Colombres: Plaza de Manuel Ibáñez Posada: El Camino pasa a su derecha |
El Camino Norte de Santiago, en sus primerísimos metros por tierras asturianas, ha llegado a Colombres, capital del concejo de Ribadedeva, el más oriental de Asturias por la costa, pasando por el centro y corazón de esta villa en la Plaza de Manuel Ibáñez Posada, donde se encuentra el Ayuntamiento y el monumento dedicado al indiano que lleva su nombre y auspició sus obras, las de esta plaza y prácticamente la ordenación urbana de la población actual, creada puede decirse por los indianos entre los siglos XIX y XX sobre lo que fue una pequeña aldea que no pareció impresionar mucho impresionar a Laurent Vital, cronista del séquito de Carlos I cuando pasó por aquí en 1517, pese a su caloroso recibimiento y que aún en 1791 hacía lamentarse a Jovellanos por el estado de su viejo camino
Hasta la vieja iglesia parroquial de Santa María de Colombres, al otro lado de la plaza, fue considerablemente reformada y ampliada a finales del siglo XIX por iniciativa de los indianos. A su izquierda baja el Camino y a su derecha se entra en la fastuosa Quinta Guadalupe, que hemos visitado en la entrada de blog correspondiente al tramo anterior, cuando entrábamos a Colombres por El Cantu y la calle Lamadrid
La quinta, la iglesia, el Ayuntamiento, la plaza y otros lugares pueden visitarse dada su inmediatez al trazado del camino, el antiguo camino real costero que fue cayendo en desuso salvo como vía pecuaria, al ir abriéndose ahora, recuperándose ahora el itinerario histórico pues era también empleado por los peregrinos de este trayecto jacobita litoral
"Bajo una carpa de 400 metros cuadrados y convocados por la Asociación Ribadedeva Cultura y Naturaleza, en colaboración con el Ayuntamiento de Ribadedeva, dos decenas de comerciantes de muy diferentes sectores y agricultores de las dos orillas del Deva se instalaban ayer en la plaza de Manuel Ibáñez, en Colombres, para participar en el II Mercáu d'Avientu. Los clientes se contaron por centenares.
El audaz Juan Ignacio Castaño, presidente de Ribadedeva Cultura y Naturaleza, matizó que todos los vendedores pertenecían «a pueblos de la zona» y como fines del mercado señaló la posibilidad de «ofertar al ciudadano estupendos productos elaborados a la puerta de casa y generar recursos para artesanos, fabricantes y comerciantes locales».
Desde el barrio de La Sorropia acudió Víctor Álvarez González 'Vitorín' y tuvo el santo de cara. Elaboró 40 kilos de picadillo y a mediodía había «agotado el producto». Y «de los 70 kilos de miel de brezo que traje, vendí 54». Desde Llanes acudieron los hermanos Jorge y María Noriega, de las confiterías Ortegal y El Fito, con «diferentes variedades de turrón, mazapanes, bombones y polvorones». Explicaron que habían pasado una mañana «muy animada y con ventas importantes». Irene Gutiérrez, nacida en Celorio y residente en Colombres desde hace 12 años, se presentó con «turrones y mazapanes rellenos» y calificó el mercado de «muy interesante, se vende bien y además nos sirve para adelantar la compra de los regalos de Navidad y como punto de encuentro con gente de la zona».
Mechu Díaz, «una atrevida frente a la crisis», ya que se convertía en empresaria hace una semana al abrir un negocio que se llama 'Mercería La Chispa', aprovechó el mercado para presentarse a sus vecinos con un amplio surtido. Al igual que Maje Vargas, de 'La Tiendina de Abajo', que llegó con una amplia oferta de herramientas agrícolas.
