"En su parte inferior posee un pequeño abrigo en el que se ubican las pinturas y grabados, manifestaciones de arte rupestre prehistórico, que consisten las más numerosas en figuritas muy esquemáticas representando seres humanos, uno de ellos con un gran bastón en su mano derecha, además de concentraciones de puntos y algunas figuras más, hoy ininteligibles, entre las cuales parece adivinarse un animal cuadrúpedo. Todas están pintadas en rojo, pero tan decoloradas, que se observan con dificultad. Su estado de conservación es deficiente, debido fundamentalmente a los efectos de la erosión y la falta de civismo de algunos visitantes. Entre estas figuras se pueden distinguir tres tipos de representaciones:
El primero se compone de esquematizaciones pintadas, concretamente series de puntaciones y antropomorfos.
El segundo, pintado y grabado, incluye al ídolo propiamente dicho y un puñal. Esta disparidad estilística y temática no es el reflejo de diferentes cronologías, dado que el conjunto parece corresponder a un mismo momento.
Ya de época moderna, se conserva un tercer grupo formado por cruces grabadas y piqueteadas (...)
Las características iconográficas del "ídolo" parecen constituir un antecedente de los "Guijarros-Estela"con representación antropomórfica de Extremadura y Portugal, insculturas con un claro sentido funerario, y la estela leonesa de Tabuyo del Monte.
La presencia de estos dos motivos, junto con las características de su ubicación ( en un destacado abrigo rocoso ubicado en un entorno consagrado en época megalítica como área funeraria ), son los factores que permiten relacionar el conjunto rupestre de Peña Tú con la presencia del enterramiento de alguna persona de relieve
os paralelos anotados abarcan una cronología comprendida entre el 1700 y el 1400 a.de.C, en el período prehistórico conocido como Bronce Antiguo.
El extraño ídolo dio pie a numerosas leyendas populares en Asturias. Una de las más llamativas versa sobre un druida. Este personaje, sabio en asuntos del cuerpo y del alma, iba paseando un día por el bosque en busca de plantas curativas y descubrió la curiosa roca. Pensó que era una señal divina, procedente de la Diosa Blanca a la que el pueblo veneraba, y en homenaje a ella, encomendaron al artista de la tribu su decoración.
Con el transcurrir incesante del tiempo, aquel ídolo, tótem, divinidad de lo humano, pasó a convertirse para nosotros en Monumento Nacional, sujeto a preservación y conservación por la Administración, una Administración que en aquellos remotos tiempos donde la sociedad era aparentemente más sencilla, estaba representada por el personaje druídico que velaba por su tribu"
Tomamos pues la pista hacia lo alto de la sierra, la cual sube poco a poco al principio. En esta foto otoñal vemos cómo los erizos de las castañas tienden a cubrir el Camino
Pronto tenemos una bifurcación: la pista ancha de la derecha sigue subiendo suavemente y la de la izquierda lo hace de forma más directa.
Dado que este desvío a la izquierda acorta notablemente el recorrido será en nuestro caso el que empleemos para subir
Primero hay un tramo de importante ascenso por la ladera norte de la sierra.
Siempre a la sombra de la arboleda, en la que siguen predominando las especies autóctonas, a diferencia de otras zonas, en las que el ocalito ocupa grandes extensiones de las vertientes de la sierra
Luego de una curva a la derecha el ascenso se suaviza. La senda es muy ancha y no tiene pérdida
Se sigue subiendo pero más poco a poco. Eran estos caminos tradicionales a los pastos de las planicies de la montaña, donde están los túmulos. También antaño se extraía carbón vegetal de las turberas existentes y rozu o matorral para hacer la cama del ganado estabulado
La Borbolla es un topónimo cuya raíz es la voz prerromana bor-b-, bur en el sentido de altura o montículo, pero también está relacionado con borbotón, manar agua a borbotones. Por ejemplo la palabra asturiana borbolla es en castellano burbuja
Las cimas de la sierra estuvieron habitadas durante milenios, de ello dan fe los yacimientos postpaleolíticos localizados en superficie, desde el asturiense hasta el neolítico con el megalitismo y comienzos de la Edad del Bronce
Pronto llegamos a enlazar con el otro camino que hemos dejando abajo: seguiremos subiendo, a la izquierda
Es un tramo más rocoso y pedregoso en el que abundan los helechos y hay algunos pinos
Ya estamos solamente a 190 metros de Peña Tú y la Cabeza del Xentil, un último repecho y ya estamos
No es una ascensión larga ni complicada ni mucho menos, pero hay que tener en cuenta que buena parte de los peregrinos que llegan hasta aquí ya tienen muchos kilómetros a sus espaldas si han hecho el Camino Norte desde su comienzo en Irún o, más bien para mejor ser, Bayona, y no digamos nada si vienen desde más atrás, París, Bruselas, Alemania, y demás lugares jacobitas europeos
Importante afloramiento rocoso en el camino, predomina como en todo el oriente de Asturias la caliza
Justo antes de la cima otra bifurcación, con su mojón explicativo correspondiente
A la izquierda se nos informa se puede ir al Área de Descanso existente a 300 metros. Podemos tenerlo en cuenta, sobre todo si deseásemos continuar nuestra excursión por la sierra, jalonada de campos de túmulos que son verdaderas balizas de los ancestrales caminos prehistóricos en esta montaña sagrada. Pero en principio nuestro deseo es dirigirnos directamente a la ya muy cercana peña de Peña Tú, a sólo 90 metros de aquí
La caja caminera está muy bien marcada y es notablemente ancha
Y un último recuesto y ya llegamos arriba en el lugar conocido como El Llanu Peña Tú
«Y declaró que junto al piso de Porciles está un prado 'de heredad que huelga al presente y que oyeran decir era posesión antigua de los herederos de Fernando Martínez be Purón, que serán dos díes de bueyes y lo demás de dicho término hasta tocar con el plantío de Puertas que está a la parte de el Sur es posesión y hacienda propia de los vecinos de dicho lugar; y en dicho término de ,dicho lugar de Puertas hay unos cuetos brabíos que llaman los Rebollos, Cuero Blancho y Piedra-atuna»
«Y declaró: que dentro de los términos de dicho lugar de Puertas hacia el Norte hay unos cuetos bravos que llevan árgomas. que se laman los cuetos de los Reborlos, el cueto blanco de Cabardejanes y el cueto de Entrepeñas llamado .de el Hurto y otros muchos sin fruto ni heredad son términos comunes como lo es también el de Piedra-Tú»
" Peñatú (Lln), y no *El Peñatu como erróneamente nos informaron hace años, documentada en un apeo de principios del siglo XVIII como “Piedra-Tú” y “Piedra-Atuna” , lugar de gran tradición cultural prehistórica, creo que admitiría una propuesta de PINNA NEPT¯UNI > Peñatún —> Peñatú. Sin duda en alternancia oral se usó PINNA NEPT¯UNAM ‘piedra del dios Neptuno’ > “Peña atuna” —> Peñatuna. Saber por qué esa piedra o peña lleva el nombre de un dios no resulta fácil pero acaso haya sido el lugar un punto de referencia en la costa tenido muy en cuenta por pescadores y marineros adoradores del dios de las profundidades marinas. Los pescadores de nuestras costas probablemente se comportaban de modo semejante al de los que en Pedona dedicaban un ara a este mismo dios "
Por su parte a uno de sus primeros descubridores para la ciencia, el Conde de la Vega del Sella, le llamó desde un principio la atención las analogías que existen entre el nombre Tú de la peña y los egipcios Atum o Tum, divinización del sol poniente, en contraposición a Ra, el sol naciente. También guarda alguna semejanza el nombre del semidiós de los antiguos vascos, Aitor, por lo cual suponía que el nombre de la peña primitivamente pudiera ser Atún. Es significativo en este contexto que otro investigador y de otro lugar, el Conde Begouen, en una nota presentada al Congreso de Antropología celebrado en 1912, en Ginebra sobre la Cueva Tuc d' Audouvert, situada en los Pirineos del departamento occitano de Ariège, hace notar que Tuc, palabra analógica a Tú, significa masa rocosa culminante en el habla de esa zona
Un cercado enrejado es el que protege la entrada al peñasco, cuya clara roca de forma vertical destaca en su ubicación en este extremo occidental de la Sierra Plana de la Borbolla, sobre el formidable despeñadero del estrecho y profundo valle del Ríu Purón, hito fluvial y paso histórico para los viajeros y peregrinos de antaño
"Emergiendo de la tierra, entre los matos de hierba agreste de una costera de la Sierra de la Borbolla, el peñasco realmente evoca la testa de un gigante, algo así como una versión expresionista de los moais de la Isla de Pascua. Los Xentiles son la misma clase de seres del trasmundo que en otras partes de Asturias llaman moros o mouros, espíritus resistentes y emboscados del paganismo que pervivieron habitando leyendas y relatos orales hasta bien entrado el siglo XX.
