La Sancta Ovetensis desde Colloto/Cualloto |
A una hora de camino aproximadamente de la Sancta Ovetensis o catedral ovetense de San Salvador o del Salvador (ambas formas son correctas y la primera incluso la más plenamente histórica, pese a cierto debate al respecto) el Camino de Santiago recorre la localidad de Colloto o Cualloto, una aldea que se transformó en barrio urbano, primero con la industrialización a lo largo de la Carretera de Santander (N-634) y el ferrocarril y, luego y sobre todo, con la necesidad de vivienda asequible fuera del abigarrado núcleo urbano ovetense
Foto: Sidrería Llagar Herminio |
"La elaboración de bebidas ha sido siempre una constante en Colloto: la sidra Cima del indiano José, la cerveza del Águila Negra y hasta la Coca-Cola. La localidad, que llegó a tener veinte lagares, conserva hoy su tradición sidrera. La hostelería también es una empresa de tradición en Colloto. Oviedo entero se montaba en el tranvía eléctrico para acudir a los merenderos y al baile de Colloto. Las cosas no han cambiado demasiado. Los ovetenses utilizan ahora el coche para tomar los restaurantes y sidrerías de la localidad los fines de semana".
Colloto/Cualloto es una población dividida entre dos concejos, tiene una parte sierense, a la que le dedicamos la correspondiente entrada de blog, viniendo del Puente Romano sobre el Nora tras dejar la antigua fábrica de Coca-Cola y pasar luego cerca de la de Cerveza El Águila Negra, y una parte ovetense; el paso a esta se hace aquí, en la calle Luis Suárez Ximielga, la cual pasa encima del Río Santa Marta, que pasa subterráneo, afluente del Nora. Es a partir de aquí también donde más ha crecido la población, con grandes urbanizaciones y bloques de pisos. En El Camino de Santiago por Asturias. Topoguía 2. Ruta de la Costa, de varios autores coordinados por la catedrática Mª Josefa Sanz Fuentes podemos leer:
"Flanqueada la línea imaginaria que divide los concejos de Siero y Oviedo, el Camino avanza por una suave pendiente hacia Colloto, donde la población fue distribuyéndose a ambos lados de nuestra vía, hoy calle principal".
"Para ir a Casa Escolina desde Oviedo, yo me tomaba buena parte del día: iba andando, con mi bastón andorrano y los dos perros, el pointer «Black» y «Revólver», setter laverack: Escolina no les impedía la entrada en su establecimiento y les permitía que comieran debajo de la mesa. Antes de llegar a Granda convenía hacer parada en Colloto para tomar un blanco en Casa Ximielga, ese templo de las buenas tortillas de setas y del ingenio. Ximielga era un tipo genial, y uno de los micólogos más expertos de los alrededores de Oviedo. Conocía el monte como la palma de su mano, pero se conoce que no todos los que andaban por el monte le conocían a él, porque en cierta ocasión la Guardia Civil le dio el alto confundiéndole con un emboscado. Ximielga tuvo que enseñarles el zurrón, que por suerte para él estaba lleno de setas, cuando los de la Benemérita esperaban encontrarlo lleno de balas. En las paredes del Ximielga había fotografías y grabados anotados con mucha chispa, algunos de los cuales todavía se conservan, aunque Ximielga murió hace ya tiempo, lo mismo que su hijo, que fue amigo mío".
