Las dos rutas de Allende (a la izquierda de la foto) a Cabañes. A la derecha monte arriba por La Corona del Pando, a la izquierda por la Garganta del río Rubejo |
Bifurcación en Allende: a la derecha por La Corona del Pando, a la izquierda por la garganta del río Rubejo |
En este caso al llegar al cruce, en cuesta sin tregua desde el río Deva rampa arriba, seguimos la curva a la derecha para seguir el fuerte repecho hacia las casas en lo alto de Allende
En los postes indicadores vemos que la distancia de ambas rutas es similar, pues no llegan a los tres kilómetros hasta Cabañes, si bien casi todo ello en prolongada ascensión
La pista hormigonada sube así toda recta dando vista a las cumbres del Agero, picudas aristas calizas de la vertiente más oriental de los Picos de Europa, el macizo de Ándara
Las casas de Allende aprovechan los afloramientos rocosos de las peñas para asentarse sobre ellas
Ante nosotros las estribaciones del Cuetu Agero, que llegan a los 1.025 metros de altura
Pasamos junto a este portalón cerrado con portón
Y seguimos Allende arriba en pronunciada ascensión
Aquí el camino se estrecha al llegar a unas cabañas
Desde ella tenemos una muy buena vista de la Sierra de las Cuerres, dominada por las alturas del Cuetu Torcal o La Coterona (1.104 m), que domina los milenarios accesos a Liébana desde el valle del Nansa y la costa: a la izquierda por Colláu Argeón o Collado Argedón (971 m), el más empleado en el pasado pese a ser camino de herradura, pues era el más libre de nieves; a la derecha por el Colláu Pasanéu (1.344 m), que baja a Lebeña siguiendo el valle del arroyo de los Casares y bajo las alturas de Pandocento (1.067 m) y el Cuetu San Pedru (1.029 m), sobre el que estuvo la capilla de esa advocación, así como la de Santa Cecilia, ambas desaparecidas
La explotación de las minas de Ándara propició que ya a finales del siglo XVIII se emplease es desfiladero de La Hermida como salida directa de minerales hacia los puertos de la costa, abriéndose la carretera en 1863, lo que hizo desaparecer el ancestral trasiego de gentes, ganados y mercancías por los puertos de montaña, quedando los pueblos altos, especializados en ganadería, relegados en favor de los del valle, propicios a la agricultura de cereales y de vid, al desplazarse el eje económico a la nueva carretera y sus aledaños
Estamos empleando pues la red de caminos antiguos que, aprovechando los pasos naturales y las montañas, comunicaban Liébana tanto con la costa como con la meseta, por donde iba el pescado de los puertos de Comillas, San Vicente de la Barquera, Pesués y Llanes hacia Castilla, y por donde entraba el trigo, entre otros muchos productos
Un primer tramo de subida acaba en este cruce, en el que vamos a ir a la izquierda
Durante unos pocos metros la cuesta se suaviza
Pero enseguida vuelve a tener fuerte pendiente al pasar junto a más cabañas
Y asciende a los pies de las peñas de La Prada, viendo a su izquierda el collado de La Corona del Pando, hacia donde nos dirigimos
A la derecha de La Prada está La Canal de Agero
La Prada, que en su cota más alta llega a los 825 metros de altitud, si bien nosotros no llegaremos tan altos porque La Corona del Pando esta a 595...
A nuestra izquierda está el Picu Aliago (627 m) que cierra al sur la garganta del río Rubejo, por donde va el otro camino
Ese otro camino pasa justo al lado de la capilla de Santa Olaya o Santa Eulalia antes de meterse en la garganta, una capilla bendecida el 10 de diciembre de 1945 y construida a expensas del párroco de Lebeña Manuel García Pérez, así como vecindario vinculado a Allende, a Lebeña e incluso de Santander, tal y como nos dice Karen Mazarrasa Mowinckel en su Catálogo monumental de Liébana
La capilla se hizo sobre otra anterior que era hijuela de la iglesia de Santa María de Lebeña y por lo tanto dependiente del monasterio de Santo Toribio de Liébana, documentada desde 1673 pero de origen medieval, que por lo que sabemos no debía estar en muy buenas condiciones por entonces, porque poco después, en 1680, el visitador general del Obispado de León, al que pertenecía por entonces Liébana, Fernando de Colmenares Agüeros y Salceda, abad de San Guillermo, mandó su reparación, que en 1703 volvería a exigir don Francisco de Ayúcar. En 1880 se vendría abajo definitivamente hasta su reedificación de la posguerra, cuando volvió a su lugar la imagen románica-gótica de la patrona Santa Eulalia, del siglo XIII, así como una imagen de la Virgen que también procedía de aquí, un retablo, crucifijo de madera, y las estaciones del Via Crucis
Nosotros seguimos de frente, siempre subiendo
Caminamos entre las paredes de piedra...