El Conde de la Vega del Sella y Eduardo Hernández-Pacheco, que hicieron la primera descripción arqueológica del Ídolo y del panel que lo rodea, aún escucharon algunas de estas historias que asociaban posibles enterramientos de tesoros y otros hechos extraordinarios a la Cabeza del Xentil. El coloso natural de piedra arenisca impresiona a cualquier distancia que se contemple, pero el verdadero impacto que debieron llevarse los primeros vecinos que le pusieron el nombre popular hubo de ser la visión de la figura antropomórfica grabada y pintada en rojo, con sus escrutadores ojos de lechuza mirándoles, y el inequívoco puñal con el que parecía estar amenazándoles el genio que se ocultaba en la roca. Del temor o respeto que causaba todavía en épocas cristianizadas son prueba las cruces esculpidas en el conjunto rupestre, probablemente medievales, con las que se buscaría protección frente a las desconocidas fuerzas malignas que pudiera albergar el enclave.
El folklorista Aurelio del Llano, al que le atraían tanto las historias que contaban los paisanos y paisanas como las que desvelaban las piedras enterradas, recogió por el oriente la historia de una pastorina y un xentil, que podría situarse sin perder ninguna verosimilitud en el lugar de Peñatú.
En nuestra versión la rapaza salía de su casa en Buelna con las primeras luces del día para llevar la reciella (ovejas y cabras) a pastar en las costeras de la Borbolla. Como hacía cada mañana al pasar frente a la Capilla de Ánimas del Camino Real -el mismo que sigue la ruta jacobea de la costa- se persignó, rezó un fugaz e ininteligible Ave María y enveredó su rebaño por el sendero que se adentraba en la Sierra. Al mediodía paró a comer un chusco de pan con queso encima de Tresgrandas y luego se dirigió ladeando el monte hacia Cerecéu. A medida que iba ascendiendo hacia la cumbre, el norte hacia el que trepaban sus animales, la niebla iba cubriéndolo todo a su alrededor. Los lloqueros (campanas) de sus cabras y ovejas eran su única guía en medio del mar blanco, y detrás de su sonido caminaba la joven pastora. El paso del rebaño era mucho más ágil que el suyo y lo peor de todo era que el rastro sonoro se dispersaba con los movimientos de las reses en todas las direcciones posibles. Llegó un momento en que dejó de oírlas. La niebla cada vez era más densa. Andando a tientas entre las rocas, vio surgir en medio de la blancura cegadora un enorme peñasco. Se acercó y comprobó que tenía un abrigo en el que cobijarse"
La verdad es que ya desde aquí la gran y mítica roca ya tiene un aspecto peculiar, a poca imaginación que pongamos podría parecer un animal cuadrúpedo echado sobre el suelo, con su gran boca abierta, patas delanteras y traseras que incluso lejanamente podrían recordarnos a la Gran Esfinge de Gizeh o Guiza. En el blog Lugares con Historia, Javier Ramos lo compara con un dragón o cuélebre, y es que no en vano una parte de la roca presenta una forma escamas, no se sabe si como formación natural o cinceladas adrede, siendo esta una de las teorías existentes sobre la función de este monumento, vinculado sin duda a las necrópolis tumulares:
"Asturias es tierra que ha sobrevivido a unos cuántos enigmas, como este recuerdo del pasado remoto que visita Lugares con historia y parece mirar al mar. Peña Tú, en el concejo de Llanes, es una enorme masa arenisca silícea blanca de cuatro metros de alto y 1,40 de ancho, y que alberga una inscripción que representa un ídolo. A este lugar sagrado se le ubica cronológicamente en la Edad del Bronce.
El ídolo es esquemático, apenas lo componen unas cuantas rayas. Dos círculos representan los ojos, y una línea vertical la nariz. La cabeza parece nimbada por los rayos del Sol. A su lado, una indecisión indefinida podría representar una tumba o quizá un cuchillo. En la parte inferior, ocho pequeñas figuras pintadas de rojo parecen danzar en medio de una extraña ceremonia que dirige un jefe con una especie de báculo.
Representa la figura antropomorfa de una persona envuelta con una túnica o un ropaje decorado con rectas, trazos cortos y líneas en zigzag. Puede parecer tratarse de una divinidad de culto desconocido, vestida con traje de ceremonia, una Diosa-Tierra propia de los pueblos agricultores. Hay quien opina que es más bien una representación de carácter funerario relacionada con la necrópolis tumular de Vidiago. Las pinturas se entremezclan con diferentes cruces grabadas en la roca hechas en la época de la cristianización para sacralizar las figuras paganas.
Una posible interpretación simbólica del conjunto es la siguiente: La roca representaría a un dragón o cuélebre (criatura legendaria) que había sembrado el temor entre los lugareños. En este conjunto estaría enterrado el guerrero que le dio muerte, y que aparece grabado en la roca con su mortaja y el arma con el que se enfrentó.
El peñasco, que está declarado Monumento Nacional Prehistórico, ha sido profanado en diversas ocasiones por desalmados, que además han dejado su firma en tan noble piedra, con lo que hubo de protegerlo con una verja que rodea casi todo el conjunto.
Existen algunas leyendas alrededor de este monumento, como la de un druida que, paseando un día por el bosque en busca de plantas medicinales, encontró la peña y consideró que se trataba de una señal del cielo procedente de la Diosa Blanca, por lo que mandó que fuera decorada, para que la deidad decidiese estar siempre cerca y disponible.
La riqueza ancestral de Llanes tiene en Peña Tú un emblema a medida. Presenta una de las simbologías mejor conservadas de la época, con sus pinturas y sus grabados y, además, con una buena cantidad de túmulos funerarios en el entorno más cercano de la sierra plana de La Borbolla y sus mesetas vecinas"
Si bien es fácil que su forma de cabeza con boca y cuello, con lomo y cola detrás, sea resultado de la erosión eólica, esta caprichosa y muy llamativa formación geológica habría despertado la atención de los más antiguos pobladores de estos parajes desde la más remota noche de los tiempos y, aprovechando esta silueta tan sugerente, hiciesen de ella su tótem
Tampoco es en absoluto descartable que la mano humana halla intervenido directamente en pulir o acusar esa forma del roquedo acentuando su apariencia en ser monstruoso. En este momento y visto de frente más nos parece un perro, hasta con sus fauces, o lobo o similar, pero cuando recorramos todo su entorno nos daremos cuenta de la similitud draconiana. En Arte Paleolítico en Asturias nos aportan más datos de sus características:
"Peña Tú fue declarado monumento histórico artístico por Real Orden el siete de mayo de 1924, junto a La Peña de Candamo y El Pindal. El marco cronológico y cultural en el que se inscribe desborda en varios milenios el contexto histórico sobre el que se asientan los contenidos de esta web. No obstante, dada la importancia de Peña Tú, uno de los elementos más emblemáticos de nuestro patrimonio cultural, su carácter de expresión artística prehistórica, aunque no paleolítica, su cercanía a muchos de los lugares con arte rupestre que se ubican en el oriente de Asturias, que se trata de un espacio visitable, y su estrecha relación con eminentes prehistoriadores como Vega del Sella y Eduardo Hernández Pacheco, consideramos pertinente su inclusión en estos contenidos.
