Las conchas doradas gijonesas |
En el año 2009, cuando aún pasaban pocos peregrinos por el ramal gijonés del Camino de Santiago del Norte, el Ayuntamiento de Gijón/Xixón colocó, como otras muchas ciudades y núcleos urbanos, conchas doradas por el trazado oficial del Camino de Santiago a lo largo de la ciudad, desde el paso del río Piles en La Guía, siguiendo la Carretera Villaviciosa por El Bibio, para proseguir por la Avenida de la Costa y salir al otro lado de la bahía gijonesa en El Fomento y El Fomentín. Eran en total 213 conchas que, dispuestas siempre en las aceras, jalonaban y jalonan este recorrido netamente urbano
La ciudad con el cerro de Santa Catalia (L'Atalaya), al fondo diques del puerto de El Musel |
Ambas vías, la Carretera Villaviciosa y la Avenida de la Costa, seguirían más o menos el trazado del antiguo Camín Real costero que, siglos atrás, atravesaba los campos al lado de las dunas del arenal de San Lorenzo y de él salían varios caminos en dirección a la por entonces pequeña villa gijonesa, sita en el tómbolo de L'Atalaya o La Talaya, el Cerro Santa Catalina
Avenida de la Costa |
No obstante, en nuestros días, el trazado del Camino de Santiago más o menos histórico, el que se señalizó con dichas conchas doradas es netamente urbano y por barrios eminentemente nuevos, encajado en buena parte de su trayecto entre grandes moles de bloques de pisos, no pocos de ellos de los tiempos del desarrollismo de los años 1960 y 1970 pero que, adaptado a nuevos tiempos y sensibilidades, sigue produciéndose en nuestros días
El Muro y la Playa San Lorenzo, al fondo Cimavilla |
Por ello, en algún momento se decidió señalizar con flechas amarillas, unas pintadas y otras con azulejos, un itinerario alternativo que por la ribera del Piles llega a su desembocadura en la Playa San Lorenzo, recorre el paseo marítimo gijonés (El Muro), llega al casco antiguo por la Plaza Mayor y, por el istmo de Cimavilla sale al antiguo muelle local, actual puerto deportivo, enlazando en El Fomentín y El Fomento con el itinerario de las conchas doradas. Puede decirse que este camino, mucho más vistoso y atractivo en todos los aspectos, es hoy en día el más empleado por los peregrinos
Paseo de Begoña |
De todas maneras, estimamos necesario dedicar unas oportunas entradas de blog al trazado caminero de la Carretera Villaviciosa y Avenida de la Costa pues, aunque no veamos el mar hasta llegar al final, no es poco lo que podemos descubrir de la historia de la ciudad y su crecimiento urbano, aparte de lugares dignos de conocer, como el Paseo de Begoña, L'Acerona o el popular barrio de El Carmen, solo por citar algunos
Pasando de La Guía a Les Mestes sobre el río Piles, al fondo El Bibio |
A nuestra derecha, más que un estadio El Molinón es un verdadero "santuario" que trasciende a lo meramente deportivo, dada la fuerte implicación histórica y social del Sporting de Gijón con la ciudad y con toda Asturias. Si coincide que llegamos en día de partido es muy posible que asistamos a una gran algarabía protagonizada por las aficiones, especialmente por La Mareona, los incondicionales entusiastas sportinguistas
Es campo oficial del Sporting desde el año 1915. A lo largo de estos más de cien años el estadio fue ampliándose, reformándose y creciendo, en sucesivas ampliaciones, de las que algunas de las más llamativas fueron las acometidas para el Mundial de Fútbol de 1982, y más recientemente las de las obras de los años 2009 a 2011, con nuevas dependencias y un aumento del aforo de hasta 30.000 espectadores
Antiguamente y antes que esto fuese esta gran explanada de parking estuvo aquí el taller de Quilo'l de los Carros que, como su apodo indica, hacía y arreglaba carros en aquellos tiempos en los que aún circulaban coches
Viendo las señales nos dirigimos al centro ciudad. Hasta hace unos años había en el margen derecho aún algunas fincas y parcelas abandonadas, así como viejas casas. Pasamos ahora a la altura de la quinta La Huerta, sita en el margen izquierdo
Seguidamente hay una hermosa casa indiana del siglo XIX que sigue la estructura artística y arquitectónica del llamado estilo francés, la cual poseía un gran jardín que es ahora la terraza de un restaurante de prestigio
"Cambiando el campo por la ciudad, abrimos este establecimiento, regentado por primera vez en la ciudad de Gijón, por tres cocineras del prestigioso Club de Las Guisanderas de Asturias, cuyo principal cometido es el de conservar e investigar en la cocina de siempre, las recetas asturianas más tradicionales, fusionándolas con la cocina del siglo XXI.
Es precisamente en nuestra actual ubicación en el inmueble del siglo XIX donde pretendemos, de la mano de nuestras Guisanderas, Leni, Beatriz y Noelia (mi madre, hermana y mujer), conservar la cocina tradicional asuriana, disfrutando en un mismo lugar de la cultura arquitectónica y la gastronómica. Porque aquí se unen dos historias, la de la casa y la de nuestra familia.
La historia de nuestra familia siempre ha estado relacionada con los fogones y la cocina, pero es en 1958 cuando mis abuelos Celsa y Aurelio “Len”, deciden compartir, ya no sólo con los amigos y la familia, su buen hacer en los pucheros. Llegan a Gijón desde Tuilla (Langreo) y tres meses más tarde regentan la Sidrería Len, en la calle Ezcurdia.
Con ellos comienzan su historia gastronómica mis padres, Luis y Leni, que deciden en 1958 trasladarse a Quintueles, Concejo de Villaviciosa, pero situado en la Carretera Gijón-Villaviciosa. Aquí es donde nace Los Pisones y donde nací yo, entre guiso y guiso.
Quizás de ahí mi afición a esta profesión tan especial, que te envuelve o no, pero que no puede dejarte indiferente.
Es en 2012 cuando decidimos hacer una parada para renovar ideas, volver a formarnos en la escuela de hostelería y llevar a cabo un proyecto que rondaba por nuestra cabeza desde hacía varios años.
Esta idea se hace realidad en 2015, año en que nos trasladamos a Gijón y comenzamos esta nueva etapa, que el destino ha querido que sea en la carretera de Gijón-Villaviciosa."
"Solo pasaron dos años desde que Leni Gutiérrez, sus hijos Beatriz y Luis Fernández y su nuera Noelia García tomaron la difícil decisión de cerrar su establecimiento en Venta Les Ranes para trasladarse a Gijón, pero la espera se les hizo eterna. Finalmente, el emblemático restaurante Los Pisones reabrirá sus puertas a finales de noviembre en una casona del siglo XIX, frente al Grupo Covadonga.
El negocio familiar cuenta con más de cuatro décadas de historia, pues fue fundado por Luis Fernández Castiello -marido, padre y suegro de los actuales propietarios- en 1969 en el barrio de Los Pisones de Quintueles. En 2005 el local quedó calcinado en un incendio, lo que obligó a los hosteleros a trasladarse a la Venta Les Ranes. Pero ni el fuego ni la muerte del fundador, en 2010, pudieron acabar con el espíritu luchador de una familia cuya afición por los fogones se remonta a 1961, cuando los abuelos del actual gerente abrieron un establecimiento en la calle Ezcurdia.
Vuelta a los orígenes
«Es curioso, porque mis abuelos comenzaron en la calle Ezcurdia, luego mis padres abrieron en la carretera de Villaviciosa. Tras el incendio nos trasladamos a otro número de la misma vía y, ahora, de nuevo abrimos en la confluencia de la carretera a Villaviciosa y la calle Ezcurdia. Ni hecho adrede hubiese salido mejor», reflexiona Luis, quien indica que toda la familia está «muy ilusionada» con esta nueva etapa, aunque reconoce sentirse «sorprendido» por los más de 18 meses que les ha costado hacerse con todo el papeleo y permisos necesarios. «Según están las cosas, llama la atención que sea tan complicado emprender un nuevo negocio», apunta.
Quienes se enamoraron en su día de la cocina de las tres guisanderas con que cuenta el restaurante -Leni, Beatriz y Noelia- y de algunas de sus innovaciones, como la ñocla a la plancha o las fabes con marisco, están de enhorabuena. Los Pisones, asegura Luis, mantienen el mismo espíritu que tenían antes del parón, con el amor por la cocina tradicional asturiana y los precios de antaño incluidos. «Aunque la casona sea lujosa e imponga, nuestra intención es poder llegar a todo el mundo», destacan los hosteleros, quienes señalan que el establecimiento contará con bar, en la planta baja, un comedor en el primer piso y otro en el segundo, donde también se podrán organizar comidas privadas.
«También estamos adecentando la terraza, que tiene una superficie de 500 metros cuadrados y tendrá diferentes usos», añade Luis Fernández."
"El palacete pone gracias parisinas al mostrar, en sus claros muros, balcones, terrazas, galerías y mansardas, y en sus interiores amplias elegancias modernistas. Un patio arbolado lo prolonga: el lujo indiano es ahora sede de una reconocida firma familiar. Pena que Luis padre primero, y Leni el año pasado, se nos fueran por ley de vida dejando, eso sí, una excelente continuidad en Luis hijo, que atiende y provee salas y salones, y en su hermana Beatriz y su esposa Noelia, guisanderas de origen, dedicación y orgullo. Pregoneras ambas este mismo mes de las fiestas de Begoña, como representantes de su club ejercen, igual que el resto de sus compañeras y para la cocina secular asturiana, de depositarias del pasado, guardianas del presente y proveedoras de futuro. Por eso, y sin contradicción alguna, convierten el reencuentro con las propias raíces en descubrimiento, y la evocación de sabores caseros en experiencia innovadora. ¿Ejemplos? El arroz con pitu de caleya, los melosos y caldosos con frutos del mar, el hígado encebollado, les fabes a Los Pisones exultantes de mariscos cantábricos, las ñoclas en punto goloso de plancha, bugres, gambas, lomos de bacalao y merluzas, el tiñosu con patatines, o, sobra decirlo, les fabes y potes abundosos y ortodoxos.
Nos tocó una tarde de lluvia y sol a terraza llena. Sólo se echaba de menos la presencia de Leni y Luis, los fundadores. Ella venía de una estirpe de cocineras langreanas, él ejerció de complemento perfecto para que lo guisado y lo servido fueran de la mano. Comenzaron justo hace setenta años en el Bar Castañón, aquí muy cerca, después fundaron con éxito creciente el bar Len, y el primer Los Pisones en Quintueles y Venta les Ranes; por último, desafiando la crisis del ladrillo, retornaron al barrio rehabilitando de paso un edificio protegido. «Mis hijos y mi nuera están llevando las exigencias y calidades a nuevas y altas cotas», afirmaba justificadamente orgullosa Neli el día de la inauguración, allá por 2015. Recientemente el cuarteto ha regresado con la incorporación de Alejandra, hija de Luis y Noelia, luego sobrina de Beatriz. La continuidad se asegura estable y prolongada. ¡Qué orgullosos estarán los abuelos allí desde donde lo observen!"
"Ya no recordaba la última vez que había ido a los Pisones de chaval con mi familia, cuando hace unas semanas vi como en Gijón decidían reabrir su casa de comidas. Desde ese momento me apunte en la agenda su visita, y al final, este fin de semana pude disfrutarlo.
