Eres el Peregrino Número

Buscador de Temas del Camino de Santiago

viernes, 9 de octubre de 2015

BODENAYA 'UN SUEÑO EN EL CAMINO DE SANTIAGO' (SALAS, ASTURIAS) LAS FUENTES DE LA DIOSA DE LAS AGUAS, LA VICTORIA Y LA SUERTE EN TIERRA DE AGUADORES, ESCRITORES Y VAQUEIROS

Albergue de Bodenaya (Salas, Asturias), al lado del Camino

Este es el Albergue de Bodenaya, al que el peregrino llega tras ganar a la llanura de La Espina en Porciles, culminación de la larga cuesta desde Salas, en día de especial animación y algarabía, pues su hospitalero, pionero de los albergues de acogida en el Camino Primitivo, presentaba el libro Bodenaya. Un sueño en el Camino de Santiago, en el que plasmaba parte de sus vivencias en aquellos años, que ya nos parecen lejanos, en los que aún no pasaban demasiados peregrinos por esta ruta y, los que lo hacían, solían ceñirse a las etapas 'clásicas' de las guías

Alex Camino

Alex Camino, además de colocar a Bodenaya en grandes letras de molde en el mapa de las peregrinaciones, realizó la proeza de poner en marcha este albergue partiendo de cero y restaurando una antigua casa de labranza con sus propias manos, ayudado por algunos amigos, vecinos y familiares, en un momento en el que todo parecía estar en contra de acometer semejante hazaña, dejando atrás su vida y trabajo en Madrid y lanzándose a esta maravillosa aventura cuando más allá de un puñado de albergues públicos y privados, nada más había en el Primitivo especializado en acoger a los peregrinos

Bodenaya y La Espina desde el Camino. Al fondo La Sierra, paso a Tineo/Tinéu

En la actualidad, tanto en Salas como en los demás concejos de esta ruta, han abierto numerosos albergues y alojamientos pensados para los peregrinos pero, de aquella, pocas personas apostaban porque esta iniciativa prosperase. Ahora, cuando ha subido tanto el número de caminantes, hasta tal punto que incluso se habla de masificación en ciertas temporadas (sí, también en el Primitivo) y cuando el Camino se ve afectado por el fenómeno de la turistificación, el Albergue de Bodenaya, con otros hospitaleros a su frente, herederos y sucesores del espíritu de Alex Camino, mantiene viva la llama de la acogida tradicional y el espíritu de los romeros que nunca debió, debe ni deberá perderse

Llegando a Bodenaya

Por ello, el peregrino amante de los lugares por donde pasa y de su idiosincrasia, avanza con paso alegre tras la abrupta y larga subida desde la villa de Salas pues, tras encontrarse con esta llanura, la meseta de La Espina, en las etapas más montañeras del Camino Primitivo, va a encontrarse, se ha encontrado ya, en Porciles, con varios albergues, algunos de acogida tradicional y, entre ellos, el pionero, el de Bodenaya, pueblo cabeza de la parroquia de este nombre cuyas primeras casas empezamos a ver desde aquí


Bodenaya, La Espina y, aún más allá, el tinetense pueblo de La Pereda o La Preda, bajo el pico del mismo nombre, en La Sierra, parecen ser un todo vistos desde el Camino, pero son sin embargo tres núcleos diferentes aunque, todo hay que decirlo, llegaron a constituir, con otros, un ayuntamiento independiente durante el corto periodo del Trienio Liberal (1820-1823) con capital en La Espina, que contó con una venta caminera, una leprosería y hasta dos hospitales de peregrinos, uno de ellos fundado en la alta Edad Media y que dependió del mismo obispo de Santiago de Compostela por concesión del rey asturiano Alfonso III El Magno


Más allá, el Camino proseguirá por la ladera meridional de La Sierra hacia La Millariega y El Pedregal, que reconocemos en la lejanía al pie del monte, por donde iremos poniendo rumbo a la capital del Concechón, el 'concejo grande' por su extensión, el vecino Tineo/Tinéu, dando vista a esta meseta a la que se ha llegado a comparar con la castellana 'pero más verde' y diferente a ella por las montañas del alto Narcea, que se verán cuando miremos desde sus faldas al sur


A nuestra izquierda la carretera N-634, cuya construcción, comenzada a mediados del siglo XIX, sustituyó a este viejo Camín Real, el cual quedó relegado a vía pecuaria en este tramo, ahora recuperado como ruta xacobea primitiva. Allá por 1860, un documento recuperado por la Gran Enciclopedia Asturiana (tomo 12, voz Salas, pag. 302), decía:
"¿Habrá persona alguna en el Occidente de Asturias que no haya admirado los grandes trabajos que ha hecho este concejo desde el año 1850, en sus caminos vecinales de primero y segundo orden? Durante este decenio ha abierto más de siete leguas de esplanación y gran parte de éstas con afirmado, poniéndose en comunicación con las villas de Tineo y Grado, teniendo empezadas y bastante adelantadas las vías que nos han de unir con Luarca, Cudillero y Pravia. En su construcción, expropiación y conservación se han gastado de sus propios fondos más de 600.000 reales."

Aquí está la rotonda de Bodenaya, que enlaza la N-634a con la Autovía de La Espina, Oficialmente A-63 o Autovía Oviedo La Espina que es la actual N-634 a secas. La carretera vieja es pues esta, que ha pasado a ser la citada N-634a, y de la que la misma Gran Enciclopedia Asturiana, en su primera edición (año 1970), decía:
"Atraviesa el territorio municipal de O. a E. la carretera N-634, que se inicia en la provincia de Lugo, pasa por Ovés y La Espina, importante nudo de comunicaciones (puerto de 650 m.), de donde arranca la C-631 hacia Cangas del Narcea y Tineo. La N-634 sigue por Bodenaya, Porciles, La Peña, Salas, Villazón y Cornellana, saliendo al concejo de Grado."

Destaca La Espina por sus edificios de pisos en la carretera, que forma allí una verdadera avenida en esta población, la tercera del concejo de Salas en número de habitantes, de la que se dice pudo ser en origen una braña o majada de vaqueiros trashumantes, de las que tanto abundaron, y abundan en la zona, que un día se asentaron de manera permanente


No obstante, en La Espina, gran encrucijada entre los caminos de Galicia, la costa y los puertos de la Cordillera, se sabe de la existencia desde antiguo de fundaciones tan permanentes como dos hospitales de peregrinos, un hospital de leprosos y una venta caminera, parada de arrieros y viajeros que pululaban en todas direcciones por estas viejas sendas


Muy poco más allá, en La Pereda o La Preda, existió incluso un hospital de peregrinos más, del que hay referencias desde el siglo XII lo que delata la secular tradición hospitalaria de esta ancestral encrucijada. De todos ellos, y de muchas cosas más, iremos hablando según avancemos hacia el occidente, en las pertinentes entradas de blog 


Destaca en esta planicie La Sierra o Sierra Tineo, con El Picu La Pereda y Las Ourales (946 m), una de sus alturas, en primer término, fácil de reconocer por su forma cónica y praderías verdes, al que le sigue el Alto la Degol.lá (897 m) y Las Penas Mino'l Touro (1.049 m) entre otros


Más a la derecha y en la distancia se reconoce la larga loma del Alto Bustel.lán y El Picu'l Gayu (1.011 m), zona de brañas vaqueiras en términos tinetenses y valdesanos. Más cerca y en la ladera de una suave loma vemos Las Casas d'Arriba, al norte de Bodenaya y encima de la carretera, fáciles de reconocer, con una gran nave de ganado a la derecha. A cuyos pies pasaremos yendo a La Espina


La Espina es un curioso topónimo, relativamente abundante, que tiene que ver, bien con la nutrida presencia, al menos antaño, de espineras, palabra que englobaría a varias especies de plantas 'con pinchos' tipo tojo o zarzal, abundantes en los puertos, o con la orografía del terreno, según dicen los filólogos. Así Xosé Lluis García Arias nos explica en Toponimia Asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos:

"Hay una gran lista de núcleos de población relacionados con los que encabezan el epígrafe; son masculinos y femeninos, singulares y plurales (...) El problema etimológico estribaría ahora en saber si todos estos nombres de lugar son derivados del lat. SP¯INAM ‘arbusto espinoso’ (EM), o de su variante masculina SP¯INUM ‘espino negro’, o si, por el contrario, en algún caso, nos encontramos ante auténticas metáforas que se aplican a ciertas elevaciones del terreno por su semejanza con el espinazo animal. En algunas muestras parece evidente que se trata de un arbusto o conjunto de arbustos."


Otro filólogo, el profesor Xulio Concepción, abunda en el asunto en su Diccionario toponímico de la montaña asturiana, cuando afirma que "Salvo excepciones concretas, el topónimo significa lo que parece (la abundancia de espinos)", si bien "en algún caso puede tratarse de una raíz prerromana interpretada por los lugareños", continuando con esta interesante explicación:
"En principio, por tanto, voz común para designar a varios tipos de 'espinas' y espineras (Crataegus monogyna J, Sorbus torminalis L). Era un arbusto muy estimado en las brañas y mayadas, por sus flores medicinales; y con el uso alimentario de sus bayas (uso animal y humano) en ciertas épocas.

Hoy apenas se usan las espineras; pero tiempo atrás eran imprescindibles en el entorno rural: sobre todo ofrecían buena madera para algunos utensilios domésticos, y buena leña para el fuego, como recuerda el regrán: "si quies facer foguera / echa cheña d'espinera".

Y otros muchos usos proporcionaban las espineras. Por ejemplo, los lugareños recogían las flores en primavera por sus propiedades como tranquilizante (los ansiolíticos ahora), enfermedades del corazón, angina de pecho, regular la tensión...

Sabido es también que las bayas del espino, (las mayuncas), una vez bien maduras, vueltas en rojo intenso, se comían por los montes a falta de frutas más suculentas: tienen mucha piedra dentro, pero su abundancia en los racimos suplía entonces la falta de más carne en torno a la pepita.

Finalmente, estas mismas bayas servían de alimento a los animales del monte y a los domésticos que pasan el inverno en los altos: a falta de acebos y acebales, hasta la corteza y las ramas punzantes de las espineras encontramos completamente roídas en las mayadas.

Se aprecia el dato, sobre todo de enero arriba: las mismas ramas de las espineras aparecen comidas (royías) cuando la nieve ha sorprendido a cualquier animal con las praderas vestidas de blanco por unos cuantos días, y ya se fueron agotando otras bayas más suculentas y menos espinosas."

Las espineras, por tanto, parecen haber dado nombre a La Espina aunque tampoco se descarta una metáfora orográfica con la forma del terreno a manera de espinazu o espina dorsal. De todas maneras, Xulio Concepción aporta una tercera posibilidad, si bien sería excepcional, "la raíz prerromana pen-n-, con el sentido de 'roca, altura', adaptada por los lugareños a la voz más familiar". 


Lo cierto es que las tres posibilidades cabrían, incluso la tercera, si bien desde aquí vemos a La Espina en una llanura, está realmente en una altura a la vez, como podían y pueden comprobar los viajeros que acceden a ella desde el valle y cuenca del Esva, procedentes de la costa, otro secular paso natural, empleado por los peregrinos de antaño, cuando el tránsito por la montaña se hacía impracticable por la meteorología adversa


La carretera, a nuestra derecha, poco más allá, El Castru, topónimo de evidentes vinculaciones castreñas, acaso algún recinto fortificado que vigilaba el paso natural que constituye esta llanura. Más al norte reconocemos La Sierra la Cuerva, en cuyas estribaciones nace el río Nonaya, topónimo relacionado con Bodenaya


Etimológicamente Nonaya, en su raíz, naya, está asociado a la diosa celta (o precelta) Navia, unida, como tantas otras deidades femeninas, al agua y, por lo tanto a la fertilidad, las cosechas, la abundancia y la suerte, dando nombre a no pocos lugares de Europa occidental, relacionados con hidrónimos, como es este el caso


El origen indoeuropeo de naya, navia, etc se hace ya patente en el sánscrito navya (curso de agua), y algunos topónimos de este origen son en Asturias Naviegu, Navelgas, Nava, Navidiellu o Nalón (antiguo Nauilo), así como Fontenavia, y otros. En Galicia podemos encontrar el Navea, río afluente del Sil (Ourense) y el Nabalia, actual Eck, afluente del Rhin, en Alemania, o el Nauaeus, ahora Naver, en Escocia, el Naseby o antiguo Naubesia en el condado inglés de Northants o el Neber, el viejo Nabarcos, en Gran Bretaña

Diosa Navia. Fuente: Civilizaciones antiguas, Egipto, Mesopotamia, Grecia, Roma

Diversos lingüistas conectan el nombre de esta diosa celta de la abundancia y la fertilidad con la palabra nava como equivalente a valle, e incluso con nave (barco), navegación, etc, lo que le daría fundamento como divinidad acuática en ríos navegables y espacios naturales en valles y lugares similares. No en vano se ha querido traducir Navia como la "diosa barquera", y como tal aparece en los mitos y sagas irlandesas: bella mujer que conduce a las almas al "otro lado", así cuando el héroe Cúchulainn hiere sin saberlo a su hijo Conlaoch o Connia, este se arroja a una lancha de cristal donde un hada le dice...

