| Porciles |
Al oeste del concejo de Salas, en la aldea de Porciles, se llega a la llamada geográficamente 'meseta de La Espina', que se extiende hasta la población salense de este nombre y aún más allá, atravesando primeramente esta parroquia de Bodenaya, a la que llegamos tras la larga cuesta también conocida como la subida de La Espina, que empieza saliendo de la villa de Salas, capital del concejo, por la calle Ondinas y La Cañona
| La cascada del Nonaya |
| La subida a La Espina por El Carcabón |
Tras visitar el salto de agua, retomamos el Camino de Santiago en El Puente del Carcabón, fruto de los arreglos y mejoras efectuados en los siglos XVII-XVIII en este antiguo Camín Real que cayó en desuso con la construcción de la carretera general, a la que llegaremos algo más arriba, y cuyas obras arrancarían a mediados del siglo XIX
El Camino ganará altura en dos fuertes pendientes, haciendo dos revueltas en zigzag, una seguida de otra, por suelo muy pedregoso
El Camino ganará altura en dos fuertes pendientes, haciendo dos revueltas en zigzag, una seguida de otra, por suelo muy pedregoso
"... «la infraestructura caminera de la España moderna seguía siendo la heredada de la época romana y medieval», afirma el profesor Ocampo. El Camino Real de Castilla comunicaba Asturias con León por Pajares, aunque no era la única salida a la meseta.
También menciona el profesor, para subrayar el tradicional aislamiento del Principado, un curioso texto oficial fechado en el año 1770 y firmado por Jacinto Abella, comisionado por el Gobierno para el reconocimiento de los caminos asturianos, que calificaba Asturias como la «Siberia del norte» por «las angosturas y asperezas que dificultan sus comunicaciones y comercio».
Precisamente, detalla el artículo del docente, la apertura de caminos carreteros entre las villas industriales, mineras y portuarias de la región ocurrirá solo a partir de 1850. Es en esa fecha, por tanto, cuando comienzan a surgir las primeras compañías asturianas de diligencias, «vinculadas en muchos casos a familias que venían dedicándose a la arriería».
Al menos, mientras la Autovía de la Espina, Oviedo-La Espina o A-63 cumpla su función y no sea sometida a más cortes, el tráfico irá mayormente por ella y no por aquí
Hay un poco de rellano, a la izquierda, y ahora la carretera hace una curva muy cerrada pasando sobre El Regueiru Porciles. Tengamos en cuenta que, el Camino Primitivo, existe otro Porciles más al occidente, al oeste de Tineo/Tinéu, en el camino a Allande, por lo que es importante no confundirlos
En esta curva volvemos a pasar bajo el viaducto... o viaductos, pues como acabamos de decir, son dos para sus correspondientes dos carriles en cada dirección
Viaductos altísimos, de grandes y robustos pilares. El erudito y pionero divulgador e investigador de las rutas jacobitas, el peregrino Antón Pombo, dice en su Guía del Camino de Santiago. Camino Norte que este tramo "Lo haremos con la ingrata presencia, por segundo día consecutivo, de la AS-63, una infraestructura de alto coste material y medioambiental que ha causado un enorme daño, no vale la pena entrar en eufemismos, al Camino Primitivo."
Empezamos a subir al lado de un poderoso muro de contención que evita argayos o corrimientos de tierras en esta abrupta ladera. Hay aquí una cuneta de hormigón a manera de canal de aguas sobrantes de las lluvias, pero ojo poner el pie en estos surcos, suelen tener moho, humedad y ser muy resbalosos, lo decimos por experiencia
Pero cuando se desbordan los sumideros con el agua que arroya de la montaña hasta nuestra vereda desaparece, volvemos pues a jugarnos el tipo en la siguiente curva
La sustituye un canal de cierta profundidad y paredes verticales que la hierba crecida puede incluso ocultar. Ahora sí que tenemos que cuidar de no meter el pie ahí, a la vez que estamos pendientes del paso de vehículos

Foto de invierno con el socavón del canal de aguas más a la vista, para que nos hagamos mejor idea de cómo es
Es un alivio pues cuando llegamos a ver Casa Servando, antigua casería abandonada, porque además de mejorar nuestra visibilidad hasta la próxima curva, al llegar a ella dejaremos la carretera para tomar un camino a la izquierda
Compartimos otro vídeo-denuncia de la peligrosidad de este tramo de carretera
Y, al acercarnos a Casa Servando, y aunque contentos porque vamos a dejar ya la carretera, volvemos a preocuparnos por los coches que puedan venir de frente, apareciendo de pronto en la curva
Casa Servando se desmorona, tragada por la vegetación. Fue construida en 1906, según inscripción conservada en el dintel de la puerta a la vivienda, junto con las letras S. G.
