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martes, 6 de octubre de 2020

LOS PUENTES DEL MASMA EN MONDOÑEDO: LAS ANTIGUAS CALEIRAS, LA BATALLA DEL CHAO DOS CARBALLOS, UN GENERAL DE NAPOLEÓN Y EL PAZO DO BO AIRE

El valle del Masma bajando de Padriñán

Viniendo de Oirán, por donde hemos entrado en el concello de Mondoñedo, y bajando por Padriñán, llegamos ya a la vista del gran valle del mítico río Masma, en la parroquia mindoniense de este nombre, Masma, a un paso ya de la Praza da Catedral de la que fue una de las capitales del Antiguo Reino de Galicia, catedral que culmina esta ruta, el Camiño Cultural das Catedráis, también llamado Variante Marítima, que de Ribadeo nos lleva a Augas Santas (Praia As Catedráis), playas de barreiros, Ría de Foz y San Martiño, la antigua catedral mindoniense (la más antigua de España suele decirse), trasladada aquí, con su nombre y todo, por la reina Urraca, en disposición del año 1112 confirmada en 1117, ruta pues de playas y catedrales, pero también de montañas y valles según nos adentramos al interior del país, tal que este, glosado por grandes escritores y poetas, hijos de esta tierra, como Álvaro CunqueiroLeiras Pulpeiro, o Lence Santar, que serán, de alguna manera, nuestros acompañantes en este recorrido y los dedicados a la ciudad de Mondoñedo, donde enlazamos con el trazado oficial del Camino Norte en sus dos vertientes, la que viene de Ribadeo por Arante, Cabarcos y Vilanova de Lourenzá, y la que viene de Asturias por la Ría de Abres, Trabada y O Val de Lourenzá


Es cierto que Mondoñedo, por poco, aún no se ve, oculto por las colinas y laderas que bajan del Padornelo y de A Toxiza y otras estribaciones. Pero sí vemos, a nuestros pies, esparcidos por el valle, caseríos y lugares de esta parroquia de Masma, O Chao das Caleiras, Bouzavella, Porto da Vila, O Outeiro, O Chao das Caleiras, O Arco, Retorta, O Vilar, Abadía, Cortes, y tanto y tantos otros que se extienden al sur, hacia la vecina parroquia de Viloalle...


A nuestra izquierda, los altos del Coto do Ferro y Louseiras, nos separan de Vilanova de Lourenzá, valle adyacente al del Masma, surcado por uno de sus afluentes, el Rego do Batán. Frente a nosotros, cubiertos de eucaliptos, el Monte da Area y, a lo lejos, ocultándonos Mondoñedo, el Monte Camba (282 m)

A la izquierda el emblemático Padornelo (618 m), bien reconocible por sus antenas, donde se han realizado repoblaciones forestales con especies autóctonas


El Masma, en concreto su franja hacia el Eo, fue asiento de castros galaicos de egobarros y cibarcos, de villas romanas y asentamientos suevos, perceptibles en la toponimia, y reflejado en el preciado Diploma del Rey Silo, nada menos que en el año 775, cuando se funda un monasterio en algún lugar de este amplio territorio, cuya traducción del latín altomedieval sería más o menos así:
"Para mí, Silo, es cosa grande y distinguida, para provecho de mi alma, hacer una donación como lugar de residencia a los hermanos y siervos de Dios, Pedro presbítero, Alanto converso, Avito presbítero, Valentino presbítero y a los otros hermanos que están en el mismo lugar o a quien Dios había llevado allí porque esos siervos de Dios nos habían besado los pies para que les diésemos un lugar de oración en nuestra finca que está situada entre el Eo y el Masma, entre el riachuelo Alesancia y el Mera, lugar que se llama de la Luz, delimitado desde la casa de campo en donde vivió nuestro melero Espasando y por el Mar Negro y junto al monte que se llama Faro y por las Piedras Blancas y por la laguna hasta la otra laguna y hasta Piedrafita y por la laguna y por el vilar que se llama del Deseo y por el campo que se llama Alesancia y por la otra Piedrafita que está en el monte sobre Taboada por el camino que separa el límite hasta el lugar que se llama Areas y el campo que se llama Comasio con todas las salidas y en la vuelta dos castros con toda su producción, los montes y los vallados de zarzas que allí hay con todas sus salidas y todo lo arriba citado os la doy como obsequio y os lo concedo por medio de nuestro fiel hermano, el abad Esperanta, para que recéis en provecho de mi alma en la iglesia que allí se construyere y lo tengáis todo desligado de mi derecho y entregado y confirmado en vuestro derecho firme e irrevocablemente y a quien Dios llame a la confesión en ese mismo lugar que reivindiquen todo y hagan justicia y lo defiendan de cualquier mal augurio y si después de hoy alguien quisiera inquietaros en relación con ese lugar o en todo lo que queda escrito arriba, que sea separado de la santa comunión y que quede excluido de la asamblea de los cristianos y de la Santa Iglesia, que sea considerado con Judas el traidor como merecedor de ser condenado y que lo alcance tal castigo divino que todos los que la vean queden aterrados y los que lo oigan se estremezcan.

Hecha la carta de donación el 23 de agosto, era (año) 813. Yo, Silo (firmo) esta carga de donación con mi propia mano; yo, Nepotiano, testigo (firmo) esta escritura de donación, en la que fui presidente y testigo; yo, Lerico, hice la señal de la cruz con mi mano; yo, Esperanta, abad, (firmo) esta escritura en la que fui testigo, Florencio presbítero, testigo, Salvado, presbítero; yo, Teodenando, converso, hice con mi propia mano la señal de la cruz, confirmándolo Adefonso"

Esta zona del valle es eminentemente rural, con muchas tierras de labor, prados de siega y pasto y casas labregas, invernaderos y naves ganaderas. Otra de sus entradas en la historia acontece en el año 1.086, pocos años antes del cambio de sede episcopal de San Martiño a Villamayor de Vallibria, Vilamaior do Val de Brea, el Mondoñedo actual, cuando el mítico obispo Don Gonzalo o San Gonzalo, O Bispo Santo, del que tanto hemos hablado, interviene en un pleito entre los monjes de estas dos parroquias, los clérigos de Santo Andrés de Masma y sus vecinos de Santa María de Vilamor


Los eucaliptos, de los que también hemos hablado mucho en esta ruta, y en todas las del Camino Norte prácticamente, son el monocultivo arbóreo imperante, no solo en este valle, sino en toda la cornisa cantábrica


A nuestra izquierda Bouzavella, con el Alto dos Castros, que cierra el valle por el este, separándolo del del Rego do Batán, en Vilanova de Lourenzá. En un extremo de la parroquia estaba A Granda, solar de la antigua escuela de Masma


El lugar se reconoce fácilmente por los grandes invernaderos...


Más allá el núcleo de Outeiro, con su caserío agrupado en la ladera, y el resto de sus lugares desparramado campera abajo, hacia el río


Según pasamos vemos también, delante de nosotros, asomando sobre el Monte da Area, la Serra da Toxiza, con el Penido dos Gatos (744 m), si bien su cumbre más alta es la que lleva el nombre de la sierra, A Toxiza, un poco más a la derecha, con 833 metros de altitud. Se considera parte de la Gran Serra do Xistral que se extiende desde A Mariña a la Terra Chá


Bien, estamos hablando mucho del valle pero... ¿dónde está el río?, pues abajo, a nuestra izquierda, en esa verde pradería...


Es una fértil vega, muy llana y, si bien lo que es propiamente el río pasa oculto por la vegetación de ribera, esa línea de árboles delata su curso. Vemos que en esta ladera de la montaña se han plantado pinos. Es seguro que, cuando crezcan, nos taparán esta vista de la veiga del Masma, que el obispo Antonio Sarmiento de Sotomayor quiso hacer navegable hasta Mondoñedo, aprovechando esta vega y haciendo un canal, allá por el siglo XVIII


Un siglo o siglo y pico después, cuando la tradicionalista Mondoñedo fue suprimida como capital administrativa, junto con su provincia, por la administración liberal, los carlistas del lugar se echaron al monte, uno de ellos, el "seminarista de Masma", como lo llamaba Lence Santar, Andrés González Santomé, allá por el mes de octubre el año 1872, al que dedica un excelente artículo biográfico el también historiador Andrés García Doural en su Miscelánea Mindoniense, quien comienza así su biografía...
"Andrés nació cosa de la una de la tarde del 19 de abril de 1.845. Era hijo legítimo de Juan González Fernández “Pardiñeira” y de su mujer Tomasa Santomé Amieiro, vecinos de la parroquia de San Andrés de Masma y ella natural de Vilamor. Era nieto paterno de José González y su mujer Isabel Fernández, de esta misma y ella oriunda de Viloalle. Era nieto materno de José Amieiro, difunto y de Rosa Santomé de Vilamor. Fueron sus padrinos Andrés Díaz, soltero, medio hermano de la Tomasa y Josefa Fernández, también soltera..."

El carlista, que llegó a comandante, se haría luego seminarista, así aparece reflejado en documento certificado del Vice-Rector del Seminario de Santa Catalina de Mondoñedo en mayo de 1881, certificando que...
"D. Andrés González Santomé, natural de San Andrés de Masma, ha cursado y aprobado en este Seminario los cuatro años de latinidad y humanidades en clase de alumno interno, los tres de filosofía y los seis primeros de Sagrada Teología, en los cursos académicos de mil ochocientos sesenta al setenta y tres, habiendo merecido en los exámenes de aprobación de los expresados años escolares la censura de Meritus en los cuatro últimos indicados años de la práctica Sagrada Teología y la de Benemeritus en los demás mencionados años(...)”
Seguidamente, en noviembre, un escrito dirigido al Sr. Obispo de Mondoñedo, dice:
“Andrés González Santomé, clérigo tonsurado, alumno de primer año de derecho canónico, de edad 36 años a V. E. I. con el mayor respeto expone: que sintiéndose con vocación para el estado eclesiástico desea recibir las ordenes menores y el subdiaconado y se deje admitir a los próximos exámenes (...)”
Más tarde, en 1883 sería ordenado sacerdote por el obispo mindoniense D. José Manuel Palacios López y, tres años después, en 1886, aparece como capellán-vicario del convento de Valdeflores de las dominicas de Viveiro, donde falleció, prematuramente como bien dice Doural, el 15 de septiembre de 1889
 

Masma, documentado en el Diploma del Rey Silo como Masoma, es un hidrónimo de origen incierto, muy posiblemente prerromano, una raíz mad, húmedo que daría un significado de el muy húmedo

A finales de los años 50 un cuarteto del país llevaría por doquier el nombre del río y de la parroquia por doquier, Brisas del Masma, sucesor de Os Veiga y Os Pacheco de Mondoñedo, que amenizaba las fiestas en este concello y en todos los de estos contornos. Por una foto de 1977 en las fiestas de San Isidro Labrado de Couto de Outeiro, que también Doural publica en su Miscelánea Mindoniense, sabemos que en ese momento era esta su composición:
"Alfredo Chamosa Lorenzo (caja), Jesús Sordo Geada (gaita), Baltasar Graña (gaita) y José María “de Xan”, de Masma, (bombo). Durante su larga actividad, el bombo fue el instrumento que más veces cambió de usuario.

Alfredo Chamosa y Jesús Sordo fueron toda una institución en Mondoñedo. Permanecieron en el cuarteto hasta su disolución a mediados de los años ochenta del siglo pasado"

Y así, bajando paso a paso al valle, y conociendo su historia, nos adentramos en el boscaje


Este tipo de vegetación parece anunciar nuestra proximidad a la ribera fluvial


Aquí parece hubo en tiempos una cantera de tierra y arena. Seguimos siempre de frente y recto por la carretera, sin hacer caso a cruces secundarios


Según bajamos vemos cada vez más cerca las aldeas de Masma...


Y sus cultivos, como los impresionantes campos de fabas tan abundantes en torno a Mondoñedo y Lourenzá, nombre este que se ha aplicado a esta variedad de faba. Así escriben de ella, de la Faba de Lourenzá, en la página de este concello vecino:
"Debido a las características del suelo y a las técnicas tradicionales empleadas en su cultivo, las leguminosas producidas en la mariña lucense presentan una calidad culinario excepcional

Estas condiciones edafológicas de la zona son especialmente favorables para el cultivo de la Faba, obteniéndose un grano brillante, de piel fina y pulpa tierna, con una agradable textura y un característico sabor.

En lo que respecta al clima, las abundantes lluvias en el área productora de la Faba de Lourenzá -1.200-1.400 mm/año- y las temperaturas suaves -media anual de 12 a 14°- favorecen el óptimo desarrollo vegetativo de los cultivos y, por consiguiente, se obtienen unas cosechas finales de calidad contrastada.

En las zonas agrícolas productoras predominan los suelos francos y franco-fangosos, con valores de pH comprendidos entre 7 y 5, ideales para el cultivo de la alubia.

Historia e influencia asturiana

El Ayuntamiento de Lourenzá reseñó a lo largo de los últimos siglos los intercambios de mercaderías que en él se producían. La vida económica de la zona estuvo así determinada por la celebración periódica de mercados de ganado y productos agrícolas. En este sentido existen documentos del siglo XVIII que ya incluyen noticias sobre la actividad comercial del municipio.

El mercado de alubias de Lourenzá está documentado desde el siglo XVIII, tal y como se apunta en el Archivo de Geografía General del Reino de Galicia:

La producción agrícola es de lo más vario y selecto, como corresponde a un terreno tan fértil y ameno. Desde las plantas tropicales hasta las propias de climas templados, y aun fríos, todo se cultiva aquí, pudiendo afirmarse sin exageración que es el valle de Lourenzá el jardín de la provincia (...); que en 1787 existían (...) fanegas de alubias (...).

Deja también constancia esta publicación de que ya a la sazón se celebraban los mercados periódicos que hoy conocemos:

En la capital se celebran mercados todos los domingos, y ferias el 9 y 28 de cada mes (...).

A lo largo del siglo XX diversos documentos hacen referencia a la celebración de las ferias y mercados de productos agrícolas en Lourenzá. En todos ellos se especifica ya que la Faba era uno de los principales productos a comercializar.

Entre los años 70 y 80 se le da empuje a la producción de la Faba de Lourenzá y del lino para mitigar los problemas que la cuota láctea estaba causando entre los propietarios de explotaciones ganaderas. Este tipo de cultivos se eligieron teniendo en cuenta su estacionalidad -duran 6 meses- y al hecho de que podían ser atendidos exclusivamente por la mujer.

En la última década del XX cobra especial relevancia el mercado de alubias al por mayor entre los meses de octubre y enero. En el período que va de 1990 al año 2000 la venta de alubias experimentó el mayor aumento de su historia, encontrándose la Fiesta de la Faba -creada en el año 1990- entre las principales causas de este crecimiento.

Ya en los primeros años del siglo XXI el mercado al por mayor de alubias se consolidó como un referente al conseguir un volumen aproximado de 600.000 kg. de transacción de producto.

