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martes, 2 de agosto de 2016

VARIANTE DE TAPIA (3) SERANTES: EN EL CAMINO A PENARRONDA POR LAS PLAYAS DEL "HOME MARÍN" (ASTURIAS)

Calambre, parroquia de Serantes (Tapia). Al fondo el Monte Mondigo (Ribadeo)

"La Variante de Tapia ha salido de Tapia", podemos decir, de la villa pero no del concejo, pues tras salir de la población, donde visitamos su puerto y playas, recorremos la parroquia tapiega de Serantes, en la verse rasa costera del occidente asturiano, por donde el camino se dirige llano y recto hacia el ya muy próximo viaducto de A Ponte dos Santos, paso a Ribadeo, puerta mariñana de Galicia en el Camino Norte, muy cerca ya de aquí. En la distancia el Monte Mondigo nos sirve de referencia visual y geográfica para saber su ubicación respecto a nosotros


Em Serantes estamos en el barrio o lugar de Calambre, donde predominan los campos, muy llanos, de esta gran rasa litoral, un poco al sur de la Playa de Esteiro o A Palomba y A Paloma, un poco más al norte, donde se ubica el castro del Castelo del Esteiro, estudiado ya desde el año 1969 y uno de los numerosos castros marítimos de los antiguos albiones y egobarros


Un poco más adelante, camino de su de su desembocadura en la playa, pasa el regueiro de tan significativo nombre de Pelegríos, que nace un poco más al sur


Es posible no obstante que el camino original pasase aún más al sur, más o menos por donde ahora discurre la N-634, pues en la cabeza de la parroquia hay noticias de la existencia de un hospital de peregrinos


En la década de 1960 se realizaron en Serantes y otros muchos lugares importantes concentraciones parcelarias, lo que rompió el carácter minifundista de la propiedad pero permitió aumentar el tamaño de las parcelas y su mecanización y rendimiento, trazándose nuevos y anchas caminos, muy rectos, para los vehículos agrícolas, si bien hizo desaparecer elementos tan característicos del paisaje como los setos silvestres o los bosquetes, que eran además refugio y hábitat para la fauna


Realmente la desforestación ya venía de mucho antes, dejando aparte las quemas prehistóricas para ganar espacios para rebaños y agricultura, a partir de la Edad Media la necesidad de abundante madera para casas y barcos, así como para la industria de ferrerías y mazos, hizo desaparecer los bosques, sobre todo los robledales de la rasa litoral, entre los siglos XVI (cuando de exportaba aún abundante madera por los puertos del Eo) al XVIII, sustituyéndose por prados y cultivos


Al sur, en la carretera, Rapalcuarto, y más en la distancia el Pico Raigada (492 m) en la Serra da Calabaza


Algún pinar, replantado y eucaliptos constituyen las especies arbóreas dominantes en aquellos lugares con algo de arbolado


Más cerca Gubión, también en Serantes


Esta casa es toda una referencia caminera, pues aquí empieza la pequeña bajada al río de Pelegríos


Pero principalmente llama la atención por su cierre de grandes rocas...


Un tronco en vertical, tallado, y otro en horizontal, pintado


Es común que los peregrinos se hagan aquí alguna foto


Recorremos todo el cierre frontal de este terreno...



Una piedra, a manera de estela, con un símbolo tallado y otro tronco policromado.,..


Hay ahora una ligera y corta bajada hacia el río


Dejamos a la izquierda la entrada a otras casas y seguimos en descenso por esta carretera local


en esta bifurcación hemos de ir de aquí a la derecha, por el puente sobre el río Pelegríos, Casteda o da Fernada


El arroyo, cubierto de vegetación, y la concha indicadora. Es llamado flumen Merlonen en el Testamentum Iohannis Pinioliz de monasteriis in Tinegio (año 1093), guardado en el Libro de los Testamentos de la catedral ovetense de San Salvador


Desde el puente subimos esta cuesta en rampa...


Estas reiberas constituyen un refugio del arbolado autóctono


A la derecha, el largo muro de una quinta



Y ahora una corta subida nos lleva a esta bella casa tradicional, de piedra y con cabazo


El cabazo es del estilo llamado Ribadeo, de los hechos en piedra, con ventanucos en sus paredes, a manera de saetera o aspillera, para que entre el aire en el interior. En el tejado tiene los característicos picos de muchas construcciones de la comarca, llegaremos a verlos hasta en el claustro de la catedral de Mondoñedo, adentrándonos ya en Galicia


Es bien sabido que los diferentes estilos tenían que ver con muchas cosas: los materiales disponibles, a qué cereales o productos concretos estaban destinados, el tamaño de la hacienda y su producción, etc. 


También en la casa, los picos en el tejado de pizarra


Al pie del cabazo, la portilla de entrada...


El cobertizo


El pozo del agua, un modelo de pozo, cerrado con una ventana y cubierto con tejadillo que veremos muy frecuentemente de aquí hasta bien entrados en Galicia


También el cobertizo dispone por afuera de los ventanucos a manera de respiradero


En esta bifurcación, frente Casa Xanón, iremos a la derecha


Aquí está la concha señalizadora


Los campos de Fontela y As Cabreiras se extienden del camino al mar. Por su topónimo entendemos que en tiempos pasados hubo pastos de cabras, que por otra parte parece ser era el ganado más abundante en tiempos de los castros


Atrás queda el río Pelegríos yendo a desembocar a Esteiro


La inmensa campiña de Serantes...


A lo lejos la muy reconocible línea de casas del pueblo de Villamil, formando calle a lo largo del camino: pronto estaremos allí


Más a la izquierda y más cerca, Pedralba, cerca de la carretera


A lo lejos los montes de San Marcos (229 m) atalaya del Eo


Grandes plantaciones de maíz...