Pasamos Casa Servando y, acercándonos a la curva, extremamos la atención al máximo, como podemos comprobar, la falta de visibilidad es absoluta desde su mismo ángulo
No nos despistemos, tomemos el camino de tierra a nuestra izquierda aquí, no sería la primera vez que algún peregrino se despista y sigue por el asfalto, lo que, además de sumamente peligroso, es mucho más largo. Recordemos que hasta las antiguas diligencias llegaban a preferir el Camín Real, mucho más corto
Estos árboles forman una buena barrera vegetal, visual y sonora respecto a la muy cercana autovía, que discurre unos pocos metros monte arriba
Espesos setos naturales crecen, altos a cada lado de la senda, más arriba hay plantaciones de eucaliptos
El Camino sigue la forma de la ladera de la montaña de El Campo las Fornas, que antes veíamos desde la carretera, pero la vista de momento no llega más allá del arbolado que flanquea el Camino
También aquí son evidentes los trabajos efectuados para ensanche de la calzada caminera, gran paredón de tierra y piedra donde crecen los helechos
Viejos muretes de contención hechos de piedras, cubiertas de musgo y líquenes, donde también crecen hierbas, zarzas y helechales, evitan que la pared arcillosa ceda con las lluvias y se produzcan corrimientos de tierra que cierren el Camino
La suave senda de tierra es un alivio para unos pies sacrificados de tanto pisar asfalto y hormigón en otros muchos tramos y es que, realmente y también en contra de gran parte de lo que piensan muchas personas, los caminos de Santiago no buscan siempre necesariamente los caminos 'más bonitos' en el sentido actual del término, sino los trazados históricos de cada ruta, en la medida que esto sea posible, o los más aproximados
En este sentido, la visita regia, esta sí plenamente demostrada, del monarca Alfonso IX a Tineo/Tinéu en 1222, en la que llega a estipular documentalmente que no se aparte a los peregrinos de la ruta por esta población a la que otorgaba carta puebla, ni por el monasterio de Santa María la Real de Obona, hizo que este camino prevaleciese sobre otros, los cuales estudió el historiador Rafael Lorenzo en su libro Tineo en la senda compostelana, algunos siguiendo el valle del Narcea, unos kilómetros más al sur
El Camino zigzaguea para ir ganando altura progresivamente, dado que es el que históricamente se tiene por más antiguo, asunto siempre a debate como podemos comprobar, fue denominado Camino Primitivo por primera vez en 1992, sin embargo empezó llamándose 'Camino de Santiago Astur-Galaico del interior' y similares. Realmente tenía denominaciones locales en cada tramo, más o menos agrupadas en la del Camín Real o Camín Real de Galicia (como lo eran otros) y Camino Francés, Camino Franco, Camino Francisco, etc., que era como se llamaba a todos los caminos por los que discurrían peregrinos 'francos', término este que agrupaba a todos los centroeuropeos en general allende los Pirineos
Cuando se empezó a fraguar y poner en marcha la idea de recuperar las viejas sendas xacobeas se decidió dejar únicamente de manera oficial en nombre de 'Camino Francés' al de la meseta norte (el clásico recorrido bajomedieval de Roncesvalles a Pamplona, Logroño, Burgos, León, etc.) y se decidió buscar nuevas denominaciones a los demás. Se asegura que el nombre de Camino Primitivo se puso tras aprobarse la proposición del gran filólogo gallego Ricardo Polín, gran investigador de esta ruta. Así nos lo explica Laura López en La Voz de Galicia del 12-7-2015:
"El filólogo medieval Ricardo Polín, que lleva un cuarto de siglo dedicado al estudio del Camiño Primitivo, está «indignado» con la actuación de los políticos que ahora se «apuntan un tanto» con el reconocimiento de la Unesco cuando «non só non axudaron nada, senón que ata puxeron atrancos para a súa recuperación (...) Ata poñerlle nome foi unha loita sen cuartel contra a clase política». Y ese nombre llegó en noviembre de 1992, en una asamblea en Castroverde: «Eu propuxen chamarlle Camiño Primitivo e Xosé María Gómez Vilabella, Camiño Vello», recuerda Polín. Al final, ganó el Primitivo, un nombre «que se asumiu por todos os colectivos de Galicia, salvo pola clase política»; algo muy diferente a lo que ocurrió en Asturias: «A clase política de Oviedo asumiuno perfectamente porque os asturianos sempre tiveron moi claro que o Camiño de Santiago non se explica sen o labor xeoestratéxico que fixeron os reis asturianos en plena Idade Media para contrapoñer o poder musulmán. Iso está moi asumido no saber popular, e refráns como ?Quien va a Santiago y no al Salvador, sirve al criado y no al señor?, dan mostra diso». En Galicia, la cosa cambia: «Pasaron vinte anos e as poucas delimitacións que se fixeron desfixéronse porque non hai valentía política para facer prevalecer os valores de historicidade fronte aos da especulación turística, que está ben, pero que xa virá por engadidura».
