Subida a Vilar de Sobremonte desde San Matiño de Ozón |
Estamos ya a menos de 10 kilómetros del santuario de Nosa Señora da Barca, relacionado con las peregrinaciones xacobeas desde su mismo origen, dada la tradición que afirma que Santiago, predicando por estas tierras, recibió la visita de la Virgen, quien llegó en una barca de piedra a la costa muxiana, dándole aliento al Apóstol en su predicación. La leyenda, independientemente de su veracidad histórica, puede simbolizar antiguos viajes atlánticos y los avatares de la primera cristianización, pues no es inverosímil que los primeros evangelizadores llegasen por mar a la antigua Gallaecia, aprovechando las milenarias rutas comerciales entre el Mediterráneo y el Mar del Norte a través del Atlántico, existentes desde tiempo inmemorial, al menos desde la época de los navegantes fenicios que buscaban el estaño, tan escaso en la cuenca mediterránea y tan abundante a partir de aquí, imprescindible para la obtención del cobre al mezclarlo con bronce. Estas singladuras fondearían en los puertos naturales que son las rías gallegas, buen refugio en el siempre proceloso Atlántico
En la baja Edad Media, tras los siglos de las invasiones, la costa volvió a prosperar y la mitra compostelana favoreció las peregrinaciones a Fisterra y Muxía, puertos que estaban en su órbita, buscando la concesión real del privilegio de ser punto de carga y descarga del comercio internacional, estando asimismo en competencia con otros puertos gallegos que escapaban a su jurisdicción pues estaban bajo el dominio más o menos directo de estirpes nobiliarias como los Mariño
Y así, cuesta arriba, pasamos entre las casas de Vilar de Sobremonte
Según subimos veremos al este una hermosa vista de Quintáns, de donde venimos caminando, así como abajo de San Martiño de Ozón. El campanario de la iglesia y algunos tejados asoman sobre el arbolado
Unos peregrinos vamos cuesta arriba y otros cuesta abajo. Unos han ido primero de Santiago a Fisterra, luego de Fisterra a Muxía y ahora retornan a Compostela. Nosotros en este caso vamos primero a Muxía y luego a Fisterra
Seguimos la cuesta arriba
Hilera de casas con fachada de piedra
Vereda ajardinada junto a las casas
Fijémonos siempre en la señalización
Al pasar nos ladra el guardián de la casa, hacienda y Camino
Y aquí mucha atención pues tomaremos el camino de la derecha
En ruta hacia el bosque
La subida se empina cuando salimos de Vilar de Sobremonte
Nueva vista de Quintáns
Cruce y de frente
Mojón indicador
Montes de Sobremonte...
Algunas fincas cerca de A Pena da Serra...
Antaño estos montes se aprovechaban como pastizales. La crisis campesina y el éxodo rural favorecieron las plantaciones masivas de especies madereras, si bien aún quedan algunos prados de siega
Pronto empezamos a bajar al otro lado del monte
Enfrente el monte O Peón (155 mts.)
Y por fin ¡ya vemos el mar!, el Océano Atlántico con la línea recta del horizonte a lo lejos
Es la Ría de Camariñas, con la población a la derecha y el Monte do Castelo, A Atalaia y el Monte Farelo a la izquierda
Monte Farelo y la ermita de Nosa Señora do Monte, de gran devoción marinera, construida en el siglo XVIII sobre otra más antigua del XVI. A la derecha está la Praia de Lago
Y Camariñas, puerto y villa, famoso por su artesanía de encajes, las famosas encaixeiras. Una leyenda dice que fue una sirena la que enseñó a hacer sus renombrados encajes. Una sirena de la mar que se enamoró de un mozo del lugar pero que, dado que él ya tenía enamorada y su amor era imposible, le regaló una caracola para su novia que, cada vez que la escuchaba, con el sonido del mar, la inspiraba a hacer encajes con tan hermoso primor que encandiló a sus vecinas, a quienes enseñó su técnica. Otra leyenda dice que fue una dama italiana que vino en un barco que atracó en Camariñas durante una tempestad la maestra que enseñó el arte de palillar a las mujeres de Camariñas. Lo más seguro es que comerciantes italianos en ruta a Flandes vendiesen estos encajes aquí y las mujeres, con destreza ya con las redes pesqueras, aprendieron a hacer, tal y como nos dice el investigador Mario Gallego Rei
Estamos en Merexo, también en la parroquia muxiana de San Martiño de Ozón, con su ensenada, ya en pleno litoral de la Costa da Morte. Al fondo vemos A Punta do Corpiño de Chorente
Tomamos este desvío a la izquierda
Llegamos a ella y seguimos a la izquierda
Rebaño de ovejas, entrañable estampa rural
A nuestras espaldas el Monte de Merexo...