Inés Riego de 'La Huerta de Inés' traía sus afamadas «pastas de Ribadedeva» y con ella estaba Carolina Entrecanales, llegada desde Labarces, una mujer que vende por Cantabria «leche pasterizada de vaca directamente al consumidor a través de máquinas expendedoras». Las mujeres de la comisión de fiestas de la Virgen de las Angustias vendían «borona preñada, tartas, rosquillas, turrón y mazapán».
"La emigración americana es la que le ha dado su carácter semiurbano. Villa pequeña, de palacios, plazas y edificios públicos de empaque. Elementos tangibles que atraen a los que perciben la excelencia y el buen pasar y sobre los que se apoyan nuevas actividades turísticas, terciarias y residenciales, que le han permitido, contra pronóstico y contra la evolución de otros, aumentar su población en el nuevo siglo, invirtiendo la declinante tendencia anterior, que tocó fondo hace veinte años y hoy aproxima a la villa a los mil residentes empadronados, en un concejo que no alcanza los dos mil. El conjunto de la parroquia ha conseguido ganar algunos residentes en el siglo actual, acercándose a los 1.400. El núcleo de mayor crecimiento es la propia villa, que está dando paso a la formación de una pequeña urbe con funciones de primera y segunda residencia y plataforma de actividades terciarias y turísticas, al tiempo que es el centro administrativo de un concejo cuya economía crece y se diversifica.
¿Cuál es el secreto de este cambio de tendencia en un concejo de dimensión limitada? Las razones hay que buscarlas en una apuesta firme por la actividad turística, por la diversificación y por el mantenimiento de la actividad ganadera. Un mejor aprovechamiento de los recursos existentes, que incluyen un magnífico paisaje costero, y un patrimonio cultural de primer orden, no demasiado conocido aún. Patrimonio unido a los emigrantes de éxito, a los indianos que nunca olvidaron su origen y la mejora de la vida de sus paisanos. A las legendarias biografías de los Noriega. A la dedicación abnegada de Manuel Ibáñez, primer conde de Ribadedeva, y de su hermano Luis, impulsores entre otras muchas iniciativas del Banco Nacional de México o del Hispanoamericano"
"Es Colombres un paisaje urbano magnífico para incrementar la función residencial, bien conectada (cuando se termine la autovía), situada en un eje de relación que aspira al primer nivel peninsular, aunque parte de un importante retraso comparativo. El impulso turístico ha elevado el empleo terciario, dominante en la villa y en el conjunto municipal; también el de la construcción. El crecimiento turístico se refleja en una de las mayores ofertas de alojamiento y restauración de la región, en relación con la población residente. El empleo industrial, antaño vinculado al sector lácteo, es hoy menor, a pesar de contar con uno de los grandes ejes viales interregionales y de las posibilidades de habilitar suelo empresarial, algo que la villa debe afrontar en el entorno de la N-634, poniendo un poco de orden en la actual situación. Debe apostar aún más por el turismo y la función residencial y por la diversificación de actividades, profundizando en la recuperación del patrimonio cultural, algo de lo que Colombres puede presumir"
"Los 844 habitantes que contaba la villa al final de 2009 son el destello de un repunte sostenido, con muy leves descansos, desde que la década partió en 2001 con 807 personas. La capital de Ribadedeva, lo primero y lo último que se ve de Asturias por el Este, tenía en el arranque del siglo pasado casi cien pobladores menos que hoy y en parte conserva de aquel tiempo el aire burgués que en 1900 respiró el médico y escritor Rafael Sarandeses, autor de una monografía sobre el concejo.
Ya era aquel Colombres, según dejó escrito Sarandeses, «un pueblo a la moderna», un sitio «con buenas calles y plazas, excelente caserío, magníficas consistoriales, hermosa iglesia, excelente cementerio, abundante agua y espléndido alumbrado público». La modernidad ya no es eso, pero lo que queda de lo que fue moderno permanece ahí, con cierto magnetismo intacto, pero con más de una necesidad de no convertir para siempre a Colombres en un museo de la emigración y una villa residencial a tiempo parcial. Los vestigios de ese esplendor resisten en muy buenas condiciones a lo largo de un territorio salpicado de notables muestras de arquitectura indiana..."
