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martes, 7 de junio de 2016

LA ERMITA DE LA BIENVENIDA EN VEGA (SAMARTINO, SIERO, ASTURIAS) EL CAMPO DE LAS "QUITAMERIENDAS" Y EL CRISTO "DE IDA Y VUELTA"

Ermita de la Bievenida

En medio de un bosque de carbayos y de castañales, en un claro del monte de El Cuitu, hay un claro, cual nemeton o lucus de los antiguos pobladores del castro del Picu Castiellu existente justo encima, que es el campo de la ermita del Cristo de la Bienvenida o, también, de Nuestra Señora de la Bienvenida, hermosa advocación caminera donde las haya, que según la tradición surge de la antigua existencia de un  monasterio en la cercana aldea de Vega, al oeste de Aveno y parroquia de Samartino (antaño oficialmente Vega de Poja), concejo de Siero, cuyo prior recibía a los peregrinos con una libra de pan y un xergón, colchón de hojas de maíz, a manera de bienvenida al llegar a este lugar, en el que había una venta, a una hora aproximada de camino del centro de La Pola, la capital sierense, donde los romeros de antaño, donde los romeros jacobitas disponían además del Hospital de San Fabián y San Sebastián, que los acogía


Restaurada por iniciativa vecinal tras años de abandono, el trazado oficial del Camino de Santiago en tierras de Siero pasa por ella en uno de los más bellos trazados, boscosos, de la senda jacobita. Dice de ella Víctor Manuel Rodríguez Villar, uno de los autores del libro El Camino de Santiago por Asturias. Topoguía 2. Ruta de la costa, coordinado por la catedrática María Josefa Sanz:
"... en la ladera oeste del pico de Castiello, sobre Vega de Poja, los romeros podían hallar cobijo en la ermita de Nuestra Señora de la Bienvenida; contigua a ella se levanta una antigua venta, otra, la llamada Venta de la Uña, les aguarda todavía en el lugar de El Rebollar"
El Rebollal, saliendo de Aveno a la carretera

El Rebollar o El Rebollal, el de La Venta la Uña, está pues más adelante de la ermita, a la entrada de La Pola; pero antes hay otro lugar llamado igual, antes del santuario, en la carretera AS-331, a la que salimos bajando de Aveno por El Camín del Sacramento, llamado en los mapas, para distinguirlo del otro, El Rebollar de Careses, por pertenecer a esta aldea también de la parroquia de Samartino, al este de Siero


La carretera AS-331, que comunica La Pola con la N-632 por el gijonés Alto L'Infanzón sigue en este tramo de su trazado, desde el pueblo de El Castru, el del antiguo Camín Rial que, tras atravesar Sariegu viniendo de Villaviciosa por La Campa, llega a Siero por El Castru y, siguiendo el valle del Río Secu, llega a La Pola por el histórico pueblo ceramista de El Rayu, al oeste de esta parroquia de Samartino


En cuanto al Camín del Sacramento era este el empleado para ir a la iglesia parroquial de Samartino y, a la vez, el empleado por el párroco para visitar a los enfermos, en este caso los de Aveno, para darles el sacramento en el lecho


A nuestra derecha está el pequeño valle del Río Seco, que nace de la unión, en Sariegu, del Río la Cueva y del Rí Aramanti, al lado del Camino, al empezar la cuesta de El Romeru y entrar en Siero por El Castru


Cierra el valle por el sur El Picu Castiellu (435 m) con sus bosques y sus plantaciones de pinos y ocalitos en esta su arbolada ladera norte que cae hacia el río, oculto a nuestra vista por la vegetación ribereña


Para diferenciarlo de otros con el mismo nombre, a este Picu Castiello a veces se le añade 'de Marcenao', por estar en esta parroquia vecina, a decir verdad en el límite con la de Aramil, su nombre se debe, como el de los demás castiellos, a la existencia de un castro astur que fue identificado en 1958 por el insigne profesor José Manuel González y Fernández Valles, quien lo añadió en 1966 a su catálogo de castros. Fue incluido en 1988 en la Carta Arqueológica del concejo de Siero hecha por el arqueólogo Vicente Rodríguez Otero y en 2011 en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias (IPCA)


Hay quien sospecha que este sería el "Castro de Siero" que aparece en la documentación medieval como lugar fortificado desde el que se gobernaba, por parte de un representante del rey (un tenente o potestas), esta parte del valle conocida entonces como la "Llanera de Siero" antes de la fundación de la puebla de Siero (La Pola) en 1270 por Alfonso X El Sabio (que no se haría efectiva nos obstante hasta 40 años después, en 1310); ese caso estaríamos ante uno de esos castros que estuvieron poblados desde época prerromana hasta muy avanzada la Edad Media, bien con continuidad o bien reaprovechando su estructura como atalaya de vigilancia y control del territorio, desde el que lo mismo se le defendía que se le dominaba y sojuzgaba. Al respecto de esto, en el Gran Atlas del Principado de Asturias podemos leer lo siguiente en el capítulo dedicado al concejo de Siero:
"Por entonces, el espacio aglutinado por el topónimo Siero revestía un claro componente administrativo que, al parecer, era gestionado, como en otros territorios asturianos, desde una fortaleza, un oppidum. Así parece confirmarlo la intitulación de Didacus Abregon que, en las décadas de los cincuenta y sesenta (del siglo XII) aparece confirmando documentos como "tenente opido Sieiro/Siero". No obstante, es posible que aquel emplazamiento fortificado ejerciese una labor centralizadora desde hacía ya tiempo. En una donación realizada en 1133 en favor del monasterio de San Vicente, el objeto de cesión se especifica con la expresión "uillam que iacet in ualle Planere, inter castrum Sierii quam uocitant castannera", y recordemos igualmente que en 1141 se situaba la casa hospital de Rioseco "in valle Sierii castri positam" 

Al oeste del Picu Castiellu está El Cuitu (312 m), en medio de cuyos bosques se encuentra la ermita del Cristo de la Bienvenida, a la que vamos a subir inmediatamente tras cruzar El Río Seco un poco más adelante, dejando la carretera en la siguiente curva


Esta carretera carece prácticamente de arcenes, como estamos viendo, y puede tener relativo tráfico, por lo que se requiere caminar por ella con máxima precaución durante el trecho de 200 metros aproximadamente que hay entre El Camín de los Sacramentos y El Camín del Río, que nos encontramos justo antes de esta curva al salir de El Rebollal


El Camín Rial seguía de frente hacia La Pola pero desde El Castru a El Rebollal se buscó una ruta alternativa para evitar esta carretera sin veredas peatonales, por Carnueta y El Cascayu, que luego aquí volvemos a dejar por un ramal que, a decir de la documentación existente, permitiría a los peregrinos acogerse al cobijo de la hospitalidad de la capilla de la Bienvenida y luego enlazar, en Marcenao, con otro importante "Camín Francés" que entraba en Siero procedente del valle del Piloña desde Nava por El Remediu, pasando a términos sierenses por Lieres, Feleches y Santolaya. Dicho camino, si bien no consiguió reconocimiento como ruta xacobea oficial, sí forma parte del llamado Camín de los Santuarios, con el que coincidiremos un buen trayecto más allá de la capilla


Estemos muy atentos entonces porque es aquí, a la izquierda, donde hay un guardarraíl, donde dejaremos la carretera a la izquierda para bajar al río


La flecha amarilla pinta en dicho quitamiedos nos indica esta bajada, si bien se a puesto otra indicando seguir de frente, por la AS-331, a las bicicletas


Por estos caminos iban también los romeros a la Fiesta de la Santa Cruz de Marcenao, advocación de la iglesia parroquial, romería de la que hay noticias desde 1719 documentalmente, si bien ha de ser probablemente muy anterior


 Además, en 1904 se llevó a cabo la colocación de una cruz en la cima del Picu Castiellu, repuesta en 1978, como explica el vecino de esa parroquia Benigo Martínez-Fuego en La Nueva España del 29-1-2008:
"La cruz del Pico Castiello fue plantada en las primeras semanas de septiembre de 1904, hubo unas misiones en la parroquia de los PP Capuchinos de León, que eran para las parroquias de Vega de Poja, Pola de Siero, Collado, Santa Eulalia de Vigil y Aramil, pero se celebraron en Marcenado por ser la más céntrica. Los frailes ejercieron una atracción tan fuerte entre la muchedumbre que en su estancia de nueve días organizaron una peregrinación a Covadonga, a la que concurrieron en pleno todas las parroquias; en el octavo día se celebró una comunión general en el campo de la iglesia, se ofició la eucaristía y, al final, se celebró procesión por la noche, con antorchas y faroles, y el padre Santibáñez, amo de la casa, cargó sobre sus hombros una pesada cruz de madera de cuatro metros de altura cubierta toda de cinc y realizó el largo trayecto desde la iglesia hasta la cima del monte Pico Castiello, de 437 metros, donde la dejó plantada. Nadie pensó entonces que se convertiría en uno de los eventos más significativos de la religiosidad popular, pronto se difundió la noticia atrayendo al lugar los domingos y días festivos a fieles que recorrían a pie varios kilómetros para la oración del rosario en la cima del monte. 
Destruida durante la guerra civil, su reposición, idea que hacía tiempo que se perseguía, se llevó a cabo en 1978, y fue, sin duda alguna, uno de los acontecimientos de mayor proyección humana en la vida de este pueblo en los últimos años."

