Rinlo desde el Camino |
Llegando a Rinlo por la carretera de la costa |
No son pocos los caminantes y peregrinos que siguen la senda costera del Camino Natural de la Ruta del Cantábrico para ir desde Ribadeo hacia la famosa Praia das Catedrais (Augasantas) y de allí dirigirse por las playas de Barreiros a cruzar la Ría de Foz, desembocadura del Masma, para ir a San Martiño de Mondoñedo, antiguo centro de peregrinaciones en la que se dice fue la catedral más antigua de España, o incluso del sur de Europa, ruta que, como variante marítima, impulsan diversas entidades y colectivos
Así, esta senda costera, procedente de los castros de As Grobas y Fornelos, sale a la carretera local antes de llegar a Rinlo, pueblo de pescadores de origen medieval cuya cofradía es de las más antiguas de España y paraíso de la gastronomía marinera
Por los campos de Caínzos vemos ya las casas de Rinlo, en concreto las de la parte alta, en torno al Campo do Cristo, Rúa de Ribadeo y el campo de la iglesia. Primeramente bajamos al Rego da Capela o de Caínzos, para luego volver a subir
Abajo hay un cruce, nosotros naturalmente seguimos de frente, camino de Rinlo
Fijémonos en el cambio de vegetación a ambas márgenes de la carretera: a la derecha predominantemente silvestre y marina, y a la derecha enormes prados de pasto
A la izquierda una pequeña construcción de tejado de pizarra es un antiguo molino harinero que funcionaba con las aguas del rego
Un canal desviaba el agua del arroyo y con su fuerza motriz hacía funcionar la maquinaria hidráulica del interior
El viejo molino, que se conserva bastante bien, guarda el testimonio de los tiempos en los que el pan se hacía en casa y cada cierto tiempo había que llevar el grano a moler, principalmente trigo y maíz
Llama la atención su ubicación, en medio de los prados de Caínzos, si bien, al estar en el fondo de una hondonada al pie de carretera, tal vez pueda pasarnos desapercibido
El río desemboca a nuestra derecha, en la Enseada do Liñares
Son abundantísimas además las puestas de pesca, y las muchas cuevas, hondonadas y cavidades del acantilado como el Foxo de Vilaframil, y Cavanarda jalonan el recorrido hacia Rinlo, pueblo famoso por sus mariscos, que se crían en esta costa de penedos y acantilados, bogavantes, langostas, centollos...
Tal y como nos dicen los paneles informativos que vamos encontrando en esta ruta:
"Uno de los atractivos más importantes del tramo litoral de Rinlo (Ribadeo), son las formaciones geológicas que configuran los acantilados. Las piedras de los acantilados, así como las de los muros, no pueden ser empleadas por los visitantes para construir acúmulos de piedras o milladoiros. Estas estructuras, además de degradar el paisaje y afectar negativamente a los recursos geológicos, en el momento de su derrumbe pueden aplastar especies vegetales o incluso animales, y pueden también provocar daños a otros visitantes del espacio"
Un mojón de madera con placa nos indica que estamos en el kilómetro 10, saliendo de Ribadeo, de esta Ruta do Cantábrico
La carretera, recta, sube ahora desde la desembocadura del arroyo todo en rampa arriba
Ganando altura vemos a la derecha la franja costera hacia el límite del acantilado
Es la Enseada de Liñares o de Coedo, a la que veníamos por As Lombas
Han pensando en todo, hasta en un buen banco para sentarse cara al mar
Acabada la cuesta volvemos a ver a lo lejos las casas de Rinlo, al menos las de alguna de su parte alta, saliendo a la Rúa de Ribadeo, comunicación con la capital municipal. A la izquierda son los campos de A Granda, extensos pastos para la ganadería
Antaño, como en el entorno todos los puertos de pescadores, existía una perfecta simbiósis entre campo y mar, pues marineros y aldeanos intercambiaban el producto de sus faenas, pescado por huevos, carne, hortalizas, frutas, leche, etc.
No en vano hubo en Rinlo escuela dedicada a enseñanzas de navegación y pesca, patrocinada por el indiano Don Inocencio Aguilar y López. Pero si los pescadores de Rinlo tuvieron su escuela, los agricultores de esta parte de A Mariña, también tuvieron la suya, esta en Vilaframil, un poco más al sur, la Granja-Escuela Pedro Murias, dedicada a su fundador, ribadense emigrado a Cuba, actual Centro de Capacitación Agraria dependiente de la Xunta de Galicia
Y más al sur aún veremos el Monte Coroa (365 m) y a su derecha el Mondigo (369 m), el más alto de Ribadeo
Parece vienen a saludarnos y darnos la bienvenida
Asoma al fondo, sobre aquella línea de árboles a la izquierda, la torre del campanario de la iglesia parroquial de Rinlo, que se separó de la de A Devesa en 1896 en lo eclesiástico y civil, a causa del auge del puerto de Rinlo y el aumento de su población
Pero de momento hemos de poner la vista en lo más inmediato, a la derecha, en unos paneles informativos en el cruce con esta pista
La primera, que forma parte de la señalética del Camino do Mar, nos informa de algo que está un poco más allá, una mata de vegetación en el extremo de un prado
A 50 metros una furna, una de las grandes hondonadas causadas por la erosión, características de este tramo de costa
Otro gran panel con fotos de las interesantes formaciones geológicas aquí localizadas, nos dice que estamos en la llamada Xeo-ruta dos Ollos
Los ollos son cavidades formadas por la erosión marina, uno de los diferentes elementos geomorfológicos que forman parte de los acantilados de la parte oriental de la costa lucense, algunos de los cuales fueron empleados en Rinlo como cetáreas de mariscos
Y esta es la furna, una de esas profundas cuevas marinas naturales formadas por la acción erosiva del mar y el viento, guardada por una empalizada para evitar que caiga el ganado... o las gentes que se asomen demasiado
Primero el mar excava la parte baja de los acantilados, formando cuevas que, al ir avanzando en galería, provocan el hundimiento de la superficie por su propio peso. Si hace un hoyo pequeño pueden llegar a expeler agua a presión, con un sonoro efecto, son los bufones o bufadores, en Asturias, costa oriental, llamados también bramadoiros, como los que tal vez algunos peregrinos que vengan haciendo todo el Camino Norte se habrán encontrado en Llanes, o también en algunos lugares de Cantabria como Castro-Urdiales
Estas hondonadas atrajeron siempre la inventiva popular, haciéndolas protagonistas de leyendas de grutas encantadas y tesoros escondidos por los míticos mouros, palabra que en líneas generales designa a "los paganos", los no "cristianos", o los más antiguos pobladores de estos lugares
También algunas leyendas hablaban de escondrijos de tesoros y de seres del inframundo, como las gigantestas serpes, e incluso que eran estas las puertas del infierno
Sin embargo lo que podemos encontrar abajo normalmente es agua de mar y una playa de cantos rodados...
