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lunes, 16 de noviembre de 2015

LA DULCE MELIDE: EN EL CAMINO FRANCÉS Y EN EL CAMINO PRIMITIVO

Puente de Furelos, camino de Melide
O LEBOREIRO Y FURELOS: ENTRANDO EN EL CONCELLO DE MELIDE POR EL CAMINO FRANCÉS. 

O Leboreiro, iglesia, cabeceiro y antiguo hospital de peregrinos
Siguiendo el Camino Francés y dejando atrás las lucenses tierras del concello de Palas de Rei, en O Coto, los peregrinos entran en el concello de Melide y en la provincia de A Coruña, por términos de la parroquia de O Leboreiro, aldea a la que llegamos admirando su buena arquitectura rural de casas de piedra. El enlave es citado en el Códice Calixtino como Campus Leporarius o Monte de Liebres y fue donado en el año 1285 por el rey Fernando II al monasterio de Sobrado dos Monxes


Un cruceiro nos orienta hacia el final del pueblo, donde hallaremos su iglesia románica al lado del antiguo hospital de peregrinos, todo ello ante un cabeceiro o pequeño hórreo circular hecho de varas entretejidas, al lado mismo del Camino.
Iglesia de Santa María do Leboreiro
La iglesia de Santa María do Leboreiro es descrita como gótica aunque con fuerte influencia de las trazas románicas.
Imagen de la Virgen María en el tímpano de la iglesia
Destaca sobre todo una gran imagen de la Virgen rodeada de ángeles en el tímpano o espacio situado en medio del arco ojival de su llamativa portada con capiteles labrados. 

Arco ojival
Capiteles labrados

Ábside semicircular.
La nave del santuario es rectangular y el ábside semicircular, con capiteles cincelados con motivos alegóricos del arte medieval. Si visitamos el interior veremos una talla de Santa María del siglo XIV. Una leyenda popular relaciona esta figura con la esculpida en la portada. Según ella un buen día nació una fuente en las cercanías, un manantial del que de repente empezó a manar agua, en el que se veían luces durante la noche y se percibía olor a flores durante el día. La vecindad excavó en el lugar y encontró una imagen de la Virgen, la cual fue traída a esta iglesia, pero todas las noches desaparecía y volvía milagrosamente a la fuente, hasta que un día un artista decidió esculpir la figura de Santa María en la portada y a partir de entonces la imagen encontrada se quedó para siempre en el templo, donde un fresco del siglo XVI con escenas religiosas tales como la Flagelación de Jesús, la Visitación de Santa Isabel o el Martirio de San Sebastián completan el legado artístico e histórico de esta parroquial, al igual que restos de una pintura de Cristo Crucificado en la pared del arco del altar.

Antiguo hospital de peregrinos
Al lado del Camino también está el edificio del que fue hospital de peregrinos, del que se tienen noticias desde el siglo XII y que fue rehabilitado por Vasco de Ulloa en el siglo XV, conservándose por ello en su fachada los escudos de la estirpe. 

Escudo y señalización en la fachada del antiguo hospital de peregrinos de O Leboreiro
Luego, el Camino prosigue por Desecabo con el puente medieval sobre el río Seco y el Parque Empresarial da Madalena para llegar a Furelos, antesala de la villa de Melide, capital del concello y cabeza de la comarca.
Puente en Furelos
En Furelos la joya del Camino es el puente medieval sobre el río del mismo nombre, A Ponte de San Xoán de Furelos. Su aspecto actual obedece a la reformas del siglo XVIII pero es citado por primera vez en el siglo XII, cuando el territorio estaba enmarcado dentro de la zona de influencia del monasterio de Sobrado dos Monxes. No obstante se sospecha que en el lugar pudo estar la mansio o parada de postas para autoridades imperiales de la Vía Romana XIX entre Braga y Astorga llamada mansio Brevis en el célebre Itinerario de Antonino, una especie de gran guía de carreteras del Imperio Romano.

