La Revilla, con el Camino y el Mar Cantábrico al fondo |
Puente de Santa Marina |
Y al municipio de San Vicente de la Barquera entramos nosotros una vez pasado el viejo puente, llegando al campo de golf de Santa Marina, sito en lo que fue una antigua quinta con casona del siglo XVI. Se trata de uno de los grandes proyectos del tenista Severiano Ballesteros, recuperado tras un tiempo de decadencia
Una vez cruzado el puente nos dirigimos a la villa de San Vicente de la Barquera, la capital de este municipio al que llegamos y villa marinera de gran patrimonio, paisaje e historia, siguiendo la pista de la izquierda
Las flechas amarillas nos indican caminar en paralelo al río
Seguimos luego unos metros a la sombra de esta enrramada
Y salimos al prado de la antigua casona que es hoy en centro de este campo de golf
Pasamos enfrente de ella
Y admiramos su restauración para las instalaciones deportivas
Seguimos de frente
Abajo vemos un hermoso salto de agua
Del Arroyo de la Cueva, afluente del Capitán
De frente una arruinada y vieja construcción
Se trata de la capilla de Santa Marina, que da nombre al lugar
Se trata de una capilla barroca, del siglo XVII, relacionada con la antigua casona que forma parte de las instalaciones del campo de golf. La documentación más antigua relativa a la misma es del año 1680, citada en el testamento de Martín Ceballos y Barreda, cura beneficiado y arcipreste de la iglesia parroquial de San Vicente de la Barquera y comisario del Santo Oficio de la Inquisición en la Villa y su jurisdicción. Por este testamento sabemos que la capilla era parte del Mayorazgo de Santa Marina, propiedad de la familia Ceballos. Un mayorazgo era la insitución de propiedad por la que las tierras del mismo pasaban al mayor de los hermanos, de ahí su nombre, evitando la partición de las mismas
Lo realmente asombroso de este santuario es que ha crecido en ella un pino, pero en un lugar tan inusitado e increíble como la espadaña del campanario
Prodigio arbóreo de la naturaleza
Bajo la espadaña están los blasones de las linajudas estirpes del lugar
En uno de ellos aparece una inscripción funeraria del año 1891
Dejamos atrás la capilla
Aquí empieza una subida...
Subimos todo de frente
Arboleda
Eucaliptos
Firme asfaltado y farolas
Bifurcación
Realmente es una pequeña isleta
De frente sigue el Camino
La cuesta se acaba
Y aquí llegamos ahora a la iglesia parroquial de San Pedro de la Revilla, donde termina la cuesta, a muy pocos kilómetros de la capital municipal
Rumbo a San Vicente de la Barquera
Un poco de senda, paralela a la carretera, rodea la iglesia
El templo presenta contrafuertes góticos aunque el edificio ha pasado por sucesivas reformas
Enfrente hay alojamientos rurales
En el campo de la iglesia hay un monolito en homenaje al párroco Ricardo Sánchez Poo
Dejamos la iglesia
Y avanzamos por senda petonal, viendo al sur la Sierra de Sarria
También al sur están los picachos del Escudo de Cabuérniga
Serranía paralela a la costa a lo largo de 54 kilómetros y que separa La Marina de La Montaña
Al oeste, más lejos y más altas, llegaremos a ver otras montañas
Los Picos de Europa, principalmente Ándara, el macizo oriental
Nos dirigimos a un cruce
Con una pequeña glorieta
Ahí en ese poste está la flecha amarilla
De nuevo en la arboleda...
Pasando un túnel vegetal
Subimos unos metros
Y en este siguiente cruce vamos a ir a la derecha
Al pie de este muro
Estamos en El Cardeo, uno de los barrios de La Revilla
Tramo llano junto a estos apartamentos. Al fondo hay un bar
Hermosa casa de labranza
Bellísimo corredor
Caminamos junto a este muro para salir a la carretera CA-131
Aquí vamos a cruzarla y seguir de frente
Justo por aquí
Dejamos a la izquierda la parada de autobús y las escuelas
Pero nosotros no vamos a las escuelas, cruzamos adelante
Y tomamos esta senda peatonal
Seguimos por la senda peatonal hasta que se acaba
Y en este cruce iremos a la izquierda
Bajando
Y enfrente de ella sigue a la izquierda
Y otra vez a la izquierda
Todo recto al pie de Ventas de Arriba
Al fondo, al pie de la colina, curva a la derecha
En medio de los verdes prados
Mies de Valles, y seguimos a su izquierda
Y aquí seguimos a la derecha, ante Riborias
Pasamos al pie de aquella casa
Junto a estos silos
Todo de frente
Y en este cruce a la izquierda
Veamos la flecha
Y el paisaje cambia, ante nosotros tenemos el mar, El Sable de Merón, hermosa playa, prácticamente oculta para nosotros desde aquí, donde desemboca el río de Merón, un valle y suaves colinas donde se asientan las casas de La Braña, Los Llaos y Rupuente...
