Cades, en el valle del Nansa, visto desde La Sierra, bajando de Otero |
Bifurcación de Otero, para ir a Cades por carretera o por las iglesia de San Pedro |
1) A CADES POR LA IGLESIA DE SAN PEDRO Y BARRIO DE OTERO:
En esta opción, si bien el mojón del Camino Lebaniego nos señala ir a la izquierda, por la carretera, nosotros tomamos el ramal de la derecha, viendo ya desde aquí, desde el mismo cruce, las ruinas de la citada iglesia de San Pedro de Otero
En este caso la señalización, no oficial, son unos carteles e indicaciones hechos manualmente, viendo aquí el primero
En él se nos dice que es una opción más corta y que hay fuente de agua
En la otra vereda del camino y también en el mismo cruce, una inscripción pintada en un banco de madera nos advierte de la cercanía de la iglesia
La iglesia de San Pedro de Otero lleva en ruinas desde que se iniciase un proceso de abandono en 1916 al ser vendida por el obispado a unos particulares, ya desacralizada y sin usos litúrgicos
La iglesia vendría a ser hijuela de la de Cades, si bien el barrio de Otero, cuyas casas veremos un poco más adelante, pertenece en lo civil al pueblo de Cabanzón
La fábrica actual obedecería a las reformas del siglo XVI sobre un templo anterior, del XIII, construida a la vez en el solar de otro más antiguo, del XI. Así la primera mención escrita existente a él relativa es del año 1090, cuando es donada por vecinos de Valdeceles, actual pueblo de Celis, a la parroquia de Terán, que por entonces era el monasterio de Santa Eulalia de Cabuérniga
La portada principal es de arco de medio punto, sin adornos esculpidos. La espadaña sería también un añadido posterior al templo medieval
Llama la atención la clave del arco, un poco ladeada
Sí vemos en esta fachada una cruz esculpida
Es de una sola nave que en gran parte se ha venido abajo, así como toda la techumbre. Ya no están aquí unos canecillos con figuras de cabeza de cerdo y de serpiente que serían parte del edificio del siglo XIII
La capilla lateral sería un añadido del siglo XVI
El ábside era de planta cuadrada, cubierto con bóveda de crucería, que ha desaparecido
La vegetación crece en sus muros y alrededor de su campo
El altar ha desaparecido totalmente
Volvemos pues al exterior
Desde el interior el arco parece presentar un aspecto más apuntado
Y así tomamos el camino de Otero y Cades
Dado su parecido con la cercana iglesia de Santa María o Nuestra Señora de la Asunción de Bielva, capital de este municipio de Herrerías, donde el linaje de los Rubín de Celis tuvo privilegio y asiento, hace pensar que la reconstrucción del siglo XIII estuvo a cargo de esta familia
Y así, entre campos y eucaliptos, vamos subiendo por los oteros que dan nombre al lugar
Es una pista hormigonada suficientemente ancha para el paso de tractores
La subida, corta y liviana, acaba en aquella torre eléctrica
A lo lejos unas casas
Otero, en lo alto de un otero
Frente a la torre hay un cruce
Seguiremos a la izquierda, hacia las casas
Fijémonos en la señalización de este tramo alternativo al camino oficial
Es una señal de madera artesanal con una cruz roja sobre una banda blanca y abajo otra banda también roja. Los colores del Camino Lebaniego
Es el mirador de Ladrero, que da vista al sur a la Sierra de la Collada, cuya máxima cota llega a los 453 metros de altura. Más abajo es el valle de los ríos del Molino y La Cornita. Por allí va el canal, en parte subterráneo, que lleva el agua del Nansa desde el embalse de La Palombera a la Central Hidroeléctrica de Herrerías en Trascudia, Camijanes, por donde hemos pasado siguiendo la Senda Fluvial del Nansa
Estamos sobre la Ería de Otero, frente al Cagigal, Los Estrabales y La Riega las Bombas
Praderías y bosquetes
Si nos fijamos veremos algunas cabañas
Y los senderos que las comunican...
Tras admirar el paisaje seguimos camino a Otero
Cierre para el marcaje del ganado
El Cagigal...
Bajamos un poco hacia las casas de Otero
Volvemos a ver las señales artesanas de este ramal
Hay un gran cruce a la entrada de Otero
Es una gran explanada en torno a la que salen las calles hacia las casas
Nada más entrar en Otero nos disponemos a salir, siguiendo el ramal que baja a la derecha
En ruta al ya cercano Albergue de Cades
Pasamos así al pie de esta casa...
Bifurcación y a la derecha, siempre hacia abajo
Sigue la pista de cemento...