A Ponte tiene 50 metros de largo y cuatro arcos de medio punto, así como un paso de 3,7 metros de anchura, todo ello de piedra. Por su parte el río forma un remanso y dispone de una pequeña presa que compone un conjunto de suprema belleza con su salto de agua, el puente y la vegetación de ribera, magnífico acceso al pueblo, desde el que ya divisamos, cercana, la villa de Melide.

Furelos dispone sus casas en torno a las callejuelas empedradas del trazado caminero.

Predomina la piedra en su arquitectura popular y hay varios establecimientos hosteleros a pie de ruta. Antaño tuvo hospital de peregrinos, documentado en el siglo XII y en decadencia ya en el XVIII.
Iglesia parroquial de San Xoán. Furelos
Además del puente otro elemento notable del patrimonio histórico del lugar es la iglesia parroquial de San Xoán, a la que llegamos justo de frente a su pared sur, donde reconocemos los canecillos que, sosteniendo los alerones del tejado, forman parte de la fábrica románica original del edificio, sumamente reformado a lo largo del tiempo.

Ante el santuario se extiende el camposanto, con cruceiro situado en este mismo campo de la iglesia.
Retablo neoclásico del altar y retablo lateral de Santa Lucía
Accediendo al interior llama la atención el retablo neoclásico de finales del siglo XVIII presidiendo el altar con la figura del patrón, San Juan Bautista, así como abundante imaginería entre la que destaca la de la venerada Santa Lucía, en un retablo lateral neogótico del año 1926.
El Santo Cristo del brazo desenclavado de San Xoán de Furelos.
Pero sin duda la imagen más glosada es la del Santo Cristo con un brazo desenclavado, sita en otro de los laterales, escena solo existente en contadísimos santuarios del mundo, realizada por el escultor nacido en Furelos Manuel Cagide, con prestigioso taller en Santiago de Compostela.
El Camino Sale de Furelos
Furelos desde el camino que va a Melide
Atravesando Furelos salimos a la campiña, verdes praderías ante la villa de Melide, de la que solo nos separan unos metros a lo largo de un hermoso paseo, cuando de tierra, cuando empedrado y cuando flanqueado por arbolado, pasando junto al centro parroquial.
 
Llegando a Melide
De allí por la rúa Camiño Vello de Santiago pasamos a una zona residencial de quintas y chalets donde veremos ya alojamientos y albergues, antes de llegar a los edificios de pisos de la urbe, en la avenida de Lugo, con numerosas tiendas, servicios y, como no, las afamadas pulperías de Melide, gran arteria comercial y de comunicación de la población, entrada por la carretera N-547.


Pulperías de Melide
San Roque y su magnífica portada románica
Tampoco dejemos de ver la capilla de San Roque, con portada románica que vino de la desaparecida iglesia de San Pedro y al lado un antiquísimo cruceiro del siglo XIV, que para el gran erudito galleguista Castelao era el más antiguo de Galicia y que llama la atención por su Cristo sedente (sentado), mirando hacia el Camino. Alegoría del arte medieval en Melide, ciudad del Camino, Camino de la ciudad.

Cruceiro de San Roque

Olivo y monolito en homenaje al escritor Xosé Vázquez Pintor



Parques y jardines, villas hermanadas y mercado dominical.



Casas de entre los siglos XIX y XX en la zona que se extendió más allá del núcleo originario y que se expandió a lo largo de la carretera de Santiago, actual N-547. Importante eje comercial y de comunicación en nuestros días.


Peregrinos de unos y otros caminos confluyen en Melide, buscando parada y fonda.



Si pernoctamos en Melide, no dejemos tampoco de darnos un pequeño paseo nocturno por tan bellas rúas y plazas.


De día o de noche, la hostelería saca a la calle sus concurridas terrazas. Tascas y tabernas ofrecen el preciado pulpo, que es especialidad de gran tradición en muchos concellos no costeros.


Carnes y quesos D.O. Arzúa-Ulloa son asimismo producto de la misma tierra. Los encontraremos en tiendas, bares y en el mercado de los domingos, cuando as labregas y as queixeiras vienen a vender estos riquísimos manjares.


