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lunes, 31 de enero de 2022

COLOMBRES (2) CAPITAL DE RIBADEDEVA: DE LA PLAZA MANUEL IBÁÑEZ POSADA AL BARRIO DE BADALÁN


Colombres: Plaza de Manuel Ibáñez Posada: El Camino pasa a su derecha 

El Camino Norte de Santiago, en sus primerísimos metros por tierras asturianas, ha llegado a Colombres, capital del concejo de Ribadedeva, el más oriental de Asturias por la costa, pasando por el centro y corazón de esta villa en la Plaza de Manuel Ibáñez Posada, donde se encuentra el Ayuntamiento y el monumento dedicado al indiano que lleva su nombre y  auspició sus obras, las de esta plaza y prácticamente la ordenación urbana de la población actual, creada puede decirse por los indianos entre los siglos XIX y XX sobre lo que fue una pequeña aldea que no pareció impresionar mucho impresionar a Laurent Vital, cronista del séquito de Carlos I cuando pasó por aquí en 1517, pese a su caloroso recibimiento y que aún en 1791 hacía lamentarse a Jovellanos por el estado de su viejo camino


Hasta la vieja iglesia parroquial de Santa María de Colombres, al otro lado de la plaza, fue considerablemente reformada y ampliada a finales del siglo XIX por iniciativa de los indianos. A su izquierda baja el Camino y a su derecha se entra en la fastuosa Quinta Guadalupe, que hemos visitado en la entrada de blog correspondiente al tramo anterior, cuando entrábamos a Colombres por El Cantu y la calle Lamadrid

La quinta, la iglesia, el Ayuntamiento, la plaza y otros lugares pueden visitarse dada su inmediatez al trazado del camino, el antiguo camino real costero que fue cayendo en desuso salvo como vía pecuaria, al ir abriéndose ahora, recuperándose ahora el itinerario histórico pues era también empleado por los peregrinos de este trayecto jacobita litoral


Y así, tomando como referencia el edificio de La Barata, cruzaremos de frente saliendo de la plaza hacia la calle Pío Noriega


Dejamos así a la izquierda el edificio de Correos y tomamos esta calle dedicada a Pío Noriega, hijo de emigrantes ribadevenses y gran divulgador de villa y concejo, hasta el pinto de ser considerado el Embajador de Ribadedeva 


La mayor parte de las casas son construidas a caballo entre los siglos XIX y XX durante el esplendor indiano, que no solamente se centraba en hacer sus quintas de recreo sino también en intervenir en obras públicas, desde escuelas a saneamiento, casas consistoriales, cementerio, iglesia, fuentes, lavaderos, calles y caminos, etc.etc.etc. Otras veces reformaban su casa familiar o creaban nuevos negocios, unos grandes y otros más modestos muchas veces de ultramarinos. Pero no nos engañemos, sólo una mínima parte. el 95% de los emigrantes nunca regresó, y los que lo hicieron no todos con fortuna


Pasamos ahora junto a La Tiendina, uno de los comercios de la calle. Colombres, como muchas villas turísticas costeras, es especialmente visitada en verano, su cercanía a las playas, el Cuera y los Picos de Europa la hacen especialmente atractiva para los visitantes. En invierno suele ser más tranquila, exceptuando algunos fines de semana y durante la celebración de ferias o mercados en su plaza. Esta es por ejemplo una noticia de El Comercio del 16 de diciembre de 2012, firmada por Guillermo F. Buergo
"Bajo una carpa de 400 metros cuadrados y convocados por la Asociación Ribadedeva Cultura y Naturaleza, en colaboración con el Ayuntamiento de Ribadedeva, dos decenas de comerciantes de muy diferentes sectores y agricultores de las dos orillas del Deva se instalaban ayer en la plaza de Manuel Ibáñez, en Colombres, para participar en el II Mercáu d'Avientu. Los clientes se contaron por centenares. 
El audaz Juan Ignacio Castaño, presidente de Ribadedeva Cultura y Naturaleza, matizó que todos los vendedores pertenecían «a pueblos de la zona» y como fines del mercado señaló la posibilidad de «ofertar al ciudadano estupendos productos elaborados a la puerta de casa y generar recursos para artesanos, fabricantes y comerciantes locales». 
Desde el barrio de La Sorropia acudió Víctor Álvarez González 'Vitorín' y tuvo el santo de cara. Elaboró 40 kilos de picadillo y a mediodía había «agotado el producto». Y «de los 70 kilos de miel de brezo que traje, vendí 54». Desde Llanes acudieron los hermanos Jorge y María Noriega, de las confiterías Ortegal y El Fito, con «diferentes variedades de turrón, mazapanes, bombones y polvorones». Explicaron que habían pasado una mañana «muy animada y con ventas importantes». Irene Gutiérrez, nacida en Celorio y residente en Colombres desde hace 12 años, se presentó con «turrones y mazapanes rellenos» y calificó el mercado de «muy interesante, se vende bien y además nos sirve para adelantar la compra de los regalos de Navidad y como punto de encuentro con gente de la zona». 
Mechu Díaz, «una atrevida frente a la crisis», ya que se convertía en empresaria hace una semana al abrir un negocio que se llama 'Mercería La Chispa', aprovechó el mercado para presentarse a sus vecinos con un amplio surtido. Al igual que Maje Vargas, de 'La Tiendina de Abajo', que llegó con una amplia oferta de herramientas agrícolas. 
Inés Riego de 'La Huerta de Inés' traía sus afamadas «pastas de Ribadedeva» y con ella estaba Carolina Entrecanales, llegada desde Labarces, una mujer que vende por Cantabria «leche pasterizada de vaca directamente al consumidor a través de máquinas expendedoras». Las mujeres de la comisión de fiestas de la Virgen de las Angustias vendían «borona preñada, tartas, rosquillas, turrón y mazapán».

Si bien esta calle seguiría lo que fue el antiguo camino real, los indianos benefactores quisieron proyectar una configuración para Colombres, con calles bastante rectas y suficientemente amplias para el paso de carros, diligencias y luego, los primeros coches. De su evolución de aldea a villa indiana y seguidamente a población turística, leemos en el artículo Tranquila, bella, exquisita, de Fermín Rodríguez y Rafael Menéndez para la serie Asturias, Viejas y nuevas polas de La Nueva España:
"La emigración americana es la que le ha dado su carácter semiurbano. Villa pequeña, de palacios, plazas y edificios públicos de empaque. Elementos tangibles que atraen a los que perciben la excelencia y el buen pasar y sobre los que se apoyan nuevas actividades turísticas, terciarias y residenciales, que le han permitido, contra pronóstico y contra la evolución de otros, aumentar su población en el nuevo siglo, invirtiendo la declinante tendencia anterior, que tocó fondo hace veinte años y hoy aproxima a la villa a los mil residentes empadronados, en un concejo que no alcanza los dos mil. El conjunto de la parroquia ha conseguido ganar algunos residentes en el siglo actual, acercándose a los 1.400. El núcleo de mayor crecimiento es la propia villa, que está dando paso a la formación de una pequeña urbe con funciones de primera y segunda residencia y plataforma de actividades terciarias y turísticas, al tiempo que es el centro administrativo de un concejo cuya economía crece y se diversifica. 
¿Cuál es el secreto de este cambio de tendencia en un concejo de dimensión limitada? Las razones hay que buscarlas en una apuesta firme por la actividad turística, por la diversificación y por el mantenimiento de la actividad ganadera. Un mejor aprovechamiento de los recursos existentes, que incluyen un magnífico paisaje costero, y un patrimonio cultural de primer orden, no demasiado conocido aún. Patrimonio unido a los emigrantes de éxito, a los indianos que nunca olvidaron su origen y la mejora de la vida de sus paisanos. A las legendarias biografías de los Noriega. A la dedicación abnegada de Manuel Ibáñez, primer conde de Ribadedeva, y de su hermano Luis, impulsores entre otras muchas iniciativas del Banco Nacional de México o del Hispanoamericano"