En aquellos inicios de los noventa, con jornadas, la Asociación de Amigos do Camiño, las exposiciones, visitas guiadas... todas esas acciones que se organizaron desde A Fonsagrada, Castroverde y Asturias, «asentáronse as bases para que o Camiño tivese identidade propia incluso na denominación», continúa Polín.
Juanjo Molina recuerda que fueron «recoñecendo» el Camiño Primitivo poco a poco y desde la asociación se levantó una cartografía. Además, se rescató el Hospital de Montouto, un dolmen, un menhir que estaba derrumbado y se localizaron numerosos milladoiros donde los peregrinos colocaban pequeñas piedras a modo de ofrenda: «Na Pobra do Burón mesmo hai un barrio que se chama O Milladoiro en referencia a iso».
«Non vexo nin sequera agora ningún intento de coordinación. Cada alcalde fai no seu reino de taifas o que lle peta, e onde hai problemas co Camiño, desvíano pola estrada e non lles importa nada»
Ricardo Polín
"Se non é por nós, hoxe o Camiño non existiría"
No fue fácil llegar al reconocimiento de la Unesco. Lo saben bien en A Fonsagrada, pero sobre todo lo sabe bien Ricardo Polín, uno de los mayores expertos de esta ruta, a la que ha dedicado «millóns de horas de estudo e de traballo de campo». Este filólogo medieval opina que «este caso é para analizar», puesto que, según explica, el mayor obstáculo que han encontrado en este trabajo ha sido la clase política, cuando precisamente la Administración debería liderar ese proceso. Pero aún a día de hoy «non hai control, non hai labores de policía, aínda o ano pasado se cortou unha árbore emblemática na Ponte da Chanca, pechouse o campo da festa en Carballido por onde pasa o Camiño e a pesar de comunicalo ao Concello de Lugo nin nos responderon», dice. Juanjo Molina aguarda que la declaración de la Unesco «sirva para unha protección máis eficaz do Camiño».
Sin protección no hay futuro
Polín afirma que los políticos «nunca botaron unha man en protexer o Camiño, e iso é esencial para que teña futuro». Así que «se non é por nós, hoxe o Camiño non existiría». Sobre la declaración de la Unesco, Polín afirma que siempre lo tuvo claro: «Eu intuía desde o principio que ía acabar nisto (...) Só na Fonsagrada hai cinco hospitais, e en Castroverde localizamos o de San Gabriel de Vilabade, aínda que xa sabiamos da súa existencia».
En la ciudad de Lugo «non se fixo nada polo Camiño nos últimos vinte anos e agora enriba, sen traballalo nada, cáelle unha lotería coa declaración de Patrimonio Mundial da Catedral».
También critica Polín la delimitación oficial «falseada» diseñada por la Xunta, recurrida ante el TSXG.
Fiesta en A Fonsagrada con generales del Ejército Alemán
Los vecinos de A Fonsagrada llevan toda la vida acumulando anécdotas sobre el Camiño Primitivo aunque no haya sido hasta este año cuando la ruta ha sido nombrada Patrimonio Mundial por la Unesco. José Manuel Saavedra, Selelo, es uno de los testigos: «Hai trinta anos non se notaba tanto o fenómeno dos peregrinos porque eran poucos, viñan moitos en parellas e sempre estranxeiros, sobre todo de Europa central», recuerda.
Y una de aquellas visitas que recuerda es la llegada de una expedición de generales del Ejército alemán que hacían el Camiño Primitivo en 1992 y que fueron recibidos hasta con pancartas de bienvenida por parte de los fonsagradinos al llegar al Alto do Acevo, cuando aún era la vieja carretera.
Fue una auténtica fiesta: hubo misa, música de gaitas y tambores y hasta comida campestre. «Eran uns cincuenta e quedaron unha noite na vila. Pola noite lembro que estivemos con eles de festa nun bar celebrando a súa chegada e contáronnos que eran crentes e por iso quixeran facer o Camiño Primitivo», recuerda Selelo."
Ahora sí que salimos a pleno sol en una buena cuesta en rampa más
Siempre tenemos tiempo y atención para, según pasamos, fijarnos hasta en los pequeños detalles, como estas brillantes hojas del acebo, por aquí llamado acebu, carrascu y xardón, con sus frutos de intenso color rojo
Vamos a hacer un alto ahora para recuperar fuerzas y mirar atrás, viendo abajo el repecho que acabamos de subir por la pista junto a la autovía y, en la ladera de enfrente, la aldea de La Peña con el monte La Navariega y El Couzaltu (746 m) en la lejanía, Más a la izquierda divisamos los eólicos de La Sierra Curiscao o de la Cuerva
Y aquí Está El Couz, cuyas casas se extienden de la carretera a El Picu'l Pueblu y La Fanona, en las laderas de la sierra en las que nace en Nonaya
Y a la izquierda de El Couz, Brañamiana o Brañameana, también parroquia de Bodenaya. El río nace justo encima, en Fontenonaya y, desde su nacimiento, baja en torrente por esta empinada cuesta adentrándose en las arboledas donde recibe las aguas de sus primeros afluentes
Tras un breve reposo para recuperar aliento y observar las referencias del paisaje reemprendemos la marcha..