Melindres, emblema de la Dulce Melide: A Terra Doce, junto con ricos, almendrados y demás golosas exquisisteces
Eso sí, no nos olvidemos que estamos en la Terra Doce, la tierra dulce, pues la repostería es una gran enseña de la calidad de los productos de Melide, tanto es así que se celebra una fiesta especialmente dedicada a ello en el mes de mayo, el peregrino que en esas fechas pase dulcificará su romería sin lugar a dudas. Una fiesta que tiene mérito destacado para ser declarada de Interés Turístico Nacional, reconocimiento oficial de lo que ya es una verdad real y que redundaría en beneficio directo de Melide, su comarca, y toda Galicia.


Así, ricos, melindres, almendrados y otras especialidades darán plena satisfacción a los paladares más exigentes pues no olvidemos tampoco que el esfuerzo físico, en nuestro caso el del caminante peregrino, bicigrino o caballogrino agudiza apetito y sentido del gusto.

Puestos de elaboradores de melindres, ricos y almendrados en la Feira do Melindre ante la Casa do Concello. Praza do Convento.
Animación y concurrencia en las rúas de Melide durante la celebración de la Feira do Melindre.

Melide: unión de los caminos Francés y Primitivo y paso de la rúa de San Pedro a la rúa principal hacia O Castelo.
Disfrutemos de la Feira do Melindre y del renombrado mercado, antes de volver al Camino, enlazando Camino Francés y Camino Primitivo en el corazón del Melide Vello y saliendo del casco urbano Melide por la Rúa Principal hacia O Castelo.

LLEGANDO A MELIDE POR EL CAMINO PRIMITIVO:

Melide desde la Serra do Careón
Los peregrinos que llegan aquí por el Camino Primitivo entran en la Terra de Melide, comarca compuesta por varios concellos, en la Serra do Careón, dejando atrás tierras lucenses y entrando en las coruñesas. Así atravesaremos los pueblos de Vilouriz y Vilamor, en el concello de Toques, bajando de la serranía a lo largo de la bella campiña de pastizales, bosquetes y aldeas.

A Ponte de Pedra, entrando en el concello de Melide
Así, ya por las llanuras del valle, en el puente medieval de A Ponte de Pedra, sobre el río Furelos, entramos en el concello de Melide,  admirando el paisaje de esta fértil y verde vega...

Agua para los peregrinos en A Ponte de Pedra.
Recientemente un vecino, Ángel Cabado, había instalado un monolito coronado con una veleta y en él, bidones llenados con agua fresca de manantial que él mismo compraba para que pudiesen servirse gratuitamente los peregrinos.


Camino de Melide
Al sur, el Monte do Picón, y a sus pies, numerosas aldeas salpicando la campiña, Eirexe, Cimadevila, O Verde, Bulleiro, Pazos, A Pena, O Vilariño... todo ello en la parroquia de San Martiño de Oleiros. Por allí abajo, entre la arboleda ribereña, pasa el río Furelos. Nosotros estamos en Cuturelos, campos llanos de las casas de labranza que acá y allá salpican el paisaje, siempre con las colinas al fondo, Cuturelo, A Revolta y su campo de mámoas o túmulos y San Salvador de Abeancos, solar citado en documentos de Alfonso II El Casto, donde hubo un castro con muralla derruída en 1970.


San Salvador de Abeancos, milenaria mención a las tierras de lo que ahora componen el concello y comarca de Melide.


Pero... de pronto, cuando ya vemos al alcance de la mano Melide: ¡sorpresa!, ¡Compostela!. Sí, no es ninguna visión, hemos llegado a Compostela, aldea de Melide unos metros a la derecha del Camino, una llamativa e inesperada coincidencia.

Compostela y Melide
Desde los campos de Compostela, donde pastan los rebaños de ovejas, se ve Melide  asomando sobre el arbolado, reconociéndose bien la torre-campanario de la iglesia, antiguo convento franciscano que tuvo hospital de peregrinos. Los peregrinos del Camino Primitivo tienen la suerte por lo tanto de conocer no una sino dos compostelas, la de Santiago y esta, la compostela de Melide. El origen del topónimo no está claro, para Santiago de Compostela se afirmaba el del Campus Stelae o campo de la estrella, las luces que vió el eremita Pelayo en el lugar del sepulcro del Apóstol. Otros descubren más en estos nombres, junto con el berciano Compostilla, un derivado de compositum, estercolero, abono, pudridero en general, tal vez relacionado eso sí con lugar de enterramientos. La palabra latina sería el origen de la palabra compostaje.