Este presenta un ortofotomapa de esta parte de la costa en torno a Rinlo, así como la reglamentación de estos espacios naturales protegidos
Aquí vemos nuestra posición en el plano, a punto de entrar en Rinlo, dejando atrás la Enseada de Liñares
Y en rojo la zona de especial protección natural y paisajística
La carretera va ahora llana y recta, directa hacia Rinlo
Vemos las casas de la Avenida de Ribadeo y, a la derecha, las del Campo de San Pedro
Pero aquí, en una pequeña curva, dejaremos el asfalto a la derecha para tomar un sendero entre prados y vegetación
Por aquí llegaremos directamente al puerto, el Porto de Rinlo, recorriendo los campos del litoral
Fijémonos en la señal
Estamos ya a menos de siete kilómetros de la famosa Praia das Catedrais
Algunos muretes de piedra separan las fincas del camino
Es una pista de zahorra, con un poco de bajada
Curva a la izquierda, a la derecha viene un sendero, pisado campo a través, directamente de la furna que acabamos de ver, que también podemos seguir sin volver a la carretera
Pasamos al lado de este gran y perfecto rectángulo de piedras que cierra un terreno de cultivo
Seguidamente viene otro, separado del primero por un pasillo. Realmente el trabajo del campo no era ajeno ni mucho menos a las gentes marineras de Rinlo, tradicionalmente los hombres salían a faenar y las mujeres vendían los pescados por pueblos, villas y mercados, pero ellas también llevaban la casa y trabajaban la tierra, huertos familiares y algo de ganado
Las primeras, a la izquierda, son nuevas construcciones, unifamiliares, algunas de ellas residenciales o vacacionales, pues el turismo es la industria que sin duda más auge ha experimentado en A Mariña lucense
La iglesia se construyó en la década de 1930, sustituyendo a una capilla anterior. Al segregarse eclesiásticamente de la parroquia de A Devesa a finales del siglo XIX se constituyó también como entidad administrativa civil, siendo la parroquia más pequeña de Ribadeo, de 1,13 km2, siendo sus habitantes conocidos como rinlegos, siendo su densidad de población no obstante la segunda después de la propia capital ribadense, con 235, 39 habitantes por km2
El templo sigue las pautas del estilo historicista tan en boga durante aquellos tiempos de su construcción, en concreto una inspiración gotizante de gusto neomedieval, sobre todo en las ventanas de la torre, pero que también recoge pautas de otros estilos artísticos y arquitectónicos, pautas del barroco rural y del arte neoclásico principalmente
A su derecha las casas en torno al Campo de San Pedro
Y ya estamos en el Campo do Cristo, un gran prado llano en las afueras de Rinlo, frente al mar
Aquí hay una muy llamativa fuente, que merecer la pena acercarse a conocer
Tiene además una forma y estructura muy singulares, como abrigada al viento, un poco hundida en el prado
Por una placa descubrimos que es una donación del año 1913 del benefactor Jesús Rodríguez Murias, emigrante que hizo fortuna en las américas y que realizó numerosas iniciativas en beneficio de su tierra natal, como la construcción de las escuelas de Rinlo y la traída de agua corriente a Ribadeo
Más atrás los acantilados de A Saldoira y Pozo Redondo
A lo lejos As Lombas, Punta Corva Mariña, Punta do Mourón... por donde hemos venido de Illa Pancha y Ribadeo, siguiendo la Ruta do Cantábrico. La vista llega hasta la costa asturiana por Serantes y Tapia, al este
Salimos a esta pista y, junto a unas ruinas, seguimos adelante atravesando el Campo do Cristo
Este es el área recreativa, por su advocación parece un antiguo campo de romerías, tal vez vinculado a alguna antigua capilla...
Mesas y bancos frente al mar, por la zona de O Cerredo
Más buenas vistas al este
Las parrillas, a la derecha
Señalización del Área recreativa
Otro panel de información con mapa aéreo o de satélite
Siempre señalando nuestra ubicación
Y también normas, muy importante el apartado de basuras, que no todo el mundo tiene claro:
"Los espacios naturales no son un parque público donde existan papeleras y contenedores de basura. La basura que los visitantes abandonan, permanece durante muchos años en el espacio natural, contribuyendo a su contaminación y degradación. Tras visitar el tramo natural de Rinlo (Ribadeo), asegúrese de que no deja ningún deshecho, llévelo consigo y deposítelo en los contenedores que encontrará en los núcleos de población más próximos"
Otra norma nos dice que:
"El pisoteo, así como la circulación y aparcamiento de coches fuera de los vados habilitados a tal efecto alteran el ecosistema, favoreciendo la instalación de diversas especies exóticas procedentes de los territorios litorales del sur de África, como la uña de gato (Carpobrotus edulis), o la margarita africana (Arcthoteca calendula), así como también de Asia (Sporobolus indicus) o incluso de América (Stenotaphrum secundatum), cuya expansión afecta negativamente a la conservación de flora y fauna gallegas"
Tampoco hemos de olvidar la referida al tránsito incontrolado de vehículos:
"La normativa del Plan Director de la Red Nature 2000 (Decreto 37/2014) restringe el tráfico rodado de los visitantes en los espacios protegidos Red Nature 2000 a los viales destinados a tal efecto. No se permite el tráfico en los caminos ni sendas peatonales, ni el estacionamiento fuera de las áreas habilitadas para esta finalidad, especialmente en los terrenos constituidos por formaciones geológicas o biológicas"
El camino presenta una bifurcación en perfecta forma de V: a la derecha se va al extremo de la Punta A Lapela, a la izquierda hacia las casas y puerto de Rinlo
A la derecha, la bocana del pequeño estuario que forma el Rego de San Xulián en su desembocadura
El suelo se presenta aquí como un hermoso paseo cuando pasamos delante de esta caseta de artes de pesca. A la derecha las escaleras que bajan a la Enseada Arenosa
La Enseada Areosa forma un refugio costero natural que propició el nacimiento de un poblado pesquero, existente documentadamente desde la Edad Media, con ya lo hemos dicho, una cofradía de pescadores más antiguas de toda España. Llegó a ser, como muchos del Cantábrico, importante puerto ballenero hasta la casi práctica extinción de los cetáceos de estos mares hacia el siglo XVIII a consecuencia de su intensa caza (a las ballenas y cachalotes se las caza, más que se las pesca), agravada por las restricciones del Tratado de Utrecht a las concesiones y privilegios de los puertos españoles en esta actividad
Viendo la forma de las dos puntas nos recuerda evidentemente la forma de los espigones de un puerto, cerrando esta ensenada y haciendo de ella un muy seguro embarcadero contra los temporales. Aquí abajo están A Praia Areosa, A Punta do Medio y A Cerca
El topónimo Rinlo parece venir de Rebillus, río pequeño, y en la Edad Media aparece mencionado como Riilo. La primera referencia a la población en un acta municipal es en 1547, una Real Provisión que mandaba fuesen repartidos por la villa y condado seis mil maravedíes para construir el puente de Salime, de la que le correspondían a Rinlo 800 de tales maravedíes
Según un padrón del siglo XVIII se sabe que en Rinlo había 78 vecinos, esto es, casas habitadas, entendiéndose que en habitantes serían mas
Predominan totalmente, como en todo el oriente gallego, y occidente astur, los tejados de pizarra. Allí mismamente se alza un cabazo, estilo de hórreo propio de esta comarca, si bien también con numerosas tipologías y variedades, como iremos viendo en esta ruta. Este con las paredes laterales de tablas de madera
