Pasado el puente sobre el río Alvares, que tras desembocar en el embalse de Trasona es uno de los que van formando la Ría de Avilés, nos encontramos a sólo cuatro kilómetros de la llamada Villa del Adelantado cuando, dejando atrás San Pelayo, llegamos a La Marzaniella, el barrio más occidental de la parroquia de Trasona, concejo de Corvera, donde pronto veremos su característico paisaje de poblados obreros nacidos al amparo de la antigua empresa siderúrgica Ensidesa, a lo largo de la década de 1950
El tramo original del Camino Norte entre Tamón y Trasona, el viejo y milenario camín real, ha sido sustituido desde 1882 por esta antigua Carretera de la Costa, luego Ribadesella Canero, N-632 y ahora AS-19, que, pese a algunos cambios de trazado a consecuencia del urbanismo resultante de la intensa industrialización vivida en estos valles, viene a ser el itinerario más similar al del histórico trayecto principal costero, empleado por la mayoría de los peregrinos jacobitas de las peregrinaciones históricas, y por lo tanto señalizado oficialmente con los mojones y flechas amarillas pertinentes
A nuestra derecha, el tren de cercanías, El Carreño o Ferrocarril de Carreño que se decía antiguamente, entre la carretera y la aún por aquí estrecha ría, también vio su discurrir cambiado cuando se instalaron las inmensas naves, acerías, trenes de laminación, etc. de lo que ahora es ArcelorMittal, cuyo proceso, a veces intensamente traumático, de gestación, revivimos en las entradas de blog correspondientes a Tamón y a Trasona
Precisamente, en este sector y al otro lado de las riberas arboladas del naciente estuario, están los antiguos Talleres Generales de Ensidesa, construidos muy cerca delas Oficinas Centrales, cuyas obras ya estaban muy avanzadas en 1953, proyectadas por el ingeniero Carlos Fernández Casado. En las fichas de Patrimonio Industrial de Rubén Domingo Rodríguez, leemos cómo fue su puesta en marcha:
"El primero de los tres en ser terminado fue el Taller de Calderería, compuesto por dos naves de doscientos cincuenta y dos metros adosadas longitudinalmente, con una luz que supera los veinte metros en cada una de ellas. La estructura es de hormigón armado, habiéndose empleado para la cubierta arcos triarticulados atirantados prefabricados que favorecían la apertura de lucernarios y, por tanto, la entrada de luz natural al espacio de trabajo. En su fachada noroeste se adosó un cuerpo de oficinas y servicios para el propio taller. En el año 2002 la estructura fue intervenida parcialmente por los arquitectos Constantino Hurtado Mingo, Elena Prieto Palacios y Gorka López Pérez para adecuar uno de los laterales de la nave como comedor para obreros de ArcelorMittal. Este proyecto permitió incorporar una estructura interior elevada que propiciase una integración en el conjunto del inmueble.
El Taller de Fundición está formado por dos naves de veinte metros de luz y otras dos, combinadas con las anteriores, de dieciséis metros de luz y cubierta plana. A la última de ellas se adosa un cuerpo auxiliar para albergar las dependencias de administración y gestión del taller. Su longitud, algo menor que en el caso anterior, es de ciento setenta metros.
El último inmueble del conjunto, el Taller Mecánico, fue concluido también en torno a 1955. Está conformado por cinco naves: dos de veintidós metros de luz cubiertas también con arcos triarticulados metálicos, tres naves de doce metros de luz cerradas con una cobertura de dientes de sierra y, como en los casos anteriores, con un cuerpo anexo destinado a las oficinas del taller.
Por su interés arquitectónico forman parte del Catálogo Urbanístico del Ayuntamiento de Corvera, del inventario de la Fundación Docomomo ibérico y del Plan Nacional de Patrimonio Industrial"
Y en el citado Catálogo Urbanístico de Corvera, este primero que vemos desde aquí, es plasmado de esta manera en su Descripción Histórico Artística:
"Antiguo taller de fundición de la Empresa Nacional Siderúrgica S.A. (ENSIDESA). Conjunto de tres edificaciones destinadas a labores de mantenimiento. El espacio de trabajo se organiza mediante naves sucesivas dotadas de iluminación vertical y cenital, disponiendo siempre un cuerpo adosado destinado a oficinas y servicios. Tiene planta rectangular, consta de cuatro naves adosadas con distinta luz y altura. La última nave posee menor longitud para situar a continuación, un cuerpo de dos alturas que contiene almacenes, servicios y oficinas. La estructura es de pórticos de hormigón armado. La modulación de la estructura se acusa en todo el perímetro de la edificación. El cerramiento exterior se realiza con paños enfoscados en los que se abren a dos alturas y a lo largo de las fachadas huecos de iluminación. Los dos tipos de naves se suceden de forma alterna. La iluminación de las naves se realiza mediante pequeños huecos longitudinales corridos, salvando la altura existente entre los arcos de cubrición y los salmeres de las cerchas de las naves menores y a través de lucernarios abiertos a ambos lados de la cubierta, cada dos módulos. La estructura es de hormigón armado con vigas, pilares, arcos triarticulados y dientes de sierra. Se utiliza el acero para el atirantado de la cubierta. Destaca el cuidado sistema de iluminación cenital donde se conjuga utilidad y belleza mediante la apertura controlada de lucernarios que se resuelven con gran delicadeza"
Si bien ahora caminamos entre camperas, se ha comparado el nivel de degradación paisajística y ambiental de este tramo, netamente industrial y urbano, con el de la Ría del Nervión, que también recorremos en el Camino Norte. Para paliarlo se han puesto en marcha diversas iniciativas ambientales pero aún queda mucho terreno por recorrer en este aspecto
Para el peregrino, una marcha por carretera, aunque al menos por Trasona con buena acera y donde encontraremos normalmente bastantes paseantes, no es un recorrido que le suela apetecer, a no ser que halle, por ejemplo, algún aliciente de la intensa historia industrial, social y humana aquí vivida, y de la que fueron partícipes miles de familias venidas de toda España y otros países como Portugal, al calor de los muchos empleaos generados por Ensidesa, sus auxiliares y otras factorías y empresas, así como por ejemplo los propios vecinos, que de una sociedad rural y agraria pasaron casi de golpe a una urbana e intensamente industrializada, con todo el impacto y aconteceres que aquí tuvieron lugar
Aquí por ejemplo, y antes de llegar a los poblados obreros propiamente dicho, hay un grupo de casas, que en algunas fuentes aparecen como parte del barrio de Fafilán, del que habrían quedado separadas por la autopista, que pasa detrás, Más o menos conservadas, desaparecidas, reformadas o rehabilitadas, guardan el testimonio de aquellos tiempos
En esta franja estuvieron Casa Belarmino, la zapatería de Benjamín, la carnicería Gozón, el Bar Santander y el Bar Braulio, este último era una buena casa con casería, atendida por su hermano César y por Telesforo, leemos en el blog El Rincón de Trasona:
"Telesforo a quien tenían como familia, a pesar de no serlo, siempre estaba en el bar, contaba historias de antes, que impresionaban a niños y mayores, fue una persona muy popular en nuestro pueblo.
En el bar ayudaban a Braulio sus hermanas solteras Caridad, Enedina y Elisa, había que cocinar mucho en aquella época para dar tantas comidas como se necesitaban en nuestro pueblo, sus hermanas, cuando se casaron siguieron echando una mano.
También acogieron en su casa a posaderos y alguna familia con derecho de cocina, entre ellas la de Roldán, su hija Josefina, recuerda como "días muy felices" los que pasó allí. En este como en casi todos los bares de Trasona eran frecuentes las partidas de brisca o tute"
En aquellos años de grandes afluencias de gentes a la llamada de los empleos en Ensidesa abrieron bastantes casas de comidas especializadas en atenderles con buenos y económicos menús, uno de ellos el Bar Gozón, popularmente El Gozón:
"En este grupo de casas estaba otro bar, "el Gozón", sus dueños Margarita, siempre con una sonrisa agradable, era muy buena cocinera, sirvieron muchas comidas durante muchos años, la especialidad de Margarita eran las fabas con centollo, su marido Juaco Fernández, (hermano de Celestina), un poco más serio que su mujer. Tuvieron muchos hijos que se criaron en el bar, ayudando siempre las hijas mayores a su madre en la cocina y sirviendo comidas, eso nos las quitó de estudiar"
Cuando Margarita y Juaco dejaron el bar, lo cogieron nuevos arrendatarios pero permaneció poco tiempo abierto.
