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sábado, 3 de septiembre de 2016

MAARIZ Y SAN VICENTE DE TRIGÁS: EL VALLE DEL VALIÑADARES, EL REINO DE BRÍA Y LAS LEYENDAS DEL REI CINTOLO (MONDOÑEDO, GALICIA)

Maariz desde el Camino
As Barbeitas, subiendo de Mondoñedo a Maariz

Siguiendo el ahora denominado camino complementario pero que durante bastantes años era el único señalizado con los símbolos oficiales xacobeos, salimos del casco urbano de Mondoñedo desde A Fonte Vella por la rúa Rigueira y el barrio de Río de Sisto, y tomamos, ya en la campiña mindoniense, el camino que sube a Maariz por As Barbeitas, lugar rural que tuvo también un pasado minero

Entre finales del siglo XIX y principios del XX existieron en Barbeitas minas de hierro, cobre y plomo. Ya en 1896 el producto, presentado en la Exposición Regional de Lugo por el propietario de la mina Nueva Granada, el abogado mindoniense Ramón Posada Villapol, ganó una medalla por su calidad. Otra de las minas era llamada El Encuentro, y de aquellos años el investigador Andrés García Doural ha localizado diversa documentación relativa a estas explotaciones, se supone que antes de la segunda centuria del siglo XX


En aquella época, con el descubrimiento de las minas de Viloudriz en A Pontenova, nos explica este autor en su Miscelánea Mindoniense que se desató una verdadera fiebre de búsqueda de hierro y cobre en toda la comarca

Durante años existía la costumbre de meterse en las galerías, As Covas de Barbeitas, incluso los niños. A consecuencia de producirse varios accidentes, uno de ellos mortal, y de ser un peligro también para los animales, la Xunta de Galicia decidió tapiar las más peligrosas, otras fueron cerradas por los propios propietarios de los terrenos y otras cegadas con la concentración parcelaria


En AS Barbeitas hubo además una histórica fuente, de la que bien escribe también García Doural
"En una hondonada que hace el terreno entre los lugares de Sanguiñedo y S. Cayetano de la antigua Rilleira de Trigás de Mondoñedo, poblada de elevados castaños, eucaliptus y laureles, brota un buen manantial. En ese lugar se levantaron unos pequeños muros de piedra, uno de ellos con una repisa, para depositar los cubos y sellas de madera y al mismo tiempo sujetar el terreno. Se colocó un caño de hierro de considerable capacidad y un rectangular pilón de cantería para abrevar el ganado. 
Ante las numerosas quejas efectuadas por los vecinos de los barrios de S. Cayetano y Barbeitas, que hacían uso de la fuente pública allí existente, el Alcalde de Mondoñedo D. Eugenio de Silva dirige el 19 de junio de 1865 un escrito a Ramón López, alcalde del barrio que dice:” El agente municipal hará saber al alcalde de barrio de Barbeitas que prevenga a todos los vecinos del mismo no lavar pescado ni otros comestibles, verduras o legumbres en la fuente de S. Cayetano ni en la pila que allí hay para abrevadero del ganado, apercibiéndolos, que el infractor será multado con dos reales en papel y doble en caso de reincidencia. El mismo alcalde de barrio vigilará la observancia dando parte de cualquier contravención, de que se le hace responsable y firmará a continuación de esta orden de quedar enterado”. 
Con el transcurso del tiempo, al viejo pilón de cantería para abrevar el ganado le fue añadido otro más, también de forma rectangular, construido de ladrillo y cemento, con cuatro grandes piedras para lavar ropa a mano. Con la despoblación de los lugares más próximos, con el abandono de las tierras de cultivo, con la llegada del agua a los domicilios, este abundante manantial se halla muy descuidado e incluso resulta desconocido para la mayoría de los transeúntes del camino alternativo del Camino Norte de Santiago o de los vecinos que lo hacen, con motivo de esparcimiento por la carretera local que pasa por sus inmediaciones. 
Opinamos que sería oportuno limpiar el manantial y su entorno e incluso colocar un pequeño cartel que diera cuenta de su situación a los peregrinos que transitan por sus inmediaciones"

La carretera hace aquí ahora una curva rampa arriba...


Y pasa junto al sembrado. Son campos de maíz, el cual crece en verano


Unos metros más de subida entre fincas y setos silvestres. Ahí vemos a la derecha el maíz crecido, o millo


Y, en As Barbeitas, llegamos a O Milladoiro, topónimo con el que se designa un lugar en el que los romeiros dejaban antaño piedras, según tradición, formando montículos


Y aquí viene el último repecho de toda esta larga cuesta desde la Praza da Catedral de Mondoñedo


Casa Pardo, en lo alto de O Milladoiro. Aquí estuvo el Cristo de Barbeitas, del que nos habla Andrés García Doural en Miscelánea Mindoniense


Bifurcación y a la derecha, pasando enfrente de la hornacina donde estuvo el citado Cristo, adosada a un pajar de la casa, hornacina que antaño estaba decorada, estando el antiguo Cristo crucificado protegido por una puerta de Cristal. Se iluminaba con lámpara de aceite que luego pasó a ser de luz eléctrica


Nos informa Doural que aquí se cruzaban varios caminos de carro y era lugar de paso para los difuntos de las aldeas y lugares que pertenecían a la parroquia de Santiago, la de la ciudad de Mondoñedo, cuyo templo se hallaba dentro de la misma catedral de la Asunción hasta que se construyó, un poco más allá la nueva parroquial de Santiago Igrexa Nova, consagrada en 1901, saliendo del templo catedralicio...
"Por este motivo, en su costado derecho fue construida una meseta de piedra, donde los sufridos porteadores depositaban el ataúd, para descansar y reponer fuerzas, antes de descender hasta la parroquial de Santiago y el sacerdote que acompañaba al difunto, aprovechaba para rezar un responso"

En este oratorio una inscripción informa que el obispo de Mondoñedo, el asturiano Manuel Fernández de Castro (nombrado en1889), concede cuarenta días de indulgencia a los fieles que aquí recen devotamente en este lugar a las imágenes que aquí había. 


Así nos la transcribe García Doural:
"Como bien nos dice una inscripción realizada en piedra caliza, colocada en su base, se remató el 2 de enero de 1903 y era su propietario D. Ramón Pardo. La inscripción también nos dice que: 
"El Ilustrísimo Sr. Obispo de Mondoñedo concede cuarenta días de indulgencia a los fieles que devotamente ante esta imagen rezaren V.G. el padrenuestro, el credo etc". 
Era obispo de Mondoñedo el adorado D. Manuel Fernández de Castro.

Al fallecer Feliciano Pardo, propietario de la hornacina, sus hijos deciden retirar el Santo Cristo de la misma y guardarlo en su domicilio. Las inclemencias meteorológicas y el abandono han hecho mella en la hornacina y posiblemente nunca más podremos contemplar el Santo Cristo colocado en el lugar"

Hornacinas similares a esta existen en otros oratorios del concello. Se trata de una de las muchas obras auspiciadas por los obispos en la ciudad y sus alrededores, pues tengamos presentes que hasta las reformas de 1833 tenían el título de Señores de Mondoñedo. Al lado del oratorio un cruceiro de piedra


Cruceiro que da vista ya a los montes de la otra vertiente, al otro lado del valle del Valiñadares


También aquí el mojón nos indica el camino


Y ya vamos dando vista al valle del Valiñadares, uno de los afluentes del Masma y que el obispo Sarmiento había querido hacer navegable hasta Mondoñedo desde su desembocadura en la Ría de Foz. De frente al otro lado del valle es el Monte da Arca (448 m), donde está A Medorra dos Mouros, un recinto castrexo de unos 300 metros de circunferencia en un espolón o saliente de la montaña, con triple parapeto de paredes gruesas que lo defienden en el lugar donde se une con ella, pues sus otros ángulos tienen la defensa natural del precipicio vertical. Hay señales de cabañas, llamadas casas por los naturales. La referencia a los mouros es general a todos los antiguos en las tradiciones gallegas y de todo el noroeste. Ya en el siglo XIX fue estudiado por el historiador José Villaamil y Castro, uno de los pioneros de la investigación arqueológica con criterios científicos

Más a nuestra izquierda vemos el viaducto de Lindín en la Autovía del Cantábrico


Bajo él desciende directamente a Mondoñedo el camino que ha entrado en Galicia desde Asturias por la Ría de Abres y Trabada, una de las dos rutas oficiales del Camino Norte en este sector. Hasta Lindín sube desde Val de Lourenzá. Por ahí baja el Rego das Abidueiras, afluente del Valiñadares y el camino se llama tradicionalmente A Calzada pues parece sigue, en buena medida pues hubo cambios al hacerlo carretera, el trazado de una calzada romana, buscando la línea recta pese a la pendiente. Fue camino antiguo de Asturias y Castilla y una de las principales vías de comunicación de Mondoñedo en tiempos pasados


La carretera por la que nosotros andamos hace aquí un poco de "montaña rusa", primero baja y después sube


Sigue así la sinuosa ladera de la montaña


Esta carretera es un verdadero mirador sobre este valle habitado desde la Prehistoria. El mismo Monte da Arca mantiene en su topónimo la memoria de los dólmenes de piedra, arcas, que constituían la cámara funeraria de los túmulos o mámoas


Abajo los caseríos de Valiñadares, también en la parroquia de Mondoñedo, y arriba, a la izquierda de los altos de Lindín, donde está el viaducto, el monte Padornelo (618 m), por cuya ladera va la autopìsta, en unas alturas muy complicadas por las persistentes nieblas que obligan a cerrarla no pocos días


Las fragas de bosques autóctonos y los prados de siega y pasto constituyen nuestro entorno más inmediato, además de las masas de eucaliptos, especie de crecimiento rápido profusamente plantada para la industria papelera


Ahora empezamos una bajada


A lo lejos la loma de Monte de Argomoso (550 m) cierra el valle por el este, en los montes de A Farrapa. Por allí va, o viene, la Autovía del Cantábrico en la ruta del Alto da Xesta entre A Mariña y Terra Chá


Ante nosotros Maariz, también en la parroquia de Mondoñedo, dividido en barrios y lugares: a la derecha As Airas, donde está el Souto dos Troncos, manantial ya citado en documentos del Archivo Catedralicio de Mondoñedo en el año 1501. Hay en Maariz otros importantes manantiales, A Rigueira, O Bosque y Fontecega


