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domingo, 13 de junio de 2021

LA PLAYA GUEIRÚA EN SANTA MARINA: LAS INDÓMITAS RIBERAS DE LAS BALLOTAS

Gueirúa y las peñas de La Forcada

Santa Marina es uno de los pueblos del Camín de Las Ballotas, uno de los dos que salvan las fragosidades costeras de Las Luiñas, al oeste del concejo de Cudillero o Cuideiru, en la costa occidental asturiana, El Camino Norte pasa cerca de las playas, pero estas no están en lugares fácilmente accesibles, sino al pie de altos acantilados. Pero algunos casos como El Gavieiru (Playa del Silencio) que vemos al fondo de la foto, o este, Gueirúa, que vemos aquí abajo, tienen, dentro de la dificultad, ciertas facilidades para llegar a ellas, buena pista y escaleras de piedra con pasamanos

Dada pues su proximidad al Camino, Gueirúa es una de esas playas que, siguiendo nuestra frase: "si estamos bien de tiempo y fuerzas", puede ser recomendable visitar, dada además su muy agreste belleza. Si por ejemplo nos alojamos en las cercanías, pues en Santa Marina hay hospedaje muy frecuentado por los peregrinos, es una visita muy factible, aún sin bajar, asomándonos al pie de los acantilados. y admirándola desde lo alto, así como la espectacular punta rocosa de La Forcada, una línea de peñascos, algunos de llamativas formas, que se adentran en el mar

Cuando siguiendo el Camín de Las Ballotas, señalizado con flechas amarillas, entramos en Santa Marina, dejamos la carretera para tomar un camino vecinal al norte del barrio de Cándano. En este lugar, entra las casas de la foto, podremos desviarnos para ir a Gueirúa...


El camino aquí es estrecho, apenas pasa un coche, pero para los andariegos y bicigrinos es más que suficiente

Siempre suele haber alguna señalización, más o menos artesanal, indicando el camino a la playa, o como más comúnmente se dice por aquí, ribera

A la derecha Casa Celsa y Servando, este fue pescador y mariscador y conoce bien todos los recovecos de esta franja costera

Los altos setos junto a las casas dan paso a las camperas que se extienden entre Santa Marina y la costa, aprovechadas para pastos y siegas

Son los prados de Las Terronas. Al fondo tras los árboles empieza lo que es propiamente el descenso a la playa, a la ribera, primero por pista, luego escaleras abajo...

Realmente la bajada empieza aquí, pues el camino no es del todo llano sino que desciende suavemente

A la izquierda, oculto por el boscaje, va a desembocar a Gueirúa el Ríu Molinón, llamado así por la antigua existencia de algunos molinos. Este río nace al pie del pueblo de Santa Marina

Más allá, al sur, va el otro camino, el montañero oficial, el de la Sierra de las Palancas o Camín de los Vaqueiros ,siguiendo toda la línea de cumbres

De izquierda a derecha el Picu los Huesos (443 m), L'Arquera o L'Esqueirubiu (477 m), por cuya otra vertiente pasa el Camín de Las Palancas; y más a la derecha San Roque'l Picu (356 m), solar de venerada capilla romera y fiesta multitudinaria, "que junto con la de Santa Ana de Montarés abren y cierran el camino de Santiago en el municipio de Cudillero", según leemos en el Diccionario Geográfico de Asturias de La Nueva España

Por allí va un camino asfaltado que comunica Las Palancas con Ballota. Es empleado por aquellos peregrinos que, haciendo ese camino de montaña, si ven que hay malas condiciones meteorológicas para afrontar lo más abrupto de la sierra, bajan a la marina

Nuestro camino a Gueirúa es buena pista ancha de zahorra. Como tantos caminos rurales, fue acondicionado para permitir el paso de maquinaria, tractores, remolques, etc. a estas fincas, así como hacia el pequeño puerto de pesca de bajura existente en la ribera


Antaño se traía también por aquí el ouca o algas marinas de arrastre, que eran un excelente fertilizante. No pocos vecinos compatibilizaban las faenas campesinas tradicionales con la pesca y el marisqueo ,como suele, o solía suceder, en las aldeas costeras

A nuestra derecha los prados que se extienden hacia los cantiles situados sobre otra ribera, la de El Calabón, de más difícil acceso

Detrás de nosotros van quedando las casas de Santa Marina y otra parte de las sierras costeras del Camín de Las Palancas

Asoman los tejados del barrio de El Cándano, y al fondo dos alturas: a la izquierda el Picu Sabina o Picu'l Bosque (392 m), también llamado Monte Agudu, que a su derecha tiene el Picu o Cerru Perina (444 m), por cuya ladera verde, donde hay una braña, pasa ese Camín de Las Palancas

