DE SANTIUSTE A BUELNA POR EL CAMINO DE LOS BUFONES: LA PLAYA COBIJERU, MONUMENTO NATURAL (LLANES, ASTURIAS)
La Playa Cobijeru. Llanes
A escasos metros de Buelna, al oriente del asturiano concejo de Llanes, la Playa de Cobijeru es un verdadero monumento natural y hermoso capricho geológico y de la erosión marina que forma una muy llamativa hondonada, separada aparentemente del Cantábrico por una gran peña caliza, pero con olas y mareas, comunicada con el mar abierto por una cavidad subterránea. Una depresión kárstica de paredes de roca caliza y concha de arena y cantos rodados. A ella podemos llegar si en el tramo del Camino Norte entre Santiuste y Buelna escogemos el Camino de los Bufones, una alternativa al pesado y peligroso tramo de carretera general (N-634) entre ambas localidades
Y así, cuando el Camino, tras subir La Cuesta'l Campu procedente de La Franca y Colombres, llega a la N-634 luego de pasar la antigua Venta de Santiuste (donde durmió y desayunó Jovellanos en 1791, actualmente empleada como establo y pajar) nosotros no seguiremos por la carretera, que hizo desaparecer en este tramo el Camino Real de la Costa y, salvo por cuestiones como tardanza, cansancio, etc, pues es un kilómetro más larga, emplearemos esta ruta o Camino de los Bufones
Las flechas en el suelo, pintadas y repintadas varias veces, señalan ambas opciones. Aquí es necesario cruzar con la máxima precaución, pues aunque al abrirse el tramo correspondiente de la Autovía del Cantábrico la mayor parte del antaño densísimo tráfico de esta carretera circula ahora por ella, sigue siendo abundante y muy veloz, al estar en una recta, el tránsito de vehículos. Por ello y aunque hay buena visibilidad, estimamos se requeriría más seguridad, con señales lumínicas y similares, para los muchos peregrinos y senderistas que por aquí cruzan
Al otro lado, más flechas, pintadas en el arcén, prácticamente el único lugar en el que pueden pintarse al no haber columnas ni árboles, nos dirigen a un sendero entre el matorral de esta vereda. Estemos atentos pues hay flechas señalando hacia la senda y otras por la carretera
El paso es estrecho pero no suele tener problema dada la gente que pasa continuamente por aquí. Únicamente de vez en cuando con el bastón tengamos que apartar alguna zarza o helecho con los brotes verdes de la primavera
En días de galerna, temporal o mar agitadas, veríamos ya desde aquí los bufones o bramadorios que dan nombre al camino, oquedades formadas por la erosión marina en la roca caliza y por las que sale agua con gran presión a varios metros de altura (hasta 10 metros) y sonoro estruendo en días de temporal. En jornadas más calmosas también rugen y echan agua filtrada con fuerza y presión, aunque con menos "fiereza". En esta zona, entre Satiuste y Buelna hay varios
Luego del matorral saldremos a los campos, rocosos y pedregosos, de la franja costera, con grandes praderías secularmente aprovechadas como pastos hasta el mismo borde del acantilado
Pero antes habremos de cruzar la vía del tren, el antiguo Ferrocarril del Cantábrico que pasó a Feve en 1972 y cuya puesta en marcha a principios del siglo XX conectó Asturias y Cantabria
Llegada la última década del siglo XIX se solicita la concesión de una línea entre Torrelavega y Cabezón de la Sal que, al ser aprobada, se acuerda salga de Santander, naciendo así el Ferrocarril del Cantábrico. En la revista Víalibre se cuenta así su historia:
"Los primeros orígenes de lo que luego será la Compañía del Ferrocarril del Cantábrico los encontramos en tan temprana fecha como 1889, cuando un grupo de prohombres santanderínos solicita la concesión para la construcción de un tranvía de vapor, con vía métrica desde la estación de Torrelavega, en la línea de ancho normal de Palencia a Santander, a la villa también santanderina de Cabezón de la Sal, desarrollándose casi todo el proyecto a lo largo de la propia carretera.
Posteriormente se modificó el trazado, desviándolo de la carretera en ciertos tramos. Así, el primitivo proyecto se convertía en el de un ferrocarril económico con característica de uso público.
El 9 de abril del año siguiente se presenta igualmente el proyecto de un ferrocarril de vía estrecha entre Santander y Torrelavega, principal pueblo de la provincia, al que se debe añadir el ramal de enlace en este mismo pueblo con su estación de vía ancha (del antiguo ferrocarril de Alar a Santander, explotado por la Compañía del Norte desde 1874. La longitud proyectada para la sección Santander-Torrelavega -la que pronto adquirió mayor importancia- era de 26,86 kilómetros, y su presupuesto ascendía a 1.821.208 pesetas de aquel tiempo.
La Compañía del Ferrocarril del Cantábrico se fundó como sociedad anónima el 23 de julio de 1890, habiendo recibido el plazo de cuatro años por parte del Estado para realizar la apertura al servicio de las citadas líneas. En efecto, el 2 de enero de 1895 se inauguró la línea entre Santander y Cabezón de la Sal (45,18 kilómetros) con toda la solemnidad propia de estas celebradas ocasiones"
No habían de pasar muchos años sin que se viese lo conveniente de ampliar esa línea a Asturias, por lo que se llega a un acuerdo con la empresa Económicos de Asturias para que ambos ferrocarriles queden conectados en Llanes. Esta conexión sería el origen de este tramo que habremos de cruzar ahora nosotros con la máxima atención:
"La lógica prolongación de la línea del Ferrocarril del Cantábrico hacia el Oeste, a enlazar con las vfas que, también en construcción, eran ejecutadas desde Oviedo por la Compañía de los Ferrocarriles Económicos de Asturias, origina la construcción del tramo desde Cabezón de la Sal a Llanes, ya en la provincia de Asturias, con 55,01 kilómetros, inaugurado el 20 de julio de 1905, siendo precisamente este tramo el de mayor dificultad de construcción. Con esta apertura se realizó el enlace directo entre ambas capitales.
La Compañía del Ferrocarril del Cantábrico recibió también las concesiones de las secciones primera, segunda y tercera de la línea, correspondientes al trozo Infiesto-Arriondas-Llanes (Asturias), renunciando a ellas en favor de la otra compañía; es decir, la de los Ferrocarriles Económicos de Asturias. EI ferrocarril de enlace en Torrelavega, con su estación de Norte, le fue construido al Ferrocarril del Cantábrico, después de ciertas dificultades, por la propia Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, lógicamente, adoptando el ancho de vía de un metro y cediendo, posteriormente, su explotación a nuestra pequeña compañía. El objeto de esta línea de 3,9 kilómetros era establecer la comunicación, tal como acabamos de indicar, con la estación de Norte, situada algo alejada del núcleo urbano de Torrelavega, llegando a tener un notable tráfico de mercancías y pasajeros. Este ramal fue cerrado al tráfico en años recientes, al acceder la vía de RENFE hasta el apartadero industrial de Requejeda"
En 1972 la empresa estatal Feve se hizo cargo de estos ferrocarriles de vía estrecha según iban desapareciendo las empresas fundadoras. Ese año se acabó además la línea Ferrol-Gijón, por lo que al unirse todas las compañías ferroviarias de vía estrecha con Feve, fueron genéricamente llamadas El Vasco a nivel popular, pues además de que una de ellas era el Ferrocarril Vasco-Asturiano, estos trenes arrancaban ya del País Vasco. En la actualidad pasan pocas frecuencias de pasajeros y mercancías y, aunque hay bastante visibilidad, no ha de bajarse la guardia al cruzar
Flecha amarilla en la vía, por aquí la cruzamos hasta el paso que existe enfrente para pasar la alambrada que evita que el ganado se meta por aquí
Al este vemos el picudo monte de El Covarríu, también llamado La Vaca o El Picu Santiuste (142 m). Al otro lado está la Playa la Franca y desembocadura del Ríu Cabra, frontera de los concejos de Llanes y Ribadeva o Ribadedeva
El paso hacia los campos de la rasa y los acantilados era hasta hace no mucho esta saltadera de madera. Lo cierto es que, aunque parecía sencillo pasarla, tenía una cierta complicación si vamos muy confiados: había que ver muy bien dónde ponemos bien el pie y si era preciso quitarse la mochila al pasar. Aquí un mal paso o tropezón podía tener dolorosas consecuencias
Por suerte, la última vez que pasamos por aquí esto había cambiado, se había colocado un sencillo cierre tipo portilla hecho de varillas de hierro en forma de malla para entrar y salir cómodamente y sin riesgo
En ella, un muelle hacía que la portilla se cerrase tras pasar al otro lado. De todas maneras, si se diese el cado y no funcionase cuando la usemos, dejémosla cerrada otra vez tras de nosotros. No está puesta para que no pase la gente, sino para que el ganado no se meta a las vías
A partir de aquí nos guiaremos por la parte que veamos más pisada en la hierba, haciendo senda, en el lugar conocido por Los Praones
También es posible que encontremos alguna flecha amarilla en alguna piedra o roca, si bien la última vez que vinimos estaban ya bastante gastadas y muy borradas
Si bien esta rasa costera tiene, o habría de tener, especial protección ambiental o paisajística, una elemental señalización de acuerdo con este entorno natural sería bueno fuese reglamentada y mantenida
De momento vamos a ir avanzando directamente en dirección al mar, siguiendo el surco de las pisadas y evitando aventurarnos por atajos entre brezos y zarzales que puedan complicarnos el paso o incluso cortárnoslo