Un verdadero tobogán ante los pastizales de Otero
Fincas ganaderas
Las vacas se nos quedan mirando...
Establos y cabañas
Nos asomamos al valle
Es la bajada a Cades por el lugar de La Sierra. De frente es la Sierra de Arnero con el monte Garavellines (613 m) a la izquierda y a la derecha el Hugón (643 m). En esa zona estuvieron las minas de La Florida, cuyos restos pueden visitarse. La extracción minera, que tantos empleos dio a estos pueblos, arrancó en 1857 con la Real Compañía Asturiana de Minas, mediante concesión de Isabel II. Eran las minas de La Clara, La Maestra, La Isidora, La Isidra, Lacuerre, Plaza del Monte, Cereceo y Liborias. Las dos últimas fueron las que siguieron más tiempo su actividad, hasta 1978, ya con la empresa Azsa, cuando aún tenía 309 empleados en nómina. Muchos compatibilizaban este trabajo con las labores agroganaderas seculares del lugar. Allí se encuentra también la famosa cueva de El Soplao, de las más famosas de Cantabria, con más de 20 kilómetros de galerías, arqueología minera e impresionantes formaciones geológicas de estalactitas y estalagmitas y las más escasas helictitas, entre otras. Es un gran centro de afluencia de visitantes desde que abriesen al público en el año 2005, si bien solo unos 4 kilómetros del total
La cueva de El Soplao apareció por casualidad durante las labores mineras y su nombre se debe a que así llamaban los mineros a las grutas subterráneas kársticas, tan abundantes en las peñas calizas, con las que se encontraban al perforar y por las que soplaba el aire con fuerza. Las galerías naturales fueron aprovechadas también para la extracción del mineral y con el abandono de las minas la cueva fue quedando sumida en el olvido hasta que en 1975 el Speleo Club Cántabro dio a conocer su espectacular valor geológico. Actualmente es un gran centro de atracción para toda la comarca pues además de la cueva hay un poblado y tren minero digno de conocer
Más allá de La Sierra, prados abajo, vemos la carretera CA-181, que va paralela al río Nansa, que apenas vemos tapado por el arbolado de ribera. En la ladera de enfrente está Rábago, otra de las localidades de Herrerías, de hábitat disperso, por donde antaño se cruzaba el Nansa en lancha y que hoy es acceso a El Soplao
Vemos las pistas de las antiguas minas de blenda y galena
Admirando tan sublime paisaje y rincones llenos de historia en el valle del Nansa tomamos en esta bifurcación la senda que baja a la derecha
Aquí el suelo pierde el asfalto
El público nos presta atención
El camino avanza por la ladera...
Ruta a Cades
Ahora, mirando a la Sierra de Arnero, vemos en medio de la foro la Peña del Escajal (597 m), a la izquierda de Garavellines. A su izquierda está el Alto de la Rehoya o Collado de Bielva y el Mojón de Zalde (464 m)
Y allí está Bielva, capital del municipio de Herrerías. Por allí viene, desde los campos de Cudana, La Jabariega y La Trapilla, la carretera CA-850, por done baja el camino alternativo para ir a Santo Toribio que, señalizado con flechas rojas, sale de Hortigal, antes de Serdio, justo primero del límite entre San Vicente de la Barquera y Val de San Vicente en el río Gandarilla. Si bien Bielva es la capital del municipio en principio no formó parte del mismo sino del de Val de San Vicente, creado en el Trienio Liberal (1821-1823), no incorporándose a Herrerías hasta 1835. Anteriormente era dominio señorial de la Casa de Ceballos. Son famosas sus romerías del Cristo de Bielva, al que se ofrecen muchos peregrinos, siendo tradición subir las Escaleras del Cristo, unos 300 peldaños, descalzos o de rodillas
Mencionado Bielva por primera vez en el año 974 en documento del Obispado de Burgos, su iglesia es documentada por primera vez en escrito en el año 1184. Fue parte de las Asturias de Santillana y en su solar fue hallado un importante cementerio medieval de entre los siglos IX al XII. Existe la creencia popular que Bielva viene de decir "bien va" a la gente que recorría estos caminos del Nansa en dirección a San Vicente de la Barquera, si bien etimológicamente no parece creíble