Durante un poco de tiempo Celestina y Paco tuvieron una ferretería donde también vendían menaje de cocina"
"Si existió una tienda importante desde los años 50 en Trasona fue "Casa Belarmino", una familia de Somiedo con tres hijos : Marta, Pepita y Luis, además de la hermana de Belarmino, Socorro y su hija Marisa.
Construyeron una casa de un piso, en la parte de abajo estaba una gran cocina y la tienda de comestibles, poco a poco fue extendiéndose, tenía dos entradas, a mí me parecía enorme, fueron incorporando telas, sastrería con una gran mesa de madera en la parte de atrás a cargo de Belarmino y su hijo Luis, les ayudaban unas cuantas chicas del pueblo, algunas de ellas llevaban la ropa para coser en su casa como Conchita Chica, Isabel
También tenían telas, mercería, juegos de toallas, sábanas, zapatillas, madreñas, todo lo que se podía necesitar, hasta maquinas de coser, fue uno de los regalos de Reyes de mi madre, la trajeron hasta mi casa la noche mágica, las hijas de Belarmino y sus novios, vivíamos cerca, pero tenía que pesar bastante, con la llegada de la autopista desapareció la mitad de la tienda, además de un edificio de viviendas que habían construido al lado, sus dueños se fueron a vivir a Oviedo, su sobrina y su hija fueron enfermeras las dos, Pepita, perteneció durante muchos años a la jefatura de enfermería de Silicosis.
Un recuerdo especial para Trina y Socorro, así como para Marta y las dependientas Nines y Josefina, siempre todas con la mejor de sus sonrisas"
"En este local pasaron distintos negocios después de dejarlo Belarmino, entre otros un taller para hacer marcos de cuadros. Actualmente y desde hace unos años una panadería y despacho de pan, actualmente la regenta una hija del Pipa y Maruja, una antigua familia de Trasona que vivían en la calle de la estación.
A la derecha de la tienda, en un pequeño cuarto tenía su zapatería Benjamín, un gallego socarrón que vivía en el pobladín con un buen número de hijos.
Al otro lado de casa Belarmino, estaba la carnicería del Gozón propiedad de Celestina Fernández, siempre con la mejor de sus sonrisas y su marido Paco. Tenían tres hijos Jose Ramón, Pachín (famoso pintor, reconocido en todo España) y Ana María cuando ellos se retiraron la regentó unos años su yerno Terry, marido de Ana Mª, valenciano y futbolista, actualmente, estos últimos regentan negocios relacionados con la hostelería en Candás.(...)
No podemos olvidar otro negocio en la parte de atrás de Casa Belarmino, en una nave muy grande construida para meter caballos, se montó un almacén de vinos, Mongo recuerda cuando se reunían todos los paisanos de la zona los domingos a tomar vinos, después esta nave Ernesto montó el taller de chapistería"
"El poblado de la Marzaniella surge al abrigo de la política paternalista de la empresa ENSIDESA en los años cincuenta. Junto con el de Llaranes, Garajes y Trasona, conforma un primer grupo de poblados terminados a finales de los años cincuenta. Estos poblados constituyen cuidados ejemplos, en cuanto a la calidad de factura y premisas urbanísticas, que recogen las tendencias desarrolladas en la Europa de la posguerra. Además, los poblados de ENSIDESA conforman el documento más claro en Asturias de la superación de la fase paternalista de empresa hacia el paternalismo estatal. Dentro del grupo de poblados citados, La Marzaniella tuvo un carácter netamente obrero, por lo que primó la economía de recursos y las soluciones constructivas realizadas fueron de carácter modesto"
"Existen dos zonas diferenciadas en La Marzaniella. En este caso la tipología existente es la de bloques de viviendas en planta baja que se abren a una serie de viales internos y que cuentan con pequeñas zonas verdes entre la vivienda y el vial. En cuanto a los viales debe destacarse la amplitud de los mismos, que permiten un esponjamiento de una trama urbana que, de lo contrario, sería notablemente densa. Esta amplitud de viales permite incorporar zonas verdes de manera continua en un ejemplo de cómo debieran plantearse este tipo de promociones. Las dimensiones de cada vivienda son reducidas (entre 33m y 40m) a diferencia de los otros poblados mencionados cuyas viviendas cuentan con mayor amplitud"
"En el pobladín queremos contar con Tina, que quedó viuda muy joven, trabajó unos meses en el hospital de auxiliar, limpiando oficinas de ENSIDESA y dando clases de macramé por todo Asturias. Todo para que a sus hijos no les faltase de nada.También en el pobladín estaba Luisa que se fue a trabajar a Alemania y Concha que iba a trabajar todos las mañanas a Avilés, no podemos olvidarnos de María la de Grado, compró una maquina de tejer y monto en su casa su negocio, nos tejió mucha ropa. En el pobladín también estaba Mari la mujer de Juan que tuvo durante un tiempo una tienda de ropa de casa en los bajos de casa de Enrique enfrente del pobladín, Chelo que se dedicaba a hacer la manicura en su casa y Josefina que daba clase a los niños pequeños en su casa"
"El «obrero feliz» vivía, con las principales necesidades cubiertas, en los poblados de Llaranes, La Marzaniella y Trasona. Ensidesa había planificado otros grupos de viviendas para otra escala social intermedia de empleados, no menos felices, en Las Estrellas y La Rocica, en Villalegre, y pisos de 300 metros cuadrados para los ingenieros y sus familias en los bloques de Fernández Abarca, en el centro de Avilés.
El poblado ejemplar, el mundo aparte, todo aquello existió y permitió, al mismo tiempo, establecer la teoría de las dos ciudades que desgranó Toni Fidalgo en «Avilés XX. El siglo que vivimos» (...)
La idea inicial, que más tarde decayó por agotamiento de la propia empresa, más preocupada ya de la actividad industrial que de la social, era crear una identidad siderúrgica compenetrada con el trabajo, pero repartida en diferentes castas. El cura José de la Borbolla era, por ejemplo, al mismo tiempo párroco del poblado y capellán de la Fabricona. No había espacios exclusivos para las almas fuera de la empresa. Todo pertenecía a Ensidesa y Ensidesa velaba por todo. Y así sucedió durante años"
"Las oleadas de inmigrantes -leoneses, andaluces, extremeños y gallegos, primero, y, más tarde, asturianos procedentes de otras comarcas o del entorno rural de Avilés-, atraídos por los nuevos puestos de trabajo, no contaron con la correspondiente planificación por parte de las autoridades, a pesar de que este flujo migratorio había de provocar, de forma necesaria, una completa reorganización social del espacio. El Estado se ocupó, en ocasiones, de construir y organizar sumariamente los nacientes barrios obreros, como el poblado de Cancienes; y la propia Ensidesa levantó otros, como el de Trasona"
"Jorge Ramón Bogaerts, doctor en Historia y autor del libro «El mundo social de Ensidesa», cuenta que cuando era muy joven le escuchó a un amigo granadino el siguiente chiste: «Dos gitanos van por el monte y se encuentran a una pareja de la Guardia Civil. Uno de los guardias les dice "alto, ¿quién vive? " y después de un silencio se oye una voz que responde "ustedes que tienen economato"». No le encontró la gracia, porque pensaba que todas las personas «tenían economato» y que todos vivían en casas levantadas por la empresa que empleaban a sus padres. No en vano, Bogaerts nació en Llaranes, uno de los núcleos urbanos potenciado bajo las faldas de una Ensidesa que modificó por completo la fisonomía de una ciudad que pasó de 21.000 a 82.000 habitantes en cuestión de dos décadas. La necesidad de mano de obra del gigante siderúrgico, (...) y ahora atiende al nombre de Arcelor-Mittal, originó el desarrollo de zonas como Versalles, La Carriona, La Luz o Valliniello -muchas sin dependencia directa de la empresa- y trajo consigo un modelo de ciudad que hasta entonces era totalmente inconcebible (...)
Llaranes y otros poblados, como Garajes, La Marzaniella y Trasona, no daban abasto y fue entonces cuando la empresa compró el barrio de la Luz para poder ofrecérselo en régimen de amortización a sus empleados. La calidad y los servicios de La Luz nada tenían que ver con los que ofrecía Llaranes. «La empresa tuvo que admitirlo, usaba las viviendas de La Luz para operaciones de descenso de calidad, en algunos casos como alternativa para las viudas de trabajadores que de otra manera tendrían que haber abandonado cualquier vivienda relacionada con la empresa», explicó Jorge Ramón Bogaert. Después de La Luz, a medida que Ensidesa crecía, vino la expansión del resto de zonas citadas.