Peña Tú conforma un peñón de arenisca que se alza en el extremo oeste de la sierra plana de La Borbolla (Llanes), en las inmediaciones de Puertas de Vidiago, y en cuyo entorno se documentan medio centenar de túmulos megalíticos. En la base del peñón rocoso, bajo una pequeña visera, se conserva un conjunto de grabados y pinturas de notable interés"
Desde este promontorio del Llanu Peña Tú contemplamos la citada Sierra de Purón, con el profundo valle de este río abajo, donde recibe a la izquierda las aguas de su afluente, El Doredal. Dominan al sur la escena las nevadas cumbres de la Sierra Cuera, que se extiende paralela a la costa, destacando en este sector las alturas de La Pica Morea (1.136 m), La Cabeza Liño (1.177 m) y más al oeste y entre otras, la cota más alta, La Cabeza Torbina (1.317 m). Las alturas exactas pueden variar según las fuentes pero esta gran cordillera, que separa el litoral de los valles interiores, es nuestra gran referencia visual a lo largo de nuestro recorrido por los concejos orientales asturianos
Efectivamente, además del gran atractivo del ídolo y su importantísima trascendencia histórica, su carga mitológica y espiritual, que hacen sea un gran polo de atracción de gran cantidad de gentes que acuden a verlo durante todo el año y procedentes de todos los lugares, la majestuosa serenidad de este magnífico paisaje de tan amplias vistas es también impresionante
Desde este rellano, un sendero se dirige directamente hacia el peñón de la totémica efigie que guarda el que fue el primer vestigio de pintura y grabado rupestre fuera de cueva, al aire libre, hallado en Asturias. Después siguieron más. Vamos a acercarnos a verlo
"Existen algunas leyendas alrededor de este monumento, como la de un druida que, paseando un día por el bosque en busca de plantas medicinales, encontró la peña y consideró que se trataba de una señal del cielo procedente de la Diosa Blanca, por lo que mandó que fuera decorada, para que la deidad decidiese estar siempre cerca y disponible"
Y ahí tenemos la bocona, la gran boca del monstruo, como si quisiese bramar, aullar, gritar o hablar, según lo que piense nuestra imaginación o plasme la teoría de cada investigador. Una cosa es segura, es una muestra de poder simbólico para ser vista, una formación natural en la que la intervención humana reforzó esa sensación de elemento que, en la mente mágica del ser humano, no parecería puesto ahí al azar sino signo de algo fuerte, sagrado y poderoso
«La composición ocupa casi toda la pared del fondo del abrigo inferior. Hacia el borde norte existe profusamente grabada una figura; casi todas sus líneas son grabadas y encima pintadas de rojo. Esta figura, que es conocida en el país con el nombre de la «Cabeza del Gentil», representa, en nuestra opinión, un ídolo»
"El ídolo es esquemático, apenas lo componen unas cuantas rayas. Dos círculos representan los ojos, y una línea vertical la nariz. La cabeza parece nimbada por los rayos del Sol. A su lado, una indecisión indefinida podría representar una tumba o quizá un cuchillo. En la parte inferior, ocho pequeñas figuras pintadas de rojo parecen danzar en medio de una extraña ceremonia que dirige un jefe con una especie de báculo.
Representa la figura antropomorfa de una persona envuelta con una túnica o un ropaje decorado con rectas, trazos cortos y líneas en zigzag. Puede parecer tratarse de una divinidad de culto desconocido, vestida con traje de ceremonia, una Diosa-Tierra propia de los pueblos agricultores. Hay quien opina que es más bien una representación de carácter funerario relacionada con la necrópolis tumular de Vidiago. Las pinturas se entremezclan con diferentes cruces grabadas en la roca hechas en la época de la cristianización para sacralizar las figuras paganas"
El ídolo es una gran figura de metro y diez centímetros de alto y se ha interpretado como una persona por sus rasgos antropomorfos de cara, nariz y ojos y vestida con una túnica confeccionada con adornos de rayas y líneas rectas y en zig-zag. Unas líneas salen de él a manera de áurea o flecos. También se quiere ver su pie izquierdo. A su izquierda está el puñal, boca abajo. Se supone pudiese ser una escena del enterramiento de alguna persona relevante con su arma. Diego Salvador Cornejo lo interpreta de esta manera en Rutas con Historia:
"El "Ídolo", de 1,10 metros de alto, es la representación muy geometrizada de un ser antropomorfo. Tal vez la idealización de una persona envuelta en un elaborado ropaje, cubierta la cabeza con un amplio tocado rematado por una sucesión de flecos o penacho. El dibujo general es sumamente abstracto, de cuerpo esteliforme y ropaje y tocado señalados mediante una combinación sumaria de rectas, trazos cortos y algún zigzag. De la anatomía sólo se notan dos circulitos y un trazo vertical: los ojos y la nariz de un rostro enigmático; mientras que, en el extremo inferior varias líneas cortas( los dedos) apuntan la presencia del pie izquierdo, desnudo. La fuerza gráfica del dibujo se desprende no sólo de la relativa buena conservación de la pintura roja, si no, básicamente, del grabado de trazo profundo y ancho con que fue ejecutada buena parte de la figura. En todo caso denota la expresión simbólica y masculina de poder. Inmediatamente a la izquierda del personaje otro motivo, también grabado y con algún elemento de color, representa un arma: razonablemente la espada alusiva a la masculinidad del individuo y a su dignidad de guerrero o de jefe.
Las características iconográficas del "ídolo" parecen constituir un antecedente de los "Guijarros-Estela"con representación antropomórfica de Extremadura y Portugal, insculturas con un claro sentido funerario, y la estela leonesa de Tabuyo del Monte"
Según la luz, el día nublado o soleado, o la propia idiosincrasia del observador, se perciben formas, relieves y colores.
"Su origen es desconocido y no existe documentación alguna al respecto. Algunos sostienen que proviene de la danza representada en el grabado prehistórico del ídolo de Peña Tu (sito en el pueblo de Vidiago, Llanes). Esto puede ser, factible, pero debemos hacer la salvedad que aun teniendo cierto fondo religioso común a todos los bailes y danzas primitivas, pierde este carácter exclusivo para unir cierto matiz erótico, el cual no atisbamos a ver en los grabados mencionados antes. Para E. Pola la pareja genuina era la tríada (dos mujeres y un hombre), y que representa a dos vírgenes con ánforas de agua en la cabeza y un ramo verde en las manos (el Corri-Corri de Cabrales se baila con ramas de “alloro” laurel), y son descubiertas por un espíritu del bosque que las descubre. Ellas huyen, pero vuelven, lo provocan y muestran su displicencia. El hombre es quien lleva la parte activa y ceremoniosa del baile buscando que se enamoren de él.
Uno de los estudios más importantes es el realizado por Yolanda Cerra Bada, quien indica que la primera referencia clara es de 1860, que por aquel entonces constituía un divertido baile de tres, un hombre y dos mujeres, que bailaban con suavidad y agilidad, esta danza tan original. Ya en 1862 era el baile más importante de los bandos de La Magdalena y San Roque. Sólo existen dos datos antes de estas fechas, hacia 1800 que pueden referirse a dicho baile. Martínez Marina, quien elaboró la parte correspondiente a Asturias del “Diccionario Geográfico de la Real Academia de la Historia”, donde se refiere a “una figura en ocho de contradanza”. La contradanza, según indica Cerra Bada, es un baile cortesano, pero sus figuras no se corresponden con la coreografía del pericote, aunque esa alusión al ocho, pueda referirse a la segunda parte del pericote. Estos bailes iban acompañados de romances y cantares sueltos, de tres a cuatro versos, al son de un pandero. El acompañamiento del tambor y la gaita estaba reservado para grandes ocasiones. Hoy todo ha cambiado, pues lo habitual es bailarlo al son de la gaita, y ya no queda casi nadie que cante el pericote al son del pandero, aunque se intenta recuperar su estilo más primitivo. También se le conocía por otros nombres como: valamé, contrapaso, baile de tres, pericón o baile lo llano. El primero referido a sus letras, el segundo por el número de bailarines, el tercero porque se trata de un baile tranquilo, no agitado, y por último pericón y pericote porque en tiempos una mujer hacía el papel de hombre en el baile. Adoptaría el nombre fijo de pericote ya en el siglo XX. Será en los felices años 20, cuando diversos folkloristas asturianos reparen en este baile. En ese momento comienzan a difundirse sus posibles orígenes y naturaleza del pericote. Aquí encontramos opiniones para todos los gustos acerca de su procedencia, unos dicen que es griego, otros que celta, otros que proviene del neolítico. Respecto a su naturaleza dicen que es un ritual erótico, rito prenupcial o incluso funerario. Pero para Cerra Bada, todas estas afirmaciones carecen de fundamento, pues dichas opiniones se han realizado con un total desconocimiento del baile y de su coreografía.