De Compostela a Zaramil, prados muy llanos y camperas.


A Ponte de Mera, otro puente de origen medieval sobre un río. Madoz informa en su célebre Diccionario, luego de citar a Compostela, que "El indicado camino de Santiago pasa de O. a E. , es malo y peor cuidado: sobre el Mera tiene un puente de poca resistencia"


 La parroquia de San Salvador da entrada a la de Os Ánxeles en O Campiño.


Ahora llegamos a una hilera de casas de planta alta, con aceras en ambas márgenes, formando una calle de los arrabales. De allí continuamos a la zona de O Mascaño y Ribeiro de Arriba, donde salimos a la carretera que entra en la población desde Toques.

Carretera de Toques
Ya empezamos a ver algún bar pero todavía andaremos un poco hasta el centro de la villa de Melide por O Forte Vello.

De O Forte Vello a O Forte Novo


Entrada de Melide en O Forte Novo. Filas de viviendas, pero también huertas en su parte posterior, con los edificios al fondo. Así pasamos la fuente de O Cruceiro de Pelegríns y el solar de la vieja villa romana de Agro da Nogueira.


Bares, comercios y albergues, según nos aproximamos al centro. Estamos ya en la Avenida de Toques y Friol, que nos lleva hacia el corazón de Melide.

Hacia ell centro histórico de Melide
 Bellísimas construcciones de galerías acristaladas enfrente del espacio ajardinado, entre la rúa de San Pablo y la Ronda Coruña, nos dan la bienvenida la casco histórico por el Camiño de Ovedo, denominación tradicional aquí del Camino Primitivo.


Camino que aquí es hermosa callejuela desde la que vemos la torre del antiguo convento franciscano, actual iglesia parroquial, por donde nos acercaremos a la Praza do convento, acercándonos al lugar donde confluye con este el Camino Francés, un acontecimiento destacado e importantísimo para nuestra peregrinación, pese a que histórica, documental y toponímicamente los dos caminos, y otros por los que venian peregrinos francos, eran llamados Camino Francés, Camino Franco, Camino Francisco y similares. Recientemente se ha designado oficialmente francés solo a uno, ideando neologismos más o menos resultones o adecuados para los demás. Encuentro de caminos pero también encuentro con la historia en Melide, tierra de queso, pulpo y demás maravillas culinarias como los dulces melindres, de las que daremos buena y oportuna cuenta...

Praza do Convento. Casa do Concello (izquierda) y antiguo monasterio fanciscano, actual iglesia parroquial
En esta Praza do Convento, Por fuera el templo es esbelto, alto con su torre y fachada asomada a esta plaza rectangular.

Arco de medio punto del antiguo Hospital de Peregrinos Sancti Spiritus, actual Museo da Terra de Melide.
El santuario, actual iglesia de Sancti Spiritus, estuvo al principio al servicio del hospital de peregrinos de esta misma advocación, Hospital de Sancti Spiritus, fundado en 1375 y que es ahora el Museo da Terra de Melide, al que se accede por su histórico arco de medio punto. Adentro conoceremos la historia de la comarca, con miles de piezas, hachas neolíticas, puntas de lanza de la Edad del Bronce, elementos castreños, tumbas medievales. Hay abundante archivo fotográfico, especialmente referido al Camino de Santiago, maquetas y espacios dedicados a la etnografía, con los oficios tradicionales, al igual que colecciones de pinturas, tallas y dibujos.

Altar Mayor de la iglesia con arqueríá gótica en el arco triunfal y la bóveda, retablo barroco, capillas laterales...
Por su parte en el antiguo convento, donde suelen celebrarse misas cantadas y de gaita (no en vano estamos en tierra de grandes gaiteiros, como los maestros Garceiras), veremos su arquería gótica y su altar mayor de estilo barroco, pero también piezas románicas, pinturas murales y otros ejemplos de interés, entre ellos un Niño Jesús de Marfil.