"Sobre la antigüedad de esta ruta se escribieron hipótesis diversas. ¿Existió una antigua calzada romana por la costa, la Vía marítima de Agripa, desde Irún (Ossaron) a La Coruña (Brigantium)? Los medievalistas más solventes, como Juan Uría, cuestionan esta calzada. El Camino de la Costa no nacería como superposición a esta vía romana, sino en una etapa posterior, con la creación de las 'polas' medievales, a partir del siglo XII. Sería una vía de peregrinación secundaria, menos frecuentada por los peregrinos a Santiago, imprecisa en su trazado y de una cronología más reciente (...)
El peregrino que viene de Cantabria por la costa, debería cruzar el Deva. Todavía a mediados del siglo XIX, este paso se hacía en barca. En el verano de 1866, Juan de Llano Ponte describe así el cruce del Deva: «En una especie de sandalia romana que en Asturias llaman chalana, tosca embarcación aún para alimentar la navegación fluvial, con el lodo hasta las rodillas y en una atmósfera ponzoñosa que el limo de su cegado lecho producía, pasamos al fin». Se podía cruzar el río por tres lugares: el más frecuente, por el 'Pozo del Ángel', a unos doscientos metros al sur del puente de hormigón que une Unquera con Bustio; otro lugar sería más al norte, hacia la desembocadura de la ría de Tinamayor y, finalmente, más al interior, había un servicio de barca, en Vilde.
Ya en Asturias, el peregrino tomaba a la salida de Bustio la cuesta del Canto. «Fatigosa bajada», escribió Jovellanos que la recorrió en sentido inverso. Pues más dura será la subida (...)
Se puede decir que Colombres entra en la historia de la mano de Laurent Vital, el cronista que acompañó al Emperador Carlos I, en 1517, en su viaje desde Villaviciosa hacia Santander y Castilla. El 28 de septiembre, los ilustres viajeros llegaron en un día soleado a «un pueblecito o aldea llamada Colombres».
Cronistas locales comentan que en realidad, Carlos V pernoctó en la Casa Fuerte de los Colombres, que está en Pimiango. Lo que no hay duda es que el Emperador pasó por el concejo y por Colombres. Vital describe con detalle una animada danza de ronda, en honor a la comitiva, dirigida por una «capitana danzadera», que por los esfuerzos «bien sé que su nariz goteaba a veces, pero ella se limpiaba con el moquero y creo que más bien fuese sudor y no destilaciones procedentes del enfriamiento». De pueblecito o aldea, Colombres pasó a ser una villa moderna por gracia y obra de los indianos. Manuel Ibáñez, conde de Ribadeva, Íñigo Noriega Mendoza e Íñigo Noriega Lasso fueron algunos de los más relevantes..."
"Los hermanos Ibáñez fueron unos de los mayores empresarios de la emigración a México. Sus negocios fueron básicamente de algodón y textiles y sus barcos llegaban de América a Barcelona y a Liverpool. Para edificar una gran casa, Manuel Ibáñez Posada, encargó el proyecto al maestro de francés Brudard. El contratista fue el maestro local Manuel Posada Noriega, un joven que comenzaba su andadura y al que se le deben muchas de las casas de indianos del momento"
La parte posterior no es precisamente la más significativa, a no ser por sus jardines, pero su historia sí lo es. Esto es lo que nos cuentan en Patrimonio Indiano, de Pablo Cueto Parcero y coordinado por Marisa López Diz:
"La familia Ibáñez a pesar de contar ya con una casa en el lugar desecharon la idea de remodelarla por carecer de las condiciones necesarias a las que pretendían respondiese su hogar. Todavía residiendo en México, comenzaron los trámites para su edificación mediante la actuación de su amigo Francisco Sánchez, también emigrante y propietario, para adquirirle la propiedad llamada Llosa de las Rabucas, que se situaba en un alto en la parte norte del pueblo. En 1887, al poco tiempo de hallarse en Madrid Manuel Ibáñez Posada, todavía existían diferencias económicas que les impedían concretar la adquisición definitiva del terreno en el que emplazaría la construcción. Solucionados estos problemas, comenzó la construcción.