Esta calle céntrica es eminentemente comercial, con tiendas y negocios en sus bajos. Se ven casas nuevas que guarda el respeto por la simetría y proporciones no desentonado con el entorno de pequeño y coqueto núcleo urbano. Seguimos leyendo en el artículo antes citado, siempre teniendo presente la época en la que fue escrito, allá por 2010, cuando aún la apertura del tramo correspondiente de la Autovía del Cantábrico estaba pendiente:
"Es Colombres un paisaje urbano magnífico para incrementar la función residencial, bien conectada (cuando se termine la autovía), situada en un eje de relación que aspira al primer nivel peninsular, aunque parte de un importante retraso comparativo. El impulso turístico ha elevado el empleo terciario, dominante en la villa y en el conjunto municipal; también el de la construcción. El crecimiento turístico se refleja en una de las mayores ofertas de alojamiento y restauración de la región, en relación con la población residente. El empleo industrial, antaño vinculado al sector lácteo, es hoy menor, a pesar de contar con uno de los grandes ejes viales interregionales y de las posibilidades de habilitar suelo empresarial, algo que la villa debe afrontar en el entorno de la N-634, poniendo un poco de orden en la actual situación. Debe apostar aún más por el turismo y la función residencial y por la diversificación de actividades, profundizando en la recuperación del patrimonio cultural, algo de lo que Colombres puede presumir"

Incidiendo más y en esa serie de Viejas y nuevas polas, Marcos Palicio habla también de Colombres y su evolución con el artículo Esperanza de vida en el extremo orientedel que extraemos estos fragmentos:
"Los 844 habitantes que contaba la villa al final de 2009 son el destello de un repunte sostenido, con muy leves descansos, desde que la década partió en 2001 con 807 personas. La capital de Ribadedeva, lo primero y lo último que se ve de Asturias por el Este, tenía en el arranque del siglo pasado casi cien pobladores menos que hoy y en parte conserva de aquel tiempo el aire burgués que en 1900 respiró el médico y escritor Rafael Sarandeses, autor de una monografía sobre el concejo. 
Ya era aquel Colombres, según dejó escrito Sarandeses, «un pueblo a la moderna», un sitio «con buenas calles y plazas, excelente caserío, magníficas consistoriales, hermosa iglesia, excelente cementerio, abundante agua y espléndido alumbrado público». La modernidad ya no es eso, pero lo que queda de lo que fue moderno permanece ahí, con cierto magnetismo intacto, pero con más de una necesidad de no convertir para siempre a Colombres en un museo de la emigración y una villa residencial a tiempo parcial. Los vestigios de ese esplendor resisten en muy buenas condiciones a lo largo de un territorio salpicado de notables muestras de arquitectura indiana..."

También está aquí la Farmacia Colombres, en uno de los bajos a nuestra derecha


Los balcones-galería, elemento destacado de la arquitectura urbana y rural tradicionales, muy empleado también por los indianos, es empleado también en estas nuevas edificaciones


Llegamos así al barrio de Braga, ante esta preciosa casa tradicional cuyo florido balcón-corredor se asoma a este cruce confluencia de calles, Nosotros iremos a la derecha


Pero apenas andados un par de metros ya tomamos el ramal a la izquierda, entre la casa del balcón y una gran cruz blanca existente en el siguiente cruce


Estamos por aquí pues empezando una cuesta a la zona más alta de esta villa de Colombres, el barrio de Badalán


No hemos podido recabar de momento información fidedigna y contrastada sobre el significado de esta cruz. Nos han dicho que desde parte de un antiguo viacrucis que sigue el viejo camino real (más arriba hay otro) hasta altar del Corpus al que llegaban las procesiones desde la iglesia, pasando por el recuerdo de algún suceso luctuoso


No son elementos infrecuentes en los caminos pero su razón suele tener detrás alguna historia interesante que siempre nos afanamos por descubrir


Al lado de esta cruz, y sin que sepamos si hay alguna relación hay expuesta una antigua muela de molino


Seguimos subiendo cuesta arriba. Ramón Avello Luis Sevilla publicaba en El Comercio el 19-6-2010 el artículo Ribadedeva tierra de límites, en el que hacía un repaso a la entrada del Camino Norte en Asturias por este concejo, parte del cual estimamos muy útil de compartir en este momento:
"Sobre la antigüedad de esta ruta se escribieron hipótesis diversas. ¿Existió una antigua calzada romana por la costa, la Vía marítima de Agripa, desde Irún (Ossaron) a La Coruña (Brigantium)? Los medievalistas más solventes, como Juan Uría, cuestionan esta calzada. El Camino de la Costa no nacería como superposición a esta vía romana, sino en una etapa posterior, con la creación de las 'polas' medievales, a partir del siglo XII. Sería una vía de peregrinación secundaria, menos frecuentada por los peregrinos a Santiago, imprecisa en su trazado y de una cronología más reciente (...) 
El peregrino que viene de Cantabria por la costa, debería cruzar el Deva. Todavía a mediados del siglo XIX, este paso se hacía en barca. En el verano de 1866, Juan de Llano Ponte describe así el cruce del Deva: «En una especie de sandalia romana que en Asturias llaman chalana, tosca embarcación aún para alimentar la navegación fluvial, con el lodo hasta las rodillas y en una atmósfera ponzoñosa que el limo de su cegado lecho producía, pasamos al fin». Se podía cruzar el río por tres lugares: el más frecuente, por el 'Pozo del Ángel', a unos doscientos metros al sur del puente de hormigón que une Unquera con Bustio; otro lugar sería más al norte, hacia la desembocadura de la ría de Tinamayor y, finalmente, más al interior, había un servicio de barca, en Vilde. 
Ya en Asturias, el peregrino tomaba a la salida de Bustio la cuesta del Canto. «Fatigosa bajada», escribió Jovellanos que la recorrió en sentido inverso. Pues más dura será la subida (...) 
Se puede decir que Colombres entra en la historia de la mano de Laurent Vital, el cronista que acompañó al Emperador Carlos I, en 1517, en su viaje desde Villaviciosa hacia Santander y Castilla. El 28 de septiembre, los ilustres viajeros llegaron en un día soleado a «un pueblecito o aldea llamada Colombres». 
Cronistas locales comentan que en realidad, Carlos V pernoctó en la Casa Fuerte de los Colombres, que está en Pimiango. Lo que no hay duda es que el Emperador pasó por el concejo y por Colombres. Vital describe con detalle una animada danza de ronda, en honor a la comitiva, dirigida por una «capitana danzadera», que por los esfuerzos «bien sé que su nariz goteaba a veces, pero ella se limpiaba con el moquero y creo que más bien fuese sudor y no destilaciones procedentes del enfriamiento». De pueblecito o aldea, Colombres pasó a ser una villa moderna por gracia y obra de los indianos. Manuel Ibáñez, conde de Ribadeva, Íñigo Noriega Mendoza e Íñigo Noriega Lasso fueron algunos de los más relevantes..."