Sepulcros medievales góticos.


El órgano...


Nave del templo.


Retablos de las capillas laterales.


Santuario antiguo que fue transformándose hasta su traza actual dieciochesca dentro de un apasionante proceso histórico que es el de la misma historia de Melide...


La villa que hoy conocemos nació y creció al amparo del templo, pero antes hubo castros, como O Castelo y A Graña, que fueron el primer poblamiento urbano. Luego se asentarían los romanos, cruce de la vía XIX hacia Iria Flavia (luego Camino Primitivo) con la de los Pirineos (Camino Francés).
El propio nombre parece venir de la villa de un posesor llamado Mellitus, que derivaría a Mellite-Melide. La diplomática del obispo Odoario y de los monarcas Alfonso II, Alfonso III y Alfonso IX hablan de esta zona como el territorio de Abeancos. En 1320 el obispo de Santiago don Berenguel de Landoira otorga fueros a la población, con derechos para cobrar portazgo a quienes pasasen por ella y a erigir castillo y murallas, derribadas en la Grande Guerra Irmandiña, rebelión antiseñorial, cuyos efectivos se reunieron aquí en 1467. Tras sofocarse la revuelta, las piedras de la muralla, que nunca más tuvieron derecho a reconstruir, sirvieron para edificar este convento que pasó por diversas reformas tal y como hoy lo conocemos.

Capilla y Casa do Concello, primitiva Obra Pía de San Anton
A la plaza se asoma igualmente la Casa do Concello, antigua Obra Pía de San Antón, junto con la capilla, construcción realizada en 1671 en la casa y terreno familiar del obispo Don Mateo Segade Bugueiro, nacido aquí y que ejerció en México.

Portada de ingreso en la capilla, junto a la que se instalan los puestos del mercado dominical de Melide
Originariamente encauzada por su obispo fundador a actividades docentes es llamada A Colexata y pasó a ser Casa do Concello en el año 1960. La portada se atribuye al gran arquitecto Domingo de Andrade

Interior de la capilla
Por su parte la capilla es también barroca y en su interior hay numerosos elementos importantes, como una estatua arcaizante de gusto medieval ( o pura y simplemente medieval y procedente de algún templo más antiguo) y dos estatuas orantes esculpidas en 1674 por Mateo de Prado, una representa al primer patrón de la Obra Pía de San Antón, D. Antón Varela de Segade, mientras la otra parece hacer con el obispo fundador Don Mateo Segade, cuyo ministerio americano influyó en los grabados inspirados en el arte maya y azteca que decoran este santuario.

Estatuas orantes en los sepulcros de los fundadores...


Retablo del altar
El retablo está presidido por un Cristo que podría proceder del antiguo convento franciscano, donde hay una capilla del Cristo, y entre la imaginería existente en el interior hay una imagen de Santiago Peregrino, totalmente relacionada con el Camino...


La rúa Camiño de Ovedo atraviesa esta plaza y así se denominaba tradicionalmente al Camino en Melide, pues viene este de la capital asturiana, Oviedo.


Melide es un clásico final de etapa, hay albergue público de peregrinos, de los más grandes de las rutas jacobeas dada esta confluencia Francés-Primitivo, pero la oferta de albergues privados y de hoteles y pensiones se multiplica a partir de aquí, tanto en villas como en pueblos.

 DE LA RÚA PRINCIPAL A O CASTELO



Rúa Principal o Rúa de San Pedro, los peregrinos de varios caminos (Primitivo y Francés) se unen en uno solo en el Melide Vello, casco antiguo, donde tascas, comercios y pensiones abren su puerta al viajero, amigo, visitante y peregrino. Como su nombre indica esta fue la calle principal, una verdadera calle mayor en Melide durante siglo. A partir del siglo XIX con el crecimiento de las poblaciones y las nuevas carreteras, todas las villas y ciudades crecieron urbanísticamente más allá de su núcleo originiario, fuera de su casco antiguo, muchas veces amurallado, como llegó a estarlo Melide. Unión de calles, unión de rúas, unión de gentes y culturas. Unión en el Camino...