Ahondando en el tema de la fiesta de la Santa Cruz y la fiesta allí celebrada, publicamos esta descripción que hace La Nueva España del 30-4-2004 en base al libro de la historiadora Mª Dolores Alonso Cabeza titulado El concejo de Siero en sus fiestas. Datos de su historia:
"La fiesta de la Santa Cruz ya se cita en 1719, pero la cruz del Picu Castiellu fue plantada en las primeras semanas de septiembre de 1904, hubo unas misiones en la parroquia de los Padres Capuchinos de León, que eran para las parroquias de Vega de Poja, Collado, Pola de Siero, Santa Eulalia de Vigil y Aramil, pero se celebraron en Marcenado, por ser la más céntrica. Los frailes ejercieron una atracción tan fuerte entre la muchedumbre que en su estancia de nueve días organizaron varios actos a los que concurren en pleno todas las parroquias, el octavo día se celebró una comunión general en el campo de la iglesia, se ofició la eucaristía y al final se celebró procesión por la noche, con antorchas y faroles, y el padre Santibáñez, amo de la casa, cargó sobre sus hombros una pesada cruz de madera de cuatro metros de altura cubierta toda de cinc, y realizó el largo trayecto desde la iglesia hasta la cima del monte Picu Castiellu, donde la dejó plantada. Desde entonces se convertiría en uno de los eventos más significativos de la religiosidad popular, atrayendo al lugar los domingos y días festivos a fieles que recorrían a pie varios kilómetros para la oración del rosario en la cima del monte. 
Todos los años la segunda semana de septiembre se celebró misa en el monte al pie de la cruz, con gaita y tambor, a la que asistían los párrocos de Vega de Poja, Pola de Siero, Collado, Santa Eulalia, Aramil y, por supuesto, el de Marcenado. Se invitaba para este día de la Patrona a los curas que eran nacidos en la parroquia y que se encontraban fuera, como el padre Robustiano, don Sabino, el padre Ángel, don Salvador Corujo, don José y don Lázaro San Martín Camino, que fue uno de los 140 sacerdotes de la diócesis de Oviedo que perdieron la vida en los turbulentos años de las contiendas fratricidas que sufrió España."

Si bien esta falda norte del picu se revela dificultosa, la falda sur, donde se encuentra el pueblo de La Braña, ofrece un buen acceso a la cumbre y a su emblemática cruz durante sus romerías recuperadas en 2017 tras catorce años sin celebrarse


Pronto acabamos la bajada del Camín del Río y llegamos a la umbría de sus orillas


A la sombra de los fresnos comprobamos que hay dos formas de cruzar, una vadeándolo a pie, factible cuando El Río Seco lleva poca agua (las más de las veces, de ahí su nombre) y por una pasarela de madera


Hay además restos de lo que podría haber sido un antiguo paso pontonero hecho de losas de piedra, tiempo ha desaparecido


Al otro lado, la barrera vegetal que crece allí sonde empieza el monte parece infranqueable, el Camino sigue a la derecha, al lado de la orilla


Optamos por tomar la pasarela pues nos encanta la magia y simbolismo de los puentes camineros, aunque estos sean modernos y de reciente construcción, tal que este, además nos evita resbalones y sorpresas desagradables



Siempre que hemos pasado lo hemos encontrado en estado óptimo, pero comprobad siempre el estado de estas estructuras antes de pasar sobre ellas


El río, bajo nosotros, este afluente del Nora aparece reflejado en la donación de un hospital (en el sentido de hospedaje) para pobres efectuada por una tal María Ordoni en 1141 en la que se cita también al castro de Siero que podría ser El Picu Castiellu, "in valle Sierii castri positam, in loco qui Riuuo Sicco a populis uocitatur...", se trataría de la Alberguería de San Pedro o San Pedro de los Albergues, germen de La Pola, que fundada en 1270 como hemos dicho no se haría realidad hasta 1310


Es decir, desde al menos doscientos años que existiese La Pola en el lugar ya había un hospital para pobres (algo parecido a los actuales hospitales de caridad), siendo en este caso antes la casa de acogida que la misma población. Dicho hospital, dedicado luego a los peregrinos, sería luego el de los Santos Mártires San Fabián y San Sebastián que estaba en el solar de la actual iglesia parroquial polesa de San Pedro, delante de la que pasaremos al atravesar el casco urbano. Volvemos a consultar el libro El Camino de Santiago por Asturias...
"Una antigua fundación hospitalaria ofrecía refugio y albergue a los peregrinos jacobitas a su arribada a la villa de Pola de Siero, En efecto, los orígenes de la alberguería sierense, conocida, en época medieval, con el nombre de San Pedro de los Albergues y dedicada, en la Edad Moderna, a los Santos Mártires San Fabián y San Sebastián, se remonta al hospital para pobres que en el año 1141 había fundado doña María Ordóñez en el lugar de Rioseco, en el territorio de Siero. Años más tarde sería donado, junto con algunas heredades, al monasterio de San Vicente de Oviedo, estableciéndose la condición de que todo ello fuera destinado a la atención a los pobres".

Y esta sería, para el mismo autor, Víctor Manuel Rodríguez Villar, el proceso por el que de la acogida de pobres se pasó a la de peregrinos en dicho hospital:
"Ahora bien, dado es escaso número de peregrinos que en fechas tan tempranas se aventurarían a peregrinar a Santiago por en inhóspito norte peninsular, el hospital de Rioseco, de acuerdo con el propio instrumento fundacional, nacía con el propósito de dar una solución al problema que planteaba la asistencia de los pobres y enfermos que vagaban por los caminos. Sólo posteriormente, y habida cuenta de su localización sobre el eje viario que seguirán los romeros compostelanos, así como el carácter básicamente polifuncional que presentan este tipo de instituciones medievales benéfico-asistenciales, cuando la corriente peregrinatoria aumente desde la baja Edad Media, este hospital de San Pedro de los Albergues empezará a cumplir, también, las funciones de hospedería de peregrinos, en esta recta final del camino que conducía a San Salvador de Oviedo".

Efectivamente, según las estructuras sociales de la época, sin médicos ni instituciones benéficas con las características de los actuales servicios sociales y sanidad universal, pobres y enfermos buscaban solución a sus males deambulando y buscando caridad acá y allá, siéndoles imposible permanecer en un solo sitio mucho tiempo, en una vida que no sería demasiado distinta de la de la mayor parte de los peregrinos medievales y hasta el siglo XVIII, de ahí que estos hospitales se señalasen documentalmente como "para pobres y peregrinos" indistintamente, o "pobres, peregrinos y enfermos", tal y como puede leerse en la documentación de la que de muchos se conserva


El camino del puente y el del vadeo enlazan a la derecha, por donde continúa el trayecto


En este tramo es raro no obstante que el río vaya seco como dicen su nombre, quizás por ello aguas abajo sea más llamado Río Recuna que, según posible etimología, su componente 'Re' sería equivalente a 'río' mientras que 'cuna' sería evolución de "cuenam", 'cuña' o 'con forma de cuña' o paso, como 'cueña-cuenya', paso a La Pola y el gran valle de la antigua Llanera de Siero en este caso. Tampoco podría descartarse una Villa Acconia o Villa Conia, como antropónimo posesivo de Acconnius, Conius o Connius


Primeramente el Camino y el río siguen paralelos. Luego nos separaremos de él, para volver a encontrarlo y cruzarlo en El Puente Recuna, puente medieval a la entrada de El Rayu, pueblo al oeste de Samartino y antesala de La Pola


Será, cuando empecemos a subir, cuando comencemos a separarnos de él paulatinamente


Luego, más que verlo, lo intuimos, tapado por la espesura, según nos metemos en el bosque


Es una hermosa senda de tierra, firme blando que tanto agradecen los pies del sufrido caminante


En ocasiones lo volveremos a tener un poco más a la vista, como aquí, poco más abajo de este depósito


Al ir subiendo nos separamos de él, que va quedando cada vez más abajo


Se ven por aquí las rodadas de algunos vehículos forestales o de servicio a las fincas


Como la de esta vega, que se extiende entre esta ladera y el río, cuyo curso delata el arbolado lineal de sus orillas


Hay tramos que están siempre en penumbra, donde imperan la humedad y el musgo


Algunos arroyuelos que nacen en esta boscosa ladera vierten sus aguas al Río Seco, cruzando el Camino, tal que este


Hay una cuesta bastante importante, no de mucho desnivel y relativamente suave salvo por lo prolongada que es. Al menos casi toda ella se realiza a la sombra


Para los peregrinos actuales, se trata de un itinerario de gran belleza en medio de un bosque autóctono lleno de frescor, pero para las percepciones de los caminantes de antaño se trataba de parajes inseguros, que a veces incluso intentaban esquivar, aún haciendo rodeos, la presencia de salteadores era constante y, aunque incurrían en graves penas, su amenaza era constante


Dice por eso la Xacopedia, la gran enciclopedia de los caminos de Santiago que "El peregrino actual, siempre cerca de un teléfono móvil, un coche, un autobús, un aeropuerto... está muy lejos de padecer los terrores de sus antecesores, de las noches abrazados a los cruceros de las encrucijadas, de ser continuamente asaltados y vejados por todo tipo de bandoleros, incluida la nobleza" 


Y es que aquella antigua nobleza feudal guerrera y terrateniente campaba, a sus anchas dentro de sus dominios y extendía su señorío al de los supuestos camino públicos, exigiendo tributos a quienes por ellos pasaban, sin necesidad de portazgo real, sino para ellos y saliéndoles al paso, eso, cuando no los atacaban directamente despojándoles de todo, a veces hasta de la vida misma, en unos momentos, del bajo medievo, en los que los señores feudales no tenían autoridad superior con capacidad real para enmendarlos, dada la debilidad de no pocos reyes, quienes ejercían muchas veces un gobierno, no solo nominal, sin amparado en estos mismos nobles "de soga y cuchillo", pues necesitaban de su apoyo para bien mantenerse o bien conquistar el trono en las endémicas guerras civiles y dinásticas que asolaron los reinos cristianos por entonces


Entonces no había flechas, ni de amarillas ni de ningún color, y durante bastantes periodos, el caminante estaba desamparado totalmente y las supuestas autoridades locales eran los primeros bandoleros. Si bien es un dato concerniente a Galicia, baste como ejemplo que en el siglo XV el Cabildo de Compostela se lamentaba a Fernando El Católico escribiéndole con desesperación de esta manera:
 “Algunos caballeros, et escuderos et otras personas del reyno de Galicia... a los caminantes peregrinos que vienen en romería a la dicha Yglesia de Santiago, los prenden, et matan, et fieren, et rescatan”.