"En el nuevo casco urbano de Colloto, efecto colateral de la elección del extremo nordeste del concejo como la gran zona expansiva de la capital del Principado, el cambio de siglo llegó con el recrecimiento ya iniciado y cerca de 3.000 habitantes en la suma de la porción de Oviedo con la de Siero. A mediados de 2012, con más de 4.000, el primer vistazo ya sirve para comprobar hasta qué punto el urbanismo explosivo de la década inicial del milenio ha reedificado este pueblo que tiene dentro la frontera invisible entre Oviedo y Siero y que de un tiempo a esta parte, a toda prisa, se ha vuelto urbano. Pero Colloto antes era un pueblo, y eso todavía se nota. Hoy tiene una panera decorando el verde ondulado del parque Rafael Cuartas y, eso sí, dirán los vecinos, una pelea abierta por mantener vivo el viejo espíritu agrario bajo la gruesa cáscara del arrabal metropolitano. «Es raro que salga y no tenga que decir buenos días o buenas tardes a veinte o treinta», resume Enrique Rodríguez, secretario de la Sociedad Collotense de Festejos y defensor de la permanencia de la sustancia rural debajo del aspecto de ciudad moderna. En algún sentido queda «el tinte de pueblo», dice, y menos mal, porque los planes y los planos han querido edificar aquí, a toda costa, un apéndice de la gran ciudad. Puede que siga el espíritu, pero falta la apariencia. Con la forma informa Colloto de que aquí hubo un lugar de paso, edificado junto a la carretera nacional 634, vieja salida de Oviedo hacia Santander, estirado en paralelo a ella y a lo largo de la calle del Camino Real, porción collotense de la ruta hacia Santiago. Por esa carretera que enhebra el caserío de la localidad hay dos kilómetros escasos en línea recta entre el final de Colloto y el principio de Oviedo en la Tenderina. Andando, eso sí, hace sólo unos días que llegar es más difícil por el cierre al paso peatonal de la nueva glorieta de Cerdeño. Pero la gran ciudad está ahí mismo y por esa proximidad y esta tranquilidad rural a salvo del bullicio urbano, por la oferta de dos colegios, la rebaja del precio del suelo urbanizado y hasta la vecindad de algún gran centro comercial hizo fortuna la identidad entre Colloto y la función residencial, resultado de aquella bonanza previa a esta crisis económica. Los ingredientes del proceso se mezclaron en torno al cambio de siglo, pero el fenómeno, de algún modo, puede que se viera venir desde hacía tiempo. Por la geografía y la orografía, por la historia de este lugar de paso a un paso de Oviedo, llano y accesible. El escritor cangués Juan Antonio Cabezas había visto sólo el Colloto de los años cincuenta cuando dejó descrito «un pueblecito de buen caserío, que huele a cerveza de su fábrica El Águila Negra» y que además «puede considerarse ya un arrabal de Oviedo».
La farola isabelina-fernandina confirma la ruta a seguir con la flecha amarilla pintada en su base y el cartel del Camino de Santiago en su poste. Como zona plenamente urbana hay aceras a ambos lados y subimos suavemente por la colina que dio nombre a la población, collum altum, 'cuello alto' literalmente, pero que podríamos traducir como 'colina alta'
"Antes de que la calle Luis Suárez Ximielga empiece a llamarse Camino Real, de pronto las farolas cúbicas de dos brazos dejan paso a las hexagonales de tres. Es el único indicio físico de que Colloto reparte su espacio entre las periferias de dos concejos limítrofes. La primera lámpara es de Siero, la segunda tiene el diseño de las de Oviedo y entre ambas, sólo un paso de cebra (...). La frontera recorre en realidad un arroyo que cruza invisible por esta zona del pueblo y da razones para pensar que el déficit de infraestructuras y servicios también puede ser en algunos casos un daño colateral de esta vida entre dos aguas. Manuel Rodríguez acompaña con una carcajada la sentencia de que «aquí estamos como Alemania antes del muro, pero sin muro». Es una broma. No se llevan mal, ni mucho menos, ni se corresponde con los límites entre la zona ovetense y la de Siero la separación tradicional de la rivalidad del pueblo, que siempre se planteó entre Colloto de Arriba y Colloto de Abajo, entre la zona alta y el barrio de Concejiles, en tiempos separados por una sucesión de praderías y hoy fusionados por la voracidad del urbanismo periurbano. Unidos ambos, borradas las fronteras físicas pero pertinaces las administrativas, la alcaldesa pedánea de la porción sierense sí se siente a veces «en tierra de nadie. Tal cual. Hay ocasiones en las que vas a pedir a Oviedo y eres de Siero, y otras en las que ocurre al revés», afirma Aurora Cienfuegos. Viene a decir que no parece demasiado operativo un pueblo partido por la mitad en dos partes desiguales por tamaño, fisonomía y configuración. Que no hay distancia entre un Colloto y otro, pero