En otro orden de cosas lo cierto es que la senda va a agradar muchísimo a los peregrinos, pues el tránsito por la carretera, insistimos, no aporta nada especial salvo ese kilómetro más corto, que no se va a apreciar demasiado ya que es duro y cansino
El camino histórico desapareció con la carretera y este se aprecia como una buena alternativa, ofreciéndonos un hermoso sendero costero y muy buenos paisajes del litoral
Como hemos dichos los pastos se aprovechan hasta el mismo borde del acantilado. La especialización ganadera del campo llanisco no se produciría hasta el siglo XX, como en tantos lugares, al centrarse en el suministro de carne y leche para atender la demanda de los grandes núcleos urbanos e industriales, no solamente asturianos y cántabros, sino en gran medida al mismo Madrid
En un principio esta especialización ganadera se basa en la carne, por lo que la raza autóctona llamada casina será la predominante, mientras el ganado lanar solamente tendrá cierta importancia en la montaña. Pero ya en la posguerra la demanda de leche y la instalación de industrias lácteas muy cerca favorece el paso a razas eminentemente lecheras, como la ratina, también autóctona, o la gran importación de frisonas, disminuyendo el ganado lanar y el porcino
Aquí se distingue (más o menos) una bifurcación: a la derecha iríamos al Bufón de Santiuste con El H.oyu la Mujer, que podríamos visitar en un corto desvío (merece la pena cuando está en funcionamiento), pero nuestro camino como tal seguiría a la izquierda
El Bufón de Santiuste es un gran surtidor natural de agua a presión con varias bocas, producto de la erosión kárstica de las olas horadando la roca madre del acantilado, que expulsa un gran chorro de agua a presión con el empuje del mar bravío en días de temporal y mar arbolada, normalmente en las grandes marejadas del otoño y el invierno
Es un verdadero prodigio natural digno de ver al que le dedicamos la oportuna entrada de blog. En el caso de verlo cuando pasemos por aquí no dudemos en acercarnos, siempre con máxima prudencia, pues es un espectáculo inolvidable
Muchas son las descripciones y artículos que podremos encontrar dedicados a este célebre Bufón de Santiuste. De él cuentan así por ejemplo en la Enciclopedia del paisaje de Asturias:
"Espectacular bufón radicado al norte de Santiuste y que, declarado Monumento Natural del Principado de Asturias, posee dos orificios principales, además de otras simas menores; escupe agua con gran fuerza, hasta unos 40 m sobre el nivel del mar, de modo que se trata del bufón de la costa asturiana que a más distancia se divisa. Debajo de la principal el color de la roca es rojo; una de las salidas principales se localiza unos 8 m al oeste y otra, de color naranja, al sur. Se integra dentro de los terrenos de la aldea semideshabitada de Santiuste, de la parroquia de San Acisclo de Pendueles y del Paisaje Protegido de la Costa Oriental; la costa en la que se enclava está repleta de elevados acantilados y de varios entrantes y salientes"
Yendo a la izquierda seguimos con la misma referencia al ver el lugar más pisado para continuar nuestro camino hacia Buelna por esta Ruta de los Bufones
Otra referencia es que a partir de ahora caminaremos siempre en dirección oeste: el mar ha de quedar siempre a nuestra derecha
Hay una pequeña cuesta a un altozano. El Camino es muy cómodo y fácil de caminar, únicamente siempre cuidado dónde ponemos el pie, pues dada su facilidad podemos tender a ir algo rápido en ocasiones y siempre hay alguna zarza, breso o piedra que, ayudada por nuestro ímpetu caminero, pueda hacernos dar un tropezón
A la izquierda se extiende, paralela a la costa, la Sierra Plana de la Borbolla, alargada cuesta de cima muy llana, de ahí su nombre, que se extiende entre los ríos Cabra y Purón. Su cota máxima son 221 metros de altitud, que no es una gran altura, pero su proximidad a la costa le dan una elevada y prominente situación cual larga atalaya sobre el mar
Por la sierra pasa el túnel de la Autovía del Cantábrico (A-9), por eso no la vemos en este tramo, sí la carretera N-634 y, más cerca, el ferrocarril
Sí divisamos, sobre la carretera, la Casa Segura o Casa del pintor, en la ladera de esta serranía, ataño montes comunales de castaños, robles, nogales y encinas, donde hoy predominan las plantaciones de pino y ocalito, fundamentalmente para las fábricas de celulosa papelera
La Sierra Plana de la Borbolla fue secular hábitat de civilizaciones pastoriles prehistóricas que dejaron su memoria en sus campos de túmulos e ídolos grabados en las rocas. Más adelante, en Vidiago, podremos desviarnos del Camino para subir a ver el de Peña Tú, al que le dedicamos la oportuna entrada de blog
Más atrás y más alta, también paralela a la costa, otra sierra, Cuera, forma un gran murallón que en sus más altas crestas de torna plenamente calizo, extendiéndose unos 30 kilómetros también paralela a la costa. Es zona de pastos compartidos por pastores de Llanes, Cabrales, las Peñamelleras y Ribadedeva
En este sector dominan el paisaje las alturas de La Cabeza Liño (1.179 m) y la Pica Morea (1.136 m)
Más al oeste la masa caliar de La Cabeza Torbina (1.315 m) es la cima de Cuera, que será una referencia visual y geográfica durante casi todo nuestro trayecto por el concejo de Llanes
Los nombres de las cumbres pueden variar según los informantes y su procedencia, así como las altitudes, si bien no mucho, según las fuentes consultadas. Ante nosotros ya divisamos Pendueles cabeza de esta parroquia llanisca a la que pertenecen Buelna y Santiuste y hacia donde nos dirigimos
A Pendueles podremos dirigirnos desde Buelna bien por el camino oficial o bien por la senda costera (que puede llevarnos a Llanes), de las dos opciones hablamos también en sus correspondientes entradas de blog
En la distancia la Sierra de Cuana con los 897 metros del Mofrechu señala la puerta del valle del Sella, por cuya desembocadura en Ribadesella o Ribeseya pasaremos. Toda esta línea de altas cordilleras costeras proseguirá por el Sueve, otro mítico monte del que comentaremos en su momento, en las playas de Caravia
El sendero bien trillado y nuestra dirección hacia poniente ha de ser nuestra mejor orientación y señalización
Las piedras, bien pulidas y la senda de tierra molida y algo polvorienta, delatan el paso continuo de gentes y ganados por estos andurriales de la rasa costera
Desde el Ríu Cabra, son estos nuestros primerísimos metros de Camino por el concejo de Llanes dentro de los primeros kilómetros de la senda jacobita por Asturias procedentes de Cantabria. Para los peregrinos de antaño eran San Vicente de la Barquera, villas portuarias aforadas, sus grandes referencias dada la existencia de importantes fundaciones de acogida para ellos, si bien se sabe de otras pare ellos en aldeas como Serdio o Pesués, así como refugios en El Bau o el enigmático de Santa María de Tina, ventas camineras como la de Santiuste, compartida esta con arrieros, viajeros, pastores trashumantes y artesanos nómadas como los célebres zapateros de Pimiango, entre otros
Antiguamente los romeros jacobeos solían preferir los hospitales de peregrinos más preparados para su acogida, por lo que es fácil que tendiesen a hacer en una jornada el tramo de San Vicente hasta Llanes (40 km), lo que no sería factible en todos los casos y circunstancias. Es muy posible que en varias de estas aldeas se acomodasen en ventas o refugios más o menos improvisados
Pensemos que salvo casos excepcionales de gentes pudientes o aristócratas bien protegidos, los peregrinos no solían llevar mucho consigo. Incluso aunque lo tuviesen estaban muy expuestos al atravesar tierras extrañas a ladrones, salteadores, pícaros y ladrones, cuando no cosas peores, por lo que no debían enseñar mucho sus doblones. De todas maneras la gran mayoría eran pobres, algunos transeúntes o incluso gallofos o falsos peregrinos que vivían de la caridad, por lo que pagar por alojarse, comer, pagar a los barqueros, etc., podía ser todo un problema. Ello habría de compensarse con las oportunas credenciales(antecesoras de las actuales) que atestiguasen que eran peregrinos y tener la posibilidad de acceder a fundaciones caritativas o estar exentos de ciertos pagos
No vamos a acercarnos en demasía a los acantilados a no ser que queremos dirigirnos a ellos a contemplar el paisaje marino (máxima prudencia y no nos asomemos al borde del cantil). A la derecha suelen ir sendas de pescadores que puede costar seguir pues acaban en la rocosa peña caliar. En este tramo no hay playas, sino cantiles, no demasiado altos pero sí abruptos, donde la mar choca con fuerza. Más adelante sí pasaremos sobre algunos sin necesidad de variar el camino
A nuestras espaldas una buena referencia visual es el citado monte de El Covarríu, al que nos referíamos al cruzar la vía férrea y que los peregrinos empiezan a ver desde la cuesta de Santisute
El Covarríu y La Jorconera. A sus pies quedan también atrás las camperas de Santiuste y sus bufones. A la izquierda no sabemos si aquel promontorio no sea la corona del Castrón de Santiuste, altos islote frente a la Playa la Franca
El concejo de Llanes tiene forma estrecha, entre el Cuera y el mar, pero muy alargada a lo largo de esta preciosa costa acantilada que en buena parte divisamos desde aquí, ante los cantiles de El Paredón o Las Palomas
Por Puente Caballu nos acercaremos a Cobijeru. Un poco más allá es la Punta de Buelna con La Talaya y La Yegüera, a la que siguen La Punta Pendueles, Los Picones, La Rasa, La Punta la Tejera...