Aunque andado el tiempo, la nobleza guerrera se civilizó haciéndose cortesana, bandidos de todo tipo pululaban por doquier, seguimos leyendo en Xacopedia:
"Siniestros personajes, que el Liber Sancti Jacobi llama cinnatores, se hacían pasar por peregrinos para desvalijarlos en los descampados. El número de salteadores llegó a ser tan grande que, según cuenta José María Lacarra, en 1319 el merino de Sanguesa, Odin de Merry, tuvo que perseguir como un sabueso por todo el Camino Francés a una banda de ingleses que se dedicaba a desvalijar y matar a los peregrinos jacobeos. Pero el diligente merino fue pertinaz en la persecución: “Envió sus barruntes a todas partes e ovo barrunteiía cierta que andaban enta San Jayme”. Así que, obstinado y diligente, el merino los espera pacientemente en Pamplona y cuelga a los ingleses, en racimo, en la cercana Villava para escarmiento general."

Mismamente el concepto, valoración y actitud ante la naturaleza ha variado, lo que para los peregrinos de ahora es disfrute era para los de antaño tortuoso, el paisaje se valoraba en cuanto a su facilidad de paso y disponibilidad, el sentido de la belleza del entorno tampoco era el mismo:
"El estimulante contacto con la naturaleza que el Camino de Santiago proporciona es para algunos peregrinos y estudiosos más un mito contemporáneo que una realidad contrastada, tanto a lo largo de la historia como en el presente. Es fácil observar que los textos y testimonios históricos de la peregrinación apenas mencionan la naturaleza en sentido positivo y cuando lo hacen aparece de pasada y en relación con algún momento o lance de la ruta. Los testimonios escritos contemporáneos, con darse más al disfrute del entorno natural, tampoco la confirman, al final, como un elemento determinante en la voluntad del peregrino
Las penalidades que a los caminantes históricos les ocasionaba la naturaleza sin aditivos, que obligaba a grandes esfuerzos de supervivencia, no estimulaba precisamente los sentidos para una percepción positiva del medio físico. Para el peregrino medieval y de los siglos posteriores el entorno era, como casi todo, un concepto utilitario: resultaba bueno en función de si ayudaba o no en el viaje. 
Si en la actualidad se valora de forma positiva la naturaleza incluso en condiciones extremas durante la ruta y se acepta el padecimiento momentáneo como parte de la experiencia del Camino -siempre habrá la oportunidad de una ducha y un reparador descanso al final del día-, el peregrino histórico tenía una visión de esta cuestión completamente distinta. Incluso caminantes tan animosos y dispuestos a disfrutar del viaje y de cualquiera de sus oportunidades como el italiano Nicola Albani (s. XVIII) observan y valoran el entorno natural en función sobre todo de sus dificultades: “Tuve que hacer una subida de cuatro millas por una montaña tan horrible que incluso las caballerías se habrían cansado.” Así se refiere Albani al hoy considerado espectacular entorno del Camino Francés en el límite entre León y Galicia. 
Los relatos conservados reservan sobre todo las muestras de admiración y disfrute del entorno -aunque también reciba críticas- para los espacios urbanos, los grandes edificios y, en alguna ocasión, el mar. En el medio urbano el peregrino tenía la posibilidad real de recibir ayuda, alimentos y calor humano. Y estos eran valores supremos en ruta. También aparecen algunas consideraciones positivas cuando la naturaleza se combina con el tiempo agradable para caminar. Poco más".

Sin duda entonces, nuestra admiración por un paraje boscoso como este no sería la misma ahora en en los tiempos de las peregrinaciones históricas plasmados en la llamada literatura odopérica, la de los escritos y obras de los peregrinos de antaño, que llegarían hasta finales del siglo XVIII o mismamente los albores del XIX, pues el fenómeno de las emigraciones no es exclusivamente medieval, como se suele creer, aunque es verdad que la Reforma supuso un duro golpe al privarlas de numerosos fieles


Pero incluso en lo más recóndito del bosque podían hallarse cosas positivas, en otoño, cuando las castañas y sus oricios forman una alfombra natural, esto era provisión de alimento segura, pues se consideraba, en el derecho consetudinario, que los frutos que caían al camino eran de uso público, algo que sigue vigente


No solamente los viajeros y peregrinos, todo el vecindario podía acceder a estos frutos que tantas hambres mataron incluso en la posguerra. A recoger castañas se llama en Asturias dir a la gueta y con ellas se hace la comunitaria fiesta de los amagüestos, en la actualidad la mayor parte languidecen pudriéndose sin que nadie las aprecie, aunque luego sí se vaya al mercado a comprarlas

 
Aunque no eran un alimento completo, estos y otros frutos del bosque podrían ayudar a la subsistencia de los caminantes más pobres, entre los que estaban los peregrinos, bien porque lo eran de mano o bien porque no era conveniente, vistos los riesgos, andar con demasiados recursos monetarios por los caminos. Únicamente muy poderosos señores con séquito y escolta podrían permitírselo, ello o llevar algún salvoconducto a manera de papel de fianza y crédito para determinados lugares, y aún así tampoco siempre


Algunos de estos castaños, o castañales, nos llaman poderosamente la atención por su grosor y porte, tal que este, antiguamente, antes que llegasen las patatas de América, las castañas eran la además base alimenticia de los potes, llegando a formar parte del famoso caldo de peregrinos, del que nos cuenta esto la Xacopedia:
"En el discurso inaugural de un congreso sobre La gastronomía en los caminos de Santiago, ofrecido por José Juan Iglesias del Castillo y Díaz de la Serna, conocido como Pepe Iglesias, se expuso que históricamente, la comida jacobea principal fue el llamado caldo de peregrinos. En realidad, esto es lo que pasó a denominarse sopa boba, es decir, un cuenco de agua caliente con algún mendrugo de pan duro picado, aliñado con vinagre y sal, que en los conventos se enriquecía con tocino rancio y alguna hortaliza para ayudar a sobrevivir a mendigos y peregrinos. En las casas y posadas este caldo era más rico, ya que le añadían lo que la despensa tuviese en ese momento de la temporada: nabos, berzas, castañas, bellotas o garbanzos, entre otros, dando lugar a los distintos cocidos actuales y que, según la riqueza de la familia y el día de la semana, podía llevar cecina, carne fresca o salada o incluso algún pescado. El caldo de peregrinos era el alimento cotidiano, sin distinguir desayuno, almuerzo o cena."

"Aunque no se puede hablar de una cocina del Camino de Santiago o de una cocina jacobea propiamente dicha, existen productos cultivados cerca de la Ruta, antes y ahora, que, por lógica, serían la base de la cocina para la alimentación de los peregrinos. En todo caso no difiere en gran medida de la habitual disfrutada por los ciudadanos vecinos del Camino. Otra cuestión importante son las influencias que el flujo de caminantes ocasionó y de las singularidades, algunas ya difíciles de seguirles la huella, que, sobre todo en la Edad Media, los peregrinos europeos fueron dejando aquí y allá."


De la misma manera que se visitan iglesias, capillas, ermitas o museos locales y algunas quintanas particulares los árboles venerables son verdaderos monumentos naturales y algunos están declarados como tal, aunque no sea este el caso. Su majestuosa presencia nos hace detenernos ante este castaño un instante


Comprobamos el grosor y forma de su tronco y ramas; es un ser vivo que nos da la bienvenida en este nuestro trayecto a la capilla de esta encantadora advocación precisamente, un lujo para el peregrino sensible hacia los lugares por donde pasa...


Y seguimos por el castañéu, con más castaños, más jóvenes, que nos dan buena sombra, especialmente agradable en días de sol abrasador


Hojas y ramas componen una bella celosía natural de filtro verde para la luz del sol, añadiendo magia y encanto a estos selváticos parajes


Los troncos se yerguen altísimos hacia el cielo, rectos y verticales, como lanzas de titanes. La percepción de belleza para el peregrino de antaño, y viajeros en general, no podía sin duda de ser más diferente, volvamos a consultar la Xacopedia:
"Es uno de los elementos de referencia del Camino de Santiago. Según la Ruta discurra o no por zonas arboladas así serán las sensaciones y la forma de afrontar el itinerario. El árbol forma parte de los recursos del Camino proporcionados por la naturaleza, a veces con alguna colaboración humana, como el agua o la piedra
Quizá por esto el Codex Calixtinus (s. XII) no le presta especial atención. Sólo en el libro V alude de pasada a si alguna zona está más o menos arbolada. Le confiere, sin embargo, ciertas connotaciones divinas. Así sucede cuando, en las inmediaciones de Sahagún, recuerda a los árboles nacidos de las lanzas de los guerreros cristianos del emperador Carlomagno o cuando un peregrino en extrema necesidad acaba rendido y dormido al cobijo de un árbol y en ese escenario se le aparece el Apóstol. Al despertar encuentra como almohada un pan cocido. 
En relatos posteriores no se les concede una especial relevancia a los árboles del Camino, quizá porque la convivencia con ellos era lo habitual. Estaban en el Camino y cumplían su misión. Aportaban sombra para el descanso en verano y cobijo contra la lluvia en invierno y días de lluvia. Como mucho se podían echar en falta en algunos tramos desarbolados. Pero también, llegada la ocasión, representaban una amenaza latente -robos, asaltos, misterios, espíritus desconocidos- en las zonas excesivamente boscosas prolongadas en un interminable y sombrío corredor hasta el reencuentro de nuevo de los espacios abiertos, casi siempre más seguros y menos dados a exacerbar la imaginación. 
Los árboles actuales del Camino, como en el pasado, definen etapas, establecen lugares de descanso, reparan con su solitaria sombra los prolongados descampados del Camino -también necesarios e igualmente reveladores- y animan el espíritu. En muchos casos, permanecen en la memoria, aunque no todos los caminantes perciban y sientan su presencia. 
Son conocidos y en algún caso ya míticos algunos árboles existentes en los caminos jacobeos de Francia y España. Ibai Molero recordaba en la revista Peregrino (1994) algunos de ellos: “¿Quién no se acuerda del chopo único de la fuente de Hospitalero? Está lo suficientemente lejos de Carrión, como para ser el monumento de nuestro recuerdo ¿o de la encina entre trigales próxima a Calzadilla de la Cueza? ¿o del roble cobijo del último descanso antes de Rabanal?” Es algo que tienen en la memoria muchos peregrinos. 
Durante los procesos recientes de recuperación y mejora de los itinerarios jacobeos se han plantado gran número de árboles en el Camino, desde especies frutales a árboles destinados en exclusiva a ofrecer sombra. Alguna voz se ha escuchado en este sentido: no es tan importante plantar árboles, como garantizar la supervivencia normalizada de los existentes y dejar que el Camino genere sus propias necesidades".

