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domingo, 14 de agosto de 2022

IYÁN EN "EL CAMIN REAL DE NAVES A VILLAH.ORMES" (LLANES ASTURIAS): LA CALEYA D'ARGUMEDA, EL LLAGAR CABAÑÓN Y EL "SIDRACRUCIS"

 

Iyán y la antigua Caleya d'Argumeda, paso del Camino saliendo de Naves

Atravesado por La Caleya d'Argumeda, tramo del antiguo Camín Real de la Costa, el barrio de Iyán se sitúa al oeste del pueblo llanisco de Naves, cabeza de la parroquia homónima, saliendo ya hacia el pueblo de Villah.ormes o Villajormes (con hache aspirada) en la ruta a Nueva, capital del también llaniscu Valle de San Xurde, dentro del trayecto hacia el paso de la Ría del Sella en Ribadesella/Ribeseya, aún a unos 17 kilómetros de aquí

Llagar Cabañón, junto al Camino en Iyán

En este barrio de unas diez viviendas tenemos varias casonas y otros edificios emblemáticos que nos sirven de referencia al pasar por La Caleya d'Argumeda, como el llagar Cabañón, otro de los paraísos gastronómicos navizos, fundado en 1990 por Jacinto Vela donde estuvo antaño el Centro de Inseminación Artificial Ganadera, que se inauguró en 1953 y fue pionero en Asturias. Actualmente además de un gran y típico llagar que celebra renombradas espichas o fiestas sidreras y produce la preciada sidra asturiana que ostenta su nombre


Fuente y Plaza la Bolera: a la derecha La Caleya d'Argumeda

La Caleya d'Argumeda atraviesa Naves de este a oeste, desde la Fuente y Plaza de La Bolera, cuya construcción fue patrocinada por los indianos de Naves, hermanos Cueto Collado en 1903, salimos en dirección a Iyán siguiendo las indicaciones del Camino Norte de Santiago, el cual discurre entre la plaza y el muro de la quinta de Ramón Cueto Collado, el gran patrocinador de esta fuente, del que hablábamos abundantemente en la entrada de blog correspondiente al tramo anterior de esta senda jacobita norteña (de la Playa San Antolín a Naves)


Salimos así del barrio La Bolera por la antigua Caleya d'Argumeda y los dirigimos al de Iyán subiendo una pequeña cuesta que arranca junto a esta casa de espléndido y colorista jardín, plantado con los famosos geranios rojos que identifican al Bando de San Antolín , uno de los dos bandos festivos de Naves, en contraposición a su rival de Santa Ana, reconocidos sus miembros por la margarita blanca 


Del papel, características y origen de los bandos de las fiestas en Naves y otros pueblos de Llanes, empezando por la misma capital del concejo, también hemos dedicado buena parte del capítulo dedicado al trayecto entre la Playa San Antolín y las plazas de Santana y La Bolera, corazón de los dos grandes barrios que rivalizaban en cuanto al éxito de su fiesta y ubicación de la misma en el "centro de Naves"


El Camino bordea el muro que cierra la extensa finca de La Casona y empieza a llanear en esta bifurcación cerca de La Pica: nosotros seguimos de frente haciendo caso a las flechas amarillas, una en el suelo...


Y otra en un murete a nuestra izquierda. La Pica es un barrio de pocas casas al sur de Iyán llamado de esta manera por La Pica Cotarelo, promontorio que hace frontera con la vecina parroquia de Villah.ormes, a la que se encaminan nuestros pasos


Una casa, alta y larga, aprovecha el espacio entre La Caleya d'Argumeda y otro camino que sube a la izquierda cerca de La Pica, bajo los altos muros de otra quinta sin duda también de creación indiana, como La Casona, cuya tapia sigue a la derecha


Nosotros seguimos de frente por el camino de la derecha, recorriendo este lienzo del muro de La Casona hasta su final, dando vista a sus soberbios árboles, cuyas ramas se asoman sobre la caleya...


Una concha en el muro de La Casona garantiza que hemos tomado el itinerario correcto. José Valdeón dice en El jardín de La Casona de Naves, publicado en la revista Bedoniana de las fiestas de 2005:
"... en La Casona de los Cueto Collado en Naves debemos decir que, a pesar de no ser el suyo un jardín excesivamente opulento o que destaque por la grandiosidad de sus elementos y dimensión, se trata en cambio de una obra completa, de un hortus conclusus, que representa una tipología integral de residencia indiana con un altísimo valor de concepción. No entraremos aquí en los pormenores de la vida y obras de los hermanos Cueto Collado, a los que ya se han consagrado algunos estudios, pero merece la pena recordar que –según datos aportados por el actual propietario, don Pedro Cueto Carriles–, la edificación fue promovida por un tal Obeso, socio en Cuba de su abuelo, en tanto que el jardín –según el mismo informante– se acometió hacia los años 1910-1915.

 No tenemos constancia de quién fue el autor de la creación del espacio ajardinado, aunque es claro que, quien lo hiciera, abordó la empresa de una forma racional y con un definido plan establecido, a tenor de la organización de los espacios y de la imbricación de los diferentes elementos compositivos. En La Casona encontramos jardín frontal, jardincillo trasero, invernadero, estanque y vergel con pradería, es decir, una típica composición de vivienda residencial indiana asturiana, un ejemplo vivo y representativo de una forma de hacer ya pretérita. Y ciertamente es el único ejemplo de una realización de ese empaque, en Naves, y de los pocos de sobreviven en el concejo llanisco"

Dentro de las características pues del enorme jardín de La Casona, Valdeón no deja de asombrase por este "basto cerramiento de mampostería" que rodea toda la finca y que no es un detalle casual:
"Esto manifiesta una clara vocación externa: es la manera de mostrar una parte de lo que la finca atesora, dando fe así del nivel de la propiedad y sus dueños, con lo que se ve cumplido uno de los objetivos del indiano. Este (aparentemente) pequeño detalle condiciona el espacio inmediato, el jardín frontal, que se establece como elemento ornamental sobre el que se asienta la presentación del edificio, colocado exactamente en medio del eje axial que organiza la simetría dominante"

Los Cueto Collado fueron una saga de indianos tabaqueros que hicieron fortuna en Cuba. Si bien hubo emigración a América antes y después, la época indiana propiamente dicha arrancaría en el siglo XIX con la aplicación efectiva de las reformas liberales que quitaron trabas a la libre circulación de personas saliendo de España, lo que coincidiría con las guerras carlistas y luego y casi a la vez las africanas (de cuyas levas los mozos huían) además de una acuciante necesidad de mano de obra emprendedora de las nacientes repúblicas americanas. Su final suele enmarcarse en los cambios políticos a nivel español y mundial a raíz del Crac de 1929


El caso de los Cueto Collado es uno de tantos de hermanos emigrantes que, siguiendo una saga familiar, realizan negocios en América, en este caso concreto en Cuba, y a su regreso emprenden obras e iniciativas benefactoras en su pueblo de origen. De su saga empresarial hemos de recomendar el artículo Algunas noticias sobre los hermanos Cueto Collado y otros tabaqueros de Llanes y de las Peñamelleras escrito por Francisco Crabiffosse Cuesta, en el que, entre otras muchas cosas, explica las claves de este emporio tabaquero de los asturianos en América:
"Los dos pilares tradicionales sobre los que se asentó la economía de la colonia caribeña fueron el azúcar y el tabaco. En el sector azucarero la participación de financieros e industriales asturianos es apenas relevante, siendo la mayoría de los ingenios propiedad de vascos y catalanes. Por el contrario, la producción tabaquera atrajo a gran número de asturianos, que hicieron de su cultivo y elaboración una de sus actividades laborales más comunes, documentándose su presencia en todas las especialidades del proceso, desde la plantación, selección de hojas y manufactura de labores hasta su comercialización. 

A lo largo de un siglo –de 1850 a 1959–, el protagonismo asturiano en la industria tabaquera cubana es uno de los rasgos definitorios de nuestra emigración en la isla, y su participación es clave para explicar algunos de los hitos históricos de este sector económico, que definen la producción a gran escala y su comercialización masiva, según aumente el consumo: creación de sociedades, concentración de marcas, expansión a Florida, con el asentamiento de compañías en Ibor City y Tampa, absorción por parte del capital estadounidense, desarrollo de industrias complementarias como las litográficas o de fabricación de envases, y las inversiones de industriales tabaqueros en otros sectores, entre ellos los negocios bancarios"

La saga de los Cueto Collado fueron cinco hermanos: Juan, Ramón, Benigno, Pedro y Primo, arrancando con el primero la saga tabaquera, según leemos en este artículo de Crabiffosse:
"Juan del Cueto Collado nació en Naves, parroquia de San Antolín de Bedón, el 7 de diciembre de 1847, siendo el hijo primogénito del matrimonio formado por Alfredo Cueto y Josefa Collado. 
Con apenas ocho años parte para Cuba y se inicia en las labores tabaqueras, probablemente al lado de un pariente ya introducido en el sector. El siguiente paso será la producción autónoma en uno de los pequeños talleres que afloran por toda la isla y en el que se trabajaban labores artesanales para otras fábricas y para la venta directa al público. Son estos talleres los conocidos como «chinchales». 
Con la experiencia y el capital acumulado en esos años, Juan Cueto decide en 1868 montar en el n.º 185 de la habanera calle del Monte una fábrica que le permita ampliar su producción y mercado. La nueva empresa recibirá la denominación de «La Flor de Naves», en recuerdo de su lugar de origen, que se perpetuará además al ser ésa la marca de fábrica más famosa de la empresa. Hasta 1880 la sociedad mantiene una formulación estrictamente familiar, participando en ella algunos de sus hermanos (Ramón, Pedro, Primitivo y Benigno), que siguieron sus pasos en el camino de la emigración. En ese año decide ampliar el negocio constituyendo para ello la sociedad «Juan Cueto y Cía.», que años después se disuelve para dar paso a otra denominada «Obeso y Cueto», en la que Juan Cueto ocupará la presidencia, mientras que la vicepresidencia recae en el otro socio comanditario, Juan Obeso Carriles, también de origen llanisco..."

