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martes, 14 de noviembre de 2023

EL BUFÓN DE SANTIUSTE (LLANES, ASTURIAS) Y LA LEYENDA DEL CUÉLEBRE ENAMORADO: UN PRODIGIO DE LA NATURALEZA AL LADO DEL CAMINO

  

Bufón de Santiuste (Llanes, Asturias)

El Bufón de Santiuste es el primero de los grandes y muy espectaculares surtidores naturales de agua a presión, producto de la erosión del mar que golpea machaconamente el acantilado, que encontraremos en el concejo asturiano de Llanes al poco de entrar en él, procedentes de La Franca, en el vecino concejo de Ribadedeva, entrada en Asturias del Camino de Santiago del Norte. Es un espectacular surgidero de agua marina radicado al norte de la casi deshabitada y pequeña aldea de Santiuste, en la parroquia de Pendueles 


Este fenómeno de la naturaleza, llamado bufón (de bufar) o bramadoriu (de bramar), por su estremecedor sonido similar a un rugido, fue declarado Monumento Natural del Principado de Asturias y tiene dos bocas principales, además de otras oquedades menores, llegando a arrojar al cielo un fuerte chorro de agua marina empujada por el aire metido a presión por el oleaje en los orificios de la roca madre del acantilado en los días de fuerte temporal en el mar, algo que acontece normalmente en algunos días del otoño y del invierno. De él y de su entorno nos dicen así en la Enciclopedia del paisaje de Asturias:
" escupe agua con gran fuerza, hasta unos 40 m sobre el nivel del mar, de modo que se trata del bufón de la costa asturiana que a más distancia se divisa. Debajo de la principal el color de la roca es rojo; una de las salidas principales se localiza unos 8 m al oeste y otra, de color naranja, al sur. Se integra dentro de los terrenos de la aldea semideshabitada de Santiuste, de la parroquia de San Acisclo de Pendueles y del Paisaje Protegido de la Costa Oriental; la costa en la que se enclava está repleta de elevados acantilados y de varios entrantes y salientes"


Realmente, el Camino de Santiago como tal no pasaría originalmente al lado del bufón, sino unos 350 metros más al sur, por La Venta Santiuste, antigua venta caminera, hoy cuadras, que conoció el ilustrado Jovellanos en 1791 y a la que nos referimos en la correspondiente entrada de blog. Desde ella el Camino se asoma al mar en esta costa de Santiuste, pudiendo verlo perfectamente los peregrinos que pasan por él

Cruce de las vías del tren desde el camino que llega desde la carretera, a la que ha salido el Camino

Pero a partir de La Venta Santiuste el antiguo camino real (real, del reino o la Corona, es decir, algo parecido a lo que hoy entenderíamos como "publico" y "principal") costero ha quedado solapado bajo la carretera general N-634 hasta Buelna y Pendueles, por lo que muchos peregrinos evitan el sufrido y no muy agradable trazado oficial por dicha carretera y, cruzándola, y cruzando también seguidamente la línea del ferrocarril, eligen el llamado Camino de los Bufones, para ir a Buelna por las inmediaciones del Bufón de Santiuste y de allí continuar a Cobijeru, playa interior que es también un maravilloso Monumento Natural

El sendero, en el prado más allá de la vía, levemente marcado por el paso de gente

No es un camino histórico ni de arriería, peregrinación o viajeros de antaño, sino un conjunto de senderos locales, a veces no definidos, de pescadores y ganaderos a lo largo de la franja costera, con abundantes prados y vegetación, pero nos libran, recalcamos, pese a ser un trayecto ligeramente más largo, de llegar a Buelna por el arcén de una carretera que, pese a la construcción de la Autovía del Cantábrico, tiene muchísimo y veloz tráfico, principalmente en verano


