Ría de la Rabia o de Oyambre, en el Camino de Comillas a San Vicente de la Barquera |
Rubárcena (Comillas). Entrada al Parque Natural de Oyambre |
Una ancha acera conforma un hermoso paseo, en suave cuesta abajo, al pasar junto a las casas de Rubárcena
En Rubárcena vemos el campo de fútbol de Comillas, donde juega el Comillas F.C.
En los muros del estadio vemos murales que plasman varios elementos del patrimonio de Comillas, como la Universidad Pontificia
La finca El Capricho
El Palacio Sobrellano
La Fuente de los Tres Caños y las casas de arquitectura señorial y popular
Bellas estampas de la población
El paseo, a la sombra de los plátanos, es sumamente agradable, paralelo a la carretera CA-131
Al sur los picos de la Sierra del Escudo
Alguna casa arruinada...
El paseo, bajando desde las afueras de Comillas
Estamos sobre las vegas de un arroyuelo casi seco, que desemboca en la Ría de la Rabia, hacia donde nos dirigimos. No en vano Rubárcena hace referencia a río de la bárcena, del latín marginem, margen fluvial cultivable y a veces inundable
Señalización del Camino...
Casa de corredor y cortafuegos
Cruce de Trasvía y Rioturbio: nosotros cruzamos y seguimos de frente cuesta abajo
Caminamos en todo momento por esta vereda
Estamos a la entrada de una finca, en Rulapuente
Nos asomamos a estos ojivales ventanales y ya admiramos la Ría de La Rabia en su sector sur
En este estuario desembocan los ríos Turbio y Capitán
Un impresionante paisaje y ecosistema de flora y fauna autóctonas
Nos acercamos así a La Rabia, unas casas entre la carretera y el estuario
Y esta es la Ría de la Rabia o de Zapedo cuando va acercándose ya a su desembocadura en el mar
Encantos del paisaje...
Pasamos ahora junto a la bolera
Bar y casa de comidas. En este momento la encontramos cerrada
Al otro lado estaba el molino, El Molino de la Rabia. Hay tienda
Si bajamos a la bolera podremos acercarnos a esta orilla
Se ven pequeñas lanchas de pescadores del estuario
Un paraje mágico...
Reflejos de los rayos del sol en el agua
Cruzamos ahora hacia el Molino de la Rabia para pasar el puente sobre la ría
Hay paso peatonal a ambos lados del puente pero el de la derecha es más ancho y recomendable. Observémos las esclusas. Sin duda era el de La Rabia un molino de mareas, esto es, funcionaba con el agua embalsada que al subir y luego bajar la marea, hacía funcionar antaño las muelas y demás maquinaria del noble oficio de la molienda
Aún no se ve propiamente el mar pero ya se adivina...
Casas de labor
Aquí dejamos el municipio de Comillas y entramos en el de Valdáliga
Vista atrás...
Y vista a la ría, en su vertiente de Comillas
Comenzamos a ver el pueblo de Trasvía
En Trasvía destaca su iglesia parroquial del siglo XVIII con torre-campanario
Vamos llegando ya al otro lado, a la orilla del municipio de Valdáliga
Allí hay también un embarcadero...
A la derecha más vistas de Trasvía
Una vez pasado el puente subimos...
Nos separamos un poco de la carretera a la derecha
Yendo por esta senda peatonal...
El horizonte marino en lontanaza...
A nuestros pies, la ría...
Ría de la Rabia o de Zapedo, con Trasvía al fondo
Pastizales
Y ya vemos bien la desembocadura. Aquí se unen realmente dos rías, esta de La Rabia y la del Capitán. El conjunto es conocido como Ría de Oyambre
La desembocadura es una zona arenosa, con bellos dunares: es la Playa de la Rabia
A la derecha está La Peña Combarro y en medio una isla es La Peña de la Barra
Las dunas...
Estas rías fueron puertos naturales desde la más remota noche de los tiempos...
Una vaca tudanca nos observa. Entre otras características biológicas esta raza autóctona cántabra es reconocible a primera vista por sus grandes y salientes cuernos
Los planes para construir y urbanizar el lugar fueron la causa de una fuerte oposición ecologista y vecinal que culminó con la declaración del Parque Natural de Oyambre el 21 de noviembre de 1988
Gracias a ello podemos disfrutar de tan idílico paraje
Aquí la avifauna es de grandísimo interés, pudiendo observarse especies como la cerceta común, ánade real, correlimos común, zarapito real, el cormorán moñudo y la gaviota patiamarilla
Seguimos unos metros más por la senda
Y regresamos a la carretera: aquí tenemos dos opciones: una seguir a la derecha junto a la CA-131 para ir a San Vicente de la Barquera por las playas de Oyambre y de Merón, y la otra cruzar la carretera para ir por el interior, hacia Santa Ana, El Tejo y La Revilla. Ambas se reunirán en el Puente de la Maza, paso de la Ría de San Vicente
En este caso vamos a presentar la ruta por el interior, para lo que, como hemos dicho, hemos de cruzar la carretera y continuar, tomando el ramal que sale al otro lado, subiendo
Cruzamos y comenzamos aquí pues a ascender
Llegados a estas casas vamos a la derecha
Admirando la Ría de la Rabia desde lo alto
Seguimos subiendo por la zona de La Tejera
Ascendemos por estos campos y fincas
Segumos de frente a la derecha de esta casa
Advertencia
Recuesto entre los arbustos
A nuestra derecha Ceceño
Zona rural y turística
Seguimos subiendo
Estanque en una finca a la izquierda
Continúa la larga ascensión