Pasamos junto al Puente del Campu las Fornas y seguimos de frente siempre subiendo. Aquí empieza el asfalto, en el cruce junto al puente
La vegetación ha crecido y no llegamos apenas a ver la autovía, acometemos los últimos repechos antes de ganar la llanura de la meseta de La Espina
Árboles, arbustos y otras plantas conforman estos espesos muros verdes a ambos lados del Camino
El vallado de la A-63, a la izquierda, ha quedado casi completamente tapado por los árboles plantados, que nos separan de la caja de la autovía, que ya queda abajo. A la izquierda los altos de La Sierra Bodenaya, con su parque eólico
Esta es la parte conocida como Los Furacones. Según avanzamos hacia el occidente cada vez veremos más parques eólicos. Esta es la descripción de la sierra que nos ofrece la Enciclopedia del Paisaje de Asturias:
"Cordal interior situado en el centro del concejo de Salas, que forma parte de la sierra de Tineo y que engloba las parroquias de La Espina, Bodenaya, San Vicente y Salas. Tiene una longitud aproximada de unos cuatro kilómetros, y mantiene una dirección NE-SO. Sus límites son al norte y este la N-634 a su paso por Salas y La Espina (paralelo a la misma corre el camino de Santiago), mientras por el sur es la cuenca del río Benuco o San Vicente, un afluente del Nonaya. Sus altitudes máximas no superan los 850 m, con el Rebollín como cumbre de mayor altura (816 m). Su perfil es aplanado, y apenas destaca desde la meseta que se forma en La Espina, siendo mayores las pendientes desde el lado meridional. Zona de monte bajo y matorral, con presencia de restos constructivos asociados a a las explotaciones auríferas romanas de Ablandeda-Godán, así como la necrópolis tumular de Bodenaya."
Hay un mojón que nos lo indica, pero como tantas veces pasa podemos pasarlo por alto, tapado o casi por la vegetación de la vereda o por la sombra del matorral
A partir de aquí el suelo vuelve a ser de zahorra. La subida sigue pero se suaviza notablemente
Desaparecen además las barreras vegetales al separarnos de la autovía y una sebe o seto natural nos separa del prado de la izquierda mientras que una muria de piedras lo hace con el de la derecha
La mayor parte de las casas de Porciles se agrupa justo encima de nosotros, en torno a la ermita de San Roque y sobre el Camín Real, lo que sería su núcleo original. Luego, más diseminadamente, se extiende hacia la carretera y el alto, en un hábitat más disperso, como pronto tendremos ocasión de comprobar
Y bosquetes a nuestra derecha, donde el Nonaya recibe las aguas del regueiru que baja de Los Gayos de la Cuerva, que también discurre oculto en el boscaje ribereño
"Toda un serie larga de topónimos del tipo Curiscáu, La Coriscada, lógicamente con variantes del tipo Curiscada, apare cen desde el oriente al occidente asturiano. En mi opinión han de tratarse de deverbales debidos al participio del verbo CORUSCARE ‘blanquear’, ‘brillar’ por lo que, sospecho, han de referirse en muchos casos a peñas blancas o brillantes o a una superficie donde refulja el sol. Como en otra parte se hace ver, entiendo que la misma raíz lingüística, y por tanto la misma referencia al brillo (ahora de los ojos), encontramos en los términos relacionados con curuxa, uno de los nombres asturianos de la lechuza "
"En asturiano creemos que han confluido en un mismo resultado, o próximo, palabras de dos procedencias latinas. Nos referimos a CALICEM ‘vaso para beber’, ‘tubo para conducción de agua’ y CALCEM ‘talón’ (cauce, coz) que originan las expresiones couz > coz, vivas hoy en la lengua, a veces con usos metafóricos."
"Encaramados en aquel paisaje vistoso, se contempla una naturaleza rocosa, saliente y encorvada entre dos valles. Por la forma femenina en singular, algunos de estos topónimos tal vez exijan una raíz alusiva a la peña que destaca vistosa entre dos valles: la 'altura' rocosa sin más. También es zona de cuervos, ciertamente."