La vista abarca hasta La Punta la Teyera, La Ballota, Llanes, Poo, Cabu Prietu... en medio de la mar un islote, Peñas Llegüeras o Yegüeras
Estos islotes, abundantes en la costa llanisca son llamados castros cuando son muy rocosos y escarpados. Su forma, tamaño y aspecto pueden cambiar enormemente según desde donde los veamos
La caliza es la roca madre predominante en la zona oriental asturiana, desde el mar hasta los Picos de Europa, piedra extraordinariamente moldeable por la erosión, componiendo caprichosas formas, tal que este escalón a nuestra derecha
A veces el camino se divide en dos, en ocasiones como esta vuelven a unirse unos metros más allá, en otras el de la derecha va haca alguna puesta de pesca al borde del acantilado
Acantilado al que aquí sí que nos acercamos bastante, en El Paredón, formidable pared lisa y casi vertical sobre el mar. Los acantilados de Buelna, como los de toda esta costa oriental, conforman un extraordinario paisaje marítimo que ha sido escenario de cine, como es el caso de la película Marianela (1972) de Angelino Fons, guión de Alfredo Matas y protagonizada por Rocío Durcal, Pierre Orcel y José Suárez
Aunque la vista es imponente reiteramos el consejo de no asomarnos peligrosamente al borde
El camino pasa por esta gran roca del cantil
Proseguimos cerca pero a prudente distancia del despeñadero
En la Sierra la Borbolla el Monte Trasyanda y El Llanu del Pintor
Entendemos que con un paisaje así merece la pena hacer un kilómetro más para llegar a Buelna librándonos de penar por la carretera general, desde la que solamente en ocasiones se ve algo de paisaje
Maravilla de maravillas con la montaña a un lado y al otro el mar, formando la rasa costera un pasillo natural
El Cantábrico a nuestro lado, a pesar de su fama de proceloso durante siglos fueron considerados más rápidos, rentables y seguros los caminos de mar que los de tierra. A pesar de los peligros de galernas, corsarios, pasajes, etc., eran realmente estimados. En este sector de costa dos importantes puertos con población aforada eran los de San Vicente de la Barquera y Llanes, que capitalizaban el comercio marítimo
No obstante en ciertas calas y ensenadas se registra el desembarco de mercancías de manera que podríamos calificar de contrabando, sin pagar la correspondiente sisa o tributo, esto es, libres o francas de alcabala, lo que podría ser el origen del topónimo de La Franca para la playa que separa Ribadedeva de Llanes
En otras ocasiones ocurría al revés, cuando por los vaivenes marítimos Carlos I llegó a Tazones (Villaviciosa) procedente de Flandes en vez de a Santander para heredar sus dominios de la corona española, su séquito estimó más conveniente hacer por tierra el trayecto entre ambos puertos pues no les quedaron con ganas de seguir navegando, aunque para ello hubieron de hacer frente a no pocas penalidades, según leemos de su cronista Lauren Vital
Pero lo cierto es que, hasta los siglos XVII y XVIII fueron célebres las peregrinaciones marítimas. Siguiendo las rutas comerciales algunos peregrinos embarcaban en los barcos que realizaban singladuras hacia los puertos cantábricos y atlánticos con la idea de ahorrarse semanas, o más bien meses y años, de caminata, expuesto a otros peligros, pues abundaban los ladrones especializados en robar a los peregrinos, pícaros que les estafaban el poco dinero que solían llevar (a veces incluso trabajando un tiempo en las poblaciones) o directamente bandoleros, sobre todo en bosques y montañas
También como contraste hemos de tener en cuenta que el mar no tenía la consideración que tiene ahora, más bien se le consideraba poco menos que insalubre. No sería hasta los avances médicos del siglo XIX cuando el mar, su aire salitroso, sus propiedades y su efectos fueron asumidos como positivos
Esto incluía naturalmente las costas, y sobre todo las playas, que empezaron a ser frecuentadas no solamente ya por los pescadores y marinos sino por el gran público, básicamente pudiente al principio, pero luego también las demás clases populares. Los baños de mar o de algas y el sol, otro gran descubrimiento, fueron la base, junto con los avances sociales (vacaciones), del actual turismo playero
El concepto de paisaje también varió, la belleza paisajística se valoraba más en cuanto a la dureza del trayecto que cualquier otra característica. La cercanía del mar, por tanto, no tendría la consideración que tiene ahora, pues las playas por ejemplo eran tenidas como las cloacas naturales de las poblaciones costeras, tampoco eran parajes concurridos y por ello eran solitarios e inseguros, máxime si tenemos en cuenta que eran lugares de desembarco de contrabandistas y corsarios
La sinuosa orografía costera tampoco ayudaba a hacer caminos demasiado cerca del mar. Por todo ello, seguridad, rapidez y buscar el trayecto más corto eran motivos por los que, incluso los caminos reales costeros, como el actual Camino Norte, no pasasen por la misma orilla del mar salvo en muy contadas ocasiones, sino que iban siempre algo al interior, a veces varios kilómetros
En nuestros días, con la puesta en valor de conceptos como el paisaje, la naturaleza, mares y costas, etc, los caminos, sendas o pasos de pescadores conforman rutas costeras que muchos peregrinos suelen emplear como alternativa, máxime en casos como este en los que la otra vía posible sería una carretera general. Ciertamente no es el camino histórico, pero resulta que este como tal también ha desparecido, bajo el asfalto, por lo que no ex de extrañar esta preferencia
El matorral impera en buena parte del paisaje costanero llanisco, tanto es así que ocupa nada menos que el 24% de la superficie total del concejo, es decir, casi una cuarta parte, pues también se extiende por las sierras cercanas, predominando el brezo
Las superficies rocosas sobre los acantilados son especialmente propicias para este tipo de vegetación. Hay también algunos arbustos y encinas, pero estas más bien solitarias o formando pequeños grupos y, algo más cerca de la sierra, incluso pequeños bosquetes
El sendero costero se dibuja sobre el brezal y entre las rocas, a veces formando escalones naturales en las cortas cuestas, como es este el caso
Insistimos que el camino es un verdadero paseo fácil y agradecido de caminar, pero hay que ver bien donde se pisa para no tropezar con las protuberancias de estos afloramientos rocosas
Cuando subimos alguno de estos pequeños cerros se domina el paisaje inmediato de estos acantilados de película
Los Paredones y calizas de Pernielles, con sus claros cantiles calizos labrados por el mar
Cuevas y bufones eran motivo de todo tipo de leyendas en el acervo popular, muchas de ellas se repetían si bien con variantes. Al ser de tradición oral muchas se han perdido, a no ser las recogidas por recopiladores de cuentos, romances y consejas, historiadores y folkloristas
Seguimos caminando muy próximos al acantilado y entre los brezos, con muy buenas vistas hacia el oeste en días despejados
Todo esto era la medieval Tierra de Aguilar, que se gobernaba, nominalmente en representación de la corona, por la vieja nobleza feudal desde cuatro torres o castillos diseminados por su no pequeño territorio, si bien gran parte de la tierra era propiedad de los monasterios. Esto empezaría a cambiar con la fundación de la Puebla de Llanes hacia 1228, dentro de la política repobladora de los reyes leoneses y castellanos, afianzando poblaciones, a veces nuevas y a veces sobre otras preexistentes, dependientes directamente de la corona, libres y aforadas frente a los dominios señoriales y monásticos, que con su mercado y actividad comercial, en este caso un muy importante puerto, fuesen el centro de un especio geográfico o alfoz, en este caso el Territorio de Aguilar, que pasaría a ser el Alfoz de Llanes, germen del actual concejo
Pero más que la pesca y el comercio, la actividad primordial del concejo de Llanes fue secularmente la ganadería, si bien antaño la mayoría de los campesinos no eran dueños de la tierra sino colonos, mientras que las sierras eran bienes vecinales y comunales, siendo allí donde más pastoreo había
