Eres el Peregrino Número

Buscador de Temas del Camino de Santiago

viernes, 4 de febrero de 2022

LA FRANCA Y SANTIUSTE: "MOLIENDA DE RELATOS" ENTRE RIBADEDEVA Y LLANES (ASTURIAS). EL PRIOR DE RONCESVALLES, EL GRAN ABAD DE COLONIA Y... EL BUFÓN

 

La Franca desde el Camino. Al fondo la Sierra Plana de la Borbolla

Bajando de Colombres, capital del concejo asturiano de Ribadedeva, por El Peral, y tras visitar la venerada ermita del milagrero Santo Cristo de El Bau, hemos cruzado la carretera N-634 y pasado sobre la Autovía del Cantábrico para, a la altura del histórico cementerio indiano, pasar al lado de la vieja Estación de Colombres que fue del Ferrocarril del Cantábrico. Así llegamos pronto a La Franca, en lo que son los primerísimos kilómetros del Camino Norte de Santiago en Asturias



Esta pista de zahorra, además de comunicar la antigua estación ferroviaria, hoy apeadero, evita al peregrino el sufrido paso por la N-634 que había antaño, pues el trazado original del Camino Real de la Costa parece haber desaparecido en este tramo, pasillo natural entre las montañas costeras que han aprovechado todas las vías de comunicación terrestres desde la prehistoria


Así, la Autovía del Cantábrico (A-8), la N-634, el ferrocarril y esta pista caminera se extienden en paralelo según llegamos a esta población de La Franca, a un paso ya del concejo de Llanes, cuya Sierra Plana de la Borbolla (221 m) vemos al oeste


La Franca, nombre también de la hermosa playa en la que desemboca el Ríu Cabra, frontera de concejos, por la que no pasa el Camino pero sí lo hace muy cerca, muestra a las claras el antiquísimo poblamiento de estos lugares, pues en las cercanías de su citado y turístico arenal se hallan las cavernas prehistóricas de Mazaculos, testimonio de la cultura asturiense, de unos 10.000 años de antigüedad


Otro yacimiento muy importante, al norte de La Franca, es L'Espinosu, esta de enterramientos de la Edad del Bronce pero cuya cronología de ocupación debe ser muy anterior, del magdaleniense y principios del asturiense. Si a esto le sumamos la proximidad de la cueva-santuario de El Pindal, de la que hemos hablado en los artículos dedicados a los tramos de camino entre Bustio y Colombres, se delata un poblamiento antiquísimo de esta franja costera


Además de su posición estratégica en los caminos terrestres costeros La Franca se vio favorecida por su cercanía a la playa y los caminos del mar. No era un puerto pesquero o comercial importante en comparación con las aforadas villas portuarias de Llanes o San Vicente de la Barquera, ni mucho menos, pero se empleaba en actividades de comercio marítimo de mercancías libres de impuestos o francas de alcabala que, al estar el lugar a medio camino y a distancia suficientes entre ambas poblaciones, esto evitaba el pago de tributos en sus puertos (tal vez de ahí el nombre de La Franca)


A nuestra derecha, la Sierra Plana de Pimiango, también llamada Rasa de Pimiango y Sierra de Tina, viene a ser la prolongación más oriental de la citada Sierra Plana de la Borbolla. En la actualidad está en buena parte plantada de eucaliptos u ocalitos parala industria papelera, pero siglos ha existieron reservas de árboles autóctonos destinados a la fabricación de buques, y de sus encinares se sacaban taninos empleados por los célebres zapateros de Pimiango


Vamos llegando así a las primeras casas de La Franca cuando tenemos a la izquierda una de las rotondas de enlace entre la N-634 y la autovía

Tras un aligera subida realiza el Camino una suave bajada. Al occidente la Sierra Plana de la Borbolla simboliza el paso al concejo de Llanes y su franja litoral, donde nos aguardan nuevos paisaje

Con el auge del turismo playero, la aldea de La Franca, como vamos a ver, se hizo eminentemente turística. Ya a finales del siglo XIX y empezando el siglo XX había un balneario en su playa. Hay casas de fin de semana, segundas residencias, viviendas vacacionales, alojamientos, hostelería etc.

No es insensible La Franca al paso continuo de peregrinos. Si bien la recuperación y señalización del Camino Norte a nivel efectivo en institucional arrancaría entre los años 1993-1994 (con iniciativas previas naturalmente), el trasiego continuo de caminantes jacobitas no se incrementaría exponencialmente hasta una década larga después. Hay algún albergue privado y hoteles y pensiones, aunque no especializados en ellos, los reciben gustosos

Por ejemplo, alguien aquí ha instalado una fuente hecha artesanalmente, lo mismo que un pequeño mojón

Sin duda una buena oportunidad para reponer agua fresca en nuestras cantimploras, aunque pronto llegaremos también a zona de bares y restaurantes donde dar buena cuenta de la rica sidra y los manjares de la tierra

Sobre el caño una placa con la leyenda "Dar de beber al sediento", uno de las obras de misericordia.... "Dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al peregrino, vestir al desnudo, visitar a los presos, enterrar a los difuntos"

Y aquí, en el suelo, el mojón de las conchas...

A partir de aquí, la pista es ya calle asfaltada entre la rotonda y los chalets y viviendas unifamiliares con jardín y terreno que tenemos a nuestra derecha

La rotonda y, a la izquierda, uno de los accesos a la Autovía del Cantábrico, cuyo paso por aquí tanto se demoró a raíz de varios retrasos provocados por pleitos, deslizamientos de tierra (argayos) y demás

Atrás, en la sierra, los altos de La Garita, atalaya sobre la tierra y el mar profusamente plantados de eucaliptos. La Franca formó parte de lo que en el siglo XVIII fue el Real Valle de Ribadedeva, sucesor del medieval Alfoz de Ribadedeva que, con Peñamellera pasaron de las Asturias de Oviedo a las castellanas Asturias de Santillana en 1230 con el reajuste fronterizo que hizo Fernando III a la unión definitiva de los reinos de Castilla y León. Si bien en lo eclesiástico siguieron perteneciendo a la mitra ovetense la restitución a Asturias no llegaría hasta otras profundas reformas, las de los liberales del siglo XIX, año 1833, con la constitución del actual ayuntamiento en 1834

Casi por entonces, o no demasiados años después, arrancaría como en otros muchos lugares el fenómeno de la emigración masiva a América, que tanto marcó a estas poblaciones pues pervivió hasta bien entrado el siglo XX

También la carretera, un poco en bajada en nuestro sentido, entra en La Franca. Suele haber casi siempre bastante tráfico, máxime en verano pero también en invierno, pues muchos camioneros, viajantes, repartidores, etc. pasan por aquí con sus mercancías, o a comer y pernoctar, etc,