El arenal en sí es de tres kilómetros de largo, con dunas y dividido en partes conocidas como El Puntal, El Rosal, Merón, Bederna y Peñas Negras. Está dentro del Parque Natural de Oyambre
La playa, las dunas y el mar
Más a la derecha la colina de Rupuente y a lo lejos a la izquierda Oyambre
Oyambre y altos de Peñaentera y Sierra de Ubiambre
El camino recorre la cresta de una verde colina
Allí al fondo a la izquierda de aquellas ruinas vemos una población
San Vicente de la Barquera, capital del municipio y villa con historia
Inconfundible la torre-campanario de la iglesia gótica Santa María de los Ángeles, si bien es verdad que se trata de un añadido de finales del siglo XIX. El templo fue construido sobre el gran espolón rocoso en el que se asienta la villa vieja, comenzando las obras en el año 1210, cuando San Vicente tuvo el privilegio del fuero otorgado por el monarca Alfonso VIII, y las obras de prolongaron ese siglo y el XIV
Coronamos un primer repecho de cuesta
Aquí llegamos a un cruce
Tomamos el ramal de la derecha
Entre las alambrada de las fincas
Viendo cada vez mejor San Vicente de la Barquera, aunque aún solamente la parte alta de la población, aún sin ver la ría
Será cuando subamos este recuesto cuando empecemos a ver el estuario
Cuesta arriba
Con nuevas vistas de la villa marinera
Abajo a nuestra izquierda la carretera N-634
Y allí el casco histórico, la Puebla Vieja
Con la iglesia de Santa María de los Ángeles
Más arriba sube la N-634
Un poco más de recuesto bordeando este cueto...
Y empezamos a bajar
Flecha amarilla en un viejo poste telefónico
Y aquí están la Ría de San Vicente y San Vicente de la Barquera
Bajada de frente a la población
Y ahí está la ría, con las marismas de Rubín, desembocadura del río del Escudo
Al fondo, la sierra de Cuera, señal que nos acercamos a Asturias. Al pie de sus más altos picos reconocemos Colombres, capital del concejo asturiano de Ribadedeva
Al otro lado del estuario es el Puente del Arna. Arriba, de izquierda a derecha, están Casa Nueva, Casa Barrera y La Torre, por donde sale el Camino, desde San Vicente de la Barquera a La Acebosa. Tanto el Camino Norte de Santiago como el Camino Lebaniego, que coincidirán unos kilómetros
A la izquierda es La Acebosa, por donde sigue el Camino Norte y sube arriba al monte de Los Tomases, junto a la capilla de la Virgen de esta advocación, para continuar hacia Serdio, la Ría de Tina Menor, Pesués y Unquera, paso a Asturias. Arriba son Los Picos de Europa con sus tres macizos: Ándara o macizo oriental, Los Urrieles o macizo central y El Cornión o macizo occidental. Cerca de La Acebosa está Abaño, donde existió una malatería fundada en el siglo XIII y que dio servicio hasta principios del XIX. Cuando el hospital de leprosos se extinguió el patrón, San Lázaro, pasó a serlo de Abaño, mientras la patrona, Santa María Magdalena, lo fue de La Acebosa
Con magníficas vistas de Los Picos
Ándara, el macizo oriental, a su izquierda el desfiladero de La Hermida lo separa de la Sierra del Escudo de Cabuérniga y por ahí discurre el Camino Lebaniego
Los Urrieles o macizo central, separado de Ándara por los valles de Áliva y del Duje
En medio de Los Urrieles El Picu o El Picu Urriellu, no el más alto con sus 2.519 metros de altitud pero sí el más mítico
Formidable paredón de peña caliza gris
Más al oeste asoma los picachos de El Cornión, el macizo occidental, separado del central por la famosa Garganta del Cares
Y ya vamos, cuesta abajo, a San Vicente de la Barquera, viendo su monumental Puente de la Maza, que empezó a construirse en el siglo XV sobre otro anterior, del siglo VI, terminando de hacerse en tiempos de Carlos III (s. XVIII), llegó a tener 32 ojos, ahora tiene 28, y durante siglos fue, con sus más de quinientos metros, el más largo del reino. Hasta la construcción de la Autovía del Cantábrico este puente era la comunicación directa entre Asturias y Cantabria por la carretera N-634 y estaba absolutamente congestionado. Hacia él nos encaminamos
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