 "los inmortales te invitan. Serás uno de los héroes del pueblo de Tethra. Día tras día se te verá en las asambleas de tus abuelos, en medio de aquellos que te conocen y te aman"
Diosa Navia. Fuente: Civilizaciones antiguas, Egipto, Mesopotamia, Grecia, Roma

"La diosa Navia es un diosa precéltica de origen indoeuropeo muy popular en territorios galaicos, era diosa de las aguas y manantiales. Se discute su origen y pertenencia a algún grupo étnico (cultura campaniforme, cultura de los campos de urnas o cultura de La Tène).

En sánscrito navya significa corriente de agua. Se han encontrado ofrendas de espadas en su honor en los cauces de los ríos europeos. Se desconocen más datos de su figura, procedencia, a qué grupo de dioses pertenecía, tipo de rituales o ciclo de mitos asociado a ella. De género femenino, se la suele considerar una diosa de la fecundidad. Trátase, pues, de una divinidad acuática, que debía de ser de carácter general, puesto que se la encuentra en una área geográfica bastante extensa.

A Navia se levantan una veintena de inscripciones que se concentran en el Conventus Bracarensis y en la provincia de Cáceres. Es la divinidad femenina más importante del santuario portugués de Marecos (Oporto). Parece tener también una función tutelar. Su nombre se encuentra por todo el noroeste de la Península Ibérica con el nombre de Nauia (al norte del Miño) o su variante Nabia (en el sur) con una veintena de epígrafes documentando su culto en un área que incluye a Galaicos, Lusitanos y Astures.

Puede traducirse Navia como “la Barquera”. El mito de la Barquera aparece en los arcaicos pasajes del segundo ciclo de la epopeya heroica irlandesa en los que se describe a una bella mujer que en el mito céltico desempeña el papel de mensajera de la Muerte y psicopompa conductora de las almas de los jóvenes a la morada de los difuntos, cual moura o lavandeira de ciertas leyendas.

El mito se repite en el viaje del rey Arturo hacia su destino final en Ávalon, y aún sobrevive en el norte en advocaciones a la Virgen de la Barca (Mugía) o Vírgen de Covadonga (Cangas de Onís) ambas festividades del 8 de septiembre. En la Villa Asturiana de Navia, celebran sus fiestas por La Virgen de la Barca el 15 de Agosto."


Con relación a la primera parte del topónimo, Bode, estaríamos ante otra palabra prerromana y céltica vinculada a las aguas con el significado primigenio de fuente, ampliamente registrada en la toponimia, lo que sería como decir "fuente del Nonaya" esto es realmente "fuente del río". El mismo ilustrado Jovellanos escribe, al referirse al río Nonaya, cuya vega y valle hemos seguido desde su desembocadura en el Narcea en Cornellana, que "nace en los muelles (lagunas) de Bodenaya"



La palabra, además del extendido topónimo con raíz bod y bode, daría origen a teónimos y antropónimos, así como nombres y gentilicios en gran parte de Europa: nombres propios como bodenus o boderus, los antropónimos en Bod y Bode, boddus en Cantabria y Germania o divinidades como el dios Bodo, al que se dedica una estela en Villapalos (León)

Vidriera de Boudica. Fuente: blog El Historicón

Capítulo aparte merece el caso de Bodica o Boudica, la famosa reina de los britanos icenos que se sublevó contra los romanos, aquí se le ha encontrado más relación con el también céltico bouda, victoria, lo cual, etimológica y lingüísticamente está estrechamente vinculado con "suerte". El nombre existió también, sabido es por inscripciones, en el área gala y lusitana y, por un error de transcripción medieval de los textos del historiador romano Tácito, fue conocida también como Boadicea


La gran meseta de La Espina, que abarca toda esta zona centro-occidental del concejo de Salas la centro-oriental del de Tineo/Tinéu fue aprovechada también para la construcción de la citada A-63, Autovía Oviedo-La Espina o Autovía de La Espina, cuyo tramo de Salas aquí se construyó en dos fases entre los años 2012 y 2022


Como toda infraestructura se ha cobrado su tributo en el paisaje, de esta manera lo explica el historiador y peregrino, pionero de las rutas jacobeas, Antón Pombo en su exitosa Guía del Camino de Santiago. Camino Norte:
"Entre Salas y La Espina hemos de superar un importante "escalón", un puerto realmente duro que se prolonga desde el inicio de la etapa hasta Bodenaya, definiendo el límite entre el centro y el occidente de Asturias. Lo haremos con la ingrata presencia, por segundo día consecutivo, de la A-63, una infraestructura de alto coste material y medioambiental que ha causado enorme daño, no vale emplear eufemismos, al Camino Primitivo"

El Camino inicia aquí un descenso para pasar debajo de ella y entrar en Bodenaya, cabeza de la parroquia homónima. "A partir de Bodenaya, que dispone de un hospitalario albergue privado, se extiende una larga meseta, ocupada por praderas y arbolado autóctono (robles, castaños), hasta Tineo", continúa explicado Pombo

Según nos adentramos en el occidente astur comprobamos como los usos agropecuarios, principalmente ganaderos, siguen predominando en el paisaje rural, a diferencia de otros concejos en el que tienden a predominar los usos residenciales, incluidos los de la segunda residencia. No obstante, las antiguas caserías de autoconsumo familiar prácticamente han desparecido y, los ganaderos que siguen en activo, han ido adaptándose y mecanizándose con grandes vaquerías que es la única manera de rentabilizar esta secular labor, presente en esta zona desde el Neolítico, como atestiguan los hallazgos arqueológicos localizado por toda su geografía



Al menos, espesas arboledas y matorrales nos ofrecen una pantalla vegetal, visual y acústica, frente a la A-63 y su trepidante e intenso tráfico, si bien ha adolecido, desde su misma puesta en marcha, de no pocas anomalías que han obligado a cortarla no pocas veces entre Salas y La Espina, devolviendo el tráfico a la vieja N-634, ahora N-634a


Pasamos aquí bajo otro de los enlaces entre ambas vías de comunicación, el de la rotonda de Bodenaya que antes veíamos desde el Camino, que hace aquí una pronunciada curva a la derecha para seguir perdiendo altura


Y poder pasar bajo este largo puente de hormigón. El Camino fue ensanchado y hecho pista también con motivo de las obras de la autovía, para permitir el paso de camiones y maquinaria


Salimos así al otro lado a la ribera del Regueiru Casandresín, que atraviesa Bodenaya


No llegamos a ver el río aún, pero la mata de árboles que tenemos enfrente delata su curso, junto al que caminaremos un buen trecho hasta la iglesia parroquial de Santa Marina


Este río nace un poco más al norte, en las estribaciones de la Sierra los Gayos o Sierra la Cuerva, pasa por esta vega en dirección sur hacia la aldea de la que toma su nombre y luego da sus aguas al río Benuco o San Vicente, afluente del Nonaya, al que se une en Casazorrina, por donde hemos pasado camino de la villa de Salas


Casi en la orilla, cubierta de tupida vegetación ribereña, continuamos a la izquierda por esta pista, siempre en llano, El Camín de la Iglesia o Camín de Misa


Ahí tenemos el mojón que nos indica tomar esta dirección


Varias flecha amarillas pintadas en el reverso de esta señal de tráfico nos lo confirman a su vez


Dejamos atrás una de las caserías de Bodenaya, con sus naves y almacenes, junto a los que se aparcan tractores y maquinaria...


Un tramo de arbolado al lado del Casandresín, que sigue sin dejarse ver, nos lleva siempre en llano por esta hermosa vega de Bodenaya


La iglesia se encuentra un poco más adelante, oculta también por el arbolado de la ribera, muy poco después llegaremos al albergue de peregrinos


Justo antes, a la izquierda, hay unas grandes naves en una explanada donde aparcan vehículos y maquinaria. El Camino hace un poco de curva a la derecha y baja ligeramente un trecho


A la derecha es el cementerio de Bodenaya. Al fondo vemos ahora algo de la iglesia de Santa Marina, hacia donde nos dirigimos


Por estos caminos sería donde se aparecía antaño la Güestia Caliera, procesión de ánimas equivalente a la Santa Compaña, según nos informan en Salas: mitos y leyendas del blog Aquerasturias:, así como "La Berrona, es decir, La Llorona, una bruja que se lleva a los niños por las noches".


Pasando el cementerio y visible desde su entrada aunque un poco apartado del Camino se encuentra La Cruz de Bodenaya, al lado mismo de la orilla del río. Si no nos fijamos es posible que nos pase desapercibido, aunque un cartel nos informa de su presencia


Es una cruz de piedra, lisa, sobre un pedestal a manera de crucero caminero, instalado aquí a principios del siglo XX y que constituye uno de los símbolos del Camino Primitivo de Santiago a su paso por Salas


De ahí viene que toda esta zona, del Camín de Misa hacia la iglesia sea conocida como La Cruz


Y así, las citadas naves que vemos a la izquierda son las de la Ganadería la Cruz, de Sonia Méndez Uz, quien se hizo cargo de la casería con solo veinte años tras el fallecimiento de su padre, como nos informan en El Campo de Asturias


Aquí, dejamos la entrada a la ganadería y continuamos de frente por El Camín de Misa


Llegamos a la iglesia por su cabecera, construida sobre la misma orilla del río Casandresín, su advocación es la de Santa Marina de Bodenaya, pese a que en algunos lugares aparece como de Santa María y que, incluso en el Inventario Arquitectónico del Principado de Asturias (IPAA) se diga que "Aparece citada en la nómina del Obispo Gutierre de Toledo (1385 – 1386) junto a la iglesia de La Espina, sin más detalles, como iglesia de Santa María de Vodanaya."


Santa Marina de Bodenaya, "abogada del agua" según la tradición; de nuevo las reminiscencias acuáticas de estos parajes cuyo origen se sume en la noche de los tiempos. La relación tan especial con las aguas de este pueblo continuaría durante siglos, pues de aquí procedían muchos de los célebres aguadores de Madrid, que llevaban antaño el agua de las fuentes a los domicilios, antes que se dispusiese de agua corriente en las casas de la Villa y Corte


 Este es el que, aún mediado el siglo XIX, casi empezando ya las obras de la nueva carretera era el "camino que se dirige de Oviedo a Galicia, pasando por La-Espina, y se encuentra mal cuidado" que se describe en el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar de Pascual Madoz, publicado entre 1845  y 1850. Esto es, aún estaba vigente y como único camino principal este Camín Real:
"BODENAYA (Sta. Maria de): felig. en la prov. y dióc. de Oviedo (8 1/4 leg.), part. jud. de Belmonte (3 1/2), y ayunt. de Salas (1): sit. en una altura, con atmósfera despejada y clima sano; se compone de los l. de Bodenaya, Castro, Couz, Cuerva, Cutariello, Porciles y Rubias, y los cas. de Carámbano y Reguera del medio, que reunen 118 casas: hay escuela temporal é indotada. La igl. parr. (Sta. Maria) está servida por un curato de primer ascenso y patronato real; al N. y en el l. de las Rubias, está la ermita de San Bartolomé, donde se sostiene el culto por los muchos fieles que á ella concurren. El térm. confina por N. con el de Labios; al E.Ardesaldo; por S. San Vicente de Salas, y al O. La-Espina, estendiéndose por donde mas á 3/4 de leg.: lo baña el riach. que nace en el monte de la Cuerva, y corre al térm. de Salas, despues de cruzarle en el Bodenaya, un ponton depiedra en el camino real. El terreno es de mediana calidad, con monte de pastos. camino: el que se dirige de Oviedo á Galicia, pasando por La-Espina, y se encuentra mal cuidado; el correo se recibe por la cap. del ayunt. prod. patatas, algun trigo, escanda y centeno. Cria mucho y buen ganado caballar, vacuno, mular, lanar y de cerda; caza de liebres y perdices, y alguna pesca. ind. la agrícola, pecuaria, dos molinos harineros y elaboracion de manteca, tambien se dedican al tráfico de cuatropeas y á la arrieria. pobl. 120 vec., 626 alm. contr. con su ayunt. (V.)"

Bifurcación pues y a la derecha, hacia la iglesia, siempre por El Camín de Misa, que es por donde van aquellos peregrinos, haciendo caso a las señales del Camino de Santiago


Iglesia de Santa Marina de Bodenaya, según investigadores citados en dicho inventario arquitectónico, "a este lugar fue trasladado el viejo templo que anteriormente se encontraba en Porciles, en la capilla de la Virgen del Fresno", lo que implicaría un cambio de ubicación de la iglesia parroquial de Porciles acá en algún momento de la historia, "aunque en ese edificio tampoco quedan restos de la fábrica medieval."



