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martes, 25 de marzo de 2025

CENA DE CONFRATERNIZACIÓN DE PEREGRINOS EN FONCEBADÓN (LEÓN) 22-3-2025. VÍSPERA DE LA MARCHA A LA CRUZ DE FERRO

La noche del 22-3-2025 la comunidad peregrina celebró una cena de confraternización, previa a la marcha, manifestación y concentración en la Cruz de Ferro que se realizó a la mañana siguiente (ver entrada de blog) en el Hostal Restaurante El Trasgu de Foncebadón, municipio de Santa Colomba de Somoza en La Maragatería leonesa (al oeste de Astorga)


Haciendo tiempo di una vuelta por el pueblo, todo nevado, lo que hacía peligrar la marcha, sin embargo a la mañana siguiente resplandecería el sol radiante salvo arriba en el puerto, en la Cruz de Ferro, pero pudo subirse sin problemas: https://xurdemoran.blogspot.com/2025/03/la-cruz-de-ferro-no-se-toca-marcha.html. Sobre la historia de Foncebadón compartimos esta información de la web del Ayuntamiento de Santa Colomba de Somoza:
"Población: 8 habitantes. 
En pleno camino de Santiago, este pueblo, situado en las faldas del Monte Irago, tuvo una gran importancia siglos atrás por la ubicación en él de un monasterio. Hoy está prácticamente despoblado, pero con una incipiente actividad turística.Ninguno de los pueblos no ya de nuestro Ayuntamiento, sino de toda la provincia, puede compararse en popularidad con Foncebadón, debido al Camino de Santiago y todo lo que hoy en día conlleva esa idea. 
La primera noticia fiable que tenemos es un documento de 1102 en el que se habla de una donación en el pueblo de Pedredo al ermitaño Gaucelmo, si bien contamos con otro documento que habla de la venta de una propiedad en Foncebadón, ya en 1072, pero el hecho de que nombre a Gaucelmo, hace que surjan dudas si la datación es correcta.En cuanto a la dominación romana y sus explotaciones mineras, Saenz Ridruejo, a propósito de Foncebadón nos dice: Las laderas se cuajan de canales, desde la Cruz de Hierro. Están recogidos el Arroyo de Trabazos yu el de Valdemarcen, llevándose las aguas de aquel a balsas en el propio Foncebadon, hoy en uso. Ya sea a la entrada de Foncebadón pueblo, o en su cercana Cruz de Ferro, confluyen todos los caminos que pretenden pasar al Bierzo desde los valles del Turienzo o el Duerna. 
A la entrada de Foncebadón se ve aun claramente la llegada de dos caminos, uno el que viene desde Rabanal (el actual camino de Santiago) y el otro el que va buscando Veldedo y Manzanal, con su desvío hacia La Maluenga, quizás en su día el original camino de peregrinación. 
El camino de la recua, que sube por el valle del rio de Rabanal, sin tocar la población, puede llegar igualmente a Foncebadon o a la Cruz de Ferro, y a esta última confluyen directamente los caminos desde Prada de la Sierra o Andiñuela, que a su vez une el Camino de Benavente para el Bierzo de época medieval, y el de los arrieros que sube por el valle del Duerna. (en resumen: alguien, y creemos que acertadamente, ha definido a Foncebadón como la encrucijada de caminos al Bierzo). 
A pesar de que muy pocos son los que incluyen a Foncebadón entre los pueblos maragatos, se da la circunstancia de que se encuentran documentados arrieros en este pueblo (años 1664, 1716, 1723), por lo que no es de extrañar que en un documento de 1730 se nos hable de el lugar de Foncebadón, tierra de la Maragatería). 
Se habla siempre o casi siempre- que Foncebadón y su Cruz de Ferro son la divisoria entre Maragatería y El Bierzo, lo cual no es cierto, ya que la raya se encuentra entre Manjarin y Labor de Rey y el pueblo de El Acebo, unos doscientos metros una vez pasado el que fue centro de comunicaciones del Ejercito, parte del cual se encuentra en territorio de nuestro Ayuntamiento. Foncebadón y la Cruz de Ferro aparecen ya 1632 en la novela La Niña de los Embustes de Castillo Solórzano, con bastante imprecisión en cuanto a la localización de dicha cruz, y con la que quizás pudiera ser la aparición por primera vez en la literatura de la palabra maragato, si bien que referida a gentes del Bierzo. 
Fray Martin Sarmiento, en su segundo viaje a Galicia (1754) menciona la existencia aún de otra de las cruces que delimitaban el coto concedido a la alberguería de Foncebadón en 1103, y en este caso se trataba de la cruz que existía en el camino a Tabladillo.Foncebadón fue totalmente destruido en la Guerra de la Independencia, siendo probablemente durante su reconstrucción cuando se desplazó ligeramente el pueblo hacia Oriente, como demuestra la existencia aún de la torre de la antigua iglesia."