Las instalaciones no tienen nada que ver con las que tenían en Quintueles o en Venta Les Ranes. Se ve que han invertido bastante en el acondicionamiento de este caserón del siglo XIX, situado en la Carretera de Villaviciosa, justo donde comienza la Calle Ezcurdia, enfrente al Grupo Covandonga. Parece una gran coincidencia, que el primer local de la familia estuviera en esta Gijón, en la calle Ezcurdia, antes de trasladarse a Quintueles, donde, en el año 2005, tras un incendio se trasladaron a la misma carretera en Venta Les Ranes, y curiosidades del destino, ahora se van al punto justo en el que ambas calles se unen. Una tradición familiar con una experiencia de más de cuarenta años en hostelería y con el aval de tres guisanderas en sus fogones, suficiente reclamo para cualquier cliente.
El local está bastante cuidado, con incluso un ascensor que facilita el acceso a los comedores, situados en las plantas primera y segunda, y con una terraza aun sin terminar que promete sobremesas interminables. Las puertas o la barra de la cafetería de la planta baja, con estilo modernista, le dan al local un toque moderno, pero no lo alejan del estilo del edificio donde se sitúa.
La atención es perfecta en todo momento, aunque se nota que les falta rodaje entre ellos y en las instalaciones, pero nada que no se aprenda con el tiempo.
La carta se puede consultar en su web y es bastante amplia como para poder cubrir las apetencias de cualquier cliente. También disponen de una carta de vinos, con bastantes referencias tanto en tintos como en blancos.
¿De que platos os puedo hablar? Pues de entradas, una ensalada de pulpo y unas croquetas. La ensalada me pedía un aliño algo más “especial” que le diera más gracia. Las croquetas ricas, pero con poco sabor a jamón. De los platos principales yo comí hígado encebollado, muy rico aunque algo salado, algo que suele ocurrir en este tipo de platos. Las patatas que los acompañan caseras, muy ricas. También pude meter el tenedor en el arroz con calamares en su tinta, muy rico y tierno, pero no penséis en un arroz negro, es como el de tu madre, calamares con una montaña de arroz blanco. También a los callos, que estaban deliciosos, y la fabada, buena, pero tampoco espectacular, y por último, el plato que denominan duo de hamburguesas, dos hamburguesas de ternera asturiana ecológica, cebolla caramelizada, una con jamón ibérico de bellota y queso cheddar y la otra con cecina de Astorga y queso de cabra. Muy ricas.
Continuamos con los postres, todos ellos caseros. Le pude pasar la cucharilla a casi toda la carta, Helados variados muy cremoso; arroz con leche perfecto aunque demasiado requemao; tarta de chocolate muy buena; tarta de San Luis, de nata, con base de bizcocho y techo de crujiente bizcocho con yema de huevo requemada, ni fu ni fa; tarta de queso fresco con queso crema y mermelada casera, sabor muy suave, muy buena; tarta de queso al horno mas tipo flan, correcta; y tarta Mariñana tipo pudín, sobre una base de galleta y almendra, con merengue al horno, y servido con helado de vainilla, y chocolate líquido..."
"En esta ocasión pudimos disfrutar primero de unos entrantes, unas croquetas y unos calamares frescos. En ambos casos muy ricos. De plato principal y ante el fin de la temporada, pedí unos tacos de bonito con cebolla caramelizada. Muy jugosos, acompañados de patatas fritas, realmente rico. Bajo la excusa de la labor gastro-investigadora, tuve la ocasión de probar otros platos, como el arroz con pitu, ración mínima de dos, pero abundante, con el pitu desmenuzado y deshuesado, rico de sabor. También la lubina al horno, acompañada de patatas, muy buena, aunque la patata pedía unos minutos más. Otros platos como el bacalao a la vizcaína o el rabo, muy buenos en palabras de los comensales."
"El edificio se muestra esquinero y singular. A un lado la explanada del Molinón, al otro el Grupo Covadonga. Con bastantes décadas encima, posee aire montañés y el ventanal principal ve prolongarse el muro de su jardincillo en ángulo agudo. Luego le llegan vecinos de jardines y chalés, como Los Pisones –excelente vecino– hasta la rotonda de La Guía y el Río Piles.
Hay recuerdos. Aquí estuvo Paladares, de Urrutia, y El Secreto de Güelita, de Ana Isabel, dos cocineros importantes por pasado y presente. También establecimientos fugaces de una o dos temporadas.
Tal vez por eso Casavella, a punto de cumplir cuatro años, ha cruzado el ecuador de la estabilidad y convence a un público creciente de paseantes fluviales, amigos de las zonas abiertas y ajardinadas, socios del Grupo Covadonga, hinchas del Sporting (y del rival de turno) y allá por la temporada del bonito, incondicionales del arte hípico.
Antonio, el factótum ayudado por Gema, puso imaginación y voluntad para cambiar unos espacios difíciles: el piso bajo lo ocupaba casi exclusivamente la cocina, mientras que el alto quedaba para comedor.
¿Y los vinos, las copas, los refrescos, los combinados y la (que por cierto hay)sidra? Aparte de la terraza en la arbolada calle de Jesús Revuelta, el bajo ha dado para un afayaízu bar de tapeo, mientras los platos lentos y largos siguen sirviéndose arriba, donde el techo de doble vertiente cruza vigas y la decoración combina viejos objetos y cachivaches distribuidos por soportes graciosamente reciclados, del armario ropero al botellero y de la balanza a la guitarra.
Entre restaurante formal y chigre, merecen resaltarse –metiéndonos en materia manducatoria– los gloriosos torreznos, dulces y crujientes que, hijos de panceta rebuscada y atento aprendizaje supervisado por cocinera especialista, convierten la boca en una gustosísima tronada: oliva y gochu trotón suman colesteroles óptimos. Los caracoles con salsina picante anuncian, junto con otros colegas, el lento retorno de un clásico regional olvidado (¡con los magníficos ejemplares de nuestras murias!) y los cachopos de ternera asturiana y variado relleno no faltan. El cabrito merece encargo, y el churrasco de angus, punto leve. Hay además otros cortes de vacuno a la parrilla, mientras que jueves y viernes arrasa el cocido maragato. Un cocido con raíz: Antonio, hijo de berciana y orensano, creció en el barrio de La Arena donde sus padres tenían tienda de ultramarinos. Por estudios debía ejercer de calderero, pero pronto cayó en el arte y vicio de la hostelería: del Player's inicial al Baleal o el Bombay portuarios. Ytras treinta años bregando y dirigiendo pubs («cocinar me entusiasmaba», afirma y demuestra),recuperó del último cierre esta estilosa 'casa vieja' en arista que se destaca, amplía y proyecta."
"Clásico y conocido espacio gijonés, el que ocupa nuestro protagonista de hoy; el pequeño edificio que está haciendo esquina entre la calle Jesús Revuelta y la Carretera de Villaviciosa, justo en frente del Real Grupo Cultura Covadonga y junto al chalet que ocupa el restaurante Los Pisones. Un local que ha visto pasar a diferentes restaurantes, y al que aún no había tenido ocasión de probar, a pesar de llevar ya unos años asentados sus actuales inquilinos, Restaurante Casavella. El restaurante, que ocupa todo el edificio, dispone en su planta alta de un amplio comedor y en la baja de un espacio de tapeo muy agradable, además de una soleada y tranquila terraza donde disfrutar de su carta, una carta clásica y sencilla, con tapeo variado, y amplias sugerencias de temporada fuera de carta. Una de sus propuestas más conocidas es el menú de cocido que sirven en temporada de otoño e invierno.
En mi visita tuve la ocasión de probar diferentes platos que compartimos. De entrante morcilla matachana, acompañada de patatas fritas, rica. El rollo de bonito, como propuesta de temporada, rico, aunque no le encontré nada diferente a lo que es una rodaja de bonito, es decir, un toque de jamón, de huevo cocido, aceitunas… ya sabéis, lo que cada uno en su casa le suele poner, pero estaba bueno. El cachopo, abundante y rico, y el secreto, también bueno. Lo que más me gustó sin duda el hígado encebollado, bien de pimentón y con la cebolla caramelizada, muy bueno y sabroso.
Raciones abundantes, no pudimos con los postres. Para beber sidra del llagar El Duque, con escanciador eléctrico (...) y agua, el precio no llegó a los (...) € por cabeza. Como detalle de la casa unos chupitos de crema de orujo y licor de hierbas. Personal muy amable y relación calidad precio muy buena. Me quedo con ganas de volver en temporada de callos y de probar los torreznos de Soria."
Al otro lado de Casavella está la calle Jesús Revuelta, antigua Avenida de Les Mestes o del Hipódromo, pues va al complejo deportivo allí existente, del que hablábamos al pasar por La Guía, al igual que del Real Grupo de Cultura Covadonga, cuya entrada vemos desde aquí, y del que Jesús Revuelta fue presidente cuando esta institución se asentó aquí en 1968
Delante de Casavella hay una bifurcación, la Carretera Villaviciosa propiamente dicha es la de los dos carriles de la izquierda
Al otro lado, en la Carretera Villaviciosa y comienzo de Jesús Revuelta vemos el Colegio Clarín, fundado en 1984, que nos servirá de referencia, pues pronto cruzaremos hacia él
Nosotros estamos ahora en la calle Ezcurdia, una de las primeras que se trazaron cuando se hizo el Ensanche del Arenal y dedicada a quien fue secretario del Ayuntamiento en aquellos tiempos, Vicente de Ezcurdia Cuéllar. Por entonces la ciudad crecía más allá de la muralla que la cerraba y hacía plaza fuerte, construida en 1837 a raíz de la Primera Guerra Carlista y cuyos terrenos no revirtieron al Ayuntamiento hasta 40 años después, cuando las derribó y rellenó su foso, pues fueron un verdadero cinturón defensivo que cortó el crecimiento natural de la ciudad
Y estas son las conchas doradas que jalonan el trayecto del antiguo Camín Real, que en sí no pasaba directamente por el medio de la antigua población, que era poco más que la actual Cimavilla, pero sí algunos de sus ramales de acceso, de alguno de los cuales ya hemos hablado
Luego, con el crecimiento de la ciudad, la Carretera de Villaviciosa pasó a sustituir al Camín Real, antigua Carretera Ribadesella-Canero que desde 1939 pasó a ser la N-632, la cual recorre este tramo del litoral asturiano
Aquí cruzamos la calle Oscar Muñiz, antigua calle Estadio o Stadium, referida al estadio El Molinón, que está a la derecha. Oscar Muñiz era un renombrado deportista local, nacido en 1910 y fundador del Club Atlético Gijonés, "además de ganador de numerosas medallas en competiciones de atletismo, así como la medalla de plata al Mérito Deportivo" nos dice el cronista oficial Luis Miguel Piñera en Las calles de Gijón. Historia de sus nombres
Oscar Muñiz vivía en esta su calle, que él mismo se ocupaba de limpiar, hasta su fallecimiento el 26-4-2023. Es entonces cuando el periodista Dionisio Viña lo describió así en su necrológica:
«Óscar Muñiz, un entrañable bilardu, un espingarda que fue punto de referencia de muchas generaciones que al atletismo se dedicaron. Cuidaba a diario su calle, cerca de El Molinón y del Grupo, recogiendo los papeles que en ella había porque “por aquí para mucho gochu”, decía»
Estemos atentos, pues nada más cruzar la calle Oscar Muñiz cruzaremos también la calle Ezcurdia a la izquierda por el siguiente paso de peatones , para continuar por la Carretera Villaviciosa atravesando el barrio de El Bibio en dirección oeste, hasta el centro de la ciudad
La siguiente concha en el suelo nos señala el paso y cruce de Ezcurdia
"Francisco Cascos Alonso, fundador de Promociones Cascos, falleció ayer en Gijón a los 81 años. Se trata de una de las principales figuras del sector de la construcción en la ciudad, donde creó su empresa hace 41 años. Previamente, durante unos años tuvo un negocio en La Calzada.