De cara a profesionalizar este sector en auge, el Ayuntamiento de Lourenzá promovió la construcción de la Lonxa de Horta, Flor e Faba. Este recinto centralizará en un futuro próximo la comercialización de la Faba de Lourenzá bajo un precio y condiciones controladas"

Aún estamos altos, respecto a las tierras llanas del valle. Ante nosotros el Monte Biduido y, seguidamente, el Monte da Area


A lo lejos a la derecha el Padornelo, que nos indica la situación de Mondoñedo, aunque no lo veamos, justo a la derecha nos aguarda la histórica ciudad "rica en pan, aguas y latín", como diría Álvaro Cunqueiro, pan por sus excelentes obradores y excelentes producciones de cereal panificable, agua, por sus históricas fuentes, así como sus canales, en el barrio de Os Muíños, con el que funcionaban precisamente los molinos del grano, así como mazos, ferrerías y otros ingenios hidráulicos, y latín por su seminario y sede episcopal de la máxima importancia, que marcó durante siglos el devenir de buena parte de Galicia


A lo lejos, visto desde aquí bajo el Padornelo, pero más cerca, el monte Outeiro (283 m), zona de canteras, un topónimo que se repite constantemente en toda la comarca


Se ven bien los trabajos de ensanche de la carretera. A veces nos encontramos el entorno así, podado y limpiado, pero pronto crece el matorral, y los arbustos se yerguen dando buena sombra


Casi abajo ya perdemos más altura en esta curva


Pasamos sobre el Rego de Padriñán, que nace en el lugar del mismo nombre, monte arriba


Es una curva cerrada a la izquierda...


Luego otra a la derecha...


Y ya estamos en la orilla del Masma, en el mismo borde


El río Masma es llamado río Pedrido en la Serra do Xistral, concretamente al pie de la cumbre de este nombre y la del Cadramón, sus máximas altitudes. Es al llegar a la aldea de Estelo, donde recibe las aguas del río de este nombre y del Rego Cabo, cuando empieza a ser llamado Tronceda, no siendo hasta cerca de aquí, en Viloalle, a ser conocido como Masma tras su unión con el Valiñadares, que viene de Mondoñedo tras nacer al pie del Alto da Xesta


Este es el río que en su desembocadura forma la Ría de Foz, la cual cruzamos cuando esta empieza a formarse, en A Ponte da Espiñeira, camino de San Martiño de Mondoñedo

 El río es sumamente bello en esta arbolada ribera, pero ha dado, como casi todos, serios disgustos con sus crecidas, alguna de ellas muy notable, de la que se hacen eco Doural y Fernández Pacios en sus artículos e investigaciones. Así el 3 de enero de 1897 el Eco de Santiago publicaba...

"La corriente arrastró varios castaños y se llevó gran cantidad de tierra y algunos sembrados. En Mondoñedo, la crecida del Valiñadares dejó el camino intransitable, arrastrando árboles y tierras. En el lugar de Bouzas, que está en la cuenca de ese río, una bolsa de agua levantó tal cantidad de pizarra que se calcula en miles de carros la movida por el agua.El río Masma causó muchos destrozos, y en la misma parroquia otra bolsa de agua movió de tal modo un prado secano de un ferrado de extensión, que lo trasladó, casi intacto, a un terreno inmediato"

Pocos años después, el 20 de septiembre de 1905, El Norte de Galicia informa de otro gran desastre en Mondoñedo y su concello:

 no se oía en los barrios más que lamentaciones, gritos de auxilio, hombres que lloraban ante la impotencia contra los elementos que les arrebataban lo que a nuestros paisanos es más caro, su ganado y sus cosechas. 
En muchos sitios fue necesario subir las reses a las habitaciones donde momentos antes descansaban aquellas pobres gentes. En otros dio tiempo aunque medio nadando a llevar las vacas y terneros a sitios altos y dejarlos amarrados a árboles. Algunos cerdos, por ser animales más cortos de pata perecieron ahogados.  
Los puentes todos que encontró al paso esta avenida los barrió con tanta limpieza que en algunos solo se sabe que existió allí puente por algún resto de estribo de cantería. Solo respetó los de la carretera. Esta, en el trozo de San Lázaro a Adelán, sufrió muchos desperfectos, algunos de consideración como uno en Viloalle donde de 40 metros quedaron sin señales de haber sido nunca carretera. Allí se hace el tránsito por un maizal que aunque fangoso resultaba ahora más seguro y visible que la carretera. En otros mil sitios quedó tan descarnada, que el tránsito a pie resulta molesto, y en carruaje imposible.

El río Masma, a donde van todos estos ríos y otros que hay en el corto trecho de seis kilómetros, no es un río fuera de madre, sino un mar inmenso que se extiende hacia Foz llevando cada vez más anchura. La tormenta cesó a las cuatro de la madrugada, sin desgracia personal alguna”

Cuatro años más tarde El Progreso publica, día 27 de septiembre, en un ciclón había arrojado al Masma todos los árboles de esta ribera:
El viento huracanado causó perjuicios de importancia en los paseos y en las líneas de las empresas de luz eléctrica. En el campo de los Remedios el vendaval arrancó algunos álamos y del bosque situado al lado de la calle de San Roque, se cayó un eucalipto, el cual causó destrozos en la red de la luz eléctrica y alguno en una casa, de la cual puede decirse que ha sido milagrosamente salvada. El jueves se reprodujo con mayor intensidad la crecida de los ríos, y en Viloalle y Masma todos los árboles de las márgenes aparecían en el centro de ambos ríos”

 En primavera también ocurrían quebrantos. El 3 de junio de 1917 aparece esto en El Eco de Santiago:

"a consecuencia de las pertinaces lluvias se ha desbordado el río Masma, llegando las aguas a una altura considerable como no se recuerda en aquella comarca. 
Las fincas enclavadas en las márgenes del río fueron anegadas perdiéndose los frutos sembrados. Como el fruto era trigo en su mayoría, los propietarios calculan la pérdida en más de cincuenta mil pesetas"


El camino, ya en llano, aprovecha el estrecho paso, abierto en la pared de la montaña, entre su falda y la orilla, al pie de los eucaliptos del monte de Ardilleiro, faldas del Biduido


Gran murallón pétreo resultado de las obras de ensanche de la carretera


Llegamos a unas casas: O Arco, uno de los barrios de esta parroquia de Masma


En O Arco llegamos a uno de los puentes sobre el río


Pero nosotros no pasamos por él, lo dejamos a la izquierda, seguimos recto y de frente, junto a la casa de piedra


Este lugar parece haber sido uno de los escenarios del poema de Leiras Pulpeiro, Un Galo, premiado en un certamen literario celebrado en Vigo en 1910, tal y como nos señala el Cronista Oficial de Mondoñedo, Antonio Reigosa, en su Caderno de Campo, poema en el que Leiras describe al detalle el recorrido de cinco o seis mozos de la parroquia de Os Remedios hasta A Costa do Souto, entre Bouza Vella y Arco, dentro de uno de aquellos festejos de entonces que tenían como protagonista a un pobre gallo


El cronista, junto con Isidro Novo, Xulio do Canelo y Pepe de Bastián, recorrió la misma ruta el 22 de mayo de 2015, rememorando aquellos versos, y plasmando así sus impresiones de la jornada...
"Seguimos as andanzas dos mozos da Costa un domingo de Pascua, logo da Coresma, que comezan “na baiuca dos da Xesta” (Xannetos), cabo do Cristo dos Remedios. E de alí, collendo por Cornide, baixando á Granda, chegamos xunto ao Pazo (dos de Laxe) “donde xa sonaba a gaita / do Xugo, e a muiñeira”. Alí mesmo, cabo da ponte de Arco sobre o riseiro Masma, “debaixo dun castiñeiro / que, coas súas longas canas / abertas aos catro ventos / cubría máis do que conden /sete, oito, ou dez palleiros”. Neste lugar, na ribeira, onde o souto do que fala o poema de Leiras só é memoria, armouse entón a corrida do galo. Ao galiforme, grande coma un becerro, metérono nun focho, cun vargo a medias cuberto, “pra que botase de fóra / do pescozo máis do tercio”. Para correlo, os mozos botaron sortes e puxéronse en dúas ringleiras. Foi un, quen, como todos, levaba os ollos cubertos, e fallou, “tronzou dous cardos tarrelos”; foi outro “e acabou perdendo o norte / indo a pegar nun cancelo”. Tócalle agora a quenda a un requeno (mozo máis ben pequeno) do Casal de Vilaverde, en Vilamor, que atinou e ”zas!, polo medio, / o pescozo ao probe galo / lle rabenou”

Alguén dixo que non valía, e alí comezou a leria. Armouse unha estarabouzada do Demo. Sangraban coma carneiros. Mais, en tanto, e o galo? Pois… viron o focho baleiro. 

O galo desaparecera, aínda que despois se soubo que foran aquela noite a Cas Petos (taberna que estaba en Marquide, mesmo á beira da estrada ) cinco rapaces de esmorga. E que ao amencer “ao tornaren para o seu burgo / ríanse a escachar, desfeitos /poñendo ben unhas prumas / que levaban nos sombreiros"

Margarita Bermúdez Rubiños y Xulio Rodríguez Leiras son también impulsores de esta ruta que recorre, con los versos de Pulpeiro, estos rinconces de la geografía mindoniense. De ellos, de este poema y de sus iniciativas escribe así otro gran cronista, Bercedas, en Vasoiras de Xibarda:
"Margarita Bermúdez Rubiños e Xulio Rodríguez Leiras son, entre outras moitas cousas, cultivadores do saber. Esta parella vén participando e colaborando en boa parte das iniciativas culturais do ámbito mindoniense, deixando claro que para eles, como para moitos outros, o hinterland emocional do Mondoñedo histórico sobarda xenerosamente os límites municipais. 
O poema en cuestión ben podería figurar nas guías turísticas da cidade, pois os seus versos van debuxando un itinerario por interesantes lugares da área rural, hoxe considerabelmente mudados desde aquel 1910 en que Un galo fora galardoado en Vigo. 
Diciamos que non é a primeira vez que Xulio e Margarita convidan un grupo de amigos a faceren o que eles denominan “a ruta do galo”, pois que existe un magnífico artigo de Antonio Reigosa que dá fe do carácter periódico da experiencia; mais desta volta, foi un servidor quen se puido deleitar da fermosa peregrinación poética  
Os experimentados cicerones manexan á perfección o concepto da interactuación, polo que os participantes son fornecidos de exemplares do poema ao chegar ao encontro, para iren percorrendo, literaria e fisicamente, os lugares que Leiras inmortalizou. 
Iníciase o percorrido na Alameda dos Remedios, unha das atalaias da cidade, e remata nas inmediacións da torre de Gorrete, xa na parroquia de Masma, onde se procede a unha lectura pública e participativa. 
“Poñendo ben unhas prumas / que levaban nos sombreiros...Pro, foron,faladurías: / ¡Quén sabe o que houbo de certo!”

Asomados a la barandilla vemos al Masma pasar, justo en el lugar en el que se forma esta playa fluvial


El puente y el camino a O Outeiro y Bouzavella, testigos de tantos aconteceres...


Atravesamos Arco siguiendo siempre la ribera


Subimos un poco entre las casas...


Montes de Ardilleiro...


Elementos etnográficos bien restaurados


Hermoso pozo de agua cubierto


Línea de piedras para que no se metan coches al prado...


Hermoso conjunto...


Aquí el camino realiza una curva cerrada en un giro completo, salvando el estrecho surco de Rego de Ardilleiro desembocando en el Masma, entre huertas y tierras de labor


De frente el Monte da Area


Un pequeño puente-murete de piedras salva el arroyo, que apenas suele llevar agua


Esta es la gran revuelta, como las de un circuito de Scalextric, donde nos apartamos un poco de la orilla del Masma


En esta parroquia de Masma, y muy especialmente en el barrio de Outeiro, fueron antaño muy famosos los hornos de cal, as caleiras, cuyo recuerdo pervive y han impregnado incluso la toponimia, pese a que hace bastantes años que ya no funcionan. La abundancia de piedra caliza favoreció su puesta en marcha, trabajando en estos hornos bastantes vecinos


En la actualidad, y aunque están abandonadas, se realizan visitas a algunas de estas caleiras, e incluso se ha celebrado la Festa da Cal, donde se recrea el proceso de cocción de la piedra desmenuzada, amenizado por música tradicional y churrascada. Así publicaba la noticia La Voz de Galicia el 31 de agosto del año 2007:

"Masma acogerá previsiblemente hasta el domingo la primera Festa da Cal. Hoy se iniciará la quema del horno, a partir de las doce de la mañana, donde se quemará piedra caliza con leña, sin interrupción, para posteriormente obtener la cal.

Esto, si el tiempo acompaña porque, señalaron los promotores, son muchas las toneladas de leña que se utilizan en el método tradicional y si estuvieran excesivamente mojadas no sería posible el funcionamiento de la caleira de forma correcta.

Ya hubo una demostración anterior, en el 2003"


Y al siguiente día, 31 de septiembre en Mondonedo.net leemos:
"Los vecinos de Masma recuperaron la tradición de las "caleiras" organizando la primera edición de la "Festa da Cal". 
Durante esta fiesta, acompañada de música tradicional y churrascada, un horno a más de 900 grados calcina las piedras calizas dando como resultado cal viva.  
Una vez finalizado este proceso, y gracias a la enfriación con agua, se conseguirá una mezcla pastosa denominada cal apagada"

Hemos de decir, como nota curiosa, que alguna de estas caleiras de Outeiro, calificada como "lugar apartado e pouco visitado", ha sido incluido como paraje de encuentros amorosos


Nosotros sí pasamos por zona poblada, una fila de casas al lado del camino, la primera con una gran terraza cubierta en la parte superior


Ante ellas un tramo recto bordea el Monte da Area


A nuestra derecha otro pozo cubierto, para suministro de la casa, eran muy empleados antes de la llegada del agua corriente


Los pozos cerrados, este con tejadillo de pizarra


Seguidamente otra casa...


Y otra curva cerrada, si bien no tan acusada como la anterior


A la izquierda eucaliptos, en la falda del monte. A la izquierda manzanos en un prado llano


Un Poco de huerta...


Más construcciones populares. De Los Pozos escribe así Santiago Sánchez de Toca en Sociedade Cultural Columba: 
"Los pozos son unas construcciones sencillas destinadas al abastecimiento de agua tanto para el consumo humano, de los animales, así como para el riego de las huertas próximas. 

Suelen estar cercanos a la vivienda para facilitar su uso, sobre todo en invierno, pero lo más apartado posible de las cuadras para evitar la filtración de purines. A veces estaba dentro de la casa, en un muro, en el pasillo o incluso próximo a la cocina.

Generalmente son de propiedad privada, aunque en Galicia existen casos de pozos de carácter comunal.

El costo de la realización de estas construcciones se ve compensado por su proximidad al lugar de consumo y por que aseguran un mejor aislamiento térmico de sus aguas.

Hasta tiempos relativamente recientes, fueron poco frecuentes, pues en Galicia existe una gran abundancia de agua lo que permite disponer de ella en infinidad de fuentes, manantiales y minas.

El pozo es una excavación vertical de planta circular, aunque a veces puede ser cuadrada. Su profundidad es variable según el tipo de suelo y el nivel de la capa freática.

Las paredes están protegidas por un muro de cachotería de piedra y en el mejor de los casos se realizan a base de canterías o sillares. En los pozos más modernos se emplea el ladrillo y los anillos prefabricados de hormigón.

Aunque usualmente las aguas salen a poca profundidad, se suele ahondar más para evitar en lo posible la contaminación que pueda provenir de la superficie, y para aumentar el volumen del agua de reserva.

Alrededor de la embocadura lleva un murete de protección o peitoril de 0,90 - 1 metro de altura de forma cuadrada o circular que evita la caída de personas y animales.

En sus proximidades suele estar ubicado el lavadero para lavar la ropa de la casa. El lavadero suele ser de forma rectangular y dispone de dos o más losas inclinadas en su zona alta.

En ocasiones este lavadero está realizado en una sola pieza de piedra (foto).

Así mismo a uno de sus lados puede estar ubicado un pío de piedra donde abrevaba el ganado. Estos depósitos se llenaban de agua con la ayuda de un cubo.