Juan Obeso Carriles sería el dueño de la quinta cuyo muro seguimos recorriendo hasta el final, tomando para ello el camino de la derecha en esta bifurcación que se adentra cuesta abajo en el barrio de Iyán. La quinta sería comprada por otro de los Cueto Collado, Ramón, quien la reformaría entre 1910 y 1914 para sus hijos, si bien parece que a su fallecimiento en Cuba la heredaría su hermano Pedro


Ramón del Cueto Collado sería el indiano benefactor que, entre otras cosas, traería a Naves la acometida pública de agua de la Fuente la Bolera, que sería además suministro de esta mansión de La Casona, algo bien narrado por M.ª Fernanda Fernández Gutiérrez en Naves, año 1903:la traída de aguas y las nuevas fuentes hacen historia en la revista Bedoniana del año 2003, a la que tantas veces hemos aludido en la correspondiente entrada de este blog:
"Es Ramón en particular quien obtiene un mayor reconocimiento, tanto de vecinos como del Ayuntamiento, y el principal beneficiario de esta obra (...) las traídas de aguas costeadas por este colectivo de inmigrantes en innumerables parroquias y villas «no resultaron necesariamente paralelas a la introducción del agua corriente en las casas, tarea ésta de competencia de cada vecino. Sólo los indianos, con su holgada posición, disfrutaron de este servicio doméstico que no en vano había motivado la promoción de las traídas de aguas»; y así se pone en evidencia, una vez más, que tras un fin tan loable como dotar de agua a sus paisanos subyace el deseo del indiano de obtener agua corriente en la propia residencia. 
En concreto, en Naves, consta que Ramón del Cueto logró de la Corporación llanisca, en el invierno de ese mismo año 1903, la autorización «para derivar de la fuente por él costeada un pequeño caudal de agua en pluma cerrada que no disminuya en lo más mínimo el que abastece el vecindario y para el servicio particular de su casa»

Apenas vemos unos cuantos árboles del jardín de La Casona, pero este encierra un misterio, el de su diseñador, que quiere desentrañar Francisco Crabiffosse Cuesta aludiendo al gran jardinero francés de la época Pierre Ducasse, según ciertas similitudes que aprecia en relación a otros palacios cercanos:
"Según me hizo saber el Sr. Pedro Cueto Carriles, había relación de amistad entre las familias de los Cueto Collado y del Conde de la Vega del Sella, el célebre prehistoriador D. Ricardo Duque de Estrada y Martínez de Morentin (1870-1941). Por su parte, el nieto de éste último, don Ricardo Duque de Estrada y Tejada, me confirmó en su día la participación de Pierre Ducasse en el jardín del palacio de Nueva en los primeros años del siglo xx, cuando su abuelo rehabilitó la propiedad para instalarse en ella. Ducasse, natural de Bayona, había estudiado jardinería y paisajismo en la escuela de La Reol, trabajando después durante años en San Sebastián como Jefe de Parques y Jardines, donde ha dejado espacios tan emblemáticos como los jardines de la playa de La Concha, los del palacio de Cristina Enea y otros muchos. De hecho, todavía hoy existe un centro de jardinería que lleva su nombre y es regentado por algunos de sus descendientes. 

La pregunta pues tiene pleno sentido: ¿fue el jardinero francés también artífice del jardín de Naves? Parece muy posible tanto por relación estilística, por la coincidencia cronológica, así como también por la circunstancia frecuente de que los diseñadores aprovecharan las estancias lejos de su lugar habitual de residencia para realizar más de un encargo. En todo caso, el jardín frontal de La Casona de los Cueto, un tanto desvaídos hoy sus dibujos por el paso del tiempo, destila, junto con la totalidad del conjunto, una maestría y resolución dignos de la mejor firma"

La corta y suave bajada a la sombra de los árboles de La Casona acaba, como esta parte de su muro, en El Gobiáu, casa a nuestra derecha destinada hoy en día al turismo rural, como muchas de Naves y de otros pueblos costeros. Al fondo vemos ya los edificios del Llagar Cabañón, fundado en 1990 por Jacinto Vela, llagar de sidra de elaboración propia, asociado a una sidrería para ofrecerla directamente al público, néctar que riega además sus suculentos platos de carnes roxas y otras especialidades ante las que muy posiblemente vayamos a sucumbir a nuestro paso por aquí, pues será difícil pasar de largo sin probarlas


Aquí la calle se ensancha y por ello suele haber coches apartados a las horas de comer y cenar así como cuando se celebran sus famosas espichas o fiestas sidreras. Jacinto Vela es nieto del gran llagareru Manuel Carriles, que ya hacía sidra en casa desde mucho tiempo atrás. En el blog Loca por la sidra dicen así del origen de esta saga sidrera:
"Aunque oficialmente este llagar llanisco se fundase a finales del siglo pasado, su historia empieza más atrás, con Manuel Carriles, un apasionado de la sidra. Hay que recordar los comienzos de la elaboración de sidra, tanto por esta zona como por diferentes lugares de la región asturiana. En cada villa o pueblo se contaba con un señor feudal (el más pudiente de la zona) o el propio ayuntamiento, los dueños del gran llagar de la zona. Este se compartía con todos los vecinos; llevaban sus manzanas y elaboraban su propia sidra (siempre dejando algo para el dueño),la cual se acababa por llevar para almacenar en sus casas. Esta familia siempre tuvo gran apego por esta bebida, y es Manuel el primero en decidir hacerla en su casa. Con una pequeña prensa de apertón y varios toneles, decide elaborar sidra para la familia y amigos. Este era el abuelo materno del actual dueño, Jacinto, que así se llama el propietario, a día de hoy, desde siempre ha sido un gran amante de la cultura y gastronomía asturiana, por ello decide instaurar un restaurante de lo más tradicional con cocina casera y decoración, donde se refleja parte de la historia asturiana"

Seguidamente a la apertura y funcionamiento de su sidrería, instalada en el antiguo llagar familiar, Jacinto se decide, como hizo antes su abuelo, a elaborar su propia sidra en la misma sidrería, pero luego, ante el aumento de la demanda, emplaza el llagar en una antigua cuadra

Y es que aquí estuvo el primer Centro de Inseminación Artificial Ganadera de carácter privado que hubo en el norte de España inaugurado en 1953 a instancias de familiares de Jacinto, en concreto de Elías Carriles Avín, que contaba con la ayuda de sus hermanos, cuñados del que fuera por entonces alcalde pedáneo de Llanes, Ramón Vela Carrera, quien también apoyaría esta iniciativa y a quien le dedicaría un excelente artículo Concepción Vega Obeso, titulado Naves en la segunda mitad del siglo XX y semblanza de su alcalde Ramón Vela Carrerapublicado en la revista Bedoniana del año 2007, en el que dice:

"Entre los años cincuenta y sesenta del siglo XX, la agricultura y ganadería entran en el proceso de modernización a tenor del desarrollo y despegue general del país. El medio rural sufre una serie de transformaciones sociales que demandaban una agricultura y ganadería cada vez más tecnificadas, encaminadas a la mecanización del campo y a la mejora de la especie bovina de producción láctea

Hasta entonces, el único Centro de Inseminación Artificial Ganadera (oficial) estaba en Torrelavega, lo cual suponía una dificultad en el desplazamiento hasta allí de nuestros ganaderos. El Centro de Naves disponía de magníficos sementales de raza Parda Alpina y Frisona para inseminación artificial, respectivamente, de vacas ratinas y pintas, y su puesta en marcha contribuiría notablemente a la mejora de la cabaña ganadera del concejo. La contrastada calidad de los toros y novillos de Naves quedó puesta de manifiesto en los concursos y certámenes locales y provinciales a los que fueron presentados18, y la reputación de su ganadería traspasó las fronteras de Asturias hasta la misma capital de España, de tal manera que, durante cuatro años, los sementales del Centro de Inseminación Artificial de Naves lograron alzarse con el primer premio en la famosa Feria del Campo de Madrid. Los nombres de aquellos toros aún son bien recordados por quienes alcanzaron a conocer tan magníficos sementales: Río, Helmer, Rubín, Armín, Archirón, entre los de raza suiza; Junior, entre los de estirpe holandesa"

