mordisco veinte sacos de calderilla con la misma facilidad con que un burro se traga dos granos de cebada"
Estos lobernos o urcos serían cabalgados por unos seres huraños del inframundo ocultos en cuevas y simas que saldrían de noche con antorchas danzando en ríos y lagunas, algunos incluso seduciendo cual sátiros a las pastoras. También guardarían tesoros, por lo que tal vez sean un rastro de la memoria ancestral de los antiguos pobladores de estos montes, hacedores de mámoas y dólmenes
Y rememorando estas viejas leyendas y seres mitológicos nos metemos de nuevo en el pinar
En estos lugares legendarios llegamos a esta bifurcación: vamos a la izquierda
Suelo de roca de nuevo bajo nuestros pies...
Allí otra bifurcación con su correspondiente mojón. Desde aquí damos vista a los 841 metros de altitud del Monte da Cova da Serpe (otras fuentes dicen 836, 838, etc.), el más alto de la serranía del mismo nombre, solar de la cueva de la serpiente mitológica, del que escribe tan acertadamente bien vhbrandalise en el citado periódico La Voz de Galicia siguiendo la ruta de Domingo Fontán para su mapa:
"Un viaje al punto más elevado de la provincia de A Coruña. La Cova da Serpe, 841 metros sobre la Dorsal Gallega, con vista a gran parte de Galicia oriental y desde donde se divisan incluso los Montes Ancares, en la provincia de León, es, desde luego, un punto importante de la geografía del país. Se trata también de un lugar visitado por turistas que buscan sendas de mountain bike. Y es algo más: la Cova da Serpe es el hogar de una mítica criatura, una peligrosa serpiente responsable por desgraciar la vida de una pareja enamorada y de robar la leche de vacas y mujeres. Eso ocurrió en tiempos inmemoriales. En el mundo de las leyendas, claro"
Subimos del mojón a la derecha, junto a otro de los numerosos pinares que cubren el monte
Es el camino a las montañas, paisaje abrupto que prontamente nos recordará etapas anteriores del Camino Norte. Recordemos que es la última cordillera de cierta relevancia antes de llegar a Santiago
De todas maneras lo cierto es que se sube bastante escalonadamente y eludiendo el paso por las cotas más altas, dirigiéndonos hacia el sur-suroeste, buscando el camino más directo a Santiago vía Sobrado por los Montes Corno do Boi, al sur de la Serra da Cova da Serpe
Campos tumulares con enterramientos de las antiguas civilizaciones que poblaban estos parajes. Y de frente más pinares y monte bajo
Continuo y prolongado ascenso en este camino acondicionado para el paso continuo de peregrinos
Y estas son las cuestas del "áspero e pelado Monte Vilaldar", donde el camino o carreiro "sobe entre valados, coa rocha nai por firme, entrando nunha zona despoboada, ventosa e de toxeiras, con alagamentos e torrenteiras cando chove" como leemos en la página de la Asociación Galega de Amigos do Camiño de Santiago (AGACS)
Hacia otro piñeiral de los que jalonan esta cuestuda ladera, el tramo que así presentan en la página del Club Cicilsta Horta:
"El trazado continúa por pista con tramos muy curiosos de losas de granito que aunque no hay mucho desnivel, cuesta pedalear, es el antiguo Camino Real de Sobrado, que transcurre por la sierra de Vilaldar"
Serpentea el camino ante las cumbres, zigzagueando para remontar cuestas y laderas
Pedregosa y ancha senda entre toxeiros y espineras
Hito de piedras hecho por los peregrinos en plena ascensión. En estos páramos puede ser útil con las densas nieblas, en otros, sobre todo cuando se hacen de manera repetida, reiterada y saturando el entorno, destrozan el paisaje y la naturaleza
Pura roca es el suelo también en este trecho a pleno sol, sin ninguna sombra. En días de verano buena parte de los peregrinos aprovechan para realizar esta ascensión con el frescor de las mañanas
Aquí acaba uno de estos repechos, junto a otro de tantos piñeirales
La subida se suaviza un tanto al lado de otro hito de piedras y un nuevo mojón