Cruzando el río por un pequeño puente podemos contemplar la estructura de esta iglesia, al menos en la parte que mira al Camino:
"un templo de carácter rural que sigue la mayoría de los modelos más difundidos en la región cuya planta está compuesta por una sola nave, con cabecera recrecida en altura y testero recto. (...) Tiene una capilla adosada en el muro norte del presbiterio, cubierta a tres aguas y amplio pórtico o cabildo que cubre la totalidad del imafronte y el costado sur, apoyándose en muro de mampostería, con cubierta sobre armazón de madera a una sola agua. En el frontis se ubica la puerta de acceso adintelada protegida por el pórtico."

Al cruzar miramos hacia el río, llamado de San Vicente o Casandresín, como ya hemos dicho, y también Arcellana, como es común que cambie el nombre según el sitio por donde pasan


A  partir del río empieza una suave cuesta que seguirá hasta el albergue de peregrinos. Fijémonos en la grande y voluminosa capilla lateral de la iglesia, adosada a su costado septentrional


Y, seguidamente, su pórtico, completamente cerrado, cuya puerta, más bien pequeña y lateral, constituye su único acceso al interior


Este es el lugar de Entelaiglesia, donde el Camino enlaza con otro, el cual seguiremos a la derecha, hacia el albergue, pero antes, si encontramos la puerta del pórtico abierta, podremos acceder a visitar el interior


El pórtico se alarga por todo este frente de la iglesia, que mira a occidente, así como, al fondo, por el lado meridional, que mira al sur


A la izquierda es la portada de la nave del templo, pero antes de entrar deambularemos por este pórtico, pues vemos varias cosas de interés


Sellos para la credencial del peregrino, cuaderno de visitas, cepillo de las limosnas, estampas de Nuestra Señora de los Remedios...


Hay dos sellos, uno de la parroquia de Santa Marina de Bodenaya y otro de la Cofradía de Nuestra Señora de los Remedios, constituida en el año 2000


Nuestra Señora de los Remedios es la fiesta mayor de Bodenaya la cual se celebra el domingo siguiente al de Ramos, aunque la patrona, Santa Marina, es en otra fecha, pues las grandes romerías no coinciden siempre, ni mucho menos, las patronales de los santuarios


El cuaderno de visitas, aguardando por nuestras frases e impresiones del lugar


Nos acercamos ahora a las mesas del fondo, en la esquina de este pórtico o cabildo


Venta de diversos objetos relacionados con el santuario

 
Y en la otra mesa, muy en concreto, con Nuestra Señora de los Remedios de Bodenaya


Al entrar, nos fijamos que al lado de la puerta de la iglesia está la pila del agua bendita


Es de piedra y, a su lado y en la misma pared hay un tablón 


En gran parte está formado por estampas, postales y escritos dejados por los peregrinos


Según entramos ya vemos la clásica estructura de las iglesias rurales de nave única y planta rectangular


Avanzamos, sobre nosotros tenemos el suelo de madera del coro, situado sobre nosotros, como suele ser lo habitual


En las paredes norte y sur se ven las imágenes del Viacrucis y cruces de madera, pintadas de blanco, de las antiguas misiones


Un arco triunfal de medio punto, hecho de buena sillería, separa el espacio de los fieles en la nave del reservado al sacerdote en la celebración de la misa, en la cabecera, con su altar mayor


A la derecha está la puerta de la sacristía y, a la izquierda, la capilla lateral que vimos antes exteriormente desde el Camino


El retablo es dieciochesco y, entre sus imágenes, está la de Santa Marina, la patrona. A la izquierda, más grande, es Nuestra Señora de los Remedios, que como hemos dicho tiene aquí su cofradía


La capilla está dedicada a Nuestra Señora de los remedios, precisamente, y tiene allí su retablo propio. Nos acercamos a verlo


La imagen de los Remedios suele estar presidiéndolo, en la gran hornacina existente en él. El 30 de octubre de 2024 la periodista Ángela Rodríguez publicaba en en diario La Nueva España la noticia de la inauguración de este nuevo altar:
“Parecía un sueño, pero, a veces, los sueños se hacen realidad”, explica el párroco de Cornellana, Arturo García, sobre el nuevo altar de la iglesia salense de Bodenaya. Dedicado a la Virgen bajo la advocación de Nuestra Señora de Los Remedios, se estrena en las liturgias de este mes, tras haber pasado por las expertas manos del ebanista salense Joaquín Grana.  
“Solo nos queda pedir a Nuestra Señora que nos siga protegiendo e intercediendo por nosotros y que tenga en cuenta lo bien que la cuidamos, proporcionándole un lugar digno para su devoción”, apunta García. Que también reconoce que el arreglo les ha dejado algo “tiesos” por el desembolso. 
El especial encargo le llegó a Grana por parte del párroco y de la Cofradía de Nuestra Señora de los Remedios. “Quizás haya más de 100 años que no se hace un nuevo altar en alguna iglesia de Salas y alrededores”, asevera García. Financiarlo fue posible “sobre todo, gracias a Mari Cruz, que todos los días abre y cierra la iglesia para que los peregrinos puedan tener un rato de oración ante la Virgen, y dejen su pequeño donativo o compren algún recuerdo”, añade el cura.  
Mari Cruz Suárez, vecina de Bodenaya, es la presidenta de la Cofradía de los Remedios. Su “entrega y sacrificio” permite el movimiento en la iglesia, en la que ahora se puede admirar ya el nuevo “retablo” de madera de castaño. “Fue un proceso de más de un año, porque teníamos más carga de trabajo, pero creemos que quedó muy bien y nos alegra que la gente esté contenta con el resultado”, apunta Grana.  
En el nuevo altar hay “un 20% del antiguo, porque estaba bastante apolillado”. Se usaron productos anticarcoma y “se dieron dos manos de promade al agua”. “También se hicieron algunas tallas nuevas, que no se pudieron recuperar. Mi hermana Angelita talla y algo le tocó”, detalla Grana, de larga tradición ebanista. También su hermano Celestino, fallecido recientemente, participó de los procesos. 
En total, nos costó 14.000 euros. Y, la verdad, estamos muy contentas con el resultado y lo bien que se portaron tanto el ebanista, Joaquín, como el sacerdote Arturo García, que siempre nos ayuda en todo lo que puede. A la inauguración vino también el alcalde”, sostiene Suárez. Líder de un pequeño grupo que mantiene en pie el templo y el cementerio de Bodenaya."

Volviendo hacia la entrada observamos arriba y sobre ella el citado coro de madera y, a la izquierda, en el grosor de los muros del santuario allí donde está la puerta meridional


Volvemos pues afuera y retomamos el Camino


El Camín de Misa, que de Entelaiglesia sube a La Plazoleta Piquero donde, repetimos una vez más, está el Albergue de Bodenaya, 'un sueño en el Camino de Santiago'. como bien le dice su fundador Alex Camino


Según subimos tendremos, mirando atrás, una muy buena vista, y muy completa, de la iglesia parroquial de Santa Marina, por lo tanto nos volvemos un momento en esta lugar, empezando la cuesta, para admirar su estructura


Iglesia rural de una sola nave, sacristía y pórtico cerrado, sólo abierto al exterior por esta pequeña puerta, algo no demasiado usual. La espadaña del campanario tiene dos huecos para sendas campanas y detrás hay un pequeño casetín para refugio del campanero. Seguimos leyendo su referencia en la ficha del IPAA:
"En el frontis se ubica la puerta de acceso adintelada protegida por el pórtico y se abre un óculo en la parte superior del hastial, coronado por una espadaña de triple vanos rematada en frontón triangular, La cubierta de la nave es a dos aguas apoyada sobre viguería de madera y a cuatro en el presbiterio empleando bóveda de aristas. En ambos casos tejas de barro dispuestas a canal y cobija. La fábrica de los muros es de aparejo de mampostería enlucida y pintada, empleando sillares bien trabajados en las cadenas de esquina, campanario y recercos de vanos."

Seguimos de frente hacia las casas, el Camino sube recto una pequeña rampa encajado entre las murias de cierre de las fincas. Observemos en la señal jacobita a la izquierda



Un grupo de altos y esbeltos árboles flanquean el Camino a mitad de la cuesta, conformando una bella estampa que rememora bellos recuerdos a tantísimos peregrinos



Y es que antaño, hasta aún no hace demasiados años, el Albergue de Bodenaya era el único existente en la larga etapa 'clásica' entre Salas y la villa de Tineo/Tinéu. En él Alex Camino marcó una impronta que a transmitido a sus sucesores al frente de este símbolo de la acogida tradicional en el Camino Primitivo


Hoy en día, con ya nuevos y variados albergues en este trayecto, no pocos gustan de hacer parada y fonda en el de Bodenaya pues forma parte ya intrínsecamente de la historia del Camino Primitivo, la más reciente sin duda en términos históricos, pero acaso la de mayor trascendencia para nuestro tiempo en lo relacionado con la recuperación de esta histórica ruta jacobea, arriera y viajera del Camín Real


Varios de los albergues abiertos ya tiempo después que Alex Camino fundara aquí el suyo se encuentran en el vecino pueblo de La Espina, un enclave, recalcamos, de gran tradición hospitalaria desde la alta Edad Media, estratégica encrucijada caminera en el gran rellano de su meseta. Ellos, junto con el abierto en Porciles, antes de Bodenaya, han multiplicado la oferta de alojamientos dedicados a los peregrinos en este largo tramo de ruta, paso de tierras salenses a tinetenses


Dejamos a nuestra derecha la entrada a una casa y continuamos esta suave y corta subida


A partir de aquí las casas se sucederán linealmente hasta la carretera y más allá, a los lados del Camín Real, hasta los arrabales de La Espina, constituyendo la mayor concentración de viviendas dentro del hábitat disperso de Bodenaya


Una gran panera de corredor, la de Casa Piquero se yergue sobre el Camino, que sigue encajado entre las murias; si pasase algún vehículo ocasionalmente arrimémonos bien a la vereda de este aunque asfaltado muy bello trayecto

Realmente el corredor está orientado al sur, donde antaño se pondría el maíz a secar. Al oeste está cerrado por un gran faldón que protege esa parte de los vientos del nordestazu

Los pegollos o pilares de la panerona no se alzan sobre el suelo sino sobre un espacio cerrado, la bodega. Una estructura muy habitual y acaso especialmente más en el occidente asturiano; abajo solía haber almacén de aperos y todo tipo de enseres, se guardaba el carro, se habilitaba como cuadra en incluso en ocasiones como vivienda


Y aquí tenemos la casa, cuya fachada principal mira a la plazoleta donde acaba ya esta cuesta


Una encrucijada forma un rellano, el albergue está a la izquierda, en la antigua Cá Pandorao (casa 'pan dorado'), cuyo nombre se debe, nos cuenta Alex Camino, a que tenía un horno para hacer el pan, para arroxar, esto es 'enrojecer', 'calentar mucho', adquiriendo un llamativo color dorado que quedó plasmado en la denominación de la casa



Y la Cá Pandorao, o Cá Fonso, como también se la conocía, en medio de esta pintoresca quintana quintana, abre sus puertas el famoso Albergue de Bodenaya, símbolo del Camino en Asturias, abierto en el año 2007, que fue de los primeros, por no decir el primero, de carácter privado en el Camino Primitivo


En él ejerció de hospitalero el célebre Alex Camino, su fundador, siendo luego sustituido por David Carricondo, al que sucedieron sucesivamente nuevos hospitaleros que han guardado siempre la filosofía y espíritu de su creador


Es pues uno de los albergues donde se mantiene vivo el trato tradicional y la convivencia con los peregrinos, siendo renombradas sus cenas comunitarias y el despertar con la música del "Ave María"


Por ello, muchos peregrinos, incluso aunque no se alojen aquí, hacen un alto para inmortalizar su llegada al lugar, memoria viva de lo que fue la recuperación de las rutas xacobeas, cosa nada rápida ni fácil, aunque ahora, con los fenómenos de la turistificación y la masificación en marcha, nos parezca increíble


Tras de nosotros ha quedado Casa Piquero, con su gran portón y su banco, mirando al albergue, al lado del Camino


Incluso aunque el peregrino que por aquí pase no conozca nada de su historia, suele parar a contemplar la excelente restauración de Cá Pandorao, dando ya desde fuera la impresión de ser un espacio especialmente cuidado, ameno y acogedor


Aún encontrándolo mismamente cerrado, como es usual en la mañana, algo tiene este sitio que invita a detenerse ante él, aunque solo sea un instante


En su mencionado libro Bodenaya. Un sueño en el Camino de Santiago, Manuel Alejandro González Flores, o Alex Camino, dedica todo un capítulo, La búsqueda, a contarnos cómo y porqué se prendó de este rincón. Es un episodio apasionante, como todo el libro, de cuyo acto de presentación, en este mismo albergue, el 28-8-2021, compartimos su vídeo, dividido en dos partes:


Primera parte


Segunda parte


Al fondo, la puerta es que da al porche de entrada al albergue; este es el lugar donde se celebran sus famosas cenas comunitarias, glosadas en el libro de Alex, con aquellas famosas lentejas que tanto renombre tuvieron y fueron fuente de no pocas experiencias gastronómicas


Público asistente; observemos la cantidad de bufandas, pañuelos y emblemas colocados en las vigas del techo, procedentes de todo el mundo. Al fondo, la biblioteca, cuyos primeros volúmenes fue reuniendo Alex Camino y dieron ocasión para más de una velada literaria


La pared que da al Camino fue dejada artística y primorosamente en piedra vista. Cuadros, dibujos, planos y demás algarabía de elementos peregrinos completa la decoración de esta atractiva estancia llena de vivencias


Otro de los muchos episodios entrañables del libro de Alex Camino es el de Queta, la antigua dueña, las vicisitudes de su compra y cómo, acaso, su espíritu sigue vivo en la casa transmitiendo buenas vibraciones, explicado en curiosas anécdotas que a veces, efectivamente, rayan en lo sobrenatural, como narra en Ayuda divina y cómo solucionó un grave problema que se planteó al rehabilitar Casa Pandorao


Otro de los quebraderos de cabeza fue El tejado, al que dedica en su libro otro de sus capítulos, relatando cómo consiguió para ello ayuda de varios vecinos de Bodenaya, La Espina y Salas, dado que a pesar de ser "un recién llegado, me sentí querido desde el primer día...". 