Una vez más nos percatamos del formidable rodeo de la carretera respecto al trazado más directo del Camín Real; sus continuas curvas, aunque no las vemos, las intuimos en la orografía de esta preciosa ladera en la que alternan bosquetes y praderías
Abajo del todo, como hemos comentado, los bosques de ribera ocultan al Nonaya y a sus más tempranos afluentes. No nos cansamos de admirar este paisaje. La gran cuesta desde Salas se ve compensada por estar maravillas, primero caminar inmersos en el bosque, luego la llegada al puerto con sus grandes panorámicas sobre la cabecera del valle
El Camino vuelve ahora a estar asfaltado y se sigue subiendo. Es posible que nos crucemos con algún tractor o vehículo de servicio a las fincas, sin embargo su paso es bastante ocasional. Aquí tenemos aparcada una cuba de abono
Según subimos vemos allí alguna de las casas de la carretera, que allí llega también a lo llano en dirección a La Espina
Observemos en el prado cuesto que cae hacia la riega. Más arriba empieza la planicie de la denominada 'meseta de La Espina'
De especial relevancia para los peregrinos es sin duda la primera casa, la del Albergue Fontenonaya, cuya fachada blanca nos sirve también de referencia y de orientación
Cuesta que se va suavizando ya considerablemente, a escasos metros de su final. Fijémonos en la franja de hierba que crece en medio del asfalto, linealmente
Nos espera pues aún un poquito más de cuesta, ahora sí que serán los ultimísimos metros de subida...
Señales del Camino y hacia el albergue, que aquí se bifurcan
Y aquí ya POR FIN la 'última cuesta', el Camino a partir de ella será bastante llano hasta la población de La Espina, con únicamente una ligera subida al llegar a la iglesia de Bodenaya, a medio camino prácticamente
Camino asfaltado y llano, en el que iremos a la derecha. Atentos a las señales pues suelen ponerse enfrente, en la zona más sombría
Señalización artesanal. No pocas veces los vecinos, u otros peregrinos, hacen señales artesanales que evitan errores y extravíos en cruces como este
Ahora podemos cruzarnos, además de con vehículos agrícolas, con los coches de los pocos residentes en la zona, cuyo paso es asimismo muy ocasional por lo común
Y es que el Camino ya prácticamente llanea entre prados y algunas arboledas
Es de tejado de teja árabe, pero en las aristas o ángulos laterales se refuerza con una línea de llousas de pizarra
Un picudo moño de piedra remata el vértice superior. Este tipo de construcción lo veremos en más lugares a lo largo del Camino a partir de aquí
La cuadra es de piedra y aún conserva algo de su antiguo revestimiento impermeabilizante, como muchos edificios antiguos. Fijémonos en la pequeña flecha amarilla pintada en la esquina, a la derecha
Luego la que parece la casa vieja, también con la estructura de teja y pizarra semejante a la de la cuadra que acabamos de ver. A su lado hay un hórreo de corredor; entre ambos y la entrada a la casa nueva hay una corrada o corralada, hormigonada, donde el perro guardián vigila la quintana
Destacan, al oeste, las estribaciones de La Sierra, ya en términos de Tineo/Tinéu, El Concechón, el 'concejo grande', por su gran extensión. En lontananza, a la derecha y al norte-noroeste es el Alto Bustel.lán (1.025 m) que llega al también vecino concejo de Valdés
Delicioso paisaje de murias hechas de piedras sueltas, algunas muy antiguas sin duda, que delimitan las fincas y las separan de los caminos de la pradera
En La Espina, un término que, geográficamente suele englobar, además de la población y su parroquia, todas estas de su meseta al occidente de Salas, se cruzan pues los caminos de este a oeste con los del norte al sur, de ahí los numerosos hospitales de peregrinos que existieron en la población y aldeas aledañas, así como ventas camineras. Por aquí habría estado La Venta Fontanos, donde sucedió uno trágico suceso recién pasada la 'francesada', explicado por el historiador Francisco J. Granda en el periódico La Nueva España:
"El lugar de Fontanos es un enclave apartado situado en la ladera meridional de la Sierra de Bodenaya, a unos 700 metros de altitud. Dos vecinos de las cercanías del lugar acuden a la villa de Salas para poner en conocimiento de la Justicia que allí “habían observado se hallaban cadáveres muertos con sangre”. Esta venta estaba vinculada al camino y su función, como cualquier otra, sería la de servir de hospedaje a los viajeros. Cuando la Justicia de Salas acude al lugar de Fontanos halla “dentro del cuarto por el suelo y entre ropas de cama tres cadáveres uno de hombre, y dos de mujer la una de ellas de tierna edad como de unos nueve a diez años en cueros todos tres llenos de heridas, y con mucha sangre las ropas“.