Y aquí, bajo los bosques de la Fraga do Rei, As Bouzas


En la llamada Fraga de Rei, en concreto en la llamada Fraga o Valiña de Gloria, estaba la Dehesa Nacional de Trigás, una de las explotaciones forestales existentes en Mondoñedo, cercada, para suministrar madera a la marina mercante y de guerra. Según datos del historiador Andrés García Doural en su Miscelánea Mindoniense, fue visitada el 21 de julio de 1754, como las demás de este concello, por D. Antonio Pinzón y Reina, del Consejo de S. M. visitador de las reales dehesas y montes:
"Pasó por el barrio de Cesuras y encañadas de agua que descienden en términos de los montes que testan en las laderas de la Infesta y “Losera”, que eran del dominio del venerable Deán y Cabildo de la catedral de Mondoñedo, marcando y disponiendo que un gran trozo de dichos montes para que en él se hiciese y se plantase una Real Dehesa de robles y otros árboles, para su majestad. En el mismo término, también dispuso y marcó, otro pedazo de monte para hacer un vivero sembrado de bellotas y cerrado de pared. En enero de 1791, cumpliendo lo dispuesto por la Real Ordenanza de Montes, se plantaron árboles en las dehesas reales del municipio, las que se hallaban bien amuralladas"


Citando a Eduardo Lence Santar, historiador Mindoniense, y al Boletín de la Comisión de Monumentos de Lugo, el mismo autor nos informa que:
"En 1846 las dehesas nacionales de Mondoñedo eran las siguientes: 1)- Otero, en Otero, de 6 ferrados y 178 robles. 2)- Cesuras, en Cesuras, de 8 fanegas. 3)- Ambroz, en Ambroz, de 14 fanegas y 359 robles. 4)- Trigas, en Trigas, de 18 fanegas y 350 robles. 5)- Ferreira, en Santa María Mayor, de 7 fanegas y 556 robles. 65)- Cota, en Lindín, de 2 fanegas y 160 robles. 7)- Barreira, en Argomoso, 48 robles. 8)- Paibeira, en Sasdónigas, de 6 ferrados y 200 robles. 9)- Carballeira, en Cima de Vila, de 3 fanegas. 10)- Camba, en Vilamor, de 8 fanegas. 11)- Ramido, en Viloalle, de 4 fanegas. 12)- Porto do Romeo, en Figueiras, de 7 ferrados y 200 robles. 13)- Corripa, en Masma, de 4 fanegas y 400 robles"

En 1846, ya muy desprovista de árboles, Doural nos informa incluso de un robo:
"El 24 de marzo del citado año, el juez pedáneo de la Rilleira de Trigás, Santiago Pardo, vecino de Maariz, comunica por escrito al Alcalde de Mondoñedo que en la Dehesa Nacional se han ocasionado varios robos. En concreto, que notó la falta de quince robles, dos de ellos de quince pulgadas de circunferencia, dos de cinco y los once restantes de siete, así como la falta de seis haces de tojos y dos de argoma, no habiendo sido posible localizar al infractor o infractores"

A lo lejos el monte de Coto Redondo (748 m), en la larga loma que cierra el valle por el este, desde el Padornelo al Alto da Xesta, los montes de A Farrapa. Los parques eólicos, los nuevos molinos de viento, han hollado intensamente las serranías, tal y como ha acontecido en buena parte del noroeste peninsular. Por allí arriba va la autovía


As Airas a nuestra derecha, donde estuvo A Cruz do Filliño, cruz de hierro sobre muro de piedra desparecida en unas obras camineras. A lo lejos el Monte de San Vicente y Fraga do Rei


En lo alto del monte está la Pena da Roca (758 m), que mira al otro lado, al este, al valle del Rego de Cesures, por donde va el otro camino, que sale de Mondoñedo por Os Remedios, subiendo por A Infesta estas montañas que separan A Mariña de la Terra Chá



Estos lugares, barrios y aldeas pertenecieron desde tiempo inmemorial a la antigua Rilleira de San Vicente, parroquia de San Vicente de Trigás, pero, con los cambios administrativo-religiosos entre finales del XIX y principios del XX, fueron incluidos en la de Santiago de Mondoñedo, con sede en la misma catedral. Un episodio notable en esta pertenencia física, espiritual y afectiva, a diferentes lugares, tiene un momento fundamental con la construcción de una capilla dedicada a la Virgen de las Nieves, de lo que escribe también García Doural en su muy recomendable blog: 
"Los vecinos del barrio de Maariz, de la antigua Rilleira de Trigás celebraban desde tiempo inmemorial la festividad de S. Vicente. La primera misa que se celebraba el día del Santo era dedicada a los vecinos del citado barrio. Con la construcción de la capilla de las Nieves, los vecinos de Maariz dejan de celebrar el S. Vicente y pasan a festejar cada 5 de agosto la festividad de Nuestra Señora de Las Nieves 
Esta nueva edificación religiosa fue construida durante el año 1961 en el paraje conocido como “Chao das Airas”, en una parcela de terreno donado por la familia “Urbano” de Maariz. Por estas fechas era párroco de Santiago de Mondoñedo D. Felipe Bangueses Bande y obispo de la Diócesis D. Jacinto Argaya Goicoechea (...) 
Para sufragar el elevado coste de la edificación se formó una comisión, compuesta por varios vecinos del barrio de Maariz, los cuales se desplazaron a los núcleos de población del contorno: Sopena, Orxal, Pausalido, Xastoso, Invernegas, Paadin, Vilar, Casabella, O Pacio, Barbeitas, etc, en petición de ayuda económica 
La piedra para su construcción fue recogida por los vecinos de Maariz en el paraje conocido como “Coto Mouro”, muy cercano al trazado de la carretera N-634 y posteriormente sería transportada hasta el lugar elegido en carros del país, tirados por yuntas de vacas. También aportaron la madera necesaria para la nueva obra y sobre todo, su encomiable trabajo sin percibir remuneración alguna. Los trabajos de carpintería fueron realizados por el carpintero mindoniense Ángel Amor, que tenía su taller en la planta baja de la vivienda familiar de la calle Alfonso VII de Mondoñedo. Como “canteiros” trabajaron en la obra Ramón González “Chena”, Justo Anello “do Couro”, Eliseo Rodríguez “de Patrulla”, entre otros. 
En su espadaña fue colocada la antigua campana de la capilla de S. Cayetano (desaparecida hace muchos años), pero fue necesario enviarla a refundir por el párroco de Santiago D. Felipe Bangueses, al encontrarse ya deteriorada"

Maariz, que parece literalmente "surgir del bosque" ante nosotros


Acabamos el descenso


Pasamos el cruce de As Airas


Y ahora tenemos delante de nosotros una verdadera institución de la ruta


Un cabazo, un antiguo pajar y una casa labrega restaurada es la vivienda y taller de la pintora Carmela Tomé Valiente, Karmele, de nombre artístico Zilí Katova, Casa O Bisonte de Maariz, Taller Artístico y Casa Abierta abierta en el Camino a visitantes, viajeros y peregrinos


La carretera pasa justo a su lado, un sendero baja a la entrada de esta verdadera casa-museo: vamos a visitarla

Siempre hay además, tiempo para darse un respiro en el camino al Alto da Xesta, tomando un café o tentempié a base de productos caseros de la propia huerta de la casa. Ya antes de llegar a ella, un espacio para la relajación, decorado ya en el exterior con el buen arte de Karmele



Pero vamos ya directamente a la casa, con sus cuidados jardines, donde la artista nos recibe


A la entrada misma, un buen tendejón para tomar el desayuno, la merienda, o lo que según la hora sea menester, mientras vemos trabajar a Karmele


Pintando un cuadro de la catedral de Santiago. El Camino y sus símbolos fuente de inspiración


Inspiración que vemos también en el interior, auténtica sala de exposiciones que merece la pena conocer, símbolo en el Camino Norte


Tal y como hemos dicho una verdadera casa-museo muy acogedora


Habitaciones...


Rincones...


Arte hasta en el baño


Otro rincón sumamente acogedor...


Conservando lo más de la esencia rural de la casa campesina gallega y adaptándola a la inquietud vital y artística


También una auténtica galería de arte


Arriba, en el desván o sobrado, un pequeño pero coqueto albergue...


Las camas y literas...


Abajo, también en el baño, otra inspiración artística


El arte parietal de las cuevas cantábricas


Manos, vulvas, caballos, renos, bisontes... imitando los de los ancestrales artistas rupestres de cuevas como El Pindal, muy cerca de la que hemos pasado en el Camino Norte al entrar en Asturias cruzando el Deva por Unquera procedentes de Cantabria, hacia Bustio y Colombres


Un viaje por la más remota Prehistoria de la mano del arte...


Y así, nos despedimos de Karmele dejándola tal y como nos recibió, pintando a la puerta de casa


Dejamos O Bisonte de Maariz y retornamos al Camino


Pronto llegamos a las siguientes casas


En la curva vemos de nuevo O Bisonte y más allá el Padornelo con la Autovía del Cantábrico que forma una impresionante tajada en sus faldas


Pasamos por As Bouzas...


Seguimos la carretera en esta curva a la derecha, dejando al lado el desvío a las casas


Nueva vista del castreño Monte da Arca. Es de destacar que, pese a ser estudiado como tal ya en 1870 por Villaamili y Castro, no figuró en el inventario oficial de castros gallegos nada menos que hasta 2015


Abajo, sobre el río, el caserío de Montedarca. Existieron a lo largo de lo profundo del valle varios puentes de madera sobre el Valiñadares, los cuales fueron desapareciendo con las crecidas del río: A Ponte de Toxeiro, A Puxiga, A Nogueira, O Lavapés...


A nuestra derecha, entre los lugares de A Pumarega y As Barreiroas, A Fontecega, una de las que aprovecha el agua de los antes citados manantiales que nacen en estas montañas, ya citada en documentos catedralicios en el año 1273


En los años 50 no era ya más que un pozo insalubre, por lo que se decidió restaurarla. De este trabajo nos da cumplida y pormenorizada cuenta García Doural en su Miscelánea:
"Las obras que se ejecutaron fueron: realizar una excavación de dos metros de profundidad, por cinco de ancho y otros cinco aproximadamente de largo, captar el agua por medio de buenas obras de mampostería en el mismo nacimiento, colocar un caño de hierro a cincuenta centímetros de altura, dar acceso desde el camino hasta la fuente por medio de 9 escalones de 22 centímetros de alto y 32 de ancho, construir los muros laterales de buena pared, con mortero de cemento, abrir una amplia alcantarilla de 20 metros de largo, que ha de cruzar el camino público y servir de desagüe a la fuente y por último empotrar un escudo de la ciudad labrado en cantería, en el frontispicio de la fuente, cuyo muro tiene unos cuatro metros de altura.