Por su parte la Xacopedia nos ofrece esta información:
"Localidad de 8 habitantes (1.430 m) en el Camino Francés a su paso por los montes de León, en la provincia castellano-leonesa del mismo nombre. A 232 km de Santiago. Situada a las puertas de la comarca del Bierzo, 2 km antes de la mítica Cruz de Ferro, en la cima del monte Irago, y 24 antes de Ponferrada, Foncebadón tuvo su origen en el Camino y la decadencia de este fue también el declive total de esta población, abandonada hasta que en los pasados años noventa comenzó a revivir de nuevo con el renacimiento de la Ruta Jacobea. Al ser el único paso hacia Galicia por los montes de León, la vía era transitada por viajeros de todo tipo, por lo que esta localidad de montaña también sufrió las consecuencias de la apertura en 1764 de la actual carretera por el cercano puerto del Manzanal (1.230 m).  
Las actuales ruinas de Foncebadón permiten apreciar sin esfuerzo el trazado longitudinal de su calle única, al estilo de los viejos pueblos camineros. Es famoso el albergue que aquí abrió, en los inicios del siglo XII, Gaucelmo, uno de los monjes hospitaleros más famosos del Camino de Santiago. Dedicó su vida a los pobres peregrinos que debían atravesar estos difíciles parajes, procurándoles el acceso en invierno y atendiéndoles por las noches con un techo y algo que llevarse a la boca. También contó el lugar con un hospital para los enfermos, fundado también por este eremita, que, además, levantó la actual cruz en la cima del monte, para que sirviese como guía. 
A lo largo del siglo XII funcionaron otros dos hospitales, los de la Magdalena y San Juan, y se acabaría creando un convento de eremitas. El rey Alfonso VI protegió expresamente el lugar, del que surgió el núcleo poblacional para colaborar en la atención a los peregrinos y viajeros. 
Augusto Quintana Prieto ha destacado este “sorprendente y admirable complejo de realizaciones, concebidas y ejecutadas solo y exclusivamente a favor de los peregrinos”. Manuel Rodríguez Pascual afirma, a su vez, que “el favor real sobre este pueblo fue tal que sus pobladores se hallaban exentos del pago de tributos y pechos por el servicio que rendían a los peregrinos”. 
No sin dificultades, los vecinos lograron mantener parte de estos privilegios hasta 1815 cuando se los confirmaron por última vez, al no ser ya necesarios sus servicios con la apertura unos cincuenta años antes de la carretera del Manzanal y la casi completa ausencia de peregrinos. 
En el siglo XVIII sólo quedaba un hospital con una cama “para recibir a los pobres peregrinos romeros” y Madoz, a mediados XIX, ya no le presta atención a Foncebadón, aunque dice que tiene 188 habitantes. 
  
La progresiva despoblación continuó hasta el casi total abandono. En 1991 vivían dos personas en el lugar. El renacer del Camino ha hecho que recupere habitantes y, sobre todo, vida entre las viejas ruinas. 
El resurgimiento comenzó en la segunda mitad de los años noventa gracias al impulso de asociaciones como los Amigos del Camino del Bierzo, que promovió y gestiona el albergue Domus Dei, en el antiguo templo, atendido con frecuencia por veteranos hospitaleros voluntarios que hacen de la estancia algo más que una simple pernoctación. 
Cuenta el lugar con dos albergues particulares más, uno de ellos situado en el antiguo monasterio, y con la singular taberna de Gaia, de decoración medieval, muy conocida por sus comidas y ambiente peregrino. Se observa alguna casa rehabilitada gracias a la apertura de estos establecimientos. 
A la salida del pueblo estaría antiguamente la fuente de las Brujas o del Aquelarre, que según autores como Antonio Justel dio nombre a la población (fuente sabat). Para Anguita Jaén es un topónimo derivado de fons Sabbatonis [fuente de un individuo llamado Sábado]. 
Antes de comenzar el ascenso final al puerto, el peregrino puede aprovechar para recoger algún guijarro que depositará en el gigantesco humilladero de Cruz de Ferro, siempre y cuando no lo haya traído desde su punto de partida, rito ancestral recuperado por numerosos peregrinos actuales."