sí a veces entre los dos ayuntamientos. Y como además a Siero le corresponde en el reparto más polígono y menos caserío residencial urbano, aquel concejo «tiene menos concepto de esto como pueblo», abunda Luis Miguel Suárez. «Lo considera más como un apéndice industrial». Colloto sería pues, desde ese otro punto de vista, mirando desde el acceso sierense, la Coca-Cola y el área empresarial del Águila del Nora, el comienzo de la «ruta del mueble» o la herencia de aquella fábrica de cerveza que en su tiempo compartía espacio en el pueblo con Cima, una de las plantas «pioneras» en la elaboración de la sidra champanada.Siempre tuvo, pues, su industria de bebida este pueblo dos veces periférico, repartido entre dos extremos limítrofes de dos grandes concejos, sorprendido hoy en plena búsqueda de una identidad propia, peleando por evitar que la altere el urbanismo, como hizo ya casi por completo, físicamente, con aquella vieja apariencia agraria que no volverá del todo. Hoy, señalan aquí, el atractivo del modelo residencial de ciudad jardín que recreció Colloto ha rellenado con bloques de viviendas incluso la parte del pueblo que mira al cementerio. Aquí el espacio ha desarrollado un magnetismo para públicos diversos (...) pueblo doble, rural y urbano, romano y contemporáneo, de Siero y ovetense.Cuando busca motivos para creer, Colloto desemboca en el análisis de sus propias potencialidades. No sólo chigres. No sólo cemento residencial, tranquilidad a refugio del bullicio y parques y jardines. También la naturaleza. «Tenemos un río que puede tener un aprovechamiento», defiende el presidente de la sociedad de festejos de San Antonio, uno que tuvo hasta playa, uno «al que la gente se venía a bañar antiguamente». El discurso acaba regresando al punto de partida, al vistazo alrededor, al verde que rodea las urbanizaciones y a la certeza de que sí, vale, no queda más alternativa que aceptar la nueva vida, pero «conservar lo rural también es vital. Nos quedan todavía muchos vestigios y nos interesa mucho mantenerlos». La fórmula para diferenciar este paisaje periurbano de los demás era encontrar el justo medio a la mezcla de «lo rural con lo urbano».
"A través de Colloto por la calle Luis Suárez Ximielga, dejando a la espalda los dos ojos del «puente romano» sobre el río Nora, Luis Miguel Suárez describe lo que ve un peregrino del siglo XXI en la vigésima etapa del Camino del Norte a Santiago, viniendo desde Granda y a punto de traspasar dentro del casco urbano collotense, sin darse cuenta, la frontera entre el concejo de Siero y el de Oviedo. Le recibe a la derecha la maleza enraizada entre las piedras del edificio en ruinas que fue la antigua fábrica de cervezas El Águila Negra. A su alrededor, un polígono industrial. Calle arriba, «una vivienda unifamiliar con cien años. A su lado edificaciones de pisos en altura de 1970; cerca, otras de planta baja» y fábrica anterior. Pronto, una larga hilera de adosados con la fachada amarilla y el tejado azul y un grupo de casas bajas con corredor. Una casa de indianos, una casona hecha lagar, un gran parque con panera, hectáreas de zonas verdes y, por casi todas partes, cada vez más denso a medida que se avanza, un bosque de bloques de ladrillo con frontales de colores diversos haciendo corro a jardines interiores. La mezcla se distribuye más o menos ordenada a los dos lados de la calle principal de siempre, paralela a la N-634, que hace unos metros era Suárez Ximielga y ahora es Camino Real, desfigurada y reedificada al gusto de los barrios residenciales producto genuino de aquel esplendor del ladrillo. El puente informa de que esto estaba vivo hace muchísimo tiempo; los inmuebles de cinco alturas y ladrillo marrón, los carricoches y las colas en los parques infantiles confirman que sigue con vida. Luis Miguel Suárez, presidente de la Sociedad de Festejos de San Antonio de Padua, dirá que ha resistido a la manera muy particular del urbanismo desaforado del arranque de este siglo. Que «el urbanismo fue brutal» y que «se hizo sin criterio», que «se intentó convertir un pueblo en un barrio» y que «eso no tenía ni pies ni cabeza».
"Colloto es ese barrio que nació como pueblo pero que en apenas unas décadas se convirtió en una zona asfaltada, edificada y repleta de negocios para los más de 3.000 vecinos que componen actualmente la zona del barrio que pertenece a Oviedo. Y es que tiene la peculiaridad de pertenecer a dos concejos: Oviedo y Siero. El Colloto ovetense se encuentra tras una pequeña desviación a la altura del polígono del Espíritu Santo, por el Camino Real hasta el número 50 de esta misma calle -coincide con una sucursal de la Caja Rural de Asturias-. Además, su otro límite se encuentra en la calle Luis Suárez Ximielga, donde comienza el municipio sierense.