Gran parte de las casas, como es común en zonas turísticas y más en costa, son alojamientos turísticos, apartamentos y segundas residencias. En medio de la cuesta un bloque de pisos turísticos basa su fisonomía también en las formas de la arquitectura local


A nuestra izquierda, más allá de este muro, una extensa finca tal vez llame nuestra atención


Árboles y arbustos, unos autóctonos y otros exóticos, delatan la presencia de una quinta indiana,en concreto la de Las Raúcas, de los hermanos Ibáñez, de los que M. Cruz Morales nos informa en Ribadedeva. La Huella Indiana:
"Los hermanos Ibáñez fueron unos de los mayores empresarios de la emigración a México. Sus negocios fueron básicamente de algodón y textiles y sus barcos llegaban de América a Barcelona y a Liverpool. Para edificar una gran casa, Manuel Ibáñez Posada, encargó el proyecto al maestro de francés Brudard. El contratista fue el maestro local Manuel Posada Noriega, un joven que comenzaba su andadura y al que se le deben muchas de las casas de indianos del momento"

La parte posterior no es precisamente la más significativa, a no ser por sus jardines, pero su historia sí lo es. Esto es lo que nos cuentan en Patrimonio Indiano, de Pablo Cueto Parcero y coordinado por Marisa López Diz:

"La familia Ibáñez a pesar de contar ya con una casa en el lugar desecharon la idea de remodelarla por carecer de las condiciones necesarias a las que pretendían respondiese su hogar. Todavía residiendo en México, comenzaron los trámites para su edificación mediante la actuación de su amigo Francisco Sánchez, también emigrante y propietario, para adquirirle la propiedad llamada Llosa de las Rabucas, que se situaba en un alto en la parte norte del pueblo. En 1887, al poco tiempo de hallarse en Madrid Manuel Ibáñez Posada, todavía existían diferencias económicas que les impedían concretar la adquisición definitiva del terreno en el que emplazaría la construcción. Solucionados estos problemas, comenzó la construcción. 

El palacete que llevó el nombre de las Raucas - también conocida como las Rabucas- fue encargado al maestro de obras francés Brudard, del que apenas se tienen noticias pero posiblemente fuese un encargo realizado en Madrid o bien en París por el propio Conde a través de sus contactos comerciales o por sus visitas de negocios"


Más abajo y más cerca la gran explanada de la calle Badalán


Seguimos de esta manera subiendo al pie de los apartamentos


Por sus formas, ya se adivinan al final de la rampa algunos edificios notables


Antes de llegar a ellos las terrazas del El Llagar de Keira


Asoma sobre la tapia la Casa de los Leones, construida en 1897 por el maestro de obras Manuel Posada Noriega para el indiano, Francisco Sánchez Escalante, abuelo del renombrado médico Francisco Sánchez Noriega, cuyo busto veremos próximamente. Erróneamente en muchas publicaciones se dice fue hecha en 1920 para el citado médico, cuando se hizo en realidad para su padre


Llamada originariamente Villa Ignacia, tiene una cierta semejanza con otras quintas de Colombres Villa Vicenta o El Cantu, pues presenta importantes paralelismos, como los volúmenes yuxtapuestos; a la derecha una torre cuadrada rematada en terraza y la izquierda un cuerpo de planta poligonal con mirador de madera y cristal, de tres lados, rematado en una muy vistosa cúpula de zinc


Un león en el dintel, sobre la puerta del balcón de la torre le dio nombre a la mansión. M Cruz Morales nos habla así de ella:
"Formada por yuxtaposición de tres cuerpos de edificación sin aparente unidad formal y en cierto modo relacionada con la llamada “El Cantu”, con la que veremos que comparte muchos elementos. A la derecha es un simple volumen prismático, rematado en terraza. En su frente se abrió un balcón con una cabeza de león colocada sobre el dintel y pretexto para el nombre de “Los Leones”. El cuerpo de la izquierda, de planta poligonal, está abierto a la calle principal con un mirador de madera y cristal de tres lados y cubierto con una exótica cúpula de cinc

Data de hacia 1920 y se utilizaron en su construcción materiales baratos, como son los muros de fábrica enlucidos, y decoraciones de piedra artificial. Es un típico proyecto de maestro de obras, realizado en origen para el médico Francisco Sánchez Noriega, y plasma un resultado un tanto ingenuo, una adaptación popular y tosca de temas de la arquitectura de autor"

A su izquierda y acabando ya la cuesta, se adivina una fila de casas populares con portalones y galería por donde continuaremos camino


Es la calle de Francisco Sánchez Noriega, a la que llegamos ahora y que nos dirige hacia el busto dedicado a su memoria, unos pocos metros más allá. Continuamos pues a la izquierda pero, al pasar, seguiremos admirando a su derecha la casa fundada por su abuelo, Francisco Sánchez Escalante, emigrante a Cuba como sus hermanos, si bien no estuvo mucho tiempo, regresando a Colombres en 1886, donde participó en política, llegando a ser alcalde


Francisco Sánchez Noriega hizo esta casa en para uno de sus hijos, Francisco Sánchez Villaverde, quien a su vez sería padre del futuro médico Francisco Sánchez Noriega, quien nació dos años después, en 1899. No mucho después, en 1904, 1904 Francisco Sánchez Villaverde fundaría una granja experimental avícola y ganadera, Villa Ignacia, con la idea de producir leche y carne con destino a Madrid


Lo cierto es que, según la fuente que tengamos, hay diversas explicaciones sobre sus características y fecha de fundación., existiendo diversas especulaciones, como que formaría parte de un proyecto no acabado, lo cual se rebate si tenemos en cuenta su función y que las demás viviendas en medianera pertenecían a la misma propiedad. Sobre este asunto plasmamos los que se dice en la web Villa de Colombres:
"Respecto a la información que se puede encontrar sobre la edificación, cabe decir que resulta contraproducente que, en diversas fuentes, se mencione erróneamente que fue construida en el año 1920 para el médico Francisco Sánchez Noriega. Y ese dato del año 1920 no aparece en una fuente aislada, sino en muchas repartidas por el largo espacio que ocupa Internet"

Sus trazas han sido definidas entre eclecticista y modernista, En el interior, en sus habitaciones "aparecen elementos cultos, tomados sin duda de las publicaciones de arquitectura y libros de modelos que circulaban entre los constructores, sin que falte la interesante galería de retratos de familia", nos dice también M. Cruz Morales


Un poco más cerca veremos, sobre la puerta del balcón de la torre, el león que dio a la casa su nombre actual. Suponemos hay o hubo al menos otra más en algún sitio, pues se la llama en plural, Casa de los Leones


Estos elementos son muy del gusto de aquella época


La calle Badalán, adoquinada en este trecho sigue al lado de esta fila de casas tradicionales. Por su estructura es fácil que en origen sean muy antiguas y anteriores a la época de los indianos, si bien muy transformadas por ellos o por su inspiración. Llama especialmente la atención la gran ventana a la derecha de la foto, con un dintel muy del siglo XVI