La presidenta de la Federación Asturiana de Empresarios (Fade), María Calvo, quiso mostrar su pesar ante esta triste noticia. «Siento el fallecimiento de Paco Cascos, un gran empresario y una gran persona; un leonés de los que supieron emprender en Asturias haciendo empresa, creando riqueza y empleo», señaló. También se refirió Calvo a la profesionalidad de Francisco Cascos, quien «siempre supo abordar soluciones innovadoras y participó de forma activa en la asociaciones sectoriales. Además, las generaciones más jóvenes siempre le sentimos muy cerca dando aliento y buenos consejos». Por ello, la presidenta de Fade apunta que «Paco fue también una persona entrañable, gran conversador e interesado en el bienestar de Asturias».
Uno de los que le conocieron muy bien es Eduardo López-Dóriga, responsable de la oficina de CAC-Asprocon en Gijón y quien compartió muchos años de trabajo con Cascos Alonso. «Era un hombre tremendamente sencillo, de principios y convicciones muy firmes. Siempre iba de frente, pero muy entrañable».
Francisco Cascos había nacido en la localidad leonesa de Maraña en 1941 y quienes le conocen dicen que quizá por haber nacido en la montaña leonesa forjó su carácter sencillo pero recio. Cuando llegó a Gijón tuvo un negocio en La Calzada, aunque a comienzos de la década de 1980 empezó a trabajar en el campo de la vivienda. «Tuvo unos comienzos complicados pero era un hombre muy emprendedor», recuerda López-Dóriga.
Francisco Cascos había nacido en la localidad leonesa de Maraña en 1941 y quienes le conocen dicen que quizá por haber nacido en la montaña leonesa forjó su carácter sencillo pero recio. Cuando llegó a Gijón tuvo un negocio en La Calzada, aunque a comienzos de la década de 1980 empezó a trabajar en el campo de la vivienda. «Tuvo unos comienzos complicados pero era un hombre muy emprendedor», recuerda López-Dóriga.
Cascos Alonso se inició en la compraventa de viviendas y pronto comenzó con sus propias promociones. Para ello creó Promociones Cascos y rápidamente se ganó el respeto de todo el sector.Se dedicó fundamentalmente a la edificación, principalmente de viviendas, pero también de inmuebles de oficinas. No en vano, uno de sus proyectos más emblemáticos es el Edificio Argenta, en la confluencia de la avenida de la Costa y la calle Ezcurdia, frente las instalaciones del Grupo Covadonga. En dicho edificio tuvo, además, sus oficinas durante mucho tiempo, aunque en los últimos años las había trasladado a la calle Corrida. Lleva su sello también el centro de empresas de La Guía y el edificio Arión de Poniente, entre muchos otros."
"A medio camino entre el espectáculo y la sala de juegos, los canódromos surgieron como setas en otoño durante la década de los setenta del pasado siglo, y Gijón no fue una excepción. El 12 de abril de 1976, tras menos de un año de obras, se inauguró en una parcela anexa al Real Grupo de Cultura Covadonga, sede hoy de la Escuela de Educación Infantil Las Mestas.
Barcelona, Zaragoza y Oviedo, por poner algunos ejemplos, habían inaugurado su canódromo antes que Gijón, pero la pasión por las apuestas en días de hípico en Las Mestas hacían prever entonces un éxito importante de la instalación gijonesa, en una época en la que el juego estaba muy restringido y apenas salía de los recintos deportivos. De hecho, también las carreras de galgos eran consideradas un deporte.
Con 60 metros de recta, el canódromo gijonés rozaba el mínimo permitido para las carreras oficiales, pero el proyecto incluía algunos elementos técnicos que demostraban esmero en la programación de un equipamiento hecho para durar. Una tribuna de 80 metros construida de forma que las carreras podían ser observadas sin obstáculos desde cualquier punto y un circuito cerrado de televisión para poder controlar en todo momento la evolución de las apuestas y de la propia competición hacían augurar que el atractivo que las apuestas habían demostrado tener en Gijón sería una garantía de éxito.
Pero la moda de los canódromos fue pasajera y la instalación gijonesa cerró antes de cumplir el lustro, en 1980. ¿Eran menos atractivas las carreras de galgos que los saltos de los caballos? ¿Influía la duración de una competición hípica respecto a la efímera competición de los canes? ¿Faltó capacidad económica para dar respuesta a la oportunidad de apostar todo el año? Sea cual sea la razón, lo cierto es que, a pesar de la entrada gratuita, el canódromo no solo duró poco, sino que nunca tuvo, mientras existió, el éxito que se auguraba, al menos tras los primeros días en los que se dejó notar la curiosidad del público ante un espectáculo que era absolutamente novedoso en la ciudad.
El caso es que el canódromo cerró y comenzaron las especulaciones sobre el destino que tendrían los terrenos. Ni que decir tiene que la adquisición por el Grupo fue una de los opciones barajadas, pero la polideportiva entidad acababa de realizar un importante impulso inversor y los 35 millones de pesetas que, al parecer, requería la compra del canódromo, se convirtió en cifra inalcanzable. En noviembre de 1984 se despejó toda duda. El Boletín Oficial del Estado anunciaba la creación de tres nuevos grupos escolares en Gijón: en Montevil, Pumarín-Laviada y en los terrenos ocupados por el canódromo, que tendría 640 puestos. La Escuela de Educación Infantil Las Mestas, adscrita a los colegios Clarín y Río Piles. Este año se cumplen 30 años de su inauguración, es decir, una década después de que el canódromo abriera sus puertas. Cuentan las crónicas que los profesores tuvieron que esforzarse para adaptar con éxito a las necesidades de sus alumnos unas instalaciones creadas para otros fines."
"Gijón contaba con un canódromo municipal ¿os acordáis?..,sus instalaciones eran muy buenas y tenía una cierta afluencia de público con el tema de las apuestas. La fecha de inauguración del mismo fue el 12 de abril de 1976. Su pista de tierra era el aliciente para ver correr los galgos tras aquél muñecote de trapo que imitaba una liebre y que mecánicamente salía disparado a toda pastilla para , al final, tener que ser tapado con un saco porque los canes iban a por él.
La ubicación en la que estaba el canódromo era privilegiada, en plena zona deportiva junto al Grupo Covadonga y las Mestas y ...sin embargo no tuvo éxito en el tiempo.
En 1980 el canódromo ya estaba en coma y el Grupo Covadonga "le echó el ojo", pero claro, los 35 millones de pesetas que le pedían por su propiedad era mucho, muchísimo para una entidad que entonces estaba "canina" (ya sé que es mal juego de palabras pero...) y el tema de los galgos le quedó lejos.Hubiera sido una ampliación natural de unas instalaciones que en los 70 habían tenido un despliegue ejemplar (en lo material).
¿Qué ocurrió? , l@s de Gijón lo sabemos de sobra. La grada principal del canódromo agoge desde 1986 la escuela de educación infantil las Mestas, un destino original en el que los largos pasillos de la grada tuvieron que acondicionar las aulas de los pequeños con un resultado final bastante bueno."
"Casa Aurora es uno de los rincones más curiosos de Gijón que no ha cambiado su estética desde que abrió sus puertas en 1954 y ahora conduce la tercera generación con los hermanos Joaquín, Julio y especialmente Viti.
El local, con todas las “incomodidades” del mundo, es uno de los favoritos de personas de toda procedencia, condición y profesión de la ciudad y foráneos bien informados.
La barra es mínima, en el bar solo hay tres mesas y en la terraza -un auténtico caos decorativo que es una delicia en verano- solo sirven en un máximo de cuatro mesas para comer o cenar.
El éxito está en el carácter genuino del escenario y en que todo lo que sale de una minúscula cocina está para chuparse por dedos. No hay carta. Viti se encarga de cantar qué hay en la despensa.
Los fieles buscan siempre lo mismo que da para varias visitas: anchoas, ensaladilla, tomate asturiano aliñado (solo en agosto y septiembre), tortilla de patata o de chorizo, croquetas, pimientos de piquillo, carrilleras, callos o huevos fritos con patatas con lomo o chorizo que ya cuando lo están friendo el aroma hipnotiza al personal.
Por encargo pueden preparar otros platos como pitu de caleya y bacalao.
De postre siempre disponen de buenos quesos asturianos, helado de turrón y el bombón de crema de nata de Helados La Ibense, ambos garantía de calidad y sabor.
Sorprenderá a más de uno que siempre hay varias referencias destacadas en vinos y cervezas, además de sidra Acebal y cava AT Roca. Incluso varias ginebras Premium.
En definitiva, Casa Aurora es un viaje al siglo pasado cuando fue, y sigue siendo, lugar de partidas de cartas y tertulias sportinguistas. No en vano se encuentra a un paso de El Molinón, en la calle Sporting e incluso, en sus albores, cuando la familia vivía en esa misma finca, llegó a ser taquilla y vestuario del estadio.
Todo está brutal, el sitio es impactante y el precio por persona no suele superar los (...) euros. Imprescindible reservar. Muy fan."
"Las ciudades con mar suelen tener una alta calidad gastronómica. Gijón no es una excepción. Hay una gran cantidad de restaurantes de buen nivel, sobre todo sidrerías típicas, en las que saborear la potente variedad de los platos asturianos. Y, además de estos lugares de reconocida fama, hay otros que quizás no tengan ni el prestigio ni la atención preferente de las guías del buen comer, pero que se convierten, porque el público así lo quiere, en lugares de culto.
Mis amigos Manfredo Álvarez y Esther me llevaron a Casa Aurora con mucho secretismo. Me aseguraron que era un sitio que me iba sorprender por su aspecto, pero que me iba a encantar por su comida. Y así fue. Es una casa antigua, pequeña, con una terraza muy sui generis, donde se exhiben sillas, bancos y mesas cada una de su padre y de su madre, formando un espacio vintage total que en verano tiene siempre el cupo completo.
Dentro, una pequeña barra y unas cuantas mesas completan el espacio de este restaurante–chigre–tasca situado al lado del estadio del Molinón y que, gracias a la dedicación de Viti, Joaquín y Julio, herederos de su madre Carmen y de su abuela Aurora, se ha convertido en tendencia gastronómica gijonesa.
Si os aconsejo que pidáis unos huevos fritos con chorizo, me váis a mirar con cara de asombro y de no entender nada. Pedidlos cuando vayáis y ya me contaréis. Un plato de tanta humildad adquiere en este lugar categoría de plato estrella, por los huevos y por el chorizo. Tienen unos callos autóctonos, de un sabor muy profundo y con el toque personal de la casa que los hace distintos a todos los callos que hayáis podido probar. Me encantó la ensalada de tomate, porque últimamente los tomates han dejado de tener el sabor de antaño y aquí lo recuperan con creces.
Me recomendaron la tortilla de huevos de aldea y, por supuesto, accedí a la recomendación y disfruté de un bocado muy bien hecho y con sabor a casa de toda la vida. Es en ese tipo de platos sin excesivo brillo ni popularidad en los que se aprecia la buena y verdadera cocina. Y no están nada mal las anchoas, ni el surtido de quesos, ni las carrilleras, todo en la alta línea de calidad que preside este lugar. Solo por estos manjares humildes y sencillos que os he nombrado ya vale la pena acercarse a Casa Aurora y recuperar el sabor de las cosas perdidas. Así lo ha entendido el «todo Gijón» que llena el local un día sí y el otro también. No dejes de visitarlo cuando vayas a Gijón. Y, ya sabes, vete de mi parte."
