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miércoles, 8 de mayo de 2024

L'ARBEYAL O LA PLAYA LA CASERA: "LA MARBELLA GIJONESA" AL LADO DEL CAMINO DE SANTIAGO (ASTURIAS)

L'Arbeyal: al fondo El Monte Coroña y, en la lejanía, Cimavilla

El monumento a los niños evacuados en la Guerra Civil preside el Paseo del Arbeyal, unos metros al norte de cruce de Cuatro Caminos, paso del Camino de Santiago desde Santa Olaya, en el gijonés barrio de El Natahoyo, al también gijonés y urbano barrio de La Calzada, en lo que es el tercer arenal urbano gijonés, este no exactamente el mismo Camino pero sí a muy escasa distancia, por lo que nos parece conveniente dedicarle la oportuna entrada de blog, dada además su cercanía relativa al albergue de peregrinos que se va a habilitar (a ver si de esta es verdad) en las inmediaciones (Edificio Vicasa -La Calzada-)

L'Arbeyal formaba parte hace siglos de una extensa playa que, desde el desaparecido Arenal de la Trinidad, al lado mismo del tómbolo de Santa Catalina y barrio de Cimavilla, origen de la ciudad de Gijón/Xixón, recorría toda la franja marítima occidental del concejo recibiendo diferentes nombres. 

Allí, desde La Trinidad hasta el mitológico Monte Coroña sería la Mar de Pando o Arenal de El Natahoyo, donde empezó el turismo playero gijonés a mediados del siglo XIX (antes las playas no eran consideradas lugares salubres, según la mentalidad imperante), llegando a bañarse en ella personajes ilustres como la reina Isabel II, popularizando aún más una costumbre que, primero por cuestiones de salud y luego como ocio y socialización, prosiguió hasta nuestros días

Pero después, hasta los años 1870, aquel esplendor playero del oeste gijonés fue desapareciendo, se habilitaron los muelles de El Fomento y El Fomentín y los astilleros laminaron el Monte Coroña, reduciéndolo a una mínima expresión, abriéndose además fábricas y factorías de todo tipo

La industrialización llegó también a L'Arbeyal, hasta el punto que hasta su nombre desapareció en favor de una de las empresas aquí instaladas, La Casera, por eso para muchos vecinos es este el único nombre que conocieron y conocen. El filólogo Ramón d'Andrés nos aporta información documental al respecto en su Diccionario toponímico del concejo de Gijón:

"Documentación histórica del topónimo: en el «Plano del Puerto de Gixon», de Andrés de la Cuesta (1775) se lee «El obejal de Jobe», en una clara confusión de palabras. En el «Plano de la Concha de Gijon», de Vicente Tofiño (1787), aparece «Playa y Arroyo de Orbeyal». En el diccionario geográfico de Madoz (1845-50), en el «Plano de la Concha y puerto de Gijón y proyecto del Musel», figura como «Playa de Arbayal», que seguramente es un error de escritura. En el «Plano de la Concha y Puerto de Gijon», de la Dirección de Hidrografía (1867), aparece «Playa de Arbeyal». En el plano hidrográfico y topográfico de Fernando García Arenal (1886-1900), «Playa del Arbeyal».

(...)  en la segunda mitad del siglo XX, y coincidiendo con la máxima degradación ambiental y paisajística de esta playa, fue corriente llamarla La Playa la Casera, en alusión a la fábrica de bebidas «La Casera», que estaba allí al lado. Merece la pena destacar que cuando el Ayuntamiento de Gijón recuperó el uso público de la playa en los años 90, recuperó al mismo tiempo el uso del topónimo tradicional L’Arbeyal, que ahora está oficializado."

Cuando, empezando los años 1990 y tras las duras reconversiones industriales acaecidas en la bahía, especialmente virulentas las de los astilleros, estos históricos arenales fueron recuperados con arena extraída del fondo marino de Bañugues (Gozón), cerca del Cabu Peñes, esta de L'Arbeyal recuperó su nombre de manera oficial; sin embargo, la de El Natahoyo o Pando no, prefiriéndose, no sabiéndose bien cómo y porqué se tomo la decisión, denominarla Playa de Poniente, se supone que a imitación de algunas mediterráneas. Sin embargo, sus topónimos originales son reclamados y suelen reivindicarse constantemente

El arenal y una sucesión de playas, seguía al oeste hasta los acantilados de Arnao y Piedra Lladra, donde se construyó el puerto de El Musel, cuyas ampliaciones fueron haciendo desaparecer otros sables (playas) como el de El Tallerín y Los Manolitos, añorados por los vecinos que los conocieron, cercanos además a algunos célebres bailes de antaño, como el Bombay, merenderos como los de La Figar y campos de romerías como los de Xove. Seguimos leyendo a Ramón d'Andrés:

" en un principio, el arenal se extendía desde La Punta l’Otero (donde ahora está El Muelle la Osa) hasta El Monte Coroña. Por consiguiente, la actual playa de L’Arbeyal consiste en la mitad occidental del arenal histórico, siendo el resto ocupado por los astilleros. Parece ser que L’Arbeyal designaba también, además de un arenal o playa, una finca parcelada que existía a finales del siglo xix. De L’Arbeyal se aprovechó grava y arena para la construcción del puerto de El Musel; este hecho, junto a los vertidos industriales de la Fábrica de Sombreros o de L’Algodonera, convirtió este lugar de la costa gijonesa en una «charca inmunda y fétida», como alguien la describió en 1918. En la segunda mitad del siglo xx desembocaban en ella los colectores de La Calzada y Jove, a lo que se sumaban los residuos de los Astilleros de G. Riera. En 1994 el Ayuntamiento de Gijón recuperó completamente este arenal para el disfrute de los ciudadanos. En 2001 se inauguró allí el Centro Oceanográfico."

Si bien el origen del nombre de La Casera está claro, el de L'Arbeyal da pie a diversas conjeturas, un arbeyu es en castellano un guisante, hablándose tanto de piedras menudas antaño existentes en sus pedreros, con esa forma, e incluso de plantaciones en los campos de las inmediaciones cuando en parte siguieron siendo rurales hasta algo entrado el siglo XX. Volvemos a consultar el Diccionario toponímico de Ramón d'Andrés:

"Formación del topónimo: proviene de la palabra asturiana arbeyal, que significa ‘sitio poblado de guisantes (arbeyos) o de algarrobas (arbeyes)’. Un arbeyu (en castellano «guisante») es un ‘Pisum sativum, leguminosa que da vainas con granos redondos, de color verde y comestibles’; una arbeya (en castellano «algarroba») es una ‘planta leguminosa del género Vicia que crece enredándose en otras y que da una vaina anegratada con granos comestibles’. Se utiliza en asturiano, en este caso, el sufijo colectivo -al, presente en otras palabras como ocalitu ‘eucalipto’ → ocalital ‘eucaliptal’, maíz → maizal.

 Etimología: igual arbeyu que arbeya, provienen del latín ĕrvĭlĭa [erwília] ‘planta leguminosa, planta parecida a la arbeja o al garbanzo’, y es un derivado del latín ĕrvum [érwum] ‘algarroba’. El sufijo colectivo -al proviene del latín -ālem [- álem]. En algunas obras sobre Gijón se dice que este topónimo se justificaría porque las piedras de la playa tendrían la forma y el tamaño de los guisantes. Creemos que esta explicación es innecesaria, porque arbeyal es una palabra conocida en asturiano para referirse a un lugar donde abunda una determinada planta. De hecho, este topónimo se repite en otras partes de Asturias: L’Arbeyal en Cangues d’Onís, Arbiales en Ayande o Arbichales en Somiedu (en el habla somedana el vocablo arbeyu se pronuncia arbechu)."

Independientemente de todo ello, este recuperado y extenso arenal urbano gijonés, el tercero en la ciudad al paso del Camino, pensamos puede ser un buen lugar para el solaz y descanso de los sufridos caminantes jacobitas dada su proximidad al Camino, además de para conocerlo y disfrutarlo en su paseo y terrazas y saber de su historia, máxime si se alojan en las proximidades...

Tomando como referencia caminera el cruce de Cuatro caminos donde, cruzando la actual Avenida Príncipe de Asturias, el Camino de Santiago pasa de Santa Olaya en El Natahoyo a la Avenida de la Argentina en La Calzada, nosotros, si deseamos desplazarnos a L'Arbeyal, en vez de cruzar de frente lo haríamos a la derecha, cruzando la Avenida de Galicia, que aquí termina, dejando momentáneamente la ruta jacobita propiamente dicha 


Tomaríamos entonces la acera del margen derecho de la Avenida del Príncipe de Asturias, donde hay un buzón de correos, en la esquina con esta Avenida de Galicia


El antiguo paisaje de ciudadelas obreras, chimeneas y fábricas que caracterizó a estos "barrios del oeste" empezó a mudar avanzando la posguerra con la construcción de vivienda pública a cargo de diferentes patronatos, tomando pronto relevo las inmobiliarias. Con el desarrollismo de los años 1960 la demanda de vivienda creció notablemente y a los trabajadores (y sus familias) de los astilleros y las numerosas fábricas existentes se añadieron los de los de la cercana siderurgia de Uninsa, que pasó a ser luego Ensidesa y en la actualidad es ArcelorMittal "el gigante del acero"



Seguidamente la reconversión industrial y especialmente la naval dejaron libres grandes espacios a edificar, otras muchas fábricas se desplazaron a los polígonos industriales del extrarradio (Tremañes, Veriña, Roces-Porceyo) y la demanda de vivienda se incrementó notable y exponencialmente hasta nuestros días, aumentada aún más por la oferta turística


Así, los barrios industriales y obreros de El Natahoyo y La Calzada se transformaron también socialmente, pasando a predominar el sector comercial y de servicios, si bien las naves industriales están muy próximas, así como la siderurgia y otras, y un astillero sigue elevando sus grúas en esta bahía


Este gran paredón de hormigón es el edificio de Telefónica, una de sus centrales existentes en la ciudad

Antiguamente fue esta la llamada Gran Vía y Gran Vía al Musel, abierta para comunicar el puerto y por donde se extendieron estos barrios hasta Xove, antigua parroquia matriz cuando eran esto zonas rurales aún. Luego pasó a ser parte de la Avenida de Portugal, ahora circunscrita esta a la zona centro, Laviada y Polígono de Pumarín. El cronista oficial Luis Miguel Piñera nos lo explica en su libro Las calles de Gijón. Historia de sus nombres:

"El nombre se debió a un acto de agradecimiento —que tuvo lugar a los dos meses de acabada la guerra civil en Asturias—, al apoyo prestado por Portugal. Hasta aquí llegaba la avenida de Portugal, a veces conocida como Prolongación de la avenida de Portugal. (...) Gran Vía al Musel fue el antiguo nombre de la avenida de Portugal."

Nos cruzamos con la calle Luis Braille, antigua J-27 en el nomenclátor de letras y números que solía aplicarse a vías aún sin otra denominación específica, donde está, en la esquina, la Cafetería San Pedro, de pinchos variados, chocolate con churros y sandwiches, desayunos y meriendas


A su derecha la Sidrería La Allandesa, citamos los establecimientos hosteleros que vamos encontrando pues suelen ser de utilidad para el peregrino


Además, el gastrónomo e historiador Luis Antonio Alías le dedica este excelente reportaje en el periódico El Comercio del 7-8-2023:
"La más conocida y consultada página mundial de restaurantes, que en absoluto resulta confiable como toda crítica y calificación, nosotros incluidos por supuesto y ante todo, coloca al chigre, bar y parrilla La Allandesa, ahora mismo, en el sexto puesto gijonés. Y la villa de Jovellanos reúne 704 locales puntuados.
Amigos y seguidores consigue. Y eso que abrió un mes antes del primer cierre por covid y está en una gran avenida más de paso que de paseo. Pero Félix, hijo de la emigración nacido en Zurich y pronto regresado a Granda donde sus padres abrieron el bar-tienda La Flor, servía con cuatro años botellas de Mirinda (necesitaba alzarse sobre una caja de sidra) para ayudar y también por disfrute personal. No obstante las tempranas responsabilidades, estudió bachiller y terminó empresariales. Luego no quiso ni bancos, ni asesorías: ya llevaba el barismo, el servicio de sala, la atención personal de barras y mesas, como camino inmediato y de futuro. En consecuencia, tras la mili, pasó 25 años ejerciendo de camarero («pon ese nombre que me gusta») en la ya histórica y viva Carbayera de Granda. 
Cuando tocó el vuelo propio se hizo dueño, a comienzos del que creíamos feliz 2020, de esta Allandesa con nombre veterano que rescató del cierre padecido, sin cambiar el evocador nombre del concejo dividido por el Puertu'l Palu. 
¿Y el rápido éxito? Pesa la atención a los pequeños detalles, desde el ajuar a las parrillas abundosas con cada carne en punto. Y el variado menú del día. O el salpicón de marisco, el calabacín relleno de carne, las albóndigas de merluza, el rubiel a la plancha, los huevos rotos con gamba o picadillo, y por supuesto los grandes potes vernáculos. 
«Cuido los detalles como si cada día fuera el de la inauguración», nos dice. Y vemos entusiasmo, vocación y competencia, los tres pilares del éxito en hostelería. Bueno, en hostelería, fontanería o física cuántica."

Seguimos de frente por la terraza de la cafetería adelante, L'Arbeyal está después de la siguiente manzana de edificios


Esta es la calle denominada oficialmente Camino del Lucero, que comunicaba con los Astilleros Juliana. El 24 de abril de 1962 se decidió renombrarla como Juan Alvargonzález pero solamente cinco días después, "el 29 del mismo mes, el Ayuntamiento rectificó y dio el nombre de Juan Alvargonzález a la E-1, en El Llano", nos dice también Luis Miguel Piñera; antes aún era la J-18. y fue asimismo llamada Camino de la Coroña


Estos edificios, construidos con la recuperación de la playa y la reurbanización de su entorno, disponen de aceras anchas y numerosos bajos comerciales, sustituyendo a otros más antiguos que había en el lugar


La Avenida Príncipe de Asturias es de un tráfico intensísimo prácticamente a todas horas, en medio una larga hilera de árboles ofrece cierta pantalla natural y vegetal, acústica y visual

Por la acera de la derecha pasaremos enfrente del Café Bar Criterio, justo antes del último edificio de esta fachada de la avenida. Por esta zona estuvo la antigua fábrica de gaseosas La Casera que dio nombre a la playa


Llegamos así a la otra esquina, donde dejaremos la avenida para ir a la derecha


Desde este espacio porticado vemos el Parque del Arbeyal, construido en el acceso principal a la playa, un lugar del que nos cuenta asimismo Luis Miguel Piñera lo siguiente al referirse al camino de este nombre:
"El Arbeyal era el nombre de una finca parcelada en el Gijón finisecular y es el nombre de la playa donde acaba el camino. Nombre debido al tamaño de las piedras de la playa,de un grosor y aspecto parecido a los arbeyos (guisantes). Hasta hace pocos años había en esta playa, también llamada de La Casera, por la fábrica de gaseosas que se ubicaba allí, un conjunto de casas llamadas Casas de Gabino. En la actualidad, una de las tres playas urbanas de Gijón tiene en su paseo una vanguardista escultura obra de Miquel Navarro, Andarín, que se une a otras en esta zona oeste de la ciudad, como Monumento a la paz mundial, de Manuel Arenas, que está en el parque del Lauredal, Torre de la memoria, de Francisco Fresno, instalada en el parque de Moreda, y otras más clásicas, como los bustos de Calixto Rato, en el parque de El Cerillero, y del médico Carlos Prieto, también en El Cerillero."


El parque dispone de unos 18.000 m2 de superficie que se extienden entre la Avenida Príncipe de Asturias y el arenal, con la Casa del Mar enfrente, edificio de servicios donde hay, entre otras dependencias, consultorio médico y restaurante, especialidad en marisco, inaugurado en 1981. De él leemos en Edificios de Gijón de Gijón Denuncia:
"Un edificio y una institución de prestigio con una larga tradición de servicio a las gentes de la mar. La Casa del Mar de Gijón presta diversos servicios a todas aquellas personas que estén relacionados con la mar pescadores, trabajadores portuarios, marineros, etc. Su enorme labor la hace merecedora de figurar con un capítulo importante en la historia de Gijón."