Más a la derecha, El Picu'l Gordu (445 m), por cuya ladera norte va el Camín de Las Palancas hacia el Collado de las Ventas

Allí al pie del Picu'l Gordu hay una braña, Resiellas, célebre por el conflicto que se produjo al crearse la parroquia de Novellana en 1791, escindida de Soto de Luiña, algo que no fue del agrado de muchos vecinos. Hubo roces entre la Iglesia y los tres estamentos que conformaban la población: los estados noble y llano y los vaqueiros de esa braña. Todo el proceso de constitución y creación de la parroquia, así como la construcción de la nueva iglesia, conllevó el litigio con los vaqueiros, del que escribe el ilustrado Jovellanos en aquellos momentos:

"... acaba de establecerse parroquialidad separada con la advocación de Santiago, pero hay un pleito escandaloso con los vaqueros, a quienes no se les quiere dar la Sagrada Comunión sino a la puerta de la iglesia para toda concurrencia. Los plebeyos conforme con eso, pretenden lugar preferente a los vaqueros, y estos luchan por no ser menos que los plebeyos. ¡Cuándo querrá el cielo vengar la mayor parte del género humano de tan escandalosas y ridículas distinciones!

Me avergüenzo de vivir en un país que las ha criado y las fomenta, pero al cabo, la razón vengará algún día las injurias que hoy recibe la ignorancia..."

 Años después, en 1820, se armó una gran pelea a  palos un domingo en el campo de la iglesia, logrando a partir de entonces los vaqueiros el derecho a entrar y ponerse donde quisieran, tal y como escribe el folklorista Aurelio del Llano en Bellezas de Asturias (1928)

Más a la derecha del Picu'l Gordu, donde el Camín de las Palancas se cruza con el que comunica la costa con el interior. Allí estaban las dos únicas ventas, y en el mismo sitio, que daban servicio en esa ruta, cuyos edificios de conservan pero no se ven desde aquí: La Venta Nueva, concejo de Valdés, y La Venta en el concejo de Cudillero/Cuideiru, pues el camino, en la misma cresta o canto dela montaña, hace de frontera

En lo alto, una campera verde (encima de la casa), es parte de esa Collada de las Ventas, hoy dos casas particulares, una en ruinas, que no llegamos a ver por poco...

Abajo, en Santa Marina, las casas de la carretera, a donde vuelve a salir el Camino, continuando por El Parque y La Reguerina

Por allí baja el Camín del Molinón, hacia el río de este nombre, donde estaba el antiguo molino

Más al oeste otros de los barrios de Santa Marina, como el del llamativo nombre de Portugal. Al final del pueblo podemos dejar la carretera para continuar hacia Ballota por las profundidades boscosas del río de San Roque

Río que recibe su nombre del monte de San Roque'l Picu, en cuya romería se daban cita los vaqueiros con sus vecinos marnuetos o pobladores de la costa, y xaldos o aldeanos no trashumantes del interior, además de algunos pescadores pixuetos. Estamentos no siempre bien avenidos por sus diferentes modos de vida y costumbres, a veces en franca competencia

El Picu Paradiel.la, inconfundible con su antena, es inconfundible con su altísima antena. Es el más alto de Las Palancas y lleva en su nombre el haber sido un lugar de parada secular en los caminos de la trashumancia, aunque en documentación antigua parece un equivalente a braña, parada de ganado caballar, o incluso pared o pradería. El toponomista Xosé Lluis García Arias dice en Toponimia Asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos:

"Aunque es posible que en algún caso se trate de lugares donde se hacía una parada o alto en el camino o donde había alguna venta o posada, lo cierto es que caben fundadas sospechas para admitir que en ocasiones se trata de auténticas paradas de sementales equinos. No ha de desdeñarse, por otra parte, que otras veces pueda tratarse de auténticas majadas pues con este sentido aparece la palabra en las Actas de la Junta del Principado 

En algún otro caso podemos estar ante verdaderos continua dores de PETRAM ‘piedra’ (EM), con incrementación sufijal, o de paraya o incluso de PRATA (plural de pratum) —> *PRATELLA > *Pradiella —> *Paradiella, o de PARIETEM ‘pared’"

Más al occidente en aquellas montañas hay otra braña vaqueira: Gal.lineiru, ya en el concejo de Valdés, que vemos desde aquí en la ladera del Picu la Sieche o Las Cugol.las (442 m). A su derecha el de Busmarzu (436 m) y a su izquierda el de La Bobia (479 m), por donde baja el Camín de Las Palancas directo hacia San Pelayo o Samplayu en un formidable descenso desde Paradiel.la

Luego de mirar hacia atrás, para hacernos una buena composición de lugar, volvemos a mirar de frente camino de Gueirúa y el mar. Como hemos dicho, llegando a los árboles la bajada se va empezando a acentuar