Jacinto habilitó el edificio como sidrería y llagar y le puso el nombre de Cabañón al ser este un antiguo llagar del concejo de Nava cuyo dueño, amigo de Jacinto, le propuso emplearlo como nombre comercial tras su cierre. Si los datos consultados no nos fallan y están actualizados, la capacidad de producción es en la actualidad de 100.000 litros de sidra, contando con dos llagares de prensas de apertón, con capacidades de 12.000 y 14.000 kgs. de manzana. Los antiguos toneles son sustituidos en la actualidad por depósitos de fibra de vidrio, en el Cabañón con volúmenes de 5.000 a 15.000 litros, disponiendo además de toda la maquinaria y enseres precisos para hacer la sidra


La capacidad de trabajo de Jacinto es tal que existe el dicho "mientras Naves duerme Jacinto Vela", pues su sidra Cabañón, además de venderse aquí y despacharse en la sidrería, es llevada a otros lugares y establecimientos hosteleros, siendo su primer cliente la gijonesa sidrería El Cuetu, y a partir de ella comenzó a distribuirla por otras de Gijón/Xixón y de Llanes principalmente, su interior es un maravilloso museo etnográfico con hasta siete llagares de sidra antiguos de exposición y demás elementos vinculados con la cultura asturiana en general y la de la sidra en particular


Con Vegastur abrió tienda propia y se especializó en las carnes roxas, casi como si de nuevo el famoso ganado vacuno criado en Naves volviese a cobrar todo su protagonismo, pues no en vano estamos en un lugar especialmente relacionado con las tradicionales labores agropecuarias que marcaron la identidad de estos pueblos, soberbiamente glosada por el poeta, biógrafo y cronista Pablo Ardisana en su artículo De la estirpe naviza de Iyán: Manuel Carriles Avín, de la revista Bedoniana publicada con las fiestas de 2001:
"Eran tan enormes como elefantes. Así al menos nos lo parecían a nosotros. Pasaban dos veces por la carretera, llevando sobre sus amplias grupas unos distintivos que resaltaban aún más sus aspectos imponentes. Eran los toros de Avín. Nueva celebraba entonces con verdad las ferias de San Jorge, cada 23 de abril, y de San Martín cada 11 de noviembre. La de San Jorge, patrón del valle, abría definitivamente las puertas de la primavera; y la de San Martín cerraba el ciclo primavera-verano-otoño para dejar paso a los fríos e inactividades del invierno. 

Aquellos toros, sin duda ninguna soberbios, pasaban de regreso hacia Naves en la primera hora de la tarde. Aparecían por la curva del taller de carros iniciando la bajada que concluía en El Zape. Caminaban lentos, como con trabajo, altivos, totalmente singulares. A los críos que los contemplábamos, un tanto atónitos, nos daban mucho más miedo que respeto. Pienso ahora que nos daban pavor. Los cuernos los tenían cortos, muy cortos, pero mostraban unos coyones ximielgantes que resultaban una rotunda exhibición de atesorada fuerza. La verdad era que no nos cuadraba nada bien cómo era posible que aquellas moles caminasen tan despaciosas y mansas, tan a la orden de quines las dirigían. Claro que la clave disuasoria del ñarigón parecía explicarlo todo. Y así era pues Antolín el Melendu, un navizu tan menudu como dicharacheru, llevaba al elefante ratín o al elefante pintu como si del perrazu más noble se tratara. Más noble y más obediente. La barra rematada con el anillo del ñarigón que prendía por la nariz al toro nos explicaba la sumisa obediencia y, además, ponía un no sé que de asombro en nuestra miradas"

Para explicar bien la historia, Pablo Ardisana la hace arrancar en el cercano pueblo de Cardosu de la vecina parroquia de H.ontoria (donde casualmente hay una casona de origen medieval llamada Casa Iyana), para hablar de Manuel Carriles Avín, el abuelo de Jacinto Vela y padre de Elías...
"Hay un lugar en las afueras de Cardosu, por su parte sur, que se conoce y se nombra como La Vega del Castiellu. Algún escribano local y cursi lo redactaba como «la vega del castillo», en escritura de 1856. Ninguna noticia fidedigna remite a que allí hubiese fortaleza defensiva o vigilante, aunque sea aledaño con término que sí habla de vigilancia: La Tronera. A falta de castillo hubo en la vega un espléndido molino harinero al amparo de las laboriosas aguas santecilianas, y en las lindes de la vega, molín y camino hacia el Pozu de la Condesina hay un prado de muy consideradas dimensiones: el Pradón del Castiellu. Curiosamente el prau de no sé cuántos carros d’herba también como los toros enormes tenía por propietario a Avín. La xente de Cardosu vecina de los barrios del Bejar, Las Fraguas y caseríos del Colláu, veíamos, por los veranos cuarentañeros y princicios de los cincuenta, a un viejo venerable y campechano, con maneras de patriarca, pasar en su carru de caballu, acompañado por las gentes de su casa, camino del Pradón del Castiellu. Así al menos lo veía yo, un críu que se impresionaba con el porte, la barba amplia y cana y la boina bien colocada de Manuel Carriles Avín. Por supuesto que entonces estaba un servidor muy lejos de saber quién era aquel campesino señor de toros como elefantes y del Pradón que está lindante a los restos tristes del viejo molino, la vega de los cuentos de diaños y bruxas, la francesada y un río íntimo de truchas tan tímidas como sabrosas. Ahora, medio siglo después, puedo hacer un esbozo de aquel hombre, barba cana navizu, seguro que amante del fruto de los castaños, de los aromas de las cuestas y de la mar generosa del arenal de Beón"

Cuenta seguidamente Pablo Ardisana el origen familiar de Manuel entre los barrios navizos de La Bolera y de Iyán, naciendo a la sombra de estos mismos castaños bajo los que ahora corre con alegría la rica sidra del llagar...
"Manuel Carriles Avín era hijo de Bernabé Carriles, navizu y mozu del barrio de La Bolera, y de Josefa Avín, naviza y moza del barriu de Iyán. Nació pues Manuel al amparo de los robustos y fecundo castaños que daban sus sombras a los viandantes del Camino Real, no lejos la casa de sus padres de La Rotella villajormiguera. Al amparo también de las cuestas almacenadoras de las aguas más limpias. Castaños y aguas le iban a enseñar calladamente que la vida a pesar de los pesares es de verdad hermosa. No sé si por la real cercanía con Villahormes o porque algunos deseos son avasalladores, o por ambas coincidencias al tiempo, ya mozu gayasperu Manuel ennovió y posteriormente contrajo matrimonio con Rosa Cueto Barrero, moza villajormiguera que si no de mucha planta, sí de genio y porte saleroso. Tuvieron siete hijos, tres varones y cuatro hembras: Elías Pedro, Amable, María del Carmen Josefa, Ramón Bernabé, Josefina (que falleció a los trece meses) y María Aurora Josefa. Repárese en que Manuel ponía a cada una de sus hijas el nombre de la abuela paterna. Manuel y Rosa vinieron a contraer matrimonio al filo del final del siglo XIX. 

Por entonces el minúsculo pueblín de Naves comenzaba a asentarse realmente sobre la trinidad de la tierra: campesinos, tejeros e indianos. El campesino subsistía muy a duras penas; el tejero ayudaba malamente a la subsistencia y el indiano fue quien rompió los dominios eclesiásticos y señoriales, dando la posesión de las tierras a quienes las trabajaban. Por supuesto que era el campesino quien se desdoblaba en teyeru e indiano. Naves sin el señorío y empaque de las casa solariegas iba a tener paulatinamente la riqueza y arrogancia de las mansiones indianas. Sería don Juan Oveso Carriles, navizu emigrante e indiano de Cuba, el que edificara una hermosa y distinguida mansión que años más tarde don Pedro Cueto Collado, también navizu emigrante e indiano enriquecido en las tierras chiapanecas, elevaría aún más en rango y lujos, y que la xente del pueblín bautizó para siempre como La Casona. Todavía hoy el viejo señorío de la mansión y de los árboles que la guardan rinden la mejor bienvenida a quienes se acercan al corazón de Naves. La Casona era el mejor símbolo y expresión de los porvenires y las riquezas indianas. Los más arriesgados jóvenes navizos así lo entendían y así ansiaban que el vecino enriquecido los reclamase desde las fabulosas tierras ultramarinas." 

