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miércoles, 25 de mayo de 2016

ESPLENDOR EN EL VALLE (CARREÑO, ASTURIAS) LA FUENTE SOPEÑES, EL CINE, EL SINDICATO Y EL "BAILE DEL RESBALÓN": LA ESTELA DE SAN PEDRO Y SAN PABLO, EL AERÓDROMO DE LA PRAIRÍA Y EL MALOGRADO FERROCARRIL DEL " ESTRATÉGICO"

El Valle, Carreño, desde La Cuesta Ramos, bajando del Monte Areo

Bajando del Monte Areo desde el barrio El Monte por La Cuesta Ramos y La Fonte les Xanes, recorremos El Valle, parroquia que como su propio nombre indica se encuentra en el valle de Carreño, concejo que en la etapa de Gijón/Xixón a Avilés del Camino Norte en Asturias atravesamos por su parte más suroccidental. El paisaje es de praderías muy verdes y bastante llanas, sólo suaves colinas se alzan en lontananza. Estos prados se hallan salpicados de quintanas y caseríos, pues las parroquias asturianas se dividen a su vez en barrios y lugares. Pronto el paisaje cambiará al de las áreas industriales del valle de Tamón, antesala de las que nos encontraremos en Corvera y los demás concejos de la comarca avilesina


Luego de visitar la fuente, en uno de los muchos encuentros  con la historia y la mitología que tenemos en el Camino, reanudados el descenso por La Cuesta Ramos, dejando atrás las frondosidades del monte y dando vista a los campos verdes, grandes y abiertos de El Valle


Este de aquí abajo es el barrio o lugar de El Valle con el significativo nombre de Xanes, como la fuente. Es indudable la vinculación con estos seres femeninos que hasta han dejado su impronta en la toponimia y de los que el cronista de Carreño Marino Busto dice así:
"Ninfas de las fuentes, tan hermosas, alegres y graciosas como rayos de luna a la media noche. Entre principal de la mitología de Carreño"

No muy lejos de aquí, en la también carreñina parroquia de Albandi, hay otra fuente y lugar llamado Xanes, donde se cuenta una leyenda muy similar a esta de El Valle con la ropa de las vecinas. Una de las xanas además llegó a enamorar perdidamente a un viudo, abandonando a sus hijos, que quedaron a cargo de los abuelos, quienes cantaban a los niños una triste añada...
To padre te espera
to madre te llama
tos neños tan solos
y tú cola xana

Según bajamos, El Valle y otras parroquias cercanas se muestran ante nosotros como un verdadero anfiteatro natural


El Valle tradicionalmente se divide en El Valle Riba, con los barrios y lugares de Fancornio, Fuentefría, La Maquila, Nozalín, Sopeña y Torre; y El Valle Baxu, con El Cueto, Llacín, La Mata, El Palacio, Ramos, Sierra, Vega, Xanes (este donde estamos) y Santolaya, a donde nos dirigimos ahora



Ya el historiador ilustrado candasín Carlos González Posada (1741-1835) alababa la fertilidad de esta tierra y la gran calidad de estos pastos, a los que atribuía la casta de los preciados caballos que aquí se criaban, altamente cotizados en ferias y mercados y escribía:
"no sé que haya en Asturias una porción de tierra tan feraz, tan poblada y capaz de hacer acomodos a sus moradores, como el Valle de Carreño"

En medio del valle de El Valle, valga la redundancia, está el palacio de los Díaz Caneja, sito en el barrio llamado precisamente El Palacio. Se supone es una construcción del siglo XVIII muy posiblemente edificada sobre otra anterior


Es también conocido actualmente como Casa Bárcena y se dice fue propiedad de la Condesa de Revillagigedo, donde ella se hospedaba cuando viajaba, recorriendo sus extensas posesiones, entre sus casas de Pravia y Gijón/Xixón. Se dice fue además "casa de pensión y caldera" pues ofrecía alojamiento y comida a viajeros, disponiendo de caballerizas. En la Guerra Civil fue cuartel republicano del cercano campo de aviación militar de El Valle en La Prairía, que aún se conserva parcialmente


Tras la contienda pasó a los Díaz Caneja y en 1947 los Suárez, sus antiguos caseros, que vivían en las cuadras. Su acceso principal está frente al viejo camino que procede de Guimarán, otra de las sendas seculares de viajeros, arrieros y peregrinos, entre Monte Areo y el valle de Carreño


El edificio que vemos en nuestros días, de dos pisos, tiene forma de U pero su disposición inicial era en  forma de L. La capilla está dedicada a Nuestra Señora del Carmen y en ese patio del palacio fue quemada su imagen en la guerra


En la actualidad las imágenes que alberga, una de San Antonio y otra de la Virgen, fueron traídas por el antiguo párroco de El Valle, Don Teodoro, quien vivió de posada en este palacio unos dos años. En la capilla se dieron misas en la posguerra y se celebraron ceremonias familiares hasta muy recientemente


El palacio dispone de cinco grandes habitaciones y un corredor o cuarto que comunica con la capilla. En nuestros días una de sus alas está deshabitada


En el centro del edificio está El Planchador, un torreón donde se planchaba la ropa de los señores. Hay además pozo de agua, antiguo secadero de tabaco, gallinero... la página del Ayuntamiento de Carreño nos amplía toda esta información:
"En la actualidad es conocido como "Casa Bárcena", y es propiedad de Ramón Suárez Cuervo. Se dice que dicho Palacio, fue propiedad de la Condesa de Revillagigedo, la cual según la historia, efectuaba el viaje para desplazarse desde sus posesiones en Pravia hasta Gijón, siempre y en todo momento por terrenos de su propiedad. El Palacio, fue una "Casa de Pendón y Caldera", ya que daba alojamiento y comida a los/as viajeros/as, tenía pensión y caballerizas. 
Durante la Guerra Civil, llegó a ser Cuartel General de la República, dado que próximo, estaba el Campo de Aviación de Carreño. Con posterioridad y según avanzó la contienda pasó a instalarse el Bando Nacional. 
El Palacio, después de la Guerra Civil, pasó a ser propiedad de los Díaz-Caneja, viviendo en lo que hoy son las cuadras, los caseros, familia Suárez, actuales propietarios desde 1947. La entrada principal está orientada al Sur, por donde pasa el Camino de Santiago o Real. 
La edificación data del siglo XVIII, o incluso antes, ya que sus propietarios/as afirman haber encontrado una pieza de madera en la que figuraba la fecha 1718. 
Tiene dos pisos y, en la actualidad, forma de U, ya que la edificación inicial tenía forma de L, el pórtico se sostiene por columnas. Dispone de Capilla, cubierta con bóveda de medio cañón. Esta ermita, que está dedicada a Ntra. Sra. del Carmen, (cuya primera imagen fue quemada en el patio del Palacio durante la confrontación bélica), conserva en estos momentos dos figuras religiosas, una de San Antonio y otra de talla de la Virgen, ambas fueron aportadas por el que fuera párroco de El Valle durante unos 15 años, Don Teodoro, que estuvo de posada en el Palacio durante dos años. La capilla llegó a acoger algunos oficios religiosos en los años cuarenta del pasado siglo y en ella se llegó a oficiar misa en ceremonias de índole familiar hasta fechas muy recientes"

Justo detrás y en este mismo barrio de El Palacio está Casa Cuervo, construida por José Cuervo Rivero en 1878, también con capilla particular, la cual imita a la del Carmen de los Díaz-Caneja


Esta capilla se hizo para los varios sacerdotes y un canónigo que hubo en la familia y dedicada a San José. De ella dice el cronista Marino Busto en su Historia del concejo de Carreño en la general de Asturias:
"Cuidadosamente atendida, con imágenes y altar en perfecto estado. D. José Cuervo Rivero es su propietario"

Las dos capillas atenderían en ocasiones los oficios religiosos parroquiales cuando no se podían celebrar en la iglesia, una situación muy común en la posguerra



Como en el caso del de los Díaz Caneja, la parte de vivienda principal de esta casona presenta una buena galería orientada al sur, aprovechando al máximo la iluminación solar


Algunos de estos palacios rurales de las estirpes carreñinas están relacionados por tradición, ellos y sus capillas, con las leyendas del Monte Areo, transmitidas de generación en generación por las gentes de estos pueblos, tal que esta...
"En tiempos de mucha antigüedad, al anochecer de un día de invierno apareció en la pobre casa del Fondo de Guimarán una pordiosera que imploraba que le diesen algo de cenar y cobijo para pasar la noche. 
El ama de la vivienda replicó a la andrajosa pedigüeña que nada podía darle, pues estaba casi tan pobre como ella. Entonces la mendiga, mirando hacia la cumbre del Areo, ensimismada y enigmática repitió por tres veces: Monte Areo Monte Areola tierra rica xente boba. 
La intrigada dueña de la casa le preguntó el significado de sus palabras a lo que la pordiosera respondió que en lo alto, si se cavaba un poco, aparecería un tesoro que enriquecería a quien lo encontrase. 
Dicho esto desapareció perdiéndose en el Areo. La campesina se lo comunicó a su marido y esa misma noche fue a cavar al lugar indicado, hallando, al poco de comenzar la faena, una gallina de oro con doce polluelos del mismo metal más otro fabuloso tesoro del que nunca se supo su valor. 
Cuenta la leyenda que en memoria del hallazgo se fundó, en la iglesia de Guimarán, la capilla del “Buen Suceso” por la noble familia Muñiz Carreño y en Candás la Ermita de los Doce anexa al Palacio de los Muñiz de cuyo altar se dice que figuraban los doce polluelos de oro hasta que fue destruida en el año 1936"

Más atrás está La Prairía, donde unas matas de arbolado ocultan la pista del Aeródromo de El Valle, habilitado rápida e improvisadamente en la Guerra Civil, como todos los que hubo en Asturias, fuesen nacionales o republicanos


Los republicanos construirían los suyos en el gijonés lugar de Les Mestes (paso del Camino Norte), en la también gijonesa parroquia de Vega, en Sales (Colunga, al lado también del Camino) y este, que sería el más importante, contando con refugio y polvorín, alojándose los pilotos en el Palacio de los Díaz Caneja. Actualmente una empresa tiene allí sus dependencias


Y, a la derecha de los palacios de El Palacio, vemos las casas de El Cueto y La Mata, otros barrios de El Valle, en medio de su verde y preciosa llanura


Más a lo lejos, La Rebollada, en la vecina parroquia de Guimarán, con la loma de La Cortina. El cronista de Carreño, Marino Busto, habla así de ella en su libro Historia del concejo de Carreño en la general de Asturias:
"Paralela al Monte Areo,se forma en la playa del Tranqueru, parroquia de Albandi, y porlos montes de Morís y Calera, se extiende sobre los pueblos de Prendes, Guimarán y Logrezana, en cuyo lugar de La Barrera finaliza.

Sus mayores elevaciones se encuentran en la expresada Barrerra con 166 metros de altura, en La Garita, lugar de la Calabrina, feligresía de Perlora, 125 mts. y 123 en las cotas de Calera y Morís, de Santiago de Albandi"

El Ferrocarril de El Valle discurre por la llanura. Se trata de una línea ferroviaria industrial construida en 1953 para comunicar la antigua siderurgia de Ensidesa en Avilés con el gijonés puerto de El Musel. Es fácil reconocer su trazado aún en la distancia (un poco encima de la segunda fila de casas y en medio de la foto)


Pese a la distancia, no es difícil reconocer en La Rebollada en Guimarán la Quinta Clarín, donde residió durante sus estancias veraniegas el escritor Leopoldo Alas Clarínautor de La Regentaentre otras muchas obras, algunas de ellas, como Adiós Cordera, inspiradas en sus vivencias en Carreño.  Construida sobre una antigua quintana, solar de los García-Alas, la casa fue ampliamente reformada por sus sucesores y otros propietarios


La quinta fue reedificada por su hijo Adolfo en 1911 sobre los cimientos del antiguo Palacio de los Alas, conserva su mansión de tres pisos, su casa central de dos plantas, la capilla de 1871 dedicada a la Purísima Concepción, conservada como en tiempos de Clarín, y el cenador-mirador, con su caseta encima a manera de belvedere de ladrillo, especie de invernadero con puerta y ventanas, donde Clarín se refugiaba pare escribir, leer y reflexionar


Al morir Adolfo su viuda lo vende por motivos económicos siendo adquirida por José Sanchez Cima. El actual hórreo es de 1975 sucede a una vieja panera que se derrumbó, la cual se sabe, por la puerta que se conserva, que fue reformada en 1868, cuando Clarín tenía 16 años


Al pie de la Quinta Clarín, la Casa Valentín García. Más a la izquierda de La Rebollada y también en la loma de La Cortina, La Llomba, Sebades, en Logrezana o Llorgozana, otra parroquia carreñense


En esa ladera de la loma están Casa María Vítor, En Casa'l Condesu, En Casa Rogelio, o las casas de Ángel y José Barrosa, entre otras viviendas unifamiliares construidas más recientemente


Es la subida a El Monte, donde hay también buenos invernaderos, la continuidad de la preciada huerta de Carreño


Siguiendo a la izquierda la loma de La Cortina, también en Sebades, tenemos otro edificio muy importante. Para reconocerlo en la lejanía tomaremos como referencia la capilla de Casa Cuervo: está justo encima


Se trata del Palacio de los Carreño, que conserva elementos muy antiguos, de los siglos XII, XIII y XIV, así como una capilla particular dedicada a Nuestra Señora de la O. Tenía una antigua torre derribada por un rayo en el siglo XIX, lo que hace sospechar que la casona era en origen, como era común, una torre de vigilancia y control del territorio



De esta familia de los Carreño, que tuvo aquí la cuna de su linaje, nacieron personalidades como Don Álvaro de Carreño, guerrero que en tiempos de Alfonso II El Casto tomó Carrión de los Condes siguiendo un plan similar al del Caballo de Troya, también Don Fernando Carreño, constructor del castillo de La Mota en Medina del Campo, Don Juan Carreño Miranda, pintor en la corte de Carlos II, o Don Rodrigo de Carreño Tesorero General del Principado de Asturias



Decidieron los Carreño los destinos del concejo durante siglos, interviniendo activamente en la política española. Algunas de sus ramas son los Valdesoto en Siero o los Carriedo en Cantabria


La casona se encuentra catalogada en la Lista Roja del patrimonio de España por su agravado y progresivo estado de deterioro. En la página Mitología Asturiana nos aportan muy buena información:
"El palacio es una auténtica fortaleza, con anchas paredes totalmente de piedra tanto exteriores como interiores; de hecho, llegó a contar hasta el siglo XIX con una torre, que fue destruida «por un rayo», tal como rememoraron las crónicas. De la primitiva fábrica aún se conservan varios elementos arquitectónicos.
Los últimos herederos del clan familiar vendieron a unos vecinos de Tamón el palacio y éstos, recientemente, a su vez, lo hicieron a sus actuales dueños. Durante el tiempo que el complejo permaneció sin vigilancia los hurtos fueron frecuentes y acabaron desapareciendo fruto de la rapiña diversos elementos de valor como, por ejemplo, la campana de la capilla de la Virgen de la O, colindante al complejo palaciego.
Por fortuna, los de más peso sobrevivieron y, gracias a ellos, hoy se pueden contemplar ricas filigranas en madera en ventanas y puertas, así como una panera en madera de roble, un molino de piedra de mano, similar a los africanos, y un «llagar» con «duernu» de arenisca.

Tampoco falta un recipiente subterráneo que, se supone, se utilizó para la conservación y tratamiento de salazones. Destacan, igualmente, dos hornos de distinta época, uno de ellos, el más antiguo, muy deteriorado, pero toda una obra de arte que a modo de cúpula y rodeado de barro  
Quienes recorran este trayecto literario se podrán adentrar, gracias a los indicadores que salpican el camino, en el conocimiento de este vetusto palacio con antojanas empedradas, capilla en honor a la Virgen de la O y su panera separada por un camino carretero empedrado, formando todo ello un recinto edificado de 750 metros cuadrados.
De la primitiva fábrica, además de la estructura, se conservan dos puertas; la de la entrada, de medio punto, del siglo XII, y, sobre ella, el escudo heráldico con las armas de los Carreño, Alas, Quirós y Casamayor. 
De la hidalga nobleza nacida en el palacio de Sebades brotaron vigorosas ramas como las de Avilés, Carriedo en Cantabria y Valdesoto en Siero. El casamiento de Álvaro Carreño con María Miranda de Quirós unió las dos casas más antiguas, nobles y poderosas del Principado de Asturias. De esta rama de los Carreño Miranda habría de nacer allá por 1614 el glorioso pintor Juan Carreño Miranda, sobrino de Andrés, el viejo discípulo de Velázquez y pintor de cámara del rey Carlos II “el Hechizado”. Aún cuando Avilés se complace en tenerle como avilesino, queda probado que es oriundo del Concejo de Carreño, de donde era su padre, abuelo, bisabuelo y tatarabuelo y todos sus antecesores remotos, pertenecientes al Estado de la Nobleza. Su nacimiento parece haber sido en la Casa Solariega familiar conocida como Palacio de los Carreño, aunque vivió en Madrid desde la edad de once años. 
En la pared este destaca una puerta ojival del siglo XIII. Los caballeros de este palacio rigieron durante siglos los destinos del concejo de Carreño, al tiempo que fueron los más importantes de España en determinadas épocas del Medievo.
Los Carreño fueron amigos de reyes como Enrique II de Trastámara y leales servidores en puestos de responsabilidad de la hidalga nobleza nacida en este palacio del que «brotaron vigorosas ramas» como las de Avilés, Carriedo, en Cantabria, y Valdesoto, en Siero"

Desde Xanes vamos a mirar ahora un poco más a la izquierda, al sur de El Valle, en lo que es El Valle Baxu


Allí, en primer plano asoman los tejados de Santolaya, un poco más allá está La Maquila, por donde caminaremos dentro de poco, siguiendo el Camino


El Camino sigue más al sur aún por Fancornio o Zancornio, cerca de La Torre y La Sierra, rumbo a Tamón, Tabaza, Trasona en Corvera y Avilés. Entre La Cortina y El Valle, una pequeña loma nos oculta la carretera N-632, antigua Carretera la Costa o Ribadesella-Canero. Seguimos leyendo a D. Marino Busto cuando dice:
"Entre el Monte Areo y el de La Cortina, se alarga una loma, toda ella de pradería que nace en Pervera y muere en Tamón"
Esa loma llega pues desde casi la costa hasta La Iría San Grabiel, en Tamón, donde llega a los 144 metros de altitud


Terrenos de La Iría'l Valle y La Barrera. En aquella loma se sitúa la famosa Fuente los Cuatro Cures, llamada así porque, a decir de la tradición, cuatro párrocos acudían allí representando a sus respectivas parroquias, que tienen allí el límite: El Valle, Ambás, Logrezana/Llorgozana y Tamón. También es llamada de los Cuatro Cantores y del Álamo


Dice también quien fuera Cronista Oficial de Carreño, Marino Busto, que cinco son los valles de este concejo:
"Cinco valles principales se han de considerar situados entre los montes y lomas referidos. El más extenso e importante, llamado por antonomasia "El Valle de Carreño" abarca las parroquias de Santa Eulalia del Valle, San Esteban de Guimarán y parte de la de Santa María de Logrezana

Los restantes, paralelos al mencionado, adoptan el nombre de los lugares en que se forman. Así el de La Rebollada o Logrezana; de Coyanca, de Piedeloro o del Regueral

Mención aparte ha de tener el extenso y hondo de Tabaza y Tamón, por la variante de no estar situado paralelamente a los demás, sino perpendicularmente, en dirección de Sur a Norte"
Ese valle "extenso y hondo de Tabaza a Tamón" está al otro lado de esas colinas, paso franco y natural hacia Avilés, por donde continúa el Camino Norte, si bien su trazado original muy perdido por la intensa industrialización de ese valle que pronto vamos a recorrer


Esta sería una de esas antiguas caserías. Así sería su composición tradicional, anterior a la industrialización y mecanización del campo, siguiendo siempre a Marino Busto:
"Prototipo de explotación agraria en el concejo, sigue siendo la milenaria "casería", unidad familiar de trabajo y convivencia, adaptada en el tiempo sin mayores quebrantos, a las necesidades, formas e imposiciones del progreso, sin haber renunciado a los valores esenciales de perpetuar la un8idad de sus miembros y el vínculo de las generaciones.

La organización tradicional se asienta en el núcleo central compuesto por la casa, hórreo o panera; corral (establo, cuadra), la quintana (antojana) y, en bastantes casos, el pequeño lagar de sidra. Alrededor de estos edificios, la "llosa" con sus huertos de verduras y hortalizas, otros productos, árboles frutales, fincas a prado, tierras de labor y monte, algunas de ellas diseminadas, más o menos distantes"

El gran cronista carreñense explica también los cambios de los que fue testigo en el agro asturiano:
"El campo está mecanizado y acusa la desproporción entre el valor del producto y su costo, la escasa rentabilidad, singularmente en pequeñas áreas, la carestía delos vehículos y maquinarias agrícolas, de las reparaciones y recambios; el cada dí  más elevado precio del combustible, unido a la presión fiscal, hace prácticamente insostenible (de no tener ingresos ajenos al medio) la continuidad de las caserías humildes. Algunas ya se han desintegrado y otras, de seguir iguales circunstancias, no tardarán en hacerlo"

Volvemos de nuevo al erudito González Posada, que siempre alabando al Valle de Carreño, vanagloriaba también la gran calidad de estos pastos, a los que atribuía la casta de los preciados caballos que aquí se criaban, altamente cotizados en ferias y mercados...
"en 1789, con motivo de la feria de León, dieron cuatro mil reales por una yegua, cuya mejor  recomendación era ser de Carreño; tal es la opinión que tiene esta ganado entre los albéitares y caballeros conocedores"

"El labrador de Carreño, de siempre ha tenido intensa vocación ganadera. En centurias pasadas, la cría de ganado caballar alcanzó singular importancia, hasta el punto que las yeguas y caballos del Valle por antonomasia del concejo, se consideraron los mejores de Asturias, rebasando su fama los límites provinciales" 


Según vamos avanzando cuesta abajo vemos nuevos barrios y lugares: a la derecha de la foto El Fondo, en la también vecina parroquia de Guimarán o Quimarán, solar del santuario de Nuestra Señora de los Remedios, patrona del concejo de Carreño, pero que no podemos ver desde aquí, oculta por la falda del Monte Areo. Se trata de una importante encrucijada caminera, recuperada con el Camín de les Muyeres de la Paxa, ruta que seguían las pescaderas de Candás vendiendo el pescado en un cesto de cabeza o paxa. Así los lo explican en la página del Ayuntamiento de Carreño:
"Ruta que recorre el camino tantas veces efectuado por les sardineres candasines, que día tras día recorrían el concejo de Carreño y los pueblos limítrofes llevando sobre sus cabezas las "paxas" (especie de cestas planas) repletas de pescado que vendían al amanecer en la Plaza del Fontán de Oviedo.