Merexo y al norte la Ría de Camariñas
Sobre Camariñas está el castro galaico de A Croa, antecedente de la actual población y, más allá, en Parque Eólico de Cabo Vilán en el Alto da Vela
Camariñas, tan glosada en las canciones gallegas...
O pasar por Camariñas
por Camariñas cantando
(Bis)
As nenas de Camariñas
quedan no río, quedan lavando
(Bis)
Camariñas, Camariñas
ai que xa me vas, camariñando
(Bis)
Por unha de Camariñas
vivo no mundo, vivo penando
(Bis)
Miña virxiña do monte
que os mariñeiros, sempre vixías
(Bis)
Non permitades que morra
lonxe da terra, da terra miña
(Bis)
Al lado de Camariñas estuvo el Castelo do Soberano, construido en 1740 dentro de la red de fotificaciones de las rías gallegas auspiciadas en el reinado de Carlos III, del que solo quedan ruinas. La batería hacía fuego cruzado contra las naves enemigas junto con otra instalada en Muxía en 1801. Como suele pasar, al perder su valor defensivo con los cambios armamentísticos y tecnológicos del siglo XIX sus piedras fueron aprovechadas para el puerto y los cañónes para amarrar las embarcaciones, pero sus restos pueden visitarse
Camariñas, tierra de marineros y pescadores, de encaixeiras y de emigrantes a las américas, topónimo que hace referencia a una planta, la camariña, corema album o planta del hambre
Pobladas desde la remota antigüedad las rías son puertos y puertas. Puertos naturales al abrigo de la impetuosidad del océano y puertas hacia el interior del país
Pobladas desde la remota antigüedad las rías son puertos y puertas. Puertos naturales al abrigo de la impetuosidad del océano y puertas hacia el interior del país. Con los intercambios comerciales fluían las novedades técnicas y las relaciones entre lugares muy dispares, así como las ideas. De esta manera no es de extrañar que el cristianismo hubiese llegado por estos estuarios, de ahí las leyendas xacobeas de santos y vírgenes llegados por mar
En este cruce seguimos de frente
La Ría de Camariñas a nuestra izquierda
Divisamos las intalaciones de la piscifactoría de Merexo, ante el Monte Farelo y su santuario
Las rías no solo fueron paso de ideas y entrada y salida de mercancías, sino también de invasores. Invasiones sarracenas y vikingas asolaron estas costas y ocupaban, a veces largo tiempo, partes del litoral para realizar incursiones hacia el inteior. Los monasterios, que además de retiro y oración eran algo parecido a las actuales grandes empresas de explotación agropecuaria, eran uno de sus objetivos, pero también las poblaciones más desprotegidas e incluso otras más grandes y defendidas tanto en costa como tierra adentro. En la baja Edad Media, con el cese de las mismas, las gentes se asentaron sin tanto temor en la misma orilla, en los puertos naturales precedentes de los actuales pero luego, con la piratería y guerras endémicas contra potencias enemigas, estos lugares hubieron de fortificarse. Sin embargo una invasión excepcionalmente dramática fue la napoleónica, que devastó el territorio
Una nueva etapa de prosperidad fue llegando al avanzar el siglo XIX con las industrias conserveras y la potenciación del textil de las encaixeiras, además de las aportaciones de los emigrantes. En el XX la crisis del sector naviero y pesquero hizo honda herida y el turismo, paisajístico, cultural y gastronómico, se abrió paso como nueva alternativa económica, incluyendo las rutas senderistas y los caminos de Santiago con todos sus ramales
En Merexo, no muy lejos del Camino, está la Pensión Atlántico
Por Merexo pasa también una transitada ruta senderista gallega, el Camiño dos Faros
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Estamos sobre la Area do Coto, pero a pesar de caminar sobre los acantilados los eucaliptos solo a veces nos dejan ver la costa, viendo la Punta do Corpiño de Chorente sobre la Ensenada de Os Muíños