A nuestra derecha asoman unas vistosas peñas acantiladas que son una muy importante referencia

La de la derecha es la Punta Noceda, que cierra por el este El Gavieiru o La Ribera Gavieiru, conocida turísticamente como Playa del Silencio, de la que también nos ocupamos en la entrada de blog a ella dedicada. La de la izquierda es La Cogolla, un gran islote rodeado de otros más pequeños, como La Sarna y La Sarnina

Según pasamos vemos la caja hecha para ensanchar el camino

En las inmediaciones de Gueirúa hubo un castro. Estas calas y ensenadas hubieron de ser fondeaderos y refugios y puertos naturales desde tiempos inmemoriales, tanto para pesca como para algo de comercio local. Pese a sus peligros, bajíos y tempestades, los caminos del mar fueron durante siglos preferidos en comarcas como estas, de tan dificultosos pasos terrestres

Siguiendo la bajada llegamos al final de las fincas de Las Terronas de Santa Marina...

Alta pared caminera a la derecha, sobre la que crecen los helechos...

Nos adentramos en un bosque marítimo: las especies autóctonas crecen en las veredas del camino. Más a la izquierda una plantación de ocalitos ocupa un antiguo prado

Los castaños, que tanto se plantaron antaño en los caminos, cuyo fruto caído al suelo era de todos, según el Derecho de Poznera, matando durante siglos hambres endémicas

De aquí nace la expresión "dar voces en castañéu", equivalente a la de "predicar en el desierto"

Saliendo del castañéu, en esta curva a la izquierda, ya estamos justamente sobre el borde del acantilado de Gueirúa

Desde aquí entonces, asomándonos un poco al lado del camino, en algún tramo sin árboles, podremos empezar a ver la ribera

A la izquierda los cantiles de El Barcón Vieyu, interesante topónimo que parece hacer alusión a un buque antiguo, bien por la forma de esa punta, o bien porque allí hubiese quedado encallado, tiempo ha, algún barco grande

En el libro Cudillero, caprichos del mar, Covadonga Loy Madera nos informa de un naufragio aquí acontecido a mediados del siglo XX

"... alrededor del1950, un barco de origen vasco llamado "Bienvenida", naufragó en las proximidades de la playa de Gueirúa por causas que se desconocen. Los marineros lograron salvar sus vidas llegando a pedir ayuda al pueblo cercano de Santa Marina. Ante el alto coste que suponía reparar el barco, fue abandonado en la playa y recogidos sus restos por los vecinos (madera, alimentos, aparejos...)"

Las peñas de La Forcada, frente al vértice formado en el paso de la playa de Gueirúa a la de El Calabón, llaman muy especialmente la atención, adentrándose en el Cantábrico

La peña de La Forcada más cercana a la playa es el Peñón de los Ayos, que castellanizado en Ajos parece aludir a esta planta, pero en realidad podría ser una palabra prerromana vinculada con las aguas, según Xulio Concepción, y según el también filólogo e investigador García Arias con la raíz indoeuropea al (blanco). Popularmente no obstante se dice crecían ajos, ayos, silvestres

Hubo en esa peña una cetárea seminatural, cuyos restos se conservan. Estas industrias marisqueras triunfaron rápidamente y se extendieron en el siglo XX por todo el Cantábrico con la gran promoción del marisco en la nueva cocina francesa, la cual se extendió por todo el mundo

Las aguas son tan claras que nos permiten ver el fondo, y en él un canal natural bajo el peñón, es El Carreiro las Muyeres. Un carreiro es literalmente un camino de carros pero la raíz es realmente otra antigua palabra, kar, roca (de ahí kárstico). Y Muyeres puede ser varias cosas, referirse a mujeres porque mariscasen o se bañasen allí, o a lugar blando, mullido, húmedo o de aguas paradas, entre otros significados, todos ellos compatibles con la idea metafórica de camino de carros o carreiro que ahí se forma

Y aquí vemos El Carreiro las Muyeres en bajamares: es realmente un camino recto y tiene forma de canal, labrado por la erosión en el roquedo

Una pequeña piscina, que puede ser un lugar ideal para mariscar

Fantástico es detrás el grupo de La Salguera, con sus estratos afilados y alineados casi a la perfección. Salguera, que literalmente en Asturias sería monte o lugar de sauces, pero aquí más bien aludiría, pensamos, a salitre o salmoria

A la izquierda de La Salguera está La Pulgona, un aumentativo que es un contraste, pues pulga equivale a pequeño, si bien también podría aludir a las manchas oscuras en la dentadura. Metafóricamente esta fila de peñas se parece a una línea de muelas y dientes