La gran llanura se extiende ante nosotros, donde el camino es una larga recta asfaltada entre tierras de labor que en verano se tornan en altos maizales


De este paisaje leemos en Wikipedia voz Serantes:
"La rasa litoral se sitúa en Serantes a su menor altitud sobre el mar, tan solo unos 20-30 m. Este hecho condiciona que los valles fluviales apenas se hayan podido encajar bajo el nivel de la llanura, siendo los relieves muy suaves. Al sur de la parroquia, las laderas de las estribaciones montañosas presentan mayores altitudes y pendientes, pero presentan sin embargo una elevada exposición visual desde la rasa litoral y una buena visión panorámica sobre ella (y viceversa). Se trata por tanto de un paisaje abierto, en el cual la única limitación significativa al campo visual es el suave relieve alomado y las pequeñas vaguadas de los ríos y arroyos
La gran transformación experimentada en el territorio a lo largo de los siglos como consecuencia de las actividades humanas, se traduce en un paisaje caracterizado por usos y elementos tradicionales, principalmente agrícolas y ganaderos. Así, el paisaje aparece fuertemente dominado por los usos agrícolas, principalmente prados de siega y cultivos forrajeros de maíz. En menor medida se puede encontrar todavía algún cultivo de patatas o de habas, ya prácticamente solo para el autoconsumo. En la rasa litoral podemos encontrar también de forma residual alguna pequeña zona de matorral o arbolada, principalmente en algún enclave de mayor pendiente en las márgenes de las vaguadas de los arroyos, y también en los acantilados marinos. En las orillas de los arroyos perdura todavía la primera línea de vegetación arbórea, siendo el río Porcía el cauce de mayor entidad y con bosques de ribera mejor conservados"

Otra encrucijada en otro de los accesos a Esteiro. Salvo que queramos visitar la playa y el castro continuaremos de frente


Estamos acercándonos a la Playa de Serantes, con Villamil enfrente. Este es un paisaje de primavera, con el maíz aún sin plantar pero con el campo ya roturado


El mismo lugar en verano con el maíz ya bien crecido


Seguidamente otro cruce más antes de bajar al valle del río de Serantes, que desemboca en la playa homónima


No llegamos a ver la playa desde aquí pero sí sus inmediaciones, una llamativa costa acantiladas cuyo color de roca destaca entre el verde y el azul


Es el promontorio de El Picón, que cierra la playa por el oeste, así como a su derecha la llamativa silueta alargada de unas islas acantiladas, As Pantorgas, donde nidifican varias especies de aves marinas protegidas como el ostrero, el cormorán moñudo o el correlimos (Calidris Minuta), aquí llamados lampariegos


Allí está el castro de Santa Gadía, con foso y parapeto que cerraban el recinto por el sur en la península frente al archipiélago, mientras que el resto del hábitat castreño posiblemente se extendiese por las mismas islas, que son básicamente tres, unidas a las bajamares en una sola


Allí está el Campo San Lourenzo, con una capilla de esta advocación donde se celebraba romería. La erosión marina en la roca hizo que el firme fallase y fuese vuelta a construir un poco más al sur, al lado del actual Camino. Sin duda cristianizaba un lugar sagrado prerromano


De frente una gran vista de Villamil con el Monte Mondigo atrás, que con sus 569 metros de altitud es el más alto del concello de Ribadeo


A su izquierda el Monte de Santa Cruz, por cuya ladera izquierda sube el Camino Norte que, saliendo del casco urbano de Ribadeo por Ove, se dirige hacia Covelas y Arante rumbo a O Val de Cabarcos, Vilanova de Lourenzá y Mondoñedo


Un gran edificio destaca en el paisaje: la Residencia Villamil, construida en la finca de uno de los antiguos palacios que existieron en el lugar, y de los que muy pronto hemos de hablar


A nuestra izquierda el valle del río Tol, también llamado de As Donas o río de Serantes, que divide en dos a esta parroquia, que nace en Penadecabras, al sur, las sierras costeras, de la unión de arroyos como Mestas, Corredela, Carbayón, Vieiro y Magosteiras, pasando luego por Tol (concejo de Castropol (Camino del Norte oficial), y regresa al concejo de Tapia por Vilanova


En su curso existieron bastante molinos, como los de Felez, Vaodevieiro, Cornayo, Corza, Prado y otros...


Se trata de un valle eminentemente ganadero, como es toda esta franja litoral


Y vemos la N-634 en Serantes, la cabeza de la parroquia, distinguiendo bien desde aquí el Campo de San Pelayo, con la capilla de esta advocación, que antiguamente fue del cementerio, trasladado hace mucho tiempo ya a las proximidades de la iglesia. En Serantes además hubo un hospital para pobres y peregrinos, que dedicado a aparece citado en el siglo XVI en los papeles de sus patronos los Villaamil, si bien extrañamente no en el Catastro de Ensenada de un par de siglos después, por lo que se supone se habría extinguido y desaparecido por aquel entonces


El camino baja suavemente hacia las vegas del río Serantes, percatándonos de nuestra cercanía a la playa de este nombre, más allá de los campos a nuestra derecha


Y antes de llegar al valle y al río, nos acercamos al cruce que va a la playa


Por ello vamos a proponer, antes de seguir camino a Villamil, realizar un corto desvío a la derecha para acercarnos un momento a dicha playa, mientras vemos las hermosas vegas del río Serantes ante nosotros, llamado en su final Sareyo


Y tomamos pues así el camino a dicha playa, que sube campo arriba


Primeramente llegamos a la explanada de los aparcamientos, el bar y los baños


Y luego seguimos a la bajada a la playa


Antes del arenal un gran panel informativo


Mapa de la playa con sus puntos de interés


E información del gran campo dunar aquí existente


La playa tiene una longitud de unos 250 metros, de arena fina de color tostado que facilita la formación de estas dunas. con depósitos que se acumulan hasta tres metros sobre el nivel del mar, y dunas remontantes como colinas arenosas que suben por el acantilado e incluso invaden algo de espacio terrestre, quedando fijadas por la vegetación