El trayecto parte desde la villa candasina, siguiendo el Camino Real Candás-Oviedo, por las alturas del Monte Areo, hasta la Ermita de Los Remedios que alberga la imagen de la Patrona Celestial de Carreño, y única Virgen asturiana coronada canónicamente, junto con la de Covadonga. En Los Remedios las sardineras candasinas hacían un alto en su camino para descansar y orar"

Es importante saber que en El Fondo está el Centro de Iniciativas Rurales El Valle-Guimarán, centro social con tienda y chigre (bar) que suple la desaparición de la mayor parte de los negocios tradicionales de ultramarinos y comidas, hasta aún no hace mucho tan característicos en las zonas rurales. Un poco a la izquierda, en La Vega (Guimarán), está el Llagar la Hacienda de la Abuela, de Sidra Guimarán, esta es su historia, de su página web:
"Sidra Guimarán es un proyecto que se fue ideando y madurando lentamente, en las comidas familiares de los domingos, con la idea de innovar y dar sentido y un giro radical a la finca sobre la que se asienta y que durante 40 años se dedicó a explotación ganadera...

 Comenzamos plantando unos manzanos de D.O.P., luego algunos más y poco a poco íbamos barajando ideas, hasta que al final nace La Hacienda de la Abuela. Primero el nombre. Ya que la Abuela con mayúsculas es la gran impulsora de este proyecto y después el nombre de la sidras, que aunque tenga algunos detractores, creemos que a la larga puede servir para dar a conocer más esta hermosa zona del concejo de Carreño que aunque el lagar está en el Valle, la sidra se llama Guimarán porque nos gustó sin más, fuera de las rivalidades entre zonas limítrofes, ya que la sidra es un producto para unir, beber y comer en compañía y eso es lo que pretendemos, que la gente disfrute igual que nosotros, comiendo y bebiendo bien. 

Sidra Guimarán comienza su andadura en Octubre del 2010, tras cuatro años de peripecias con las distintas administraciones locales y regionales. Un pequeño proyecto con una gran cantidad de inconvenientes, pero al final podemos presentar este lagarín construido con muchas ilusiones y que ahora ponemos a disposición de todo aquel que quiera disfrutar de nuestra sidra. 

Al ser un lagar de pequeñas dimensiones, apostamos por la calidad antes que la cantidad. 

Nos rodea una plantación de manzanos de plantón franco, que esperemos que en pocos años estén dando sus frutos y que proporciona al entorno un variado color en cada estación. Por eso el paisaje que acompaña al visitante será siempre diferente, al igual que la comida que pueden degustar en nuestras espichas, con menús improvisados que admiten sugerencias, para que las veladas sean del agrado de todos. 

En El Fondo están Casa Valor, Casa Ventura, Casa Concha Clemente y Casa Pericón, pero lo que más destaca es el edificio de las antiguas escuelas, a la derecha de la foto, construida en 1881, con casa para los maestros, a expensas del indiano Fructuoso Busto, que había hecho fortuna en Cuba. Antes solamente tenía edificio propio la de Candás, desde 1790 y en el antiguo hospital de peregrinos, y la de Coyanca, parroquia de Perlora, fundada por la vecindad en 1792 (Escuela de Primeras Letras) en base a la ermita de San Andrés Apóstol .Antes se daban algunas clases en los cabildos de las iglesias o en casas particulares. Allí La Caleya'l Sobarréu hace de frontera entre parroquias


Muy a lo lejos tal vez podamos llegar a reconocer El Torruxón de Prendes (en medio de la foto), torre medieval que domina estos lugares. Si bien su traza actual puede corresponder al siglo XIV al XV, se supone está hecha sobre un baluarte costero para defensa contra los vikingos situado en el mismo lugar o en las inmediaciones (La Reboria). Con el paso del tiempo se transformó en un baluarte feudal de dominio territorial, de ahí viene que en el siglo XV fuese propiedad del Deán de la Catedral de Oviedo Ruy García de Prendes, que en 176 lo cedería a su hija María González de Solís. Formaría parte de una nutrida red de torres costeras y camineras, como la de Yabio en Perlora, de la que se conservan restos, la de Morís también en Perlora, la de San Pablo, en el Monte Areo, la de Viado, sobre la playa de Carranques, la de la de Güerno, en Ambás, justo al sur de El Valle, o la de Castiello en Logrezana/Llorgozana


En la Edad Media el actual concejo de Carreño se englobaba dentro del extenso Alfoz de Gauzón, que abarcaba desde la Ría de Aboño hasta casi la desembocadura del Nalón, gobernado desde el importantísimo enclave del Castillo de Gauzón, en el actual Castrillón, muy vinculado a los reyes asturianos y a una nobleza astur incluso preexistente a ellos. En la baja Edad Media el crecimiento de las polas o poblaciones libres por fuero real hizo que la capitalidad pasase a Avilés. Se sabe hubo una "Pola de Carrenno" por un documento que como tal la nombra en 1299, pero que en 1304 pasará al Alfoz de Avilés por imperativo de Fernando IV, junto con Gozón, Illas, Corvera y Castrillón, prácticamente el antiguo territorio de Gauzón


Hacia la mitad del siglo XVII Carreño lograría la independencia concejil y en 1691 la Abadía de Arbas vende la Ayuntamiento su coto pesquero y ballenero de Overíz, con los puertos de Entrellusa y Perán, quedando el concejo configurado tal y como lo conocemos en la actualidad


Hoy como ayer los peregrinos se dirigen hacia Avilés por el antiguo camín real, o uno de ellos, Camino de Gijón a Avilés se lee en documentos de época, pues real en el argot de la época era como decir público, del reino. Es muy posible que también fuesen a la ovetense catedral de San Salvador empleando una ruta similar a la de las pescaderas o muyeres de la paxa. Fuera de la ruta principal sabemos que tanto en Candás como en Lluanco, capital del vecino concejo de Gozón, hubo hospitales de peregrinos. Es también muy llamativa la noticia de una inscripción en la iglesia de Perlora, a escasa distancia de aquí, de un soldado que peregrinó no ya a Santiago sino a Jerusalén


Luego de una curva Casa Xuan, con hórreo y cuadra, en un tramo en el que el Camino casi llanea, bajando muy suavemente


A la izquierda está el hórreo, de corredor, el antiguo granero elevado donde se guardaba la cosecha, principalmente la de grano, pues el pan se hacía en casa. Al desaparecer este cometido muchos cayeron en desuso, aparte del éxodo rural, pues mucha población campesina se mudó a vivir a las villas y ciudades, abandonando la casería


En medio está la vivienda y a la izquierda la cuadra. Siguiendo a Marino Busto conoceremos que las antiguas caserías eran autárquicas:
"... de fuerte consumo y ciclo cerrado, en las que los alimentos, semillas y estiércoles para la fertilización de las tierras se producían dentro de las propias explotaciones en las que también se consumían, con arreglo a unas normas inalterables no faltas de racionalidad que se han ido transmitiendo de generación en generación"

Los excedentes, nunca muy abundantes, que pudiese haber, se comercializaban en los mercados locales y de las villas cercanas. Pero ya avanzado el siglo XIX, con la industrialización, las pequeñas caserías fueron dejando de ser rentables, un proceso que se aceleró en el siglo XX, sobre todo tras la posguerra, especializándose los campesinos que quedaban en la producción de leche y carne para empresas de distribución especializadas en el suministro las cada vez más grandes demandas de las crecientes ciudades
"... las haciendas mayores, en buena parte descapitalizadas o con cargas de préstamos, siguen adelante no sin dificultades, con la apoyatura básica de las buenas producciones de la ganadería, en leche y carne"

Al especializarse, la mayor parte de los campos dejaron de cultivarse para aprovecharse como prados de siga y pasto para estas grandes caserías que pudieron seguir adelante. Sin embargo, y dada la fertilidad del suelo, en concejos como Carreño la producción hortofrutícola también se especializó en abastecer a esos mercados urbanos y hay bastantes terrenos dedicados a la agricultura, sobre todo ecológica y en invernadero


Vienen ahora dos bifurcaciones seguidas en La Vereda, en la primera iremos a la izquierda, siempre por el camino principal


Y aquí seguimos de frente, hacia la casa del fondo: Casa Rufa


Sigue la bajada: arriba quedó Casa Ramón de Rafaela, en Sopeñes, donde estuvo el molino de este nombre, el cual funcionaba con el agua de un regato también llamado de esta manera, agua que fue empleada para hacer una fuente pública abajo, en Santolaya, que veremos enseguida


Los antiguos caminos reales cayeron en desuso con las nuevas carreteras, entre finales del siglo XIX y avanzado el XX, transformándose en meras vías pecuarias. Más tarde, para permitir la mecanización del campo y el paso de maquinaria agrícola pesada, camiones, tractores, etc., estos fueron, como otros caminos rurales, ensanchados y más tarde asfaltados, formándose verdaderas calles o carreteras locales, como sería este el caso


Al lado del Camino, el hórreo de Casa Rufa llama la atención por los vistosos colores de su corredor, elementos añadido en sus tiempos al hórreo antiguo, tal vez de unos 200 años o más. No es inusual este cromatismo dentro de los hórreos y paneras del técnicamente llamado estilo Carreño. La pintura ofrecía un buen aislante impermeable a la madera, máxime si tenemos en cuenta que tradicionalmente solía emplearse de lancha, de la empleada en los cercanos puertos, como el de Candás, la capital del concejo


Riestres de panoyes, ristras de mazorcas. El maíz traído de América a partir del siglo XVIII fue un alimento básico durante siglos. En les colondres o tablas que forman la pared, fabes. Antaño era habitual ver los hórreos cubiertos de maíz. Ahora al ser empleado solamente como planta forrajera ya no necesita este proceso, hecho para que curase y secase bien y luego molerlo para hacer el pan de casa, la boroña, el pan de maíz


La boroña, prácticamente desaparecida hace tiempo como alimento de consumo diario, solamente es elaborada en la actualidad con motivo de alguna fiesta, celebración, exposición, etc. o en algunas tahonas  especializadas, pero fue tan popular que hasta un cuento de Clarín lleva por título: Boroña:, en el que un indiano, que regresa a casa enfermo tras pasarse la vida en la emigración, únicamente añora volver a probarlo como símbolo de la salud perdida. De él extraemos estos retazos:
"«¡Comer boroña otra vez! ¡Comer boroña en Prendes, junto al llar, en la cocina de casa!». ¡Qué dicha representaba aquellos bocados ideales que se prometía! Significaba el poder comer boroña, la salud recuperada, las fuerzas devueltas al miserable cuerpo, el estómago restaurado, el hígado en su sitio, la alegría de vivir, de respirar las brisas de su colina amada y de su bosque de la Voz (...)
Pero el aire natal no le fue propicio. Después de una noche de fiebre, llena de recuerdos y del extraño malestar que produce el desencanto de encontrar frío, mudo, el hogar con que se soñó de lejos, Pepe Francisca se sintió atado al lecho, sujeto por el dolor y la fatiga. En vez de comer boroña,   —67→   como anhelaba, tuvo que ponerse a dieta. Sin embargo, ya que no podía comer aquel manjar soñado, quiso verlo, y pidió un pedazo del pobre pan amarillo para tenerlo sobre el embozo de la cama, y contemplarlo y palparlo (...) 
La fiebre última le cogió en pie, y con ella, vino el delirio suave, melancólico, con la idea y el ansia fijas de aquel capricho de su corazón... comer un poco de boroña. La pedía entre dientes, quería probarla; llevábala hasta los labios y el gusto del enfermo la repelía, pesara a sus entrañas. Hasta náuseas le producía aquella pasta grosera, aquella masa viscosa, amarillenta y pesada, que simbolizaba para él la salud aldeana, la vida alegre en su tierra, en su hogar querido. Llantero, que ya tocaba el fondo de los baúles y se preparaba, a recoger la pingüe herencia, agasajaba al moribundo, seguíale el humor a la manía; y, todas las mañanas, le ponía delante de los ojos mejor torta de maíz, humeante, bien tostada, como él la quería... 
Y un día, el último, al amanecer, Pepe-Francisca, delirando, creía saborear el pan amarillo, la borona de los aldeanos que viven años y años respirando el aire natal al amor de los suyos: sus dedos, al recoger ansiosos la tela del embozo, señal de muerte, tropezaban con pedazos de borona y los deshacían, los desmigajaban... y... 
-¡Madre, torta! ¡Leche y boroña, madre; dame boroña! -suspiraba el agonizante, sin que nadie le entendiera..."

Una llosa, pequeño huerto de hortalizas al lado de casa. En Asturias foto a foto encontramos este texto de Manuel Ramón Rodríguez Rodríguez y David Pérez Sierra González:

"Durante los últimos años se multiplican por todo el concejo las instalaciones dedicadas al cultivo de hortalizas bajo techo, que a través de una comercializadora municipal, Procasa, gozan de gran prestigio, por su calidad, en los mercados regionales. En cuanto a la ganadería, hay una especialización en el vacuno, del que en la actualidad hay unas 5.000 cabezas. Todavía hoy unas 700 pertenecen a la raza asturiana de los valles, esbelta y vigorosa, que en nuestro concejo alcanzó su máxima preponderancia, de ahí que también se la conozca como carreñana (...)

Carreño, al sentir de su cronista oficial, fue solar donde por primera vez se establecieron estancos y también donde por primera vez la patata tuvo destinos de alimentación humana, allá en los finales del siglo XVIII. Y también, según el mismo informante, ya se cultivaban alubias y maíz hacia 1599. Quizá por eso tengan tanta fama las alubias de la zona:

Bones fabes de la granja
y en Asturias cultivaes;
si pueden ser, de Carreño,
que son lo mesmu que almuhaes. 

La culinaria de Carreño se mueve entre estas dos coordenadas: huerta y mar. En Prendes se pregona la mejor fabada de Asturias; en Candás, las mejores calderetas y las más exquisitas preparaciones de bonito (a la plancha, en rollo, al horno); Candás, asimismo, exalta a las sardinas (fritas o a la plancha) con un Festival. Las carnes tienen en la raza roxa de Carreño, también llamada asturiana de los valles, una exquisita despensa nutricia"


De frente a  lo lejos  La Sierra, La Torre, Fancornio, Fuentefría y Nozalín, todo ello en El Valle Riba. Más lejos son las praderías de La Fuécara  ya en la raya con la parroquia de Ambás, también en Carreño
 

Más al oeste asoma un picacho que va a ser toda una referencia a partir de ahora cuando nos adentremos en los concejos de la comarca de Avilés. En origen es llamado El Pedregalón, pero un error topográfico ha hecho que popular e institucionalmente sea conocido como Gorfolí, cuando este en realidad es otro más chato situado a su izquierda


Su altura de 623 metros y sus antenas le hacen fácilmente reconocible. siendo el más alto de la Sierra de Bufarán. Por su cumbre pasa la frontera ente los concejos de Illas (derecha) y Llanera (izquierda) y dada su proximidad a Avilés es una buena referencia geográfica y visual para hacernos una idea de nuestra proximidad a la llamada Villa del Adelantado


Un poco más abajo y a la derecha del Camino ya vemos los tejados de Santolaya o Santa Eulalia, la cabeza de la parroquia, asomando sobre pumaradas y demás árboles frutales. Dice también D. Marino Busto, el gran cronista:
"La elaboración de la sidra en rudimentarios lagares (vulgarmente denominados "llagares") fue general y rutinaria, en casi todas las caserías, grandes, medianas y pequeñas, desde setiembre a finales de enero, poco más o menos, cada dos años, motivado por la vecería o alternativa de las cosechas que en consecuencia "cargaban" un año sí y otro no, si bien en todos se recogían algunas manzanas, que permitía siempre fabricar sidra"

"Ha sido siempre la bebida familiar y común de todo el vecindario del Municipio y, llegado el momento, importante ayuda económica para los labradores con pomaradas dados beneficios económicos producidos por la gran demanda para el consumo público, atraídos los taberneros y demás expendedores de la misma"


Entre los árboles tal vez podamos reconocer el tejado y la espadaña de la iglesia parroquial de Santa Eulalia o Santolaya, que da nombre al lugar. Además de ser patrona de la parroquia lo es de la diócesis, pues dice la tradición que el rey Silo trajo sus restos a Asturias desde Mérida tras una incursión hasta esa ciudad. Desde 1639 y por disposición de Urbano VIII es patrona de Asturias


Luego de la iglesia vemos de nuevo el barrio de La Maquila, curioso topónimo, pues maquila era la cantidad de grano que los molineros cobraban a los vecinos cuando iban a moler. Eran los molinos llamados también de maquila, pues los había también de vecera, de varios dueños, a veces todos los de un barrio o lugar, que tenían su día y vez (vecera) para ir a moler


Vemos más llosas y huertas, así como frutales. Dada la magnanimidad de la tierra en Carreño se ha cuidado especialmente seguir mantenido la agricultura, celebrándose en esta parroquia de El Valle un renombrado certamen hortofrutícola anual


A la derecha de La Maquila, La Sierra, otro grupo de casas formando un pequeño barrio


La iglesia es famosa, entre otras cosas por sus campanas y campaneros. En 2021 se realizó una colecta para repararlas, así como acondicionar su campanario


En su pórtico o cabildo se fundó una Escuela de Primeras Letras en 1792, siguiendo la tradición de ser el lugar donde se impartían modestas enseñanzas. También se encuentra, expuesta, una inscripción altomedieval que parece procedente de la antigua iglesia de San Pedro y San Pablo, que existió en el Monte Areo, cerca de cuyo solar pasamos haciendo camino


Y es que, haciendo camino, visitaremos también la iglesia, pues se encuentra al paso de nuestra ruta, justo en el límite entre El Valle Baxu y El Valle Riba, en la llamada Carretera de Ron, que viene a separar las dos partes de la parroquia


Vemos desde aquí la forma del valle perfectamente perfilada entre el Monte Areo a la izquierda y La Cortina a la derecha. En medio es La Iría'l valle, por donde bajaremos al más profundo valle de Tamón


Cuesta abajo está la carretera CE-6, que comunica todas las parroquias de Carreño al pie de la falda del Monte Areo, la cual cruzaremos antes de seguir por la de Ron, visitando de paso la iglesia


Apenas podemos verla, pero sí alguna de las casas situadas a lo largo de ella, como Casa'l Chintu y Casa'l Curuxu, en Sopeñes, o Casa Silverio


Vemos un gran campo cultivado, sin duda de maíz forrajero, en el barrio de El Palacio, con la casas citadas de los Díaz Caneja y Cuervo. A lo lejos Sebades y la loma de  La Cortina


Admiramos desde otro ángulo es palacio de los Díaz Caneja y sus dependencias. La vivienda principal con galería y tras ella la torre, a la derecha cobertizos izquierda el cuerpo porticado en su forma de L y acabado en capilla, la que parece la antigua casa de los caseros y una nave de ganado vacuno. Hemos de volver sin duda a Marino Busto cuando dice:
"Cuando se habla de la ganadería de Carreño, se sobreentiende la del vacuno, que desde la más remota antigüedad ha coexistido y complementado a la agricultura"

Se dice es "la casa más cara de Carreño", o al menos eso expone este titular de La Nueva España del 6-1-2019
"Las viviendas más caras a la venta en el concejo, en la zona rural sin vistas al mar

El palacio de los Díaz-Caneja, del siglo XVIII y ubicado en El Valle, con un precio de salida de 840.000 euros, la propiedad más lujosa del mercado"

El Valle formó parte de un concejo independiente que existió durante unos tres años, en el llamado Trienio Liberal, formado por las parroquias del gran valle que le da nombre, Guimarán o Quimarán, , Albandi, Carrió, de efímera existencia pero que, con el nombre de concejo o municipio de Guimarán existió entre 1820 y 1823 aglutinando una comarca que conforma una unidad geográfica entre las montañas paralelas de Monte Areo y La Cortina. Es especialmente llamativo que la de Prevera prefirió unirse al concejo gijonés alegando su proximidad a Puao. Por su parte las vecinas de Ambás y Logrezana o Llorgozana se unieron en ese mismo periodo con la de Tamón para formar el ayuntamiento conocido por el nombre de esta última

Arriba, en La Vereda, Casa'l Tipo y Casa Celesto, en la falda del Monte Areo, que en su larga planicie conforma un gran paso natural entre los valles de Carreño y de Aboño. Desde la más remotas comunidades humanas, en la prehistoria, sus caminos fueron recorridos para dirigirse a otros lugares de la costa y del interior. Sus grandes necrópolis tumulares megalíticas así lo demuestran. Sobre esas sendas ancestrales se trazaron las vías romanas y los caminos reales, rutas de comercio, peregrinación y arriería, como esta que estamos siguiendo


Prados y frutales rodean las casas, abundan los limoneros, llimonales o limonares, conservándose también naranxales o naranjos, exponentes de los tiempos en los que se exportaban cítricos a Inglaterra, continuamos leyéndolo en Marino Busto:
"Hasta principios del siglo XVII, hubo en el Concejo muchas plantaciones de naranjos y limoneros, cuyas óptimas cosechas se exportaban para Francia y Gran Bretaña, hasta mediados del siglo XVI".