Más allá son Los Prietos, El Salto, Las Marinas y La Forcada

El Salto, en primer término, literalmente es una cascada de agua, en este caso el salto de las olas al chocar con la roca. Al lado Los Prietos alude al color prieto, oscuro

Más adelante, Las Marinas no ofrece dudas, peñas del mar, marinas. No deja de llamar la atención que esté enfrente del pueblo de Santa Marina, en principio llamado Cándano, como sigue conociéndose a uno de sus barrios. La presencia de una capilla, dedicada a Santa Marina, hizo que fuese denominado generalizadamente de esta manera


La más exterior es propiamente La Forcada, que da nombre a todo el grupo y  es un topónimo muy habitual em Asturias, tanto en el monte como en el valle y el mar, en accidentes geográficos como en núcleos de población, siempre con varias acepciones. En el Diccionario Toponímico de la Montaña Asturiana el filólogo Xulio Concepción dice:

"Una forcá, forcada, es en asturiano un palo bifurcado, en horquilla, con dos gayos, para varios usos rurales como utensilio de trabajo. Y una forca es una horca. En usos toponímicos puede tener barios sentidos, siempre como bifurcación del terreno: lomas, peñas, arroyos, valles..." 

Y en Toponimia Asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos, García Arias explica esta etimología:
"La horca del labrador era conocida por los romanos con el nombre de FURCAM ‘horca de dos dientes’ (EM), palabra de la que da cuenta la lengua asturiana con numerosos términos emparentados como son forcón, forcáu, forcada, forqueta, forcadura, etc. Otras veces la lengua asturiana recurrió al compuesto latino TRIDENTEM ‘de tres dientes’ (EM) > triente o traente para referirse a otro tipo de pala, originariamente de tres dientes.

Por lo demás nada tiene de raro que la toponimia refleje el nombre de un utensilio de labranza de forma tan característica, sobre todo cuando una geografía tan caprichosa como la nuestra ofrece a los campesinos tantas y tantas semejanzas con los instrumentos que manejan"

 Como "un inquietante paisaje de rocas afiladas que emergen del océano" ha definido alguien a La Forcada, "resto de una punta fracturada de cuarzo y pizarra" en el Paisaje Protegido de la Costa Occidental Asturiana


En Vive Cudillero lo explican así de bien: 
"La playa de Gueirúa es verdaderamente bonita porque el viento y la fuerza del agua han ido modelando las caprichosas formaciones rocosas que tiene, tanto en el suelo marino cuando baja la marea como en las rocas que aparecen desde el fondo del agua. Se trata de una playa muy frecuentada por aficionados y profesionales de la fotografía.

La playa de Gueirúa no es demasiado grande, apenas tiene 160 metros de longitud. Tiene forma de concha y en su extremo más occidental cuenta con un acantilado de 80 metros de altura. Esta playa es de cantos rodados y grava, no tiene servicios ni vigilancia, por lo que el baño tiene que hacerse con total precaución.

Es un lugar fantástico para visitar y donde no debéis olvidaros de la cámara de fotos, porque seguro que querréis recordarlo, aunque lo mejor, siempre es volver de nuevo"

Y esta es una vista completa de estos pedreros de Gueirúa en bajamares, Cuando se dice popularmente, "a la bajamar todo aparece"...


Y esta es La Forcada al descubierto, una punta cuarcítica moldeada, o literalmente molida, por el mar


Al pie mismo de los acantilados hay un embarcadero: La Casina los Barcos, hasta donde llega el camino


Hasta allí llegaremos al final de nuestro descenso: un pequeño abrigo rectangular hecho de piedras para proteger las lanchas de los envites del temporal...


Bajando hacia tan encantadora cala, según avanzamos por la ladera del monte, descubrimos nuevas perspectivas


Florecen las margaritas al borde del cantil, viendo un poco mejor ya la playa, donde se unen Gueirúa y El Calabón, ante La Forcada


Y a lo lejos La Cogolla y La Punta Nocedal


La Cogolla se yergue a casi 50 metros sobre el mar, estando su topónimo muy relacionado con elevaciones del terreno, dice Arias:

"Otra manera de aludir nuestros paisanos a determinadas elevaciones o crestas del terreno se inspiró en un término latino CUCULLUM ‘capuchón’, de probable origen onomatopéyico y frecuente hoy en nuestra toponimia. Con la expresión cogollu o cogollu se alude también no sólo al centro o núcleo de algo sino a la bola donde se almacena la grana de la berza o lechuga; en todo caso se trata de algo abultado de fácil aplicación oronímica..."