La siguiente casa presenta un gran portalón cerrado por verja y portilla en medio. Este espacio constituía un gran espacio de socialización, especialmente ante los caminos principales, a cubierto pero a la vez abierto a la calle, donde se realizaban a veces también faenas comunales


La galería no podemos decir que sea un elemento propiamente indiano pero sí que lo extendieron y popularizaron, pues la época indiana coincidió con la creación y expansión de la industria del vidrio, sobre todo a partir de las dos últimas décadas del siglo XIX. La galería solía colocarse en construcciones nuevas o sustituyendo a balcones y corredores abiertos de casas más antiguas, integrándolos térmicamente en el interior de la vivienda


Balcón saliente en galería, sobre la calle. El piso bajo ha sido dejado con la piedra de mampostería a la vista, no siendo esto lo habitual, pues solía encalarse para evitar filtraciones, no solo en casas sino también en iglesias y murallas .Fijémonos también en los cortafuegos, a la derecha y a la izquierda de la foto


La calle Badalán viene a señalar el paso del centro urbano a las afueras. A partir de aquí sigue siendo casco urbano pero las casas estarán por lo general más espaciadas y con terrenos y jardines


Jardines como estos, con árboles y arbustos autóctonos y exóticos, como gustaban los indianos. Fijémonos en la concha bajo el cortafuegos. A lo lejos, alnorte, la Sierra de Tina o Rasa de Pimiango, plantada de eucaliptos


A la izquierda las nuevas construcciones tienden a imitar estos modelos arquitectónicos tradicionales, no desentonado demasiado con el entorno


En los jardines hay también frutales y alguna huerta. La franja costera, de clima bastante benigno en comparación con la cercana montaña costera y la aún más abrupta Cordillera Cantábrica fue tradicionalmente especialmente fértil incluso para cítricos, naranjas y limones, que en tiempos se exportaron a Inglaterra


Enlazamos con otra calle en esta rotonda y continuamos de frente. Aquella llamativas palmeras del fondo delatan otra quinta indiana, llamada precisamente Las Palmeras, a la que muy pronto vamos a llegar


Pero antes nos detenemos ante el busto dedicado al queridísimo doctor Francisco Sánchez NoriegaDon Paco, médico en Colombres y atendiendo a todos los pueblos de Ribadedeva durante 45 años "sin tener un solo día de descanso, se consagra, por entero, a su profesión, tan desinteresadamente"


Por eso muchos le recuerdan con su pijama a rayas, gabardina y maletín en el que siempre llevaba un poco de leche condensada para cuando descubría a algún niño haciéndose el enfermo


Nacido aquí en Colombres el 22 de diciembre de 1899. Estudió de niño en el Internado de Cóbreces y en la Encarnación de Llanes, pasando a los estudios universitarios en Valladolid y Madrid, donde consiguió su doctorado a la edad de 21 años, ejerciendo seguidamente en Colombres desde 1920 hasta su fallecimiento 


En noviembre del año 2006, en el 40 aniversario de su fallecimiento, se celebró uno de esos homenajes, con premio incluido y a título póstumo, en el que se glosó su figura. Este es la crónica del mismo, Recordando a don Paco, publicada en El Comercio
"Un pijama a rayas azules, una gabardina y en el maletín un poco de leche condensada por si un niño se hacía el enfermo. Ésa era la 'bata blanca' de don Paco, la carta de presentación de un médico que trabajó sin descanso durante 45 años de su vida en su tierra natal para velar por la salud de pobres y ricos. 
Multitud de personas recordaban de esta forma ayer al fallecido doctor Francisco Sánchez Noriega desde el Archivo de Indianos de Colombres, donde acudieron cerca de una veintena de familiares para recoger el II Premio Ribadedeva. El Ayuntamiento y el foro de asociaciones, este último integrado por distintos colectivos sociales, culturales y deportivos del concejo, decidió otorgar a título póstumo este galardón «por su labor incansable y desinteresada a lo largo de sus 45 años como médico libre de los pueblos de Ribadedeva». 
Y es que, tal y como lo rememoraban durante el acto su sobrina, María Teresa Sánchez; la secretaria del jurado, Lydia Martínez; y el alcalde de Ribadedeva, Alejandro Reimóndez; don Paco era una «oenegé viviente» y una «gran persona» que no cobraba a aquellas familias que se encontraban en una difícil situación económica. «Nos sentimos muy orgullosos de recoger este premio y estamos muy sorprendidos de que le sigamos recordando 40 años después de su fallecimiento», señaló María Teresa Sánchez. 
Nacido en Colombres el 22 de diciembre de 1899, Francisco Sánchez Noriega entró con sólo 9 años en el internado del Colegio de Cóbreles y con 11 años ingresa en el Colegio de la Encarnación de Llanes. Después, estudia en las universidades de Valladolid y Madrid, donde con 21 años obtiene el doctorado de Medicina"

Es entonces, en 1920 y con 21 años, cuando se instala en esta su villa natal y ejerce de médico hasta su fallecimiento el 22 de marzo de 1966:
"A esa edad, regresa a Colombres y en 1920 se instala como médico libre en Ribadedeva hasta su muerte el 28 de marzo de 1966. Sin embargo, tal y como ayer lo recordaban, Francisco Sánchez Noriega era, ante todo, una persona que «no dudaba en salir de casa en plena noche» ante un parto complicado o cuando cualquier vecino se ponía enfermo. 
«Su frase más habitual era 'la carrera de medicina nunca se acaba' y cuando le hablaban de un descanso o unas vacaciones, con la serenidad que tanto le caracterizaba decía muy indignado '¿No veis que no puedo!'», señaló la secretaria del jurado. 
Fruto de ese esfuerzo, el concejo no sólo le concede ahora el galardón que lleva el nombre del municipio, sino que ya cuenta con un busto y una calle en Colombres en su nombre. Además, Reimóndez también anunció ayer que Sánchez Noriega «tendrá su sitio en el museo sobre la historia y la arquitectura indiana de Colombres». 
El Premio Ribadedeva nació el año pasado para reconocer a aquella persona o colectivo que haya destacado por la defensa de los valores sociales, culturales o medioambientales del municipio. Tras recaer en 2005 en las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, el galardón distingue ahora a una persona para la que «su vida fue siempre el bienestar de Ribadedeva», según indicó su sobrina"

Ante su busto pasan los peregrinos que acaban de entrar en Asturias y atraviesan el concejo de Ribadedeva dirigiéndose a Llanes. Pasando junto a otro bloque de casas que delatan gran antigüedad, extendidas a lo largo del viejo Camino Real


Quién sabe, quizás fueron las que vieron pasar en 1791 a Jovellanos, cuando se quejaba del mal estado de esta vía, según avanzaba hacia el embarcadero de Bustio para pasar a Unquera, en sentido inverso al nuestro, calificándola de "fatigoso camino". A partir de aquí desaparecen aceras y calle adoquinada


Poste con flecha y concha orientando a los caminantes jacobitas. En la actualidad han proliferado albergues, algunos públicos para peregrinos pero sobre todo turísticos, así como otros alojamientos y hospedajes que, aunque no pensados especialmente para peregres los acogen con gusto y a veces con ciertos precios, Ciertamente se ha ganado en atención y comodidad, aunque en buena parte se ha perdido la sensación de aventura que se había mantenido en el Camino Norte hasta no hace aún muchos años, pero si no se quería dormir a raso o pagando un hotel (poco factible para peregrinos que llevan caminando semanas o incluso meses, con muchas noches de pernocta), era necesario realizar largas etapas


Esta rotonda es en la actualidad uno de los principales accesos rodados al centro de Colombres, estemos especialmente atentos al tráfico, no suele ser mucho ni demasiado veloz, per en ocasiones sí continuo, principalmente en verano, fiestas, fines de semana...