Entre sus ilustres vecinos hay que destacar al gran jugador de bolos Rogelio González Vinoles El Zurdo de Bielva, nacido en La Habana en 1896, hijo del emigrante de Bielva Miguel González Quintanal, casado con la cubana Vitorina Vinoles, quienes cuando apenas tenía un año, vienen a asentarse en el pueblo paterno, donde Rogelio aprendió a jugar a los bolos construyendo él mismo la bolera que hoy en día aún existe y lleva su nombre. No era exactamente zurdo, se sabe que tiraba indistintamente con la mano derecha o con la izquierda, por lo que fue conocido como el hombre de las dos mentiras porque pese a su apodo ni era de Bielva ni era zurdo
No tuvo primeramente gran éxito en los campeonatos provinciales a los que se presentó pero, al emigrar a Cuba mejoró su estilo frecuentando el Centro Asturiano de La Habana, donde se jugaba el Bolo Cubano, modalidad de bolos de panza abultada y mayor peso. Así desarrollaría al máximo su pulso y el tiro que busca el estacazo o impacto directo en el bolo, base de su maestría deportiva
A su regreso a Cantabria seguiría jugando la modalidad local del Birle o Bolo-Palma con más fortuna, llegando a hacerse amigo de Jesús Sánchez El Zurdo de Mazcuerras, con el que ganarían numerosas partidas y competiciones en Cantabria y en Asturias, además de escribir un manual con las normas del juego. Rogelio El Zurdo de Bielva llegaría a proclamarse campeón de la Copa Presidente de la República en 1932 y ganaría la gran disputa para discernir quien era el mejor jugador de bolos del momento al vencer en Cabezón de la Sala a Federico Mallaiva en 1934. Aquellas sonadas disputas inspirarían al gran escritor de Comillas Jesús Cancio su ¡Voz y nervio de la raza!
El discóbolo griego redivivo
fija en el tiro la maciza planta,
tiende el brazo hacia atrás y se agiganta
de la esbelta parábola cautivo.
La bola, en arco trémulo y altivo,
al bolo da, su vertical quebranta,
y parte hacia el tablón con fuerza tanta
que es, más que un estacazo, un explosivo.
Y tiembla el corro, de emoción deshecho,
y desde el birle al tiro no hay un pecho
que no sienta su ritmo acelerado.
¿Quién convirtió con tan viril jugada
la aldeana bolera en olimpiada?
Es el Zurdo de Bielva, que ha embocado
Y también estos míticos versos a sus decisorias partidas con Mallavia:
¡Ay, gran Rogelio González!
¡Ay, genial zurdo de Bielva
discóbolo redivivo
de la Olimpiada de Atenas,
el que pone en pie a las masas
con su pulso de leyenda
el de las mil embocadas
el pasmo de las boleras!
Tarde de la Virgen Grande
toda de luz y de fiesta
cómo agita tu recuerdo
mi corazón de poeta.
¡Ay, Federico Mallavia!
¡Ay, genial Zurdo de Bielva
los dos colosos del juego
más castizo de mi tierra!
También Gerardo Diego le dedica su Oda a los bolos
Quiero cantar los bolos. Que repique
mi verso duro y su rimar machaque
igual que bola en bolo y multiplique
la estaca seca y su furor no aplaque.
Canto la viril mano que se ahueva
y moldea la masa poco a poco.
Vuela ya, oh peregrina, hacia la meca
Sobre la muda exégesis del zoco.
Oh la bola en el cielo, oh la maraca
Silenciosa. Que nunca se desnuque.
Duerma aún de la órbita en la hamaca.
Clava el cenit, Josué, que no caduque.
Pero la ley, si dura, es ley. Su achaque
no perdona –oh dolor- ni al rey ni a roque.
Cumpliendo su sentencia de almanaque
rueda la esfera a sepultar su choque.
Bosque de invierno, el pálido tembleque
de los nueve emplazados. Cada chico,
se renueva la tala y el más jeque,
el embaque meñique no hinca el pico.
¡Potente Zeus! Raja el rayo seco
la cabeza del bolo que destaca
su honor central y el estampido hueco
se propaga en redor como una traca.
Y a la hora de la siega, ni el Templeque
de Sancho Panza se arma tal retrueque,
tal trigonometría y jeribeque.
Un mástil solo en pie le quedó al buque.
Oh música aldeana sana y rica,
juicio final de Josafat en bloque,
danza macabra de mi patria chica,
infierno y gloria del birbibirloque.
Oh tú, Mallavia, el del sublime saque,
Zurdo de Bielva, oh mago del emboque,
Vuestra elegancia príncipe hunde en jaque
a Fidias y a Mirón, nadie la toque
mi verso duro y su rimar machaque
igual que bola en bolo y multiplique
la estaca seca y su furor no aplaque.
Canto la viril mano que se ahueva
y moldea la masa poco a poco.
Vuela ya, oh peregrina, hacia la meca
Sobre la muda exégesis del zoco.