El palacete que llevó el nombre de las Raucas - también conocida como las Rabucas- fue encargado al maestro de obras francés Brudard, del que apenas se tienen noticias pero posiblemente fuese un encargo realizado en Madrid o bien en París por el propio Conde a través de sus contactos comerciales o por sus visitas de negocios"
"Formada por yuxtaposición de tres cuerpos de edificación sin aparente unidad formal y en cierto modo relacionada con la llamada “El Cantu”, con la que veremos que comparte muchos elementos. A la derecha es un simple volumen prismático, rematado en terraza. En su frente se abrió un balcón con una cabeza de león colocada sobre el dintel y pretexto para el nombre de “Los Leones”. El cuerpo de la izquierda, de planta poligonal, está abierto a la calle principal con un mirador de madera y cristal de tres lados y cubierto con una exótica cúpula de cincData de hacia 1920 y se utilizaron en su construcción materiales baratos, como son los muros de fábrica enlucidos, y decoraciones de piedra artificial. Es un típico proyecto de maestro de obras, realizado en origen para el médico Francisco Sánchez Noriega, y plasma un resultado un tanto ingenuo, una adaptación popular y tosca de temas de la arquitectura de autor"
"Respecto a la información que se puede encontrar sobre la edificación, cabe decir que resulta contraproducente que, en diversas fuentes, se mencione erróneamente que fue construida en el año 1920 para el médico Francisco Sánchez Noriega. Y ese dato del año 1920 no aparece en una fuente aislada, sino en muchas repartidas por el largo espacio que ocupa Internet"
"Un pijama a rayas azules, una gabardina y en el maletín un poco de leche condensada por si un niño se hacía el enfermo. Ésa era la 'bata blanca' de don Paco, la carta de presentación de un médico que trabajó sin descanso durante 45 años de su vida en su tierra natal para velar por la salud de pobres y ricos.
Multitud de personas recordaban de esta forma ayer al fallecido doctor Francisco Sánchez Noriega desde el Archivo de Indianos de Colombres, donde acudieron cerca de una veintena de familiares para recoger el II Premio Ribadedeva. El Ayuntamiento y el foro de asociaciones, este último integrado por distintos colectivos sociales, culturales y deportivos del concejo, decidió otorgar a título póstumo este galardón «por su labor incansable y desinteresada a lo largo de sus 45 años como médico libre de los pueblos de Ribadedeva».
Y es que, tal y como lo rememoraban durante el acto su sobrina, María Teresa Sánchez; la secretaria del jurado, Lydia Martínez; y el alcalde de Ribadedeva, Alejandro Reimóndez; don Paco era una «oenegé viviente» y una «gran persona» que no cobraba a aquellas familias que se encontraban en una difícil situación económica. «Nos sentimos muy orgullosos de recoger este premio y estamos muy sorprendidos de que le sigamos recordando 40 años después de su fallecimiento», señaló María Teresa Sánchez.
Nacido en Colombres el 22 de diciembre de 1899, Francisco Sánchez Noriega entró con sólo 9 años en el internado del Colegio de Cóbreles y con 11 años ingresa en el Colegio de la Encarnación de Llanes. Después, estudia en las universidades de Valladolid y Madrid, donde con 21 años obtiene el doctorado de Medicina"
"A esa edad, regresa a Colombres y en 1920 se instala como médico libre en Ribadedeva hasta su muerte el 28 de marzo de 1966. Sin embargo, tal y como ayer lo recordaban, Francisco Sánchez Noriega era, ante todo, una persona que «no dudaba en salir de casa en plena noche» ante un parto complicado o cuando cualquier vecino se ponía enfermo.