Virxe do Carme, veneración en Melide, al lado de rúa y Camino, Flores a Nosa Señora. Praza das Coles. Día de mercado. Domingo en Melide...


Cuando bullicio y animación, cuando tranquilidad en la rúa, un muy agradable paseo, trayecto histórico de la senda del Apóstol...

Casa do Castelo
Aquí está la Casa do Castelo, la cual perteneció al convento del Sancti Spiritus, que en ella vivió el gran escultor barroco Francisco de Castro Canseco, artista de finales del siglo XVII que hizo el retablo barroco de la iglesia parroquial y cuyas muchas otras obras destacan en Ourense, Celanova y Santiago. Vivió en Melide 14 años y es posible que fuese nacido en esta villa.

O Castelo
Ahora una pequeña cuesta nos subirá hacia O Castelo, altozano con fuente y gran explanada situado a la salida de Melide, donde estuvo el desaparecido castillo asaltado por los irmandiños, asentado encima de un castro, antecesor de la actual villa caminera. El castro galaico fue reaprovechado durante la romanización, a sus pies se construyeron villas y continuó siendo asentamiento medieval. Sin duda vigilaba comarca y Camino y en torno a él nació esta populosa villa, encrucijada de rutas en el corazón de Gallaecia. O Castelo era una de las principales fortalezas de la Mitra de Santiago de Compostela. Tras su destrucción en la Revuelta Irmandiña los Reyes Católicos no permitieron su reconstrucción dada la postura de la Iglesia compostelana, contraria a la coronación como reina de Isabel de Castilla.

Melide desde O Castelo
Dependiente de Castilla desde el año 1230, los abusos de la nobleza hicieron que los reyes castellanos permitiesen una hermandad popular en Galicia (irmandiños) para que sus súbditos gallegos se defendiesen de los tremendos abusos de la nobleza feudal, guerrera y terrateniente, hermandad fue a desembocar en una auténtica guerra civil entre los años 1467-69 en la que se llegaron a destruir hasta 130 castillos, la idea, aprovechando el vacío de poder de las guerras dinásticas en Castilla, era acabar con el régimen señorial imperante. La batalla se extendió por toda Galicia y se formaron grandes ejércitos que, en contra de algunas creencias,llegaron a tener una importante capacidad militar. La nobleza se tuvo que exiliar a Portugal pero el fin de la guerra civil castellana fue también el de la guera irmandiña. Tres ejércitos invadieron Galicia, repusieron en el poder a la nobleza y ejecutaron a los líderes irmandiños. Se considera uno de los episodios más significativos de la historia gallega.

A Capela do Carme en O Castelo
Hoy en día O Castelo es el solar de la capilla del Carmen, con amplios jardines, fuente, cruceiro y mirador. A Capela do Carme es del siglo XVIII y goza de una tremenda devoción popular en Melide. El camposanto vino aquí en el siglo XIX. Existen numerosas leyendas sobre tesoros y pasadizos subterráneos en el subsuelo de O Castelo de Melide, con numerosos informantes que aseguran haberse metido en ellos y tenido curiosas experiencias. Las historias y tradiciones se extienden por todos los contornos y calles adyacentes.

Cruceiro de O Castelo e iglesia al fondo
O Castelo es un buen lugar para contemplar la población desde lo alto, sobre sus tejados, destacando la torre de la iglesia.

El Camino baja de O Castelo rumbo a Santa María de Melide
Tras O Castelo el Camino vuelve a ser suelo de polvo y guijarros, ideal para el andariego, oyendo el crujir de las suelas de nuestro calzado sobre el firme, separado de los campos por setos silvestres.

Cruceiro en el Camino. Santa María de Melide
Así bajamos del solar del viejo castillo asaltado por los irmandiños y construido sobre un castro galaico, antecesor de la actual población y que controló valle y Camino desde hace siglos, sino milenios para, luego de un agradable desceno entre árboles y setos cruzar la carretera de Santiago (N-547) y entrar en la parroquia de Santa María de Melide, siguiendo la carretera de Visantoña, la cual dejamos rápidamente, pues tomamos un ramal a la derecha, donde hallamos un cruceiro de piedra, símbolo romero caminero.