La construcción de los pozos suele responder a dos tipologías: pozos descubiertos y pozos cubiertos"


Aquí el tejado llama la atención, pues emplea teja, esta para la unión de sus dos vertientes, y lajas de pizarra en las dos aguas


O Chao, el llano, una gran veiga, hermosos paisajes de Outeiro, donde está el Chan das Caleiras, en el que se hallan Os Fornos da Veliña, los tan renombrados hornos de cal, pues tal y como nos dice Andrés García Doural en Miscelánea Mindoniense, Masma era parroquia famosa por sus muchos hornos de cocción de piedra caliza, citando que ya en 1875 figura entre las industrias de Mondoñedo el horno de caliza, para yeso y cal, de José Maseda, donde trabajaban tres vecinos, un mes al año. Doural dice que se conocieron caleiras como la de do Perelodo Rigueirode Regesde Sevillado Gorretedo BosqueXan de Miguelde Masedade FelicianoEimar en Padriñán y dos en A Costa do Cabrón en Areas, y además...
 "En los alrededores de Mondoñedo conocemos las “caleiras” de la Fraga de Río Seco, la de Braña, dos en Santa María Mayor, una en “O Lóbrego” (Lindín), una en las Invernegas, una en Prado, una en la Valiña, dos en Vilamor, dos en Pedrido, e incluso conocemos la existencia de una caleira en los años treinta en las inmediaciones de la capilla de San Roque"

La cal se empleaba para las paredes de las casas, a manera de mortero, pero también como desinfectante para las cuadras y como abono, entre otros usos. La cal de Masma se vendía por Mondoñedo y buena parte de los concellos de los alrededores. Hubo un año que quedó mucha cal sin vender y Reges, dueño de una de las canteras y vecino del barrio de A Retorta, se fue a caballo a la ciudad de A Coruña, entrevistándose con O Moxeno, oficial del ejército, natural del mindoniense barrio de San Lázaro, encargado de este suministro, quien adquiriría la mayor parte de la producción
"El horno de cal es una construcción tronco–cónica, de unos siete metros de altura, por unos cuatro de diámetro en su interior y con unos muros de piedra a su alrededor de un metro de grosor aproximadamente. Para su construcción se aprovechaba el desnivel del terreno. En la parte inferior aparece una boca por donde se le introduce la leña que servía para la cocción y por donde se le atiza. Las piedras calizas blancas se comienzan a colocar en el interior del horno a modo de pared, desde la zapata inferior ayudados por unas tablas llamadas “banco”. A partir de este punto se levantaba una “bóveda” hasta el cierre y posteriormente se le prendía fuego"

La piedra caliza se extraía de canteras como la comuna de la Costa de Lago, cerca del Cerrado de Veiga, o las de Veliño y las de la vecina parroquia de Vilamor, según nos sigue contando García Doural...
"La piedra se transportaba en carros del país tirados por yuntas de vacas o de bueyes, formando una “cuerda” de carros, hasta amontonarla en las inmediaciones del horno; una vez allí, se partía con unos martillos y se comenzaba a efectuar la carga de la “caleira”, descendiendo la piedra al interior del horno por medio de un tablón de madera. En algunos casos, para salvar desniveles muy pronunciados del lugar (cuesta de La Brava) se acostumbraba a “abordelar”; es decir, se le añadía una pareja más de vacas y en caso de no disponer de ellas se le añadía una caballería de la casa

Con el paso de los años, se sustituyen los animales de tiro por camionetas para el transporte de la piedra desde las canteras hasta los hornos. Realizaron esta tarea durante varios años los “Xan Pardos” y Luis de “Camuza” de Mondoñedo o Modesto de Vivero, quien se hospedaba durante varios días en alguna vivienda de la parroquia. 

Para cargar una “caleira” se necesitan unos 70.000 kilos de piedra bruta, la cual después de realizada la cocción se quedará en unos 40.000 de cal y unos 60 carros de leña de tojo, eucalipto, pino o roble. La carga de cada “caleira” se tardaba unos tres días en efectuar, trabajando constantemente varios operarios. Eran dos los operarios “atacadores” y dos los “llegadores”; éstos últimos eran los encargados de retirar la cal resultante. Cada cocción se tardaba en realizar aproximadamente unas 72 horas, atizando el fuego los operarios día y noche con intensidad"

Al generalizarse el cemento y otros materiales, el uso de la cal fue decayendo, desapareciendo estas industrias:
"La obtención de cal fue una tradición popular que pasó de padres a hijos hasta que desapareció de forma definitiva hace más de veinticinco años. La llegada del cemento para la construcción de manera expansiva y otros productos tuvo mucho que ver en la desaparición total de estas cocciones de piedra caliza a gran escala.

Los hornos de cal están actualmente abandonados y algunos cubiertos de espesa vegetación, por lo que darlos a conocer, realizando una esmerada limpieza y posible remodelación, podría suponer un atractivo más para el ayuntamiento mindoniense"

Aún en el año 2004 se limpió una de aquellas antiguas caleiras en Outeiro
"Varios vecinos de la parroquia mindoniense de Masma, la mayoría jubilados, algunos que fueron antiguos operarios de las “caleiras”, a petición del concejal de deportes en aquel momento del ayuntamiento de Mondoñedo, José Otero Reges, también vecino de la citada parroquia, tomaron la iniciativa de limpiar, cargar, y realizar una cocción de cal en una “caleira”, en el lugar de “Outeiro”, próximo a la capilla del San Antonio de la Brava, a mediados del mes de agosto del año 2.004. 

Numerosas personas de Mondoñedo y de localidades limítrofes se acercaron hasta el lugar para contemplar las tareas de carga, cocción y de vaciado de la “caleira”, provistos de cámaras de fotos y de video. Las buenas condiciones atmosféricas facilitaron todas las actividades"

Y aquí tenemos un hermoso pazo, la Casa da Horta, rodeado por una alta tapia de piedra y, en el interior, la casona, de gran chimenea, y un palomar. Fue construido en 1797


Disfrutamos desde aquí de un buen panorama del barrio de Outeiro, tierra de caleiras, escenario de la película documental Cal viva, cal morta, a derradeira festa, de Mariano Casas y Duarte Fernández sobre la Festa da Cal celebrada en 2007, y que podemos ver aquí:


La Voz de Galicia lo anunciaba de esta manera:
"Mondoñedo dirá adiós el sábado, con la proyección de un documental (a las ocho de la tarde en la Casa da Xuventude), a un oficio ya en desuso desde la década de los setenta, y recuperado el pasado verano con una gran fiesta en la parroquia de Masma. Allí llegaron a funcionar doce hornos para la fabricación artesanal de cal viva que servía como mortero y revoque en la construcción, para desinfectar las cuadras del ganado y las aguas, y que en la agricultura se usaba como fertilizante para rebajar la acidez del suelo. El oficio de caleiro se transmitió durante generaciones y toneladas de cal fueron exportadas de este municipio lucense en carros hacia otras comarcas, e incluso en camiones hasta ciudades tan alejadas como A Coruña"

A la entrada de la Casa da Horta hay una vivienda campesina, muy posiblemente de los antiguos caseros del palacio, con cuadras, almacenes, cabazo, huerta...


Y esta es la huerta de da nombre a la Casa da Horta, es muy fácil que antiguamente fuese mucho más grande, incluso que llegase hasta la orilla del Masma, de ahí el nombre del lugar


Destaca, sobre la muralla que rodea el pazo, el palomar, circular, grande y alto


Pasamos así al lado de las huertas


La nave del ganado, cuadras, almacenes, cobertizo...



Y subimos un poco hacia aquella casa en ruinas...


Y admiramos una vez más las verdes y arboladas riberas del Masma, un buen lugar tal vez para encontrar un pasaje de Álvaro Cunqueiro a él dedicado en una recopilación de Néstor Luján titulada Fábulas y leyendas de la mar:
"Un amigo que vive en una colina que vigila la muerte de un dulce y breve río en el verde mar me escribe una extensa carta. La posdata dice así: "Ayer subió el primer salmón. Lo dejé entrar". Como un portero mayor de los ríos, mi amigo ha permitido al plateado salmón que remonte la corriente verdinegra del Masma y se pose en un recanto a desovar, quieto y aburrido, hasta que llegue la hora de emprender el viaje de regreso al fondo submarino. 
Los viajes del salmón están muy estudiados. Su memoria, una memoria secular, lo trae y lo lleva siempre por los mismos caminos. El salmón se sabe la antigua geografía, la geografía de los días de la Creación, cuando el Támesis era afluente del Rin y el Avon del Loira, o, en otro lenguaje, cuando Gog y Magog eran validos de Sigfrido, y Shakespeare y Peguy cantaban el mismo verso... El salmón no abandona nunca el cauce sumergido de los antiguos grandes ríos ni los fosos de las foces hundidas. Donde la diestra de Dios lo depositó, perpetuamente navega"

Por su parte el cronista Antonio Reigosa, también en A ruta do Galo de Leiras Pulpeiro, hace referencia a estas orillas, sus molinos, como el de César, sobrino de Álvaro Cunqueiro, y la historia de una londra o nutria que se hizo la muerta al caer en una nasa de pesca fluvial, desgraciado animal también que luchó en dura pelea con su captor:
"Os nosos guías dixéronnos do muíño que foi de César González-Seco, impresor, político, empresario, músico e avogado mindoniense, onde papou boas troitadas, entre outros, o seu xenro don Álvaro Cunqueiro 
E contáronnos anécdotas que sucederon por alí como a historia dun que pillou unha londra nunha nasa. O home, cando a foi recoller, non se decatou de que o animal non estaba morto, facía o morto, así que cando se viu fora da gaiola trabou no pescozo do incauto. A pelexa foi brutal; o home tivo que empregarse a fondo con ambas mans para estrangular a londra, antes de que fose o animal quen acabase con el"

Ante nosotros otro de los barrios de Masma, A Seara, bajo los montes de Algara


Más a lo lejos, el omnipresente Padornelo

Al llegar a la citada arruinada casa acaba la subida. Estamos un poco altos y el lugar es un excelente mirador sobre el valle


Aquí, tenemos, por ejemplo, otra vista de la Casa da Horta


Vemos la entrada principal, majestuosa, y un elegante cabazo. Justo enfrente, al otro lado del río, asoma otro pazo, el Pazo da Torre do Gorrete, donde una antigua torre medieval, de la que se conservan restos, pasó a estar integrada en un palacio rural cuando, acabado el régimen feudal, perdió su finalidad defensiva y de control del territorio, siendo desmantelada. Era en 1723 llamada la Casa Solar do Rigueiro y tuvo una capilla dedicada a la Concepción.


En las inmediaciones hay además localizado un castro, llamado Castro de Outeiro o de Masma, donde se han hallado, como en otros de la zona, torques, collares rígidos de oro y plata, y arracadas, pendientes de oro. No olvidemos que estamos en en el entorno de una gran veta aurífera en el noroeste peninsular


Del lugar escribe también el cronista mindoniense Antonio Reigosa en A ruta do galo de Leiras Pulpeiro:
"Díxonos un veciño que entre esta Torre do Gorrete e O Castro había un tempos un túnel fermosísimo, duns 2,50 metros de altura, con dúas rúas, unha para ir e outra para volver. E tres pasos máis para aló, coma quen di, o taller de dous artistas mindonienses ben coñecidos; son pai e filla e chámanse Juan e Alicia Puchades"

Juan Bautista Puchades Quilis, que tiene su taller en Masma nació en Valencia el 16 de marzo de 1934, estudiando Bellas Artes en la Escuela Superior de San Carlos en esa ciudad. Llegó a Mondoñedo en 1960 como docente en el Insituto San Rosendo, y conoció a Alicia, la que sería su mujer. En 1970 es catedrático de dibujo. Como escultor investiga las posibilidades del hierro, realizando con él esculturas, además de con madera, piedra, bronce... Perteneció al grupo Los Urogallos, fundado en 1962, así como cofundador del Grupo Artístico e Cultural O Fetizo - Amigos das Artes en 1977 y de O Mundo da Galea en 1999. En 2011 fue nombrado hijo adoptivo de Mondoñedo

En el blog Cultura de Galicia repasamos buena parte de su trayectoria:

"Juan Puchades Quilis, escultor y docente afincado en Mondoñado, trabaja la madera, el bronce, la piedra y el hierro; y sus obras fueron expuestas en Oviedo (1966), Mondoñedo y Guitiriz (1973), Vigo (1977), Suiza (1978), A Coruña (1980), Lugo (1980 y 1988), Francia (1984). También tiene una obra en la exposición permanente del Museo Provincial de Lugo y en distintas colecciones públicas y privadas de España, Suiza, Portugal, Francia o Argentina. Además, obtuvo diferentes galardones: primer premio Mestre Mateo (Santiago de Compostela,1971), primer premio Concurso-Exposición de Arte (Ayuntamiento de Segorbe, Castellón, 1974), primer premio en el Concurso-Exposición Bimilenario de Lugo (1976) y el primer premio en la III Bienal de Escultura de Sarria (Lugo, 1977)"


Estamos en un muy buen lugar para recordar cuando Cunqueiro hablaba de "Galicia país de los mil ríos" y que los ríos gallegos son "las venas fluviales de esta tierra, que hace más hermosa su piel y nacen en la montaña con espíritu aventurero"


Frente a nosotros (derecha de la foto) el Monte Camba (183 m), señala el paso de la parroquia de Masma a la de Viloalle, a un paso ya de Mondoñedo


El gato nos ve pasar... atento siempre a nuestros movimientos


Caminamos al lado de los tejados de esta casa campesina


Y damos vista a otra parte de este valle del Masma en nuestro itinerario camino de Mondoñedo


Domina la escena el Monte de Camba, donde el 17  de febrero de 1809 de celebró la Batalla del Chao dos Carballos, cuando vecinos de Valadouro, Oirán, Masma, Viloalle, Vilamor y otro lugares, solo armados con aperos agrícolas, se enfrentaron a las tropas napoleónicas, quebrantados por su pillaje y abusos, siendo una trágica lucha desigual en la que fallecieron 28 gallegos, enterrados posteriormente en los cementerios de San Andrés de Masma y de Santa María de Vilamor. Alguno de sus nombres eran José Vigo, José Iravedra, Simón García, Pedro del Río, José Maseda y Antonio Pérez, según datos de Andrés García Doural


Los franceses había entrado en Mondoñedo  el 25 de enero, eran aproximadamente unos 1.300 soldados de infantería y 700 de caballería, a las órdenes del general de caballería François Fournier, quien destacaría poco después en la defensa de sus posiciones en Lugo, resistiendo en las murallas de la ciudad con 1.500 hombres el ataque de 20.000 sitiadores. Luego de otras operaciones en España participa en la campaña de Rusia, sobresaliendo en las batallas de Smolensk y Berezina. Más tarde, en la Batalla de Grossbeeren, cerca de Berlín, sería despedido, aún siendo flamante Barón del Imperio Francés, tras una fuerte discusión con Napoleón


En 1814, con la Primera Restauración, Luis XVIII lo llama a su servicio, no participa en el gobierno de los 100 días, cuando Bonaparte regresa de Elba en 1815 para ser derrotado en Waterloo, y al regreso del monarca es recompensado, en 1819 Luis XVIII le otorga el título de conde, posteriormente le concede la Cruz del Caballero de Saint-Louis, le permite agregar Sarlovéze a su nombre, y es nombrado Inspector General de Caballería


François Fournier-Sarlovéze fallece en París el 18 de enero de 1827, siendo enterrado en el cementerio de Sarlat, donde está también cerca enterrado otro oficial de Napoleón, Henry Sanfourche. Todos estos campos son escenario de aquellos terribles acontecimientos desencadenados por sus tropas en tierras mindonienses