"Casa Aurora es un chamizo con mucha historia al lado del estadio de fútbol El Molinón. Fue vestuario de los equipos visitantes que jugaban contra el Sporting y también sirvió como taquilla. Ahora el bar regentado por los nietos de Aurora es de visita obligada para la afición sportinguista y para los socios del Real Grupo de Cultura Covadonga. Es raro entrar allí y no encontrar a nadie hablando de fútbol o del Grupo.
El bar es muy pequeño, te recibe con una barra de no más de tres metros situada a la derecha de la puerta y con tres mesas para picar algo o sentarse tranquilamente a tomar un vino, una cerveza o un culete de sidra. También tiene un pequeño patio que hace las delicias de los clientes en los meses de verano. Todo vintage, pero vintage de verdad nada de ese vintage de modernos. Vintage vintage, como diría vuestra madre. El vintage que conlleva llevar más de 25 años sin cambiar un mueble. El vintage que reivindicamos como original. El vintage del bar que se ha hecho a sí mismo a base de pasar meses y meses atendiendo al público.
No hay carta, Victor, uno de los dueños, te dice lo que puedes comer, todo comida casera y bien preparada, en especial la tortilla de patata. Pedimos huevos con patatas y chorizo (...), una ración de callos y una ensalada, todo ello acompañado por unas cañas Damm.
Ese platazo antológico de la gastronomía universal que son los huevos con patatas y chorizo llegó muy abundante. Hicimos la ola cuando nos percatamos de que las patatas eran de cazo, cosa de la que somos refans. El chorizo frito sin mucha grasa que te pueda hacer el plato pesado. Y los huevos fritos estaban bien, pero sin puntilla. Nos gusta la puntilla. Las abuelas hacen los huevos con puntilla. Hay que hacer que los huevos tengan puntilla. Ellos querrían tenerla.
Los callos muy buenos con patatas fritas en un plato aparte por si no sabes lo que es la vida y eres de los que no las mezclan con los callos. Cortados pequeños y con un toque de picante que te hace la ración más amena.
En resumen estaba todo bastante bien , todo muy sano, todo sin calorías. Mañana os ponemos una foto de un tío corriendo para disimular.
Si vais, no dudéis de pedir la tortilla de patata, también tenéis embutidos, bonito con pimientos, ensaladas y alguna cosilla más, «ta to mu rico» y si están llegando los meses de verano el tomate natural aliñado es espectacular. También previo encargo te pueden preparar platos de cuchara.
Un comentario:
Lugar emblemático, donde siempre se respira buen ambiente y futbol. Atención exquisita, carta como tal no existe pero Viti te cuenta en un momento lo que tienen, si avisas con antelación te pueden preparar unos lomos de bacalao al pil-pil que acompañado de algo delante y una ensaladina con tomate de Somió como dice Viti uno queda como un general.
Como buen aficionado al vino, Viti suele tener vino de chateo y vino también más curioso para si alguien se quiere estirar.
Los pinchos están asegurados con cada consumición y al estar cerca de una entidad deportiva y social como el Grupo Cultura Covadonga muchos días es parada obligatoria para repostar las calorías previamente quemadas y entamar una buena conversación.
En resumen, bueno, bonito y en línea de precios razonable, Vintage total total como he leído por ahí y la casa de todo el que quiera entrar.
No te dejará indiferente."
"En un lugar emblemático de Gijón encontrarás platos caseros que te recordarán a los que hacía tu abuela, entre ellos, una tortilla de patatas cuya receta no ha cambiado en décadas.
La tortilla de patatas, también conocida como tortilla española o tortilla de patatas española, es un plato emblemático y muy popular de la gastronomía española, y por tanto, nunca falta en los bares asturianos. ¿Buscas comer una de las mejores? En Gijón encontrarás un local en el que sirven una de las más exquisitas.
Son muchos los aspectos importantes de una tortilla de patatas para considerarla "buena" o "mala". En primer lugar, los ingredientes. La tortilla de patatas se elabora principalmente con huevos, patatas, cebolla, sal y aceite de oliva. Aunque esta es la receta básica, también se pueden añadir otros ingredientes como pimientos, chorizo o jamón, dependiendo de la preferencia del cocinero.
También la preparación. Para preparar la tortilla, las patatas se cortan en rodajas finas y se fríen en aceite de oliva junto con la cebolla hasta que estén tiernas. Luego se mezclan con los huevos batidos y se cocinan en una sartén por ambos lados hasta que esté cuajada por dentro pero ligeramente jugosa. El resultado final es una tortilla dorada por fuera y cremosa por dentro.
La versatilidad. La tortilla de patatas es un plato muy versátil que se puede disfrutar en cualquier momento del día. Se sirve comúnmente como tapa en bares y restaurantes, pero también es una opción popular para el desayuno, almuerzo o cena. Se puede comer caliente o fría, acompañada de pan o ensalada.
Cabe destacar que la tortilla de patatas es más que un simple plato en España. Es un símbolo de la gastronomía y la cultura del país. Es un plato que evoca nostalgia y tradición, y forma parte de las reuniones familiares, celebraciones y eventos sociales.
En ocasiones, a la hora de hacer una tortilla de patatas, existen variaciones regionales. Aunque la receta básica de la tortilla de patatas es la misma en todo el país, existen variaciones regionales que pueden incluir diferentes ingredientes o métodos de preparación. Por ejemplo, en algunas regiones se prepara más jugosa, mientras que en otras se prefiere más cuajada.
En resumen, la tortilla de patatas es un plato icónico de la cocina española, apreciado por su simplicidad, sabor y versatilidad. Es un elemento importante de la cultura gastronómica española y una delicia que se disfruta en todo el mundo.
La mejor tortilla de patatas en Gijón
Si buscas en Gijón una tortilla de patatas exquisita, la encontrarás en Casa Aurora, un lugar "de toda la vida" en esta ciudad asturiana que, de hecho, te puede trasportar a tiempos pasados. De hecho, muchos dirán que "ya no quedan lugares así" en tanto que no ha cambiado su estética desde que abrió sus puertas en 1954.
Lo llamativo de este lugar es que no existe una carta, sino que son los propios dueños del local los que se encargan de ofrecer distintos platos en función de lo que haya ese día en la despensa.
En cualquier caso, casi siempre encontrarás sus elaboraciones estrella, entre ellas, la ensaladilla, la tortilla de patata o de chorizo, las croquetas, los pimientos de piquillo, las carrilleras, los callos o huevos fritos con patatas con lomo o chorizo.
Entre todos estos platos, hay uno que brilla por encima del resto: su tortilla de patatas. Gracias a una entrevista que concede Casa Aurora a El País sabemos que este es, de hecho, uno de los platos más solicitados, y que a veces lo sirven de aperitivo con la consumición.
En cuanto a los precios de sus tortillas de patatas caseras, estos pueden variar: van desde los 10 hasta los 17 euros, dependiendo del tamaño. Y además, en esta entrevista a El País, cuentan su secreto: "Jugosa, con la patata y la cremosidad del huevo en su punto".
También te llamará atención la localización de este lugar, a un paso de El Molinón, el estado del Sporting de Gijón y, por lo tanto, un lugar frecuentado por los aficionados de este equipo.
Si acudimos a TripAdvisor encontraremos valoraciones muy positivas sobre este local. Entre ellas, el usuario dajumavema deja una opinión escrita el 15 de diciembre de 2023: "Buenísimo. Este local tiene muy pocos platos pero pidas lo que quieras no te vas a equivocar y en cuanto los vinos pasa igual están muy bien escogidos igualmente el servicio y la atención."
También otro usuario (ViajeSinFin) deja una opinión escrita el 31 de enero de 2023: "De Gijón de toda la vida. Ya no quedan lugares así. No hay más. Y cuando cierre Aurora toda una era de buen hacer habrá terminado. Odio eterno a las cadenas y franquicias que venden mentiras y amor para quienes con su verdad llevan años dándonos de comer y beber con una sonrisa de regalo."
"Quedan pocos locales como Casa Aurora. Una dirección casi secreta, incluso para muchos gijoneses. Auténtico, tan de verdad que nada más traspasar la pequeña puerta parece que el tiempo se hubiera detenido en 1954. El año aparece pintado en la fachada de este chigre, una reconocible casa pintada de color blanco. Allí fue donde Aurora Canal Suárez abrió hace ahora 70 años una tienda-bar, que antes de cumplir su primera década convirtió en bar. Era más rentable. Así fue cómo este local, al pie del estadio El Molinón, fue cogiendo fama entre los parroquianos que encontraron —y así sigue siendo—, cobijo en el cálido y familiar ambiente que gasta el lugar. Es la casa diaria de muchos. Dónde se va a pasar la vida o a ver la vida pasar.
El secreto, además, son las recetas, con las que la fundadora y su hija, Carmen Barbero, que ya de pequeña echaba una mano en la cocina, deleitaban a todo aquel que se acodaba en la pequeña barra, en alguna de las cuatro mesas de las que dispone en la sala, o de los asientos de la terraza. Mientras se hacía el santuario futbolístico de la ciudad, allí se daban los menús de a diario de los obreros que trabajaban en la construcción del estadio.
Lo cierto es que esta casa siempre estuvo ligada al Sporting. Dan fe de ello las fotos de una de las leyendas de los sportinguistas, como fue Enrique Castro, Quini, o Alfredo Megido, que después de entrenar se encargaban de servir las bebidas al resto de jugadores. Retrocediendo hasta 1905, cuando no había negocio abierto y las instalaciones del estadio no eran las que son, la zona del bar servía de vestuario de los jugadores. Siempre perteneció, desde hace al menos seis generaciones, a la misma familia, que atendía a los clientes que llegaban con la fiambrera y a los que se les calentaba la comida.
Hace más de una década que tomaron las riendas los tres nietos e hijos —Julio (el único que no atiende directamente el negocio), Joaquín, siempre detrás de la barra, cuya pared está decorada con los clásicos calendarios de números en grande, y Viti Valderrey Barbero, a medio camino entre la sala y la cocina— de las dos mujeres que hicieron especial este lugar, donde se disfruta de un pequeño repertorio de platos humildes, que recuperan sabores guardados en la memoria.
Aquí todo sabe a lo que tiene que saber y todo se prepara, salvo dos de los dulces con los que se puede acabar el festín, en la minúscula cocina, que atiende con esmero la esposa de Viti Valderrey, Elena Morilla, dedicada al mundo de la arquitectura hasta que decidió cambiar la escuadra y los planos por las recetas de la suegra. Siguen haciendo los mismos platos de siempre. “Para qué vamos a cambiar lo que funciona y gusta a la gente”, advierte uno de los propietarios.
Uno de los platos más solicitados, y que a veces sirven de aperitivo con la consumición, es la tortilla de patata (10, 14 y 17 euros, dependiendo del tamaño). Jugosa, con la patata y la cremosidad del huevo en su punto, que surte desde hace 50 años el mismo proveedor, Granjas Porceyo. También hacen al momento una versión de la tortilla, pero de chorizo, con un agradable punto de picante (...), cuyo embuchado abastece Embutidos Cuello.