El también historiador Juan Carlos de la Madrid (...) asegura que el asentamiento de la empresa (...) «tuvo sus cosas buenas y sus cosas malas». Afirma que «fue un cambio radical y estructural en muy poco tiempo que, entre otras cosas, abrió una trinchera entre la población de antes de Ensidesa y la que llegó con la fábrica. Las diferencias entre los "coreanos" (nombre que recibían los foráneos) y los de toda la vida fueron una de las lacras de los inicios. Alrededor de Ensidesa se crearon poblados chabolistas que han durado hasta el siglo XXI». De la Madrid sostiene a su vez que la «fabricona» trajo consigo evidentes mejoras económicas que repercutieron en la ciudad. «Aparecieron los primeros consumidores modernos, los economatos... Ensidesa introdujo en Avilés una inyección económica"
"Berta más tranquila y sosegada que Aida y Alicia, pero siempre con una sonrisa en los labios y una frase agradable, imposible que se criticase a alguien en su presencia, ella siempre se ponía en el lugar de la otra persona, empatizando con ella y explicaba cual sería la causa de que actuara como lo hacía, siempre dispuesta a ayudar a quien lo necesitó"
"...queremos rendir el homenaje a estas tres mujeres trabajadoras y buenas personas de Trasona, yo creo que en el pensamiento de todos los que las conocemos y tuvimos relación con ellas esta está este reconocimiento, siempre se las recuerda con todo el cariño del mundo.El pueblo de Trasona debe mucho a estas tres mujeres que dedicaron su vida a ayudar a los demás siempre con una sonrisa en los labios, sembrando un buen ejemplo en las niñas de aquellos años"
"... todas esas jóvenes de entonces se acuerdan de lo importante que era estar en silencio en el horario de la la radionovela, no se podía hablar ni una palabra, porque a Alicia, Aida y Berta les encantaba escucharlas y después discutir sobre quien era uno u otro"
"Antonio Vázquez nació el 9 de diciembre de 1925 en una aldea próxima a Sama de Langreo. «Yo era un niño muy travieso. Pasé la infancia 'robando piescos y castañes'», recuerda. Su padre, socialista de los de entonces, se lanzó activamente «a la Revolución del 34», lo que le valió el destierro. «Estuvo dos años en Galicia, y cuando volvió estalló la guerra. Y lo mataron». Su hermana, mayor que él, simpatizaba por el comunismo y se hizo miliciana.
A Antonio Vázquez 'El Ruso', se le podrán conocer adversarios políticos, pero será difícil encontrarle enemigos en Trasona. Allí vive y se ha destacado como un activista tan convencido de que el comunismo traerá un mundo más justo e igualitario, que para sí lo quisieran en las asambleas del 15M.
Trabajó, políticamente, en la clandestinidad a la que le obligó el franquismo. Pionero del 'grafiti' político, durante la transición fue el mayor propagandista de la Unión Soviética con multitud de charlas, proyecciones y reparto de panfletos. También se ha sentido defraudado y traicionado -la última vez con el pobre resultado del Frente de la Izquierda en las pasadas municipales-, pero a sus 85 años mantiene ilusión y fe en un ideal comunista «que algún día será realidad». Y ello pese a que sostiene con amargura la carta en la que el PCE le comunica su suspensión de militancia. «Ya no hay comunistas en Izquierda Unida», lamenta.
Esa obsesión suya de 'viejo combatiente' por la coherencia política tiene mucho que ver con una biografía, la de 'El Ruso', que es reflejo de la convulsa historia reciente de Europa.
Antonio Vázquez nació el 9 de diciembre de 1925 en una aldea próxima a Sama de Langreo. «Yo era un niño muy travieso. Pasé la infancia 'robando piescos y castañes'», recuerda. Su padre, socialista de los de entonces, se lanzó activamente «a la Revolución del 34», lo que le valió el destierro. «Estuvo dos años en Galicia, y cuando volvió estalló la guerra. Y lo mataron». Su hermana, mayor que él, simpatizaba por el comunismo y se hizo miliciana.
Su madre decidió entonces sacarle de aquella situación y lo puso en manos del Socorro Rojo Internacional. Primero le alojaron en Gijón, «en el Orfanato Miliciano», hasta su evacuación a Rusia vía Londres. «Mi madre siempre decidió qué iban a hacer conmigo y siempre supo dónde estaba», apunta acerca de una de esas «tergiversaciones» interesadas que, dice, pueblan la visión que ahora se transmite de todo lo que tiene que ver con el comunismo. «Yo no puedo más que estar enormemente agradecido al pueblo soviético. Se volcaron con nosotros, nos dieron todo... Primero éramos nosotros y luego ellos», dice de su recuerdo en aquella «Casa de Niños» en la que fueron alojados los niños desplazados por la guerra de España.
Tanto él como sus compañeros conocieron a su llegada lo que él denomina «el comunismo total», siempre con la mente puesta en el regreso. «Nos daban clase en ruso y en castellano, para que no perdiéramos el idioma», recuerda. Pero aquella placidez inicial se vio truncada a los pocos años, con el avance de la Segunda Guerra Mundial. «Nos evacuaron porque los nazis habían entrado en Rusia». Pero no tuvieron tiempo a sacarles de la ciudad: Stalingrado. «Éramos veinte o treinta chicos y chicas de 14 a 16 años que trabajábamos en una escuela de aprendices».
Batalla de Stalingrado
Y se les echó la guerra encima. Los duros bombardeos de la Alemania nazi reventaron el refugio en el que se habían escondido, en el puerto, y del que él se había apartado unos metros. Murieron dos de sus compañeros. El resto salió arrastrándose y pudo ver la imagen, -narrada muchas veces por los testigos de la batalla-, de la superficie roja del Volga por la diferente densidad de la sangre y el agua del río. La otra imagen que le queda de aquel episodio son los indiscriminados ataques aéreos «con ametralladoras y bombas», que sembraron la ciudad de muertos inocentes. Ni los trenes de evacuados en los que fueron introducidos aquellos adolescentes huidos de la guerra civil española se libraban de ellos.
Superado aquel nuevo trance bélico, los chicos fueron trasladados a diversas ciudades de Rusia, pero también de Ucrania, Bielorrusia o, como fue su caso, a Georgia, país del que no guarda precisamente buen recuerdo. «De allí era Stalin», apunta acerca de un personaje al que no duda en considerar «un cabrón» por cómo impuso un sistema «muy estricto» que «llevaba a campos de trabajo durante dos o tres años a alguien por robar una manzana». Aquella época, recuerda, fue dura en una Rusia «en la que se pasó hambre, pero hambre de verdad... no solo apetito».
Él fue de un lado para otro durante aquellos años hasta que se reencontró en Stalingrado -hoy Volgogrado- con una mujer que había ejercido como maestra de su grupo de adolescentes españoles. «Me animó a estudiar. Yo seguía siendo un golfete, pero me convenció. Me convertí en técnico forestal, y mi vida se formalizó», recuerda.
Al poco leyó en el periódico -recita de memoria, en ruso, el titular-, que los niños de la guerra civil podían regresar a España. «Me entró una nostalgia enorme y me apunté». Con el billete del buque 'Crimea' en el que desembarcó en 1957 en Castellón en la mano, Antonio Vázquez recuerda el impacto que le produjo el regreso a casa de su madre. «Salí de una Rusia que en aquellos años se había convertido en un país próspero. Donde la vida había mejorado mucho para todos. Y volví a Langreo, donde todo era oscuro y triste, todas las mujeres iban de luto...», recuerda.
Ya en España, al tiempo que le homologaban su título de Forestales soviético para trabajar en la gestión de Muniellos, contactaban con él militantes comunistas. «Pero yo, entonces, no estaba muy implicado, viví lo que viví en la Unión Soviética, pero no entré en el partido».
'El Ruso' no encontraba su lugar en aquella España. Probó a emigrar, también como ilegal, a varios países europeos, pero regresó. Y poco a poco, fue haciendo su vida en Asturias. «Me casé, entré a trabajar en Ensidesa...», y tuvo tres hijos, de los que se tuvo que hacer cargo en solitario al enviudar. «Mi mujer tenía 43 años cuando murió», recuerda. Pero «con la ayuda de mis hijos, especialmente de mi hija, la mayor, que entonces tenía ocho o nueve años, salimos adelante».