Tras el paso de las vías este es el acceso al Camino de los Bufones, por el que caminamos hacia el acantilado, por cuyo borde o inmediaciones continúa hasta Cobijeru y Buelna, a unos 3, 3 kilómetros de aquí. En el blog El Camino de Santiago desde Asturias nos explican el acceso a este lugar para tomar esta variante no oficial pero muy bella y efectiva
"Aunque lo habitual para recorrer la distancia que separa la Venta de Santiuste de Buelna, es hacerlo sobre el arcén, de la hoy prácticamente desierta, N-634, desde hace un tiempo, no es extraño ver a Peregrin@s por el sendero que discurre por las praderías que bordea los acantilados cantábricos desde Santiuste hasta Buelna como consecuencia del riesgo que entrañaba el recorrer éste tramo por el arcén de la N-634, durante el tiempo que duraron las obras de la A-8, se marcó “también” con flechas amarillas éste trazado costero.
La variante comienza cruzando la N-634 a la altura del km. 286,9, para continuar por un sendero que desciende hasta la vía de FEVE, una vez atravesada, se accede a la zona de praderías por un peculiar paso o “saltadera”, señalizado como “entrada al bufón”."

Cuando vinimos la última vez, las flechas amarillas habían desaparecido o casi, pues estaban muy gastadas en los pocos sitios donde podían pintarse, algún afloramiento rocoso en el prado, bastante abundantes eso, pero las que aún podían localizarse muy gastadas y casi borradas por los elementos


No obstante el paso es relativamente bueno y bastante cómodo y tiene buena visibilidad. Nuestra referencia fundamental es el mar. Aquí, en esta campera al lado del acantilado, el mar es nuestra referencia fundamental, para seguir a Buelna nada más es caminar hacia el oeste, pero si antes queremos conocer el Bufón de Santiuste, hemos de ir al este, a la derecha


Y esto es lo que vamos a hacer nosotros. Dado que el bufón está a la vista en todo momento cuando está plenamente activo, sabremos sobre la marcha si este luce en todo su esplendor y merece la pena acercarse hasta él, como es este el caso


Es cierto, lo decimos constantemente en estos casos, el peregrino no puede estar deteniéndose a cada paso para verlo todo ni mucho menos hacer desvíos, por cortos y momentáneos que puedan ser, como este, pero cuando se ven en lontananza aquellas grandes columnas de agua alzándose titánicas sobre la tierra y el mar, el mismo instinto aventurero que todos tenemos nos hará acercarnos a ellos


No están los bufones necesariamente y de forma continua escupiendo al aire sus columnas de agua de mar, a veces hay intervalos de calma, pero la peña en la que afloran nos sirve de referencia para nunca perder el rumbo


Tampoco expulsan su chorrón siempre obligatoriamente con el mismo ímpetu, todo depende de lo que se mueva "por ahí abajo", en las entrañas de la tierra donde está entrando el mar empujando al aire por recónditos conductos horadados por los más formidables agentes erosivos


En otros vemos los dos surgideros principales eyectando su confeti blanco al unísono como un dúo artístico en plena armonía


La atávica atracción de la naturaleza indomable atrapará a los peregrinos del camino de Buelna en este mágico lugar a la entrada del conceyu de Llanes


No se necesita mayor aliciente, la gente se acerca al lugar del brote impetuoso del aire y el agua como si fuese un altar ancestral a las deidades que guardan estos parajes de ensueño


Las dos bocas del Bufón de Santiuste parecen divergir en su salida chorreante, formando una "V" cuando las dos columnas surgen a la par


Seguidamente se forma una bruma a manera de orbayu que puede dejar calado hasta los huesos a quien se encuentre en el lugar hacia el que viento arrastra esa densa niebla de agua salada



En la web de Asturias Paraíso Natural hallamos por su parte esta descripción del bufón o bramadoriu y sus características, tan acertadamente escueta y simple como precisa:
"En momentos de temporal, cuando una ola entra con fuerza en la perforación creada en la roca por la acción kárstica, el agua asciende a presión y forma un surtidor, expulsando, además de agua, arena y restos orgánicos, incluso rocas de considerable tamaño, produciendo un silbido o bufido que da nombre a este fenómeno.

El de Santiuste se considera el mayor de los bufones de la costa oriental, ya que puede expulsar el chorro hasta una altura de 40 metros."