Los acantilados son, como las arenas de las playas en toda esta franja costera, de rocas muy claras
Vista de la Punta A Lapela en toda su extensión
Es común ver gente en el promontorio, desde donde se tienen unas estupendas vistas de Rinlo y su puerto
Los altos muros, en esta primera línea de costa, protegen las fincas de los fuertes y fríos vientos del norte
En esta bifurcación vamos a la derecha
Y rodeamos todo este muro
Aquí una placa conmemora la construcción de este paseo en el año 2003
A la derecha, el extremo de A Punta A Lapela
La Praia Areosa más atrás, bajo la caseta de aperos pesqueros por la que llegamos al paseo desde el Campo do Cristo
Disfrutamos de cada paso que damos por este pasillo de hermoso, oscuro y brillante, suelo de losas de pizarra
A la izquierda las casas de Rúa Cotarelo
Otro cabazo, este con los picos, tan característicos en muchas construcciones tradicionales de esta zona de A Mariña
El muro, algo más bajo, sigue a nuestra izquierda
Allí está la Rúa Cotarelo. Más al fondo Rúa Nova
Y ya empezamos a ver la rampa del Porto de Rinlo, este sería realmente el origen de la población, en torno a un puerto ballenero que habría sido fundado en el siglo XVII, según la leyenda por marineros vascos, habiendo por entonces una torre de vigilancia, como las que había en Foz, Nois y Burela
En tiempos de Felipe II se vive un momento de gran esplendor, que paulatinamente irán decayendo. Por datos del siglo XVIII sabemos que en 1738 había en Rinlo siete barcos pesqueros y setenta y cuatro marineros que se reducirán a dos barcos y diecinueve marinos en 1776
En aquellos tiempos se pescaban sobre todo sardinas (hasta quinientos millones en 1773, reducidos a la mitad en 1779), seguidas del congrio, la pescadilla, la raya y otras especies
El actual puerto es del año 1905, un año después de la primera cetárea, situada unos metros más allá,. La gran demanda de marisco, hasta entonces no demasiado apreciado a nivel general de consumidores, propiciada por la cocina francesa, provocó un gran despegue económico, industrial y demografico de Rinlo, lo que conllevó su independencia parroquial de A Devesa
El puerto será reforzado en 1994 en su muro de contención y rodeado después por este bello paseo marítimo, que constituye otro de los grandes atractivos de la localidad
Antiguamente existió una especie de asamblea donde se trataban asuntos del común y se tomaban decisiones en un lugar llamado O Cantal, frente al mar, aunque a veces era el Cantábrico el que venía, coincidiendo con galernas y temporales, llegando a meterse incluso dentro de las casas e inundando calles. Esto obligó a que se construyesen casas en filas-bloque, haciendo de muro de contención frente a las aguas
Y aquí vemos la placa en memoria a María Antonia González Postigo "Toña", percebeira, es , homenaje a ella y a todas las mujeres y hombres "que deixanon a vida no seu duro traballo no mar". No nos resistimos tampoco a transcribir la revista a ella realizada por Ana F. Cuba pata el periódico La Voz de Galicia, el 24 de enero de 2009:
"Antonia González Postigo, Toña, a percebeira de Rinlo, é unha muller de mar, e de familia. Leva toda a vida indo ao mar. Xa de pequena, con súa nai. «Sempre foi mariscadora e andivo aos ourizos, ás algas, aos mexilóns para as cetáreas... E nós (ela e seus irmáns) andabamos con ela», conta. Xa de moza empezou a ir ao percebe: «Tiñamolo que vender a quen o mercaba, pero en canto empezou a vir a Xunta empezamos a integrarnos e a ter seguro. A cofradía de Rinlo, con Manuel Posada de patrón maior, e a de Ribadeo, con Rajal, fixemos unha pequena agrupación e comezamos a traballar xuntos no marisqueo», lembra. Eran os anos oitenta do século pasado.
A unha das súas fillas, Rosa María, tamén lle gusta o oficio da nai e xa ten o título de mariscadora de praia. A outra chámase Elena. O home de Toña, José María Vizoso Rancaño, é albanel, de San Miguel de Reinante, pero tamén devece polo mar e acompáñaa os días libres. Cando non marisca, a esta muller enérxica e audaz tíralle a cociña. De feito, ousa experimentar nos fogóns: «Dáseme bastante ben, probo con pratos novos... A miña especialidade é o peixe ao forno, sargo ou robaliza»
Só con oíla falar éntranlle a unha gañas de probar o revolto de ourizos con grelos (tamén da súa colleita, igual que outras verduras, hortalizas e legumes, ou as patacas); as croquetas de ourizo ou a pescada con salsa de ourizo. Na casa de Toña tamén crían coellos e pitos, e fan a matanza do porco todos os anos. «Isto tamén o temos inculcado de miña nai», suliña.
Cando non anda ao mar nin na cociña, á percebeira de Rinlo dalle pola calceta e o ganchillo. Pero se algo lle prace é xogar cos nenos: «Son a miña debilidade, se puidera ter ao neto todos os días». Ao neto, de tres anos, chámalle a atención cada vez que súa avoa sae na televisión, nas reportaxes do marisqueo. A el tamén lle chistan os ourizos. «O que se aburre é porque quere, que facer sempre hai», sentencia Toña..."
Un apartado especial de la entrevista es este, Alí, onde aprendeu a nadar:
"Toña non dubida á hora de escoller un recuncho de Rinlo: «A esquina do paseo marítimo. Alí era onde, de pequenos, viamos saír as lanchiñas que ían ao chicharro. Era alí, nese paredón, ver saír aos pais, aos avós... Nós estabamos coa nosa nai. Tamén cando viñan as embarcacións pequenas. E aí foi onde aprendín a nadar, na entrada do porto. É un sitio que me trae moitos recordos, xa tamén dos vellos, e aínda hoxe ten moito significado. Foi unha pena que lle quitaran a farola que tiña»
Súa nai, que ten 83 anos, quedou viúva aos 33, con cinco fillos ao seu cargo. E por iso ela, etre os catro meses e o 11 anos, viviu con su tío, O Manchado, irmao de seu pai, Otés: "Eles e mais outro, O Bañarola, era os mellores pescadores, no centolo ,nos pulpos, na robaliza... Meu tío ensinome moitos recunchos onde medran os percebes: el vivíao moito e eu teño un recordo mio grande. Daquela as mulleres levaban os burros a cargar centolos ao Ollo de Vilaframila, pero aínda así pasábase fame porque eran para vender". Cando cumpriu os 11 anos casou súa curmá, con quen acostumaba durmir, e decidiu voltar á sua casa,
Á percebeira de Rinlo vaille a vida no mar, é unha paixón herdada, que comparten seus irmáns. Un deles, que vive en Tarragona, tamén mariñeiro, «nada máis poñer o pé en Rinlo xa é velo no mar, na punta Corveira, aos congros». A extracción do percebe non é tarefa doada, «todo é sacrificado no mar e todo da traballo», asevera esta experimentada muller de mar"
Y la entrevista remata, cómo no, con un De Rinlo a o ceo (de Rinlo al cielo):
"É o que lle leva oído toda a vida a súa nai, «de Rinlo ao ceo». Ela sente o mesmo: «Non creo que me afixera a vivir fóra de Rinlo. Estamos na casa e sentimos o mar. Se tes que durmir fóra do pobo xa non pasas ben a noite, porque che falta iso. Os vellos teñen dito que a últimos de agosto hai uns sons extranos, roncan as ribeiras, aí, na ensenada do arenal, é un ruido que avisa de que acaba o verán. O mar, para min, é o máis relaxante». Á vida, de momento, Toña non lle pide máis ca saúde para poder coidar a súa nai, en Rinlo, á carón do mar, que a fai forte"
Antonia González Postigo falleció a los 50 años al precipitarse al mar cuando estaba recogiendo percebes pocos meses después, el 21 de diciembre de ese mismo año 2009
Sobre las tapias, un bello cabazo parece también darnos buena arribada a este buen puerto lleno de historia y sentimiento...