El paso del tiempo, con todo, no le desvinculó de aquellos comunistas que le dieron la bienvenida a su regreso de Rusia, y fue acentuándose su militancia. «Puedo decir que fui 'un poco' fundador de Comisiones Obreras, y al final acabé dándolo todo por el partido». Ahora, después de tantos años, echa en falta que todo ese trabajo no tenga otros resultados. «Hace años había más conciencia de que lo que se hacía tenía que basarse en la defensa de la clase trabajadora, ahora no», critica de la izquierda política hegemónica. Pero él, con una sonrisa, no pierde la esperanza en el futuro..."
"Durante unos cuantos años Alicia, sin que nadie se enterase, con la ayuda de algunas clientas estuvo alimentando a una familia con siete hijos, sin casa que estaban de "ocupas " en el chalet en ruinas al lado de su casa, yo lo recuerdo, porque mi madre pasaba muchas noches convirtiendo unos coladores en la cara de unas muñecas que servían como colgadores para rodillos, tenían mucho éxito y se vendían en la tienda para sacar dinero para esa familia, esto duró hasta que llegó la autopista y con ella el derrumbe de aquel edificio que nos tenía enamorados a todos los niños de la época.
Todos los hermanos eran muy piadosos, pero en especial Aida y Berta, catequistas y organizadoras con D. Severino e Isidro de las excursiones del catecismo, a las que casi siempre llevaban a su sobrinos"
"En el pequeño barrio corverano de La Marzaniella y su vecino El Pobladín se produjo en la década de los años 70 y 80 del pasado siglo todo un milagro deportivo. Un grupo de jóvenes que residían en una distancia de trescientos metros entre unos y otros llevaron al hockey de la comarca avilesina, tanto en la modalidad de hierba como en la de sala, a las más altas cotas deportivas. Y fue todo un hito en nuestro país, propio de las hazañas del cómic de Asterix en las Galias en el irreductible poblado que se resistía a los romanos.
Imagínense la sorpresa que supuso ver a los chicos de La Marzaniella jugando la fase final del campeonato de España al lado de los 'monstruos' de este deporte nacional como Atlético Tarrasa, Egara, Club de Campo, Jolaseta o Tenis Santander y conseguir un sexto puesto impensable cuando se trataba de hijos de productores de Ensidesa que eran una piña de amigos. O la cara que se le quedó al seleccionador nacional al ver sus evoluciones y acercarse al grupo para preguntar cómo era posible que un equipo asturiano retara a las grandes potencias nacionales. Ellos hicieron posible que el hockey nacional también mirase a Asturias
Pero todo empezó por la idea que tuvo Ensidesa de crear, justo entre La Marzaniella y El Pobladín, una cancha de hockey sala, en la que un buen número de jóvenes se adentró en ese deporte y otros que allí residíamos la aprovechábamos para jugar al fútbol. Justo donde hoy se ubica el terreno de juego del Club Deportivo Los Campos.
A las órdenes de Manolín y formando en el Grupo Empresa Ensidesa se iniciaron jóvenes tan recordados como el portero Rabanal, Pantaleón, Gondell, Luis y Chema Caballero, y se fueron uniendo otros como el también portero Jaime, Otero, Julito, Carlos y Alfredo Presa, Rayo, Víctor Fuertes, Héctor Ordás, Pendones, Cortina, Adolfo, Francisco, Nano, Félix, Manolo García, Javi, Coque, Nandín, Andrés y Tino, entre los más representativos. Con el transcurso del tiempo les reforzarían Villanueva, Beni y Valenzuela, procedentes de la Universidad Laboral de Gijón, los dos primeros vecinos de Piedras Blancas y Llaranes.
Formando primero en Ensidesa (a partir de 1967) y luego en Oje Trasona-Corvera 1970-1978) rompieron la hegemonía regional del Grupo Cultura Covadonga, ya que los títulos comenzaron a caer del lado corverano, tanto en sala como en hierba. En esta última modalidad se adentraron posteriormente y usaron como primer campo de entrenamiento uno que estaba en cuesta.
Si, como han leído, y se encontraba justo donde hoy en día hay un merendero al lado del pantano de Trasona. Y como buenos hijos de productores, la mayor parte de ellos accedió a trabajar en Ensidesa a través de la Escuela de Aprendices.
De ahí la mayor sorpresa en las campeonatos de España cuando los rivales se enteraban que cuando ellos casi eran profesionales de este deporte los avilesinos hacían hueco tras sus trabajos a turnos en la fábrica para preparar las competiciones
El secreto de su éxito deportivo no era otro que la fuerte amistad que tenían todos ellos y que aún hoy mantienen con reuniones periódicas. Mantuvieron fuerte el grupo y cuando la Oje Trasona y Ensidesa se quedaron sin recursos para mantener el coste no aceptaron disgregarse. Precisamente el Grupo Covadonga echó sus redes en ellos para llevarlos a sus filas, pero la negativa fue total.
Era el año 1979 y fueron a ver a Toso Muñiz para formar la nueva sección de hockey de la entidad polideportiva. El éxito llegaría de inmediato..."
El éxito sería nada menos que jugar en la División de Honor, sigue contando Rendueles...
"Corría la década de los años 80 cuando la Atlética Avilesina logró participar hasta en seis fases finales del campeonatos de España de sala (de 1981 a 1986) y ser el inapelable triunfador de las competiciones regionales. Toda una hazaña nacional que sólo fueron capaces de igualar en esa época el San Pablo Valdeluz de Madrid y el Atlético Tarrasa. Un club este último, que logró ser campeón de Europa- plagado de jugadores internacionales y contra el que los chicos de la Atlética llegaron a igualar a cuatro tantos al descanso de un partido en el que se midieron.
En ese intervalo de tiempo, seis jugadores de La Marzaniella llegaron a enfrentarse en 1983 con la selección asturiana sub 23 ante la selección de Francia en las instalaciones del Grupo Covadonga.
Todo un acontecimiento del que nunca se olvidarán nuestros protagonistas Caballero, Julito, Rayo, Gondell, Héctor y Nandín. A ellos se unió el portero avilesino Gorri.
Grato recuerdo fue también la participación de la Atlética en División de Honor (temporadas 1987-88 y 1988-89), cuando se dividió la categoría en tres grupos y fue encuadrada en la zona noroeste. De la mano del técnico Perucho lograron mantener la categoría en su primer año, y eso que en su grupo jugaban equipos de la talla del Jolaseta, Zaragoza, Anoeta San Sebastián o Tenis de Santander con sus impresionantes instalaciones e infraestructura.
En la segunda el equipo volvió a lograr su objetivo, pero renunció a seguir ante el fin de ciclo de sus jugadores, ya enfrascados en sus obligaciones familiares y laborales.
A este grupo ejemplar de jóvenes le siguieron otras dos generaciones también en su mayoría de La Marzaniella, aunque no llegaron a las cotas de sus mayores. Ahí estaban los Toni, Valentín, Costoya, Tino, Chofo, Alberto, Marianín, Luque, Fernando y Charly por citar algunos de ellos, o los que se fueron incorporando desde la base creada en la propia Atlética Avilesina tras su formación. Una llama competitiva que ha tenido intermitencias, pero de la que aún restan las reuniones y encuentros esporádicos que recuerdan un éxito tan insólito".
"En el verano de 1971, un grupo de amigos que rondaban los 16 años decidieron que ya estaba bien de jugar al fútbol en las carreteras e iniciaron el proceso para formar un equipo de fútbol, lógicamente juvenil dada la edad de los jóvenes.Lo primero que fue buscar personas que quisieran formar una directiva que presidió D. Manuel García Díaz “Lolo” que continuaría durante 20 años como Presidente, y formó la primera Junta Directiva.La directiva toma las riendas del Club, y busca entrenador, el malogrado Luis Polledo, y así comenzó a funcionar el Club Deportivo Los Campos en la temporada 1971-1972.Se jugaba en La Toba con la autorización del Club Deportivo Ensidesa, en aquellos momentos tuvimos el campo “casi hecho”, pero en el último momento cuando el terreno estaba explanado, las porterías puestas, los tubos de drenaje allí etc., el Ayuntamiento de Corvera decide construir el Colegio de Los Campos en lugar del Campo de fútbol"
Y así, con la inauguración de este nuevo estadio, es como el club viene a Trasona, que también había tenido su equipo de fútbol, el C.D. Trasona, desaparecido en 2011:
"Hubo que esperar hasta el 30 de diciembre de 1.995, que se inauguró el actual campo de La Marzaniella, siendo Alcalde de Corvera Víctor Manuel Alvarez León, y hasta entonces se jugaban los partidos de competición en La Toba con la autorización del C.D. Ensidesa primero y después del Real Avilés Industrial.