Una gran duna remontante fósil está aquí mismo entre la desembocadura del río Serantes y este camino de acceso. Desembocadura que hace que la playa se divida en dos zonas: al oeste la Playa del Recosto


Y al este la Playa del Recosto


Son estas de Tapia las playas del Home Marín, mito común a muchos lugares de la costa cantábrica, el hombre-pez o humano-anfibio de los océanos, presentado siempre de forma monstruosa, habitante de las cuevas de los acantilados y los arenales, sátiro y malicioso, con el que antaño se metía miedo a los niños para que no se acercasen al arenal cuando subía la marea o no se metiesen en las muchas cuevas de los acantilados, diversos autores incluso lo incluyen entre los numerosos cocos infantiles


De todas maneras siempre han abundado las historias y crónicas de estos seres, máximo exponente de esta saga es Francisco de la Vega Casar, vecino de Liérganes en Cantabria, cuyas andanzas natatorias protagonizaron incluso diversas crónicas del siglo XVII. No obstante a esta base antropológica y etnográfica diversos autores sostienen que el mito fue recreado notablemente por los escritores románticos del siglo XIX. Esta es su historia según podemos leer en la página del Ayuntamiento de Liérganes:

"La primera reseña en la que aparece el relato del hombre pez de Liérganes es de Fray Benito Jerónimo de Feijoo en su obra “Teatro Crítico Universal”. Según ha llegado a nosotros la leyenda, cuenta que, a mediados del siglo XVII en el pueblo cántabro de Liérganes había un matrimonio formado por Francisco dela Vegay María de Casar, que tenían cuatro hijos, el segundo de ellos, se llamaba Francisco.

La víspera del día de San Juan del año 1674, Francisco se fue a nadar con unos amigos al Miera. El joven se desnudó, entró en el agua y se fue nadando río abajo, hasta perderse de vista. Según parece, el muchacho era excelente nadador y sus compañeros no temieron por él hasta pasadas unas horas. Entonces, al ver que no regresaba, le dieron por ahogado.

Cinco años más tarde, en 1679, mientras unos pescadores faenaban en la bahía de Cádiz, se les apareció un ser acuático extraño, con apariencia humana. Cuando se acercaron a él para ver de qué se trataba, desapareció. La insólita aparición se repitió por varios días, hasta que finalmente pudieron atraparle, cebándole con pedazos de pan y cercándole con las redes.

Cuando lo subieron a cubierta comprobaron con asombro que el extraño ser era un hombre joven, corpulento, de tez pálida y cabello rojizo y ralo; las únicas particularidades eran una cinta de escamas que le descendía de la garganta hasta el estómago, otra que le cubría todo el espinazo, y unas uñas gastadas, como corroídas por el salitre.

Los pescadores llevaron al extraño sujeto al convento de S.Francisco, donde, después de conjurar a los espíritus malignos que pudiera contener, le interrogaron en varios idiomas sin obtener de él respuesta alguna. Al cabo de unos días, los esfuerzos de los frailes en hacerle hablar se vieron recompensados con una palabra: “¡Liérganes!”

El suceso corrió de boca en boca por la bahía de Cádiz y nadie encontraba explicación alguna al vocablo hasta que un mozo cántabro que había emigrado para trabajar en Cádiz, (un jándalo), comentó que en Cantabria había un pueblo que se llamaba así. También el entonces secretario del San Oficio dela Inquisición, Domingo dela Cantolla, confirmó dicha afirmación ya que él era de allí.

A continuación, llegó la noticia a Liérganes para averiguar si había pasado algo extraño en los últimos años y desde Liérganes respondieron que únicamente se había registrado la desaparición de Francisco dela Vega, cinco años atrás. Entonces Juan Rosendo, un fraile del convento, acompañó a Francisco en un viaje de vuelta desde Cádiz hasta Liérganes para comprobar si era cierto que era de allí.

Cuando llegaron al monte que llaman dela Dehesa, a un cuarto de legua del pueblo, el religioso mandó al joven que se adelantase hasta él. Así lo hizo su silencioso acompañante, que se dirigió directamente hasta Liérganes, sin errar una sola vez en el camino; ya en el lugar, se encaminó sin dudar hacia la casa de María de Casar. Esta, en cuanto le vio, le reconoció como su hijo Francisco, al igual que sus hermanos que se hallaban en la casa.

Ya en casa de su madre, Francisco vivió tranquilo sin mostrar ningún interés por nada. Siempre iba descalzo, y si no le daban ropa no se vestía y andaba desnudo con absoluta indiferencia. No hablaba; sólo de vez en cuando pronunciaba las palabras “tabaco”, “pan” y “vino”, pero sin relación directa con el deseo de fumar o comer. Cuando comía lo hacía con avidez, para luego pasarse cuatro o cinco días sin probar bocado. Era dócil y servicial; si se le mandaba algún recado lo cumplía con puntualidad, pero jamás mostraba entusiasmo por nada. Por todo ello se le tuvo por loco hasta que un buen día, al cabo de nueve años, desapareció de nuevo en el mar sin que se supiera nunca más de él."