«Su frase más habitual era 'la carrera de medicina nunca se acaba' y cuando le hablaban de un descanso o unas vacaciones, con la serenidad que tanto le caracterizaba decía muy indignado '¿No veis que no puedo!'», señaló la secretaria del jurado.
Fruto de ese esfuerzo, el concejo no sólo le concede ahora el galardón que lleva el nombre del municipio, sino que ya cuenta con un busto y una calle en Colombres en su nombre. Además, Reimóndez también anunció ayer que Sánchez Noriega «tendrá su sitio en el museo sobre la historia y la arquitectura indiana de Colombres».
El Premio Ribadedeva nació el año pasado para reconocer a aquella persona o colectivo que haya destacado por la defensa de los valores sociales, culturales o medioambientales del municipio. Tras recaer en 2005 en las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, el galardón distingue ahora a una persona para la que «su vida fue siempre el bienestar de Ribadedeva», según indicó su sobrina"
Si nos acercamos descubriremos abajo a la derecha la base de piedra de lo que era una antigua lavadora...
Base por la que bajaba el agua del balde de madera con ropa para lavar que se colocaba encima. Aquí parece haberse aprovechado como elemento decorativo, empotrada en el muro
"Colombres es pequeña villa marina del actual confín oriental asturiano. Antes fue bisagra en el estrecho paso costero entre las Asturias de Oviedo y las de Santillana, como cabeza del Real Valle de Ribadedeva. Vista así es villa cantábrica central, cuya identidad asturiana da diversidad al país. Decir país cantábrico es decir mar de «homes de ferro» y montaña agreste y caliar, y entre ambos un estrecho corredor plano: la rasa, entre la costa acantilada y las primeras estribaciones de la sierra del Cuera. Esta singular geografía determina la curiosa forma de la villa"
"Es la muesca en el horizonte que te anuncia desde lejos que allí hay una casa de indianos. La palmera es un símbolo de distinción, una llamada, un toque de atención: “aquí está mi casa, he vuelto, y lo he conseguido”.
Es cierto que muchas otras viviendas burguesas de la época incorporaron las palmeras en sus jardines pero, en la imaginería del indiano triunfador, la palmera ocupa el primer lugar, junto al chalé, el lujoso automóvil, el puro habano, y el sombrero panamá.
En el jardín que rodea la mansión, como un pulcro escaparate de sueños cumplidos, es fácil imaginar la figura del indiano, vencido por la fatiga, adormecido a la sombra de la palmera mientras cae la tarde"
"Con la ganadería «en caída libre», Antonio Álvarez Boeta, «Toñito», 83 años y un diminutivo muy bien justificado a pesar de su edad, ya no ve pasar vacas por las calles de la villa ni las huertas que «antes tenía todo el mundo en Colombres», pero tampoco un paisaje de actividad económica y comercial suficiente para completar la transformación urbana. Para que Colombres se dedique por entero al sector servicios, para ser completamente urbanos, «aún nos falta ese punto», remata Manuel Collera. La crisis frenó el optimismo que hace unos años contenía un estudio de la consultora Mer Consulting para el Ayuntamiento de Ribadedeva, pero están a tiempo. Los cimientos están puestos gracias al estallido inmobiliario de los últimos años, pero las nuevas urbanizaciones, a la vista está la del barrio de El Redondo, «han quedado mayoritariamente para segundas residencias». Y eso también sirve... A veces. Es «muy bueno para la vida del pueblo», tercia José Manuel Castro, de la Asociación Juvenil Pumarada, pensando en toda la actividad que por momentos desborda Colombres en verano, aunque en la otra cara de la moneda persistan los largos inviernos en los que «te das cuenta de que somos cuatro y de que para vivir aquí, para los jóvenes, cada vez hay menos salidas».