En el año 1972, entraron en la Junta Directiva dos personas que junto al Presidente D. Manuel García Díaz iban a tener un papel destacado en el funcionamiento de este Club, D. José Ramón Pérez Gutiérrez (actual Vicepresidente) y Víctor León García (actual Tesorero) que siguen formando parte de la directiva.En la temporada 1991-92 accede a la Presidencia del Club D. Segundo Sánchez Pordomingo.El Club Deportivo Los Campos inicialmente tuvo solamente un equipo juvenil hasta la temporada 1990-1991 que se formó un nuevo equipo en categoría cadete, y a partir de la temporada 1994-1995 dispuso de equipos en todas las categorías de fútbol y fútbol-sala, Benjamin, Alevín, Infantil, Cadete y Juvenil.Con la llegada a la Marzaniella el 31 de diciembre de 1995 que se inauguro el Campo Municipal, y el aumento de equipos desde esa fecha hasta la actualidad que pasamos de 20, los equipos del Club Deportivo Los Campos que lograron los mayores logros deportivos, fueron el equipo juvenil a participar en Liga Nacional durante la temporada 97-98, bajo la dirección de Quiñones y las 00-01, 01-02, bajo la dirección de Gilberto, y el mayor hito de la historia del club, fue en la temporada 2010-2011, en la que el equipo prebenjamín fue campeón de Asturias, ganando en la final al R. Oviedo por 5 a 2, dirigidos por Luismi y Pablo"
"... ella, siempre te atendía con una estupenda sonrisa y una dulzura extraordinaria, Manolo amable y servicial pero tratando a todos los clientes de Ud., costumbre que se le pegó en los años que permaneció en Cuba"
Entre ambos poblados estaba también la tienda de Elena. La existencia de un economato de Ensidesa en el poblado no era obstáculo para que se abriesen varias tiendas alrededor de La Marzaniella, frente mismo a las casas del barrio, en la carretera, la principal vía de comunicación hasta la construcción de la autopista
"... todos los niños le teníamos terror cuando acudía a nuestras casas con el maletín, después hizo fisioterapeuta y se estableció en Avilés cuando le expropiaron la casa para construir la autopista"
"y actuaciones musicales de los chicos de nuestro pueblo que con sus guitarras eléctricas causaban furor entre las chicas.No nos podemos olvidar de sus sillones de madera que rugían cuando te sentabas, los acomodadores eran vecinos de La Marzaniella"
Enfrente de nosotros está el Centro de Salud de Trasona, en un chalet estilo montañés que fue propiedad de Ensidesa, bien estudiado en la ficha correspondiente del Catálogo Urbanístico de Corvera:
"Nos encontramos ante el mejor ejemplo de la arquitectura adscrita al regionalismo montañés en Corvera. Se trata de un excelente edificio de cuidada fábrica y detalles, situado al lado de uno de los poblados que componían el espacio de residencia de ENSIDESA. La casa responde al gusto del estilo montañés por la utilización de elementos propios de ese estilo tales como el amplio alero, los pináculos que coronan la cubierta, el juego de volúmenes o la utilización de arcos rebajados. Formalmente es una vivienda unifamiliar de planta cuadrada con un semisótano y dos alturas (planta baja y piso) con cubierta a cuatro aguas con un alero de amplio voladizo. La fachada principal tiene una amplia puerta de acceso con arco rebajado, que genera un espacio de porche, sobre la que se abre un gran vano adintelado dividido en dos por una columna de inspiración renacentista. La parte izquierda de la fachada presenta un ligero destacamiento en planta de la calle vertical y tiene dos vanos adintelados, uno en cada planta. La fachada posterior tiene una galería en cada planta, que recorre la mayor parte de la fachada. En una de las fachadas laterales hay una logia con arcos carpanel"
Yendo pues a la derecha vemos las casas del poblado de La Marzaniella, donde más antiguamente estuvieron Los Barracones, donde dormían los empleados de Huarte, la constructora de los trabajos de construcción de Ensidesa, siendo otra parte los comedores de los trabajadores, los cuales estaban a cargo de Manolito, quien con las sobras de la comida alimentaba su granja de cerdos- Más tarde estos barracones fueron habilitados, con una planta más, para viviendas de obreros y sus familias, así como para oficinas de la empresa
Por aquí estuvo también la tienda de María Celesta, de la que se hizo cargo su hija Elena, a la que también ayudaba Alicia de Ca Marcelo. Había parada de autobús y estaba la casa de Pepe El Zapatero. Otro reparador de calzado muy célebre era conocido por su apodo, El Zapatero del Bulto, un salmantino que se asentó en el vecino barrio de Gudín y recogía los zapatos a reparar (muchos por entonces) según venía aquí a su zapatería, devolviéndolos al regreso cuando ya estaban arreglados. Le ayudaba su hijo Ángel Hernández García. En 1966 se mudaron a Avilés y abrieron la tienda de Bolsos Gredos
"El poblado de la Marzaniella surge al abrigo de la política paternalista de la empresa ENSIDESA en los años cincuenta. Junto con el de Llaranes, Garajes y Trasona, conforma un primer grupo de poblados terminados a finales de los años cincuenta. Estos poblados constituyen cuidados ejemplos, en cuanto a la calidad de factura y premisas urbanísticas, que recogen las tendencias desarrolladas en la Europa de la posguerra. Además, los poblados de ENSIDESA conforman el documento más claro en Asturias de la superación de la fase paternalista de empresa hacia el paternalismo estatal. Dentro del grupo de poblados citados, La Marzaniella tuvo un carácter netamente obrero, por lo que primó la economía de recursos y las soluciones constructivas realizadas fueron de carácter modesto. Existen dos zonas diferenciadas en La Marzaniella. En este caso la tipología existente es la de bloques de viviendas en planta baja y piso, que se abren a una serie de viales internos y que cuentan con pequeñas zonas verdes entre la vivienda y el vial. En cuanto a los viales debe destacarse la amplitud de los mismos, que permiten un esponjamiento de una trama urbana que, de lo contrario, sería notablemente densa. Esta amplitud de viales permite incorporar zonas verdes de manera continua en un ejemplo de cómo debieran plantearse este tipo de promociones. Las dimensiones de cada vivienda son reducidas (entre 33m y 40m) a diferencia de los otros poblados mencionados cuyas viviendas cuentan con mayor amplitud"
"Trasona, parroquia sin un gran núcleo de población de referencia, con poco más de 2.000 habitantes en el último censo de 2010, se obliga a confiar en el paisaje verde y abierto que no se ve desde la travesía industriosa de la AS-19. Aquí su apariencia urbana se aloja en un pasillo recto trazado en paralelo a la carretera y atrapado entre las murallas fabricadas por la industria y el progreso: por un lado, la planta química de Fertiberia y la autopista «Y»; por el otro, las naves interminables de la acería. La Marzaniella, el núcleo más poblado de la parroquia, sirve como ejemplo. El poblado es una sucesión de bloques clónicos de dos alturas y fachadas de distintos colores pegados a la fábrica, haciendo calles casi gemelas identificadas con nombres de mares del mundo. Aún hoy es «Ensidesa» la inscripción que se lee aquí hasta en las tapas de las alcantarillas. No en vano fue la empresa la que lo construyó para sus trabajadores, a ella se le pagaban limpieza y agua y una renta de 311,80 pesetas por las viviendas hasta que los inquilinos las compraron en 1992. «Y bendita Ensidesa», exclamará pronto Manolita del Busto, secretaria de la asociación de amas de casa Siglo XXI, recordando que toda esta expansión industrial que se apoderó y transfiguró el paisaje de su pueblo ha sido también el origen básico de su razón de ser y de su riqueza. «A mí me da pena verla tan quieta», la acompaña Maximina Granda, presidenta del colectivo de mujeres, regresando de pronto a la época en que La Marzaniella todavía se llamaba «La Barquera» -Ensidesa le cambió incluso el nombre- y se movía mucho más y tenía economato y comercios y más bares y obreros. En la travesía de la AS-19 está cerrada la «carnicería Balbina» y en los bajos de la calle Mar Mediterráneo ya no se observa ningún rastro de lo que fue hasta los noventa el economato de Ensidesa"
"La quietud de la «Ensidesona» es también la de su «poblado», donde cuesta intuir la vida detrás de las ventanas en una sobremesa cualquiera entresemana. Del aluvión que tomó al asalto este lugar a partir de los cincuenta quedan rescoldos, «empezaron a fallecer los cabezas de familia», y los jóvenes, explica Fonsi Martínez, tienen mucha competencia muy cerca para vivir con comodidad lejos de este caserío edificado a toda prisa y sin apenas espacio hacia donde crecer. En la Trasona urbana y fabril «se percibe un gran vacío, se nota que hay menos gente», concluye. La enorme planta llamada «de Avilés», que por aquí sale de Avilés, atraviesa Corvera por Trasona y sigue hacia Carreño y Gozón, llegó a superar los 14.000 trabajadores en sus esplendorosos setenta, pero hoy, después de todas las reconversiones, de la privatización y los cambios sucesivos de propiedad, en el nuevo gigante de dominio indio quedan trabajando casi 4.000 empleados en esta factoría. Todas las sacudidas de la empresa se han sentido primero aquí, en este lugar erigido por la fábrica para asistir a la fábrica, en este poblado inconfundiblemente industrioso que ahora resiste obligado a enfrentar su segunda reconversión.