Así es, además de los miedos físicos a bandidos y pícaros diversos, a población hostil o a la pérdida en el profundo bosque, existía el miedo psicológico a la soledad en estos espacios inhóspitos y el pavor ante la aparición de un sinfín de genios y diablos, fantasmas y brujas, monstruos y encantadas, que se pensaba pululaban acá y allá buscando ávidamente víctimas. Como en Asturias el diañu burlón que se transformaba a voluntad, el busgosu o sátiro, la güestia o procesión de ánimas en pena, la bruxa que surge con sus sortilegios, el cuélebre devorador o las xanas que, 'encantadas y encantadoras', podían llevar a la perdición, o a la más terrible desazón, a quien se topase con ellas


Y, por supuesto los animales salvajes, las fieras, tan abundantes antiguamente, a veces revestidas de lo diabólico, como el terrible vakner al que se refería uno de los primeros cronistas de los caminos jacobitas del norte, el obispo armenio Martirus de Arzendjan, si bien no se lo encontró hasta su llegada a Fisterra, posiblemente un lobo gigante presente en las leyendas europeas


Aquí llegados, la profunda caja caminera parece delatar la gran antigüedad del Camín de la Bienvenida, que nos lleva a la ermita


Son paredes arcillosas, verticales, donde crecen musgos, moho, helechos, hierbas, líquenes, todo tipo de plantas silvestres...


Y también salen las raíces de los árboles, con sus caprichosas formas, la cuales añaden sugerentes sensaciones de misterio


Pese a lo intrincado del bosque el Camino está bien trillado y no ofrece ocasión de pérdida, por lo que nada habríamos de temer en ese aspecto


En alguna bifurcación aparece la flecha pertinente, y sino, es seguir el sendero más pisado, las huellas de las botas suelen ser evidentes...


Aquí salimos a un claro, que el Camino bordea por su parte sur, pegado al bosque. Las alambradas delatan sus usos ganaderos


Es uno de los claros que nos encontraremos en esta subida, antes de llegar al de la ermita de la Bienvenida


El prado, totalmente rodeado por el bosque...


Flechas amarillas en la corteza de algún árbol, pocos lugares hay más para poder colocarlas


Dejamos atrás prontamente el prado y de nuevo nos internamos en la fronda...


La vegetación crece exuberante pero el Camino siempre permanece expedito


En la paz del sendero todo yace en reposo, ajeno de inquietudes



Las brillantes hojas del acebo siempre nos llaman la atención y por eso nos paramos a fotografiarlas. Parece que brillasen aún en la oscuridad con el más leve rayo de sol o claridad


La subida continúa, si bien es muy suave y no tiene nada que ver con los puertos y collados que hemos dejado atrás, como el del Altu la Campa, viniendo de Villaviciosa


Caminamos verdaderamente "a sol y sombra", si bien predomina lo segundo, al menos en primavera, verano y parte del otoño, con los árboles llenos de hojas


Sigue la caja caminera, entre castañales y más castañales, inmersos en la inmensidad verde de esta selva autóctona, en la que vienen, muy a cuento, estas frases d Hermann Hesse en El caminante:
"Los árboles tienen pensamientos dilatados, prolijos y serenos, así como una vida más larga que la nuestra. Son más sabios que nosotros, mientras no les escuchemos. Pero cuando aprendemos a escuchar a los árboles, la brevedad, rapidez y apresuramiento infantil de nuestros pensamientos adquiere una alegría sin precedentes. Quien ha aprendido a escuchar a los árboles, ya no desea ser un árbol. No desea ser más de lo que es."

Estamos avanzando por una bella galería vegetal que nos ofrece un extraordinario itinerario jacobita para llegar a La Pola. Leemos ahora, nuevamente en Xacopedia...
"...el camino compensa, si sus condiciones, por el silencio, la austeridad, lo alejado del contacto con quienes no son peregrinos, facilita la reflexión del romero, consciente de que no se está en una senda más de gran recorrido, sino en el más humano y europeo de todos los caminos, el que se inició con la huella ilusionada de nuestros antepasados como parte andante de la cristiandad que forjó la Europa en la que estamos".

Miles de pies han hollado este camino recuperado para los peregrinos y... para los vecinos, quienes recordamos fueron los protagonistas de la recuperación de la ermita a la que nos dirigimos


La fragancia del bosque es además aquí el bálsamo que llena nuestros pulmones de aire puro bien oxigenado por la tupida arboleda, "Los viejos, los niños y los árboles son nuestros maestros naturales", afirma el escritor Ignacio Abella en La magia de los árboles, "La pérdida de esta relación con ellos ha conllevado un profundo desarraigo y desconcierto".



Si bien se camina sin dificultad y sin demasiado problema para poner el pie, atento siempre a algún hoyo, rama suelta o piedra como en todos los caminos, una cierta ausencia de referencias visuales más allá de nuestro entorno más inmediato de árboles y demás vegetación, puede darnos la idea de que avanzamos algo más lentamente pero no es así. No obstante, poco más adelante tendremos ocasión de ver paisajes más abiertos que nos permitirán hacernos una idea de nuestra posición acercándonos a La Pola



Aquí se acaba un tramo de subida, al enlazar con otro camino, donde continuaremos a la derecha, donde una flecha amarilla pintada en un árbol nos orienta bien


Si bien la colocación de placas, hitos y mojones suele corresponder a las instituciones, las flechas amarillas suelen ser pintadas por particulares, muchas veces agrupados en asociaciones de amigos del Camino, de vecinos o similares y otras de manera individual. Si labor es impagable pues constituyen el complemento indispensable para jalonar convenientemente la ruta y que nadie se pierda, sobre todo en estos lugares intrincados onde no suele poder pasar la maquinaria de los amojonamientos



Llega entonces ahora un trecho bastante llano que nos ofrece una cierta tregua antes de reanudar las cuestas


Otro acebo, acebu, carrascu o xardón, este con sus coloristas frutos rojos...

Cuando llueve, y al ser llano, suele formarse charco en este pozo, por lo que los caminantes han hecho senda pisando arriba a su derecha, para esquivarlo

Otra flecha amarilla; un poco más adelante, en un recodo del Camino, un banco de madera


Es estupendo para descansar unos momentos antes de reanudar la marcha y subir por los bosques de El Cuitu


En el suelo la hojarasca, la hoja suelta, forma también su manto natural sobre el Camino, componiendo esta bonita estampa...


Y aquí será donde tendremos, en otro gran claro, una buena vista hacia el norte, hacia algunos barrios de la parroquia de Samartino. No sin antes saludar a nuestro amigo, que siempre nos espera en este lugar


¿Será el caballo blanco de Santiago o el bromista diañu burlón que tiene la facultad de transformarse en montura para arrojar al suelo al desprevenido que ose cabalgarlo?


Al llegar a la finca el Camino sigue a la izquierda, bordeando la alambrada de cierre


Ahí vemos, prado abajo, la vega del Río Seco, a su paso por la aldea o barrio de Vega, por donde va la carretera AS-331 que nosotros hemos dejado en El Rebollal


Por allí se extiende La Iría, y a lo lejos, cierran el valle del Río Seco los altos de La Felguera y La Paredona, que en su cota máxima alcanzan los 338 metros de altura


Reconocemos, abajo, la nave de Agroclaudio, empresa veterana de distribución de piensos, enseres y productos para el campo que, como otras, se ha adaptado a los usos cada vez más residenciales del agro astur. Este es un reportaje que les realiza El Campo de Asturias y publicado el 27-11-2017:
"Agroclaudio es una empresa familiar con más de 55 años de historia al frente de la cual están los hermanos Marisa y Martín García Álvarez. Cuentan con un Almacén en Vega de Poja y con una tienda en Pola de Siero. Son distribuidores de piensos Biona y además comercializan todo tipo de forrajes y cereales, además están especializados en plantas hortícolas y jardinería. Uno de sus productos estrella son las traviesas, tan de moda en los últimos tiempos para la estética del jardín. Con la cercanía de las navidades ofrecen una interesante promoción, ya que con la adquisición de un abeto natural que sirve como árbol de navidad que posteriormente se puede plantar, te regalan un vale de 25 euros (mismo importe del coste del árbol) canjeable en productos a partir de febrero.

¿Cómo nació agriclaudio? 

-Nuestro padre fue el fundador. Comenzó con una pequeña granja de gallinas, pasó a vender pienso y posteriormente se convirtió en distribuidor de Biona para la zona con una tienda en Pola de Siero.

¿Cuál es la base del negocio? 

-Además de toda la gama de piensos para vacuno, porcino, aves, caballos… vendemos todo tipo de forrajes, abonos, semillas, fitosanitarios contando también con tienda agropecuaria donde se pueden encontrar todo tipo de aperos y artículos para la ganadería y agricultura así como también hemos orientado la tienda de Pola de siero a la jardinería, planta hortícola y frutales.