El hijo mayor de Manuel, Elías Pedro, será reclamado desde La Habana por el citado don Juan Oveso. Fue el comienzo de una emigración familiar que se remataría con tres de los nietos navizos de Manuel, hijos de su última hija María Aurora Josefa, casada con Ramón Vela Carrera, navizu del barriu de Iyán. Elías Carriles Cueto reclama primeramente a su primo carnal jontorianu Manuel Cueto García. Por avatares de la fortuna el navizu y el jontorianu dejarán La Habana para pasar a México D. F. Fundaron allí, en la calle Francisco Madero, el negocio de tapetes (alfombras) Carriles Cueto S. A., uno de los más importantes del ramo"

Prosigue de esta manera la historia de esta saga familiar llaniza de Iyán, es el capítulo de la emigración, muy vinculada con todos estos rincones que estamos recorriendo, como La Casona, así como con el fomento por parte de los indianos más afortunados de obras y empresas en su pueblo de nacimiento, entre ellas las ganaderas, en lo que es el origen del antiguo centro de inseminación:
"El hijo mayor de Manuel, Elías Pedro, será reclamado desde La Habana por el citado don Juan Oveso. Fue el comienzo de una emigración familiar que se remataría con tres de los nietos navizos de Manuel, hijos de su última hija María Aurora Josefa, casada con Ramón Vela Carrera, navizu del barriu de Iyán. Elías Carriles Cueto reclama primeramente a su primo carnal jontorianu Manuel Cueto García. Por avatares de la fortuna el navizu y el jontorianu dejarán La Habana para pasar a México D. F. Fundaron allí, en la calle Francisco Madero, el negocio de tapetes (alfombras) Carriles Cueto S. A., uno de los más importantes del ramo en la capital mejicana. Con la bondad económica del negocio Elías y Manuel reclamarán a sus hermanos de Naves y Jontoria respectivamente. Con lo cual llegan a México Ramón Bernabé y Amable Carriles Cueto y Ramón, Pedro y Amable Cueto García. Al principio de su llegada a México Amable Carriles trabajaba en la joyería La Esmeralda; trabajo que realiza con gusto y afición. Pero él y Elías, ya separado de sus primos de Jontoria en el negocio de las alfombras, fundan la fábrica de cartonajes La Estrella, hoy Grupo Cosmo, que llegaría a ser uno de los negocios más prósperos de los indianos en la capital mejicana.

La trinidad de la tierra, campesinos, tejeros e indianos, tiene estudios sobre la contribución del indiano en las fundamentales facetas de las obras públicas y la cultura. Sin embargo los impulsos de renovación y cambio que algunos indianos dieron a la ganadería de vacuno no cuenta con los estudios que, sin duda, merece. Si en templos, escuelas, fuentes, lavaderos y caminos las inquietudes y remesas indianas fueron decisivas, en la mejora indudable de la ganadería también. Puede decirse, de forma gráfica, que en los impulsos de llevar adelante dicha mejora hubo, aunque sin prescindir de la política agropecuaria, dos maneras bien diferentes: los ganaderos con ayudas indianas y los otros que fueron mejorando sus vacas con las ideas y esfuerzos propios. En el valle de San Jorge hubo claros ejemplos de ambas maneras: Juan Alonso Gonzalo (Juan de Ciona), en Piñeres de Pría; Ursino Pesquera García, en Hontoria y Faustino Gómez de la Vega, en Naves, fueron ganaderos de ejemplar ejecutoria entre los que sólo dispusieron de su entendimiento y capacidad para el cuidado y selección de sus vacas. Juan de Ciona fue además criador de excelentes sementales. En la otra manera sobresaldrán dos ganaderías navizas: la de nuestro Manuel Carriles Avín y la de José Pérez Costales, o José el del Requexu o también El Payu, esto último por ser mozu colungués que llegó a Naves como criáu de la casa del Requexu, casándose después con la hija de los dueños"

Cuenta el gran Pablo Ardisana que hubo un emigrante, Adolfo Alonso Pesquera, que fue un primer ejemplo de selección ganadera a nivel local, este antiguo campesino y tejero de Nueva emigró a Cuba y consiguió rotundo éxito empresarial, lo que le permitió regresar a Asturias y dedicarse al fomento del "más selecto ganado de la raza pardoalpina" en su ganadería El Picu en Oviu. El otro ejemplo a seguir en este campo estaba en la vecina villa cántabra de Torrelavega, paso también del Camino Norte:

"El valle era a lo largo y a lo ancho los desvelos, trajines y desahogos de campesinos, tejeros e indianos. Quienes mejor podían, es decir, los pudientes, daban a sus explotaciones ganaderas los marchamos de renovación y cambio, de mejora permanente. El modelo a seguir serán los ganaderos de la vecina provincia de Santander, y concretamente el área que tiene como centro a la villa de Torrelavega, sede entonces de un importantísimo mercado de vacas con la más garantizada calidad. Y es allí, en la villa torrelaveguense, donde se monta el primer centro de inseminación artificial con miras a una muy cualitativa mejora del ganado vacuno. Transcurría el año de 1951 y la villa de Llanes, tan próxima en todos los aspectos de relación a Torrelavega, ya llevaba muchos años celebrando concursos-exposición en los cuales se valoraban de forma fehaciente los caracteres morfológicos y los rendimientos lácteos"

Antiguo Centro de Inseminación Artificial de Naves. Foto Guijarro en Bedoniana 2007

Ya a partir de 1939 empezaron a trabajar en Llanes "un grupo de muy cualificados profesionales veterinarios, como don Esteban Ballesteros Moreno, don Benito Fernández García-Fierro, don Benigno Rodríguez Rodríguez, don Manuel Migoya Gómez y don Carlos Pérez Noriega". Poco después, empezando1942, toma posesión como veterinario titular del Ayuntamiento de Llanes precisamente un torrelaveguense familiarizado con las modernas iniciativas ganaderas que tenían su localidad como protagonista, :

"... don Félix Martínez Marco, hombre sabio y generoso, excelente persona, poseedor de unos conocimientos teórico-prácticos muy sólidos, que desarrollará en una labor impecable, digna de elogio, reconocimiento y gratitud. Don Félix fue el alma mater en la continuidad, renovación y perfeccionamiento de los concursos y exposiciones de ganado y la apertura del Servicio de Libros Genealógicos Bovinos en el concejo, que así se mostraría pionero de dichas actividades a nivel nacional"

Todo aquello influiría notablemente en la idea de Elías, el hijo mayor de Manuel Carriles Avín, de montar un centro de inseminación artificial en Naves, ayudado como hemos dicho por sus hermanos y por el alcalde pedáneo de Naves: Ramón Vela Carrera:

"Y así también, en aquella atmósfera de cambio y modernización ganadera en el oriente asturiano, es como aparece la idea apadrinada por el hijo mayor de Manuel Carriles Avín: montar un centro de inseminación artificial en Naves. Un centro privado que se apoyará en la excelencia reproductora de los toros de la casa. Otra persona fundamental a la hora de poner en hechos la idea será Ramón Vela Carrera, marido, como ya dijimos, de la última hija de Manuel. Ramón, hombre de rápida inteligencia, abierto a los cambios de modernidad, contribuye con sus conocimientos y relaciones, asesorándose debidamente en el centro de Torrelavega, a la puesta en marcha del hito más modernizador que sucede entonces en la ganadería de la comarca. 

El Centro de Inseminación Artificial de Naves será uno de los primeros de España, o tal vez el primero a nivel privado. Casi seguro que la sorprendente idea de Elías Carriles Cueto, conocedor del mundo anglosajón por sus relaciones comerciales y por hablar la lengua inglesa, tendría tres motivos: homenajear al ganadero apasionado que había sido su padre; colocar a Naves como referencia de modernización ganadera y demostrar de forma irrefutable que los indianos querían lo mejor para su tierra y sus gentes. Fue él quien diseñó los cambios y mejoras en las instalaciones ganaderas de sus padres, y quien las encargó realizar a los hermanos García González, de Villanueva de Pría, más conocidos como «Los Macarenos» (Por cierto, Elías Carriles Cueto se casó en México con M.ª Dolores Saro Martínez, mujer de fina belleza, hija de un abogado torrelaveguense que había emigrado a la capital mejicana en busca de mejor fortuna. Elías Carriles y Lola Saro no tuvieron descendencia)."