Y el brillo del verano, cada vez más fugaz. «Se reduce prácticamente al período que va del 20 de julio al 25 de agosto», interviene Asunción Gutiérrez, directora del Coro de Ribadedeva. Pasadas las fiestas, es como si se hiciese un barrido». Colombres revive en Semana Santa y el bar de Calama Hassna bendice el Camino de Santiago y este año santo compostelano que prometen traer por la senda que sube desde Bustio a «madrileños, vascos, extranjeros...». Dejando aparte el verano y los tradicionales períodos de vacaciones, no obstante, la villa se sobresalta también con otros momentos puntuales de lucidez creativa que se han abierto gracias a algunas iniciativas de nacimiento reciente. Los vecinos citan la concentración de motos clásicas que desborda la villa en octubre o la feria indiana que explota cada mes de julio desde hace dos años las potencialidades turísticas del esplendoroso pasado emigrante del Colombres actual. Pero es el turismo todavía un nudo esencial en ese tejido empresarial y comercial que agitaría la vida de la villa. Un nudo sin deshacer. «No hay apenas infraestructura hotelera», alerta Antonio Álvarez. «Para dormir y comer hay problemas»
En este punto hemos de prestar también especial atención al paso de vehículos, pues la calzada se estrecha ente estas casas y forma un pequeño cuello de botella
"El corredor se desarrolla a lo largo de toda la fachada principal de la casa, cerrándose sus laterales por la prolongación de los muros piñones, en los que encajan o apoyan las carreras sustentantes de aquél. Estos muros, denominados cortafuegos, protegen lateralmente del viento y de la lluvia tanto el zaguán como el corredor. Se consigue con esta composición una lectura similar a la que proporciona el corredor sobre machones; en ambos casos toda la fachada es un espacio de transición entre el exterior y el interior.(...) En el tercio N.E. de Asturias, zona en la que se da un tratamiento muy cuidado a los elementos de madera y piedra, los muros cortafuegos, de sillería bien labrada, avanzan a la altura del primer piso sobre ménsulas molduradas en cuarto de bocel, caveto, gola o talón, adornadas frecuentemente con medias bolas. Este recrecido permite amparar lateralmente el gran fondo que los corredor es alcanzan en el área, en la que adquieren gran importancia como espacios de servicio que complementan o suplen algunas funciones del hórreo, construcción escasa en esta zona. Los amplios aleros de madera que cubren el corredor, los capiteles zapata de los pies derechos, las balaustradas y los rodapiés se tallan con profusión de motivos geométricos, vegetales, de ovas, etc."
"Es uno de los clanes más representativos de Colombres: Ana María, Manuel, Francisco, Víctor, Perfecta, José y Eduardo, los siete hijos del matrimonio formado por Rafael Sánchez Caso, vecino de Colombres, y Teresa Escalante Valle, natural de Noriega. Los Sánchez Escalante pasaron por La Habana al amparo de comerciantes amigos de la familia, establecidos en el ramo textil, y terminaron ubicándose en Santiago de Cuba, como importadores de telas bajo el nombre comercial de La Fortuna"
"Las Palmeras”, uno de los ajardinamientos más notables de todo el patrimonio indiano. Si en Asturias era frecuente que estas entradas estuvieran flanqueadas por plátanos, en este caso, los propietarios plantaron una gran avenida de palmeras que conduce hasta la casa"
"Son impresionantes, lujosas pero no discretas, tenían como fin hacer que dijesen bien claro que habían triunfado sus dueños. Son las casas indianas.(Los propietarios habían hecho las Américas y habían vuelto con las manos llenas).
Tienen todas un parecido asombroso, características comunes como grandes balconadas en madera, pequeñas o grandes torres, que se basan en la arquitectura que dejaron en su tierra natal, y todas ellas en sus jardines , una o varias palmeras.
Me recorrí algunos pueblos donde había gran número de estas casas en Asturias y acabé pensando, por qué todas tenían esa palmera en sus jardines.