También sus padres y algunos amigos acudieron a Bodenaya a ayudarle, cobrando así Nueva vida, título de otro de los episodios de Bodenaya. Un sueño en el Camino de Santiago, y es que Santiago se llamaba, casual o causalmente acaso, el primer peregrino registrado en este Albergue de Bodenaya, nombre escrito con letras de oro en su analogía



No fue fácil, los peregrinos, aunque pasaban, lo hacían pasando de largo. Había puesto carteles en algunos lugares anunciando "acogida al Peregrino en Bodenaya" (de aquella aún no funcionaba tanto internet), pero acaso la fuerza de la costumbre y el ceñirse a las etapas que suelen aparecer en las guías (que hay que insistir que son orientativas, no prescriptivas), hizo que los romeros que parasen y se alojasen en Bodenaya tardasen en llegar, pero pronto surgió aquí un sueño que se hizo realidad y un símbolo en el Camino


Por eso, la lectura de El primer peregrino, la parte del libro en la que describe aquella memorable jornada, en la que hasta los vecinos de la casa de enfrente se asomaron a ver el acontecimiento, es especialmente emotiva. No tenía ni sello, por lo que optó por dibujarles en la credencial un hórreo y debajo de este un hórreo. "Era el comienzo para que ese nombre diera la vuelta al mundo y recorriera los cinco continentes."


El Albergue de Bodenaya animó a que se fuesen instalasen más alojamientos en el Camino Primitivo tipo albergue, hostel, etc. Asimismo, otros alojamientos estilo hoteles, pensiones, turismo rural, etc., aunque no exclusivos para peregrinos, fueron adaptándose a la creciente demanda de posada y fonda de los romeros jacobitas


No obstante el estilo de acogida sigue haciendo de este uno muy atractivo y especial, donde el calor humano que buscan no pocos caminantes compensa las comodidades de otras instalaciones


Por supuesto, qué puede llevar a un taxista madrileño a dejar su trabajo en la capital de España y empezar de cero en una aventura nada halagüeña en principio, es una de las cuestiones básicas que Manuel Alejandro González Flores plantea en su obra y cuenta en sus presentaciones. Allá por el año 2010, es decir, cuando el albergue aún llevaba pocos años abierto, el corresponsal del diario La Nueva España Marcos Palicio le dedicaba a este refugio un buen espacio en su artículo La carretera imanta, escrito para la serie Asturias. Viejas y nuevas polas:
"Alejandro González también vivía en ruta cuando trabajaba como taxista en Madrid, pero no era lo mismo que quedarse a «vivir en el Camino». Hace algo más de cuatro años decidió que lo que quería era esto, esta casa de piedra repintada de amarillo y con un hórreo a la puerta que encontró en Bodenaya, ya en la cima del puerto a aproximadamente un kilómetro de La Espina y exactamente a 256 de Santiago de Compostela, según informa uno de los muchos indicadores que se leen en la entrada. La compró en abril de 2006 y poco más de un año después abrió este albergue privado para peregrinos. En la primera planta, bajo muchas banderas traídas de los lugares de origen de los visitantes esperan quince camas vacías que el pasado verano necesitaron el auxilio de alguna supletoria y hasta de varios colchones en el suelo. Hoy no tienen ocupantes, no hay aventureros entre la niebla de una mañana de otoño crudo y hostil para el Camino Primitivo. Es casa de hospedaje sin tarifa, el peregrino «cena, duerme y desayuna» y deja la ropa para lavar a cambio del donativo que quiera dejar en el cajón atornillado a la pared. Alejandro González, que también pasó un día por aquí haciendo el Camino, se quedó para «cambiar de vida» y en la nueva, ríe, «no te haces millonario, pero funciona para sobrevivir, que es lo que yo buscaba». Además, «Asturias me encanta y la gente de La Espina y Bodenaya es encantadora. Me pareció un sitio ideal y no me arrepiento para nada». 
La Espina, lugar de paso tradicional, cruce de caminos de toda la vida ha terminado siendo su final de trayecto. Fuera del albergue, varios indicadores apiñados junto al hórreo muestran las rutas que han llegado hasta aquí, orientan y enseñan en algún caso desde dónde han venido peregrinos a dar a Bodenaya. Uno señala hacia Jerusalén en caracteres hebreos, otro dice que hay 1.689 kilómetros a Zúrich, otro que quedan 1.719 para Somano (Italia), otro enseña por dónde cae Dundalk (Irlanda)... 
En la planta baja, una estufa da calor a Alberto Gaddi, hoy el único habitante de esta casa. Es italiano, nacido en la orilla del lago de Como, «en el sitio donde se fabrican las motos Guzzi», y es él quien hoy está al cargo del albergue. También pasó por aquí en ruta hacia Santiago y se quedó a vivir en el Camino. Lleva en Bodenaya desde Semana Santa y calcula que en total ha visto pasar en este año santo jacobeo a unos 2.000 peregrinos. «Este Camino va subiendo de año a año», confirma Alejandro González con el respaldo de Gaddi, la voz autorizada que ha llegado ya a Santiago por el Camino francés, por el del Norte, el portugués, la Vía de la Plata y parte del Camino de Madrid. Y que ha venido a quedarse precisamente aquí. El 19 de enero, «el día de mi cumpleaños», parte con Alejandro a probar en Cuenca «La ruta de la lana» y a demostrar su querencia por  cualquier expresión de esta ruta a pie que «a mí me gusta más en invierno», asegura, «el verano es una guerra»

Como dice en el capítulo final, Gracias, de su libro sobre el Albergue de Bodenaya, su actividad en este refugio de peregrinos tocó a su fin cuando dio por culminado un ciclo, pues para él "Todo se convirtió en rutina y la rutina mata. Tantos años al frente de un albergue pasan factura, o por lo menos a mí es lo que me ocurrió". Posteriormente fue hospitalero en otro lugar, Caborredondo, en Cantabria, paso del Camino Norte y, luego, acometió otras iniciativas relacionadas con alojamientos en entornos rurales y naturales pero no directamente vinculadas al Camino


Adjuntamos la magnífica entrevista que le hace el periodista y historiador especializado en los caminos de Santiago y rutas históricas Antón Pombo para la guía Gronze publicada el 13-5-2017 y titulada Alex González: una voz con experiencia en el Camino del Norte:
"Alex González es una de las personas más reconocidas en los caminos del Norte y Primitivo, primero desde su experiencia de hospitalidad tradicional en Bodenaya (Salas, Asturias), ahora en Caborredondo (cerca de Santillana del Mar, Cantabria). 
Nos imaginamos que han cambiado muchas cosas en la ruta desde que comenzaste…, hasta ahora. 
Mucho. Son otros caminos totalmente diferentes. Han pasado de ser solitarios y desconocidos a ser una seria alternativa al Camino Francés. 
Algunos nos tememos, porque los indicios van en esa línea, que muchos de los errores cometidos en su día en el Camino Francés se están trasladando a las restantes rutas, que parecen revivir, paso a paso, el mismo proceso que ha ido devaluando la imagen del primero entre los peregrinos. ¿Qué piensas? 
Opino que es inevitable. La masificacion y publicidad atrae no solo a peregrinos, sino también a turistas y a su vez atrae a posibles negocios de todo tipo y catadura moral, siempre a ojos del peregrino, relacionados con el Camino. Una cosa lleva a la otra. 

Cuando alguien trabaja con honestidad y amor por lo que hace en un Camino de Santiago desea que los peregrinos lleguen, más y más cada temporada, y que su experiencia sea satisfactoria, pero sabemos que la masificación acaba generando muchos problemas. ¿En qué momento crees que se encuentra el Camino Norte en la actualidad? ¿Ya hay saturación estival? ¿Ha cambiado el tipo de peregrino que recibes? 

En época estival la masificación ha llegado, eso está claro. Cada año la temporada empieza antes y acaba después. En cuanto al peregrino que viene también, hay de todo: el típico peregrino purista y el peregrino que se toma el camino en plan turismo, saltándose etapas "feas" en bus o en Feve. Hay un enorme abanico de "peregrinos" en la actualidad en estos itinerarios.  

Las asociaciones y algunos particulares, con sus albergues de acogida tradicional y un sistema de donativo más o menos explícito, tenían hasta ahora un gran peso en el Camino Norte, configurando un estilo o marca con una acusada personalidad. Hoy en día esta realidad se está diluyendo. ¿Cómo puede acabar afectando esta circunstancia al Camino Norte? 

No creo que se esté diluyendo, cada vez hay más albergue de acogida tradicional en los que se ofrecen, sobre todo, puertas y corazón abiertos al peregrino. Pero la masificación también ha hecho proliferar los albergues o lugares de acogida en plan turístico. Esto no supone ningún problema, todo es bienvenido, creo que hay peregrinos para todos los gustos, y sobre todo durante el verano, pues todos los albergues son necesarios para la gran cantidad de peregrinos que hay. 

La declaración, a toda prisa, de los Caminos del Norte como Patrimonio Mundial por la Unesco, ha sido recibida como un reconocimiento, una bendición, el inicio de una nueva época para dichos itinerarios. ¿Realmente está siendo tan grande el impacto, o más bien la crisis del Camino Francés es la que está llenando el Camino Norte de desertores? 

Pues yo creo que más bien lo segundo que lo primero. La declaración de la Unesco está muy bien, ha sido una gran noticia, pero yo creo que debería de ir seguida de un exquisito cuidado del Camino por parte de las administraciones. No digo que no lo estén haciendo, digo que todo es mejorable. Pero sinceramente, el auge del Primitivo y del Norte es más bien por los desertores del Francés, y también por la infraestructura que hoy en día ofrecen estos dos caminos. 

Cuando se construye una casa por el tejado, quedan muchos huecos por rellenar en las entreplantas. Cada vez que vamos al Camino Norte vemos que hay muchos de esos agujeros por tapar: Cantabria es casi toda ella caminos de asfalto, la señalización varía en cada autonomía, las nuevas infraestructuras se han cargado tramos de Camino en Asturias, las variantes vuelven locos a los peregrinos, hay etapas escasas de albergues, no se han hecho obras para mejorar el Camino en casi ningún lugar, quedan aún por recuperar trazados históricos perdidos..., y nos imaginamos que muchas más cosas. ¿Crees que las administraciones competentes están a la altura del prestigio del itinerario y de sus necesidades? 

Espero que por lo menos lo estén intentando. Por la parte que ahora me toca, Cantabria, pienso que hay mucha carretera, mucho asfalto, y eso es malo para el peregrino. Los peregrinos se quejan mucho del asfalto y llegan con los pies rotos. Estaría muy bien que las administraciones en general escuchasen más al peregrino, que es el verdadero damnificado por estas cosas; y sin peregrinos no hay Camino, tenemos que cuidarlos. 

En cuanto a las rutas alternativas, como la que se acaba de rehabilitar por Vegadeo y Trabada por ejemplo, están muy bien. No creo que en el siglo XII hubiese solo un camino, y ahora ocurre lo mismo, y si esas alternativas son para evitar carreteras las veo bien, siempre que estén correctamente señalizadas y que no graven al peregrino con una excesiva carga de kilómetros. 

Y ya que hablamos de estar a la altura, qué opinas de las asociaciones jacobeas que trabajan en el Camino Norte, algunas de las cuales han vivido escisiones y tiranteces en relación con la gestión de albergues. 

Pues imagino que habrá de todo. Vuelvo a decir que espero que todas luchen a favor del Camino, que todas remen en la misma dirección. No voy a hablar mal de una y bien de otra, pues no conozco a todas las asociaciones, pero es cierto que mientras unas abren albergues de acogida tradicional otras tienen tramos de camino llenos de barro y maleza. Insisto en que todas deberían luchar y remar en una sola dirección, por el bien del Camino y del peregrino, pues para eso fueron creadas. 