¿Su producto estrella? 

Podríamos decir que los piensos y forrajes. También comercializamos traviesas, son de importación, se utilizan para hacer pasos de jardinería, muros de contención, cierres… se utilizan por estética y su duración es eterna. También realizamos distribución nacional por camiones completos.

¿De dónde traen los cereales y el forraje?
-El cereal de Palencia y Valladolid, mientras que los forrajes vienen de diferentes puntos de Castilla. Actualmente ya hemos comprado todo y está almacenado para esta campaña, pero prácticamente todas las semanas subimos forraje con nuestro camión propio y ofrecemos a nuestros clientes servicio a domicilio

¿Venden frutales?

-Sí, nuestro fuerte es la planta hortícola y la jardinería. Vendemos muchos limoneros, naranjos y manzanos, con éstos últimos trabajamos con un vivero de Villaviciosa."


Un poco más a la izquierda se encuentra la Quesería de Alejando Casielles 1913, otra empresa del ámbito rural que queremos destacar, en el cruce de la AS-331 con El Camín de les Escueles. Para conocerla, aportamos este artículo de Quesosasturianos.com:
"¿Qué tendrá la elaboración de queso artesanal asturiano que hasta un químico ambiental ha decidido apostar por una pequeña quesería para llevar a cabo un proyecto de innovación basado en la tradición quesera asturiana? Porque, aunque Alejandro Casielles se formó en Química Ambiental, su profesión siempre ha estado vinculada al mundo de la alimentación como distribuidor. Y ha sido este contacto con el sector el que le ha permitido ser un gran conocedor del mundo del queso.

Gracias a ese conocimiento y contacto con la tradición quesera asturiana, Alejandro Casielles ha decidido tomar las riendas de la antigua Quesería del Castañeu de Vega y crear quesos asturianos diferentes. Porque busca nuevos aromas, texturas y sabores, eso sí, siempre desde el respeto a las elaboraciones artesanales y a ese toque único tan característicos de nuestros quesos.

El relevo del Castañéu de la Vega a Alejandro Casielles 1913

Todo comenzó en 2020, coincidiendo con el inicio de la pandemia cuando Casielles tuvo la oportunidad de tomar el relevo del Castañéu de Vega. Durante tres meses, observó como los antiguos propietarios elaboraban de forma artesanal unos quesos asturianos que han sido avalados y reconocidos tanto por los consumidores como los jurados de los diferentes premios que han conseguido a lo largo de los años.

Y así, a partir del conocimiento y saber hacer de la tradición quesera asturiana, Casielles ha puesto en marcha una nueva quesería: la Quesería Alejandro Casielles 1913. Si bien su creación es reciente, su nombre puede llevar a engaño. Porque 1913 no es el año de su fundación, son dos fechas señaladas para este quesero. El 19 es su fecha de nacimiento y el 13 el día de nacimiento de su hijo.

Así con ese toque personal marcado hasta en el nombre de la quesería, Alejandro Casielles ha puesto en marcha un proyecto que apuesta por el respeto a la maestría quesera del Paraíso, tan arraigada en Asturias, pero sin renunciar a la innovación y a los productos de valor añadido para elaborar quesos asturianos de autor.

Caramelo de Cabra Selección Alejandro Casielles 


Con una curación de seis meses, poco habitual en un queso de poco más de 400 gramos, Casielles nos ofrece un queso de cabra que destaca por su sequedad, su retrogusto fermentado y la sensación gustativa dulce.

Pata de Cabra 

No solo la particular forma de este queso de cabra determina la personalidad de su Pata de Cabra. El frescor, textura terrosa y toques de nata ácida determinan los aromas del queso con forma de pata de mulo.

Y es que la personalidad de sus quesos abarca desde la elaboración, hasta la presentación y maduración para ofrecer productos que atrapan por su sabor, textura y aroma diferente siempre. Quesos 100% de cabra, de mezcla o tres leches con el sello Alejandro Casielles. Quesos asturianos 100% de cabra, de mezcla o tres leches elaborados desde una pequeña quesería de Ponga con el sello de Alejandro Casielles y de edición limitada.

Una oportunidad por descubrir otra forma de entender la elaboración artesanal del queso desde el respeto y cuidado a la tradición quesera asturiana."


Seguimos por esta caleya, estrecha pero con anchura más que de sobra para el paso de una persona, a la sombra del rebollal o robledal


Según avanzamos tendremos más vistas de Vega, abajo en el valle, con nuevas perspectivas


A la derecha, El Ferradal, abajo siempre el río, a la izquierda las casas en la cuesta del Camín de les Escueles de Vega. A lo lejos en la distancia La Teyera (375 m), entre Muncó y Ordiales


Una verdadera delicia de paisajes y de Camino pues este que nos conduce a la capilla de la Bienvenida, qué mejor advocación para un santuario de la ruta...


Y ya toca ir apurando el repecho por El Cuitu hacia dicha capilla; a cada paso que damos, contemplamos nuevos panoramas...


Reconocemos ahora la zona de La Venta, topónimo siempre relacionado con paradas y refugios en estos milenarios caminos, "El Camino de Santiago discurría por el su de Aveno, La Venta, Vega de Poja, iglesia de San Martín, El Rayo, Sur de Careses y entraba en La Pola por El Rebollar", escribe la historiadora Mª Dolores Alonso Cabeza en su libro El concejo de Siero en su fiestas. Datos de su historia, lo que, si lo unimos a lo que cuenta la misma autora en dicho libro, relativo a que "Se cuenta que en esta zona de Vega hubo un monasterio, y el Prior salía a recibir a los peregrinos que por esta ruta se dirigían a Santiago de Compostela, les daba la Bien venida, una libra de pan y el jergón de hojas de maíz para el descanso. Este es el origen del nombre" de la ermita de la Bienvenida donde según hemos visto, tenían cobijo en una antigua venta "contigua a ella", nos hace pensar en que se empelarían ambos caminos, el del Camín Rial (actual carretera AS-331) y este de la Bienvenida,  para llegar a La Pola


Ahí molían antaño El Molín de la Venta y existía además un lavadero. Poco más arriba se encuentra, en la falda del monte, la quintana de El Ferradal, bajo el monte de La Felguera (338 m)


Más a la derecha, alguna de las casas de Careses (el pueblo, no La Peña Careses, situada más al norte), "Durante unas excavaciones realizadas en 1989 para la construcción del Gasoducto Cantabria-Oviedo se encontraron restos de piedras talladas del Paleolítico inferior y medio", informan en el Diccionario Geográfico de Asturias. Ciudades, Villas y Pueblos, mientras que Mª Dolores Cabeza dice en su libro que "La Yuguería de Careses figura entre la donaciones de la Casa y Señorío de Noreña que Juan I, en 1383, donó al Obispo D. Gutierre de Toledo y éste al Cabildo de la catedral".


Subiendo, vamos dejando atrás el prado y nos metemos otra vez en el bosque...



Aquí se forma otro charco, un fontán, por lo que, si está embarrado o encharcado, la gente toma el sendero pisado entre los helechos a la derecha


Sorteado prontamente el charco y retomado el camino principal sin inconvenientes, mucha atención en la bifurcación siguiente


Fijémonos en el poste pintado con una flecha amarilla: hay que seguir subiendo todo recto y de frente, por el camino de la izquierda


Aparte de la del poste podemos ver otra flecha en el tronco talado de la izquierda


Y más al fondo alguna más, dado que alguna puede verse mal en lo sombrío, o incluso quedar tapada por la vegetación, en estos casos suelen pintarse varias


El Camino parece tiende a encogerse entre gruesos troncos de castañal, pero sigue siendo más que de sobra para el tránsito de una persona


Las flechas suelen repintarse cada cierto tiempo, evitando que vayan gastándose y volviéndose tenues y borrosas hasta desaparecer


La subida es también relativamente suave pero eso sí, larga, lo recalcamos, mejor vayamos acompasando nuestras fuerzas a la vez que disfrutamos de este maravilloso entorno


Un estupendo lugar, insistimos también, para respirar hondo, máxime con el esfuerzo, y purificar nuestros pulmones con unas buenas bocanadas de aire del bosque asturiano


El Camino forma aquí una 'U' y en su fondo se agolpan y amontona los oricios de las castañas según caen del árbol, a veces rodando un poco... En el capítulo de La Magia de los árboles dedicado al castaño, Ignacio Abella dice, al empezar el apartado El pan de los pobres:
"La castaña ha sido, en los lugares donde se criaba, un recurso alimenticio de primerísimo orden. Antiguamente se conservaban y consumían todo el año, pero la introducción de nuevos cultivos, especialmente los traídos de América (patatas, maíz...), y más recientemente otros hábitos alimentarios, ha relegados este alimento de primera magnitud en cuanto a su calidad nutritiva.

Es el aire de les castañes, el cálido viento sur que sopla en otoño en Asturias, el que hace madurar y caer los primeros frutos, y se dice que ese viento causa también trastornos psíquicos y siembra a su paso la locura y la violencia"


Paso a paso ganamos altura, todo cuesta arriba, en el castañéu, en la casi permanente penumbra cantada así por la canción popular...
-Madre mía toi encinta

-Fía mía tarazón;
les castañes que comisti
¿de que castañeru son?