Bancos y mesas de las terrazas, recogidos, no está para socializar a la intemperie


Tejados de pizarra, propios de la arquitectura del occidente leonés y asturiano así como del oriente gallego


Y una antigua cabaña de piedra y cubierta vegetal, de planta circular, como las de los castros. Hoy casi desaparecidas


Esta es la Calle Real, por donde pasa el Camino, que fue triste noticia por su encementado, que hizo desaparecer su empedrado. Escribía de ello el gran historiador, escritor y divulgador del Camino Antón Pombo en Gronze a fecha 5-6-2019:
"Foncebadón, el enésimo atentado al patrimonio del Camino Francés
El alcalde, ignorando toda la legislación conservacionista, ha pavimentado con hormigón la Calle Mayor Real
"¿A alguien se le puede pasar por la cabeza que en pleno siglo XXI, con tanta experiencia acumulada en la protección patrimonial del Camino de Santiago, sea posible que en uno de los pueblos más emblemáticos del Camino Francés, que ha sido declarado Bien de Interés Cultural y delimitado en todas las comunidades autónomas por las que discurre, y a mayores también Patrimonio Mundial de la Unesco, en medio y medio de esta joya de la corona de los itinerarios jacobeos un alcalde, pasándose por el arco del triunfo toda la legislación conservacionista, pavimente con hormigón a go-go, a lo bestia y sin miramientos, de abajo hacia arriba toda la Calle Real o Mayor, que es el Camino, sin el más mínimo asesoramiento jurídico o estético? Pues sí, esta barrabasada ha ocurrido en un lugar mítico que estaba renaciendo de sus cenizas cuan ave fénix: en Foncebadón. 
¿Quién le iba a decir a los congregados en aquel concilio siempre mentado del siglo X, quién al esforzado obispo Gaucelmo que aquí fundó una alberguería para los peregrinos que atravesaban los Montes de León camino de la vecina Cruz de Hierro, quién a los heroicos habitantes que con sus huertos y rebaños sobrevivieron en tan inhóspito paraje resistiendo las copiosas nevadas de antaño, quién a los que no tuvieron más remedio que emigrar en los años 60 a la capital del reino, quién a María y Ángel, los últimos mohicanos y defensores a ultranza de las campanas del templo cuando la avanzadilla peregrina de la nueva era volvía a deambular entre las ruinas, quién a Julio Llamazares y sus crónicas de la desolación por la España que hoy llaman vacía, quién a los nuevos colonos que han insuflado una inimaginable y próspera vitalidad al núcleo…, quién les iba a decir a todos, vecinos del presente y del pasado, que la ignorancia de quien por no entender nada todo lo desprecia, el patrimonio en primer lugar, iba a escoger el peor modo, tras el asfalto, para reparar la histórica vereda que atraviesa de cabo a rabo la población? 
Atónitos debieron quedarse, entre los que conocían el erial de guijarros y polvo, los primeros en otear el desaguisado. Al igual que en Sarria, cuando unas torres desmesuradas amenazaron con arrinconar lo poco que queda de aquella colina medieval coronada por la iglesia del Salvador y el castillo, fueron los peregrinos quienes primero dieron la voz de alarma. Las quejas y denuncias se sucedieron, y desde entonces la miseria se ha reproducido una y mil veces en imágenes, para mayor gloria del señor alcalde y su sapiencia (deberíamos escribir en el Camino, al borde de cada adefesio y atentado, el nombre de los responsables para que sean recordados per secula seculorum). Ahí andaba el cemento por los foros de medio mundo, y entonces tomó cartas en el asunto la Fraternidad Internacional del Camino de Santiago, que en los últimos tiempos parece haber emprendido una cruzada contra los atentados, diseñados en papel o ejecutados, que inmisericordemente van destrozando, palmo a palmo, las rutas jacobeas: cementados en Galicia y Rabanal del Camino, proyecto de edificio junto a la catedral de Burgos, planta de residuos de Casalonga (Teo), tentativa de volver a explotar la mina de cobre de Touro… 
Trasladada a la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León la denuncia, ¡oh, prodigio!, en los despachos de Valladolid nadie tiene noticia del asunto en cuestión, tan vasto e incontrolable, como la mismísima Amazonía en tiempo de los virreyes, es el territorio autonómico castellano-leonés. Habiendo mandado la preceptiva inspección al monte ipso facto, ya que andamos en tiempo electoral muevesillas, y no vaya a ser que se conjuren todos los demonios para hacerles perder aún más votos de los que ya han perdido por otros y muy dispares motivos, comprueban que en efecto, que es verdad lo que les contaban y uno de los suyos, acaso arropado en la más absoluta de las mayorías, lo cual a menudo no implica mayor ilustración, sino más despotismo, se ha pasado de la raya, y que el desatino debe ser tapado cuanto antes, que se acerca el año santo. Por lo tanto, como suele ser norma en estos procedimientos administrativos, se ordena la reposición de la legalidad a través de un expediente sancionador incoado el 25 de marzo de 2019. 
Los amigos del Camino habían puesto sobre la mesa una imagen que servía para ejemplificar una actuación delicada y respetuosa sobre un patrimonio declarado Bien de Interés cultural: la de un pueblo próximo, fuera del itinerario y por lo tanto ajeno a la galáctica protección del Camino Francés, que está recuperando sus pavimentos empleando materiales de la zona y técnicas tradicionales. Nos referimos a Peñalba de Santiago, que quizá por no estar en la trocha de los peregrinos, ese nuevo Dorado en el que parecen haberse conjurado todos los secuaces del mago Hermógenes, se ha esforzado al máximo para llegar a ser considerado “Uno de los pueblos más hermosos de España” (el nombre de esta agrupación es una copia poco imaginativa, y desde luego sumamente tardía, de una marca que ya funciona en Francia hace décadas). El Valle del Silencio, al pie de los montes Aquilianos, no es la Maragatería de Foncebadón, pero en nuestro caso se podrían haber aplicado sistemas de pavimentación similares a los ejecutados en otros pueblos de la comarca (por ejemplo en Castrillo de los Polvazares), siempre de la mano de expertos, acaso con el recurso al hormigón lavado, tan socorrido últimamente, y generando cuadrículas enmarcadas por losas, al ser la Calle Real muy ancha y para evitar el efecto de pista de aeropuerto. 
Aunque a uno ya le entran las ganas de largarse para siempre del Camino Francés, sigue siendo el hogar primero, la escuela, la sirga de los más entrañables recuerdos, y por eso vale la pena seguir velando por su preservación, a garrotazo limpio (recurso literario, no literal) con los depredadores, a los que hoy les hemos ganado, todos los peregrinos, una pequeña batalla. Ahora toca esperar, paciencia, a que los gestores y técnicos de la postmodernidad maquinen la solución, que debería ser algo más ambiciosa y, para que no se malgaste dos veces el dinero público con tanta alegría, contemple un proyecto de urbanización, por supuesto con todas las firmas e informes sectoriales exigidos."