La escena que se encontraron en Fontanos aquel fatídico día de julio de 1814 debió de ser espeluznante, espantosa. Las declaraciones del principal sospechoso, Agustín San Martín Cuervo recogidas en la documentación del pleito, apuntan a que estuvo en Fontanos “ayudando a los venteros a las labores del campo y recolección de yerba. Y al amanecer de la misma noche descubriéndose ya los crepúsculos o rayos del día dio muerte a los dos dueños de la Venta, llamados Matías y Margarita su mujer, y a una sobrina suya llamada Rufina, con una hacha, sin haber sido inducido, aconsejado, ni acompañado de nadie solo por su idea, habiendo subido por la ventana al cuarto donde dormían y bebido vino del pellejo que ahí tenían le tomó el sueño, y después que despertó creyendo que al tiempo de salir por la ventana le mataría el Matías con la carabina que tenía cargada junto a sí aunque no estaba cierto si la tenía o no cargada en aquel entonces como siempre la tenia de prevención se le asentó así en su imaginación y como estaba acostumbrado el declarante a saber dónde se ponían las aravias (sic.) o preseas del campo, cogió dicha hacha que habiéndosele puesto de manifiesto como cuerpo de delito reconoció ser la misma con la que dio el primer hachazo al Matías, difunto, estando durmiendo con el que sin haber dado voces ni moverse quedó muerto, y enseguida dio a su mujer Margarita, la que se quiso incorporar dando voces, y siguió dándoles hachazos a modo que la niña se atravesó por encima de los tíos abrazando a la Margarita por lo que sin intención por aquel entonces de matarla ni herirla le tocó la desgracia de modo que no había formado intención de matar a la tal niña; y si dio muchos hachazos a la Margarita fue porque a los primeros no murió. Le parece estaban en cueros, y después recogió las ropas de que usaba en los días festivos el difunto Matías Fernández con varias monedas como unos cincuenta reales; la escopeta, frasco de pólvora, navaja barbera…”.
En enero de 1815 se condena en Oviedo a Agustín San Martín pues se le halló culpable de los hechos, y en febrero de 1816 se confirma la sentencia por la Real Audiencia y Chancillería de Valladolid para que de la cárcel y prisión de Oviedo en que se hallaba el reo fuera “sacado, con pregonero delante, que publique sus delitos, y que en un serón de esparto se le arrastre conducido de dos caballerías por las calles públicas y acostumbradas de esta Ciudad hasta llegar a la Plaza mayor, en la cuál de la Horca que estará puesta, el ejecutor de la Justicia le suspenda hasta que naturalmente muera: que ejecutado se le descuartice poniendo su cabeza al frente de la venta de Fontanos y sus cuartos en los caminos de las entradas públicas de esta dicha Ciudad fijados en sus respectivos palos, sin que persona alguna sea osada a quitarlos”.
El día 21 de marzo de 1816 se ejecutó la sentencia en la forma exigida. Y también fue un hacha con lo que se descuartizó al reo tras haber sido ahorcado en la Plaza Mayor de Oviedo. La ejecución la llevó a cabo el verdugo de la ciudad, poniendo sus cuartos en los cuatro caminos principales, y la cabeza al frente de la venta de Fontanos donde se cometió el crimen. Conocemos los detalles porque este verdugo solicitó el pago de lo que dijo corresponderle, entre otros por el día empleado en la fijación de la cabeza en el lugar indicado y por el desplazamiento al lugar del crimen (por el camino de ida y vuelta entre la ciudad de Oviedo y la venta de Fontanos, en Salas). La cabeza puesta en una pica, en las inmediaciones del camino, servía de ejemplo para todos aquellos que transitaran por el lugar".
Javier F. Granda publicó un amplio trabajo de investigación sobre este abominable suceso titulado Martín Cuervo (1814-1816). Un crimen en la Asturias rural tras la Guerra de la Independencia Española, el cual podemos encontrar en la web de la Fundación Valdés Salas, "como primer número de la colección Historias en el Camino Primitivo que está disponible en la web de la fundación, donde se pueden ampliar datos sobre este terrible y sangriento crimen que, pese a los años que nos separan de él, a la luz de los acontecimientos, no parece que las formas difieran mucho de las que aún se emplean", informa también este autor
Este episodio, aportando documentación pertinente, es también contado por el antropólogo Joseph Millariega en su libro El Pedregal, Historia, vidas y recuerdos I, dedicado a la parroquia tinetense de El Pedregal, por la que pasaremos enseguida, pero que recoge este episodio que conmocionó a toda la comarca, citando a Javier F. Granda:
"A los habitantes de la zona no les resultó fácil asimilar lo ocurrido en la noche del 24 (o del 25) del mes de julio de 1814, un horrendo crimen en la venta de Fontanos, junto al Camino Primitivo, ya cerca de La Espina. Un hombre joven, Agustín San Martín Cuervo (natural de Villabol de Suarna, en el término municipal de Fonsagrada, Lugo), que había pasado por diversas vicisitudes en la vida (abandonó la casa de sus ‘pobres pordioseros padres’ a los 14 años para pedir limosna), desertor del Ejército (acabada la guerra contra los franceses, las tropas aún estaban movilizadas) apareció por Fontanos y estuvo trabajando de criado unos 15 días en la venta. Dormía en la cocina de la casa y en el juicio que se siguió contra él reconoció haber sido bien tratado por los dueños.Pero en una de esas dos noches fatídicas de julio salió por la ventana al exterior de la venta y trepó a la estancia superior (penetrando en la misma desde afuera), en la que dormían los patronos y una sobrina. A