Las hojas del castaño, grandes, alargadas, lanceoladas y dentadas


Aquí sí que se estrecha un tanto el Camino entre los troncos, hasta hacerse un sendero, pero se pasa bien, aunque ocasionalmente hayamos de apartar alguna rama crecida con nuestro bastón


Blando suelo de tierra, algo cada vez más escaso en tantos y tantos caminos extrañamente alicatados sin necesidad de comunicación local y solo frecuentados por peregrinos o senderistas, esperemos que este se libre del encementado imperante


En cuanto a los castaños, podemos aquí comprobar in situ lo que dice Abella en su obra:
"Su enorme vitalidad y capacidad de desarrollo con poca luz le permiten elevarse sobre la espesura y sobrevivir en las circunstancias más adversas"

La luminosidad del fondo revela ser la de otro gran claro al que ya vamos a llegar de inmediato



Es un prado, cuya disposición en ladera, y al que el Camino bordea por arriba, pegado al arbolado y matorral por un lado y por el otro separado de la finca por una alambrada, nos recuerda mucho al anterior



Es el repecho final antes de llegar al campo de la capilla o ermita de la Bienvenida, situada justo al oro lado delos árboles de fondo


Y desde aquí otro paisaje del valle y de Vega desde más arriba y bastante alejados ya del río, maravilla del paisaje desde las boscosas faldas de El Cuitu


A la izquierda está el núcleo de Les Escueles, que domina en gran edificio, blanco, de las antiguas escuelas de Vega


Ahí está asimismo La Viña, referencia toponímica de antiguos cultivos vinícolas, muy posiblemente para las iglesias y monasterios que antaño dominaban el valle. En la distancia L'Alto Muncó


Otros lugares de Vega son Ca Riestra, Ca Sidro y La Casa Bañu, detrás de la cual, en los campos de L'Amandi aparecieron restos de lo que podría ser la villae que dio origen a Vega, la cual se emplazaría sobra la antigua vía romana que, aprovechando un camino prehistórico a través del pasillo natural que es el valle del Río Seco, sería luego El Camín Rial. Algunas casas del pueblo se dice que se construyeron con las piedras de aquella villa. De los hallazgos arqueológicos hallados en este sector del valle dice Mª Dolores Alonso Cabeza:
"De varias calzadas o vías romanas que comunicaban Astúrica Augusta -Astorga- y Lucus Asturum -Lugo de Llanera-, la llamada de los Picos de Europa ascendía por Riaño, llegaba hasta Sotres (Cabrales), seguía por Cangas de Onís, Infiesto, Nava, Siero por Vega de Poja, continuaba hasta cruzar el río Nora por el puente de Colloto. Otra denominada "La ruta de la costa", por Llanes, Ribadesella, Colunga, Villaviciosa, de aquí un ramal seguía hacia el interior por Valdediós, Narzana y Vega de Poja, enlazando con la vía transversal antes citada.

Carmen Fernández Ochoa cree que los vestigios de época romana, tégulas, trozos de pavimento hallados en la ería de L'Amandi, situada tras la casa Bañu, lugar de Vega, puedne ser de una villa próxima en el enlace de las vías mencionadas. Se cuenta que casas del lugar fueron construidas con materiales de ella.

P. Madoz dice: "En el barrio de Careses existe un antiguo torreón propio de la Casa de los Vaqueros de Villaviciosa".

En la actualidad sólo quedan los arranques de los muros, indican la forma cuadrangular del edificio. Sobre su construcción no hay datos seguors, de las opiniones, que se fue una fortaleza de épocas romanas, o una de las defensas que levantó Alfonso I (739-757), si un fuerte de los Señores de Siero en la Alta Edad Media. Para Luis Avello Álvarez esta última es la más probable".

Observemos en las viviendas unifamiliares con terreno que se van construyendo, formando pequeñas urbanizaciones, en las fincas parceladas


Destaca por su tamaño y lugar prominente el edificio de Les Escueles, cuya construcción fue adjudicada en 1924 al contratista Bernardo Rodríguez Vigil por 34.653 pesetas, siguiendo un modelo patrón de edificios escolares en el concejo hasta 1936



Tenía, abajo, aula para niños y aula para niñas así como, arriba, viviendas para el maestro y la maestra. Cayeron en desuso como escuelas con las concentraciones escolares de la ley de 1970 y, restauradas, pasaron a ser centro vecinal y sede de actividades


Y subiendo, estos son los últimos metros de cuesta antes de llegar al santuario de la Bienvenida


Al fondo las vacas se han puesto a la sombra, pues empieza a castigar el sol


La helechal crece e intenta ocupar el Camino, pero el paso continuo de gente lo evita...


Y pasamos junto a las vacas que pastan en estos prados al lado del bosque encantado...


Una preciosidad de sendero, pero no veremos la capilla hasta prácticamente darnos de bruces con ella, escondida en lo más recóndito del monte El Cuitu


Las vacas siempre se quedan mirando, no en vano su mirada fija nos transmite sensaciones que no suelen dejar indiferentes a ningún observador, "Cuando la mirada de una vaca lo dice (casi) todo", titula su artículo Astrid Meseguer para La Vanguardia del 8-4-2002 dedicado a un documental sobre esta temática de Andrea Arnold, "Su resignación cada vez que la ordeñan, cuando da a luz, lame a los becerros y observa cómo se los llevan de su lado".


Antes del campo de la Bienvenida, el Camino forma una especie de trinchera de tierra en el último recuesto


Unos afloramientos rocosos hacen de escalón, y de pared, para pintar una flecha


Maraña de platas trepadoras se aferran al rugoso tronco de un castaño


La luz intensa anuncia que ya estamos en el tercer claro de los bosques del Cuitu, el del prau de la ermita del Cristo de la Bienvenida o de Nuestra Señora de la Bienvenida, como de las dos formas se la conoce


Y aquí aparece este santuario "tal vez primitiva iglesia", afirma Mª Dolores Alonso Cabeza, en este bello campo rodeado de árboles, castañales y carbayos sobre todo, como el nemeton que decíamos al principio, "Desde lo alto del monte extendía su protección sobre el valle y dominaba el "Camino"


La estructura actual podría ser del siglo XVI o XVII, con sucesivas reformas, pero su eje en posición este-oeste sería el propio de la iglesias medievales, por lo que el edificio actual tal vez fue edificado sobre un templo anterior y remozado posteriormente  "Es una ermita de piedra, formada por dos volúmenes cúbicos de mediano tamaño", continúa Alonso Cabeza. A la derecha hay un panel descriptivo con la historia y características de la ermita y, a la izquierda, un pequeño cercado con un oratorio


En el panel hay un texto con el encabezado que pone "Ermita de la Bienvenida Protectora del Camino", dejamos su descripción a la corresponsal del diario La Nueva España, quien publica el 19-2-2023:
"Cuenta la tradición que en el entorno de Vega existió un monasterio cuyo prior tenía por costumbre salir a recibir a los peregrinos que se dirigían a Santiago por esta ruta a través de la campiña sierense. Junto con una libra de pan y un jergón de hojas de maíz para el descanso, dicho prior les daba la 'bienvenida', lo que se considera origen del nombre de este pequeño templo". Este breve texto puede leerse a la llegada a la ermita de la Bienvenida, en Vega de Poja, una pequeña iglesia que, pese a la sencillez de su fábrica, resulta de gran belleza por su integración en el hermoso paisaje en el que se ubica. Quien llega al lugar por primera vez descubre un paraje de cuento que además tiene su propia leyenda y gran protagonismo en el Camino de Santiago a su paso por Siero".

 Fijémonos en esta flecha pintada en un tronco talado en forma de asiento, con su respaldo. Al fondo, otro banco de madera


Nos acercamos ahora al oratorio, cerrado con una pequeña valla en forma de red sostenida por una estructura hecha de palos



Hay en su interior un árbol plantado, y siempre se ven flores frescas recién ofrecidas


En unos de los afloramientos rocosos del campo se ha colocado una placa metálica, un florero y una concha, emblema de los peregrinos


El texto de la placa pone:
IN MEMORIAN

"La vida es camino de muerte,
pero la muerte es vida eterna"

"Vita mortis sed mors vita aeterna Ultreia
"Bonum iter, amice peregrinae"

"ULTREIA"

La cabecera, cuadrada o, más bien, rectangular, recuerda mucho a las del románico tardío; la técnica constructiva empleada para la ermita es la de la mampostería para las paredes pero sillería en esquinas, vanos y contrafuertes. Cuando se produjo su restauración, Manuel Noval Moro, de La Nueva España, publicó el 31-5-2010 esta noticia-reportaje de su inauguración (coincidiendo con la fiesta) en la que, entre otros datos, le concede origen románico:
"La capilla de la Bienvenida, en Vega de Poja, estaba impracticable hace algo más de un año. El edificio estaba gravemente dañado, especialmente en la techumbre. Parte de la cubierta se había desplomado, la entrada de agua había provocado que se pudriera buena parte de las vigas y viguetas de madera del techo y la humedad había invadido las cabezas de los muros y había curvado la zona de apoyo de la cercha. Invadida por la hiedra, presentaba daños en la espadaña y grietas en los muros del ábside. 
El abandono era evidente hasta que la Asociación de Vecinos de San Martín de Vega de Poja decidió tomar cartas en el asunto y promover la restauración del edificio. Los propios vecinos fueron quienes acometieron la restauración, con la ayuda económica de la Consejería de Cultura, que concedió una subvención de 7.333,77 euros que se concretará este año, según explicó la directora de Planificación y Gestión del Patrimonio Cultural del Principado, Eva María Sánchez. 
El fruto del trabajo pudo verse ayer durante la celebración de la fiesta de la Bienvenida, en la que los vecinos de la zona estrenaron la capilla con una procesión y una misa solemne. Precedidos por imágenes de la Virgen y de Cristo, y acompañados por la gaita y el tambor, los fieles partieron de la capilla de Santa Lucía y subieron, por un camino jalonado por castaños y robles, hasta la capilla, donde se celebró una misa, cantada por el Coro «Samartino», y posteriormente, tras la subasta del ramu, compartieron una comida campestre. 
Además de Eva María Sánchez, asistieron a los actos el alcalde de Siero, José Antonio Noval, y su mujer, la diputada regional Belarmina Montes. 
Las obras consistieron en el saneamiento y consolidación del aparejo de mampostería y la cantería de la capilla, así como la creación de una red de drenajes para solucionar las humedades de las partes bajas de los muros. 
Asimismo, se acometió la renovación integral de la estructura de cubierta de la capilla. Se construyó una nueva estructura de madera sobre la que se colocó un tejado de teja vana. Para la techumbre se utilizó madera de castaño. Por otra parte, se renovaron los revestimientos con revoco de morteros de cal o bastardos y se limpiaron y repararon los elementos ornamentales de la fachada. 
El Ayuntamiento de Siero acometió la restauración de la puerta de acceso a la capilla, que estaba muy deteriorada. 
Por último, se mejoró el entorno de la capilla, que estaba invadido por la maleza, tanto la finca que rodea al edificio como el camino de acceso. 
La fecha de construcción de la capilla no está del todo clara, ya que no existen documentos que la precisen. Algunas de sus características, no obstante, como la nave única o el arco toral, la sitúan en la época medieval, dentro del estilo románico. 
La ermita es una muestra típica de arquitectura religiosa popular, y originariamente, según la Dirección General de Turismo y Patrimonio Cultural, se componía de tres cuerpos alineados claramente diferenciados: atrio, nave y ábside. 
La nave tiene una superficie de 35,91 metros cuadrados y el atrio tiene 18,41 metros cuadrados, lo que da una superficie útil total de 54,31 metros cuadrados, sobre una superficie construida de 84,85 metros cuadrados. 
Su recuperación llega, además, en un buen momento. Se sabe que la construcción de la ermita en la Edad Media estuvo vinculada a las peregrinaciones. El Camino de Santiago pasa en las inmediaciones de la capilla de la Bienvenida, que a partir de ahora se convertirá sin duda en un atractivo para los peregrinos. El valor religioso y cultural de la ermita se sumará al atractivo paisajístico que atesora el camino a su paso por Vega de Poja. 
Tanto el concejo de Sariego como el de Siero están tratando de potenciar este trazado del Camino de Santiago, que se verá reforzado con la inauguración del nuevo albergue de peregrinos de Pola de Siero el próximo jueves en la casona de San Miguel. 
La capilla de la Bienvenida de San Martín de Vega de Poja, una ermita de origen románico vinculada al Camino de Santiago, se encontraba hace poco más de un año muy deteriorada e invadida por la hiedra, como se puede observar en la imagen de la izquierda. El trabajo de los vecinos ha recuperado el esplendor del edificio, que se pudo comprobar en la fiesta de ayer..."