Unos años antes se habían asentado en Mondoñedo nueve religiosos franceses, dentro de 71 expulsados por la Asamblea Nacional francesa, que llegaron en barco a Ribadeo el 18 de agosto de 1792, siendo amparados por el obispo mindoniense Don Francisco Cuadriello y Mota, ya que habían llegado en condiciones absolutamente penosas, tal y como narra Andrés García Doural en Miscelánea Mindoniense:
"... la Mesa Capitular contribuye para su sustento con treinta pesos de a quince reales cada mes. También algunos particulares aportaron ciertas cantidades de dinero y algunos posaderos alojamiento. La mayor parte de estos sacerdotes franceses, salieron de Mondoñedo para Villafranca y Ponferrada (León) por haberse ordenado por real cédula de 25 de septiembre de 1794, que todos los franceses residentes en España se internasen 25 leguas distantes de la costa y de la frontera de Francia, sin poder fijar la residencia en la Corte ni en sitios reales. Entre ellos se encontraba D. Francisco Herbeo de Silgui, quien residió durante un tiempo en Villanueva de Lorenzana y descansó para siempre en tierras mindonienses  
El diez de mayo de 1802, un grupo de estos sacerdotes franceses residentes en Mondoñedo, se dirigen por carta al Ayuntamiento, en la que “dan las gracias por el amparo con que les honró”. En otro apartado de ella dicen: “persuadidos de que se ha revocado, o revocará, brevemente el decreto que motivó su destierro, suplican a la ciudad se conceda a cada uno separadamente, el atestado que le parezca conducente para hacer constar de su conducta”. Las Autoridades municipales acuerdan: “dársela por separado a cada uno, atestando de su irreprensible conducta que acreditan en el tiempo que subsistieron en esta referida ciudad y en vivo agradecimiento con que queda el pueblo por el buen ejemplo que han dado a los vecinos de ambos estados”

Más alguno debió quedar, pues sigue escribiendo Doural:
"El 19 de agosto de 1803, falleció en Mondoñedo el sacerdote francés D. Francisco Herbeo de Silgui, Doctor de Teología en la Universidad de Paris, canónigo de la catedral de Quimper y Vicario de dicha iglesia, en la Bretaña, expatriado en el principio de la revolución. 
El día veinte de dicho mes se le dio sepultura en la Santa Iglesia Catedral de la ciudad de Mondoñedo, en donde residió desde que desembarcó en el puerto de Ribadeo 
Se hizo la función con misas y vigilia cantadas, de termo entero, solemnizadas con cantores y toque de campanas mayores. Costeó la función fúnebre el venerable Deán y Cabildo de esta Santa Iglesia. Asistió la Comunidad de religiosos de Alcántara. No había hecho testamento, por carecer de bienes"

Vamos así saliendo de O Arco hacia A Seara


Enlaza con este otro camino y continuamos recto y de frente


Explanada frente a la entrada de una casa...


Pasamos junto al portón y seguimos de frente hacia arriba por la falda del monte, junto al seto


Y aquí tenemos otro más de los barrios de esta parroquia de Masma, A Seara, que extiende sus casas a lo largo de la carretera LU-153, comunicación directa con Vilanova de Lourenzá. Más arriba a la derecha se ve algún tejado de O Vilar, mirando hacia el valle y el Monte de Camba


Junto a la carretera veremos la capilla de San Cristovo, pequeño santuario rural y campo de romerías, donde una placa recuerda a Arturo Tanes Marful, fundador de la fiesta de San Cristovo y su capilla en 1977


La cuesta es pequeña y corta pero a esta altura vamos a tener otras buenas panorámicas del valle del Masma


Más señales del ensanche de la carretera


Llegamos arriba...


Y empezamos a bajar...


Cuesta abajo hacia otro de los puentes del Masma, en A Seara


La mayor parte de las casas se concentran en las inmediaciones del puente del Masma allí situado, junto al que vamos a pasar, aunque no lo cruzaremos


Al este los montes de Algara y Coto do Ferro separan los concellos de Mondoñedo y de Lourenzá


Aquí tenemos otro magnífico paisaje de esta parroquia de Masma. A nuestros pies los cultivos de fabas se extienden hacia el río


El topónimo seara parece tener que ver precisamente con labrantíos, es muy frecuente en Galicia y parece venir de una raíz celta senára


Casas y caserío se extienden, diseminados, por los campos que caen hacia el Masma


Seguimos pues la bajada, junto a este seto


Montes del Coto do Ferro, al otro lado pasa, no la vemos, la Autovía del Cantábrico (A-8) y la carretera N-634


Sigue el descenso todo en recto...


Empezamos a ver el puente, un poco más allá de aquellos jardines


Plantas y flores, frutales y árboles ornamentales


Tendejones y cobertizos para la leña


Preciosa chumbera junto al camino...


Huerta y jardín bajo tres bellos árboles ornamentales artísticamente podados


Más cobertizos...


De frente una palmera. Al fondo el puente


Al otro lado del río, algo tapada por el puente, la Capela de San Estevo. Al lado está el Centro Social de Masma y hay un monumento a los pescadores


Ya en llano, caminamos por este florido vergel 


Una bodega o almacén...


Y seguidamente una fila de casas delante del puente


Estamos de nuevo al lado del río...


Sobre la orilla, tapia contra las crecidas, engalanada con macetas y flores, a la sombra de la palmera


Un precioso rincón al lado del Masma...


Rosas también en pintura, y una pareja que hace pensar en aquella poesía de Álvaro Cunqueiro
Acaricio tu frente y la lozana almohada de tus cabellos,
y las puntas de mis dedos posándose en tus ojos
reconocen en la piedra un celeste azul antiguo y amoroso.
                                  ¿Quién amores há,
                                  cómo dormirá?

¡Si pudiera apartar de tu pecho las finas manos!
Tus blancos hombros volarían como palomas en la tarde
huyendo de la lluvia que mansamente cae.
                                    ¿Quién amores há,
                                     cómo dormirá?

Esos tus pies que parecen las manos de una niña, ¿qué
caminos soñaron? ¿Y qué bailas?
-Ese bullicio de llamas y sombras agitadas
donde van  y vuelven y se desparraman los pies de la rubia
danzarina.
                                          ¿Quién amores há,
                                          cómo dormirá?

Esa banda de seda que tu talle ciñe,
¿qué  amante de cálidos besos la trajo de Rocamador?
¿O quizá es un trozo de la brisa que abanicaba los avellanos de antaño?
                                          ¿Quién amores há,
                                          cómo dormirá?


Seguimos así camino, frente a las casas, que forman una bella rúa, mientras seguimos deleitándonos con Cunqueiro, mirando a las ventanas...

Sol:
         Cinco ventanas colgadas
         de la misma alba rosa:
         vivas,
                     intactas,
                                       desnudas,
         con anhelos de manos,
         como espejos de mástiles.

Sombra:
          Cinco ventanas colgadas
          de la misma alba turbia:
          calladas,
                             llanas,
                                          duras,
           sin afanes de presencia,
           sin afanes de huida.

Siempre:
           Cinco ventanas: sólo.



Más macetas y flores a los lados, con su vitalidad colorista ante las fachadas blancas, si bien, recordando a otro gran poeta mindoniense, Antonio Noriega Varela, diríamos...
Nin rosiñas brancas, nin claveles roxos!
Eu venero as floriñas dos toxos.
Dos toxales as tenues floriñas,
que sorrín, a medo, entre espiñas.
Entre espiñas que o ceo agasalla
con diamantes as noites que orballa.
Oh, do ermo prezado tesouro:
as floriñas dos toxos son d'ouro!
De ouro vello son, mai, as floriñas
dos bravos toxales, das devocións miñas!


Y así, paso a paso, vamos avanzando calle adelante



Y nos acercamos al puente y a la carretera


Y este es el puente de A Seara, con sus dos robustos pilares y grandes arcos para aguantar las crecidas


Si bien este puente ha quedado únicamente para el paso peatonal, para la carretera se ha hecho otro, a continuación, más ancho


Este es el arranca de los dos puentes por esta parte: el antiguo, de firma adoquinado, y a continuación el de la carretera LU-153


En A Seara cerró sus puertas a finales de 2019 el popular establecimiento de Casa Demetrio, La Última taberna tradicional de Mondoñedo, como la llamó María Cuadrado La Voz de Galicia. Es la casa blanca al fondo de la foto, que fue tienda-bar, lugar de encuentro, bazar, estanco, venta de piensos... y referencia cultural de escritores, articulistas, gastrónomos, artistas, escritores... así encontramos esta reseña del Blog de Paco Rivera, de El Progreso de Lugo, donde menciona al escultor Juan Puchades, Hijo Adoptivo de Mondoñedo:
"UNAS HORAS EN MONDOÑEDO

CON el escultor Puchades y con su esposa Alicia. La idea era pasar un rato en el casco urbano, pero eso tendrá que ser otro día, porque la mayor parte del tiempo la estuvimos en “Casa Demetrio”, un local de hostelería que hay cerca del río Masma y luego en el estudio del artista, que está muy cerca, en una enorme finca de su propiedad, rodeado de árboles y hasta con río propio. Allí sigue Puchades, a sus 83 años trabajando en lo suyo. Tiene una buena historia y muchas anécdotas que me ha contado. Y en su entorno están preparando acciones importantes para él y su actividad artística"


Por su parte, Mariano Casa Gil, uno de los autores del documental de la Festa da Cal también menciona el local, hablando de su obra y de sus protagonistas, los trabajadores de los hornos de cal, os caleiros, que allí se reunían:
"TVG estrenó la versión corta de nuestro documental CAL VIVA, CAL MORTA, A DERRADEIRA FESTA.

Un trabajo del que estoy muy orgulloso, y en el que he compartido muy buenos momentos, no sólo con su coautor, mi amigo Duarte Fernández, antropólogo, sino también con los CALEIROS y con la gente de Masma, en Mondoñedo.

Entre estos caleiros sobresale la figura de HERIBERTO. Sobresale en todos los aspectos (...) En todos los aspectos, pero sobre todo, en el humano. Un tío grande de verdad, de los que quedan muy pocos.

Y lo mismo se puede decir del resto de caleiros, Andrés, Ramón, y de toda la tropa que había por allí.

Una verdadera suerte haber registrado y ser testigo de parte de la vida y de las ilusiones de estos hombres, que son casi octogernarios, pero sólo en el DNI, porque lo que es de fuerza, agilidad, y sobre todo de corazón, su edad es como cuatro veces menor

Está claro que no he podido resistirme a convertir a Heriberto en un personaje de comic, que aparecerá en mi próximo trabajo, un libro del que hablaré más adelante

El personaje dibujado nunca llegará a ser como su padre, el de verdad, pero para mí es una manera (minúscula) de homenajear a Heriberto y a los demás caleiros, que son de verdad, de carne y hueso, y que espero que en unos meses puedan tener el libro entre sus manos, y se rían una vez más con nosotros, en el Bar Demetrio, en Masma, su cuartel general"

Reiteramos: nosotros NO vamos a cruzar los puentes, los dejamos a nuestra izquierda


Lo que vamos a cruzar es la carretera LU-153, que ya tenemos delante


Enfrente, al otro lado, vemos salen dos caminos: vamos a tomar el de la izquierda, el que estamos señalando con el bastón


Algunas flechas azules de la Variante Marítima pueden ayudarnos


Transitamos ahora entre espesas arboledas ribereñas


Luego una nueva bifurcación


Iremos a la izquierda, por el camino que sigue en llano


Camino que pierde aquí el asfalto


Sigue la preciosa arboleda, con su frescor


En una caseta, las iniciales VM de la Variante Marítima y una flecha azul. Estamos pasando sin darnos cuenta sobre el Rego da Cobaeira, que desemboca en el Masma


A nuestra izquierda el Masma, si bien unos metros más abajo. Hay un poco de acantilado, no nos asomemos demasiado
 

La pista es llana y bastante ancha, ocasionalmente pasa algún vehículo, pues comunica unas fincas


Dejamos el asfalto y las casas adentrándonos en este hermoso bosquete


En ciertas épocas abunda la hoja suelta...


Ahora hay un poco de bajada...


Río y árboles, otro buen momento para recordar a Cunqueiro...
Mirad los árboles cómo sueñan las hojas florecidas.
¡Yo tengo un árbol! ¡Mirad la novia novia!
Cada sueño deposita grietas en las manos.
Mirad como se fueron haciendo los dedos.
Todo anda revuelto con mi sangre reciente.
La luna tiene un hombro. El río un pez.
Yo tengo en común una ventana con un pájaro.
Esto es un labio y aquel otro una manzana.
¡Como una feria todo! ¡Mirad la novia novia!
Las palomillas se ríen de su talle
Mirad los ojos como cipreses nublados,
¡Como cipreses no! Como ojos simplemente.
¡Yo tengo pies! Hay una sombra ligera.
La sombra tiene un mar. Un mar pequeño.
Nadan en él las cosas. Nadan suaves.
¡Mi novia novia! Mirad las plantas.
!Yo tengo frío. Una vergüenza sensitiva.
Mirad como todo yo estoy revuelto.

Atravesamos así la espesura...


Hay a veces un poco de barro, no tengamos miedo de mancharnos un poco las botas... 


Curva muy pronunciada a la derecha. Caminamos al pie de O Vilar


Y salimos a una verde y espaciosa veiga...


Una preciosa llanura que se extiende entre el Camino y un gran meandro del Masma


Cerca de la orilla, algunas tierras de labor


Al otro lado del río,  los montes de Guillade, Louseiras, Coto do Ferro, ya en la vecina parroquia de Vilamor, así como O Chao do Val, Pico do Ferro, etc. Por ahí está la mítica Cova dos Cas, una de las fabulosas cuevas de Mondoñedo, siempre fundamento de leyendas, de la que se dice fue la primera de España excavada con métodos científicos, en la temprana fecha de 1867, hallándose huesos y herramientas líticas de las antiguas civilizaciones prehistóricas que poblaron estos parajes, documentados por el historiador, archivero y arqueólogo José Villamil


La cueva se encuentra al este de Guillade, en el casi desaparecido Monte da Trinidade, muy afectado por haber sido cantera de caliza para as caleiras, justo en la frontera entre los concello de Mondoñedo y Lourenzá, donde también desapareció un recinto castreño galaico, el Castro da Trinidade. Antiguas leyendas dicen que fue morada de un rey, a semejanza de la más conocida Cova do Rei Cintolo, también en Mondoñedo, de la que hablamos en la entrada de blog correspondiente a la salida de Mondoñedo hacia Maariz y Lousada, en el Camino Norte


José Villamil publica sus excavaciones y hallazgos en la por él llamada Cova Osuaria, en la revista El Arte en España en julio de 1870, menciona sus estalactitas e informa de otra cueva en el mismo monte, hoy desaparecida, que según la tradición comunicaba con esta. También hace referencia a la leyenda de la Gran ciudad de Reiriz, que habría estado en un campo cercano, cara al Monte Serrapio o Sarrapio. Se supone, por documentación antigua, que Reiriz, topónimo derivado de un posesor de nombre germánico, era el nombre antiguo del monte hasta que en el lugar se erigió una capilla dedicada a la Santísima Trinidad, la cual habrá existido entre los siglos XVI y XIX. Otra tradición legendario informa que la Cova dos Cas estaba comunicada subterráneamente con el monasterio de San Salvador de Lourenzá, paso también del recorrido oficial del Camino Norte procedente de Ribadeo, del que también nos ocupamos en la correspondiente entrada de blog


El Padornelo, a la izquierda, y en Monte de Camba, de frente, escenario de la reseñada Batalla del Chao dos Carballos, donde estuvo una de las llamadas dehesas nacionales, destinadas a la producción maderera para la marina, mercante y de guerra. estaba cerrada con un muro de piedra y fue subastada en 1862 a particulares. Hoy en día está, como todo el monte, plantada de eucaliptos, pero sigue conservándose su cerca


