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sábado, 8 de agosto de 2015

MONTE PINDO: EL OLIMPO GALLEGO, SANTUARIO DE LOS DIOSES DE PIEDRA

El Monte Pindo desde la Playa Langosteira en Fisterra
Visible desde gran parte del recorrido a Fisterra, ya desde tierras del interior, el mítico Monte Pindo, sito entre los concellos de Dumbria, Mazaricos, Cee y Carnota, rodeado de playas y rías (,a de Corcubión y la de Muros y Noya) estuvo siempre plagado de evocadoras historias y tradiciones.

Bajo la montaña y ante la ría pueblos de pescadores... O Ézaro, O Pindo, Quilmas...
La forma puntiaguda, conformada por bolos graníticos rosados, de sus cimas, picachos y estribaciones, diferente a las demás montañas y colinas de la zona, y que se levantan sobre ellas y el mar, dando vista a la boca de la ría de Corcubión y dominando una parte importante del litoral gallego, de las Rías Altas a las Rías Baixas, han hecho de esta impresionante montaña, donde el río Xallas se desborda para desembocar en el Atlántico precipitándose desde la cascada de Ézaro (único río de Europa que cae en cascada sobre el mar), un grandioso símbolo de Galicia y del camino al Fin de la Tierra

El Monte Pindo más allá de Cee visto desde Corcubión
Su espectacular orografía por lo tanto le confiere ese aspecto tan dado a historias de dioses galaicos, monstruos y seres mitológicos como hadas, sierpes, mouras y encantadas que le han caracterizado desde siempre.


Reminiscencias patentes de cultos solares, el Ara Solis o altar del Sol, astro rey que "se sumerge" en las aguas de esta costa de ritos ancestrales, pero también adoraciones lunares pues tan espectacular como ver ocultarse a Helios ,el Sol, en el Atlántico es ver surgir a su hermana Selene, la Luna, sobre el Monte Pindo.


Se dice que el nombre procede del celta binn dubh (monte oscuro) y que existen otros montes llamados exactamente igual en otros enclaves atlánticos como Escocia e Irlanda. Durante la dominación romana Celtici Supertamarci (celtas supertamarcos), gentilidades galaicas que poblaban la comarca


En el siglo X el obispo Sisnado de Iria Flavia ordena erigir un castillo para defensa del país de los continuos ataques vikingos y en el que habitarín linajudas estirpes hasta su destrucción en las guerras irmandiñas. De este y otros castillos apenas quedan restos ni referencias, salvo enigmáticas inscripciones.


Dentro de la epopeya xacobea se muestra como enclave que guarda el tesoro de la reina Lupa y como escenario de acontecimientos más recientes y especialmente trágicos, fue escondite de gentes perseguidas durante la guerra civil.

El Monte Pindo, más allá de los Montes de Buxantes, desde las inmediaciones de Hospital, concello de Dumbría, donde empezamos a verlo desde el Camino de Fisterra
Ya desde las tierras del concello de Dumbría, en concreto desde el pueblo de Hospital, donde hubo hospital de peregrinos, divisamos al oeste las características cumbres del Pindo, quizás la primer referencia de nuestra proximidad al océano y al que nos iremos acercando en nuestro trayecto a Cee.


Luego, conforme salimos de Corcubión y hasta el mismo Cabo Fisterra, el Monte Pindo irá quedándonos al sur, cada vez más majestuoso y soberbio, principalmente cuando, en esos mágicos atardeceres de la Costa da Morte, los rayos del sol le confieren un vivo color luminoso, a veces casi rojo y naranja.


En sus estribaciones se han hallado numerosos restos arqueológicos varias veces milenarios, petroglifos, objetos de bronce y piedra, y hasta cimientos de una ermita primitiva que cristianizaría estos parajes, ya sagrados desde la más remota noche de los tiempos, dada su emergente forma sobre el mar del fin del mundo conocido en occidente.


Muchos fueron quienes escribieron crónicas, estudios e impresiones sobre este monte, así el Padre Sarmiento compara su nombre con el macizo del Pindo en el Épiro, entre Grecia, Albania y Macedonia y recoge leyendas sobre las plantas medicinales del lugar, ciertamente de gran riqueza botánica, a la que le atribuyen remedios para las parejas que no podían concebir hijos.


Otero Pedrayo, Patriarca das Letras Galegas, escribió de él como "gran testa xupiteriana", gran cabeza jupiteriana, realzando su condición de verdadero Olimpo Gallego. El también escritor Uxío Carré Aldao habla de las fortalezas de San Xurxo, Canedo y Penafiel. De uno de ellos procedería una de aquellas misteriosas inscripciones de las que hemos hablado, la que dice en latín: "Reyes, obispos, presbíteros, todos por poderes recibidos de Dios, excomulgaron aquí este castillo", frase relativa a la excomunión por parte del Arzobispo de Santiago Diego Xelmírez del conde de Traba, que mantenía prisionero en una de estas fortalezas al arcediano de Trastámara.


Por su parte el investigador Xosé Barreiro Barral informa de sus hallazgos en 1932, un poblado y una probable ubicación de una de las tres Aras Sextianas, monumentos en honor al emperador Augusto en las últimas fronteras del Imperio.


El escritor César Antonio Molina dedicó estos versos al Monte Pindo: "O pasado sen teito está nese lugar./ O temor non desterrado ó descoñecido./ Procuramo-la bóveda nun frío mencer/ ou nun entardecer sanguiñolento,/ ata ser soamente sombras..."


Afectado en el año 2013 por un incendio calificado de atentado y que provocó movilizaciones ciudadanas, existe desde hace tiempo una importante acción popular que reivindica sea declaratentadodo Parque Natural y disponga de una mayor protección oficial, Hasta ahora está declarado Espacio Natural Protegido y Lugar de Importancia Comunitaria junto con la playa de Carnota




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