Una de las casas presenta un hermoso corredor, con abrigada antojana debajo y cortafuegos a los lados. 


Si nos acercamos descubriremos abajo a la derecha la base de piedra de lo que era una antigua lavadora...


Base por la que bajaba el agua del balde de madera con ropa para lavar que se colocaba encima. Aquí parece haberse aprovechado como elemento decorativo, empotrada en el muro


Nos acercamos a Las Palmeras, no nada menos que 18, en dos filas de 9 a cada lado, plantadas en 1890, cuando se construyó la quinta, de la que pronto vamos a hablar


En esta bifurcación seguimos de frente con las palmeras como referencia, demás de las oportunas flechas amarillas y conchas


Como hemos dicho, el hábitat va tornándose un poco más disperso según salimos del centro, si bien aquí las casas hacen calle extendiéndose a lo largo del Camino. En Tranquila, bella, exquisita de Fermín Rodríguez y Rafael Menéndez leemos también:
"Colombres es pequeña villa marina del actual confín oriental asturiano. Antes fue bisagra en el estrecho paso costero entre las Asturias de Oviedo y las de Santillana, como cabeza del Real Valle de Ribadedeva. Vista así es villa cantábrica central, cuya identidad asturiana da diversidad al país. Decir país cantábrico es decir mar de «homes de ferro» y montaña agreste y caliar, y entre ambos un estrecho corredor plano: la rasa, entre la costa acantilada y las primeras estribaciones de la sierra del Cuera. Esta singular geografía determina la curiosa forma de la villa"

Las altísimas filas de palmeras siguen recabando nuestra atención según nos acercamos a ellas, son símbolo de los indianos y de su gran epopeya americana. Una buena definición de su significado la da Alejandro Braña en Aquí estoy yo, publicado en Asturias por descubrir:
"Es la muesca en el horizonte que te anuncia desde lejos que allí hay una casa de indianos. La palmera es un símbolo de distinción, una llamada, un toque de atención: “aquí está mi casa, he vuelto, y lo he conseguido”
Es cierto que muchas otras viviendas burguesas de la época incorporaron las palmeras en sus jardines pero, en la imaginería del indiano triunfador, la palmera ocupa el primer lugar, junto al chalé, el lujoso automóvil, el puro habano, y el sombrero panamá. 
En el jardín que rodea la mansión, como un pulcro escaparate de sueños cumplidos, es fácil imaginar la figura del indiano, vencido por la fatiga, adormecido a la sombra de la palmera mientras cae la tarde"

Antes de Las Palmeras, una finca eminentemente rural, si bien ya no parece haber ganado en la antigua casería sí buen prado y frutales. En el Diccionario de Madoz, de 1840, se dice que Ribadedeva o Ribadeva era concejo productor de escanda, maíz, trigo, patatas, legumbres, habas, castañas, avellanas, bellotas, peras, manzanas, lino y cáñamo. Más adelante muchos campesinos abandonaron el campo y se hicieron emigrantes, primero a las américas en tiempos de los indianos, luego a Europa tras la posguerra mundial, más adelante a las ciudades, asturianas, cántabras y de otras partes de España, especializándose los pocos labradores que quedaron más en la producción láctea para la gran demanda de las áreas urbanas que en la agricultura salvo quizás productos de buena demanda y relativa rentabilidad, como algo de manzana de sidra y determinadas hortalizas


Y así llegaríamos al boom turístico, que si bien no ha cesado y se ha incrementado sin duda con la mejora de las comunicaciones (léase Autovía del Cantábrico), es muy estacional. A la vez, la crisis del campo y todos adjetivos que se le han puesto a largo del tiempo (éxodo rural, abandono del campo, la reconversión silenciosa, la España vaciada, etc.) han hecho mella en el concejo. De todo ello informa Marcos Palicio en su citado artículo Esperanza de vida en el extremo oriente:
"Con la ganadería «en caída libre», Antonio Álvarez Boeta«Toñito», 83 años y un diminutivo muy bien justificado a pesar de su edad, ya no ve pasar vacas por las calles de la villa ni las huertas que «antes tenía todo el mundo en Colombres», pero tampoco un paisaje de actividad económica y comercial suficiente para completar la transformación urbana. Para que Colombres se dedique por entero al sector servicios, para ser completamente urbanos, «aún nos falta ese punto», remata Manuel Collera. La crisis frenó el optimismo que hace unos años contenía un estudio de la consultora Mer Consulting para el Ayuntamiento de Ribadedeva, pero están a tiempo. Los cimientos están puestos gracias al estallido inmobiliario de los últimos años, pero las nuevas urbanizaciones, a la vista está la del barrio de El Redondo, «han quedado mayoritariamente para segundas residencias». Y eso también sirve... A veces. Es «muy bueno para la vida del pueblo», tercia José Manuel Castro, de la Asociación Juvenil Pumarada, pensando en toda la actividad que por momentos desborda Colombres en verano, aunque en la otra cara de la moneda persistan los largos inviernos en los que «te das cuenta de que somos cuatro y de que para vivir aquí, para los jóvenes, cada vez hay menos salidas». 
Y el brillo del verano, cada vez más fugaz. «Se reduce prácticamente al período que va del 20 de julio al 25 de agosto», interviene Asunción Gutiérrez, directora del Coro de Ribadedeva. Pasadas las fiestas, es como si se hiciese un barrido». Colombres revive en Semana Santa y el bar de Calama Hassna bendice el Camino de Santiago y este año santo compostelano que prometen traer por la senda que sube desde Bustio a «madrileños, vascos, extranjeros...». Dejando aparte el verano y los tradicionales períodos de vacaciones, no obstante, la villa se sobresalta también con otros momentos puntuales de lucidez creativa que se han abierto gracias a algunas iniciativas de nacimiento reciente. Los vecinos citan la concentración de motos clásicas que desborda la villa en octubre o la feria indiana que explota cada mes de julio desde hace dos años las potencialidades turísticas del esplendoroso pasado emigrante del Colombres actual. Pero es el turismo todavía un nudo esencial en ese tejido empresarial y comercial que agitaría la vida de la villa. Un nudo sin deshacer. «No hay apenas infraestructura hotelera», alerta Antonio Álvarez. «Para dormir y comer hay problemas»

En este punto hemos de prestar también especial atención al paso de vehículos, pues la calzada se estrecha ente estas casas y forma un pequeño cuello de botella

Otro de esos elegantes balcones-galería se asoman sobre el Camino...