Antiguamente el ganado vacuno aprovechaba los pastos comunales alternando entre los valles, las montañas y las rasas costeras. Tradicionalmente las vacas estaban abajo durante el invierno y eran subidas al Cuera a primeros de mayo, bajando a finales de junio a los pastos de media y baja vertiente. A la vez, ovejas y cabras subían acabando junio, donde permanecían hasta finales de octubre, cuando ya avanzado el otoño los vientos gélidos hacían esas alturas inhabitables, sobre todo en el periodo climático conocido como Pequeña Edad del Hielo, que afectó a Europa y a todo el Hemisferio Norte entre principios del siglo XIV y mediados del XIX
Vemos desde aquí ya algunas de las casas de Buelna, otro de los pueblos de esta parroquia de Pendueles, al pie de la Sierra Plana de la Borbolla, a donde subían antaño los vecinos sus ganados, existiendo también allí numerosas leyendas al abrigo de los campos de túmulos y el Ídolo de Peñatú
Aquí vemos el Túnel de Santiuste, por donde entra (o sale) la Autovía del Cantábrico, salvando subterráneamente un espolón de la estribación más oriental de esta sierra, hasta el profundo valle del Ríu Cabra, el cual salva con un alto y largo viaducto bajo el que subimos a Santiuste tras dejar el concejo de Ribadedeva en El Puente'l Campu
Los cambios en los usos ganaderos, de los que ya hemos hablado, aunque drásticos en el siglo XX, empezaron a gestarse en el XIX. Antes el ganado era más abundante en las parroquias del interior, entre las sierras de La Borbolla y Cuera, pero tanto allí como en la marina la producción láctea era para consumo local, aprovechado en forma de quesos y mantecas, criando también terneros y bueyes que en mayo eran vendidos en las ferias
En esa centuria la extensión de los híbridos del maíz hacen de él la principal planta forrajera y se introducen a la vez forrajes artificiales, En cuanto a la huerta se planta la patata de manera general en todas las parroquias llaniscas y se fomenta el manzano de sidra. La pesca habría entrado en declive ya en el siglo XVIII. Poco antes, siglos XVI y XVII, las naves llegaban a Terranova a la pesca del bacalao. La práctica extinción de los cetáceos de estas costas hizo desaparecer a los balleneros, que durante siglos habían sido de gran importancia
Los antiguos gremios de mareantes desaparecieron con las transformaciones político-administrativas de esa centuria decimonónica y fueron sustituidas por las cofradías de pescadores, agrupando la de Llanes a los de este concejo y el de Ribadedeva, creando estos la suya propia en Bustio en 1983
La pesca de bajura y la de altura son el fundamento de una tradición gastronómica de pescados y mariscos, preparados muchas veces a la sidra, que abarcan numerosas especialidades a base de centollos, merluzas, rape o pixín, congrios, langostas y bogavantes (bugres), besugo, bonito, lubina y un largo etcétera. En el artículo dedicado al Gremio de Mareantes por Manuel García Mijares en su obra, publicada en 1893, Apuntes históricos, genealógicos y biográficos de Llanes y sus hombres, podemos leer;
"Llegaron a adquirir tal renombre los pescados de Llanes, que aun en el día corren por algunos mercados y especialmente en el de Madrid con él de La florida de Llanes.
Aquí, entre otras infinitas clases para el consumo ordinario, se cogía langosta, abadejo, mero, congrio, merluza, atun, besugo, bonito y sardina, que se escabechaba en su mayor parte para remitirlo fuera, conservándose aun en el barrio de las Barqueras algunas de las casas donde se confeccionaba, así como también las destinadas a extraer de la Ballena la grasa, cetáceo que igualmente pescaban sus marinos. Bien es verdad que a tal objeto estaban dedicadas de 17 a 20 lanchas de altura, independientemente de varios pataches que hacían el comercio de cabotaje; pero no es menos cierto tampoco, y así lo confirman la profusión de lanchas que de todo el Cantábrico acuden a nuestra costa, que ésta ha sido siempre un venero inagotable de riqueza.
Comprueba el hecho de que las aguas de Llanes fueron en todos tiempos muy abundantes tambien en cetáceos de grandes dimensiones"
Además de la villa portuaria de Llanes hay un pequeño puerto en Niembru y un espigón en Celoriu. Otros pueblos costeros pescaban desde la ribera del mar o con pequeñas lanchas de bajura, si bien una muy importante actividad era la de recoger el ocle o algas marinas que según temporadas o temporales, quedaban varadas en las playas en grandes cantidades, siendo muy apreciadas como abono, siendo luego descubiertas para la industria química
Aunque prácticamente desaparecida esta costumbre del ocle, pues ahora se recoge en alta mar por parte de embarcaciones y personal especializado, pasando directamente a la industria farmacéutica, cosmética, etc., no es extraño encontrar aquí y allá restos de aquella actividad, principalmente alguna caseta y restos oxidados de pequeñas grúas o poleas para subirlo acantilado arriba
Las alambradas revelan siempre los usos ganaderos de los lugares donde las vemos. En este caso dividen dos zonas de pasto y se extienden hasta la misma peña rocosa sobre el cantil
Realmente este era un paisaje muy habitual en las rasas costeras asturianas, no solamente se aprovechaba la hierba hasta el mismo extremo del precipicio, sino que en ocasiones se tiene noticia de pasar el ganado en bajamares, o incluso en lanchas, a islas grandes con cubierta herbosa, tal y como veremos más adelante a lo largo de no pocos lugares del litoral. En la actualidad las plantaciones de eucaliptos han sustituido el paisaje, exceptuando lugares como este y otros de la costa llanisca
En la alambrada el camino suele dirigirse a algún paso apto para gentes pero no para ganados, el cual pronto vamos a encontrar
Este es el que tenemos en este lugar, también de estilo saltadera de madera, como el que nos encontramos al cruzar la vía del tren en Santiuste
Recordemos que hay que pisar bien y seguros. Si lo estimamos conveniente podemos quitarnos la mochila, agarrémonos a las estacas de los lados y evitemos dolorosas caídas, tropezones y meteduras de pata...
Si nos fijamos, un poste herrumbroso en aquel canto tal vez sea resto de alguno de aquellos mecanismos para subir el ocle
Otras barras de hierro con alambres son los pastores eléctricos, ni los toquemos ni rocemos, aunque a veces no están conectados lo normal es que sí y nos den un molesto trallazo
Por ello también mucho cuidado al pasarlo para continuar por esta verde campera, desde la que vemos en la distancia el tráfico de la autovía
Seguimos siempre la marca de lo más pisado, dirigiéndonos hacia lo que parece un pequeño encinar
Belleza botánica: azafrán falso o quitameriendas, también llamado espantapastores, la primera denominación es porque se parece al azafrán pero es tóxico, las dos siguientes por crecer cuando acaba el verano y comienza el otoño. Existen otras abundando en las segunda y tercera
A veces y a falta de señalización tendremos que echar mano de la intuición, aunque esto nos cueste en alguna ocasión tener que dar marcha atrás. Aquí vemos que el sendero del encinar va para nuestro gusto demasiado al interior, por donde es fácil se pueda continuar, pero algo más alejados del mar. Pensamos que ya que es camino costero preferimos tener el Cantábrico más cerca y nos aventuramos por otro algo menos marcado, que se bifurca aquí a nuestra derecha
Y con el mar a nuestro lado continuamos ruta. Dado que pudimos llegar a Cobijeru y Buelna sin problema y más adelante volvimos a encontrar flechas indicadoras nos parece escogimos la alternativa acertada
Aquí se forma una pequeña hondonada, una especie de trinchera natural. Es muy posible que el otro camino la evite bordeándola más al sur
No obstantes desde aquí vemos se puede bajar a ella sin mayor problema
Bajando este pequeño y suave desnivel iremos luego un poco a la derecha
Fijémonos cómo la senda sube al otro lado, allí nos dirigimos
Siguiéndola ahora aquí iremos a la izquierda
No hay ningún obstáculo especial y se pasa bien por este pequeño rellano verde...
Y empezamos a subir...