Está en realidad formado por varias peñas, como La Sarna y La Sarnina. En cuanto a La Sarna y La Sarnina dice Covadonga Loy Madera en Cudillero, caprichos del Mar, que se piensa que su nombre viene dado por su similitud con la forma rugosa y viscosa de estos peñones, como la mancha creada por esta enfermedad .Justo detrás asoma un poco el gran peñón de La Percebera junto a las más pequeñas de La Cagona y La Cagonina, estas dos últimas así denominadas por ser donde se posan muchas aves marinas, como las gaviotas o el cormorán moñudo, y defecan


Más cerca de nosotros, en primer plano, el peñasco de  El Candanón, frente a la desembocadura del río Cándano. Su raíz lingüística es el cande, blanco, que en toponimia suele aplicarse al nombre de rocas claras, según leemos en el Diccionario toponímico de la Montaña Asturiana de Xulio Concepción


Unos metros más allá otro archipiélago de peñas son Las Gamallas, cuya etimología tal vez provenga del céltico kam-b- (curva, que daría en galo kamba, curva o comba), relacionado con ello estaría el calamun Rama), sin duda todo vinculado metafóricamente a la forma del roquedo


La más exterior es llamativamente denominada María Gamallas. Un poco más acá es Güeyu Culo, literalmente ojo del culo, que es posible que antaño tuviese un hueco que lo recordase. Y más allá, mar adentro, un bajío es llamado, significativamente, Las Arenosas


El Gavieiru o Playa del Silencio, como la mayor parte de las de esta costa acantilada. casi desaparecen con las pleamares. Por allí vemos el camino que comunica con Novellana, arriba a la derecha, si bien el más empleado con diferencia es el de Castañeras, que van más abajo, sobre el acantilado, bajando luego por su pared gracias a unas escaleras de más de cien peldaños, con pasamanos


La pista que baja sigue siendo muy ancha, más incluso aquí que arriba saliendo de Santa Marina, sin duda para acercarse lo más posible en automóvil o tractor al embarcadero, recogiendo la carga, buen pescado y marisco del Cantábrico, el fruto del mar


En el descenso, pasaremos por otro pequeño bosquete en esta empinada ladera...


La pista da una curva cerrada y completa en ángulo de 360 grados para perder rápidamente altura


Y este es El Mirador de Gueirúa, atalaya del mar, hasta aquí llegan los vehículos, normalmente todoterrenos, tractores o similares (no recomendamos meter un turismo por estos pedregales), justo encima del embarcadero


Es un gran balcón asomado al Cantábrico, sobre el xorragal y la playa o ribera, ante La Forcada


Es una explanada con un monolito y placa de bronce


En ella se data la realización de este acceso peatonal dentro del Plan de Costas, e inaugurado en agosto de 1998. Fijémonos en que emplea el topónimo Gairúa, que también se emplea para esta ribera, muy común en el vocabulario del concejo, viantu por vientu, fuáu por fuéu (fuego), etc.


Según bajamos descubrimos nuevos detalles en este litoral


Es curioso el triángulo, vértice o pico que forma el punto de unión de las riberas de Geuirúa y El Calamón , como antecediendo a las rocas de La Forcada


Las piedras o cantos. xogos, son casi blancos, así como las arenas rebotando en ellas la luz del sol casi como en un destello. A su izquierda tenemos El Peñón de los Ayos en su sector oeste, que cierra el acceso a la vieja cetárea


Y otra muy buena vista de todas las peñas de La Forcada  con El Carreiro las Muyeres a su izquierda, bajo el mar


Miremos pues ahora toda esta franja costera hacia El Gavieiru y Punta Nocedal


Más allá de los cantiles enfrente de La Forcada otra punta, frente a El Candanón, separa La Conchona de la Ribera del Molín


Y volvemos a ver los acantilados de El Gavieiru, más atrás en La Punta Nocedad. Los más claros, en medio de la foto, se llaman L'Óleo, pues parecen pintura de aceite desparramándose por un lienzo formando tonalidades y líneas. A su izquierda Los Prietos delatan en su nombre su color algo más oscuro


Más a la izquierda Las Botas, que aunque no lo apreciemos bien desde aquí, tiene realmente forma de botas, exactamente con su empeine, punta y tacón...


Y La Cogolla quiere la leyenda la existencia de un tesoro escondido, una ayalga o chalga, guardada por los moros o mouros, que en la mitología y tradición define a los pobladores antiguos, paganos o precristianos, de estas costas de castros y ensenadas naturales, así como de asentamientos poblacionales que se sitúan en los mismos albores de la humanidad. Varios buscadores de tesoros, ayalgueros o chalgueiros, buscaron infructuosamente esas legendarias riquezas por la zona


Entre La Cogolla y La Punta Nocedal asoma en la distancia el Cabo Vidío o Cabu Vidíu, con su gran islote y peñasco, El Chouzano, límite oriental de la comarca natural conocida como Entrecabos


Y aquí ponemos también una foto de La Forcada en bajamar, cuando el paisaje parece bastante diferentes, al aflorar muchas rocas a al superficie...