Y así termina Ardisana esta maravillosa semblanza de Iyán y sus gentes, fijándose en estos castaños venerables tan característicos de este rincón de Naves y que son testigos mudos de aquellos episodios de la historia más reciente del barrio, la cual continúa en espera de nuevos cronistas:
"Han pasado demasiado años por estos tan queridos lares. Los viejos castaños que aún tenazmente verdecen juntos y al lado de lo que fue ganadería de lujo y progreso son la más sobria referencia de amada memoria. Manuel Carriles Avín, el barba cana patriarcal, falleció en el dintel de la primavera del año 1953. Había nacido allí, en Iyán, por el año de 1870. Rosa, su mujer, nacida en 1872, le sobreviviría hasta el año de 1958, al igual que don Adolfo el ganadero indiano de Nueva. Con Avín y con el señor del Picu se iba el más hondo ser campesino, tejero e indiano. Se iba una forma de existir con vacas que tenían defectos morfológicos y toros que se encelaban, irresistibles, por ellas. Aparecía el principio arrollador de las vacas y los toros de diseño, sin faltas, modélicos, estándares, globales... Se iba la aldea y llegaba reptante, sinuosa, invasora, avara, la ciudad, aunque Iyán, el barrio de las castañares aneyas y sabias guardaba todavía una sorpresa de vacas hermosísimas. Allí al aire verde y músico se iba a criar el mejor ganáu ratín del valle. Pero es ésta otra historia. Sólu pidir al santu francés de los rezos benedictinos y glorias bedonianas protección para que Dios mediante la podamos cuntar"

Continuidad ganadera que tenemos por ejemplo en la Ganadería Vela-Iyán en nuestros días, no ya dedicada al vacuno sino a los caballos árabes, cuya magnífica portada admiramos más allá de los tan recitados castaños. Plasmamos esta información de su propia página web:
La Yeguda de Vela Iyán ha sido creada en 2009, aunque Jacinto siempre ha tendio caballos para su disfrute. Actualmente dedica su tiempo y esfuerzo a supervisar todas las labores de la ganadería. 
Posee una extensión de 30 Hectáreas situadas en el concejo de Llanes del Oriente Asturiano, amplias fincas entre la montaña y el mar, donde los caballos pastan en total libertad.

La Yeguada cuenta con unas excelentes instalaciones para la cría, pensada para que los animales estén en un entorno saludable, así mismo cuenta con 12 amplios boxes habilitados con todas las comodidades y varios cobertizos para que los caballos puedan refugiarse"
Foto de la página Facebook Llagar Sidrería El Cabañón

E historia que hay que contar, cómo no, de la Sidrería-Llagar Cabañón con su sidra y exquisiteces asturianas. Aquí tenemos por ejemplo la crónica, publicada en El Comercio el 4-12-2018, El Cabañón y los cien del xatu casín, en la que se plasman sus cualidades culinarias:
"Volvió a suceder por undécima ocasión. El pasado sábado 125 personas acudían a la sidrería-llagar Cabañón, de Naves, para comerse un ternero casín que pesaba 150 kilos a la canal. Degustaron especialidades conocidas, como hígado encebollado, croquetas, empanada, sopa, costillas, carne guisada, cachopos, solomillo y entrecot. Y de postre, flan de turrón sobre mouse de limón"

En el excelente blog gastronómico Lo que coma Don Manuel y firmado por Dicky del Hoyo hallamos esta buen crítica culinaria:
"Si me pagaran un leuro cada vez que, paseando tranquilo por las calles de Naves (Asturias, conceyu de Llanes), un coche, con pareja, se me ha puesto al lado, ha asomado un cabecita y me han preguntado por cómo llegar a la playa de Gulpiyuri… Si me pagaran ese leuro, a estas alturas sería millonario o me saldría gratis el chuletón que ponen en el Cabañón (en Naves). Me lo han preguntado tanto que ya me siento navisco honorario y me enorgullezco de dar una de las mejores explicaciones para llegar hasta la playa, que no es playa pero sí es playa, yo me entiendo. Por contar, como se lo cuento a ustedes, lo narro a los que me preguntan hasta con misterio, novelado, con voz profunda y con aviso de sorpresa. Pero no se lo desvelo aquí porque si no conocen Gulpiyuri verán que merece la pena llegar y sorprenderse.

Naves merece  una visita, o dos, o tres, o una docena,  por sus playas, por sus paisanos tranquilos, por las dos fiestas patronales, dos, que atraen miles de personas y convierten un pueblo en algo parecido al Rock in Río. También hay que ir por los culines de sidra en Casa Raul y por ese dulce no hacer nada de las tardes de septiembre, cuando después de haberte tostado en una playa cercana te acercas y paseas tranquilo y hueles los jazmines y te estalla en la retina el naranja de las capuchinas, y el mirlo canta y todo está muy cerca de ser perfecto.

Por el centro de Naves pasa también la ruta Norte del Camino de Santiago y allí ves a los esforzados peregrinos de todos los países y condiciones dejándose las suelas en busca del próximo albergue.

Y, sí, hay que ir por El Cabañón. In the Cabañón we trust. Fuimos fieles al Cabañón incluso una escasa etapa de travesía en el desierto en la que no nos gustaba tanto, pero ahora ya es lo que fue. Ocho años llevamos yendo, unas cuantas veces al año, y siempre es distinto y siempre es bueno. Jacinto Vela Carriles es el dueño, cocinero, factotum, tiene calle propia en el pueblo  y  es embotellador de la sidra de la casa.   Una sidra de su casa y también de la nuestra. Hemos comprado cientos de botellas y todo aquel que nos visita no se marcha si trasegar una o dos 
Es que El Cabañón, además de sidrería, es productora y embotelladora de una de las mejores sidras del Oriente Asturiano. Este Llagar cuenta con tres comedores y un patio que se cubrió para aprovechar el espacio en los escasos días que llueve en Asturias (modo ironía on).  Comes rodeado de cacharrería etnográfica, de carros, prensa y toneles.  Se pueden comer muchas cosas pero recomiendo las croquetas‚ los huevos de pitu de calella (pollo de corral) con patatinas‚ las setas‚ los pasteles de cabracho y la costilla. 
Y ahora también han acertado con los proveedores y con el punto de parrilla y el chuletón está de diez. Si vamos al picoteo el asunto puede salir por unos doce euros, si ya nos metemos con la carne el precio, lógicamente, sube.

Foto página Facebook Llagar Sidrería El Cabañón

Efectivamente, hay que entrar adentro para conocer el interior y descubrir este ambiente tradicional asturianu, chigreru y llagareru, que tan bien plasma Dicky del Hoyo:
"El ambiente es rural y astur  que te pasas‚ y de entre las enormes barricas de sidra es posible que te salga un sapo y que, si le besas, se convierta en príncipe (no borbón, please). Si además coincides con una espicha de empresa o una despedida,  las gaitas y la juerga están aseguradas. Y eso suele pasar. 

Los horarios de apertura son bastante peculiares, pero en cuanto llega el verano encontrarán las puertas abiertas. Nosotros nos consideramos de la casa y hemos llegado a entrar en el gigantesco almacén de sidra y hemos contemplado como las manzanas se transformaban en jugo que luego, más adelante, nos servirá para retacar en nuestros estómagos agradecidos  la carne y la costilla"

Foto de @siderurgico 

En el apartado social de Barras y Estrellas que para El Comercio escribe Carmen del Soto se da cuenta del Sidracrucis, especie de procesión laica y sidrera que todos los años recorre, coincidiendo con la Semana Santa, los mejores llagares asturianos, llegando cómo no también a El Cabañón, y así consta en el reportaje titulado No se puede hacer mejor publicado el 3 de abril de 2016:
"Dos autocares llenaron, en esta decimotercera edición, los seguidores del Sidracrucis. La procesión sidrera, que aúna gastronomía y diversión y que nació a instancias de un grupo de amigos amantes de la sidra, ha echado raíces y traspasado fronteras, siendo bastantes los inscritos llegados de otras provincias aprovechando el puente de Semana Santa.

Desde el mediodía hasta bien entrada la noche, la comitiva procesionó de sidrería en sidrería y de llagar en llagar, de Gijón a Nava, donde se visitó el Museo de la Sidra, los llagares de sidra Orizón y Roza, y desde allí a Naves (Llanes) para celebrar la espicha final en el de Cabañón, uno de los llagares más auténticos. Eso después de haber repostado en las sidrerías El Restallu, Ramón, El Tendido, El Parque, Nueva Ibérica, La Brasa al Punto, Fernando, Miravalles y Dakar y haber dado cuenta de una fabada para comer.

Cánticos y música de gaita acompañaron la procesión con el sentido del humor reinando y la máxima de sus organizadores siempre presente: 'Pinchos para el cuerpo y sidra para el alma"

Foto Tripadvisor

Dicky del Hoyo no tardará en volver, en otro artículo de Lo que coma Don Manuel, titulado Llanes, diez restaurantes y diez experiencias imprescindibles en el Oriente de Asturias, lo coloca en primer lugar:

"En Naves de Llanes está el lagar sidrería el Cabañon, un lugar donde sentarse y sentirse plenamente astur, decorado con grandes  barricas sidreras. Es que el Cabañón, además de sidrería, es productora y embotelladora de una de las mejores sidras del Oriente Asturiano. Este Llagar cuenta con tres comedores y un patio que se cubrió para aprovechar el espacio en los escasos días que llueve en Asturias (modo ironía on).  Comes rodeado de cacharrería etnográfica, de carros, prensa y toneles.  Se pueden comer muchas cosas pero recomiendo las croquetas‚ los huevos de pitu de calella (pollo de corral) con patatinas‚ las setas‚ los pasteles de cabracho y la costilla. 