Y en Turismo en Llanes abundan en esta descripción del Bufón de Santiuste y de su ubicación y fenomenología:
"Los Bufones de Santiuste se localizan en la parte más oriental de la rasa de Llanes, una vez pasada la localidad de Buelna y a poca distancia de la Playa de la Franca.

Los Bufones son una de las formas más espectaculares del relieve kárstico. Se originan en el borde de los acantilados aprovechando pequeñas fisuras o fracturas de la roca caliza. Se componen de una cámara o cueva y un conducto vertical por donde se expulsa aire a presión, producto del impacto del oleaje contra la base del acantilado, acompañado por agua del mar a modo de potente chorro (surtidor) que en ocasiones alcanza los 30 m, ofreciendo un espectáculo privativo de estas costas"

Gran estruendo el del gigantesco surtidor natural de agua y aire que se mezcla con el estruendo de las olas al chocar con la pared del acantilado. Pasamos ahora a buscar la definición que nos da al respecto Wikipedia de este prodigio de la naturaleza en Santiuste y de cómo se forma:
"El bufón de Santiuste se encuentra en el límite del concejo de Llanes en Asturias. Se trata del mayor bufón de la costa oriental asturiana pudiendo alcanzar unos 40 metros y está situado muy cerca de los bufones de Arenillas.

Un bufón está formado por roca caliza de montaña que al estar en un acantilado es erosionado por el mar por abajo y el agua de lluvia o de ríos por arriba, esta erosión forma cavidades kársticas. Cuando la marea sube llena el hueco producido saliendo al exterior por encima del acantilado lo que provoca un chorro pulverizado de agua de mar acompañada por un sonido característico que es el que le da el nombre de bufón. Fue declarado monumento natural el 5 de diciembre de 2001."

Asimismo, del bufón y su entorno, incluyendo flora y fauna, encontramos buenísima información en Naturaleza de Asturias. espacios naturales protegidos:
"Este monumento natural se sitúa en las proximidades de la Playa de La Franca, en el concejo de Llanes y se puede acceder a él a través de un pequeño camino que parte de la N-634. Se trata del mayor de los bufones de la costa oriental, que puede expulsar un chorro de agua de hasta cuarenta metros de altura, enmarcado en un tramo costero de gran belleza y reconocida calidad ambiental, constituyendo una singularidad geomorfológica y paisajística que es preciso conservar. 
Los bufones son grietas y chimeneas abiertas en la costa, conectadas con simas marinas por las que el agua del mar penetra a presión, formando surtidores de agua pulverizada visibles desde el exterior. Si la mar está en calma, los respiraderos de las cavidades subterráneas se limitan a expulsar el aire, comprimido en las galerías por los golpes del oleaje. Los quejidos del Bramadoriu, como se denominan localmente a los bufones, se dejan oír a muchos kilómetros y el suelo, desgastado ya por milenios de oleaje, amenaza con romperse definitivamente. 

El entorno del monumento presenta una elevada calidad ecológica, y además de su interés paisajístico y geomorfológico, el entorno del bufón alberga interesantes comunidades arbustivas propias de los acantilados calizos, además de encinas laureles. En cuanto a la fauna representativa, en los acantilados del entorno los cormoranes moñudos comparten espacio con las gaviotas patiamarillas paiños, así como el halcón peregrino."


