Entrando en Baamonde: al fondo A Rotonda |
En Baamonde los mojones muestran ya la "mítica" cifra de los 100 kilómetros a la Praza do Obradoiro
Hay aceras a ambos lados, si bien en este margen izquierdo parece más ancha. Por ella caminamos, siguiendo una ligera bajada, mientras vemos, al fondo, el cruce de A Rotonda, hacia el que nos dirigimos
La avenida es larga y recta. A la izquierda las casas cuentan con terreno a manera de jardín. A la derecha Casa Portos
Existe una leyenda que vincula el origen de la población a un guerrero llamado Baamonde que fue premiado por el rey Ramiro tras la no menos mítica batalla de Clavijo. En algún tipo de alarde o prueba el guerrero Baamonde logró sacar ante el rey siete pescados de una canasta, prometiendo en aquel momento matar otros tantos enemigos. Como así lo hizo el monarca le otorgó el honor de portar siete pescados en su nuevo escudo, enviándole más tarde a una embajada a Inglaterra, donde conoció a la princesa inglesa Milia, con la que se casó, por lo que el rey Ramiro añadió al blasón de Baamonde una M de Milia con una corona, al ser esta princesa de familia real. La leyenda del origen del linaje la explica de esta forma Blanco Prado y Rodríguez Sánchez en Begonte pasado y presente:
"La leyenda la hace remontar al conde de Lugo don Ero o bien a don Rodrigo de Romaes, señor de Monterroso que casó con una infanta inglesa de nombre Milia, de ahí la “M” coronada del escudo. Los peces (siete u ocho) que figuran en el escudo aludirían a la costumbre de los caballeros al servicio de los Baamonde que habrían de matar tantos moros como peces comiesen en un día, cuando se les servían en la comida [...] Históricamente, el vínculo y mayorazgo de la casa lo funda el 8 de junio de 1427 don Pedro de Baamonde, que fue deán de Orense, arcediano de Vivero y luego Obispo de Mondoñedo. El vínculo de los Baamonde quedó fundado al repartir este señor sus dominios y señoríos. El se quedó con la casa-fuerte de Baamonde y las feligresías de Pacios, Castro, Carral y Gaibor, dentro del municipio actual de Begonte y otras fuera. Se queda asimismo con todas las rentas, términos y derechos de las feligresías de Virís, Bóveda y Carral"
Hasta aquí la leyenda; lo cierto es que existió un poderoso señor, Vasco Pérez de Baamonde, con solar en esta plaza, casado con Doña Milia Pérez de Castro, emparentada con Pedro Fernández de Castro el de la Guerra y con Beatriz de Portugal, por lo que sería de linaje regio y por ello se añadiría la letra M al escudo. En base a eso nació la leyenda de la princesa inglesa, si bien Milia era gallego-portuguesa y del siglo XIV, no del VIII, seiscientos años de diferencia
“(…) dize que los alcaldes y gentes de la dicha hermandad de la dicha çiudad e tierra de Lugo fueran de la dicha çiudad a derrocar la fortaleza de Bande, que hera de Fernán Díaz de Ribadeneira (…); e la fortaleza de Ansián, que dezían que hera al tienpo del conde de Trastámara; e a Tamoga, que hera de Fernán Sanjurjo, alcalde de Villalba por Diego de Andrade; e la fortaleza de Baamonde, que hera de doña Maior de Baamonde (…)”
Vasco Pérez de Baamonde participaría, como la práctica totalidad de la nobleza, en las luchas al trono entre Enrique II de Trastámarta y Pedro I El Cruel. Así el historiador Eduardo Pardo de Guevara y Valdés cuenta que los Baamonde disputaron un duelo contra dos escuderos zamoranos, Lopo Núñez de Carballedo y Martiño Alfonso de Lousada, que parecían estar mandados por Pedro I, monarca que parece haber tenido sus diferencias con los hidalgos gallegos. En el duelo falleció por los Baamonde Ares Vázquez, por lo que Vasco Pérez fue y se encaró con el rey, dicen que vestido de coraza, preguntándole: "Señor, ¿qué justicia es esta?" y, al no conseguir respuesta alguna prosiguió con la célebre afirmación...