Los materiales que se necesitaron fuero trasportados en camión hasta el lugar conocido como Folgueirarrasa, inmediato al trazado de la carretera N-634 y posteriormente trasportados en carros del país hasta las inmediaciones de la fuente"

Recientemente ha vuelto a ser restaurada 


Pozo-fuente con el escudo de Mondoñedo en lo alto. Según Eduardo Pardo de Guevara, vicepresidente de la Comisión Heráldica del Gobierno de Galicia, la representación más antigua conservada es...
 "... un escudo nacido en la segunda mitad del siglo XVIII y a partir, por supuesto, del estandarte portado por el antiguo Regimiento Provincial de Mondoñedo, en el cual lo que figuraban eran, exactamente, las Armas del Reino de Galicia"
Y estas armas son el Santo Grial que como tal símbolo de Galicia aparece documentadamente desde el siglo XIII


Otro piño de casas en Maariz: O Foro. De aquí era el célebre Vicente López Rico, más conocido por su apodo Relincha Moro, a quien le dedica esta poesía el insigne poeta mindoniense Noriega Varela, explicada en Miscelánea Mindoniense por Andrés García Doural:
"Siti pene erectus:
¡Ei vai un can tundido
detrás do zorro vello!

Nas noites ben escuras
do riguroso inverno
a este "Relincha-moro"
-do que cucou herdeiro-,
si xa n´o ampara o mago,
axudaraio o deño
pra subir pasadoiros
e saltar os boqueiros.

¿Ve, quizá, com´os gatos?
Cousa é que non entendo;
mais sin levar fachuzo
nin faroliño aceso,
pasa a vau os regatos,
logra sortear seixos,
non se espiña non toxos,
i endexamais can fero
ousou chantarlle os dentes
donde decir non debo.

Cantos máis anos pasan
máis borrachón o endergo.

Seus filliños... ¡en coiro!;
seus haberes, famentos;
deixa as leiras a bravo,
acantoa os aveños,
e si coa mulleriña
do pertegán tropezo,
das varas dun caínzo
con tristura me lembro...

Cantando "A Chaparrita"
cercado, ¡ai!, de pequenos,
encarouse comigo
inda n´hai moito tempo.
"¡Ora mismiño, dixo,
vas a pagarme un neto!";
i en canto lle repuxen
"estás com´on pelexo",
afastouse, danzando,
tras brindarme estes versos:

"Todos me saben
do viño que bebo,
pero non saben
a sede que eu teño...?

 "Relincha, Moro": Su nombre era Vicente López Rico, nacido en el barrio de O Foro de Maariz (parroquia de Santiago de Mondoñedo) el 16 de octubre de 1867. De profesión labrador. No hacía ascos a ningún alcohol bebible, una afición que lo marcó toda su vida. De estado soltero, falleció en dependencias del Hospital San Pablo de Mondoñedo el 20 de mayo de 1932. "Moro"; nombre por el que era conocido el caballo que acostumbraba a montar, de color negro y de poca alzada.


Caminando y conociendo un poco más de la intrahistoria de cada metro del camino, contemplamos ahora ante nosotros este viejo cabazo sobre la carretera 




Pasamos a sus pies


Buenas plantaciones de berzas para el pote...


Jardines de hortensias


A lo lejos un valle aledaño al de Valiñadares, el de Argomoso, en la parroquia mindoniense de este nombre


Cruce de O Couzado. En los cruces seguimos siempre por la carretera, sin hacer caso a los desvíos. Los mojones nos lo confirmarán


Esta carretera local CP 31-10 va trazando el recorrido más llano por esta ladera


O Couzado a nuestra derecha, en la ladera de la montaña


Espectacular paisaje de las montañas que cierran el valle, terrenos de O Foro que fueron de Vicente González, O Roxo


A la izquierda un cruceiro de piedra. Tal y como leemos en la sección de Patrimonio Etnográfico de la información del Concello de Mondoñedo...
"Los cruceiros son cruces de piedra que se presentan como una de las manifestaciones populares más extendidas en Galicia. Se sitúan en lugares simbólicos y todos ellos responden a una razón relacionada con el mundo místico. 
Tenemos cruceros en cruces de vías, en los atrios de las Iglesias, en los cementerios, en lugares donde hubo un difunto, para la conmemoración de acontecimientos, como rogativa, como agradecimiento a una concesión divina, etc. y son, también en ocasiones, lugares a los que peregrinar en busca de alguna cura física o espiritual para el devoto. 
En Mondoñedo podemos encontrar más de cuarenta cruceiros que agruparemos en dos tipos: cruces de piedra y cruces de hierro. Las primeras son, sin duda, las más abundantes, pues sólo hay dos de hierro. Las cruces de piedra están hechas en granito y presentan una estructura de basamento, fuste y cruceiro propiamente dicho, excepto casos contados donde sólo encontramos la cruz apoyada en paredes o directamente en el suelo. Por norma general, son sólo esculturas en piedra sin más, pero hay ocasiones en las que se conservan restos de policromía (...)"

El texto nos sigue explicando...

"En lo que respecta al pie, además de la base propia del cruceiro en la que puede haber inscripción, hay ejemplares que en su base cuentan con un pequeño altar hecho de piedra de pizarra que realiza y eleva el cruceiro (...) 
Los fustes son lisos por lo general, aunque pueden aparecer adornados con alguna talla a modo de acanaladuras o alguna figuración"  
"Por último, en la parte más alta, tenemos la cruz propiamente dicha. Esta puede ser lisa o contar con figuras por una o ambas caras"

Andrés García Doural, en Miscelánea Mindoniense, habla de sus pesquisas e indagaciones en torno a esta cruz. Las gentes del lugar le dicen que siempre estuvo allí, recordando otros que sus mayores les decían que se colocó a consecuencia de una desgracia acontecida en en ese sitio. Además comentan dos sucesos acaecidos en torno a ella, una de ellas dice:
"Cierto día el vecino llamado Victorio González amarró a la cruz una pareja de bueyes de su propiedad, con tan mala fortuna que uno de ellos realiza un movimiento brusco con su cabeza partiendo la cruz. Posteriormente el propietario de los animales encarga una cruz nueva a unos canteros de Viloalle, la cual sería trasladada hasta Maariz en un carro de madera de su propiedad"

Y otra noticia es que...
"No hace mucho tiempo “unos caminantes” que transitaban por la carretera se dirigen a la cruz, la agarran con fuerza por su parte superior, dándole posteriormente unos bruscos tirones, logrando partirla. Son recriminados por su acto vandálico por unos vecinos, que avisaron del hecho a las autoridades municipales, quienes a las pocas fechas procedieron a su reparación"

A Fraga do Rei, un topónimo que parece estar en relación con el legendario Rei Cintolo, que habitaba en el "Reino de Bría" lugar claramente vinculado con Vilamaior de Val de Brea o Valibria, nombre del actual Mondoñedo hasta el cambio de sede episcopal del antiguo San Martiño de Mondoñedo (en el actual concello de Foz), dictado por la reina Urraca I en 1112 para su ubicación actual. No muy lejos de aquí, en Supena, parroquia de Argomoso, está la Cova do Rei Cintolo, la más grande de Galicia, con unos 7.500 metros de galería, centro de estas leyendas y de la que hablaremos un poco más adelante, cuando demos vista al lugar


Las casas, también en la ladera de la montaña, al pie de los eucaliptos. Es este el solar de la antigua dehesa real, de la que hablábamos hace solo un momento...


Andrés García Doural nos informa también cómo fueron los últimos años de esta reserva forestal:
"En 1851 era Comisario de Montes de la provincia de Lugo D. Arcadio Sánchez Sandino. En 1861 era celador de la dehesa de Trigás Rosendo Cabanas, residente en el lugar de Prado, quién disponía de una carabina de su propiedad. El pedáneo, Santiago Pardo también disponía de arma de fuego propia 
En octubre de 1855 se cortan todas las leñas y árboles viejos y enteramente inútiles, para repoblar toda la dehesa de pinos. En abril de 1858 se cava toda la superficie de la Dehesa de Trigás y se prepara el terreno para la siembra de pinos"

Con el paso de los años, estas dehesas nacionales fueron languideciendo, al dejar de cumplirse sus funciones. La navegación a vapor imperaba y los barcos tendían a hacerse de casco de acero. Sus terrenos fueron adjudicados a particulares en pública subasta, como también informa Doural:
"El 9 de diciembre de 1862 es subastada la Dehesa Nacional de Trigás, la que es considerada de primera calidad, pese a contener tojos, pinos nuevos y otras zarzas. El arbolado fue tasado en 2000 reales y el terreno en 4050. Le fue adjudicada la subasta a D. Rafael Núñez, para ceder a D. Pedro y D. Aquilino Arias de Mondoñedo"

Y así nos transmite Doural su evolución hasta nuestros días:
"Transcurrido un tiempo, la superficie de la antigua dehesa, que estaba toda cerrada de un alto muro de piedra, fue adquirida por la familia conocida como “Do Roxo” de Maariz, quienes, con el discurrir del tiempo construyeron en medio de su superficie una edificación, con fuertes muros de piedra y tejado a dos aguas y cultivaron una parte importante de su superficie. En la parte superior de la finca y costado izquierdo de la carretera que comunica Mondoñedo con Villalba, construyeron un pozo artesiano. Toda esta superficie de terreno es conocida entre los vecinos de los lugares más próximos como “A Fraga do Rey” 
Los miembros de esta familia de Maariz, por razón de edad, fueron desapareciendo y la superficie de terreno se fue cubriendo de eucaliptos y de otras especies arbóreas. Hace pocas fechas que fue talada toda la madera de la finca y plantada de nuevo, dejando al descubierto la edificación y los altos muros de piedra que circundan toda su superficie"

Y de la Fraga do Rei llegamos a Moariz, casa y cabazo


Piedra y pizarra, materia prima de construcción en el oriente de Galicia y occidente de Asturias, la gran veta geológica pizarrosa que se prolonga hasta muy al sur, El Bierzo y Os Ancares...


Sigue la carretera junto a la casa...


Buen cabazo


Y continuamos avanzando


Caballo en el cuestudo pasto...