Y, añadida a la experiencia gastro  dos grandes pluses. Por un lado el paseo por el bello pueblo de Naves, con sus recias casonas y por otra parte, y sin coger el automóvil desde el restaurante , la singular playa de Gulpiyuri. Está playa se está convirtiendo en una estrella mediática, así que no se lo cuenten, disfruten del arenal en vivo y en directo. Pero insisto, vayan a pie desde el pueblo. El paseo dura cinco minutos y ya que en las guías oficiales no lo pone se lo diremos nosotros, llegar en coche a Gulpiyuri no es una buena idea"

Foto página Facebook Llagar Sidrería El Cabañón

Y este es el gran patio central, si recomendamos conocer este lugar es no sólo por su gastronomía sino que es una verdadera visita a un museo etnográfico: allí vemos un típico corredor asturiano y al fondo, en una gran tarima, algunos de los llagares tradicionales expuestos por Jacinto. Una descripción de este rincón la encontramos en La sidra está de moda. El blog de la sidra:

"... posee un pequeño museo donde guarda antigüedades relacionadas con el mundo de la sidra y conserva siete llagares completos expuestos en todo el recinto y demás reliquias por las que merece la pena acercarse a esta sidrería y más aún si tienes el placer de poder hacerlo rodeada de gente asturiana que en cualquier momento saben transformar una comida en un instante especial y cantar canciones típicas asturianas para amenizar la visita como lo hizo Jacinto durante una de mis visitas a su llagar..."

Foto página Facebook Llagar Sidrería El Cabañón

Y he aquí un carro del país, de rueda enteriza y esquirpia (envarado de varillas de madera que forman su caja). Jacinto, entusiasta de la historia y etnografía asturiana, adquiere estos elementos para exponerlos en la sidrería a la vista de todos


Acceso al patio. En las paredes vemos fotos de los antiguos sementales del antiguo centro de selección ganadera. Otro blog, Viajes y Tapas, describe una visita al Llagar Cabañón, una genuina sidrería astur:
"Cabañón. Un lagar donde venden la que, ellos dicen, es una de las mejores sidras del Oriente Asturiano (te la puedes llevar al por menor) y una de las sidrerías más genuinas de todo Asturias. Situada en un caserón, nada más entrar te sorprenderá su patio y la decoración, típica astur, con barriles, prensas y un patio cubierto para esos escasos días que llueve por allí 😂. Además del salón del patio hay un pequeño comedor a la izquierda y otro, más grande, a la derecha. Este es el más bonito, rodeado de grandes barriles y presidido por una plancha donde Jacinto Vela, dueño y cocinero, maneja la parrilla y saca y muestra chuletones a los clientes. 
Si el sitio es como un museo astur la carta es una representación de los platos más conocidos de la gastronomía asturiana. No faltan platos como la fabada, el pitu caleya (pollos autóctonos criados en libertad y sin piensos), el chorizo a la sidra o el cachopo. De pescados, las rabas, los chipirones o los fritos de pixin (rape) y de parrilla el chorizo criollo y las costillas. Además de las carnes donde la estrella es el chuletón de buey"

La barra de despachar, pequeña, básicamente un espacio de recepción a los comensales, y la escalera al piso superior, donde vemos relojes de época. Leamos ahora de un blog más, el de Adolfo MateosLa llingua llambionaSidrería El Cabañón: carne a la parrilla y sidra casera:
El Cabañón es un antiguo llagar, a pié del Camino del Norte, acondicionado con varios salones y un patio cubierto, decorado como si del museo de la sidra se tratase. Se trata de un restaurante tipo sidrería con parrilla de carnes, el cual produce su propia sidra, considerada una de las mejores del Oriente, y en su carta tienes de todo, desde entrantes fríos a calientes, como las croquetas caseras, boronos, chopitos, rabas, pastel de cabracho, setas,… ensaladas, arroces, carnes de ibérico y de buey, y postres caseros.

Sin duda alguna el gran atractivo del lugar es el local, muy bien ambientado y decorado, con verdaderas joyas etnográficas en sus paredes (...)
Nosotros éramos 7 personas y tomamos de entrante dos de boronos y una de croquetas caseras. Los boronos (del mismo origen Celta que Boroña) se preparan con ocasión de la matanza, y son unas tortas de maíz y sangre de cerdo, condimentadas con cebolla y lo que el cocinero estime, y a su vez fritas, con lo que el sabor es similar al de las morcilla, si bien tiene el toque a maíz y no son tan pesados como pueda resultar un torto. Es similar al emberzao o al borunchu..."

La parrilla perfectamente ambientada con elementos de la cocina tradicional asturiana. La revista La Sidra habla de esta especialidad en su edición de junio de 2019:
"Sin duda la estrella son los chuletones de vaca vieya, con una buena infiltración de grasa en el músculo que le da un gran sabor y que provienen del lomo de la vaca, elaborados por auténticos maestros asadores para ser servidos al punto justo. Los postres asturianos son siempre de elaboración propia..."

En estas ollas se cocinaba antiguamente en los pueblos, trébedes y calamiyeras colgaban sobre el fuego del llar, alrededor del que se sentaba la familia en sus escaños de madera. Algunos autores, como Julio Camba en La fabada asturiana (en La casa de Lúpulo o el arte de comer), llegarían a afirmar que algunas de ellas no se habían enfriado desde tiempos de Don Pelayo...
"La primera fabada que yo he tomado en mi vida me la ofreció en Somio don Melquiades Álvarez, y era tan buena, que a causa de ella estuve a punto de ingresar en el Partido Reformista. Gracias a que Guillermo Guisasola me dio luego en Madrid otras fabadas nada inferiores a la de Somio, que si no, soy reformista a estas horas, y aunque el serlo no hubiese aumentado nunca de modo considerable mi intervención en la vida pública, ustedes podrían decir ahora que este libro carecía de independencia.

Al comer mi primera fabada, yo procedí como procedo siempre ante un manjar inédito y gustoso. Me tomé un plato. Me tomé otro. Y cuando terminé el segundo plato, me dije:

-¡Hombre! Esto de la fabada no parece que esté nada mal. No va a haber más remedio que decidirse a probarla…

Cuarenta y ocho horas después, yo hacía todavía, en mi hotel de Gijón, una brillante imitación del anaconda, animal que, como ustedes saben, come de una vez para toda una temporada, y postrado en el lecho, arrancaba melancólicamente las hojas de una florecilla para ver cuál sería mi porvenir, si el reformismo o el hospital.

Delicioso plato la fabada, pero difícil de lograr. Se parece mucho al cassoulet de Toulouse, aunque le falte el pato, y el cassoulet constituye una de esas pruebas que usan en París los gastrónomos para conocer a los cocineros. Restaurante donde se haga bien el cassoulet es un restaurante donde puede comerse de todo. Por cierto que Anatole France decía que no había en el mundo cassoulets como los que preparaba una vieja en el Barrio Latino.

-Imagínense ustedes- explicaba Anatole France- que esa vieja viene preparando sus cassoulets desde hace cuarenta años en la misma olla. Esta olla tiene ya un fondo precioso, y cualquier cosa que cueza en ella toma inmediatamente su sabor.

Yo diría que en los estómagos se forma también  un fondo precioso como en las ollas de las buenas cocineras, en los barriles de los buenos cognacs y en las pipas de los buenos fumadores. Los estómagos no nacen, sino que se hacen. Cuando ya han alcanzado su pleno desarrollo fisiológico es cuando hay que empezar a trabajarlos, si no quiere uno que en la vejez le repugne toda clase de comidas. Un buen estómago, un estómago hecho con buenas viandas y buenas salsas, constituye un tesoro inestimable.

Y volviendo a nuestro tema, yo he tomado en mi vida muy buenos cassoulets, no solo de Tolosa sino de Castelnaudari; pero he tomado aún mejores fabadas asturianas. Si la vieja de Anatole France tenía su olla al fuego desde cuarenta años atrás, en Asturias, y a juzgar por el gusto de algunas fabadas, hay ollas que no deben de haberse enfriado desde la Reconquista. Ollas viejas de cristianos viejos, donde la oreja de cerdo alterna con el rabo, y donde lo mejor del sabroso cuadrúpedo es absorbido por las blandas, tiernas y mantecosas fabes"

Comamos más o menos, paremos a tomar algo sobre la marcha o realicemos una breve entrada, merece bien la pena conocer este lugar situado estratégicamente al lado mismo del Camino y que cuenta ya con relevo para la siguiente generación llagarera y chigrera, Irene Vela García, la hija de Jacinto


Uno de los clásicos azulejos azules con concha amarilla que constituyen buena parte de la señalización de los caminos de Santiago en Asturias, nos recuerda, en la esquina del llagar y de frente al Camino y sobre una vieja rueda de carro con sus ejes en forma de hache y una pipa de sidra, que somos peregrinos y al camino hemos de volver..