"Caballeros de Castilla e de León, pésevos de lo que vedes que el día de hoy se sufre en presencia del rey nuestro señor, que se ponen armas escondidas en el campo para matar a los que entran en él asegurados del rey por defender su fama e su verdad e su linaje"
Tras el suceso don Vasco se haría partidario del pretendiente Enrique de Trastámara, de quien consiguió tierras y prebendas, confirmadas y ampliadas cuando arrebató a Pedro el trono, siendo ya Enrique II de Castilla
De Doña Milia y Don Vasco nacieron Constanza, Alduara, y Martiño Vázquez de Baamonde, a quien se atribuye la construcción de la antigua fortaleza del lugar, situada no muy lejos de aquí
Estas casas de la carretera se construyeron fuera del núcleo originario, amparado por las viejas murallas
Allí, en aquella explanada a nuestra izquierda, la Praza de Baamonde lleva, desde 1999, el nombre de Praza da Princesa Milia, rememorando aquellos aconteceres...
Luego de ser parte de posesiones señoriales, Baamonde llegaría a ser concello independiente con las reformas liberales del siglo XIX, si bien en 1842 fue suprimido al crearse el de Begonte. El antiguo ayuntamiento estaba en la Aldea de Arriba, la parte más antigua, junto a la muralla, algo más a la derecha de aquí
Seguimos en suave descenso siguiendo la acera siempre en recto, viendo cada vez más cerca A Rotonda, fácil de reconocer por sus edificios de pisos y los aparcamientos, siendo la zona de mayores trazas urbanas de la población, donde se concentran bares y casas de comidas
Señales viarias de proximidad al cruce, donde la N-634 sale a la N-VI, la antigua carretera A Coruña-Madrid, abierta en 1773, dentro de las grandes obras públicas del reinado de Carlos III
Más allá de los edificios de A Rotonda, esta la Estación de Baamonde, inaugurada el 10 de octubre de 1875 con la apertura del tramo A Coruña-Lugo de la línea que pretendía llegar a Palencia. Estaba a cargo de los trabajos Compañía de los Ferrocarriles de Asturias, Galicia y León, sucesora de la quebrada Compañía del Noroeste. En 1885 fue absorbida esta a su vez por la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, nacionalizada en 1941 en RENFE
Además del ferrocarril la población también tuvo varias industrias, como las Minas de Baamonde, las Gaseosas Cageao, las Bodegas Rivas Criado, lechería, fábrica de jabones... así como de célebres modistas, zapateros y mesoneros
Otra vista a la izquierda de la Praza da Princesa Milia, en esta área parcelada en plena zona de expansión urbanística de Baamonde
Allí están el parque, el polideportivo y el colegio
Acercándonos al cruce de A Rotonda empezamos a ver bares y terrazas, como la del significativo Km 101, que vemos a nuestra derecha
Cruzamos esta calle y seguimos avenida adelante
Aquí hay un mapa del Camino que convendría pararse a ver...
Vemos en él las dos alternativas para continuar ruta desde A Rotonda: en rojo la carretera N-VI, en verde un camino complementario fluvial que evita el tráfico y el asfalto, si bien sensiblemente más largo, ambos se unen en A Ponte de Santo Alberto, sobre el río Parga, ya en el concello de Guitiriz. Por la carretera, tedioso pero con buen arcén, son unos tres kilómetros, por la senda ribereña del Parga unos cinco
Vayamos por donde vayamos tengamos en cuenta que a la derecha está el Albergue de Baamonde (público)
La señalización nos lo advierte
Si vamos por la acera izquierda habremos de cruzar a la derecha
Un poco más allá tienda y estanco. En medio de esta fila de edificios el albergue es muy fácil de reconocer por su peculiar forma: un edificio con una gran portada de arco de medio punto y tejado a dos aguas que llama la atención
Y es que el Albergue de Peregrinos de Baamonde fue antaño la casa o parada de postas, un edificio con historia, pues era donde se realizaba el cambio de caballerías para los correos, viajeros o ganado, así como la asignación de postillones o mozos que iban delante, guiándolos. Su servicio desapareció en 1875 con la citada llegada del ferrocarril y en consiguiente tren-correo. Estas eran sus características, resumidas de la Wikipedia:
"Las casas de postas se disponían en las principales poblaciones a lo largo de las líneas de correos y en las vías principales para proveer el suministro de caballos necesario para realizar los viajes. Muchas servían también de parada de diligencias para viajeros. Sobre la puerta de las casa se ponía un escudo de las armas reales y un rótulo con grandes letras moldeadas con estas palabras: parada de postas.