De ella nos habla así Andrés García Doural en Miscelánea Mindoniense:
"Su cabida, incluido el vivero, ascendía a 23 ferrados y 15 cuartillos, igual a una hectárea, 44 áreas y 63 centiáreas. Era considerada de tercera calidad y confinaba por todas partes con montes de los vecinos de Vilamor, excepto por el Norte, que lo hace con los de Masma 
Contenía 1586 pinos de una a nueve pulgadas de diámetro y de dos a diez metros de altura. Tenía además seis abedules y diez robles de poco valor, y está sembrada de pinos muy jóvenes 
Se había capitalizado la renta anual en ochenta reales, que le graduaron los peritos. Fueron tasados los pinos en 1460 reales y el terreno en 1800, sumando ambas partidas 3260 reales  
En 1861 era guarda de la Dehesa de Vilamor Francisco Palacios, que usaba como arma de fuego una carabina de su propiedad. El 6 de agosto de 1862 es subastada la expresada dehesa, la que es adjudicada a D. Pedro Mon Rebellón, farmacéutico y futuro alcalde de Mondoñedo, en la cantidad de 8150 reales"

El mismo investigador, citando al historiador Eduardo Lence Santar y al Boletín de la Comisión de Monumentos de Lugo, nos informa que:
"En 1846 las dehesas nacionales de Mondoñedo eran las siguientes: 1)- Otero, en Otero, de 6 ferrados y 178 robles. 2)- Cesuras, en Cesuras, de 8 fanegas. 3)- Ambroz, en Ambroz, de 14 fanegas y 359 robles. 4)- Trigas, en Trigas, de 18 fanegas y 350 robles. 5)- Ferreira, en Santa María Mayor, de 7 fanegas y 556 robles. 65)- Cota, en Lindín, de 2 fanegas y 160 robles. 7)- Barreira, en Argomoso, 48 robles. 8)- Paibeira, en Sasdónigas, de 6 ferrados y 200 robles. 9)- Carballeira, en Cima de Vila, de 3 fanegas. 10)- Camba, en Vilamor, de 8 fanegas. 11)- Ramido, en Viloalle, de 4 fanegas. 12)- Porto do Romeo, en Figueiras, de 7 ferrados y 200 robles. 13)- Corripa, en Masma, de 4 fanegas y 400 robles"

Y aquí tenemos, una vez más, A Toxiza, con sus parques eólicos y diferentes cumbres, que nos han servido de referencia para dirigirnos a Mondoñedo desde que entrábamos en su concello o, tal vez incluso, más atrás aún. Allí está el Castelo da Toxiza, descubierto en 1955. En un principio se pensaba serían dólmenes, pero luego se vio que era un enclave castrexo que llegaría a tener incluso una ocupación alto medieval

No obstante hay una cierta confusión sobre posibles enclaves fortificados en esas montañas, pues más seguro parece ser el de Os Castelos, investigado en sus tiempos por el profesor del Instituto de San Rosendo de Mondoñedo Francisco Mayán, con sus alumnos


Y allí está Marquide, bajo As Casas dos Mouros, sin duda otro delos abundantísimos enclaves castreños repartidos por todo este territorio, dentro de la ancestral costumbre de llamar mouro a todo lo pagano o precristiano, independientemente de su procedencia histórica, geográfica o cultural, sito en el lugar de Os Godillos y bajo el Monte Lourido. Enfrente hay otro castro galaico, el de Vilamor. Hemos de atender a lo que escribe Andrés García Doural de este enclave en su Miscelánea Mindoniensemencionando a José Villaamil y Castro
"Esas llamadas “casas”, como bien nos explica D. José Villaamil y Castro en 1876, no son otra cosa que tres recintos sin fosos, con unos parapetos, construidos rellenando con pared de cuatro metros de grueso, y de cal y canto, los huecos de entre peñasco y peñasco de los muchos rodados graníticos de que está sembrada aquella montuosa comarca, los cuales por si solos ofrecían segurísima defensa

También nos dice D. José que la disposición de los dos parapetos es muy semejante a los de Mestas (Masma) y de Monte D´arca (Mondoñedo), con cuya situación presenta este monte de Lourido una cierta, aunque no muy marcada analogía, por estar encomendada la defensa de la parte que mira al valle al escarpamiento natural del terreno

La circunstancia de aparecer en el lugar fragmentos de pizarra y pedazos de tejas, y de haberse empleado en los muros una consistente argamasa, impide remontar estas obras a época muy lejana. Otra circunstancia, no menos curiosa, que en ellos se observa, es la aparición de pedazos de carbón dentro de los muros: carbón quizás proveniente de las vigas colocadas en su interior o de hacer fuego para calentarse"

Siguiendo al mismo autor y a sus investigaciones, sabemos que este paraje fue campo de maniobras en épocas históricamente aún muy recientes:
"Por medio de la prensa mindoniense sabemos que años más tarde se celebraron unas maniobras militares en el entorno de “A casa dos mouros” de Marquide. El 14 y 15 de octubre de 1927, bajo la dirección del Gobernador militar de Lugo y del coronel del Regimiento de Infantería Zamora nº 8, llegaron importantes fuerzas a Mondoñedo. Los ejercicios consistían en oponerse a un posible desembarco entre Ribadeo, Foz, Vivero y el Barquero 
Los citados días, una pertinaz lluvia impidió realizar parte de los ejercicios programados, pero los jefes y oficiales se trasladaron en sus caballos hasta las posiciones en donde debieran realizarse (monte Do Castelo dos Mouros y Godillós), de los cuales levantaron croquis. El día 18 se preparó el terreno en los citados montes de Marquide, para situación de estacionamiento y defensa del sub-sector, que fue encomendado a un Batallón" 
 
Pasamos al lado de otra gran plantación de faba, tal y como se ve en el mes de septiembre, pasando del verano al otoño


A lo lejos, en los bosques ribereños sobre el Masma, recorta su silueta la iglesia parroquial de San André


La actual iglesia se hizo por disposición del obispo Sarmiento de Sotomayor en 1740, si bien la torre es obra añadida en el siglo XIX. Poco o nada ha quedado de su obra original medieval, salvo una pila bautismal del piedra


En su interior se conserva el retablo traído aquí, por orden del mismo obispo Sarmiento, desde el santuario de Os Remedios en Mondoñedo


Enfilamos así el valle del Masma caminando en dirección sur, con Lourido a la derecha, en medio A Toxiza y a la izquierda el Monte de Camba


Un somier hjace de portilla de la finca en la que hay un cabazo


Tierras de labrantío entre el camino y el Masma


A nuestra derecha fincas y frutales de O Vilar


Esplendoroso paisaje verde en la gran llanura del valle. A mediados del siglo XIX, el Diccionario de Madoz habla así de esta parroquia:
"MASMA (san Andrés De) 
feligresia  En la provincia  De Lugo (10 leg.), dióc, partido  Jud.  Y ayuntamiento  De Mondoñedo (1).  Sit.  á la der.  Del r. Masma, con buena ventilación y Clima templado y sano: comprende los I. de Afilan.  Arco, Braba, Brnulloo, Campo del Arco, Castro, Folíente, Lodeiro, Marquide, Padriñan, Pardiñeira, San Andrés, Seara, Souto y Vitar, que reúnen 112 Casas de labradores, sin contar la denominada Palacio Episcopal de buen aire con sus pintorescos jardines y huertas adyacentes para recreo del ob.  De Mondoñedo, en la estación calorosa: en el citado 1.  De Marquide existe un establecimiento que reúne con bastante independencia, una taberna, un mesón y una tenería.  La iglesia  Parr.  (San Andrés), es matriz de Sta.  María Magdalena de Coubueira; su curato de segundo ascenso y patronato real y ecl.; hay tres ermitas y uu cementerio que en nada perjudica á la salud pública.  El Term.  Confina por N. con San Esteban de Oirán y el citado anejo; por E. con Sta.  María de Villanueva de Lorenzana y Villamor; po.rS. con esta última, y por O. con Sta.  María de Viloalle y Coubueira; hay cuatro fuentes de buen agua, y le baña el mencionado r. Masma, que ligue en dirección del S. á NO.  á desaguar en Foz.  El Terreno es de primera y seguuda calidad; á las orillas del citado r. se encuentran olmos y alisos.  Los Caminos vecinales y poco cuidados, y el Correo se recibe de Mondoñedo.  Prod.: trigo, centeno, maiz.  Patatas, lino y vino flojo; cria ganado vacuno, lanar, cabrio y de cerda; se pescan truchas y anguilas, Ind.: la agrícola , 7 molinos harineros y 4 telares.  El Comercio consiste en la venta de algún ganado y el sobrante de sus cosechas, Pobl.: 113 vec, 410 almas  Contr.  Con su ayuntamiento  (V.)"

Atención: llegamos a una importante encrucijada


Seguimos de frente, todo recto


Dando vista a las casas de O Vilar, de frente tenemos dos caminos paralelos


Realmente es indistinto ir por el de arriba o por el de abajo, pues los dos van paralelos y vuelven a unirse unos metros más allá. Nosotros vamos ir por el de la izquierda, el más bajo


Es el que, más libre de setos, tal vez tenga una mejor vista de esta gran veiga del Masma


Ahora, un poco a la derecha de la iglesia, veremos en la distancia un edificio muy grande, O Pazo do Bo Aire o Palacio del Buen Aire, construido también por iniciativa del obispo Sarmiento de Sotomayor en finca adquirida en 1735, en el Campo de Iravedra, para construir una residencia de verano para él y sus sucesores


A lo lejos Guillade, de donde eran Juan dos Santos y Antonio de Balsa, miembros de una partida de ladrones y malhechores que allá por el año 1819, perpetraron diversos robos y homicidios por los concellos de Mondoñedo, Alfoz, O Valadouro y Viveiro, siendo presos y ejecutados en Mondoñedo el 22 de enero de 1822, mientras otros miembros de su partida sufrían diversas penas. Andres García Doural explica muchos pormenores de estos sucesos en su Crónica Negra de Vilamor:
"La primera vez que escuché hablar de estos lamentables sucesos fue hace ya unos años a un amigo que reside en la parroquia de Vilamor. Para mi era algo totalmente desconocido, pues no había leído nada acerca de ello ni escuchado comentario alguno. Hace pocas fechas consultando documentación del Archivo del Ayuntamiento de Mondoñedo tuve la fortuna de localizar información relacionada con estos sucesos, la cual quiero dar a conocer:
 Sesión del Ayuntamiento de Mondoñedo del 19 de enero de 1.820. 

“El Señor Alcalde Mayor Presidente (D. Francisco Noriega de Vada), manifestó a la ciudad testimonio de lo acordado por la Real Sala del crimen de este Reino, en diez del que rige, en vista de la representación del cura de San Andrés de Boimente, D. Domingo Antonio Pardiñas, encargándose por S. E. que las Justicias del Reino, bajo la multa de quinientos ducados, y otras providencias, celen sobre la aprensión de los ladrones y más delincuentes, formándoles causas conformes a derecho y dando puntual cuenta de ellas a aquella superioridad y en vista de ello S.S. acuerdan trate de cumplir religiosamente lo mandado por el Alcalde Mayor de esta ciudad y las Justicias del Partido, cada una en su Destrito, a cuyo fin se les pasaran las correspondientes órdenes, firmándolas el Sr. Regidor decano D. Pedro Vivero. 
Por último dió cuenta el Sr. Alcalde Mayor de la sentencia de la Real Sala del Crimen, imponiendo la pena de Justicia, a Juan dos Santos y a Antonio da Balsa, vecinos de Santa María de Vilamor, arrestados en la cárcel de esta ciudad y a otros darles azotes y presidio en África, con la posterior resolución de que con calidad de reintegro se le franqueasen por el Ayuntamiento todos los gastos precisos de cualesquiera fondos, indicando el mismo Señor Alcalde; era preciso que el mismo Ayuntamiento, hiciese un esfuerzo para que nada faltase, y visto por S.S.

También acuerdan facilitar al Sr. Alcalde Mayor todos cuantos auxilios necesite, y el dinero suficiente para los gastos con calidad de reintegro, buscando las alhajas precisas para ornamentar la Capilla, y todo lo necesario para que nada falte, pidiendo cuatro señores individuos de este Ayuntamiento para alivio de las Almas, de los dos que han de Subir al Suplicio, a lo que y a lo más que sea necesario, se prestan desde luego gustosos, sin perjuicio de acordar todo lo demás que se considere oportuno”

Y prosigue así el terrible relato...
"El detenido y sentenciado a muerte, llamado Antonio da Balsa, residía en una vivienda del lugar de Quinde-Guillade-Vilamor, cuya familia era conocida por el sobrenombre de “Os Patelos”. El 22 de enero de 1.820 es ajusticiado en Mondoñedo por mandato de S. M. y de la Real Audiencia de la Coruña. En la tarde del mismo día se le dió sepultura a su cadáver y al día siguiente se le hizo la función del entierro con bastante solemnidad y se le dijeron por su ánima cincuenta y dos misas rezadas, todo a cuenta de la limosna que dieron las almas piadosas del matrimonio. Esta vivienda se encuentra actualmente en ruinas y está cubierta totalmente por espesa vegetación. El otro reo, llamado Juan dos Santos, residía en un caserío del lugar de Pirlocho-Guillade-Vilamor. Fue ajusticiado en Mondoñedo el 22 de enero de 1.820 por mandato de S. M. y de la Audiencia de la Coruña. En la tarde del mismo día se le dió sepultura a su cadáver con las ceremonias correspondientes, al día siguiente se le hizo la función de entierro con bastante solemnidad y se le dijeron por sólo una vez cincuenta y tres misas rezadas, todo a cuenta de la limosna que dieron los piadosos del matrimonio. Firma las anotaciones de defunción D. Juan Francisco Murado"

Según le comenta además su informante a Doural, cuando los delincuentes regresaban a Vilamor, a veces con mucho ganado robado, tenían un sistema de señales de humo para comunicarse desde estos cuestos y colinas, además, varios delitos ocurrieron en estas mismas inmediaciones...
"También me comentó dos sucesos ocurridos con estos delincuentes en los alrededores de Mondoñedo: el primer suceso le ocurrió a “Pepe da Granda”, vecino de la cercana parroquia de San Andrés de Masma, al que asaltan en el lugar llamado Muradás, situado muy cerca de la iglesia parroquial, cuando venía de la feria de Viloalle y le ocasionan la muerte por disparo de arma de fuego. El segundo suceso le ocurrió al criado de la familia Colmenares, con vivienda y molino harinero en el lugar de Lodeiro (Masma). Cierto día el criado tuvo la desgracia de escuchar por casualidad una conversación a varios de estos delincuentes. Al percatarse éstos, lo tiran a la presa del molino de Colmenares, con dificultad consigue agarrarse a las raíces de un árbol y logra sobrevivir. Uno de los delincuentes exclama: ¡Hombre muerto no habla!. Otro día al remate de la misa, lo vuelven a amenazar de muerte. Ante el temor a que cumplieran su amenaza, el citado criado emigró a la República de Argentina"
Con las ruinas del Pazo de Bo Aire en lontananza seguimos caminando al lado de esta inmensa veiga del Masma en O Vilar, dirigiéndonos a Marquide


A nuestra izquierda cultivos, maizales en el mes de septiembre, más allá las fabas


A nuestra derecha va el otro camino, siempre paralelo, pero oculto por los loureiros o laureles y otros arbustos y matorrales...


Pronto empezamos una pequeña cuesta


Nos aguarda una corta pero buena cuesta...