Pero pronto se vuelve a empinar la fuerte cuesta con otra gran vista de las cimas de la Cova da Serpe, paraje extraordinario, escenario de la gran hazaña de Domingo Fontán, como bien dice Manuel Rey en Magnet:
"Un caballo, un cuaderno y unos cuantos instrumentos cartográficos le bastaron a Domingo Fontán para construir una historia tan épica como desconocida. Este geógrafo entregó más de 20 años de su vida a realizar una obra adelantada a su tiempo: la Carta Geométrica de Galicia; un mapa que retrata el territorio con un rigor que, en muchos lugares, no se consiguió superar hasta que el ser humano pudo enviar satélites al espacio. Y este gallego lo logró en 1834"
En La Hazaña de Domingo Fontán: un mapa de Galicia del siglo XIX increíblemente exacto, Manuel Rey nos cuenta su apasionante biografía, que también podemos repasar en la Wikipedia, extrayendo especialmente lo vinculado a este arduo trabajo geográfico:
"Domingo Fontán Rodríguez nació en Porta do Conde, una aldea del municipio de Portas, en Pontevedra, el 17 de abril de 1788, un año antes de la Revolución Francesa que acabaría influyendo de forma decisiva en su formación. Su tío Sebastián, sacerdote en la villa de Noia, había acogido en la parroquia a un grupo de religiosos franceses que habían huído de su país. Y gracias a ellos, años después, Domingo aprendió sus primeras nociones de francés e inglés
En 1800, siendo un niño de 12 años, Fontán se matricula en Filosofía en la Universidade de Santiago de Compostela. Asiste a clases de numerosas ramas de las Humanidades y las Ciencias Exactas, y pronto da muestras de su capacidad para el estudio. Con apenas 24 años, en 1812, ya es catedrático substituto, y poco después se convertiría en catedrático titular
Uno de sus profesores, José Rodríguez, era un matemático de referencia internacional, autor de algunos de los trabajos que definieron el sistema métrico decimal. Y también hoy olvidado y desconocido en Galicia y España. En 1808, está documentado que Rodríguez presentó ante la Junta Suprema Central del Reino el proyecto para elaborar un mapa general de España, que al final no vio la luz debido a la Guerra de Independencia, la conflictividad política y los encargos que Rodríguez recibió del extranjero (entre ellos, la oferta del zar Alejandro I para dirigir el observatorio de San Petersburgo, que acabaría rechazando)..."
Y siguiendo tan apasionante biografía descubrimos que José Rodríguez inspiró a Fontán la gran obra cartográfica gallega:
"Toda nación civilizada que desea la prosperidad de su país debe tener a la vista un diseño exacto de este", dejó escrito Rodríguez en el proyecto encargado por el gobierno. Su discípulo Fontán grabó a fuego aquellas ideas en su memoria. Y quiso dotar a su tierra, Galicia, del rostro que ayudaría a entenderla (y entenderse) mejor. Un palomar del Pazo de Sobrecarreira fue el campo del pruebas donde empezó todo. En este lugar, situado cerca de la ciudad de A Coruña, el geógrafo comenzó a trazar ángulos con sus aparatos y su plancheta, y a anotar los accidentes geográficos que veía en el horizonte para luego calcular sus distancias
Aquí Rodríguez también jugó un papel clave. El maestro de Domingo había traído de sus viajes por Europa algunos de las herramientas cartográficas más precisas y modernas de aquel momento, así como las obras de los geógrafos de referencia en el continente. Y como Rodríguez, Fontán utilizó también el sistema métrico decimal, algo que en España apenas se hacía en aquel momento. Todo ello se notó al realizar aquellas pruebas; y todo parecía ir sobre ruedas.
Hacía falta, sin embargo, un punto de partida para ubicar aquellas medidas en un determinado punto de la Tierra. Y Fontán escogió un lugar simbólico, que además quedaba a sólo unos pasos de su casa en la rúa do Vilar de Santiago: la Berenguela, la torre del reloj de la Catedral, sería la primera estación desde dónde mediría el resto de la Carta Geométrica de Galicia.