Rinlo es además el segundo núcleo urbano del concello de Ribadeo, fluctuando su población en torno a los 300 habitantes, que llegaron a ser unos 800 en los años 60 del siglo XX
Puerto y calles se llenan de gente cuando se celebra la famosa Festa do Percebe, que se celebra desde hace como una veintena de años: el centro neurálgico es este puerto, donde lo percebes empiezan a ser cocidos poco antes del mediodía, sobre las once o las once y media, pero no paran mientra haya un solo comensal con ganas de dar cuenta de este exquisito manjar
Las raciones suelen andar entre los 250 y los 300 gramos a un precio muy aceptable para cómo está normalmente, y con ello se ofrecen empanadas y bollos preñaos, sumándose los hosteleros locales al gran evento
Fijémonos en las grandes farolas, como las de las lanchas de los pescadores, tanto las de pared como las de suelo
Mirando el puerto veremos el camino por el que continuaremos ruta, rumbo primeramente a las antiguas cetáreas, campos arriba, una muy interesante visita
Antiguas casas de pescadores, son de tejado a dos aguas y, según su tamaño, se delataba la riqueza de sus dueños. Se dice que las de mayor altura tenían un cuarto para almacenar las artes y enseres pesqueros, mientras las más pequeñas los guardaban en una caseta exterior
Se forma aquí algo similar a una pequeña ría, desembocadura del Rego de San Xulián o San Xián, que cruzaremos por un puente que veremos un poco más adelante
Escribe Rinlo Costa, en su página web, este hermoso texto, Rinlo y el mar, que no dudamos en transcribir, dada su intensidad y belleza. Es de fecha 14 de junio de 2018, lo decimos por la referencia, muy interesante, al último marinero de Rinlo:
"El mar es dulce y hermoso pero puede ser cruel». Esta frase y gran verdad la citaba el escritor Ernest Hemingway en su obra El viejo y el mar, un clásico de la literatura que le confirió al periodista el premio pulitzer. Entre sus páginas encontramos la historia de un viejo y su relación con el mar donde se describe con aire nostálgico la profesión de pescador. Ese oficio tan bello como duro y que nos lleva a hablar de Rinlo.
Rinlo es mar. Se dice que antiguamente, hace más de 500 años, tuvo su origen esta villa debido a un puerto ballenero. Hoy mantiene la esencia de pueblo marinero, con sus casas de colores construidas tan cerca del mar que el olor a salitre impregna las estrechas calles que forman el municipio y confiere a la zona, el eterno perfume de agua salada.
La mayor parte de sus habitantes viven o han vivido del mar. Marineros que salían a la mar cada madrugada, hoy son hombres curtidos de experiencias que pasan el día jugando con sus nietos y charlando con sus compañeros y amigos de faena mientras toman el vermut del mediodía.
Siempre con la mirada y los recuerdos puestos en el Cantábrico, los viejos mariñeiros observan las mareas y rememoran tiempos pasados. Pregúntales cualquier cosa sobre el mar y te responderán con la sabiduría de quien lo sufrió. Lo entienden, lo aman, lo odian y sobretodo, lo respetan. Porque se dice que cuándo uno vive del mar, se convierte en parte de él.
El último marinero de la villa se jubiló hace un par de años. Pero el oficio de percebeiro y percebeira aún sigue vigente en este municipio. En los siguientes posts os presentaremos a algunos de nuestros vecinos para que vayáis conociendo más este pueblo porque Rinlo es mar, pero Rinlo también son sus habitantes.
Quién sabe. Quizás, Santiago, el protagonista de la novela de Hemingwey, bien podría ser uno de nuestros marineros. Se conoce que el escritor y periodista era un enamorado de Galicia y hay quien dice que Rinlo estuvo entre sus visitas"
No es casualidad que Rinlo, además de centro y protagonismo constante en documentales, artículos estudios y reportajes, casi a diario, haya sido incluso plató de cine, escenario de la película Los muertos van de prisa, dirigida por Ángel de la Cruz
El puente asoma ya parcialmente, pero llegamos ahora a una importante bifurcación
A la derecha seguiríamos ruta, pero a la izquierda podríamos realizar una visita a algunos rincones de Rinlo, los más próximos al camino, desviándonos momentáneamente solo unos metros. En medio está el llamado Banco dos Contos, donde la gente se sentaba y se sienta, a contar historias del pueblo y del mar, siempre llenas de vivencias y calor humano
Llegamos temprano y por eso no hay nadie aún sentado en los bancos, pero una placa advierte de este lugar tan singular. Se afirma que una de las características de Rinlo es el carácter conversador de sus gentes, aunque, como buena parte de los lugares pesqueros, fueron durante tiempo sociedades bien diferenciadas de las de los campesinos del interior, por sus diferentes estilos de vida
Las placas del callejero de Rinlo son sumamente hermosas, cuatro azulejos de cerámica con el escudo de Ribadeo la Llave de Galicia, que según la tradición era de oro y fue hallada en la misma ría. Abajo muestra un esquema de las casas del pueblo, formando filas sobre el acantilado, cerrando filas contra el temporal, pues el mar entra en ocasiones en sus rúas
VISITA AL INTERIOR DE RINLO:
Primeramente las casas de Catro Rúas
Estamos en la Avenida de Ribadeo, comunicación directa con la N-634 y con la capital del concello
A la izquierda tenemos el prestigioso restaurante A Mirandilla, una de las afamadas casas de comidas del lugar, especializada como las demás en pescados y mariscos. Puede decirse que todos ellos ostentan galardones, premios y muy buenas reseñas gastronómicas
La avenida sube un poco, cruzando aquí ahora la Rúa Nova
A la derecha destaca la gran casa-palacio de Don Inocencio Vázquez Aguiar, el benefactor que fundaría la escuela de pesca y navegación de Rinlo. Esta es su parte posterior, que mira a la Rúa Nova
Vemos las filigranas de sus puertas y ventanas
A la izquierda tenemos la Rúa Cotarelo, cuyo otro extremo veíamos al venir por el paseo marítimo. En la esquina hay una tienda de souvenirs marineros
Y esta es la pared de la Avenida de Ribadeo de la Casa de Don Inocencio. Muchos fueron los vecinos que emigraron a las Américas. Entre los años 20 y 50 del siglo XX principalmente a Montevideo (Uruguay), regresando algunos con fortuna. Otros muchos emigraron a América y no pocos se dedicaron a la marina mercante, o al trabajo en los remolcadores de puertos como Tarragona, Barcelona y Castellón
Subiendo un poco más otros dos cabazos de diferente tipología
Este a la izquierda con paredes de listones de madera y un pequeño espacio entre ellos para que pase el aire. Es el técnicamente llamado estilo Mondoñedo
Y este a la derecha, justo sobre la acera de este lado, es el estilo Ribadeo. Las paredes son de piedra y las laterales presentan huecos estilo saetera en ajedrezado, por ellos entra el aire
Forma parte de las dependencias de la Casa de Don Inocencio, de la que vemos ahora la fachada principal
De la casa vemos la fachada principal, Llama la atención la gran cantidad de ventanas existentes en esta y en sus demás paredes
Los dinteles de las ventanas están profusamente trabajados con vistosos detalles
Destacan las caras femininas, un elementos fundamental en las viviendas burguesas de principios del siglo XX
Y más atrás con un mirador acristalado por un estrecho pasillo. El mirador o gurugú que recupera un elemento tradicional antiguamente existente en las viviendas de comerciantes del siglo XVIII
Es de fachada de ladrillo y presenta arriba una cenefa con motivos ornamentales
Son dibujos de inspiración vegetal
Seguimos todo recto por la Avenida de Ribadeo viendo al fondo ya la iglesia
A la derecha As Cetáreas, apartamentos rurales
En la acera izquierda el Percebe Solidario, un verdadero homenaje a este producto típico, empleado como punto de recogida de tapones de plástico con fines solidarios
Es un magnífico Monumento al Percebe y una iniciativa de la Asociación de Vecinos O Cantal, en colaboración con el concello de Ribadeo y apoyo económico de la Xunta de Galicia
Un pequeño gran gesto para, con este reciclaje de tapones, que vemos en su interior, ayudar económicamente a quien lo necesite, personas o colectivos desfavorecidos, al mismo tiempo que al medio ambiente, librándolo de plásticos
Abajo las placas de instituciones y patrocinadores
Y estos versos:
"O home é donodo seu destino
e o seu destino é a terra
e él mesmo a esta á destruir
ata quedar sen destino"
La empresa O Mar de Rinlo fue la artífice de tan llamativo monumento-homenaje solidario
A continuación, también a la izquierda, una gran plaza, a manera de explanada, el Campo de San Pedro
Por allí viene la carretera costera a la que salimos antes de entrar en Rinlo por el Campo do Cristo
Aquí se celebran las fiestas patronales de San Pedro, el 29 de junio
Aquí vemos otra de las llamativas placas del callejero de Rinlo
Las del escudo y el dibujo de la población, ante las olas...