hurtadillas, bebió vino de un pellejo y se quedó dormido por un tiempo. Tal vez al ser sorprendido allí o en un arrebato de su mente, cogió un hacha y mató con ella de forma despiada a Matías, a Margarita (que se despertó y trató de proteger a su marido) y a Rita, una sobrina de uno 9 o 10 años. Huyó de la venta tranquilamente, aunque no sin antes apoderarse de una escopeta y otras pertenencias.La Justicia de Salas tuvo conocimiento de esos crímenes el día 26, a las seis y media de la tarde. En su huida pasó por La Pereda y estuvo a punto de ser detenido en El Pedregal, pero le dejaron seguir. Comió, bebió y tomó parte en una romería, siendo capturado definitivamente en Pola de Allande. Juzgado y sentenciado a la pena de horca, su cuerpo fue descuartizado. Sus piernas se colocaron a la entrada de Oviedo y su cabeza se ensartó en una pica por untiempo al lado de la venta de Fontanos, todo ello para escarmiento general.Los cuerpos de las víctimas fueron expuestos a la entrada de la iglesia de San Vicente de La Espina el día 27 de julio de 1814, hasta que apareció el Juzgado para examinar los cadáveres, que ya despedían cierta pestilencia, ordenando el Juez sin otro trámite sepultarlos en el suelo del templo, especificando el párroco en el libro de defunciones los detalles del enterramiento:
'En veinte y siete de julio del año de mil ochocientos catorce yo, el infrascripto cura párroco de la feligresía de San Vicente de Salas, concejo del mismo nombre, di sepultura eclesiástica a los cadáveres de Matías Fernández, Margarita su mujer, mis feligreses y Rita, sobrina de la Margarita, cuyos cadáveres fueron asesinados en sus propias camas para amanecer el día veinte y cuatro de dicho mes y me los ha entregado la Justicia de este concejo y [se da] sepultura al Matías en el tramo cuarto junto, digo, delante del con- fesonario viejo y la Margarita y su sobrina en el mismo tramo detrás de mi confesionario. No se han hecho funciones ni demás y que ser verdad lo firmo dicho día mes y año. Dn Juan Dionisio [Ribero], año de 1814'. (F. Granda, J.: 2015).
Esta que figura a continuación es una parte de la declaración del acusado, Agustín San Martín Cuervo, en la que se recogen las incidencias de su paso por El Pedregal tras el crimen perpetrado en Fontanos:
‘...cogió dicha [h]acha que habiéndosele puesto de manifiesto como cuerpo de delito reconoció ser la misma con la que dio el primer [h]achazo al Matías, difunto, estando durmiendo con el que sin haber dado voces ni moverse quedó muerto y enseguida dio a su mujer Margarita, la que se quiso incorporar dando voces y siguió dándoles [h]achazos a modo que la niña se atravesó por encima de los tíos abrazando a la Margarita por lo que sin intención por aquel entonces de matarla ni herirla le tocó la desgracia de modo que no había formado intención de matar a la tal niña; y si dio muchos [h]achazos a la Margarita fue porque a los primeros no murió. Le parece estaban en cueros y después recogió las ropas de que usaba en los días festivos el difunto Matías Fernández con varias monedas, como unos cincuenta reales, la escopeta, frasco de pólvora, navaja barbera, una cajita de madera, una porción de botones de varias clases, la faltriquera de la difunta Margarita, una especie de cruz sobre dorada, con su [ilegible] negro, un dedal dorado, un costal con un cobertor y una sábana y se salió con los efectos dichos por la puerta del cuarto habiéndose cerrado de llave y tirado esta encima del tejado y lo mismo la de la cocina, después de haber sacado un pan del horno, que metió en el costal de la ropa y como ya era día claro se metió por la posesión de la venta abajo, en un reguero intransitable y junto a unas peñas agudas se quedó dormido y a eso del mediodía despertó con mucho miedo figurándosele ver una visión con mucho estruendo y ruido de modo que le parecía que todas las peñas que hay allí muchas se venían abajo, por lo que y de miedo se puso a rezar el Rosario y hasta la anochecer de aquel día que era el domingo se mantuvo allí y después tomó el camino de Bodenaya, La Espina y La Pereda, en donde le apretó el sueño y antes del amanecer del lunes siguiente le halló allí un hombre del Pedregal y dio parte al vecino más inmediato y entre los dos le registraron y reconocieron todo su equipaje y enseguida dieron parte al montero del Pedregal para que le arrestase; y habiéndose presentado con otros hombres y después uno de la misma Pereda, habiendo tenido varias conversaciones, este último les dijo no le detuvieran, que era mal hecho detener los pasajeros, que él también andaba por el mundo y que si le retenían que no había orden para ello, daría parte a la Justicia. A que le dijo el montero: —Manulo, ves hacer algo si tienes que hacer, que aquí no te llaman para esto: si quieres ir atado a Tineo por él, ves... A que contestó [que] era hombre para ello y que: —Yo soy tanto hombre como tú, que, aunque eres montero, no tienes facultad para prender... Y con estas conversaciones, habiéndose vuelto todo barullo, el declarante hizo unas sopas para almorzar, pidió seis reales de vino, dio de beber a todos los que por allí había menos al tal Manulo, por haberse acabado cuando él llegó. Y después siguió su camino retirándose de día de los tránsitos o caminos y [caminando] de noche hasta haber pasado de Tineo [...] durmiendo en las posadas que buscaba y comiendo en las tabernas, dirigiéndose a su tierra, aunque con pasos trémulos, porque le parecía apenas podía moverse, de modo que en echándose se dormía y aunque despertase apenas podía levantarse...’