Según investigadores que recogen tradición oral popular, era común que el home marín destrozase las redes de los pescadores, vivía en el océano pero también en las cuevas de los acantilados cuando había tormenta. A veces se adentraba en tierra buscando comida, persiguiendo a mozas y matando y comiendo ganado, provocando incluso incendios y desgracias. Podría ser una reminiscencia de creencias en dioses y seres marinos o anfibios comunes a muchas culturas, pues su aspecto, aunque como ser mitológico, abierto a la imaginación de los informantes, no sería demasiado diferente al del tritón griego por ejemplo, pero sin cola de pez pues tenía piernas. También se habla de larga barba y enorme pene


Historias extrañas, de difícil explicación, se atribuían a este y otros seres. En Valdés, según leyenda recogida por Jesús Evaristo Casariego, en 1799 la salvaje violación de una mujer que posteriormente murió se quiso explicar en el ataque de un home marín, sin duda para ocultar al homicida. Se habla también de algún presunto home marín capturado que bramaba en deseos de volver al mar. Naturalmente se trataba de algún desgraciado al que por su situación y aspecto se le tomó por cualquier diablo


En nuestros días somos nosotros, los humanos-marinos, los que recorremos estos arenales en verano, magníficas playas de Tapia


Y ahora regresamos al Camino, rumbo a Villamil


Farolas en el camino de la playa


Canalización


Puente sobre el río de Tol, ante El Cornayo y As Nogueiras 


Cercanos al camping, seguimos por el camino de abajo a la derecha


Señalización propia de la variante de Tapia


Maizales en el valle, en verano


A nuestra derecha la playa


 De frente Villamil, solar de aquellos antiguos castillos, casonas y palacios, de los que muy pronto hablaremos


Destaca el gran edificio de la Residencia Villamil-Serantes, construida en la finca que fue de una de aquellas casonas, sobre estos campos regados por el río de Péligos


Hermosas camperas verdes que se extienden entre el Camino y el mar


Y en medio un palomar tradicional en la finca de uno de los antiguos palacios de Villamil


Y ahora, entre el Camino y el río, un bello conjunto


Molino, fuente y lavadero, que podemos bajar a visitar en un instante, pues además ha sido restaurado


Los molinos hicieron su labor durante siglos, se hacía el pan el casa y se iba a moler cada cierto tiempo. Si el molino era de varios vecinos cada uno tenía su vez, siendo llamado de vecera. Si era de un particular los demás le pagaban un tanto o medida de lo molido (trigo, maíz, cebada, etc.) la maquila. Bastante avanzado ya el siglo XX, sobre todo a partir de los años 60, se extendieron en las casas, ya todas con luz, los molinos eléctricos, si bien muchos de estos hidrálicos siguieron moliendo, si bien también fueron desapareciendo al mejorarse las carreteras locales, extenderse los trasnportes sobre ruedas, y llegar a diario las furgonetas de los repartidores de las panaderías o tahonas


El éxodo rural con el abandono del campo también fue acabando con los molinos y el trabajo de la molienda. El cierre definitivo de los últimos vino dado al ser declarados actividad industrial y estar sujetos a los correspondientes impuestos, lo que los hizo insostenibles económicamente. Hoy en día son muy muy pocos los que siguen moliendo, otra cosa es que se algunos se restauren y se hagan visitas, demostraciones y recreaciones de su uso


Del molino vamos a pasar ahora al lavadero


Y volvemos al Camino atravesando el prado


Viendo de paso el antiguo canal que aportaba agua del río a todo este conjunto


Seguimos adelante así por este hermoso valle, siguiendo el curso del río Péligos


Durante unos instantes caminamos por la misma orilla


Encontraremos alguna señalización del sendero de gran recorrido de la Costa Cantábrica GR E-9

A lo lejos. en una campera sobre un pequeño altozano, El Coto (cueto), antes más conocido como El Castro de Orbelle, estuvo el castillo o fortaleza de este nombre, que se dice perteneció al linaje de los Villaamil y a sus antepasados, los condes del Honor de Suarón (el Honor o la Honor eran territorios en torno a un castillo otorgados como patrimonio a un noble que había ayudado militarmente a un rey. A veces daba lugar a dispersión del patrimonio feudal)


No se sabe cuándo se construyó el castillo, que el lugar hubiese sido llamado castro en el pasado da lugar a pensar en que su precedente sería un recinto castreño. En el siglo XI ya habría un recinto defensivo medieval del conde Rodrigo Velaz y sus hermanos Pedro y Álvaro Velaz, así como a Juan Álvarez, hijo de este último. Aparte de su elevada posición, su situación, rodeada por un meandro del río Péligos, aprovechaba este estratégico emplazamiento. Se ha supuesto que incluso el meandro es una canalización del curso fluvial con objeto defensivo de la fortaleza. En nuestros días en el lugar del castillo hay un palomar, vinculado al cercano Palacio de Lindoy, construido justo a su derecha y del que se ven las ruinas


El Palacio de Lindoy, del siglo XVII, vio obviamente tiempos mejores, pese a que es el de mayor entidad arquitectónica de esta parroquia tapiega de Serantes, tal y como leemos en el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Asturias, que también dice así:
"Al igual que otros conjuntos solariegos del concejo tiene una planta de trazado irregular, compuesta por distintos volúmenes yuxtapuestos. De este modo, no estamos ante el característico palacio organizado con cuatro crujías en torno a un patio central y una fachada apaisada entre dos torres, sino un solar compuesto por diversos volúmenes que vistos desde el exterior se asemejan más a la arquitectura tradicional. El palacio está rodeado por una amplia muralla donde se abre la puerta principal. Es un portalón que recuerda a las fortificaciones, con una puerta adintelada flanqueada por pesadas torres de cantería rematadas por bolas y pirámides clasicistas. Todos los volúmenes del interior están construidos con los materiales propios de la arquitectura local: mampostería irregular de pizarra reforzada con cantería en las esquinas, puertas y ventanas. Toda la cubrición exterior es de pizarra, reforzada con teja árabe en las cumbreras. El inmueble muestra una dependencia con los pazos gallegos, como atestigua la presencia de una amplia finca o jardín, un palomar y una cabazo. No sabemos si tuvo capilla aunque parece ser que no. Desde el punto de vista constructivo, destaca por su escasa altura, con una planta baja para almacén y servicios y otra alta que era la zona noble o de vivienda. Todos los vanos están distribuidos regularmente y son de formato cuadrangular. En su origen pudieron tener carpintería enrasada. Al exterior presenta un aspecto desornamentado, con soluciones más próximas la arquitectura tradicional que a las de la formal. Conserva un interesante cabazo de tipo Mondoñedo, poco frecuente en el concejo de Tapia de Casariego que suelen ser de tipo Ribadeo. Es de planta rectangular y escasa altura, y una cubierta de pizarra a cuatro aguas. Los lados mayores llevan listoncillos de madera y los inferiores pizarra. Apoya sobre dos muretes (pies) también de pizarra. Por tanto, el palacio de Lindoy ejemplifica la tendencia constructiva tradicional, caracterizada por el empleo de materiales de la zona (pizarra), trabajados con rusticidad y sobriedad, sin concesiones a lo ornamental"