"Encontré la latitud de la Torre de la Catedral por más de 144 observaciones astronómicas de la Polar, y por otras 200 de Orión y por alturas meridianas del Sol", anotó en sus cuadernos de trabajo. Ya tenía ubicado su punto de partida. Pero faltaba otra pata importante: una recta con una medida exacta, que fuese el primer lado de los múltiples triángulos con los que iba a construir el mapa. Lograr esto en Galicia, un territorio ondulado, escarpado y con pocas llanuras, era complicado. Pero consiguió trazar esta línea al norte de la ciudad de Santiago, entre Boisaca y Formarís.
Además, para facilitar el trabajo, Domingo Fontán decidió dividir Galicia en dos partes, la oriental y la occidental. Comenzó por el oeste, y pocos años después se centró en terminar la parte este, para la que trazó otra recta en O Corgo, cerca de Lugo. Y midió también las zonas fronterizas con Portugal, Castilla y León y Asturias, para facilitar una posible extensión de la Carta al resto de la Península..."
"Era un trabajo que requería una enorme precisión, correcciones constantes y que, sobre todo, obligaba a recorrer palmo a palmo el terreno para no dejar ningún detalle al azar. En la época en la que vivió Fontán, Galicia era uno de las zonas más pobladas de la península Ibérica. Y además, como aún ocurre hoy, su población es muy dispersa (según el INE, la mitad de los núcleos de población de toda España están en Galicia).
Así, Fontán y sus ayudantes ocasionales se subían a lo alto de las montañas, de los campanarios de las iglesias, anotaban los ríos, los puentes, las posadas, las ferias, las herrerías, los monasterios... Más de 27.000 kilómetros cuadrados que el geógrafo pisó casi metro a metro. Cada estación era un vértice para trazar una nueva rama de triángulos, y era también un nuevo trazo para conocer mejor Galicia. Todo quedó registrado en la Carta
A bastantes kilómetros de distancia, su hermano Andrés, muy ligado a Domingo durante toda su vida, hacía un trabajo indispensable para el éxito del proyecto. Todos los días, a la misma hora, Andrés y Domingo tenían un cometido. A nivel del mar, en Noia, el primero calculaba la presión y la temperatura; y mientras, el geógrafo hacía los mismos cálculos en la estación donde estuviera situado. De esta manera, se podía calcular la altura de los vértices en los que se encontraba Domingo, lo que hacía el mapa aún más exacto..."
"Cuando terminó de recorrer Galicia, Fontán tuvo que afrontar la siguiente fase del proyecto: poner sobre el papel los miles de anotaciones que había hecho durante años. En diciembre de 1834, al fin, después de diversos obstáculos y múltiples revisiones, la regente María Cristina vio de primera mano el manuscrito de la Carta, y autorizó los trabajos de grabado.
Sin embargo, habría que esperar aún 11 años más para que el rostro de Galicia pudiese empezar a difundirse por el país. Las dificultades económicas y técnicas para realizar el grabado (ya que la carta tenía unas dimensiones considerables) obligaron a Fontán a viajar a París. En estos años, el geógrafo mejoró aún más una obra de ya enorme precisión. Las correcciones y nuevos cálculos que enviaba al taller de París fueron constantes.
Y por fin, en 1845, fue posible sacar una tirada de cientos de ejemplares que viajaron hasta el puerto de A Coruña, para repartirse desde allí por Galicia y España. Hoy, algunas de estas copias del grabado presiden lugares de referencia en Galicia, como el Parlamento, la Real Academia Galega de la lengua, la Facultad de Geografía de Santiago, donde estudió y dio clase Fontán, o la casa-museo del escritor Otero Pedrayo, uno de las figuras de la cultura gallega que más admiró a Fontán, y que utilizaba la Carta como guía de viajes para moverse por Galicia..."
A Braña, un topónimo muy consecuente con estos montes de pastos que, con el éxodo rural, fueron repoblados en grandes áreas con especies de crecimiento rápido.