A la carretera vamos a salir nosotros ahora desde esta explanada que hace la pista asfaltada que es aquí el Camino delante de estas casas

A partir de aquí por lo tanto prestemos muchísima atención al tráfico, pues repetimos que suele ser abundante, y bastante veloz

Aquí está la conocida señal que nos dice "Precaución, tramo compartido con la N-634"

Un poco más allá un mojón confirma que vamos en la dirección correcta

Al menos tenemos buenas franjas de arcén a ambos lados, pero no suelen ser estas las travesías más apetecidas por los peregrinos

Algunas de estas casas fueron antaño fondas y posadas, otras viviendas campesinas. Obsérvense los bancos de piedra a los lados de la puerta

Y esta debió ser la antigua cuadra. Obsérvese también como las entradas van quedando a un nivel más bajo, metidas literalmente en una trinchera, según se van añadiendo capas de asfalto para reparar la carretera a lo largo de los años

Aquí la ladera de un cueto quedó en pared de roca viva con alguna obra de ensanche de la calzada, aunque pronto vuelve a crecer en ella la vegetación

En las cunetas crecen hierbas, flores y matorrales. De todas maneras procuremos no meter nunca el pie ahí salvo por necesidad, hay cierto desnivel, rampa, es fácil resbalar, pisar mal, torcer un pie, etc.

La carretera es como una avenida que atraviesa la población, bares, posadas y casas de comidas se concentran algo más adelante

Buena pradería a a nuestra derecha, y espesos bosquetes autóctonos en los cerros que delimitan este pasillo natural que es aquí la N-634, justo por donde debió de pasar antiguamente el camino real (público, del reino), aprovechando este mismo paso

El viejo camino, al que el ilustrado Jovellanos calificó de "fatigoso" cuando pasó por aquí en 1791 en dirección contraria, camino de Bustio, lo recuperaremos cuando lleguemos a las casas del fondo de esta recta

A nuestra derecha La Casa Abajo, sidrería y pensión. Llegamos a la zona de más trasiego de gentes, entre fondas, restaurantes y hoteles

Suelen tener terraza y amplios aparcamientos. En verano y fines de semana puede ser complicado a veces encontrar sitio para comer, máxime con buen tiempo

Coches yendo y viniendo de las playas. Toda esta costa oriental está muy próxima también a otro gran reclamo del norte: los Picos de Europa, por lo que además de sol y baños muchos acuden atraídos por la montaña y el senderismo, hasta como deportes náuticos y fluviales, piraguas, canoas, vela, surf...

Bifurcación de Las Arenas. Nosotros seguimos recto por el arcén de la carretera

Soberbio caserón de piedra a nuestra derecha, que se alarga bastantes metros y tiene otras dos casas anexas, más pequeñas

En todo momento el arcén sigue siendo ancho, pero pronto dejaremos la carretera general

Y ahí está La Parra, hotel y restaurante también con amplia terraza y aparcamiento. Más atrás es el barrio de El Corral de Riba

Las casas forman filas y calles. Fijémonos en la preciosa galería de la derecha 

A la altura de La Parra podremos ir dejando un poco el arcén, separándonos algo más de la carretera

Nos dirigimos al barrio El Mazu, cuyas casas ya empezamos a ver enfrente

Delante de esta casa se forman dos calles paralelas: vamos a ir mejor por la de la derecha

Más allá de las casas de El Mazu, La Borbolla con su planicie nos orienta siempre hacia Llanes. Más a la izquierda es El Picu Tresgrandas (226 m).también en Llanes. A la derecha de la carretera queda el barrio de Los Castros

Allí hay una espléndida quinta de aire indiano con gran terreno de jardines y arbolado ornamental

Continuamos todo de frente por esta explanada donde suelen aparcar muchas veces los camiones

Y aquí tomamos la carretera AS-346, que de El Mazu nos llevará a El Corral de Abajo

Atención aquí a las señales de esta bifurcación

Hay mojón, señalética caminera y flechas amarillas: no tenemos pérdida

Crecen los arbustos en la franja verde que separa ambas carreteras

Por aquí iremos apartándonos de la N-634 y nos adentramos en estos barrios algo más tranquilos de La Franca

Un muriu de piedras cierra una pequeña finca con frutales

También hay vistosos arbustos de ornamento vegetal. Esta calle sería el trazado del antiguo camino real costero


Hacía unos años había en el prado una lancha de pesca que bien llamaba la atención de los peregrinos y de todo el que pasaba


Tal vez haya vuelto a surcar el proceloso Mar Cantábrico en faenas y singladuras pesqueras...


Con la imagen protectora del Sagrado Corazón en la cabina...


Cruce con la carretera de Bojes y casa de corredor entre cortafuegos: seguimos recto, a su derecha, por El Corral de Abajo


Aquí las construcciones tienen un  aire más marcadamente rural. A mediados del siglo XVIII, en el Catastro de Ensenada, figuran estas tierras como productoras de maíz que, en algunos casos, se alternaba con escanda. Los frutales más abundantes eran avellanos, castaños, nogales, manzanos, ciruelos, perales, limoneros, naranjos, melocotoneros e higueras


Algunas casas delatan notable antigüedad, si bien sin duda muchas veces reformadas y ampliadas


Más o menos antiguas, reformadas o más o menos nuevas. predomina la vivienda unifamiliar, si bien recordamos gran parte de ella segunda residencia o vacacional


Dispuestas a ambos lados del camino, están comunicadas con él por una serie de callejuelas


En una de estas casas a nuestra derecha está el Albergue Triskel, un alojamiento muy empleado por los peregrinos


Cruce y siempre recto y de frente por la carretera AS-346,pasando al lado de este viejo caserón de piedra


Fijémonos en la flecha amarilla en la esquina hecha de sillares de cantería


A la derecha, el albergue y otras viviendas son de construcción mucho más reciente


Por aquí vamos saliendo del entramado urbano de La Franca, de nuevo hacia los campos circundantes


La Franca era, en tiempos del Catastro de Ensenada, lugar muy apreciado por sus buenos pastos, explotados mancomunadamente por los vecinos del valle


De sus antiguos encinares, hoy casi desaparecidos, se extraía madera para leña y para hacer aperos agrícolas y de construcción


El hábitat se va haciendo más diseminado según avanzamos carretera adelante, de casas con un pequeño terreno ajardinado cerrado por seto o muro


También hay buenos prados, como este a nuestra izquierda, desde donde se ve la Sierra Cuera, al sur