Enlazamos con el otro camino y seguimos de frente


Todo recto hacia arriba


Es el camino a Marquide, que veíamos antes a lo lejos


Aquí terminamos de subir...


Enlazamos con otra pista más y vamos a la izquierda


Y, viendo arriba entre los árboles las casas de Marquide, llegamos a esta carretera local en medio de esta cerradísima curva. Nosotros vamos a ir a la izquierda, no subimos pues a Marquide sino que nos dirigimos al Pazo do Bo Aire


Y ahora empezamos a bajar...


A la izquierda volvemos a ver el Masma, de nuevo a nuestro lado...


Curva a la izquierda...


Y llegamos al puente, que nos disponemos a pasar


Es esta una verdadera ruta por los puentes del Masma... el río que quiso hacer navegable hasta Mondoñedo el obispo Sarmiento, quien tal vez soñaría con hacer aquí un muelle, al  pie de su palacio residencial episcopal, y el de sus sucesores


Es un puente de factura relativamente moderna, con barandillas a los lados...


El Masma forma, a nuestra derecha, una pequeña isla arbolada, que el río rodea...


De frente otra gran veiga...


En el puente, más marcas de la Variante Marítima...


A los lados del puente se observan trabajos de canalización, o contención, para evitar los estragos de las crecidas en esta planicie


Luego el otro brazo del Masma bordeando su isla...


Pasando al otro lado, volvemos a ver el Monte de Camba, testigo de tantos episodios de la historia de estos parajes..


Nada más pasdar el puente curva a la izquierda...


Y es que enfrente, más allá de aquella fraga de arbolado autóctono, están el pazo y la iglesia, junto a los que pasa esta ruta


Caminamos al lado de los árboles de la ribeira


Ahora curva a la derecha, junto a la torre eléctrica


Y comienza una nueva subida, apartándonos ahora del río


Primero un trecho recto entre los árboles de la cuesta...


Luego curva a la izquierda...


Vamos pronto llegando a lo alto del cueto en el que se asienten pazo e iglesia


Y aquí, en la cima, algunos pinos


Al fondo ya el Pazo do Bo Aire, oculto por un gran árbol a su entrada


Según nos acercamos vemos asomar parcialmente su pared sur, detrás del árbol


El Camino como tal sigue a la derecha, pero para ver bien la gran fachada norte blasonada podemos desviarnos un momento por el camino de la izquierda


Pasamos así por algunas dependencias palaciales anexas a su finca


Lo que parecen ser antiguos almacenes y entrada de mercancías, suministros, cuadras...


Y aquí podemos asomarnos a ver el gran pazo episcopal


Un somier hace las veces de improvisado cierre


Como hemos dicho, el obispo Monseñor Antonio Alejandro Sarmiento de Sotomayor, impulsor de numerosas obras en Mondoñedo, se ilusionó con este proyecto de residencia de verano para sí y sus sucesores en la mitra, allá por el año 1735


Esta el fachada norte, que hacía las veces de principal, con sus numerosas ventanas y balconadas, así como un frontón, siguiendo una estética de gusto arquitectónico italianizante. El arquitecto encargado fue Fray Lorenzo de Santa Teresa, del convento de Alcántara de Mondoñedo, quien llegó a hacer una conducción de agua desde el Monte de Camba para suministro del pazo, incluyendo en estos fuentes y estanques dentro de la finca amurallada, llegando en tiempos a ser calificada como "la mejor casa de recreo, por la comodidad y el gusto, que tienen los obispos de las dos castillas" por el canónigo Villaamil y Saavedra en Noticias de la santa iglesia de Mondoñedo. Dispuso en tiempos de una gran balconada de forja


El escudo episcopal de Sarmiento preside esta gran fachada 


Pero los gustos son efímeros, con el tiempo el gran palacio cayó en desuso, hasta que, en los años 60 del siglo XX, fue restaurado y cedido a los Maristas para usos educativos. Sin embargo el nuevo establecimiento nunca llegó a ocuparse por ellos


Un par de décadas después el Obispado de Mondoñedo firma un convenio con la Deputación de Lugo para ceder estas instalaciones, en este momento ya vencido, pero que en su momento permitió su uso por la asociación Le Patriarche para centro reinserción de toxicómanos, abriendo sus puertas como tal el 30 de junio de 1983, contando con 80 plazas, siendo la primera residencia de España de acogida y rehabilitación de menores y que recibía ayudas del Instituto Nacional de Empleo (INEM). Según escribe Fran Bouso en su artículo O pazo do Bo Aire, en coma, publicado en La Voz de Galicia el 6 de junio de 2017, ya habría, según decían los vecinos, residentes antes de esa fecha y además superarían el centenar


Según artículo de Ernesto Sánchez Pombo, en esta sede de Le Patriarche estaban acogidos todos los menores de edad que ingresaban en esta entidad por ser el centro con mejores instalaciones, contando entre sus métodos terapéuticos los largos paseos, tisanas, masajes, baños, trabajos manuales, llegando a haber hasta 130 chicos y chicas, entre ellos unos 45 entre los 14 y los 18 años


Un pavoroso incendio destruyó el pazo y este fue abandonado, llevando ya décadas de ruina y olvido, amenazando desplome inminente


Vista esta gran fachada, regresamos a la ruta


Retomamos pues el camino y seguimos nuestro periplo


Vamos a ver ahora su fachada oeste


Es de destacar que aquí estuvo ingresado el etarra P.M., jefe del comando Txarito desarticulado en junio de 1988. Pocos días antes de la detención de varios de sus miembros, el terrorista escapó de aquí y se integró en el comando Nafarroa, hasta que fue detenido en Francia a finales de 1990


No obstante, una de las personas más reseñadas por la prensa del momento fue Miguelito, el niño-heroinómano barcelonés, a quien dedicó un artículo Ernesto Sánchez Pombo en el periódico El País el 30 de marzo de 1984:
"Miguelito, el niño de 12 años adicto a la heroína desde los 10, ha terminado la difícil etapa de aventuras entre el Tribunal Tutelar de Menores y las calles del barrio barcelonés de La Mina. Ahora vive a orillas del río Masma, en un pequeño valle del municipio lucense de Mondoñedo, rodeado de campos y pinares en el palacio del Buen Aire, antaño residencia de obispos y que actualmente regenta la comunidad terapéutica del Patriarca, en la que están acogidos todos los menores de edad que ingresan en la asociación por ser el centro que cuenta con mejores instalaciones para su atención. Caminatas, tisanas, masajes, baños y un trabajo manual forman parte de la terapéutica que puede salvar a Miguel 
La llegada de Miguelito a Masma no ha supuesto en la vida de la comunidad ni en las tareas de recuperación de los ex toxicómanos ningún cambio que no sea el impuesto por las visitas casi constantes de periodistas, para los que tiene la única respuesta de que "estoy aquí por el accidente que tuve en la rodilla". Estas visitas han motivado un claro malestar no sólo entre los responsables del Patriarca, porque "no podemos hacer de él un pequeño héroe ni centrar nuestro trabajo de 14 años en un niño ni en un caso cuando hay otros muchos iguales", sino para él mismo, que no entiende muy bien todo el revuelo que se ha formado y se pregunta "¿qué me quiere esta gente?", a la vez que recuerda que "ayer un señor me hizo más de 100 fotos, no sé para qué" 
A media mañana del sábado Miguel Fernández Núñez, Miguelito para todos sus compañeros, llegó al palacio del Masma, en donde, y tras el obligado registro, fue recibido y saludado por los 130 jóvenes que comparten las instalaciones, de los cuales 45 tienen entre los 14 y 18 años. Tras serle mostrado el lugar en el que permanecerá en los próximos meses, jugó un partido de fútbol marcando cuatro goles. "No es que yo sea muy bueno", comentó sonriente con aspecto de niño simpático y vivaracho, "será que ellos son malos".

 El domingo por la mañana vio por primera vez un río y acudió a un monte próximo a cortar leña, ya que, según sus responsables, "llegó bastante bien y con un síndrome de abstinencia normal" 

Hasta la próxima semana Miguelito va a permanecer acompañado en todo momento, como establecen las reglas de la comunidad. Las tisanas para descontractar los músculos, las largas caminatas, los baños y masajes van a ocupar preferentemente el tiempo de esta nueva etapa de la vida del niño, del que todos coinciden en asegurar que "es bastante gracioso y muy simple y abierto. Se encuentra aquí como si estuviese desde siempre, y habla con nosotros como si nos conociese de toda la vida. Es muy abierto". Miguelito, que, quiérase o no, goza de las simpatías de todos los que viven en el palacio del Buen Aire, va a tener que elegir la próxima semana la labor que desea desempeñar dentro de la comunidad. Y ya casi lo ha hecho porque prefiere ir al taller de carpintería al tener que escoger entre éste, las labores de cultivo de los huertos o cuidar alguna de las tres vacas con que cuenta la asociación..."

Y así sigue el artículo,,, 

"Miguelito es un niño que no tuvo niñez", asegura el responsable de la comunidad lucense, el francés Étienne. "Y poco a poco tiene que coger confianza, aunque por su carácter abierto y cordial nos da la impresión de que lo hará antes que otros. Si nuestra única meta es apartarnos de la droga, tenemos que hacerlo ofreciendo algo, diversión y trabajo. Una organización es, precisamente, lo que nos ha faltado cuando estábamos en la calle. Aquí hay un orden establecido que suple el desorden anterior". 
Miguelito ha encontrado en Masma el afecto y la comprensión de sus compañeros. Aquí podrá aprender un oficio aunque "cuando sea mayor quiero ser cantante de rock o de bulerías, eso da igual, pero cantante", y seguir estudiando, porque "me gusta mucho leer, sobre todo comics, y de ellos El Víbora", pero por encima de todo tendrá que olvidar la heroína, en la que entró a los 10 años, y por el momento tendrá que olvidar también a su familia, a la que según afirmó, recuerda con frecuencia, y a Cataluña, que "me gusta más que esto aunque aquí no estoy mal". Seguidor del Barcelona, aunque no le agrade Maradona, y desconfíe de que el equipo catalán gane este año el Campeonato de Liga, "pero me da igual, porque quiero que la gane el que mejor juegue", Miguelito ha iniciado una nueva etapa de su vida, lejos de su padre, que permanece en la cárcel Modelo de Barcelona a la espera de juicio por tráfico de drogas, de sus hermanos, menores que él, y de su madre, a la que recordó mientras lo fotografiaban y tras recibir la promesa de que se le haría llegar una copia solicitando que "oye, pues mándame dos ¿no?, así le mando una a mi vieja".

En la portilla, los viejos escudos


La M indica que pueden ser antiguos escudos de los maristas... a quienes iba a estar destinado el pazo


Placa de Le Patriarche


Y así, seguimos adelante, todo recto


Al fondo una bifurcación


Santo André, cabeza de la parroquia de Masma: nosotros iremos a la derecha


Pero antes, a la izquierda, veremos la iglesia parroquial, fruto en su estado actual de las reformas del obispo Sarmiento en 1740 sobre un más antiguo templo medieval del que únicamente quedaría una pila bautismal de piedra, tal y como comentábamos viniendo hasta aquí por la veiga de O Vilar


Es de planta de cruz latina dividida en nave, crucero y altar mayor, además de dos sacristías a los lados del dicho altar mayor, aquí vino el antiguo retablo de la iglesia de Os Remedios, por orden del citado obispo Sarmiento, Hay otros retablos barrocos de los siglo XVII y XVIII con imágenes de Santa Lucía, San Antonio, San José y le Niño, San Lorenzo, San Gregorio Papa, San Isidro Labrador con bueyes, San José, San Ildefonso, San Juan Bautista y la Virgen del Carmen. En las inmediaciones hubo una capilla, dedicada a San Amaro


Vemos ahora también, a la izquierda de la iglesia, la parte sur del Pazo do Bo Aire, con su cerca


Dosa grandes cuerpos que recuerdan la arquitectura palacial de muchos pazos rurales de esta comarca


Y así en la bifurcación del camino de la iglesia tomamos el ramal de la derecha


Una senda asfaltada que baja un poco por esta ladera


Curva a la derecha en un recodo...


Y empezamos a subir


A la derecha los picos de Lourido y Marquide, allí arriba están As Casas dos Mouros, de las que antes hemos hablado... ¿y quien son esos mouros?, aportamos una definición de la Wiki Mitología Ibérica

"Los Mouros son criaturas de las mitologías del noroeste de la península, especialmente en la mitología Gallega. En ocasiones también se les denomina Moros (no tiene nada que ver con los musulmanes)

Los mouros son criaturas que físicamente son parecidos a los humanos, pero de mayor tamaño (en algunas fuentes incluso son gigantes), con la piel de color negra o terrosa debido a que viven en el subsuelo en guaridas y túneles bajo la tierra, donde se dedicaban a la minería (especialmente a la extracción del oro), metalurgia y orfebrería. Destacaba el hecho de que todos sus objetos estaban hechos de oro (cuchillos, arados, tijeras, etc). Esto hace que los Mouros sean un pueblo muy rico.

Aunque son un pueblo mágico, tenían una forma de vida muy parecida a los campesinos: Tienden la ropa, trabajan los campos, crían animales de granja (caballos, gallinas, vacas,….), beben vino (algo que les encanta), van a las ferias, etc…

Son un pueblo que hace muchos tratos con los mortales. Realizan con ellos negocios, intercambios o favores. A cambio de la ayuda del mortal, independientemente de la dificultad del trabajo, el Mouro siempre pagaba con oro, lo único que exige es que el mortal no se revele la procedencia del oro. De no cumplir su palabra, el oro se tranforma en carbón o en piedras, incluso en algunos relatos, el Mouro mata al mortal por incumplir su promesa. También poseían fama de guardianes de fabulosos tesoros, que constituyen el origen de la riqueza de varias familias.

Se les consideraba también los constructores de las mamoas (túmulos), castillos antiguos, castros, petroglifos, etc,… en general, de cualquier ruina de origen muy antiguo, que suelen ser entradas a su mundo subterraneo. Aunque no eran cristianos, también se les considera constructores de iglesias, además de bautizar a sus hijos y daban sepultura a sus muertos siguiendo ritos cristianos"


A sus pies A Pena Moura, otro topónimo de mitológicas resonancias, lugar de la parroquia de Viloalle, al otro lado del Masma. 

En la mitología gallega las mouras, también llamadas donas, son mujeres encantadas de gran belleza, que viven bajo tierra o bajo el agua, si bien salen a asolear el oro de sus tesoros junto a lugares tales como fuentes, ríos, castros, mámoas o túmulos, ruinas... así las define la Wikipedia:
"Son seres feéricosleucodermos, de cabello castaño y ojos azules. Lucen lujosos vestidos cubriendo ocasionalmente sus descalzos y bellos pies, llevan suelto su largo cabello y se adornan con maravillosas joyas. Sentándose a orillas de los manantiales o ríos, lavan, peinan sus dorados cabellos con peines de oro, mirándose en un áureo espejo y... aguardan"
Aguardan a que algún mortal las desencante, normalmente a un hombre al que seducen o con quien pretenden casarse, haciéndole pasar determinadas pruebas. Así lo explica, más extensamente, la Wiki Mitología Ibérica:
"En la mitología gallega, las mouras (también conocidas con diversos nombres como madamas, donas, encantos, hadas, etc.) son mujeres bellísimas de cabellera rubia (aunque tirando a rojizo), ojos azules, piel blanca y vestidas de blanco, que habitan en las fuentes, ríos, castros, mámoas y ruinas de antiguos monumentos, en donde guardan valiosísimos tesoros. Son seductoras y encantadoras, teniendo grandes cualidades para el baile y la composición e interpretación de canciones. Tienen la capacidad de adoptar formas diversas, pero ellas prefieren la de serpiente o culebra.
Se sientan a orillas de los manantiales, fuentes o ríos, donde lavan, tejen, hilan donde peinan sus largos cabellos con peines de oro. Prometen tesoros y grandes riquezas a quien rompa su hechizo.Les gusta aparecerse al lado de su morada en pleno día en esta forma (sobre todo el día de San Juán). Si un hombre las ve, es seducido por ellas, y la única forma de que ella también se enamore de este humano, es rompiendo el encantamiento que pesa sobre la moura, besándola o haciendo el ritual que ella le indique. Si logra romperlo, conseguirá desposar a la moura, ahora, roto el encanto, convertida en una hermosísima moza, y poseer el tesoro que esta guardaba. Todas las mouras tienen muchas riquezas, entonces el que se despose con ellas será rico y la buena suerte estará siempre con el.