La idea de ver reflejado este baile en las pinturas de ídolo de Peña Tú, proviene de la obra del folklorista A. De Llano “El Libro de Caravia” donde insinúa que dichas pinturas parecen representar una danza, que es dirigida por un personaje principal, en esto ve las coincidencias con el pericote. Pero se da la circunstancia, de que cuando opinó así no había visto nunca el pericote, pues según Fernando Carrera sería en 1930 cuando se bailó uno en honor de Menéndez Pidal, y al cual asistió- y vio- Aurelio del Llano. No será sólo del Llano quien vea este baile en el ídolo prehistórico, pues otro folklorista como Constantino Cabal, si bien discrepa que sea dirigido por una persona principal, si está de acuerdo en verlo en las pinturas de Peña Tú. A partir de esta tesis todo el mundo afirmaba como prehistórico el origen del pericote. Durante muchos años se buscan sus orígenes, se cree verlo en ídolos y restos prehistóricos. Y como dice Cerra Bada: “se ve, lo que se quiere ver”.
Con motivo de la llegada de Carlos V a España, en 1517, el cronista, Lauren Vital, describe los actos que se hicieron para agasajar al Emperador, entre ellos habla de un baile realizado en Colombres – cerca de Llanes- donde una mujer mayor, en el centro de un corro de mujeres, salta, se contorsiona y choca sus zapatos. Pero esta descripción nada tiene que ver con nuestro baile. Hoy los historiadores han dicho que este ídolo prehistórico es un monumento funerario, y que sus pinturas representan figuras antropomórficas, pero no afirman que éstas estén bailando. Con lo cual la idea sobre el origen del pericote cae por su propio peso. Por todo ello Cerra Bada afirma que las ideas milenarias acerca de su origen forman parte del discurso folklórico, nacido del Romanticismo, movimiento cultural que “descubrió” al pueblo y sus tradiciones. Y llevó a los folcloristas a una obsesiva búsqueda de las raíces en un pasado remoto más idealizado que real"·
Las cruces se han explicado como un motivo muy posterior, tendente a la cristianización de un lugar sagrado desde la más remota noche de los tiempos, si bien la cruz es un símbolo sacralizado en numerosas religiones, paso al otro mundo, al más allá, al mundo de los difuntos, a otra existencia, sobrenatural, a otra dimensión incluso. Este es el resumen que nos detalla la página Arte paleolítico en Asturias:
"Se distinguen tres tipos de representaciones: esquematizaciones pintadas, conformando series de puntuaciones y antropomorfos y el conocido como ídolo y un puñal. Ya de época moderna, se conserva un tercer grupo de representaciones formado por cruces grabadas y piqueteadas.
Las esquematizaciones pintadas no son fácilmente perceptibles, aunque tanto en los calcos de Vega del Sella y Hernández-Pacheco publicados en 1914, como en los más recientes (1980 y 2005) se pueden distinguir varios antropomorfos esquemáticos, formados por un eje vertical y sendos pares de trazos oblicuos convergentes con el anterior, representando las extremidades.
Sobre los antropomorfos han sido grabadas seis cruces, todas ellas de tamaño similar, a las que ya se alude en la publicación de 1914, quizá resultado de la intención de sacralizar un lugar pagano mediante un símbolo cristiano, aunque no es posible hacer alusiones concretas a su cronología.
El llamado ídolo consiste en una representación grabada y pintada en rojo, que conforma un campo rectangular rematado en un semicírculo, festoneado en su contorno exterior por una franja de motivos en zig-zag. En la parte interior superior se insertan sendos círculos incisos paralelos, que habitualmente se han considerado ojos, y un campo rectangular inferior con bandas horizontales paralelas. A su izquierda se encuentra la representación del puñal, grabado, cuyo diseño se asemeja de manera notable a producciones metálicas del bronce antiguo.
En cuanto a la atribución cronológica, la representación del puñal es precisamente lo que permite una mejor contextualización, con paralelos formales en modelos del Campaniforme tardío o Epicampaniforme. Por su parte el ídolo de Peña Tú presenta semejanzas evidentes con la estela leonesa de Tabuyo del Monte, las portuguesas de Crato y la Esperança y las cántabras de Hoyo de la Gándara y Collado de Sejos. Estos motivos se suelen interpretar como imágenes de guerreros, aristócratas o jefes, por lo que asistiríamos a las primeras representaciones gráficas que reflejan la desigualdad resultante en las primeras sociedades metalúrgicas. Respecto a las esquematizaciones antropomórficas pintadas en rojo y las puntuaciones, ofrecen posibilidades de contextualización cronológica más controvertidas: en un primer momento fueron puestas en relación con el arte esquemático peninsular, llegando a interpretar una danza ritual encabezada por un personaje empuñando un bastón.
En general se ha venido dando por supuesta la sincronía de la totalidad del conjunto, independientemente de las técnicas empleadas y los motivos representados, enmarcando su realización en el Calcolítico, a lo largo del tercer milenio a. C. No obstante también se han propuesto análisis diacrónicos, desde finales del Neolítico, periodo al que se corresponderían las esquematizaciones y puntuaciones pintadas, hasta el Bronce antiguo al que pertenecería el binomio puñal-ídolo.
Al margen de las apreciaciones cronológicas, parece asumida por la mayoría de los investigadores la relación de las estatuas y estelas del norte peninsular, en las que se puede encuadrar la representación antropomórfica de Peña Tú, con necrópolis tumulares megalíticas. En lo que respecta a este conjunto, parece evidente la relación con los enterramientos de la Sierra Plana de La Borbolla. La necrópolis cuenta con cincuenta y seis túmulos, algunos de los cuales han sido objeto de intervención arqueológica. Los abundantes materiales recogidos en superficie han sido atribuidos al Calcolítico, cronología a la que remiten igualmente los útiles recuperados en la excavación del túmulo nº 24, conocido como el Coteru de Calombu"
Con el tiempo se hizo esta doble cerca para evitar tamaños desmanes, si bien las inclemencias del tiempo con su erosión han hecho mella en el conjunto de dibujos labrados y pintados
Tras ver el abrigo de los grabados vamos a seguir en sendero a su derecha. La sorpresa no ha hecho más que comenzar. Se nos sigue antojando una gran y monstruosa cabeza con boca abierta, como gritando en una especie de llamada de atención o advertencia
"Hace muchos muchos años, los dragones habitaban las montañas del Pirineo. Eran seres temidos y poderosos, capaces con su fuego de acabar con rebaños enteros. Tenían fama de invencibles y nadie se atrevía a hacerles frente.
Cuenta la leyenda que entre las grandes rocas de la Peña Oroel, habitaba un feroz y aterrador dragón. Durante siglos, las gentes del valle vivieron aterradas. El dragón atacaba el ganado y raptaba a los niños de los pueblos cercanos.
En la cárcel se encontraba preso un joven, acusado de juntarse y defender a las brujas del valle. Con gran valor y osadía, el joven propuso un trato. Si acababa con el Dragón de Oroel, lo dejarían libre. Y así podría volver a casa.
El Dragón descansaba en una gran cueva, cerca de la cima. Y el joven iría en su encuentro. Sin embargo, gracias a la amistad que tenía con las brujas del valle, antes de partir le desvelaron un secreto: «los dragones tienen un poder especial», le dijeron. Eran capaces de hipnotizar a sus víctimas con la mirada.
Con gran audacia y sabedor del consejo que le dieron las brujas, se le ocurrió una idea. Pulió su escudo cuidadosamente, para que en él se viera el reflejo. Como un espejo.
Partió hacia Peña Oroel y encontró la cueva donde el dragón dormía tranquilo. Cuando despertó, el dragón miró al joven, quien le mostró su escudo. Con su mirada reflejada en el brillante metal, el dragón quedó hipnotizado y cayó al suelo. Entonces el joven aprovechó para darle muerte con su espada.
De esta forma, el chico logró liberar del miedo a todo el valle y quedó libre de su condena. Volvió a casa y agradeció tremendamente a las brujas el consejo que le habían dado. Sin ellas, no lo hubiera logrado.