Y el erudito ilustrado González Posada manifiesta lo siguiente del porqué de su decadencia comercial:
"El temple de muchos valles favorece a toda suerte de plantaciones y, un ramo muy fácil y nada costoso tenía Carreño en la extracción que hacían los ingleses de sus limones y naranjas dulces

"Mas porque alguna vez el hielo y la escarcha quemaron estos propincuos árboles ya no hubo resorte que sacudiese la pereza de replantarlos. Si porque un año las heladas quemarían  moreras y el granizo destrozara las viñas, no habría seda en Valencia"

En Cantigas de la Revolución Asturiana, de 1815, su autor Benito Pérez de Valdés, El Botánico, le dedica esta elegía a estos cultivos en estas parroquias de Carreño:
"Acabo de ver un limonero en un prado a toda exposición, entre unos manzanos, de tres años, que pasaba de 300 limones, casi maduros, doblando el número de sus hojas. Un naranjo dulce allí mismo, del bulto y tamaño de una mujer chica, que que no se podían contar ni distinguir de las naranjas de las hojas, de tantas como tenía y estamos a 10 de marzo"


Es curioso que, con la decadencia de la comercialización de las naranjas aparece la de las manzanas de sidra y la de la propia bebida. Choca comprobar que en el Catastro de Ensenada no hay ninguna mención a sidra y llagares, lo que no quiere decir que no hubiese, sino que fuese producción para autoconsumo. Repasamos una vez más a Marino Busto:
"Hasta hace pocos años, no faltaban  cerca de las casas naranjales ni limoneros ni limones, de los que actualmente aún quedan algunos

Hubo de influir y no en pequeña medida, a la extinción de los predichos árboles frutales, el desmesurado interés surgido por los siglos mencionados del XVI al XVII, para la plantación de pomaradas en considerables extensiones de terreno.

Los sitios que dejaban las cortas de naranjos y limoneros se ocupaban en su totalidad por huertas de manzanos, que se extendían a prados y heredades, pronto esplendorosas, estimulados  los labradores por el aumento del consumo de sidra, libre por entonces de gravámenes, en tanto el vino, caro de por sí, los tenía"

Y esta sería la historia de la sidra y la manzana en Carreño desde entonces a nuestros días según el mismo autor y cronista:

"Comercialización fomentada más acá del Censo del Marqués de la Ensenada (1752) pues en él no aparece ningún lagar ni beneficios de sidra, lo que hace pensar que se producía poca y únicamente de consumo particular"

"Entrada la Centuria presente (se refiere al siglo XX, cuando escribía), hasta  los años cuarenta, el "palo" (calidad y sabor en lenguajes de los sidreros) de la sidra carreñensa tenía mucha celebridad (aún la conserva la  de los lagares que quedan), fruto de una buena elaboración a cargo de los labradores convertidos en expertos lagareros, y de las características especiales para el aroma, color, sabor y "espalme", de algunas clases de manzanas especialmente cultivadas en el Concejo que, si no fuesen oriundas autóctonas, sí lo parece por su aclimatación y adaptación de siglos"


También tenemos a la vista algunos de los invernaderos de la preciada huerta de Carreño. Recogemos a nivel de ejemplo, de Asturias Mundial los premios del certamen de sus productos, cultivados por gran parte del vecindario:
"El objetivo de este tradicional certamen mixto es incentivar el proceso productivo y favorecer la calidad, la comercialización y el consumo de productos agroalimentarios del concejo de Carreño. 
Este año batió récord de participantes con 28 expositores de Carreño, procedentes de las parroquias de LLorgozana, Guimarán, Tamón, El Regueral ( Candás), Piedeloro, Perlora y El Valle de Carreño (...) 
1 º Mejor Lote de productos: para el Lote número 24 de la expositora Montserrat Vega González, de Casa Varela, en el barrio de Fancornio en El Valle. 2 º Mejor Lote de productos para el Lote número 19 de una de las expositoras más veteranas del certamen Olga Fernández Fernández, de casa Rodiles en el barrio de Santa Eulalia en El Valle. 3 º Mejor Lote de productos para el Lote número 15 de la expositora de El Valle, Beatriz García Álvarez4 º Premio Lote de productos para el Lote número 21 presentado por Susana García de La Parte del barrio de El Regueral ( Candás).  5 º Premio Lote de productos para el Lote número 11 presentado por Adrián Fernández Cabo, expositor del barrio de Xanes en El Valle, que participa por segundo año consecutivo en el Certamen.   
 Premio al Mejor Lote de conservas y licores, al lote número 12 presentado por Alberto García Álvarez vecino de El Valle. Su lote obtuvo la máxima puntuación de todos los integrante del jurado.   
Premio al mejor lote de flores cortadas recayó en el lote número 4, presentado por otra asidua del certamen, Rosa Aurora López Vega, de casa Ramón de Mal de Xuan en el barrio Xanes en El Valle.  Esta expositora además de presentar el mejor lote de flores cortadas del certamen presentó en su amplio lote hortalizas, verduras, y maíz, etc  sobre una paxa hecha por Pepín de Miguel en Serín y cestas de Samuel Fernández. 
Premio al mejor lote de flores vivas y plantas lo obtuvo, otro año más en José Antonio Rodríguez Peón, de la Mata en El Valle. Este expositor cultiva, entre otras plantas unos cactus. FRUTAS: Premio al mejor lote de Frutas lo obtuvo Sofía Ardura Gancedo de laAraucaria en El Valle de Carreño. La expositora premiada presentó un variado lote de frutas con cuidada presentación.  
El Premio al mejor lote de cultivos bajo abrigo lo obtuvo Casa Agustín de laparroquia de Piedeloro. El expositor Silverio Ramón Prendes Fernández de Los Caleros llevó al certamen lechugas, tomates, repollos, fréjoles, fresas, etc cultivadas en sus invernaderos.  
Premio al mejor lote de “ fabes” recayó en el presentado con el número 14 por Mª Paz Ordieres Rubiera de Casa´l Ferreru en El Valle.  
Premio al mejor lote de pequeños frutos lo alcanzó el lote número 18 presentado por otro asiduo al certamen, Marino Muñiz García de casa Pepe Mingo en El Valle. 
Premio especial al lote de productos mejor presentado estuvo muy disputado, finalmente recayó en el Lote número 10 presentado por Inés Fernández Suárez de Casa Rufa. La presentación que mereció el galardón incorporó en la presentación hortícola un arado de vertedera o llabiegu, centenario arado de madera, sencillo y muy primitivo. Además de los premios tradicionales el Jurado estableció tres menciones especiales.  
 Mención especial a los mejores pomelos del certamen, para el Lote número 17 presentado por Víctor Valdés Álvarez, de Casa Santos en el barrio de La Mata perteneciente a la parroquia de El Valle.  
Mención especial a la innovación, al Lote número 9 que presentó una variedad de fabes de Carreño sobre un tablero de parchís, en el que los lotes de fabas componían las fichas del parchís. Esta original presentación de un producto tradicional mereció el reconocimiento del jurado. La expositora que mereció el galardón fue Elena Vega González de Fancornio en El  Valle.   
Mención especial a la decoración más minimalista del certamen se concedió al lote número 28 presentado por Ana Pérez de Amezaga Esteban, vecinal del barrio de La Sierra en El Valle que expuso patatas, cebollas, limones y calabacines, etc con una exquisita iluminación"

Reconocemos también, en El Fondo, barrio de Guimarán fronterizo con El Valle, la Casa Fructuoso (arriba a la derecha de la foto), que fue fundada por Fructuoso del Busto, indiano emigrado a Cuba que la construyó al regresar con fortuna, ya que incluso había puesto en marcha un banco. Con buena galería y dos paneras, sigue el estilo de la casería asturiana más señorial. En Villas y grandes casas en Carreño, de Luis Arias González y José María González García, dicen así de ella:
"A pesar del origen americano del propietario primitivo, la vivienda sigue el modelo de la arquitectura más tradicional

Es una gran casona, que bajo el alero resguarda una galería corridas con cristales coloreados (el único elemento americanista) que a su vez sirve de porche para el piso inferior que presenta ventanas y dos puertas con los recercos en granito. Puede que muchos de los elementos arquitectónicos más propios de los tiempos se hayan perdido bajo sucesivas reformas, habida cuenta de que parece ser que tuvo hasta unas torres laterales. Hay que destacar los grandes cobertizos de instalaciones agropecuarios ajenas, así como dos paneras del siglo XIX

Aunque regresaban con notables caudales y en muchos casos seguían al frente de negocios, muchos indianos añoraban tanto su infancia que seguían manteniendo y creando caserías, queriendo estar cerca del ambiente campesino hasta ser parte de él, como lo fueron antes de emigrar, fundado nuevas quintanas o agrandando las de sus mayores, siguiendo con la huerta y el ganado"

Contrasta  con el verde intenso de los prados la oscura umbría de las plantaciones de eucaliptos en los montes. Hemos de volver a Marino Busto para que nos explique su proliferación, no solamente en el concejo, sino en toda la franja cantábrica y atlántica:
"A la entrada del siglo XX, el Concejo estaba bien abastecido de árboles, aún cuando sensiblemente en menor extensión que en siglos pasados, merced al avance de las tierras, pastos y prados por la creciente atención a la agricultura y ganadería.

La totalidad de los labradores, conscientes de lo provechoso a sus intereses, fueron decididamente favorables a las especies de crecimiento rápido  y consecuentemente los sitios vacíos por talas, incendios o limpieza de matorrales fueropn sembrados de semillas de pino, ya del llamado "gallego", o insignis o pinaster y algo más tarde de pepitas de eucalipto, aunque el procedimiento corriente fuese el empleo de plantones agenciados en viveros.

Árboles, cuya pronta exhuberancia hizo cambiar el colorido y fisonomía del paisaje siglo tras siglo representado pro la frondosidad y tono de los robles y castaños. Que, como mayor aliciente para los propietarios contaron con la extraordinaria demanda de las minas de carbón en pleno auge, capaz de proporcionarles de inmediato buena rentabilidad, en definitiva lo más importante y necesario"

""Iniciada tímidamente la explotación del eucalipto (vulgarmente en el Concejo denominado "ocalito") (...).su rápida  y espectacular expansión lo convirtió en la especie forestal de mayor importancia maderera (...). Sus cualidades posibilitan un primer corte a los 9 ó 10 años y el retoño de sus cepas se forman 3 ó 4 nuevas plantas en disposición de segundo corte en el espacio de tiempo mencionado

Por todo ello, habiéndose empezado las plantaciones en terrenos pobres para labrantío, pronto se extendió a los de mejor calidad, surgiendo alrededor de 1945 con varios años de duración, el conocido con el nombre de "mal del eucalipto", que acarreó funestas consecuencias. Se talaron muchos castañedos para plantar dicha especie e igual se hizo en los prados, tierras, llosas; es estrecharon antojanas, cercaron iglesias como la de Albandi (...). Hubo grandes protestas y pleitos de los vecinos contra quienes no respetaban las condiciones pratenses del terreno, ni distancias a fincas ajenas que perjudicaban y hasta esterilizaban la tierra con la sombra y capas de hojas caídas" 

En la actualidad estas masivas plantaciones se emplean ya no para construcción o entiba de galerías mientras para la industria papelera. Su rápida expansión también tiene que ver con el éxodo rural y el abandono del campo 



Y aquí, entre la huerta y otra casa, una preciosa panera de corredor. Es construcción apareció en el siglo XVII, se trata de una ampliación del modelo tradicional de hórreo para acoger las grandes cosechas de maíz traído de América


Si bien popularmente se dice que la diferencia entre hórreo y panera sería el número de pegollos o pilares sobre los que se sustenta, esto no es exactamente así, más bien es el tamaño, tendiendo la panera a la forma alargada y rectangular y el tejado con dos picos (moños o cantapaxarinos). Si bien cuando se construyeron sin duda más que pensar en cómo distinguirse se preocuparon por lo qué necesitaban y los recursos que tenían para hacerlo, por lo que para no pocos investigadores esa distinción hórreo-panera carece de sentido e interés


Actualmente las caserías existentes han de tener grandes naves de ganado pues solamente las grandes explotaciones salen rentables, o se intenta que lo sean. Las pequeñas cuadras para pocas reses prácticamente han desaparecido o se han transformado en corrales, almacenes, cobertizos, o se han integrado en la vivienda


La casa es también una evolución en tamaño de la casería tradicional, con portalón, como la casa mariñana, que antaño imperaba en buena parte de Asturias, pero con piso alto y grandes ventanas-balcón. Una parra recorre la fachada principal


Siempre hay alguien mirando en la ventana...


La pequeña tapia de su cierre está recorrida por una hilera de plantas y arbustos ornamentales a manera de jardín particular. Tradicionalmente determinados plantos delante de las viviendas además de gustos estéticos los tenía prácticos


De frente un cruce muy importante, en el que iremos a la derecha...


Atentos a las flechas amarillas y a las conchas: nos dirigimos a la carretera y a la iglesia, en Santolaya


Un tractor Pascualín de pequeño tamaño se dirige a la pumarada, es tiempo de pañar, de recoger la manzana. Sigue habiendo pequeños llagares caseros para autoconsumo pero la mayor parte se envía a los grandes, los de las empresas sidreras de nuestros días


Una característica del paisaje de Carreño es que gran parte de los campos y praderías están abiertos, sin grandes filas de setos silvestres (matos o sebes) o muy pocas. Un paisaje frecuente también en el vecino concejo de Gozón, que con Carreño configura el área geográfica de La Rasa de Peñes, esto es las llanuras y suaves y alargadas colinas que forma en gran promontorio de este cabo, el Promontorio Escítico del geógrafo itálico Plinio Viejo y tal vez la Península Pésica de los romanos, aunque la posible frontera entre astures pésicos y luggones en la Ría de Aboño no está demostrada


Del tiempo de los astures son los varios castros localizados en el concejo, uno de ellos, el de Güerno, en Ambás, bastante cercano- De época anterior serían los túmulos, como los del Monte Areo, y de la posterior, la romanización, algunos importantes tesorillos de monedas como las de Yabio, en Perlora, no muy lejos tampoco, la posible construcción original de algunas torres. No hay vestigios claros de villae pero la toponimia asume tal vez esa presencia


En la Edad Media, al menos desde cuando tenemos cierta documentación, el territorio se integra en el Alfos de Gauzón, más tarde de Avilés. Monasterios como los de Aboño y Perlora, así como el de Logrezana/Llorgozana y la misma mitra catedralicia tenían aquí fuertes intereses. En un documento del siglo XII, falsamente fechado en 905 por el obispo Pelayo (Liber Testamentorum), El Valle aparece mencionado como Sancte Eulalie de Areo, topónimo del monte


Se ha especulado con que Areo está vinculado a aras o altares, en concreto las Aras Sextianas, altar en honor a Augusto colocado en el castro de La Campa Torres, su extremo marino (separado no obstante del monte por la antigua Ría de Aboño) para conmemorar la conquista romana, pero también podría tener que ver con el nombre propio de un antiguo posesor. En relación con el monte y su posible filiación toponímica Xosé Lluis García Arias explica en Toponimia asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos:
"El culto al emperador debía de ser una realidad en algunos puntos como nos recuerdan las llamadas ARAS SESTIANAS levantadas en su honor por Sestius en algún punto de nuestra costa y a las que hemos aludido anteriormente (p. 37). Pero el hecho de que se hable en plural pudiera estar indicándonos que en otros puntos habría podido levantar SESTIUS otra ara aislada que podría haber cumplido no sólo necesidades impuestas por el culto oficial sino servido de punto de referencia, de orientación o, incluso, de divisoria territorial. De ese modo desde (ARAM) SESTIANAM podría justificarse el citado La Xinxane o La Xinxania en el límite de Valdés y Cuideiru. Un ara, no necesariamente sestiana, pudo haber sido erigida en Aramil (Siero), aunque este topónimo admite más de una explicación simplemente antroponímica  
El mismo Jovellanos interpreta el topónimo Ares (del que desconozco la ubicación) y probablemente Areo (el texto impreso escribe “Arco”) como un plural, mejor diríamos colectivo, de ¯ARAM ‘altar). Probablemente, en este caso, se refiere al monte de Carreño conocido como Monteareo (Carreño) que, efectivamente, al ser un excelente lugar alto y de cara abierta al mar, resultaría muy adecuado para cuantos monumentos votivos se precisaran. Pero, al tratarse de un monte caracterizado por la abundancia de aguas podría entenderse desde una raíz hidronímica *ARA- (p. 189). Sin embargo, la temprana documentación como “Areo” parece que no aconseja interpretar el topónimo como un colectivo en -ETUM por lo que, quizá, Areo puede entenderse como continuador del antropónimo AREIUS o ARELIUS"

Ahí está Casa Repinaldo, fundada por un indiano, con panera y molino, si bien estos no los vemos y la casa solo la parte posterior. Esta apodo se debe a la pumarada que tiene, de manzana repinalda. De ella toma su nombre en Candás un afamado restaurante y en base al artículo que le dedica el histirador y gastrónomo Luis Antonio Alías en El Comercio (18-4-2018), sabemos algo de su historia y de la familia fundadora:
"La manzana repinaldo, alargada y verde o verdirroja, posee fragante aroma y un delicioso sabor. De mesa apreciada, forma igualmente parte de las sidreras por aportar dulzores que matizan acideces. 
Permítanos el lector esta primera nota pomológica para descubrir que, tras el nombre del restaurante y el sobrenombre de su propietario y de algunos otros miembros familiares, se encuentra la casona que construyera en el valle de Carreño un antepasado indiano; rodeada con manzanos de la antedicha variedad los vecinos pronto pasaron a llamarla Casa Repinaldo 
Y de Repinaldo pasó a Repinaldín y a la abuela, que tuvo su cocina y su público, mucho por cierto, en la Fontanina, camino de Cancienes, cuando Uninsa construía futuro. 
En 1963, el padre del actual Repinaldo abrió una tienda en La Calzada (la de Repinaldo naturalmente), y de ahí surgió la sidrería Tírate al matu"

Un peral en la pumarada. También con las peras se hacía sidra. En la actualidad sigue haciéndose pero ha habido problemas legales al comercializarse con el nombre de sidra, dada la especial protección oficial de esta bebida en Asturias, aunque tradicionalmente también era denominada sidra, si bien es verdad que especificando de pera o de peruyes, peras pequeñas


Existía una antigua costumbre, acogida al Derecho de Mampostería por la que muchas plantaciones de manzanos se plantaban por parte de particulares de acuerdo con el propietario de los terrenos, que los cedía, repartiéndose luego las ganancias. El contrato vencía con la muerte de los manzanares, unos 30 años


Nos acercamos al cruce con la carretera CE-6, que fue construida en 1909 comunicando Prevera con Serín, arrancando de la Carretera de Gijón-Avilés, construida en 1880, la antigua Ribadesella Canero, luego N-632 y ahora AS-19. Otra carretera, la que viene de Perán (cerca de Candás, la capital del concejo) por La Cuesta les Gates, fue abierta en 1917


Las primeras carreteras favorecieron el empleo de grandes carros y el abandono de los viejos caminos reales a meras vías pecuarias locales. Hubo  también servicios relativamente buenos de coches de caballos, pero el primer taxi a gasolina no aparecería hasta 1028, el Ford de Fotingo, Bernardino Álvarez Rodríguez


Una verdadera institución que comunica estas parroquias del concejo es la de Autos Xavina, creada por Edelmira Martínez, nacida en la cercana parroquia de Ambás, pero apodada Xavina por Casa Xavina, la casa de su marido en Corvera. Fue la primera conductora de autobús con licencia oficial de Asturias y España, año de 1949. Su historia la cuenta Ignacio Peláez en La Nueva España el 14-5-2017:
"Edelmira Martínez nació el 3 de octubre de 1915 en Ambás (Carreño). La llamaron "Xavina" por una casa que tenía su marido en Trasona (Corvera) y bajo ese apodo bautizó la empresa de autobuses que recorría Ambás-Gijón y que ahora gestionan sus descendientes. Se convirtió en una pionera de la conducción de autobuses en Asturias y en España a finales de los años cuarenta. Fue la suya una vida de trabajo y dedicación a su familia, sin darse coba, a pesar de que su valentía abrió la puerta a muchas otras que se negaron a ser sólo esposas. En 1949 -mientras en Washington se creaba la OTAN y Harry S. Truman juraba en su segundo mandato como presidente de Estados Unidos, en Barcelona fusilaban a cuatro miembros del PSUC y Raniero se convertía en príncipe de Mónaco- Xavina se sacó el carné para conducir autobuses. Era el número 14.287. Se convirtió así en la primera mujer que obtuvo la licencia especial de transportes en Asturias y España. Siempre le dio naturalidad a semejante logro pero no por ello se libró de las ofensas, mayoritariamente provenientes de la autoridad que no soportaba que, además de tener carné para conducir, lo hiciera con los tacones puestos. Y falda. Muy femenina ella. Sin ningún ademán de hombre ni un solo gesto que pudiera antojarse como masculino (...) 
Al principio alternaban el jaco y la furgoneta por la carestía del combustible en los tiempos de posguerra. Era una furgoneta "Dodge" con matrícula 0-4502. Después reorientaron el negocio y adquirieron su primer autocar, un Ford 4 con matrícula 0-8041 que funcionaba con gasógeno, con el que empezó a llevar viajeros en la línea Gijón-Ambás que todavía hoy mantienen activa sus descendientes por "razones sentimentales", a pesar de ser deficitaria. Entonces el billete era a una peseta y cincuenta. Esa ruta la recorrió durante años, a veces incluso se tenía que apear del vehículo y tapar ella misma los baches de la carretera. Jamás sufrió un accidente, ni en esa ruta ni en otras tantas que realizaba para excursiones 
A Xavina le gustaba tejer y confeccionaba ropa para sus hijos y nietos en los ratos muertos en cada estación. Después, al apearse del transporte, se ponía a hacer las cosas de casa y atender a los hijos. Su mérito también fue el ponerse a lavar los autocares a las doce de la noche, y tener gracia luego para hacer una empanada, tortilla, empanar carne -dominaba también los postres- y prepararles la cesta de comida que solía llevar al resto de los chóferes de su flota. Incluso ayudaba a su padre con las vacas. 
Se bajó del autobús después de jubilada y murió en su Ambás natal el 14 de marzo de 1996, a los 80 años. También con los tacones puestos"

A lo lejos La Rebollada, donde en un despoblado llamado La Robellada (todo vinculado a rebollos, clase de robles) se reunía "desde tiempo inmemorial" el concejo en junta general para escoger los cargos públicos. Un año se hacía aquí y otro en Candás, hasta que en 1635 se celebraron únicamente en la villa al hacerse una casa consistorial


Se supone que aunque no había muchos pobladores esto debía ser así porque en torno al valle de Carreño se configuró el concejo. Existen dos topónimos reveladores, Carrió en la costa y cerca de Aboño y La Peña del Carro en el Monte Areo, que hizo que esta parroquia se denominase en alguna ocasión Santa Eulalia del Carro. Aunque se quiso ver en Carreño una raíz en el latino carrus y se pusieron dos ruedas de carro como emblema del concejo, además de un águila, parece tiene que ver más bien con una posesión de un tal Carrenius, no en vano en los documentos más antiguos aparece en la forma Carenius