Las casas de postas eran gestionadas por los maestros de postas que tenían a su cargo las caballerías y uno o varios postillones que asignaban a los viajeros. Tenían asignadas un determinado número de caballerías en función de sus atribuciones y de la distancia existente hasta la siguiente casa de postas.
En cada casa de postas había un libro de matrícula, foliado y rubricado por el administrador principal de correos en el cual constaban todos los dependientes de la posta tanto de número como aspirantes, con expresión de su nombre y apellido, edad, pueblo de su naturaleza, época de su nombramiento y las notas que juzgaran oportunas respecto de su conducta y celo en el cumplimiento de sus deberes. En él se hallaba inventariado el ganado de la parada y los efectos de cualquiera clase destinados al servicio.
En las líneas generales y trasversales de primer orden tenían además los maestros de postas otro libro de registro sellado y foliado por la dirección general para que los viajeros y correos pudieran anotar las faltas que advirtieran en el servicio o el estado en que se hallara aquella parada o cualquier otra inmediata"
En la sección Historias de Lugo del periódico El Correo, Sabela Corbelle publica el 19 de marzo de 2019 el artículo El largo camino de las cartas, donde explica este desaparecido servicio de las postas:
"A caballo, en diligencia, en tren, en bici o en moto, cualquier transporte fue válido para enviar y recibir cartas. Aunque el correo ya data de los romanos, una de las primeras referencias históricas de este servicio en Lugo está en los mapas de postas, del siglo XVIII
Los romanos ya tenían correo y aunque su uso fue continuo a lo largo de la historia, el servicio oficial de Correos en España comenzó a tomar forma en el reinado de Carlos III, en el siglo XVIII, cuando se organizó la administración de las estafetas y se elaboró un informe sobre la mejora de las rutas postales que daría pie a la edición del Itinerario real de las carreras de postas y de los primeros mapas de postas
Las carreras de postas partían de Madrid y se extendían, de forma radial, por todo el país. En estos trayectos, había establecimientos con paradas cada 15 ó 20 kilómetros, donde se cambiaba la caballería, tanto para el transporte del correo como de personas..."
"Por aquel entonces, las cartas llegaban a caballo. A principios del siglo XIX, la mejora de los caminos reales impulsaron el servicio y las cartas comenzaron a venir en carruaje o diligencia, compartiendo coche con los viajeros. Por eso, muchas de estas diligencias se les llamaba "correos"El viajero Henry David Inglis, en su libro Spain in 1830, se sorprendía de lo cómodos y rápidos que eran estos "correos", de los que decía que tenían asientos amortiguados por cojines y ventanillas provistas de persianas venecianas "por las que entra el aire pero no el sol". El coche solo admitía a tres pasajeros y era tirado por cuatro mulas que iban al galope. Según Inglis, los viajeros eran invitados a vino con la bota que llevaban los chóferesA las dos de la tarde, venían (a Lugo) los correos de Mondoñedo, Ribadeo, Viveiro, Monforte, Sarria y Santiago, y a las tres, de A Coruña, Ferrol y Betanzos. Estos viajaban solo lunes, miércoles y sábados. De madrugada, llegaban, a las tres, los de Castilla, y a las cinco, los de Ourense. Venían los domingos, martes y viernes..."
"Las salidas de Lugo se producían a las nueve de la mañana hacia Ourense; a las cuatro de la tarde, hacia Castilla y Santiago; a las cuatro de la mañana, hacia A Coruña, Ferrol y Betanzos, y a las cinco, a Mondoñedo, Ribadeo, Viveiro, Monforte y Sarria. Salvo las diligencias que iban a Castilla y a Santiago -que viajaban en lunes, miércoles y sábados-, el resto salía los domingos, martes y viernes. Los jueves no había diligencias ni para salidas, ni para llegadas
Las diligencias llegaban con las sacas de cartas a la administración principal, que estaba en el convento de A Nova, donde se ubicó la sede de Correos y Telégrafos tras la desamortización. Era habitual que las administraciones de Correos estuviesen situadas al lado o muy cerca de plazas. Esto se debía a que se necesitaba espacio para las diligencias y también a que entorno a la administración se congregaba mucha gente.