Recorremos así toda la fachada sur del Cabañón, en cuyo piso bajo, de piedra vista, crece una frondosa y esbelta planta trepadora. Tal vez sea un buen momento para repasar aquel artículo, Sidra asturiana, mitos y verdades, de la Enciclopedia de Gastronomía de Pepe Iglesias que, entre otras cosas, dice:
"Sidra es toda aquella bebida fermentada directamente de fruta, de ahí la traducción “bebida que embriague”, aunque este concepto es falso ya que la cerveza también embriaga y siempre es llamada por su nombre, ya que exige el proceso previo de malteado del grano. 
Así pues, el vino sería una sidra de uva y no la sidra un vino de manzana. 
¿Lo han comprendido? 
Pensaba liar un poco más la madeja, pero ya me he cansado de decir sandeces, porque para eso están los políticos (según el reglamento de la D.O. Sidra de Asturias, pasándose por los forros a la Real Academia Española y hasta la propia Biblia, a partir de ahora el término sidra queda reservado para la gasificada, porque, parece ser, que a los industriales que antes la llamaban champán, les resulta feo decir espumosa y así, pues, viva Dios que nunca muere). 
Este derroche de erudición venía al caso del origen de la sidra, y solo quería decirles que hace un montón de años que el hombre elabora sidra. Pero mogollón. Antes incluso que el vino. Bueno …, a la vez. 
¿Porqué entonces el vino tuvo tanto éxito y la sidra solo se bebe en Asturias? 
En primer lugar porque con un marketing como el de “La Sangre de Cristo” y un best-seller como la Biblia, a ver quién es el guapo que compite, y en segundo, es que la sidra también se bebe fuera de Asturias, hasta en Madrid. 
La sidra es el vino de la Europa fría. 
Allí donde la vitis vinífera no prosperaba, el hombre utilizó las frutas que tenía a mano para hacer unas risas y así encontramos sidras de pera, melocotón, frambuesa, etc., que, erróneamente tal y como hemos relatado, se llaman vinos. 
Pero la más deliciosa, tanto por su poderosa estructura de acidez, como por su frescura, aromas, y complejidad, es la sidra de manzana, y entre ellas, tal y como afirma la ínclita escritora francesa Maguelonne Toussaint- Samat en su súper libro Historia Natural & Moral de la Alimentación: “... pero la mejor de todas, desde hace quince siglos, sigue siendo la sidra española de las Asturias que cuesta mucho mas cara que el vino y tiene el suave perfume de la flor del manzano”. 
Hay datos que demuestran que no fueron los romanos quienes difundieron el manzano por Europa sino que mucho antes ya había pomaradas en muchos lugares. De hecho en las ciudades lacustres suizas del neolítico, ya hacían sidra, y de eso hace seis mil años. Claro que no la escanciaban como nosotros en vasos anchos de cristal fino, ni distinguían entre la Natural, de Nueva Expresión, de D.O., Manzana Seleccionada, Achampanada, etc., pero bueno, sidra era..."

De otro extenso artículo, La sidra, una historia ligada a Asturies, de David. M. Rivas, presentamos este apartado:

"¿desde cuándo la sidra acompaña el ritmo vital de los asturianos?. Los romanos, en sus descripciones acerca de Asturies - detalladas y veraces tantas veces, y presas de la imaginación otras tantas- ya nos hablan de la sidra. Entonces, aquellos paisanos nuestros, al parecer tan belicosos, bebían el ambarino néctar de la manzana, la fruta que, al hipotético oeste del Edén, también representó el poder, la gloria y la pasión por el conocimiento. Tengo por seguro que los astures bebían sidra. Estrabón lo afirma en el año 60 antes de Cristo, por más que lo haga en una cita tremendamente controvertida. Dice Estrabón que los asturianos de la época bebían zytho. Pero, ¿qué es o puede ser el zytho?. Lo único que se sabe es que zytho etiam utuntur, vini parum habent, que no es decir, precisamente, mucho. Ese brebaje podría ser cualquier bebida fermentada procedente de cereales o de frutas. El gran geógrafo no nos deja mucha luz para iluminar nuestro pasado, pero, como afirma Fernández Ochoa, cuando nos habla de las excavaciones del Xixón romano, lo más probable es que el zytho fuera nuestra sidra actual. El vino era escaso, y así lo hace constar Estrabón -quien dice que los ástures solamente lo tomaban en fiestas familiares-, mientras que, por el contrario, las manzanas eran abundantes, tal y como afirmó Plinio.

De otro lado, la cebada también era escasa en Asturies. Y, por si esto fuera poco, la bebida obtenida por fermentación de cebada tenía una palabra propia: kervesia. Esta palabra, procedente del céltico galo, era utilizada por los romanos, dando origen a la actual cerveza. Pero ni Plinio ni Estrabón la intercambian con la palabra zytho. En definitiva, los asturianos venimos bebiendo sidra, por lo menos, desde un siglo antes del comienzo de la era cristiana. Es decir, desde hace más de dos mil años. Y no creo que nadie venga a contradecir a grandes observadores como Plinio y Estrabón -aunque alguna mentira se detecta en sus textos- ni a los mucho más veraces Perfecto Rodriguez Fernández y José Antonio Fidalgo"


Y al final del llagar, el hórreo. Sí el hórreo, pues no es, en contra de la opinión casi generalizada e incluso plasmada en dichos y canciones, el número de pegollos o pilares lo que define hórreo y panera, sino la estructura de planta cuadrada rectangular, con el tejado a cuatro aguas y un solo pico o moño o dos. Este sería uno de los dos hórreos hoy existentes de los cuatro que tuvo este barrio de Iyán, según Mª Concepción Vega en Toponimia de Naves, San Martín y Beón (en Bedoniana 2004)


Este hórreo se alza sobre un espacio inferior o bodega (también recibe otros nombres), es bastante usual esta solución si bien aún más en el occidente asturiano. La bodega tradicionalmente era un espacio cerrado a manera de almacén en el que se guardaban todo tipo de aperos agrícolas y otros enseres, pero también podía ser utilizado como pequeño llagar, gallinero, criadero de animales como conejos, cuadra, e incluso vivienda entre otras utilidades, incluyendo cochera


Pasado el hórreo reparamos en otro par de magníficas casonas: en el muro de la derecha crece la misma trepadora que en la pared del llagar que mira al Camino, por lo que deben tener cierta vinculación


Las flores adquieren en Llanes una relevancia especial, además de sus virtudes naturalistas y visuales muchas de ellas son altamente simbólicas pues son el emblema identificativo de los bandos de los barrios y lugares de cada fiesta. Yolanda Cerra Bada publica un muy interesante artículo al respecto en Bedoniana 2004, La flor como símbolo de identificación(Nardos, claveles, siemprevivas, margaritas, geranios...) del que extraemos lo siguiente:
"... en la fiesta de San Antolín, llevar una flor de geranio rojo sobre una rama de espárrago prendida en la solapa significa manifestar que se pertenece a ese conglomerado social lleno de variedad que es la mitad occidental del pueblo, lo mismo que llevar en la fiesta de Santa Ana una margarita blanca significa reafirmar la identidad semicomunitaria de la mitad oriental de Naves. 

Idéntica respuesta hay en la villa de Llanes, ésta dividida a su vez en tres bandos, los dos históricos, de la Magdalena y San Roque, y el más reciente de la Guía. El clavel rojo de la Magdalena de Llanes, con el que se adornan las andas de la santa, que llevan aldeanas y porruanos el día de la fiesta (los más acérrimos lo lucen durante las fechas anteriores y posteriores), que «devuelven» a la santa el último día del mes de julio, tras cantar «Clavelitos», antes de que den las 12 de la noche y coja el relevo el bando rival de San Roque..., ese clavel es el símbolo del bando. Lo mismo que las siemprevivas sobre hoja de hiedra de los sanrocudos que llevan el santo, los danzantes de la danza peregrina, los partidarios, aldeanas y porruanos, y que, al retornar aquel a la capilla, desaparecen de las andas arrebatadas por los devotos. E igualmente el nardo de la Guía, que también adorna, que también emociona, que también es símbolo, como la canción «Los nardos», de origen madrileño pero ya con carta de naturaleza llanisca (...)