Y volvemos a ver, aunque más oculto, El Torruxón de Prendes, llamado popularmente de los Moros, pues tradicionalmente moro, más que musulmán o norteafricano, era la denominación de "los antiguos" en mitos y leyendas. Se conservan bastante aceptablemente sus cuatro paredes y su estructura defensiva de troneras y saeteras, pero diversos proyectos de restauración no se han hecho realidad

Está situado en el cerro o cueto de La Reboria, un lugar que domina muy bien el valle y la costa. A pesar de su estado sigue siendo uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar y señorial asturiana, como dice en sus estudios J. Luis Avello Álvarez. Es muy interesante saber que en 1501 los Reyes Católicos, una de cuyas más arduas tareas era desposeer de capacidad militar a la nobleza terrateniente, para afianzar el poder de la Corona y evitar las guerras feudales de siglos anteriores, manifestaron su temor ante las tropelías que hacía desde ella por entonces el linaje de los Carreño, y así se lo hicieron saber a su representante o Corregidor en Asturias vía epistolar:
"Juan de la Vega, vecino del concejo de Carreño, nos fisso rrelación que de treynta años a esta parte poco más o menos esstá fecha una torre en un valle de dicho concejo sobre una aldea que se dize Prendes la qual diz que es de Pedro de Carreño e de doña Elvira su muger e diz que la dicha torre es hedificio fuerte de cal e canto con sus saeteras e que en ella se fizo e hedificó sin nuestra licencia por sojuzgar al dicho concejo e vesinos e se acojen a la dicha torre muchos delinquentes e dende la dicha torre salieron muchos hombres armados e fueron a un molino que tenía Juan de Carreño e lo derrocaron en llevaron a la dicha torre los hierros e aparejos"

Es muy posible que a raíz de esto y como tantas veces pasó en ese tiempo esta torre fuese desmantelada. Esta carta de noticia de la fecha de su construcción, aunque parece pudo haber otra anterior más antigua antecesora de esta, unos metros más allá, en lo alto del cerro


El hábitat es disperso, a veces sumamente disperso, si bien las casas tienden a concentrarse en encrucijadas o a lo largo de los caminos principales, como es este el caso. La razón tiene que ver con la necesidad de aprovechar al máximo los recursos de una tierra tan llana y fértil


También se han construido nuevas viviendas y parcelado fincas para hacer chalets, si bien no se han configurado grandes áreas residenciales como en la costa o en las cercanías de las villas


Hubo, eso sí, un proyecto para construir un gran complejo industrial con refinería petrolífera e industria química que  abarcaría todo el valle desde casi la costa a Corvera, enlazando con la antigua Ensidesa, por lo que estas praderías y pueblos desaparecerían


Aunque se paralizó se retomó en 1973 al ser encargado un nuevo plan a la Sociedad Asturiana de Estudios Industriales, la crisis del petróleo volvió a hacerla inviable. El asunto aún coleó en el celebérrimo timo del Petromocho, que  hizo dimitir al presidente autonómico asturiano de Rodríguez Vigil en 1991, así como al Consejero de Industria Víctor Zapico, al ser engañados con una burda falsificación contractual


Antes de llegar a la carretera hacia la iglesia, veremos a nuestra izquierda La Fuente Santolaya, al lado del que fue el bar y baile de Casa Eduardo, enfrente del antiguo cine, que vemos también, al otro lado de la calzada


Es del año 1927 y fue hecha para aprovechar el agua que baja de Sopeñes por la falda del Monte Areo, donde molió tiempo ha El Molín de Sopeñes con sus aguas. Tiene abrevadero o bebederu y, tras años de abandono luego de instalarse el agua corriente en las casas, fue restaurada por una escuela-taller. Es además una de las engalanadas con flores enramadas en la recuperación de esta tradición por parte de los vecinos


Las fuentes de fueron muy importantes en El Valle, puede decirse que cada barrio tenía la suya arriba en el monte. Con el tiempo los manantiales se llevaron abajo, a las zonas más pobladas


El regatu que baja de Sopeñes, aquí subterráneo, y su vía paralela, la Carretera Ron son los que dividen la parroquia en El Valle Baxu y El Valle Riba


Cruzamos el paso de cebra frente a El Cine del Valle, donde se conserva aún el viejo proyector de las películas cuyas sesiones se celebraban los sábados por la noche y los domingos a la tarde

A su izquierda vemos El Sindicato, antiguo local del sindicato agrario católico, fundado en 1912, de gran rivalidad con la Asociación de Labradores, fundada en 1908 y que inauguró su gran edificio, El Centro en La Rebollada en 1913 (Cooperativa de Agricultores). En la Guerra Civil fue cuartel y cárcel


Aquí a la izquierda estaba el Baile del Resbalón, baile de organillo así llamado por estar en un terreno algo pendiente en el que caían los danzarines (hubo otro baile en la zona llamado del Tropezón por razones parecidas). Luego fue la citada Casa Eduardo, el chigre-tienda de la parroquia, que siguió con el baile y tenía bolera asturiana de la modalidad de batiente, llegando a tener el primer teléfono que hubo en  El Valle. Cerró hace unos años y era de Ana Álvarez, despachando también su marido José Luis Fernández, al frente asimismo del cine, que funcionó entre 1960 y 1970 y en el que además de proyecciones de películas había veladas teatrales 


Ya jubilado, José Luis, que trabajó en Hidroeléctrica del Cantábrico, era el campanero de la iglesia parroquial cuidando además sus bellos jardines, a los que ahora, antes de proseguir por la Carretera de Ron, vamos a acceder para visitar el santuario


De frente vemos el pórtico en el que se fundó se fundó en el siglo XVIII una escuela de primeras letras. Era usual que los pórticos o cabildos se empleasen como lugares de reunión vecinal y en muchos casos fueron los primeros "colegios" de los pueblos y villas. Las iglesias eran, además de centros espirituales, verdaderos centros sociales donde, a la salida de misa, se trataban asuntos del común de la parroquia, al acudir gentes de todos los barrios de la parroquial, la unidad social asturiana


Con objeto de separar lo laico de lo religioso el obispo González Pisador intentó en sus disposiciones, las Constituciones Sinodales de 1769 limitar estos usos, pero como todos sus preceptos, no está claro hasta qué punto se les hizo mayor o menor caso


La base constructiva del santuario actuales dieciochesca, una centuria en la que, con el aumento de la población, se hicieron nuevas iglesias y capillas o se reformaron y se reconstruyeron las antiguas. 


 La referida donación fechada en el año 905, por la que Alfonso III y su mujer Jimena la dona a la mitra ovetense es en realidad, lo hemos dicho, una falsificación hecha más de dos siglos después, lo que no quiere decir que esta iglesia no existiera, aunque estuviese en otro lugar


Entrando por el cabildo nos dirigimos a la portada oeste. Allí en la esquina vemos una llamativa cruz griega (el estilo de la Cruz de los Ángeles)  


Pero será al lado de la portada oeste donde encontramos un elemento sumamente importante, a la que los estudiosos llaman lápida visigótica al ser altomedieval, si bien parece datada en tiempos de la monarquía asturleonesa


Esta lápida la encontramos fácilmente a la derecha de esta portada occidental de gusto goticista. Por su inscripción se sabe procede del templo antiguo de San Pedro y San Pablo que estaba en el Monte Areo, y que debió de venir aquí con motivo de la ruina de este, muy posiblemente en el siglo XVII


La transcripción de la misma ha sido objeto de conjeturas y ya el erudito catedrático Fermín Canella la transcribía así:
+OB HONOREM SANCTI
PERTRO ET PAULO APOSTOLO-
RUM SANCTI IN ALTARE RELI-
QUIE RECONDITE S.TIRSI
SANCTI FASCILI
SANCTA PELAGIE ET MARINE
VIR HEC TEMPLO QUOD EDIFI-
CAVID ADEFONSUS FROLIS FROILA-
NI PRINCIPIS SUB ERA DCCCC
LCXXXVIIII

Estando plenamente aceptada la autenticidad de esta inscripción la traducción propuesta por Marino Busto, aportando sus propias dudas, es esta
POR EL HONOR DE SAN PEDRO
Y SAN PABLO APÓSTOLES HAY GUARDADAS EN
EL ALTAR LAS RELIQUIAS DE SAN TIRSO,
DE SANTA AGUEDA,
DE SANTA PELAYA Y MARINA
VIRGEN EN ESTE TEMPLO QUE EDIFI
CO ALFONSO HIJO
DEL PRINCIPE FROILAN BAJO LA ERA
DCCCCC LXXXXIIII A DIA TERCERO (de...)
La era 989 se refiere al año 951: Adelfonsvs Prolis Froilanis sería Alfonso Froilaz, primogénito de Fruela II y que reinaría en León unos meses del año 925 al 926, pero en aquellos años convulsos fue depuesto, retirándose con sus hermanos a Asturias, donde tenía apoyos además de ser la parte que directamente le correspondería en herencia. Aparecería incluso mencionado como Rey de Asturias y estaría intentando recuperar el trono leonés cuando en el año 931, su primo Ramiro II, conocedor de sus intenciones por algunos de los nobles asturianos que le apoyaban y que cambiaron de parecer, entra en Asturias y lo prende, siendo encerrado junto con Alfonso IV, que tras abdicar y retirarse a un monasterio quiso rectificar y también le salió mal la jugada


Tiempo después Froilaz y los tres hermanos que le acompañaban sufrirían el severo castigo, habitual en esos tiempos para estos casos, de ser privados de la vista quitándoles los ojos, suponiéndose fallecerían poco después, hacia el 932, encerrados en el monasterio de Ruiforco de Torío, por lo que extraña la fecha de la inscripción de la lápida manifestando la fundación de Froilaz en el 951 si no es un error o está mal interpretada. Otra razón puede ser que la estela plasmase en realidad la fecha de consagración, que podía tener lugar bastante tiempo después de su construcción, aunque 20 años parece excesivo, o que simplemente los datos de las crónicas del reino no siempre sean acertadas o sus datos reales hayan sido adrede alterados por cualquier motivo 


González Posada pensaba que la denominación de Santa Eulalia del Arco que aparece en algunos documentos se deba a un antiguo y magnífico arco toral o triunfal en el altar. El actual es fruto de las numerosas reformas acaecidas, sobre todo tras las destrucciones de la Guerra Civil. Se piensa que Arco puede ser una deformación de Areo (también se la llamaba Santa Eulalia de Areo), si bien Marino Busto señala que en el monte hay una zona llamada Arco


En el exterior, el campo de la iglesia es un pequeño parque con bancos de piedra en los que sentarse a descansar cómodamente unos instantes. De la misma manera, y ante la falta de bar o chigre, es un buen lugar para entablar conversación con algún vecino o vecina, pues es un lugar relativamente concurrido


Hay además una fuente pública: si bien no somos en principio partidarios de tomar agua de fuentes por sabidas razones, aunque estas estén conectadas a la traída general, puede haber casos que no quede más remedio, si se nos acaba el agua o bebida que traemos con nosotros. En este caso y salvo que se abra algo nuevo no encontraremos tiendas o bares hasta llegar a Tamón-Tabaza o incluso Trasona, a no ser, eso sí, que retrocedamos, no demasiado, hacia El Fondo, donde están los establecimientos antes reseñados. Eso sí, asegurémonos antes de ir que están abiertos ese día


Retomando el Camino desde la iglesia, que en tiempos figuraba como "anexa" de la de San Esteban de Guimarán, tomaremos la Carretera de Ron


Veamos además el azulejo de la concha en el muro del campo de la iglesia


Al fondo, al final de un seto, reconocemos el tejado del también restaurado lavadero de La Ponte Piedra, que funcionaba con el agua del regatu de Sopeñes, el que divide en dos El Valle


Pasamos una nave ganadera, las vacas de Carreño son uno de los grandes valores de la tan castigada por los avatares económicos ganadería de Carreño. De ellas escribe Marino Busto:
"Las favorables condiciones ambientales, calidad de prados y pastos, pero sobre todo la vocación ganadera, e innatas cualidades de los labradores, hicieron posible el milagro de criar dentro de la especie del "país", su propio ganado, autóctono, al que los técnicos, en un principio con timidez, consideraron como sub-raza, para más tarde sin dudas ante la fuerza de la evidencia, declararla y catalogarla como raza, la de los "Valles de Carreño", de propias y bien acusadas características

Vacas nacidas en el Concejo, mejoradas por sus propietarios, casi diríamos moldeadas a su antojo, "criadas a mano", como gráficamente decían satisfechos y orgullosos, con todo merecimiento

Las soberbias vacas de "los Valles de Carreño" tuvieron extraordinaria expansión en toda la Provincia (aún en la parte occidental constituyen importante riqueza), por su triple aptitud de leche, carne y trabajo.

La realidad actual es que, al unísono con las exigencias de los tiempos, vacas de mayores cualidades lecheras, junto a la maquinaria agrícola, han desplazado a la propia de nuestras praderías, aún cuando el concejo sigue estando entre los de mayor densidad y pureza de la raza, cuidadosos, además, del aprovechamiento de sus excepcionales condiciones cárnicas" 

A la derecha es el parque arbolado al lado de la iglesia. Estamos en El Cierru, un topónimo vinculado a lugar cerrado o cercado. Aparecieron en el primer tercio del siglo XIX, pues hasta entonces pesaban severas restricciones para cerrar fincas particulares, ya criticadas por Jovellanos en su famoso Informe sobre la Ley Agraria, pues entendía que los propietarios no se atreverían a repoblar ni mejorar tierras que estuviesen a expensas del "diente de los ganados" que destruyese en n día el trabajo de muchos años:
"Ya es tiempo Señor, ya es tiempo, de derogar las bárbaras costumbres que tanto menguan la propiedad particular"

Y de esta manera, ye en decreto de las Cortes de Cádiz de fecha 18-6-1813, declaraba el derecho de los dueños de una tierra a cerrarla, destinándola a agricultura, pastos o cultivos como mejor le plazca. En Carreño gran parte estuvieron dedicados a plantar robles y castaños, tanto comunales como particulares, lográndose en 1855 la renovación forestal del concejo. Solo un siglo después estas masas forestales autóctonas, glosadas por los escritores, desaparecieron, muchas sucumbieron ante los ocalitos


De todas maneras, aunque hay parcelaciones, cierres e incluso setos, algunos cultivados y cuidadosamente podados, como estos, predominan, ya lo hemos dicho también, los campos abiertos... o casi. Ya lo hemos comprobado bajando de El Monte y lo volveremos a percibir atravesando El Valle...


Lo que vamos a ver ahora es el lavadero de La Ponte Piedra, también restaurado por una escuela taller. En Carreño, como en otros concejos, se han acometido campañas para la rehabilitación de estos elementos del patrimonio que marcaron toda una época


En este caso se han rehabilitado las antiguas columnas y el gran tejado de piedra a dos aguas, además  de la limpieza y acondicionamiento general del lavadero


Según caminamos podemos pasar a ver su interior en un instante, donde se conservan los elementos fundamentales de su estructura original


Aquí están las dos "piscinas" o piletas, una era para lavar y otra para aclarar. Leemos en Territorio Museo:
"El agua, elemento vital, era -y sigue siendo, aunque no nos demos cuenta- fundamental en la vida doméstica, ámbito femenino por excelencia. Nos cuenta Adolfo García en El agua en la Asturias tradicional (REDMEDA, 2007) que hasta la generalización del agua corriente a mediados del siglo XX, el agua que se bebía y con el que se preparaba la comida, se amasaba el pan, se fregaban los cacharros o se hacía la colada tenía que ser proveído por el ama de casa, que diariamente acudía a la fuente portando la ferrada primero y el calderu posteriormente.
Además de a la fuente, la mujer acudía al río o al lavaderu a lavar la ropa una vez a la semana. Tanto las fuentes como los lavaderos constituían los espacios de socialización por excelencia para ésta, pues en estos lugares públicos tenía la ocasión de conversar con vecinas y parientes e informarse de las novedades. Pero además de lavar la ropa, de vez en cuando había que hacer la colada, operación que consistía en someter la ropa a un tratamiento de agua caliente y ceniza -de abedul preferiblemente-, previamente a su aclarado en el río o lavaderu"

Unas fotos recrean el trabajo que se hacía en los lavaderos. Muchos los conocieron, otros no tanto. por eso Montserrat Garnacho, autora del libro Donde la culebra canta, recorrido por los usos femeninos del agua en la sociedad tradicional asturiana, dice así:
"Algunas palabras, aunque parezcan iguales, no son las mismas hoy que hace unos años, cuando las pronunciaban nuestros padres; ni cuando las decimos nosotros que cuando las dicen nuestros hijos. La palabra agua, por ejemplo, que para los más jóvenes significa casi únicamente ducha, vacaciones, botellín, lavadora y que ellos conjugan con los verbos comprar o pagar, conserva aún, en boca de nuestros mayores, ecos de lo que al decir agua nombra cualquier persona nacida en una comunidad rural y campesina: el principio fundamental y la savia misma de la vida..."

Como hemos visto, las fuentes más antiguas estaban en el monte. Poder podía lavarse abajo, en el río, pero ya arrastraba barro, cuando no otras cosas por ni baños había en las casas. Por ello fueron haciéndose estos lavaderos, como las fuentes, para no tener que ir arriba a buscar el agua en ferradas o calderos o a lavar la ropa. Al menos estabas más cerca de casa gracias al agua canalizada en una tubería, así y todo en invierno a veces tocaba incluso romper el hielo. Llegaba un momento que las manos podían sangrar de restregar la ropa contra la piedra. Además solían pillarse unas muy poco convenientes mojaduras


Había muy buenas balsas como estas, donde al menos podías lavar de pie, no de rodillas  como en las fuentes del monte o en los arroyos, además de poder tener cerca el hogar por si había que estar al tanto de los niños, de la comida, de los mayores o de cualquier cosa. Pero por eso mismo, pobre si alguna quería colarse aún llegando la última. El que llegasen a lavar estando tú esclarando podía estropear toda la colada, dado que el agua toda salía de un solo caño e iba de una a otra pileta, por lo que quien aclaraba se comía la porquería y el jabón de la que estaba lavando. Otra ventaja fueron los tejados, que tenían casi todos estos lavaderos, lo que permitía hacer esta faena a cubierto, aunque lloviera

Los lavaderos eran "el periódico" del pueblo, aquí circulaban noticias y aconteceres, también algunos los llamaban "El Parte" (antiguo noticiero), "El Mentirosu" o "Radio Llavaderu", entre otros motes. Se cuenta que , esfuerzos y penurias aparte, se cantaba y de vez en cuando se echaba un baile. Se tienen noticias que, cuando se abrieron los primeros bailes en los pueblos, las más mayores se extrañaban que la gente pagase por entrar, pudiendo bailarse lo que se quisiera en los lavaderos, o debajo de los hórreos y paneras, donde se improvisaban las danzas, estas ya de mozas y mozos. Había además muchas lavanderas que lavaban para fuera, para los indianos, para los palacios, para posadas y tenderos, para guardias, cargos de empresas. Se conoce asimismo de, aparte de problemas entre las usuarias las había con los molineros, por el uso del agua, sobre todo en el seco verano

Al lado están las fértiles vegas y sus cultivos, les fabes del valle de Carreño, tan apreciadas. Antes de ellas y de las patatas, llegadas de América, el pote se hacía de castañas, de ahí la importancia  de los castañeos


La Ponte Piedra debe su nombra al pequeño puente aquí existente sobre otro regueru, el de Verún, al que el agua de Sopeñes da sus aguas en este lugar


Esta es la estructura del puente. Es posible que antes no hubiera, pues el arroyo es pequeño, y que se construyese cuando se hizo la carretera local que aquí aprovechó el trazado del viejo camino...


Ante nosotros la llanura de esta hermosa rasa de El Valle. con La Maquila de frente a nosotros


Este es el paisaje de campos abiertos al que nos referíamos como predominante en estos concejos, así como de hábitat muy disperso


Hierba empacada. Casi toda la superficie se aprovecha para pasto o siega, para el vacuno. Al fondo una de las naves ganaderas de la parroquia


Más allá es La Torre, donde sí hay un grupo de casas conformando una quintana alrededor de lo que debió ser una torre medieval, pues en una de ellas, concretamente en Casa Miguel, aparecieron en los años 1970 muros y saeteras


Es muy interesante una antiquísima costumbre, ancestral, de la que da noticias Marino Busto, la cual debe ser tan antigua que se perdió hace siglos, pero da pistas de cómo se poblarían estos parajes:
"Hasta llegar al régimen presente de propiedad de la tierra hubo de recorrerse un largo camino, con diversas fórmulas de adscripción a la misma: desde el "busto" o incendio de bosques y maleza que hiciesen un hueco de "tierra quemada para pastizal y labor", o al de "coger, tomar y cerrar" en baldíos y comunales, a su tiempo escriturados; redención de foros o de herencia y compra, hasta el sistema no escrito de derecho consetudinario del "canto del gallo".

Consistía el procedimiento llamado del "canto del gallo", al derecho que asistía a una familia recién formada, que por penuria hubiese de abandonar la casa de sus mayores, a hacerse con la suya propia, tierra suficiente para huerto y algo de tierra de labrantío.

Para ello, una vez escogido secretamente el terreno abandonado del comunal el sitio de asentamiento, llegaban por la noche con los hijos si hubiere y un gallo. Sigilosamente, señalaban con palos el trozo conveniente a ocupar y apresuradamente construían  con "tapinos", una pequeña choza. Si al amanecer se hallase el matrimonio dentro de ella y "cantase el gallo", recinto y vivienda era suyo, legalizándose la propiedad ante el cura y escribano"
La última noticia de esta costumbre es de principios del siglo XIX y aunque no ocurrió en esta parroquia sí un poco más al norte, en Prendes. Como solía pasar, algunos vecinos se opusieron a la ocupación de un trozo no usado de los comunales, pero apercibido el párroco y reconociéndose haber cantado el gallo, se asentó legalmente


Existieron varios sistemas de poblamiento y explotación agraria, yuguerías, aparcerías, comuña, aforamientos etc., que fueron desapareciendo progresivamente hasta que en la década de 1960 el 80% de las propiedades eran de los dueños de las caserías; los demás serían arrendatarios o llevadores de las mismas, en todo o en parte


Vemos ahora la gran llanada de El Valle desde su misma planicie. Lo que hace unos momentos veíamos desde lo alto bajando del Monte Areo. A nuestra derecha El Palacio y sus palacios...
 