Otra página, la de Asturias.com, nos da buenos y abundantes datos sobre este extraordinario paraje ante el que el peregrino, sobre todo si no sabía o se le había advertido de este portento, se llevará sin duda una tremenda sorpresa si lo descubre en toda su plenitud visual y sonora:
"Estos saltos de agua son algo distinto a la acción típica del mar rompiendo en grandes olas contra la costa. En este caso, el agua aprovecha chimeneas bien definidas y grietas de la caliza para salir a borbotones a la superficie imitando a los géisers, formando surtidores que pueden alcanzar más de veinte metros de altura.
La imagen única de estos surtidores sólo puede disfrutarse en zonas bien localizadas del litoral de Llanes. En estos lugares de la rasa costera se dan unas características geológicas poco corrientes. La formación de los bufones se basa en la disgregación de la roca caliza, su disolución en contacto con el agua de lluvia que penetra por pequeñas fracturas hasta el nivel del mar. La acción erosiva del oleaje favorece el agrandamiento de estas cavidades originales. Con el paso del tiempo llega a formarse una cueva en comunicación con el conducto vertical. Las olas hacen que el aire o el agua que se acumula en la cueva se compriman y salgan a gran presión al exterior. 
Este fenómeno despliega toda su fuerza cuando el Cantábrico está bravío, en otoño e invierno es más fácil que suceda. Además la combinación de la pleamar con marejada es la mejor de las opciones para ver los bufones en todo su esplendor. En estas ocasiones, sin embargo, hemos de mostrarnos nada temerarios y muy respetuosos, observando el espectáculo a una prudente distancia. El peligro es real si nos acercamos demasiado, ya que la fuerza del chorro puede arrastrar a un hombre. 
Si la mar está en calma, los respiraderos se limitan a expulsar aire, pero en los días de fuerte marejada los bufones se transforman en un espectáculo que produce admiración y temor."

Los bufones reciben muchas visitas, tanto este de Santiuste como los de Arenillas en Vidiago y La Bramadoria o El Bramadoriu en Pría, a la admiración que causan se une la de los acantilados y la olas del mar que parecen querer competir con ellos en altura y estruendo. No obstante hemos de tener máxima prudencia, no confiarnos ni acercarnos nunca al borde de estos despeñaderos. Por desgracia no son infrecuentes los accidentes y no pocos sustos pese a todas las advertencias


Compartimos ahora del magnífico artículo dedicado a los bufones de Llanes por Carme Pechoabierto Saorín, publicado en España Fascinante, el apartado de explicación general y el dedicado a este de Santiuste:
"En la costa oriental asturiana, lugar donde el Cantábrico se hace notar, es posible observar uno de los fenómenos más curiosos de la naturaleza. Se trata de los bufones de Llanes. El agua del mar entra con furia, a través de las chimeneas y grietas de la caliza en la costa. Su misma fuerza hace que alcancen la superficie. Así generan un fenómeno que recuerda al de los géiseres, formando surtidores de más de veinte metros de altura.

Un maravilloso espectáculo que queda muy cerca de uno de los pueblos más bonitos de Asturias. Los tres bufones, declarados Monumento Natural, están incluidos dentro del Paisaje Protegido de la Costa Oriental. Ofrecen una imagen única de unas características geológicas poco corrientes.

La disgregación de la roca caliza gracias al contacto del agua de lluvia genera pequeñas grietas, conectadas con las simas marinas, que llegan hasta el nivel del mar. El efecto de la erosión producida por el agua salada agranda estas cavidades originales, de tipo kárstico, formando cuevas que comunican con el conducto vertical. El resto viene por la acción de las olas, cuando la marea sube, que hacen que el aire o el agua acumulados en la cueva se compriman y salgan a presión hacia el exterior."