Su fiesta se celebra el último domingo de mayo incluso desde los tiempos en los que esta capilla estaba en ruinas. La propuesta de restauración se hizo pública y patente por parte de la Asociación Amigos del Roble en 2008 si bien ya había solicitudes anteriores. Es entonces cuando el periodista José Cezón, al dar la noticia para El Comercio, a 15 de septiembre de dicho año, nos ofrece dentro de ella esta reseña:
"Cuentan los lugareños que en la ermita moraban unos frailes que hospedaban a los peregrinos de la ruta jacobea, pero ahora se encuentra abandonada y el camino de acceso está cubierto de maleza. No obstante, los vecinos siguen celebrando el último domingo de mayo una misa y procesión desde la capilla hasta la ermita. Antaño también se celebraba una romería en el exterior del bosque poblado de castaños y robles."

Al pie de la cabecera, que no tiene el ventanuco clásico de las medievales, se ha plantado un texu o tejo es árbol de reminiscencias sagradas cristianas y anteriores, plantado en campos de iglesias, capillas y lugares sagrados. Simbolizaba para las antiguas creencias la vida por estar siempre verde al ser de hoja perenne; la muerte, por la alta toxicidad de algunas de sus partes, y la eternidad por su longevidad de hasta muchos siglos



Antes de continuar ruta, pues el Camino sigue detrás del ábside, proponemos recorrer este campo de la ermita dando la vuelta al santuario por este prau de entrañables romerías, cuando se celebra la procesión de la santa, una talla de la Virgen actualmente guardada en la cercana capilla de Santa Lucía (antes del Ángel de la Guarda), sita en El Camín del Caleru, en Vega, al lado de la casona de los Argüelles (s. XVII-XVIII):
"Diego Argüelles Junco edificó al lado de su casa de Vega de Poja una capilla bajo la advocación del Ángel de la Guarda, encargó a su heredero que la continuara y que cuando se hiciera la bóveda que estaba proyectada pagara por ella doce ducados y reparara las demás capillas de la parroquia si lo necesitaran. Deja a su sucesor en la obligación de conservar a expensas de sus bienes dicha capilla "y proveerla de ornamentos y cáliz porque el cáliz de plata y ornamentos con que en ella se dice misa lo compré para la ermita de Nuestra Señora de la Bienvenida".

De ve pues la vinculación de ambas capillas y que esta ya estaba construida cuando Diego Argüelles edificó la suya. Es posible que de su reparación por él estipulada resultase la traza actual de esta ermita, pues tanto la vemos descrita como capilla o ermita


Aquí sí tenemos en el muro norte de la nave, un ventanuco tipo saetera que da luz natural al interior


Vamos a pasar al lado oeste, donde está la portada de acceso; a los lados sendos muros de piedra son lo que queda en pie del antiguo pórtico, destruido en la guerra civil, "La puerta estaba abierta día y noche", nos cuenta Alonso Cabeza, lo que nos hace pensar en su antigua función de refugio para los caminantes, de ahí la Bienvenida


Bienvenida que sigue ofreciendo este buen lugar, ideal para parar a descansar a tomar el bocadillo en esta mesa



No en vano, en este campo crecen las plantas llamadas "quitameriendas", el famoso azafrán falso (Colchicum montanum) por su parecido con el azafrán y, aunque es de su misma familia botánica, este es tóxico


Al florecer acabando el verano o empezando el otoño se le da su nombre, pues anuncia el final de las meriendas campestres al aire libre con el cambio de estación y temperatura.


Por el mismo motivo tiene otros muchos nombres similares y que hacen referencia al clima, como Despachapastores o, en el occidente de Asturias, espantavaqueiros, haciendo referencia a la marcha, en la época de su floración, de los pastores trashumantes con sus rebaños de los pastos altos o alzadas de los puertos de la cordillera hacia las brañas de climas más suaves, en los valles interiores y en la franja costera, para pasar el invierno


Contemplamos al detalle la fachada principal, la puerta y, arriba, la pequeña espadaña del campanario


Filigranas en el dintel de la puerta



La espadaña, en el tejado a dos aguas, rematada en cruz


Vamos ahora al muro norte y así damos la vuelta entera a la capilla


Aquí hay otro ventanuco en forma de saetera similar a su homólogo del lado norte de esta nave


Estrecho al estilo aspillera y rematado en arco de medio punto, liso


Seguidamente pasamos a la cabecera


Aquí está el ventanuco de traza rectangular y diferente a los de la nave, que proporciona luz solar al altar, vamos a asomarnos a verlo


Cuesta un poco de trabajo meter el zoom de la cámara ahí pero vamos a intentarlo


Ahí tenemos el altar, con una gran losa de piedra que parece muy antigua, así como una hornacina para el sagrario, con una cruz. La imagen de la Virgen de la Bienvenida fue robada, se dice que el día anmtes de la romería, cuando estaba expuesta y posteriormente apareció en La Pola en un basurero, lo mismo apareció con el Cristo, un crucifijo antiguo que, tras ser recuperado, se procedió a su restauración siendo para los vecinos el "Cristo de ida y vuelta". Dado lo solitario del lugar y el expolio sufrido ambas imágenes están en la citada capilla de Santa Lucía y se traen para la fiesta


Como suele ser, la cubierta de la cabecera, sobre el altar o capilla mayor, está abovedada, bóveda de cañón en este caso


Un arco de triunfo de medio punto separa este ábside o cabecera de la nave, esta de cubierta de madera, a dos aguas como hemos dicho

Foto José Manuel del blog Vivir el aire libre

Y esta es la imagen de Nuestra Señora de la Bienvenida en la capilla de Santa Lucía


Ponemos un vídeo de la fiesta, cuando se lleva a la Virgen y al Cristo desde la capilla de Santa Lucía hasta aquí en procesión con gaiteros y se celebra romería con puya del ramu



Afuera, las piedras del ábside están decoradas con acanaladuras


Y detrás, el texu, que nos dio la bienvenida, nos da ahora la despedida al reemprender Camino...


Dejamos atrás este lugar tan especial y nos dirigimos de nuevo al castañar, saliendo al Camín de la Capilla


Como en el trayecto de subida desde El Río Seco el sendero está bien pisado y no ofrece posibilidad de pérdida o extravío. Fijémonos eso sí en las flechas pintadas pues desde el campo de la Bienvenida hay otro camino, cerrado por canciella, que baja a El Caleru y es el que se emplea en la procesión de la romería


Por El Camín de la Capilla empezamos a subir, pero esta cuesta será muy breve ya, pronto llegaremos arriba y se terminará este corto ascenso entre helechos y castañales


Hay pintadas varias flechas dado lo difícil que es ponerlas en sitios bien visibles o estables para evitar equivocaciones


Los tronchos suelen ser, a falta de muros y otros elementos estáticos, los socorridos lugares para ellas; no se recomienda para nada pintarlas en piedras sueltas, pueden darse la vuelta fácilmente y señalar cualquier dirección


Esta subida, además de corta es suave, pues acaba un poco más arriba, cuando enlacemos con el camino que va a Curuxeo, ya en la parroquia de Marcenao



La senda está separada de la finca de la izquierda por castañales y sebe, y de la de la derecha por alambrada. Prado arriba vemos ya el final de la cuesta y dicho camino de Curuxeo



Al oeste, las arboledas del Camín del Caleru que comunican Curuxeo con Vega, los bosques y prados siguen hacia El Rebollaín, por donde bajaremos, de nuevo al Río Seco o Recuna para entrar en El Rayu


Y... asomando sobre los árboles ¡La Pola!, la capital de Siero, desperezándose lentamente de la bruma mañanera que gusta cubrir con su manto blanco de nubes el valle del Nora, allí donde le da sus aguas el Recuna