Aquí se termina la subida del Monte de Vilaldar y llegamos a una carretera local, donde empezaremos a caminar en llano,
En la carretera a la izquierda. Fijémonos cómo se dibuja la sombra del peregrino con el sol de primera mañana, poco después del amanecer
Penedo da Pereira (782 m) en lo alto de la Serra da Cova da Serpe
Seguimos la carretera caminando ahora en dirección sur
En el siglo X Doña Teresa, monja del monasterio de Sobrado dos Monxes y sobrina de San Rosendo, fundador de varios conventos en Galicia y figura clave en la política de su tiempo, era señora de Anafreita, otorgando libertad a sus moradores
Precisamente por aquí bajamos al Rego de Anafreita, que nace en este monte al pie de la sierra
Bifurcación y a la izquierda, por la carretera
Fragas de bosque autóctono, que los peregrinos se detienen a fotografiar
Portolamas, otro de los lugares de la parroquia de Anafreita, de aquí era Casemiro de Portolamas, artesano de gaitas, hijo de O Tío Manuel de Portolamas; los dos formaban parte del Cuarteto de Anafreita junto con Antonio de Corredoira, O Gaiteiro de Anafreita, y Manuel Fariñas, también artesano fabricante de gaitas, que con su música deleitaban fiestas y celebraciones de todo el concello y alrededores
Casemiro de Portolamas era el tamborilero y descendía del músico Manolo de Portolamas, gran saxofonista, vecino de Parga, que estuvo en algunas orquestas ferrolanas y en la lucense Kalú 96, mientras que Antonio de Corredoira fue abuelo de Geluco de Castelo (Ángel Castelo Corredoira), músico, compositor y miembro de la Banda de Municipal de Lugo, nacido en el cercano núcleo de Vilaldar, parroquia de Miraz y fallecido en 2011
Y también un vídeo:
"Gaiteiro dende os 10 anos de idade. Empezou, coma tantos, con gaitas feitas por el mesmo con palla de avea e cana dos foguetes “facía unha para o punteiro e outra para o ronco”. En 1940 lle regalaron un punteiro e foi onde Antonio Fariñas de Anafreita para que llo empalletara. Posteriormente un veciño vendeulle por 40 pesos a gaita dun parente que tocara na banda de Vilalba pero estaba vella e sen fol. A súa nai curtiulle a pel dun cabrito para facer o fol e “Casamiro de Portolamas”-Anafreita compúxolle a gaita. Deste último artesán aínda conserva unha gaita feita en buxo (...)
Tamén nos contou que un home de Betanzos fora vivir a Trasmonte e alí formou unha orquesta e foi á súa casa para pedirlle ao seu pai permiso para que Ramiro formara parte da mesma, pero este non lle deixou. El levou moita pena xa que a súa ilusión era ser músico e tocar nunha orquestra.
Traballaba de canteiro cando coñeceu á súa dona en Sambreixo, perto de Parga (Guitiriz) coa que casou e foi vivir en 1950. Despois de 14 anos vivindo de labrego (en 1964) marchou a Paris, Francia onde entrou a traballar na fábrica de Citröen.
Aló en Paris entrou en contacto coa xente da Casa de Galicia xa que preguntaran na fábrica por alguén que tocara a gaita. Na casa de Galicia de París tocou moitos anos co coro e o grupo de baile xunto a Secundino Álvarez de Santiago e ensinou a tocar a varias xeracións de rapaces e rapazas.
Finou o 9 de agosto de 2013 en Paris.
O seu recordo sempre estará presente para cantos/as o coñecimos"
Sobre el Rego De Anafreita pasamos casi sin darnos cuenta al caminar por esta frondosa carballeira, volvemos a los bosques y fragas gallegos tras dejar atrás las rasas y piñeiros del Monte de Vilaldar, en estos parajes que vieron las andanzas de las famosas partidas carlistas en aquellas endémicas guerras del siglo XIX, de hecho algunos documentos se fija el nombre de alguno de sus apoyos locales, como Jacinta López de Portolamas, de 66 años, que con su hijo Pedro Roca colaboraban con su causa, aún no perteneciendo directamente a ellas
La carretera es ancha y apenas tiene tráfico, un verdadero paseo
Seguidamente A Devesa, similar al castellano dehesa, que refleja también la historia ganadera de esta tierra
Cruce de A Devesa. También aquí seguiremos recto y de frente cuesta abajo
Señalización vecinal y buzón
Arriba en lo alto A Devesa, que también queda atrás, casa y naves de ganado que vemos desde aquí
Al otro lado de la colina, no muy lejos, está la iglesia parroquial de San Pedro de Anafreita, la cabeza de la parroquia, con los barrios de Pardiñeira y O Curral dos Paos
Nosotros seguimos carretera adelante bajando hacia otro pequeño valle, el del Rego de Portolamas
Seguimos toda la carretera en suave y precioso descenso entre fincas y árboles
Llaneamos ahora por esta preciosa y verde vega
A nuestra izquierda el Monte Anxeriz
Pastan las vacas en la ribeira
Altos piñeiros: nos metemos en otro bosquete
A Ponte da Cima, paso del Rego de Portolamas
Seguimos recto por la arbolada ribera...