También aquí las peñas forman un cierto escalonamiento en la corta cuesta
De momento no hay problema, el camino vuelve a estar bien hollado y visible
Y de nuevo una bifurcación: posiblemente sea indistinto ir por un sitio u otro, pero volviéndonos a dejar guiar por la intuición optamos por la derecha, como hicimos antes
Y arriba volvemos a llanear, entre tojos y espineras
La pradería forma pequeños pasillos entre esta espinosa vegetación. Dudando si vamos bien o habremos de volver atrás, continuamos caminando por ella
Vemos que pasamos bien y sin problema y avanzamos por la campiña ribereña hasta el siguiente roquedo o peñascal
Desde aquí ya intuimos que indudablemente habrá un buen paso por ese lugar
La erosión marina perfora subterráneamente la caliza formando cuevas que, avanzando en galería, provocan el hundimiento de la superficie: así se forman bufones, pozos, joyos o h.oyos (h.= hace aspirada), playas interiores y otras oquedades
En tiempos del asturiense, aziliense y otras civilizaciones prehistóricas anteriores al Neolítico, la costa no estaba aquí sino varios kilómetros más al norte. Dada la cantidad de hallazgos localizados es de suponer que la franja inundada estuviese densamente poblada para la época dada la relativa abundancia de alimento para aquellos recolectores, que llegaron a ser concheros por excelencia y elaboraron una herramienta especializada en la función de arrancar lapas o llámparas de la roca, el pico asturiense
Cuando en los asentamientos asturienses empiezan a aparecer toscos objetos de barro los investigadores ven que entran en contacto con gentes, posiblemente llegadas del este, que dominan algo de esa artesanía antes ajena para ello, son los albores de la neotilización
El hábitat de los asturienses abarcaría la franja costera hasta la base de la Sierra Plana de la Borbolla. Posteriormente los recién llegados gustarán de esa sierra, pues es cuando aparecen en ella las necrópolis tumulares ajenas hasta el momento a las prácticas de enterramiento asturiense. Dentro de la incógnita de aquel intercambio de costumbres y técnicas es cuando el pico asturiense aparece en lo alto de ese cordal costero y ligados a esos túmulos, sin duda como ofrenda
Naturalmente todas estas interpretaciones están siempre sujetas a debate y pendientes de nuevos hallazgos arqueológicos y sus correspondientes estudios y avances, pero parece que a partir del neolítico las técnicas agrícolas y ganaderas empiezan a modelar el paisaje, para ello se quema gran extensión de selvático bosque y matorral y los pastores suben también a Cuera. Se dominan los metales, haciendo más duras herramientas y armas y de la mezcla del cobre y el estaño el bronce dará nombre a toda una edad protohistórica durante el megalitismo de los grandes constructores de dólmenes
Las rutas del estaño indispensable para el valorado bronce señalarán la época de las primeras grandes navegaciones atlánticas conocidas y demostradas, que llegarán a comunicar las Islas Británicas y el Mediterráneo oriental pasando por el Cantábrico. Seguidamente llegarán grandes aportes poblacionales y/o culturales, de gentes que además del bronce dominarán la complicada metalurgia del más duro y poderoso hierro, se les da en llamar genéricamente indoeuropeos y aportan un importante bagaje cultural y lingüístico que, al fundirse con la población local preexistente daría origen a organizaciones suprafamiliares de gens y gentilidades cuya memoria se plasmó especialmente en sus estelas funerarias, ya cuando la romanización impulsó la escritura como forma de comunicación por códigos escritos
Es el momento de la formación de los pueblos que los romanos llamaron cántabros, astures, galaicos, divididos a su vez en esas organizaciones tribales suprafamiliares. Aquí se supone habitarían los cántabrosorgenomescos, discutiéndose, como en todos estos casos, si predominarían más los estratos indoeuropeos, entre ellos el céltico, o los preindoeuropeos. El propio nombre orgenomesco se hace derivar del céltico org-no (golpear, matar, saquear) y mesk (locura, corrachera), por lo que se traduciría como "embriagados en la matanza" o similares
En cuanto a cántabros se hace también proceder de una raíz ligur o celta cant relativa a piedra, roca, peña, más el sufijo abr muy común también en celta. Dentro de la discusión se discute si se considerarían así mismos pertenecientes a una unidad cántabra común, con sus inevitables rivalidades, o predominarían sus más locales e inmediatas vinculaciones familiares y a manera de clanes, uniéndose eso sí ante enemigos comunes e incluso asociándose de alguna manera a los astures en su endémica guerra de al menos diez años contra Roma
Los cántabros se integrarían en la administración romana dentro del Conventus Cliniensis, con capital en Clunia del Conde, en el actual Burgos. Sería entonces cuando una vía romana, basada en caminos anteriores, prehistóricos, pasaría por aquí comunicando la costa cantábrica desde Ossaron (Irún u Oyarzun, Guipúzcoa) a Brigantia (A Coruña o Betnazos), la cual sería el precedente del medieval Camino Real de la Costa con sus variantes mas ramales interiores, que sería la principal ruta de comunicación (y con ello de paso de peregrinos) hasta la construcción de las actuales carreteras
Cántabros y astures revelan cierta resistencia a la visigotización toledana aunque terminan participando, con la política de matrimonios mixtos en los avatares de tan convulso reino, apareciendo vinculados desde un principio al Asturorum Regnum que, andando el tiempo, ansiaba ser su legítimo sucesor. Más tarde, la división de las Asturias de Oviedo con las de Santillana se estipuló en el río Deva,la antigua provincia de Premorias y luego Tierra de Aguilar tuvo su potestas o delegado del rey para su gobierno hasta la concesión de la carta puebla a Llanes, casi coincidiendo con la unión definitiva de Castilla y León con Fernando III, quien aprovechó un reajuste fronterizo por el que pasaban a las castellanas Asturias de Santillana las tierras al este del Ríu Cabra (Ribadedeva y Peñamellera), la cuales se reintegrarían en Asturias en las reformas liberales de 1833
Estamos pues en una tierra de honda y trepidante historia, a veces dura, como las piedras de este camino, que formando pequeños altozanos rompen la monotonía de la aparentemente llana rasa costera con múltiples cerros, roquedales, surcos, hondonadas...
Brezos, espineras y demás especies de plantas silvestres, comunes llamativamente con las de no pocos puertos de montaña, cubren con su manto vegetal gran parte de estos terrenos
Otro hoyo natural a nuestra derecha, cubierto de morrillos o cantos rodados. No hay buena accesibilidad al mar en este tramo de costa pero, más adelante en algunas playas llaniscas se ha constatado el desembarco de la poderosa flota de Aquitania durante las guerras astur-cántabras, lo cual se supone no pudo hacerse, dados los peligrosos bajos existentes, sin alguna colaboración local
Subimos a otro de estos peñeos, atalayas del mar, a los que cuando subimos nos ofrecen un nuevo panorama avanzando hacia occidente
En la roca caliza los líquenes, de intenso color amarillo-naranja, pueden llegar a confundirse aún a pocos metros con las flechas del Camino. La señalización de la naturaleza
Se suceden los trechos de peñas a los que siguen praderías de pasto
Otro buen rebaño de vacas, atravesamos esta preciosa majada junto al mar
Nunca molestemos no voceemos a los animales, pasemos siempre a cierta distancia para no inquietarlos, como si nada
Inolvidable estampa del ganado pastando en los prados de la rasa costera de Llanes, el concejo de más extenso litoral de Asturias, 56 kilómetros
Se meten en los recovecos de las rocas, donde hay franjas de hierba fresca
Al sur, la Sierra Plana de la Borbolla va separándose poco a poco del mar. Aún nos acompañará un buen tramo a nuestra izquierda, hasta la desembocadura del río Purón, no mucho antes de llegar a la villa de Llanes, la capital del concejo
La Sierra Plana de la Borbolla a veces es llamadas Las Sierras Planas de Llanes, en plural, pues se considera que son una serie de montes unidos entre sí que acaban en una muy marcada planicie, El Lloanu la Peruyar, El Llanu Mestas, El Llanu Veriñas y La Sierra Plana de la Borbolla propiamente dicha. Las alturas medias rondan los 200 metros
De este primer trecho de costa llanisca entre Santiuste y Buelna hemos de decir que es bastante rectilíneo y carece de cabos y demás accidentes geográficos reseñables, tal y como dicen en el libro Llanes y Ribadedeva de la colección Asturias concejo a concejo del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), de varios autores dirigidos por Francisco Tuero Bertrand y coordinados por Juan Ignacio Ruiz de la Peña:
"La disposición este-oeste del relieve y la ausencia de cursos fluviales importantes provoca que este tramo de la costa asturiana carezca de grandes accidentes, presentando un aspecto rectilíneo y masivo. Pese a ello, la acción erosiva marina conjuga una serie de pequeñas formas que lo convierten en una constante sorpresa para el visitante. En ella aparecen acantilados verticales, depresiones cársticas capturadas por el mar que penetra a través de pequeñas bocas formando en su interior pequeñas ensenadas y playas, islotes o castros que el mar, en su incansable labor, ha conseguido arrancar del continente"
A ello añaden que, de aquí al río Purón, la rasa costera es una franja escalonada que se ensancha según la sierra se separa del mar, sucediéndose un paisaje de cuetos y pequeñas depresiones cerradas
Sin embargo, ya a partir de Buelna se suceden más promontorios sobre el mar. las citadas puntas de Buelna, Pendueles, La Teyera, Vidiago, etc., que guardan algunas de ellas playas, calas y ensenadas
A la izquierda otra hondonada formada por la erosión kárstica: nos dirigimos a otro roquedo
Aquí está el gran pozo. En la sierra el Monte Caballu se extiende por su vertiente más oriental, hasta el Ríu Cabra
Magníficos ejemplares de ganado vacuno autóctono, la vaca roxa, Asturiana de los Valles, de la que nos dicen así en la página del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación:
"Pertenece al tronco castaño y su origen es europeo, posiblemente fue introducida con las invasiones celtas. Siempre tuvo una notable presencia en todo el territorio astur-leonés hasta mediados del siglo XX en donde, con la introducción masiva de razas extranjeras, se redujeron los censos hasta prácticamente su desaparición. A principios de los años 80 del siglo XX se comienza la recuperación y mejora de la raza y se crea la Asociación de criadores. En los años 90 del siglo XX se produce una gran recuperación de los censos y comienza la expansión hacia otras regiones españolas.