El Campo de San Pedro está rodeado por un murete que, cada cierto tiempo, se pinta con una gama de color... esta en azul
Las casas se disponen alrededor
También hay árboles y farolas
Al otro lado el restaurante y hotel Porto de Rinlo, otra de los renombrados establecimientos de la población
Accedemos al interior...
Nos acercamos a la barra
Y en la pared, fotografías antiguas de gente de Rinlo
Mujeres a los remos y al timón en una barca
Otra barca, repleta de nenos, esta bajo el puente
Pescadores con una red...
Y aquí una pequeña cetárea...
Los sabrosos frutos del mar
Arriba nécoras
Abajo bogavante
Arriba buey de mar
Abajo otro bogavante
Fundamento de buenos y variados guisos marineros, entre ellos el afamado arroz con bogavante, por el que alguien ha dicho en su momento que Rinlo es la capital del arroz caldoso...
Volviendo al exterior, a la izquierda hay otro lugar que merece la pena conocer
Es la Plaza de Santa Catalina, advocación de la antigua capilla de Rinlo
Un monolito con placa recuerda a sus benefactores
Placa que informa es una donación de los Hermanos Vázquez
El espacio fue recuperado y urbanizado, siendo inaugurado en agosto de 2013
Dispone de zona verde, zona de fuegos, bancos, farolas, algunos árboles ornamentales...
También aquí las viviendas se disponen a su alrededor
El suelo de la calle está adoquinado, Por aquí volvemos a la Avenida de Ribadeo, viendo al fondo el Campo de San Pedro
Vamos ahora hacia la iglesia, bajo la advocación de San Pedro, patrón de los pescadores
Como ya se ha comentado, se construyó en los años 30 del siglo XX para sustituir a la antigua capilla. Rinlo se había constituido en parroquia aparte de A Devesa unas décadas atrás
Dentro del gusto de esos años, se imita el arte de siglos pasados en este marcado carácter historicista de sus detalles. portada neorrománica, ventanas de arco de herradura, ventanas de medio punto (neogóticas), algo de neoclasicismo
Campo do Cristo...
La tienda...
El Monumento al percebe...
Entrada a los apartamentos rurales...
Santa Catalina...
La casa de ladrillos, con un buen balcón en este costado...
Luego la Casa de Don Inocencio Vázquez Aguiar
Vemos ahora aún mejor el mirador
Los dos cabazos...
El cruce con Rúa Nova y Rúa Cotarelo...
A Mirandilla y bajada al puerto...
Ya hay alguien sentado en el Banco dos Contos, pronto alguien llegará y se entablará animada tertulia. No sería la primera vez, ni mucho menos, que "percebeiros e percebeiras" de Rinlo ejercen de guías turísticos oficiales, enseñando las historias, lugares y patrimonio del pueblo
As Catro Rúas...
Y ya estamos de nuevo en el paseo marítimo de Rinlo
SIGUIENDO CAMINO; DEL BANCO DOS CONTOS A LAS ANTIGUAS CETÁREAS DE RINLO:
Vueltos al paseo marítimo de Rinlo continuamos nuestra andadura siguiendo la Ruta do Cantábrico, a la vista de nuevo del Porto de Rinlo y desembocadura del Rego de Xulián, que forma este abrigo natural
Nosotros vamos a la izquierda
Nos dirigimos al puente sobre el Rego de Xulián, que nace un poco más al sur, en O Campo de San Lourenzo, la rasa costera llana al pie de las montañas costeras que separan la franja litoral de los valles interiores de A Mariña lucense
Al fondo las casas entre las rúas Mirandilla, da Esperanza, y Húmeda, mirando al río
Ahora mucha atención: hemos de subir por esas escaleras a la izquierda
No sigamos de frente pues pasaremos de largo debajo del puente: hay que ir a las escaleras de la derecha
Subimos por aquí, junto a esta casa
Vemos a la derecha el puente, con sus robustos pilares, que tantos golpes de mar han aguantado y tendrán que aguantar...
De frente, A Cofradía, otro muy afamado restaurante, sobre todo por sus platos de mar y, cómo no, el renombrado arroz caldoso
Ya desde aquí podemos cruzar el puente...
Pero antes vamos a cruzar a ver los carteles que hay en la fachada de A Cofradía
Uno habla de la historia de Rinlo y el otro de la geomorfología de su costa
Ambos muestran además un plano de Rinlo y su entorno
Ahora sí cruzamos el puente, con fuertes barandillas metálicas a los lados. Es parte de la Avenida de Leopoldo Calvo Sotelo
A la derecha el puerto y el camino, que sube cuesta arriba
A la izquierda, la formación del pequeño estuario en la desembocadura
Rúa MIrandilla y Rúa Húmeda, ahí vemos la disposición de las casas, como una muralla, para que no entren las aguas en crecidas, grandes pleamares, o temporales
Poco más allá, en la Rúa de Santa Clara, estaba el último y pequeño vivero de marisco de Rinlo, en Casa Cosme, donde aún podía comprarse marisco vivo
Como puede verse el mar arrastra las algas a veces bastante ría arriba. Quedan a la vista en las bajamares. Su putrefacción siempre era fuente de problemas en las antiguas cetáreas
Vamos pasando ya la mitad del fuente: enfrente tenemos una bifurcación
A nuestra derecha el puerto. Seguimos apreciando la estructural natural de la ensenada como puerto de abrigo ideal para las flotas pesqueras de antaño, si bien en la actualidad la práctica totalidad de la pesca de bajura ha desaparecido, siendo ahora el turismo, basado en lo pintoresco del lugar, la cercanía a las playas y la gastronomía, la industria motriz de Rinlo
Siguen siendo llamativas las formaciones geológicas, de cuarcitas y pizarras, con sus estratos, horadas y moldeadas por la erosión del viento y el mar
El mismo lugar en las bajamares. Al fondo asoma la Punta A Lapela, topónimo que parece relacionado con las lapas (Patella vulgata), molusco gasterópodo que se agarra a la roca
Y así, llegados al otro extremo del puente, iremos a la derecha, bordeando esta pequeña ría
Arriba, otro hermoso cabazo
Esta señalización viaria para automóviles nos vale también a nosotros para saber que nos dirigimos, por la Ruta das Praias, a los arenales occidentales de la costa de Ribadeo, a la Praida de As Catedrais (Augas Santas), ya en el límite con el concello de Barreiros, pero pasando antes por las de Xuncos y Os Castros, entre otras
A nuestra derecha otros hitos kilométricos, estos camineros
Más allá de la de Os Castros, por ejemplo, está la Praia de Esteiro, por ejemplo, de la que nos separan poco más de 5 kilómetros
Desde aquí vamos a darnos más perfecta cuenta de la disposición de las casas de Rinlo sobre el acantilado, formando un verdadero muro contra los embates de la mar
Esta barandilla nos ofrece un verdadero mirador ante el auténtico escenario que representa Rinlo y su historia
Por allí, sobre las rocas, baja el paseo marítimo hacia el puente. Por allí acabamos de pasar. En medio la Avenida de Ribadeo, por donde hemos subido hasta la iglesia
Detrás del gran frente de casas discurre la rúa Nova. Atrás ha quedado el puente
El paseo, aquí acera de losas, empieza un poco de cuesta...