La antigua Ensidesa era la cabeza tractora, incluso la constructora de una parte abundante del caserío que hoy le sigue acompañando en Trasona, pero la parroquia corverana, la tercera del concejo en habitantes, tras Las Vegas y Los Campos, sabe que ya no puede ser sólo acería, laminación fría y caliente, que aquí debe haber algo más que parque de chatarra y fabricación de fertilizantes. Además de todo eso y de lo que germinó a su alrededor, aparte de estas hileras de edificios gemelos, agrupados los de dos alturas de La Marzaniella con los de planta baja de «El Pobladín»
"Aquel sábado 6 de febrero de 1971 me encontraba en La Marzaniella (Trasona) terminando de planificar un trabajo junto con un compañero, el economista Mariano Blanc, en las oficinas provisionales que el departamento de Organización de Ensidesa tenía en uno de los bloques -en la calle Mar Mediterráneo- del poblado siderúrgico de La Marzaniella, con pinta urbanística parecida al de Llaranes.
Estaba al teléfono recibiendo datos sobre puestos de trabajo que nos facilitaban desde la acería Siemens que yo le iba transmitiendo a Blanc y él apuntaba en un pequeño encerado hasta que, a las 10.25 horas, se corta la línea telefónica y «… tres horripilantes explosiones fusionadas en un estruendo horroroso rompe el aire en el interior de factoría. Al instante una densa nube de vapor oculta al edificio de la Acería LD-1, en las inmediaciones de los gasómetros. Al mismo tiempo el cielo gris es poblado de infinidad de puntos negros que avanzan hacia Llaranes, simulando una desorganizada banda de aves tétricas. Unos segundos después la lluvia de chatarra de hierro siembra el pánico entre los hombres y mujeres que asustados por la rociada de vidrios y cielos rasos en muchas de sus viviendas que se les vino encima con la explosión, riega el entorno en más de un kilómetro. Instantes después (segundos), un silencio total se apodera del ambiente encogiendo estómagos y alterando latidos de corazones acongojados ante lo que se teme… ¿cuántos muertos?»… es parte de una narración de José Ángel del Río Gondell -uno de los más destacados impulsores de la cultura y el asociacionismo del poblado de Llaranes- en su documentado libro ‘Llaranes. Tres épocas’. Que, junto con un artículo del recordado José Carlos Valdés también miembro muy activo del Club Popular de Cultura, son dos fuentes veraces que explican aquella enorme explosión que sacudió Avilés y Asturias (el estruendo se escuchó en Oviedo) y tuvo eco en medios de comunicación nacionales e internacionales dada la importancia siderúrgica de Ensidesa en el panorama siderúrgico europeo. En lo que dejaron escrito Del Río Gondell y Valdés están los datos que explican el más grave accidente (8 muertos y centenares de heridos) que tuvo Ensidesa en su existencia y que sembró el miedo en la comarca de AvilésLlaranes era la zona poblada más cercana al lugar de la explosión. A parecida distancia, aunque en otra dirección, lo está el poblado de La Marzaniella desde donde después de quedarnos paralizados (no creo que llegase a cinco segundos aunque aún me siguen pareciendo cincuenta y cinco) muchos salimos al exterior desde donde se divisaban nubes de humo y vapor en la zona de las acerías muy cercanas a los gasómetros, instalaciones que el personal creyó en los primeros momentos causantes de la explosión. Con un canguelo muy notable algunos, poco después, intentamos acercarnos, mezcla de curiosidad y ofrecimiento de ayuda, pero nos cortaron el paso miembros de la Guardería Jurada de Ensidesa que ya rodeaban la zona cero, el epicentro de la explosión.
En el casco urbano de Avilés hubo heridos leves, físicamente, por rotura de cristales en viviendas y escaparates de las calles. Pero los heridos mentales fueron multitud. El pánico se apoderó de buena parte de la población a lo que ayudó también la llegada -procedentes de otras ciudades- de docenas de ambulancias, camiones de bomberos y fuerzas de orden público.
En Llaranes la cosa fue mucho más grave, como está escrito más arriba, y la complementa José Carlos Valdés precisando que «sobre las 10.25 horas se produjeron en un par de segundos tres explosiones consecutivas de una magnitud considerable… al explotar, al menos uno de los seis acumuladores de la instalación de recalentamiento de vapor situada al pie de la planta de la acería LD-I».
La onda expansiva proyectó piezas de considerables dimensiones y peso a más de un kilómetro de distancia en dirección Llaranes. Recordó Valdés, en un post de Facebook, que «independientemente de los daños interiores, recordamos una viga doblada delante de la entrada del colegio de niños en la calle Monte Bobia y una enorme válvula semienterrada, como un obús sin explotar, a la altura del nº 10 de la calle Gijón de Llaranes y que a las seis de la tarde aún conservaba una temperatura tan notable que había resecado el barro a su alrededor».
Se sucedieron episodios dantescos como el camión que cruza el puente de Llaranes y una chapa voladora siega la cabina decapitando al conductor y el vehículo sin control se estrella contra el edificio de la telefónica, o trabajadores quemados, uno de ellos en grado tan alto que fue evacuado a la Unidad de Quemados del Hospital La Paz de Madrid donde falleció… Al Sanatorio de Ensidesa (popularmente conocido como El Hospitalillo) comenzaron a llegar heridos (en tal cantidad que empezaron a ser desviados a hospitales de Avilés, Oviedo, y Gijón) y poco después una multitud estaba concentrada ante el centro sanitario. Era gente procedente mayormente de Llaranes, barrio de La Luz y Avilés a la búsqueda de noticias sobre sus familiares que aquella mañana estaban trabajando en la factoría. Y que eran miles.
«Médicos, bomberos, la guardería jurada, seguridad y personal voluntario se hicieron cargo de la situación de forma inmediata» dejó escrito José Carlos Valdés que trabajaba al lado del lugar donde se produjo la explosión. Pero quedó para siempre el miedo de comprobar que ‘la empresa’ -como llamaban sus miles de empleados a Ensidesa y no ‘fabricona’ como dicen algunos- no era tan perfecta en materia de seguridad como parecía..."
Otra de las historias de aquel terrible día la vivió Legazpi también aquí, en La Marzaniella, la de los vendedores ambulantes que fueron los que dieron la noticia que se necesitaba ayuda, donantes de sangre en concreto para los heridos:
"Los vendedores ambulantes de fruta, pescado, etc., que se desplazaban diariamente a los poblados -en furgonetas e ‘isocarros’ actuando como verdaderas tiendas con ruedas- hicieron, en un primer momento, de portavoces improvisados de primeros auxilios. En La Marzaniella uno de ellos transmitía con un megáfono por las calles del poblado la urgente petición de donantes sangre del grupo 0 RH negativo para que se personasen en el sanatorio de la empresa, … ¡para los heridos por el bombazo de Ensidesa!, añadía el vendedor por su cuenta.
Ante el temor de escapes de gas tóxico fueron paralizadas todas las instalaciones de producción de la factoría: hornos altos, acerías y trenes de laminación. Fue por todo esto por lo que desde entonces ha quedado, para algunos, una leyenda urbana que dice que Avilés pudo, entonces, haber desaparecido del mapa.