Tomamos la curva a la izquierda
Y llegamos a una nueva bifurcación bajo La Canal de Agero y La Prada
Haciendo caso al mojón del Camino Lebaniego dejamos la pista de cemento y tomamos el sendero que sube a la izquierda
Pasamos junto a esta cabaña
Y los entrañables cierres hechos con somieres de camas, tan comúnmente aprovechados para estos menesteres
A nuestra izquierda tenemos la mítica cumbre de Peña Ventosa (1.434 m), que a su dercha tiene el Colláu Taruey (1.264 m), otro de los seculares pasos entre Liébana y los valles del Lamasón y el Nansa que cayó en desuso al construirse la Carretera de La Hermida. Por esta ladera oeste de Peña Ventosa va, encima del desfiladero, el Camino de la Cocha la Cova, Camino Viejo, o Camino Real de la Ventosa, otro de los itinerarios del Camino Lebaniego que salen de Lebeña
El Camino de la Concha la Cova, rumbo a Castro Cillorigo, es más directo pero más problemático pues en el Canto del Valle tiene un paso muy problemático al borde del precipicio, no aconsejable en condiciones meteorológicas adversas o si se padece de vértigo o se carece de algo de experiencia montañera
Por el canto de la montaña la senda gana altura hacia los encinares
Y tenemos una nueva vista del Picu Aliago donde, más atrás, se ha localizado el hábitat, tal vez medieval e incluso castreño, del Corral de los Moros, recinto defensivo con cimientos de cabañas circulares que, a falta de estudios cronológicos, podríamos definir como castro cántabro prerromano o fortaleza del alto medievo, o incluso los dos, formando parte de alguna red de vigilancia y dominio del territorio y sus antaño transitadísimos caminos
Lo cierto es que aunque ahora estas aldeas de la montaña nos parecen enclaves un tanto apartados fueron, hasta hace menos de dos siglos, verdaderas paradas de postas para arrieros, viajeros, pastores trashumantes y peregrinos del Lignum Crucis de Santo Toribio, los célebres crucenos o cruceros
En Allende, mismamente, llegó a tener solar y palacio el el Comendador Mayor y Señor de Liébana y Pernía, conservándose su casona y blasones
Allí abajo vemos al otro ramal caminero dirigirse a la capilla de Santa Olaya antes de andentrarse en la garganta del Rubejo
A nuestra izquierda el Picu Aliago, abajo es la garganta del Rubajo
La subida es larga y continua pero dadas las buenas condiciones de la pista se sube muy bien
Nos acercamos a la zona de arbustos
Pero antes admiramos esta maravillosa vista de Allende y Lebeña, sobre el pequeño valle del Deva donde el desfiladero se abre un poco en su angostura. Desde aquí volvemos a ver los diferentes caminos lebaniegos que por Peñarrubia y Lamasón bajan a Lebeña: a la derecha el ya mencionado Pasanéu, en medio el Cuetu Torcal y Argeón, y a la izquierda Mesa Sin Pan (974 m), a cuya izquierda llega desde Cicera el camino oficial por La Canal de Francos, que luego baja por sus laderas y las del Cuetu Torcal, donde enlaza con el que desciende del Colláu Arceón, para bajar por las brañas de La Torca, Las Llamas y El Pando a Lebeña
En Lebeña se unen estos diferentes caminos de este sector de la Sierra de las Cuerres, estribaciones de Peña Sagra, y salen otros: a la derecha el Camino Real de la Ventosa o de la Concha la Cova