La actual carretera pasa unos metros más abajo y el Camino viene un poco más arriba, por el monte, las laderas de Peña Candaneo


Al oscurecer y pese al tiempo que hace se reconocen perfectamente bien las luces de Astorga, la capital maragata. Hace tiempo visitábamos su Museo del Chocolate


De Astorga vienen caminando los peregrinos, esta es la razón por la que en estos pueblos de los Montes de León existiesen hospitales, en el sentido de hospedajes de acogida y similares, para ellos, uno de ellos el que fundase el monje Gaucelmo, a quien se atribuye además la colocación de la primera Cruz de Ferro en el puerto y cuya biografía encontramos en la Xacopedia:
"Monje ermitaño del siglo XI y principios del XII que ayudó a los peregrinos del Camino Francés a su paso por los montes de León. Se conserva un documento que describe el recibimiento de una viña del pueblo berciano de Valdecañada. Las ruinas del pueblo de Foncebadón, así como la fuente y el campanario, recuerdan que el ermitaño Gaucelmo fundó en él una comunidad, un hospital y una iglesia para atender a los peregrinos. Lo hizo a escasos metros de la cima del puerto de montaña donde se encuentra la Cruz de Ferro, uno de los monumentos más emblemáticos para el peregrino jacobeo. Es una sencilla y oxidada cruz de hierro colocada sobre un mástil de roble de cinco metros de altura, sobre lo que se considera un altar prehistórico consagrado por los romanos a Mercurio, deidad de las encrucijadas y caminos. Los viajeros romanos ofrecían un guijarro como tributo a Mercurio, hábito que fue seguido por otras gentes cuando viajaban a tierras castellanas y continuado por los peregrinos jacobeos; la tradición cuenta que se cristianizó desde que el abad Gaucelmo colocó allí la primera cruz. En la actualidad, los peregrinos han adoptado la costumbre de colocar sobre el montículo efectos personales como fotos, notas escritas, prendas u objetos traídos desde sus lugares de origen en sustitución de la tradicional piedra
En Rabanal del Camino (León) existe un albergue que lleva el nombre de Gaucelmo. En su honor se crearon los premios concedidos por el Consejo Regulador D.O. Bierzo a personas e instituciones que han destacado por su tarea de promoción, difusión, apoyo y defensa de estos vinos. El premio nació en recuerdo de la viña recibida por Gaucelmo, que este dedicó a su labor hospitalaria al servicio de los peregrinos."

