El Monte Pindo desde la Playa Langosteira en Fisterra |
Bajo la montaña y ante la ría pueblos de pescadores... O Ézaro, O Pindo, Quilmas... |
El Monte Pindo más allá de Cee visto desde Corcubión |
Reminiscencias patentes de cultos solares, el Ara Solis o altar del Sol, astro rey que "se sumerge" en las aguas de esta costa de ritos ancestrales, pero también adoraciones lunares pues tan espectacular como ver ocultarse a Helios ,el Sol, en el Atlántico es ver surgir a su hermana Selene, la Luna, sobre el Monte Pindo.
Dentro de la epopeya xacobea se muestra como enclave que guarda el tesoro de la reina Lupa y como escenario de acontecimientos más recientes y especialmente trágicos, fue escondite de gentes perseguidas durante la guerra civil.
El Monte Pindo, más allá de los Montes de Buxantes, desde las inmediaciones de Hospital, concello de Dumbría, donde empezamos a verlo desde el Camino de Fisterra |
Luego, conforme salimos de Corcubión y hasta el mismo Cabo Fisterra, el Monte Pindo irá quedándonos al sur, cada vez más majestuoso y soberbio, principalmente cuando, en esos mágicos atardeceres de la Costa da Morte, los rayos del sol le confieren un vivo color luminoso, a veces casi rojo y naranja.
En sus estribaciones se han hallado numerosos restos arqueológicos varias veces milenarios, petroglifos, objetos de bronce y piedra, y hasta cimientos de una ermita primitiva que cristianizaría estos parajes, ya sagrados desde la más remota noche de los tiempos, dada su emergente forma sobre el mar del fin del mundo conocido en occidente.
Muchos fueron quienes escribieron crónicas, estudios e impresiones sobre este monte, así el Padre Sarmiento compara su nombre con el macizo del Pindo en el Épiro, entre Grecia, Albania y Macedonia y recoge leyendas sobre las plantas medicinales del lugar, ciertamente de gran riqueza botánica, a la que le atribuyen remedios para las parejas que no podían concebir hijos.
Otero Pedrayo, Patriarca das Letras Galegas, escribió de él como "gran testa xupiteriana", gran cabeza jupiteriana, realzando su condición de verdadero Olimpo Gallego. El también escritor Uxío Carré Aldao habla de las fortalezas de San Xurxo, Canedo y Penafiel. De uno de ellos procedería una de aquellas misteriosas inscripciones de las que hemos hablado, la que dice en latín: "Reyes, obispos, presbíteros, todos por poderes recibidos de Dios, excomulgaron aquí este castillo", frase relativa a la excomunión por parte del Arzobispo de Santiago Diego Xelmírez del conde de Traba, que mantenía prisionero en una de estas fortalezas al arcediano de Trastámara.
Por su parte el investigador Xosé Barreiro Barral informa de sus hallazgos en 1932, un poblado y una probable ubicación de una de las tres Aras Sextianas, monumentos en honor al emperador Augusto en las últimas fronteras del Imperio.
El escritor César Antonio Molina dedicó estos versos al Monte Pindo: "O pasado sen teito está nese lugar./ O temor non desterrado ó descoñecido./ Procuramo-la bóveda nun frío mencer/ ou nun entardecer sanguiñolento,/ ata ser soamente sombras..."
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