Cruzamos el acceso al puerto junto a su zona de carga y descarga
A la entrada, al lado de aquella caseta, una imagen
Aquí está A Virxe do Carme, patrona dos mariñeiros...
La Virgen y el Niño, siempre con flores, miran a puerto
La cuesta se hace un poco más arrimada
A la izquierda una cabaña y terreno vallado
Y en esta pared de la cabaña, un mural
Alegoría marina de Rinlo, percebes, pescado, espina y... bañista zambulléndose
La baliza, sobre el dique
Otra espectacular vista de las casas erigidas sobre el borde mismo del acantilado
Miramos atrás y nos despedimos de Rinlo hasta próxima ocasión
Y así, llegado a otra de esas atalayas costeras, volvemos a tener el mar abierto ante nosotros
Una gran explanada con bancos de piedra para sentarse y extasiarse con este paisaje del Cantábrico
Sigue la subida colina arriba
Viendo ya en la subida los edificios de alguna de las viejas cetáreas
A la derecha la Punta de Corno Grande
Su forma de cuerno delata sin duda el porqué de su topónimo, si bien el paraje es conocido como A Corveira dos Percebes
Un pescador de caña se dirige a su puesta...
Se asienta en un lugar donde los estratos forman pequeños escalones o peldaños
Y busca un buen lugar para situarse y apostarse caña en ristre...
Con el mar enfrente y a sus espaldas... figurémonos aquí y ahora a los percebeiros, encaramándose en la roca entre el batir de las olas, pues donde estas rompen es donde mejor se dan los percebes, pues los vientos del Nordeste las aguas más cálidas de la superficie cercana a tierra y traen otras más profundas y frías con muchos nutrientes, alimento de flora y fauna marinas, estando además muy oxigenada al chocar contra las rocas y agitarse, condiciones ideales para el percebe pero extremadamente peligrosas para quienes van a ellos, atados a cuerdas incluso para que el mar no los lleve
Impresionante costa percebeira que se extiende, al este, hasta Asturias
La costa asturiana de Tapia se ve perfectamente en el horizonte
La población, sobre su puerto y playas, con la Illa de Tapia a la izquierda, donde está su faro y de donde se hizo el dique de abrigo de su muelle, también pesquero, en este litoral que era también el del home marín, mitológico ser, mitad humano mitad pez, que habitaba las cuevas de los acantilados, dedicàndose a romper las redes de los pescadores y a perseguir a las mozas
La creencia en estos seres fabulosos debió estar muy afianzada en todas las costas, pues especialmente sonado fue el caso, documentado, del célebre hombre-pez de Liérganes, Francisco de la Vega, en el siglo XVII. Dado su interés pues su relato está vinculado a buena parte de las cosas españolas, extraemos su historia de la propia página del Ayuntamiento de Liérganes, en Cantabria:
"La primera reseña en la que aparece el relato del hombre pez de Liérganes es de Fray Benito Jerónimo de Feijoo en su obra “Teatro Crítico Universal”. Según ha llegado a nosotros la leyenda, cuenta que, a mediados del siglo XVII en el pueblo cántabro de Liérganes había un matrimonio formado por Francisco dela Vegay María de Casar, que tenían cuatro hijos, el segundo de ellos, se llamaba Francisco.
La víspera del día de San Juan del año 1674, Francisco se fue a nadar con unos amigos al Miera. El joven se desnudó, entró en el agua y se fue nadando río abajo, hasta perderse de vista. Según parece, el muchacho era excelente nadador y sus compañeros no temieron por él hasta pasadas unas horas. Entonces, al ver que no regresaba, le dieron por ahogado.
Cinco años más tarde, en 1679, mientras unos pescadores faenaban en la bahía de Cádiz, se les apareció un ser acuático extraño, con apariencia humana. Cuando se acercaron a él para ver de qué se trataba, desapareció. La insólita aparición se repitió por varios días, hasta que finalmente pudieron atraparle, cebándole con pedazos de pan y cercándole con las redes.
Cuando lo subieron a cubierta comprobaron con asombro que el extraño ser era un hombre joven, corpulento, de tez pálida y cabello rojizo y ralo; las únicas particularidades eran una cinta de escamas que le descendía de la garganta hasta el estómago, otra que le cubría todo el espinazo, y unas uñas gastadas, como corroídas por el salitre.
Los pescadores llevaron al extraño sujeto al convento de S.Francisco, donde, después de conjurar a los espíritus malignos que pudiera contener, le interrogaron en varios idiomas sin obtener de él respuesta alguna. Al cabo de unos días, los esfuerzos de los frailes en hacerle hablar se vieron recompensados con una palabra: “¡Liérganes!”
El suceso corrió de boca en boca por la bahía de Cádiz y nadie encontraba explicación alguna al vocablo hasta que un mozo cántabro que había emigrado para trabajar en Cádiz, (un jándalo), comentó que en Cantabria había un pueblo que se llamaba así. También el entonces secretario del San Oficio dela Inquisición, Domingo dela Cantolla, confirmó dicha afirmación ya que él era de allí.
A continuación, llegó la noticia a Liérganes para averiguar si había pasado algo extraño en los últimos años y desde Liérganes respondieron que únicamente se había registrado la desaparición de Francisco dela Vega, cinco años atrás. Entonces Juan Rosendo, un fraile del convento, acompañó a Francisco en un viaje de vuelta desde Cádiz hasta Liérganes para comprobar si era cierto que era de allí.