A su derecha está el Centro Integrado de Formación Profesional del Mar, en el que se imparten ciclos formativos de Grado Medio y Grado Superior de la Familia Profesional Marítimo Pesquera, con sus enseñanzas profesionales, conducentes a conseguir los correspondientes certificados y títulos para el sector pesquero, homologados por la Dirección General de la Marina Mercante. Ahí está también el Centro de Experimentación Pesquera, con su Museo-Acuario, dependiente de la Consejería de Medio Rural y Pesca (Dirección General de Pesca), fundado en 1985


De Las casas del mar y su cometido escribe un muy interesante artículo el cronista José de Arango para el diario La Nueva España del 9-6-2007, en el que repasa su historia y avatares:
"Nunca he llegado a comprender cómo el colectivo marinero de Asturias se limitó, cuando comenzaron a llegar los primeros rumores sobre las transferencias del Instituto Social de la Marina a las respectivas comunidades autónomas, a no pelear, con todos los medios democráticos a su alcance, para evitar el auténtico desguace que se ha hecho de esta institución creada hace medio siglo y que tenía como misión fundamental el prestar una asistencia sanitaria -extraordinaria, por lo que pude comprobar tras veinte años de experiencia diaria-, administrativa, cultural y social -como el mismo nombre del Instituto indica- a toda la familia de la mar. 
Aquí, en Asturias, hubo algunos colectivos que sí intentaron defender la integridad física y administrativa de su Instituto Social de la Marina y, por consiguiente, de sus casas del Mar que se han ido construyendo en Llanes, Ribadesella, Lastres, Gijón (ésta es la llamada casa madre), Avilés, San Juan de la Arena, Cudillero, Luarca, Tapia de Casariego y Figueras. Y sin olvidarnos de la Escuela de Formación Profesional Náutico Pesquera aneja a la Casa del Mar gijonesa, donde reciben adecuada preparación desde hombres con toda la barba hasta los jóvenes aspirantes a ser pescadores o marineros de la mercante. 
Pero llegaron, finalmente, las transferencias. A nivel nacional quienes abrieron el fuego fueron catalanes y vascos. Después les imitaron otras comunidades autónomas, siendo quizá la de más peso específico la de Galicia. En la legislatura actual le llegó el turno a Asturias -creo que es la última transferencia, aunque ignoro lo que pasó en Ceuta y Melilla- y al Instituto Social de la Marina le quedan únicamente las instalaciones y los espacios físicos para seguir administrando la Seguridad Social en su régimen especial del mar y un par de clínicas para los reconocimientos médicos previos al embarque, que llevan el nombre de medicina marítima. El resto de dependencias pertenece ya al Principado, incluida la Escuela de Formación Profesional Náutico Pesquera. 
Con estas transferencias de un elevado porcentaje de las instalaciones del Instituto Social de la Marina al Principado ha comenzado a surgir toda suerte de oficinas, chiringuitos, despachos del más diverso rango, locales y plantas enteras, que en muchos de los casos tienen muy poco que ver con el espíritu fundacional del Instituto Social de la Marina, en cuyos estatutos figuraban en mayúsculas las palabras «cultura» y «social» al servicio de nuestras familias de la mar. Hay en funcionamiento ya hasta oficinas de recaudación de impuestos a bares y a autónomos en lo que antes eran aulas de formación profesional de los jóvenes que estudiaban las disciplinas marineras. Y como consecuencia de todo esto, el Instituto ya no está presente en muchos de los programas de apoyo que existían en casos de accidentes en la mar. Queda, eso sí, toda la parte administrativa del régimen especial del mar por lo que a la Seguridad Social se refiere, pero mucho me temo que tras muchos años de propuestas y contrapropuestas para que exista un solo régimen de la Seguridad Social, el especial de la marina termine como acabaron todas las demás prestaciones, que abarcaban desde ayuda para organizar una fiesta en un pueblo en honor de la patrona de la marinería o una cena literaria de la mar en Cudillero. 
La Consejería de Sanidad de Asturias recibió del Instituto Social de la Marina un legado precioso. La policlínica de la Casa del Mar de Gijón, que contaba con un magnífico cuadro médico y de especialidades, a la que acudía la familia marinera de toda Asturias, tiene ahora dedicación para toda clase de enfermos. Es decir, que a la Consejería de la cosa le vino como anillo al dedo recibir unas instalaciones y un personal de primera línea. Vinculada al mar queda únicamente medicina marítima. Igual ha sucedido con la Escuela Náutico Pesquera, que habrá quedado entroncada en la Consejería de Educación. 
Por lo visto, por lo oído y por lo comprobado sobre el terreno y en conversaciones múltiples con los afectados -los hombres y mujeres de la mar-, las casas del Mar de Asturias ya no son lo que han sido. En Gijón sigue funcionando la hospedería, que siempre ha sido modelo de gestión y de aceptación por parte de la marinería e igual ocurre con la de Avilés. Pero en los pueblos ahora las casas del Mar son cajones de sastre que sirven para un roto, un descosido o para dar un localín a una asociación determinada que mete mucho ruido al pedir una dependencia para sus actividades. 
Con las transferencias del Instituto Social de la Marina y sus diez casas del Mar asturianas al Principado, algunas consejerías vieron, de pronto, el cielo abierto, porque pudieron ir acallando las peticiones de los alcaldes de los respectivos municipios marineros que llevaban mucho tiempo pidiendo éste o aquel local para dedicarlo a unas funciones que nada tienen que ver, en muchos casos, con el espíritu fundacional del ISM, y lo poco que queda sigue siendo organismo autónomo del Ministerio de Trabajo. 
A uno le ha sido muy fácil constatar que algo muy importante del Instituto Social de la Marina ha quedado perdido por el camino. En cada accidente laboral, en cada situación delicada de una familia que sufría la pérdida de un ser querido, en cada joven que aspiraba a desplazarse a Gijón para estudiar la disciplina de la mar, a cada asociación cultural y social que solicitaba un apoyo para desarrollar alguna actividad en el medio, siempre que hacía falta para cualquier cosa relacionada con el sector, allí estaban los hombres y mujeres del Instituto Social de la Marina para estudiar el asunto y obrar en consecuencia o para acompañar en el dolor a una familia que despedía a uno de los suyos tras una tragedia en la mar. De aquel Instituto, entrañable, familiar, cercano y muy querido por todos porque lo sentían como suyo -y lo era- sólo quedan unas oficinas que se ocupan del papeleo de la Seguridad Social, de gestionar la jubilación del pescador o el marino mercante y... muy poco más. Y todo esto, a lo peor, hasta se transfiere también porque ya lo reivindican catalanes y vascos. Y no hay que olvidar que por ahí comenzó el «desguace» de un Instituto Social de la Marina que ya no se parece en nada al de hace treinta años. Menos mal que esta institución aún ha tenido potencial económico para construir en Gijón otro barco, el «Juan de la Cosa» -que tendrá la misma misión que el «Esperanza del Mar»-, que será apoyo sanitario a nuestra flota bonitera, que estos días se hace a la mar."

Atravesando el Parque del Arbeyal en dirección a la playa tenemos un edificio muy llamativo, el de la Empresa Municipal de Aguas (EMA), de los arquitectos Diego Cabezudo Fernández y Julio Redondo Bajo, una de las obras arquitectónicas sin duda más originales de los últimos años en Gijón/Xixón, con forma cilíndrica de galerías acristaladas y  rodeado de fuentes


A su derecha, la manzana del edificio al pie del que hemos pasado en la Avenida Príncipe de Asturias vemos que tiene forma de 'U'. Detrás ese ala es la calle Ramón González Fernández, fotógrafo del periódico La Voz de Asturias fallecido en accidente de tráfico en 1993

En sus bajos porticados el Café Habanera con su terraza

Antes del edificio de la EMA tomamos el ramal de la izquierda, que serpentea, junto con su carril-bici paralelo, en dirección a la playa, que empezamos a ver al fondo. Este parque fue rehecho tras construirse el pozo de tormentas, enormes depósitos subterráneos para almacenar las primeras aguas de lluvia, que son las más contaminantes, siendo reinaugurado en 2021, leemos en el periódico de La Nueva España del 29 de agosto de ese año, en artículo de Pablo Palomo:

"La zona, que va cogiendo color verde, cuenta ya con un carril bici, tres pistas de petanca, mejores accesos al centro de salud y 42 nuevas plazas de aparcamiento en la Casa del Mar. (...) 
Las obras del parque del pozo de tormentas terminaron esta semana su segunda fase y el final de los trabajos en toda la zona está a la vuelta de la esquina. La infraestructura, tal y como adelantó LA NUEVA ESPAÑA, ya ha entrado en funcionamiento. Muchos vecinos ya lo han notado en la calidad de las aguas. Sin ir más lejos, la noche del 4 de agosto el pozo de tormentas recogió 14.000 metros cúbicos de agua. Lo que quiere decir que se llenaron 6.000 metros cúbicos de capacidad y la mitad del vaso inferior, que tiene una capacidad total de 16.000 metros cúbicos. (...) 
La actuación ha tenido un presupuesto de 8,3 millones y se ha demorado más de la cuenta. Todo se debió a un retraso en la expropiación de unos terrenos donde tenía que ir una arqueta fundamental para el buen funcionamiento del pozo. No obstante, desde principios de junio los vecinos de la zona Oeste ya disfrutan de un acceso directo desde la calle Brasil hasta la playa de El Arbeyal. Ahora, la zona ha ido ganando en comodidades y ya verdea. Sobre todo, al pie del Oceanográfico donde ayer había varias mujeres tomando el sol."

Antiguamente, en la explanada que había antes de este parque, los chavales del barrio jugaban al futbito y a veces la empresa La Casera les regalaba una botella de gaseosa. De la playa, un vecino, Daniel Ordóñez, autor de una exposición de fotos antiguas de la zona, le decía a Pablo Tuñón, periodista de La Nueva España, en entrevista publicada el 17-5-2012:

"No había casi arena y se la llamaba la playa de La Casera y también la de los Señoritos. Allí se desguazaban barcos que abandonaban: entraban a toda máquina, soltaban amarras y poco menos que se estrellaban con la costa"

Sobre el Museo-Acuario, a nuestra izquierda, la periodista Begoña Natal, de Ser Gijón, realiza un buen reportaje, que podemos encontrar en la web de la emisora, para el que cuenta con José Antonio Pis, biólogo que trabaja aquí desde 1993. El texto que acompaña la emisión es el siguiente:
"Se trata de un equipamiento bastante desconocido para el público en general, que aunque ha tenido su época de apogeo, se encuentra en haras de limitada actividad de recepción de visitantes, afectado por los recortes que eliminaron a los guías del Museo Acuario. Aún así abre sus puertas de lunes a jueves, de 9 a 14 horas y organiza visitas para escolares. 
La duración media de la visita es de unos 90 minutos y es que, aunque podría albergar más piezas, que se encuentran en el almacén por falta de mayor espacio, el museo está vivo y va haciendo hueco a las nuevas piezas que día a día recogen sus técnicos. Esa es la base de su trabajo, las salidas diarias al mar o a los pedreros, según requiera cada investigación, que abarcan, por poner los ejemplos que aporta el biólogo, desde estudiar la situación del oricio a comprobar la pesquería del pulpo, en sus estudios encuentran animales desconocidos que catalogan preparan y exponen. 
El museo está dividido en varias secciones: de Pesca, Moluscos, Crustáceos, el área de vertebrados marinos y el de Acuarios, los cetáceos suelen ser los favoritos de los niños."

Al la derecha, el restaurante La Casa del Mar, especialidad en marisco, abrió sus puertas en 1981. En el Centro de Formación Náutico Pesquera está pues el que es "uno de los museos más secretos de Asturias", o al menos así lo denomina, para El Comercio del 24-7-2023 la periodista Icíar Prieto en su artículo La vida secreta del Cantábrico:

"Carlinos mira al mar cada día desde su ventana del paseo de la playa de San Lorenzo. Tiene once años y lo que ve es un gran azul del que su madre le ha dicho que salen las lubinas que de vez en cuando comen en casa. Hasta hace poco, eso era lo que sabía de esa enorme mole de agua que ve desde su casa, pero este año su colegio organizó una visita a uno de los museos más secretos de Asturias, el Museo de la Pesca de la Casa del Mar de Gijón, en plena playa del Arbeyal. Es secreto no por vocación, sino porque hasta hace no mucho abría a demanda de los colegios y otros grupos, y aún hoy, cuando tiene un horario, este no es el típico de los museos más o menos comerciales. De hecho, cierra los fines de semana y su vocación sigue siendo más pedagógica que divulgativa. Y aunque José Antonio Pis, su director y biólogo del Centro de Experimentación Pesquera es un fascinante libro abierto y un guía inagotable cuando se topa con oídos realmente interesados, lo que se busca no es, en absoluto, la espectacularidad por sí misma. 
No hace falta, porque de por sí la fauna y la flora secretas del Cantábrico son eso, espectaculares más allá de lo que Carlinos se imaginaba desde su ventana. ¿Qué vio en esa primera visita? Pues apenas traspasó la puerta del museo y se topó con un enorme esturión atlántico de 250 centímetros, su cara de asombro lo dijo todo, y es que ese enorme animal apareció en la Playa de San Lorenzo en 2010, justo enfrente de su casa, donde él creía que solo había los pececillos que a veces ve al bañarse 'donde no cubre'. 
Pero no fue solo eso lo que le llamó la atención, bordeó el esturión y se encontró de frente una enorme tortuga, era una tortuga laúd, la tortuga más grande que existe. Se quedó sin palabras, pues, la única tortuga que él había visto era la mascota que tenían en el colegio y que un fin de semana al año podía llevarse a su casa. La tortuga que hay en el museo apareció atrapada cerca del Cabo Peñas en 2013, y como aseguró Carlinos, «¡era enorme!». Pesaba 350 kilos y medía 2,20 metros. Y aunque todo eso le dejó sin palabras, él tenía mucha curiosidad por seguir viendo de cerca lo que cada día de verano intentaba ver cuando se bañaba en la mar y que tanto le había costado estudiar en la asignatura de conocimiento del medio, eran los crustáceos, peces, cefalópodos, moluscos y vertebrados. Como Carlinos, muchos otros niños visitan el Museo de la Pesca y se quedan fascinados con todas las sorpresas que pueden encontrar a lo largo de la visita, los secretos del Cantábrico. 
El Centro de Experimentación Pesquera (CEP), que se inaguró en 1985 en Gijón, sigue aumentando su sorprendente muestra con joyas del Cantábrico día a día. A veces, con aportaciones de aficionados a la biología o incluso la geología -es muy llamativa su colección de arenas de todas las playas de Asturias, así como de algunas del resto del mundo-. Y, aunque las especies marítimas son el principal atractivo del museo, hay otras secciones que esconden tesoros asturianos."

La vista se nos va al pasar, irremediablemente, al cilíndrico edificio de la Empresa Municipal de Aguas, inaugurado en 1988, cuando aún no se había regenerado la playa. La empresa se fundó en 1965 y, con motivo de su 40 aniversario, el erudito geógrafo Héctor Blanco González publicó el libro EMA 40 años. Historia de la Empresa Municipal de Aguas de Gijón en el que, entre otras muchas cosas, dice:

"El panorama al que se enfrentaba en 1965 esta empresa para garantizar un suministro adecuado de agua potable a la ciudad era de una magnitud cierta - mente considerable. En ese momento la ema heredaba una vetusta red de abaste - cimiento que apenas se había mantenido durante treinta años a base de parches y apaños, con una injustificable limitación de su extensión al centro urbano, aproximadamente un tercio de la ciudad, una irregular presencia en los dos tercios restantes, y con unas conducciones que perdían casi la mitad del agua que se captaba en origen. Con estas mínimas referencias es fácil comprender cómo, en aquel momento, el servicio de agua potable representaba uno de los mayores quebraderos de cabeza para Gijón. 
A este desalentador panorama aún se aña - día la total inexperiencia que la segregación de un servicio municipal del grueso de la Administración local y su conversión en una sociedad anónima suponía para un Ayuntamiento que nunca había contado con una sociedad municipal con funcionamiento independiente y cuyo limitado presupuesto tampoco podía permitirse aventuras fallidas. Por tanto, el reto asumido no solo estaba en cumplir los objetivos fundacionales en el menor plazo de tiempo posible y con medios ciertamente limitados, sino que además precisaba acertar en las actuaciones desde el principio, aun teniendo en cuenta que era imposible contar con ningún referente en el país a quien imitar, ya que esta fue la primera empresa municipal creada en España con tal fin. 
Lo peculiar de esta historia es precisa - mente la precisión de los diagnósticos y las decisiones y la ejemplar capacidad de gestión que caracterizó a la ema desde sus inicios. Hasta el punto de lograr, en menos de una década, que el reto que un lustro antes suponía disponer de agua durante todo el día fuese posible y que esta empresa no tardase en convertirse en el buque insignia de la gestión municipal durante décadas, y hasta fuese envidiada y puesta como ejemplo por no pocos municipios españoles para los que pasó a ser un referente de actuación en esta materia. 
Pero el reto no se detuvo ahí. Tras garantizar el abastecimiento de aguas de la ciudad, se abordó el abastecimiento de la zona rural, y tras esto se asumió la gestión del tratamiento de las aguas residuales, aún más compleja si cabe que la del abastecimiento de aguas, produciéndose en los últimos quince años una transformación radical en esta materia.