Vemos principalmente la zona de expansión urbana al este de la población, con los altos edificios de la calle La Granja, a la izquierda de la foto



A la derecha, en primer término, es la nave del Mercado de Ganado y, a la derecha, las instalaciones de la Piscina Municipal y del polideportivo


Poco más allá de las piscinas, justo encima de la foto a la derecha, reconocemos el muy arquitectónico edificio del Teatro-Auditorio


El Camino de Santiago entra en La Pola justo a la derecha de la entrada a las piscinas, por El Rebollal, donde en tiempos La Venta la Uña ofrecía parada y fonda a los viajeros


A El Rebollal se llega tras cruzar el Recuna por el viejo puente medieval que nos lleva a El Rayu, antiguo pueblo de famosa cerámica que vamos a atravesar para llegar a la AS-331 y llegar a las piscinas


El Rebollal pasó de ser una aldea del extrarradio polesu a formar parte del casco urbano. Más a lo lejos reconocemos La Carrera, por donde sigue el Camino en dirección a El Berrón (con ramal a Noreña)


Al sur de La Pola se alza El Monte Llorianes con La Cuesta, donde está el cementerio y por donde sube la carretera de Valdesoto por La Venta la Salve


Su cota más alta es El Picu Ullaga (358 m), pero lo que más nos llamará la atención en esa dirección van a ser, de nuevo, al alturas del Aramo, que como advertimos al principio, serán nuestra referencia visual al oeste llegando a la capital asturiana



Separado de los demás, por el collado de Pan de la Forca (1.038 m), paso del concejo de Morcín al de Quirós, es fácil de reconocer La Mostayal o El Picu la Mostayal (1.303 m), en el extremo norte de la sierra


Más al sur y formando el gran murallón del Aramo están El Mosquil (1.295 m), La Calzá (1.675 m) , Monrasiellu (1.674 m) y El Gamonal (1.710 m -NO 'La Gamonal'-). Siguen a la izquierda Moncuevu (1.718 m), El Barriscal (1.719 m), El Picu Llanón (1.687 m)...



Luego El Picu Xistras (1.764 m) y, sobre él, el más alto, el Gamoniteiru (1.794), donde estuvo tantos años el célebre repetidor de televisión. Más al sur están El Rosal (1.741 m) y Peña Podre (1.618 m) -nombre y alturas pueden cambiar según cada fuente consultada-. El Aramo está declarado paisaje protegido en su zona alta, llenos de majadas que revelan usos ganaderos desde el Neolítico y la Edad del Bronce a tenor de los campos de túmulos y otros monumentos megalíticos existentes en sus altas brañas, no en vano el filólogo Xosé Lluis García Arias lo considera un teónimo, es decir, un topónimo basado en el nombre de un dios, y así nos lo explica en Toponimia asturiana el porqué de los nombres de nuestros pueblos:
"Alguno considera que L’Aramo, o con metafonía L’Aremu, nombre de un monte entre los concejos de Morcín, Quirós, Proaza y Santu Adrianu, podría ser un teónimo de origen galo, con una acentuación regresiva para evitar la idea de aumentativo a que daría lugar la expresión esperable *Aramón . Pero sin atreverme a negar nada creo que ha de llamarse la atención sobre la proximidad fónica que guarda el topónimo asturiano y el latín AER¯AMEN ‘bronce’ uniendo a ello el hecho de que las minas de cobre del Aramo ya en la antigüedad fueron explotadas. Lo curioso del caso es que en el concejo de Uviéu un arroyo lleva el nombre, aparentemente diminutivo, de Aramín que podría admitir una interpretación hidronímica. 
Con todo, el carácter sagrado del Aramo nos lo recuerda claramente el culto cristiano en el nombre de una de sus zonas conocida oficialmente como “Monsacro” y, popularmente La Madalena y, parece que también Muxegre, esto es MONS SACER ‘monte sagrado’. La importancia simbólica de este monte fue tal que la tradición lo hace depositario de las preciadas reliquias del Reino de Asturias. En torno a él se tejió una larga tradición rica en matices y datos expuesta hace ya medio siglo por el gran estudioso José Manuel González. Indudablemente la cristianización pudo haber sido el corolario exigido por los cultos anteriores."


Es el profesor Martín Sevilla Rodríguez en su libro Toponimia de origen indoeuropeo prelatino en Asturias quien esgrime que la deidad gala Aramo-Aramonis dio nombre a este montaña, extendiéndose sobre este tema el historiador Fon S.P. en Ástures con el artículo Aramo, un dios celta entre los Luggones Astures:
"El conocido coloquialmente como El Aramo tiene el nombre de un dios celta. Es una sierra de la montaña asturiana que se levanta imponente en el centro de la región. Sus estribaciones comienzan a apenas 20 km de la capital del Principado de Asturias, y se elevan hasta casi los 1800 metros de altura en el alto del Gamoniteiro. 
Un enorme accidente geográfico como este no pudo pasar desapercibido a los astures luggones, que vivían en los valles centrales de la Asturia trasmontana. Sus cumbres cubiertas de bruma ofrecen muchas tardes un paisaje espectacular. Las nieves lo cubren con bastante frecuencia durante los meses fríos del año, y de hecho es una fuente de agua potable, entre otras, para la ciudad actual de Oviedo. 
El nombre Aramo ha sido identificado como un teónimo. En la línea de explicar la toponimia sacra de muchas de las montañas astures a un lado y otro de la Cordillera. Aramo tiene un paralelismo en un nombre de un dios celta que nos llega a través de la epigrafía. 
Dice Martín Sevilla que Aramo, -onis sería una divinidad de culto local, que en la Galia acabó dando un nombre a una localidad (igual que Lugdunum p.ej.) 
La imponente muralla divide el centro de Asturias, y la vía de comunicación hacia la meseta corre a los pies de este espacio, sagrado en tiempos antiguos. Quizá es lo que significa Aramo, (bifurcación), ya que en la Galia adquiere ese significado, y Sevilla lo pone en el contexto del culto a los lares viales, tan típico del noroeste prerromano. No se olvidó su carácter en siglos posteriores. En él se ubica el Monsacro (el monte sagrado), que emparenta el espacio sagrado prerromano con el mundo sagrado de la monarquía asturiana. Una pervivencia presente en el paisaje actual."


No olvidándonos que entre sus campas cimeras se encuentra L'Angliru, mítica meta ciclista de montaña (que a veces se confuente con El Gamonal), incide en el asunto etimológico del Aramo el erudito Julio Concepción Suárez en su Diccionario toponímico de la montaña asturiana:
"En principio, Martín Sevilla relaciona el topónimo con el dios galo Aramo, tal vez a partir del prerromano aramo, con el sentido de bifurcación; de ahí que se le dedicara culto en la encrucijada de los caminos. En las estribaciones quirosanas del Aramo está La Virxen de Alba.

Ciertamente, la zona del Aramo, entre el Alto la Cobertoria y Ribera (casi ya en Oviedo>), es toda una cordillera que facilita el paso procedente de la meseta castellana desde los altos de >Ubiña.

El cordal de L'Aramo enlaza al mismo tiempo con sus numerosos valles colaterales: quirosanos, lenenses, riosanos, morciniegos... Una verdadera 'encrucijada' en la montaña central de Asturias.

Otros toponomistas, en cambio, relacionan este campo de palabras con el prerromano, tal vez céltico, ar-, ar-n-, variante ar-m ('agua, valle'). De hecho, toda la cara superior del Aramo es una sucesión ininterrumpida de pequeños valles, tollos, más o menos profundos y largos, como bien asoleyan L'Angliru, Vatsongo... En ellos se forman frecuentes llagos, tsagos de invierno que sirven de abrevadero al ganado por el verano arriba. Muy pocos manantiales".

Otro de esos trayectos en los que el sendero tiende a estrecharse pero no hay problema de paso, estos accesos se recuperaron a la vez que se restauraba la capilla de la Bienvenida, pues hubo que acondicionar todo su entorno


Pasamos ahora a la sombra de otra hermosa castaña cuyo tronco sale de la pared terrosa de la caja del Camino...


Y mirando ahora al este, a nuestra izquierda, más allá de la boscosa ladera norte del Picu Castiellu asoman otros dos montes emblemáticos de los que mucho hemos hablado en nuestro recorrido por Sariegu y por la parte más occidental de Siero


Son El Picu Fariu (707 m), fácil de reconocer por sus cimas repobladas de pinos y, poco más baja, La Peña Careses (552) con su pelaza y casi blanca roca caliza


El Picu Fariu es en realidad toda una gran serranía que se extiende de sur a norte por La Campa Cima a El Torrexón o El Picu los Soldaos (737 m) al que muchos llaman Fariu tal vez por ser la cota más alta


Aún más al norte está La Peña los Cuatro Xueces (640 m) frontera entre Siero, Sariegu, Gijón/Xixón y Villaviciosa, otra ancestral zona de pastos con necrópolis megalíticas cuyas piedras dolménicas hicieron de mojones de lindes desde la más remota noche de los tiempos hasta nuestros días


Fariu es sinónimo de faro, y se conocen historias de señales lumínicas que se hacían desde estas alturas (un faro-torre, donde se prenderían fogatas era El Turruxón) que dominan una vista desde el mar a los puertos del cordal, si bien las masivas repoblaciones de especies madereras han limitado mucho ese campo de visión en este promontorio también empleado con fines militares (El Picu los Soldaos). Por su parte, Careses responde etimológicamente a la raíz kar preromana, 'roca, piedra, dureza' (kárstico)...


Pasamos bajo otra castañal y acaba la subida...


Y a su sombra, otro excelente lugar para descansar, en banco de los de 'estilo parque', de este último recuesto antes de iniciar la bajada a Curuxeo, parroquia de Marcenao, El Rebollal y El Puente Recuna, paso a El Rayu y La Pola










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