Casa Cuervo y su capilla. Mucho se ha hablado y escrito, así como estudiado, del fenómeno de los indianos, popularmente llamados en muchos lugares más bien americanos, en Asturias y otros lugares. Si bien la emigración a América ha existido desde su mismo descubrimiento, el fenómeno indiano por excelencia viene a referirse, no sin su pertinente debate, a un periodo entre la segunda mitad del siglo XIX y la preguerra civil, y ello por diversas razones


Además de los aumentos poblaciones, la ruina de dividir una casería entre muchos hermanos, las oportunidades que ofrecían las aún recientemente independientes repúblicas americanas, con grandes recursos por explotar y comercias, las guerras carlistas y, sobre todo, las forzosas levas de quintos para las guerras de África, ofrecen pistas del arranque de este fenómenos en la segunda mitad del siglo XIX


Por contra, la crisis que afectó a todo el planeta con el crack de la bolsa de Nueva York en 1929 y los grandes y convulsos cambios sociales y políticos que desembocaron en la Guerra Civil española y la II Guerra Mundial vendrían a suponer el final de los indianos propiamente dichos. Posteriormente siguió habiendo emigración asturiana a América, pero ya dentro de una coyuntura diferente y a otros países, como Venezuela, cuando tradicionalmente se iba a Cuba, México, Argentina e incluso Estados Unidos


Del tema de los indianos o americanos hemos hablado mucho y mucho volveremos a hablar a lo largo de todo el Camino Norte pues su impronta ha quedad muy a la vista, no solo en las casas y palacios al lado del camino, sino en las empresas, iglesias, escuelas y demás fundaciones que ellos inspiraron y auspiciaron


Y en El Palacio, el palacio por excelencia, el de los Díaz Caneja, también con su capilla y demás dependencias, sito a la derecha del anterior


Campos de cultivo y nave ganadera, e incluso un par de altas y muy llamativas palmeras. En la página del Ayuntamiento de Carreño nos cuentan así su historia:
"En la actualidad es conocido como "Casa Bárcena", y es propiedad de Ramón Suárez Cuervo. Se dice que dicho Palacio, fue propiedad de la Condesa de Revillagigedo, la cual según la historia, efectuaba el viaje para desplazarse desde sus posesiones en Pravia hasta Gijón, siempre y en todo momento por terrenos de su propiedad. El Palacio, fue una "Casa de Pendón y Caldera", ya que daba alojamiento y comida a los/as viajeros/as, tenía pensión y caballerizas. 
Durante la Guerra Civil, llegó a ser Cuartel General de la República, dado que próximo, estaba el Campo de Aviación de Carreño. Con posterioridad y según avanzó la contienda pasó a instalarse el Bando Nacional. 
El Palacio, después de la Guerra Civil, pasó a ser propiedad de los Díaz-Caneja, viviendo en lo que hoy son las cuadras, los caseros, familia Suárez, actuales propietarios desde 1947. La entrada principal está orientada al Sur, por donde pasa el Camino de Santiago o Real. 
La edificación data del siglo XVIII, o incluso antes, ya que sus propietarios/as afirman haber encontrado una pieza de madera en la que figuraba la fecha 1718"

Tal y como vemos, parece ser fue una de las posesiones de la Condesa de Revillagigedo, siendo normal que la alta nobleza tuviese varias casas y posesiones donde pernoctar en sus viajes o pasar temporadas, donde también recibirían gente, invitados, visitas o tratarían de asuntos de su incumbencia. De ahí que se diga que, dado que no había casi nunca tiempo material de avisar, todo habría de estar preparado por si los señores se presentasen de improviso


En El Camino de Santiago por Asturias. Topoguía 2. Ruta de la Costa, coordinado por María Josefa Sanz, leemos esta muy importante noticia:
"El Palacio, notable construcción donde hubo en sus días, al decir de las gentes, una venta caminera"
De ser cierto sería una de las muchas ventas camineras existentes, parada de viajeros. Algunas estaban bien provistas y otras eran un simple refugio, muy empleadas por los arrieros, los transportistas de la antigüedad, también por pastores de la trashumancia y por transeúntes en general. Los peregrinos se sabe también se hospedaban, pero preferían mucho más acudir a los hospitales (hospedajes de caridad) especializados en su asistencia. En este caso es fácil que fuesen por lo tanto ya al fundado por Pedro Solís en Avilés haciendo la jornada hasta allí  del tirón...


De frente La Maquila, a la derecha La Sierra. Ya hemos hablado de la maquila y su relación co0n los molinos, de los que existente varios en el valle de Carreño. Tal vez sea más extraño el de La Sierra en una zona tan llana, podría ser algún antiguo nombre o sobrenombre, el nombre popular de una serrería, normalmente llamadas sierras, o una variante del término sienra, conjunto de hazas o faces, tozos de terreno de una heredad destinados al cultivo. Precisamente un poco más allá de La Maquila está La Iría de Faces, por donde vamos a pasar


Las erías o irías eran terrenos cultivados en parcelas cerradas por una cerca, la cual era quitada tras recogerse la cosecha para que pastase el ganado, todo ello decidido tras el conceyu abiertu vecinal celebrado en el cabildo una vez terminada la misa, siempre dentro de esa simbiosis de la iglesia como centro religioso y a la vez socialmente laico o de asuntos laicos, que tan poco gustaron al obispo Pisador


Con los cambios políticos, sociales y económicos acaecidos desde el siglo XVIII al siglo XX esta figura de trabajo campesino y aprovechamiento de los terrenos desapareció, aunque la denominación de los terrenos y sus topónimos Siguió llamándose ería o iría


Estas llanas tierras de Carreño son propicias al discurrir de buenos y agradables caminos. Se supone este sería el principal, el Camín Real de la Costa citado ya por los eruditos de los siglos pasados como el recitado González Posada, pero existe otro que cruzaba la Ría de Aboño en lancha, y así yendo luego por la loma de La Cortina, confluye se con este por la zona de Tabaza


También desde el Monte Areo, que ya vemos a nuestras espaldas, se bajaría por Guimarán a su veneradísimo santuario. Por supuesto otros harían mayores desvíos, acercándose a los hospitales de peregrinos de Candás y Lluanco, que ya hemos citado en esta y otras entradas de blog


Una de las funciones de los monasterios era el acogimiento de peregrinos, y dado que de Aboño a Tamón había varios, muy posiblemente fueron estas instituciones las primeras alberguerías jacobitas. luego ya más desplazadas en esa función por los citados hospitales de peregrinos, que acogían en muchos casos a pobres y necesitados en general


Cruce de La Maquila: seguimos de frente


Dejamos también el cruce de La Sierra y continuamos todo recto


A nuestra derecha Casa Ángel de Platero


Es un modelo de casa campesina muy evolucionada en tamaño y altura, gran portón con columnas, ancho para el paso de la maquinaria pesada y trazas urbanas en la vivienda


Pasamos a ver más fincas abiertas a la izquierda del Camino, ahora carretera local CE-5


A la derecha otro seto cultivado similar a los que hallamos yendo a La Puente Piedra


Cruce de La Caleyona, que comunica con las antiguas escuelas y ahora con el Centro de Iniciativas rurales: seguimos de frente


A nuestra derecha Casa Somonte, ejemplo de cómo debieron ser muchas de las casas de este valle carreñense: alargada, y plenamente rectangular. Realmente este tipo, llamado técnicamente casa terrena y long-house es un modelo muy propio de gran parte de Europa, variando sus componentes y parten en función de cada sitio y materiales disponibles, producción, usos, costumbres y tradiciones constructivas etc.


Aquí habría cuadra, llagar y vivienda. La casa terrena sería la antecesora inmediata de la casa mariñana. Esta habría evolucionado a dos cuerpos o cuartos a los lados. más grandes, lo que formaría un portalón en el medio


A lo lejos, más allá de El Palacio y algo tapado por una de sus palmeras, el monte de La Reboria (121 m), entre Prendes y Prevera


Pasamos el portón de otra casa y continuamos avanzando por esta carretera...


Ahora sí que salimos a loa grandes y llanísimos campos abiertos de La Iría Faces, que se extienden ante nosotros


En esta bifurcación dejaremos la carretera CE-5 y tomaremos el camino de la izquierda


Prestemos atención al mojón, que destaca bien en el cruce


Un poco más allá, oculto por algunas arboledas y el mismo relieve del terreno, está El Campu Aviación, que es como se conoce al lugar en el que estaba el Aeródromo de Carreño, empleado por la aviación republicana durante la guerra civil, un aeropuerto militar improvisado en la zona más llana, La Prairía, desde donde se apoyaban las operaciones de los frentes ovetenses y del Nalón. Fue atacado varias veces y esto afectó trágicamente a todos los pueblos delas inmediaciones


 A lo lejos otro lugar llamado El Monte, este en la parroquia de Logrezana o Llorgozana, muy cerca de las antiguas escuelas, solar de túmulos megalíticos y cercano también al importante castro astur de La Barrera, en el vecino barrio de Castiello, cerca del lugar donde, a finales de 1811 el general francés Jean Pierre François Bonet estuvo a punto de ser muerto o apresado en una emboscada de la partida del guerrillero Fombella, vecino de Noreña y natural de Valdesoto, en Siero


Durante la francesada las tropas napoleónicas entraron y salieron varias veces en Asturias, se avituallaban sobre la marcha y si no se les daba lo que pedían lo tomaban por las malas, lo que solía pasar, provocando estallidos sociales y haciéndoles tremendamente impopulares, sobre todo con ocasión de altos gravámenes, confiscaciones o directamente saqueos. En muchos casos hubo oposición violenta muy duramente reprimida, incluso en verdaderas batallas entre soldados contra paisanos solamente armados con aperos agrícolas, quienes solían llevar la peor parte, como en la terrible Batalla de los Carbayedos en Valliniello, cerca ya de Avilés, o como cuando se mató al párroco de Guimarán en enero de ese año de 1811 


Por eso, esto milenarios caminos que vieron el paso de peregrinos, arrieros y demás caminantes, vieron también el de invasores y asaltantes, pasos naturales por valles y montañas a lo largo de la franja costera asturiana. No hemos olvidar que en esa contienda se creó además el famoso Regimiento de Candás y Luanco, que luchó en varios frentes. Las penurias de la población civil inspiraron esta copla popular:
España nun pierda
Francia nun gana
¡el probe paisano
paga la farda!
Farda tiene diversas acepciones, desde culpa a responsabilidad...


A nuestra izquierda vemos la parte más meridional del Monte Areo, asomada ya al cada vez más próximo valle de Tamón, la zona sur de este monte de unos ocho kilómetros de largo por una de ancho  (de media) cuya planicie señala los límites con el concejo gijonés. En su momento se planteó la posibilidad de que su llanura fuese artificial, cosa que no parece posible pero sí que de siempre fue muy roturada y aprovechada para agricultura, para ganadería y para hacer caminos pues es un verdadero paso natural en todas direcciones, norte y sur y este y oeste. Ahora, aunque hay invernaderos, predomina el ocalito, además de alguna pradería


Por esa zona, cubierta de ocalitos, está en lo alto La Peña'l Carro, rocoso mirador del que se supone se extrajeron las grandes piedras de una de las necrópolis megalíticas allí localizadas, la del Cierru los Llanos. En 1792 Carlos González Posada en sus Noticias Históricas del concejo de Carreño ya acertaba con su ubicación:
"Hai asimismo en medio de sus llanuras todavía muchas Mammulas o Tetones qe desechos manifestarían otros sepulcros"

A La Peña'l Carro se sube desde La Cabiana o Caleya la Cabiana, en Zancornio o Fancornio, por la Casa'l Ferreru, uno de los antiguos herreros de la parroquia. Se sabe que por esa parte de la parroquia otro camino se dirigía a Oviedo/Uviéu y otro bajaba aquí cerca, a Ambás, donde hay localizados otro castro astur y otra torre medieval


Si bien varios autores y el cronista Marino Busto llamaron la atención sobre la importancia de los sepulcros prehistóricos del Monte Areo estos no fueron estudiados arqueológicamente hasta 1990 con la parcelación en él realizada. De unos 30 localizados se dejaron algunos a la vista tras ser excavados, pudiendo verse la estructura pétrea de su cámara dolménica


El megalitismo (mega-lito, piedra grande) el testimonio fundamental de las civilizaciones que poblaron Europa en un dilatado periodo de varios miles de años, estos ejemplos del Monte Areo se ha datado entre el cuarto y el tercer milenio antes de nuestra era. Fueron siempre centro de leyendas y de saqueos. Entre sus  hallazgos destacarían las ofrendas en estas tumbas de xentiles, como también se las llamaba. En estas excavaciones aparecieron hachas pulimentadas, láminas de sílex, puntas de flecha y objetos de cristal de roca y azabache, la preciada piedra negra sagrada de gran pureza en las minas asturianas cuya sacralidad perduró con el cristianismo, siendo en gran parte exportada a Santiago por sus virtudes espirituales y como amuleto, símbolos de los peregrinos que dieron nombre a toda una calle en el camino a la catedral, la rúa da Acibechería, que habremos de recorrer justo antes de llegar a la tumba del Apóstol



Volvemos la vista a la derecha y vamos a dejar atrás La Prairía, donde estuvo el citado Aeródromo de El Valle. Realmente, el Aeropuerto de Asturias oficial y civil iba estar en Llanera, pero la contienda interrumpió su construcción dada su inmediatez al frente ovetense, por lo que hubo que acelerar la instalación de aeródromos para las vitales operaciones aéreas de defensa, ataque y observación al enemigo. 



Dada la extrema urgencia, pues Asturias tuvo frente bélico activo desde el primer día de la guerra y durante un año más y tres meses, su construcción fue rapidísima; puede decirse que en solamente un mes ya estaba hecho, acarreándose para ello carros de piedra traídos por  bueyes desde las canteras gijonesas, siendo su primer jefe de campo Hernández Franch, reputado militar de aviación que posteriormente instruiría a aviadores mexicanos cuando, este país, en el que se exilió, declaró la guerra al Eje



El campo estuvo operativo desde el final de agosto de 1937 hasta el 20 de octubre de 1937, víspera de la caída definitiva del Frente Norte. En la página del Ayuntamiento de Carreño nos precisan algo más de su historia y presente, pues si nos acercamos, podríamos verlo, pues existe además una placa conmemorativa:
"En el Campo de Aviación de Carreño, del que quedan como señal un tramo de la pista, insertada en el recinto exterior de una nave industrial de la empresa LUALVA, tenía unas dimensiones de algo más de un kilómetro y medio. Era de hierba y disponía además, de la pista mencionada, hecha de conglomerado (piedra machacada) de 42 por 600 m. Contaba con un par de refugios de hormigón y con un barracón de madera de 12 m., que servía de taller de reparaciones, almacén de piezas y montaje de aviones. 
En este Campo hubo aviones como “las Moscas”, "los Chatos", "Folker", "Dragón Rapide" o "Breguet 19". Su número al igual que el de los pilotos variaba y oscilaba entre los nueve y la veintena de aparatos"


Siguiendo camino, hemos de decir que, si viésemos un mapa de Asturias estaríamos caminando por la base del triángulo que forma el Cabu Peñes, buscando, por estos valles, la ruta más corta hacia Avilés


Ciertamente desde el Monte Areo bajan varios caminos. Entendemos que este, al estar señalizado, sería el más transitado de ellos para los peregrinos, que buscarían, además del trayecto más corto a Avilés, el más directo a Tamón, donde hubo un monasterio que sin duda ofrecería algún tipo de acogida, el de San Martín del Monte o de Monterés, también llamado documentalmente de  Seares y de Seana, del cual aún quedaba en pie la ermita a mediados del siglo XVIII. Hoy en día únicamente se conserva el topónimo del Prau la Capilla. Además, al lado de la iglesia se encuentra el barrio del significativo nombre de La Venta, donde habría algún topo de posada caminera


Y así, ventas y posadas, monasterios, fundaciones hospitalarias, torres y castillos jalonaban estas vía varias veces milenarias, más anteriormente con sus villae y mansio y antes aún los castros, más anteriormente los campos de túmulos, y así desde las profundidades de la prehistoria hasta nuestros días...


Y es que los caminos antiguos se basan en los pasos naturales antiquísimos  configurados por la orografía. Leemos en la Xacopedia:
"Según el Diccionario de la lengua española, este término viene del celtolatino camminus, derivado del celtíbero camanon, que tiene las siguientes acepciones: “Tierra hollada por donde se transita habitualmente. Vía que se construye para transitar. Jornada de un lugar a otro. Dirección que ha de seguirse para llegar a algún lugar. Modo de comportamiento moral. Adecuación al fin que se persigue. Medio o arbitrio para hacer o conseguir algo. Cada uno de los viajes que hacía el aguador o el conductor de otras cosas”. 
La utilización de la palabra ‘camino’ como metáfora de la vida es muy antigua y también fue empleada como vía para obtener la salvación del alma, desde el punto de vista religioso. En el éxodo del pueblo de Israel, Moisés conduce a su pueblo hacia la Tierra Prometida; el camino es duro, pero cuentan con la ayuda de Dios si cumplen los mandamientos escritos en las Tablas de la Ley y la meta merece la pena. También fue utilizada la metáfora por el propio Jesucristo cuando dijo que Él era “el camino, la verdad y la vida” [Juan 14, 6] para alcanzar la salvación..."

Bajo el Monte Areo el barrio de Zancornio o Fancornio, otro de los de esta parroquia de El Valle. En el monte y sus caminos se registraron también movimientos de las gavillas o partidas carlistas, otro episodio de las endémicas guerras que asolaron el siglo XIX español. Así lo cuenta Marino Busto en la Historia del concejo de Carreño en la general de Asturias:
"Año 1836.-Sobre las cinco y media de la tarde del 25 de marzo, el alcalde de Gijón, comunicó apresuradamente al de Carreño "que en aquel momento acababa de saber positivamente que dieciocho hombres bien vestidos, cinco armados de fusiles y dos de morriones pasaran en la noche del día anterior desde aquella jurisdicción a esta del Monte de San Pablo (en el Areo) donde se unieron con otros cuatro, camino ad la costa del concejo

De inmediato, el Comandante de la precaria e inoperante Milicia Urbana, don Nicolás Álvarez Rojo y el Alcalde Arias de Cartavio se dispusieron a repeler la posible agresión y expulsar a la "gavilla" o "partida", del Concejo, con los medios disponibles aun cuando exiguos. El Alcalde dio el aviso al de Gozón, quien a su vez al de Avilés, pidiéndoles la movilización de las fuerzas armadas que tuviesen disponibles para auxiliarle a rechazar los sospechosos invasores

Entre tanto el Comandante Rojo, recontó sus fuerzas, con resultado de que con él y al Alcalde, eran tres personas, dependientes de la Real Hacienda, otros tres de la Milicia Urbana, el alguacil portero del Ayuntamiento y un tal Joaquín Sánchez, sobrino del repetido Alcalde.

Con tan exigua tropa, "armados de fusiles y bien dispuestos, con la mayor actividad  y circunspección para la conservación del orden, recorrieron con todo cuidado varios puntos y avenidas del pueblo patrullando incesantemente hasta las tres de las noche"

Dentro de aquella operación preventiva llegaron refuerzos del vecino concejo de Gozón, recurriéndose el territorio entre el Monte Areo y la costa infructuosamente, pues no se halló la gavilla. Sí enlazaron con tropas venidas de Avilés, pero no había ni rastro de los carlistas, que tampoco parecía haber visto nadie en estos pueblos:
"La supuesta invasión, o simplemente una medrosa visión del Alcalde gijonés o la partida se esfumara por arte de birlibirloque. Ante ello, el comandante don Nicolás A. Rojo y los demás Jefes acordaron retirarse con sus columnas a sus lugares de origen

Estaban en las alturas del Monte, teniendo a sus lados las ruinas de la Iglesia de S. Pablo y de la Torre del mismo nombre. Al ponerse en movimiento las tropas, tenían de frente, a todo lo largo y ancho del concejo de Carreño, vislumbrándose al Norte, entre las brumas del anochecer el mar y la recia silueta del Castillo de Illavio"

Aquella "invasión" fue perseguir a un enemigo fantasma, pero a lo largo de los meses siguientes habría alborotos durante la incursión carlista del general Gómez, que no llegó a afectar a Carreño salvo por la breve toma del Ayuntamiento pro sus partidarios locales y durante unos pocos días de junio, pero sí la del general Sanz, cuyos caballos pastaron es estos campos de El Valle:
"Pedro Sanz, general carlista que entrara en la provincia al frente de 1.500 hombres, por Unquera, recorrido mucha parte de la misma para pasar a León por Leitariegos; vuelto a Asturias por el puerto de S. Isidro, había llegado a Gijón y se hiciera dueño de la villa el 22 de octubre sin hallar ninguna resistencia

Algunas Secciones de la "facción" a lo largo del Camino Real Gijón-Avilés por las alturas del Monte Areo llegaron a la loma de San Pablo, lugar donde siete meses antes don Nicanor A. Rojo, al frente de sus fuerzas se dispusiera a luchar contra aquella "gavilla" de "facciosos" únicamente existente en la fantasía de un alcalde atemorizado.