Si de algo presume esta casa es de poder seguir el rastro y la procedencia de cada ingrediente que entra en cocina. No hay quinta gama que valga. Todo se prepara en cada servicio, y con proveedores de confianza. “Nos gusta saber el apellido de todo lo que se consume”, detalla Viti Valderrey. El pitu de caleya para el arroz, que se sirve por encargo, es de un granjero de Morcín, que se dedica a la cría profesional de este tipo de aves. En temporada seleccionan los tomates con mimo —irrepetible, cada pieza que sirven aliñada con sal y aceite de oliva virgen extra—, que proceden de los viveros Runza, en Quintueles. “Llegan directamente de la tierra a casa”.
Otra de las claves, cuenta la cocinera, es hacer las cosas despacio, sin prisa. Así se lo enseñó de manera natural y silenciosa su suegra, sin apelar a modernos conceptos, como esa corriente tan de moda denominada slow food. No hay prisa. El que entra en este espacio sabe que el tiempo tiene otro valor. “La patata, tanto para la tortilla como para las que servimos con huevos, tiene que freírse muy despacio hasta que quede muy jugosa, y siempre con cebolla”, explica Elena Morilla. Es una experta en tratar la patata: “Para la ensaladilla tiene que quedar dura y enterina”. Después le añade zanahoria cocida, aceituna verde picada, huevos, mayonesa y un cogote de bonito de Agromar (entre 5,50 y 9,50 euros). A los huevos con patatas, plato para compartir, le añade lomo o chorizo (15 euros), o paleta ibérica (... euros). “Lo que siempre buscamos es tener un buen producto, nada de segunda categoría. Y para todo utilizamos aceite de oliva”.
Un plato fuerte y con legión de adeptos, también son los callos a la asturiana (se cortan en piezas más pequeñas que en otras regiones), con la salsa en su punto de picante para mojar bien en pan o con patatas fritas (... euros). Las croquetas de jamón, bien cremosas, son otra baza interesante (entre 5,50 y 10 euros). Cada día, dependiendo de la estación y del género que les llega, tienen platos fuera de carta.
Con los postres no se complican demasiado: un surtido de quesos asturianos (... euros), arroz con leche (4 euros), tarta de queso y cuajada (... euros), o helados, de corte de turrón y bombón de nata de la firma gijonesa de La Ibense. Uno de los proveedores importantes de vino es Coalla, “lo que garantiza que siempre tengamos referencias buenas”. Como en todo chigre que se precie tienen sidra, aunque es el cliente el que debe escanciar cada culín en la mesa. “Se están perdiendo estas costumbres por falta de personal, ya que tienes que tener a alguien en exclusiva para hacerlo”, lamenta Viti Valderrey. No doblan turnos de mesa, algo que también agradece el cliente —de toda condición y clase social—, “porque lo que queremos es que se sienta como en casa y que no haya agobios de ningún tipo”.
Viven al margen del mundo digital: no disponen de página online, ni de redes sociales, ni hacen publicidad, y son reacios a aparecer en los medios de comunicación. Solo anuncian en internet la dirección y el teléfono en el que se puede reservar, algo que conviene hacer, sobre todo en verano —al menos con dos semanas de antelación—, dado que atienden entre 20 o 25 cubiertos por cada uno de los dos turnos. Aunque siempre queda la barra, en la que se puede encontrar hueco, o con un poco de suerte que haya alguna mesa que se esté levantando. Es en ese momento cuando uno sabe lo que es sentirse afortunado."
"«Cuando entramos aquí la primera vez, nos asustamos. No había patio, sólo un pasillo largo, largo y estrecho, y nuestro principal temor era que los padres no quisieran mandar aquí a sus hijos». Mucho ha llovido desde aquel día de hace 25 años: Carmen Blanco ya se ha jubilado y la Escuela de Educación Infantil Las Mestas se ha consolidado como uno de los centros más prestigiosos de Gijón.
La que fuera la primera directora ya no ejerce, pero recuerda perfectamente cómo fueron los inicios en un colegio que se construyó sobre el canódromo municipal, el recinto en el que se celebraban carreras de galgos en Las Mestas. «A la dirección municipal y al Ayuntamiento se les ocurrió hacer aquí un centro de infantil, y la verdad es que nos costó mucho trabajo y mucha colaboración lograr lo que ahora tenemos», apunta la que fuera maestra y directora. Ahora, cuando se cumplen las bodas de plata del centro, la forma del colegio sigue siendo alargada, pero los niños tienen un patio, un pabellón multiusos y sus fiestas y actividades son las más bulliciosas y animadas.
Los comienzos no fueron fáciles, pero «tuvimos muchos niños desde el principio», reconoce Carmen Blanco. El colegio arrancó con once unidades, con alumnos procedentes de los colegios El Piles, Begoña y Ramón de Campoamor. Hoy en día tiene doce, divididas en cuatro aulas para cada edad: 3, 4 y 5 años. En total, aprenden y se divierten en el centro más de 280 niños, y no es raro el año en que alguna solicitud se queda sin atender por la falta de espacio. El claustro está compuesto por 19 profesoras especializadas en Educación Infantil, inglés, pedagogía terapéutica, logopedia, religión católica, nuevas tecnologías y psicomotricidad.
Para conseguir adecuar el edificio a las necesidades de los más pequeños, las maestras han ejercido de pintoras, decoradoras y casi de albañiles. «Teníamos que lograr que los niños se ubicaran en un espacio que no era el más adecuado, y fue necesario poner muchos adornos, pintar, poner fotos y colores. También era fundamental hacerlo acogedor para los padres, que les inspirara confianza dejar aquí a sus pequeños», aseguran Ana Pelayo y Antonia Álvarez, las otras dos directoras del centro en este período.
Aunque la estructura del edificio es la que es, nunca hubo problemas de rechazo. «Los padres respondieron muy bien desde el principio, siempre se han implicado muchísimo, y así sigue siendo. Sin ellos no lo habríamos conseguido», cuentan orgullosas. Uno de los logros más importantes de estos años ha sido, precisamente, «seguir manteniendo ese mismo espíritu», relata Ana Pelayo, directora durante seis cursos. «Los proyectos siempre han sido muy bien acogidos, y se ha mantenido la calidad que conseguimos durante todo este tiempo», subraya.
Hoy en día, las aulas están llenas a rebosar, los pequeños aprenden felices y los padres siguen respondiendo a la llamada del colegio, aunque sus hijos hayan dejado las aulas hace años. Ahora, cuando se cumplen los 25 años de la puesta en marcha del colegio, muchos de ellos se han puesto manos a la obra de nuevo para preparar los fastos del aniversario.
Los actos arrancan el próximo día 3 de mayo con la entrega de un cuento conmemorativo de la historia de la escuela, escrito para la ocasión por Carmen Blanco. El miércoles día 4 tendrá lugar una gala para las familias en el teatro de la Laboral, y el jueves 5 se celebrará una visita de antiguos alumnos del IES El Piles. El 6 será el día grande, con el acto oficial del XXV Aniversario. Habrá canciones, un rap, entrega de orlas, la proyección de un vídeo que muestra el día a día de los niños en el cole. Pero, sobre todo, habrá alegría a raudales. La que caracteriza al centro desde hace un cuarto de siglo."
"... impresionante Convento de Las Madres Adoratrices de Santa Micaela y del Santísimo Sacramento, con aspecto de cárcel, que tanto recordaba al convento hermano, el de las Adoratrices Oviedo, situado arriba en lo alto de la calle Sacramento, junto a la calle Muñoz Degraín, de cuyo convento que don Gonzalo, beneficiario catedralicio y natural de Toro, era el cura capellán, que decía las misas conventuales con derecho a desayunar a base de miel y de tortas de pan.
Siempre me pregunté cuál sería la educación que daban aquellas monjas rezadoras, contemplativas y de clausura, adoradoras al Santísimo, a las jóvenes allí encerradas, a las que vestían con ropas grises de criadas y con moños de recogimiento, pues, para las principales religiones, los cabellos largos y sueltos de las mujeres siempre fueron asunto de pecado. Monjas de negro, las Adoratrices, que nada tenían que ver con las monjas de La Asunción, cercanas por edificio próximo, mucho más elegantes éstas, pues eran de madre fundadora francesa, vestían de azul, olían las rosas y no sabían que los pétalos eran parte de los complicados genitales de las plantas. Decían las de la Asunción que las niñas de las que se encargaban eran de la clase fetén, no de la baja, como de hospicio, caso de las otras niñas, las de las Adoratrices."
"En 1976 Tito y Amparo regresan a Pola de Laviana tras 27 años viviendo en Argentina.
Los éxitos en varios negocios les dieron la experiencia y el ánimo para coger el traspaso de un local en su pueblo natal «Bar Suiza».
Ese mismo año su hija Laura y su marido Carlos vienen también para aportar sus dilatados conocimientos.
Poco a poco se fusionaron los grandes platos de la cocina asturiana con otros fantásticos platos y cortes de carne asados al estilo argentino.
Gente de toda Asturias venia a probar las famosas pizzas, el vacio, asado de tira, empanadas criollas, cabrito con patatinos, callos y guisos y convirtieron aquel modesto bar en un lugar de referencia en el que han crecido varias generaciones.
De esta última unión nace nuestra chef Ana Belén, que aprende a caminar y hablar entre fogones, platos y hornos.
Su desparpajo no pasó para nadie desapercibido y desde muy niña comenzó a ayudar en el negocio familiar. Para completar su formación lo hace en cocina y turismo por la Universidad de Oviedo.
Entre los años 2008 y 2013 también gestionó el restaurante de comida tradicional Llaimo, un referente en el parque natural de redes en fabada, guisos, caza, arroces y carnes.
Ante la inminente jubilación de sus padres decide traspasar este local y centrarse en el negocio familiar.
Sigue aportando sus conocimientos hasta el año 2016, que tras 40 años después de su inauguración asume la dirección, junto a su marido Marcos, del Restaurante Pizzeria Suiza."
Estas urbanizaciones ocupan antiguos terrenos de labrantío cerca de La Charca, las marismas donde a partir de 1941 se haría el Parque Isabel la Católica
En los años 1970 el paisaje de quintas y pequeñas viviendas unifamiliares, que se fueron asentando a partir de 1863, se transformó en El Bibio para dar paso a estos grandes bloques, abriéndose nuevas calles
Pese a lo ocurrido en L'Arena y en primera línea de costa, se llegaron a hacer también aquí edificios inspirados en rascacielos, de más de diez plantas, lo que no sería lo más adecuado urbanísticamente al lado de un parque como el de Isabel la Católica, como bien nos explica el erudito Luis Miguel Piñera en su libro El arenal de San Lorenzo, historia del ensanche de La Arena, si bien es verdad, como hemos dicho, que la distancia entre torres evitó la creación de calles angostas y sombrías
"El Bibio es un barrio muy interesante con un ancho de oferta en viviendas de 121/150 metros cuadrados.. Con hasta 3 o 4 dormitorios, existiendo un stock de viviendas con un dormitorio interesante para inversores.
No es un barrio de perfil inversor. La obra nueva arrastra los precios al alza y los compradores no han amortizado aún su vivienda. Este mercado de alquiler no es que no exista, pero es muy residual por lo que no podemos arrojar unos datos determinantes."