Son las estribaciones más orientales de este cordal costero de unos 30 kilómetros paralelo a la costa, serranía pastoril y montañera donde confluyen losconcejos de Ribadedeva, Peñamellera, Llanes y Cabrales


En la pared de una casa, un panel con la figura de un peregrinos resalta la vinculación del lugar al Camino de Santiago


Pasamos ahora junto a una urbanización que se extiende por la ladera de un pequeño cerro a nuestra izquierda


A nuestra derecha, ya quedando atrás, las casas de Los Castros, bajo la Sierra Plana de Pimiango


Otra de esas calles formadas por casas y cuadras en hilera


La carretera hace aquí algo de recta y cuesta. Hay además un poco de arcén y cuenta. Estamos en el lugar de Las Encinas


A la derecha el puente ferroviario sobre la N-634. En 1972 la empresa Feve se hizo cargo de esta línea por la que la Compañía del Ferrocarril del Cantábrico y Económicos de Asturias, ampliando ambos trayectos, enlazarían las capitales cántabra y asturiana en Llanes. La vía se abrió al tráfico el 20 de julio de 1905


La llegada del ferrocarril supuso un acontecimiento de primer orden no solo para las poblaciones por las que pasa sino de todos los concejos inmediatos. Los incipientes transportes motorizados por las primeras carreteras apenas existían aún, el avión no existía y el tren constituía la forma más rápida y eficaz de transporte de viajeros y mercancías vía terrestre. Fue utilizado especialmente por los emigrantes, pues los acercaba al puerto de Santander, el más empleado para emprender la aventura americana


Esta suave rampa, con acera a la izquierda, acaba a la altura de estas dos casas. La de atrás era el Albergue Renacer, que fue otra posada para muchos peregrinos


Aquí, la carretera realiza una curva bastante cerrada a la izquierda, por donde empezaremos a bajar


Es la bajada a la ribera y puente del río Aíjo o Ahíjo, que naciendo en Noriega, un poco más al sur, daría sus aguas al río Cabra justo antes de la Playa la Franca


Dejamos a nuestra izquierda los chalets de la urbanización Las Encinas, mientras la carretera sigue el descenso


Ya vemos aquí abajo el puente y, poco más allá, entre unos árboles, el lugar de La Peña, que mira a la mítica Sierra Plana de la Borbolla, otra extensa sierra costera paralela al litoral y prácticamente en primera línea ante el Cantábrico que nos servirá continuamente de referencia en nuestro camino por Llanes hasta llegar a su villa capital 


Un viejo muro de piedra separa la carretera del cauce del río, sito un poco más abajo y prácticamente oculto por la espesura de la vegetación ribereña


Por estas camperas impera ahora la zarza, el tojo y el matorral, algunos arbusto autóctonos y las plantaciones de eucaliptos


Aquí vemos el río Aíjo, entre el puente y bajo el paredón terrero sobre el que discurre el ferrocarril


Pasado el puente hay otra pequeña cuesta hacia La Peña. La carretera serpentea ligeramente para ganar de nuevo altura


La Peña debe su nombre a estos afloramientos calizos rocosos que afloran a la superficie y vemos a ambos lados del Camino


Entre las rocas y en campos y cunetas crece el arbolado. Un pequeño rincón de fresca sombra puede ser un alivio en esos días veraniegos de sol castigador para detenerse un instante 


Volvemos a ver la línea ferroviaria a nuestra derecha. El Ferrocarril del Cantábrico nació en las postrimerías del siglo XIX con la idea de unir Torrelavega con Cabezón de la Sal, si bien al otorgarse la concesión se estipuló arrancase de Santander


No tardó mucho en hacerse patente la necesidad de enlazar Cabezón de la Sal con la red asturiana, por lo que se negoció con la empresa pertinente, la de Ferrocarriles Económicos Asturias, para conectar ambas líneas en Llanes. En este contexto se hizo este trazado que pasa por La Franca


El trazado ferroviario se mete aquí, entre las peñas, en un pequeño desfiladero, justo cuando se acaba esta cuesta de la carretera y la carretera hace una curva a la izquierda


En la curva está la casa de La Peña. Justamente aquí, a la derecha, dejaremos esta carretera AS-346


Atentos a las señales que anuncian a los automovilistas el cruce de peregrinos en este tramo de calzada frente a la citada casa


Hay un poco de explanada, y es que por este camino se puede llegar también a la Playa la Franca. Suele ser empleado en verano cuando se llenan los aparcamientos más cercanos al arenal


De frente hay una bifurcación: como hemos dicho dejamos la carretera y tomamos esta pista a nuestra derecha, es la que baja al profundo valle del Ríu Cabra en El Campu


Aquí tenemos el mojón jacobeo indicador que nos señala tomar este ramal. Su trazado sumamente recto y en bajada nos recuerda a las calzadas romanas. Es muy fácil que este camino lo sea, o parte de tal, vía aprovechada y acondicionada en tiempos de Roma, pues abajo hay un puente que tiene visos de romano más que medieval, El Puente'l Campu, que veremos al llegar al río


En el poste telefónico a la derecha se indica que por allí se va a la recitadas Playa la Franca. Si estamos bien de tiempo, ganas y fuerzas, máxime si dormimos en el pueblo o en sus cercanías, podremos acercarnos


Es el del Ríu Cabra un valle estrecho y profundo, prácticamente un desfiladero, entre estas planicies de Colombres y La Borbolla


No sabemos si lo rectilíneo del trazado tiene que ver con su origen histórico o esta forma está acentuada al haber sido ensanchado y empleado como pista para camiones para la construcción de la Autovía del Cantábrico, que tuvo más abajo, en el Viaducto del Río Cabra, otra de sus titánicas obras


Bifurcación y de frente, todo recto en gran y directa bajada. Tanto aquí como en la posterior subida a Santiuste nos acordaremos del "fatigoso camino" que decía Jovellanos


Espesos y altos matorrales crecen a ambas márgenes de la pista-camino, es la zona o lugar de El Cajigal, bosque de cajigos cajigas, roble albar (Quercus petraea)


Mientras, vamos viendo al fondo el gran viaducto, que desde aquí aún nos parecerá incluso normalito, pero esperemos a llegar abajo


Su altura es de 41 metros y salva este escollo secular en las comunicaciones costeras que fue la honda trinchera natural del río, lo cual fue también un obstáculo importante cuando se hicieron carretera y ferrocarril


Contemplamos los robustos pilares que sostienen tan formidable estructura viaria bajo la que ahora vamos a pasar...