Siguen las curvas pero el trayecto es mayormente llano


A la izquierda montes de O Barral, al otro lado del valle


Formidables penedos que forman verdaderos acantilados sobre el estrecho valle del Valiñadares


Bifurcación y... reiteramos, siempre por la carretera


Y siempre siguiendo el mojón


Y ya estamos a la vista de Sopena, parroquia de Argomoso, bajo el Coto Redondo y montes de A Farrapa, el solar de la mitológica Cova do Rei Cintolo, cuya leyenda dice así...
“Era Bría un próspero Reino en el que vivían felices todos los súbditos del bondadoso Rei Cintolo. Éste tenía una hija, la princesa Xila, de afamada belleza y numerosos pretendientes. Pero el corazón de Xila ya tenía dueño; estaba profundamente enamorada de un apuesto y joven conde llamado Uxío, más noble y honesto que rico. 
La boda ya estaba señalada cuando las tubas del Reino anunciaron la llegada de Manilán, un poderoso y malvado hechicero que comunicó de inmediato al Rei Cintolo que se casaría con su hija Xila y que, de no ser aceptado, arrasaría el Reino de Bría matando a todos sus habitantes. 
El valiente Uxío se dirigió al campamento y retó entonces a Manilán; en encarnizada lucha acabó con el perverso brujo. Pero antes de morir, Manilán había preparado ya su horrendo hechizo: a su muerte un gran estruendo arrasaría el reino entero, siendo éste devorado por las entrañas de la tierra. 
Cuando Uxío regresó victorioso tras matar a Manilán no encontró más huella del Reino de Bría que la boca de unas hermosas cuevas. El joven conde, preso de un ataque de locura, entró en la cavidad en busca de su amada, y nunca regresó 
Aún hoy, algunos amaneceres, puede verse a la puerta de la Cueva a la bella Xila peinando al viento sus lacios cabellos dorados, esperando que alguien deshaga el encanto del malvado hechicero para reanudar sus días de amor y felicidad. 
Dicen que aquel que lo logre será cubierto de riquezas por el Rei Cintolo”

En la Cova do Rei Cintolo existe un impresionante conjunto de salas y galerías, mismamente un lago subterráneo y varios ríos, el escenario ideal para todo un reino bajo tierra

Así, una cantiga medieval hallada por la filóloga Leocadia García, datada en el siglo XII y firmada por Clodio do Rego Cavado, narra los amores de una dama que irá a ver a su amado, un señor que vivía en Argomoso y que podría relacionarse con el Rei Cintolo, a las famosas ferias de As San Lucas de Mondoñedo, tal y como publica la Biblioteca del IES de Fene, O Segrel do Penedo
"A Mondoñedo m´irei á feira,
a encontralo daquela maneira.
Ai madre,d´ alí d´Argomoso
ha vir meu amigo ben fermoso.

Á San Lucas mahá irei,
e ao meu senhor por ver farei.
Ai madre,d´ alí d’ Argomoso
ha vir meu amigo ben fermoso.

Por moito que me faz rogar,
so penso en con el me casar.
Ai madre,d´ alí d´ Argomoso
ha vir meu amigo ben fermoso"

Ahora otro tramos de bosques...


Continuas curvas, todo por firme asfaltado pero muy hermoso de pasear, muy llano


Plantaciones de eucaliptos


Curva a la derecha. En estos lugares, como tanto decimos, el paisaje puede cambiar de un día para otro y lo que hoy es una sombría mas de eucaliptos mañana puede ser una rasa pelada en tiempo de la tala


Otras veces es al revés, campos abiertos y soleados se transforman en pocos años en tupido bosque al ser especie de crecimiento rápido, plantada para las papeleras


Ante nosotros Paadín, que también formaba parte de la antigua Rilleira de Trigás. El Camino va por arriba, por la carretera


A la izquierda Monte das Peleniñas, Monte Estaca do Medio (707 m), Alto do Seixal, Pena Grande (746 m), Pena Pequena (727 m) y Pena da Corda (682 m). En aquellos altos, llamados Montes da Farrapa, están As Invernegas, invernales ganaderos de gran antigüedad en las brañas de la montaña, ya citados nada menos que en el año 1087 en un documento, el Tumbo del monasterio de San Salvador de Lourenzá como "Invernego". No deja de ser impresionante la cantidad de referencias escritas a este lugar desde la Edad Media pese a ser un núcleo de población de apenas dos casas, lo que demuestra su importancia dentro de las posesiones episcopales mindonienses, tal y como nos informa Doural en su recitado blog en el artículo Caseríos y caseros de As Invernegas:
"Según algunos autores, la palabra Invernegas es un derivado de la palabra latina “hibernus”, aludiendo posiblemente a mansiones aptas para pasar los duros inviernos, o pastos invernales para el ganado Lo que parece bastante acertado al existir más arriba del lugar en que se hallan las edificaciones una planicie con verdes pastos, provista de un abundante manantial de agua y todo muy protegido de los vientos, que es conocida entre los lugareños como “As Cabanas”. 
Un poco más arriba del lugar anteriormente citado, existen los restos de unas excavaciones hechas en el terreno, que en su momento eran cubiertas con retamas o con manojos de tallos de plantas de maíz, conocidas como “Os Cortellos”. Son los restos de unas cuadras para resguardar el ganado durante muchos años, en los largos y crudos inviernos.

Luego Doural relata algunas noticias de aquellos apartados parajes, desde la Edad Media al siglo XVI, basándose en el trabajo de recopilación del archivero catedralicio Enrique Cal Pardo:
"La primera data del año 1.396, en aquellos momentos sólo se encontraba edificada la vivienda que hoy conocemos como “a casa do Cuco”; en ella residían Juan Afonso y su mujer María Deus. A las pocas fechas venden todas las propiedades “mansas y bravas” y el casal al Chantre de la catedral de Mondoñedo D. Fernando Martínez por la cantidad de 400 maravedíes, que el vendedor recibió en dinero y sin derecho a reclamar en el caso de que las propiedades valiesen más. Al año siguiente, el citado Chantre donará al cabildo mindoniense estas propiedades, con la condición de que le hiciesen un aniversario cada año, al cual representaría el canónigo Juan Alonso de Suegos, quien encendería fuego dentro de la vivienda en señal de posesión y de dominio. 
La segunda noticia data del 8 de septiembre del año 1.399, cuando el cabildo afora el casal a Juan Afonso, vecino de As Invernegas y a su hijo Juan Yanes, quienes lo habían vendido anteriormente. Les imponen como condición que debían construir una buena casa de piedra dentro de dicho casal, cubriéndola de losa, un celeiro y una cerca, todo ello en el periodo de un año, durante el cual no pagaría nada al cabildo. En caso de no construir la casa, entregaría al cabildo la que allí había construido. Se construye la segunda vivienda, con mayores dimensiones que la anterior, incluso con unos contrafuertes por el costado Norte y otras edificaciones más pequeñas para guardar los aperos de labranza. Ésta vivienda es conocida como “Casa Nova”, llegando a ser conocidos sus antiguos moradores por este mote. Transcurrido este periodo de tiempo debía de pagar 100 maravedíes anualmente. 
En el mes de marzo del año 1.415 se trata de los tributos que ponía el Concejo a los caseros y molineros del cabildo, uno de los caseros era el de As Invernegas, que se encontraba exento del impuesto del Concejo. 
El 26 de febrero del año 1.483, el Deán y el cabildo aforaron a Juan da Ribeira y a Lopo Escourido, para ellos y otras tres personas después de ellos, las casas de As Invernegas con sus heredades, en las que se levantaban dos casas; por todo ello debían pagar cada año por el día de San Martín, 60 maravedíes viejos con destino a las dos misas dedicadas al Chantre D. Fernando Martínez. 
En el mes de diciembre del año 1.502 los prebendados aforaron la casería al racionero Pedro Fernández por los días de su vida y de otras tres personas, más 29 años, en 100 maravedíes, pagaderos por San Martín. Le imponen la condición de rehacerla y habitarla y quitarla de las manos en que estaba. 
El 10 de julio del año 1.525 el cabildo arrendó a Juan do Souto, vecino de Mondoñedo, por días de su vida la casería, con todas sus heredades, montes, sotos y pumaregas, por el precio de 350 maravedíes cada año, pagaderos por San Martín. Se le impuso la condición de vivir en la casería, no cortar ningún castaño por el pie, aunque si podía “repolarlos”


Y de nuevo Supena, solar de la Cova do Rei Cintolo, situada un poco más arriba, sobre la zona de Orxal, cueva a la que se realizan visitas guiadas desde el año 2006, organizadas por el Concello de Mondoñedo

No nos resistimos a publicar otra versión de sus legendarias tradiciones:
"Cuenta la leyenda que mucho tiempo antes de que se fundara la actual villa de Mondoñedo había en una zona conocida como Bría, y próxima a donde actualmente se sitúa este pueblo, un castillo de enorme grandeza en el cuál habitaba uno de los reyes con mayores posesiones de toda la comarca. Este castillo era la morada del Rey Cintolo. El monarca contaba con una única descendiente, muy hermosa ella y querida por todos los súbditos de su padre no sólo por su belleza sino también por su bondad. Su nombre era Manfada"
"Además de estas dos virtudes de la joven había un factor determinante también para los hombres que la pretendían, la riqueza de su padre. Debido a esto no eran pocos aquellos caballeros que soñaban con optar a un emparejamiento con la princesa. Sin embargo el defecto que tanto el Rey cómo la princesa le encontraban a estos era precisamente ese, su condición de caballeros. Eran hombres que habían ascendido en su clase social debido a diversas traiciones, asesinatos y crueles enfrentamientos en múltiples batallas. Por eso el Rey no tenía demasiada prisa en que la princesa se uniese en matrimonio.Un día llego a Bría un joven conde llamado Hollvrudet, este no traía mucho séquito, como acostumbraban hacer otros pretendientes de la princesa, pero rápidamente se hizo querer por su simpatía y cordialidad. La joven princesa sintió una gran atracción hacia él, era un joven apuesto y por primera vez no estaba caracterizado por su rudeza y sus sangrientos asesinatos"

 

"El Rey también veía con buenos ojos la relación y hasta consideraba como posible la idea de una boda entre el joven y su hija. Era la primera ocasión en la que nadie del lugar se mostraba titubeante ante una posible boda. Pero estos no eran los comienzos de un cuento de hadas 
 A los pocos días llego a Bría un numeroso séquito de hombres a caballo con gran número de armas entre sus posesiones y diversas trompetas para anunciar su llegada. Se trataba del Rey Tuba de Oretón, este y sus caballeros acamparon en el lugar como si se tratara de la ocupación de una plaza por un ejercito de guerreros. Desde los exteriores del castillo envió diversas cartas al Rey comunicándole los motivos de su visita. Éste quería dialogar con el Rey acerca de su boda con la princesa y le comunicaba a su vez que de no ser recibido de forma inmediata tomaría por la fuerza el castillo y se llevaría a la princesa.Ante la amenaza todas las gentes del castillo, incluido el Rey, se mostraron atemorizados. Ninguno sabía bien que hacer y fue la iniciativa del conde la que les dió una solución.Este se ofrecía a combatir con el Rey de Oretón. Su amor por la princesa Mafada era cada vez más grande y debido a su destreza en el manejo de las armas supo que sus capacidades ante el enemigo le harían vencer. De este modo envió al Rey Tuba de Oretón una carta en la que le retaba a un combate cuerpo a cuerpo entre ambos"
"Tuba, Rey de Oretón, no era precisamente un joven apuesto, era más bien gordo y con poca habilidad en el manejo de las armas, lo cuál lo situaba en inferioridad de condiciones ante la batalla, pero poseía un don. Era lo que en Galicia se conoce como "vedoeiro" o brujo, por lo que sus armas de guerra en este combate con el conde no serían una espada, o un garrote, sería un conjuro. Así, se reunió con otros brujos que le acompañaban y juntos tramaron un encanto con el que poder vencer a la fuerza física del conde.A los pocos segundos de que comenzara el ritual un gran estruendo, causado por un enorme trueno, hizo temblar toda la tierra de Bría. El castillo se vino abajo y las gentes salieron despavoridas de él, quedando muchos de sus ocupantes sepultados entre los restos"
                                         
"El conde Hollvrudet salió ileso y consiguió llegar hasta el Rey Tuba al que atraviesa con una espada. De regreso al castillo observa con terror que este había sido tragado por un enorme agujero que se habría bajo él. Se introdujo en él pero sólo vio algunas extrañas columnas, corrientes de agua, serpientes, lechuzas... pero de las gentes del castillo no había ni rastro.