(...) Desde dicho S. Pablo, descendieron los soldados a la Ermita de los Remedios y El Fondo de Guimarán para detenerse a vivaquear en Santa Eulalia del Valle, término de la Torre, en cuyas praderías tuvieron abundante pasto los numerosos animales del largo convoy"

No hubo saqueo pero en el lugar de La Torre, donde estaba el campamento requisaron el caballo de don Victoria María de Granda, señor de la Casa Torre, dela misma manera que hicieron con el del párroco don Pedro del Pozal y una yegua de un tal Juan Muñiz Hevia. A medianoche del día 23 los carlistas levantaron el campamento y se encaminaron a Avilés

Aquella sería la última presencia de unidades carlistas regulares en Carreño. Estas incursiones venían desde el País Vasco con la idea de, ayudados por las partidas guerrilleras locales, abrir un frente estable en Asturias y Galicia, cosa que no consiguieron. Las columnas carlistas entraban en las poblaciones, las ocupaban unos días y prontamente las abandonaban al perseguirlos los perseguían los gubernamentales. Sus movimientos señalan el trasiego por aquellos viejos caminos, a punto ya de ser sustituidas por las carreteras. A la columna de Gómez volveremos a encontrarla camino de Santiago, en Sobrado dos Monxes y por la ruta de Boimorto a Lavacolla 


Estos caminos fueron, cómo no, recorridos por el insigne Jovellanos, quien narró sus impresiones en sus Diarios, poniéndoles la fecha del 14 de julio 1792:
"Camino nuevo para mí por Jove y Poago, y su puente sobre el río Aboño; vega ancha que puede ser el "Estuarium Magnum  de Pomponio Mela, porque por una garganta comunica con el estero de Aboño, y antes que éste se llenase de arena y la vega de tierra derribada de las alturas, pudo ser un grande estero. Las peñas de las altas laderas acaso confirman esta conjetura. El río divide los concejos de Gijón y de Carreño. Súbese el monte San Pablo (o Areo) y corriendo por él se baja al valle de Carreño, atravesando el camino por la parroquia de Guimarán. Terreno hermoso, fértil, bien cuidado y plantado"

Bernardo Canga Meana y Carmen Piñán, del programa de recorridos culturales Recreo en la Naturaleza, escriben así de este monte:
"Además del campo de dólmenes (a medio descubrir), el monte Areo siempre fue afamado, pues por su ladera cruzaba una calzada romana y un ramal del Camino de Santiago 8por la campa de San Pablo, citada por Jovellanos, y donde había una famosa capilla). Sus mejores accesos son por Güimarán, el Valle y Ambás, en el municipio de Carreño; y Serín, Montiana o Poago, en tierras del concejo gijonés. Se puede recorrer el monte por varias pistas o caminos que lo surcan en todas las direcciones.
Parece ser quepor el monte Areo iba un ramal de la famosa calzada romana o Camín Real de la Mesa, que unía tierras leonesas con la costa asturiana, concretamente Astorga con las Aras Sextianas de la Campa Torres, pasando por Lucus Asturun (Llanera). En una zona del Monte Areo, conocida por Peña'l Carru, aún queda algo de esa calzada, pero la reciente concentración parcelaria y las numerosas pistas que por allí hay ahora, hicieron desaparecer muchos vestigios del pasado. Entre otros destrozos se construyó un antiestético mirador sobre esa famosa peña que hizo desaparecer los restos de la posible vía romana. 
Marino Busto se encargó de divulgar la existencia de estos restos, para este gran estudioso el nombre de Monte Areo podría corresponder al de "Iroba", que según una antigua leyenda querría decir "tierra rica y gente boba"en referencia a ciertos tesoros supuestamente allí escondidos, o monte "de las Aras". Lo cierto que es que siempre fue un lugar mágico o sagrado, tanto por los sepulcros prehistóricos (dólmenes), como por su calzada romana, o su posterior Camino de Santiago, o sus ermitas del Viso, Los Remedios, San Pedro y San Pablo, protegidas por una fortaleza del siglo X. 
El Monte Areo es tan plano (una zona se conoce por La Llana) que se barajó la posibilidad de instalar allí el primer aeropuerto de Asturias, pues además se trata del lugar en el que no suele haber nieblas. Guillermo Schulz, autor del mapa de Asturias en 1.868, decía de esa montaña que algunos espacios pudieran haber sido nivelados artificialmente por la mano del hombre"

Si bien este tramo, desde la bajada del Monte Areo hasta la bajada de Tamón es por asfalto, constituye un muy agradable y muy tranquilo paseo por la campiña. Luego llegarán las zonas industriales de Tabaza y Trasona, antesala de Avilés, pero hace unos años se ha habilitado una senda fluvial a partir de La Marzaniella que hace ese tramo mucho más agradable para el caminante allí donde empieza a formarse la ría avilesina


Sobre El Valle está la altura más prominente del Monte Areo, 264 metros de altitud en Los Llanos, En 1999 se inauguraron allí un área recreativa y una pista dedicada al aeromodelismo


Un viejo caserón al lado del Camino nos muestra cómo eran otros de los estilos imperantes antaño en la arquitectura popular de El Valle



Acá está lo que parece fue la cuadra, de estructura tejado a dos aguas. Luego es la vivienda, de planta cuadrada y tejado a cuatro aguas


Por aquí el Camino sube muy suavemente y llega a una bifurcación


No hay pérdida posible: esta flecha amarilla nos indica seguir de frente todo recto


Seguimos contemplando a nuestra derecha la gran llanura verde. En 1840 tuvo lugar aquí el Pleito de la Ería de Faces, de resultas de los cierres autorizados por el Ayuntamiento a raíz del derecho de cierre de propiedades de 1836 y que duró cuatro años


La idea que tenían los propietarios afectados era dedicar plenamente esas fincas suyas a la agricultura, con la alternancia de cosechas. Ello chocó contra otros partidarios de mantener el derecho consetudinario de esta iría, dedicada a pastos desde el 15 de agosto al 1 de marzo


Los terrenos acotados tenían plantaciones de trigo, lino, alcacer, y maíz, productos cuya cosecha no podía ser recogida dentro de las fechas  tradicionalmente estipuladas para abrir el campo a los ganados


Los vecinos se dividieron pues en dos bandos, interviniendo Ayuntamiento y jueces, sucediéndose fallos, recursos y  rivalidad manifiesta. Al final en 1844 las partes aceptaron el cerramiento autorizado legalmente, que establecía excepciones de paso en caminos, portillas y abrevaderos


En nuestros días, prácticamente toda la Iría de Faces está dedicada a hierba para pasto o para ensilar. Como en gran parte de las zonas rurales del norte los campesinos que quedaron se especializaron en el ganado de leche y también en el de carne para suministro de los crecientes núcleos urbanos e industriales


Precisamente una nave de ganado señala que hemos llegado a La Torre, solar del que fuera el improvisado campamento del general Sanz


La Iría de Faces se extiende hacia el sur y el oeste, hasta la frontera con Ambás y Tamón, donde estuvo la capilla dedicada a San Gabriel, popularmente San Grabiel, que dio nombre a esa parte de la iría. De este santuario solamente queda el campo donde se ubicaba


Hubo también una capilla dedicada a San Antón, llamada de Santantón, ya arruinada a mediados del siglo XVIII y de la que solo estaban en pie sus paredes envejecidas


Hubo también una Fuente de los Malatos, y es que no muy lejos del Camino, en Villar, parroquia de Tamón, habría estado la Malatería de San Bartolomé de Lodos, hospital de malatos o leprosos, de la que sería patrono Pedro Solís, fundador del hospital de peregrinos de la calle Rivero de Avilés, en 1515. Y es que la casa de Solís tenía solar en el valle y parroquia de este nombre, en el concejo de Corvera, un poco más allá de Villar. Sin embargo, dada la parquedad de noticias a ella referida, otros autores ponen su existencia segura en entredicho


En La Torre un seto separa a la izquierda las fincas alrededor de las casas del Camino. Hay también algunos árboles ornamentales


Pasta aquí un rebaño de vacas frisonas, buenas productoras de leche, que en muchas caserías sustituyeron a las autóctonas desde ya hace mucho, si bien estas se han recuperado en gran medida. En la página Chuletón de Frisona leemos algo de su origen:
"La raza frisona deriva su nombre de la región de Frisia, de donde se origina, también, es conocida como vaca Holstein o vaca Holandesa, ya que este país es el principal exportador y el que más impulsó su comercio, aunque otros afirman que Estados Unidos y Canadá fueron los primeros en exportar la raza 
Cuentan la historia que un capitán de barco compró una vaca frisona para su tripulación y quedó tan encantado con ella por el rendimiento lechero que tenía, que decidió comprar más cuando llegara a Estados Unidos, comenzando así las importaciones masivas de Holanda a Estados Unidos. 
De pronto, en Europa se presentó una seria enfermedad que mermó sus ganados y frenó las exportaciones. Esta difícil circunstancia impulsó la organización de los ganaderos norteamericanos para fomentar la formación de ganados propios, para finalmente crear en 1885 la Asociación Holstein"

No se sabe a ciencia cierta cuando se introdujo por primea vez en España pero se piensa que hubo de ser a mediados del siglo XIX, no obstante su gran implantación sería a partir de 1965, principalmente en Asturias, Galicia, Cantabria y Madrid


Y ahí está La Torre, una quintana en lo que fue una torre medieval, guardián de los caminos y dominio del territorio. Ahí están la Casa Miguel y la Casa Santiago


Junto a Casa Santiago un par de buenas paneras de corredor y gran faldón lateras, buscando mejor resguardo de lo allí guardado


Cruce y de frente, seguimos en ligero ascenso todo de frente hacia Los Corrales o Los Vitorones


Y esta es la hacienda de Los Vitorones, afamada residencia canina en nuestros días, donde se han criado grandes campeones


Esta es naturalmente su parte posterior. Sus instalaciones se extienden por la finca existente al otro lado de esta casa. Un interesante artículo sobre esta residencia lo encontramos en El Comercio el 17-6-2015, firmado por Alicia G. Ovies:
"Con más de cien campeonatos ganados a sus espaldas, tanto en ámbito nacional como internacional, y tras 27 años vinculados a la raza de los setter, el criadero Los Vitorones sumó este fin de semana un nuevo título a su palmarés. Lo logró gracias a una hembra de setter escocés, la Goango Black Hip Hip Hooray, llamada 'Mari Pili'. De dos años y medio, la perra logró imponerse en la mundial canina de perros de pura raza celebrada en Milán la semana pasada, de jueves a domingo. «Estamos encantados de la vida. No íbamos con muchas expectativas, más bien a ver cómo estaba la actualidad de la raza», explica Julia Bango, hija del añorado hostelero gijonés Víctor Bango, 'Vitorón', fallecido en 2013 a los 77 años. 
El campeonato de Italia es uno de los más complicados, pues «es el país de los setter». «Nacen unos 25.000 perros al año», explica Bango. En esta edición participaron 29.000 canes de todas las razas. Por eso esta victoria es tan importante para ellos. La criadora considera que la razón por la que su ejemplar fue ganadora se debe al estándar racial de 'Mari Pili', el cual «se acerca mucho al que está marcado». Esta perra puede presumir de un gran curriculum a pesar de su corta edad. Ha ganado el Campeonato de España y la exposición de Madrid, una de las más importantes del país. «Está en un momento muy óptimo», afirma Bango, quien espera seguir logrando campeonatos, pues «hay que aprovechar entre los dos y cinco años». 
El criadero de Los Vitorones, situado en Carreño, cuenta en la actualidad con unos 35 setter ingleses y escoceses, sin incluir a los cachorros. El nombre del mismo es un homenaje que Julia Bango quiso hacerle a su padre, quien le inculcó el amor por estos animales. «Los crió toda su vida como un hobby. Todo lo que sé es gracias a él», recuerda. 
Desde entonces Bango no solo ha logrado hacerse un nombre en este mundo gracias a sus ejemplares, sino que es jueza internacional de la Real Sociedad canina de España de varias razas. «El estándar racial viene marcado por la función que tiene que desarrollar el perro a posteriori. Es algo complicado», explica. Por ejemplo, una raza que sea cazadora tiene que tener «buenos aplomos y una gran estructura física». Los setter se caracterizan por ser «muy activos y con una buena capacidad para relacionarse con la gente». La labor del juez es «buscar a los ejemplares que más se asemejen a esos estándares». Estos concursos suponen para los criaderos una forma de comprobar que el trabajo que están realizando es el idóneo..."

Y frente a Los Vitorones otra nueva bifurcación, nosotros seguimos a la derecha, por Los Celleros


El topónimo hace referencia a los antiguos celleros, que literalmente es un almacén de grano, pero podía ser una reserva de otros productos alimenticios vitales, como los castañeos o castañares. A ello le dedica un capítulo en su libra Marino Busto, titulado Derecho de poznera y plantaciones en celleros:
"Desde tiempos remotos los castaños que por su profusión y corpulencia formaron frondosos bosques se plantaban en gran parte por el derecho de "pozonera" o "poznera", consistente en que cualquier vecino podía plantar en terreno comunal de la parroquia cuantos castaños quisiese, quedándole en propiedad árboles y frutos, no así el terrenos  que quedaría siendo de aprovechamiento común de los labradores del lugar. Si el terreno pasase a ser propiedad de algún particular, este quedaba obligado a respetar la pertenencia legítima de los árboles, sin gravamen en alguno, aunque sí podía cultivar la tierra siempre que no causase perjuicio a la plantación"

Estos celleros y pozneras quedaron estipulados ya en las Ordenanzas de 1594 de la Junta General del Principado en su tomo 8 y artículo 5 sobre la "propiedad y gozo de los árboles", sigue diciendo Busto:
"En todas las feligresías del Concejo, existieron hasta nuestros días muchos castañedos de pozonera, cuidando cada vecino sus plantaciones, que además, para no confundir sus castaños con los de los otros, marcaban con distintas señales, tales como cruces, aspas, rayas o círculos grabados a hacha sobre los troncos. Para el magistrado Tuero Bertrand, la "pozonera" tiene sus antecedentes en "los arbora signata" de la época romana, recogida en el Fuero Juzgo"

Una variante de la pozanera o pozonera eran estos "castañedos celleros", muchas veces mencionados como tales en los apeos o relaciones de bienes de la catedral ovetense de San Salvador, como es el caso por ejemplo del que había en la cercana yuguería de Coyanca, parroquia de Perlora:
"dicho castañedo es de los que llaman celleros. por tener como tienen la acción los vecinos de plantar en él y sólo contribuyen al arrendatarío de dicha "yuguería" con la mitad del fruto que producen, quedando dueños de los árboles para su aprovechamiento"

La yuguería era en siglos pasados la unidad básica de explotación aldeana, que vendría a equivaler al terrenos que podrían arar en un día una pareja de bueyes, una institución que vería numerosos cambios a lo largo del tiempo, sobre todo pasado el siglo XVI, cuando a veces parece ser sinónimo de aldea y otras veces, por contra, llegan a ser tan pequeñas que no darían sustento a una familia campesina. Se halla en todos los lugares de asturianas con posesiones catedralicias. Leemos en el Diccionario Histórico de Asturias, coordinado por Javier Rodríguez Muñoz:
"Lo que había sido un conjunto homogéneo de bienes inmobiliarios -edificios. tierra, pradería- suficiente, por sí mismo, para el sustento de un grupo familiar, con el paso del tiempo y al transformarse la familia a la que estaba vinculado, iría perdiendo parcelas y fraccionándose en beneficio de potentados laicos y eclesiásticos, de aldeanos mejor situados económicamente o de algún vecino de la villa o núcleo urbano más cercano"

Hoy en día de yuguerías y celleros, así como de aquellos celleros, nada queda, exceptuando el topónimo. Cambios de los  sistemas de propiedad y arriendo desde el siglo XIX los hicieron desaparecen definitivamente. Luego la especialización en grandes pastos y las plantaciones de ocalitos cambiaron también el paisaje rural


Caso similar es el de El Nozalín, barrio o aldea de El Valle ya en la raya divisoria con Ambás, topónimo vinculado a las antiguas nozales o nogales, también estudiada por Marino Busto:
"Apenas quedan, con algunos nogales, el recuerdo de los topónimos "Nozalera", "Nozaleda", "Nozal" y "Nozalín", extendidos como denominación de lugares en las distintas parroquias e igualmente como apodo de determinadas familias

De las nueces, machacados sus granos en almirez, se extraía aceite para cocinar y al decir del susodicho Carvallo, "el óleo que era maravilloso para lámparas y candiles"

A su extinción (aparte de la codicia de los compradores para empleo en ebanistería), coadyuvó decididamente la fabricación en Asturias de armas de chispa a finales del XVIII, al ser indispensable, precisamente la madera de nogal, para cajas de fusil, carabinas y pistolas. En atención al próspero y lucrativo mercado se arrasaron repetidamente las "nozaleras", sin reposición para cubrir las bajas"

Bifurcación de Los Celleros, en la que iremos a la derecha, tal y como indica el hito o mojón


Y así, caminando hacia el oeste seguimos admirando este entorno de grandes campos abiertos que se extiende por estos valles de Carreño y es la tónica predominante de su paisaje, así como el del vecino concejo de Gozón, unidad geográfica entre las rías de Aboño y Avilés y la parte más oriental del antiguo Alfoz de Gauzón, que tanto marcó el devenir histórico de Asturias en la Edad Media


Y de los lejanos tiempos antiguos de la conquista romana, el clérigo-historiador Alfonso de Marañón y Espinosa decía en el pomposo lenguaje de su época:
"los romanos victoriosos entraron en Asturias y llegando al Mar Océano en donde se juntan los concejos de Gijón y Carreño, a orillas del río Aveno (Aboño) junto al mar, pusieron en señal de triunfo y victoria un Ara o altar a Augusto César"

Desde aquí seguimos también reconociendo las arboledas que ocultan la pista del antiguo aeródromo republicano de El Valle, con Sebades y La Rebollada a lo lejos


El citado Leopoldo Alas Clarín, desde su quinta de La Rebollada, glosó también estos paisajes en sus obras, así como la desaparecida sociedad rural de su tiempo, sobre todo en uno de sus cuentos, en célebre de Adiós Cordera:
"¡Eran tres, siempre los tres!: Rosa, Pinín y la Cordera.
 
 El prao Somonte era un recorte triangular de terciopelo verde tendido, como una colgadura, cuesta abajo por la loma. Uno de sus ángulos, el inferior, lo despuntaba el camino de hierro de Oviedo a Gijón. Un palo del telégrafo, plantado allí como pendón de conquista, con sus jícaras blancas y sus alambres paralelos, a derecha e izquierda, representaba para Rosa y Pinín el ancho mundo desconocido, misterioso, temible, eternamente ignorado. Pinín, después de pensarlo mucho, cuando a fuerza de ver días y días el poste tranquilo, inofensivo, campechano, con ganas, sin duda, de aclimatarse en la aldea y parecerse todo lo posible a un árbol seco, fue atreviéndose con él, llevó la confianza al extremo de abrazarse al leño y trepar hasta cerca de los alambres. Pero nunca llegaba a tocar la porcelana de arriba, que le recordaba las jícaras que había visto en la rectoral de Puao. Al verse tan cerca del misterio sagrado le acometía un pánico de respeto, y se dejaba resbalar de prisa hasta tropezar con los pies en el césped. 

Rosa, menos audaz, pero más enamorada de lo desconocido, se contentaba con arrimar el oído al palo del telégrafo, y minutos, y hasta cuartos de hora, pasaba escuchando los formidables rumores metálicos que el viento arrancaba a las fibras del pino seco en contacto con el alambre. Aquellas vibraciones, a veces intensas como las del diapasón, que aplicado al oído parece que quema con su vertiginoso latir, eran para Rosa los papeles que pasaban, las cartas que se escribían por los hilos, el lenguaje incomprensible que lo ignorado hablaba con lo ignorado; ella no tenía curiosidad por entender lo que los de allá, tan lejos, decían a los del otro extremo del mundo. ¿Qué le importaba? Su interés estaba en el ruido por el ruido mismo, por su timbre y su misterio. 

La Cordera, mucho más formal que sus compañeros, verdad es que relativamente, de edad también mucho más madura, se abstenía de toda comunicación con el mundo civilizado, y miraba de lejos el palo del telégrafo como lo que era para ella efectivamente, como cosa muerta, inútil, que no le servía siquiera para rascarse. Era una vaca que había vivido mucho. Sentada horas y horas, pues, experta en pastos, sabía aprovechar el tiempo, meditaba más que comía, gozaba del placer de vivir en paz, bajo el cielo gris y tranquilo de su tierra, como quien alimenta el alma, que también tienen los brutos; y si no fuera profanación, podría decirse que los pensamientos de la vaca matrona, llena de experiencia, debían de parecerse todo lo posible a las más sosegadas y doctrinales odas de Horacio. 

Asistía a los juegos de los pastorcitos encargados de llindarla, como una abuela. Si pudiera, se sonreiría al pensar que Rosa y Pinín tenían por misión en el prado cuidar de que ella, la Cordera, no se extralimitase, no se metiese por la vía del ferrocarril ni saltara a la heredad vecina. ¡Qué había de saltar! ¡Qué se había de meter! 

Pastar de cuando en cuando, no mucho, cada día menos, pero con atención, sin perder el tiempo en levantar la cabeza por curiosidad necia, escogiendo sin vacilar los mejores bocados, y después sentarse sobre el cuarto trasero con delicia, a rumiar la vida, a gozar el deleite del no padecer, y todo lo demás aventuras peligrosas. Ya no recordaba cuándo le había picado la mosca. 

"El xatu (el toro), los saltos locos por las praderas adelante . . , ¡todo eso estaba tan lejos!" 

Aquella paz sólo se había turbado en los días de prueba de la inauguración del ferrocarril. La primera vez que la Cordera vio pasar el tren se volvió loca. Saltó la sebe de lo más alto del Somonte, corrió por prados ajenos, y el terror duró muchos días, renovándose; más o menos violento, cada vez que la máquina asomaba por 'a trinchera vecina. Poco a poco se fue acostumbrando al estrépito inofensivo. Cuando llegó a convencerse de que era un peligro que pasaba, una catástrofe que amenazaba sin dar, redujo sus precauciones a ponerse en pie y a mirar de frente, con la cabeza erguida, al formidable monstruo; más adelante no hacía más que mirarle, sin levantarse, con antipatía y desconfianza; acabó por no mirar al tren siquiera. En Pinín y Rosa la novedad del ferrocarril produjo impresiones más agradables y persistentes. Si al principio era una alegría loca, algo mezclada de miedo supersticioso, una excitación nerviosa, que les hacía prorrumpir en gritos, gestos, pantomimas descabelladas, después fue un recreo pacífico, suave, renovado varias veces al día. Tardó mucho en gastarse aquella emoción de contemplar la marcha vertiginosa, acompañada del viento, de la gran culebra de hierro, que llevaba dentro de sí tanto ruido y tantas castas de gentes desconocidas, extrañas. 