 No resulta difícil pensar que la corporación municipal que aprobó en el pleno del 11 de diciembre de 1964 la creación de la ema no hubiese dado crédito en ese momento a lo que esa decisión representó para Gijón cuatro décadas después.

 Seguro que también más de uno de los gijoneses y gijonesas más veteranos recuerdan hoy la excepcionalidad que podía suponer hace cuarenta años el hecho de abrir un grifo y que saliese agua a cualquier hora del día, o no temer que el comienzo de un día lluvioso de otoño terminase con su negocio o su vehículo destrozados al inundarse su calle o el barrio entero."


A continuación, al fondo a la derecha, está el edificio del Centro Oceanográfico de Gijón, que es uno de los nueve centros del Instituto Español de Oceanografía (Consejo Superior de Investigaciones Científicas CSIC). Su misión es proporcionar investigación en oceanografía, ecología marina y acuicultura, así como asesoría al gobierno español sobre sus políticas oceanográficas y pesqueras



En Un paseo por el Oceanográfico de Gijón el corresponsal de El Comercio Mauricio Joseschwarz nos ofrece una clase práctica de su funcionamiento en la edición del 16-5-2019:
"Si Asturias es mar y montaña, el mar es la mitad de sus horizontes y su identidad, pero sigue siendo desconocido, una sucesión de misterios que comienzan a pocos metros de las modestas profundidades donde se realiza la actividad pesquera habitual. Más allá hay formaciones submarinas con nombres poco familiares como los cañones de Navia, Avilés o Lastres, o montañas como Jovellanos, Cantabria o El Cachucho (la primera Área Marina Protegida de España, declarado como tal en 2011), cuyas dimensiones compiten, en las profundidades, con los Picos de Europa en la zona de montaña… y profundidades de hasta 6.300 metros.
Convertir los misterios en conocimiento es la labor de los 40 miembros del Centro Oceanográfico de Gijón, parte del Instituto Español de Oceanografía desde hace dos décadas: nueve investigadores, 18 técnicos de laboratorio y asistentes de investigación, y personal de servicios y administrativos, relata su director, el biólogo Javier Cristobo. 
La labor científica de este centro se realiza en gran medida en el mar, para obtener los datos y muestras que posteriormente se llevan al laboratorio. En esta tarea se utiliza equipo de última generación como el Vehículo de Observación Remota Liropus 2000, que tiene capacidad de realizar sus estudios hasta 2.000 metros de profundidad. En comparación, un buzo con escafandra autónoma tiene como límite máximo los 250-300 metros con mezclas especiales de gases para la respiración. Sin embargo, por debajo de ese límite, conocemos apenas un 5% de todo el mundo submarino. 
Además, como señala Cristobo, las aguas asturianas son turbias, lo que dificulta las observaciones, debido a la enorme riqueza en vida microscópica que contienen, es decir, el plancton vegetal, o fitoplancton, y el animal, o zooplancton, formado por una variedad que va desde seres unicelulares hasta pequeños crustáceos y larvas o alevines de animales más grandes. Esto hace necesario el uso de equipo que pueda hacer detecciones y recopilación de muestras de modo autónomo. 
El Instituto Español de Oceanografía cuenta para ello con seis buques oceanográficos, dos de los cuales visitan Gijón al menos una vez al mes para realizar los muestreos necesarios, y equipos como los utilizados para cartografiar el fondo del mar. 
La investigación científica más básica es uno de los objetivos principales del centro, además de proyectos orientados concretamente a mantener «una pesca sostenible que depende de mantener los ecosistemas intactos» o a la búsqueda de sustitutos vegetales, a partir de algas, para los piensos destinados a la cría de peces en acuicultura. 
Así, por ejemplo, los estudios básicos sobre las numerosas especies que forman los ricos campos de esponjas del Cantábrico y las otras especies asociadas a las esponjas, permiten prever el hallazgo de sustancias bioactivas que producen estas especies, muchas de ellas hasta ahora desconocidas, algunas de las cuales ya se están utilizando como antivíricos, anticancerígenos, antifúngicos, etcétera. «Es lo que se llama la farmacia del mar», señala Cristobo. 
En las profundidades del Centro hay una colección inacabable de botellas de plástico con agua marina, cuidadosamente rotuladas con datos como la fecha y lugar de su recolección. Dos décadas de botellas de plástico que cuentan, a quien sabe leerlas, la historia de las aguas asturianas. Cada uno de los recipientes es una fotografía de cómo era el agua en ese lugar y en ese momento del tiempo: los minerales que tenía disueltos y en qué cantidad, su composición química y física, y la vida que alberga. Cada mes se vuelve a muestrear cada uno de los puntos para tener un historial completo de cada uno de ellos. 
Al comparar muestras, por ejemplo, del mismo punto de recolección en distintos momentos, es posible determinar las variaciones estacionales de las aguas y la vida en ellas, y usando muestras de momentos muy diferentes se puede tener un panorama de la evolución de las condiciones al paso de los años. 
Así, explica César González-Pola, físico y responsable de uno de los proyectos de investigación del centro, «lo que estamos viendo es una migración hacia el norte… al calentarse el agua y alterarse las corrientes y la química, especies que anteriormente estaban más al sur van ganando posiciones». 
Este es un efecto claro e inmediato del gradual pero aún incontrolado aumento de la temperatura promedio del planeta ocasionado, según los estudios, por la actividad humana, principalmente la quema de combustibles fósiles, aunque ésta ocurra lejos del mar. Javier Cristobo puntualiza: «Hay especies que incluso están introducidas: no vivían aquí hace unos años, pero encuentran ambientes adecuados y especies que vivían más al sur encuentran aquí un ambiente óptimo». Y añade ejemplos: «Especies migratorias como la anchoa, el atún o la caballa han variado sus rutas y están yendo hacia el norte, hacia aguas más frías donde está el alimento que necesitan. Por otro lado, cuando nosotros éramos pequeños el pez ballesta era muy común en Canarias, pero era muy raro en esta zona del Cantábrico y ahora es más común». 
El Centro Oceanográfico de Gijón es también un espacio de divulgación de la ciencia, que recibe constantemente a alumnos de colegios e institutos, y a quienes les ha dedicado algunas publicaciones. Porque la ciencia del mañana necesita a los científicos y las científicas del mañana, que hagan el relevo con pasión por desentrañar los misterios de esa otra mitad de Asturias, esta costa fantástica que merecemos conocer."

Fue creado por Orden de 26 de abril de 2000, justo cuando L'Arbeyal estaba recuperada como flamante nueva playa de baños. Esta es la orden, publicada en la web de Noticias jurídicas:
"El Instituto Español de Oceanografía fue creado por Real Decreto de 17 de abril de 1914, como resultado de la integración en un mismo organismo de los Laboratorios de Biología Marina de Santander, fundado en 1906, dependiente de la Universidad de Valladolid y Porto Pi (Mallorca), fundado también en 1906, dependiente de la Universidad de Barcelona. 
En la actualidad, el Instituto Español de Oceanografía es un organismo autónomo de los previstos en el apartado a) del artículo 43.1 de la Ley 6/1997, de 14 de abril, de Organización y Funcionamiento de la Administración General del Estado, dependiente del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, a través de la Secretaría General de Pesca Marítima. Su naturaleza jurídica es la de organismo público de investigación, de acuerdo con lo establecido en la Ley 13/1986, de 14 de abril, de Fomento y Coordinación General de la Investigación Científica y Técnica. 
El Instituto Español de Oceanografía tiene por objeto el estudio de todos aquellos aspectos relacionados con la mar y sus recursos. Asimismo, se ocupa de desarrollar investigación aplicada a la acuicultura marina. 
Para el desarrollo de su actividad investigadora, el Instituto Español de Oceanografía cuenta con una red de centros oceanográficos situados en Baleares (Palma de Mallorca), Canarias (Santa Cruz de Tenerife), Cantabria (Santander), Galicia (A Coruña y Vigo), Andalucía (Fuengirola), Murcia (San Pedro del Pinatar), así como con una Unidad de Biología Pesquera en Cádiz, dependiente del Centro Oceanográfico de Fuengirola. A fin de ampliar dicha red, se hace necesaria la puesta en marcha de un nuevo centro en la cornisa cantábrica ubicado en Gijón. 
De las tres áreas de actividad del Instituto Español de Oceanografía, pesquerías, medio marino y acuicultura, el nuevo centro desarrollará programas relacionados con las dos primeras. En cuanto al estudio de las pesquerías se refiere, se prevé poner en marcha líneas de estudio e investigación en bioeconomía y tecnología de las artes de pesca. 
Con la apertura del nuevo centro en Gijón se pretende potenciar, asimismo, el área de medio marino, referido al estudio de la influencia de las variables oceanográficas en los recursos pesqueros, área que en que las nuevas corrientes de investigación centran una mayor atención. 
Para el desarrollo de su actividad, el nuevo Centro contará con la necesaria dotación de recursos humanos de carácter científico-técnico y administrativo, bajo la dirección de un Director de centro, y con el equipamiento científico e informático necesario. El nuevo Centro Oceanográfico de Gijón dependerá del Instituto Español de Oceanografía. 
En su virtud, previa aprobación del Ministro de Administraciones Públicas, dispongo: 
Artículo 1 Creación del Centro Oceanográfico de Gijón 
Se crea el Centro Oceanográfico de Gijón (Asturias), dependiente del Instituto Español de Oceanografía, organismo autónomo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. 
Artículo 2 Organización y funciones 
1. El Centro Oceanográfico de Gijón desarrollará programas relacionados con las áreas de pesquerías y medio marino, siendo sus competencias las siguientes:
  • a) Area de pesquerías: puesta en marcha de líneas de estudio e investigación en las ramas de bioeconomía y tecnología de artes de pesca
  •  
  • b) Area del medio marino: estudio de la influencia de las variables oceanográficas en los recursos pesqueros, estudio de los mares y sus recursos en la zona cantábrica

 2. El Centro Oceanográfico de Gijón dispondrá de los recursos humanos, tanto científico-técnicos como administrativos, necesarios para el desarrollo de sus funciones, que figure en la correspondiente relación de puestos de trabajo. La dirección del personal corresponderá al Director del centro, que dependerá del Director general del Instituto Español de Oceanografía. 
Disposición adicional única Entrada en funcionamiento 
El Presidente del Instituto Español de Oceanografía determinará la fecha de entrada en funcionamiento del Centro Oceanográfico de Gijón."


Bifurcación y a la izquierda, no hay pérdida posible, la franja de arena tostada, aunque pequeña aún desde aquí, junto con el azul del mar, son los mejores señalizadores para esta ruta playera, aquí con un carril bici que se prolongó hasta la primera línea de playa tras las obras del pozo de tormentas, según nos enteramos en el citado artículo de Pablo Palomo:
"Esta vía surca el nuevo pavimento antideslizante, que es muy parecido al que puede verse en otros puntos de Gijón como la nueva avenida de El Molinón. “Lo único malo es que nos han puesto las papeleras de color azul, como si fuéramos del Oviedo”, dice con ironía gijonesa Jorge Albertos, que aplaude los trabajos que se han realizado en el lugar."

Ahí vemos el paseo marítimo y la escollera del espigón que cierra L'Arbeyal por el este. Al fondo, en el puerto de El Musel, el Muelle de La Osa


Aquí está el aparcamiento de bicicletas. Estas fotos son de un día laboral de principios de primavera a las tres de la tarde, una hora y un momento de máxima tranquilidad y donde paseamos casi solitarios. Poco después se llenará de paseantes y, llegando el verano, de gente yendo y viniendo del arenal


A la izquierda, las pistas de petanca, habilitadas al lado del Centro de Día L'Arbeyal, construido con proyecto de Lastra Arquitectos frente a la playa


A la derecha, la fachada principal del Oceanográfico, que mira a la playa y el paseo desde su zona más occidental. Al fondo, una de las grúas del único astillero activo en El Natahoyo, el de Armón, fundado en 2011, último exponente de una saga de constructores de barcos que existió en El Natahoyo desde los albores de la industrialización del barrio


A la izquierda, las instalaciones de una gran institución deportiva, el Club Natación Santa Olaya, fundado en 1953 en base a los nadadores que, tradicional y espontáneamente, se formaban en las aguas del Monte Coroña. Estos son sus orígenes, según leemos en la página de la entidad:
"En el verano 1953, una veintena de jóvenes comenzaron a darle forma a la idea de fundar un club de natación con una piscina. Entre dos barrios de Gijón, El Natahoyo y La Calzada, en un solar de Santa Olaya, concretamente se trataba del monte Coroña, donde varios jóvenes concentraban diariamente para pasar un buen rato. 
El primer paso fue llevado a cabo el 22 de septiembre de 1953 al celebrar una reunión en la que se estableció la primera Junta Directiva y se determinaron los principales objetivos que tendría el citado club de natación. Dichos objetivos serían la creación de un equipo y la constitución de un coro. Además, se fijó la primera cuota social basada en dos pesetas semanales y, poco a poco, se fue definiendo el nombre, los colores y los estatutos del Club. 
El Club Natación Santa Olaya se convirtió en toda una realidad oficial a efectos gubernativos en el verano de 1954. Se puso en marcha el equipo de natación que desarrollaba sus entrenamientos en el mar y en el pedrero del monte Coroña, compitiendo en travesías locales y regionales y participando en campeonatos regionales que se celebraban en lo que hoy es el puerto deportivo de Gijón."


Este paseo forma una gran explanada que hace una curva bastante cerrada para dirigirnos a, paseo marítimo. En este momento, además de ser la tercera del casco urbano según avanzamos hacia el oeste es la más occidental del concejo tras la desaparición de la del Tallerín, rellenada para las ampliaciones de El Musel


De los 18.000 metros cuadrados del Parque del Arbeyal 11.000 son zonas verdes, conformando un verdadero parque-playa excelente para pasear


A la derecha una fila de bancos jalona en recorrido hasta el mismo paseo del arenal, "es una playa muy querida que ha recuperado su aspecto originario tras décadas de quedar relegada frente al auge industrial de la zona", leemos en Wikipedia:
"Son estos barrios, además, los que conceden a la playa su idiosincrasia y su dinamismo. Una zona que es socialmente muy activa y que también lo es urbanísticamente, haciendo crecer a Gijón cada año más hacia el oeste".


Allí a la derecha más allá del banco está la escultura Andarín, "esquemático perfil humano de formas tan básicas que parece un juguete", leemos en Escultura y Arte, obra de aluminio sobre pedestal, de Miquel Navarro, instalada en 1999. Por su parte en Vivir Asturias nos la describen de esta manera:
"Andarín es una figura de tres metros de altura, sobre pedestal, realizada en aluminio. Es el conjunto de la unión de elementos geométricos -paralelepípedos, cilindros y pirámide- que dan como resultado un esquemático perfil humano, estilizado y ligero, y de formas tan básicas que parece un juguete.

El Andrín de Miquel Navarro es abstracto, pero no por ello pierde su imagen de movimiento. Todo en él es geometría, pero no por ello pierde su sentido antropomórfico. Al fin y al cabo, ¿qué es el hombre sino geometría?

Gijón desde allí: la playa del Arbeyal es un símbolo de recuperación del territorio degradado. El Andarín se confunde con el paisaje, pero también con los muchos paseantes a ras de arena. El mar compone parte del telón de fondo, pero sólo parte (...)