"El Ayuntamiento ha ordenado a Promociones Villa San Lorenzo, vía decreto de Alcaldía, que proceda a realizar las obras de conservación y limpieza de la finca Monasterio. Los propietarios, debido a los elevados costes de rehabilitación necesarios (800.000 euros), buscan desde hace años una salida para este edificio catalogado -que se sitúa junto a la carretera de Villaviciosa-, y la amplia zona ajardinada protegida que lo circunda. «Cuestan más las alforjas que los caballos», aseguró José Manuel Suárez, gerente de Promociones Villa San Lorenzo, en referencia al escaso rendimiento que su empresa cree que obtendría si decidiera invertir. El simple mantenimiento de la heredad también resulta una importante carga.
Ante la enorme dificultad de encontrar un comprador en el mercado inmobiliario por las limitaciones urbanísticas que conlleva este tipo de construcción, los promotores se avienen a negociar una permuta con el Consistorio para que la parcela se incorpore al patrimonio municipal. «Tiene sentido que pase a manos del Ayuntamiento. Podría ser un buen lugar para una biblioteca o un centro cultural», señaló Suárez.
El señorial y aristocrático palacete de El Bibio es hoy la viva imagen de la decadencia y el abandono, pero en sus años de esplendor fue lugar de celebración de glamurosas fiestas y lugar de hospedaje de figuras del toreo y de la farándula en sus estancias en Gijón.
Se acabó de construir en 1889 y fue propiedad del Arzobispado de Oviedo hasta que Eugenio Díaz de Monasterio Guren (1900-1982) lo permutó por el caserón que luego fue la antigua casa de ejercicios espirtuales diocesana de Santa Eulalia. Este singular empresario taurino era tío del conocido cardiólogo gijonés Prudencio Monasterio y vivió en la hacienda de El Bibio hasta su muerte. Era uno de los máximos accionistas del coso gijonés y también fue propietario de la plaza de toros de León. Asimismo, fue fundador de la Fundación Monasterio, a través de la que canalizó todo su patrimonio.
De Casino a despachos
Por sus gestiones directas, los diestros que acudían a torear a Gijón se alojaban siempre en la Finca Monasterio, mientras que las cuadrillas lo hacían en La Flor de Veranes. Las fiestas que organizaba fueron muy sonadas en la postguerra. Sobre todo en la década de los cuarenta y cincuenta del pasado siglo, ya que no se escatimaba en gastos y se dice que incluso traía bailarinas de París para amenizar aquellas veladas taurinas.
En 1989 fue adquirido por Promociones Villa San Lorenzo, que llegó a instalar allí una temporada sus oficinas comerciales. La firma inmobiliaria intentó que el palacete acogiera el Casino de Gijón, pero la falta de espacio frustró sus opciones. También se hizo un estudio para dividir el inmueble en ocho o nuevo viviendas, llevado a cabo por el estudio del arquitecto ovetense Maximino Díaz Súarez. Asimismo, se pulsó el interés de abogados, arquitectos y otros profesionales liberales para abrir allí sus despachos de trabajo pero nada de todo esto llegó a cuajar.
Refugio 'okupa'
El edificio tiene 900 metros cuadrados construidos, aunque la finca, provista de una gran masa arbórea, se extiende hasta los 7.000 metros cuadrados. La casa consta de bajo más dos plantas y bajocubierta. El interior del inmueble se encuentra bastante deteriorado, ya que fue morada ocasional de 'okupas' y fue víctima de varios incendios en esta última etapa.
La fachada es de piedra con colmenas revestidas de mortero. Como ocurre con la antigua Casa de Ejercicios, adquirida el año pasado por Luis Masaveu para destinarla a usos hoteleros, el edificio está rodeado de urbanizaciones que han ido cercando la parcela. Quiere esto decir que permanece como un vestigio de finales del siglo XIX y principios del XX en medio de aprovechamientos residenciales muy modernos.
Los recrecidos están prohibidos y sólo se admite la rehabilitación respetando la distribución original. La normativa urbanística le permite todo tipo de usos: dotacionales, terciarios, comerciales, residenciales, hospedaje, instalación de algún tipo de industria y oficinas en edificio exclusivo."
"El palacete de la finca Monasterio, ubicado en la carretera de Villaviciosa en Gijón, entre el colegio de la Asunción y el Grupo Covadonga, ha sido declarado en ruina técnica y económica, debido a su mal estado de conservación. Es el último inmueble en estas condiciones en la zona, después de que hace poco más de una semana fuera demolida la Casa de Ejercicios Espirituales de El Bibio. El Ayuntamiento ha ordenado a la propiedad de la finca -Promociones Villa San Lorenzo- la rehabilitación del palacete. Además, la empresa ha sido multada por la situación del edificio y el Servicio Administrativo de Urbanismo estudia la posible descatalogación de la edificación, que ahora mismo goza de una protección parcial en el Catálogo Urbanístico de Gijón.
Por su parte, la propiedad explicó a EL COMERCIO que de momento no prevén acometer la rehabilitación debido a que «no hay demanda». Eso sí, explican que cuando «mejoren los tiempos, algo se hará».
El palacete, que tiene 900 metros cuadrados construidos y se encuentran en una finca de 7.000 metros cuadrados, es propiedad de Promociones Villa San Lorenzo desde 1989. En 2001 ya tuvo que reponer arbolado protegido que había sido derribado -el jardín también está catalogado- y en 2007 llegaron las primeras quejas por el mal estado de conservación del edificio. Los propietarios tuvieron que eliminar la maleza de la cubierta, los muros y los accesos, mejorar las condiciones de tejado, forjados y muros, y acondicionar el jardín y los árboles.
Tras varias visitas realizadas por los servicios municipales a la finca, el arquitecto del Ayuntamiento de Gijón ordenó que se acometieran obras periódicas de mantenimiento y, ante la imposibilidad de acceder al interior del palacete, propuso que se iniciara el expediente de ruina para posibilitar el vaciado de la edificación y el mantenimiento de los elementos catalogados. Ese expediente de ruina se inició en octubre de 2011 y no se culminó hasta la segunda mitad del año pasado.
Durante ese impás, los técnicos municipales decidieron que la mejor manera de conservar el conjunto era confiando en la firmeza de los propios elementos estructurales del edificio, ya que cualquier intervención en su interior podría suponer «un riesgo inasumible» para los operarios que intervinieran. El Ayuntamiento de Gijón consideró que esta propuesta era «aceptable siempre que dicho periodo no fuese largo y las labores de restauración se llevasen a cabo antes de la pérdida total del inmueble por su hundimiento».
Estilo ecléctico-modernista
El palacete se terminó de construir en 1889 y fue propiedad del Arzobispado de Oviedo hasta que Eugenio Díaz de Monasterio lo permutó por la antigua Casa de Ejercicios Espirituales. Es una vivienda de estilo ecléctico-modernista y sobre un edificio original construido en sillería se han añadido elementos posteriores de menor calidad. Cuenta con almenas, balaustradas, decoración en mortero y grandes aleros con canecillo rematando varias zonas a modo de torres, según explica la ficha del Catálogo Urbanístico de Gijón.
La protección del edificio incluye la volumetría, las fachadas y elementos destacados como su escalera y espacios interiores. No están incluidos en esa protección los añadidos más modernos. El jardín también está protegido."
"Uno de los casos más llamativos de Gijón es el del palacete de la finca Monasterio, situado entre el colegio de la Asunción y el Grupo Covadonga. El inmueble, declarado en ruina técnica y económica debido a su mal estado de conservación, ha sido objeto de varias multas por parte de disciplina urbanística. Su caso es diferente al del resto de edificios ya que se encuentra en una finca cerrada y, por ello, no supone un peligro para los viandantes. En caso de que las irregularidades se mantengan en el tiempo, las multas impuestas oscilarán entre 3.000 y 6.000 euros.
El palacete, así como la finca en el que se enmarca, es propiedad de Promociones Villa San Lorenzo desde 1989. Según reconoció en varias ocasiones, la rehabilitación del edificio no estaba entre sus prioridades «hasta que no mejores los tiempos» en materia urbanística ya que no había demanda para una construcción de esas características. El último expediente, según recoge Disciplina Urbanística, se remitió a la propiedad por el «deficiente estado» del jardín."
"El concejal de Ciudadanos del Ayuntamiento de Gijón Rubén Pérez Carcedo planteará en la comisión de Urbanismo de este viernes su preocupación por el estado en el que se encuentra la finca Monasterio, situada en la carretera de Villaviciosa, y muy especialmente por el palacete que se encuentra en su interior.
El palacete «constituye uno de los pocos ejemplos que quedan en pie de las decenas de palecetes burgueses que poblaban La Arena y El Bibio hasta el desarrollismo del siglo pasado». «A pesar de que el edificio está catalogado se encuentra en muy mal estado de conservación por lo que de no actuar podría acabar derrumbándose», señala Pérez Carcedo.
Por ello, sostiene que no se puede permitir que se repita lo sucedido con la Casa de Ejercicios Espirituales - otro palecete que estaba situado en sus proximidades - y acabe desapareciendo. «Debe evitarse y asegurar que, al menos, se pueden conservar las fachadas y otros elementos catalogados, hasta que la propiedad se decida a restaurar o vender el inmueble», explica, recordando que la normativa urbanística actual permite la división horizontal de este tipo de inmuebles, precisamente para facilitar que tengan una salida e interés dentro del mercado inmobiliario a la vez que se garantiza su conservación.
Por último, reclama que «se adopten las medidas oportunas para que la propiedad acometa cuanto antes la limpieza de la finca ante las quejas recibidas por vecinos de las comunidades de la urbanización colindante, ya que supone un importante foco de insalubridad y, además, está provocando que los gatos que componen la colonia felina existente en su interior salgan a estas comunidades»."
"La finca en la que se encuentra el palacete "Monasterio", en la Carretera de, se está adecentando tras el requerimiento que el realizó a la propiedad en ese sentido. Los trabajos, que incluyen la poda y tala de árboles, como puede apreciarse en la imagen, comenzaron en el día de ayer. El inmueble que hay en esa finca es uno de los pocos ejemplos que quedan en pie de las decenas de palacetes burgueses que había en La Arena y El Bibio hasta el desarrollismo del siglo XX."
"El señorial y aristocrático palacete de El Bibio es hoy la viva imagen de la decadencia y el abandono, pero en sus años de esplendor fue lugar de celebración de glamurosas fiestas y lugar de hospedaje de figuras del toreo y de la farándula en sus estancias en Gijón.
Se acabó de construir en 1889 y fue propiedad del Arzobispado de Oviedo hasta que don Eugenio Díaz de Monasterio Guren (1900-1982) lo permutó por el caserón que luego fue la antigua casa de ejercicios espirituales diocesana de Santa Eulalia.
Este singular empresario taurino era tío del conocido cardiólogo gijonés don Prudencio Monasterio y vivió en la hacienda de El Bibio hasta su muerte. Era uno de los máximos accionistas del coso gijonés y también fue propietario de la plaza de toros de León. Asimismo, fue fundador de la Fundación Monasterio, a través de la que canalizó todo su patrimonio.
Por sus gestiones directas, los diestros que acudían a torear a Gijón se alojaban siempre en la Finca Monasterio, mientras que las cuadrillas lo hacían en La Flor de Veranes.
El edificio tiene 900 metros cuadrados construidos, aunque la finca, provista de una gran masa arbórea, se extiende hasta los 6.000 metros cuadrados, y eso que según aparece representada en el plano de Gijón de 1928 realizado por Murrieta la parcela debía de tener un tamaño muy superior al actual.
Hoy, enquistada en esta zona tan urbanizada, solo está habitada por la naturaleza, los árboles descuidados y, seguramente, algunas alimañas de pequeño tamaño. Como ocurre con la antigua Casa de Ejercicios, adquirida en el 2008 por don Luis Masaveu para destinarla a usos hoteleros, el edificio está rodeado de edificaciones que han ido cercando la parcela. Quiere esto decir que permanece como un vestigio de finales del siglo XIX y principios del XX en medio de aprovechamientos residenciales muy modernos.