Como tantas veces se dice, estas formidables infraestructuras han mejorado notablemente, aunque no del todo, la epopeya de las comunicaciones por las montañosas quebradas cornisa cantábrica, pero a cambio se han cobrado su tributo en el paisaje: este es uno de los ejemplos, como otros que hemos visto y otros que veremos a lo largo del Camino Norte


Al pie del grandioso viaducto acaba la bajada y aquí, en este cruce, tomaremos el camino de la derecha, que se dirige al Puente'l Campu, paso del río Cabra y paso de Ribadedeva al concejo de Llanes


La estructura del puente es medieval, sim embargo esa forma lisa y llana de la calzada que sobre él pasa es muy del gusto romano, por lo que no es descartable en absoluto que su estructura tenga ese origen


Es un puente de piedra de muy buena factura y remate, de un solo arco bajo el que pasa el río


Un compendio de la historia y de cómo los mismos pasos naturales de la orografía costera son aprovechados a lo largo del tiempo: el puente romano-medieval y el viaducto del siglo XXI. Ante nosotros contemplamos el formidable desnivel respecto a la Sierra Plana de la Borbolla y la cuesta que nos aguarda para flanquearla por Santiuste y ganar el mar. De ella escribiría Jovellanos, haciéndola en sentido inverso en 1791"enorme bajada y solo transitable a pie"


Si bien en esa centuria del s. XVIII muchos viejos caminos reales y senderos de herradura fueron acondicionados, junto con sus respectivos puentes, para el paso de carruajes o diligencias, habría lugares como este en el que sus viajeros habrían de bajarse para sortear estos fuertes repechos subiendo y bajando


Antiguamente se alzaba junto al puente una de las torres que guardaban la Tierra de Aguilar, nombre altomedieval del actual concejo de Llanes


Dos pequeños muros delimitan el borde del puente de la caída al río, eran especialmente útiles para evitar que carros y carruajes, con algún tirón o descuido, se asomasen demasiado y cayesen abajo


Y este es el Ríu Cabra, que además de divisoria geográfica y frontera administrativa de concejos y, durante seis siglos, entre las Asturias de Oviedo y las castellanas Asturias de Santillana, conforma una transición cultural, patente por ejemplo en diversas isoglosas lingüísticas


Al pasar el puente vemos más allá el río, a nuestra izquierda, una casa solitaria El Molinu'l Campu, que fue el último molino que dejó de moler aprovechando el agua de este río, allá por los años 80 del siglo XX. En los años de la década de 1960 llegó a moler 500 kilos de harina diarios que, cobrados a duro el kilo, hacían que este molino fuese "más rentable que siete vacas" según decía el molinero Aurelio..


Aquí nació la escritora María José Cuesta y por eso el lugar le inspiró para escribir su colección Molienda de relatos. De su biografía y obra leemos en la página Escritores Cántabros:
"La escritora astur-cántabra, María José Cuesta, lanza su primera entrega de moliendas con la editorial ‘El sastre de los libros’, con textos de carácter costumbrista que abre un ciclo de publicaciones personales con historias ambientadas en diversos lugares de la geografía española, como Cantabria, Canarias, Salamanca, o Cataluña. 
El prologuista de la publicación, el etnógrafo cántabro Fernando Gomarín, señala que en sus páginas se encuentran «retazos y jirones de vidas sencillas, de historias de tiempos pasados y modernos, vivencias personales de aquí y de allá -de novela, que dirían algunos-, que el lector no hallará en otros libros». 
Con una sensibilidad y ternura a la hora de encauzar a sus personajes, los relatos también destacan por su capacidad de describir sin el abuso de adornos, valorando la precisión para preservar el patrimonio de la memoria. 
Con ilustraciones del artista parragués Dan Miravalles, la publicación incorpora una memoria USB donde pueden escucharse los textos en la voz de la poeta y rapsoda Conchita Vidiella. 
María José Cuesta nació en en 1943 en El Molino del Campo, concejo asturiano de Ribadedeva. Su inquietud literaria la adquirió de su abuelo, Juan Díaz del Valle, gran aficionado a la lectura. Ha publicado varios de sus trabajos en libros colectivos de la Sociedad Cántabra de Escritores, donde en las obras ‘Balconadas’, ‘Sueños’, ‘Obrussae Cantabricae’, ‘Mar.es’ e ‘Hila… de la rima a la prosa’, publicó los relatos ‘Cristian Messi,’, ‘Sabios de la tierra’, ‘Entrañables despensas’, ‘Melodía de caracola’, ‘Vasallos y señores’, ‘Último sueño’, ‘Mi fortuna’ y ‘Marina la colmenera’. Es miembro de la AEA  (Asociación de Escritores de Asturias), que le ha publicado en dos antologías de relatos: ‘Callada crisis de la tierra’, ‘Hogar sólo de nombre’ y ‘Pedrín en la universidad’. 
Creadora y miembro del jurado del certamen Premio Natural Optics en la Fundación Sicoris de Lérida. También ha sido soprano en varias corales, entre otras la Polifénica del Cabildo Insular de Fuerteventura, dirigida por el maestro Almansa. También fue impulsora de varias asociaciones socio/culturales en Cantabria y Cataluña y cooperante de ONGs en África, cuya experiencia recogen algunos de sus relatos"

Fuerte recuesto nada más pasar el puente entre frondosos matojos y arbolado ribereño, cual intrincada selva a nuestro alrededor. En el gran mamotreto del viaducto el sonido del paso de los vehículos retumba sobre nosotros, proporcionándonos un gran contraste entre naturaleza desbordante y, a la vez, tráfico trepidante 

El viaducto, con sus dos largos brazos, se extienden unos 275 metros de ladera a ladera y transmiten a los que estamos debajo una inquietante sensación de pequeñez y vértigo, cual obra faraónica

Entre dos pilares del viaducto parece enmarcarse la montaña. El Llanu'l Pintor dela Sierra Plana de la Borbolla y El Picu Tresgrandas son separados por una estrecha quebrada cual profundo valle, el de La Riega Ubrade, "casería escondida y deshabitada" que divide las parroquias llaniscas de Tresgrandas y Pendueles, donde nos hallamos ahora, desembocando también aquí en el Ríu Cabra

En esas pendientes laderas está también El Cantu'l Caleru. Eran comunes en las montañas y en cualquier afloramiento de roca caliza los hornos de cal, caleros o calieros, donde se cocía la piedra para producir cal, indispensable para cubrir e impermeabilizar paredes de mampostería y para abono, entre otros usos

Pasamos bajo el viaducto según ascendemos fuertemente por este repecho ante este viaducto que en realidad es como si fueran dos, para los carriles respectivos de la autovía, gigantescas moles de hormigón ahora sobre nosotros