Está el Andarín bien acompañado por tres edificios que, cada uno en su estilo, definen la arquitectura más contemporánea: el de la Empresa Municipal de Aguas, el del Centro Social de la Tercera Edad y el del Centro Oceanográfico de Asturias"

Estas fotos son además de pocos días antes de que empiece oficialmente la temporada de baños, que es cuando llegan los salvamentos, que suele abarcar desde los primeros días de mayo a final de septiembre o, al menos desde 2024, hasta mediados de octubre. Esta es la noticia que daba al respecto aquel año El Comercio del 1 de mayo, firmada por Laura Mayordomo:
"Arranca la temporada de playas. Y con ella, la incorporación hoy de los primeros 29 socorristas que prestarán servicio en las tres playas urbanas: las de San Lorenzo, Poniente y El Arbeyal. La temporada de baños de 2024 tiene algunas novedades. La primera, que a partir de este sábado, 4 de mayo, el servicio de Salvamento en los tres arenales será ya diario. Hasta ahora, solo había socorristas de lunes a domingo en verano. La segunda novedad es que la temporada de baños se ampliará hasta el 15 de octubre, cuando hasta este año concluía el 30 de septiembre. 
Este hecho dará lugar a una situación inédita en la playa de San Lorenzo. Entre el 1 de octubre, día a partir del cual los dueños de perros podrán volver a bajarlos al arenal, y el 15 de ese mes, canes y salvamento convivirán esos días en la playa. 
Los equipos de Salvamento estarán compuestos por 53 efectivos. Al grupo inicial de 29 socorristas que comienzan hoy a prestar servicio –mañana y pasado serán jornadas dedicadas a formación– se irán incorporando a partir del 1 de junio otros 24, personal interino. 
Eso en los arenales urbanos –además de en Los Mayanes y El Cervigón, que contarán con un socorrista– porque, como viene siendo habitual, el servicio de Salvamento en las playas de Peñarrubia y Estaño se externalizará. En estos dos arenales solo estará disponible del 15 de junio hasta el 31 de agosto. Habrá dos socorristas en cada uno de ellos. 
En las de San Lorenzo, Poniente y El Arbeyal, como queda dicho, el servicio será diario entre el 4 de mayo y el 15 de octubre. Este primer mes, los socorristas trabajarán en estos tres arenales de 11.30 a 19 horas. Al igual que el último mes de la temporada de baños, del 15 de septiembre al 15 de octubre. 
A partir del 1 de junio, y hasta el 14 de septiembre, en Poniente y El Arbeyal el horario sufre ligeras modificaciones e irá desde las doce del mediodía hasta las ocho de la tarde. Más amplio será en San Lorenzo, donde, entre el 1 de junio y el 31 de agosto los socorristas comenzarán su jornada a las diez de la mañana y la concluirán a las nueve de la noche. La primera quincena de septiembre, la hora de finalización del servicio de Salvamento se adelanta en San Lorenzo a las ocho de la tarde."

Armón y el Santa Olaya, a nuestra derecha, con la calle Pachín de Melás. El astillero cuenta con un total de 148.000 m2 de instalaciones entre oficinas, almacenes, talleres de acero, calderería y armamento, según leemos en su web:
"12.260 m2 son talleres cubiertos, incorporando también talleres de acero con línea de paneles automatizados. 
El astillero dispone de dos diques secos de 170 metros de eslora y 25 de manga y, 124 metros de eslora y 17 de manga respectivamente. Además de dos gradas que alcanzan un total de 180 metros de eslora y 47 de manga en total. Adicionalmente hay una dársena de armamento a flote con dos muelles de 222 metros y 239 metros."


Aquí estuvo antes el astillero de Juliana Constructora Gijonesa, cuyo origen hay que situarlo en el año 1911, cuando se funda como Constructora Gijonesa, el cual hace el número cuatro de los que trabajan en la ciudad, nos cuenta la Wikipedia:
"Anteriormente se habían fundado Cifuentes, Stoldtz y Compañía (1888), Astilleros G. Riera (1902) y Astilleros del Cantábrico (1906). Constructora Gijonesa se ubica en un emplazamiento contiguo al dique de Stoldtz. En 1925 es adquirido por la familia Juliana y cambia de denominación a Juliana Constructora Gijonesa, para ser vendido en 1956 a Astilleros Euskalduna, que a su vez se convirtieron en Astilleros Españoles en 1969 y en IZAR en 2000. La factoría de Juliana se denominó entonces IZAR Gijón, pero recuperó el nombre de Factorías Juliana cuando es adquirida en 2006 por Factorías Vulcano S.A. Finalmente, en 2010, Astilleros Armón compra las instalaciones de Factorías Juliana a Vulcano y funda Astilleros Armon Gijón S.A. en 2011."

En cuanto al Club Santa Olaya, hemos de decir que, tras unos primeros años sin sede social ni piscina, empieza a hacer realidad sus primeras instalaciones con el comienzo de la construcción de una primera pileta exterior de agua salada el 26 de marzo de 1956, "con 70 pesetas en la tesorería del Club, sin permisos ni planos", leemos también en su web:
"La primera piscina que tuvo la ciudad de Gijón, fue todo un hito para la época el trabajo de un conjunto de jóvenes con escasos recursos y mucha voluntad. Junto con la piscina, se edificó un graderío, unos vestuarios, una oficina, almacén y explanada para hacer gimnasia.

La inauguración oficial de la piscina de 25×12 metros tuvo lugar el 21 de agosto de 1960 con unas pruebas de natación. A partir de este momento, el Santa Olaya se fue consolidando al ampliar su masa social y convertirse en uno de los principales clubes de la región al obtener sus nadadores numerosos títulos en las diferentes categorías.

En 1972, el apoyo de D. Torcuato Fernández-Miranda fue clave para conseguir una subvención de la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes para la construcción de una piscina cubierta que modernizó e impulsó definitivamente a la entidad. Las nuevas instalaciones se extendían a 5.000 m² y constaban de un edificio central con oficinas, cafetería, salón de lectura y televisión, solárium, vestuarios, gimnasio, cancha polideportiva exterior, dos piscinas cubiertas (25 metros y 12 metros) y la piscina exterior de agua salada. En estos momentos, la masa social se acercaba a los 3.000 socios."


En los años 1980 se proyecta una gran ampliación de 17.000 m2 ganados en su mayoría al pedreru y al mar, donados por el Ministerio de Obras Públicas a través de la Junta del Puerto de Gijón, cuando el club tenía ya 7.000 socios:
"además de la natación de competición y aprendizaje, se practica la gimnasia, senderismo, montañismo, actividades subacuáticas, fútbol sala y tenis. 
Posteriormente, el Club fue adaptándose a las necesidades y demandas de los socios y se constituyó el servicio médico, se proyectó la edificación de una pista de footing y el acondicionamiento de una nave; junto con el potenciamiento de las actividades sociales. Las pistas de tenis, squash, zonas verdes, etc. fueron sumándose a los múltiples espacios deportivos de la entidad fabril. 
El 19 de noviembre de 1994, se inauguró la nueva piscina de 50 metros cubierta del Santa Olaya y primera de toda la región. Dicha pileta supuso un gran salto cualitativo para el avance de la natación y también cuantitativo para el incremento de la masa social. En el año 2004, el Club es declarado de utilidad pública y, a su vez, se convierte en la primera entidad deportiva del Principado de Asturias reconocida con la certificación en norma ISO 9000:2000, actualmente, ISO 9001:2008. 
A partir de este momento, se contaba con unas instalaciones adecuadas para la práctica deportiva de numerosas modalidades que se fueron ampliando con el paso del tiempo hasta llegar a los 24.000 m² a través de la construcción de una sala cardiovascular, pistas de pádel, espacio termal, etc. Con el inicio del verano del 2015, se ha completado el cubrimiento de las pistas exteriores dotando a nuestros cerca de 16.000 socios de nuevas posibilidades para la práctica deportiva con independencia de las condiciones climatológicas."

Estamos en la Escalera 2 de acceso a la playa, de hermosa arena fina y tostada, extraída, ya lo hemos dicho, del fondo marino cercano al Cabu Peñes, fue inaugurada el 3 de mayo de 1995, a punto para la inauguración de la etapa de baños de ese año


Tiene forma de concha y sus aguas son eminentemente tranquilas, mide unos 300 m de largo (según otras fuentes 400 m) y en bajamar tiene unos 106.000 m2 de superficie que se reducen a 22.800 m2 en las pleamares, "Tiene una afluencia alta y buenos servicios. Escenario de muchos eventos deporticos, en ella se practica de forma habitual vóley playa o deportes náuticos como el kayak de mar", nos informan en Asturnatura


El entorno es urbano, portuario e industrial pero su calidad es excelente, deambulamos ahora por el paseo marítimo hacia el oeste, mientras contemplamos este panorama de la playa, aún vacía, en el mes de abril. A lo lejos, en El Musel, Dique de Levante y Dique de la Osa, en la zona de La Figar


En medio del paseo, una rosa de los vientos, de la que también cuentan así en la página Vivir Asturias:
"... una monumental rosa de los vientos nos sitúa: al Norte, el Cantábrico y la Campa de Torres, refugio y hogar de los primeros gijoneses. Al Oeste, los barrios portuarios; al Sur, La Calzada, amasijo de historias, una gran ciudad dentro de una gran ciudad; al Este, otro mar de grúas"

Vista al sector occidental de la playa, con los depósitos de graneles líquidos en la gran explanada de La Osa y, más allá, a la derecha, otras grúas, las del puerto de El Musel


El Muelle de la Osa y el espigón de L'Arbeyal hacen de esta playa aún más tranquila respecto a mareones y mareaxes, corrientes y oleajes, haciendo de ella una verdadera piscina natural de agua salada durante gran parte del año, sobre todo en verano


Las escaleras, de peldaños anchos y no muy pronunciados, hacen que su acceso no sea problemático, pronto llegarán los servicios de salvamentos y los primeros bañistas y usuarios


Vista ahora de nuevo hacia su sector oriental, con la ensenada de Santa Olaya más allá del espigón, antesala del Monte Coroña, que veremos desde un poco más adelante


Sí vemos el espigón portuario de La Punta Coroña, más al este, de servicio a los astilleros, que sale del citado monte hacia el mar, cerrando por el este dicha ensenada. En 1945 existió un ambicioso proyecto portuario, "polémico por la magnitud de su actuación ya que ocupaba prácticamente toda la parte occidental de la bahía de Gijón, desde Torres hasta Santa Catalina", tal como leemos en el apartado de Historia del Puerto de Gijón de la Autoridad Portuaria de Gijón, el cual, desarrollado en dos fases, se basaba en un gran dique que, desde aquí, crearía dos zonas portuarias, una al este y otra al oeste, una hacia La Campa Torres y otra hacia Cimavilla:
"... una hacia Torres y otra hacia Santa Catalina. En la primera de ellas se proyectaba un dique exterior llamado Oeste, que arrancaba de la curva del cambio de alineaciones del Dique Norte, avanzando hacia el mar, en dirección Este; también se proyectaba en esta fase un dique aislado, a unos 600 metros hacia el este del anterior y el dique mencionado de Punta Coroña que salía del promontorio en dirección norte, para girar en su extremo al oeste y formar bocana con el morro del Dique Norte. En el interior del nuevo espacio abrigado se dibujaban los espigones y los muelles a ejecutar. En la segunda fase se construía un dique que salía del promontorio de Santa Catalina y formaba bocana con el que salía de Monte Coroña..."

Vista del espigón oriental de L'Arbeyal, al final, el de La Punta Coroña, que cerraría la vista al horizonte unos metros más allá, no llegó a hacerse, aunque sí su primera fase, la del sector occidental:
"En 1947 se aprueba el Anteproyecto en su primera fase y con fecha 18 de octubre de este año se redacta el Proyecto de Ampliación del Puerto del Musel 1ª fase que comprendía solamente la ejecución del Dique Oeste de 588 metros de longitud (inicio del actual dique Príncipe de Asturias) y la terminación de la Dársena de Embarcaciones Menores. Este proyecto no fue aprobado hasta el 8 de marzo de 1949, comenzando las obras en Enero de 1950, para ser finalizadas en Abril de 1963."

Salvo en lo referido a la navegación deportiva, deportes náuticos y similares, puede decirse que en la actualidad la actividad portuaria de magnitud, comercial y pesquera, así como de unos años para acá también la turística (cruceros), se circunscribe al puerto de El Musel, cuya gran obra, proyectada y pensada mucho antes, no comenzó hasta finales del siglo XIX tras superar importante oposición de quienes optaban pro hacerlo en otro lugar, incluso dentro de esta misma bahía. Leemos en Wikipedia:
"Gijón ya contaba con un puerto, el actual Puerto Deportivo de Gijón, ubicado a los pies del cerro de Santa Catalina. En las décadas centrales del siglo xix este puerto, conocido como El Muelle, comenzó a quedarse pequeño debido al fuerte proceso de industrialización que vivió Asturias. Las mercancías, principalmente carbón, necesita salir por mar. En Gijón lo hacía gracias al ferrocarril de Langreo (1856) y su sistema de drops. Este puerto fue ampliado sucesivamente pero seguía quedándose pequeño. 
Se buscó como alternativa construir una nueva infraestructura en El Musel, situado a sotavento del cabo de Torres. Esta ubicación tuvo que enfrentarse a las aspiraciones de otros puertos asturianos, como eran San Esteban de Pravia y Avilés, interesados en acoger los tráficos de Gijón. 
En 1854 el Estado le encargó al ingeniero Salustiano González Regueral un proyecto de nuevo puerto para Gijón al este del Cabo de Torres. Este lo concluyó en 1862. No obstante, no sería hasta 1891 cuando una Real Orden autorizó la construcción de dicho puerto. Sin embargo, se aprobó un proyecto elaborado por Francisco Lafarga y modificado notablemente por Alejandro Olano. 
Entremedias y según iba tomando forma el proyecto, se desató un debate en la ciudad entre dos bandos. Un bando, los apagadoristas, defendían la mera ampliación de El Muelle y el otro, los muselistas, apoyaban la construcción de un nuevo puerto alejado del casco urbano de la ciudad. 
Tras imponerse el criterio de los muselistas (lo cual no impidió que el viejo puerto fuera ampliado a su vez), en 1892 comenzó la construcción del "dique norte" y en 1895 el muelle de Ribera. El 23 de febrero de 1907 atraca el primer barco en el nuevo puerto, entrando así en servicio. No obstante, el puerto estaba lejos de concluirse y constantemente fue sometido a ampliaciones."

Efectivamente, la evolución del puerto es una continua transformación de sucesivos cambios y ampliaciones desde que entró en servicio en 1907 y hasta nuestros días. Sus instalaciones han pasado pues por numerosos avatares, posiblemente sea de los espacios industriales más sometidos a renovación constante y periódicamente en Asturias. En la foto reconocemos las montañas de contenedores que se cargan y descargan en estos muelles, donde se encuentra la nave de Casintra Port, dedicada a la logística y transporte de dichos contenedores. Existe también en el Muelle de La Osa un puerto deportivo, cuyas embarcaciones blancas reconocemos desde aquí, el de Marina Yates, inaugurado en 2008


Una senda recorre la escollera del dique portuario, cerrado con vallas; al lado discurre una senda por buena parte de su longitud. Al fondo, detrás de las grúas, están los llamados Tinglado nº 1 Muelles de la Osa-Consignaciones Asturianas y Tinglado nº 3 Cargas y Estibas, así como la Terminal de Contenederos de Gijón AIE y otras instalaciones del Polígono Puerto del Musel


En el polígono portuario hay asimismo sitios para comer bien, por ejemplo, en medio de la foto (delante de dos grúas rojas) tenemos el restaurante Cliper Marina, al que también le dedica un buen reportaje Luis Antonio Alías en El Comercio, edición del 17-6-2023:
"Carbayón hijo de ingeniero de minas, con prácticamente toda su familia dedicada a buscar y descubrir yacimientos, nieto incluso de Carlos Bertrand y Bertrand, reconocido catedrático de una larga saga llegada de Bélgica para industrializar la Asturias que fue, terminó la dura carrera que le correspondía y trabajó once años rastreando esas riquezas del subsuelo que ahora pierden valor ante la salvaje naturaleza de los bosques eólicos y los campos fotovoltaicos. Pero Benno, mientras prospectaba, cocinaba, una pasión privada que deseaba convertir en pública. Y animado por Cristina, su mujer, cambió la estratigrafía por la cocinología y decidió estudiar en Le Cordon Bleu madrileño, ejercitarse al lado del incorformista y doble estrella Michelín Diego Guerrero y, ya de retorno, redondear capacidades con nuestro querido Caldereta Ramón Celorio.
Además vivió otros pasos y otras experiencias hasta que le ofrecieron este tan atípico lugar en el Muelle de la Osa: ubicación espléndida, clientela de obreros portuarios y patrones de barco, de gruistas y prácticos, de vagabundos con yate y pescadores de arrastero, y creciente presencia de visitantes a los que no arredra aparcar dentro de El Musel, restringido pero público. 
La sala, y la terraza miran al mar, el cabo Torres y a una Cimadevilla panorámica y acantilada. Allí sirve Cristina los pescados que trae Enno de la rula vecina. Con ellos, y otros muchos ingredientes, prepara un variado menú (¡por 12,90 euros!) que ejerce de carta ilustre: garbanzos con langostinos, albóndigas de merluza, arroz con chipirones, pastel de mejillones, frixuelo relleno de marisco, fabes a la marinera, bocartes con jamón, fritos de pescados de roca, patatas amariscadas, bacalao a la vizcaína... Sin que falten opciones de cuchara y carne (¡y el salmorejo!) siempre bajo toque original. 
Dada la ubicación -una excepcionalidad- no abre ni cenas ni fines de semana, guisa lo que se le pida con tiempo, y por gracia, calidad y precio, el 21, San Luis, unos cuántos así llamados pensamos celebrar en la terraza el almuerzo onomástico: ¡gran elección!"