La principal zona de cría es la Cornisa Cantábrica (Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco), si bien tiene una notable presencia en Castilla y León y Extremadura. Existen rebaños en prácticamente todas las Comunidades Autónomas españolas"
Es posible que, según nos acerquemos, ya miremos por donde subir este cueto rocoso, pero si nos, fijamos, en medio parece haber un buen paso
Hay en medio un poste y una barra metálica que van a servirnos de orientación. Justo en la colina que vemos detrás sube el camino en dirección a Buelna
Vamos pisando bien en los recovecos, huecos y salientes que forman la roca y el suelo de hierba. Si bien no es difícil a veces requiere un cierto esfuerzo, más considerable para quienes ya llevan unos cuantos kilómetros a sus espaldas
Llegamos al poste y barra de hierro que teníamos como referencia y continuamos trepando por estos riscos costaneros
A la izquierda un viejo muro de piedras, tal vez algún antiguo cierre ganadero o de contención de la ladera
A la derecha el rocoso acantilado, una constante del paisaje del litoral llanisco, especialmente en este tramo
Aquí vemos otra porción de muro, formando un poco de pared. Es posible que fuese la continuidad del anterior hasta el mar, por lo que podríamos pensar que era algún cierre ganadero, pastos de diferentes pueblos, vecinos, etc.
Se ven restos de argamasa entre las piedras. Estos muros, como los de los cierres de algunas fincas, pueden tener siglos de antigüedad
Insistimos que en estos vericuetos no nos acerquemos demasiado al borde. Aunque veamos algunos pescadores se supone ellos conocen mejor el terreno y saben donde meterse
En caso de grandes galernas, habituales en el Cantábrico, es mejor incluso buscar las sendas que vayan un poco más al interior, prado adelante...
Tras el peñascal y siguiendo la tónica habitual, una pradería, que atravesamos sin problema
Y, unos metros más allá, de nuevo una línea de rocas calizas, con su intenso color gris claro, que a veces con el sol parece casi blanco
Estas peñas dan paso a un pequeño cabo, promontorio sobre el mar, la Ensenada de la Silluca, donde está la llamada Cueva del Bujerón, sólo accesible en bajamar, donde fue hallado un elefante fósil, cuyo esqueleto parece bastante completo, en principio se pensó en un mamut, por lo que fue conocido como El Mamut de Buelna, hasta que se confirmó era un elefante. De él escribió el arqueólogo Diego Álvarez Lago en La Nueva España:
"Son muchas las pruebas que tenemos de que Asturias estuvo poblada por una fauna de grandes mamíferos, tanto herbívoros como carnívoros, hasta tiempos geológicamente recientes. Nuestros antepasados paleolíticos convivieron con estos animales a los que cazaron y representaron artísticamente. Quizá la sabana africana sería el mejor análogo actual para hacemos una idea de cómo sería la comunidad animal que campaba por nuestros prados y bosques hace apenas unos miles de años.
Aunque el registro de fauna cuaternaria de Asturias es muy rico, los hallazgos de restos de mamíferos de gran talla no son abundantes: apenas 15 yacimientos han proporcionado restos de elefantes y rinocerontes en nuestra región, sobre todo en las cavidades del área costera oriental.
La pipieza que hoy nos ocupa es un fémur derecho de un elefante que fue recuperado, junto con una buena parte de su esqueleto, en una cueva costera situada en las proximidades de la cala de la Silluca, en la localidad llanisca de Buelna, Los restos fueron extraídos entre los años 1997 y 1998, aunque ya fueron documentados por G. Mary en 1979. No están claras las circunstancias por las que este elefante llegó hasta la cueva, aunque no parece haber ninguna relación con la actividad humana.
Los estudios paleontológicos deA Mazo, A Pinto Llona y E. Aguirre han permitido clasificar a este elefante dentro de la especie Palaeoloxodon antiquus. . Lo primero que llama la atención del fémur de Buelna son sus grandes dimensiones: su longitud total alcanzaría algo más de 1,3 m con la parte que falta de la denominada "cabeza" del fémur. Para hacemos una idea, sólo los elefantes africanos machos de mayor talla poseen un fémur de estas dimensiones, por lo que el elefante de Buelna bien podría superar los 3,5 metros de altura a la cruz y su peso rondaría quizá las 6 o 7 toneladas. El grado de desgaste dental nos indica, además, que se trataba de un individuo de edad avanzada, rebasando seguramente los 50 años.
Como su nombre indica, sus defensas (mal llamadas "colmillos") , eran prácticamente rectas, además de muy largas. A diferencia del mamut lanudo, este elefante no nos ha proporcionado ningún resto congelado ni momificado, por lo que no conocemos su aspecto externo. Dado que es una especie que vivió en épocas templadas y cálidas, se supone que su cuerpo debió estar desprovisto de pelo y que sus orejas debieron ser grandes, a semejanza de las de los elefantes africanos y asiáticos actuales, ya que las orejas grandes les sirven para disipar el calor corporal. Convivió con otras especies exóticas corno hipopótamos y rinocerontes, tal como se ha constatado en numerosos yacimientos tanto de la cuenca mediterránea como de Inglaterra y Holanda, en un paisaje que entonces estaba cubierto de bosque (caducifolio o mediterráneo).
Palaeoloxodon antiquus es una especie típica del Pleistoceno Medio, siendo relativamente común durante los episodios interglaciares desde hace unos 800.000 años hasta hace unos 100.000 años. Después de esta época sobrevive tan sólo en el sur de la península Ibérica y posiblemente en Italia, correspondiendo los ejemplares más modernos al periodo de en tomo a los 40.000 - 35.000 años antes del presente. Guy Mary atribuye la edad de los niveles sedimentarios que contenían los restos de este elefante al último episodio interglaciar (entre hace unos 130.000 y 114.000 años).
El elefante de defensas rectas ha sido detectado en casi una veintena de yacimientos españoles. Sin salir de Asturias, restos de un ejemplar encontrado en San Cucao de Llanera se exponen en el Museo de Geología de la Universidad de Oviedo. No obstante, los yacimientos más insignes de esta especie son los sorianos de Torralba y Ambrona, con numerosos esqueletos hoy visibles en un espectacular museo al aire libre. Las causas de la desaparición en Europa de los grandes mamíferos son todavía controvertidas, pero tuvieron su origen en importantes cambios de clima y vegetación, así como, seguramente, en la presión de las comunidades humanas"
A lo lejos seguimos viendo Pendueles, capital que fue de un municipio independiente que comprendía los términos de esta su actual parroquia. Fue durante el efímero Trienio Liberal, entre 1820 y 1823
A partir de Pendueles los acantilados se ven bastante más altos, durante un buen tramo de costa
Punta de Pendueles y Punta de Vidiago, más allá la de La Teyera. Entre ellas se esconde la pequeña Playa de Bretones (también llamada de Vidiago), en cuyo nombre podría guardarse la memoria de los asentamientos bretones en Asturias (y Galicia) allá por el siglo V
Entre la bruma marina y en la distancia tal vez reconozcamos, o creamos reconocer, Llanes o sus inmediaciones. En días claros puede que sea más fácil de identificar El Castru de Poo, alto islote de paredes muy altas y verticales que se reconoce a la derecha. En la distancia y más a la izquierda La Cuesta de Niembru
Más cerca, el islote de Piedras Llegüeras guarda el testimonio de cuando la línea de costa estaba bastante más al norte, hace unos cuantos milenios
Desde aquí se nos antoja tiene una estructura picuda y piramidal. Si escogiésemos la senda costera, lo veríamos desde el camino a Pendueles, y nos enseñaría su parte más alargada, que desde aquí no vamos a apreciar
A partir de aquí lo adecuado parece ser dirigirnos unos metros hacia el interior, por este prado adelante
Una flecha, ya casi borrada, nos sirve de gran ayuda para indicarnos lo correcto
A partir de aquí habrá de ser seguramente nuestra intuición de nuevo la que nos guía: lo primero llegar hasta el prado
Bordeamos hasta su extremo todo este afloramiento rocoso, evitando pasar sobre él
No se nota demasiado pisado pero el camino se aprecia más o menos...
A la derecha, el prado forma un pasillo natural y verde que vamos a seguir para continuar siempre hacia el oeste
Esquivamos así todo este pedregal por su extremo sur y empezamos a subir suavemente campera arriba...
Ahora vemos todo el rocoso pedregal que se extiende hacia la costa, formando una barrera pétrea
El paso por ahí habría resultado más penoso y dificultoso, de ahí que nos hayamos separado del cantil
Nos llama la atención entre las rocas esta pequeña superficie llana y arenosa, otra de las caprichosas sorpresas geológicas del camino costero entre Santiuste y Buelna
Ahora en el prado percibimos más el camino pisado y hay una bifurcación: decidimos no separarnos más del mar y continuar por la derecha
Atravesamos todo recto este prado: fijémonos bien en la línea terrosa que marca la senda a seguir
La verdad que esta ruta encierra una gran belleza y no nos extraña que los peregrinos la prefieran a la carretera general pese a ser, recordamos una vez más, algo más larga
La clara caliza nos advierte de la proximidad del acantilado. La erosión marina no deja crecer en esas partes la hierba
El campo tiene una ligera cuesta desde la vía del tren hasta el borde del mar. Nosotros caminamos por su ladera, casi llaneando o en ese ligero ascenso por la pradera...