Y esta es una crónica de una visita, improvisada, al lugar, de la escritora Maiche Perela Beaumont, publicada en la web de la Cofradía de Pescadores de Llanes, que viene a ser una buena descripción de cómo mucha gente descubre este indómito paraje y los sentimientos que afloran al conocerlo:
"En la zona más oriental de la rasa de Llanes, casi en los límites con la frontera del vecino Concejo de Ribadeva, se puede ver, cuando las olas, el viento y la pleamar se ponen de acuerdo, el bufón de Santiuste. 
Fuimos por casualidad. 
En realidad, nosotros íbamos a hacer fotos a la playa de la Franca, que se encuentra en las cercanías, cuando de pronto desde la carretera me percaté de que el bufón considerado el mayor del Concejo, su chorro puede llegar a alcanzar los 40 metros de altura, estaba activo. 
Aparcamos el coche en las proximidades de la que fue “La Posada de Santiuste”, anduvimos unos metros por la carretera en dirección a Buelna, giramos a la derecha por un estrecho camino, cruzamos la vía del tren, salvamos una saltadera y a unos pasos más apareció el surtidor de agua marina funcionando al compás de las olas.  
Nos acercamos, siempre manteniendo una distancia prudente, y durante un largo rato, a pesar del sonido estremecedor, como si el mar” hirviera”, me quedé ensimismada disfrutando del espectáculo que, al lucir el sol, lo acompañaba el arco iris. El grito corto de lo que debía de ser un colirrojo tizón, que no logré distinguir, me sacó de mi abstracción, entonces divisé a una tarabilla posada en un lugar prominente, como si también ella quisiera contemplar el bufón en primera fila.  
Después, me fijé que en las inmediaciones predominaba la roca desnuda con restos de arena expedida por el chorro de agua y algunas plantas que se adaptan a vivir sometidas a los vientos y gotas saladas, como las clavelinas de mar, que todavía tenían algunas flores de tonos rosa, y los insulsos cenoyos de mar. 
De repente, como si el bufón quisiera jugar con nosotros, gastarnos una broma infantil, una suerte de orbayu salado nos empapó e hizo que nuestra ropa y nuestro pelo brillaran con el agua, al igual que la hierba a nuestros pies. 
Volvimos por donde habíamos ido, y decidimos visitar “La Posada de Satiuste”, de la que solo restan unas ruinas, en las que se adivinan las caballerizas, la cocina y las habitaciones. Sabemos que en ella, el 10 de agosto de 1791, Jovellanos, con el que últimamente me vengo “cruzando”, se detuvo a desayunar y descansar en su segundo viaje a la zona de Llanes. 
De regreso a casa, me vino a la cabeza que estas singularidades geomorfológicas y paisajísticas, que son nuestros bufones, aunque protegidos como Monumentos Naturales siguen en peligro porque, entre otras cosas, todavía hay quienes les arrojan plásticos y latas con el fin de verlos volar por los aires empujados por el agua a presión. 
Y no puedo dejar de pensar que quizá no hago bien escribiendo de ellos."

Efectivamente, no tan conocido tal vez como los de Arenillas o, sobre todo, los de Pría, mucha gente descubre al Bufón de Santiuste por casualidad, al verlo desde la carretera o el Camino, sorprendiéndose tremendamente y posponiendo cualquier plan momentáneamente para acercarse unos instantes a este magnífico paraje en el que la cantidad de agua expulsada por el bramadoriu llega a formar arroyuelos que discurren prado abajo. En el blog de excursionismo y fotografía Por las playas y pedreros de Asturias nos dan cuenta de sus accesos principales y más inmediatos así como un excelente reportaje fotográfico que queremos recomendar:
"Con seguridad este bufón es menos conocido que los de Arenillas en Puertas de Vidiago o los de Pría y siendo como ellos Monumento Natural está reconocido  como el mayor de los bufones de la costa oriental ya que puede expulsar el chorro hasta una altura de 40 metros. 
Para llegar hasta él hay que dejar la Autopista del Cantábrico en la salida de Vidiago y seguir por la N-634 en dirección Playa de La Franca, aparcando entonces en la proximidad de una granja para volver sobre nuestros pasos y buscar en la curva pronunciada anterior un paso que nos permite pasar las vías del tren. 
Como los bufones son perfectamente visibles en épocas de temporales marítimos sólo necesitamos cruzar los prados en su dirección, desde donde por otra parte se obtienen unas bellas vistas al oeste de la costa llanisca."

Otra buena referencia a Santiuste la encontramos en la web de turismo activo Zenit Experience, donde se destaca además la importancia ornitológica de este sector de costa: 
"Los bufones de Santiuste se encuentran en la parte más oriental del concejo de Llanes, una vez pasada de la localidad de Buelna y muy cerca de la playa de la Franca. En el año 2001 fue declarado espacio natural protegido de la costa oriental asturiana y también Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). 
Tiene unas características similares a las de los bufones de arenillas, aunque el de Santiuste es el de mayor tamaño de toda la zona oriental. Pudiendo alcanzar hasta cuarenta metros de altura. Bufones en Asturias 
Se trata también de una zona de gran importancia desde el punto de vista ornitológico. Ya que en sus alrededores está uno de los puntos de cría del paíño europeo, cormorán moñudo y garceta común. La garceta común forma aquí la única colonia conocida en Asturias."