En una casa próxima vemos una placa en homenaje a Concepción Segade Mejuto, abuela de Melide.

Santa María de Melide, portad sur románica, sepulcros góticos y espadaña del campanario
 Al borde mismo del Camino, nos encontramos con la iglesia parroquial de Santa María de Melide, consagrada en el año 1180. Su estructura exterior es plenamente románica, exceptuando algunos elementos añadidos como dos sepulcros góticos a ambos lados de la portada sur y la espadaña del campanario.

Ábside románico
Es de nave rectangular y ábside del altar que arranca en paredes rectas que se vuelven semicirculares, muy características de este arte medieval. El ábside presenta ventanuco con arco, columnas, fustes y capiteles labrados, así como canecillos sosteniendo los salientes del alerón del tejado, también cincelados con alegorías del arte y figuración del medievo.

Portada sur
La portada sur, encuadrada en un frontón, presenta escenas y detalles también típicamente románicos.
Arcos cincelados con motivos geométricos y capiteles sobre los que estos descansan, encima de los fustes de las columnas, con bajorelieves de temática vegetal y cuadrúpedos afrontados.

Sellando credenciales en la portada sur, la que mira al Camino entre los seulcros góticos
También los canecillos que, sobre esta portada, sostienen el saliente o tejadillo, tienen motivos zoomorfos de animales simbólicos. Todo ello tenía un significado que muchas veces se ha perdido. A los lados se disponen sendos sepulcros góticos, sin duda de linajes principales que tuvieron asiento en esta iglesia...


Todo este emplazamiento en torno a la iglesia es sumamente interesante: se sospecha que aquí pudo estar el solar de la mítica Villa Mellitus, Mellita o Melliti que daría origen al nombre Melide, villa de origen romano o altomedieval, aunque verdaderos antecesores de la misma debieron ser los castros galaicos localizados en estos parajes.

Portada oeste con sus "runas" en el arco exterior
Más enigmática es la portada oeste, antaño la principal, pues en los arcos semicirculares exteriores presenta unos símbolos semejantes a runas, en los que han querido verse reminiscencias germánicas (simbolismo del antiguo reino suevo, extinguido siglos antes de la construcción románica de este santuario) o incluso célticas y castrexas, pues también podrían tener ese fundamento, ya que en principio no son estos detalles muy característicos del románico sino de culturas mucho más antiguas.


Las enigmáticas "runas" de la portada oeste de Santa María de Melide.



Capiteles
En cambio los capiteles de las columnas sí muestran escenas mucho más usuales en la escultura románica, pájaros, serpientes, animales o seres antropomorfos y esquemas naturalistas de vegetales y plantas.

Pinturas del altar, en el ábside, y arco triunfal románico.
En el interior destacan las pinturas murales del ábside, en el altar, estas del siglo XVI, con ángeles tocando trompetas así como evocaciones de la Trinidad y otras inspiraciones religiosas, así como diversa y notable imaginería.


Capitel del arco triunfal
Un capitel, con una figura humana entre dos animales que podrían ser leones (tengamos en cuenta que muy posiblemente aquellos escultores no los conocían sino por referencias bibliográficas de miniaturas), revelan el martirio de un santo o profeta, quizás Daniel en el foso de los leones u otro tipo de simbolismo muy repetido en este arte medieval. También, no siendo incompatible lo uno con lo otro, podría ser la metáfora de la persona asediada por las tentaciones o el pecado. Profusión de símbolos para una población que en su inmensa mayoría no sabía leer, el románico transmitía así doctrina e ideas, muchas veces superpuestas, con diferentes signinficados, unos más patentes y otros más ocultos, dependiendo de quien los viese y como los interpretase.
 