Oh la bola en el cielo, oh la maraca
Silenciosa. Que nunca se desnuque.
Duerma aún de la órbita en la hamaca.
Clava el cenit, Josué, que no caduque.
Pero la ley, si dura, es ley. Su achaque
no perdona –oh dolor- ni al rey ni a roque.
Cumpliendo su sentencia de almanaque
rueda la esfera a sepultar su choque.
Bosque de invierno, el pálido tembleque
de los nueve emplazados. Cada chico,
se renueva la tala y el más jeque,
el embaque meñique no hinca el pico.
¡Potente Zeus! Raja el rayo seco
la cabeza del bolo que destaca
su honor central y el estampido hueco
se propaga en redor como una traca.
Y a la hora de la siega, ni el Templeque
de Sancho Panza se arma tal retrueque,
tal trigonometría y jeribeque.
Un mástil solo en pie le quedó al buque.
Oh música aldeana sana y rica,
juicio final de Josafat en bloque,
danza macabra de mi patria chica,
infierno y gloria del birbibirloque.
Oh tú, Mallavia, el del sublime saque,
Zurdo de Bielva, oh mago del emboque,
Vuestra elegancia príncipe hunde en jaque
a Fidias y a Mirón, nadie la toque
Tras la Guerra Civil Rogelio González ganaría los concursos nacionales de Sevilla en 1945, de Torrelavega en 1949, además de ser campeón regional en 1941 y 1945
Ya con más de 50 años va cediendo el paso a nuevos campeones como Modesto Cabello y Joaquín Salas. Fallecido en 1960, se cuentan de él numerosas anécdotas. En la actualidad todos los años se celebra un memorial que lleva su nombre deportivo, Memorial Zurdo de Bielva
Rememorando estos episodios de la historia de estos lugares y sus personajes vamos dejando atrás Otero...
En esta bifurcación seguimos hacia abajo a la izquierda
Se baja primeramente poco a poco
Curva a la derecha, descenso a La Sierra
Árboles y altos setos
El camino aparece siempre marcado por la rodada de tractores o vehículos todo-terreno
Tramo recto...
Al fondo una casa: La Sierra
El camino baja directo hacia ella
Otero: a la derecha del cueto baja el otro camino a Cades, el que sigue la carretera
Gran caserón ladera abajo
El Camino llega a La Sierra
Escultura de arte contemporáneo para recibir a los peregrinos
Es buen lugar para hacer una parada, hay un rellano que es un buen mirador sobre Cades y el valle del Nansa
La casa campesina, tradicional de la zona, ha sido bellamente restaurada
Su fachada es además un verdadero museo
Vamos ahora a asomarnos al mirador
Primeramente atendemos a estas indicaciones
Ya estamos a un kilómetro escaso de Cades
Cades, en medio del valle, localidad de Herrerías de la que se sabe desde el año 1000, si bien el poblamiento del lugar se retrotae a bastantes milenios atrás, como lo demuestra el yacimiento paleolítico de La Pica. Fue como gran parte de la actual Cantabria parte de las Asturias de Santillana y acabando la Edad Media pasó a ser dominio señorial de la Casa de los Vega
Como gran parte de las poblaciones del valle del Nansa fue Cades famoso por sus molinos y ferrerías... y sigue siéndolo, pues La Ferrería de Cades, en Casa Rábago, al otro lado de la carretera CA-181, al lado del río, es un museo vivo del arte de la fragua y los antiguos herreros, el cual hemos de visitar sin duda alguna
La Ferrería de Cades, que vemos desde aquí (en medio un poco a la izquierda de la foto) es registrada en 1752 en el famoso Catastro de Ensenada y se sabe que hacían lingotes de hierro a partir del mineral pero sin fundirlo por completo. Con el abandono de molinos y fraguas a finales del siglo XIX fue desdejándose pero luego de restaurarse en el año 2000 se hizo de ella un centro de interpretación
La zona central de Cades es un piño de casas en torno a un llano a manera de plazuela. Allí está el albergue de peregrinos
Seguimos pues a Cades, que nos aguarda...
Más arte en el camino...