Astorga, a lo lejos, la Astúrica Augusta fundada tras la conquista del territorio astur por las tropas romanas de Augusto, que acantonaron una de sus legiones de manera permanente. Compartimos de nuevo de Wikipedia:
"Astorga (Estorga​ en el leonés de la Maragatería) es un municipio y ciudad española de la provincia de León, en la comunidad autónoma de Castilla y León. Se encuentra en el tránsito entre el Páramo Leonés y los montes de León, y ejerce de núcleo vertebrador de las comarcas de la MaragateríaLa Cepeda y la Ribera del Órbigo. La ciudad es cabeza de una de las diócesis más extensas y antiguas de España, cuya jurisdicción abarca la mitad de la provincia de León y parte de las de Orense y Zamora.Además, es cabeza del partido judicial número 5 de la provincia de León.​ 
Nacida como campamento militar romano de la Legio X Gemina a finales del siglo I a. C.,​ poco después se convirtió en un asentamiento civil y fue capital del Convento Asturicense. Se desarrolló como importante nudo de comunicaciones del noroeste peninsular y gozó de cierta prosperidad en los dos primeros siglos de nuestra era, gracias a la minería del oro, siendo definida por Plinio el Viejo como vrbs magnífica. En los años centrales del siglo III debió de establecerse como sede episcopal, con Basílides como su primer obispo. Fue parte del reino de los suevos tras las invasiones bárbaras y en 714 fue tomada por las tropas musulmanas de Táriq, aunque sería reconquistada por la monarquía asturiana a mediados del mismo siglo. A finales del siglo X volvió a sufrir, en tres ocasiones, el acoso musulmán de la mano de Almanzor.​ 
Desde el siglo XI, y gracias al impulso dado por el Camino de Santiago, la ciudad experimentó un progresivo desarrollo, en el cual la Iglesia tuvo un papel protagonista. En 1465 Enrique IV de Castilla concedió a Álvaro Pérez Osorio, conde de Trastámara, señor de Villalobos y de Castroverde, el título de marqués de Astorga, por lo que la ciudad pasó del estado libre a una condición feudataria. A principios del siglo XIX la ciudad sufrió las consecuencias de la ocupación francesa y fue una de las primeras ciudades que se levantaron contra los franceses, con el amotinamiento de campesinos y jornaleros el 2 de mayo de 1808. El ejército francés entró en la ciudad el 31 de diciembre del mismo año y durante los años siguientes la plaza cambió de manos en varias ocasiones hasta que finalmente los franceses capitularon el 17 de agosto de 1812. 
Entre mediados del siglo XIX y principios del XX se produjo un importante desarrollo industrial, en el que jugaron un papel fundamental la llegada del ferrocarril y el auge de la industria del chocolate. Esta continúa activa junto con otras ramas de la industria alimentaria, como la repostería y la industria cárnica, aunque la actividad económica del municipio está basada fundamentalmente en el sector servicios, con la administración, el comercio y el turismo cultural como sectores más destacados. Este último se sustenta principalmente en su patrimonio histórico-artístico, en el que cabe destacar la catedral, el Palacio Episcopal, la casa consistorial y la ergástula romana, todos ellos declarados Bien de Interés Cultural,​ además de ser lugar de paso del Camino de Santiago y una de las cabeceras de la Vía de la Plata. 
Las celebraciones más representativas son los carnavales —el primer fin de semana después del Miércoles de Ceniza—, la Semana Santa —declarada de Interés Turístico Nacional—,​ la fiesta de Astures y Romanos —declarada de Interés Turístico Regional—​ y, de manera discontinua, la procesión de la Zuiza en honor del pendón de Clavijo y la procesión de la Virgen de Castrotierra, traída en años de sequía desde su santuario situado a 17 kilómetros de la ciudad. 
En 2015, en la aprobación por la Unesco de la ampliación del Camino de Santiago en España a «Caminos de Santiago de Compostela: Camino francés y Caminos del Norte de España», España envió como documentación un «Inventario Retrospectivo - Elementos Asociados» (Retrospective Inventory - Associated Components) en el que entre los números 1708 y 1772 figura Astorga con un conjunto de elementos asociados."