Otro es el Camino de la iglesia, el que baja a Santa María de Lebeña, la iglesia mozárabe que vemos desde aquí, por los campos de La Cuerne, antiguamente de San Román, donde estuvo la ermita de este nombre, tal vez cristianizando un lugar de culto pagano, pues en ella se descubrió la estela funeraria cántabro-romana de Aelio Albino, actualmente conservada en la fachada de una casa,otra muestra del antiquísimo poblamiento de estos parajes, habitados desde la prehistoria, posiblemente desde que los glaciares que moldearon su orografía dejaron estos pasos expéditos
Ahí en ese contexto la fundación, o refundación, de Santa María de Lebeña, se explica dentro del de estas históricas poblaciones camineras donde se refugiaron numerosos mozárabes procedentes del sur al amparo de estas montañas en las que el naciente reino de Asturias asentaba en el siglo VIII una aún inestable independencia. La inspiración artística y arquitectónica del santuario, mozárabe, visigodo y asturiano prerrománico, delatan esa unión de gentes y estilos plasmada aquí de forma tangible, así como en las leyendas de sus fundadores y en los primeros documentos que le hacen referencia
La iglesia es también un símbolo de independencia del valle, cuando en el siglo XVI los vecinos se opusieron a pagar tributos al abad de Santo Toribio, rechazando su señorío, y creando su propia parroquia, que existe hasta nuestros días
Tras admirar de nuevo el valle y su historia subimos todo recto rampa arriba
Al final de una primer cuesta curva a la derecha
Ganamos altura al adentrarnos en el bosque de la montaña
Ahora a la izquierda
Estos son los postes indicadores del trayecto
De nuevo a la derecha
Estamos en pleno zigzag,viendo al norte el Cantu Agero
Y más cerca las paredes verticales de La Prada
A veces entre el arbolado volvemos a ver Lebeña y sus collados
Lebeña, encrucijada del Camino Lebaniego y de la historia
Rampa recta
Curva bajo las peñas, en cuyas grietas crecen las encinas...
Y otra buena cuesta...
Ahora el Aliago de nuevo a nuestra izquierda...
Este camino sube más que el del desfiladero del Rubejo pero como ventaja, además de las vistas, es que es ancho y cómodo de caminar
Cuando hace sol, eso sí, aquí castiga con fuerza...
El de Rubajo, abajo, tiene más sombra y frescor en la garganta fluvial
La pista ha sido ensanchada y es comunicación rodad entre Allende y Cabañes, pero muy ocasionalmente veremos pasar algún vehículo
Caminamos así flanqueados por masas arbóreas autóctonas
A la derecha asoma una de las picas del Agero
Y así avanzamos entre vueltas y revueltas
Vemos también el Mirador del Moro y Corral de los Moros en el Picu Aliago y Peña del Encinal
Maravillosa naturaleza de los Picos de Europa
Castañares, cajigas, robles, encinas, hayas...
Subir y más subir
Rodadas de todo-terrenos y tractores
Flechas rojas del Camino Lebaniego
Laderas rocosas y terrosas, firme caminero de zahorra
Peña Ventosa y el desfiladero de La Hermida
Nos despedimos así de él pero esperando regresar muy pronto...
Ya vemos, cercana, la cima del collado
Hacia ella vamos
La Corona del Pando...