Naves de Bergé Marítima, uno de los operadores logísticos aquí instalados



Instalaciones de Ership Alvargonzález, al lado de los depósitos de combustible y del almacén de Green Logistic


Más allá de los depósitos se encuentra el helipuerto de Salvamento Marítimo y, en la distancia, se reconocen los grandes cilindros de la regasificadora


A lo lejos, la loma de La Campa Torres, que se prolonga hacia el Cabu Torres, cierra por el oeste la bahía. Su fondeadero natural, a su abrigo, así como al otro lado la Ría de Aboño, fue empleado por la navegación marítima en tiempos de los pobladores del castro de Noega allí localizado, los astures cilúrnigos de la gentilidad de los luggones, artesanos, agricultores, ganaderos, metalúrgicos y navegantes. En el libro de la Autoridad Portuaria de Gijón El Cabo Torres y el Puerto de El Musel nos dicen así:
"Considerado tradicionalmente como el castro marítimo de mayores dimensiones de toda la costa astur e identificado con el oppidum Noega de la fuentes clásicas, en sus inmediaciones finalizaba la Ruta de La Plata hasta la fundación del asentamiento de Cimadevilla en época flavia. Su origen se sitúa en torno a los siglos VI-V a.C. y estaría ocupado por gentes dedicadas preferentemente a la metalurgia. La implantación de este castro se debe a diversos factores entre los que cabe citar su posición estratégica, su fácil disposición defensiva, confiada al carácter peninsular del enclave, y su relación con el sector occidental de la bahía de Gijón, al abrigo de los fuertes vientos del noroeste en donde las naves podían refugiarse y acceder a los arenales más cercanos. 

Tras largos años de trabajos arqueológicos, centrados sobre todo en la zona intramuros del poblado y en las etapas prerromanas, los testimonios conservados indican el establecimiento en el Cabo Torres de un hábitat de tipo castreño prerromano, dotado de un importante sistema defensivo compuesto por una primera línea fortificada con foso y contrafoso revestido de mampostería con escaleras de acceso, y una segunda línea definida por una muralla de módulos. Situadas al abrigo de la muralla , se han documentado restos de viviendas de planta redondeada con elementales hogares y paredes construidas con materiales perecederos de barro y postes de madera.

La metalurgia parece que fue la fuente de riqueza fundamental de sus habitantes. Ampliamente documentada desde los orígenes del poblado, pudo generar, antes de la llegada de Roma, un cierto movimiento comercial con las áreas galaicas cercanas e incluso con zonas más alejadas del Atlántico y del Mediterráneo como reflejan los elementos muebles foráneos hallados en las excavaciones. La nómina de materiales importados que se han localizado en las excavaciones, aunque todavía resulta escasa , ofrece un conjunto significativo compuesto por fragmentos de kylix ático, una crátera tipo "a de poussier", una jarra del taller de Gnatia, algunas cerámicas de barníz negro campaniese (tipos A y B), restos de ánfora greco-itálica, bordes de recipientes conocidos como kalathoi, típicos del área ibérica o cuentas de pasta vítrea. 

De estos materiales puede deducirse que la Campa Torres estaba presente en el circuito comercial atlántico reorganizado por los fenicios tras la caída de las rutas comerciales del Bronce Atlántico, y que, hasta la aparición de estos materiales gijoneses, no se había verificado más allá de A Coruña. En consecuencia, a partir de los siglos IV-III a.C. , el asentamiento de Campa Torres parece dibujarse como un puerto de comercio en donde se canaliza una parte del excedente comarcal y local, tanto de materia prima - cobre- como de manufacturas, generándose un primer centro de intercambio con productos de otras áreas peninsulares. 

A partir del s. II a.C ., una vez colapsados los circuitos fenicios, la aparición en Campa Torres de kalathoi ibéricos de la zona catalana y de ánforas tipo Pascual 1, inducen a pensar en la existencia de una ruta marítima abierta hacia la zona oriental cantábrica. Desde nuestro punto de vista, la llegada a la bahía de Gijón de este tipo de productos originarios del levante catalán, quizá a través del valle del Ebro y de los puertos orientales del Catábrico, parece indicar un cambio de dirección del comercio prerromano que comienza a inclinarse más hacia el golfo de Vizcaya que hacia el área galaica, preludiando una primera articulación de las rutas cantábricas en dirección a Burdigala (Burdeos), trayectoria que se consolidará tras la conquista efectiva del territorio por parte de Roma. 

Además de la metalurgia, motor principal del castro, otros recursos económicos constatados son la ganadería, ampliamente representada, la caza, la pesca y el marisq ueo. A través del aná li sis de las espinas de pescado loca lizadas durante las excavaciones, se infiere una explotación del litoral inmediato, sobre todo, las zonas rocosas próximas donde la maragota, la chopa, el pargo, la brecha , la dorada, el chicharro, la lubina y el mújol, son las especies más representadas. También han sido localizados anzuelos, tanto pequeños y de pala plana, como mayores y con extremo incurvado en ojal poniendo de manifiesto la importancia también de ciertas actividades portuarias de ámbito local realizadas por sencillas embarcaciones pesqueras y de pequeño cabotaje."


En la prominencia de La Campa Torres puede llegar a reconocerse la recuperada muralla del castro, con su foso. Su escarpadura natural fue dinamitada y volada (con algunos graves accidentes), para construirse el puerto, lo que se llevó además por delante parte de una fortificación dieciochesca, el castillo de Arnao, donde luego se hizo el poblado de El Muselín, en la ladera del monte


En lo alto de La Campa Torres vemos Les Bombones, las enormes esferas de gas licuado, sobre el puerto y mirando a la muralla cilúrniga, ante la que los romanos, cuando llegaron tras irrumpir por la cordillera en actitud de conquista levantaron los altares de las Aras Sextianas en la que era la última frontera conquistada por su imperio: 
"El oppidum Noega será el lugar elegido por los conquistadores para levantar un gran monumento con memorativo del que formaría parte el ara de mármol dedicada al emperador Augusto por Cn. Calpurnia Pisan en el año 10 d.C. Este monumento constituye uno de los más importantes testimonios de la llegada de Roma a los finisterres atlánticos con un valor simbólico indiscutible, prueba irrefutable del culto al emperador y de que los ejércitos romanos habían alcanzado los confines del Mare Cantabricum. Esta inscripción, conocida ya desde el siglo XVI, y actualmente en manos de un coleccionista, ha sido objeto de numerosos estudios y ha estado rodeada de polémica desde el momento de su descubrimiento. Se trata de un gran bloque de mármol de tonos amarillentos y grisáceos, de 1,62 m de longitud por 0,80 m de altura y 0,50 de grosor en el que puede leerse una dedicatoria al emperador Augusto. Su transcripción es la siguiente: 
IMP.CAESARI.AVGVSTO.DIVI.
F COS.XI II .IMP.XX.PONT.MAX 
PATR.PATRIAE.TRIB.PONT.XXXIII 
....... .... .. 
..... SACRVM
"Al emperador Cesar Augusto, hijo del Divino (César) tres veces cónsul, emperador con veinte salutaciones imperiales, pontífice máximo, padre de la patria, treinta veces investido con la potestad tribunicia (Cneo Calpumio Pisón, hijo de Cneo, legado propretor) consagró este monumento". 
El cuarto renglón y parte del quinto como vemos en la transcripción han sido suprimidos intencionadamente. En ellos aparecía el nombre del dedicante, Cneo Calpurnio Pisón, borrado posteriormente debido a que este personaje calló en desgracia política y fue castigado por Tiberio con la damnatio memoriae. Por este mecanismo el Estado romano condenaba la traición política haciendo desaparecer el nombre del acusado de todos los documentos públicos. Este epígrafe se data en el año 9-10 d.C. por la fecha de mandato de este legado. 
La dedicación a Augusto de esta inscripción hizo que se viera en él una de las tres Aras Sestianas situadas en los finisterres hispanos y descritas por las fuentes romanas..."

En el extremo occidental de la playa, uno de los accesos a El Musel, en concreto al Muelle de la Osa y al polígono del puerto desde la rotonda donde acaba la Avenida del Príncipe de Asturias


 Al otro lado hay dos grandes naves, la primera es la de Alvargonzález Ership La Figar y la segunda el Tinglado nº 2 La Figar Beregé-Marítima


Al fondo, El Muselín tuvo una ingente actividad asociativa desde antes de la Guerra Civil, con la famosa asociación Los Muselinos, sede de la Sociedad de Cultura e Higiene, con biblioteca, salón de actos y numerosas iniciativas, como la gran romería popular que organizaban arriba en La Campa Torres, a la que acudía incluso la Banda de Música de Candás, que arribaba a El Musel en embarcación desde el puerto candasín


Un poco a la izquierda asoman las casas de Portuarios y Pescadores, barrio construido, como su nombre indica, para trabajadores del puerto y pescadores, cuando la flota pesquera fue también trasladándose del viejo muelle local a El Musel. Popularmente allí era El Tocóte, viviendas auspiciadas por los patronatos de la larga posguerra en los que muchas familias ansiaban ir a vivir, si les tocaba o no un piso daba lugar a la pregunta "¿tocóte, tocóte?"


Arriba, el monte de Les Cabañes, en Xove y, a la izquierda y más cerca, toda una institución sanitaria gijonesa, el Hospital de Jove, oficialmente Fundación Hospital de Jove, integrado en el Servicio de Salud del Principado de Asturias (SESPSA)


Se fundó en el año 1804 y se estableció en este lugar, sobre La Figar y El Tallerín, en plena posguerra, en 1947, siendo sus instalaciones y dependencias sucesivamente ampliadas y acondicionadas en base a su prime edificio. Esta es su historia según la hallamos en la misma web de la Fundación:
"El 21 de septiembre de 1804 un numeroso grupo de gijoneses fundó la Hermandad de Caridad, una institución que tenía como fin dar ayuda sanitaria y espiritual a los pobres y enfermos de la ciudad. Gijón contaba por entonces con algo más de cinco mil habitantes. De la Hermandad surgió el primer hospital, instalado en 1807 en una pequeña casa de la calle de Los Moros que meses más tarde iba a ser desmembrado por la invasión francesa.
Hasta 1817 no se recuperó la idea de asistencia hospitalaria. En Cimadevilla funcionaba el Hospital de Los Remedios, y en dos de sus salas fue instalado el nuevo Hospital de Caridad, que más que hospital era albergue donde se suministraban alimentos básicos y un techo donde cobijarse a toda una legión de desheredados. El hambre era la primera «epidemia», y del hambre surgían buena parte de las enfermedades de la época. 
El gran salto de calidad del Hospital se produce, sin embargo, en 1835 con el legado de Juan Nepomuceno Cabrales, industrial afincado en Gijón y hombre muy ligado al destino de la Hermandad quien, al morir sin herederos directos, dona su casa y finca para uso hospitalario. Vivía Cabrales en lo que hoy conocemos como los jardines del Náutico, frente a la playa de San Lorenzo. No sólo donó Cabrales la casa sino todos sus enseres, el importe de cuya venta (unos 15.000 reales) sirvió para dotar al hospital de una infraestructura más que aceptable. Aquel solar del Náutico serviría de base y casa al hospital durante todo un siglo. Desde 1835 el Hospital de Caridad de Gijón no dejó de crecer, de evolucionar. En el Náutico el viejo hospital y sus gentes encararon epidemias como la de cólera de 1885, la de viruela en 1899, o la terrible epidemia de gripe española de 1918. Y también encararon guerras, primero las carlistas, después la guerra civil. 
La historia del Hospital de Caridad es fundamentalmente una historia de solidaridad y de heroicidades. Desde el instante mismo de su fundación la Hermandad se nutrió de forma casi exclusiva de la generosidad propia y ajena. A los enfermos del hospital no les faltó nunca su ración de alimento o sus medicamentos básicos gracias a las limosnas, donativos, legados y aportaciones de los gijoneses. Y al trabajo de los hermanos y hermanas de la institución, volcados en el servicio a los demás. A pesar de ello fueron numerosos los momentos en que las arcas quedaron vacías. Una historia de heroicidades porque la propia estructura económica de la que hablamos nunca permitió la menor holgura en la administración de los recursos. Parte de los fondos del legado de Juan Nepomuceno Cabrales se los llevó el viento de las desamortizaciones, y el crecimiento de la ciudad a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX colapsó las instalaciones donde los médicos trabajaban de forma altruista, ayudados por una enfermería vocacional y por comunidades religiosas que trabajaban las 24 horas."


El traslado del Hospital de Caridad aquí, a la antigua Quinta Moriyón y su gran conversión en este gran centro hospitalario se producen tras el derribo del Hospital de Caridad durante la Guerra Civil, descongestionando unos espacios en los que después estarían los Jardines del Náutico (a los que dedicamos su entrada de blog):
"El estallido de la guerra civil coincidió con el desalojo y posterior derribo del hospital en el Náutico, víctima del Plan Urbanístico de Mejoras. El Hospital de Caridad, convertido durante unos años en Hospital Municipal, fue instalado en la zona del Bibio, en el antiguo convento de las Madres Adoratrices. Allí, en situación de penuria absoluta, se hizo frente con muy escasos medios a las tremendas consecuencias del conflicto, y de allí, de aquel convento convertido en hospital de campaña, no se salió hasta el traslado en 1947 a las modernas instalaciones de Jove. Los enfermos fueron trasladados en tranvía, porque las ambulancias eran aún un lujo imposible de conseguir. 
No fue un proceso fácil. Para comprar la finca de Moriyón, donde hoy se enclava el hospital, fue preciso recibir antes del Ayuntamiento de Gijón la indemnización correspondiente al desahucio de la finca de El Náutico, que ascendió a unos 2.300.000 pesetas. Con ese dinero y centenares de pequeños donativos de gijoneses de toda clase social y disponibilidad económica, fue posible crear unas instalaciones que el mítico Adeflor, en su crónica periodística de la inauguración en el diario El Comercio, no dudaba en calificar de Gran Hotel de Enfermos. 
Aquel proyecto tuvo muchos valedores, personificados aquí en dos nombres. Uno,Paulino Antón Trespalacios, hermano mayor durante 43 años, desde la postguerra a 1993. El otro nombre propio es el doctor cirujano César Alonso Martínez, con casi medio siglo de vinculación al hospital, del que fue director médico. De su entusiasmo y su constancia se da cumplida prueba en el libro «El Hospital de Jove. Los doscientos años de una institución» que la Fundación Hospital de Jove editó (...) con motivo de tal aniversario."

De esta manera, tras sus diferentes ubicaciones, el histórico hospital se asentó en este emplazamiento, cambiando, como cambió su entorno, de rural a urbano e industrial con el puerto y diversas fábricas. Era el quinto lugar en el que se establecía, tras la calle de los Moros, Cimavilla, El Náutico y El Bibio:
"Aquel hospital que en 1947 nació con vitola de modernidad, hasta el punto de que muy poco tiempo después la Administración del Estado pretendió comprarlo para incorporarlo a su incipiente red del Seguro de Enfermedad, treinta años más tarde era un hospital sin enfermos -su razón de ser- y sin médicos, con unas instalaciones obsoletas y unos presupuestos insuficientes. Dos nuevos nombres cobran protagonismo en esta etapa crucial: los de Eusebio López Mosquera, que fue director médico durante más de 15 años, y Zenayda Álvarez Bárzana, que lo sustituyó tras su fallecimiento. Ambos creyeron posible rescatar a Jove de lo que entendía como desaparición segura. Y así fue. 
Superada la crisis de supervivencia, Jove logró convertirse en hospital de área, con nivel administrativo-sanitario superior y con enfermos asignados, logró jerarquizar su plantilla, modernizar sus instalaciones, construir y levantar un hospital nuevo, dar mayores servicios… En los ochenta Jove se consolida, en los noventa crece y se moderniza hasta ser hoy un hospital con más de 400 trabajadores en plantilla, con más de 8.000 ingresos al año, 76.000 estancias, 5.000 intervenciones quirúrgicas, y más de 30.000 servicios de urgencias. Uno de los hospitales mejor valorados de Asturias. Ejemplo por su pasado, ejemplo por su presente."