Pila bautismal y rejería románica.
La pila bautismal, en una capilla lateral, es también románica, así como la rejería, la única románica conservada en Galicia (s. XIII). El templo tuvo sin duda relación con una cercana malatería o leprosería dedicada a San Lázaro, la cual acogía a los enfermos de una de las enfermedades más temidas de la antigüedad, la lepra o pelagra. Parece que algunos hospitales de peregrinos se especializaron prontamente en alberguar estos enfermos, amparados por rentas, donaciones y posesiones otorgadas por la alta nobleza y los reyes, pues se consideraba uno de los actos supremos de caridad cristiana. No obstante muchos leprosos no padecían exactamente lepra sino otras enfermedades de la piel que se pensaba eran la misma enfermedad, quizás de aquí venga que muchas veces estos hiciesen una vida muy integrada con los demás vecinos, con escaso miedo al contagio. El tratamiento en aquella época apenas eran más que ciertos cuidados con la alimentación y la higiene a base de baños que se tenían por curativos o milagrosos en arroyos o fuentes próximas. La Orden de San Lázaro, patrón de los leprosos, estuvo al cargo del hospital de malatos, conservándose su nombre en el topónimo del río cercano al santuario, reminiscencia del baño curativo de los enfermos.


En la actualidad, pasamos el río por un puente, junto a un lavadero al que antaño acudía la vecindad, antes de que se dispusiese de agua corriente en las casas.Rego de San Lázaro y lavadero, rememoranza de tiempos pasados, desde las animadas tertulias vecinales de antaño a los más antiguos pasos de los pobres leprosos. La Orden de San Lázaro nació como orden asistencial para los peregrinos en las peligrosas rutas a Tierra Santa. Al igual que otras con el mismo origen pronto desplegó su presencia activa por todos los caminos de peregrinación a los principales santuarios de la cristiandad. Estos caballeros lazaristas se especializaron en el cuidado a los afectados por esa terrible enfermedad, siendo sus hospitales verdaderas malaterías o leproserías que siguieron dando servicio hasta el siglo XVIII cuando, al disminuir la endemia leprosa y al cambiar la sociedad tradicional del Antiguo Régimen, fueron sus bienes subastados, pasando a instituciones o a particulares, trasladándose los enfermos que quedaban a los nuevos hospitales, en el sentido ya sanitario que les damos en nuestros días.

Pontella sobre O Rego Catasol. A Ponte das Penas
Poco después caminaremos por campos llanos en Serrallo y el Agro do Rañado, pasando luego un bosque que nos llevará en bajada al rego Catasol, que se cruza por un puente muy pintoresco, hecho de grandes piedras o peñas, en gallego penas, sobre las que pasan todos los caminantes y ciclistas: A Ponte das Penas.


Se trata de una pontella miles de veces fotografiada, estampa repetidísima en las guías y los albumes. Los caballos suelen cruzar el río directamente, pues no es demasiado caudaloso, pero ciclistas bicigrinos y caminantes peregrinos pasan sobre este verdadero "penedo"...


En días de sol es un paraje apacible para descansar, los peregrinos echan una cabezada arrullados por el murmullo de las aguas y la sombra fresca de los árboles autóctonos, toman sus notas, se lavan los dientes, remojan los pies e incluso de bañan, aprovechando para sacar su paquete de galletas y en ocasiones, si el espíritu intersolidario de los verdaderos caminantes pulula en el ambiente, compartirlas, ofreciéndolas a los demás presentes.


Una vez cruzado el Rego Catasol andaremos unos metros por el fresco verdor del bosque hasta salir a los agros y prados llanos de Penas y Os Frades. Luego pasaremos unos metros junto a la carretera nacional N-547 en Raído, viendo sus viviendas y parcelas, para dejarla inmediatamente al regresar a la pista terrera entre alambradas de prados y carballeiras.


A las puertas de Parabispo un mojón nos indica que estamos a 46,8 kilómetros de Santiago.

A Ponte do Rego de Valverde
En este lugar llegamos a otra pontella, esta hecha de piedras y con dos ojos cuadrados por los que pasa el arroyo. Situada en un rincón que invita al solaz y al sosiego demás de ser importante y significativo, hito del Camino: A Ponte do Rego de Valverde, frontera y paso del concello de Melide al concello de Arzúa.

Meditación y reposo en la ribera...






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