"Antes de que se inventase el sello, en 1850, el envío lo pagaba el destinatario cuando lo recogía. Todos los días se hacían unas listas con los nombres de los destinatarios, que se colgaban en la puerta de la administración. Si su nombre estaba allí, el interesado acudía a la ventanilla, a pie de calle, y reclamaba la carta. Lo normal era ponerse a leer en alto, por eso siempre había mucha gente alrededor de la oficina a la hora de llegada del correo ya que era una forma de enterarse de las noticias. También abundaban los escribanos, a quienes les dictaban las cartas aquellas personas que no sabían escribir", cuenta Antonio Aguilar, autor de la tesis Cartas y carteros.
"De las estafetas a las estafetillas
En 1845 había una administración en Lugo de la que dependían las estafetas de Betanzos, Ferrol y Mondoñedo y las estafetillas de Monforte, Ribadeo, Sarria y Viveiro.
Carterías
Había carterías en Baamonde, Becerreá, Castroverde, Chantada, Doncos, Baralla, A Fonsagrada, Guitiriz, Meira, As Nogais, Portomarín, Palas, Quintela, Taboada y Vilalba.
El tren correo sustituyó a las diligencias al correr más y llevar más carga
La llegada del ferrocarril a Lugo, en 1875, supuso la desaparición de las diligencias y el nacimiento del tren correo, que incluía vagones con una administración ambulante y otros con pasajeros. El tren correo que llegaba a Lugo era el llamado Ambulante del Noroeste, que hacía inicialmente un trayecto de 831 kilómetros entre Madrid y A Coruña.
La aparición del tren correo supuso una solución para la cada vez mayor cantidad de correo que transportaban las diligencias, las cuales ya no daban abasto en la segunda mitad del siglo XIX. Esto se debía al aumento del volumen de la correspondencia, al sumarse los periódicos a los envíos tradicionales de cartas"
"Mascota que con este nombre fue la imagen promocional más difundida del Xacobeo 93, el plan turístico-cultural del Gobierno gallego para el Año Jubilar compostelano de 1993, un periodo convertido en el símbolo definitivo del renacer de la peregrinación a Compostela a través del Camino de Santiago. Obra de 1991 del diseñador gallego Luis Carballo, esta mascota se dio a conocer en 1992, coincidiendo con la Exposición Universal de Sevilla, desde donde se lanzó a toda España con notable éxito, reproducida sobre todo en pins y camisetas. Mostraba una imagen inédita e introducía el desenfado y la innovación en las actividades civiles relacionadas con el jubileo.
Su nombre -Pelegrín- se correspondía con una variante popular gallega del sustantivo ‘peregrino’ y se inspiraba, mediante trazos sencillos y colores rotundos, en la imagen más tradicional -bordón y calabaza incluidos- de la indumentaria de los caminantes jacobeos, descrita ya en parte en el Codex Calixtinus (s. XII).