Abajo de nuevo la garganta del Rubajo, uno de los desfiladeros laterales del de La Hermida, formados por sus afluentes. Ahora, entre el Aliago y La Corona del Pando asoman las praderías y cuetos del camino de Cabañes a Pendes
Y a lo lejos la línea de cubres en torno al Puerto de San Glorio (1.609 m), antiguo San Clovis o San Clovio, paso natural de Liébana con León y Palencia, por donde va en la actualidad la N-621 y por donde el viejo trazado caminero principal ha sido recuperado con el Camino Vadiniense, desde el que pueden seguir hacia el Camino Francés los peregrinos que deseen continuar hasta Santiago tras llegar a Santo Toribio
Destacan Peña Prieta (2.536 m), el Sestil del Robadoiro (2.215 m), Alto del Naranco (2.219 m)
La muralla de cimas se extiende hacia la Peña de la Nave (1.868 m), El Boquerón (1.799 m), o el Portillo de las Yeguas (2.103 m)
Más a la derecha es la Sierra Mediana con los Puertos de Salvorón, con el Alto de la Triguera (1.896 m), El Motajal (1.979 m), Tabla Maltrota (2.027 m), Puerto de la Vega de Arriba o Collada Bragatesa (2.065 m), el Coriscáu (2.234 m), Valdeloso (2.013 m) Peña Cascajal (2.027 m), Peña Gustal (1.947 m), entre otros
Más cerca, el paso de Cabañes a Pendes para bajar al gran valle central lebaniego rumbo a Potes y Santo Toribio
También las rutas castellana y leonesa, además de la vadiniense, recuperan los pasos naturales empleados para salvar tan formidable cordillera en la antigüedad, muy posiblemente también por los romanos durante su triple ataque a Cantabria, con otras tantas legiones, hacia el 29 a. C. mientras otras tres se empleaban más al occidente contra los ástures
La que se preveía una campaña corta y triunfal se prolongó toda una década, teniendo que venir el mismo Augusto a poner en orden a sus generales, incapaces de acabar una guerra que parecía volverse endémica. Hasta su legión de élite, la Legio I Augusta, fue castigada a no llevar más el nombre de Augusta por flaquear ante el enemigo y perder su estandarte. Su otrora orgullosa denominación nunca sería recuperada y más tarde, en otros teatros de operaciones, será llamada Legio I Germánica. No llegó tampoco a recobrar del todo su preciada fama, décadas después, tras dudosos cambios de fidelidades, sería incluso disuelta por Vespasiano y sus soldados incorporados ignominiosamente a otras unidades
Más cerca y a la derecha de las montañas nevadas El Cotanillo (647 m), bajo el que va el camino de Cabañes a Pendes
Aquí la subida parece suavizarse un poco...
Paisaje de bosque y matorral...
El otro camino a Cabañes va paralelo a nosotros, por las profundidades del desfiladero
Aún nos queda una buena rampa y un poco de zigzageante senda montañera
Ahora damos vista a la cima rocosa de La Prada
Curva a la izquierda...
Últimos repechos...
Y curva a la derecha
Adentrándonos en la frondosa umbría...
Ya estamos en la cima
La Corona del Pando, a 595 metros de altitud. En estos parajes han sido hallados señales de poblamientos neolíticos así como un recinto fortificado de época imprecisa
Ahí vemos el monolito señalizador
Curva a la derecha
Y empezamos a bajar hacia Cabañes
Cumbres de Ándara, macizo oriental de los Picos de Europa. Aquí están el Picu Conchizo o Ciruenzo Menor (1.191 m) con La Torca Vallines, La Jorcada de Ciruenzo y Ciruenzo Mayor (1.307 m). Más atrás El Cuetu la Llosa (1.314 m)
Y por fin veremos delante de nosotros Cabañes, bajo el Picu Paña (1.354 m), entre La Canal de Colio a su izquierda y El Colláu los Pandos a su derecha
Todo este macizo es paraíso de los montañeros. Cada rincón y cada lugar de cada peña tiene su propio nombre y al pie de la cumbre del Picu Paña tenemos las laderas de La Huertona y La Huertina, La Canal de Paña, Rejedas, Portunedi, Los Riscos o Los Lacios, con su famosa cueva, en la que han sido hallados antiquísimos enterramientos. Más abajo las praderías de La Cuesta la Vega
Hay dos albergues en Cabañes, El Hayal, a la entrada del pueblo, que es privado y una auténtica institución en la ruta, no solo para los peregrinos sino también para montañeros, escaladores, senderistas y amantes de los Picos en general, con servicio de bar, y también el albergue público, en el centro, cerca de la iglesia y al lado de la carretera que va a Pendes
Hay además dos rutas también para ir a Pendes, una es bajar la Riega la Mata, que junto con la de Las Conchas forman el Rubejo, para luego ir subiendo luego a la carretera en El Habario o Castañar de Pendes
La otra es seguir la carretera por Panduso y pasando al pie del barrio de Trascoba, unirse al anterior en El Habario poco antes de bajar a Pendes. Sobre Trascoba vemos ahora de nuevo La Cuesta la Vega, el Colláu los Pandos (809 m) y a la izquierda La Peñuca de Colio (848 m). A la derecha, al otro lado del colláu, asoman las estribaciones más meridionales de Ándara que miran hacia el Valle de Camaleño
En Penduso hay otros alojamientos, no albergue, la Posada los Guindales, de turismo rural
Bajo Penduso, la carretera de Pendes...