Todos estos grandes roquedos forman parte de la gran área caliza asturiana, que describe muy bien la página picosdeeuropa.net, ofreciéndonos detalladamente y con precisión el proceso de formación de los bufones y otros asombrosos prodigios marinos cercanos, como las playas interiores de Cobijeru, que veremos al llegar a Buelna, o la de Gulpiyuri, más al oeste pero sin salir de Llanes, al lado de la de San Antolín y al norte de Naves
" El agua descompone la caliza, toda la Cordillera Cantábrica, así como los Picos de Europa y esta parte de la costa esta llena de cuevas. El agua de la lluvia crea con el paso del tiempo agujeros, simas y cuevas en el subsuelo.

Pero ¿qué ocurre en la costa, en los acantilados de caliza?. La lluvia actúa como en el resto de la cordillera, creando agujeros y filtraciones, horadando la caliza en vertical. Pero aquí tenemos otro elemento, el Mar Cantábrico con sus potentes temporales y su impresionantes olas que se estrellan una y otra vez contra la base de los acantilados, llegando a comerse materialmente su base y creando cuevas que avanzan en horizontal.

En muchos lugares de esta costa esas filtraciones y agujeros verticales llegan a conectar con las cuevas bajo los acantilados. En las horas de marea alta y con temporal las olas penetran en dichas cuevas ocupando todo su espacio y empujando con fuerza. Y ¿qué sucede con el aire que había dentro de la cueva?. Sale expulsado por los agujeros verticales generando unos ruidos cual si fueran autenticas flautas naturales y emitiendo un bufido, de ahí el nombre de bufones.

Si la ola que ha llegado tiene suficiente presión, después de expulsar el aire que había en la cueva, saldrá  agua a presión por el conducto que comunica dicha cueva con la superficie, semejando un autentico geiser y pudiendo alcanzar una altura de unos cuantos metros.

El aire y sobre todo el agua expulsada hacia la superficie arrastra arena, ahí podemos estar paseando por un prado sobre los acantilados y encontrarnos con arena de playa rodeando un pequeño agujero en medio de la hierba. Es muy curioso porque lo primero que se pregunta uno es de donde ha podido salir esa arena de playa.

En otras ocasiones el agujero es tan tremendo que se cran arcos naturales de dimensiones ciclópeas como el que aparece en una de las fotos posteriores. En otras ocasiones cede el suelo de una caverna creada por el agua del mar y se crea una playa interior, conectada por un pasillo subterráneo con el mar. Así nos encontramos en medio de un prado un hundimiento y al asomarnos vemos que hay una playa en medio de una pradera, un ejemplo es la playa de Gulpiyuri. Otro ejemplo es la playa de Covijeru en medio de un bosque. Estas playas suelen tener solo agua en marea alta."

Estimamos muy conveniente en esta entrada de blog aportar, además de fotos y textos, los necesarios vídeos que nos permitan hacernos una idea del espectáculo visual y sonoro que es el Bufón de Santiuste, si bien sus bramidos o rugidos quedan casi totalmente solapados por los del fuerte viento que golpea en micrófono, aún así nos sirve para percibir el salvaje encanto de la fuerza inmensa de la naturaleza más indómita


Rugidos tan atemorizantes, a veces terroríficos, como atrayentes, lo que ha inspirado multitud de leyendas sobre seres del inframundo existentes en las entrañas de la tierra, atrapados en cámaras subterráneas de las que pugnan por salir, la más conocida, que se repite en este y otros bramadorios, es la del cuélebre, gran serpiente alada más o menos equivalente a un dragón, guardiana de encantos y tesoros en este mágico enclave, el cual se enamoró de una joven doncella que acudió al lugar atraída por estos quejidos guturales que oía continuamente desde su castillo. El cuélebre enamorado nada más la vio, se transforma por sus poderes sobrenaturales en un apuesto caballero que la seduce, o más bien se seducen ambos mutuamente, culminando aquí su flechazo de amor de manera inmediata