 No habremos de pasar por alto la fiesta de Santa Ana, la de los marineros de la Villa llanisca, que –por su parte– toma como emblema la margarita; con esta flor se adornan las mujeres vestidas de marineras y con ella se confecciona la corona que, en la procesión marítima, arrojan al mar en honor de los marineros fallecidos" 


Muchas costumbres de la villa de Llanes se fueron extendiendo a los pueblos, Cerra Bada informa que de la misma manera que las flores identificaron a los bandos de la capital concejil estas pasaron a hacerlo en los demás pueblos y parroquias del conceyu, donde adquirieron una gran importancia ornamental, fomentada por el trabajo de los grandes jardineros que estuvieron a cargo de los parques públicos y de los jardines de las casas indianas
"Nos recuerda la escritora M.ª Luisa Castellanos que una de las cosas más hermosas del Llanes de su época era el parque. Allí un jardinero gallego llamado Roboredo cultivaba gran variedad de flores, como la magnolia, la violeta, el clavo de olor, el hibisco con el que se adornan las hawaianas, la oriental flor del loto, las campánulas húngaras, la flor de fuego de Nigeria, los cactus, la orquídea, el iris del Japón, la rosa ártica de Alaska, gran variedad de rosas (de té, de Alejandría, de Castilla, de pitiminí, de Francia, de cien hojas, rojas, amarillas), madreselvas, el falso azahar, los geranios, las buganvillas, los girasoles en torno a la estatua de Posada Herrera, los dondiego de noche, las flores de un día, los tulipanes rojos, las hortensias, las camelias, las calas o mantos de la Virgen, las varas de San José, el jacinto azul de la India, la violeta de África –un raro y buscado espécimen de coleccionista–, los crisantemos, las siemprevivas, los claveles y los heliotropos"

De frente hay una bifurcación, en la que iremos a la derecha para continuar por La Caleya d'Argumeda, en el tramo del Camín Real de la Costa que comunica Naves con Villah.ormes o Villajormes, la tierra de los villajormiegos

Pasamos al pie de este grandioso caserón, con la fachada que mira al sur, a El Monte


A su lado crecen hermosos naranjos. No olvidemos que la naranja se daba excepcionalmente bien en las costas cantábricas y se exportaba con asiduidad a Francia y a Inglaterra. Cuando pasábamos por Niembru nos enterábamos que por su pequeño puerto salieron en 1605 nada menos 30 millones de naranjas producidas en el mismo pueblo y en su vecino de Barru


Tal vez estos naranjos o naranxales sean descendientes de aquellos cuyos frutos fueron a parar a las mesas del norte de Europa. El cronista José Antonio Fidalgo explica en estos términos la historia de la naranja en Asturias en la página de la Asociación Española de Cronistas Oficiales:
"Es el naranjo árbol de origen oriental que, ¡bendito sea Dios!, fue importado a nuestra nación por los árabes llegando a Asturias ya bien entrado el siglo XIII cuando, en tiempos de Reconquista, las tropas españolas ya habían recobrado muchas tierras y ciudades andaluzas.- Aquí, en el Principado y muy especialmente en zonas costeras y cálidas, sin apenas riesgo de heladas, los naranjos se aclimataron perfectamente; tanto que su producción abundosa no sólo abastecía a la población sino que era «materia de exportación» a muchos países europeos como Inglaterra, Francia, Holanda, etc. 
Lo confirmaba el P. Luis Alfonso de Carvallo en el siglo XVII: 
«De Naranja y Limón hay tanta abundancia que se cargan muchos navíos para Francia, sin la mucha que llevan a Castilla y se gasta en la tierra». 
¡Cómo sería esta abundancia «naranjera» en Asturias -y hablamos de tiempos muy pretéritos- que en muchas villas y ciudades costeras (Gijón, Avilés, Luarca, Villaviciosa, quizá Colunga, Ribadesella, Pravia…), donde la producción era notable, hacían fiesta y romería en los finales de enero y principios de febrero, para celebrar la recolección del fruto! 
La denominaban «Romería de las Naranjas» y en Oviedo solía celebrarse el día de la Candelaria (2 de febrero).Allí, a la capital, llegaban los campesinos con sus carros cargados de naranjas y en la zona de la calle de La Vega tenían los puestos feriales de venta. 
Son historias de tiempos pasados pues, como lamentaba Jovellanos, el cultivo del manzano y su destino sidrero desplazó al de cítricos, reduciéndose este al propio abastecimiento doméstico y de mercado local"

Siguiendo las conchas, y los muros de la quinta de los Vela vamos saliendo del barrio de Iyán por La Caleya d'Argumeda:
 "Antiguo camino real de Villah.ormes a Naves. De oeste a este, entraba por el barrio de Iyán, discurría por el centro del pueblo, la Bolera, Santana y La H. ondera, hasta salir por La Puntiga a la carretera nacional hacia San Antolín"
Nos dice Mª Concepción Vega Obeso en Bedoniana 2004 con Toponimia de Naves, San Martín y Beón, explicándonos su trazado viendo de Villah.ormes a Naves y saliendo en dirección a la Playa San Antolín, de donde venimos nosotros


Un buen castañedu da sombra al Camino, que hace un poco de bajada en este lugar...


Frente al castañar, pasamos junto a estas las últimas casas del barrio de Iyán...


Bernardo García Suárez escribe con añoranza en Mi memoria sensorial de aquel Villahormes (Bedoniana (2006) de los bosques de su infancia en este Valle de San Xurde, San Jurde o San Jorge, que de todas estas maneras lo veremos plasmado...
"Pasó. Aquel Villahormes y todo el territorio comprendido en el Valle de San Jorge quedó atrás en el recuerdo y sólo la memoria sensorial me permite compararlo con el actual. Los olores, colores y sonidos de mi niñez han sido sustituidos por otros diferentes y, por ende, han sustituido aquel pueblín en que nací por este otro al que en la actualidad, con cariño inquebrantable, contemplo con nostalgia.

(...) el delicioso sonido de las mil variedades de pájaros que anidaban en los abundantes árboles que han desaparecido merced a la voraz codicia de los maderistas. Aquellos malvises, ceriquinas, pimpines, xilguerinos, gurriones, miruellos, cuquiellos y demás aves canoras que, repito, eran un regalo delicioso para mis oídos (...)

Hasta la coruxa que llenaba de miedos y misterios infantiles la oscuridad de la alcoba antes de caer en un profundo sueño..."

Es este un muy apacible caminar, la suave cuesta va acabando y llaneamos entre los muros y cierres de las fincas colindantes al Camino...


Foto del mes de abril, con los primeros brotes verdes y árboles en flor. Fijémonos en la portilla con el nombre del barrio en mayúsculas: IYAN


El mismo lugar en verano con los árboles repletos de hojas...


Llamativa piedra con forma de argolla empotrada saliente en el muro de la quinta de los Vela. Es posible se usase para atar ocasionalmente a alguna caballería

No olvidemos que el barrio de Villah.ormes por el que vamos a pasar se llama El Mercáu y este de dirige a la capilla de San Antoniu, de gran tradición romera, lo que delata un uso frecuente del camín real para acudir a las ferias y mercados ganaderos que tanto triunfaron antaño en los pueblos de Llanes cuando estos eran más rurales que residenciales


Salimos así a los prados que separan las parroquias de Llanes y H.ontoria, a la que pertenece Villah.ormes, hoy en día dedicados a prados de diente y guadaña, esto es, de pasto y siega, teniendo en primer término el de la finca de la Yeguada Vela Iyán, de la cuadra de Jacinto Vela, donde trotan los caballos...


Un gran charco delata que estamos en la Ería de Llagu, donde con las lluvias se formaba una laguna, tal y como nos dice Vega Obeso en su estudio toponímico de Naves:
"Ería en la que se origina un llagunal o laguna por estar en vaguada. Por ella discurre una corriente de agua proveniente del H. obu de Villah.ormes que, pasando por Argumeda, se pierde posteriormente en un sumidoriu o sumidero al pie de una cueva por donde, también, desaparece parte de ella, aunque el rebosante con el mal tiempo sale a la carretera. Se localiza al oeste entre la zona de Marrón y la carretera general en dirección Ribadesella, por encima del barrio de Iyán"

Ya han quedado atrás los muros de la quinta, erigida sobre un peñón


En jornadas de intenso calor los caballos buscan el amparo y frescor de su sombra...


El lugar de la laguna ha sido urbanizado, son los Apartamentos El Llagu, con Las Castañares y Los Manzanales. A lo lejos es el barrio de Marrón, donde están las antiguas escuelas y la mansión indiana de Villa Marrón, de la que vemos parcialmente su planta alta.


Villa Marrón fue construida para Benigno Cueto Collado, uno de los famosos hermanos Collado que hicieron las Américas. Benigno hizo fortuna y de regreso a Asturias se casó con su sobrina Manuela Elosua Cueto y encargando esta casa al arquitecto Joaquín Ortiz García. Fue restaurada en 2010-2011 para ser habilitada como hotel


Paredes pétreas a nuestra izquierda, peñasco vertical de roca viva...


Y en la roca otra de las conchas con azulejo que señalan el Camino

Nos cruzamos con La Caleya los Cuartos, que sale a la carretera general, y nosotros seguimos de frente


Más caballos de la yeguada. A lo lejos divisamos ya las primeras casas de Villah.ormes: estamos entrando en la parroquia de H.ontoria o Jontoria


El barrio de El Mercáu, al sur de la población: a lo lejos vemos el Llanu Nueva (220 m), buena referencia para saber dónde está Nueva (a sus pies) y a su izquierda El Picu Maor (368 m), este sobre Pría, paso de Llanes a Ribadesella/Ribeseya. Más allá es el famoso Picu Mediudía (497 m) cuyas leyendas y enclaves arqueológicos han sido objeto de estudio por parte del investigador Hernán del Frade de Blas en su trabajo Mediudía y Socampu, dos montañas sagradas, publicado en Bedoniana 2010 y basado en la conferencia En torno al Picu Mediodía: un posible lugar sagrado en la Antigüedad, que el autor dio en Nueva el 19 de septiembre de 2009


De Mediudía y Socampu, del Picu Maor y El Llanu Nueva continuaremos hablando camino de Villah.ormes y La Venta Castañeda, histórica parada y fonda del viejo Camín Real de la Costa




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