Las Mouras, aunque comparten nombre y aparecen a veces como sus mujeres, son criaturas bien diferentes a los Mouros, tanto en el color de la piel y personalidad. Son realmente dos seres completamente distintos"

Llegamos a un cruce a la altura de unas fincas: seguimos de frente, todo recto...


Aquí se acaba el asfalto...

Hay unas flechas azules de la Variante Marítima

Subimos un poco...


Pero apenas dados unos pasos vamos a tomar un camino que baja a la derecha, adentrándose en la espesura


Hay un mojón de madera, de una ruta que recorre diversos pazos mindonienses, que en este tramo nos sirve de orientación


Van orientadas en sentido contrario al nuestro pero nos sirve para darnos cuenta de la ruta a seguir


Es un hermoso sendero por el bosque. No es de extrañar que nos salga alguna moura encantada


Flechas azules en alguna corteza de árboles confirmarán que vamos en buena dirección en este trayecto por el bosque


Un buen momento para recordar aquellos versos de Lendo lendas, digo versos de Antonio García Teijeiro y Antonio Reigosa, Namorado da Moura...
Louro o seu cabelo
Moza moi fermosa
Moura enfetizada,
colle a miña rosa.
Vives nun penedo.
Vives encantada. 
Laios polo ceo
rachan a luzada.
Rexeitas os magos.
Báñaste na lúa.
Levo no meu peto
unha ollada túa. 
Se me das a sella,
baixo ata o regato.
Meto nela estrelas
e un colar che fago. 
Co azul dos teus ollos
de doce mirada
racharei o encanto,
miña namorada! 
Sucaremos ceos
nun cabalo branco.
Non perdas a rosa.
Eu quérote tanto

Tal vez pudiese traducirse más o menos así...

Rubio su cabello
Moza muy hermosa.
Maga hechizada.
coge mi rosa
Vives en un peñasco.
Vives encantada.

Lamentos por el cielo
rasgan el alba
Rechazas los magos.
Te bañas bajo la luna.
 

Llevo en mi pecho
una mirada tuya.
Si me das el cántaro,
bajo hasta el riachuelo.
Meto en él estrellas
y un collar te hago
 

Con el azul de tus ojos
de dulce mirada
romperé el encanto
mi enamorada!
 

Surcaremos los cielos
en un caballo blanco.
No pierdas la rosa.
Yo te quiero tanto…


En esta parte ahora imperan nuevamente los eucaliptos


Y los altos helechos...


Pero también hay especies autóctonas...


El suelo se cubre de hojas...


La pista es sobradamente ancha y se pasa perfectamente bien


Hay marcadas algunas rodadas, sin duda de vehículos forestales en tiempo de talas


Algún rego cruza el camino para verter sus aguas al Masma


Bifurcación: iremos a la izquierda, subiendo un poco...


Veamos aquellas flechas en los troncos...


Ellas nos indican la buena dirección


Y así nos internamos en el frescor de la foresta


El Masma a nuestro lado nuevamente, ahora a la derecha, y unos metros más abajo


La pista es aquí de suelo de verde hierba...


Y sube un poco más...


Camino abierto en la misma falda del monte...


En la rocosa pared crece el musgo...


Y se forma una verdadera muralla vegetal


Una preciosa sensación selvática y montaraz


Y así continuamos todo este buen trecho


Llegaremos a una bifurcación


Seguiremos de frente, ahora cuesta abajo...


Flechas, algo borradas ya, en las piedras del suelo...


Y sigue el descenso hacia la orilla...


Delgados troncos de árboles jóvenes...


Al acercarnos a la orilla tiende a haber más predominio del boscaje autóctono


Final de la bajada...


Y ya al lado del Masma, caminando mismamente por su arbolada orilla


Los árboles nos hacen recordar a esta poesía de Álvarto Cunqueiro, Al otro lado:

Al otro lado me dijeron
los viejos se van convirtiendo en árboles
viejos también sin hojas en el lado del sol
aguardando sin saber qué, mudos.

Pero súbitamente un árbol cualquiera
siente subir dentro de él la savia de un sueño
al borde de la muerte ya, pero todavía
tibio como la leche de la madre.

El sueño va subiendo por las venas del árbol
una vida entera que pasa
hasta hacerse pájaro en una rama
un pájaro que recuerda, canta y se marcha
poco antes de que todos los árboles mueran.

Si yo me hago árbol viejo al otro lado del río
y me toca ser el árbol que recuerda y sueña
puedes estar bien segura que soñaré contigo

con tus ojos grises como el alba
y con tu sonrisa
con la cual se vistieron los labios de los rosales
en los días mas felices


Y cómo no, aquella dedicada al ruiseñor del bosque dentro de la Cantiga nova que se chama riveira:
Quita a pucha, amigo
que xa o reiseñor
vai cantando no bosque
ferido de amor.

vai cantando no bosque:
¿quén tal vivirá?
As bágoas que verque
mollan o seu cantar.

Quita a monteira, amigo
que xa o resieñor
dixo: qué cedo á lúa!
ferido de amor

Mágicos parajes de ensueño, de cuento de mouras... no nos r4esistimos a incluir aquí a Rosalía de Castro, con la naturalezas siempre tan presentes en su poesía...

Pero tú, sacra encina del celta,
y tú, roble de ramas añosas,
sois más bellos con vuestro follaje
que si mayo las cumbres festona
salpicadas de fresco rocío
donde quiebra sus rayos la aurora,
y convierte los sotos profundos
en mansión de gloria.

En este rincón, saliendo ya a un prado, el sol se filtra su luz entre hojas y ramas formando una aureola verde y encantadora


El Masma, siempre a nuestro lado...


Castiñeiros y un gran prado. Ahora rememoramos aquellas reflexiones de Álvaro Cunqueiro sobre El Paisaje en la concepción poética, de Paisaxe e Cultura (1955) de varios autores, y que recuperamos en Las siete vidas de Álvaro Cunqueiro de Ana-Sofía Pérez-Bustamante Mourier:
"En uno de mis maestros, Charles Péguy, he aprendido a contemplar la tierra, la tierra paterna, como algo que ha de ser medido por el hombre: la cantidad de tierra temporal, que es la misma que la tierra espiritual y que la tierra intelectual. (...) Si yo me pregunto por el influjo del paisaje en la concepción poética del hombre gallego, habré de referirme especialmente a la rueda de los trabajos agrícolas, (...) los matices numerosos, las expresivas variantes de las estaciones. (...) El paisaje es el contorno, el campo donde el humano destino acontece. Este contorno se llena de significación en la medida que lo rozan y lo hieren la peripecia y el reconocimiento, y puesto que el contorno es un límite tanto como una riqueza, el hombre puede insertar tan profundamente en él su fábula y sus signos, que vengamos a conocer -y a conceder- un paisaje como un estado de ánimo, como una pereza o como una pasión, como una melancolía o como una rápida llama. Pero quien conoce y concede es el hombre. El hombre gallego (...) Tanto conoce y concede que le parece ver Galicia no como una raza o una patria, una comunidad o un hogar, sino como una persona. (...) La lengua que lo exprese ha de vivir en él, insistir en él, reflejarlo todavía más profunda y verazmente que la pintura. Yo creo que nuestra buena, clara y antigua lengua gallega, puede decir y dice el paisaje gallego, lo ilumina y lo trasciende, y los poetas gallegos tenemos en ella el instrumento natural y confeso"

Pisamos la hojarasca, que marca el son de nuestros pasos por el ribereño bosque gallego


Y, caminando por estas frondosidades, cómo no deleitarnos con un pasaje del cunqueiriano libro Las Mocedades de Ulises:
"El camino iba por entre un bosque largo rato (...) [Ulises] Pisaba la mañana del bosque, pura y rumorosa. Pisaba una gran infancia terrenal y libre, sobre la que bajaban, desde el alegre sol verdes coronas de ramas. (...) Saludaba en su corazón el orden matinal del mundo. Pocas cosas existen en las que el hombre se reconozca tan libre, rico y fabulante como en un viaje en la mañana, en el tiempo nuevo, a través de un bosque. Y si se oyen aquí y allá fuentes ocultas y una canción lejana de un leñador, entonces los portadores de soledades, por adustos que sean, sienten en los labios mecer una sonrisa, y adivinan que en el principio de los tiempos fueron el bosque y un vago pasajero haciendo senderos entre los claros"

El murmullo de la corriente es la banda sonora de estos nuestros pensamientos cuando vamos camino de Viloalle, de la que nos separa el Masma...


De frente, cada vez tenemos más cerca los picos de la Serra da Toxiza, sobre Viloalle


Precioso túnel vegetal


Pasamos una torre da luz...


Aquí las aguas son tan cristalinas que se ve claramente el fondo...


Los árboles se reflejan como un espejo...


Tal vez por esta zona oigamos ya algún coche pasar...


Y es que ya estamos a la vista del puente de la carretera LU-160 sobre el Masma...


Subiendo a la carretera vemos un poco más allá los arcos del puente antiguo, A Ponte de Viloalle, también llamado da Pena Moura, del que vemos alguno de sus arcos


Andrés García Doural en la  Crónica negra de Viloalle de su Miscelánea Mindoniense, relata el tirote allí acontecido, por motivos políticos, el 8 de septiembre de 1931 a medianoche, en el que se vieron implicados varios vecinos y, por fortuna sin víctimas, fue reseñado en prensa, en concreto en El Progreso, dos días más tarde 


Llegamos así al extremo del puente nuevo y acabamos esta corta cuesta...


Llegamos a la carretera, al fondo Os Castelos, donde estaría el a veces mal llamado Castelo da Toxiza


Y aquí, con mucho cuidado, nos disponemos a cruzar la carretera. Varias flechas azules nos lo indican así...


Hay mucha visibilidad, pero el tráfico pasa veloz por esta buena carretera, así que máxima precaución


De frente es la zona de A Casa do Rego y A Pena do Carro, bajo As Casas dos Mouros, ya reseñadas por nosotros varias veces


Al cruzar, podremos ver el puente


Seamos eso sí muy precavidos pues no hay arcén. Sino veámoslo desde el otro lado, al pasar allá


A Ponte de Viloalle, también llamada A Ponte de Pedra, A Ponte Vella, o A Ponte de Pena Moura, por estar enfrente de esta aldea, presenta tres arcos, el del medio es ojival, plenamente gótico; los de los lados son de medio punto. Hubo de ser reparado con derrama popular en un momento difícil para Mondoñedo, justo al empezar el siglo XVII, años de penuria tras la peste de 1598, cuando ya habían acabado los momentos de esplendor del s. XVI con sus magnas obras. Tanto es así, que el cabildo catedralicio que, si bien estaba exento de tributos, sisas, alcabalas, solía aportar siempre algo para estas obras civiles, en esta ocasión se negó, prolongándose el periodo de aportación económica popular dos años, siendo preciso insistir en ello con dos cédulas reales


Los trabajos se encargan a Francisco de Castañeda, que por entonces estaba al cargo de las obras civiles de Mondoñedo en su mayor parte. No se sabe exactamente qué obras acometió, solo que había de "losar la dicha puente de cantería y açer los petriles", poner la cal y los vecinos que trabajarían aquí, con un presupuesto bastante modesto, de unos 600 euros. En Mondoñedo documental, fuentes para su estudio, tenemos transcripción de varios de los documentos que hacen mención a aquellas labores
25/06/1602:
"y ansy mesmo mandaron se pregone su alguna per / sona quisyese poner la puente de Byllaoalle parezca / ante la justizia y regimiento que se le admytyra la postura / y rematara en el presçio en que se rematare"
09/07/1602
"la dicha justizia e regimiento dixeron que por quanto abyan man / dado repartyr en byrtud de una real probisyon çinquenta / ducados tenyendo esperanza que su señoria y el canon dieran otros çinquenta / ducados que hera lo contenido en la dicha real provision y por que pusyeron / duda en contribuyr los dichos çinquenta ducados por desir no estar obligados / dixeron se repartiesen los dichos çinquenta ducados enteramente en esta / çiudad y su felegresia y se mombraron por repatidores al regidor Pero Gonzales / de Carballal y Tome de Represas e a Pedro Ares de Ribadeo y a qualquiera / dellos y por quanto la dicha real provision benya para que se reparasen las / puentes de Vyllaoalle juntamente con la fuente dixeron que / para en cunplimyento de la dicha real provision se yziesen las deligençias / nesçesarias para que se fuese por otra provision para azer otro repart / timyento" 
22/06/1603

"en este consystorio la dicha justizia e regimiento man / daron atento que abyan ydo a ver la puente de Byllaoalle / abyan echado de ver que sy no se reparaba se bendria / a caer por donde se causaria muy grande dano y para / que se repare mandaron que se abra a puxa para / que se remate en el menor postor para que se repare / y se agan las deligençias neçesarias" 

17/05/1604

"ansy mesmo mandaron que de los maravedis que se repar / tieron en bertud de la real provision para la puente / de Villaoalle se acuda a (Francisco de ) Castañeda con seys / çientos reales y el dicho Castañeda aya de poner // la cal el dicho Castañeda y los carretos los an de po / ner los vezinos de Byllaoalle Byllamor y Santo Andres / y los mas contenidos en el repartimiento y esto preçediendo las / condiciones que se remitieron al licenciado Vasco Martinez de Prabeo / que hes se a de losar la dicha puente de canteria y açer / los petriles y el dicho Castañeda ay quedo de lo cun / plyr y açer y lo firmo de su nombre y se le page / en terçias partes estos maravedis digo que lo firmo / por el y a su ruego el dicho Jacome Rodrigues para ello de su nombre"


Javier Gómez de Arriba, Técnico de catalogación en la Delegación de Patrimonio de la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol, le dedica un extenso estudio, El puente de Viloalle, en su trabajo De piedra, arcos y agua. La construcción de puentes en el noroeste de Galicia durante la Edad Moderna, que aquí compartimos:
"El puente de Viloalle se ubica en la parroquia mindoniense de Santa María de Viloalle, a 5 km del núcleo urbano de Mondoñedo. Durante la Edad Moderna su cuidado fue competencia del Ayuntamiento mindoniense. Dada la importancia de su emplazamiento, su superior tamaño respecto a los puentes de la capital, y el mayor caudal del río Masma que lo atraviesa, supuso siempre una gran preocupación para el Consistorio, pues su atención requería de un notable gasto que constreñía a unas arcas municipales de por sí maltrechas. Por él transcurría el Camino Real que se dirigía desde Mondoñedo hacia lo que en tiempos modernos se conocía como el Valle de Oro, así como a la villa costera de Viveiro y a otras localidades “marinas circunbeçinas”. Constituía en definitiva un paso de primerísima importancia en una de las arterias más transitadas de toda la Mariña Lucense, que unía la ciudad episcopal con buena parte del litoral Cantábrico circunscrito a su provincia. La primera noticia que conocemos del puente data de 1546. Por aquel entonces, a diferencia de los de la capital diocesana, estaba construido en piedra. Pero tenía un gran defecto, y es que carecía de la altura suficiente como para soportar ciertas riadas, de ahí que en ocasiones acabase cubierto por las aguas. Esta referencia, sumada a las múltiples noticias de los siglos XVII y XVIII que se conservan sobre el mismo y que presentaremos en los siguientes párrafos, nos lleva a concluir que el actual puente de Viloalle hubo de construirse entre 1546-1594, y que a partir de entonces solo se habrían operado en él distintos arreglos a fin de garantizar su sostenibilidad."