Cuentan que todavía hoy, es posible encontrar la cueva del dragón entre las rocas de Peña Oroel"
El mismo sendero que llega al borde de la sierra sigue la sinuosidad de la que parece mismamente la cola de un reptil
Y para rematar, en el extremo de la sierra, este gran y puntiagudo espolón remataría esta cola draconiana que formaría aquí el terreno
Más abajo, el gran abismo que cae al río Purón, según también el toponimista García Arias del latín purus, puro, sin mancha, tal vez referido a sus aguas cristalinas de río truchero
Esta es una foto otoñal sin nieve en la sierra. Reconocemos las picudas siluetas del Coteru L'Espinu (911 m)m Macabreru (861 m) y El Picu'l Paisanu (819 m). Ahí confluyen los concejos de Llanes y las dos Peñamelleras, cuyos vecinos tienen pastos comunales. Varias sendas de montaña suben a esas alturas y recorren la serranía
El Llanu Reñances, con su también plana cima, sobre el valle y al pie de Cuera. Allí eran célebres las hazañas cinegéticas del famoso Manuel Pidal Noriega, El Cordobés, que llegó a "abatir un jabalí de 75 kilos de un disparo, a 248 metros de distancia y sin mira telescópica", tal y como se informó en la prensa en su momento (El Comercio 4-2-2016)
Como en buena parte de estas sierras su cima, no del todo bien definida, es en buena parte plana y por ella se anda bien. Se dice que el topónimo Llanes tiene que ver con estas sierras planas tan características del concejo
Al oeste serpentea la Autovía del Cantábrico con el pueblo de Andrín a la derecha (paso de la Senda Costera de Llanes) y San Roque l'Acebal a la izquierda (por donde pasaremos con el Camino Norte oficial). Sobre ellos La Sierra Plana de Cué, La Cuesta o La Cuesta Cué, paso a la villa de Llanes, capital del concejo, tanto por el camino oficial que sube a La H.orcada o La Jorcada por la capilla del Cristo del Camino, como por la citada senda costera, desde la que podemos bajar desde el mirador de La Boriza a Cué o enlazar con el Camino Norte en la citada capilla del Cristo del Camino
Más allá de Cuera son los picachos de la Sierra de Cuana, con los picos Mofrechu (897 m) y Joyadongu (857 m), techo del vecino concejo de Ribadesella/Ribeseya y muy frecuentados por montañeros, así como más lejos aún el Sueve
El Monte Sueve que con los 1.161 metros de altura del Picu Pienzu, su máxima altitud, constituye uno de los mayores desniveles del mundo entre el nivel del mar y altura cimera en línea recta. No en vano al pie de su falda sur, por las playas de Caravia, pasará el Camino en futuras etapas. Su nombre es también un teónimo, derivado de Iovi (Júpiter), dios romano de la tormenta que pasó a ser padre de los dioses y que se superpondría a un local Taranis, evolucionado luego en el mito del nuberu, genio de las nubes que se dice se posaba en esas cumbres con idea de arrojar granizo sobre los campos de los pueblos a sus pies, por lo que habría de ser esconxuráu con el tañir de las campanas de la iglesia, colocando cuchillos con el filo hacia arriba o convenciendo al párroco, que no le gustaría hacer exorcismos que consideraba paganos que arrojase en esa dirección una alpargata de espaldas u realizase otros sortilegios
Hacia el abrigo de La Cabeza del Xentil, hacia la mole de Peña Tú volvemos de nuevo la vista, admirándola desde atrás y comprobando una vez más su parecido con el monstruoso cuerpo de un cuélebre. Otra leyenda relacionada con cuélebres en las montañas, incluso que se confunden con rocas, la encontramos en Asturias, en concreto en Zalón (Allande), no lejos del Camino Primitivo de Santiago, y tiene además como protagonista a un peregrino, la recoge Alberto Álvarez Peña y la podemos leer en Fusión Asturias:
"La leyenda cuenta que un pastor que estaba en el Monte Rozón se sentó en lo que pensó era una peña blanquecina, pero la supuesta peña comenzó a desenroscarse. Se trataba de un cuélebre, una serpiente gigantesca que desplegó sus alas y fue a parar a la iglesia, introduciéndose por un boquete del ábside exterior, acto seguido devoraba los cadáveres de los monjes del monasterio que estaban enterrados dentro de la iglesia.
La tradición sitúa el desaparecido monasterio en un campo próximo llamado San Pelayu. Los vecinos comunicaron el suceso a un peregrino que pasaba por allí hacia el camino de Santiago y le ofrecieron una rosca de pan si mataba al Cuélebre. El peregrino acechó al reptil y lo atravesó con su lanza. Esta imagen está representada en piedra en el ábside exterior de la iglesia"
Lo cierto es que, si nos fijamos en la forma del roquedo, además de la cabeza y cuerpo podemos imaginarnos las patas sobre las que el pretendido ser se apoya cual esfinge y la peña que está aquí atrás tiene estrías que nuestra imaginación quiere ver una representación de alas y plumaje
La sorpresa puede ser aún más mayúsculas cuando en esta pared sur descubramos lo que parecen ser escamas
No está claro si son fruto de la erosión, de la mano humana o de ambas, pero parecería la confirmación de la teoría que afirma que se trata de una representación en piedra del cuélebre o dragón
Desde aquí además los rasgos de la cabeza, en concreto de la cara, se "humanizan"
Se perfilan claramente la frente, cuenca de los ojos, nariz, carrillos, boca y labios, mandíbula y quijada... ¿un rostro humano?. En determinadas leyendas y representaciones antiguas del cuélebre estos tienen caras de personas
Un paraje excepcional, inolvidable, merece la pena subir para verlo, no es fácil hallar un lugar semejante. Un poco más allá El Llanu las Mesas parece hacer referencia a las estructuras dolménicas, semejantes a mesas, que conforman las cámaras funerarias de los túmulos
Sobre la "cresta del dragón" hemos asimismo de mirar al norte, al mar
"Hace unos 35.000 años, una cría de mamut de un año de edad y con una esperanza de vida de 60 años que caminaba por lo que hoy es Puertas de Vidiago (Asturias) se alejó de la manada y del cuidado vigilante de su madre y se arrimó a una zona peligrosa. “Se trataba de una depresión del terreno, llamada dolina de colapso, que desembocaba en una de las innumerables cuevas del subsuelo del oriente asturiano”, explica Diego Álvarez Lao, profesor del departamento de geología de la Universidad de Oviedo y coordinador de la excavación de Jou Puerta, cuyos resultados acaban de publicarse en la revista Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology.
Al igual que los otros 33 animales que compartieron la suerte del pequeño mamut durante los 6.000 años en que se mantuvo abierto el agujero que comunicaba con la cueva, una vez que cayó dentro el animal fue incapaz de trepar por las paredes de la cavidad y salir al exterior, si es que aún seguía vivo tras el impacto
“Gran parte de los restos que hemos recuperado corresponden a individuos juveniles, menos experimentados y desconocedores de los peligros del terreno, como es el caso de los dos rinocerontes lanudos de entre seis y siete años y un pequeño leopardo, aún con dientes de leche todos ellos”, señala el paleontólogo.
El mayor ciervo de la historia
Entre los restos de rinoceronte lanudo recuperados, Álvarez Lao destaca “un húmero de extraordinario tamaño y robustez que por sus dimensiones perteneció a uno de los mayores rinocerontes lanudos que se han documentado en el registro fósil de todo el mundo”. Con 105 restos correspondientes a tres individuos (dos jóvenes y un adulto viejo), “el conjunto correspondiente a esta especie hallado en Jou Puerta ha resultado ser uno de los más ricos de la Península Ibérica” afirma Álvarez Lao.
Megaloceros o ciervo gigante
Pero los rinocerontes lanudos no fueron los únicos colosos ya extinguidos que corrieron la misma suerte. En el Jou Puerta también quedó atrapado un ejemplar del mayor ciervo que existió en la historia de la evolución: un megaloceros o ciervo gigante.
“Se trata de una especie poco frecuente en los yacimientos ibéricos, y de la que en Jou Puerta hemos podido recuperar fragmentos de un asta descomunal”, destaca Álvarez Lao. De hecho, entre los extremos de ambas astas había una distancia (envergadura) de tres metros y medio, y cada asta medía en torno a un metro ochenta desde la base hasta su extremo. El propio cérvido medía más de dos metros sólo hasta la cruz (el “hombro” del animal).