Seguidamente, un pequeño jardín, pero con varios árboles ornamentales delata tal vez también la presencia de antiguos indianos 


Es Villa Vanessa. Recordemos una vez más que no todos los indianos hacían nuevas residencias personales o quintas de recreo, en muchos casos reformaban la tradicional casa familiar y su entorno más inmediato


En este caso tenemos un hermoso corredor entre cortafuegos elementos muy bien estudiados por Florencia CosoArias, Miguel Cores Ramsaud y Matilde Zarracina Valcárce en El corredor en las casas asturianas:
"El corredor se desarrolla a lo largo de toda la fachada principal de la casa, cerrándose sus laterales por la prolongación de los muros piñones, en los que encajan o apoyan las carreras sustentantes de aquél. Estos muros, denominados cortafuegos, protegen lateralmente del viento y de la lluvia tanto el zaguán como el corredor. Se consigue con esta composición una lectura similar a la que proporciona el corredor sobre machones; en ambos casos toda la fachada es un espacio de transición entre el exterior y el interior. 

(...) En el tercio N.E. de Asturias, zona en la que se da un tratamiento muy cuidado a los elementos de madera y piedra, los muros cortafuegos, de sillería bien labrada, avanzan a la altura del primer piso sobre ménsulas molduradas en cuarto de bocel, caveto, gola o talón, adornadas frecuentemente con medias bolas. Este recrecido permite amparar lateralmente el gran fondo que los corredor es alcanzan en el área, en la que adquieren gran importancia como espacios de servicio que complementan o suplen algunas funciones del hórreo, construcción escasa en esta zona. Los amplios aleros de madera que cubren el corredor, los capiteles zapata de los pies derechos, las balaustradas y los rodapiés se tallan con profusión de motivos geométricos, vegetales, de ovas, etc."

Otra fila de viejas casas restauradas y haciendo calle delatan el antiguo tránsito del Camino Real de la Costa


Y a la izquierda ya llegamos a la Quinta Las Palmeras, otra de las obras del gran urbanizador de Colombres Manuel Posada Noriega para los Escalante, de 1890, hermanos emigrantes a Cuba: Ana María, Manuel, Francisco, Víctor, Perfecta, José y Eduardo, hijos de Rafael Sánchez Caso, de Colombres, y de Teresa Escalante Valle, del cercano pueblo de Noriega


Los Escalante hicieron fortuna en Cuba con textiles, asentándose en Santiago de Cuba con la empresa La Fortuna, y a su regreso construyeron sus casas contando con Posada Noriega para sus proyectos de vivienda. En el blog Casonas Asturianas lo explican bien:
"Es uno de los clanes más representativos de Colombres: Ana María, Manuel, Francisco, Víctor, Perfecta, José y Eduardo, los siete hijos del matrimonio formado por Rafael Sánchez Caso, vecino de Colombres, y Teresa Escalante Valle, natural de Noriega. Los Sánchez Escalante pasaron por La Habana al amparo de comerciantes amigos de la familia, establecidos en el ramo textil, y terminaron ubicándose en Santiago de Cuba, como importadores de telas bajo el nombre comercial de La Fortuna"

Perfecta hizo construir esta mansión, llamada también El Hórreo, mientras Francisco encargaba la de Los Leones o Villa Ignacia, que acabamos de ver, Víctor reformaba la casa familiar (La Casa del Abuelo), Eduardo mandó hacer la Casa Roja o Villa Teresa, nombre de su esposa y sobrina carnal, pues era hija de su hermana Ana María


Asomados al portón de rejería admiramos esta hermosa percepción lineal de perspectiva, con el camino de acceso hacia la casa, todo recto y con las enormes palmeras a los lados. En Patrimonio Indiano Pablo Cueto y Marisol López cuentan así:
"Las Palmeras”, uno de los ajardinamientos más notables de todo el patrimonio indiano. Si en Asturias era frecuente que estas entradas estuvieran flanqueadas por plátanos, en este caso, los propietarios plantaron una gran avenida de palmeras que conduce hasta la casa"

La casa sólo la vemos parcialmente y a cierta distancia, está dedicada en nuestros días al turismo. Los Escalante como los Noriega o los Posada son sucesores de linajudas estirpes radicadas en Colombres y Ribadeva prácticamente desde que en el siglo XVI hay cierta abundancia documental sobre esta zona. Si bien al ser familias numerosas muchos hermanos decidieron emigrar y no romper en demasía la herencia familiar, no parecen haber sido estirpes especialmente pobres sino más bien siempre en puestos de importancia, algunos incluso en la corte, lo que revela que el escapar de la miseria no fue lo que motivó a muchos indianos, sino hacer negocios para una vida mejor, dejar el extremadamente sufrido trabajo del campo, escapar del servicio militar de varios años, etc.  


Dejamos Las Palmeras pero, pasando El Robledo ya vemos otras en lontananza: hacia ellas vamos, pues encontraremos otra casona de indianos: la Quinta Buenavista


Largos muros blancos con tejadillo a dos aguas cierras fincas arboladas con estupendos jardines 


Pasando el portón, ya asoma, ante dos altas palmeras, la Quinta Bellavista, que viene a continuación, En el blog de Elia Carro Eliacarrostyle,  hallamos esta hermosa entrada: Si tu casa no tiene palmera no es indiana, que viene muy apropiadamente a esta nuestra caminata por Colombres:
"Son impresionantes, lujosas pero no discretas, tenían como fin hacer  que dijesen bien claro que habían triunfado sus dueños. Son las casas indianas.(Los propietarios habían hecho las Américas y habían vuelto con las manos llenas). 
Tienen todas un parecido asombroso, características comunes como grandes balconadas en madera, pequeñas o grandes torres, que se basan en la arquitectura que dejaron en su tierra natal, y todas ellas en sus jardines , una o varias palmeras. 
Me recorrí algunos pueblos donde había gran número de estas casas en Asturias y acabé pensando, por qué todas tenían esa palmera en sus jardines. 
¿Era una característica para distinguirse o porque les recordaba a la tierra, al pasado ,que habían dejado atrás? 
Quizás por las dos cosas. Puede ser banal pero todos ponemos en nuestro “jardín” algo que nos distinga, para bien o para mal"


Y en Viajeros 3.0, en Colombres, un recorrido por las raíces indianas de Asturias, destacamos esta reflexión:
"Hoy en día son innumerables las poblaciones asturianas en las que podemos descubrir estas raíces indianas como son LlanesCangas de Onís, Ribadesella, Luarca o Navia, entre otras muchísimas. Pero en Colombres la transformación fue radical. Dicen que no hay ningún vecino que no tenga familia en México o Argentina. La que no era más que una pequeña aldea rural se convirtió en una población moderna, elegante y colorista. Una gran inyección de dinero americano a la que el Colombres de la actualidad se lo debe todo"

La Quinta Buenavista, es obra atribuida también a Manuel Posada Herrera para otro de aquellos míticos indianos de antaño como fue para Luis Caso Rodríguez, emigrante a Cuba, que además a su regreso llegó a ser alcalde de Ribadedeva. No fue el único que tuvo ambiciones políticas y llegó a ese cargo a su regreso a América. En este concejo ya lo había sido Íñigo Noriega Mendoza, cuya quinta, La Casona, veíamos en la entrada de blog correspondiente a la Plaza Manuel Ibáñez Posada