Vamos precisamente en esta dirección en A Penela, cuando llegamos a un cruce


Iremos a la derecha pasando bajo El Coto, solar del antiguo castillo y Castro de Orbelle


Y entramos así en Villamil


Llegamos a la torre de la luz tras pasar el puente del río de Péligos


Y volvemos a ver el Palacio Lindoy. La etimología del nombre del arruinado edificio ha querido buscarse en linde, separación de terrenos, frontera, pero podría tener otras


Se aprecian las desvencijadas torres y el cuerpo central, lleno de yedra y maleza


Su finca es aprovechada como pasto para una buena vaquería


A finales de la Edad Media, con todos los cambios sociales y políticos de la época, la nobleza rural terrateniente fue dejando sus húmedos, fríos e insalubres castillos para establecerse en palacios, un fenómenos que continuaría y alcanzaría su máxima expresión en el siglo XVI. Una veces transformaban el castillo o torre en casona blasonada y palacial, otras veces se establecían en las nacientes polas o villas, germen de los actuales concejos y nuevo centro de decisiones, y a veces construían su nuevo palacio en las mismas cercanías del castillo como este fue el caso


En el siglo XII Bartolomé Yáñez de Villaamir deja la fortaleza de Orbelle y se establece aquí, en un nuevo palacio cuya finca está ahora edificada por esta residencia, construida a finales del siglo XX. De aquella antigua y desaparecida Casa solariega de Villaamil existe una descripción del año 1658 por la que se sabe tenía dos torres, muchas almenas, muros altos y gruesos, por lo que se delata que el gusto por las estructuras defensivas de casa-fortaleza, si bien más como ostentación y símbolo social que como verdadero fortín. Es un estilo habitual en casas y palacios de toda la comarca entre los siglos XVII y XVIII


A la izquierda estuvo antiguamente la Casa de los Villaamil y Saavedra que, de la información existente, sabemos fue familia procedente del mayorazgo fundado en el siglo XVI por Pedro Díaz Villaamil y su mujer Isabel de Saavedra. Las referencias documentales hablan que era "la primera a la izquierda llegando a Villamil", lo que permite identificarla cono la que en el siglo XIX era la Casa das Barrosas y en el XX Casa de Quinto. Fue derribada en 1955 para construir esta nueva, si bien se conservan elementos de la antigua casona


En el siglo XVIII existe otra descripción de cómo era aquella Casa de los Villaamil que estuvo a la derecha, se trata de un manuscrito sobre la historia de Castropol de Francisco Antonio de Villaamil y Logares en el que le atribuye la apariencia de un buen palacio. En él nació el almirante don Fernando Villaamil y Fernádez Cueto, uno de los héroes de la Guerra de Cuba


El último mimbro de la estirpe de los fundadores de la casona fue Fermín Villaamil Cancio, de ideas ultraconservadoras que militó en el carlismo, acabando arruinado en su carrera política. Dejó a su mujer e hijos en 1863 y se fue a vivir a Barcelona, vendiendo la casa y las propiedades heredadas de su padre, entre ellas las ruinas de la fortaleza de Orbelle. A finales del siglo XIX los nuevos propietarios derribaron el viejo caserón de origen medieval y en su lugar edificaron esta quinta y mansión, Casa Jarén, empleando mampostería de pizarra en sus fachadas, viéndose la piedra en alguna de sus partes, si bien se empleó piedra de cantería en detalles como la puerta principal. Las cubiertas son de pizarra, reforzadas por teja árabe en las cumbreras


Su estructura seguía las trazas arquitectónicas de las casas de esta costa, planta rectangular, dos pisos y desván con tejado a dos aguas. La baja era la cuadra y almacén y arriba la vivienda. De esta manera explican sus trazas en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias:
"Ante todo destaca la parte superior de la fachada, a modo de palomar, con doble ventanal en forma de arco de medio punto, y rematado por una cubierta a triple agua. Esta parte y el cornisamiento de la fachada principal contribuyen a ennoblecer una construcción típicamente popular. Aunque hoy ya no se aprecie, la casa destacaba por la disposición simétrica de los vanos que los de la fachada posterior (hoy, cegados) repetían lo disposición de la fachada principal. Todos son de formato cuadrangular y en su día estaban cerrados con carpintería enrasada. Las estructuras interiores y el mobiliario están en ruinas y no representan la riqueza que en su día tuvo la casa. Parece que no tuvo capilla. Seguramente, si la tuvo la antigua casa de los Villaamil. No obstante, de la antigua casa se conserva el cabazo, que ejemplifica a la perfección el tipo Ribadeo. El cabazo es de considerables proporciones y se caracteriza por tener un cuerpo de granero de mampostería revocada donde se abren huecos rectangulares para la ventilación. El granero se asienta sobre un cuerpo cerrado de dos alturas. El nivel bajo para almacén de aperos o salazón de productos cárnicos, y el superior para el de pienso o harina, y el propio cuerpo del granero como almacén de maíz. El acceso superior se hace por una escalera pétrea o patín..."