En lo más frío de la glaciación
La condición de trampa natural y posterior cobertura con lodo y piedras del yacimiento no sólo ha permitido que los huesos lleguen al presente en un excepcional estado de conservación, protegidos de la erosión y la acción fragmentadora de los carnívoros. Además, una trampa de estas características, explica Álvarez Lao, evita la selección presente en yacimientos resultado de la actividad de depredadores, tanto humanos como animales, que podían limitarse a cazar unas pocas especies en consonancia con sus preferencias alimenticias.
“Puesto que los animales caían por azar en el agujero, el yacimiento de Jou Puerta aporta una muestra bastante representativa de la fauna de herbívoros que poblaba el área cantábrica durante el tiempo en que estuvo abierta la cavidad, que coincide con algunos de los episodios más fríos de la última glaciación”, señala el paleontólogo y profesor de la Universidad de Oviedo.
Respecto a la fauna carnívora, el hecho de que hayan aparecido restos de un solo ejemplar frente a 33 herbívoros se debe principalmente a que los primeros, con su mejor visión espacial, son poco propensos sufrir este tipo de accidentes.
La presencia en el yacimiento de Jou Puerta de herbívoros propios de climas glaciales como el mamut y el rinoceronte lanudo, escasas en los yacimientos ibéricos, indica que los restos se depositaron en un momento de clima muy frío y árido. Sin embargo, la especie más abundante hallada en Jou Puerta es el ciervo, que junto con los corzos hallados suelen estar asociados a climas templados. Esta convivencia de faunas glaciares y de climas templados en un mismo territorio es una peculiaridad de los yacimientos ibéricos, especialmente de la zona cantábrica.
A día de hoy, y tras haberse excavado el yacimiento de Jou Puerta, la cueva que lo albergaba ha desaparecido bajo la Autovía del Cantábrico"
"EL BUFÓN DE VIDIAGO"Vuelve a surgir, inspiración dormida
en el fondo de mi alma fatigada,
sobre los desengaños de la vida
y ante su fin ya próximo... la nada.
En tu pulmón la voz enmudecida
busca y tu fuerza juvenil pasada,
y ven antes que el tiempo se me huya
y el hálito vital se me concluya.
Lo sé: los años sobre mí se apilan:
ya abre ante mí la eternidad sus puertas;
sobre la tierra ya mis pies vacilan:
mis oídos ya torpes y ya inciertas
mis miradas están: ya se aniquilan
mis fuerzas corporales: pero aún vive
la fe de mi alma; en mi cerebro aún arde
esa chispa de sol, la inteligencia,
emanación de Dios; que de Él recibe
el poeta de fe que a Dios concibe;
que en el hombre de fe se nubla tarde
y se apaga no más con su existencia:
porque Dios a su espíritu , la adhiere
con la inmortalidad, y a su presencia
va con el alma cuando el cuerpo muere.
Y aún vive en mí, fermenta todavía
y en mi caliente corazón se esconde
esa honda fe que por doquier me guía,
y aun a la voz de la alma poesía
mi independiente corazón responde.
Aún vive: siento aún y aún oigo y veo
por donde fijo la insegura planta
las faz de Dios y su presencia santa,
de negarle o no verle nunca reo:
hoy que en la tierra mi vejez paseo,
sus maravillas ante mí levanta;
y poeta de Dios, porque en Dios creo,
mi inspiración sus maravillas canta.
II
Ábrete, pues, ¡oh sésamo! Que encierras
el geniecillo ruin y microscópico,
que conmigo cruzó mares y tierras
desde la Alhambra hasta la mar del trópico.
Sal, atómico ser, sal de tu sueño;
rompe la leve cáscara del grano
de sésamo en que estás, átomo enano,
de los ingenios de hoy el más pequeño.
Sal y el viejo laúd toma en la mano;
pero vuelve gentil, ágil, risueño
como en el tiempo viejo, aun no en olvido,
cuando ibas, por mitad cristiano y moro,
la cruz al pecho y de alquicel vestido,
cantando a Dios y despreciando el oro;
cuando, de audacia y de locura ejemplo,
salmodiabas los versos del poeta,
lo mismo al son de la morisca pandereta.
Sal, genio mío, ven: te necesito:
ven conmigo a asomarte a un agujero,
por do el poder de Dios que veas quiero
en un rincón de Asturias donde habito:
ven no más a a escuchar un son, un grito,
un baladro, un bufido, un algo fiero
y encantador al par, santo y precito
tal vez: que nada siento, es algo empero
como huella de Dios, casi infinito.
Algo compuesto de agua, luz, espuma,
ímpetu, ruido, fuerza y movimiento,
que debe hoy escribir mi vieja pluma
y tú cantar con tu postrer aliento:
y este algo misterioso, indescriptible,
aéreo y corporal, sólido, hueco,
frágil y recio al par, inconcebible,
del cual vamos a hacer algo legible...
un poema tal vez... no es más que un eco;
mas ten presente, geniecillo loco,
que un eco siempre es algo, aunque es muy poco.
¡Ea, pues geniecillo que me inspiras,
a ver como de un eco en torno giras!
¡Sus! Tus alillas ágiles *desplega,
recorre desde la alfa hasta la omega;
tu vuelo es libre, tu labor sin coto;
con la palabra y la idea juega;
discurre, inventa, trama, afirma, niega,
canta, cuenta, salmodia... arma alboroto,
hasta que ese eco que a rumor no llega
sea el de un huracán o un terremoto.
Prueba a Asturias que puedes todavía
un eco en sus breñales escondido
convertir en raudal de poesía
y en un recuerdo de hombre agradecido.
Mas al hablarla de él... ¡por vida mía!
No vayas indiscreto o distraído
a alardear de saber mitología.
Asturias es romántica y cristiana:
salvó a Europa de ser mahometana;
y tierra en que es Santuario Covadonga,
su creencia y recuerdos no prolonga
hasta los mythos de la edad pagana.
No hables aquí de Ninfas: las de Grecia
no llegaron aquí: la Ninfa Eco
pasa aquí con razón por una necia,
que habló sin ton ni son y siempre en hueco.
Como Ninfa y Deidad la adoró Roma,
que adoró a todo Dios: pero se opina
aquí que Grecia la admitió, una broma
por dar a Roma, en la mansión divina.
Eco fue Ninfa: mas, sin forma humana,
hizo sólo en pinturas de persona;
y como Ninfa huera y casquivana
la aceptaron, de buena o mala gana,
desde el Areópago a la Sorbona.
Fue Ninfa, sí; pero la más perdida:
Divinidad rastrera y *rezungona,
sin dar la cara se pasó la vida
por cuevas, subterráneos y rincones
para escuchar a todos escondida,
cortando por do quier conversaciones,
metiéndose con todos en cuestiones
y en dividir a tontos divertida:
y como, impertinente y holgazana,
repetir nunca supo más que un trozo
de una farsa final, en la lejana
cavidad de una bóveda o de un pozo,
ya ni la poesía aquí la abona.
No hables, pues, de esa Ninfa charlatana,
aquí no quieren gente respondona:
y sabe la católica Asturiana
que ante la Cruz que el Gólgota corona
a las Ninfas ahogó la fe cristiana.
Aquí el eco no es más que un ruido, seco
o prolongado que, de voz humana
u otro son, se repite en algún hueco.
El eco que fue Ninfa muerto yace:
con que no hablemos más de esa villana,
y ven el mío a oír; que es un son vago,
que en las entrañas de la tierra nace
entre liquen, adelfa y jaramago,
que en dormir en un antro se complace,
y que en vapor y estruendo se deshace
en la Asturiana costa de Vidiago.
III
Vidiago es una gárrula aldehuela
donde un pueblo entre Céltico e Ibero
franco, trabajador, sobrio y sincero
labrador, traficante y ganadero:
suda en verano y en invierno vela
y del sudor y afán del año entero
los domingos alegre se consuela,
bailando al son del árabe pandero
y al compás de la etrusca castañuela.