Lo que si es verdad es que aquel 6 de febrero de 1971 que había amanecido parcialmente gris tiñó brutalmente, a mitad de la mañana, a negro"
Continuando camino, nos sentimos inclinados a subir ya por esta rampa, pero una flecha amarilla un poco más allá nos indica seguir calle abajo..
"Después de 33 años de existencia, el Club Deportivo Trasona puede pasar a mejor vida en los próximos días. El primer paso ya está dado con la inminente retirada del equipo, que milita en el grupo segundo de Primera Categoría Regional y que no se presentará el próximo sábado en su campo de El Palacio en el partido ante el líder, el Real Tapia.
El presidente del club corverano, José Luis López Martínez, 'Medero', presentó ayer en la sede de la Real Federación Asturiana de Fútbol un escrito en el que explicaba y rubricaba con su firma los motivos de una renuncia que califica de «irrevocable, no hay marcha atrás posible. El equipo se retira y los socios decidirán, en una asamblea que se convocará en cuanto los plazos legales lo permitan, el futuro con la posible disolución de la entidad».
La plantilla de futbolistas y el entrenador, Amador Alonso, ya fueron informados de la decisión del presidente el pasado sábado, al término del partido que el Trasona disputó, y perdió, en Puerto de Vega y que deja al equipo de Amador sumido en la penúltima posición.
Entregado el escrito de renuncia, el siguiente paso será, por parte del Comité de Competición de la Federación Asturiana, recoger y publicar esta renuncia y decidir qué medidas deportivas se adoptan. El reglamento expone que se mantienen los resultados de los partidos disputados por el Trasona hasta la fecha, y a partir de la retirada se dará el partido por ganado a los equipos rivales por 3-0 o 0-3.
José Luis López expone tres argumentos para justificar esta retirada: su delicada salud, el abandono que sufre el club y la problemática arbitral. En el escrito redactado, firmado y entregado ayer por 'Medero' en la Federación Asturiana, se detallan las razones de esta medida. Además de la edad, 73 años, y una salud delicada, Medero no tiene más apoyos que el de un directivo, Jesús Álvarez, ya que el resto de la junta lo ha ido dejando por distintos motivos, uno de ellos el que da pie al tercer motivo de la renuncia: los árbitros.
«No se toman medidas»
El presidente del Trasona carga contra la Federación Asturiana y los árbitros: «Hacen lo que quieren y tienen todo el poder. Falsean las actas, amenazan y los únicos que recibimos castigo somos los clubes, los entrenadores o los futbolistas. No vale de nada alegar, el acta es lo único que vale, y muchas veces no refleja la verdad. Hay árbitros que mienten y no se toman medidas. En otros casos no quieren redactar el acta al final del partido, alegando que la impresora no funciona. En la federación saben que eso no es cierto, y pese a prometernos que ese problema se iba a subsanar, volvió a pasar en el último partido en casa, con el Barcia».
No es la primera ocasión en la que el decano de los presidentes de clubes de fútbol en la comarca avilesina, y uno de los más veteranos en Asturias, afirma su intención de marcharse, aunque Medero siempre terminaba tirando del carro del Trasona. Ahora su decisión es mucho más que un calentón después de un partido, el del sábado en Puerto de Vega, en el que tomó la decisión de retirar al equipo.
En el campo El Campón se llenó el vaso de la paciencia con la actuación de Junquera Yuste: «Había que estar allí para ver el arbitraje que sufrimos, y yo no estoy para aguantar estos disgustos cada fin de semana, así que el Trasona se retira de la competición».
Los socios -unos cincuenta- decidirán en la asamblea el futuro del club, que por cierto está saneado económicamente. «Mañana -por hoy- liquidaremos las primas de febrero con la plantilla, y después a la Federación las multas por tarjetas que tengamos pendientes»
"La tradición no entiende de tamaños, y si no que le pregunten a José Luis García González, que lleva 16 años haciendo maquetas de hórreos con maderas que encuentra «por ahí». «Utilizo maderas que encuentro en la calle, de palés, aunque también compro algunas», dice el carpintero. El proceso de elaboración de las maquetas, según García, dura un mes. Utiliza diferentes herramientas que guarda en el interior de las maquetas bajo llave. «Mira qué guapo lo tengo, ¿dónde lo iba a meter si no?», se pregunta.
José Luis ha decorado el entorno de su casa en La Marzaniella con hórreos en miniatura. Una de las maquetas es para exponer en mercados y ferias como la Feria del Branu que se celebró la pasada semana en La Callezuela (Illas). Hacer hórreos no es la única labor que tiene José Luis con la madera, los bastones son otro de sus fuertes. «Garro palos en el monte cuando salgo a pasear por ahí y luego los barnizo», dice. Ha hecho más de 100 bastones desde que se jubilara de Ensidesa, e incluso envió nueve de ellos a la Casa Real en 2005. Tiene más aficiones. «Cada vez que voy a pasear ando siempre mirando al suelo por si encuentro tréboles. Los tengo de diferentes tipos, de tres hojas, de cuatro, de cinco y hasta de ocho. Son fáciles de encontrar, luego dicen que no hay», concluyó el vecino de La Marzaniella"
La página Asturias Verde le dedica un video a esta su obra, y estas palabras:
"Esta muestra de hórreos y paneras artesanales en miniatura que podemos encontrar en la Marzaniella, concejo de Corvera en su límite con Avilés, es un auténtico encanto.
Los minihórreos y también otros elementos típicos en miniatura de la tradición rural asturiana como carros o aperos, son obra del artesano José Luis García González, que realiza estas maquetas desde hace 16 años, en su casa de La Marzaniella"
"Bar "Villanueva", regentado por Manolín, siempre con una sonrisa en los labios, con la colaboración de su madre y su esposa. En los años sesenta y hasta que se casó, trabajó como dependienta Mª Carmen, hija de Josefa Fernandez, que vivían en la casa que hay al lado del área recreativa del Pantano en Overo, los padres de Mª Carmen tenían un bar en su casa.El Villanueva un bar-tienda, que a pesar de encontrarse en el poblado de enfrente "El Economato de ENSIDESA", siempre estaba lleno de clientas a las que les encantaban las tertulias que se hacían en torno al mostrador.Al lado se encontraba el Bar "La Paloma", su dueña Amelia, al principio había un poco de todo, bar, tienda y mercería, más tarde se transformo en restaurant, donde se servían comidas a muchos empleados de ENSIDESA.En su puerta siempre se reunían todos los chicos jóvenes del Poblado que eran amigos de su hijo, en la actualidad todavía permanece abierto."
"La planta ocupó el fondo del estuario avilesino, habilitándose el muelle siderúrgico en la dársena de Agustín. Las obras constructivas del extenso complejo fabril – baterías de cok, hornos altos, acería, talleres de transformación, central térmica…- se iniciaron en 1952. La producción se inició el 24 de septiembre de 1957 con el encendido el primer horno alto, Carmen. Entre sus elementos más destacables podemos señalar un grupo de instalaciones cuyo diseño corresponde al ingeniero Carlos Fernández Casado, que constituyen algunos de los primeros ejemplos del empleo del hormigón prefabricado en España. Se trata de los Talleres de Laminación, Fundición, Mecánico y de Calderería, junto con el Depósito de Locomotoras, planificados y construidos entre 1952 y 1959"
"Maximina, siempre inquieta, vivaz, alegre y trabajadora se hizo muy popular en nuestro pueblo. Pasó parte de su infancia en Bardasquera en casa de su abuelo "Manuel del Cristo" con los años fue y es presidenta de las amas de casa de Trasona.
Rafael y sus hijos son expertos pescadores reconocidos a nivel nacional"
"Los poblados de «La Marzaniella» y «El Pobladín de Trasona» en el Concejo de Corvera de Asturias han experimentado un proceso de deterioro físico causado tanto por sus propias características como por el transcurso de los años y la carencia de una adecuada conservación, que en la actualidad exige la puesta en práctica de actuaciones de rehabilitación.
Como consecuencia de ello, a fin de evitar el proceso de degradación existente en los inmuebles y con el fin de adecuarlos a unas condiciones de seguridad y habitabilidad adecuadas, el Consejo de gobierno del Principado de Asturias, con fecha 30 de marzo de 1995, declaró los poblados indicados como Area de Rehabilitación, al amparo del Real Decreto 726/1993"
"Las baterías de cok constituyen un elemento clave en la producción del acero; el cok -o coque- es un material apreciado por su poder calorífico, dureza y porosidad.