Abajo a su izquierda están los edificios, de pisos, de la Junta de Obras del Puerto, si bien solamente vemos sus pisos superiores, dado que están semiocultos por los árboles de la zona de aparcamiento de autocaravanas de L'Arbeyal, al lado de la arena


El lugar se encuentra en un área arqueológica sumamente interesante, en las inmediaciones del campo de la iglesia de Santa Cruz de Xove, donde han aparecido ladrillos y otros elementos de construcciones del tiempo de los romanos; el mismo nombre de la parroquia parece estar vinculado a Iove, Júpiter; consultemos de nuevo el Diccionario toponímico de Gijón de Ramón d'Andrés:
"–Formas asturiana Xove y castellana Jove: al principio, el nombre asturiano y castellano de Jove/Xove era exactamente el mismo: en la Edad Media [Зóβe], pronunciado como la «j» del francés o del catalán y escrito con «g», con «j» o con «i», en una alternancia de formas como Ioue, Iove, Goue, Jove. Hacia los siglos XIV-XV, la pronunciación se ensordece en [∫], de manera que tanto en asturiano como en castellano se decía [∫óβe], con una pronunciación equivalente a la actual «x» asturiana, aunque conservando la escritura como Jove. Posteriormente, a partir de los siglos XVI-XVII se produce la discrepancia que perdura hasta hoy: el asturiano conservó la pronunciación [∫óβe], con la grafía Xove, mientras que el castellano modificó la [∫] en la actual pronunciación de su «j» velar característica, conservando sin embargo la antigua grafía Jove, pero usando también Xove.

Etimología: aunque no se puede afirmar con seguridad total, todo parece apuntar a que Jove proviene del término latino Iŏvem [yówem], que es el nombre del dios romano Iūppĭter ‘Júpiter’ en el caso acusativo, es decir, en la forma propia de complemento directo. De todas formas, según otra hipótesis, podría tratarse más bien de un nombre de persona; ese nombre sería Iŏvĭus ‘Jovio’, que en el caso genitivo, esto es, en la forma propia del complemento nominal, era Iŏvĭi [yówii], y aparecería en expresiones del tipo tĕmplum Iŏvĭi ‘templo de Jovio’, ara Iŏvĭi ‘altar de Jovio’ o vīlla Iŏvĭi ‘casería o finca de Jovio’; al perderse el primer elemento, quedaría simplemente Iŏvĭi, de donde provendría el nombre actual de Jove.

Referencia al lugar: la parroquia rural de Jove quedó integrada en el casco urbano de la ciudad de Gijón en los años 70 del siglo xx. 5. Documentación histórica del topónimo: «per termino de Goue qui est prope riba maris ad sursum…» (Monasterio de San Vicente de Oviedo-1, año 1046); «tres piscatores in Iobe de Salao» (San Isidoro de León, año 1181); «Lego […]. Petro de Ioue I modium descanda» (Catedral de Oviedo-2, 1267); «don Pelayo capellan de Santa Cruz de Iove» (Monasterio de San Pelayo de Oviedo, año 1273); «la mia losa que yo he en Jove que ye y, en Gigion, la qual dizen del Palaçio. Otrossí vos do el quarto del hero de la Lama que ye y, en Jove» (Monasterio de San Pelayo de Oviedo, año 1326); «…todos los heredamientos, techos e lantados quel dicho Ruy Martíniz, nuestro padre, avía en Santa Cruz de Jove …» (Monasterio de San Pelayo de Oviedo, año 1327); «enna felegressía de Santa Cruz de Jove e en sos términos, que ye en conçello de Gigion» (misma fuente, año 1329); «yo, Johán de Verinna, morador en Jove que ye en Gigion» (Monasterio de San Pelayo de Oviedo, 1330); «todos quantos heredamientos e lantados el dicho monesterio ha y, en Jove» (misma fuente, año 1330); «Testigos: […] Alffonso Ferrándiz e Roy Ferrándiz, moradores en Jove, e otros» (misma fuente, año 1334); «Testigos: Martín Alffonso e Johán Pérez, moradores en Jove» (Monasterio de San Pelayo de Oviedo, año 1345); «Pedro Suárez, morador en Jove, que ye en Gigion» (Monasterio de San Pelayo de Oviedo, 1349); «todos los heredamientos, techos e lantados que vos avedes en Santa Cruz de Jove e en Santiannes de Tremanes» (misma fuente, año 1349); «en la felegresia de Santa Cruz de Jove e en sos terminos e en otras partes qualesquier en conçello de Gigion» (misma fuente, año 1352). En el Inventario de Parroquias gijonesas del año 1385 aparece «Santa Cruz de Jove»; hay que tener en cuenta que en la documentación medieval asturiana la «j» inicial es la representación escrita de una pronunciación como la «j» francesa o catalana, y por tanto más próxima a la actual pronunciación asturiana de Xove. En el Libro del Cay aparece mayoritariamente «Jobe», pero en ocasiones «Jove» e incluso «Xobe», como muestran estos ejemplos: «de Jobe», «Juan Garçia de Jobe», «Alonso Garçia de Jobe de Cefontes», «Diego de Jobe e Fabian de Jobe, regidores de la dicha billa e conzejo de Gijon», «Gregorio Garçia de Jobe», «Juan Garçia de Jobe, escribano» (año 1561); «para cobrar todas las bulas que al presente se deben en los lugares de Jobe e Beriña» (año 1567); «Gregorio de Xobe, el liçençiado Jove y el liçençiado Cifuentes e Gregorio de Xobe […] Miguel Garçia de Xobe» (año 1574); «Miguel Garçia de Jove, vezino de Jove, deste conzejo de Gijon» (año 1568). Parecidas variaciones encontramos en el Libro Ordinario, incluso en un mismo documento: «e don Gregorio de Jove, alferez e Gaspar de Jove e Alonso Ramírez y el liçençiado Jove, el liçençiado Çifuentes y Alvaro de Llanos e Gregorio de Jove», «En Jove a Bartolome Garçia de Jove» (año 1576); «con la çedula y nonbre de don Gregorio de Xobe», «cuyo nonbre hera el de Gregorio de Jobe», «Gaspar de Jove», «Gregorio de Jobe», «Gonçalo Garçia de Jove», «Alonso Ramirez de Jobe», «Gregorio de Xobe», «Don Gaspar de Xobe y señor Gregorio de Xobe», «Gaspar de Jobe nonbro a Alonso Prieto de Jobe», «el liçençiado Zifuentes para en Jobe y Beriña, el qual nonbro a Juan Albarez de Beriña, y en Xobe a Pedro Rodriguez de Jobe de Suso» (año 1577); «estando juntos los señores Toribio Prieto de Jobe, juez, e Gaspar de Jobe e Gregorio de Jobe», «Alonso Ramirez de Xobe», «Gaspar de Jobe y Gregorio de Xobe», «Alonso Ramyrez de Jove», «E luego el dicho Alonso Ramirez nonbro a Juan Garçia de Jove, yjo de Fabian de Jove», «y en Jove a Juan Señor» (año 1578). En los Protocolos Notariales del Concejo de Gijón, año 1624, se lee: «Nycolas Garçia de Jove, beçino y regidor de la dicha bylla». El Catastro del Marqués de la Ensenada (1752) recoge este topónimo como «Jobe», el diccionario geográfico de Madoz (1845-50) como «Jobe» o «Jove», en una época en que no existía regularidad ortográfica. En los mapas de los siglos XVII y XVIII, realizados en su mayoría por cartógrafos extranjeros, suele aparecer con la forma «Iove».

Otras observaciones sobre la denominación: en Asturias existen otros topónimos que pueden relacionarse con Júpiter: Piedraxueves (Somiedu, Teberga) ‘piedra de Júpiter’; El Sueve o El Xueve (Piloña, Parres, Colunga) ‘el monte de Júpiter’; La Pena Sobia (Teberga), ‘la peña de Júpiter’; Xubín (Teberga), ‘de Júpiter’; o Xarraxubín (Valdés). ‘sierra de Júpiter’. El gentilicio de Xove es xoveru -a -o."

Es esta la zona más arbolada del parque, reserva de buena sombra y frescor en los días tórridos, que también algunos hay en Asturias, de ciertas jornadas soleadas del  verano asturiano, de ahí que, socarronamente, a la playa a veces se la llame El Marbeyal, por ser "la Marbella gijonesa". Así se lo cuentan a Pablo Palomo y así lo plasma, de la voz de los vecinos, Pablo Palomo en La Nueva España:
"Coinciden Francisco Romano, Severino García, Jesús Díez y Jorge Albertos en que para ellos la playa de El Arbeyal es en realidad el “Marbeyal”, porque es la “Marbella” gijonesa. En su condición de vecinos de La Calzada, de los de toda la vida, acuden al arenal de la zona Oeste en busca de su baño diario, costumbre que inician en el mes de marzo y que no sueltan hasta que arrecia el frío."

A la derecha del área de autocaravanas está la llamativa gran estructura que cubre la barrera de acceso del Puerto de Gijón, justo donde se acaba la arena de L'Arbeyal y al pie del hospital


Sol que cae con fuerza en esta explanada, abierta, que constituye este bellísimo paseo que vamos a recorrer hasta la arboleda de las autocaravanas



Sigue la hilera de monolitos a la derecha y, a la izquierda, hay otra, esta de palmeras



Contrasta el paisaje marítimo-playero de este recuperado arenal con el industrial de grandes naves y grúas portuarias:
"La construcción del puerto de El Musel está estrechamente vinculada al impulso industrializador desarrollado en Asturias a partir del segundo cuarto del siglo XIX, basado en la siderurgia y, esencialmente, en la explotación de la hulla en las cuencas centrales de Langreo y Mieres. Estas dos actividades industriales se potenciarán desde sus inicios de la mano de banqueros y técnicos nacionales y fundamentalmente extranjeros. Alejandro Aguado, Pedro Duro, Policarpo Herrero, José Tartiere, Luis Belaunde, Numa Guilhou, Guillermo Schulz, Luis Adaro Magro, Jerónimo Ibrán y Mulá, Isidoro Clausel de Coussergues, son buen ejemplo de un amplio grupo de industriales y técnicos, verdaderos artífices de la industrialización asturiana. La implantación de estas industrias en el área centra l de Asturias, a su vez impulsará el progreso del comercio, el crecimiento de los principales centros urbanos y la adaptación de nuevas vías de comunicación por medio de carreteras, ferrocarriles y puertos, introduciendo en la región un sistema de producción netamente capitalista , frente a la economía agraria tradicional"

El ámbito del puerto no se circunscribe únicamente a El Musel, la Autoridad Portuaria abarca todas las instalaciones desde Cimavilla hasta Aboño, según leemos en su página:
"El Puerto de Gijón comprende las actividades comerciales, náutico-deportivas, turísticas, pesqueras y astilleros que engloban una extensa franja marítima terrestre que va desde el actual puerto deportivo de la ciudad (antiguo puerto local), al Musel y zona de Aboño.ç 
El puerto local acogió en exclusividad la actividad portuaria hasta 1907, año en el que se inician la explotación comercial de El Musel, principalmente, con las exportaciones de mineral y de hierro y carbón. Sucesivamente el puerto se iría ampliando en sus espigones y muelles convirtiéndose en los años cuarenta en el principal puerto español en movimiento de tráficos. 
Curiosamente la actividad industrial de Asturias tuvo en el Puerto de Gijón su principal aliado, desde el principio (mediados del siglo XIX) con los embarques de graneles sólidos procedentes de las cuencas mineras asturianas del Caudal y del Nalón (en el caso del carbón), y de la zona de Carreño (en el caso de mineral de hierro). 
Actualmente, el Puerto de Gijón es el principal puerto granelero de España y uno de los más importantes del todo el Arco Atlántico, gracias sobre todo, a las importaciones de carbón y mineral de hierro, procedentes de países como Estados Unidos de Norteamérica, Brasil, Rusia, Canadá destinados a la siderurgia y centrales térmicas. También a los desembarques de granéles líquidos, así como, dentro de una amplia variedad de productos a los embarques de cemento y tráfico de mercancía general, representada sobre todo por el transporte de contenedores. 
Una de las principales expansiones del puerto tuvo lugar entre el 2005 y 2010 con la construcción en El Musel, del Proyecto de Ampliación, que partiendo del Cabo Torres ha permitido ganar 170 hectáreas de terreno y 175 hectáreas de aguas remansadas, duplicando aproximadamente, lo que se había venido realizando desde 1892-1893, y al mismo tiempo ampliando los calados hasta más de 23 metros de profundidad. 
La evolución del Puerto de Gijón ha sido una constante los últimos años en sus diferentes servicios, equipamientos y vertientes comerciales, uniendo a las tradicionales prestaciones, las pesqueras, crucerísticas, deportivas, sin olvidar la construcción de barcos (astilleros). 
De él depende también la gestión y funcionamiento de las señales marítimas en la mitad (ocho) de los faros de Asturias: Peñas, Candás, Torres, Tazones, Lastres, Ribadesella, Llanes y San Emeterio."

El Muelle de La Osa y el espigón de L'Arbeyal, construido por la Autoridad Portuaria de Gijón configuran la bocana de esta hermosa ensenada recuperada



Los contenedores de Casintra Port y el puerto deportivo de El Musel, el de Marina Yates, con 160 amarres, 80 plazas de varadero descubierto y 50 de marina seca cubierta, así como escuela de formación náutica, tienda de efectos navales, repuestos, centro de buceo, cafetería, restaurante... y otros servicios e instalaciones



He aquí la gran nave de Yates Marina, "Somos el puerto deportivo olvidado dentro de Gijón", afirmaba su gerente, Carlos Piñera, a Eugenia García, de El Comercio, en entrevista publicada el 9-5-2021:
"Corría 2007, y el Puerto Deportivo de Gijón comenzaba a quedarse sin amarres. Juan Atorrasagasti proyectó un nuevo puerto en el muelle de la Osa, en El Musel. Llegó la crisis y las deudas provocadas por la financiación del puerto deportivo arrastraron a Motonáutica a la quiebra. Contratas Piñera cogió en 2015 la concesión del otro puerto deportivo de la ciudad. Su gerente es Carlos Piñera (Gijón, 1980), gran aficionado a la pesca deportiva, a la náutica de recreo y patrón de yate «por afición, no por obligación». 
-¿Qué características tiene el puerto? 
-Tenemos 156 amarres de entre 6 y 25 metros de eslora, de los cuales tenemos reservado un porcentaje para tránsitos. 
-¿Hay suficiente negocio en Gijón para que haya dos puertos?

Una de las pruebas deportivas señeras de esta ensenada es la famosa Travesía a Nado Playa del Arbeyal, que de disputa en verano y tiene un recorrido de 1.500 metros, organizado por el Club Natación Santa Olaya. Si coincide y tiene oportunidad, quizás algún peregrino son aptitudes natatorias pueda apuntarse y, quién sabe, quizás dar la sorpresa


Paseando por el arenal y viendo los muelles no está de más recordar aquella canción setentera del cantautor gijonés Manolín El Nietu Celo Xuan que dice...
En Xixón, hay un puertu
pal que-y presta ser grandón
munches playes y el Sporting
en Primera División


Y caminando llegamos a la Escalera 3, paseo adelante, recogemos otro de los testimonios de Pablo Palomero de usuarios de esta playa tras los trabajos del pozo de tormentas:
"pasa caminando Federico Iglesias, que, aunque es de La Felguera, acostumbra a veranear todos los años en La Calzada. El hombre es abuelo y ayer llevaba de la mano a sus dos nietos, los mellizos Claudia y Diego Cannata, que iban más contentos que unas castañuelas dispuestos a darse un buen baño. “La zona está quedando muy bien, pero faltan más plantas y árboles. Además, ya hay unos jardines con baches”, comenta el abuelo. Si es por pedir, Severino García considera que hacen más falta más baños públicos cerca de la playa de El Arbeyal, en el nuevo pulmón verde de la zona Oeste para el que los vecinos reclaman más árboles y en cuyo subsuelo esconde el colosal pozo de tormentas."

Zona ajardinada a nuestra izquierda con artísticos bancos de hormigón con formas ondulantes que recuerdan las olas del mar. A la izquierda, también con forma de 'U', la parte del Centro Integral de Formación Profesional del Mar que mira a la playa


El Arbeyal, la playa de la calma, titula su reseña playera La Nueva España del 6-8-2020, cuando había control del aforo de los arenales gijoneses durante la epidemia del Covid:
"En la playa de El Arbeyal, a cambio de lo que ocurre en las de San Lorenzo y Poniente, reina siempre la tranquilidad. El arenal de La Calzada se mantiene, avanzado ya el mes de agosto, como el único de Gijón que todavía no se ha cerrado por exceso de aforo en lo que va de verano. Los vecinos de la zona son sus principales usuarios y coinciden en resaltar los beneficios de este enclave a dos pasos de El Musel. “En esta playa no suele haber ningún problema, es un sitio muy familiar”, afirma Manuela Rodríguez, vecina de La Calzada. Hasta la fecha, El Arbeyal se ha encontrado abierta todos los días de la temporada de baños y la afluencia se ha mantenido dentro de la normalidad acostumbrada. “Es la primera vez que vengo este año, pero no noto ninguna diferencia respecto a otros veranos. Nunca hay muchedumbres”, señala Rodríguez."