El intenso retumbar del tráfico suena sobre nuestras cabezas en esta soberana cuesta a Santiuste

En las inmediaciones está la Cueva Mazaculos, que en realidad son dos, Mazaculos y El Molinu Gasparín, donde hay señales de presencia humana (cultura asturiense) desde hace 11.000 años, y hasta hace 5.000, la del Molinu de Gasparín o Mazaculos I fue primeramente vivienda y luego enterramiento. Se revela que en ese segundo periodo los humanos ya dejaban las cuevas, dejándolas eso sí como santuarios, y se asentaban al aire libre

Mazaculos II, la que es propiamente Mazaculos, tiene una explanada delante de la caverna y en su interior abundan restos animales, caballos, bóvidos, ciervos, jabalís, cabras, ovejas, rebecos, corzos, lobos, nutrias, zorros, tejones, además de un de los mayores concheros de Asturias. No en vano por entonces las lapas (llámparas) y los caracoles de mar (bígaros) eran una parte fundamental de la dieta, depositándose sus cáscaras en grandes montones. Para ello llegó a emplearse una herramienta lítica peculiar, el famoso pico asturiense

Se trataba de una civilización que aún no dominaba las artes agrícolas y ganaderas, llegarían casi inmediatamente después, y su subsistencia se basaba en la caza, la pesca y la recolección de moluscos, pero al llegar el Neolítico, entre 7.000 y 6.000 años atrás, se produce un cambio, la cueva se ocupa toda la primavera y el verano. La caza sigue siendo primordial pero se diversifican las especies (ciervos, corzos, jabalíes, bóvidos, zorros, y se pesca, se siguen recolectando moluscos y ya se documenta la domesticación de animales como cerdos, cabras, ovejas, bovinos y lobos. Esta fase de neolitización puede sin duda estar muy vinculada a las necrópolis tumulares de la Sierra Plana de la Borbolla


Subiendo entre los dos pilares, la pista hace una curva a la derecha


Si no se ha caído, veremos aquí, en uno de estos gruesos y altos pilares, la concha del camino


Y sigue la fuerte ascensión recuesto arriba todo de frente y recto


No hay pérdida posible pero siempre es útil un mojón de confirmación que nos indique que seguimos la ruta correcta y que nos hemos dejado atrás ningún cruce o desvío


Y esta es la cuestuda subida a Santiuste, la entrada al concejo de Llanes por el Camino Norte, en términos de la parroquia de Pendueles


Más arriba arbustos y matorrales comparten espacio con plantaciones de eucaliptos


Acaba la que posiblemente sea la rampa más fuerte de esta cuesta cuando llegamos a una bifurcación


Puede ser un buen lugar para hacer un alto un instante recuperando aliento tras el remonte que hemos dejado atrás. Luego continuaremos a la derecha


He aquí el mojón que nos lo indica, con su correspondiente flecha amarilla pintada


Nos adentramos en el frescor de este túnel vegetal


El Camino sigue subiendo, si bien no de manera tan acusada como el tramo anterior desde el puente


Es el ascenso para ganar la rasa costera por la ladera más oriental de la Sierra Plana de la Borbolla, que antes veíamos a lo lejos


Seguidamente el camino vuelve a acometer otro fuerte repecho


El boscaje es frondoso pero se pasa bien


Si la vegetación, que suele crecer enormemente en primavera, no nos lo oculta, aquí veremos una de las entradas a la finca del palacio de los Rubín de Celís, en medio de los prados y al pie del monte de Covarríos


El palacio está semioculto entre los árboles y setos silvestres y bajo el monte El Covarríu


Apenas se ven los tejados de los edificios de la quinta y parte de una fachada del caserón. Así como alguna palmera. Intentaremos tener mejor perspectiva desde algo más arriba


Subimos pues unos metros más y llegamos a la siguiente bifurcación, donde tenemos otro mojón caminero


Seguimos todo de frente y el Camino sube más suavemente, siempre entre el frondoso matorral y boscaje


La enramada sigue sin dejarnos ver bien el palacio


Unos pasos más y llegamos al final de la cuesta: hemos llegado a La Venta Santiuste, donde descansó y desayunó Jovellanos en su viaje de 1791 siguiendo este camino


La histórica venta es hoy un arruinado edificio empleado como establo pero que fue antaño parada y fonda de peregrinos, pastores, viajeros y arrieros de esta antigua ruta costanera.


Desde La Venta Santiuste se divisa El Covarríu, La Vaca o Picu Santiuste (142 m), picudo y cónico monte sobre la Playa la Franca, que no llegamos a ver tampoco desde aquí


En su ladera occidental crece el brezo, en la oriental se han plantado ocalitos


Más allá las estribaciones de la Sierra Plana de Pimiango, Rasa de Pimiango o Sierra de Tina


Ahora desde lo alto sí que vemos bastante mejor el Palacio de los Rubín de Celis, cuya traza actual del siglo XIX es de inspiración neoclásica, escasa ornamentación y vanos dispuestos regularmente. Además de dependencias agropecuarias tiene capilla propia. De aquí era señor Gabriel Rubín de Celis y Mon, que fue Canónigo de Santander y Prior de Roncesvalles (mítica población del hoy llamado Camino Francés), título este que conllevaba el medieval de Gran Abad de Colonia


En Apuntes históricos, genealógicos y biográficos de Llanes y sus hombres, de Manuel García Miyares (1893), se dedica un capítulo a La Ilustre Casa de Rubín:
"Del Coto y Señorio de Santiuste que hoy disfruta el señor don Gabriel Rubin de Celis y Mon, antiquísimo solar y cuna de personajes ilustres, fue dueño y señor y en el nació don Felipe Rubin y Pariente, Canonigo de Santander, Prior de Roncesvalles y Gran Abad de Colonia. 
Don Ramon Rubin y Pariente hermano del anterior, fue distinguido Catedrático de derecho en la Universidad de Valladolid. 
Don Manuel Rubin y Pariente también hermano de los anteriores fue conocido y acreditado diplomático. 
Originario de Santiuste, fue el primer Conde de Antillón; de donde lo fue asi mismo, y también de la Ardina en Posada, el Excelentísimo e Ilustrísimo señor don Antonio de Posada Rubin de Celis, Patriarca de las Indias, primer Marqués del Soto de Aller, su naturaleza, Prócer nombrado por la Corona para las legislaturas de 1834 al 36, Senador del Reino y Arzobispo electo de Valencia. 
En el año de 1712, era dueño y Señor del mismo Coto de Santiuste don Pedro Rubin; y en el de 1760, lo fue don Fernando Rubin de Celis y Pariente. 
En la primera mitad de presente siglo diez y nueve, poseyó como propietario, dueño y Señor, el mismo Coto, don Juan Rubin de Celis y Paraja, Teniente Coronel de los Reales Egércitos, y Comandante del Batállon de voluntarios Realistas del cantón de Llanes, padre del don Gabriel su dueño actual. 
y hermano del don Juan, lo fue el Excmo. señor don Fernando Rubin de Celis y Paraja, Coronel de los Reales Egércitos, que perteneció al Estamento de Procuradores a Cortes, entre los seis nombrados con arreglo al Estatuto Real por los electores representantes de los partidos judiciales de la provincia de Asturias, reunidos en las consistoriales de Oviedo el 26 de Febrero de 1836, cuya apertura tuvo lugar el 22 de Marzo siguiente. Fue Ministro togado del Supremo Tribunal de Guerra y Marina, y dos veces Gobernador civil de Madrid, en donde falleció el 25 de Febrero de mil ochocientos setenta y siete. 
El don Gabriel Rubin de Celis y Mon poseedor actual del Señorio y Coto de Santiuste, vive viudo y sin sucesión, en su casa solariega de la villa de Llanes, sita en la plaza mayor, que tiene dentro de ella una magnífica y espaciosa capílla pública con la advocación de Todos los Santos y en las que se celebra misa todos los dias festivos"