Al pasar a los pies de Casa Jarén la carretera hace un poco de curva y cuesta sin apenas espacio para el peatón. Estemos atentos al paso de vehículos, a veces en verano especialmente intento hacia las playas


Ahí, en uno de sus muros, está la concha peregrina...


Algunas construcciones más parecen delatar el origen señorial y de nobleza rural de este núcleo de Villamil, en el entorno de sus casas-fuerte y castillos y a lo largo del camino


Y volvemos a llanear


 La subida se acaba pero el pueblo se alarga linealmente al borde izquierdo del Camino (al derecho los prados y el mar), buenas quintanas de piedra, cabazos y otras viviendas de traza reciente


Alguna también en estado ruinoso


A la izquierda hay una estrecha acera


Que a veces se ensancha un poco delante de algunas casas


O la ocupan las bellas hortensias


Qué hermoso conjunto: Casa Generala, de los siglos XVII y XVIII, con vivienda y cabazo. Está catalogada por el IPAA o Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Asturias:
"El conjunto presenta una planta de trazado irregular, compuesta por distintos volúmenes yuxtapuestos, propios de la arquitectura tradicional del litoral occidental costero: la casa, propiamente dicha, el cabazo y cuadras. La finca está rodeada por un amplio muro en el que se abre el portalón de acceso compuesto por dos pilares de mampostería irregular de pizarra. Tanto la casa como todas sus dependencias están construidas con los materiales de la arquitectura local y popular: mampostería irregular de pizarra. Toda la cubrición exterior es de pizarra a cuatro aguas, reforzada con teja árabe en las cumbreras y piedras de sección piramidal en la línea de fachada para evitar posibles desprendimientos..."
"... Adosado a la casa se levanta la cuadra, cuya fachada de mampostería se estructura de la misma manera que el cabazo, es decir con huecos para la ventilación y que ya habiamos visto en otras construcciones similares, como la casa del Convento en Villargomil. Parece que todo el conjunto muestra cierta dependencia con los pazos gallegos, construcciones solariegas tradicionales, ubicadas en el campo. La casa es de planta cuadrangular y de dos alturas en alzado. Todos los vanos están distribuidos regularmente y son de formato cuadrangular, aunque parecen bastante reformados y algunos posteriores al momento de construcción de la casa. Al exterior presenta un aspecto sólido y desornamentado, propio de la arquitectura tradicional, caracterizada por el empleo de materiales de la zona, trabajados con rusticidad y sobriedad, y sin concesiones a lo ornamental..." 
"...El cabazo es de tipo Ribadeo, uno de los más antiguos de La Marina occidental, caracterizado por tener un cuerpo de granero de piedra, donde se abren huecos rectangulares para la ventilación. El granero se asienta sobre un cuerpo cerrado de dos alturas. El nivel bajo es para almacén de aperos o salazón de productos cárnicos, dotándose de alguna ventana, además de la puerta, el nivel superior, para almacén de pienso o harina y el propio cuerpo del granero como almacén de maíz. El acceso superior se hace por una escalera pétrea o patín. La cubierta remata con pináculos de fábrica. La cubierta interior es abovedada. La casa y el cabazo están comunicados por un curioso puente de medio punto"

Seguimos caminando todo recto siempre siguiendo la acera delante de las casas


Paso de peregrinos


La fila de casas de alarga por la carretera adelante, siguiendo el camino, en dirección oeste


Otro hermoso cabazo, sobre dos altos pirales o cepas y debajo una pequeña casera de aperos. Las paredes laterales son de listones de madera o doelas, con un espacio intermedio parque que pase el aire y cure y no pudra lo guardado adentro. Llaman la atención los picos en forma de bola en el tejado de pizarra


En ruta...


Larga recta de Villamil: cruce y de frente, ya todo en llano


La concha y el Camino


Tapia de Casariego, la capital del concejo, atrás, en la distancia...


Al norte el mar


Se va espaciando la distancia entre una casa y otra


En estos cruces siempre de frente


Señalización de las playas


Señalización del Camino


Rumbo al occidente


Nos acercamos al final del pueblo


Al oeste Santa Gadea o Santa Gadía


Sigue la acera y siguen las conchas...


Pasamos ya junto a las últimas casas...


Y vamos a salir ya de Villamil


Al sur ya vemos Barres, paso al concejo de Castropol, lugar citado en la cesión del territorio por Alfonso VII a la Iglesia ovetense de San Salvador, la Mitra asturiana


Por allí va el Camino oficial que, desde A Cruz da Caleya en Campos, fue a Brul y Tol para dirigirse bien hacia Figueras/As Figueiras y pasar por allí a Galicia por A Ponte dos Santos, o bien desde Tol ir al sur, al antiguo camino histórico que va a Lantoira, Seares, Vegadeo/A Veiga y cruza el Eo aguas arriba en Abres, tal y como hacían los peregrinos de antaño cuando hace siglos las poblaciones del estuario apenas eran más que un fondeadero o, cuando estas ya crecían, para no arriesgarse en frágiles barcazas de gravoso pasaje a las corrientes de la desembocadura


La gasolinera y el Polígono de Barres. Por allí va la carretera N-634


Nos acercamos a Santa Gadía o Santa Gadea, otro enclave ganadero de esta parroquia tapìega de Serantes, por donde bajaremos a la Playa Penarronda y pasaremos a términos del vecino concejo de Castropol


Al oeste los arrabales de Figueras/As Figueiras, en Castropol y más allá los edificios de Ribadeo, ya en Galicia. En medio a lo lejos de nuevo omnipresente el Monte Mondigo


Las cúpulas de la Torre dos Moreno y el campanario de la iglesia de Ribadeo se distinguen muy en la lejanía