Al fondo, la torre de salvamentos y, a su derecha, terrazas playeras: hacia allí nos encaminamos con paso resuelto dando vista al hospital y a La Campa Torres en lontananza


El aire marino azota las palmeras, la arena ocupa también su espacio en la explanada enlosada del paseo



El puesto de helados, que en breve abrirá nada más comience la temporada de baños


La torre de salvamentos domina la playa desde su atalaya, seguimos delante de ella, hacia la terraza del Marina Playa


Enfrente, a nuestra derecha, la Escalera 4. De la extensión del antiguo arenal que se alargaba por todo el sector occidental de la bahía existe una muy interesante descripción del cosmógrafo de Felipe IV, el portugués Pedro Teixeira de Albernas, quien recorrió entre 1622 y 1634 las costas españolas para publicar su obra magna, La descripción de España y de las costas y puertos de sus reinos, también llamada el Atlas del Rey Planeta:
"Es esta villa de Xixón la de maior población y trato de toda esta costa de Asturias, muy poblada de gente y cáuzalo la comodidad de su puerto que lleba bentaja a todos los de su costa . Y de él buelue al septentrión aziendo huna larga e espacíoza plaia de arena que remata y da fin con vn ermoso cabo que llaman de Torre, donde dan fondo muchos nauíos de alto borde en quinze e bente bracas, quedando seguros de los más dañosos bientos de esta costa que son poniente y norueste."

Ciertamente, aunque los cilúrnigos abandonaron La Campa Torres paulatinamente bajo dominación romana, haciendo un nuevo puerto en la actual Cimavilla, siempre se apreció el gran puerto natural de refugio que era El Musel. De esta manera y avanzado el siglo XIX, el mayor calado y tamaño de los barcos, sobre todo cuando la vela cedía ya paso al vapor, obligó a hacer un gran puerto exterior fuera de la inmediatez de la población, favorecido por los avances técnicos, aunque no sin importante resistencia, como hemos dicho







Aquí, pasada la terraza y a la izquierda con el bosque del parking de autocaravanas enfrente, vemos un monolito en forma de gran roca y, sobre él, la escultura de una figura sentada


Más atrás, en otro de los accesos al arenal, vemos el montículo, donde mucha gente toma el sol, que hay en la rotonda de la Avenida Portugal y entrada a El Musel



Es la escultura, en bronce y sobre este rocoso pedestal, El Niño, del artista Vicente Moreira y dedicada a los mil cien niños evacuados por mar desde El Musel el 23 de septiembre de 1937 a la Unión Soviética, a un mes escaso de la caída del Frente Norte en manos de los nacionales en la Guerra Civil. Fue inaugurada en 2005


El propio Moreira, berciano, fue uno de aquellos "Niños de la Guerra" que salieron de aquí, acompañados de sus maestros y evacuadores, en uno de los más tristes episodios de la contienda. Fallecido cuatro años más tarde; fue glosado por B. Fernández para el Diario de León el 29-1-2005 con el artículo Una vida esculpida en piedra:
«En Kirov pasé tanta hambre que aprendí a falsificar cartillas para conseguir más comida» VICENTE MOREIRA, niño leonés de la guerra retornado Si la deuda histórica con los niños de la guerra se intenta medir en dinero, probablemente España no podría compensar tanta infancia perdida. En el caso del leonés Vicente Moreira, aún faltaría aliviar el dolor por una madre fusilada a manos falangistas el 27 de agosto de 1936, noche en la que comenzó su huida de la guerra con sólo 11 años. Sin embargo, no se encuentra entre los exiliados a los que el Gobierno de Rodríguez Zapatero aumentará la pensión próximamente. Para escapar de la represión, Moreira estuvo caminando con sus dos hermanos desde Langre hasta Asturias, donde esperaban reunirse con su padre, que luchaba en el frente republicano. Desde allí, casi un año después, Vicente salió junto a uno de sus hermanos rumbo a San Petersburgo -entonces Leningrado- un 24 de septiembre de 1937, a bordo de un barco soviético. Quizá no era consciente en aquellos momentos de que el billete de vuelta no le devolvería a su país hasta 1956. «Mis hermanos y yo habíamos visto algunas películas, como Los marineros del Báltico o Los marineros de Kronstadt , y sentíamos curiosidad. En mitad de la película alguien solía gritar ¡Viva Lenin, viva la URSS! , y todos gritábamos también. Aunque no sabíamos lo que significaba, nos habían dicho que era el único país que estaba apoyando a la República», recuerda Moreira. Se calcula que cerca de mil niños fueron evacuados aquellas noches en diversos barcos, ante el riesgo de bombardeos sobre Asturias. Entre los años 1937 y 1938, más de 33.000 hijos de republicanos huyeron hacia países contrarios a los golpistas. De aquellos niños, 3.000 llegaron a la URSS, donde a muchos les tocó vivir la Segunda Guerra Mundial. A pesar de las dificultades de adaptación en los primeros momentos, Moreira defiende el afecto que siempre les mostró el pueblo ruso. Otra guerra en la URSS Pasados dos años y con la Segunda Guerra Mundial a las puertas, aquel grupo de refugiados españoles fue trasladado a las ciudades de Pushkin primero y Kirov después, retirándose hacia los Urales. «En la casa infantil de Kirov, los mayores queríamos ir a trabajar a la fábrica. Durante la guerra, los alemanes avanzaban hacia Moscú, así que era necesario construir armas, y eso hacíamos. Estuve en una escuela de oficios, donde aprendí el de tornero -explica- aunque inmediatamente nos incorporaron a la fábrica de tanques». Los trabajadores eran considerados como soldados en el frente, porque contribuían a la fabricación de armas: si abandonaban el trabajo sería una deserción, con penas de hasta diez años de cárcel. Pero el hambre y los robos en los barracones donde dormían animaban a salir de allí. «En Kirov pasábamos tanta hambre que aprendí a falsificar cartillas para conseguir más comida. Si me hubieran pillado, me habrían encarcelado también». Por suerte, un antiguo educador de los niños de la guerra , Víctor Ivanovich, les sacó de aquel lugar sin condena por deserción y consiguió que salieran adelante, de forma que Vicente pudo estudiar en una Escuela de Artes y Oficios y después Bellas Artes, donde comenzó su carrera como escultor, hoy consagrada en España. Para él no era difícil aprender a tallar la piedra, con la dureza de toda una vida a sus espaldas."

La mirada de un niño: cuatro años más tarde, el mismo periódico anunciaba así el fallecimiento del escultor, en la edición del 13-5-2009:
"«Nunca más» es una obra escultórica instalada en un espacio público de Fabero que trata de recordar o, mejor dicho, de no dejar caer en el olvido a todos aquellos hombres y mujeres que murieron por sus ideales republicanos. Una obra que a partir de ahora servirá para recordar también a su escultor, Vicente Moreira, el niño de la guerra que encontró a su madre en la segunda fosa exhumada por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) en el Bierzo, concretamente en Fresnedo. 
Moreira, natural de Langre -”de donde su familia tuvo que escapar para no ser castigada por la Falange, falleció en Madrid tras vivir una intensa vida dedicada a las artes plásticas y a un deseo, encontrar el cuerpo de su madre, Isabel Picorel, asesinada junto a otros tres detenidos en una curva en Fresnedo. Tras vivir dos décadas en lo que era la Unión Soviética, a donde llegó en un buque en el que le embarcaron mientras buscaba a su padre en Asturias, regresó a España a mediados de los años 50 y desde entonces conservó el deseó de encontrar a su madre. No fue hasta el año 2001 cuando la ARMH, con un grupo de arqueólogos y forenses llevó a cabo la exhumación de la segunda fosa abierta en la comarca. Vicente cumplió su deseo y ahora descansa junto a ella. | m. j. a."

La placa que explica y describe la naturaleza de este conjunto escultórico. Al día siguiente del Diario de León es Natalia Junquera, para El País, quien publica su necrológica, la cual empieza de esta manera:
"Vicente Moreira Picorel dedicó buena parte de su niñez a huir de la guerra. El resto fue una búsqueda. A los 75 años encontró por fin a su madre y pudo rescatarla del lugar donde la habían arrojado sus asesinos junto a otras tres personas. Era el 8 de septiembre de 2001, y un equipo de arqueólogos y forenses voluntarios abrían por segunda vez en España una fosa común de la Guerra Civil. Vicente, según recordaba ayer su hijo Javier, dijo emocionado: "Llevaba toda la vida esperando esto. Ya me puedo morir". Falleció el 12 de mayo a los 83 años..."

El Niño de la Guerra de espaldas y mirando al mar, tal vez al barco en el que se va a ir; en España Arquitectura Urbana hallaremos asimismo esta interesante y completa descripción:
"La escultura  es un recordatorio del exilio de los llamados «niños de la guerra» (guerra civil, 1936-1939), una de las grandes tragedias de la reciente historia de España. Con ella la ciudad de Gijón quiso perpetuar la memoria de los 1.100 niños que desde su puerto de El Musel, y desafiando el bloqueo que el acorazado Cervera realizaba a la ciudad, partieron el 23 de septiembre de 1937 con destino a la ciudad entonces soviética de Leningrado (San Petersburgo actual), siendo evacuados a la URSS de Stalin, en compañía de sus maestros y educadores, por el Gobierno de la República española a través del Consejo de Asturias y León, ante el avance de las tropas de Franco en el frente del Norte español."


"Se trata de una escultura de bronce y tamaño natural, obra de Vicente Moreira, uno de esos «niños de la guerra», a cuya asociación se debe la iniciativa de levantar el monumento."   continúa la explicación, "Representa a un pequeño, con vestimenta de la época, sentado sobre una piedra caliza mirando a El Musel."



La postura, un tanto desenfadada, del niño, junto con las terrazas y la alegre vista y apacible entorno contrasta con lo que fue aquel desgarrador episodio, uno de tantos, que constituyó la guerra, una tragedia del pasado que habría de ser lección cara al futuro


Más allá, al oeste, seguimos viendo las instalaciones del Santa Olaya y las grúas de los astilleros, de cuya dura historia de lucha y reconversiones damos ocasión a conocer en las entradas de blog dedicadas al paso del Camino por El Natahoyo, desde Pando a Santa Olaya



Y allí está Cimavilla, el germen de Gijón/Xixón tras el traslado de los pobladores de Noega, el castro de La Campa Torres, que fue abandonado, a esta nueva población tras la conquista romana, al amparo del promontorio de L'Atalaya o Santa Catalina, la cual fue amurallada, albergando termas extramuros, así como una fábrica de salazones (hubo otra en El Natahoyo, la Villa de Ataulio)


Además de sobre la suave arena, un lugar que pueden apetecer los cansados caminantes es la buena sombra de estos árboles del parking, donde algún banco, si lo encontramos libre, puede ser un buen lugar para descansar, e incluso una siesta


Y enfrente de este bosquete, la Escalera 5, muy cerca ya de La Figar y La Osa, que dominan el panorama marinero y portuario que se divisa desde la playa y paseo


Nos percatamos, una vez más, mirando ahora al este de la belleza de esta singular concha recuperada de "Marbeyal", "la Marbella gijonesa"



Y, como en la otra Marbella, la malagueña, la demanda de vivienda se concreta en la construcción ante la playa de estos llamados, por su forma, "edificios barco", que imitan la forma de muchos puentes de mando de los cruceros. De su construcción, aquí y en otros puntos de la ciudad, informaba Marcos Moro para El Comercio el 26-3-2023 con el artículo La cara y cruz de los nuevos residenciales a pie de playa:
"Son los proyectos residenciales que más expectación generan, pues su desarrollo conlleva la creación de una nueva fachada marítima en dos ámbitos muy concretos y sensibles de la ciudad. Además coincide también que son los dos únicos planes especiales de reforma interior (PERI) actualmente en ejecución. Por un lado está la transformación urbanística en la zona de El Arbeyal, en el entorno del Club Natación Santa Olaya, para construir cuatro bloques a pie de playa en el arenal urbano más occidental del municipio. Y por otro está el proyecto en el entorno del Rick's para levantar otros cuatro edificios con servicios comunitarios en el ámbito afectado por el plan especial del Piles-Sanatorio Marítimo, el cual incluye además una playa verde.
En la zona oeste todo parece ir viento en popa, mientras que en El Rinconín un conflicto en el seno de la junta de compensación que lidera Avintia trae en jaque al Ayuntamiento y bloquea la edificación de 103 pisos de lujo. (...). 
Al frente de la junta de compensación que gestiona el plan residencial de El Arbeyal está Greip Activos Inmobiliarios. Después de muchos años de retraso, cambios de propietarios de los terrenos, expropiaciones y desalojos forzosos, la realidad es que Culmia Arbeyal (48 viviendas) está ya en pie con todas sus plantas y se ha iniciado recientemente la excavación de un segunda promoción, Culmia Arbeyal II (55 viviendas), otro edificio barco. El Santa Olaya proyecta en esa misma zona su futura ampliación y tiene suelo para construir en el propio PERI que está dispuesto a vender al promotor que presente la mejor oferta."

Más crítica se muestra Llucía Valdés en Infoasturies con su escrito Adiós al Parque de L'Arbeyal, que encabeza diciendo "La especulación urbanística se lleva una de las zonas verdes más utilizadas por los vecinos de la zona oeste de Xixón, en una ciudad con 17.000 viviendas vacías" y que prosigue de esta manera:
"Las emblemáticas palmeras de L’Arbeyal ya no  miran hacia el mar: las han arrancado para dar inicio a unas obras que ni los vecinos quieren ni son necesarias. Continuando con la labor de urbanización de la zona, que ya se ha llevado por delante algunas naves industriales en funcionamiento, dejando decenas de trabajadores en la calle y cerrando empresas, el plan sigue adelante sin que la oposición de los vecinos cuente. 
El descontrol urbanístico de Xixón, una ciudad que pierde población anualmente y que tiene vacías el 13% de sus 147.149 viviendas, tiene puesta la mirada en los barrios del Oeste, tradicionalmente obreros pero que ven amenazada su forma de vida por la invasión de un nuevo urbanismo vinculado a clases más altas. Ejemplo de ello son los son nuevos edificios de alto standing en L’Arbeyal, la sustitución del parque por una zona pavimentada, planes para la construción de una torre de 14 pisos en el Cerilleru (Horizon) y la entrada en el barrio de nuevas cadenas de comida rápida 
No es tan solo una cuestión de pérdida de espacios comunes y de daño estético: los vecinos temen que se de en Xixón un proceso de «xentrificación», fenómeno conocido en ciudades grandes como Madrid o Barcelona, es decir, les preocupa que el desarrollo de construcciones vinculadas a estilos de vida de mayor poder adquisitivo generen a medio plazo un incremento de los precios en el barrio (viviendas y suministros) inasumible para muchos."