De Astorga y de su vinculación con el Camino de Santiago nos ofrece esta amplia entrada la Xacopedia:
"Ciudad de 12.000 habitantes (870 m) del Camino Francés, en la provincia de León, Comunidad Autónoma de Castila y León. A 258 km de Santiago. Fundada por los romanos como Asturica Augusta (s. I a.C.), es uno de los grandes puntos de encuentro del Camino de Santiago. En ella confluyen la Vía de la Plata, itinerario de origen romano, comercial, militar y de peregrinos, con el Camino Francés. Esta condición hizo de Astorga la segunda población con más hospitales jacobeos a través del tiempo, sólo superada por Burgos. Es, en su conjunto, uno de los grandes centros históricos de las Rutas Jacobeas, con numerosos vestigios arqueológicos que se remontan a la época romana. 
Astorga mantiene viva esta vocación jacobea y de cruce de caminos con varios albergues en servicio y el único museo existente en todas las Rutas Jacobeas -centros de interpretación a parte- con vocación de convertirse en museo de los Caminos. 
 
La tradición jacobea astorgana se remonta al siglo I, atribuyendo al apóstol Santiago la fundación de su Sede Episcopal. La catedral posee el título de apostólica debido a esta incierta tradición. En cualquier caso, se trata de una de las diócesis más antiguas de España, existente ya, se afirma, en los siglos III y IV. Reminiscencias jacobeas se perciben también en el siglo V cuando el obispo local Santo Toribio, que peregrina a Jerusalén y trae numerosas reliquias, entre ellas un trozo de la cruz de Cristo que daría origen al santuario de Liébana -Cantabria- se enfrenta a los seguidores del heresiarca galaico Prisciliano (s. IV), que habían logrado una notable presencia en la zona. La lucha contra los priscilianistas la emprendió Toribio con el apoyo del papa León Magno, quien en una carta que le remite defendería el origen apostólico de la religión cristiana de la Península Ibérica. 
La condición de encrucijada de Astorga viene de antiguo. A esto contribuyó su estratégica situación, que hizo que los romanos la convirtiesen en centro militar y punto de comercio del oro extraído en los parajes próximos de Las Médulas -El Bierzo-. Durante este período distribuía las comunicaciones del noroeste con el resto de la Península Ibérica a través de varias Rutas, entre las que destacaba la Vía de la Plata, que unía esta ciudad con MéridaExtremadura, y los puertos del sur peninsular. 
Esta vía, que sobrevive en la Edad Media, se convierte pronto en esporádica calzada de peregrinos que, desde el sur, se dirigen por ella hacia Santiago. Su flujo aumentará a medida que avance la reconquista cristiana. Muchos peregrinos se desviaban de esta vía en Zamora, hacia el noroeste, pero otros preferían seguir hasta Astorga y enlazar con el Camino Francés. Actualmente siguen escogiendo entre estas dos posibles rutas a Santiago. 
Pero la Ruta que dio a Astorga su gran condición jacobea fue el Camino Francés, que desde el siglo XI reforzó de manera definitiva su vocación caminera. En el Codex Calixtinus (s. XII) aparece citada como ciudad de la ruta con dos topónimos, Austurga y Ostorga. Sin embargo, pese a su gran relevancia como centro de acogida de peregrinos, no se incluye entre las metas de etapaAymeric Picaud, posible autor de la guía del peregrino del Codex, la pasa por alto en el tramo entre León y Rabanal del Camino. No sabemos el motivo. Puede deberse a que las etapas que cita estaban pensadas para hacerlas a caballo, con el gasto del menor tiempo posible. 
Otra cosa eran los caminantes a pie. Para ellos, sin duda, los servicios ofrecidos por Astorga resultaban vitales antes de internarse en las duras rampas de montaña que se avecinaban. Quizá por esto fue la urbe -las huellas históricas así lo evidencian- con más hospitales de peregrinos de todo el Camino, sólo superada por Burgos. 
Pero antes de acceder a los hospitales había que llegar a la ciudad. Los peregrinos entraban y siguen entrando en ella por la desaparecida Puerta del Sol de la muralla, de la que se conservan diversos restos constructivos. La Ruta continúa por la plaza de San Francisco, dedicada a este santo que por aquí pasaría Camino de Compostela y que en la Edad Media era zona comercial de francos y judíos, pasa ante el convento redentorista y, por varias rúas antiguas, desemboca en la calle de Santiago. A continuación se alcanza la zona más noble de la ciudad, con el Museo de los Caminos y la catedral como centros del escenario. 
 