Y aquí, desde El Mirador, empezamos a bajar la larga escalera...


Los peldaños son anchos, más que los de bajar a El Gavieiru. Hay además una barandilla de madera. Recomendamos, aunque cuando vinimos parecía perfectamente bien, no apoyarnos demasiado en ella (ni en otras), salvo que sea muy necesario. Mejor tenerla como guía pasando levemente la mano


Las escaleras bajan en un continuo zigzag por la pared del acantilado, el cual parece perderse en las profundidades de Gueirúa


Abajo, el embarcadero con la luz de la mañana y la marea baja. Apreciemos la gran superficie de pedreros que queda a la vista


Por la tardes está en zona que podríamos decir que se presenta umbría de forma permanente, pues parte de estar orientado al norte-nordeste, tan grandes y altas son las paredes del cantil, que lo oscurecen siempre en sombra


Escaleras de Gueirúa, uno de los más preciosos descensos que nos podamos imaginar, ante los sones del mar, que hacen eco al rebotar en la pared del acantilado. Paisaje por la mañana en bajamar


El mismo lugar una tarde de pleamares


Este es el gran escenario natural cantábrico de la indómita costa de Las Ballotas, donde las montañas se adentran en el mar, epopeya de los viajeros y peregrinos de antaño que plasmaron sus impresiones a su paso por estos lugares. Así Víctor Gómez escribe en La Playa de Gueirúa, piedras en línea:
"En el occidente asturiano, cerca de Santa Marina, se encuentra la pedregosa playa de Gueirúa, donde podemos disfrutar paseando o haciendo fotos en las formaciones rocosas. El acceso a la playa está un poco escondido, y los últimos metros se tienen que hacer andando por unas escaleras, dándole un aspecto más agreste (...)
Gueirúa es una de esas playas para disfrutar del paisaje y pasear, ya que al no tener arena es bastante incómoda para tomar el sol, y el mar está demasiado lleno de rocas como para darse un baño, aunque el fondo dicen que es muy interesante y acuden bastantes submarinistas a explorarlo"

Y el mismo panorama en bajamar...


El descenso, por momentos, puede parecer, exagerando un poco, casi vertiginoso, se va perdiendo altura rápidamente, peldaño a peldaño


El cantil y sus formas. Básicamente la cuarcita resiste más a la erosión, mientras la pizarra, más blanda, se gasta antes, de ahí todas las formas, entrantes y salientes, que la piedra forma en este litoral


Según bajamos nos percatamos de lo apacible de esta honda ensenada, no nos extraña ya que sea tan buen embarcadero


Así, por ejemplo, describen este xorragal en Asturias.com:
"La playa de Gueirúa es luz y silencio, una sobrecogedora panorámica que cambia de tono y de atmósfera con mucha frecuencia. Puede convertirse en un inquietante paisaje de rocas afiladas, como colmillos que emergen del oceáno, o en una maravilla de la naturaleza que abruma por ser majestuosa"

Y afirman además es, o debería ser este, un escenario de película, como lo es ya, indudablemente, de la mejor fotografía:
"Por momentos puede resultar sombría y telúrica bajo el influjo de un temporal norteño, como en un decorado natural de Juego de Tronos. A contraluz asoma entre una niebla amable más propia de El Señor de los anillos. Y podemos admirarla con sol radiante, cielo azul y despejado, siendo fascinantes todos sus rincones como en un happy ending.
Y mientras que el cine aún no se ha fijado en ella –  lo hará tarde o temprano-,  el mundo de la fotografía le lleva ya mucha ventaja. Además de geólogosbiólogospescadoresmariscadoressubmarinistas, Gueirúa es frecuentada desde hace años por un séquito de fotógrafos que tratan de retratar todos sus ángulos en busca de la imagen perfecta. De hecho hablamos de un lugar archifamoso para cualquier fotógrafo de paisajes que se precie. Las fotos de esta playa pintoresca y mágica decoran calendarios, revistas y galerías virtuales. Está presente en foros de fotografía nocturna, de amanecer y de atardecer,  en grupos de discusión de canonistas y de nikonistas… 
Pero hacer una buena foto de este enclave no es asunto sencillo, requiere la aprobación de una comunidad de entendidos. Hay que justificar la idea que se persigue, el encuadre y la composición, el objetivo usado, la exposición… «quizás haciendo un barrido hacia delante sacarías más detalles del fondo», opina un aficionado. Hay quien permanece apostado en un rincón a la espera de la puesta de sol, y quien con paciencia busca la luz de la luna llena. Aunque son muchos los que opinan que la mejor foto de esta playa es al amanecer, porque es entonces cuando el sol aparece tras las rocas afiladas"