En el siguiente año jubilar (1999), el plan turístico-cultural paralelo proyectado por este motivo por el mismo Ejecutivo autonómico, sustituyó el Pelegrín por una imagen circular formada, sobre un fondo de color granate, por la silueta en blanco de cuatro conchas de vieira, el mayor de los símbolos peregrinos. Lo realizó el también diseñador gallego Alberte Permuy. Se mantuvo en la programación civil de los dos siguientes años santos: 2004 y 2010. En 2009, ante la celebración del jubileo de 2010, el Gobierno gallego estudió la posibilidad de recuperar la vieja mascota. Se descartó por motivos técnicos"
"Concha Prado Martul, unha gran amiga no Camiño"En ese mismo año la asociación Xermolos le dedica un monográfico en el número 12 de su revista
La colocación de esta placa es plasmada así el 14-6-2009 por Mayte Corbelle en La Voz de Galicia, con el artículo titulado Conchita Prado ya forma parte del Camino Norte:
«Non se pode entender a vida deste Camiño Norte sen ela». Fue esta una de las frases que ayer más sonó en Baamonde, durante las segundas Xornadas do Peregrino Camiño Norte de Santiago na Terra Chá, nos concellos de Guitiriz e Begonte. Una celebración que comenzó la reunión de la Mesa do Camiño Norte en la casa de la cultura begontina. Posteriormente, todos los participantes se desplazaron hasta Baamonde para celebrar el acto central del día, el homenaje a Conchita Prado Martul, antigua encargada y delegada de la asociación Abrindo Camiño, recientemente fallecida
El primero de los actos previstos fue el descubrimiento de una placa en la entrada del albergue de Baamonde. Un acto en el que estuvieron presentes familia y amigos de Conchita. Con todo, el encargado de descubrirla fue el alcalde de la localidad, Antonio Vázquez. Después, todos ellos se desplazaron hasta la iglesia, donde diferentes personas hablaron del Camiño Norte y también de la homenajeada. Allí, el regidor local dijo de ella que «foi una muller todo corazón, que tiña por norte a súa terra e o que iso significa» y añadió que «hai casos en que unha persoa é imprescindible, este é un deses, porque Conchita era servicial, forte, agradable, leda e firme». Además, Vázquez apuntó que «ela foi a alma deste albergue». De esta manera, esta fue la primera intervención del día. Después llegó el turno de la familia, personificada en sus dos hijas: Silvia e Martina. Ambas, llenas de emoción, leyeron un poema escrito por ellas, a su padre y a su hijo. Un poema que terminaba diciendo: «Te quiero, mamá»
Dada su historia y su vinculación con el Camino merece la pena conocer el lugar. Durmamos o no aquí podemos sellar nuestras credenciales y aprovechar para conocer el interior
"... su albergue, instalado en una antigua gran cochera de diligencias, es uno de los más cómodos y mejor atendidos del Camino del Norte, y el pueblo ofrece todo tipo de servicios"
Saliendo del albergue seguimos camino por los edificios de A Rotonda
Y aquí está A Rotonda, la unión de carreteras y, más allá, el ferrocarril. A la derecha están el Supermercado Baamonde y el Bar Sara, antiguo Bar Guerrero, que fue regentado por Ángel Guerrero Varela, famoso por haber sellado un sonado y renombrado premio de la Lotería Primitiva en 2008, contado así por La Voz de Galicia el 27 de diciembre de ese año:
"Quién no ha llegado una vez a una administración de lotería y ha dicho eso de «me da una Primitiva de máquina». Pues alguien lo hizo esta semana en el bar Guerrero de Baamonde y recibirá como premio, de momento, 179.611,02 euros. Y digo de momento porque se trata de un boleto sellado para los sorteos del pasado jueves y de hoy y que obtuvo un premio de segunda categoría, o sea, cinco acierto y el número complementario
En la cafetería donde se selló esta Primitiva, dirigida por Ángel Guerrero Varela , se mostraban ayer muy contentos porque es el premio más importante que han repartido de momento. Además, como señala la hija del propietario, María Guerrero , se suma a un premio de 10.000 euros del pasado sábado. No se sabe quién ha sido el agraciado ya que se trata de un local situado cerca de la autovía y con mucha clientela de paso. «Pode ser que o ganador nin o saiba ata o luns, cando veña a comprobar os acertos», dijo María Guerrero"