¿Era una característica para distinguirse o porque les recordaba a la tierra, al pasado ,que habían dejado atrás?
Quizás por las dos cosas. Puede ser banal pero todos ponemos en nuestro “jardín” algo que nos distinga, para bien o para mal"
"Hoy en día son innumerables las poblaciones asturianas en las que podemos descubrir estas raíces indianas como son Llanes, Cangas de Onís, Ribadesella, Luarca o Navia, entre otras muchísimas. Pero en Colombres la transformación fue radical. Dicen que no hay ningún vecino que no tenga familia en México o Argentina. La que no era más que una pequeña aldea rural se convirtió en una población moderna, elegante y colorista. Una gran inyección de dinero americano a la que el Colombres de la actualidad se lo debe todo"
"Es la única casona indiana de Colombres que se encuentra habitada durante todo el año, algo que quizás también influya en que su estado de conservación exquisito. La Quinta Buenavista se encuentra franqueada por dos grandes palmeras. Respetando su esencia inicial, el pasado año volvía a sus colores originales, el blanco y el granate. Luis Caso Rodríguez levantó en 1899 esta ilustre mansión que hoy conserva y cuida como su principal tesoro uno de sus nietos, Juan José Caso, que hace varios años también se hizo con la propiedad de la casa de Las Palmeras, otro icono colonial que se levanta al final de un largo pasillo de 18 de estos árboles, «único en Asturias», y que fue propiedad también de los Sánchez Escalante.Caso recibió la noticia de la certificación autonómica de forma positiva. «Confío en que vaya a ser algo beneficioso para Colombres y para toda Ribadedeva», declara. Él, que también vivió en sus propias carnes aquello de la emigración, residiendo durante décadas en Caracas, ha tenido que salvar grandes dificultades en esta mansión. En el año 1979 un cortocircuito provocado por la caída de un rayo incendió la construcción, un suceso en el que hubo, sobre todo, «grandes pérdidas sentimentales». A pesar de haber ardido la práctica totalidad de los muebles originales, la Quinta Buenavista conserva sus fachadas originales. En ellas destacan dos centenarios jarrones de piedra, un amplio mirador y un balcón. La casona está rodeada de un extenso jardín y desde hace unos años cuenta con uno de los pocos hórreos del municipio.En el interior, son abundantes los cuadros de grandes dimensiones en el transcurso de los dos tramos de escalera, donde destaca sobre manera la presencia de la madera en suelos y paredes. Para Juan José Caso otra parte positiva de la protección es perpetuar estas casas y todo lo que significan. Y es que, reflexiona, «ya quedan pocas en manos de sus dueños originales»
"El emblema de la concha se creó con la intención de identificar un símbolo con el Camino de Santiago. En su origen, tiene un significado orientativo, de posición, no necesariamente direccional. Representa la convergencia de rutas que desde distintos lugares conducen a un punto, siempre en el oeste. No se creó, por tanto, como indicador de dirección, sino como símbolo del Camino, si bien podría ser usada con ambos fines (posición y dirección) en casos puntuales, como en el entorno de bienes declarados por su interés cultural o en conjuntos históricos, donde se podrá sustituir el cartel indicador por una concha en suelo, a fin de minimizar el impacto de la cartelería.El Consejo Jacobeo recomienda que el emblema de la concha se utilice como símbolo identificativo del Camino de Santiago y aconseja que su representación, proporciones y colores, así como su utilización, se ajusten a las indicaciones contenidas en el Manual de Uso publicado por el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo en 1989.Es aconsejable que este símbolo aparezca junto con la flecha amarilla, que indica la dirección, en aquellos soportes que así lo permitan"
La base o pedestal de la cruz tiene unas escalerillas. No parecen apreciarse inscripciones
Pero a la derecha hay una pequeña placa en una pared que nos ofrece una información interesante