El castillo, con su amada dentro de él, había desaparecido dentro de esa enorme cueva y desde entonces nada se supo de su paradero.Cuentan las gentes del lugar que dentro de la cueva está la princesa, pero esta no puede escapar porque uno de esos brujos que acompañaban al Rey Tuba la tiene prisionera y la deja salir todas las noches a las doce, pero sólo durante unos minutos, momento que ella aprovecha para buscar a su amado por los alrededores. Por lo que se dice que si uno pasa en la medianoche por el lugar podrá verla, pero a la entrada de la cueva está el brujo vigilándola y si ve a otra persona la captura y la hace prisionera dentro de la cueva"

Admirados por estas leyendas, continuamos avanzando carretera adelante...


Andrés García Doural cuenta en Miscelánea Mindoniense una expedición de un grupo de vecinos a la Cova do Rei Cintolo en diciembre de 1903, uno de ellos Eduardo Lence Santar, el primer Cronista Oficial de Mondoñedo, siguiendo en parte una ruta similar a esta:
"A primera hora de la tarde de un día del mes de diciembre de 1903, D. Victoriano López, D. Francisco Díaz Portas y D. Eduardo Lence Santar, parten desde las inmediaciones de la Fuente Vieja en dirección al barrio de Sopena, de la parroquia de Argomoso, con intención de adentrarse en la cueva del Rei Cintolo.

Superan el cauce del Río Sisto, ascienden a los barrios de S. Cayetano y Barbeitas. Descienden por el viejo camino de carro, que estaba hecho un lodazal a consecuencia de las lluvias caídas los últimos días, hasta llegar a las viviendas de Maariz. Posteriormente descienden por "A Costa da Coruxa", vadean el cauce del Río Valiñadares por el puente de "A Veiga" y ascienden al barrio de Sopena.

Para ascender por el estrecho y sinuoso sendero hasta la entrada de la cueva, necesitaron agarrarse varias veces a la maleza. Una vez en la entrada de la cavidad, encendieron las luces de que iban provistos y penetraron en la sala de enfrente a la entrada. Posteriormente lo harían por la que desciende a mano derecha. A las cinco de la tarde, salen de su interior, cuando los últimos rayos de sol doraban la montaña, que encierra en sus entrañas tanta maravilla.

De vuelta a Sopena, hablaron con una vieja, muy vieja, quién les dijo entre otras cosas acerca de la cueva, lo siguiente: "Era unha mañá d´o mes d´Outoniño, fría e pecha, de nebra com´a boca d´o lobo, cando atopándome gardando ovellas vin sair d´a cova, unha señorita vestida de branco con grandes colonias, e sentándose n´unha pena baixa empezou a peinar seus longos cabelos que s´asemellaban as rayolas d´o sol. Eu quixen achegarme, pro fuxiu com´un lóstrego; mais coma lle caira o peine, qu´era d´ouro, volveu para fora e deu tal resoprido que fixo trembar a terra, quedando un gran cheiro a zorro"

Le preguntaron si sabía algo más de la cueva y la vieja continuó hablando: "Pol´o inverno síntese así coma se mazasen ferros drento é óyense asobios. O longo da cova naida sabe, anque algús din que´un d´os camiños que ten vai dar ó cimiterio de Lugo y´outro á Santiago". Le preguntan de nuevo: ¡Y Vd. se atrevería a meterse en la cueva! "Non, siñor, primeiro andaba arrastrada com´as colebras, pois o que´alí se mete queda encantado e nunca sal"

Rematada la charla con la vecina de Sopena y al desvanecerse ya la luz diurna, deciden regresar a sus domicilios utilizando el mismo itinerario"

A lo lejos el Alto de Pradovello (751 m), paso de otro Camiño Real que da nombre a esos lugares. A la derecha de nuevo Pena Grande y Pena Pequena, en los desangelados parajes de As Invernegas. García Doural nos da noticia de alguno de sus habitantes...
"En la vivienda más antigua de As Invernegas, más conocida como “A Casa do Cuco”, residían en el año 1746 el matrimonio formado por Silvestre do Chao y por Cayetana Pérez. A finales del siglo XVIII residía el matrimonio formado por Rosendo Grandio y María Pérez. A comienzos del siglo XIX, lo hacían Bartolomé Grandio e Isabel Fernández. En el año 1.848 lo hacían Antonio Grandio y Rosa Fernández. En el último tercio del siglo XIX lo hacían José Grandio y Ramona Varela Cobas.

A mediados del siglo XIX, al ser propiedades que afectó la Desamortización de Mendizábal, era el nuevo propietario de estos caseríos D. José Villaamil Albareda y en los últimos años del siglo su hijo, el prestigioso historiador y arqueólogo de Mondoñedo D. José Villaamil y Castro. También lo era de los de Xastoso, Pausalido, O Pacio, Vilar, Paadín y Casabella.

Por estas fechas, la vivienda más antigua, como ya hemos dicho, era conocida como “a Casa do Cuco” y la más moderna como “a Casa Nova”.
En “a Casa Nova” residían José García (1850) y su esposa Josefa Maseda Villapol y sus hijos: Ramón García Maseda, 1885; Antonio, 1882; Josefa, 1887; Ramón, 1890 y Manuel, 1893.

Más tarde lo haría el matrimonio formado por Ramón García Maseda (1.885) y por Remedios Nogueira Cabanela (1.886), en compañía de sus hijos Dolores (1.913), José Manuel (1.915), Pilar (1.919) y Emilio (1.921).
Según un censo de población del Ayuntamiento de Mondoñedo, en el lugar de “As Invernegas” residían en los años veinte del pasado siglo diecisiete personas durante el año. Eran otros tiempos.

A finales de los años veinte, todas estas propiedades y la hermosa vivienda de la calle Pardo de Cela de Mondoñedo son vendidas a D. Antonio Alonso Doural, natural del barrio mindoniense de San Pelayo, que hacía pocas fechas que había retornado con importante fortuna de la isla caribeña de Cuba.

El último morador en “a Casa Nova” fue Eulalio Díaz, en compañía de su esposa Granada González e hijos, que abandonan el caserío a finales del año 1.973 y fijan su residencia en el lugar de A Pradela, perteneciente a la cercana parroquia de San Vicente. 
El último morador en “a Casa do Cuco” fue Enrique Grandio García, en compañía de su esposa Adelina Varela García e hijos, que abandonan el caserío a comienzos del año 1.974 y fijan su residencia en el lugar de A Valiña, también perteneciente a la parroquia de San Vicente"

Bajo nosotros otra de las entradas a Paadín, siempre dando vista a la mítica entrada del fabuloso reino subterráneo del Rei Cintolo, que se encuentra allí, en Sopena, topónimo que significa debajo de la peña, la que se alza sobre las casas, portal al mundo fantástico del Agartha del lugar, pues detrás de cada leyenda hay un trasfondo de realidad, al haberse hallado material de sílex y restos humanos del Paleolítico Superior. Incluso se ha descubierto señal de presencia humana en la caverna en épocas castrexa y medieval. 


De la Cova do Rei Cintolo se dice es "santuario entre la ciencia y la leyenda de la espeleología gallega", de seis kilómetros de longitud (otras fuentes dicen 7,5 km), llena de llamativas formaciones pétreas, formada por una serie de galerías laberínticas, donde hay lagos subterráneos y un río con el evocador nombre de Celtas, si bien es el de un grupo de montaña vigués que, en 1954, exploró la cueva, organizando un campamento, adentrándose en las galerías y catalogándolas. Por eso a esa corriente fluvial se puso este nombre

A la derecha de Sopena, Orxal, y encima el Penido de Orxal, donde antaño se emplazaban los campamentos de tiendas de campaña para explorar la mítica Cova do Rei Cintolo


La cueva, si bien siempre conocida a nivel local, no fue estudiada con criterios arqueológicos hasta 1870 con el historiador José Villaamil y Castro, que no obstante, no se adentró más allá de los primeros 200 metros. Luego del club celtas se sucedieron las exploraciones, o incursiones también, a la cueva, lo que motivó que, en 1979, se cerrase con una verja. En 2002 la arqueóloga Rosa Villar descubre señales de hábitat castrexo (Edad del Hierro), y en 2006 el Concello de Mondoñedo comienza a ofertar visitas guiadas (hay que ponerse en contacto con la Oficina de Turismo)

La cavidad es además un importante refugio de murciélagos. En el interior, casi virgen, se suceden diversas secciones de estalactitas, estalagmitas y columnas en salas y galerías. Las visitas se realizan con la supervisión de un espeleólogo profesional



Miguel A. Rioseras, del Grupo Espeleológico Edelwais, publica un interesante trabajo de las exploraciones en esta cueva desde que en 1873 el prehistoriador mindoniense y arqueólogo José Villa-Amil y Castro realiza los primeros estudios en ella con parámetros científicos tal y como los entendemos hoy en día, haciendo catas y croquis, descubriendo restos óseos y publicando sus conclusiones ese mismo año en Antigüedades prehistóricas y célticas de Galicia, al que seguiría en 1893 el luarqués César Álvarez Cascos, cuya exploración es publicada en La Voz de Luarca en el mes de junio de ese año

En 1945 J.M. González Redondo encuentra un puñal en la galería principal que califica de celtibérico. A partir de entonces las expediciones, estudios, trabajos y publicaciones se incrementarían notablemente hasta nuestros días

Sobre Sopena, el Penido de Orxal, donde antaño se emplazaban los campamentos de tiendas de campaña para explorar la mítica Cova do Rei Cintolo


Haciendo camino, pensamos también en otra de las varias versiones de la leyenda del Rei Cintolo...
"En el lugar próximo al que hoy ocupa la ciudad de Mondoñedo, antes, mucho antes, existió en ese lugar un importante castillo, que era la morada del Rey Cintoulo. Este monarca era padre de una hija muy hermosa y querida por todos los súbditos de su padre, no solo por su belleza, sino por sus bondades. La riqueza material del Rey Cintoulo era tan importante que otros reyes incluso de estados muy lejanos deseaban emparentar con él, casándose con su hija la princesa Manfada. Por esto, los reyes y personas importantes de diversos estados, solían visitar frecuentemente al rey de Bría, celebrándose con este motivo grandes fiestas y las gentes estaban contentos y vivían en paz. La mayoría de los pretendientes eran rudos y acostumbrados a batallar y ganaron sus posiciones gracias a las guerras, traiciones y asesinatos. Por esta circunstancia tanto el padre como la hija, no tenían mucha prisa por celebrar esponsales.