Y empezamos a subir
Ante nosotros el Alto da Mámoa (622 m) y a la izquierda el Monte do Espiño (624 m)
Cruce y de frente todo recto y en subida
Enlazamos aquí con la carretera local LU-2102
Hitos del camino
Seguimos cuesta arriba hacia el citado Alto da Mámoa
Ahora a nuestra derecha, tendremos muy buenas vistas
Precioso paisaje de los campos de A Broa y del valle donde nace el Rego de Portolamas. A lo lejos, al oeste, la Serra da Cova da Serpe, con sus cimas y penedos extendidos linealmente, asemeja la cola de un dragón... o las ondulaciones de una sierpe...
Observando el paisaje podríamos pensar en el topónimo de la parroquia, Anafreita, aparece citada como Naue Fracter y Naue Fracta en diversos documentos del siglo X del monasterio de Sobrado, lo que ha llevado a pensar en una composición del naua prerromano (terreno sin árboles, a veces pantanoso, normalmente entre montañas) y el latín fracta (roto), de ahí la palabra freita, muy dada a denominar desprendimientos, corrimientos de tierra, etc. En el siglo XII aparece Nafreita
Otra teoría, la más asentada según leemos en Toponimia do concello de Friol de Laura Ferro Devesa, es que se trata de un antropónimo compuesto, Ana Freda: Ana sería nombre hebreo que nos viene por medio del latín religioso, pues se trata de un nombre bíblico, en hombre Ananías, nombre de un sumo sacerdote y en San Ananías, discípulo de Jesús que bautizó a San Pablo, y en mujer Ana, madre del profeta Samuel, y Santa Ana, madre de la Virgen María. Por su parte Freda sería germánico, suevo o visigodo, procedente de la diosa Freda, Freya o Freyja (la Señora), divinidad del amor, la belleza, la fertilidad y la guerra y la magia. Forma parte de la particular tríada indoeuropea de los germanos, junto con Thor y Odín, da origen a muchos topónimos y nombres, masculinos y femeninos (Fruela, Froila) y las palabras germanas fraujon (mujer) y freyr (hombre)
Incidiendo en religiones, dioses y mitología, hay quien ve en el nombre de Ana a la diosa Danu de los Tuatha De Danan (hijos de la diosa Danu), uno de los pueblos asentados en Irlanda, los cuales serían desplazados por los milesianos, hijos de Mil (Mil Espáine), procedentes de España, en concreto de esta zona norte-noroeste o Gallaecia, según el Lebor Gabála Érenn o Libro de las invasiones de Irlanda, relacionado con la leyenda del galaico Breogán... no deja de ser una elucubración, pero puestos a dejar volar la imaginación...
Casa paso que damos es una historia que contar. el mismo Alto da Mámoa está vinculado a un gran túmulo o tumba megalítica aquí localizada (mámoa). Andando por estos parajes muchos milenios nos contemplan...
La palabra mámoa, emparentada con mama, recibe este nombre por su forma y portuberancia sobre el terreno. Muchas han desaparecido con el paso de los siglos o, aunque están localizadas, no siempre se conocen y siguen siendo arrasadas en diversos trabajos y labores. Es fácil ubicarlas, existan aún o no, pues han dejado huella en la toponimia de muchos lugares, también por ejemplo con la palabra arca (la cámara dolménica)
Y ya arriba, en este Alto da Mámoa, donde dejaremos la carretera LU-2102 e iremos a la derecha
El mojón nos indica tomar este ramal, que sigue recto y llano
Empezamos en una gran llanura, a manera de meseta: As Fontes, que pertenece a la parroquia de Nodar, la más occidental del concello de Friol en este tramo del Camino Norte de Santiago, a un paso ya de Sobrado dos Monxes, otro histórico y mítico enclave en la ruta a Compostela
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