De todos modos, la maleza deja entrever parte de lo que debió de ser un bonito jardín. Aunque bastante sencillo en trazas, diferencia entre especies exóticas y autóctonas.
En el primer grupo se incluyen pinos piñoneros, originarios de regiones mediterráneas, laurel de Asia Menor, castaños de Indias, eucaliptos australianos, plátanos de sombra de gran tamaño, palmeras canarias y de Fortune, yucas arbóreas, magnolios americanos, cipreses de Leyland, aligustre asiático, cerezos, un cedro del Líbano y varias falsas acacias. En el segundo, encontramos arces, saúcos, tilos y fresnos."
"Vivienda unifamiliar de estilo ecléctico-modernista de considerable tamaño. Sobre un edificio original de composición simétrica construido con sillería se han añadido cuerpos posteriores de menor calidad constructiva y formal. Destaca la heterogeneidad de los elementos compositivos, con almenas, balaustradas, decoración en mortero y grandes aleros con canecillo rematando varias zonas de la fachada y los casetones a modo de torres
Se protege en este edificio la volumetría, fachadas y los elementos destacables conservados de su escalera y espacios representativos interiores (salón, comedor, despacho...). Los añadidos no se encuentran incluidos en la protección, pudiendo ser eliminados o modificados."
En días de fiesta no lectivos se celebraban juegos de escondite en grupo, como el cache-cache, y actividades en el salón de actos, con teatro
"ANTES DE LA FUNDACIÓNEn 1903 M.Mª Celestine del Buen Pastor, Superiora General, tuvo la idea de fundar en Asturias.Envió a M. Amanda de la Misericordia, superiora de San Sebastián y a M. Mª Angeles de Jesús a visitar el lugar. Pero la Fundación no pudo hacerse entonces.LA FUNDACIÓNEn mayo de 1907 M Elisabeth de Jesús, superiora de Sta. Isabel (Madrid), y M. Mª Angeles se dirigieron al bonito país asturiano enviadas por M.M. Celestine. Después de visitar muchos lugares, se detuvieron en Gijón donde encontraron una gran simpatía.Las ayudan familias que habían conocido a la Asunción en Madrid, en especial la familia Pidal. El Sr. Pidal las presenta al obispo.Comienza la búsqueda de casa. Después de muchas vicisitudes, pueden quedarse con la casa del Sr. José Ruiz “Quinta Ballesteros” Carretera de Villaviciosa. Su mujer, María Ballesteros, sería una gran amiga de la Comunidad.El 28 de junio llegan a visitar Gijón M.M.Celestine y M.M. Catherine. Se entrevistan con el obispo de Oviedo, que les da el permiso para tener la misa y la reserva en la capilla que ya existía.A principios de julio se comienza a reunir la primera Comunidad:M. Mercedes (Española) Sor Mª Esther (Francesa) Sor M. Aldegonde (Inglesa) Sor Mª Nieves (Española) Sor M. Mauricia (Francesa) Sor M. Thaddée (Polaca) Sor Thérèse Agnès (Francesa) Sor M. Candelaria (Española) Sor Emilia M. (Española) Sor Madeleine (Inglesa) Sor M. Calista (Inglesa?) Sor M. Macrina (Española) Sor M. Águeda (Españosa) Sor M. Eusebia (Fracesa) Sor M. Ambrosia (Francesa) Sor M. Camillus (Inglesa) Sor M. Prudencia (Española)La primera misa tuvo lugar el 26 de julio , fiesta de Sta. Ana, celebrada por el P. Recalde, rector del colegio de los Jesuitas, a las 8,30 de la mañana.A principios de agosto reciben la visita del Obispo de Oviedo, Francisco Baztán y Urniza, acompañado por el P. Barrena, amigo de la Asunción. El 2 de septiembre celebraría la misa con nosotras. El 7 de enero de 1908 concede el permiso de la apertura de la casa-colegio.El día 8 de septiembre se inscribe la primera alumna: Mª Jesús Alvaré.D. José Camín es el primer capellán.Primer día de colegio: el 1 de octubre con cuatro alumnas: Julia Olañeta (14 años), Pilar Alvargonzalez (12 años), Mª Jesús Alvaré (11 años) y Emilia Fernández (10 años).El 5 de noviembre se comienza también una escuela gratuita. Comienzan ocho niñas.El 11 de noviembre llegan otras dos internas: Carmen y Filomena Acebal.En Navidad las niñas tienen tres días de vacaciones (vuelven para el día de los Inocentes).El 1 de enero de 1908 tienen ya 7 alumnas.Las vacaciones de verano comienzan el 15 de julio.El 4 de agosto María Ballesteros les cede un pequeño pabellón para las 29 niñas que están acudiendo a la escuela gratuita.El nuevo curso comienza el 5 de octubre. 16 alumnas. Hermanas Buznego. Hermanas Olañeta. Luz Tinturé, de Sama. Pilar Grinda. Solita PosadaLas alumnas son internas o mediopensionistas.El horario de las medio-pensionistas: de 8,30 a 17,30.17 de julio. Preparación de la visita de la Infanta Isabel, hermana de Alfonso XII.En 1934 comienza a haber, como excepción, alguna alumna externa.El internado se cerró en el curso 1968-69.La primera promoción de alumnos comenzó Primaria en 1986."
"Dos realidades vitales y pastorales distintas pero unidas en un mismo sentir, el vivir y celebrar la fe y el seguimiento de Jesucristo. La Asunción, una comunidad parroquial veterana, y San Juan XXIII, una realidad más nueva y con nuevos retos. En esta Unidad Pastoral las dos realidades se complementan, se animan. Y se fortalecen en este caminar en la fe. (...)
(...) somos también vecinos de estos dos barrios, el Bibio y Viesques, y por lo tanto vivimos en vecindad con otros que quizás aún no habéis sentido la necesidad de pasar por la Parroquia, o simplemente no os interesa. Pero debéis saber que la Parroquia esta siempre abierta a recibiros y a ayudaros en aquello que es nuestro cometido."
"Un pináculo, palabra proveniente del Latín pinaculus, es un elemento arquitectónico constructivo y decorativo que se utilizaba en la arquitectura gótica. Posee forma de pilar rematado en su parte superior con una figura piramidal o cónica. Solían realizarse en piedra, aunque también los hay de plomo.
Su uso da sensación de mayor altura al edificio y estiliza su imagen, pero también tiene una función estructural, la de estabilizar las fuerzas oblicuas de los arbotantes, utilizando su peso para centrar la fuerza vertical en los contrafuertes y contrarrestar los empujes laterales que podían ocasionar la combadura de las fábricas resistentes.
La necesidad de pináculos se debe a la altura de las fábricas góticas y al elevado número de aperturas que se hacían, mucho mayores que en los edificios románicos. Al ser por ello el muro gótico menos resistente se debía de contrarrestar el peso de la cubierta con los arbotantes, que transmiten los esfuerzos a los contrafuertes. Sin los pináculos, las fuerzas horizontales excesivas descentrarían las cargas (el núcleo central no coincidiría con el centro geométrico de la sección del muro), con lo cual el sistema se desestabilizaría y el edificio podría derrumbarse en el peor de los casos, o combar sus muros en el mejor, mediante el fenómeno del pandeo. Por esta razón los pináculos clavan los arbotantes cuando se encuentran perpendiculares a los muros."
Dejando el cruce de la Carretera Villaviciosa con la calle Isabel la Católica seguimos caminando por El Bibio en sus tramos finales, empezando ya a ver al fondo los primeros edificios del antiguo Ensanche del Arenal por La Florida y L'Arena
A nuestra derecha estaba la actualmente desaparecida Casa de Ejercicios Espirituales de Santa Eulalia, la que fue permutada en su momento por la Quinta Monasterio, que veíamos antes. En ella vivió hasta su fallecimiento Eugenio Díaz de Monasterio, máximo accionista de la Plaza de Toros de El Bibio, que vemos al fondo y de la que hablaremos ahora, propietario de la de León y fundador de la Fundación Monasterio. La antigua casa, donde durmió el cardenal Angelo Giuseppe Roncalli, que llegaría a ser el papa Juan XXIII (de ahí la advocación de la parroquia de Viesques), fue adquirida por el empresario Luis Masaveu, dando así le noticia Chelo Tuya para El Comercio del 12-10-2008, en la que repasa su historia y los proyectos que había para ella por entonces
"La Casa de Ejercicios Espirituales Santa Eulalia, de El Bibio ya tiene nuevo propietario. Tras ocho años en desuso, después de que en 2000 el Arzobispado vendiera el inmueble a las constructoras Ceyd y Teinsa, el edificio en el que un día durmió el papa Juan XXIII es propiedad ahora de Luis Masaveu.
Según ha podido saber EL COMERCIO, el varón más joven de la saga familiar que dirige el Grupo Masaveu, se ha convertido en dueño a título personal, ya que no se trata de una inversión del entente que lleva su apellido. El grupo como tal tiene en marcha en Gijón la construcción del hotel de cinco estrellas que el arquitecto Alejandro Zaera está diseñando para las inmediaciones de la playa de Poniente. Este proyecto no tendrá calendario de ejecución hasta 2010, cuando comience a desarrollarse el plan especial de soterramiento de las vías.
Sobre los destinos que tendrá el edificio de El Bibio, de una superficie cercana a los mil metros cuadrados y distribuido en dos alturas más altillo, no hay nada en firme. Tanto el flamante propietario como el Ayuntamiento de Gijón guardan silencio sobre el posible proyecto de reforma del inmueble y el tipo de negocio que se desarrollará en él una vez que concluyan las obras.
Tal es el mutismo, que lo único que ha transcendido es que el inmueble tiene un uso terciario, lo que significa que no podría dedicarse a la construcción de viviendas, sino que sólo puede ser el marco de una actividad como la hotelería, la hostelería o los servicios.
Experto en hotelería
Con esas premisas, entre las posibilidades que podrían barajarse para la casa en la que se gestó el movimiento cristiano de base de Gijón están desde un hotel de lujo, de pequeño tamaño y con diseño rompedor, hasta un restaurante de máxima categoría, también de diseño moderno e innovador. Incluso una galería de arte. O un proyecto que los englobe a todos.
El abanico de posibilidades que se abre para la antigua casa de ejercicios se explica tanto en la gran vinculación de la familia Masaveu con el arte (poseen una de las colecciones más importantes del país), como en las actividades del propio Luis Masaveu, responsable dentro del Grupo de la división editorial y de la de nuevos proyectos.
De hecho, él ha sido la cara visible de las iniciativas hoteleras más sonadas de la familia, el ya citado proyecto de Zaera para Poniente, otro en Budapest y el Hospes Madrid, inaugurado el año pasado en un edificio propiedad del Grupo Masaveu y gestionado por Hospes, empresa hotelera que paga un alquiler por el inmueble.
Precisamente, este proyecto madrileño es el que más pistas da sobre lo que podría llegar a ser la Casa de Ejercicios Santa Eulalia, puesto que lleva el sello personal de Luis Masaveu. Él mismo defendió, en el momento de la inauguración, que «es un hotel para un cliente que no va a uno típico de cinco estrellas con múltiples habitaciones». Y es que, el Hospes Madrid, ubicado en un edificio de 1883 en la céntrica plaza de la Independencia, frente a la Puerta de Alcalá, cuenta con poco más de cuarenta habitaciones con un diseño interior individualizado y diferente, porque lo que prima «es el trato preferente y la privacidad».