De esta manera tan amena comentan sus características geológicas:
"Geológicamente es una mina de oro. Afloran sedimentos del paleozoico inferior y algunos conglomerados de edad cenozoica. Se ha comprobado que la acción marina es muy intensa aquí, con índices de desgate muy altos; sobre todo por el modelado del oleaje durante los temporales. Una erosión continuada que va rematando las formas y relieves que ahora nos sorprenden y que, de paso, también afecta a los acantilados mismos. Así se observa a las claras en el valle colgado que dejamos a la izquierda mientras descendemos por el acceso peatonal. El arroyo de La Gairúa se encaja y discurre por el roquedo en su tramo final, formando una pequeña cascada antes de alcanzar el suelo.

El extremo oriental de Gueirúa es su zona más emblemática y singular. También la más poética. Una hilera de islotes de piedra afilada; los restos de una antiguo saliente de cuarzo y pizarra que ha sido fracturado y desgastado por el mar durante siglos. Una zona conocida como La Forcada, que divide la playa de Gueirúa y la del Calabón"

Y este es un apartado muy especial, Una playa para explorar...

"Para el resto de los mortales, los que simplemente somos admiradores de paisajes sin par, la playa de Gueirúa es una gozada. En marea baja queda una gran superficie de de rocas, con charcos y pozas marinas de una gran riqueza biológica. Si además nos acercamos a la más grande de las rocas de este espacio, y la bordeamos por nuestra derecha, nos toparemos por sorpresa con una cetárea abandonada.

Gueirúa hay que respirarla; sentir en la piel su microclima húmedo y propenso a la neblina. Es preciso escuchar su rumor silencioso, apreciar su condición recóndita mientras la pisamos. Sólo así merece la pena la caminata inicial y el ascenso de despedida ( más de 200 peldaños y un kilómetro de senda cuesta arriba).

Es recomendable llevar escarpines para recorrer este hábitat en toda su dimensión y poder explorarlo con calma. El baño requiere de buenas condiciones marítimas y cierta cautela cuando hayamos decido el lugar en el que sumergirnos"


Peldaño a peldaño sigue la bajada por las escaleras de Gueirúa


Volvemos a ver bien desde lo alto La Casina los Barcos, con las lanchinas a resguardo de sus muros


Los escalones de losas se suceden, intentamos contarlos pero perdemos la cuenta...


Sin llegar a serlo en estas vueltas y revueltas nos recuerdan a las escaleras de caracol...


Por aquí baja el Ríu Molínón que nace en Santa Marina


Oculto por la vegetación, con las lluvias torrenciales puede llegar a formar una espectacular cascada


Izquierda-derecha, derecha-izquierda: el zigzag continúa


Y la misma vista y al sol de la mañana en bajamares


A la derecha, aquel xorragal es el puerto de Gueirúa, arribada y embarcadero


Con la marea alta nos percatamos más de ello...


Marea alta o baja las lanchinas siempre en buen puerto...


La casina de los barcos son ahora unos simples muros de piedra castigados por el temporal y por el tiempo, pero cumplen su función


El conjunto está sobre una plataforma rocosa natural que parece esta hecha aposta para esta utilidad pesquera de bajura


Abundaban también los mariscadores y los pescadores de caña


Todo se cubre en marea alta, la mareona...


La Casina los Barcos aprovecha una explanada natural sobre el roquedo, donde crece también algo de hierba


Hay también alguna caseta para guardar enseres de pesca y apareyos


Ya la última vuelta para tomar la bajada final...


Excelente panorama de Gueirúa y La Forcada. Nos encanta recomendar las fotos de Antonio Ruiz de Bucesta en Viajandoando dedicadas a este rincón de la costa asturiana. No os las perdáis:
"Una playa que deja a uno perplejo por su belleza. A mi me recordó parte de esos paisajes que conformaban la trilogía del Señor de los anillos. 
En su extremo oriental, aparece una hilera de islotes de piedra que surgen del Mar Cantábrico, son restos de una antigua punta fracturada de cuarzo y pizarra. Esta zona es llamada “La Forcada” y divide Gueirúa de la playa de “El Calabón”, a cuya playa de a se puede acceder en marea baja desde Gueirúa. 
Para acceder a la playa hay que llegar al pueblo de Santa Marina y tomar un camino que se encuentra más al este ( al final de esta página incluyo un mapa de localización, para que nos lleve el navegador). El acceso es a pie por una senda de más de un kilómetro de recorrido. 
El tiempo aproximado de bajada son 15 minutos. No dispone de aparcamiento, se recomienda dejar el coche en el pueblo. 
Se trata de un territorio virgen. Sin vigilancia ni salvamento marítimo. Es una playa sin servicios. Se recomienda extremar las precauciones a la hora del baño"