Una línea de estacas señala otro cierre alambrado un poco más adelante: nos encaminamos hacia allí todo recto
A la derecha otra hondonada entre peñas y rocas hubiese entorpecido nuestro paso de haber continuado por allí
Hermosos rincones de naturaleza marina que se nos ofrecen en este camino litoral
Acercándonos a la alambrada el camino sigue recto hasta el paso existente para franquearla
Es otro de estos pasos que permiten a la gente cruzarlos pero no al ganado
Otra flecha amarilla nos alivia al asegurar que estamos en la ruta correcta
No parece un tránsito tan dificultoso como los anteriores de la saltadera pero sí más estrecho. Pasaremos seguramente mal con la mochila puesta, habrá que quitarla, colgarla y volver a ponerla. Nunca la dejemos en el prado si no queremos que nos entre alguna chinche o bichito similar
Postes y una barra puesta en horizontal constituyen el ingenio que hemos de pasar para seguir hacia Buelna
Cruzamos y allá vamos por más praderías en el camino de Buelna
Tras atravesar esta campera, más pequeña, nos metemos entre estos arbustos y matojos
El camino discurre entre ellos sin problema y con espacio suficiente para los andariegos,
Pasamos al pie de otra alambrada y subimos un poco a la derecha
Y luego a la izquierda encontraremos el siguiente paso para salvar estos cierres ganaderos
Crecen las zarzas, tojos y helechos, pero el sendero permanece expedito
También la hierba, pero aquí tenemos ya nuestra pertinente saltadera
Parece el paso más fácil de los que nos hemos encontrado hasta ahora... allá vamos
Salimos a una pista, comunicación rodada de estas fincas con la carretera, por aquí circulan ocasionalmente tractores y pequeños camiones de ganado
Desde la alambrada, es un buen momento para volver la vista atrás y ver el camino que hemos hecho desde Santiuste
La caliza y acantilada costa, de la que nos alejamos ligeramente...
La Sierra Plana de la Borbolla por la zona de Montecaballu
El Covarríu, sobre El H.oyu la Mujer y Bufones de Santiuste
A partir de aquí y hasta que lleguemos de nuevo a la vía del tren, unos metros más arriba, no vamos a tener duda sobre el camino a seguir: está sobradamente claro y marcado
Hasta no llegar al ferrocarril tampoco tenderemos cruces complicados ni necesidad de señalización alguna
Otro gran joyu o h.oyu a nuestra derecha, cubierto de vegetación
Enlazamos con el camino a una finca y seguimos de frente por esta buena pista de bien marcadas rodadas y franja perfectamente lineal de hierba en medio
Aquí acaba la cuesta y comenzamos a llanear. Zarzas y helechos forman setos silvestres separando el camino de las fincas
Recorremos la ladera que, al pie de La Sierra Plana de la Borbolla cae hacia el mar
La pista nos ofrece más extraordinarias vistas de la costa, ahora desde unos metros más arriba
Campos de La Llosa, pro donde pasaremos enseguida, antesala de Cobijeru y Buelna
Más allá de La Llosa, Pendueles, cabeza de la parroquia, donde confluyen el camino oficial y la senda costera para luego separarse, uno camino de Vidiago y otro de la Playa de Bretones y Andrín: ambos no volverán a confluir hasta la ermita del Santo Cristo del Camino, antesala de la villa de Llanes (o su centro histórico si accedemos por Cué y Puertu Chicu)
Peñascales y helechales, brezos y matorrales conforman la vegetación predominante en este paraje, además por supuesto de la hierba de los cercanos pastos
Aparte de peregrinos es común encontrarse por este camino a senderistas y pescadores, aparte por supuesto de los ganaderos que acuden a atender sus pastizales y rebaños
Al sur, la Sierra Plana de la Borbolla sigue extendiéndose longitudinalmente hacia el oeste, gran blacón y atalaya sobre el Cantábrico
El camino tiende a encajarse un poco entre alambradas y setos
Pendueles es siempre muy fácil de identificar, con sus casas extendidas al pie de El Cotariellu (101 m)
Es posible que en la distancia, mejor ayudados por un zoom o unos prismáticos, lleguemos a reconocer por su tamaño alguno de sus palacios, e incluso, un poco a la izquierda, la torre del campanario de su iglesia parroquial de San Acisclo, junto a la que pasa el camino oficial, mientras que la senda costera lo hace por la derecha, confluyendo ambas en el centro del pueblo
El Valle de Pendueles era una de las demarcaciones en las que se dividía la medieval Tierra de Aguilar, conformando una de las parroquias más extensas de Llanes hasta que a mediados del siglo XVII se separó de ella Carranzo, en 1695 Tresgrandas y en 1753 Vidiago
El camino sortea una serie de obstáculos naturales existentes en este frente acantilado ante el Cantábrico, que en días de sol luce su color azul intensísimo, mar que forma parte del extenso Océano Atlántico de las sagas de navegantes y de las canciones populares o de autor, tal que esta del cantautor Carlos Rubiera que recitamos de memoria:
Los mariñanes de Llanes
vanse hasta Irlanda
diz el cantar
Pero la mar ruxidora
ye foína y traidora
nun ye de fiar
Por eso nel cai del puertu
xunta'l mar
moces y mozos encoplen
esti cantar, esti cantar:
Virxen de Guía
patrona del mar
los marineros
vanse a embarcar
Vanse a embarcar
yá van sa salir
los marineros
gústenme a mí
Nos alejamos un poco más de la costa caminando unos metros en dirección sur para ganar los bosquetes al pie de la sierra, a cuya sombra seguirá el camino
Bosques y laderas nos ocultan las casas de Buelna, que no volveremos a ver ya hasta estar sobre la Playa Cobijeru
Realmente el camino hace aquí un muy importante rodeo, pues luego se dirigirá de nuevo a las cercanías de los acantilados, tal vez no haya otro paso más directo o este es muy dificultoso y por eso no está señalizado
En esta curva vamos retomando prontamente la dirección oeste siempre caminando en llano
Y aquí nos adentramos en el boscaje, entre arbustos y más matorrales
También algunos castaños
Ahí están sus hojas multipicudas y los punzantes caparazones de sus frutos
La vía del tren pasa un poco más arriba, no es difícil reconocerla, tan lineal y llana, al final del prado a nuestra izquierda
Buenas arboledas de castañares y laurel hacen de este también aquí un bonito camino
Variedad de paisajes, cuando en los campos abiertos de la rasa litoral cuando en el frescor de la umbría
Más castañares cuando ya vamos avanzando en recto en esta exuberancia
Árboles, arbustos, helechos, zarzales y un túnel vegetal
Tramos de sombra y trechos de sol según continuamos camino por esta pista
Paisaje de bocage en plena costa oriental asturiana
Curva a la izquierda y, seguidamente, curva a la derecha, el camino zigzaguea durante unos metros
Bajo más castaños, pasamos ahora al lado de esta cabaña.
Es un henar y establo de ganado
Fila de árboles y ya caminamos en paralelo a la vía del ferrocarril, la que antes cruzábamos en Santiuste
Una franja verde separa el camino de estas vías: al fondo vemos que nos acercamos a un paso a nivel sin barreras
Hay varios dispositivos ferroviarios lumínicos y otras instalaciones en este eje viario situado cerca del lugar de La Churra, al este de Buelna
Se trata de uno de los aún numerosos pasos a nivel sin barrera existentes en este trazado ferroviario. Algunos han causado grandes disgustos
Pero nosotros NO vamos a cruzar el paso a nivel, llegaremos a él pero NO pisaremos la vía para nada, sino que tomaremos el camino de la derecha
Si nos fijamos una flecha amarilla en la base de hormigón de uno de estos dispositivos nos indica esa dirección
Está casi borrada, esperamos pueda ser respuesta para evitar errores, pues el otro camino nos envía a la carretera (podría ser una alternativa si tuviésemos prisa por llegar a Buelna)
Y así, a la derecha como hemos dicho, prosigue nuestra marcha xacobea
A partir de aquí es un regreso hacia las cercanías del borde acantilado, por lo que caminaremos unos metros en dirección norte, camino de vuelta al mar...
A nuestra izquierda una cabaña nos sirve de referencia
Por aquí saldremos de la zona de bosque: volvemos a ver el horizonte marino
Bifurcación y de frente, saliendo de nuevo a los campos abiertos de la rasa
A la izquierda la cabaña, en un prado con frutales
El camino de frente, que empieza a bajar hacia el mar...
Eso vendría a ser ya la zona de La Llosa, muy cerca de Cobijeru
El camino llega a una alambrada, la pasa y sigue bajando suavemente por el extenso prado costero
Admirando este excelso paisaje caminamos ya en dirección oeste por los campos de La Llosa, cerca de la Ensenada de Buelna
Las peñas calizas del acantilado y sus inmediatos afloramientos rocosos marcan nuestro rumbo
A partir de aquí van desapareciendo las rodadas de vehículos y el camino vuelve a ser de senda pisada en el verdor del pastizal
Prados de pasto y siega, separados unos de otros por setos silvestres y alambradas
Y comunicados entre sí por portillas, cancelas y pasos para los caminantes
Aquí tenemos otro de esos pasos de un prado a otro...