Respecto a los albergues, ¿son ahora suficientes los existentes? ¿por dónde van los tiros en los planteamientos de la nueva oferta? 

Considero que son suficientes, aunque siempre hay algún día de verano en que todo se llena, y la gente anda dando vueltas buscando alojamiento. Reitero que a día de hoy, salvo en algún pequeño tramo de pocos kilómetros, la oferta de albergues es suficiente, aunque todo es mejorable, y si se abren más albergues serán bienvenidos como un bien al peregrino. 

¿Resulta fácil abrir un albergue de peregrinos? 

Actualmente no hay normativa que regule los "albergues de peregrinos"; si la hay para los albergues turísticos. Entonces, la persona que quiera abrir un albergue de peregrinos muchas veces no sabe por dónde tirar. Estaría bien que las administraciones sacasen una normativa específica para "albergues de peregrinos", y estaría todavía mejor que dichas administraciones vieran al peregrino como un peregrino y no como un turista, y que preguntaran tanto a los peregrinos como a la gente que está a pie de Camino para asesorarse. Las necesidades de un peregrino y las de un turista son muy diferentes. 

Una peculiaridad del Camino Norte, que se convierte en gran atractivo para los peregrinos, es la presencia del mar. Esa presencia, y el deseo que tienen la mayoría de los caminantes de acercarse a él, ha propiciado que se creen numerosas alternativas, la mayoría señalizadas con símbolos jacobeos (conchas, flechas amarillas), para quienes opten por desviarse. ¿No corre el Camino Norte el riesgo de acabar convertido en una gran ruta de senderismo costero, un tramo de la europea que sigue del Cabo Norte al Cabo de Sâo Vicente, ajena a los trazados históricos? 

Puede ser. Cada vez en mayor medida, el peregrino pide camino y no asfalto, y procura, más que seguir el trazado original, ir por lugares tranquilos, sin jugarse la vida en las cunetas de las carreteras. 

Para concluir, unas breves cuestiones más personales: ¿sigue siendo satisfactoria tu experiencia a pie de Camino? ¿Te adaptas a los nuevos tiempos sin problema? ¿Echas de menos Bodenaya? 

El Camino no solo me cambió la vida para mejor sino que desde que estoy en él no han parado de pasarme cosas buenas. Los mejores años de mi vida los estoy pasando en el Camino. Y en cuanto a Bodenaya qué decir, no lo echo de menos porque como dice David, quien se ha encargado de mantener allí la hospitalidad tradicional, sigue siendo mi casa, y estará siempre en mi corazón. Y nadie mejor que David para continuar lo que un día fue un sueño, y que desde hace ya bastantes años es una fantástica realidad."



De este su primer libro, al que siguieron varios más, compartimos lo publicado por él mismo en Camino de Santiago, de la Fundación Eroski, a fecha 15-8-2021, cuando el volumen aún se hallaba en imprenta
"Dicen que hay tres cosas que una persona tiene que hacer al menos una vez en la vida, plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. 
En mi infancia recuerdo como nos llevaban desde la escuela a plantar árboles en una ladera que daba a la M-30, allí seguirán dando oxígeno a la ciudad de Madrid mientras los conductores no se imaginan quienes fueron los chiquillos que plantaron esos árboles a comienzos de los años 80. 
Hijos lo que se dice hijos oficialmente tengo uno, pero no seáis mal pensados, digo oficialmente porque tengo uno de sangre que crece sano como un "roble" y luego tengo otro que nació allá por el año 2006 y que también goza de buena salud, el albergue de peregrinos de Bodenaya. 
Y entonces solo me quedaba para cumplir la tradición escribir un libro. 
Y nada mejor que escribir la historia de ese "hijo-albergue" que tantas satisfacciones me dió en la vida, no sólo a mí, sino a todo peregrino que tiene la enorme fortuna de hacer noche en él durante su peregrinación por el camino primitivo de Santiago. 
Me decidí a escribir acerca de él para dejar constancia de cómo fue la búsqueda del lugar para hacer realidad mi sueño de abrir un albergue de peregrinos, de cómo fue la restauración de la casa sacándola del coma profundo en la que estaba inmersa y como fue evolucionando el albergue, a la vez que el camino primitivo, hasta que se cerró mi ciclo allí y empezé, sin prisa pero sin pausa, a buscar a esa persona "especial" que fuera capaz de tomarme el relevo en tan mágico lugar. 
Por supuesto antes de nada decir que no es un best seller, y que no vayáis a esperar literatura de postín, es un humilde libro de anécdotas peregrinas, yo las llamo batallas, contadas a mi manera y como tal a de leerse, como si os las estuviera contando mientras os acompaño en una etapa del camino. 
Hay anécdotas de todo tipo, todas ellas pasaron en realidad tal cual las cuento y son todas contadas con el mayor cariño hacia sus protagonistas. 
Fue una etapa maravillosa de mi vida en la que pasé soledad, miedo, hambre, frío, angustia, pero que poco a poco se fue transformando en esperanza, amor, alegría, fe, confianza y felicidad absoluta lo que dió lugar a la gran transformación de casa abandonada a un albergue de peregrinos que no deja a nadie indiferente. 
Actualmente el libro se encuentra en proceso de impresión y en breve lo podréis obtener, el que así lo quiera, en el albergue de peregrinos de Bodenaya, o bien a través de una página de Facebook que hemos habilitado a tal efecto, "BODENAYA, un sueño en el camino de Santiago". 
Espero de todo corazón que sea de vuestro agrado y que disfrutéis de su lectura tanto como yo lo hice al escribirlo. 
Y espero también cruzarme algún día con vosotros en el camino. 
Muchísimas gracias y buen camino. ¡¡¡ULTREIA!!!."

Al fondo de la sala, la escalera, donde también se agolpa el público asistente a la presentación del libro de Alex Camino en aquella histórica fecha