Más allá asoman algunos dejados de La Franca y, a lo lejos, el barrio de Badalán, en Colombres, capital de Ribadedeva


En la distancia la Sierra del Escudo y otras montañas de Cantabria, en los accesos al Alto Nansa y a Liébana


Pasando junto a la estaquera de cierre de La Venta Santiuste vemos el intenso azul del mar dibujando su línea recta en el horizonte. El Cantábrico, que no siempre se deja ver bien pese a su proximidad a este Camino Norte antes más llamado Camino de la Costa. A la derecha está la que debió ser la antigua caballeriza


El tejado de la antigua posada caminera se ha venido abajo en algún momento y se ha reparado con este techo de chapa


Una antigua columna rememora épocas jovellanistas de antiguo esplendor ventero,¡cuántas gentes se habrán apoyado en ella en aquellos siglos camineros!


A pesar de las galernas y temporales, o los ataques de piratas y corsarios, los caminos por mar fueron tenidos durante siglos y pese a su dureza por más seguros, rápidos y rentables que los de tierra. Por ello las rutas comerciales de los puertos cantábricos fueron también de peregrinaciones marítimas. Había que pagar el pasaje pero te ahorrabas muchos gastos de semanas, meses e incluso años (pensemos en la vuelta andando) de viaje, duros, por sendas y lugares solitarios donde no se sabía muy bien cómo ibas a ser recibido. En los frecuentes episodios de guerras, pestes y bandolerismo, desconfianza y picaresca, a los extranjeros, deambulando solos o en pequeños grupos, podía pasarles de todo, y ahí están las crónicas, como las de Guillaume Manier, que aparte de peleas y trifulcas estuvo a punto de ser capado en su peregrinación de 1726


En este tramo de costa ya hemos dicho que los puertos principales eran los de San Vicente de la Barquera y Llanes, que serían lugares de arribada de viajeros y peregrinos europeos, muchos de ellos de puertos como en de La Rochela (La Rochelle), con el que se tenía muy especial relación



Eran las llamadas peregrinationes ultramarinas, et visitationes ad líminum Apostolorum Petri e Pabli, in Compostella. Una de las peregrinas marítimas más célebres fue, en 1690, Mariana de Neoburgo, reina consorte casada con Carlos II El Hechizado, que habría de llegar a España por Santander pero que un cambio de planes la obligó a dirigirse al puerto de A Coruña, variante que a la vez desbarató una tormenta, atracando en la Ría de Ferrol, llegando desde allí a la ya muy cercana ciudad de Santiago, donde como nota curiosa diremos que, el día 16 de abril, entrando la reina en la catedral bajo palio a visitar la tumba del Apóstol y seguidamente admirar el botafumeiro, este se soltó y salió despedido, yendo a caer a sus pies, aunque sin hacer daño a nadie


Según la Xacopedia, las peregrinaciones marítimas decayeron en esa centuria y la siguiente. Con la recuperación de las peregrinaciones sobre todo a partir del Año Santo (Xacobeo) de 1993, las marítimas se centraron en los puertos coruñés y ferrolano (Camino Inglés), si bien ocasionalmente se celebran singladuras marineras, bien tipo regata, bien en embarcaciones particulares, arribando en sucesivas etapas por los puertos cantábricos


Es esta zona de calas inaccesibles y bufones (de bufar) oquedades formadas por la erosión marina en la roca caliza y por las que sale agua con gran chorro de fuerte presión a varios metros de altura y sonoro estruendo en días de temporal, un espectáculo asombroso de fuerza y sonido que se da en otros lugares de la costa de Llanes, por lo que también son llamados bramadorios (de bramar)


Si se diese el caso llegaríamos a verlos (y oírlos) desde aquí, escupiendo su chorrón, un fenómeno espectacular y grandioso que es más fácil los días de tempestad y galerna con las marejadas y mar arbolada del otoño y del invierno



Muchas son las descripciones y artículos que podremos encontrar dedicados a este célebre Bufón de Santiuste. De él cuentan así por ejemplo en la Enciclopedia del paisaje de Asturias:
"Espectacular bufón radicado al norte de Santiuste y que, declarado Monumento Natural del Principado de Asturias, posee dos orificios principales, además de otras simas menores; escupe agua con gran fuerza, hasta unos 40 m sobre el nivel del mar, de modo que se trata del bufón de la costa asturiana que a más distancia se divisa. Debajo de la principal el color de la roca es rojo; una de las salidas principales se localiza unos 8 m al oeste y otra, de color naranja, al sur. Se integra dentro de los terrenos de la aldea semideshabitada de Santiuste, de la parroquia de San Acisclo de Pendueles y del Paisaje Protegido de la Costa Oriental; la costa en la que se enclava está repleta de elevados acantilados y de varios entrantes y salientes"

En la web de Asturias Paraíso Natural hallamos por su parte esta descripción del bufón o bramadoriu y sus características, tan acertadamente escueta y simple como precisa:
"En momentos de temporal, cuando una ola entra con fuerza en la perforación creada en la roca por la acción kárstica, el agua asciende a presión y forma un surtidor, expulsando, además de agua, arena y restos orgánicos, incluso rocas de considerable tamaño, produciendo un silbido o bufido que da nombre a este fenómeno.

El de Santiuste se considera el mayor de los bufones de la costa oriental, ya que puede expulsar el chorro hasta una altura de 40 metros."