Nueva vista de Ceceño, con el Cabo de Oyambre, ya en el municipio de San Vicente de la Barquera, a lo lejos. La Playa de Oyambre fue testigo de una epopeya de la aviación que es digna de ser novelada. Allí, atardeciendo el 14 de junio de 1929, realizaba un aterrizaje de emergencia un aeroplano francés, por su color llamado el Pájaro Amarillo, procedente de Estados Unidos con cuatro personas a bordo. Se trataba de emular la hazaña de Charles Lindbergh de dos años atrás con la idea de haber llegado a París sin escalas, pero todo se truncó por diversos avatares
Tras la hazaña de Lindbergh muchos pilotos quisieron imitarle a ambos lados del Atlántico pero con malísima fortuna. Cuando ya pasaban de cien los fallecidos en los vanos intentos el gobierno francés prohibió esos vuelos pero no así el norteamericano, por lo que un millonario galo entusiasmado con el reto, Armand Lotti, desarmó su aeroplano Bernard y lo introdujo de contrabando en Inglaterra para transportarlo en barco a Estados Unidos. Allí si bien el vuelo estaba permitido no lo era el que volase un tuerto, Lotti lo era y contrató a dos buenos pilotos, Assolante y Lefévre, para llevarle a él de pasajero, decidiendo pintar el aparato de amarillo para que fuese bien visto en caso de amerizaje, bautizándolo como L’Oiseau Canari (El Canario o Pájaro Amarillo)
No era tarea fácil emprender el vuelo ni prepararlo, preocupados por el peso y el combustible, aún poco antes de despegar descargaron 100 litros de gasolina para aligerarlo, pero durante la emotiva ceremonia del despegue, con periodistas y amigos, se coló dentro del aeroplano un polizón, el primero de la historia de la aviación, Arthur Schreiber, de 25 años y desempleado, que se les presentó con gran susto cuando ya llevaban varias horas de vuelo diciendo "Here I am" (aquí estoy). Tras reponerse del sobresalto Lotti decide no echarse atrás sino seguir adelante, si bien obligando a Arthur a firmar un escrito, redactado allí mismo, por el que el polizón se comprometía a no hacer declaraciones (estaba en juego la exclusiva), firmado bajo la amenaza de no ser arrojado del avión
Con el sobrepeso y la escasez de combustible no pudieron llegar a París sin escalas sino que aterrizaron en la Playa de Oyambre. Era temporada de baños y los primeros que los saludaron al salir del modesto avión fueron los veraneantes, quienes avisaron por teléfono del susceso y los hospedaron en sus casas, llegando al día siguiente periodistas españoles, franceses y estadounidenses a cubrir la noticia. Luego de dos días de celebraciones y con gasolina traída en aeroplano desde Madrid vuelan desde la playa a Mimizan, en Las Landas francesas, donde se realizó la llegada oficial. El polizón no fue denunciado y volvió a Estados Unidos en barco, cumpliendo siempre lo firmado. Por su parte Lotti, con su exclusiva, nunca mencionaría lo de su escala en este arenal, incluso durante los actos de celebración del 50 aniversario del vuelo, en 1979, por lo que este acontecimiento no suele ser mencionado por los historiadores franceses ni americanos, si bien el Ayuntamiento de San Vicente de la Barquera llegó a erigir un monumento, destruido por un temporal
Sigue la subida, más ligeramente, prados arriba
Bifuración y a la derecha
Bajo la arboleda
Ahora, al este, vemos otro cabo
La Punta de la Moira
Pasamos junto a una casa
Y seguimos de frente
A nuestra derecha de nuevo el Cabo de Oyambre, desde más arriba
Costas escenario de una odisea de la aeronáutica
Salimos a la carretera CA-363 y seguimos a la izquierda
Tenemos ahora una gran vista hacia el oeste
Allí, más allá de El Tejo, vemos los formidables Picos de Europa, referencia durante buena parte del Camino en Cantabria. A la izquierda tenemos Ándara o macizo oriental
En medio Los Urrieles o macizo central, donde están las mayores alturas, como el Torrecerredo con sus 2.650 metros de altitud
Si bien, en medio, tenemos el pico más mítico y emblemático el Picu Urriellu, que por un capricho topográfico dio en llamársele en su momento Naranjo de Bulnes, de 2.519 metros
A partir de entonces se abrieron diferentes rutas pero la magia de El Picu sigue perenne
Estamos ante una de las cumbres más famosas de España
Más al oeste vemos el macizo occidental, El Cornión
Más cerca de la costa son las alturas de la sierra de Cuera, ya en Asturias, cuya máxima altura son los 1.315 metros del Picu Torbina o Turbina
Aún más allá hay otras serranías, como la de la Cueva Negra. Todos esos picachos nos valdrán de referencia durante las futuras etapas asturianas del Camino Norte
Más cerca de nosotros El Llano (223 mts), en el litoral entre las rías de Tina Menor y Tina Mayor, paso a Asturias
Subimos un poco más aún
Y ahora muy en la distancia, empezamos a ver otros montes muy significativos
Llegamos a Santa Ana, uno de los barrios de El Teju, donde está el cementerio
Aquí hay un buen mirador sobre el litoral
Cabo de Oyambre y Sierra de Ubiambre a su izquierda. Campos de Traserna, La Venta y Peña Gerra, sobre la Playa de Oyambre, que no podemos ver, pero sí los campings
Y por supuesto nuevas vistas sobre Ceceño
Bajamos así a la capilla de Santa María del Tejo o El Teju, donde hubo un monasterio medieval en la secular ruta a San Vicente de la Barquera
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