Cuando llegaron al monte que llaman dela Dehesa, a un cuarto de legua del pueblo, el religioso mandó al joven que se adelantase hasta él. Así lo hizo su silencioso acompañante, que se dirigió directamente hasta Liérganes, sin errar una sola vez en el camino; ya en el lugar, se encaminó sin dudar hacia la casa de María de Casar. Esta, en cuanto le vio, le reconoció como su hijo Francisco, al igual que sus hermanos que se hallaban en la casa
Ya en casa de su madre, Francisco vivió tranquilo sin mostrar ningún interés por nada. Siempre iba descalzo, y si no le daban ropa no se vestía y andaba desnudo con absoluta indiferencia. No hablaba; sólo de vez en cuando pronunciaba las palabras “tabaco”, “pan” y “vino”, pero sin relación directa con el deseo de fumar o comer. Cuando comía lo hacía con avidez, para luego pasarse cuatro o cinco días sin probar bocado. Era dócil y servicial; si se le mandaba algún recado lo cumplía con puntualidad, pero jamás mostraba entusiasmo por nada. Por todo ello se le tuvo por loco hasta que un buen día, al cabo de nueve años, desapareció de nuevo en el mar sin que se supiera nunca más de él"
La leyenda del hombre-pez de Liérganes es una buena ambientación para llegar a la primera cetárea que hubo en Rinlo, cuyas instalaciones, ya en desuso pero recuperadas como elemento histórico y patrimonial, vemos a nuestra derecha. Su construcción se debe, como ya hemos dicho, al ya varias veces comentado auge internacional del consumo del marisco en el siglo XIX con la cocina francesa, los pueblos costeros empezarán a construir cetáreas para su crianza en grandes cantidades, facilitando su captura. Así en 1904, y tras las de Malpica y Cariño, se hace en Rinlo esta primera cetárea, aprovechando uno de esos entrantes del mar formados por la erosión, ollos y furnas, de los que hemos hablado. Este en concreto es el de O Estornín, en A Freita, El Ollo de San Xirome
Se cuenta que todo empezó cuando una señora de Ortigueira, Doña María Luisa Soto, que hacía turismo por esta zona, percatada de la cantidad de marisco que había en este mar, haciendo una primera cetárea, la cual pasaría seguidamente a otra propietaria, francesa, que transportaba el marisco a Francia metido en tanques con rejilla a bordo de un velero. La empresa pasaría posteriormente a un nuevo dueño, Apolinar, asociado con la familia de Don Posada y, tras la Guerra Civil, fue adquirido por la familia Pose, procedentes de Malpica, y por fin al gran impulsor de las cetáreas, el rinlego Don José Vázquez Oroza,
Elemento fundamental de estos criaderos eran los muros de contención para evitar los temporales y evitar la entrada de algas, primera causa de mortandad del marisco, regulando sus compuertas la entrada de agua con compuertas. En este caso primigenio, la estrechéz del espacio, bien resguardado además, hizo que no hiciese falta levantar un muro demasiado grande, ni muy largo ni demasiado alto y grueso, si bien, dados los medios de la época, necesitó de un gran esfuerzo
Dada la gran importancia histórica de estas industrias, fundamental en la consideración, a nivel mundial, de Galicia como esencia e identidad marisqueira, se plantea hacer realidad el proyecto de una gran Ruta de las Cetáreas que enlazase todos estos establecimientos del litoral, cuya idea era suministrar de marisco a la creciente demanda y a buen precio, sobre todo en verano, cuando coincidía con las vedas
Langostas, centollas, bueyes de mar y bogavantes eran las especies más apreciadas y por lo tanto cridadas pero había más. En sus primeros tiempos los precios eran de un duro las langostas grandes (22 cm), medio duro las medianas (20 cm), y cinco reales las pequeñas (18 cm). Luego el sistema cambió y se compraban por piezas, en lotes de 100 unidades, a tanto por langosta, fuese del tamaño que fuese. Más tarde, pasada la guerra, se pagaban a 5 pesetas la langosta, pero poco después ya se aplicó el sistema de precios al peso, que impera en la actualidad
Dado el crecimiento exponencial de pedidos, esta cétarea se fue quedando pequeña y se construyó otra más grande a unos 500 metros más allá, en Penacín, por donde también irá el camino, al igual que por la senda comunica con una tercera, la de Ollo Longo, que estaba en funcionamiento en 1954, aún mayor que las anteriores, que estuvo en funcionamiento hasta los años 90
Las cetáreas llegaron a albergar nada menos que 40.000 kilos de mariscos, creciendo tremendamente la demanda en fechas señaladas, fiestas, celebraciones, como Navidad, Semana Santa, etc. luego ya extendiéndose a todo tipo de banquetes, bodas, bautizos, comuniones, alentado por la gran potencia gastronómica que experimentó además la hostelería con el auge del turismo
Según subimos vamos dando la vuelta a todo este lado de las instalaciones de la cetárea, con su edificio restaurado y unas escaleras que bajan a la piscina
Llegamos ya a lo alto del otero que columbra el mar...
Vemos las escaleras y un cartel en la fachada del antiguo almacén
Explica un poco de historia y las especies que se criaban: centolla, nécora, langosta, bogavante, camarón y buey de mar
Dejamos atrás la cetárea y, por la carretera costera y siguiendo la Ruta do Cantábrico, nos dirigimos a la segunda, pasando por los aparcamientos
Área de descanso con magnífica vista hacia A Punta Lapela y más allá
La carretera va ahora llana y recta por esta campera llana y pelada de la rasa costera
Tomamos ahora esta pista a la derecha, dejando el asfalto
Caminamos así al borde del acantilado
Otra de las muchas referencias pesqueiras y percebeiras de este litoral
Los acantilados no caen horizontales, sino en rampa, hacia el mar
Hay muretes de piedra entre los zarzales. Al fondo veremos ya las ruinas de la segunda cetárea fundada en Rinlo, en Penacín, a solo medio kilómetro de la anterior
Ya desde aquí se percibe que las instalaciones eran sensiblemente más grandes que la primera. La expansión del gusto por el marisco se hace patente
Aquí fue donde Vázquez Oroza puso en marcha este segundo gran criadero de marisco con capacidad para 20.000 kilos de langosta
El camino pasa enfrente de los edificios que debieron ser de almacenaje y administración, pero la parte de atrás, lo que es la cetárea propiamente dicha, está abierta al paso: ahí está una de sus entradas
A lo lejos, Punta Corveira, que será una de nuestras referencias geográficas en nuestro siguiente tramo de ruta, camino de As Catedrais
Desde la misma entrada se ve ya el gran socavón que alberga la cetárea
Nos acercamos, ni qué decir tiene advertir, aunque es de sentido común, que no nos acerquemos demasiado al borde, pues no está vallado ni cerrado con barandilla
Es muy profundo y la obra requirió ya un esfuerzo muy superior a la de la primera, pues está comunicado con la mar por dos sitios, siendo preciso cerrarlos con dos muros y, por lo tanto, disponer de dos compuertas
Fueron instaladas en su fondo 25 columnas para cubrir toda la superficie. Abajo había compartimentos para las diferentes especies marisqueras, que eran alimentadas con mejillones, erizos, estrellas de mar... procedentes de la misma costa. No es extraño que hubiese de ser necesaria una lancha para trabajar en el vivero, dada su extensión, como un lago
Las algas de ribazón eran el problema de las cetáreas, se quedaban en las compuertas y asfixiaban al marisco al entrar en rápida descomposición. Se hizo necesario poner un cabestrante para sacarlas por fuera del muro, aprovechándolas, como era tradición, como abono para los campos y huertas
Además de los muros contra el mar, el criadero hubo de cerrarse con otro todo alrededor, para evitar que nadie pudiese acceder furtivamente al recinto
Enfrente a lo lejos Foz, una referencia visual casi continua durante buena parte del itinerario de toda esta ruta, que fue próspero puerto, abrigado por la ría donde desemboca el Masma, de la antaño poderosa doble sede episcopal de San Martiño de Mondoñedo, gran centro histórico de peregrinaciones al que nos dirigimos, aprovechando primeramente un largo trecho de la Ruta do Cantábrico
En la boca de la Ría de Foz o del Masma, la Praia da Rapadoira y la Punta do Cabo y, sobre estuario, costa y población, el Pico da Lebre (358 m), en cuyas vertientes, el obispo San Gonzalo conjuró los elementos para repeler una invasión vikinga, según antigua leyenda y tradición, quedándole ese lugar el nombre de Monte do Bispo Santo, donde está la ermita de su advocación
Cierra la ría por el este la Punta San Bartolo, en Barreiros, donde iremos dejando paulatinamente la costa para remontar el estuario del Masma hacia el interior, buscando el paso a San Martiño de Mondoñedo, pero primero aún nos queda recorrer, la costa más occidental de Ribadeo y toda la de Barreiros, con sus playas, castros, acantilados, historias, paisajes y gastronomía
Más a la derecha está Fazouro, parroquia costera de ese concello de Foz, con otro de los castros galaicos más renombrados de los muchos existentes en esta franja costera
Y por supuesto Burela, en el extremo occidental del llamado Golfo de Foz o del Masma, que como Foz, Rinlo, Ribadeo, etc. fue puerto ballenero en la antigüedad y, en la actualidad, uno de los mayores puertos del Cantábrico, con una gran flota, siendo posiblemente la población que más ha crecido en A Mariña en las últimas décadas. De todos estos lugares seguiremos hablando en este viaje según nos vayamos acercando a ellos y viéndolos mejor
Y de esta manera, dejando la cetárea, regresamos una vez más al camino
Este es otro de sus accesos, al otro lado de las ruinas del edifico junto al que pasamos a la entrada
Y nuevamente empatamos, poco más allá, con la carretera de la costa
Al llegar a la carretera, con panel y señales en el cruce, iremos a la derecha
Y ahora, todo recto, nos dirigimos a la tercera de las cetáreas de Rinlo, la de Ollo Longo, a otro medio kilómetro de la anterior y por lo tanto a un kilómetro de la primera
Vemos perfectamente desde aquí el tejado de su nave principal, frente a la que pasaremos
A nuestra derecha son los prados llanísmos de A Lagoa, topónimo que señalan la existencia de una laguna
Volvemos a ver las montañas costeras de A Coroa a Mondigo, en medio Cañoíños
Hay aquí, en A Lagoa, una gran finca cerrada por un muro de tierra, donde se embalsa a veces el agua de lluvia. Al fondo vemos las poblaciones que se extienden a lo largo de la carretera N-634, en la parroquia vecina de A Devesa, a la que como hemos dicho perteneció Rinlo hasta 1896. Al fondo a la derecha Pena Longa (546 m), que marca el límite con el concello de Barreiros
Por ahí están Vilagoíz, O Rato, A Rochela, Esteiro, en toda una continuidad urbana lineal que se prolonga y adentra en Barreiros siguiendo esa misma carretera, paralela a la línea do costa
Nos sorprende esta gran llanura cercana de A Lagoa
Aún en pleno verano se aprecian charcos
A la derecha, campos cerrados por muretes de piedras, deben ser antiguas tierras de labor
De frente vemos la caseta de enseres y utensilios. A su izquierda una gran nave, construida a mediados de los años 60, que vino a ser realmente la última cetárea, pues la primera de Ollo Longo era natural. A la izquierda es el transformador eléctrico para suministro de la instalación
Justo antes de llegar veremos otra furna u oquedad formada por la erosión marina, protegida con un cierre a manera de empalizada, como el de la que vimos antes de entrar en Rinlo
Nos asomamos a ella en un instante, nunca pasemos del cerco
Comprobamos que amentablemente hay quien la emplea como vertedero...