Conserva la mansión su fachada original, con buen mirador y balcón. En el año 2014 se recuperaron también sus colores primigenios, blanco y granate. Se dice que es la única casa de indianos habitada en Colombres todo el año, por Juan José Caso, nieto del fundador, quien se ha hecho también con la propiedad de Las Palmeras


Dispone de gran jardín y finca con hórreo. En las columnas del portón sendos jarrones decorativos de piedra


Y aquí, en la artística rejería, la fecha de construcción, año 1899, y una estrella de seis puntas en lo alto


En La huella que marca Colombres, Andrea Inguanzo plasma una buena descripción de la quinta cuando glosa para El Comercio cómo se recibió en Colombres la certificación de Bien de Interés Cultural para la población:
"Es la única casona indiana de Colombres que se encuentra habitada durante todo el año, algo que quizás también influya en que su estado de conservación exquisito. La Quinta Buenavista se encuentra franqueada por dos grandes palmeras. Respetando su esencia inicial, el pasado año volvía a sus colores originales, el blanco y el granate. Luis Caso Rodríguez levantó en 1899 esta ilustre mansión que hoy conserva y cuida como su principal tesoro uno de sus nietos, Juan José Caso, que hace varios años también se hizo con la propiedad de la casa de Las Palmeras, otro icono colonial que se levanta al final de un largo pasillo de 18 de estos árboles, «único en Asturias», y que fue propiedad también de los Sánchez Escalante.

Caso recibió la noticia de la certificación autonómica de forma positiva. «Confío en que vaya a ser algo beneficioso para Colombres y para toda Ribadedeva», declara. Él, que también vivió en sus propias carnes aquello de la emigración, residiendo durante décadas en Caracas, ha tenido que salvar grandes dificultades en esta mansión. En el año 1979 un cortocircuito provocado por la caída de un rayo incendió la construcción, un suceso en el que hubo, sobre todo, «grandes pérdidas sentimentales». A pesar de haber ardido la práctica totalidad de los muebles originales, la Quinta Buenavista conserva sus fachadas originales. En ellas destacan dos centenarios jarrones de piedra, un amplio mirador y un balcón. La casona está rodeada de un extenso jardín y desde hace unos años cuenta con uno de los pocos hórreos del municipio.

En el interior, son abundantes los cuadros de grandes dimensiones en el transcurso de los dos tramos de escalera, donde destaca sobre manera la presencia de la madera en suelos y paredes. Para Juan José Caso otra parte positiva de la protección es perpetuar estas casas y todo lo que significan. Y es que, reflexiona, «ya quedan pocas en manos de sus dueños originales»


Dejando la Quinta Buenavista, continuamos avanzando valle adelante entre los muros que cierras las fincas


La zona constituye lo que ahora se llamaría urbanísticamente algo así como espacio residencial de baja densidad o similar


Casas tradicionales reformadas y rehabilitadas, esta primera con una buena corralada de acceso, con portón y tejadillo a dos aguas


A la derecha un pequeño jardín abierto y una cruz, La Cruz de Badalán, otra de las viejas cruces camineras de Colombres


Y a sus pies, bajo una planta de este jardín, la concha jacobea con su correspondiente flecha direccional


En contra de lo que pueda pensarse popularmente, las conchas del Camino jalonan su recorrido pero no necesariamente marcan su dirección. Lo correcto mara ello es que vayan acompañadas de una flecha, según leemos en las recomendaciones de señalización publicadas por el Consejo Jacobeo:
"El emblema de la concha se creó con la intención de identificar un símbolo con el Camino de Santiago. En su origen, tiene un significado orientativo, de posición, no necesariamente direccional. Representa la convergencia de rutas que desde distintos lugares conducen a un punto, siempre en el oeste. No se creó, por tanto, como indicador de dirección, sino como símbolo del Camino, si bien podría ser usada con ambos fines (posición y dirección) en casos puntuales, como en el entorno de bienes declarados por su interés cultural o en conjuntos históricos, donde se podrá sustituir el cartel indicador por una concha en suelo, a fin de minimizar el impacto de la cartelería. 

El Consejo Jacobeo recomienda que el emblema de la concha se utilice como símbolo identificativo del Camino de Santiago y aconseja que su representación, proporciones y colores, así como su utilización, se ajusten a las indicaciones contenidas en el Manual de Uso publicado por el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo en 1989. 

Es aconsejable que este símbolo aparezca junto con la flecha amarilla, que indica la dirección, en aquellos soportes que así lo permitan"

La base o pedestal de la cruz tiene unas escalerillas. No parecen apreciarse inscripciones

Pero a la derecha hay una pequeña placa en una pared que nos ofrece una información interesante

En ella se nos dice que D. Julio Caso Duchent recuperó esta cruz y mantuvo este lugar a lo largo del tiempo


Y así, desde La Cruz de Badalán continuamos camino por este barrio alto y residencial al oeste de la villa de Colombres, prácticamente ya en las afueras 


A la derecha, un tramo de acera al lado de esta tapia con tejadillo


De Badalán vamos pasando a La Rebollada, siguiendo, a partir de la siguiente bifurcación, el camino de este nombre


Para ello en la bifurcación seguiremos a la derecha, entre más quintas y chalets con terreno


Avanzamos por la acera y todo recto hasta la siguiente curva, donde cruzaremos la calzada para salir de Colombres, la Villa Indiana por excelencia. M Cruz Morales, en la guía Ribadedeva. La Huella Indiana lo explica de esta manera:
"El concejo de Ribadedeva y la villa de Colombres en particular, son un magnífico ejemplo de una historia cercana, que se repite en toda la cornisa cantábrica: el fenómeno de la emigración de muchos jóvenes que buscaban fortuna y huían al mismo tiempo del hambre y del servicio militar obligatorio. Sus países de destino fueron casi siempre México y Cuba. 

Cuando lograron el triunfo y la riqueza no olvidaron sus raíces. Durante los años de trabajo y exilio, cultivaron la nostalgia y el sueño de retirarse como rentistas. Este sueño incluía el construirse una buena residencia en la patria chica. Y cuando llegó el momento de llevarlo a cabo, dejaron un testimonio visible de su nueva condición de hombres ricos. 

Así, enviaron grandes sumas de dinero para construir las casas y también para mejorar los pueblos y las necesidades de sus vecinos y parientes. Ellos pagaron las traídas de agua a las escuelas, las carreteras o los cementerios. En Colombres transformaron radicalmente la pequeña aldea rural en una villa moderna, con una arquitectura, llamativa, colorista y exótica. Su buena conservación y la calidad de los edificios, están completadas por la circunstancia de que los principales referentes urbanísticos de la villa, como son la Plaza, la Casa Consistorial y la iglesia, también se deben al dinero americano"

Y sería a finales del siglo XIX y principios del XX cuando Ribadedeva logró el mayor auge económico que se había conocido en su historia, transformándosela población:
"En Colombres se hizo la urbanización de las calles. Llegó el alumbrado público, el ferrocarril y las carreteras, a uno niveles que en aquellas fechas no tenían otras ciudades mucho más importantes. 

En estas tierras limítrofes entre Cantabria y Asturias, se dejó sentir sobre todo la influencia de Santander. Por su puerto embarcaban los emigrantes casi adolescentes y regresaban viejos y cansados, también de allí llegaron los principales arquitectos y constructores llamados por la clientela indiana. 