 Un día, llegó un joven conde a Bría, llegó sin mucho séquito pero rápidamente se hizo querer por su simpatía y amabilidad. La joven princesa, por primera vez se sintió atraída por él e incluso el padre no miraba con malos ojos una posible boda. Cuando todos se las prometían muy felices, hasta Bría llegó un numeroso séquito de hombres a caballo con armas y gran estruendo de trompetas. Acamparon como si fuera una plaza tomada y su jefe, que era una persona ya entrada en años y con una prominente barriga, mandó mensajeros al Rey Centoulo diciendo que el poderoso rey Tuba de Oretón acababa de llegar y que quería ser recibido para tratar de su boda con la princesa Manfada y que de no ser recibido de forma inmediata tomaría por la fuerza el castillo y se llevaría a la princesa. 

Esta amenaza llenó de temor e inquietud a todas las gentes del castillo. Ante la incertidumbre de que hacer y como defenderse de esa tremenda e inminente amenaza, el conde Hollvrudet se ofreció para enfrentarse con el rey de Oretón. Como era diestro en el manejo de las armas y estaba profundamente enamorado de la princesa Manfada, no dudó en enviar este mensaje a los enviados del rey Oretón. Tuba, que era un brujo, un gran vedoeiro, reunió a otros brujos que le acompañaban para tramar un encanto que le permitiera vencer al conde, ya que debido a su gordura sabía que no tenía la suficiente destreza para enfrentarse y ganar

 Un trueno tremendo hizo temblar la tierra de Bría, todo el castillo se derrumbó y las gentes salieron despavoridas quedando muchas de ellas aplastadas por las piedra. El Conde Hollvrudet sale ileso y consigue llegar hasta el rey Tuba a quien atraviesa con su espada. De regreso al castillo observa con terror que había sido tragado por un gran agujero que se abría en ese lugar. Se introdujo por la cueva pero tan solo vio algunas extrañas columnas, corrientes de agua, serpientes y lechuzas..... pero de las gentes o incluso restos de los enseres del castillo, nada"

Pensando en historias y leyendas, de las que tan fecundas son estos parajes, caminamos en meditación junto al cruce de otras de las entradas a Paadín y seguimos ruta
a cueva y nunca nada más se supo de ello

De nuevo en el bosque al dejar atrás las casas de Paadín


Curva a la izquierda a la sombra de fresnos, castaños y carballos


Curva cerrada y un poco de cuesta


Un gran castiñeiro señala el final de este corto tramo en subida


Y empezamos a bajar un poco en O Vilar


Aquí, desde lo alto, un nuevo paisaje, abajo las casas, concentradas, de O Vilar. A lo lejos el Monte do Chao de Ameixón (748 m), también en A Farrapa y zona de As Invernegas, de la que nos sigue contando Doural...
 "Los habitantes de estos caseríos utilizaban el agua del abundante manantial existente en las proximidades de “As Cabanas”, para regar unas extensas fincas dedicadas a prado de regadío, para lavar sus ropas y para sustento de las numerosas cabezas de ganado. Para uso doméstico utilizaban el agua que brotaba en una “pinguela” existente un poco más adelante de las viviendas. 
En una loma situada abajo de las viviendas, construyeron un horno de calcificación de piedra caliza (caleira), para obtener la cal necesaria para el cultivo de las tierras de labor, en particular para echar a las cosechas de maíz y de patatas, para encalar las viviendas y como desinfectante de las cuadras del ganado cuando se extraía el abono para las tierras de cultivo. La piedra caliza para “la caleira” la arrancaban en un trozo de monte próximo al lugar de Pausalido 
Las tierras de labor eran bastante fértiles, a pesar de esa circunstancia las abonaban abundantemente y en ellas recogían buenas cosechas de nabos, trigo, maíz y patatas. Incluso dedicaban unas buenas parcelas de terreno al cultivo del lino; un año de buena cosecha se llegaron a recoger 14 lotes. También disponían de abundantes árboles frutales (manzanos, perales, ciruelos, cerezos, higueras etc). 
Durante las estaciones de la primavera y del verano se hacía acopio de pan, carnes y abundante cantidad de leña para superar los crudos e interminables inviernos; el fuego en la “lareira” era costumbre estar encendido desde las primeras horas de la mañana hasta la hora de acostarse. Para la alimentación del ganado acumulaban gran cantidad de hierba seca y una importante cantidad de “estrume” para sus cuadras. 
La cabaña ganadera estaba compuesta por un número determinado de cabezas de ganado vacuno en las viviendas, que realizaban la mayoría de las tareas del campo, alguna caballería que era utilizada para el trasporte de materiales y con mucha frecuencia para el trasporte de las personas, unos cerdos, abundantes gallinas y conejos y buenos rebaños de ovejas. También disponían de abundantes cabezas de ganado caballar, que pastaba libremente por los montes de la zona, al que algunas veces el lobo causó importantes bajas. 
Otra dedicación de sus habitantes era la venta de leña y acarreos con bueyes, con destino a la ciudad de Mondoñedo. Venta que se realizaba en la plaza del Seminario, aunque algunos clientes eran fijos, como los abundantes hornos de cocer pan. 
Los hombres cavaban amplias superficies de monte, en las que sembraban centeno y trigo prácticamente todos los años, de las cuales recogían unas cosechas muy aceptables. Levantado el trigo o el centeno, se sembraban nabos en agosto para recogerlos en febrero y sembrar maíz en mayo. 
Para curar las grandes riestras de espigas del maíz que cosechaban utilizaban dos enormes robles, inmediatos a las viviendas, en sus gruesas ramas colgaban el maíz “enrestrado” durante un período de tiempo, hasta que lo bajaban para “refregarlo”. 
A mediados de los años cincuenta del pasado siglo, construyó Enrique Grandio “O Cuco” el único cabozo de piedra y madera que existió en el lugar. Corta iba a ser su vida, porque unos veinte años después era abandonado el caserío y como remate final, una noche invernal con fuerte viento, al encontrarse su puerta de entrada abierta, es tirado al suelo y esparcidos sus materiales de construcción por el entorno"

A nuestros pies, prados abajo, O Vilar es un pequeño caserío restaurado por una escuela-taller, donado en 2003 por dos familias al Concello de Mondoñedo para hacer algo en beneficio de estos pueblos. En la actualidad se ha inaugurado en las viviendas rehabilitadas un Albergue de la Naturaleza y un Centro de la Prehistoria, dedicado fundamentalmente al patrimonio arqueológico, geológico y biológico de la Cova do Rei Cintolo, en la que fue además hallada para la ciencia una nueva especie de crustáceo, el Iberobathaynella ortizi, por la doctora Ana Camacho de Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)


Nos dice García Doural en Miscelánea Mindoniense que O Vilar estaba tradicionalmente dividido en cinco casas con sus cuadras y hórreos, siendo propiedad del Cabildo de la Catedral de Mondoñedo hasta la Desamortización de Bienes Eclesiásticos en 1833, siendo después compradas al estado por José Villaamil Alvareda, padre del historiador José Villaamil y Castro, siendo heredadas por él y luego por su hija María Josefa Gabriela Villaamil Santiso, que acudía en su tiempo a este lugar a cobrar las rentas, alojándose en unca casa, llamada A Casa da Ama:
" ...compuesta de planta baja y una altura, cubierta con tejado a cuatro aguas, con escaleras de piedra por uno de sus costados, toda encalada y con un gran cuarto, donde la propietaria recibía a los caseros y también podía descansar cómodamente. Este cuarto, con piso de madera, se mantenía siempre en muy buen estado, todo rodeado de un alto zocalo, en el cual se pintaron unos adornos muy llamativos" 

Y esta es la historia más reciente de esta aldea de la antigua Rilleira de Trigás:
"En el año 1924, residían tres familias en O Vilar: 1)- En la primera casa de la izquierda, entrando desde A Casavella, vivía el matrimonio formado por José Pardo Ledo, su esposa Celsa Cabanas López, un hermano de José (Rosendo) y ocho hijos del matrimonio. 2)- En la primera casa de la derecha, residía Dolores Castrillón Fernández (viuda de Ramón Varela García), dos hijas, su yerno y tres nietos. 3)- En la última casa de la izquierda residía el matrimonio formado por Manuel Nogueira Maseda, su esposa Manuela López Rey y siete hijos. En total, contabilizamos 27 habitantes.

A finales de los años veinte, compra las edificaciones y terrenos de O Vilar, junto con otros caseríos de la zona, D. Antonio Alonso Doural, natural del barrio de San Pelayo. Desde hace algo más de diez años, todas las viviendas de O Vilar se encuentran deshabitadas, alguna ya muy deteriorada y los terrenos de cultivo abandonados. Los últimos moradores en O Vilar fueron José Torres y su esposa Elena"


Ante nosotros ahora las casas de Puosalido y O Xestoso, también en la antigua Rilleira de Trigás donde, en otro de sus núcleos, A Pradela, nació en 1842 la actriz Manuela Rey Chao, cuya biografía escribe también Andrés García Doural en su Miscelánea Mindoniense


Los padres de Manuela Rey eran muy pobres, tenían prole de hijos pequeños que alimentar, y por ello de muy niña fue entregada en adopción a una compañía de teatro portuguesa que actuaba en Mondoñedo, que debió ver en ella óptimas dotes interpretativas, por lo que se ofrecieron a criarla, una situación que, dentro del contexto social de la época, no era nada extraña


Manuela destacó como actriz, en 1857 empezó a trabajar en el Tatro Nacional D. María II de Lisboa, triunfando con obras como O fiho do Cego, A alegria traz o susto, Os homens sérios, Os fidalgos do Bois Doré, Fogo no convento, Vida de un rapaz pobre, Nobres e plebeus y Um cura de almas. Escribió además algunas obras como la comedia A Actriz y el proverbio Por este deixarás pae e e mae. Se rumoreó que el rey Pedro V, antes de casarse con la princesa Estefanía de Hohenzollern-Sigmaringen se sintió especialmente atraído por ella

Residió en la Plaça da Figueira de Lisboa, pero una enfermedad, en la época incurable, causó su fallecimiento en 1866, truncando su carrera artística. Se halla enterrada en el Panteón de Actores Portugueses del Cemitério dos Prazeres


Y allí está Pousalido, entre el Rego da Casiña y el Rego das Invernegas, donde hay otra interesante cueva, A Cova dos Lobos, hábitat de especies de flora como la Circacea lutetiana y la Geranium robertianum


En esta parte del valle, hubo además minas, como bien reseña también: Álvaro García Doural en su artículo La Mina de O Vilar:
"El 22 de noviembre de 1900, D. Emilio Tapia Rivas, abogado mindoniense residente en Lugo, en nombre de D. Ramón Martínez González de Insua, vecino de la calle Pacheco de Mondoñedo, solicita adquirir cuatro pertenencias de mineral de hierro y otros metales con el nombre de “Esperanza”. La mina declarada se hallaba situada por debajo de las casas, fraga y tierras de labor del barrio de “O Vilar”, de la antigua Rilleira de Trigás, propiedad en aquellos momentos de D. José Villaamil y Castro 
Se tomaría como punto de partida una excavación que ya se había hecho en el centro de dicha fraga. Poco tiempo más tarde, se realizó otra pequeña excavación en el lugar conocido como “O Sangradeiro”.