Aquí en A Rotonda, viendo de frente la farmacia y la rúa da Estación, hemos de decidirnos, como hemos dicho, entre tomar el camino de la derecha, por la N-VI o el de la izquierda, el llamado camino complementario, también por la carretera, pero que pronto dejaríamos para cruzar el Parga y continuar, al otro lado, por los bosques de sus riberas
En esta lugar está el Café Bar A Rotonda, que durante años regentó Tino A Rotonda, otro de los grandes impulsores del Camino Norte, a quien queremos recordar. Por allí seguiríamos el camino complementario
En esta foto, de hace unos años, vemos a tino despachando en la barra. Aunque ha dejado el oficio es fácil que nos lo encontremos, ahora como parroquiano
Vayamos por el camino oficial o por el complementario sí recomendaríamos, máxime si vamos a alojarnos en Baamonde, la visita a otros lugares muy importantes de las cercanías: para ello seguiríamos de A Rotonda a la derecha, junto a las terrazas del Bar Sara
Cruzamos aquí el Camiño da Chafareta, pasando junto a esta vieja casa, quizás la más antigua del cruce. Fijémonos en el total dominio de la pizarra y en las altas chimeneas
Las ventanas, llamativamente, están casi a ras de suelo, tal vez sea que sucesivas capas de relleno viario la hayan dejado, con el tiempo, a este nivel: en la esquina iremos a la derecha
Estamos en la carretera N-VI, la antigua carretera da Coruña, ya citada, abierta a finales del siglo XVIII, una de las primeras que vinieron a sustituir a los antiguos camiños reales que aquí se cruzaban
Al otro lado está el mojón del camino oficial
Y las señales que recuerdan que durante unos tres kilómetros hemos de ir por la carretera
Hay aceras a ambos lados
Oficina bancaria a la izquierda
Aquí vemos otro hermoso caserón, con gran balcón-galería mirando al cruce y puertas y ventanas adinteladas con cantería de granito en la pared de la calle
Casa Meilán, que fue bar. Aquí se rodaron, llevando el establecimiento ya tiempo cerrado, las escenas centrales de la película Longa Noite de Eloy Enciso, que narra el regreso del protagonista, Anxo, a su pueblo natal, donde"se encuentra con el rencor tanto de ganadores como de vencidos (de la Guerra Civil), quienes le ven en peligro de profundizar en memorias que creían haber olvidado"
"En la zona más cercana a Villalba, los hórreos son más pequeños al ser las propiedades de menor tamaño y se construyen con madera, dando lugar al segundo tipo de hórreo más habitual de la comarca, completamente realizado con madera, de doelas también verticales, y que comparte con el primero el uso de losas de pizarra en los faldones de su cubierta a dos aguas y las cepas de cachotería de pizarra, con losa rectangular de pizarra como tornarratos. Su cubierta suele prolongarse sobre la puerta, que tiene un pequeño "balcón" delante"
A la derecha, una antigua nave es ahora el bar Madia Leva, el 2 de junio del 2017 por los hermanos Corral, donde se realizan exposiciones pictóricas, fotográficas, etc. siendo por lo tanto un centro de atracción artística y cultural. Al día siguiente de su inauguración publica su crónica El Progreso:
"Los cuatro hermanos Corral Ares, propietarios del centenario restaurante Galicia de Baamonde, han dado un nuevo paso en el mundo de la hostelería con la apertura del Madia Leva, un nuevo local de ocio en el que prevén realizar exposiciones todos los meses.
El Madia Leva -que generará tres o cuatro puestos de trabajo-, tendrá un horario amplio, con la idea de ofrecer tanto desayunos por las mañanas como un nuevo espacio para el ocio nocturno
El Madia Leva -que generará tres o cuatro puestos de trabajo-, tendrá un horario amplio, con la idea de ofrecer tanto desayunos por las mañanas como un nuevo espacio para el ocio nocturno"
Nos fijamos en estos bancos de piedra a los lados de la puerta de una casa, de aquellos tiempos en los que la gente se sentaba a ver a los demás pasar y entablar conversaciones
El portón, acceso a los establos
El establecimiento fue fundado en el año 1916 por los bisabuelos de los actuales dueños como negocio de ultramarinos a su regreso de la emigración en Cuba, a nombre de Juan Castro Paz y Rita Vázquez y conocido como Casa Ribado aunque su titular era Juan y, con el tiempo, su yerno Manuel Corral
Fue en 1965 cuando su nieto Xoán Corral Castro le pone el nombre de Restaurante Galicia con el que ha llegado a nuestros días. Lo había heredado de su madre Josefa, hija de los fundadores y casada con Manuel Corral, que tuvieron 11 hijos pero que fue Xoán Corral quien se puso al frente junto con su mujer Maruja Ares