 En medio de los campos, más cerca, Lois, ruta de Barres a As Figueiras, donde está el albergue Camino Norte


Se ven las grúas de los Astilleros Gondán un poco más allá


Y más cerca Vale, Casalagranda y Lamelas, también en el concejo de Castropol y que pertenecen a la parroquia de Barres


Cruce y a la derecha


Siguiendo la flecha. Al fondo vemos la ermita de San Lorenzo


Es el santuario que, situado en el promontorio del castro frente a As Pantorgas, hubo de ser trasladado hasta aquí a causa de problemas relacionados con la estabilidad del terreno, si bien dice la tradición que fue por encontrarse una talla del "santo junto a la fuente de su nombre que llaman abajo en la ribera, que si no fue en algún naufragio arrojada de la mar, sería allí puesta debajo de alguna peña". Eran sus patronos de la capilla los propios vecinos


El campo de la capilla es un excelente mirador sobre la Playa Penarronda y el Cantábrico. Pronto pasaremos por allí


Entramos así en Santa Gadía, otro núcleo de hermosas quintanas, algunas muy bien restauradas, y naves ganaderas


Enfrente, el mar


Un poco de cuesta abajo


Muy buena arquitectura popular. Observemos los dos tipos de cabazos predominante en la comarca: este dispone de paredes laterales hechas de listones de madera con un espacio entre ellos para que pase el aire


Este es de paredes de piedra con pequeñas aspilleras o saeteras, también con la misma función de que el aire entre en el interior


Es el cabazo de Casa Mosqueiro


Atención al siguiente cruce, el camino como tal sigue a la izquierda, pero también aquí, dada su proximidad, podríamos aprovechar para visitar la playa en un momento, y es lo que vamos a plantear




Tomando pues el camino de la derecha pasamos frente a otro conjunto de casa y cabazo


Y llegamos a la rampa de la playa de Santa Gadía, A Ribeiría, también llamada A Pantorga, pues a la izquierda están las islas As Pantorgas. A la derecha A Punta Picón


A Punta de Robaleira y As Pantorgas. Allí estuvo el ancestral castro sobre el que se construyó la antigua ermita del lugar, que fue iglesia parroquial de origen medieval. Se trata de dos grandes islas y un par de pequeños islotes que en la antigüedad formaron parte de un cabo o promontorio. Es castro estaba concretamente en la península inmediata, con un foso y parapeto que lo defienden por el sur, en su unión a tierra. Es posible que el castro se extendiese por entonces a lo largo de todo el antiguo cabo, incluyendo a las actuales islas


En lugar fue conocido como Campo de San Lorenzo, ubicación de la varias veces mencionada capilla de esta advocación, y se celebraba romería. Ciertos hundimientos del suelo y derrumbes afectaron al santuario y hubo ser trasladado de lugar. Existe un canal de agua que comunica la península con las islas, llamado Boca de Olga


Al este la Punta Picón cierra esta ensenada por el este, playa que fue un puerto natural desde tiempo inmemorial. Cuando se fundó en la baja Edad Media la Puebla de Castropol se estipuló que los pescadores de aquí vendiesen allí el pescado. Asimismo se proyectó hacer aquí el puerto de Tapia cuando el concejo se independizó de Castropol en el siglo XIX


La playa forma una bella y resguardada concha, con arenal que se extiende por 247 metros a lo largo y unos 25 m, de ancho, dependiendo de las mareas. Hay arena y cantos rodados



Desde la playa volvemos al Camino tal y donde lo dejamos


En el cruce de la playa, continuando camino ya hacia Penarronda


Conchas y flechas nos encaminan por la buena ruta


Otro viejo caserón de piedra, con buena  parra y hortensias


Aunque no nos demos cuenta, siempre alguien nos observa y contempla nuestros pasos peregrinos


Llegamos también aquí a las últimas casas. Al fondo la peluquería de Ana Posada


Pasamos entre los bien podados setos de fincas y terrenos


Así llegamos al campo de la capilla de San Lorenzo, anteriormente también de Santa Águeda hasta que se trasladó aquí. Su emplazamiento original, en el castro frente de As Pantorgas, delata su antiquísimo origen, si bien su traza actual, estilo popular, es relativamente moderna, tal vez de finales del siglo XIX, sustituyendo a la anterior, documentada en 1606 cuando hay noticias del pintado de su retablo


Ha sido restaurada hace unos años y se sabe que antiguamente era mayor, pues tenía un pórtico adosado. El Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Asturias dice así de ella
"Hoy día, es sobria y desornamentada, de fachadas enlucidas y con pizarra en la parte inferior de ellas y alrededor del campanario, vanos y puerta principal. La cubierta exterior es de pizarra, dispuesta a doble agua, con teja árabe en la cumbrera. Su planta es muy sencilla, consta de un único espacio, con tribuna a los pies, de madera, a la que se accede por una escalera también de madera, y el altar mayor dispuesto a mayor altura. Hoy día, no existe separación entre el espacio de fieles y el altar pero antaño contaba con rejas, como así se dice en el Libro de fábrica de la capilla. Todo el espacio interior se cubre con falso techo plano dispuesto a doble agua y acaso sustituya a una cubierta abovedada. Al exterior se muestra como una construcción sólida y hermética, manteniendo la tipología de capilla del litoral occidental costero. Recibe la iluminación a través de tres vanos: uno de pequeño tamaño, abierto en la fachada principal, y otros dos de mayores vuelos, a la altura del altar, uno en cada fachada. A la capilla se accede por una única entrada, abierta en la fachada principal. Esta remata en una simple espadaña de un solo hueco. Los acabados interiores están blanqueados y la pavimentación es de pizarra. La capilla carece de bienes muebles de interés. No tiene retablo. Solo conserva tres imágenes modernas de San Lorenzo, San Antonio de Padua y Santa Clara de Asís, y tres de tradición barroca, de pequeño tamaño, Nuestra Señora del Carmen, Santo diácono y Santo Domingo. San Lorenzo es obra del escultor José Rivas. En una placa se lee: «JOSÉ RIVAS / ESCULTOR / RUA DE VILLAR, 47-SANTIAGO» y en otra «DONATIVO DE D. / CLEMENTO LÓPEZ MÉNDEZ». En la parte posterior de San Antonio de Padua: "EL ARTE / CRISTI"