Subiendo a ella tendremos acceso al piso alto, donde están los catres. Miremos también al techo y las paredes, llenas de banderas, bufandas, fotografías, estampas y recuerdos. No es de extrañar que uno de los peregrinos que aquí se alojaron se hiciese hospitalero, esta es la entrevista a David Carricondo en Fusión Asturias de fecha 31-8-2021:
"El Camino de Santiago es su norte. David Carricondo reconoce que en esto es un poco friki, pero los peregrinos que llegan hasta su albergue en Bodenaya, Salas, salen profundamente agradecidos y con necesidad de retornar algún día. Tal vez porque este peregrino y hospitalero no entiende otra forma de vida que abrir cada día y de par en par las puertas de su casa y de su corazón a la familia de peregrinos.
Tenía lo que se considera una vida normal: unos estudios, un trabajo… hasta que decidió hacer la peregrinación a Santiago de Compostela. La experiencia le acabó enganchando y mientras realizaba el Camino Primitivo, este madrileño de Aranjuez hizo parada en Bodenaya. El hospitalero que le atendió, Alex, fue quien años más tarde le pasaría el relevo en esta tarea. “Yo había estado viviendo en otras partes del Camino muy especiales como Foncebadón, acogiendo a peregrinos como hospitalero voluntario, -explica Carricondo. Las causalidades propias del Camino le trajeron hasta este lugar de Asturias donde ahora comparte la experiencia de acoger peregrinos con Celia Gubea, la barcelonesa que conoció siendo hospitalera en el albergue de La Espina, el pueblo de al lado. “Vine en 2015 y aquí me enamoré de Celia, me la ligué para quitar la competencia -David se ríe al contarlo- y desde hace cuatro años vivimos aquí. El albergue es nuestra casa; en realidad nosotros somos peregrinos que compartimos nuestro hogar cada día con otros peregrinos”. 
Bodenaya es un albergue que mantiene el espíritu puro del Camino, donde los hospitaleros comparten mesa con los caminantes, les curan las heridas y les ayudan en todo lo que pueden. Una hucha recuerda que, si quieres, puedes hacer un donativo. 
-Qué vueltas dio la vida para que acabases en Bodenaya, donde ya llevas siete años. 
-El de Bodenaya fue el primer albergue privado que empezó en Asturias, lo abrió un taxista de Vallecas. La primera persona que durmió aquí lo hizo en julio de 2007, y yo de las cuatro veces que hice el Camino Primitivo, tres dormí en Bodenaya. Para mí, no era un albergue, Bodenaya era ‘casa’, y yo tenía ese sentimiento de que venía a casa con Alejandro. Cuando él tuvo que marchar, yo cogí la casa para seguir esa hospitalidad, no quería que se perdiera un albergue así. 
-¿El Camino ha marcado tu vida a diferentes niveles? 
-Sí, en todo. Siempre se dice que el Camino te da lo que necesitas, no lo que quieres, y todo lo que he necesitado me lo ha dado. 
-Has comentado en alguna ocasión que el Camino es una línea de realidad frente a un mundo irreal. ¿Por qué lo consideras así? 
-Hemos oído muchas maneras de definir el Camino y esa frase me la comentó un peregrino que es un alto cargo de los Mossos d’Esquadra y es que es la realidad. En el Camino hay una humanidad, hay unos valores que son los que intentamos promover en lugares así, valores cristianos de compartir, de ayudarse, de respetarse. En una sociedad como en la que hoy vivimos, tan competitiva, tan deshumanizada, lo que se vive en el Camino termina siendo más real, más humano que lo que vivimos en el día a día. El Camino hace a todo el mundo igual, da igual que seas joven o mayor, que seas cristiano o budista, seas lo que seas, tengas mucho o poco poder económico, aquí todos tenemos que sufrir las mismas ampollas y el mismo cansancio. Lo que se crea es una realidad muy bonita, una realidad humana. Por eso, la vida que se experimenta aquí para nosotros es más real que lo que se vive día a día en una ciudad. 
-Haces alusión a los valores cristianos, pero quienes llegan no necesariamente tienen que ser de esa confesión. 
-Los restos del Santo Apóstol se descubren en el siglo IX, el Camino tiene 1.200 años y sigue siendo el mismo, solo ha cambiado el peregrino y sus motivaciones de caminar. Durante esos 1.200 años, la sociedad, la cultura y la religión han cambiado y el Camino es un reflejo del peregrino. En la Baja Edad Media se hacían peregrinaciones cristianas puras y duras, mucha gente moría durante el recorrido. Ahora es distinto, el peregrino es más espiritual, y aunque en muchos se mantenga ese componente cristiano, también hay otro tipo de motivaciones: culturales, deportivas e incluso gastronómicas. Hay peregrinos que lo están haciendo porque quieren descubrir la gastronomía de cada lugar, pero como en el Camino somos una familia que nos respetamos, aquí todo el mundo es igual. 
-Visto lo visto, ¿se puede decir que no existe una única definición del Camino y que casi habría una por cada persona? 
-Eso, hay tantos caminos como peregrinos, porque incluso un mismo peregrino es una persona diferente cada año de peregrinación. Por ejemplo, yo he hecho el Primitivo cuatro veces y en esas cuatro ocasiones, aunque el escenario fuese el mismo, yo era diferente, y las personas con las que me encontré y pude compartir el trayecto también eran diferentes. Además, en cada momento vienes buscando cosas distintas, un año puedes hacerlo por una cuestión de desamor, otro, porque estás un poco perdido en la vida, y en otra ocasión, porque te encuentras bien pero quieres volver a vivir la experiencia. 
-He leído que el Camino descoloca y descarrila a cada uno en su vida para, luego, volverla a encarrilar. 
-Sí, a lo mejor es lo que se dice de que Dios escribe con renglones torcidos. El Camino te ayuda a cuestionarte muchas cosas, porque en nuestra vida, a veces, la velocidad es tan grande que vamos corriendo y no tenemos tiempo de pararnos, de ver las señales que nos ofrece la vida. El Camino es lento, es pausado y te da tiempo a ver esas causalidades, a reconocer esas señales, a mirar un poco dentro de ti. Al mismo tiempo es algo muy sencillo, muy básico; solo tienes que preocuparte de caminar, comer, ducharte, y lavar unos calzoncillos. Es algo que te permite valorar otras cosas, el compartir y entender que a lo mejor tu vida no es tan real como pensabas, y ver que hay muchas otras realidades. A lo mejor te encuentras a un peregrino que acaba de superar un cáncer o que lo tiene en ese momento, y tú que piensas que tienes un problema, a su lado te das cuenta que lo tuyo es una tontería. O vienes porque has tenido una ruptura sentimental y te encuentras con otro peregrino que te cuenta que se ha casado ocho veces. Es curioso lo que crea el Camino, porque te da lo que necesitas. 
-¿La simplificación del día a día te enseña a reconocer lo que es importante? 
-Sí, es como dicen los ingleses, Back to basic, volver a la esencia, a lo básico. Una vez conocí a Cristian, un brasileño que había vivido catorce años solo en el Amazonas y él me decía: “David, en nuestra sociedad tenemos un problema porque sabemos que mañana tenemos un plato de comida. Si no lo supiéramos, los problemas que tenemos ahora serían tontos”. Y eso es lo que hace el Camino, te hace preocuparte de cosas muy básicas. 
Además, hoy en día vivimos en una sociedad en la que todo está muy estructurado y tú sabes lo que vas a vivir mañana y casi con qué horarios. El Camino no tiene eso. Tú echas a andar y no sabes qué va a pasar, ni al lugar dónde vas a llegar, es un descubrimiento momentáneo a cada rato. Avanzas y tan pronto llegas a un valle súper bonito como a un pueblo o encuentras una subida dura ante la que sueltas un ¡ostia! o llegas a un albergue en donde te recibe un hospitalero al que no conoces. Es todo un descubrimiento, te revienta la puta cabeza. 
-Quien hace el Camino ¿siente la necesidad de repetir la experiencia? 
-Hoy en día cuando dos peregrinos se cruzan se desean “Buen Camino”, y ¿sabes cómo se dice en polaco? se dice ‘dobrei drogui’, y ¿cómo se dice en polaco ‘camino’? se dice ‘droga’. Esto es una puta droga, la jacobina. Entre los peregrinos hablamos que cuando la jacobina se te mete en vena ya no puedes salir, estás enganchado para toda la vida. Lo que engancha es esa humanidad, el volver a creer en las personas, el sentirte en un entorno agradable, el poder sentarte en donde quieras, que te quites las zapatillas y todas las personas que pasen por tu lado se paren a preguntarte qué tal estás. Eso lo haces en la ciudad y no se para nadie. 
-Al llegar a vuestro albergue al caminante le laváis su ropa y le preparáis la cena. ¿Cuál es el objetivo de este recibimiento? 
-Lo hacemos para que tengan tiempo de compartir y poner en práctica todos esos valores humanos de los que hemos hablado, porque cuando esos valores desaparecen ya no es Camino, es una ruta de senderismo. Tanto los hospitaleros como los peregrinos que llevan mucho tiempo tenemos la labor de educar al peregrino. Ahora se utiliza de manera despectiva la palabra ‘turigrino’, que junta al turista con el peregrino, pero todos hemos sido en algún momento turigrinos. El primer año que hice el Camino, en 2003, cuando salí de Burgos, era un turigrino que salía con la mochila a buscar flechas amarillas. Cuando empiezas a hablar con quienes lo han hecho varias veces y te explican lo que es caminar, la historia de las peregrinaciones, y cuando llegas a albergues como puede ser el de Grañón, vas entrando en otro sentimiento. Esto es lo que intentamos hacer en casa, explicarles un poco lo que es, que la gente se ayude por la tarde y que compartamos una mesa. Luego, entre todos los peregrinos, se decide una hora para despertarse y lo hacemos con música para que tengan un despertar bonito. Se trata de educar y que la gente comparta, que se integre y tengan ese sentimiento de familia. Nosotros queremos vivir la experiencia de ayudar a la gente, no podemos cambiar el mundo, pero cada día en casa provocamos un pequeño micromundo, el mundo que nos gustaría. 
-¿Qué ocurre cuando, tras un día caminando, os sentáis juntos a la mesa? 
-Cuando a las personas les invitas a que compartan, te abren el corazón, te abren el alma. Nosotros promovemos que antes de cenar cuando uno se presente en la mesa, si quiere que comparta algo para los demás, un consejo útil para el Camino, una motivación para hacerlo… lo que cada uno quiera. Cuando la gente abre su corazón y lo deja encima de la mesa se crea magia, y eso lo hacen los propios peregrinos. 
-Recibir a tanta gente y todos los días, ¿no supone un enorme desgaste de energía? 
-Es verdad que esto es muy intenso, pero los hospitaleros también somos un poco vampiros de la energía de los peregrinos. Cuando hay mucho mogollón requiere más esfuerzo físico y psicológico, y cada época es diferente, no es lo mismo el peregrino del mes de agosto que el de invierno. En agosto, la energía que hay es diferente, hay más caminantes que peregrinos, y nosotros cerramos un día para descansar. Luego en diciembre y enero cerramos un mes y medio para hacer el Camino porque seguimos siendo peregrinos. Es importante no olvidar ese agotamiento, ese desfallecimiento emocional o qué se siente cuando caminas con ampollas y llegas a un albergue. Como hospitaleros, es muy importante para poder empatizar con los que luego llegan a Bodenaya. Para nosotros no vienen peregrinos cada día a casa, sino que cada día viene una familia, y así los recibimos. 
-¿Cómo habéis vivido el tiempo de pandemia, incluyendo el periodo de confinamiento más estricto? 
-Pues nos ha dado algo diferente. La palabra ‘crisis’ en japonés es ‘problema y oportunidad’, son dos palabras juntas, y así es como lo hemos vivido nosotros. Para muchos albergues que han hecho una inversión grande este año fue un problema, pero para nosotros fueron los mejores años. Era tener ese peregrino que en realidad sentía el Camino, acogíamos a pocos en casa, tres o cuatro, y era todo muy familiar y muy intenso. 
Hubo momentos, como el año pasado en el que no nos manteníamos, así que Celia se fue a trabajar a un hotel y yo a ordeñar vacas. Además, como en Bodenaya somos muy pocos y nos llevamos muy bien entre todos, yo siempre tenía alguna cosa para arreglar en casa de algún vecino. En el confinamiento también daba clases de whatsapp para que pudieran hacer videollamadas con sus hijos. La vida es maravillosa, solo hay que cambiar los ojos, y aceptar. No hay problemas, siempre aparecen oportunidades. Todo está bien, esta es nuestra frase. 
-Como uno de los protagonistas del libro La maravillosa vida de la gente corriente, de Iván Ojanguren, el autor resalta de ti la capacidad de mirar al pasado y saber entenderlo. 
-Sí, es que como decía: un problema es una oportunidad al mismo tiempo. Antes en Bodenaya dormían a lo mejor veinticuatro personas y era una locura, no podíamos cuidarlos. Yo me iba mal a la cama porque no podía atenderlos como yo quería. Por eso tener tres o cuatro peregrinos era una maravilla. 
Y ahora que se están abriendo albergues que cada vez son más grandes, nosotros vamos al revés; hemos ido reduciendo camas progresivamente, de veintiuna pasamos a once. Nosotros queremos ser ricos, pero en experiencias. 
-¿Seguís funcionando en base a la voluntad del peregrino? 
-La filosofía del donativo es como era la acogida tradicional en el Camino. Aquí todos somos iguales, lo mismo puede venir un ama de casa, que un alto ejecutivo de la Samsung, un barrendero, o un juez del Tribunal Superior de Justicia de Murcia. Todos tenemos las mismas ampollas, caminamos los mismos pasos, el mismo cansancio y las mismas necesidades y si nosotros ponemos que este albergue vale tanto, a lo mejor hay peregrinos que no se lo pueden permitir. 
Nosotros no decimos nada, ni siquiera que es donativo. Cada cuatro o cinco días, cuando tenemos que hacer la compra, se abre la caja y ya está. Si sobra dinero de la compra se guarda para el mantenimiento del albergue. 
-Vuestra forma de vida también os obliga a un permanente desapego. ¿Cómo se vive cada día en un constante acoger peregrinos de los que os despedís al poco tiempo? 
-Es una aceptación, pero nos pasa a nosotros y a cada uno de los peregrinos porque el Camino acaba siendo como una vida concentrada en unos días. Para la mayoría de los hospitaleros es un aprendizaje propio el tener que despedirse cada día de una familia. Las hay muy especiales, y si cada día sale caminando un cachito de tu corazón, el corazón se vacía y te revienta. Nosotros utilizamos mucho el tema de la limpieza de la casa, es un acto físico pero también psicológico. Cuando empiezas a recoger la cama donde una persona durmió la noche anterior, le das las gracias por aportar su energía, su esencia, le deseas lo mejor y te despides de ella y al limpiar la cama ya queda limpia a todos los niveles. Es un trabajo interno, personal de cada uno. 
-¿Qué es para ti la felicidad? 
-Una cosa es la felicidad y otra la dicha, la felicidad es algo efímero, tiene tiempo, es como una montaña rusa que sube y baja. Tú eres feliz cuando te has comprado un traje de Gucci y durante los diez minutos que lo desempaquetas o cuando te has comprado un coche, pero cuando te sientes dichoso es estar arriba siempre, el sentirse bien contigo, con lo que haces, con cualquier pequeño detalle porque somos afortunados. Es una gran diferencia y también el gran error que tenemos en nuestra sociedad. La dicha la llevas tú y no tiene nada que ver con ser feliz. 
-Algunas de las personas que recibís deciden emprender el viaje a Santiago debido a momentos personales difíciles. ¿Se puede huir de los problemas? 
-No, podemos dejarlos un poco apartados, pero siempre vuelven, y son cosas que tienes que solucionar. Puedes huir el tiempo que quieras, pero al final van a volver a aparecer. Es algo que hay que afrontar y la solución la tenemos nosotros. Somos perfectos como somos y tenemos las herramientas necesarias para solucionar esos problemas que a veces son miedos o egos. Y si no quieres afrontarlo en este momento, la vida se encargará de ponértelo más adelante, así que no pasa nada, todo está bien. 
-Tras siete años de hospitalero en Bodenaya habrás presenciado trances difíciles, en los que hay que dejar atrás cosas dolorosas. 
-Sí, hay momentos más complicados, otros menos, pero cada día es un aprendizaje, porque no sabes quién va a llegar a casa, qué historia trae, en qué situación viene, qué está buscando… Cada día compartes con unas cuantas personas sus experiencias y su vida. El otro día, por ejemplo, una peregrina llamada Carmen nos explicó durante la cena que hacía el Camino porque se había muerto su madre, y cuando una mujer de unos sesenta años rompe a llorar hay momentos de pausa antes de ir a darle un abrazo y decirle que todo está bien. Hay momentos complicados, a veces algunas personas se vienen abajo porque llegan con una lesión física muy grande y ven que no van a poder llegar a Santiago. Tienes que tenerlas en casa cuatro o cinco días, arroparlas mucho y explicarles que esto no es una derrota, que el Camino tiene paciencia infinita. Que regresen a casa, se recuperen y cuando estén bien, vuelvan otra vez y lo terminen. 
-Cuéntanos algo de las experiencias más bonitas que recuerdas. 
-Muchas historias de amor. Aquí en Bodenaya se han hecho parejas para aburrir. Antes había pocos albergues y necesitábamos camas y en alguna ocasión, cuando veía a dos que estaban muy acaramelados, les decía que podían hacer la cucharita y dejarme una cama libre. Algunos me han escrito para decirme que ya llevan siete años juntos. Son esas causalidades y conexiones que crea el Camino entre uno y otro. 
También cuento mucho la historia de Carmina, una mujer mayor, vecina del pueblo. Un día estábamos sentados fuera del albergue y había un peregrino, y ella me preguntó que de dónde era. Yo le contesté que de Australia, y entonces me dice: “ostras, allí yo tengo un familiar, a lo mejor lo conoce”. Y yo le decía, “pero Carmina, Australia no es un pueblo, es continente”. 
Pues hace tres años aparecen un hombre de origen italiano, Giuseppe, y su hija Patricia, que vivían en Australia. En pleno mes de marzo, con un frío de la ostra, era su primer Camino, lo cual no es muy normal, así que les pregunté que cómo es que hacían este camino en invierno. Pues resulta que el vecino de la casa de al lado de Giuseppe era Perfecto, un asturiano de La Espina, y era el cuñado de Carmina. Había emigrado hace sesenta y dos años a Melbourne y no había vuelto a Asturias, y sigue viviendo en Australia como antiguamente, sin lavadora, sin teléfono… Nos enteramos que todavía tenía una hermana en La Espina, así que nos fuimos a verla mientras el novio de Patricia se acercaba a casa de Perfecto y poco después, a través de una video-llamada, pudieron volver a verse. Después de tantos años pudo hablar con su hermana y volver a ver la casa donde nació, fue muy emocionante. Esta es una historia muy emblemática porque es muy de Asturias, de la gente que tuvo que emigrar y que no pudo regresar."


Entre los numerosos vídeos del albergue que podemos encontrar en internet adjuntamos este, dedicado a David y Celia cuando eran aquí hospitaleros


Las literas; solo de ver estas estancias dan ganas de quedarse ya y tumbarse a disfrutar del mejor descanso. "Inaugurado en 2007, y con nueva gestión desde 2023, el albergue mantiene la filosofía de ofrecer hospitalidad genuina a los peregrinos"leemos en Albergues Camino de Santiago"Hay desayuno y cena comunitarios (Donativo responsable). Disponen de una habitación accesible para personas con movilidad reducida. No admiten mascotas, pero sí caballos y burros".