Astorga contó a lo largo de la historia con un mínimo de veinticuatro hospitales para peregrinos y pobres. Antes de entrar en la ciudad aparecía el primero, para acoger a los caminantes que llegaban una vez cerradas las puertas de la muralla. Se atribuye su fundación a un peregrino llamado Pedro Donethen. Numerosas cofradías crearon y atendieron hospitales en la urbe hasta el siglo XVI. Alguno de ellos prolongó su vida hasta el siglo XIX. En la Puerta del Sol funcionó uno de los más grandes y dotados, el de las Cinco Llagas, surgido en la segunda mitad del siglo XI. Conserva la fachada del XVIII. Con el tiempo se unificarían varios de los numerosos hospitales de la ciudad. Actualmente funciona en su emplazamiento una residencia de ancianos. 
En las inmediaciones de la catedral estuvo otro de los más famosos, el de San Juan (s. XII), destruido por un incendio en el XVIII y reconstruido con formas neoclásicas. El de San Estaban, que se encargaba de enterrar a los peregrinos pobres, y el de San Martín, administrado por el gremio de zapateros, que reparaban gratis el calzado a los peregrinos, fueron otros centros notables. La ciudad creó para los jacobitas una iglesia dedicada a Santiago, ya desaparecida. 
Astorga debía de ofrecer otros servicios relevantes a los peregrinos. Es conocida una ordenanza del siglo XIII que sólo permitía trabajar en día festivo a los zapateros que tuviesen que resolver las necesidades de los peregrinos en esta materia. 
 Entre los peregrinos que dejaron huella en Astorga, citamos dos. La tradición sostiene que el desaparecido convento de San Francisco -ocupado desde el siglo XIX por los Padres Redentoristas- lo mandó fundar el mismísimo santo de Asís hacia 1214 para agradecer la hospitalidad que encontró en Astorga cuando, cargado de dificultades, enfermo y de incógnito, se dirigía en peregrinación a Compostela. 
Al marchar el santo alguien supo quien era y mandaron a buscarlo para que realizase una fundación. San Francisco respondió con una carta ordenando a uno de los suyos, Bernardo de Quintaval -hay constancia de su peregrinación a Compostela algún tiempo después- que estableciese el convento, que pervivió hasta la exclaustración de 1836. La carta, según algunas fuentes, se conservó hasta la Guerra de la Independencia (1808-1814), momento en el que se perdió. Sí pervive el testimonio de otro peregrino italiano Domenico Laffi (s. XVII) que destaca la hermosura de la ciudad y “la gran caridad” del hospital situado al lado de la catedral, que sería el de San Juan. 
En el presente continúa la tradición hospitalaria astorgana, con tres albergues. El principal está en la plaza de San Francisco, en el antiguo convento de las Siervas de María, que adquirió, recuperó y gestiona la Asociación del Amigos del Camino de Santiago de Astorga. Los otros dos son el municipal y uno privado situado en una casona del siglo XVIII. 
 