Esta capilla conserva además el libro de cuentas de los años 1641 a 1721, reflejando diversos gastos...
" cera, retejos, obras de asentamiento, de imágenes y de campanas. En 1692, se pagaron 64 reales por la imagen de un Santo Cristo, incluida su pintura (no conservada), además de otros 66 que se pagaron por una campana. Antiguamente, tenía cabildo ya que en ese año se pagaron 27 reales a un maestro por cubrir la ermita y el cabildo"

Desde ella se admira un buen paisaje de la parte norte de los concejos de Tapia y Castropol, con Barres y sus barrios en primer término, y más allá, a la izquierda el Pousadoiro (645 m) y a su derecha la Pena da Augua (567 m), A Bouzaveya (565 m) y El Pico Polvoreiro (595 m)


Al oeste Villadún y Salcedo, asomando de nuevo a la izquierda de la foto, a lo lejos, algunos edificios de Ribadeo, bajo el Monte de Santa Cruz y el Mondigo

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Pero sin duda este amplio campo del santuario lo que domina soberbiamente es la Playa Penarronda, gran arenal en el que desemboca el río Aparicia o Penarronda, frontera con Castropol. Sus dunas conservan especies protegidas y es sumamente visitado en verano.


El topónimo Penarronda sin duda se refiere al gran peñón situado en medio, de 15 metros de altura, El Castelo, perforado de lado a lado por una gruta natural. Cierra la playa al oeste el cabo de la punta del Corno y todo el promontorio acantilado hacia As Fontías y As Meninas


Por su parte los 650 metros de arenal se extienden desde dichosacantilados de As Meninas al oeste a los de A Robaleira al este. sobre los que estamos nosotros


Vemos desde aquí el Camino, subiendo junto al bar al otro lado de la playa, camino de Villadún, ya muy cerca de A Ponte dos Santos.


Como es habitual en muchos de estos grandes arenales el río forma en la desembocadura una especie de charca, filtrándose bajo la arena en su último tramo hasta el mar


Unas pasarelas de madera, hacia las que bajaremos por el camino de la capilla, permiten el paso de transeúntes sin estropear los dunares.


Es por allí por donde sigue nuestro camino, atravesando la playa de este a oeste


Empezamos así nuestra bajada a Penarronda desde el Campo de San Lorenzo


Si nos fijamos veremos el puente sobre el río, al final del entablado, paso al concejo de Castropol


A la derecha empezamos a ver un poco A Punta A Robaleira adentrándose en el mar


Una buena bajada recta y directa, con una cierta apariencia de montaña rusa, dado que después tiene subida y cuesta


Desde la que se ve todo el arenal y As Meninas, acantilados que limitan la playa por el oeste, en términos de Castropol. A la derecha A Punta del Corno, donde también hay localizado un castro marítimo


El Castelo, o Pedra Castelo, como el protagonista en medio del escenario que es este anfiteatro marítimo y natural.


Penarronda es además paisaje protegido y monumento natural a preservar


El Camino pierde aquí el asfalto y comienza el paseo de tablas sobre las dunas. Del camino principal salen ramales al arenal


Buena oportunidad pues para tomar el sol y darse un chapuzón. Hay además escuela de surf


Ahora vemos bien la Pedra Castelo y su pena furada, horadada por la acción erosiva del mar.



La playa y sus acantilados. Estas arenas son muy frecuentadas en verano, dado que se trata de una de las playas más grandes de la zona, y cercanas a la Autovía del Cantábrico, pero a la vez agreste y en un entorno muy rural


En las dunas viven especies vegetales y faunísticas objeto también de estudio y protección, siendo un verdadero paraíso biológico. Una de las especies es el alhelí de mar (Malcomia littorea), siendo esta la única playa de Asturias donde se ha localizado, además de estar en peligro de extinción. En cuato a la fauna destanca el ostrero, el cormorán moñudo y la nutria


La declaración como Monumento Natural en 2002 así como diversas actuaciones, intentan compatibilizar este patrimonio natural con la masificación que se produce en los días de sol del verano, cuando se llena de bañistas


Estas iniciativas han permitido preservar en lo posible y recuperar la vegetación dunar que se extiende por buena parte de este arena


Esta señal en la papelera nos avisa que, una vez cruzada la pasarela sobre el río de Penarronda o de Aparicia habremos de desviarnos a la derecha


Cruzamos el puente...


Y aquí es donde vamos a la derecha


Siguiendo la flecha...


El camino de tablas continúa sobre el prado


Otro puente sobre los meandros que forma el río


Vegetación fluvial y dunar, maravilla de la naturaleza


Y un puente más, el tercero


La arena, el río y las plantas de las dunas...


Miramos atrás y vemos los grandes acantilados de A Robaleira


Definitivamente hemos entrado en el concejo de Castropol donde, al llegar al otro extremo de la playa, lugar en el que en verano se ponen los chiringuitos, subiremos por una pista al borde de los acantilados


Atravesamos todas las dunas de la playa de este a oeste


Aquí se acaba el camino de tablas


Subimos un poco y vamos a la derecha


Subimos hasta el bar por la zona de As Meninas y As Fontías


Admiramos así Penarronda nuevamente a nuestros pies pero ahora vista desde la parte castropolense. De esta manera continuamos ruta hacia Villadún y A Ponte dos Santos para entrar en Ribadeo









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