Más de medio siglo después el yacimiento minero seguía causando interés... 
"En el año 1958, D. Antonio Alonso Doural, nuevo propietario, vecino de la calle Pardo de Cela 3 de Mondoñedo, desea investigar una extensión de veinte pertenencias para minerales de cobre y hierro, con la denominación de “Penido”, situada entre los lugares de “O Vilar y “Paadín” de la actual parroquia de Santiago de Mondoñedo. Los terrenos que son objeto de permiso de investigación se hallan situados al Sureste de la loma conocida como “Corno da luna”. Presentan orientación hacia el Sur, con pendientes variables, que conducen al cauce del río Valiñadares. 
Se trata de terrenos poco aptos para el cultivo agrícola debido a su escaso fondo, aflorando la roca, en la parte más alta y encontrándose a pocos centímetros en el resto. Ese filón ocupa aproximadamente la diagonal NE.SW del rectángulo denunciado y en la parte Norte aflora con una anchura de unos dos metros.
El plan general de investigación es el de una cubicación de las existencias de mineral, que pueda hacer rentable su explotación. A esta mina le corresponde el expediente número 4.704"

No obstante, al final, el proyecto minero fracasaría...
"Se enviaron muestras a “Electrólisis del cobre” de Palencia y al químico analista D. Ángel Caño de Salamanca. También se tenía proyectado enviar muestras a un laboratorio de Madrid y a otro de Santiago de Compostela 
El 23 de noviembre de 1960 es reconocido el terreno a estudio por el ingeniero D. Javier Oteyza y Ortega, acompañado por el ayudante de minas D. Rufino Sánchez González. Participaron como testigos: D. José Nogueira Gutiérrez y D. Ramiro Nogueira Alvite, vecinos del barrio de “O Barral” de Argomoso y el peticionario D. Antonio Alonso Doural 
Poco más tarde, la concesión minera fue cancelada. Posiblemente, la calidad y la cantidad de mineral existente, no hacían rentable su explotación"

En nuestros días nada parece recordar el pasado minero de estos lugares


Si bien una ruta arqueológica recorre algunos enclaves de interés histórico


Bifurcación de Casa Vella: seguimos por arriba por la carretera


Bajo nosotros la casa y el cabazo


La casa apenas la vemos salvo el tejado, asoma más el alto cabazo. Otro buen lugar para contemplar el paisaje, puerta de la historia


De frente A Farrapa y As Invernegas, enclave al que nos hemos referido antes, que como informa García Doural en su blog, fue abandonado por sus últimos moradores, dado su aislamiento y duras condiciones de vida, en 1974. Como pertenecientes a la parroquia de Santiago de Mondoñedo, solo el traslado de difuntos a su cementerio era toda una odisea;
"Era todo un espectáculo ver pasar las conducciones de los cadáveres de los vecinos del lugar, sobre los hombros de unos tristes y cansados “levadores”, por lo general calzados con zuecas de madera o “Zocas de caña”, después de descender por los lugares de Pausalido y Xastoso, atravesar el cauce del río Valiñadares por el rústico puente de madera de A Puxiga, transitar por O Pacio, Casabella, O Vilar, Paadín, Maariz; ascender al alto de O Milladoiro de Barbeitas. En este lugar era costumbre descansar el ataúd sobre una meseta de piedra y rezar un responso ante el “Cristo do Pardo”. Más tarde, la comitiva emprendía su descenso por Sanguiñedo, Briones, Cerdeirido, San Cayetano, Río de Sisto, calle Rigueira y llegada a la parroquial de Santiago 
En el siglo XX, al retirarse el impuesto por transitar con un difunto por una parroquia a la que no pertenecía, los vecinos cambiaron el itinerario y comenzaron a descender por Pausalido, Orxal, Sopena, atravesaban el cauce del río Valiñadares por el puente “da Veiga”, ascendían la empinada cuesta de “A Coruxa”, atravesaban todo el barrio de Maariz por unos caminos intransitables, descendían por el empinado barrio de Barbeitas, San Cayetano y Río de Sisto hasta la Fuente Vieja, y por último, ascendían hasta la iglesia parroquial de Santiago. Este último itinerario se hacía un poco más corto y las dificultades eran más llevaderas. Para realizar todo este largo recorrido y superar las numerosas condiciones adversas del camino era necesario disponer de tres relevos (12 personas)"

Sigue este encantador paseo por las laderas del Monte de San Vicente


Bifurcación de Pacio. El topónimo es equivalente a pazo o palacio. Este lugar perteneció a la parroquia de San Vicente de Mondoñedo o de Trigás hasta 1919 que pasó a la de Santiago de Mondoñedo, como otros lugares, segregados de la antigua Rilleira de Trigás: Pedroso, Pradela, A Valiña y San Vicente


Insistimos: por la carretera, hagamos caso a los mojones


No suele haber tráfico pero estemos siempre atentos al paso de vehículos, coches y tractores


Curva a la izquierda, la carretera N-634 pasa encima de nosotros, monte arriba


La carretera, llaneando, serpentea por la falda de la montaña


Pasamos un pinar


Y bajamos un poco


O Pedroso: enlace con el camino que va a las casas: continuamos por la carretera. Por aquí cerca pasa el Rego do Pedroso, que nace montaña arriba, en A Grandela, cruza bajo la N-634 por A Chousa, pasa también bajo esta carretera y junto a las casas de O Pedroso antes de dar su agua al Valiñadares. Allí, en el lugar de Entreporta, hizo su fragua Ricardo Varela García, abandonada al emigrar a Argentina en los años 50


Hitos del Camino que nos confirman que vamos siempre en buena y correcta dirección


Indómita y selvática espesura, parajes de hermosa naturaleza verde


Salimos a un claro


Fincas de O Pedroso


Prados y matorrales


A Valiña, bajo el Alto da Corda, que pertenece a la parroquia mindoniense de Trigás, a la que entramos nosotros ahora. En A Valiña aparecieron fragmentos de torques y arracadas de los siglos IV y II a.C, lo que avalaría la existencia de muy antiguas poblaciones de la que su memoria y restos harían idear al imaginario popular las legendarias leyendas del Rei Cintolo y su Reino de Bría, también recreados, cómo no, por Álvaro Cunqueiro, imaginándose al rey participando en las ferias caballares de Mondoñedo, As San Lucas de Mondoñedo. Por eso escribe en La ciudad y sus ferias (18-11-1964)
"Y quien vendría y vendrá, pero ese excusándose en la sombra, será el rey Cintolo de nuestra caverna vecina, a comprar pollos negros y luceros, que son los que mejor van, digo yo, en las praderas suyas soterradas. Ahora que van baratas, por pocos que sean los haberes de los monarcas ocultos en cuevas, ya le podrá mercar el Cintolo una mula meirega a la reina Cintola, si es que hay en Sopena tan oronda señora de este nombre decorada"

Curva cerrada a la izquierda viene ahora


Empieza otra pequeña cuesta


Llegamos a la antigua iglesia parroquial de San Vicente de Trigás, con el camposanto enfrente. El camino sigue de frente a su derecha. San Vicente de Trigás es un pequeño templo documentado desde el siglo XI, si bien su estructura actual con nave, altar mayor y sacristía, es del XVI. Pasó las vicisitudes de la francesada o Guerra de la Independencia, de las que se conserva tradición oral. La parroquia fue constituida como filial de la de Sasdónigas en 1896 por el obispo de Mondoñedo Manuel Fernández de Castro y en 1897 fue declarada parroquial. Al construirse una iglesia nueva en 1963 esta capilla fue cayendo en el olvido pero la iniciativa de algunos vecinos posibilitó su restauración en el año 2000


Aquí, una vez más, para ser justos, hemos de apelar a la Miscelánea Mindoniense de Andrés García Doural, que nos dice que este lugar de San Vicente perteneció a aquel territorio que fue en Mondoñedo la Rilleira de Trigás, de la parroquia de Santiago de Mondoñedo, con sede en la propia catedral de la Asunción, por lo que sus vecinas y vecinos eran bautizados, pese a la distancia, allí, además de casarse y enterrarse, hasta que, por motivos higiénicos, se establece construir camposantos fuera de los santuarios:
"En 1804 la Junta Suprema de Sanidad ha acordado la construcción de cementerios en todos los pueblos y aldeas de la Provincia, con arreglo a la Real Cédula de 3 de abril de 1787 y a la Circular del Consejo Real de 30 de junio de 1814. Se toma la decisión de dejar de enterrar en la catedral por razones sanitarias y se comienza el proyecto de construcción de un nuevo y cómodo cementerio en las inmediaciones del barrio de Os Castros; “bien ventilado para que los olores que exalen los cadáveres no afecten a los moradores de la población y recomiendan que se debe de tener en consideración que no debe situarse en sitio donde escurran las aguas que puedan perjudicar la salud pública”
Sin embargo en el caso de Mondoñedo hubo serios problemas pues...
"El terreno elegido para cementerio provisional fue la huerta que llevaba en arriendo el canónigo D. Antonio León, perteneciente a la Fábrica de la catedral en las inmediaciones de Os Castros (1). Parece ser, por los documentos consultados, que surgen dificultades entre el ayuntamiento y el cabildo por esta nueva construcción y además, coincide esta etapa en que las tropas napoleónicas invaden España y desde finales de enero de 1809, Mondoñedo y su comarca

Mientras duraron las obras del nuevo cementerio se permitió enterrar en las ermitas de los alrededores e incluso en las del Santísimo Cristo (también conocida como de S. Blas) y San Cristóbal del convento de Los Picos"

Y esta es la razón por la que Doural investiga y plasma en sus estudios que...
"Al hallarse la nueva construcción en marcha, algunos vecinos de San Vicente que fallecieron en ese periodo de tiempo, recibieron sepultura en el interior de la capilla existente en dicho barrio. Cuando hemos dedicado una parte importante de nuestro tiempo libre en el Archivo Diocesano de Mondoñedo a buscar el origen de los apellidos Doural y Nogueira que llevan mis padres, me he encontrado con dos anotaciones de defunción de antepasados míos que recibieron sepultura en el interior de la citada capilla

El primer enterramiento es el de Juana Doural Polo. Juana había nacido el 16 de abril de 1754 en el barrio de O Pedroso. Era hija de Francisco Polo Pérez y de Anastasia Doural Mel, natural del barrio de Ximil, parroquia de Santa María de Bretoña (Pastoriza). Juana se había casado el 19 de junio de 1775 con Juan Antonio Valoría López, natural del barrio de A Valiña. Juana Doural falleció el 17 de noviembre de 1809 y su cuerpo recibe sepultura en la capilla de San Vicente. Le quedaban de su matrimonio los hijos siguientes: Juan, casado con Antonia Fernández; María casada con Salvador Torres; Rosa y Dominga, solteras; José en el real servicio

El segundo enterramiento es el de Juan da Nogueira Portela. Juan da Nogueira había nacido el 4 de febrero de 1781 en el barrio de O Pacio. Era hijo de Ramón da Nogueira, natural de Pausalido y de Gregoria da Portela, natural de Santiago de Moncelos (Abadín). Juan, de estado soltero, falleció el 17 de noviembre de 1809 y recibió sepultura en la capilla de San Vicente.