(Javier F. Granda: Causa de Agustín San Martín Cuervo. Un crimen en la Asturias Rural tras la Guerra de la Independencia (2015). Real Chancillería de Valladolid, referencia ES.47186.ARCHIV/1.12.7//SALAS DE LO CRIMINAL, caja 205.1
Hay un mojón, pero puede quedar oculto en la umbría de los árboles, o tapado detrás de un contenedor verde, fijémonos en él
Desde aquí observamos de frente la verde y llana pradería de esta parte de Porciles, donde se conservan las viejas murias de cierre de los prados
Bodenaya, junto con otras parroquias de los alrededores formó parte del Ayuntamiento de La Espina, que existió efímeramente durante el Trienio Liberal (1820-1823), no volviendo a plantearse nunca más su constitución
Grandes rollos de hierba empacada aguardan por su transporte, antes de ellos en las caserías eran características las facinas o varas de yerba
Muy en la lejanía y a la izquierda de La Sierra, reconocemos las planicies alomadas de La Sierra la Curiscada, que será otra de nuestras referencias visuales y geográficas en nuestro camino por tierras tinetenses
Vacas frisonas, productoras de leche. Un poco más adelante, entre los árboles, se reconoce alguna de las primeras caserías de Bodenaya, la cabeza de la parroquia
La carretera, El Castru y sus naves de ganado. En la primera edición, del año 1970, de la Gran Enciclopedia Asturiana se describe los usos ganaderos imperantes por entonces:
"En la variedad del valle, la estabulación del ganado bovino es invernal, excepto en los días buenos en que pasta en los prados de propiedad particular. Lo mismo ocurre durante la primavera, efectuándose el pastoreo directo, no sólo en los prados, sino también en los rastrojos y límites de las tierras de labor. Durante el verano y el otoño, aprovechan el retoño de los prados segados, que sólo se han cortado para henificar una vez, dejando algunos sin pastar para efectuar un segundo corte que consumirá en verde el ganado como suplemento invernal del pastoreo. La alimentación invernal del establo consiste en heno y nabos, más un complemento para las vacas de leche, a las horas de ordeño, de un kg. de harina de maíz o salvado. La variedad de montaña vive en perfecto acuerdo con el sistema tradicional. Estabulado durante los meses invernales, a principios de marzo comienza a salir al pasto el ganado de recría, así como las vacas que no estén en periodo de gestación. En cambio, hasta principios de abril no salen las vacas paridas para aprovechar el retoño de las praderías."
A nuestra izquierda dejaremos otro de los puentes sobre la autovía, en Las Canteras, viendo más a lo lejos las peñas de Las Penonas (773 m), en La Sierra Bodenaya
Nosotros avanzamos siempre de frente y en recto, en dirección al oeste, atravesando esta parroquia de Bodenaya
El paisaje contrasta de manera evidente con las cuestas y repechos de la subida desde Salas a Porciles. Luego, a continuación de La Espina, aunque hay algunas subidas y bajadas por las faldas de La Sierra, estas no serán demasiado pronunciadas hasta el último recuesto hacia San Roque, en los arrabales de la villa de Tineo/Tinéu
La Sierra, vista desde aquí, con la forma cónica de Las Ourales y El Picu la Preda, sigue dominando el paisaje sobre la meseta de La Espina y nos guía como un gran hito o mojón caminero, tal y como debió hacer con los peregrinos de antaño, que tuvieron, en la población, su hospital de acogida, como los arrieros tuvieron su venta caminera y los vaqueiros su parada en su trashumancia de las brañas
Una casa, a la derecha del Camino, tiene una pequeña finca en la que pasta el ganado menudo, la reciella, las ovejas
Una bella estampa rural ante la que se detienen no pocos peregrinos


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