Los cambios en hábitos de consumo fueron transformando el establecimiento y, aparte del nombre, la tienda fue desapareciendo en favor del comedor, llegando a comprarse en 1975 una vivienda al lado para poner uno más en condiciones y poder servir a la gente que acudía a probar la buena gastronomía del lugar
"En 1916, al volver de unos años emigrados en Cuba, Rita Vázquez y Juan Castro abrían al pie de la carretera, en Baamonde, una tienda que bautizaron como Juan Castro Paz, Vinos y Comestibles, uno de aquellos negocios de la época que tenían algo de casa de comidas, algo de bar, un poco de parada en la carretera de A Coruña y bastante de ultramarinos. Rita había traído con ella al regresar de América una cafetera de un tipo desconocido por la zona que hizo que pronto A de Ribado, como se conocía el local en honor a la aldea natal de Juan, se hiciese muy popular
El local pasó de padres a hijos y de estos a uno de los nietos, Xoan Corral, quien en 1965 cambió el nombre del negocio al actual Restaurante Galicia. Y aunque el local contaba ya con medio siglo de historia y una importante tradición como parada en la carretera nacional entre Lugo y A Coruña fue Xoan quien lo convirtió en algo más, acondicionó las antiguas cuadras como comedor y, poco después, alquiló la casa vecina para montar una segunda sala. Los Corral son de ese estilo de hosteleros que buscan conversación de mesa en mesa, que se ganan a los clientes y que acaban por convertirse en un atractivo más del negocio. Tienen, además, una vena artística que se refleja en tallas y en poemas que uno se va encontrando por los rincones del restaurante"
Incide en esta preciosa historia el periodista Jorge Guitián en Tabernas que no deberían desaparecer nunca:
"Abierto en 1916 como 'Juan Castro Paz Vinos y Comestibles', el restaurante Galicia sigue colocando Baamonde en el mapa de las tabernas que deberían ser ya patrimonio nacional
Baamonde es una pequeña aldea del interior de Lugo . Sus apenas 350 habitantes no son un indicativo del lugar estratégico que el pueblo ocupa y que lo ha convertido en parada obligatoria desde hace siglos.
Baamonde está en plena N-VI , la carretera que une A Coruña con Madrid, justo en el punto en el que de esta se desgaja la N-634, que discurre entre Galicia y Bilbao. El centro del pueblo es, precisamente, esta encrucijada. Y allí, a 50 metros, está el Restaurante Galicia .
En la actualidad Baamonde es el lugar en el que se unen la Autovía del Noroeste (A-6) y la Autovía del Cantábrico (A-8) . Eso hace que el lugar esté a poco más de 20 minutos de la ciudad de Lugo, 40 de A Coruña y a una hora de Santiago o de Ferrol . Quienes viajan desde Madrid o la meseta hacia el norte de Galicia pasan, casi obligatoriamente, por este lugar del ayuntamiento de Begonte.
Eso hace que, al contrario de lo que ha ocurrido con muchos pueblos que quedaban fuera del trazado de la autovía, Baamonde siga siendo lugar de paso y de parada. Esto se debe al trabajo que hacen algunos locales de hostelería de la localidad pero, sobre todo, a la fama del Galicia, al que a diario llega gente a comer desde zonas muy alejadas..."
"... Rita Vázquez y Juan Castro volvieron de la emigración en Cuba hacia 1916. Fue entonces cuando decidieron abrir junto al cruce de carreteras de su pueblo una de aquellas tiendas de antes, en las que uno podía comprar un carrete de hilo, un kilo de garbanzos, una ristra de chorizos o tomarse un vino. Así nacía Juan Castro Paz Vinos y Comestibles.
Rita se había traído de América una cafetera de un tipo desconocido aquí por entonces, lo que hizo que su local, más conocido como A de Ribado que por su nombre oficial, ganase fama rápidamente y se convirtiera en parada obligada en los desplazamientos entre A Coruña, Lugo y Madrid
Sus hijas Josefa y Lidia heredaron el local y de ellas pasó, ya en 1965, a Xoán Corral, hijo de la primera. Por aquella época A de Ribado era ya una taberna célebre en toda la provincia, así que Xoán decidió ampliarla y lo que habían sido las antiguas cuadras tras el local se acondicionó como comedor.
El éxito fue tan rápido que poco después los Corral se hicieron con la casa contigua, tiraron el tabique y abrieron un segundo comedor más amplio. Por entonces Xoán se hacía cargo de la taberna y su mujer, Maruja Ares, de la cocina.