Para quienes forman ese Colloto que aún es capital, en palabras de Nuria Cuartas, vecina desde casi toda su vida, «vivimos siendo una piña, somos muy 'collotones'». No han perdido ese espíritu del pueblo que fue, en su día, cuando, tal y como recuerdan sus propios vecinos, no era más que charcos, cuadras y casas de aldea. En los años 80, principios de los 90, del siglo pasado, comenzó la urbanización de la zona, con la construcción e instalación de aceras, bancos, parques, farolas e iluminación, y una larga lista de etcéteras.
Así, en los primeros edificios levantados, comenzaron a comprar los propios vecinos del pueblo que ya vivían por aquel entonces en sus casas. Fue creciendo poco a poco, siempre hacia adelante, hasta convertirse cada vez en más barrio. Aunque sí es cierto que en parte, muchos lo utilizan de pequeña «ciudad dormitorio», su ambiente y cercanía no distan mucho de la de ese ADN rural que aún atesora.
En la actualidad, cuenta con multitud de instalaciones municipales, como el polideportivo, dos canchas, el parque de Rafael Cuartas -con aparatos gereontológicos-, piscinas y centro social. También se inauguró hace relativamente poco el parque de El Rilu, así como la iglesia nueva. Pero si por algo es conocido es por su ambiente llagarero".
A la izquierda, en la esquina, el templo parroquial y, a su derecha, la Confitería Rodrigo. Luego están la Cafetería La Fontica y la Sidrería Les Forgaxies, donde ya podremos tomar unos culinos de sidra...
Calle Luis Suárez Ximielga arriba, más allá de la sidrería, hay un 'paseo comercial' a la izquierda de este parque, con varios comercios, carpintería y, en la esquina, una entidad bancaria
"Hay quien pediría más aparcamientos, aunque fuese a costa de menos zonas verdes, mientras que Lourdes Mencía, vocal de la Asociación de Vecinos «Santolaya», coincide en que al diseñar el crecimiento «no se pensó en dejar también sitios donde aparcar». Y esa cierta falta de planificación se nota a veces al buscar cabezas capaces de elevarse por encima de los edificios para tratar de adivinar un futuro para este pueblo reedificado en tránsito desde lo rural hacia el ensanche urbano. En ese debate, aquel asunto de los servicios pendientes, y en particular el del aparcamiento, entronca directamente con una de las alternativas posibles. El alcalde de barrio ha contado los bares y sidrerías que tiene Colloto en los dos kilómetros de carretera por los que se alarga su caserío reurbanizado. Suman 47. Los históricos y los nuevos, los otros y los cinco lagares y sidrerías que integran una asociación de nuevo cuño para orientar una ruta sidrera por el Camino Real y relanzar la imagen que en otro tiempo ya tuvo esta vega arrabalera como destino de ocio en la periferia urbana. Ellos son la prueba de que sigue aquí aquel pueblo que ya en los lejanos cincuenta del siglo pasado, de vuelta al relato de Juan Antonio Cabezas, olía, además de a cerveza, «a sidra de sus lagares famosos y sus sidrerías clásicas, adonde los domingos y algún día por semana suelen ir los aficionados ovetenses a merendar y a pescar merluzas en seco». Traída a hoy, actualizada a este presente sofisticado como el Colloto del siglo XXI, esa descripción alienta un propósito de «revitalizar» este pueblo para hacer de él, en serio, «el gran área expansiva de ocio de Oviedo».
"Colloto tiene hechuras de villa nueva. Y dilatada historia. Y también una indefinición territorial llamativa, pues está localizada a caballo entre los concejos de Oviedo y Siero, y sobre una carretera, lo que la convierte en buen ejemplo del proceso de conformación del mundo metropolitano asturiano, cuyas pautas de construcción funcional pasan por encima de los inciertos límites de los concejos del centro de Asturias.