La primera catedral de Astorga fue medieval e inspirada en el románico jacobeo desarrollado a lo largo del Camino Francés. Sobre sus restos se levantó la actual basílica a partir del año 1471. 
Se trata de una catedral de origen gótico, pero con gran presencia de elementos renacentistas y barrocos, ya que sus obras se prolongaron hasta el siglo XVIII y en algún caso hasta el XIX. Como consecuencia de esto, su fachada y las torres que la culminan -lo primero que divisan los peregrinos que se acercan por las amplias tierras maragatas- son barrocas. En el interior sobresale el excepcional Retablo Mayor (1558), joya del renacimiento español. 
En un pináculo de la cabecera llama la atención la figura de Pedro -o Pero- Mato, personaje maragato que participaría como portaestandarte en la legendaria batalla de Clavijo, situada en el siglo IX y en la que aparecía por primera vez Santiago batallando al lado de los ejércitos cristianos. Mato aparece vestido al modo maragato, por lo que, para algunos, se trataría de un popular personaje que trabajó en el siglo XVIII en las obras del templo. Otros lo consideran una alegoría de la gente maragata, sin más. 
La catedral posee un museo de arte sacro en el que sobresale la arqueta regalada por el rey Alfonso III de Asturias, monarca esencial en la consolidación del culto jacobeo, al obispo local San Genadio (s. X). 
En las inmediaciones de la catedral, adosada a la iglesia de Santa Marta, merece la visita de los peregrinos la llamada Celda de las Emparedadas. Es un espacio mínimo situado entre dicha iglesia y la capilla de San Esteban. Como escribió en su día Luis Carandell, la celda cuenta con una ventana de piedra enrejada “a través de la que los peregrinos socorrían con mendrugos de pan y con agua a las mujeres que allí se encerraban para dedicarse a la oración”. Las penitentes entraban por la capilla de San Esteban. La puerta se tapiaba y no volvía a abrirse hasta que fallecían. Lo hacían por propia voluntad, aunque se dice que se forzaba a este tormento a mujeres de mala vida. 
Muy cerca de la basílica, encontramos otro espacio jacobeo: el Museo de los Caminos, con relevantes piezas de arte relacionadas con la cultura peregrina, entre otros contenidos. Se emplaza en un singularísimo edificio neogótico, iniciado a finales del siglo XIX, del arquitecto catalán Antoni Gaudí. 
 
El peregrino que llega a Astorga no debiera ignorar que está pasando por la comarca de la Maragatería, una de las más singulares del Camino Francés y tierra de los caminantes más famosos de España. Son los maragatos, que con el comercio como bandera, y aprovechando la condición de zona estratégica de comunicaciones de Astorga -su capital oficiosa- comenzaron a viajar por España en el siglo XIII y no pararon hasta entrado el siglo XX, con un período de esplendor entre el XVI y XIX. Caminaban casi siempre con una amplia recua de mulas cargadas o tirando de los carros y con la seriedad de sus tratos como bandera. Otra forma de hacer camino. 
En muchas casas maragatas es posible rastrear restos de iconografía jacobea. Característicos son los clavos con forma de concha de vieira. 
De Astorga el peregrino no puede partir sin conocer los tres manjares que la representan y que resultan ideales para resolver el hambre y el desgaste del largo caminar, sobre todo pensando en las duras etapas que le esperan. Nos referimos al chocolate -Astorga fue uno de los primeros lugares de España en los que se elaboró- y las mantecadas, lo mejor para un dulce desayuno en la zona. Y, sobre todo, al cocido maragato. Carne cocida de vaca, cerdo y gallina, garbanzos, repollo y patatas, y de postre, natillas. Por este orden. Y a continuación el Camino, como hacían los antiguos arrieros maragatos. Energía no va a faltar para subir los inmediatos montes de León."

Y, haciendo caso a lo que nos dice la Xacopedia, vamos a comer para  reponer fuerzas en los montes de León, si bien nuestra cena será más frugal, el cocido maragato algunos sí lo comerán al día siguiente en Castrillo de los Polvazares, donde pasa un ramal del Camino Francés empleado por muchos peregrinos


Se hace pues de noche en Foncebadón, donde casi todas sus casas son albergues y bares hoy en día


El pueblo se sitúa en una cuesta que termina al llegar a la iglesia, nosotros pararemos a cenar unos metros antes...


Aquí está El Trasgu, parada, posada y fonda...



Llegan los peregrinos...














































"DE CALECHO" EN RABANAL DEL CAMINO

Al son del viejo tambor desde Foncebadón algunos peregrinos bajamos a dormir a El Pilar, en Rabanal del Camino, haciendo CALECHO, reunión y tertulia antes de ir al catre...






DESAYUNO EN LA CANDELA: RABANAL DEL CAMINO:


Y los mismos peregrinos, junto con otros, desayunamos en La Candela, a la entrada de Rabanal del Camino...








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