Ya divisamos Os Muíños y, más a lo lejos, Moraime, primitivo asentamiento monacal en los albores de la cristianización de Galica, donde se asentaron los monjes que dieron nombre a Muxía (monxía), puerto del que sí fue poderoso cenobio. Por allí subiremos al Monte de San Roque para llegar a dicha villa marinera donde está el veneradísimo santuario de Nosa Señora da Barca
Más allá es el Facho de Lourido, donde se prendían grandes hogueras para señalar a los barcos la línea de costa, así como para dar la alerta ante alguna incursión. Abajo está Xurarantes, por donde se sube para ir de Muxía a Fisterra, bosque arriba o... por donde se viene de allí, dado que esa prolongación está señalizada en ambas direcciones
Praia deVilaverde
Delante de nosotros Os Muíños, parroquia de Moraime, sobre el valle de Rego Negro, verdadera selva de arbolado
Ladera oeste de la Pena da Serra
Os Muíños y a lolejos Xurarantes y el Monte Facho de Lourido
Praderías de Os Muíños
En los campos que anteceden al pueblo de Os Muiños vemos algo mejor la costa más inmediata
As Figueirinas, A Punta de Borreiros y Praia de Borreiros, una de las seis playas que hay en la Ensenada de Merexo
Y en la lejanía el Monte Farelo y el Cabo Vilán, boca de la Ría de Camariñas
Monte de Farelo con su santuario. A lo lejos el faro del Cabo de Vilán
Llegando a Os Muíños tomamos en esta bifurcación la dirección derecha
Llegando a las primeras casas
Y entrando en el pueblo
Zona rural que va dando paso a usos residenciales
Os Muíños, con numerosos hórreos donde se guardaba antaño la cosecha de maíz o millo que se molía en los molinos que dieron nombre al lugar.
Camino entre hórreos y casas
Pequeñas parcelas delante de las viviendas
Más hórreos
Prados y frutales
El Camino atraviesa el pueblo...
Predomina la piedra en las construcciones
Viejas casas de piedra restauradas, con grandes chimeneas
Hórreo de seis pares de pies junto al Camino...
Murete de piedra
Casa do Ruso
Carro do país...
Reloj de sol
Fachada de piedra de la Casa do Ruso
De la Casa do Ruso vamos a la izquierda
Camino del río
Atención al siguiente cruce
Pasando el puente
Puente sobre el Rego Negro, con cuya fuerza hidráulica funcionaron antaño los molinos de Os Muíños...
El puente quedó atrás
Y adelante más viviendas
Y seguimos avanzando entre más hórreos, fincas y casas
Nos acercamos a la carretera
Al oeste, Moraime, bajo los montes de Os Cotros, zona de villas romanas antecesoras del monasterio medieval allí existente
El monasterio de San Xián de Moraime, hacia donde se dirigen nuestros pasos, actual iglesia parroquial
Salimos a la carretera AC-440, donde hay pensiones y bares. En la bifurcación vamos abajo a la derecha, pasando delante de la farmacia
Huertas de Os Muíños.
Dejamos inmediatamente la carretera AC-440 para tomar este ramal que baja a la derecha
Viendo al fondo el monasterio de Moraime
Atrás va quedando el pueblo de Os Muíños, con algunos edificios de traza eminentemente urbana
Bajamos junto a varias parcelas con chalets
Un buen tramo en descenso
San Xián de Moraime en lo alto
Estamos cerca de la playa de Area Maior o de Os Muíños, la más grande de la Ensenada de Merexo, aunque el arbolado nos impide ver el arenal
Valle del Rego do Moraime
Sin hacer caso de los desvíos de los lados continuamos de frente cuesta abajo
Hacia el puente sobre el Rego do Moraime
Pasamos el puente y acaba la bajada
Justo por allí va la subida
Un buen ascenso donde el sendero es de tierra
En la subida vemos Os Muíños al fondo
Y la selvática ensenada...
Un camino empedrado nos llevará a Moraime
Llegamos a unas ruinas
Y volvemos a encontrar la carretera AC-440 una vez más
Hay que cruzarla con muchísimo cuidado. Hay curva, cambio de rasante y tráfico rápido
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