Y en Turismo en Llanes abundan en esta descripción del Bufón de Santiuste y de su ubicación y fenomenología:
"Los Bufones de Santiuste se localizan en la parte más oriental de la rasa de Llanes, una vez pasada la localidad de Buelna y a poca distancia de la Playa de la Franca.

Los Bufones son una de las formas más espectaculares del relieve kárstico. Se originan en el borde de los acantilados aprovechando pequeñas fisuras o fracturas de la roca caliza. Se componen de una cámara o cueva y un conducto vertical por donde se expulsa aire a presión, producto del impacto del oleaje contra la base del acantilado, acompañado por agua del mar a modo de potente chorro (surtidor) que en ocasiones alcanza los 30 m, ofreciendo un espectáculo privativo de estas costas."

Gran estruendo el del gigantesco surtidor natural de agua y aire que se mezcla con el estruendo de las olas al chocar con la pared del acantilado. Pasamos ahora a buscar la definición que nos da al respecto de este prodigio de la naturaleza en Santiuste y de cómo se forma:
"El bufón de Santiuste se encuentra en el límite del concejo de Llanes en Asturias. Se trata del mayor bufón de la costa oriental asturiana pudiendo alcanzar unos 40 metros y está situado muy cerca de los bufones de Arenillas.

Un bufón está formado por roca caliza de montaña que al estar en un acantilado es erosionado por el mar por abajo y el agua de lluvia o de ríos por arriba, esta erosión forma cavidades kársticas. Cuando la marea sube llena el hueco producido saliendo al exterior por encima del acantilado lo que provoca un chorro pulverizado de agua de mar acompañada por un sonido característico que es el que le da el nombre de bufón. Fue declarado monumento natural el 5 de diciembre de 2001."

En el intervalo entre una y otra bufada del enorme chorro se forma un orbayu de agua salada a manera de bruma que pronto disipa el viento, a la vez que cae por su propio peso, pero que puede empapar completamente al que le pille allí, por mucho que evite la caída directa sobre él del chorro del bramadoriu


En esos campos crecen algunas encinas, solitarias o formando pequeños bosquetes, así como otras especies autóctonas. Las praderías son aprovechadas como pastos


El ganado, parece que bastante acostumbrado, pace alegremente en las praderías de las inmediaciones, ajeno a la enorme expectación que causa en los humanos. Del bufón y su entorno, incluyendo flora y fauna, encontramos buenísima información en Naturaleza de Asturias. espacios naturales protegidos:
"Este monumento natural se sitúa en las proximidades de la Playa de La Franca, en el concejo de Llanes y se puede acceder a él a través de un pequeño camino que parte de la N-634. Se trata del mayor de los bufones de la costa oriental, que puede expulsar un chorro de agua de hasta cuarenta metros de altura, enmarcado en un tramo costero de gran belleza y reconocida calidad ambiental, constituyendo una singularidad geomorfológica y paisajística que es preciso conservar. 
Los bufones son grietas y chimeneas abiertas en la costa, conectadas con simas marinas por las que el agua del mar penetra a presión, formando surtidores de agua pulverizada visibles desde el exterior. Si la mar está en calma, los respiraderos de las cavidades subterráneas se limitan a expulsar el aire, comprimido en las galerías por los golpes del oleaje. Los quejidos del Bramadoriu, como se denominan localmente a los bufones, se dejan oír a muchos kilómetros y el suelo, desgastado ya por milenios de oleaje, amenaza con romperse definitivamente. 

El entorno del monumento presenta una elevada calidad ecológica, y además de su interés paisajístico y geomorfológico, el entorno del bufón alberga interesantes comunidades arbustivas propias de los acantilados calizos, además de encinas laureles. En cuanto a la fauna representativa, en los acantilados del entorno los cormoranes moñudos comparten espacio con las gaviotas patiamarillas paiños, así como el halcón peregrino."


Otra página, la de Asturias.com, nos da buenos y abundantes datos sobre este extraordinario paraje ante el que el peregrino, sobre todo si no sabía o se le había advertido de este portento, se llevará sin duda una tremenda sorpresa si lo descubre en toda su plenitud visual y sonora:
"Estos saltos de agua son algo distinto a la acción típica del mar rompiendo en grandes olas contra la costa. En este caso, el agua aprovecha chimeneas bien definidas y grietas de la caliza para salir a borbotones a la superficie imitando a los géisers, formando surtidores que pueden alcanzar más de veinte metros de altura.
La imagen única de estos surtidores sólo puede disfrutarse en zonas bien localizadas del litoral de Llanes. En estos lugares de la rasa costera se dan unas características geológicas poco corrientes. La formación de los bufones se basa en la disgregación de la roca caliza, su disolución en contacto con el agua de lluvia que penetra por pequeñas fracturas hasta el nivel del mar. La acción erosiva del oleaje favorece el agrandamiento de estas cavidades originales. Con el paso del tiempo llega a formarse una cueva en comunicación con el conducto vertical. Las olas hacen que el aire o el agua que se acumula en la cueva se compriman y salgan a gran presión al exterior. 
Este fenómeno despliega toda su fuerza cuando el Cantábrico está bravío, en otoño e invierno es más fácil que suceda. Además la combinación de la pleamar con marejada es la mejor de las opciones para ver los bufones en todo su esplendor. En estas ocasiones, sin embargo, hemos de mostrarnos nada temerarios y muy respetuosos, observando el espectáculo a una prudente distancia. El peligro es real si nos acercamos demasiado, ya que la fuerza del chorro puede arrastrar a un hombre. 
Si la mar está en calma, los respiraderos se limitan a expulsar aire, pero en los días de fuerte marejada los bufones se transforman en un espectáculo que produce admiración y temor."

Los bufones reciben muchas visitas, tanto este de Santiuste como los de Arenillas en Vidiago y La Bramadoria o El Bramadoriu en Pría, a la admiración que causan se une la de los acantilados y la olas del mar que parecen querer competir con ellos en altura y estruendo. No obstante hemos de tener máxima prudencia, no confiarnos ni acercarnos nunca al borde de estos despeñaderos. Por desgracia no son infrecuentes los accidentes y no pocos sustos pese a todas las advertencias


Compartimos ahora del magnífico artículo dedicado a los bufones de Llanes por Carme Pechoabierto Saorín,  publicado en España Fascinante, el apartado de explicación general y el dedicado a este de Santiuste:
"En la costa oriental asturiana, lugar donde el Cantábrico se hace notar, es posible observar uno de los fenómenos más curiosos de la naturaleza. Se trata de los bufones de Llanes. El agua del mar entra con furia, a través de las chimeneas y grietas de la caliza en la costa. Su misma fuerza hace que alcancen la superficie. Así generan un fenómeno que recuerda al de los géiseres, formando surtidores de más de veinte metros de altura.