El conjunto patrimonial de Colombres, uno de los más interesantes de todo fenómeno de la Arquitectura de Indianos, justificó que en una de estas mansiones, la Quinta Guadalupe, se creara en 1987 la Fundación Archivo de Indianos y Museo de la Emigración, que trabajaba para conservar y exponer la memoria histórica y las creaciones de las sucesivas generaciones de emigrantes" 

Conjunto patrimonial de Colombres del que ya vamos a salir, cruzando esta calle a la izquierda a la altura de estos chalets


Y a la izquierda tomaremos este camino que da vista a otra creación de los indianos el antiguo Asilo de Colombres, fundado en 1907 y actualmente Fundación Ulpiano Cuervo, nombre del indiano que lo auspició


En el decreto por el que se declara Bien de Interés a Colombres se deja muy claro que las fundaciones indianas de la villa abarcaron este y otros servicios y obras públicos:
"Colombres es una de las localidades asturianas donde más impronta ha dejado el fenómeno de los indianos. Destaca esta villa no sólo por la cantidad y calidad de viviendas y residencias debidas a los capitales indianos, sino también por un conjunto excepcional de equipamientos públicos promovido directamente por los emigrados a América. Ese conjunto está integrado por elementos tales como la plaza central de la localidad (dedicada a uno de los grandes benefactores de Colombres, Manuel Ibáñez Posada), el Ayuntamiento, el Hospital asilo Ulpiano Cuervo o la propia red de abastecimiento de aguas, puesta en funcionamiento en 1892 y que permitió a Colombres (villa con apenas 700 habitantes en 1900) contar con un servicio del que en aquel momento sólo disponían algunos núcleos urbanos asturianos"

Los edificios de la residencia están rodeados de un buen terreno con árboles ornamentales y jardines, como cualquier quita indiana: nosotros aquí dejamos el asfalto para tomar la senda terrera que baja a la derecha, bajo alguno de estos árboles


Hemos de estar atentos a las flechas amarillas en los postes telefónicos de hormigón a la derecha del portón


También veremos el monolito o mojón jacobeo que nos indica bajar por este, el antiguo camino real, dejando de esta manera el casco urbano


Y así, viendo los edificios de la Fundación Ulpiano Cuervo y caminando al lado del muro que cierra su finca, bajamos por este precioso camino que de Colombres nos llevará a El Peral, camino de La Franca


Un poco más allá, y también grandes y blancas, las casas del Cuartel de la Guardia Civil


Un soberbio roble se yergue sobre el Camino, desde el que se contempla un buen paisaje


A la derecha el valle del río La Salcea con la Rasa de Pimiango que lo separa del mar


Abajo la carretera RD-2, que comunica Colombres con El Peral y la N-634 por El Cierrucu y Linde


En lo alto de La Rasa, en La Ería, Pimiango, pueblo antaño de artesanos zapateros ambulantes, oficio desaparecido con la Guerra Civil pero que marcó su devenir histórico. De los zapateros de Pimiango hemos hablado ampliamente, así como de alguna de las fundaciones indianas del lugar, en las entradas de blog correspondientes a Bustio y a la entrada de Colombres, los tramos anteriores del Camino Norte


Solamente añadir que existe cierta controversia en cuanto a dónde se alojó realmente Carlos I cuando anduvo por estas tierras, pues según algunos no sería en Colombres población sino en el palacio de la Casa de los Colombres de Pimiango. Esto plantea por ejemplo Ramón Avello Luis Sevilla en Ribadedeva, tierra de límites, que publica El Comercio el 19-6-2010:
"Se puede decir que Colombres entra en la historia de la mano de Laurent Vital, el cronista que acompañó al Emperador Carlos I, en 1517, en su viaje desde Villaviciosa hacia Santander y Castilla. El 28 de septiembre, los ilustres viajeros llegaron en un día soleado a «un pueblecito o aldea llamada Colombres». 
Cronistas locales comentan que en realidad, Carlos V pernoctó en la Casa Fuerte de los Colombres, que está en Pimiango. Lo que no hay duda es que el Emperador pasó por el concejo y por Colombres. Vital describe con detalle una animada danza de ronda, en honor a la comitiva, dirigida por una «capitana danzadera», que por los esfuerzos «bien sé que su nariz goteaba a veces, pero ella se limpiaba con el moquero y creo que más bien fuese sudor y no destilaciones procedentes del enfriamiento»


Con quintas, añejas casonas rurales y buena arquitectura popular, Pimiango se divisa desde bastantes kilómetros a la redonda, dada su elevada situación, tanto respecto al mar como a la tierra. Una de las construcciones que mejor se distinguen en la distancia es el antiguo depósito de agua, otra creación indiana, en concreto de Ángel Noriega


También destaca la gran torre-campanario dela iglesia parroquial de San Roque, del siglo XVII y con reformas posteriores, donde se guarda, y para eso se habilitó su antigua capilla de San Antonio, la imagen románica dela Virgen de Tina, procedente del antiguo monasterio de este nombre


La Sierra de Tina se prolonga hacia el este, ese era el solar del antiguo monasterio, hoy consolidadas ruinas, de Santa María, cerca de la cueva prehistórica de El Pindal y de la capilla y cabo de Santu Medé o San Emeterio. Un camino costanero, posiblemente también empleado por peregrinos, pasaba la Ría de Tinamayor por su bocana hacia el embarcadero de Puertu Chicu y subía al convento, donde habría algún piadoso servicio de acogida a los romeros, y continuaba por toda La Rasa de Pimiango hacia el oeste. Se perciben en todo ello reminiscencias de cultos paganos cristianizados, pues ya en la Cueva del Pindal, con sus pinturas de bisontes y mamuts, se denota es más un santuario rupestre que una gruta habitada. Las leyendas populares hablan de unos seres mitológicos, las injanas, de pelo largo y largos pechos que tenían que echarse a la espalda, que salían al bosque o al mar colgándose del pelo unas de otras


Y ahora, pasado el frondoso árbol, que proyecta buena sombra sobre el Camino, especialmente agradecida y fresca en las jornadas estivales de intenso sol, un nuevo paisaje se extiende ante nosotros


El Peral, que extiende buena parte de sus casas a lo largo dela carretera N-634, una auténtica avenida de fondas, hoteles y casas de comidas que se extiende hasta La Franca y su playa


A la derecha, la Sierra Plana de Pimiango (Rasa de Pimiango, Sierra de Tina), es una continuidad de la Sierra Plana de la Borbolla, que vemos a la izquierda, separadas por el estrecho valle del Ríu Cabra, que desemboca en la Playa de La Franca haciendo de frontera entre Ribadedeva y Llanes, concejo al que entraremos por Santiuste, en ruta a Buelna y Pendueles


Entre El Peral y La Franca está El Bau, con su ermita del Santísimo Cristo, de gran tradición romera y camino de peregrinaciones, construida en 1709 sobre otra mucho más antigua 


El Peral, El Bau, La Franca y Santiuste serán pues las siguientes poblaciones camineras que hallaremos en el inmediato tramo del Camino Norte en Asturias, cuando de Ribadedeva pasemos a Llanes, avanzando por la costa oriental asturiana



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