Pero el padre de ella, que la seguía, los sorprendió, no pudo contenerse de ira y los arrojó acantilado abajo, pereciendo los dos amantes pero, para castigo del malvado, sus alaridos y quejidos permanecen para siempre en el lugar de este su terrible crimen, los bramidos del cuélebre y la doncella mortificarán la vida del asesino y permanecerán por siempre, manifestándose en este Bufón de Santiuste, testigo de tamaña tragedia y tropelía


La leyenda del cuélebre enamorado y la doncella no menos apasionada del joven apuesto en que se había transformado, fue de siempre más o menos literaturizada y recreada por numerosos autores y tiene varias versiones pero todas coinciden en lo fundamental, que es buscar una razón mitológica de las fuerzas, antes desconocidas, que provocaban este sonoro y visual fenómeno marítimo-terrestre en determinados lugares de la costa. Nos gusta por ejemplo esta versión de Francisco González Riancho-Colongues que publica en Cantabria Liberal:
" Existe una leyenda popular que habla del Cuélebre, personaje mitológico asturiano con forma de serpiente vigilante de personajes encantados y tesoros, que vivía en la costa donde hoy están los bufones, que dice que sus gritos estremecedores eran como bufidos y rugidos. 
Una joven doncella, interesada por dichos rugidos y bufidos, se acercó al lugar y el Cuélebre al verla venir entre la niebla se convirtió en un apuesto caballero que abrazó a la joven. En ese momento el padre de la doncella los vio y encolerizado los lanzó violentamente a los dos al acantilado. 
Dice la leyenda que los “lamentos eternos del mar” son los quejidos del Cuélebre y la doncella, y retumban a kilómetros de distancia en recuerdo de la matanza y como castigo eterno al verdugo. 
Otros lugareños dicen que el Cuélebre era el padre y que al descubrir a su hija y a su enamorado los lanzó a los dos al mar y como castigo se convirtió en el Cuélebre, ser mitológico con forma gigantesca de serpiente alada. Dicen que sigue allí, escondido en las cuevas de los bufones y que es él quien intenta asustar a los más valientes que allí se asoman con sus bufidos. 
Yo se de todas formas que el Cuélebre es buena gente e inofensivo, así que hay que acercarse a verle sin miedo"

En el suelo se forman también pequeños bufones, no son por supuesto tan espectaculares pero sí poderosamente llamativos: el agua brota burbujeante del prado y forma charcos entre las piedras



Visitado el fantástico titán de la naturaleza que es el Bufón de Santiuste, reemprendemos el camino por los acantilados, la como hemos dicho buena ruta alternativa a la sufrida y monótona carretera N-632 empleada por muchos peregrinos. Así nos la explican en Turismo Asturias: para seguirla en nuestro trayecto hacia Buelna, a unos tres kilómetros de aquí
"Si al dirigir la mirada en dirección a la costa, observan la presencia de chorros verticales de agua pulverizada, es que las condiciones de mar y marea son propicias para disfrutar del espectáculo de los “bufones” de Santiuste. Para ver de cerca, sentir el estruendo y escuchar el “bufido” del agua al salir despedida al aire después de recorrer largas chimeneas formadas a través de las rocas costeras, merece la pena desviarse un par de centenares de metros, del trazado del Camino. 
El desvío, habitualmente suele estar artesanalmente señalizado, partiendo frente a un lugar cercano al que nos incorporamos a la N-634. 
En la actualidad, se encuentra señalizado con flechas amarillas el sendero que discurre sobre los acantilados, desde la N-634 al bufón de Santiuste y desde aquí, en dirección oeste, hasta alcanzar Buelna. La distancia a recorrer es apenas un kilómetro más que por la carretera, caminando sobre el acantilado por un tranquilo sendero y rodeados de un paisaje incomparable."




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