Pero telégrafo, ferrocarril, todo eso era lo de menos: un accidente pasajero que se ahogaba en el mar de soledad que rodeaba el prao Somonte. Desde allí no se veía vivienda humana; allí no llegaban ruidos del mundo más que al pasar el tren. Mañanas sin fin, bajo los rayos del sol, a veces entre el zumbar de los insectos, la vaca y los niños esperaban la proximidad del mediodía para volver a casa. Y luego, tardes eternas, de dulce tristeza silenciosa, en el mismo prado, hasta venir la noche, con el lucero vespertino por testigo mudo en la altura. Rodaban las nubes allá arriba, caían las sombras de los árboles y de las peñas en la loma y en la cañada, se acostaban los pájaros, empezaban a brillar algunas estrellas en lo más oscuro del cielo azul, y Pinín y Rosa, los niños gemelos, los hijos de Antón de Chinta, teñida el alma de la dulce serenidad soñadora de la solemne y seria naturaleza, callaban horas y horas, después de sus juegos, nunca muy estrepitosos, sentados cerca de la Cordera, que acompañaba el augusto silencio de tarde en tarde con un blanco son de perezosa esquila. 

En este silencio, en esta calma inactiva, había amores. Se amaban los dos hermanos como dos mitades de un fruto verde, unidos por la misma vida, con escasa conciencia de lo que en ellos era distinto, de cuanto los separaba; amaban Pinín y Rosa a la Cordera, la vaca abuela, grande, amarillenta, cuyo testuz parecía una cuna. La Cordera recordaría a un poeta la zavala del Ramayana, la vaca santa; tenía en la amplitud de sus formas, en la solemne serenidad de sus pausados y nobles movimientos, aire y contornos de ídolo destronado, Caído, contento con su suerte, más satisfecha con ser vaca verdadera que dios falso. La Cordera, hasta donde es posible adivinar estas cosas, puede decirse que también quería a los gemelos encargados de apacentarla. 

Era poco expresiva; pero la paciencia con que los toleraba cuando en sus juegos ella les servía de almohada, de escondite, de montura, y para otras cosas que ideaba la fantasía de los pastores, demostraba tácitamente el afecto del animal pacífico y pensativo. 

En tiempos difíciles Pinín y Rosa habían hecho por la Cordera los imposibles de solicitud y cuidado. No siempre Antón de Chinta había tenido el prado Somonte. Este regalo era cosa relativamente nueva. Años atrás la Cordera tenía que salir a la gramática, esto es, a apacentarse como podía, a la buena ventura de los caminos y callejas de las rapadas y escasas praderías del común, que tanto tenían de vía pública como de pastos. Pinín y Rosa, en tales días de penuria, la guiaban a los mejores altozanos, a los parajes más tranquilos y menos esquilmados, y la libraban de las mil injurias a que están expuestas las pobres reses que tienen que buscar su alimento en los azares de un camino. 

En los días de hambre, en el establo, cuando el heno escaseaba y el narvaso para estrar el lecho caliente de la vaca faltaba también, a Rosa y a Pinín debía la Cordera mil industrias que le hacían más suave la miseria. ¡Y qué decir de los tiempos heroicos del parto y la cría, cuando se entablaba la lucha necesaria entre el alimento y regalo de la nación y el interés de los Chintos, que consistía en robar a las ubres de la pobre madre toda la leche que no fuera absolutamente indispensable para que el ternero subsistiese! Rosa y Pinín, en tal conflicto, siempre estaban de parte de la Cordera, y en cuanto había ocasión, a escondidas, soltaban el recental que, ciego y como loco, a testaradas contra todo, corría a buscar el amparo de la madre, que le albergaba bajo su vientre, volviendo la cabeza agradecida y solícita, diciendo, a su manera:

-Dejad a los niños y a los recentales que vengan a mí. 

Estos recuerdos. estos lazos son de los que no se olvidan. Añádase a todo que la Cordera tenía la mejor pasta de vaca sufrida del mundo. Cuando se veía emparejada bajo el yugo con cualquier compañera, fiel a la gamella, sabía meter su voluntad a la ajena, y horas y horas se la veía con la cerviz inclinada, la cabeza torcida. en incómoda postura, velando en pie mientras la pareja dormía en tierra. 

Antón de Chinta comprendió que había nacido para pobre cuando palpó la imposibilidad de cumplir aquel sueño dorado suyo de tener un corral propio con dos yuntas por lo menos. Llegó, gracias a mil ahorros, que eran mares de sudor y purgatorios de privaciones, llegó a la primera vaca, la Cordera. y no pasó de ahí: antes de poder comprar la segunda se vio obligado, para pagar atrasos al amo, el dueño de la casería que llevaba en renta, a llevar al mercado a aquel pedazo de sus entrañas, la Cordera. el amor de sus hijos. Chinta había muerto a los dos años de tener la Cordera en casa. El establo y la cama del matrimonio estaban pared por medio, llamando pared a un tejido de ramas de castaño y de cañas de maíz. Ya Chinta, musa de la economía en aquel hogar miserable, había muerto mirando a la vaca por un boquete del destrozado tabique de rama je. señalándola como salvación de la familia. 

"Cuidadla; es vuestro sustento". parecían decir los ojos de la pobre moribunda, que murió extenuada de hambre y de trabajo. El amor de los gemelos se había concentrado en la Cordera; el regazo, que tiene su cariño especial, que el padre no puede reemplazar, estaba al calor de la vaca, en el establo. y allá en el Somonte. Todo esto lo comprendía Antón a su manera, confusamente. De la venta necesaria no había que decir palabra a los neños. Un sábado de julio, al ser de día, de mal humor, Antón echó a andar hacia Gijón, llevando la Cordera por delante. sin más atavío que el collar de esquila. Pinín y Rosa dormían. Otros días había que despertarlos a azotes. El padre los dejó tranquilos. Al levantarse se encontraron sin la Cordera. "Sin duda, mío pá la había llevado al xatu." No cabía otra conjetura. Pinín y Rosa opinaban que la vaca iba de mala gana; creían ellos que no deseaba más hijos, pues todos acababa por perderlos pronto, sin saber cómo ni cuándo. 

Al oscurecer, Antón y la Cordera entraban por la corrada mohínos, cansados y cubiertos de polvo. El padre no dio explicaciones, pero los hijos adivinaron el peligro. 

No había vendido porque nadie había querido llegar al precio que a él se le había puesto en la cabeza. Era excesivo: un sofisma del cariño. Pedía mucho por la vaca para que nadie se atreviese a llevársela. Los que se habían acercado a intentar fortuna se habían alejado pronto echando pestes de aquel hombre que miraba con ojos de rencor y desafío al que osaba insistir en acercarse al precio fijo en que él se abroquelaba. Hasta el último momento del mercado estuvo Antón de Chìnta en el Humedal, dando plazo a la fatalidad. "No se dirá -pensaba- que yo no quiero vender: son ellos que no me pagan la Cordera en lo que vale." Y, por fin, suspirando, si no satisfecho, con cierto consuelo, volvió a emprender el camino par la carretera de Candás, adelante, entre la confusión y el ruido de cerdos y novillos, bueyes y vacas, que los aldeanos de muchas parroquias del contorno conducían con mayor o menor trabajo, según eran de antiguo las relaciones entre dueños y bestias. 

En el Natahoyo, en el cruce de dos caminos, todavía estuvo expuesto el de Chinta a quedarse sin la Cordera: un vecino de Carrió que le había rondado todo el día ofreciéndole pocos duros menos de los que pedía, le dio el último ataque, algo borracho.

El de Carrió subía, subía, luchando entre la codicia y el capricho de llevar la vaca. Antón, como una roca. Llegaron a tener las manos enlazadas, parados en medio de la carretera, interrumpiendo el paso . . . Por fin la codicia pudo más; el pico de los cincuenta los separó como un abismo; se soltaron las manos, cada cual tiró por su lado; Antón, por una calleja que, entre madreselvas que aún no florecían y zarzamoras en flor, le condujo hasta su casa. 

Desde aquel día en que adivinaron el peligro, Pinín y Rosa no sosegaron, A media semana se personó el mayordomo en el corral de Antón. Era otro aldeano de la misma parroquia, de malas pulgas, cruel con los caseros atrasados. Antón, que no admitía reprimendas, se puso lívido ante las amenazas de desahucio. 

El amo no esperaba más. Bueno, vendería la vaca a vil precio, por una merienda. Había que pagar o quedarse en la calle. 

El sábado inmediato acompañó al Humedal Pinín a su padre. El niño miraba con horror a los contratistas de carne, que eran los tiranos del mercado. La Cordera fue comprada en su justo precio por un rematante de Castilla. Se la hizo una señal en la piel y volvió a su establo de Puao, ya vendida, ajena, tañendo tristemente la esquila. Detrás caminaban Antón de Chinta, taciturno, y Pinín, con ojos como puños. Rosa, al saber la venta, se abrazó al testuz de la Cordera, que inclinaba la cabeza a las caricias como al yugo. 
"¡Se iba la vieja!", pensaba con el alma destrozada Antón el huraño. 

"¡Ella será una bestia, pero sus hijos no tenían otra madre ni otra abuela!" 

Aquellos días, en el pasto, en la verdura del Somonte, el silencio era fúnebre. La Cordera, que ignoraba su suerte, descansaba y pacía como siempre, sub specie aeternitatis, como descansaría y comería un minuto antes de que el brutal porrazo 1a derribase muerta. Pero Rosa y Pinín yacían desolados, tendidos sobre la hierba, inútil en adelante. Miraban con rencor los trenes que pasaban, los alambres del telégrafo. Era aquel mundo desconocido, tan lejos de ellos por un lado y por otro, el que les llevaba su Cordera. 

El vìernes, al oscurecer, fue la despedida. Vino un encargado del rematante de Castilla por la res. Pagó; bebieron un trago Antón y el comisionado, y se sacó a la quintana la Cordera. Antón había apurado la botella; estaba exaltado; el peso del dinero en el bolsillo le animaba también. Quería aturdirse. Hablaba mucho, alababa las excelencias de la vaca. El otro sonreía, porque las alabanzas de Antón eran impertinentes. ¿Que daba la res tanto y tantos xarros de leche? ¿Que era noble en el yugo, fuerte con la carga? ¿Y qué, si dentro de pocos días había de estar reducida a chuletas y otros bocados suculentos? Antón no quería imaginar esto; se la figuraba viva, trabajando, sirviendo a otro labrador, olvidada de él y de sus hijos, pero viva, feliz . . . Pinín y Rosa, sentados sobre el montón de cucho, recuerdo para ellos sentimental de la Cordera y de los propios afanes, unidos por las manos, miraban al enemigo con ojos de espanto. En el supremo instante se arrojaron sobre su amiga; besos, abrazos: hubo de todo. No podían separarse de ella. Antón, agotada de pronto la excitación del vino, cayó como en un marasmo; cruzó los brazos, y entró en el corral oscuro.

Los hijos siguieron un buen trecho por la calleja, de altos setos, el triste grupo del indiferente comisionado y la Cordera, que iba de mala gana con un desconocido y a tales horas. Por fin, hubo que separarse. Antón, malhumorado, clamaba desde casa: 

-¡Bah, bah, neños, acá vos digo; basta de pamemes! -así gritaba de lejos el padre, con voz de lágrimas. 

Caía la noche; por la calleja oscura, que hacían casi negra los altos setos, formando casi bóveda, se perdió el bulto de la Cordera, que parecía negra de lejos. Después no quedó de ella más que el tíntán pausado de la esquila, desvanecido con la distancia, entre los chirridos melancólicos de cigarras infinitas. 

-¡Adiós, Cordera! -gritaba Rosa deshecha en llanto-. ¡Adiós, Cordera de mío alma! 

-¡Adiós, Cordera! -repetía Pinín, no más sereno. 

-Adiós -contestó por último, a su modo, la esquila, perdiéndose su lamento triste, resignado, entre los demás sonidos de la noche de julio en la aldea-. 

Al día siguiente, muy temprano, a la hora de siempre, Pinín y Rosa fueron al prao Somonte. Aquella soledad no lo había sido nunca para ellos triste; aquel día, el Somonte sin la Cordera parecía el desierto. 

De repente silbó la máquina, apareció el humo, luego el tren. En un furgón cerrado, en unas estrechas ventanas altas o respiraderos, vislumbraron los hermanos gemelos cabezas de vacas que, pasmadas, miraban por aquellos tragaluces. 

-¡Adiós, Cordera! -gritó Rosa, adivinando allí a su amiga, a la vaca abuela. 

-¡Adiós, Cordera! -vociferó Pinín con la misma fe, enseñando los puños al tren, que volaba camino de Castilla. 

Y, llorando, repetía el rapaz, más enterado que su hermana de las picardías del mundo: 

-La llevan al Matadero . . . Carne de vaca. para comer los señores, los indianos. -¡Adiós, Cordera! -

¡Adiós, Cordera! 

Y Rosa y Pinín miraban con rencor la vía., el telégrafo, los símbolos de aquel mundo enemigo que les arrebataba, que les devoraba a su compañera de tantas soledades, de tantas ternuras silenciosas, para sus apetitos, para convertirla en manjares de ricos glotones . . . 

-¡Adiós, Cordera! . . -¡Adiós, Cordera! . . 

Pasaron muchos años. Pinín se hizo mozo y se lo llevó el rey. Ardía la guerra carlista. Antón de Chinta era casero de un cacique de los vencidos; no hubo influencia para declarar inútil a Pinín que, por ser, era como un roble. 

Y una tarde triste de octubre, Rosa en el prao Somonte, sola, esperaba el paso del tren correo de Gijón, que le llevaba a sus únicos amores, su hermano. Silbó a lo lejos la máquina, apareció el tren en la trinchera, pasó como un relámpago. Rosa, casi metida por las ruedas, pudo ver un instante en un coche de tercera, multitud de cabezas de pobres quintos que gritaban, gesticulaban, saludando a los árboles, al suelo, a los campos, a toda la patria familiar, a la pequeña. que dejaban para ír a morir en las luchas fratricidas de la patria grande, al servicio de un rey y de unas ideas que no conocían. 

Pinín, con medio cuerpo afuera de una ventanilla, tendió los brazos a su hermana; casi se tocaron. Y Rosa pudo oír entre el estrépito de las ruedas y la gritería de los reclutas la voz distinta de su hermano, que sollozaba exclamando. como inspirado por un recuerdo de dolor lejano: 

-Adiós, Rosa! . . . ¡Adiós, Cordera! -¡Adiós, Pinín! ¡Pinín de mío alma! . . . 

"Allá iba, como la otra, como la vaca abuela. Se lo llevaba el mundo. Carne de vaca para los glotones, para los indianos: carne de su alma, carne de cañón para las locuras del mundo, para las ambiciones ajenas." 

Entre confusiones de dolor y de ideas, pensaba así la pobre hermana viendo el tren perderse a lo lejos, silbando triste, con silbidos que repercutían los castaños, las vegas y los peñascos . . . 

¡Qué sola se quedaba! Ahora sí, ahora sí, que era un desierto el prao Somonte. 

-¡Adiós, Pinín! ¡Adiós, Cordera! 

Con qué odio miraba Rosa la vía manchada de carbones apagados; con qué ira los alambres del telégrafo. ¡Oh!. bien hacía la Cordera en no acercarse. Aquello era el mundo, lo desconocido, que se lo llevaba todo. Y sin pensarlo, Rosa apoyó la cabeza sobre el palo clavado como un pendón en la punta del Somonte. El viento cantaba en las entrañas del pino seco su canción metálica. Ahora ya lo comprendía Rosa. Era canción de lágrimas, de abandono, de soledad, de muerte. 

En las vibraciones rápidas, como quejidos, creía oír, muy lejana, la voz que sollozaba por la vía adelante: -

¡Adiós, Rosa! ¡Adiós, Cordera!"

Estamos además en la tierra del renombrado Antón de Marirreguera, el llamado Príncipe de los poetas asturianos, nacido en la vecina Llorgozana o Logrezana y párroco en la también vecinas parroquias Prendes y Albandi, alguno de cuyos barrios divisamos desde aquí


Atrás tenemos otra muy buena vista de La Reboria, atalaya sobre el valle de Carreño


Adelante proseguimos ruta por estas praderías, pasando junto a un cierro parcelado


El alto seto puede proporcionarnos aquí un poco de sombra en días de intenso sol castigador, como este, pues no son muchos los árboles, más que nada algún arbusto, que jalonan nuestro itinerario


Atravesamos así esta preciosa y espaciosa ería o iría, dejando atrás los núcleos poblados


Y el Camino hace en este lugar un poco de curva a la izquierda


Amplio panorama ante nuestros ojos de La Iría Faces a las de San Grabiel y El Valle, frontera con Tamón y con Ambás


El Camino sigue siendo muy llano y es un precioso paseo por la campiña de los campos abiertos u openfields tan característicos de muchos lugares de la geografía europea, de los que nos habla así la Wikipedia:
"Los Campos abiertos (Openfields, common fields en inglés) son un sistema de ordenación creado y una explotación del terrazgo agrario. En ellos, las parcelas de cada campesino no estaban separadas por ningún tipo de cerca o seto estaban separadas en "hojas", y las decisiones sobre qué, cómo y cuándo debía cultivarse en cada zona de labor se tomaban de forma colectiva entre todos los vecinos del lugar. En los campos cerrados, por el contrario, existen divisiones entre las parcelas, y se asocian a decisiones de cultivo individuales. A ello suele añadirse un importante peso de los bienes comunales (pastosbosques, derechos) en este tipo de sistemas agrarios. 
Suele decirse que el modelo de campos abiertos es el dominante en las zonas de secano (generalmente en la Europa del Norte y la Mediterránea) y el de campos cerrados en las zonas de montaña y más húmedas (Norte de la península ibérica). 
Aunque persistieron en muchos países hasta incluso el siglo XX, en general entraron en franco retroceso a partir del siglo XVI con la penetración de las relaciones capitalistas en las economías agrarias. Especialmente importante en este sentido fue el movimiento de los cercamientos en Inglaterra,(Reino Unido)"

Otro topónimo frecuente en estas praderías entre El Valle y Tamón es el de La Binada, denominación de antiguas tierras en barbecho. Así, en un documento del siglo XVIII se lee:
"hay tierras de secano que llaman de vinada que producen trigo o escanda un año y descansan al siguiente"

Aunque en su momento se especuló con que habría de ser vinada y señalaría antiquísimas plantaciones de vides para vino, esta binada sería un equivalente a bi-añada, es decir, cada dos años. Su raíz sería el latín binare y su evolución la palabra binada "tierra que se siembra al segundo año" 


De aquellos antiguos cultivos de barbecho poco o nada queda en nuestros días, trigo y barbecho han desaparecido de estos campos. Leemos a Marino Busto:
"Los campesinos, más libres de la servidumbre de la tierra desde el S. XV, en gran parte convertidos en propietarios, ya fuese de tierras suyas o como foreros, yugueros o llevadores mediante pago del cánon correspondiente o "martiniega", tuvieron épocas de pujanza agropecuaria, impulsados (...) por las tempranas medidas protectoras de los Reyes Católicos

Relativo a nombres de los productos, es de notar que la palabra trigo, apenas tenía uso, sustituida por la denominación de "erga" o "fisga", muy corrientes estas últimas en el Concejo, donde se cosechó en abundancia con reconocida calidad. Se cree a la escanda ya cultivada en la Edad del Bronce, si bien para muchos eruditos, ha sido introducida por los romanos. El ilustre gijonés (...) don Julio Somoza, aduce que puede presumirse que su cultivo fue el primero que introdujeron los romanos en Asturias, debiendo seguir a este, el del mijo y el panizo y, cuando ya cundía, el de las habas. La cebada en verde como forraje (alcacer) es de época posterior, Para Jovellanos el nombre de escanda deriva del latín, "escanna"

Por su parte el naturalista candasín Benito Pérez Valdés, apodado El Botánico, escribe en la Real Academia de la Historia: 
"El trigo que aquí llaman escanda y que siembran por todas las montañas y es especie peculiar de Asturias, más amilácea y menos mucilaginosa que el trigo común o hibernum de Lineo, en Carreño adquiere una propiedad azucarada o entredulce, y así dura más tiempo su amasadura"

Como decimos, la escanda, la cebada y el mijo, junto con el lino o llin, con el que se hacían telas para vestidos, desaparecieron hace muchos años ya de Carreño, quedando únicamente algún rastro de ellos en la toponimia 


La implantación del maíz procedente de América (como la faba de la actual fabada), supuso una gran fuente alimenticia como cereal panificable en buenas y enormes cosechas. Tanto es así que llegó a transformar la fisonomía campesina hasta en la arquitectura, apareciendo las paneras como evolución en tamaño del hórreo para albergar su gran producción. Causó un notable aumento demográfico y en los escritos de la época aparecen excelencias del mismo como "maná del pobre", "hartazgo de la familia", "bendición del cielo", "tranquilidad y bienestar del labrador", etc. sustituyendo prácticamente a todos los demás cereales panificables


En nuestros días sigue plantándose abundante maíz, pero como planta forrajera, no ya para consumo humano, por lo que se hace innecesaria la labor de deshojarlo, enrriestralo y colgarlo de los corredores de casas, hórreos y paneras para curarlo, endurecerlo (la esfoyaza) y luego molerlo. Todo ello hecho en colaboración vecinal de una casa a otra dada la ingente magnitud del trabajo, juntándose para ello hombres y mujeres, sobre todos mozos y mozas, en un ambiente de trabajo pero también festivo, con cantares, música de gaita y bailes, lo que disgustaba también a aquel obispo González Pisador, celoso guardián de la moral


En nuestros días ya no hay esfoyazas, salvo en alguna casa en la que aún mantengan algo de tradición "más que nada como recuerdu" y gusten de ver alguna panoya o mazorca colgando del hórreo. También durante alguna fiesta o feria en la que se recree puntualmente aquella labor


Recalcamos que esta parte del valle de Carreño, además de en cultivos de invernadero, se ha especializado básicamente en hierba de pasto o de ensilar, pero también han desaparecido las varas de hierba, hermosas pero trabajosas de hacer, también llamadas facinas, ahora lo habitual es ver a hierba empacada mecánicamente en plásticos, formando líneas y constituyendo otra constante paisajística en el agro astur


En el valle de Carreño se empezó además a cultivar la patata en 1793 con fines alimenticios. En 1817 el párroco de Tamón comunicaba al cabildo catedralicio que este se "iba extendiendo", según informa también Marino Busto:
"En un principio al tubérculo se le denominó "batata" y posteriormente los labradores le pusieron el nombre de "pataca" con el que todavía se conoce en algunas aldeas"

Otro cultivo que fue muy importante y hoy desaparecido fue el de la remolacha para la Azucarera Asturiana de Veriña, establecida en la vecina parroquia gijonesa de Puao, pero llamada de Veriña (como pasaría luego con la factoría siderúrgica de Ensidesa) dado que era más conocida gracias a su nudo ferroviario. Lugares ambos que hemos recorrido en el Camino Norte al salir de Gijón/Xixón


Los abusos de la empresa con los productores-proveedores fueron el acicate para la creación del primer sindicalismo agrario en Carreño, allá por el año 1900, con la Comisión de Agricultores, en la que participaron unos 300 en la reunión celebrada el 15 de mayo de ese año en Candás, concluyendo:
"Los labradores de Carreño deben salir del estado de indolencia en que viven y aprestarse a la unión, para realizar sostenidas campañas en defensa de sus intereses. Porque siempre llevamos la parte peor (...)"