Vidiago es el lugar tranquilo
después de una existencia consumida
en inquietud y afanes sin medida,
que allende de la mar nos tuvo en vilo,
con la vida en un tris, la alma en un hilo
y la esperanza de volver perdida,
un amigo leal del tiempo viejo
volvió al paterno hogar en pos de asilo,
paz, pan, lana caliente y vino añejo;
cosas que ayudan a esperar sin pena
al fin de vida mala muerte buena.
A este amigo leal, que como hermano
me quiere y trata y como tal le tengo,
se me antojó venir este verano
a ver en la mansión de su abolengo:
y como él es un hombre de buen juicio
y yo un loco de atar desde ab initio,
antes de que la tumba se nos abra
vine a pedirle y darle, por si dejo
antes que él de vivir, su buen consejo,
mi último adiós y mi postrer palabra;
pues los dos vivido tanto,
ya al despedirme suponer debemos
que sus consejos él me da postreros
y yo que alzo en su hogar mi último canto.
Su hogar, palacio señorial un día
y hoy albergue por mí del dulce encanto
de la amistad, la fe y la poesía,
se eleva al par de gigantesca roca
que ha socavado el mar; en cuyo hueco
cien metros tierra adentro abre una boca,
donde cuando pacífico le evoca
de su manso rumor despierta un eco.
Este eco, de su alcázar no lejano,
de mi balcón los vidrios estremece
cuando, al crecer de noche el océano
con la marea equinoccial, parece
que se viene la mar sobre la tierra;
el eco en su caverna se enfurece,
y al viento contra el mar llamando a guerra,
amedrenta la costa y la ensordece
con bufidos de son tan pavoroso,
que turban de los pueblos el reposo.
Mas cuando el mar azul en calma duerme
y humilde el pié de los peñascos lame,
el eco yace en la caverna inerme
sin responder aunque la voz le llame.
Eco que asorda la comarca entera,
no del hombre a la voz sale al encuentro;
sólo habla con el mar cuando se altera,
ruge a impulso del mar de fuera adentro.
Yo le he ido a buscar: en el embudo
de piedra en que la mar boca le cava
me asomé y le llamé: mas se hizo el mudo,
porque era yo, no el mar quien le llamaba.
A este eco altivo y de desdén simultáneo,
para que en él a reposar se acoja
después de su periódica pelea,
el mar, que es como Dios un gran mecánico,
labrar un grande alcázar se le antoja,
y en él trabaja con afán titánico
empleando el poder de su marea.
Y aquel calcáreo gigantesco embudo
que un día fue no más un agujero
áspero, tosco, desigual y rudo,
es calado marfil, es chal ligero,
obra de aguja y de cincel agudo;
blonda de piedra, berroqueño encaje
tendido encima de peñón roquero,
filigrana sutil, labor de pluma
tejida por el mar con su oleaje,
con su acre sal y disolvente espuma.
Y el mar, que es además un grande químico,
descompone la roca y la rebaja,
la tornea, la ahueca y trabajador
como pudiera artífice muslímico,
rumano, índico o godo; y la alicata
la dentella, la comba, la maquea,
la retuerce, la riza, la dilata,
la acanala, la *histria y *losangea:
sutil, cada partícula caliza
con sus sales disuelve y pulveriza;
y quitando y dejando donde importa
ya lo esponjoso, lo arenisco y blando,
ya lo duro y silíceo, y avanzado
en su trabajo sin cesar, recorta,
perfila, aguza, redondea, cuadra
y carcome la piedra y la taladra;
transforma en fin la roca, improvisando
primores mil de talla en su haz salvaje,
sin que la desmorone ni la raje
el ímpetu del agua; ya que brote
del cráter o del mar, ya suba o baje,
mane, esculle o con ímpetu rebote.
El alma del mortal contempla absorta
las maravillas que el capricho aborta
del agua en su labor, sin que se agote
la original y rica fantasía
de su trabajo secular: y espanta
ver como en él solícita adelanta,
y a su antojo fantástico modela
la peña, la abrillanta o la apelmaza,
la esmerila, la pica o la cincela;
y en sus relieves incansable traza
repisas, *ornaciones, doseletes,
nichos, estalagmitas, rosetones,
miles de inverosímiles juguetes,
miles de inconcebibles invenciones.
Y aquel cono invertido y trabajado
con labor tan sutil y complicada
que comprender a quien la ve no es dado,
que turba la razón y la mirada,
que ni el loco mayor nunca ha soñado
en su mayor delirio, es la portada
del cóncavo palacio en cuyo hueco
duerme alojado por el mar mi eco.
Y he aquí con aire y mar lo que sucede
cuando el trabajo de ambos verse puede.
IV
Este eco juguetón, hijo intranquilo
del aire, que del agua va envidioso
dentro del hondo socavón asilo
a buscar cuando el agua está en reposo,
susurra intermitente, rumoroso,
cual manantial oculto que hilo a hilo
se oye apenas manar dentro de un silo;
y su son subterráneo y misterioso
la atención de quien le oye tiene en vilo.
Es que su padre el aire, que le crea
de la boca de piedra a la salida,
de la boca en el fondo se recrea
en hacerle bullir y juguetea
con él, y en una hebra de su aliento
le mece, le columpia, le cunea
con un murmullo igual y soñoliento.
Una brizna silvestre que, prendida
su raíz al peñón, flexible ondea
con aquel *flébil hálito menea
y el eco con la voz adormecida
entre vigilia y sueño se estremece,
y a intervalos despierta y se adormece:
y turba a quien le escucha, y le marea
con la aprensión de cosa indefinida:
pues parece la boca chimenea
de algún laboratorio en que se anida
algún gnomo, que está con mala idea
trabajando en labor desconocida.
Este eco, empero, caprichoso, extraño,
vario y falaz como mujer coqueta,
finge dormir con malicioso engaño
móvil siempre y sin pié como veleta:
pues cuando más halagador arrulla,
móvil esclavo de la mar inquieta,
en cuanto siente que la mar murmulla
a la boca exterior del subterráneo
ante el mar que se encrespa se levanta,
y con ímpetu al suyo simultáneo
se sacude con ímpetu instantáneo:
y al que le oía entretenido espanta
el ruido inesperado del envite
repentino del mar, que en su garganta
de piedra el eco del carbón repite.
V
Es que las ondas de la mar agita
ya la marea equinoccial que avanza:
es que el mar, que sus olas necesita
extender o romper, con infinita
creciente progresión sus olas lanza
más altas cada vez contra la roca;
y allí abre al mar el socavón de su boca,
y allí el oleaje al socavón alcanza,
y el mar al eco con su voz provoca:
es que ya entre aire y mar la lid estalla,
y es que el aire que ocupa la caverna
la defiende del mar: por lo que eterna
es del agua y el aire la batalla.
-¡Ya la lid se trabó!- ya la marea
se desborda en la cueva: el aire grita,
silba, gime y tenaz puja y jadea
prensado sin cesar: el mar se agita
cada momento más: toca, rodea
y asalta el antro; de encontrar se irrita
al aire en el cabon: con él pelea
bajo la tierra: embravecido ondea,
y olas sobre olas al echar se comba,
y llena el socavón de espuma y ruido:
el eco, entre agua y aire comprimido
cual de prensa neumática en la bomba,
su hálito arrullador convierte en tromba,
su flébil son en infernal rugido.
Bufa el aire furioso: el mar rebrama
y ondas tras hondas en su auxilio llama:
montañas de agua sobre el aire arroja:
él reventando de furor se espirita:
dobla su empuje el agua: el aire afloja
sintiendo que por fin se debilita,
y muge con hondísima congoja:
pero por más tenaz que forcejea,
el agua de delante se le quita,
y él por la encañonada chimenea,
fugitivo huracán, se precipita.
¡Dios! Por el fondo del calcáreo embudo
de ciclones con fuerza estremeciendo
la mole inmensa del peñasco rudo,
aire y eco a la vez salen rompiendo
de la atmósfera el tul en cien jirones;
haciendo al desgarrarla más estruendo
que el que harían rugiendo cien leones,
cien ballenas un golfo revolviendo
y reventando a un tiempo cien cañones.
De darle con inútil esperanza
caza en el viento, tras del aire lanza
gigante surtidor de agua en espuma
furioso el mar; pero en su altura suma
de su empuje a pesar ya no le alcanza:
y él, vuelto ya de su pavor, se engríe
y, en lo alto, de él y de su afán se ríe.