Flecha amarilla en el poste de madera: otra buena señal a punto de desaparecer
¡Ojo al escalón!
Caminamos entre estos matorrales y seguimos en campo abierto
Mucha atención ahora pues vamos a atajar a la izquierda, dejando este sendero
Si nos fijamos hay uno, muy tenue (depende de lo pisado que esté o lo crecido de la hierba) que sale a la izquierda: vamos a ir por él
Este es el lugar donde arranca este camino: atención pues no parece verse nada que nos lo indique
Parece que un poco más adelante se ve mejor: al otro lado de esa colina bajaremos a la Playa Cobijeru
Por eso vamos a subir por ahí. Es fácil encontrar bastante gente en ocasiones, pues la playa y su entorno son muy visitados, principalmente en verano
Las primeras peñas forman una especie de murete o escalón que salvamos por aquí
Luego bajamos un poco y enlazamos con otro camino
Y aquí otra de estas depresiones kársticas, h.oyos, bufones y demás, tan características de buena parte de la costa llanisca
Es un impresionante socavón calizo en el que la erosión ha formado estas filigranas geológicas, abajo hay arena
Viene ahora este recuesto antes de bajar a Cobijeru y seguir la corta distancia que nos separa ya de Buelna
El sendero de tierra pasa entre estos peñascos, esquivándolos
El sendero está bien marcado y no ofrece dudas. Hay pintadas algunas flechas pero están también muy gastadas
Si algún día se repintan tendrán más o menos este aspecto, que lucían hace unos años
Los bufones más espectaculares de Buelna están en la parte más alta del acantilado. En días de mar agitada veríamos sus chorros desde aquí
Llegando a lo alto volvemos a ver la Sierra Plana de la Borbolla y a sus pies las casas de Buelna
Buelna, y a la derecha Pendueles. La distancia entre ambas poblaciones podremos cubrirla por el camino oficial, que en parte sigue la N-634, o por la senda costera
Estamos en el borde de la hondonada donde se guarda la Playa Cobijeru, desde ella a Buelna atravesaremos ese bosque, donde está la mitológica Cueva de los Ijáncanos, con sus estalactitas, visibles desde el mismo camino...
Esta es la parte alta de Buelna, entre la N-634 y la senda costera. Destaca a la izquierda el gran caserón de la Casa Rectoral que cuenta con capilla propia, parte de cuyo ábside, tejado y espadaña del campanario
Las laderas de contención sobre la autovía se divisan extraordinariamente desde la distancia, tienden a evitar el gran problema de la A-8, los argayos o deslizamientos de tierras, una constante desde su construcción
Aquí vemos sobre la arboleda la torre-campanario de la iglesia de Santa Marina, filial de la parroquial de San Acisclo de Pendueles. Este santuario se construyó sobre lo que fue una más antigua capilla de esta misma advocación. Es de estilo neogótico
Vamos a seguir ascendiendo un poco más para contemplar estas vistas de la costa más oriental del concejo de Llanes
A nuestra derecha, el acantilado, la Ensenada de Campudongo
Atrás La Llosa y en la lejanía El Picu Santisute y La Punta Santiuste
Desde aquí podríamos seguir subiendo hacia los Bufones de Buelna y el gran arco natural de piedra conocido con el nombre de Puentecaballu o El Salt'l Caballu
Puentecaballu es como un puente natural que comunica en altura estos hermosos promontorios pedregosos
Pero antes vamos a asomarnos a ver, ya desde aquí, la maravillosa playa interior que da fama a Buelna
Hay aquí un rellano que es un verdadero balcón sobre la playa y su entorno
Si tuviésemos oportunidad, sobre todo si llegamos a buena hora, estamos bien de tiempo y fuerzas y nos alojamos en el pueblo, donde está el Albergue Santa Marina, no dejemos de subir en un momento a El Llanu de Buelna, en lo alto de la sierra, pues si hay buena visibilidad nos encontraremos con un grandioso paisaje de este litoral que estamos recorriendo
Nos acercamos pues con emoción a este gran pozo que no deja de ser otra de esas grandes depresiones kársticas tan espectaculares de la rasa costera de llames, mágico encanto de la naturaleza marina y terrestre
Prados abajo empezamos a ver el tan visitado arenal, en medio del magnífico cuenco circular que lo circunda entre paredes calizas, bosque y prados
Según bajemos un poco más tendremos mejores vistas. Estamos ante un monumento natural de notable importancia: La Playa Cobijeru o Cobih.eru (la grafía h. denota la pronunciación de la hache aspirada). Se trata de una pequeña pero encantadora concha, aparentemente cerrada al mar pero comunicada bajo la peña
Como cualquier playa cantábrica tiene las mismas mareas que las que miran al mar, así como en ocasiones un poco de oleaje. Es una maravillosa piscina labrada por la naturaleza marina, separada unos 100 metros de mar abierto y con escasa profundidad (un metro aproximadamente con marea alta), forma semicircular y cuyo arenal se extiende unos 30 metros, pequeña pero bellísima, que seguiremos apreciando al continuar bajando
Además del cercano bosque un pequeño árbol crece entre sus piedras, proporcionando buena sombra en medio de la playa
En esta foto, con marea baja, se aprecia mejor la pequeña franja de arena de Cobijeru. Bajan a ella varios caminos
Seguidamente a ella hay otra de similares características geológicas, La Presa, pero más oculta y fangosa, donde hay restos de un molino de mareas. Más arriba Puentecaballu. si deseamos podemos subir antes de seguir, camino de Buelna
Otro gran h,oyu en la pedregosa cuesta. Atrás asoma la playa
Insistimos en nunca asomarnos pretendiendo ver el fondo
El paso al mar de estas playas, El Saltu'l Caballu o Puentecaballu. La erosión kárstica ha modelado la roca en un puente natural de extraordinaria belleza...
Visitadas las impresionantes formaciones de Puentecaballu retomamos el camino y seguimos ruta hacia Buelna, pasando sobre Cobijeru
Tanto el sendero que baja de los peñascos del Saltu'l Caballu como el que baja del Camino de los Bufones confluyen aquí, en esta bajada
Realmente Cobijeru sería el nombre del lugar, en concreto el de una cueva, Cobijeru, esto es, un cobijo, y la playa sería de Las Acacias, pues acacias, o realmente falsas acacias, pues no es exactamente esa especie. Además de dos conductos naturales que la comunican con el mar desemboca aquí un regato que también la alimenta con sus aguas, si bien muchas veces baja seco
Según leemos en en la Enciclopedia del Paisaje de Asturias de La Nueva España, era también llamada la Playa del Cura pues en ella se bañaban los sacerdotes. Su superficie es de unos 900 metros cuadrados. Las rocas son calizas oscuras laminadas del Carbonífero Superior. Por us parte en la página Asturias Paraíso Natural se dice de ella:
"Es una playa de interior, sin salida directa al mar. Está formada por arena blanca y agua salada, pero el Cantábrico se bate a unos 100 metros y sólo se cuela por debajo de los acantilados.
Con forma semicircular, tiene unos 30 metros y está en el fondo de unas praderas. Sus aguas tienen una profundidad de apenas un metro. Junto con una cueva cercana, ha sido declarada Monumento Natural. Sólo se puede llegar a pie. El coche se deja en un camino, situado junto a las vías del ferrocarril, cerca de Buelna. Los últimos 350 metros se realizan campo a través"
Dada la tranquilidad de sus aguas es óptima para el baño, aunque en bajamares, como aquí, es prácticamente una charca. En Llanes, pero mucho más al oeste, hay otra similar pero algo más grande, con la que se suele comparar. la de Gulpiyuri, al norte de Naves, por donde pasa el Camino Norte
Al lado de la playa, donde se juntan los caminos hay un rellano desde donde tenemos estas fantásticas vistas del arenal y su concha cerrada, con las falsas acacias que le dan nombre
Aquí está la entrada a la Cueva Cobijeru, donde se guardaban los vecinos de Buelna cuando el barco Almirante Cervera de la armada nacional, apodado El Chulo del Cantábrico, bombardeaba la costa durante la Guerra Civil
La cueva comunica con el mar, puede visitarse pero para adentrarse en ella hay que meterse a hurtadillas, ver dónde pisamos y agachar bien la cabeza evitando cabezazos con la dura roca
Visto lo pisada que está la entrada podemos figurarnos que es muy visitada. Hasta hace no demasiados años esta playa y su entorno eran unos grandes desconocidos, a diferencia de las muy turísticas playas de la mayor parte de Llanes, incluyendo su hermana, la citada de Gulpiyuri
Más adelante el techo se levanta un poco y se puede ir algo de pie, pero siempre con mucho cuidado de no dañar las estalactitas y demás formaciones pétreas, que son una preciosidad. Preferentemente entrar en marea baja y nunca con temporal
Reconocida la cueva volveremos al exterior, ahora sí que, tras esta mágica travesía costera de los bufones, emprendemos el Camino de Buelna, población de la que apenas nos separan 350 metros...
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