Del primer diseño de las instalaciones se encargó la empresa alemana Didier, que desde Essen -donde se encuentran la factoría de Zollverein, declarada Patrimonio Mundial en 2001- concibió una estructura que fue ligeramente modificada, para su adaptación al terreno avilesino, por el ingeniero jefe de obras civiles de ENSIDESA Amalio Hidalgo y por el ingeniero Alberto Mallol. Pese a que la fundación de la Empresa tiene lugar en 1950, los primeros proyectos para las baterías de cok se fechan en 1953, poniéndose en funcionamiento el conjunto de hornos en 1956.
Tras el desmantelamiento de los cuatro hornos altos de Avilés y, hasta el cierre definitivo de las baterías de cok en septiembre de 2019, el cok producido en la ciudad era trasladado por carretera a las instalaciones de Veriña (Gijón). La construcción de una planta más moderna en Gijón propició la clausura de las instalaciones que ahora se prevén demoler en su totalidad para la ampliación del Polígono Empresarial del Principado de Asturias (PEPA), cuya primera fase se erigió sobre los terrenos del resto del complejo siderúrgico.
Actualmente diversas instituciones defienden la preservación de los elementos más significativos, adaptándolos a los nuevos usos previstos. Se han realizado varias visitas interpretativas por los exteriores y se han organizado jornadas divulgativas a cargo del Centro de Estudios del Alfoz de Gauzón y del Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias. En la actualidad, los terrenos e instalaciones son propiedad de Sepides, la Sociedad Estatal dependiente de la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales)"
"Un día nos dijeron que Ensidesa era Arcelor. Pero para la historia de Asturias es preciso matizar: Arcelor es Ensidesa, la empresa que colonizó a mediados del pasado siglo una zona de marismas a la derecha de la ría de Avilés y protagonizó el mayor terremoto demográfico en la historia industrial española: de 21.000 habitantes en 1950 a justamente el doble ocho años más tarde, y de ahí para arriba. Las instalaciones de Ensidesa en Avilés son una de las ocho joyas del patrimonio industrial asturiano elegidas recientemente entre las cien mejores de España por el Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio, organismo de la UNESCO (...)
Parque de Bomberos, torre de control. Cuatro pisos desde donde Avilés tan sólo se perfila. A la derecha, el mamotreto bicolor de la acería LD3, el penúltimo grito en técnica de acero. Al otro lado, la Ensidesa histórica, la planta de sinterización, las baterías de coque, los hornos altos, las chimeneas de fosa que apuntan al cielo con un aire de geometría clásica... Ensidesa Avilés ha variado con el tiempo y con el desarrollo de la técnica. Estamos en lo que fue la mayor fábrica de España, cuatro millones de metros cuadrados de talleres, hornos, viales, líneas ferroviarias, naves y poblados anexos. Llaranes, el más conocido; pero también La Estrella, La Luz, Garajes o La Marzaniella.
Ensidesa fue levantada con vocación de ciudad y con ánimo diligente. El decreto de creación en 1950; el inicio de las obras, pocos meses más tarde; en apenas cuatro años se construye el complejo avilesino y la primera producción sale de los hornos en 1956. Y todo sobre un terreno que hubo que allanar y desecar.
La historia social de Ensidesa discurre paralela: inmigración, arraigo, modificación del paisaje urbano, de las costumbres y los rostros de la calle. Pero ésa es otra historia. Adentrarse en la fábrica de Avilés, perteneciente a la única siderurgia integral que queda en España, con una producción de más de cinco millones de toneladas de acero líquido al año, es aceptar el juego del laberinto. Para no perderse, al menos en teoría, sirve una amplia maqueta que es preciso actualizar, instalada en los bajos de las oficinas generales, uno de los primeros edificios construidos a principios de los cincuenta"
"Hay poesía en algunas de las naves. Más por dentro que por fuera. Lo que vemos desde el exterior suelen ser construcciones sólidas de hormigón prefabricado que nos recuerdan los viejos tiempos de autarquía franquista. Pero por dentro las cosas cambian, la luz lo envuelve todo, el vidrio gana la batalla y los espacios se agigantan. Entrar en la nave abovedada del taller de calderería sugiere lo etéreo que puede llegar a parecer el hormigón. La nave de laminación es también un espectáculo en sí misma, un inmenso taller a tres niveles de altura que tiene porte de catedral con un sistema de acceso de luz que, según la hora del día, permite sensaciones sugerentes y diferentes.
Ambas instalaciones, calderería y laminación, llevan firma ilustre, la del riojano Carlos Fernández Casado. Un portento que conjugaba técnica y humanismo. Ingeniero de caminos, ingeniero de telecomunicaciones y licenciado en Filosofía y Letras, por citar tres apuntes de un currículum sin desperdicio. Casado (1905-1988) trabajó intensamente en Asturias, aunque su obra más simbólica está en la frontera, el puente sobre el embalse de Barrios de Luna, en la autopista del Huerna, ya pasado el túnel del Negrón..."
"Quedan ocho de las diez baterías de coque, no hace mucho que desapareció -desgraciadamente- el edificio de la central térmica, una de las dos plantas de sinterización fue desmontada y trasladada a la factoría de Gijón en los noventa, y unos años antes se dio por concluida la vida de la antigua acería LD2.
En el corazón mismo de Ensidesa, una parte de la nave de los antiguos hornos y laminación en caliente es utilizada actualmente como almacén para la expedición de productos acabados. Se trata de una nave inmensa, que mide casi un kilómetro de longitud y ocupa una superficie aproximada de 170.000 metros cuadrados"
"La Compañía del Ferrocarril de Carreño explotó una línea de ancho métrico entre Gijón y Avilés, resultante de la superposición de varias concesiones y destinada, en un principio, al transporte de rninerales. A inicios del presente siglo, el Crédito Industrial Gijonés comenzó a explotar minas de hierro en Regueral y Piedeloro, creando para éllo la Sociedad Minas de Hierro y Ferrocarril de Carreño. Obtuvo en 1902 la concesión de un ferrocarril de Aboño a Candás, con ramales a las minas de Coyanca, Piedeloro y Regueral, línea que fue inaugurada el 8 de enero de 1909. Entre Aboño y el puerto del Musel se utilizaba la línea propiedad del Sindicato Asturiano del Puerto del Musel, filial también del Crédito Industrial Gijonés. El Sindicato poseía, también, la titularidad de una línea de ancho ibérico entre Veriña, Aboño y El Musel. Las líneas de ancho de 1 metro fueron electrificadas hacia 1917. En 1917 la Sociedad Minas de Hierro y Ferrocarril de Carreño traspasó sus concesiones a Urquijo y Cia., creando esta última la Sociedad Ferrocarril de Carreño S.A., y haciéndola titular de las citadas concesiones. En 1921 adquirió las líneas de vía ancha y estrecha que llegaban al Musel, y en 1922 inauguró la línea entre Regueral y Avilés. En 1950 llegó a un acuerdo con el Estado para utilizar la explanación existente entre Aboño y Gijón, del por entonces en construcción, ferrocarril Ferrol-Gijón y así hacer su entrada en esta última ciudad. El 10 de enero de 1974, dada su precaria situación económica, el Estado tuvo que hacerse cargo de su explotación, pasando a integrarse en FEVE. Si bien, como ya dijimos, este ferrocarril nació exclusivamente destinado al transporte de mineral, el paso del tiempo le convirtió en una línea primordialmente de viajeros entre Gijón, Candás y Avilés"
"El taller de laminación, donde se ubicaban los trenes desbastadores donde se obtendrán los semiproductos llamados desbastes cuadrados (blooms) y planos (slabs), ocupa 182.190 metros cuadrados de superficie. Se trata de estructuras de hormigón armado mediante el empleo de prefabricación, destacando las soluciones de las vigas K de hormigón pretensado y las cerchas en arco que constituyen la cubierta. Está distribuido en siete naves adosadas de 30,2 m. de luz, salvo una de las centrales que posee 20 m. Las longitudes son variables hasta los 800 m y unas alturas también variables servidas por puentes grúa de carga útil entre las 15 y las 125 toneladas. El interior se configura a partir de la disposición de pilares que sostienen los arcos de la cubierta enlazándose por vigas de puente grúa en dirección longitudinal. El taller de laminación constituye la primer obra pretensada de Carlos Fernández Casado"
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu visita y contribuir con tu comentario... Únete a la Página Oficial en Facebook para descubrir nuevos contenidos....Ultreia!