Efectivamente, no es esta una playa, o ribera, para bañarse, nadar y dar brazadas, sus encantos son muy otros. para ello tal vez mejor la de El Gavieiru, que tenemos enfrente. Popularmente se dice que Gavieiru es lugar de gaviotas, y que es así denominado porque nidifican secularmente en esos inaccesibles cantiles, si bien existen otras posibles acepciones relacionadas con ello, como la del latín caveam oquedad, que en asturiano, según García Arias, daría palabras como gavia, grieta. Otra cosa es que el nombre de la gaviota guarde relación igualmente con el latín caveam, como ave que anida en estos parajes, también llamada gavia en algunos lugares y del que existe la variante local gavilueta


Si nos damos cuenta, las líneas verticales de las rocas de La Furada marcan estratos geológicos que se corresponden a los existentes en los acantilados de El Gavieiru, Punta Nocedal y La Cogolla. La roca cuarcítica es la que más aguanta la erosión, mientras la pizarra cede primero, formando todo ello estas estratigrafías, otra maravilla del paisaje


Grandiosa vista de La Cogolla con La Sarna y La Sarnina y más atrás La Percebera, solar todo él de percebes y perceberos, como el nombre indica, así como buscadores de tesoros, que anduvieron escarbando en busca de la ayalga (riqueza escondida) en esas peñas


Si hemos llegado con marea alta, vemos que de momento no podremos caminar hacia La Forcada, con sus Peñas rodeadas por el mar...


Pero con las bajamares la cosa cambia: un gran pasillo natural aparece ante nosotros...


Vemos además que se puede acceder fácilmente a la Playa Calabón


Llegamos por fin así al final de la escalera y por lo tanto de la bajada, con una preciosa vista del gran acantilado


El pequeño pero encantador embarcadero de Gueirúa, con las lanchas de los pescadores


A la izquierda las casetas, hechas de material prefabricado y algunas tablas


A la derecha La Casina los Barcos, el refugio de estas pequeñas lanchas de bajura o chalanos


El lugar es una especie de pequeño rellano, más alto que la playa y al pie del cantil, que permite subir los chalanos a tierra y hacerles un refugio, así como construir estos modestos cobertizos artesanales para los enseres de pesca


La estructura de la casina es también sencilla, pero hecha de piedra, resistiendo mejor los vientos y golpes de mar


Allí, un güinche sirve para arriar las barcas a tierra en la arribada


Y esta es la estructura de La Casina los Barcos desde su entrada. La pared que mira al mar parece bastante deteriorada


Por aquí se suben y bajan las lanchas. Suele ponerse una estructura de troncos para facilitar su arrastre por el xorragal


El lugar es un pequeño fondeadero o ensenada, bastante protegido por el paredón acantilado en su sector occidental


Asomados en lo alto del rellano disfrutamos de otra vista de La Forcada, ahora desde abajo


La Forcada y Las Marinas, las peñas más exteriores


La Pulgona y La Salguera con El Peñón de los Ayos a la derecha


Paredes verticales de los antiguos estratos, que ahora vemos de canto, restos del antiguo acantilado


A lo lejos La Sarnina y La Cogolla


Llega a ser absolutamente asombrosa la correspondencia de los estratos entre unas peñas y otras


Y a la derecha, por supuesto, la playa. Existía un buen acceso desde las escaleras de bajada, que desapareció en un temporal y hasta que no se repare es ciertamente escabroso. Si queremos recorrerla mejor esperar a las bajamares


Gueirúa forma parte de las cinco playas que se suceden desde El Gavieiru, pues además de esta y viniendo hasta aquí están la de La Ribera del Molín, La Conchona o Aguadulce o El Castro, El Calabón y esta


La de La Ribera del Molín es de las que desaparecen con mareas altas. En caso de una visita más exhaustiva es conveniente disponer de la correspondiente tabla de pleamares y bajamares. Por arriba baja el camino que va de Castañeras a El Gavieiru, desde donde puede pasarse a esa playa en dichas bajamares


Conociendo ya Gueirúa podemos regresar a Santa Marina por donde hemos venido, escaleras arriba, una buena subida nos aguarda para retomar el Camín de Las Ballotas


Pero si estamos en buenas condiciones físicas, hay bajamar y no sobra tiempo, podremos animarnos a prolongar esta excursión, siempre teniendo muy, muy en cuenta los horarios de las mareas, y continuar camino hacia la citada Playa de Calabón, paso también a las de La Conchona, Agua Dulce y El Castro, que en la práctica casi vienen a ser una sola con la de Gueirúa





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