"no estaban dispuestos a seguir tolerando tratamientos injustos, actuaciones abusivas de los agentes de la Empresa, el robo en las básculas y descuentos, ni el pago de multas vejatorias cuando se les antoja, ni aceptar sumisos contratos leoninos"

Estamos ahora en un muy buen lugar para volver la vista atrás y contemplar otras referencias visuales, históricas y geográficas que tenemos ya a nuestras espaldas. Toda la parte norte del Monte Areo y su prolongación por La Campa Torres, solar del famoso castro de este nombre, del que no poco hemos hablado recorriendo la bahía gijonesa

Las chimeneas de la Central Térmica de Aboño señalan el lugar donde estuvo la ría de este nombre (seguir sigue estando pero canalizada e industrializada), la posible frontera fluvial étnica entre pésicos y luggones que durante siglos se cruzó en barca, constituyendo otra importante ruta caminera. Allí estuvo el monasterio de San Juan de Aboño, donde estuvo la placa monumental de las aras sextianas y donde se conservan antiguas referencias del paso de peregrinos, en concreto del año 1053, cuando los reyes Don Fernando y Doña Sancha visitaron el lugar con motivo del traslado de los restos de San Pelayo a Asturias, siendo depositados en este monasterio, dándole por esta razón abundantes ayudas para el mantenimiento de sus monjas y frailes así como de los peregrinos que por ahí transitaban. Finalmente las reliquias del santo fueron al ovetense monasterio de esta advocación, que pudieron ver quienes realizaron el Camino Norte por el valle del Nora y un hueso de uno de sus brazos se venera en San Paio de Antealtares, junto a la catedral de Santiago de Compostela

La cercana iglesia de Albandi (no la llegamos a ver desde aquí) está precisamente dedicada a Santiago. La leyenda dice fue construida donde el caballo blanco del apóstol se detuvo tras desembarcar en la Playa Xivares


Sin duda estos campos conocieron además las andanzas de Nicolás de la Iglesia, prófugo de reclutamiento, a quien quisieron las justicias apresar en Ambás a la salida de misa del domingo 28 de abril de 1772, pero un aviso de otro vecino, Juan Álvarez Valdés, le hizo poner pies en polvorosa


Conocido el ardid, el confidente fue encadenado y encerrado en la cárcel de Candás hasta que el prófugo se entregase o fuese localizado, pudiendo también pagar a otra persona para que fuese alistada por él


Pero Nicolás no fue localizado y dentro del horrible esquema de valores y reclutamiento de la época se capturó a un vagabundo procedente de Perlora en las inmediaciones de Candás, el cual, tras manifestar ser huérfano y no tener oficio es alistado a la fuerza y enviado a su unidad encadenado, dentro de la petición de un soldado que reclamaba al Ayuntamiento, y que el Juez y y Procurador... "partan incontinente y Conduzcan a la Ziudad de Oviedo el mozo Preso en Calidad de Vagante en el día tres del presente mes de maio, con las guardas y Custodias necesarias"


Aún así Fernando Álvarez Valdés hubo de seguir en la cárcel, sigue contando Marino Busto:

 "Tiempos de dureza hoy inconcebibles para quienes tuvieran la desdicha de ser declarados soldados delos Reales Ejércitos, siempre pobres labradores, jornaleros, desheredados de la fortuna, en una palabra, "pecheros", los cuales, llegado el momento de su "enganche", temerosos de la dureza de la milicia, amedrentados por las guerras, muchos procuraban esconderse, huir... Entonces, se les buscaba y perseguía como a alimañas, con saña y, hallados se les encerraba en la cárcel hasta ser conducidos con esposas y cadenas a la ciudad de Oviedo...

Previsoramente, la Justicia y Regimiento, solía "asegurar" en la prisión, al doble de mozos delos que habría de aportar el Concejo al reemplazo correspondiente. Si fuesen dos los pedidos, otros dos quedaban en depósito, en calidad de reserva, hasta saber si los enviados a Oviedo resultaban útiles y admitidos. De ser así se les ponía en libertad. De lo contrario ocuparían el puesto de los rechazados...

En el Libro de Cuentas del Ayuntamiento, correspondiente  al año 1691, se lee la siguiente anotación: "15 reales que esta república pagó a Alonso García, cerrajero, de esposas que se necesitaron para remitir a los soldados a la ciudad de Oviedo"

Otro excelente relato es el de La Fuente de los Cuatro Curas o de los Cuatro Cantores, también llamada del Álamo, la cual está en los campos alomados que divisamos a lo lejos, al final de estas erías


Dado que allí confluyen las parroquias de El Valle, Ambás, Tamón y Logrezana/Llorgozana se dice que bajo el totémico álamo que allí existía se reunían los cuatro curas cantando misa y cada uno sin salir de su feligresía. Marino Busto dice que debió tener especial vinculación con el monasterio de "Santa María de Logrezana que pronto dejó de albergar comunidad religiosa, pero que conservó su importancia" según el historiador Marcos González Martínez. De su ubicación informa así d. Marino Busto:
"Se trata de un manantial a flor de tierra, hoyo circular no muy profundo, situado en un altozano de la feligresía de Santa Eulalia del Valle, al final por el Oeste de la extensa pradería, sobre el río S. Gabriel, fuente de los Malatos y del antiguo Camino Real o carretera de Gijón a Avilés"

Un camino comunicaría la fuente con el monasterio, el Camín de Frades (frades: hermanos, frailes):
"... terrenos enclavados en el término de los "celleros", dos palabras de inconfundible origen latino. "Frade", frater, hermano. Diríamos pues camino de los hermanos"

Los frailes eran llamados cantores a causa de sus cánticos litúrgicos, denominación que pasó luego a los curas párrocos, pues también cantaban en misas, fiestas, bautizos, entierros, funerales y otras solemnidades. Se dice que, además de cantar, cada cura podía beber agua de su misma parroquia en este lugar:

"En el agua del hoyo, echados boca abajo sobre el suelo, no queda la menor duda que cada cura y todos a la ves pueden beber desde su propia parroquia" 

La vecina parroquia de Ambás tiene también en lo eclesiástico la advocación a Santiago. Ambás, topónimo existente en otros lugares como el San Pedru Ambás de Villaviciosa en este mismo Camino Norte, revela un posesor llamado Ambatius, existente como Ambactus en la epigrafía 

En Ambás estuvo además la famosa escuela fundada por los hermanos José y Álvaro Bango León, indianos que volvieron con fortuna hecha en La Habana, a donde emigraron muy jóvenes, dotándola también de mobiliario y material escolar. Abrió sus puertas en enero de 1910 y por estos campos correrían hacia ella los escolinos, pues las clases no les libraban de las faenas del campo, para las que habían de hacer grandes madrugones antes de ir a instruirse 

Empieza aquí una pequeña bajada hacia un arroyuelo que en algunos mapas aparece como río de Les Vegues y en otro como Rollongo, el cual pasa entre los altozanos que separan estas parroquias. 

Una fila de árboles delata su curso por este valle. Nace en La Miyera Nozalín, cerca de la divisoria con Ambás y se une luego al río Prevera cerca de la iglesia de Guimarán, aguas que van a la Ría de Aboño

Al otro lado de aquella loma y oculta por ella pasa, cercana, la carretera N-632, con la que enlazaremos al salir a Tabaza, parroquia de Tamón. La que sí que vemos bien es la Vía Verde

Las cajas camineras delatan la antigüedad de los caminos, aunque aquí sin duda habrá sido ensanchado antes incluso que asfaltado, permitiendo el paso de maquinaria agrícola

En la ribera se forma pues un pequeño soto de árboles bajo los que vamos ahora a pasar

Hay altos lloreos o laureles, y una fila de álamos, árbol fluvial por excelencia


Antaño eran famosos los robles o carbayos, casi desaparecidos, llegando a estar el concejo densamente arbolado, haciéndose famosa la expresión de "estar fuerte como un roble de Carreño". En 1595 llegó a pedirse a Felipe II que eximiese al concejo de plantar más árboles por "tenerlos en demasía". Pero en 1721 la situación habría cambiado radicalmente, pues fueron de tal magnitud las talas para el Ministerio de Marina que apenas había leña para las necesidades más indispensables, llegando hasta talarse los matorrales


La madera se exportaba por la ría y puerto de Avilés rumbo a la construcción para la Real Ensenada del Ferrol. La corta y comercialización de madera, material estratégico para la marina de guerra y mercante, estaba fuertemente reglamentado, empezando por la parte más cercana a la costa pues ahorraba costes de transporte hasta ella, pues además los concejos cercanos tenían también a Carreño como su almacén de madera para sus astilleros de "lanchas, pinazas y bergantines"


La vía local que es el Camino aquí pasa sobre el río por un puente que, cuando hay mucha umbría, es posible que ni siquiera lleguemos a ver, pues es prácticamente un tubo o canal subterráneo bajo el asfalto


A continuación veremos el cuestudo trecho que nos aguarda durante unos metros


Desde el surco, relativamente profundo, del río o regatu, volvemos a subir a las camperas de este gran valle verde


Un nuevo mojón confirma que tenemos que seguir de frente rampa arriba...


Y por ello en esta bifurcación seguimos subiendo por el asfalto siempre cuesta arriba


Aún nos aguarda otro corto repecho hasta las irías...


Matorrales, sebes o setos silvestres separan del Camino una finca a nuestra izquierda, un poco empinada


Y a la derecha, el prado sigue en bajada por estas mágicas y verdes erías, Entre estos altozanos continúa el Camino, cerca de La Iría'l Valle, por donde discurre un tramo nunca inaugurado del Ferrocarril Estratégico, un tren que nunca circuló por este trecho y cuya idea era recorrer la cornisa cantábrica sin ser visto desde el mar para evitar ser bombardeado por flotas enemigas.


Se trataba de un tramo nunca inaugurado de la línea Ferrol-Gijón, la cual fue aprobada en 1886, pero cuya culminación definitiva no llegaría hasta 1972, con unos parámetros totalmente diferentes a los de su idea original y cuando ya triunfaban los transportes por carretera. Este trecho fue abandonado en la Guerra Civil, aún en obras, quedando paralizado en la posguerra. En su lugar se aprovechó la línea del Carreño, ferrocarril minero inaugurado en 1902 por la Sociedad Minas de Hierro y Ferrocarril de Carreño para buscar salida comercial al hierro de las explotaciones candasinas de El Regueral hacia Aboño y El Musel, el cual en 1910 ya empezó a transportar pasajeros, incorporándose, tras los correspondientes avatares, al tramo Avilés-Gijón del tren de Ferrol, también llamado popularmente El Vasco pues enlazaba a su vez con la red ferroviaria vasca de vía estrecha, que fue todo ello el germen de Feve


Además de por su trazado lineal, la Vía Verde del Estratégico es reconocible por las barandas de madera que separan su trazado de las fincas colindantes, en las cercanías de la ya mencionada Fuente de los Cuatro Cantores



Desaparecido el monasterio de Santa María, los terrenos forman parte de las propiedades de la catedral ovetense, aún mencionándose en el siglo XVIII las ermitas de San Grabiel, Santantón o Santa Marta. así como la Fuente del Arcediano


Ya en llano... o casi, continuamos por este tramo recto...


Bifurcación y de frente, por el camino recto y principal. El monolito xacobeo confirma una vez más la buena dirección


El Camino ahora llanea de nuevo, y serpentea entre los matojos y el prado


Los arbustos solitarios adoptan en ocasiones llamativas formas, como este llorèu, que parece querer tender un arco sobre el Camino


Pasamos a muy escasos metros de la Vía Verde del Estratégico. La línea Ferrol-Gijón protagonizará o será mencionada en no pocas entradas de blog del Camino Norte de aquí a Galicia, pues coincidiremos con ella en muchos lugares de este itinerario jacobita


Es obvio que, independientemente de la época histórica, las vías de comunicación aprovechen los mismos pasos naturales entre valles y montañas, como es este el caso


La Vía Verde del Ferrocarril Estratégico acondicionó como senda peatonal 5 kilómetros del frustrado trazado ferroviario entre El Valle y Tamón, obra realizada en 2011 por una escuela-taller de empleo. El antiguo ferrocarril, de larga construcción, se había dividido en su proyecto en varias secciones, Ferrol-Mera, Mera-Ortigueira, Ortigueira-Foz, Foz-Ribadeo, Ribadeo-Los Cabos (Pravia) y Los Cabos-Gijón/Xixón. En este último se incluía el inconcluso tramo Avilés-Aboño, por donde va esta vía verde, cuyo uso fue cedido por el Estado para hacerla


La primera idea de este ferrocarril, aprobado en 1886, era comunicar las fábricas de armas asturianas con la artillería de la base naval de Ferrol. Tendía a apartarse bastante de los núcleos poblados y a ir relativamente separado de la primera línea de costa, o directamente metido en una zanja para no poder ser visto desde el mar y cañoneado, pues no existía la aviación cuando se proyectó. Según se iba construyendo, muy lentamente, aquellas premisas originales quedaron desfasadas pero el proyecto siguió adelante


Durante la Guerra Civil se abrió el tránsito por Aboño a causa de necesidades militares estratégicas, enlazándolo además con el Carreño para comunicar Gijón/Xixón y Avilés por vía ferroviaria. Tras la caída del Frente Norte ese tramo de Aboño fue desmantelado y los materiales se emplearon para construir o reconstruir otros ferrocarriles que se estimaban más útiles o necesarios


El trazado hacia Avilés fue hecho aprovechando el Ferrocarril de Carreño y así está vía por El Valle y Tamón nunca fue acabada ni inaugurada, quedando en vía muerta, sólo como caja ferroviaria, durante décadas, hasta que se decidió que no revestía interés ferroviario alguno y mejor se aprovechaba para otros menesteres



Previamente, en 1962, una década antes de la inauguración completa de la línea férrea, se planteó recuperar este itinerario hecho para Aboño a Avilés, llegando a proyectarse incluso una estación aquí en El Valle, en Casa Belarma, además de otras dos, una en Tamón y otra en Trasona, pero fueron desestimadas al alcanzar Feve un acuerdo en 1968 con el Ferrocarril de Carreño (integrado en Feve en 1974) para enlazar el Ferrocarril Ferrol-Gijón con su trayecto, ya centrado en los pasajeros tras el declive minero
  
Y así, luego de años de abandono, este itinerario es acondicionado como vía verde, coincidiendo en algún trecho con el Ferrocarril de El Valle, el tren-torpedo que comunica las instalaciones siderúrgicas de ArcelorMittal, la antigua Ensidesa


Es común pues ver, además de peregrinos, bastante gente paseando por estas sendas, algunos procedentes de Candás o Perlora, así como excursionistas en las rutas al Monte Areo, así como no pocos ciclistas


Apenas suele haber tráfico, únicamente a lo sumo algún tractor en ruta a estos campos o algún automóvil de vez en cuando o camión de ganado...


Y ya en el horizonte una referencia geográfica muy importante, la sierra de Bufarán o de Faidiello, cuya visión nos acompañará durante nuestro tránsito por los concejos de la comarca avilesina


La serranía se extiende por términos de Corvera, Illas, Castrillón, Candamo, Llanera y Les Regueres, constituyendo un cordal costero que separa la franja litoral de los valles del interior


Su altura máxima es El Pedregalón (623 m), que por un error topográfico de hace décadas, repetido constantemente en mapas y publicaciones, le ha institucionalizado y popularizado con el nombre de Gorfolí, que es en realidad un pico más bajo (586 m) situado a su izquierda en términos del concejo de Llanera 


Avilés puede decirse que está a esa misma distancia pero unos kilómetros más a la derecha, lo que nos permite hacernos una idea visual de lo que nos queda para llegar al centro urbano aún sin divisar la ciudad


Bufarán es el principal relieve montañoso del sector central costero asturiano y según la Enciclopedia del Paisaje de Asturias, dirigida por Javier Rodríguez Muñoz, su aprovechamiento depende exclusivamente de sus usos forestales:
"Las continuas quemas e incendios repetidos favorecen la repoblación, por lo que la sierra presenta un aspecto descarnado, donde domina el monte bajo y alguna manca de bosque, muy limitadas"

Las sierras costeras se prolongan más al occidente hacia el paso de La Reigada, entre Illas y Candamo, y el Picu'l Molar (409 m), muy cerca ya de la Ría del Nalón, otro hito del Camino Norte en Asturias por el que habremos de pasar tras salir de Avilés


Mucho más cerca y plantados de eucaliptos, los altos de Cotones y El Monte Grande separan el valle de Tamón del valle de Solís, en Corvera, pro donde se dirige a Avilés el ramal del Camino Norte procedente de Oviedo/Uviéu


Y de esta manera, el camín real, y la vía verde se aproximan en esta vaguada, que atravesaremos antes de bajar al valle de Tamón


Es en este momento cuando nos apetece también releer la excelente obra caminera del gran maestro José Antonio de la RieraCamino de vuelta, en aquel apartado que dice: 
"La peregrinación se va convirtiendo así en una vía de escape, un viaje a Ítaca pasando por Esparta, donde cada persona puede poner entre interrogantes su propia vida confundido e igualado entre otros semejantes que viven parecidas preocupaciones acompañados de su propia sombra, a veces la única compañía de sol a sol. Todo invita a sumirse en un estado de reflexión imposible en las duras condiciones de vida y trabajo en las grandes ciudades, en un mundo dominado por las prisas y el estrés, hasta el punto de que, para muchos, la peregrinación supone una auténtica catarsis. El Camino proporciona algo muy difícil de conseguir en nuestros días, el distanciamiento, distanciamiento de la familia, de las propias responsabilidades, de la propia vida cotidiana y de la sociedad a la que se pertenece"

José de la Riera plasma también, en otro apartado, lo siguiente:
"En un libro injustamente olvidado, casi clandestino, El Camino de Santiago, Vías, Estaciones y Señales, del ingeniero Arturo Soria y Puig, los itinerarios del Camino quedan reflejados como el hilo y las cuentas de un viejo rosario. Las cuentas, es decir, los monumentos, las ciudades, los hitos del Camino, no tendrían sentido alguno sin el hilo que las une: ese trazado humilde, que no pide nada, que no exige casi nada, que discurre en paz entre nuestros pueblos, entre nuestros albergues y que nos ampara de sol a sol. Sin el hilo que une el rosario, ni las cuentas tendrían sentido ni la propia peregrinación tampoco"

Discurre pues el Camino muy placenteramente entre las parroquias de El Valle y Ambas, ansiando ver ya ante nosotros el valle de Tamón, si bien su tráfico e industrias nos harán añorar este trayecto tan verde y rural


No se ven casas, únicamente prados y sebes, un precioso tránsito por estas soledades, solo relativas, que contrastarán con el industrioso bullicio que prontamente nos aguarda


También solitaria, la malograda vía férrea se ha recuperado, como el Camino, para el tránsito de los andariegos, sendas antiguas y modernas que confluyen en estos parajes de Carreño


Nuestro entorno más inmediato cambia, los campos abiertos dan paso a estos cierres de sebes o matos en las fincas colindantes al Camino


Aquí tenemos otra espesa sebe, del latín saepes, que en Asturias define a estos setos vivos de tierra y arbustos. Al otro lado del prado la muy cercana vía verde, próxima a la vez a la Fuente los Cuatro Cantores


El Camino, siempre asfaltado pero tranquilo y hermoso, continúa en llano y bastante recto en dirección oeste, directo a Avilés


Nos cruzamos con el camino que comunica con la Vía Verde del Estratégico: nosotros seguimos de frente


Nos acercamos así a La Binada, entre estas lomas de La Iría San Grabiel



Atentos siempre al hito jacobeo que señala la dirección que hemos de seguir


Los cierres de alambre delatan los usos ganaderos de esta finca


La vía verde sigue a nuestra derecha en paralelo al Camino


Por La Binada se unen las parroquias de El Valle, Ambás y Tamón


Cada parroquia viene a tener su propio camino, aquí confluyen también los tres...


El Pedregalón o Gorfolí, también llamado La Cruz de Taborneda, es fácil de identificar, además de por su forma cónica y altura, por sus numerosas antenas. Nos sirve de referencia para tomar el camino de la derecha


Extrañamente no vemos aquí el preceptivo y muy necesario mojón de la concha, si bien hay otras señales


Cuidado con estas dos señalizaciones, la de la izquierda es una ruta al Monte Areo y los túmulos del Cierru los Llanos: nuestra ruta es, insistimos, la de la derecha. Un palo con un pequeño cartel artesanal nos guía en esa dirección


Leemos en él "C. Santiago", esto es, Camino de Santiago. Salvo excepciones estos carteles no suelen tener mucha vida, por lo que estimamos conveniente pueda ser repuesto para evitar errores, bien por particulares, asociaciones, o instituciones públicas encargadas de ello. Incluso a veces puede taparse por las zarzas o con la sombra del seto  o sebe


Subimos una corta cuesta con el Gorfolí como referencia en la distancia


Puede haber también alguna flecha amarilla pintada, pero se gastan y borran muy rápidamente


Y con la Sierra Bufarán orientándonos como un faro iniciamos la suave bajada al valle de Tamón por La Binada


Vemos perfectamente los "dos gorfolís" el falso (a la derecho) y el verdadero, más chato, a su izquierda


Abundan en este tramo, dejadas atrás las grandes praderías, los setos silvestres y monte bajo, formando a veces pequeños bosquetes. No se ve tampoco ninguna casa y ya no pasaremos por pueblo alguno hasta llegar a la iglesia de Tamón, por el lugar llamado precisamente Alredor de la Iglesia, Xunta la Iglesia o La Vera la Iglesia, al que llegaremos prontamente pero del que aún nos separa un buen trecho de bajada, prosiguiendo luego hacia Tabaza y Trasona, del campo a la industria



































































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