Luego de la furna cruzamos la carretera para dirigirnos a la cetéra
Y tomamos esta pista, que pasa enfrente de la gran finca de Ollo Longo
A la derecha la entrada a la factoría, cerrada, pues fue arrasada por el mar en un terrible temporal en 2017 y existe serio riesgo de accidente, por lo que se ha clausurado el acceso
Sí hay un panel informativo con la historia y detalles de la empresa aquí existente, que dejó de trabajar hacia 1994
Una foto aérea permite además contemplar toda la extensión, enorme, que tenía, también cerrada por un muro
Abajo a la derecha, en la foto, la caseta de los materiales a la que nos hemos referido, a la izquierda el transformador y en medio la nave, justo a la derecha, en lo que es la gran hondonada de Ollo Longo (es larga, de ahí el nombre, está la cetárea natural original con su muro de cierre. A la izquierda un guinche o dispositivo de polea para sacar algas y, enfrente en el mar, Pena Corveira a la derecha y A Pena dos Corvos a la izquierda
Las señales nos guían camino adelante, permitiéndonos seguir contemplando las dependencias de la empresa marisquera
Vemos que, elemento de destacado interés en las proximidades, es el castro de Meirengos, poco más de un kilómetros, otro de los hitos camineros antes de la cada vez más cercana Praia das Catedrais
En la gran nave de "la última cetárea" se construyeron en el interior 16 compartimentos para las diferentes especies, rodeadas por unos pasillos de acceso. El agua de mar debía de estar siempre limpia, por lo que se instaló una sistema de bombeo que funcionaba continuamente con energía eléctrica, subiendo el agua en circuito cerrado, eliminando la suciedad por un lado mientras renovaba el agua por el otro. Además, con este proceso cerrado se evitaba que, con las mareas entrasen pulpos, que se comían las langostas
Lo que en teoría era un avance supuso nuevos problemas, a veces se iba la luz y, al no funcionar la bomba, el agua se contaminaba y moría. Más de una noche, intranquilo, Vázquez Oroza acudía aquí a ver la situación del marisco, al igual que para que no le entrase a robarlo, como pasó más de una vez
Controlaba así el estado de los mariscos que además, coincidiendo con la muda de su caparazón, al quedar sin defensa, pueden ser comidos por sus propios congéneres
Ahí tenemos el transformador, la que fue la problemática red eléctrica de la que dependía la "ultima cetárea de Rinlo"
Pese a las dificultades, Oroza, además de dedicarse a la crianza de marisco, también lo traía, y lo hacía él mismo, pues recorría en furgoneta, llamada popularmente A Marisqueira, toda la costa de Viveiro y Cedeira, en Galicia, a Luarca/L.luarca en Asturias, recogiendo todas las langostas. Más cerca, las piezas capturadas en Foz, Tapia o Burela, se traían directamente a las cetáreas
Los ejemplares se enviaban directamente por avión, vía aeropuerto de Santiago, a los que eran por entonces los grandes centros de consumo: Madrid, Barcelona y Bilbao, en grandes cestas llamadas banastas, con los mariscos metidos entre helechos para guardarles frescor pero a la vez absorberles el agua
El abandono de las artes tradicionales pesqueras, como las nasas, y la introducción de artes muy agresivas, como el arrastre y otras, esquilmaron los recursos del Cantábrico, fueron provocando la ruina del negocio. En noviembre de1991 pasó como subcontrata a la empresa asturiana Cultimar S.L. que intentó criar langosta, bogavante y buey de mar importado del Mar del Norte, pero fracasó en su intento, abandonándose la empresa en 1992
Aún existe, lo hemos dicho, un pequeño vivero en una casa particular de Rinlo, sito en una casa particular, de la calle Santa Clara, la Casa de Cosme (Cosme L. del Río), último representante de una tradición cetárea de más de cien años...
Y esta es la apasionante historia, más o menos hilvanada, más o menos acertada, de este tan significativo tramo costero de nuestra larga y buena ruta caminera, siendo ahora ya cuando llegamos a esta bifurcación: realmente los dos caminos van al mismo sitio, solo que el de la derecha hace un poco más de vuelta y recorrido hacia una nueva ensenada y frente costero que se abren ante nosotros. Dado que serán en este caso detalles y rincones que veremos bastante bien de la misma manera, optamos directamente, seguir de frente, atajando unos metros, si bien cada uno puede hacer lo que quiera, no hay pérdida posible aquí
De mano hay un tramo pedregoso
Luego un rellano, desde el que oteamos, al sur, las montañas sobre la rasa costera y las poblaciones, extendidas como un lineal, a lo largo de la carretera N-634: seguimos de frente...
Bifurcación, también aquí también sería en principio indistinto, por lo que para ir un poco màs directos y sin perdernos mayormente nata, iremos de frente todo en recta
Enlazamos con otro de los caminos que ha dado más vuelta por el promontorio de Punta Corveira y seguimos adelante a la izquierda
Vamos empezando a ver, paso a paso, otro amplio sector del litoral de A Mariña lucense, la del sector más occidental de la costa de Ribadeo, donde nuevas sorpresas, todas positivas, nos aguardan, del castro de Meirengos a las playas, acantilados y campos de Enseada Cabalar, Enseada As Cegoñas, Os Xuncos, Os Castros, As Illas, Esteiro... hasta As Catedrais y más allá, hacia las costas de las milenarias tierras de la antigua y ancestral Britonia, la Bretaña gallega
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