Atrás, los dos edificios gemelos de La Estrella (que desde aquí pueden parecer uno), así llamados por haber sido levantados, con proyecto del arquitecto Joaquín Aranda, donde estuvo antaño la que fue la célebre fábrica de cervezas La Estrella de Gijón, cerrada en 1974 y a la que también le dedicamos su merecido espacio dado que el Camino de Santiago pasa, al otro lado a sus pies. Los edificios se construyeron poco después


Zona de Santa Olaya que, si bien dentro de El Natahoyo, es uno de esos "barrios dentro de un barrio", que suelen tener su propia idiosincrasia desde casi el origen, pues esta parte, cuando era rural, se enclavaba en Xove, mientras más allá era la antigua salida al mar de la parroquia de Tremeñes, además de coto señorial del Marqués de San Esteban del Mar del Natahoyo, linajuda estirpe de los que luego fueron también Condes de Revillagigedo


Astilleros y demás fábricas y factorías alentaron en El Natahoyo la Fundación Revillagigedo, popularmente El Gedo, que incentivó grandemente la Formación Profesional y las enseñanzas industriales no solo en los barrios del oeste sino en toda la ciudad y concejos cercanos, así como el deporte y otras disciplinas en lo que es otra institución gijonesa a la que le dedicamos nuestro homenaje en los referidos artículos de El Natahoyo, pues está también al paso mismo del Camino de Santiago


Las grúas del último astillero, compartiendo espacio con las de construcción, son todo un símbolo de aquella transformación del barrio fabril en residencial y de servicios, tal y como acontece en La Calzada


Todavía se ve bien parte del peñón del Monte Coroña, que fue tradicional lugar de esparcimiento y baños del vecindario de El Natahoyo, limado y vallado al entrar dentro del terreno ocupado por los astilleros. Allí aprendieron a nadar muchos vecinos y por eso fue el germen del Club Natación Santa Olaya, como hemos dicho

Justo detrás y a su derecha están las grandes naves de Duro Felguera Calderería Pesada que separan el lugar de la Mar de Pando o Arenal del Natahoyo, rebautizada como Poniente tras su recuperación, al igual que toda la reurbanizada zona de La Gloria, entre el arenal y la antigua Estación del Norte, actual Museo del Ferrocarril


Fue además el Monte Coroña paraje de tradiciones y leyendas, de ayalgues y tesoros escondidos, su topónimo, equivalente a corona, hace referencia a estos promontorios naturales, elevaciones del terreno que dan nombre a muchos lugares y poblaciones de nombre más o menos similar. Dice al respecto Ramón d'Andrés en su Diccionario...
"en El Natahoyo y junto al mar, existió El Monte Coroña, un montículo que actualmente se conserva parcialmente destruido por los astilleros"

"Etimología: lo más posible es que proceda del latín vulgar *corōnĕam [koróneam], derivado de corōnam ‘corona’, aludiendo a la parte alta y redondeada de un monte, significado que está presente en la actual palabra asturiana corona. (...). Hay, de todas formas, otras hipótesis, que relacionarían este topónimo con el nombre Corōnus ‘dios guerrero de Hispania’, teniendo en cuenta la raíz prerromana y céltica *koros ‘cuerpo del ejército’."

El vallado que cierra actualmente el monte; otro filólogo, Xosé Lluis García Arias, explica de esta forma su etimología en Toponimia asturiana, el porqué de los nombres de nuestros pueblos:
"Parece ser que CORONUS es el nombre de un dios guerrero fre cuente en Hispania y también, CORONA, el de un soldado de la Legio VII Gemina (267 p. 49). Su radical, coro-, es probable que porte la raíz indoeuropea *koros, presente en el céltico corio ‘tropa’ (TLG 57) y en el antiguo irlandés cuire ‘tropas, grupos’ (159 s.v. Corono). Desconozco si Coru (Vv), Corigos (Ay), El Curión (Mi, Ce), Coron deño (An), guardan alguna relación lingüística con cuanto antecede. 
En nuestra toponimia aparecen topónimos del tipo La Corona (parte alta de un monte llamado Santamarta, Tb, y de otro en Llueves, Co), La Coroña (Lla, Llg), Coroña (Xx, Si). Evidentemente pueden ser sim ples formaciones sobre el antropónimo CORONIUS (Kajanto) o sobre el apelativo latino COR¯ONAM (EM) aplicado aquí a la zona que corona o redondea un monte."

Del Monte Coroña también se ocupa el cronista oficial gijonés Luis Miguel Piñera en varias entradas de su libro, antes reseñado, dedicado a las calles gijonesas:
"El monte Coroña era el lugar de esparcimiento y recreo natural de los vecinos de Santa Olaya y El Natahoyo hasta el asentamiento de los astilleros en la zona. «La Banda de Gijón amenizó la fiesta campestre bailando al compás de su música el elemento joven. Un grupo de bellas señoritas se dedicó durante toda la tarde a colocar flores en las solapas de los romeros que, a cambio de esa gentileza, entregaba alguna cantidad destinada a la adquisición de una gramola para amenizar las fiestas que casi a diario se dan en el Monte Coroña» (El Comercio, 15 de agosto de 1934). Citado ya por Jovellanos, el ilustrado habla también de un Camino de la Coroña"


Una misteriosa calle Montemayor se halla en las inmediaciones del Monte Coroña, Piñera dice que se desconoce si sería una referencia al monte o se trataría del apellido de algún personaje. Más claro es, en el callejero de la zona, el caso de La Peña:
"Indicación de la peña del monte Coroña, nombre con una etimología cercana a la del dios hispano Coronus, como La Coruña. A principios del XX era lugar de esparcimiento de los vecinos de El Natahoyo. En el Padrón de Vecinos de 1935 figura una llamada Quinta del Comandante, situada allí, en el monte Coroña. Era una posesión de la familia Alvargonzález, concretamente, en ese año, de J. Alvargonzález y Pérez de la Sala (Libro de Actas Municipal, 21 de noviembre de 1935)."


Una mirada nostálgica al monte Coroña es el encabezamiento del artículo que Luján Palacios publica en La Nueva España del 25-9-2012 dedicado a la exposición de fotos antiguas del peñón que organizó la Asociación de Amigos de El Natahoyo en esas fechas con motivo de su fiesta anual:
"Preparan comilona anual y, este año, homenaje en forma de fotografías. Los miembros de la asociación Amigos de El Natahoyo celebrarán la 19.ª edición de su festejo el próximo día 6 de octubre con la intención de rendir homenaje a «aquellos que ya no están», y para ello han organizado un recorrido en imágenes por uno de los hitos del barrio, ya casi desaparecido: el monte Coroña.
Joaquín Cipitria, uno de los coordinadores del encuentro, en el que se juntarán cerca de un centenar de amigos, explica cómo este año es especial. No en vano, «nos han dejado varios compañeros que siempre participaban en la comida». Es el caso de Julio Solar, «Títaro»; José Fernández y más recientemente Guillermo Menéndez, «el Chinín», uno de los impulsores del Club Natación Santa Olaya, que murió mientras nadaba en la playa de El Arbeyal el pasado mes de agosto. El Chinín era además uno de los animadores habituales de la comida, el primero que «se arrancaba a cantar o a recitar o a lo que se terciara», rememora Cipitria. 
Por ese motivo, la tradicional animación de sobremesa, que en los últimos años había contado con la presencia de músicos o monologuistas, será sustituida por una exposición fotográfica a modo de homenaje a los ausentes, recordando uno de los puntos de encuentro míticos para los chavales del barrio a mediados del sigo pasado: el monte Coroña, del que apenas queda un pequeño promontorio tras los diques y talleres de los astilleros del Oeste. 
Los Amigos de El Natahoyo han conseguido juntar un total de 42 imágenes antiguas de este monte, que en las cartas de navegación figura como hito de entrada en el puerto gijonés, y que durante muchos años constituyó el límite oriental del muro que contenía el mar en barrio, y que llegaba hasta la zona trasera de las viejas casas, hasta «el portón trasero del patronato San José». 
Desde principios del siglo pasado se celebraban jiras y espichas en este entorno, que por entonces «era una zona de prados, con el monte Coroña como punto para ir a bañarse en el pedrero, con lanchas atracadas a su abrigo y con una riqueza inmensa para ir a pescar». 
La industrialización desmontó medio monte, con los terrenos que fueron ganados al mar para levantar los astilleros y con la creciente urbanización que ha acabado por dejar casi irreconocible la zona. De hecho, tal y como confiesa Joaquín Cipitria, «fue muy difícil conseguir imágenes del monte, casi no hay ninguna y nos costó mucho trabajo dar con ellas». 
En las instantáneas aparece esta área tal y como era cuando los gijoneses del Oeste aprendían a nadar a su abrigo, y cómo se fue transformando con el paso del tiempo. Reflejan las imágenes cómo el monte se limó con maquinaria pesada, y cómo en la actualidad ha quedado vetado al paso de los vecinos. Los Amigos de El Natahoyo quieren mantener viva la memoria de esta zona en la que ya en 1902 se anunciaba que se iba a «romper un tonel» para celebrar animada espicha, y donde en los años 30 del siglo XIX se celebraban verbenas «casi a diario», según los testimonios de la época. El monte dio incluso nombre a un club de natación a principios de los años 20, antecesor de los clubes náuticos de El Natahoyo y La Calzada, con competiciones al abrigo de la elevación."


A lo lejos y a la izquierda unos altos edificios nos señalan donde se encuentra el actual puerto deportivo local y primer muelle gijonés. Hasta él llegaba en siglos pasados la playa por el prontamente desaparecido Arenal de la Trinidad (actuales Jardines de la Reina)


Mucho más pequeñas y a su izquierda están las torres almenadas del Palacio del Marqués de San Esteban, ahora más conocido como Palacio de Revillagigedo, pues hasta las mismas murallas de la ciudad vieja (destruida en el feroz asedio trastamarista de 1395) llegaría su antiguo coto particular. A la izquierda de las torres y dentro del conjunto palacial reconocemos asimismo la Colegiata de San Juan Bautista, con su picuda torre


Ahora vemos, poco más allá del espigón de L'Arbeyal y su paseo, el de La Punta Coroña. Existe un proyecto para construir una nueva playa entre ambas, del que son autores Jorge Valdés Álvarez y David Martín Ruiz, de la Universidad Alfonso X El Sabio, publicado en Tecnologí@ y Desarrollo 


Barrio de Cimavilla, en concreto lo que fue la parte de las pesquerías propiamente dichas, el "barrio dentro del barrio" de la Soledad, de marinos, pescadores y navegantes, en contraposición con el de Los Remedios, en de los Jovellanos y antiguo Hospital de Corraxos o peregrinos y pobres, barrio de canteros y mamposteros


Ahí tenemos Santa Catalina y su cerro acantilado; en su cúspide de L'Atalaya se alza la escultura de hormigón Elogio del Horizonte, de Eduardo Chillida, instalada en 1991. Antiguamente existió una capilla de Santa Catalina, que fue sede del Gremio de Mareantes, antes de ser trasladada a la de la Soledad, en Pesquerías



No se sabe a ciencia cierta la razón concreta por la que los antiguos cilúrnigos fueron abandonando paulatinamente Noega, la abandonaron, y se establecieron aquí. Sí parece descartado que esta fuese la antigua Gigia de los geógrafos de la Antigüedad, sino que esta estaba en la Asturias Cismontana, es decir, la actual provincia de León


Sí se discute, y a veces muy intensamente, sobre el carácter de la población durante el Imperio Romano, que tenía murallas, así como termas extramuros e industrias de salazón. Para unos sería una civitas o urbe plenamente ciudadana y para otros un enclave comercial y portuario en el que la sal sería la base de una importante industria local, junto con la metalurgia y otras actividades


El abrupto acantilado constituiría una defensa natural cara al mar. La muralla estaría en pie hasta el asedio de 1395 cuando, tanto los atacantes como los defensores, en retirada previo acuerdo, se dedicaron a destruir hasta los cimientos, siendo el fin de la ciudad vieja, que posteriormente asistió a un largo proceso de reconstrucción


Vamos a acercarnos al mismo final del arenal para tener una mejor visión de la zona más alejada de la costa oriental gijonesa


Allí a lo lejos tenemos el Cabu San Lorenzo o San Llorienzo con los acantilados de Peñarrubia, una de las playas no urbanas del concejo, al norte de la parroquia de Somió. Acabando el siglo XIX y ante el riesgo inminente de guerra con Estados Unidos, tanto el cabo como Santa Catalina y La Campa Torres fueron militarizados y cerrados, se excavaron trincheras, se construyeron búnkeres y se emplazó artillería


Al final, la guerra con EEUU estalló pero su escenario se circunscribió a Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Luego, tras el desastre de 1898, hubo diversos intentos de revertir esos terrenos al ámbito público pero no fructificaron hasta la década de 1980, haciendo de estos lugares parques y zonas verdes


Enfrente del cabo está La Fontica, una isla más conocida actualmente La Tortuga por su forma. Allí estuvo la capilla de San Lorenzo que dio nombre al lugar, popularmente antaño San Llorienzo de la Mar, a donde iba una desaparecida procesión marinera, recientemente recuperada, en el mes de agosto, que en origen salía de la capilla de San Lorenzo, San Llorienzo de la Tierra, ya mencionada por el prócer Gaspar Melchor de Jovellanos, junto con su copla:
Vengo de San Llorienzo de la Tierra
voy pa San Llorienzo de la Mar
enguedeyar, enguedeyar, enguedeyeme
nunca me pude desenguedeyar

La capilla fue construida, según la tradición, sobre la cueva donde habitó el ermitaño Gorín, quien expulsó de ella a un cuélebre o mitológica y gigantesca sierpe alada, llamado por los pescadores de Cimavilla, cansados de que les arrebatase el pescado en sus mismas redes para comérselo. Gorín, quien vivía en El Picu'l Sol, en los cordales al sur del concejo, lo conminó con un ritual, en el que participaba una doncella, a sumergirse en las aguas para no volver y luego se quedó allí


Los pescadores de Cimavilla le llevaban de comer cada cierto tiempo, en lancha, y si se les olvidaba un cuervo los avisaba con sus graznidos desde la costa del cabo, quedándole al lugar el nombre de La Colina'l Cuervu. Tiempo después de la muerte de Gorín se hizo una capilla, la cual fue trasladada, precisamente a dicha colina, antes de la Guerra Civil, y es la actualmente venerada capilla de Nuestra Señora de la Providencia (y San Lorenzo)


En L'Atalaya o La Talaya, antes de las fortificaciones decimonónicas, hubo emplazamientos artilleros, uno de ellos es el llamado y rehabilitado conjunto de La Casa les Pieces (por las piezas artilleras o cañones), dando vista al puerto, también llamado Casa Guindones


De La Casa les Pieces, donde estuvo la Batería de Santa Catalina se conservan sus paredes, en un rellano junto a la subida del cerro. Arriba, al pie del Elogio del Horizonte, popularmente Eulogio o, por su forma de sanitario, El Váter de King-Kong, se reconocen parte de las fortificaciones posteriores de la zona del búnker, que fueron durante mucho tiempo, como las de La Providencia y La Campa Torres, una especie de "Gibraltar local"


Se recuperó alguno de los cañones al haberse empleado como noráis o postes de amarre cuando se hizo el Dique de Santa Catalina o Punta Liquerique (o Liquerica, en origen, apellido del ingeniero vasco que lo diseñó), una vieja aspiración que consiguió que el muelle local fuese más seguro


Incipiente muelle fue detrás de Liquerique el Muelle Victoria, donde se hizo la primera rula o lonja de pescado, así como la fábrica de hielo; antes el pescado se vendía por la calle, función reservada a uno oficio femenino, el de les balbones, que luego pervivió durante mucho tiempo con les pescaderes


Antes de los muelles las embarcaciones, al quedar varadas en seco con las bajamares, quedaban a muy simple resguardo. Las barcas eran arrastradas a tierra en La Barquera, actual Plaza del Marqués


El crecimiento del puerto local vino dado por la acuciante necesidad de dar salida comercial, efectiva y rentable, al carbón de la cuenca minera asturiana en los albores de la revolución industrial, primero por carretera (Carretera Carbonera, de 1842) y seguidamente, desde 1852, por ferrocarril. El antiguo muelle comercial, pesquero y que fue durante un tiempo ballenero, pronto se quedó atestado y se buscó hacer uno nuevo en El Musel, pero a la vez, aunque no se hizo un gran puerto al lado de la población sí se habilitaron los muelles de El Fomento y El Fomentín a partir de 1870


Aquel fue el principio del fin del Arenal del Natahoyo o Mar de Pando, aunque la ciudadanía al principio se resistió a irse de ahí y aún a principios del siglo XX acudían a bañarse e incluso hubo algún balneario, hasta que con el crecimiento del puerto y la instalación de fábricas y astilleros esto se hizo imposible, manteniéndose un último reducto bañista y de ocio en el Monte Coroña unas décadas más


A la vez que crecía el puerto y la industria lo hacían los barrios del oeste, primeramente en base a numerosas ciudadelas obreras y viviendas de los trabajadores y sus familias, que fueron sustituyéndose por viviendas nuevas, primero de patronatos y seguidamente de las primeras inmobiliarias, según avanzaba y se dejaba atrás la posguerra


Actualmente, ya lo hemos dicho, el barrio de El Natahoyo, como el de La Calzada, si bien aún con astilleros y muy cercanos a los grandes polígonos industriales del extrarradio, así como a ArcelorMittal, han cambiado su fisonomía a zona residencial, comercial y de servicios, auspiciado por los terrenos dejados libres de las antiguas industrias y las reurbanizaciones realizadas, buena parte de ellas en torno a estas "playas del oeste", por donde la ciudad, como vemos, sigue creciendo


En Astilleros Armón vemos desde aquí el trabajo en los barcos, que prontamente serán botados. Atrás, las grúas marcan el ritmo de avance de las nuevas urbanizaciones


Y aquí, con esta magnífica vista de parte de la fachada marítima gijonesa y una bellísima estampa de Cimavilla, disfrutamos de las excelencias del mar y la playa antes de reanudar camino, en Cuatro Caminos, atravesando La Calzada...












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