En el momento de escribir estas líneas están al frente del Albergue de Bodenaya Allison Bixby-Bemus y Alberto Serra, quienes mantienen viva la llama que un día prendió en este lugar Alex Camino, peregrino, hospitalero y amigo


Observemos el cuidado con el que se restauró cada detalle de Cá Pandorao, como las ventanas abocinadas, dejando porciones de la piedra a la vista, maravilla de maravillas


Visitado el interior volvemos al exterior y retomamos el Camino; el albergue hace las veces de punto de encuentro cuando, además de peregrinos, acuden visitantes a conocer este enclave cargado de historia reciente del Camino de Santiago de Asturias, lo que ha hecho de él casi un centro de peregrinación en sí mismo, santuario de la hospitalidad


Siempre llaman la atención también sus placas y carteles en la fachada, así como el hórreo de la casa, restaurado como esta por Alex Camino con la ayuda de amigos y vecinos

Aperos agrícolas, recuperados y expuestos en las colondras o tablas que componen sus paredes


Allá está el xugu, el yugo de xuncir o uncir las vacas y los bueyes. Más acá hay un táladru o similar. Reparemos también en las herraduras del ganado


Conchas xacobeas por doquier, tal que aquí en esta parte de la fachada del albergue-símbolo del Camino


Concha peregrina y distancia a Santiago: 256 kilómetros de nada...


Alegoría caminera a las puertas del albergue. La concha amarilla sobre fondo azul y, abajo, la flecha amarilla


Corazón peregrino que hace aquí las veces de la mochila


Mojón artesano, con el anagrama amarillo de la concha, símbolo del Camino de Santiago


Trisquel y xacobea en otro hito, monolito o mojón, de piedra


En el hórreo y el solorru, el espacio debajo del hórreo, se han vivido también jornadas intensas aunque no tanto siempre a la luz pública, de las que unas puede contarse y de otras no, Alex Camino las resuelve en su libro en el episodio titulado Amor. De "espacio polivalente, almacén, baño completo, espacio de relax", que contaba con "litera que daba uso de ella si algún día venían amigos a verme o si el albergue estaba completo y no había más sitio ya ni en Bodenaya ni en La Espina", pasó a ser habitación nupcial de "noche de novios" en alguna ocasión, pues "el amor triunfó en el camino entre dos personas que hasta hacía un mes eran unos completamente desconocidos".


Enfrente, a la derecha del Camino y al pie de otro hórreo con bodega, un espacio de socialización exterior, El Segadeiro de Tomás y Maribel, con mesas y bancos de madera en un pequeño campo


Una placa nos recuerda sus nombres...


Se dice que el origen de Bodenaya, como el de La Espina, fue una antigua braña vaqueira, de ganaderos trashumantes. Por eso fue preciado de siempre el ganado aquí criado, caballar, vacuno, mular, lanar y de cerda, siendo el oficio de la arriería, el transporte de mercancías en mulas, la ocupación de gran parte de la vecindad de antiguamente



Dejamos así Cá Pandorao o Cá Fonso, el Albergue de Bodenaya el mítico refugio peregrino de acogida, pionero que, contra viento y marea, continúa su labor manteniendo sus principios de hospitalidad tradicionales en una época en la que el Camino Primitivo ha vivido una gran transformación, como tantos caminos de Santiago


La Espina es una población eminentemente lineal y esta parte de Bodenaya viene a ser en la práctica una prolongación semiurbana de la misma, a modo de 'gran avenida' entre prados y campiña. Por ello es habitual que cuando se dice 'La Espina', el concepto geográfico se aplique a toda esta gran meseta entre las tierras salenses y tinetenses


Estas son conocidas como Las Casas de la Carretera, que se extienden a lo largo de la N-634, teniendo por detrás El Camín Real, por donde vamos a seguir nosotros camino de La Espina


En esa fila están El Tanatorio, de la Funeraria El Ferreiro, la Marmolería Magrafer, y Casa Fonsi, detrás de las que pasaremos dentro de poco. Bodenaya llega hasta la antigua Estación de Servicio, al fondo, que veremos también por su parte de atrás, la cual ya estaría en términos de La Espina, "Atalaya de las tierras altas", le dicen Fermín Rodríguez y Rafael Menéndez, del Centro de Cooperación y Desarrollo Rural, en el capítulo de dicho título para la serie Asturias viejas y nuevas polas de La Nueva España:
"La Espina se prolonga hoy desde Bodenaya, en el Noreste, sobre el eje de la carretera de Canero, hasta el núcleo de La Pereda, sobre la carretera de Tineo. Tiene el aspecto de una gran avenida rural en la que las farolas son sustituidas por los fustes de los aerogeneradores instalados en las cumbres pandas de Bodenaya y Tineo. Sobre el camino tradicional de Santiago se van situando algunos de los núcleos de población más relevantes de la antigua ruta y de la carretera decimonónica entre Oviedo y Galicia."

Las casas de La Espina son las últimas ya del concejo de Salas y, a partir de ellas, el Camino comenzará una sucesión de suaves subidas y bajadas por la zona inferior de la falda de La Sierra empezando por la cuesta hacia La Pereda o La Preda


La meseta no obstante se extiende aún más a la izquierda hacia La Curiscada y El Crucero, a un paso ya de la villa de Tineo/Tinéu, la capital del concejo homónimo


En medio de la llanura, Los Carrizos, donde hay unas naves de ganado, cerca de La Riega


Siguiendo de frente, en la carretera, tenemos Casa la Rodela. A lo lejos vemos de nuevo Las Casas d'Arriba, con Casa Cano


Y de frente Casa Paco, en el cruce, a cuya derecha cruzaremos la carretera general y continuaremos al otro lado, todo de frente


Antaño el tráfico por la carretera era intensísimo, y en ocasiones continúa siéndolo. Precaución por tanto al cruzar


Esta es la famosa recta de La Espina, donde además suele circularse a velocidad. Se ha habilitado una ancha acera a partir de Casa Paco que ha hecho de este tramo una verdadera avenida hasta La Espina, a solo un kilómetro de aquí


Si bien podemos ir por la acera preferimos hacer caso a las señales jacobitas y, siguiendo las flechas amarillas, continuar siempre por el Camín Real, más metidos en la campiña


La casa tiene aquí un muro en chaflán, adaptándose a la curva que hace el Camino, por donde pasan los peregrinos, siguiendo al pie de Las Casas d'Arriba


Las Casas d'Arriba quedan a nuestra izquierda, prado arriba, como dice su nombre, no pasamos por ellas pero nos sirven de referencia visual


"Fue amor a primera vista. La primera vez que aterrizaba en Asturias lo hice mochila al hombro dispuesto a comenzar el camino primitivo, y quedé enamorado de esta tierra de una manera incondicional". Con esta frase, comienzo del capítulo ¿Perdido? de Bodenaya. Un sueño en el Camino de Santiago, nos explica Alex Camino cómo se prendó de esta tierra y cómo empezó todo...



Las casas están en la ladera del monte Los Gayos, en la sierra de este nombre, también llamada de La Cuerva, otro de los núcleos de población de esta parroquia de Bodenaya-. Allí está el taller de forja de Rubén Cano, otra de las empresas radicadas en Bodenaya


Hay una ligera cuesta recta hasta aquella casa del fondo...


Dicha casa está en  la bifurcación entre el Camín Real y las Casas d'Arriba. A la izquierda vemos la chimenea del crematorio del tanatorio


Al llegar a ella pues, iremos a la izquierda, tomando el Camino hacia La Espina


A nuestra izquierda tenemos Casa Fonsi con la carretera, la célebre Recta de La Espina. Unos metros más allá discurre la AS-63


Y vemos al sur las llanuras de Los Carrizos y El Zarrín donde hay un polígono industrial, y más allá El Monte'l Molinón (701 m), un pequeño cueto alargado sobre estos campos, no lejos de Cueva, donde se ha localizado un dólmen policromado, y de Las Mueches y La Molina, donde una gran charca forma parte de las antiquísimas explotaciones auríferas de Ovanes, fundamento de la leyenda de la ciudad maldita de Remolero, desaparecida cual Atlántida caminera en castigo divino por no auxiliar a unos peregrinos


La leyenda la explicaba, junto con otros elementos de la historia y el patrimonio locales, el economista Joaquín Lorences, nacido en Bodenaya y criado en La Espina, al también periodista de La Nueva España Marcos Palicio en El paraíso es alto y plano, otro de los artículos de la serie:
"No importa de dónde se venga, para dar con La Espina hay que llegar subiendo. A lo mejor por eso a Joaquín Lorences siempre le ha parecido «cerca del cielo». Esta penillanura, un terreno casi plano labrado por la erosión a 650 metros de altitud, es el sitio donde al fin se destapa el paisaje y culminan siempre ascensos encajonados en gargantas estrechas. Aquí se ensancharon también un día los horizontes de Lorences, que fue niño aquí, hoy es catedrático de Economía en la Universidad de Oviedo y se rinde orgulloso a la certeza de que «todas mis virtudes se han fraguado en esta zona. La Espina está muy viva dentro de mí». 
La memoria reproduce de inmediato un decorado bucólico, evocador hasta el extremo para la mente infantil de un explorador infatigable. Brotan cinco ríos, hay un dolmen policromado casi único en Asturias y sobrevive un viejo humedal sobre el que, dice una leyenda, se asentaba una ciudad palafítica que fue castigada a hundirse en las aguas cuando sus habitantes se negaron a auxiliar a unos peregrinos. Porque por aquí siempre se han cruzado muchos caminos y también hay corzos, zorros, ardillas, jinetas, aves rapaces, algunas veces lobos y por todas partes gente que sabe de qué casa es cada niño. Ellos creen que los vigilan, pero en realidad los protegen. Así son La Espina y su entorno idílico a los ojos de la memoria del niño «privilegiado» que fue aquí Joaquín Lorences, nacido en Bodenaya, criado en La Espina y hoy catedrático de Fundamentos del Análisis Económico. Tal vez se haya dado cuenta después, pero ahora ya sabe que no olvidará de su pueblo «aquel contacto directo con la naturaleza y la historia, con una sociedad abierta y cooperante y un espíritu de emprendimiento que ha dejado un sello imborrable en mi carácter». 
Hasta sus diez años esto fue el paisaje siempre. Desde que los estudios le reclamaron fuera lo siguió siendo a tiempo parcial, de manera interrumpida y con restricciones hacia los veranos o los fines de semana. Para mirarlo, Lorences prefiere la perspectiva del niño que bordea la adolescencia en torno a los años sesenta y se divierte en esta planicie elevada a setecientos metros que hace centro en La Espina y se define «lugar privilegiado desde el punto de vista natural, prehistórico, histórico, antropológico y humano». Aquí el niño se siente rico, tiene ingredientes de sobra para cansarse de «desarrollar su imaginación y su curiosidad» y cuando tenga que elegir un decorado permanente va a regresar a Peñausén. Saldrá de La Espina hacia el Sur, pasará lo que hoy es el polígono industrial de El Zarrín y «cerca de Cueva», «sobre una gran peña», volverá a encontrar el dolmen policromado -«con el de la Santa Cruz de Cangas de Onís el único que tiene Asturias así»- y a observar «aquella alineación de montañas que cautiva y revela el carácter observador de los antiguos, que escogían sus asentamientos de manera razonada y meditada». Y el joven explorador entra otra vez en la historia de su pueblo por las puertas que abre el doctor Ángel González, que con su cordial inteligencia «sabía llevarnos suavemente por ese universo antiguo, ayudándonos a que la curiosidad creciera». Él, hijo del médico al que aún homenajea un busto junto a la iglesia de La Espina, acompañó muchas expediciones infantiles y «nos ayudó a localizar muchos túmulos y a penetrar en la historia antigua de esta zona». 
Pero no va a ser todo historia oficial y a ese niño que vive en la casa del número treinta, a la entrada de La Espina según se asciende desde Salas, le impresiona sobre todo la leyenda de los Muelles de La Molina. Estuvieron cerca de Peñausén, en lo que hoy es charca y antes «un embalse del que se captaba agua para las explotaciones auríferas de la zona de Ovanes a través de tres canalizaciones cuyos restos son todavía visibles». Esa es la historia, pero el niño va a preferir el cuento que dice que aquí se asentaba, según la leyenda, la ciudad maldita de Remolero, erigida sobre el agua y desaparecida debajo de ella cuando fue condenada «porque sus habitantes no quisieron dar auxilio a unos peregrinos». «Los viejos decían que una gran viga de cierno, el corazón del roble, todavía se veía emerger cuando llovía mucho y el fondo de la charca se reblandecía». 
Aquel pueblo daba mucho de sí para palpar la historia, rememora Lorences, también los restos del «Camino primitivo» que llevó a Alfonso II a Compostela o los ya invisibles de la leprosería que La Espina tenía en el barrio de La Malatería, casi en la salida en dirección a Tineo, y que gestionaba la Casa de Alba «bajo la advocación de Nuestra Señora de Bazar». A aquella pandilla infantil, Joaquín con Ángel y Alfredo -sobrinos de Ángel González-, Enrique, Toni, Angelín y Pepe Luis, «nos asustaba el riesgo de caer leprosos; nos entusiasmaba sentirnos identificados con ese pasado tan importante y nos impresionaba aquella penillanura que se derretía en cinco grandes ríos» que iban a caer a diferentes vertientes. Por estas sierras se localiza el nacimiento del Esva, en la sierra de Bodenaya están las fuentes del Nonaya, brota el río Casandresín, luego San Vicente, y en La Molina el Lleirosu. Y el joven Joaquín va con su padre, que fabrica mantequillas en La Espina, a pescar truchas al Esva y después las lleva en cubos, en moto, a «echarlas vivas a las fuentes del Nonaya». 
Pero esa geografía delimita además, o sobre todo, un «paisaje humano» con una forma de ser colectiva muy peculiar, forjada al borde del camino. «Abierta, colaboradora, muy propensa al asociacionismo espontáneo y al espíritu emprendedor de los grandes retos». Hay un pasado como braña vaqueira que «acentúa ese carácter abierto al cambio» y una lenta recolección de influencias al paso de los viajeros. De ahí el temperamento activo y audaz del que Lorences multiplica los ejemplos. Uno cotidiano acude a la «gran admiración de ver cómo se construía aquí la primera pista de tenis en el Occidente y cómo venían a jugar de todas las villas de alrededor». Hoy sigue ahí, igual que la escudería automovilística Orbayu Competición, que ha cumplido 35 años y fue una guía «fantástica» para los jóvenes espinenses que nacieron en los años sesenta y ejemplificó el carácter «emprendedor, solidario y protector» del pueblo. «Donde vieras una panera», recuerda Joaquín Lorences, «seguro que debajo había un chaval preparando un coche de carreras». La simbiosis de La Espina con el club tiene parte de la culpa de que en La Espina, en aquellos años difíciles, «hubiera casos de droga cero». 
En el mismo saco viaja otra iniciativa visible todavía hoy en el paisaje de la penillanura que domina La Espina, el polígono industrial de El Zarrín. También es ejemplo, y ahora habla ya el economista, «de la colaboración entre la iniciativa privada y el Ayuntamiento. Es difícil encontrar ejemplos tan tempranos donde una administración haya entendido tan fácilmente el papel del sector público de apoyo a la iniciativa privada sin suplantarla». O la comisión de festejos, «madre» de La Festona de todos los comienzos de julio, y el protagonismo de Ángel González, aquel médico que volvió de Estados Unidos para ocupar la plaza de su padre, Manuel. Y que asumió «la iniciativa popular, la capacidad de consenso y el dinamismo colectivo» de esta sociedad que ha guardado hasta hoy, concluye Lorences, un carácter propio con adjetivos muy concretos unidos a «lo que significa ser espinense: colaborador, abierto a lo colectivo, solidario, protector y emprendedor, siempre dispuesto a asumir riesgos y a tomar iniciativas...».