¡Curiosidades de la vida! Nuestros antepasados recibieron sepultura el mismo día!"

Si está abierto veremos el retablo en su interior. Si nos gustan la historia y el arte, o la simple inquietud por saber un poco más de la intrahistoria de los lugares por los que pisan nuestros pies, no dudemos en hacerlo


Desde la capilla y antigua iglesia regresamos al cruce


Y siguiendo los mojones retomamos el Camino: de la capilla a la izquierda


Pasamos unas fincas...


Y volvemos a las fragas y bosquetes


Curva cerrada a la izquierda en plena arboleda


Bajo nosotros el Rego do Coto


Viejos muros de piedra y un pequeño salto de agua delatan que aquí debió de haber un molino


Pasamos sobre el arroyo, que baja en torrente de la montaña


Hay una curva bastante cerrada en la que empezamos a subir


Primero a la sombra...


Y luego al sol...


Pronto volvemos a llanear. Ante nosotros los aerogeneradores de A Farrapa


El bosque y el matorral flanquean el camino


El gran castañar, delicia del paisaje


A Pena Grande ante nosotros


Y nueva vista de A Valiña, a donde fueron a vivir los último moradores de As Invernegas, dice García Doural:
"De la antigua Rilleira de Trigás,el núcleo de población de As Invernegas fue el primero en quedarse totalmente desabitado, haciéndolo a continuación los de A Pradela, Xastoso y el de O Vilar . 

Desde hace unos cuarenta años las viviendas se encuentran en completo abandono, ya comenzaron a caerse trozos de los tejados de ellas, la maleza hace estragos en sus paredes, faltan puertas y ventanas, las escaleras, las tablas y pontones de madera de los pisos fueron llevados para el fuego, incluso unos sólidos muros de piedra que cerraban algunas fincas se desmoronaron  
A las edificaciones de menor tamaño se les rompió parte de sus muros de cierre al ampliar el camino por el que se ascendía desde Pausalido con una pala excavadora, haciéndolas irrecuperables y causando un aspecto desolador. En los terrenos de labor se observan todavía las huellas de sus cultivos, pero la vegetación se esta apoderando de ellos a pasos agigantados"

Bicos, que ya pertenece a la parroquia de Galgao en el vecino concello de Abadín. En las alturas eólicos en antiguas brañas de pastos de verano y cercanías del antiguo Camiño a Castela, al otro lado de aquellas cimas


Montes da Rocha y O Coto de Galgao (694 m)


Bajada y subida


Crece la vegetación...


Os Samordás, también en Galgao (Abadín). Ahí esta la cueva del tan sugerente nombre de A Cova da Meiga, en la Costa dos Santos, cuesta de no menos significativo topónimo, con el cual bautizaron también a la cueva los componentes del grupo de espeleología Los Topos, que la exploraron en la temprana fecha de 1868. Destaca por sus formaciones geológicas, estalactitas y estalagmitas. Es también llamada Cova dos Santos y sobre ella se alza la Pena dos Frades, todos ellos topónimos mágico-religiosos que dan pie a pensar en la multitud de creencias y leyendas que habría en esos parajes. En el monte estuvo, el histórico santuario de San Cosme da Montaña (San Martiño de Galgao), símbolo de la unión de gentes y sentimientos de A Mariña y A Terra Chá en su grandiosa romería, trasladado en 1925 al Alto da Xesta


Bajo nosotros Paiveira o Paibeira. En estos montes estuvo otra de esas dehesas reales para suministro de madera a barcos de las que habla García Doural en su Miscelánea Mindoniense
"En el lugar de Paibeira y su Chao da Bouza de la parroquia de San Lorenzo de Sasdónigas se hallaba en el año 1846 una Dehesa Nacional. Su cabida, con inclusión del vivero, era de 6 ferrados y 16 cuartillos, igual a 40 áreas, 81 centiáreas y 27 decímetros. La superficie de la Dehesa se hallaba toda cerrada de pared de piedra 
Era considerada de segunda calidad y lindaba al Naciente, con tierra de Marcos González y por las demás partes, con monte del vecindario; y el vivero, al Nor-Este, con Antonio Chao y por las demás puntos con monte vecinal 
Existía en su perímetro 250 robles, de una a quince pulgadas de diámetro y de cuatro a quince metros de altura. En octubre de 1855 se cortaron en la expresada dehesa 16 robles de menores dimensiones por inútiles, que privaban el crecimiento de los demás."

Tal y como ocurrió con las demás dehesas, al ir perdiendo su función con la revolución industrial, esta dehesa se subastó a particulares. Dice Doural:
"Se capitalizó su renta anual en 80 reales, que le regularon los peritos, habiendo sido tasado el arbolado en 1827 reales y el terreno en 1800. Suman ambas partidas 3627 reales, cuya cantidad sirve de tipo para su subasta en 1862. El 6 de agosto de 1862 se subasta la Dehesa de Paibeira. Es adquirida por D. Victoriano Castillo en la cantidad de 3720 reales"

Eucaliptos, especie ahora imperante en la antigua dehesa:
"Con el paso de los años en esta superficie de terreno dejaron de existir castaños y robles y actualmente está toda cubierta de jóvenes eucaliptus. Con motivo de la concentración parcelaria de la parroquia de San Lorenzo de Sasdónigas y con la apertura de pistas para facilitar el acceso a las nuevas parcelas, la mayor parte del muro de piedra que cerraba la superficie de la antigua Dehesa ha desaparecido"

Matas de arbolado autóctono


Alambradas de fincas...


Otra vista de Os Samordás, donde está, cercana a la Cova da Meiga, A Pena dos Vertedeiros, de la que dice García Doural:
"Importante mole caliza, así llamada por arrancar numerosos cachotes de piedra caliza durante años el vecino de Samordás, Ricardo González “Culas” y el de Sasdónigas, Manuel Pico Folgueira, para la elaboración de fregaderos para uso doméstico, los cuales se pueden contemplar todavía esparcidos por los lugares de Sasdónigas, San Vicente, Galgao, Abadín, Romariz, Labrada, Gontán etc."

Más arriba los molinos de viento del Parque Eólico Farrapa I. Por allí iba el antiguo camino de Castilla, zona de muchos tránsito de gentes y arrieros en tiempos pasados, donde hubo una especie de venta o taberna para los viajeros, de la que escribe también García Doural:
"En lo más alto de estos montes se encontraba levantada una edificación de planta terrena, que medía de frente ocho varas y de fondo diez, en la que el propietario instaló una taberna y se hacía la "posta" de las caballerías que tiraban de los numerosos carruajes que descendían hacia la ciudad de Mondoñedo, procedentes del Reino de Castilla, como de otras partes. 
Sabemos que a comienzos del siglo XVIII era propiedad de D. Baltasar Menéndez, vecino de Ribadeo, quién poseía en sus inmediaciones unas pequeñas parcelas de terreno dedicadas a diversos cultivos y otras a prado de regadío. El morador de esta inóspita vivienda, se dedicaba a las tareas del campo y a la cría de ganado vacuno y ovino y era conocido entre los vecinos con el mote del "Farrapeiro" 
Con motivo de las obras de la Fuente de Mouros y de las Casas Consistoriales de Mondoñedo, en el año 1723, se solicitó y obtuvo de Su Majestad el arbitrio de un maravedí en cuartillo de vino que se vendiese dentro de la ciudad y del que se vendiese en las tabernas de su abasto. A fin de si debe contribuir a este arbitrio la taberna de "A Farrapa", pleiteó Dª Rosa Patiño, propietaria de la casa de dicha taberna, o en propiedad como usufructuaria, que le dejó, por los días de su vida D. Baltasar Menéndez, su primer marido. 
También pleiteó por el mismo motivo el propietario del Couto de Otero de Mondoñedo, que también pretendía estar eximido de la contribución de este arbitrio. Desconocemos el resultado de estos pleitos 
La vivienda de "A Farrapa" se encontraba deshabitada desde hacía muchos años, su estado era ruinoso y con motivo de la concentración parcelaria realizada en el año 1994, las palas excavadoras retiraron lo que quedaba de sus paredes y de este modo desapareció para siempre"

Más castañares


Y salimos ya a más fincas, dejando atrás los bosques...


Por abajo va el Rego do Carballo, uno de los que forman el Valiñadares


Un poco de bajada


Ante nosotros ya el final del valle, el Alto da Xesta, allí en aquellos montes A Mariña lucense dará paso a la Terra Chá


Fincas de pasto que bajan hacia el río


Hemos llegado a Lousada, en la parroquia mindoniense de Sasdónigas, que extiende sus casas a lo largo del camino que lo comunica con la carretera N-634, a la derecha la parte alta


De frente la zona más baja, hacia donde nos dirigimos De Lousada era vecino el último celador o guarda de la antigua Dehesa Real de Paibeira, José Amieiro, o al menos como tal figura en 1861, poco antes de su extinción en subasta, y del que se reseña "disponía de carabina propia"


Bifurcación y a la izquierda: seguimos en la carretera


Lousada, donde nos iremos despidiendo del concello de Mondoñedo para entrar en el de Abadín e ir dejando las montañas de A Mariña para avanzar por las llanuras de la Terra Chá que, como bien se suele decir, no es tan llana cuando la recorres caminando














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