Entonces, alardeando por despecho,
desplega el agua espléndido penacho
saliente, punta ruin o áspera escama
del cóncavo peñasco, desparrama
rizos, madejas, cintas, trenzas, blondas
y velos mil sin adhesión ni trama;
cuyos hilos fugaces culebrean,
y van a reunirse con las ondas
del socavón por el conducto estrecho,
en donde serpenteando burbujean,
sin conseguir jamás hacerse lecho.
El aire, que la siente bajo tierra
tornarse hirviendo al mar tras la resaca,
detrás del agua al socavón se arroja;
vuelve otra vez a provocarle a guerra:
otra vez del cabon la desaloja
ella: él entra otra vez: otra le saca
el agua y otras mil... y no se aplaca
de aire y agua la horrísona pelea,
de la caverna en el peñasco hueco
hasta que se retira la marea,
y vuelve al fin del socavón ya seco
a apoderarse el aire con el eco.
VI
Y vuelve a oír quien a escuchar se inclina
al cono, por el mar *filigranado
como un joyel precioso colocado
bajo una recamada muselina,
cómo el aire del antro enseñoreado
en aspirar ufano se recrea
del agua inmóvil ya, la ventolina
tenue y fugaz, bajo la cual no ondea:
y engreído, el cabon porque domina,
aún bufa por lo bajo y aletea:
y la brizna flexible que se inclina
enraizada en el peñón menea
y con su tallo móvil juguetea:
el eco imitador bufa y bravea
otra vez susurrando a la sordina,
y escondido en el fondo de la mina
con la brisa y el agua coquetea.
Mientras, sin miedo de la mar vecina.
VII
CONCLUSIÓN
( Vidiago, setiembre de 1882 )
Llaman a esto un bufón aquí en Vidiago,
porque bufa en verdad y estruendo mete
que da pavura y amenaza estrago:
a mí nombre poner no me compete
a las obras de Dios: lo que aquí hago
es venir a adorar a este boquete
al Dios para quien es la mar un lago,
y este extraño fenómeno un juguete.
"Tengo que confesar que nunca he sido muy entusiasta de ese monumento prehistórico de la edad del bronce que conocemos como Peña Tú.
Solamente fui en una ocasión, y recuerdo que, además de no interesarme demasiado, apenas distinguí nada de lo que me describían.
Ahora, que mis afanes son otros, aunque únicamente sea por el lugar donde está enclavado, en las inmediaciones de Puertas de Vidiago, al extremo oeste de la sierra plana de la Borbolla, desde donde se puede contemplar al norte el mar y al sur, las estribaciones del Cuera y el Valle Oscuro, bien merece otra visita ese misterioso peñón rocoso tatuado.
Se me había olvidado que en la subida a Peña Tú, con un tramo que es Camino de Santiago, abundan los castaños, robles, hayas, abedules, fresnos, algunos eucaliptos y helechos, que la dotan de una gran riqueza de colores, y en los bordes, como si se tratara de un vivero, proliferan plantones de esas variadas especies de árboles.
Al llegar a la roca, que se encuentra tras una doble reja, consecuencia de que fue objeto de todo clase de ataques, desde perdigonadas a grabados extra; y que en la primera documentación que de ella existe se la llama indistintamente piedra atuna o piedra tú, se me fueron los ojos, antes de que al conjunto de grabados y pinturas, al rio Purón que corta en dos la sierra, al castro de Ballota y a los pueblos que se asoman entre bosques y colinas: Andrín, San Roque del Acebal, La Galguera, Soberrón.
Después, le tocó el turno a ese ídolo de clara intención megalítica, al que los lugareños conocían como “La cabeza del gentil”, y esta vez, seguramente porque había hecho los deberes, creí distinguir, orientado hacia la salida del sol en invierno, una imagen abstracta rojiza de un hombre envuelto en complicados ropajes y con un pomposo tocado, y a su lado reconocí, más claramente que a él, el relieve de un puñal.
Debajo del ser antropomorfo, y además de unas concentraciones de puntos y otras figuras ininteligibles, hay, también pintadas en rojo y tan desvaídas que se tienen casi que adivinar, unas pequeñas representaciones de seres humanos en movimiento sin detalle ni adorno, portando una de ellas un bastón.
No puedo terminar estas líneas, sin referir que esa suerte de muyerinas y hombrinos, según recoge el poeta Emilio Pola, citando a otros autores, interpretan una antiquísima danza ritual de la que puede descender el Pericote.
Fausto hallazgo si se pudiera demostrar que nuestro Valamé ya se bailaba al menhir de Vidiago"
Y podemos bajar ahora por el otro camino, más largo pero que no baja tan directo, por lo que se resentirán menos nuestras sufridas piernas y que, al llegar a este cruce, se transforma en una pista más ancha.
En el descenso, hay que tener especialmente cuidado con no resbalar dada la relativa abundancia de morrillos de piedra suelta
No es habitual encontrarnos con vehículos, pues el acceso está prohibido salvo para guardas, pastores con ganado en la zona, etc. En ese caso esta es la vía que emplean para subir y bajar
Y bajar ya hemos bajado, ya volvemos al cruce con el camino oficial en ruta, por el ramal de la derecha, al Centro de Interpretación de Peña Tú, continuando ya por el itinerario jacobita
"En su exposición permanente alberga paneles explicativos y atractivos audiovisuales que explican los modos de vida de las primeras comunidades sedentarias y productoras que pueblan Asturias, desde el Neolítico y Calcolítico hasta el Bronce antiguo. Se relacionan los restos de estructuras tumulares y megalíticas con sus prácticas funerarias, recreando de manera didáctica la compleja y costosa construcción de estos monumentos. También se alude a las actividades mineras que posibilitarán las primeras producciones metálicas, y a la aparición de las primeras sociedades jerarquizadas. Alberga una excelente réplica del conjunto rupestre, que ayuda a la posterior visualización del original, y cuyo estado de conservación dificulta la correcta interpretación de los motivos pintados y grabados"
"El H.oyu l’Agua está en una típica casa de labranza decorada que recrea el ambiente de la Asturias rural de principios del siglo XX: gruesas paredes de piedra, techos de madera y gran cantidad de aperos y objetos antiguos colgando de sus techos, paredes y en las estanterías. Dispone de capacidad para 120 comensales que se pueden distribuir entre el salón, con un ambiente más íntimo y la zona de barra de bar, y una gran terraza al aire libre con bonitas vistas. Un lugar muy popular para realizar celebraciones familiares, para eventos especiales, comidas y cenas de empresa o reuniones de amigos. El local tiene conexión Wifi, está habilitado para organizar charlas, talleres y actuaciones musicales y rodeado de una amplia zona de aparcamiento.
El H.oyu l’Agua le ofrece una cocina tradicional asturiana a base de productos locales de calidad especializada en platos de cuchareo como los garbanzos, los callos o la fabada, las tortas o el cachopo. De la carta le sugerimos que pruebe el bacalao con pisto, el arroz con marisco, el cabritu guisado o las carrilleras al vino tinto además de postres típicos de la zona. Todo regado con una selecta bodega y la rica sidra que se escancia en “culinos”. Tienen variados menús desde 18 a 33 euros por comensal (consulte las opciones) y platos aptos para celiacos"
"Es un establecimiento donde la cocina tradicional asturiana es la gran protagonista. No sólo la comida, la esencia y la atmósfera del local recuerdan constantemente a la tierra donde se ubica, con numerosos elementos tradicionales de las casas antiguas asturianas repartidos por todos los rincones. De sus fogones destacan los tortos de queso cabrales o picadillo, sus platos de aldea, sus platos de pescados de la zona del Cantábrico o sus carnes 100% ternera Asturiana, entre otras muchas especialidades típicas de la zona. En verano sus puertas están abiertas todos los días, no así en invierno, donde sólo los fines de semana es posible pasar a degustar su cocina. Entorno natural lleno de encanto. Hay cerca buenos y económicos hoteles y hostales con unos precios nada desorbitados"
Y así, con fuerzas renovadas tras disfrutar con alegría de los manjares llaniscos, acometemos el tramo de carretera que nos llevará al paso del Ríu Purón en la ruta a la villa de Llanes por San Roque L'Acebal
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