En ella se nos dice que D. Julio Caso Duchent recuperó esta cruz y mantuvo este lugar a lo largo del tiempo
"El concejo de Ribadedeva y la villa de Colombres en particular, son un magnífico ejemplo de una historia cercana, que se repite en toda la cornisa cantábrica: el fenómeno de la emigración de muchos jóvenes que buscaban fortuna y huían al mismo tiempo del hambre y del servicio militar obligatorio. Sus países de destino fueron casi siempre México y Cuba.Cuando lograron el triunfo y la riqueza no olvidaron sus raíces. Durante los años de trabajo y exilio, cultivaron la nostalgia y el sueño de retirarse como rentistas. Este sueño incluía el construirse una buena residencia en la patria chica. Y cuando llegó el momento de llevarlo a cabo, dejaron un testimonio visible de su nueva condición de hombres ricos.Así, enviaron grandes sumas de dinero para construir las casas y también para mejorar los pueblos y las necesidades de sus vecinos y parientes. Ellos pagaron las traídas de agua a las escuelas, las carreteras o los cementerios. En Colombres transformaron radicalmente la pequeña aldea rural en una villa moderna, con una arquitectura, llamativa, colorista y exótica. Su buena conservación y la calidad de los edificios, están completadas por la circunstancia de que los principales referentes urbanísticos de la villa, como son la Plaza, la Casa Consistorial y la iglesia, también se deben al dinero americano"
"En Colombres se hizo la urbanización de las calles. Llegó el alumbrado público, el ferrocarril y las carreteras, a uno niveles que en aquellas fechas no tenían otras ciudades mucho más importantes.En estas tierras limítrofes entre Cantabria y Asturias, se dejó sentir sobre todo la influencia de Santander. Por su puerto embarcaban los emigrantes casi adolescentes y regresaban viejos y cansados, también de allí llegaron los principales arquitectos y constructores llamados por la clientela indiana.El conjunto patrimonial de Colombres, uno de los más interesantes de todo fenómeno de la Arquitectura de Indianos, justificó que en una de estas mansiones, la Quinta Guadalupe, se creara en 1987 la Fundación Archivo de Indianos y Museo de la Emigración, que trabajaba para conservar y exponer la memoria histórica y las creaciones de las sucesivas generaciones de emigrantes"
"Colombres es una de las localidades asturianas donde más impronta ha dejado el fenómeno de los indianos. Destaca esta villa no sólo por la cantidad y calidad de viviendas y residencias debidas a los capitales indianos, sino también por un conjunto excepcional de equipamientos públicos promovido directamente por los emigrados a América. Ese conjunto está integrado por elementos tales como la plaza central de la localidad (dedicada a uno de los grandes benefactores de Colombres, Manuel Ibáñez Posada), el Ayuntamiento, el Hospital asilo Ulpiano Cuervo o la propia red de abastecimiento de aguas, puesta en funcionamiento en 1892 y que permitió a Colombres (villa con apenas 700 habitantes en 1900) contar con un servicio del que en aquel momento sólo disponían algunos núcleos urbanos asturianos"
"Se puede decir que Colombres entra en la historia de la mano de Laurent Vital, el cronista que acompañó al Emperador Carlos I, en 1517, en su viaje desde Villaviciosa hacia Santander y Castilla. El 28 de septiembre, los ilustres viajeros llegaron en un día soleado a «un pueblecito o aldea llamada Colombres».
Cronistas locales comentan que en realidad, Carlos V pernoctó en la Casa Fuerte de los Colombres, que está en Pimiango. Lo que no hay duda es que el Emperador pasó por el concejo y por Colombres. Vital describe con detalle una animada danza de ronda, en honor a la comitiva, dirigida por una «capitana danzadera», que por los esfuerzos «bien sé que su nariz goteaba a veces, pero ella se limpiaba con el moquero y creo que más bien fuese sudor y no destilaciones procedentes del enfriamiento»
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