Bajamos así ante las alturas de Los Picos de Europa, un topónimo que llama poderosamente la atención, etimológicamente para unos por ser las primeras peñas de Europa que los marineros veían desde la distancia al volver de América, para otros por los peregrinos europeos que las veían y comparaban con los Alpes, algunos por los romanos, que vieron en ellas el escenario mitológico del Rapto de Europa, secuestrada por Zeus, nada de ello parece sostenerse demostradamente. Sus habitantes las conocen simplemente por Los Picos
Los textos más antiguos conocidos referidos a estas montañas, si bien no llamándolas de Europa, es en el Periplo Masaliota de la famosa Ora Marítima de Rufo Festo Avieno, escrita en el siglo IV pero basándose en un texto muy anterior del VI a. C. Las alusiones al Mons Vindius, (Monte Vindio), de los textos clásicos alusivos a las guerras contra cántabros y ástures, pueden o referirse a este o a otros parajes de la Cordillera Cantábrica, que llegó a conocerse como Pirineos o Pirineos Cantábricos en épocas pasadas. En las crónicas asturianas aparecen topónimos de lugares concretos, Liébana, Auseva, Amosa (Amuesa) pero no uno concreto para todo el macizo. Empezando el siglo XII el Obispo Pelayo se refiere a Permensa Pelaggi para el entorno de Covadonga, los Picos de Cornión o macizo occidental, lo que coincide con las crónicas musulmanas de la Peña de Pelayo, y Alfonso X El Sabio en su Libro de la Montería escribiría del "... pie de la Peña, desde Fuente de Eva..." (Fuente Dé). No sería hasta 1530 cuando el historiador y humanista siciliano Lucio Marineo Sículo las llame Rupes Europae en su obra De rebus Hispaniae memorabilibus escrita en Alcalá de Henares, al que seguirían en 1572 el cronista de Felipe II Ambrosio de Morales con su Viaje Santo, donde las nombra como Montañas de Europa, seguido luego por Las Fundaciones del historiador Fray Prudencio de Sandoval en 1601, con las Peñas o Sierras de Europa y así hasta nuestros días, si bien la primera vez que se escribe exactamente tal y como lo conocemos hoy día, Picos de Europa, no sería hasta el Diccionario Geográfico e Histórico de Asturias de Martínez Marina. por el año 1800
Tras la larga subida llega ahora un poco de bajada, también en zigzag
El Camino atraviesa esta preciosa foresta de robles y castaños
Atendamos a las flechas, pintadas en las peñas
Y a los postes indicadores balizando el itinerario hasta Cabañes
Árboles notables en esta venerable arboleda que, poco más arriba, da paso a las cumbres peladas de Los Picos...
Cabañes, a un paso...
Mientras, seguimos bajando
Bajo el imponente crestón calizo del Conchizo y el Ciruenzo Mayor
Y bajo las ramas del boscaje...
Al pie de la montaña una senda se interna hacia el Corazón de los Picos por El Puertu Cabañes y el Colláu Pelea, es el Camino de las Conchas, un topónimo muy sugerente pero que no parece vinculado con las peregrinaciones. Las referencias a animales marinos en la toponimia montañera suelen referirse a fósiles, muy abundantes en Los Picos
Aquí hay una cantera o arenero
Al fondo una bifurcación
Iremos a la izquierda por el camino de zahorra
En el cruce el mojón nos lo confirma
Flecha a la izquierda
Un verdadero tobogán
Volvemos a ver las colinas de El Cotanillo
Y el circo de montañas de San Glorio
Por sus pasos subirán los peregrinos que vayan hacia León o hacia Castilla hacia el Camino Francés
Y a la inversa, por ellos vienen los que toman los itinerarios leoneses y castellanos para llegar a Santo Toribio y luego seguir hacia la costa tomando el Camino Norte. Toda una red de antiguas sendas recuperadas en estos caminos de romería
Más bajada...
Curva a la derecha...
Y llegamos a La Riega las Conchas
Aquí el camino llanea al pie de este peñón
Y en este lugar viene a unirse con este el camino procedente de Allende por la garganta del Rubejo
Los dos caminos son ya solo uno al pasar un puentecillo sobre la riega para entrar en Cabañes, cuando estamos a poco más de 14 kilómetros del monasterio de Santo Toribio, meta del Camino Lebaniego
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