Un buen momento para recordar el Cantar de Señaldá del escritor tinetense Xuan Bello y cantado por el grupo Llan de Cubel con adaptación de Lisardo Lombardía:
Nel altu de La Espina
conocí un pastor
Hai yá mui bien d'años,
nel Altu de La Espina
au suañaba yo

Falóme de L'Habana,
Los Ánxeles, Chicago
y de Nueva York.
Hai yá mui bien d'años
nel altu de La Espina
conocí un pastor

"Neñu, el mundu ye pequeñu
si nun tienes corazón"
-dixo él-,
"Mira, el mundu ye pequeñu 
si nun tienes corazón",
Entá nun sabía yoç
lo que sedría a medrar
el mio corazón.

Nel altu de La Espina
conocí un pastor
hai yá mui bien d'años,
nel altu de La Espina
volar quería yo

Falóme de La Veiga
Oubona y Paniceiros
Caeras y Busmión.
Hai yá mui bien d'años
nel altu de La Espina
conocí un pastor.

"Neñu, el mundu ye pergrande
si ye grande'l corazón"
-dixo él-,
"Mira el mundu ye pergrande
si ye grande'l corazón".
Entá nun sabía yo
lo grande que se tornó
el mio corazón.

"Neñu, el mundu ye pequeñu 
si nun tienes corazón"
-dixo él-
·Mira, el mundu ye pergrande
si ye grande'l corazón".
Güei que'l mundu percorrí,
ai, quién pudiera falar
col vieyu pastor

Además de los mojones, esta flecha amarilla pintada en el asfalto confirma la dirección a seguir junto a la casa de la bifurcación


Aquí el Camino pierde el asfalto y, como habíamos dicho, se transforma en una bella senda en la campiña, por donde apenas pasan única y ocasionalmente vehículos de servicio a las fincas


Como hemos dicho, pasamos ahora detrás del Tanatorio de Funerarias El Ferreiro y de la Marmolería Magrafer


A la derecha, la suave cuesta de grandes praderías se extiende a la derecha del Camino hasta La Espina


A la izquierda, siguen Las Casas de la Carretera, que se extienden también por esta franja entre Bodenaya y La Espina...


Entre ellas y el Camino están sus huertos y jardines, pues todas tienen su terreno anexo. A la derecha es todo pastizal


Todas ellas son viviendas de construcción más o menos reciente relativamente, muestra de los usos residenciales de esta parte de Bodenaya más cercana al núcleo urbano de La Espina


Pequeñas matas de arbolado ofrecen un poco de sombra en algunos tramos


Los vallados sustituyen a los setos naturales en los cierres de las fincas de las casas de la izquierda


Subimos muy suavemente en este trecho, indudablemente mucho más bello que ir por la carretera, y sin tráfico, ni ruidos ni asfalto


Como también escribe en su libro Alex Camino: "Cuando se está en el Camino es difícil a veces olvidarse de nuestro trabajo o nuestros otros entretenimientos, pero si se quiere una experiencia plena es absolutamente necesario dejar todo eso a un lado y centrarse en nuestra peregrinación". No obstante hay algo que los muy aficionados no pueden dejar escapar, el fútbol. Más de una vez por este Camino, o por la carretera, han ido a carreras los peregrinos hospedados en Bodenaya buscando bar con televisión en La Espina para no perderse un partido, regresando también a carreras antes de la hora de cierre, lo que dio lugar a vivencias narradas en el capítulo ¡Un peregrino!


Pasamos las últimas casas de Bodenaya, las del fondo, más allá del bosquete pertenecen ya a La Espina


Vemos ahora a nuestra izquierda el Viaducto Venuncu, en la Autovía de La Espina o A-63, que salva el pequeño pero profundo valle del río San Vicente o Casandresín entre Las Penonas de Bodenaya a la izquierda, y El Zarrín y El Molinón, a la derecha

Al fondo es La Sierra Carrales (678 m), muy cerca de la antigua mina de oro de L'Artosa, explotada durante la dominación romana, Más en la distancia se divisa la Sierra del Courío, en las montañas del Alto Narcea, donde la meseta de La Espina tiene su límite meridional en el profundo tajo que cae hacia dicho río Narcea


Tras las cuestas de la subida desde Salas, esta meseta nos ofrece una tregua antes de acometer las que sin duda serán las etapas más montañeras del Camino Primitivo, las más duras, que prosiguen por el occidente asturiano y el oriente lucense de A Montaña, hasta pasada la gallega villa de A Fonsagrada, pero que a la vez constituyen parte fundamental de su peculiar idiosincrasia


La cuesta es muy suave, apenas perceptible incluso, según dejamos atrás Bodenaya y pasamos la divisoria con la vecina población de La Espina, la más occidental del concejo de Salas siguiendo el Camino Primitivo


Aquí hay un corto tramo sin casas en el que el Camino se ve delimitado de las fincas aledañas por estos matos o sebes, los setos naturales tan característicos de gran parte del paisaje asturiano


En primer término están las casas de la estación de servicio, ya en La Espina


Y aquí tenemos una buena vista de la recta de La Espina con Los Carrizos, El Molinón, El Zarrín, La Molina y toda la gran meseta verde que se extiende hacia el sur, delimitando su horizonte las serranías del suroccidente astur


Llamada 'meseta de Tineo' por Fermín Rodríguez y Rafael Menéndez en su Atalaya de las tierras altas, ambos autores nos ofrecen así su descripción geográfica:
"La meseta de Tineo es eso, una mesa que se eleva plana y dura por encima de los 650 metros de altitud, enmarcada en sus flancos este y oeste por las sierras de Begega y de Tineo, especie de repuelgos suavemente levantados que la limitan, corriendo de Norte a Sur y que hacen de bordes elevados. 
La meseta está abruptamente cortada por el río Narcea, que abre una profunda entalladura en las duras cuarcitas y la corta en dos plataformas desiguales, siendo mucho más extensa la occidental, en la que se encuentra La Espina. Hacia el Sur la plataforma casi llega como tal hasta Pola de Allande y por el Norte cae vertiginosa desde La Espina hacia la mar valdesana. Es justamente en el veril norte de la plataforma donde se asienta La Espina y esta singular situación la hace recibir de lleno las humedades que impulsan los frentes cantábricos y ascienden por el empinado talud hasta el refrigerador natural de la alta meseta donde se convierten en cerradas nieblas invernales. O al revés, hasta ella llega en días de verano el mar de nubes que oculta entre la nublina caliente buena parte de la Asturias baja, mientras que las tierras altas son recalentadas por el sol y el aire de Castilla. Otras veces la inversión térmica se da en los días anticiclónicos del invierno, en los que el Sol mata desde primera hora la xelá, mientras que abajo el día se consume entre la niebla y el frío. En fin, La Espina es una posición avanzada en muchos aspectos, desde la que se otean lejanos horizontes, quizás por eso sus habitantes emprendieron antes el proceso de modernización del campo y lo consolidaron con una curiosa diligencia para estas tierras y de una manera muy particular, muy suya."

Polígono de El Zarrín y Las Penas de L'Aural, topónimo sin duda alguna vinculado con la existencia de oro, explotado desde el origen de la cultura de los metales en el Neolítico pero que con la romanización alcanzó procesos que podríamos calificar sin exagerar de verdaderamente industriales


La industria está representada por diversas empresas de varios sectores, pero todos vinculados al agrícola y ganadero, que se concentran las más de ellas en este polígono industrial construido en medio de la llanura entre Bodenaya y La Espina:
"La Espina es además de nudo de comunicaciones, villa complementaria de otras mayores, de Salas y de Tineo. Ha creado actividad y valor en su suelo más llano, el que en la segunda mitad del siglo XX transformó, con esfuerzo, de monte en pastizal y sobre el que hoy crea nuevo suelo urbano, equipamientos, áreas empresariales. En espera de una autovía que ha hecho famoso el topónimo, como término de una obra inacabable, y con su continuación hacia Canero durmiendo en un cajón, se dibuja la amenaza de convertir lo que está en construcción en el soporte de un viaje a la perplejidad. Aprobado el estudio informativo, nada se sabe de la continuidad de un proyecto que mucho contribuirá a la ruptura del aislamiento del Occidente interior, que depende de las carreteras como única infraestructura de transporte, respecto de la marina occidental. El mar está geográficamente cerca pero tremendamente lejano en los tiempos y las mentes."

Como vemos, la preocupación por las comunicaciones ha sido desde siempre una constante en la zona occidental asturiana y, especialmente la A-63 pues, a pesar de haberse su elevado tributo en el paisaje, como hemos tenido ocasión de comprobar desde varias etapas atrás, no ha cumplido totalmente las expectativas que de ella se esperaban, pese a su elevadísimo coste asimismo, con tramos paralizados unos, y otros sometidos a constantes cortes y desvíos, y es que "Occidente continúa siendo un capítulo pendiente en la vertebración del territorio regional, en el que las comarcas interiores llevan la peor parte", afirman Fermín y Rafael


Y en la ya 'vieja' N-634 una señal indicadora informa a los automovilistas de la entrada en La Espina, la cual sirve también para nosotros


La estación de servicio, que tuvo, además de gasolinera, bar y restaurante, permanece últimamente cerrada, símbolo de cómo esta carretera N-634a  ha quedado relegada respecto a la A-63. Su explanada es empleada como aparcamiento por camiones de las cercanas canteras. A continuación aparecen los primeros edificios de viviendas


Según subimos camino adelante iremos viendo mejor las casas de la parte más oriental de la población, así como otros núcleos de sus arrabales y alrededores, extendidos por los campos circundantes


Pero la mayor parte de las casas se concentran, recalcamos, en torno a la carretera N-634a que forma una verdadera avenida desde Bodenaya, atravesando en núcleo urbano de este a oeste. Es esta encrucijada de honda tradición hospitalaria hacia pobres, peregrinos y enfermos, así como arrieros, pastores, vaqueiros y demás viajeros, hallaremos varios albergues, pensión tiendas, bares y algunos servicios, que hacen de La Espina un lugar ideal para hacer un alto y descansar de nuestra larga caminata









































No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu visita y contribuir con tu comentario... Únete a la Página Oficial en Facebook para descubrir nuevos contenidos....Ultreia!