Fin al abandono
Con la compra del edificio por Luis Masaveu concluye la etapa más negra de la Casa de Ejercicios Espirituales de El Bibio, ya que desde 2000 se encontraba abandonada, llegando, incluso, a ser utilizada por indigentes, con el consiguiente enfado de los vecinos que denunciaban inseguridad y suciedad.
Las empresas Ceyd y Teinsa, tras formar una comunidad de bienes, se alzaron con el edificio vendido bajo subasta notarial por el Arzobispado de Oviedo en 2000. Fueron 905 millones de pesetas invertidos con la intención de construir viviendas, aunque la catalogación del edificio para usos terciarios hizo perder a los propietarios esa posibilidad. Las obras del metrotrén les arrebataron, después, los talleres traseros de la finca y parte del jardín."
"Otro de los proyectos a los que ayer se dio trámite en la Comisión de Urbanismo, aunque sin pronunciamiento por parte de los grupos municipales, fue el inicio del trámite del estudio de detalle para la parcela de la antigua Casa de Ejercicios Espirituales de El Bibio. Una parcela adquirida por el empresario Luis Masaveu, que tal y como adelantó EL COMERCIO, albergará un hotel que, según avanzó ayer Pedro Sanjurjo, tendrá 36 habitaciones. El arranque del proyecto hotelero recibirá el martes el visto bueno de la junta de gobierno municipal.
El estudio de detalle firmado por los arquitectos Alejandro Miranda y José Luis Rodríguez afecta a una superficie edificatoria de 1.424 metros cuadrados. El futuro equipamiento hotelero de lujo, en las inmediaciones de la plaza de toros, conservará íntegra su fachada principal -catalogada con la calificación de protección ambiental-, e incluirá una planta de sótano para garaje. El edificio actual será ampliado mediante el recrecido de la zona trasera, aunque se mantendrá la configuración de bajo y tres alturas. En el vigente PGOU la parcela de El Bibio figura como equipamiento privado, algo que según Sanjurjo «está muy relacionado con el uso que finalmente se le va a dar».
El concejal de Urbanismo se felicitó ayer por la puesta en marcha de esta iniciativa empresarial, ya que en su opinión «dará vida y garantiza la preservación de un edificio que llevaba muchos años en una situación de abandono, dándole además un uso de interés para la ciudad». Sanjurjo también destacó la importancia de la inversión de la familia Masaveu en el antiguo caserón de El Bibio «por lo que supone de apuesta por el sector hotelero y turístico de la ciudad». «Será casi un hotel casi familiar», adelantó el concejal por el pequeño tamaño del equipamiento, quien tampoco perdió la ocasión de poner de relieve el interés urbanístico del proyecto por su cercanía con el centenario coso gijonés.
Además, expresó su confianza de que la salida que se le ha encontrado a la antigua Casa de Ejercicios Espirituales Santa Eulalia sirva de ejemplo para desbloquear la situación de otro islote urbanístico que queda pendiente de desarrollo en la misma zona: la conocida como Quinta Monasterio.
El hotel de El Bibio llevará el sello personal de Luis Masaveu, el varón más joven de la saga familiar que dirige el Grupo Masaveu. Este emprendedor se ha convertido en dueño a título personal, ya que no se trata de una inversión del entente que lleva su apellido. La sociedad que ha creado para promover el proyecto se denomina Masbibio Invest, S. L."
"Nació como chalé particular en la primera década del siglo XX; se convirtió en casa de ejercicios espirituales bajo la propiedad del Arzobispado, que adquirió la finca y la casa en 1952 y la vendió en 2000 a dos constructoras; fue lugar de pernocta, en 1954, del cardenal Roncalli -después Papa Juan XXIII- y vivió su plenitud en los años finales del franquismo como lugar de encuentro de grupos progresistas de la Iglesia asturiana, que se alternaban en la ocupación de sus salas con cualquier colectivo de izquierdas con inquietudes democráticas. De tal forma que en las mismas habitaciones donde unos días se practicaba el cristianismo contemplativo, otros días se planificaban huelgas, se articulaban comités sindicales, se refugiaban los "rojos", nacían movimientos feministas o se debatían las acciones de la Iglesia progresista.
Toda la intensa historia vivida intramuros de la antigua casa diocesana o casa de ejercicios de El Bibio ha empezado a convertirse en cascotes. Los generados por una empresa gijonesa especializada en demoliciones que lleva dos días convirtiendo en escombros el chalé que el arquitecto Luis Bellido diseñó, allá por 1903, para el empresario Florencio Rodríguez en su finca de El Bibio, aunque del proyecto presentado poco o muy poco pudiera reconocerse debido a las sucesivas transformaciones del inmueble.
La demolición causó ayer cierta sorpresa en círculos municipales ajenos al equipo de Gobierno y también vecinales, por el hecho de que el inmueble está incluido en el Catálogo Urbanístico de Gijón como elemento de protección ambiental. En dicho catálogo se recoge que lo que hasta ahora quedaba en pie eran "restos de una vivienda unifamiliar de estilo ecléctico, contruida hacia 1910, que posteriormente fue transformada en equipamiento de carácter privado (...)". Los redactores del Catálogo reconocían que "el edificio ahora existente carece de interés en su conjunto", si bien se consideró necesario proteger los elementos que se conservaban del edificio original, "como uno de los últimos ejemplos de las grandes viviendas unifamiliares burguesas de comienzos del siglo XX que constituyeron este barrio en origen".
La antigua casa de ejercicios de El Bibio, que ahora se está demoliendo, es en la actualidad propiedad de la empresa Masbibio Invest S. L., vinculada a la familia Masaveu. Luis Masaveu compró en el 2008 el inmueble y en su intención estaba la de dar un uso hotelero a las instalaciones, con un proyecto singular para un pequeño hotel de poco menos de cuarenta habitaciones.
Pero el proyecto encalló, por el contexto económico y las dificultades esenciales que tenía la finca para el desarrollo del negocio empresarial, y desde entonces la casa vivía sus peores años, con ocupaciones irregulares de indigentes, con algún incendio que afectó al interior y problemas serios de conservación que suponían, como ayer indicaron algunos expertos, un "riesgo de colapso si no era este invierno, el próximo".
Ni los portavoces políticos ni los vecinales de la zona eran desconocedores de ese deterioro progresivo de la casa, que nunca volvió a abrir sus puertas desde que en el año 2000 el Arzobispado vendiera la parcela de más de 5.000 metros cuadrados -en la que estaba enclavada la casa- a dos constructoras, por casi 900 millones de las antiguas pesetas, con las que se garantizaba la inversión en otros proyectos parroquiales gijoneses. Gracias a un proyecto de segregación y a la demolición de algunas de las partes adosadas al chalé original de El Bibio, en la parcela se pudo construir un nuevo edificio y se reservó una edificabilidad muy limitada para el caserón."
A nuestra derecha y poco más adelante ya vemos al fondo el coso taurino, la Plaza de Toros de El Bibio, sin duda el edificio más representativo del barrio, tanto es así que para gran parte de los gijoneses decir El Bibio era referirse a la plaza y a su entorno más inmediato
"Para los obreros fue un 'shock'. A mediados de noviembre de 1948, mientras se llevaban a cabo obras en la calle Ezcurdia (en unos terrenos pertenecientes antaño a Vereterra y Cangas, y entonces ya propiedad de la Compañía de Tranvías), aparecieron restos humanos. No era la primera vez. Durante el verano de aquel año, otro boquete había dejado al descubierto varios huesecillos, pero el hallazgo, en aquella ocasión, no fue notificado públicamente. Supuestamente por haberse creído «que se trataba de animales allí enterrados, como los caballos de los toros, que solían enterrárseles por los alrededores de la plaza». Parece raro que se confundan huesos humanos con otros de équido, pero eso se dijo. Ahora, la 'humanidad' era indudable: habían aparecido cráneos y, además, bien ordenados, «compuestos en forma de tumba» y hasta con lápidas.
La antigüedad parecía evidente. Los restos se hacían polvo «a una simple presión que se haga con la mano». Y estaban cubiertos por losas muy toscas. Lógicamente, el suceso dio que hablar, cuanto más con una guerra reciente, y desde EL COMERCIO hubo que tranquilizar al personal: Gijón contaba con una historia tan rica que estos hallazgos no debían verse como algo excepcional. El 21 de noviembre, Fabricio enmendó la plana a los especuladores: había que esperar. «No imitaremos, en la presente ocasión, a los periodistas de marras y esperaremos el dictamen de los técnicos arqueólogos que visitarán las tumbas del Bibio», decía nuestro colaborador.
En los días sucesivos, siguieron descubriéndose sepulcros. Prevaleció en un primer momento la hipótesis de que perteneciesen a época romana, al estar asociadas con «cierta cantidad de ladrillos redondos parecidos a los que rodean las columnas de las termas romanas, sitas en el Campo Valdés». No era así, pero lo supimos muchas décadas más tarde. A criterio de Carmen Fernández Ochoa, responsable de las excavaciones en Cimavilla a finales del siglo XX, aquellos restos descubiertos en 1948 pertenecían, más bien, a una necrópolis altomedieval. He ahí el misterio resuelto: ni caballos, ni romanos, ni crímenes de lesa humanidad."
"El Padrón de Vecinos de 1910 menciona una calle de nombre Munelo y situada en El Bibio. Desconocemos su exacto emplazamiento, así como el significado de Munelo, y lo cierto es que sólo hay constancia de que en ese año vivían en tal calle unos pocos gijoneses."
"Su especialidad era la confección de camisas de caballero, siendo las más famosas las que tenían tres largos de manga, algo insólito en España.
Gracias a la calidad de sus camisas la empresa tuvo un importante mercado en los años setenta y en los ochenta llegó a ser la mayor empresa textil de Asturias, con 700 empleados (la mayoría mujeres) y más de un millón de camisas fabricadas al año.
Sin embargo, en estos años comenzó a verse deteriorada por la crisis que afectó al sector textil europeo. Enrique López planteó acogerse a Planes de Reconversión Textil, pero no dieron frutos. Así, la Consejería de Industria consiguió la firma de un acuerdo entre patronal y comité de empresa al tiempo que se gestionaban nuevos créditos con la Caja de Ahorros de Asturias y el Banco de Crédito Industrial. En esta ocasión, la Administración impuso un cambio en la dirección de la empresa, nombrando la Consejería de Industria a un nuevo gerente, lo que a su vez desembocó en cambios en el accionariado y la desvinculación total de Enrique López a comienzos de 1987. Desde entonces hasta 1990, fecha del cierre definitivo de Confección Gijón, la responsabilidad de la marcha de la empresa recayó sobre el gobierno regional ejercida a través de la Sociedad de Reconversión Regional.
A pesar del cierre de la empresa, un grupo de trabajadoras inició un encierro en la factoría reclamando un nuevo proyecto empresarial y la garantía de obtención de compensaciones económicas. Este encierro, ante la prolongación del mismo, se transformó en una ocupación rotatoria de las instalaciones acompañada de la implicación de sectores feministas, recogida de firmas, charlas explicativas de su situación y varias manifestaciones de apoyo manteniendo la vigencia del problema en la conciencia de la ciudad y de la sociedad asturiana durante otros cuatro años. Finalmente, la renuncia a la lucha por una parte del comité de empresa llevó a dar por concluido el encierro en mayo de 1994."
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