Seguimos ruta a la derecha de la casa de La Sierra
Este muro lateral tiene también cosas dignas de ver
Homenaje al escultor Agustín Ibarrola
Macetas y exposición mural
Atentos también al depósito
Con una frase del ilustrado escritor y erudito benedictino Padre Sarmiento en su obra Colección de voces y frases gallegas
"Más útil ha sido para España la primera espiga de maíz que se ha traído de la América para sembrarla que todo el cerro de Potosí"
Y este es el cable aéreo agrícola de la finca
Desde la empalizada disfrutamos con estas maravillosas panorámicas de Cades bajo la Sierra de Arnero, con sus barrios y lugares extendidos por el valle y laderas próximas
Se ven bien delimitados los prados de siega en su espaciosa vega, formando hermosos rectángulos
La polea del cable agrícola. Abajo vemos ya la carretera que viene de Otero, por donde viene a reunirse con este allí ya en el valle
Desde La Sierra el suelo es de asfalto y el camino se ensancha
Arriba de frente Otero
Aquí hay un rellano, frente a la entrada de una finca. El camino hace una curva cerrada a la derecha, por donde continuamos nosotros
Seguimos así todo el muro de la finca
Y pasamos junto al portón
Los dos caminos, en descenso...
Llegamos al final del muro
Curva a la derecha
Aquí se unen los dos caminos
Dos caminos que aquí se unen entrando en Cades siendo ya uno solo, en el barrio de El Pellón
Veamos de nuevo los mojones del Camino Lebaniego. Ahora pasaremos a explicar el otro trayecto, el oficial:
2) A CADES POR LA CARRETERA
Es la bajada al valle del Nansa viendo de frente la Sierra de Arnero con el Mojón de la Zalve a la izquierda
De frente el Garavillanes, con su característica forma cónica. Es la sierra de las antiguas minas de La Florida y de la cueva de El Soplao, a las que nos hemos referido antes
El ganado pasta en el prado al lado del camino
Esta es la siguiente bifurcación de Otero. Para bajar a Cades seguimos a la izquierda
Atendamos al mojón con la cruz y la flecha
Por aquí sigue la bajada
A la izquierda el valle
Y sobre el valle Camijanes, otro de los núcleos de población del municipio de Herrerías
Son los barrios principales de la población, de los que hemos hablado en esta ruta cuando desde la Central de Herrerías subíamos al Cueto del Collado y tras bajar a La Vega de Camijanes subíamos nuevamente en ruta a Cabanzón. Tal vez podamos distinguir la iglesia de San Román, del siglo XVII. Justo encima está la loma del Llan de la Feria, ya en la frontera al norte con el municipio de Val de San Vicente
Más a la izquierda, también arriba, el barrio de El Collado
La carretera CA-181 en el Alto del Collado y Mirador del Poeta. En la distancia el monte El Llano (223 m), que se asoma sobre la costa entre las rías de Tina Mayor y Tina Menor
Seguimos bajando mientras contemplamos este paisaje de prados y montes
Viene ahora un tramo llano
El camino hace una recta
A nuestra derecha el cueto donde se asienta Otero
Se acentúa un poco la bajada
La Sierra de Arnero ante nosotros: el Hugón a la derecha, a su izquierda el Garavillanes, luego El Escajal y al fondo la Pica Burbón
Aquí seguimos de frente y en recto por la carretera principal
Veamos el mojón
Fincas de Otero
Abajo, en el valle, el Puente El Arrudo, otra de las poblaciones de Herrerías, entre el río Nansa y la carretera
En el Puente El Arrudo está el cruce de la carretera CA-181 que recorre el Nansa con la CA-850 que baja de Bielva, la capital municipal, que vemos arriba a la izquierda. El puente propiamente dicho enlaza además con las CA-855 y CA-856, esta segunda la que seguiremos para ir al Valle de Lamasón
El puente que le da nombre fue construido en los años 20 del siglo XX sustituyendo a otro más antiguo hecho de madera. Constituía uno de los escasos pasos entre las dos orillas del Nansa y era parada del autobús de Polaciones a Pesués, donde podía tomarse el ferrocarril a Santander
En el valle coexisten dos tipos de bosque, el de ribera con alisos, chopos olmos... y el encinar. Son también importantes los fresnos del maná, que florecen en mayo, cuya savia dulce fue asociada en la Edad Media con el maná bíblico, de ahí su nombre
Y así con paso firme y resuelto seguimos bajando junto a esta cabaña viendo de frente la Sierra de la Collada y a lo lejos los Picos de Ozalba
Desde este quitamiedos podemos ver ya Cades, con sus barrios extendidos a nuestra izquierda
Cades en el valle del Nansa, en torno a su gran vega
La carretera CA-856, a la que saldremos enseguida y por la que continuaremos ruta hacia Lamasón
Allí está La Ferrería de Cades, una visita inexcusable a este ejemplar conjunto etnográfico con herrería, viviendas, paneras, molino... en una bellísima ribera. Más allá Rábago
Por allí baja de La Sierra el camino que viene de Otero por la iglesia de San Pedro
Los dos se unen en esta curva
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