Casi 55 años después la cosas siguen en la misma línea. Al fallecer Xoán, en 2012, su mujer y sus hijos se pusieron al frente del negocio. Maruja sigue asomando por la cocina mientras que la cuarta generación – Jamy, Montse, Inés y Jes - están al frente del día a día.
Poco ha cambiado desde entonces. El Galicia sigue siendo parada casi obligatoria para quien se mueve por esa zona de Lugo, el local sigue igual –los mismos muebles, las mismas paredes de piedra. Han conseguido preservar el ambiente de taberna de siempre y que cada fin de semana se mezcle aquí el público local con el llegado de Lugo, Coruña, Santiago o Asturias.
En el comedor, los viejos muebles acogen recuerdos de aquí y de allá. El cliente tiene que mover el gran banco de castaño para sentarse a la mesa. En un rincón, en invierno , hay una chimenea encendida.
Los Corral han ido poniendo cosas al día, claro, pero han mantenido el espíritu de un espacio centenari o. A la taberna se sigue accediendo bajo la parra, el interior sigue presidido por la gran barra, los techos son bajos, las paredes de piedra oscura, con el carácter que sólo dan los años. Aquí y allá se amontonan recuerdos: unos zuecos, una plancha antigua, una colección de botellas de Estrella Galicia, de las que ya no se utilizan.
"...¿Y la cocina? La cocina es la que esperarías en un lugar así, la que te traerá a la memoria, si eres gallego , comidas de hace 30, 40 o 50 años. Y si no lo eres, te hará entender a qué sabía por aquí la cocina de antes.
Callos, sopa de cocido, caldo (aquí no le llamamos caldo gallego. Estamos en Galicia, se da por supuesto) , empanada, pulpo… entrantes clásicos, económicos, de los que permitían en otros tiempos que hasta la clientela menos adinerada pudiese calentarse el estómago, además de tomar un vino.
Los principales siguen la misma línea: pollo guisado, ternera en salsa, cordero con patatas, bacalao, chuletón de ternera, cocido en temporada, etc. Recetas de siempre, sabores de la memoria sin actualizaciones, sin refinamientos. Cada bocado es un pequeño viaje en el tiempo
Postres igualmente sencillos: quesada, tarta de Santiago, queso del país con membrillo. Y, tras ellos, no puede faltar una de las especialidades de la casa, el café de pota (de puchero) , que aquí se presenta como café de pota madre.
Los Corral son una de esas estirpes de hosteleros habladores, afables, dispuestos siempre a entablar conversación con los clientes. Taberneros de vieja escuela que entienden que el trato es un aliciente más para quien se desplaza a visitarlos.
"... Xoán, el padre de la actual generación, llevó esa afabilidad un paso más allá y se convirtió en un personaje único. En los años 70 comenzó a servir queimadas , poco a poco fue depurando el ritual, añadiendo una vestimenta cargada de detalles : unas llaves antiguas colgando por aquí, un sombrero de mimbre por allá.
Su hermano Víctor, escultor, además de tallar, por ejemplo, una curiosa capilla en el interior de un castaño centenario junto a la iglesia románica que hay tras el restaurante, se encargó de muchas de las tallas que hoy adornan las paredes de la taberna. Y, junto a ellas, de los santos que albergan el “agua bendita ”. Aunque esto merece una explicación.
Su célebre café de pota madre llega a la mesa en un pote de fundición, de los que antiguamente se usaban para cocinar al fuego. Jamy se acerca y lo va sirviendo mientras charla con el cliente. Junto al puchero coloca una talla de unos 40 cm de alto, de castaño macizo.
Una vez que el café está servido pregunta si el cliente desea agua bendita. La talla del santo se abre para desvelar su secreto: en el interior hay una botella de aguardiente que el cliente puede añadir al café a voluntad.
Todo el ritual da pié a más charlas, a anécdotas de la familia y del local. 103 años dan para mucho.
Y así van pasado los años en el Galicia, en la que antes fue A de Ribado, entre charlas, vinos y comidas de siempre, en un ritual que se repite año tras año y que sigue colocando Baamonde en el mapa de las tabernas que deberían ser ya patrimonio nacional"
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