Pocos años después, en los albores del siglo XVII, A Ponte de Viloalle tuvo una remodelación parcial aunque de cierta importancia:
"El 2 de octubre de 1601 el Ayuntamiento aprobó que en los días de mercado y fiesta se pregonase si algún oficial de cantería quería tomar a su cargo el arreglo del mismo, que se remataría en la inmediata festividad de San Lucas en quien lo pusiese en menor cuantía. Quizá la falta de caudales por parte del Concejo o el hecho de que nadie acudiese a interesarse por la obra –suceso que ocurría con cierta frecuencia–, provocaron que esta se pospusiese hasta el verano de 1602. Entonces, gracias a una Real Provisión, el Ayuntamiento dispuso de 100 ducados que podría emplear tanto  en su reparo como en el de la Fuente Vieja, esto es, el único surtidor monumental con que contaba la ciudad. La restauración del “puente de piedra” la proyectó y dirigió el citado Francisco de Castañeda, un maestro cantero procedente de Trasmiera muy activo entonces en la provincia de Mondoñedo. En mayo de 1603 el Consistorio trató con él la redacción de las condiciones de la obra, y al mes siguiente acordó abrir las subsiguientes pujas. De todos modos hubo que esperar a mayo de 1604 para que Castañeda recibiese los primeros pagos concernientes al acarreo de materiales. A su transporte contribuyeron los feligreses de Viloalle, una regla generalizada en este tipo de obras, como también el que se iniciasen en los meses en que finalizaba la primavera y daba comienzo el verano, pues la climatología facilitaba que el avance de las mismas resultase más llevadero y eficaz. En marzo de 1605 ya debía estar terminado el “edefyçio de la dicha puente”, y tan solo quedaba por finiquitar el pago concertado con Castañeda, quien, recordemos, en 1604 también había dirigido y/o tasado la reparación del puente de San Lázaro."

No hay más noticias documentadas de este puente hasta 1635, cuando Mondoñedo sufrió una fuerte inundación:
" En el mes de abril, el Ayuntamiento, el obispo, y el oidor real, comprobaron el estado en que habían quedado los tres principales puentes públicos de la urbe, cuya inoperancia perjudicaba con “gran dano” y “poco comerçio” a la misma. El Consistorio decidió acudir a la Real Audiencia y al Real Consejo para solicitar provisiones con que financiar su restauración. Pidió 3000 ducados pero recibió 150, es decir, tan solo la vigésima parte de lo demandado. Dicha cantidad se depositó íntegramente en el arreglo del puente de Viloalle, licitado mediante cédulas dispuestas en villas y ciudades como Viveiro, Ribadeo o Lugo. Las cláusulas de esta reparación las redactó el arquitecto cántabro Diego Ibáñez Pacheco entre mayo y junio de 1635; y el 9 de julio se le remataron a Pedro de Palacios en los 150 ducados sobredichos. Este maestro cantero, vecino precisamente de Viloalle, habría de tapar con grandes sillares toda la luz del primer arco según se viene de Mondoñedo. Lo haría de forma provisional, a fin de que la caudalosa corriente del agua no le impidiese acometer la reparación propiamente dicha, que tendría lugar en el pilar que dividía dicho arco del segundo, así como en su correspondiente tajamar. Estas partes las tendría que deshacer y asentar de nuevo. Eliminaría además los árboles nacidos en los “cortamares”, así como las raíces de las hiedras que revestían la cantería del edificio. También lo pavimentaría con losas y aumentaría el tamaño de la calzada hacia Mondoñedo, empedrándola con guijarros. Tendría que tener todo listo como muy tarde para noviembre, enmendando antes que nada el mencionado pilar por la urgencia que entrañaba.

Lo cierto es que Diego Ibáñez Pacheco se convirtió en un especialista en la construcción y reparación de puentes, de ahí que se le contratasen tantos, y que, por no dar abasto con todos, los subcontratase a otros arquitectos y maestros canteros. En 1631 le traspasó a Miguel Arias da Barreira la mitad de la reedificación del de Galiñeiros, que aún hoy comunica las feligresías de San Pedro de Arxemil y San Miguel de Pedrafita (O Corgo, Lugo), mientras que la otra mitad se la asignó a Domingo Vázquez, un maestro de cantería avecindado en Villafranca del Bierzo. En 1649 Ibáñez Pacheco también asumió la reparación del puente de Neira de Rei (Baralla, Lugo), o el de Portomarín, y asimismo se repartió su edificación con otros maestros, entre los cuales se hallaban el propio Miguel Arias, Antonio Rodríguez Maseda o Francisco López Rosillo. Por su parte, Pedro de Palacios también debió especializarse en este tipo de obras, pues así lo acredita el currículum que le conocemos, y el hecho de que en 1645 los vecinos de las feligresías de Conforto, Vilameá y Vilaoudriz (A Pontoneva, Lugo), le reclamasen en calidad de “maestro y sobrestante de obras y puentes”. Querían que acudiese al río Eo a ver el deficiente estado en que se hallaba el Puente Nuevo y sus cuatro pilares, dado que en los últimos años había sufrido todo tipo de reparos inútiles, entre ellos los del cantero mindoniense Juan Rodríguez.

Pese a su experiencia en este tipo de obras, Palacios no salió bien parado en la de Viloalle, pues el 7 de octubre de 1641 el Ayuntamiento se concertó con él para que reedificase el pilar que precisamente había reparado “seis o siete anos” antes. Dicho “estriuo” se hallaba entonces “desmoronado” y con riesgo de arruinarse aún más con las “crecientes del agua en el inbierno”, lo que motivó que el Consistorio estableciese con él un pleito por entender que la obra “hauia quedado falssa y no se auia echo conforme a las condiciones contenidas en la escritura del concierto”. Para asegurarse de ello, el Concejo había llamado a otros maestros a fin de que examinasen el estado del puente, pero como respondieron “indecissamente” prefirió convenirse nuevamente con Palacios en su arreglo. El maestro cobraría 20 ducados. Pondría la cantería a su costa y habría de terminarlo en el presente mes de octubre.

Pero ni por esas se consiguió dar la debida firmeza al pilar. El 1 de octubre de 1653 el Ayuntamiento ordenó arreglarlo dada la proximidad del invierno. Veinte días más tarde algunos regidores comprobaron su estado junto con Antonio Rodríguez Maseda. Este les indicó que convenía restaurarlo cuando la corriente del río bajase con menor fuerza que en aquel otoño. Mientras tanto, como medida cautelar, debía retirarse parte de la arena que lo circundaba para que el caudal atravesase los arcos con mayor fluidez. A finales de junio del año siguiente el Concejo hizo llamar a oficiales para que reparasen “por ahora” un “guardamar” que se había “desmoronado”. Y finalmente el 3 de julio de 1654 compareció en el Consistorio el maestro cantero Pedro Díaz de Noriega, vecino de San Vicente de la Barquera, con quien se trató remediar dicho tajamar y el “agujero que esta en el pie del pilar de dicha puente”. El cántabro se comprometió a tener todo acabado para el inmediato 15 de agosto a cambio de 350 reales. El día 31 el Concejo acudió a comprobar el estado en que había quedado, y lo halló bien salvo por “algunos oyos”, los cuales convendría subsanar antes de que se hundiesen más. También creyó conveniente reparar su segundo tajamar."

Llegamos así hasta junio de 1657, cuando el consistorio trató el problema del goteo que se producía en una de sus bóvedas. Dos años y pico después, a 1 de octubre de 1659, se señala que esto había provocado algunas aperturas en los arcos:
"Así que aprobaron visitarlo en compañía de un maestro de cantería que se encargase de recomponerlo. Este debió ser Alonso Gutiérrez, pues pasados dos días se advirtió que también era menester enmendar el “poyal” de la entrada que se hallaba “caydo casi del todo”, y se ajustó con él la reforma en 300 reales. Dos décadas más tarde, en julio de 1679, el alcalde mayor manifestó que el puente debía restaurarse de nuevo. Justo cinco años después el Ayuntamiento acordó mejorar su calzada. Y el 18 de septiembre de 1686 determinó llamar a Antonio Rodríguez Maseda para que examinase su estado y se ajustasen con él los reparos que precisaba. Pasados tres meses Antonio hizo testamento. Declaró que el Concejo le debía 500 reales de las obras que dirigía en el puente, y que en consecuencia estaba adeudando ciertas partidas a los oficiales que le asistían.

En julio de 1699 el Consistorio volvió a expresar que el puente necesitaba de una restauración. Entre septiembre y octubre de aquel año se enmendó por enésima vez la parte inferior de su primer arco según se viene de Mondoñedo. En esta ocasión el arreglo lo llevó a cabo el maestro local Miguel Rico de Sacido, quien había hecho postura de la obra en 460 reales, 25 más que los licitados por su colega Esteban González. Ahora bien, Miguel aseguró que su remedio tendría una durabilidad de unos 10 años. Curiosamente, el 28 de diciembre de 1702, el Concejo lo inspeccionó junto con el maestro Alonso Rico, padre de Miguel, y este dictaminó que ya entonces amenazaba ruina. La mala praxis de su hijo aquí precedió a la ya analizada en el puente de San Lázaro en 1710."

El arquitecto José Martínez Celis efectuó un análisis pericial del puente en agosto de 1744 a petición del Concello, dado el desastroso aspecto que presentaba por entonces:
"A este vecino de Vilanova de Lourenzá lo tenían en Mondoñedo por “el mejor maesttro de fabrica de puentes y otras ôbras de arquitetura de piedra que ay en esta probinzia”. Ignoramos si dicho personaje era el José Martínez que solía firmar como Celiz o Zeliz y que por aquel entonces tendría 64 años; o si, en realidad, era su hijo homónimo, que desde mediados de siglo comenzó a trabajar en la ciudad de A Coruña y su entorno. Fuese quien fuese, el arquitecto tasó la restauración en 4500 reales de vellón. El Consistorio ordenó acometerla en lo que quedaba de agosto y el inmediato mes de septiembre, pues era la época del año en que corría menos agua, y le encomendó al procurador general que buscase artífices que quisiesen llevarla a cabo. Pero esta no se hizo entonces. Con lo cual, en otoño de 1749 el arquitecto José Vidal reconoció nuevamente su estado. Este personaje se había trasladado desde A Coruña a instancias del intendente general del Reino de Galicia para comprobar la situación de diversos puentes, caminos y pasos de la provincia de Mondoñedo. Declaró que el de Viloalle contaba con tres arcos y que su estado era bueno a excepción de los “cortamares y estriuos que estan ârruinados”. Manifestó también que era muy necesario reedificarlos lo antes posible y que su coste rondaría los 2500 reales. En todo caso lejos de los 6000 que valdría hacerlo ex novo en caso de que se arruinase por completo. Aun así no debió repararse en aquel tiempo, pues en marzo de 1756 el Ayuntamiento advirtió que podría venirse abajo tras un nuevo reconocimiento hecho en esta ocasión por el maestro Pedro Estévez y Barros. Justo un año después se remató su arreglo en Esteban Fernández Villanueva por 3000 reales, quien ya tenía la obra finalizada en junio. Ahora bien, dicho maestro no intervino en el arco mayor, que a inicios de 1761 presentaba tales daños que, de no enmendarse con prontitud, pondrían en riesgo la estructura del edificio hasta el extremo de desmoronarse. Al menos esta fue la sentencia que dieron los maestros Bartolomé Ramos y José Carballeda, a quienes se les contrató su composición por tan solo 400 reales. Precisamente el propio Carballeda intervino por el doble en una de las cepas de dicho arco en septiembre de 1763, la cual se había deteriorado por culpa de las últimas riadas. Apenas transcurridos dos años y a decir del maestro Fausto García, el arco menor que se encaminaba hacia Mondoñedo presentaba un grave riesgo de venirse abajo. Sus colegas Pedro Estévez y Barros y Luis Fernández Bouso presupuestaron su arreglo en 2300 reales, y la obra se remató en el maestro José Ramos por 1900.
Las obras acometidas entonces en el puente de Viloalle no han de confundirse con la subasta del puente de A Recadieira, ganada por Bartolomé Ramos el 29 de junio de 1764. Esta estructura se inscribía entonces en términos de la parroquia de Santa María de Viloalle –hoy lo hace en la de Nosa Señora de Os Remedios–, y lo contrató Ramos por 6700 reales luego de bajar en 300 la postura inicial de Pedro Estévez. Se hizo de un único arco. Su diseño pudo deberse al ingeniero militar Martín Gabriel. De ser así, lo habría proyectado en el verano de 1762 a raíz de una fortísima inundación que sufrió Mondoñedo en el año anterior. Fuese o no el tracista, la idea de llevarlo a cabo, así como la de arreglar uno de los tajamares de su homólogo del Pasatiempo, o la de realizar las obras del camino de Lindín, sí se debieron a dicho ingeniero. Todas estas actuaciones se las adjudicó el citado Bartolomé, quien bajo su mando contó con una nutrida compañía de oficiales avecindados en el curato de Mondoñedo, caso de Nicolás Polo, Salvador de Otero, Fausto García, José y Juan Antonio Ramos, Luis Fernández Bouso, Juan Albariño o Juan Prieto. Deberían concluir la flamante pasarela para octubre de 1764.

De todo lo dicho hasta ahora se desprende que el puente de Viloalle experimentó numerosas reformas a lo largo de los siglos XVII y XVIII. Fundamentalmente en su primer pilar si se viene de Mondoñedo y en los tajamares adyacentes a este. Tantas intervenciones justifican que su trazado no sea axialmente rectilíneo, sino sinuoso de principio a fin. A dichas composiciones también se debe el desigual formato de los arcos. El hecho de que en 1546 un cantero asegurase que la rasante del puente quedaba sumergida bajo las aguas cada vez que se producía una avenida, sumado a que no hemos hallado ninguna noticia acerca de una reedificación total del mismo, sino simplemente arreglos de mayor o menor importancia; y por último a que el arco central y el de salida, pese a sus reformas, tienden a un ligero apuntamiento, nos induce a pensar que pudo haberse construido ex novo en una fecha incierta pero concerniente a los años 1546-1594. A partir de ahí es posible que se efectuasen las continuas reparaciones documentadas. Su calzada mide aproximadamente unos 80 m de largo y el edificio se compone de grandes sillares graníticos. Los pretiles son más recientes, aunque por lo general no tanto como los añadidos en 2017, bien diferenciables porque su tono contrasta con la pátina adquirida por el resto de la obra con el transcurso de los años. El segundo pilar apenas conserva nada de sus tajamares. Todo lo contrario sucede con el primero, pues lo flanquean a ambos lados. El gran tamaño que presentan denota que su principal función fue la de servir de estribo al propio pilar. No en vano este constituyó durante toda la Época Moderna la zona más frágil e intervenida del edificio."



Y así, por este histórico puente, ahora cerrado al paso de vehículos, entramos en Viloalle, donde el Masma empieza a ser conocido por este nombre, justo al norte de la ciudad de Mondoñedo, tras la unión de los ríos Tronceda y Valiñadares





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