Un maravilloso espectáculo que queda muy cerca de uno de los pueblos más bonitos de Asturias. Los tres bufones, declarados Monumento Natural, están incluidos dentro del Paisaje Protegido de la Costa Oriental. Ofrecen una imagen única de unas características geológicas poco corrientes.

La disgregación de la roca caliza gracias al contacto del agua de lluvia genera pequeñas grietas, conectadas con las simas marinas, que llegan hasta el nivel del mar. El efecto de la erosión producida por el agua salada agranda estas cavidades originales, de tipo kárstico, formando cuevas que comunican con el conducto vertical. El resto viene por la acción de las olas, cuando la marea sube, que hacen que el aire o el agua acumulados en la cueva se compriman y salgan a presión hacia el exterior."

Una ruta comunica estos bufones con Buelna: es empleada por muchos peregrinos como alternativa a la carretera, que pasa un poco más abajo y a la que vamos a salir enseguida. Así nos la explican en Turismo Asturias:
"Si al dirigir la mirada en dirección a la costa, observan la presencia de chorros verticales de agua pulverizada, es que las condiciones de mar y marea son propicias para disfrutar del espectáculo de los “bufones” de Santiuste. Para ver de cerca, sentir el estruendo y escuchar el “bufido” del agua al salir despedida al aire después de recorrer largas chimeneas formadas a través de las rocas costeras, merece la pena desviarse un par de centenares de metros, del trazado del Camino. 
El desvío, habitualmente suele estar artesanalmente señalizado, partiendo frente a un lugar cercano al que nos incorporamos a la N-634. 
En la actualidad, se encuentra señalizado con flechas amarillas el sendero que discurre sobre los acantilados, desde la N-634 al bufón de Santiuste y desde aquí, en dirección oeste, hasta alcanzar Buelna. La distancia a recorrer es apenas un kilómetro más que por la carretera, caminando sobre el acantilado por un tranquilo sendero y rodeados de un paisaje incomparable."

Entre nosotros y N-634 hay un tramo de carretera antigua, cortada y en desuso, si bien empleada para aparcar el coche quienes quieren ir a ver los bufones. Más allá pasa también el ferrocarril. Volvemos a ver el cónico e icónico monte El Covarríu


Nuestro camino, el camino intermedio y la carretera van ahora los tres en paralelo. Abajo vemos un mojón. pero de momento recomendaríamos seguir de frente unos metros más


Y es que ambos caminos confluirán unos metros adelante sin descolgarse malamente por este pequeño pero traicionero desnivel donde no es difícil pisar mal...


El firme es llano y se camina sin dificultad, una vez ya hemos dejado atrás el gran repecho de ElCampu a Santiuste


Nuestro camino baja ligeramente a la derecha y ya se une al de abajo


Aquí hay otro mojón, vamos a ir a la izquierda


El camino se estrecha un poco pero se pasará sin problema


Es un bello sendero entre vegetación. Una fila de árboles nos separa de la carretera


Únicamente alguna vez, sobre todo en primavera con sus brotes verdes, puede hacer falta dar un bastonazo para apartar alguna rama crecida o una zarza...


El matorral forma espesos setos silvestres en ambas márgenes, pero ya presentimos nuestra próxima salida a la carretera, donde como hemos dicho habremos de tomar una decisión; o seguir por ella hasta el siguiente pueblo, Buelna, o tomar como alternativa la Ruta de los Bufones 


Por momentos el follaje parece despejarse un poco según nos acercamos a la N-634


Ya estamos al borde dela carretera general pero no salgamos aún a su arcén. Continuemos por el sendero un poco más


En el suelo, prácticamente el único sitio donde pueden por aquí pintarse, una flecha nos lo indica


Proseguimos entre otros arbustos y zarzales...


La N-634 siempre a nuestro lado y a la vista. Aunque con la Autovía del Cantábrico ha cesado aquel incesante y peligroso tránsito de vehículos de antaño, suele tener bastante tráfico en no pocas ocasiones, y al ser pista ancha y muy recta, a mucha velocidad


Al llegar aquí ya no sigamos más, bajemos a la carretera


Además de este paso de tierra como comunicación, unas flechas amarillas en el arcén, pintadas y repintadas varias veces, van a ser nuestras referencias a partir de ahora


Indican dos opciones, siguiendo el Camino Oficial, que seguiría el trazado del viejo camino real costero que en este tramo desapareció cuando se abrió la carretera continuaríamos por el arcén a la izquierda para, andados un par de kilómetros, llegar directamente a Buelna. Se trata de un recorrido corto y rápido, pero por asfalto y a veces con tráfico, sobre todo en verano, hay un buen arcén pero es bastante penoso, en nuestra opinión sin ningún aliciente reseñable para caminar a gusto. Aunque durante un escaso trecho se recuperó un tramo el camino real que no resultó afectado y pasa junto a una antigua cabaña y oratorio, es fácil que nos veamos en un aprieto cuando nos vuelva a la carretera pasados unos metros, al estar tomado, por lo que habríamos de regresar atrás


De frente, si cruzamos, iremos a Buelna por las praderías de la senda costera del Camino de los Bufones, que no es camino oficial, realmente ni siquiera camino, solo como mucho un paso de pescadores y ganados, pues en estos campos del litoral se aprovechan los pastos hasta el mismo borde del acantilado


Está señalizada con flechas amarillas y es un kilómetro más largo pero nos permite disfrutar enormemente del paisaje visitando de paso algunos monumentos naturales como los bufones de Santiuste y Buelna, así como la playa de Cobijeru, playa que es como un lago de agua salada, comunicada subterráneamente con el mar y digna de conocer


No obstante, dado lo deficiente de la señalización y su sinuoso trazado se recomienda que, si estamos cansados, tenemos cierta necesidad de llegar pronto al albergue u hospedaje, o por nuestras circunstancias queremos estar cerca de zonas más pobladas, sigamos el camino oficial por la carretera, pero sin salirnos de ella, hasta Buelna


En principio, y salvo las circunstancias que podamos tener en cada momento, como las reseñadas, por nuestra parte recomendamos totalmente seguir por el Camino de los Bufones, con especial cuidado en el cruce de esta carretera y el de la vía férrea, pues aunque con buena visibilidad ambos, han de cruzarse con prudencia







No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu visita y contribuir con tu comentario... Únete a la Página Oficial en Facebook para descubrir nuevos contenidos....Ultreia!