La historia de Colloto tiene raíces medievales, como muestran sus elementos patrimoniales. En los tiempos modernos es su situación, a la vera del antiguo Camín Real, la que la singulariza. Después la carretera, que desde el centro de Asturias llevaba a Santander. Hoy Colloto se entrevera dentro de un eje de saturación de flujos, en el que la antigua N-634 ha perdido su papel primacial para convertirse en hilo de un grueso cable de comunicaciones. Fino hilo que Colloto aspira a que adopte, de una vez, la forma adaptada a la función que ahora cumple, la de una avenida central más de la joven ciudad reinventada, que también tiene que imaginar cómo deben ser remocicadas sus vías tradicionales. Ésta, como actual seudoavenida, se comporta como un eficaz distribuidor de tráficos metropolitanos, de corto radio, que en él se enhebran a través de carreteras, caminos y caleyas, todos los cuales vierten hacia ese colector, que como tal debería tratarse, mejorando sus arcenes para uso ciclista, organizando y señalizando mejor los cruces, iluminando el complejo cañamazo vial, dando un tratamiento paisajístico a sus veras.
Ha sido sobre ejes como éste sobre los que se ha apoyado la expansión urbana del centro de Asturias, que al recrecer viejos núcleos, al colmatar los espacios intersticiales con usos diversos ha ido generando la nueva forma urbana, la forma metropolitana. Eje que, junto al que une las dos principales ciudades, guía la ampliación del casco de Oviedo, constreñido entre el Naranco y los cordales que anticipan la cuenca carbonífera. La traza del eje carretero y de la línea de los ferrocarriles económicos determinaron el crecimiento lineal, que fue aprovechado para la instalación de numerosas industrias y empresas de distribución, durante las fases expansivas del ciclo industrial, en particular durante el paso del XIX al XX y en las décadas de los años sesenta y setenta del siglo XX. De ahí surge la imagen tradicional de Colloto como elemento de un corredor poblado por unos miles de habitantes, al que se van asomando empresas y núcleos de población entre Oviedo y Pola de Siero. Colloto sorprende, pues tras la fachada abierta a la carretera general ha desarrollado una nueva ciudad volcada hacia su interior y no expuesta a todas las miradas carreteras. Esa transformación la ha experimentado en las últimas décadas, reocupándose el suelo de corredor industrial con urbanizaciones residenciales vinculadas a Oviedo. Mientras tanto, en el territorio de Siero, las áreas industriales, los establecimientos hoteleros y de servicios ligados a la carretera impiden una transformación similar, alejando los centros residenciales.
Colloto recoge así el crecimiento del área metropolitana en la periferia de Oviedo, en al amplio abanico que se abre al Este del Naranco, hacia términos de Siero y de Llanera, conformando el espacio de mayor presión metropolitana, ocupando suelo para usos residenciales, empresariales, comerciales, de infraestructuras y equipamientos, en un proceso que sigue su marcha al compás de la consolidación del área metropolitana, que difunde población y actividad desde áreas rurales y urbanas en declive hacia este territorio central y llano.
En una región que pierde población, Colloto ha venido aumentando la suya con cierta rapidez, desde los 2.450 de 2001 hasta los 3.293 de 2011, 843 residentes más en una década. Que los suma a los de La Corredoria, actor principal en el crecimiento de Oviedo, concejo que superó el umbral de los 200.000 habitantes en los años finales del siglo pasado. Al otro lado de la raya, en Siero, el fenómeno es de signo contrario, la expansión de las áreas empresariales ha ido en contra del desarrollo de la función residencial. El Colloto de Siero ha pasado, en la década actual, de 816 a 662 residentes y la parroquia de Granda, a la que pertenece, de 2.032 a 1.770.
La expansión del tejido residencial es mediana, si la comparamos con otros núcleos del mismo eje metropolitano, en el que ciertos nodos, como el enlace de la autopista en Lugones y las estaciones ferroviarias situadas entre Oviedo y Gijón, van convirtiéndose en núcleos geográficos de atracción, alrededor de los cuales se genera nuevo tejido urbano de carácter metropolitano, orientando el crecimiento de la ciudad hacia el Este, tendencia que se mantendrá en los próximos años sostenida por el enlace entre la autovías Cantábrica y Minera, y por las nuevas áreas logísticas que, como piezas sistémicas, reforzarán la centralidad metropolitana situada entre Oviedo, Lugones-Llanera y Pola de Siero.
Está por ver cómo aguantará el área metropolitana el impacto de la crisis económica y la disminución de actividad y empleo. Pero ella, en sí misma, es una fuente de dinamismo. Como artefacto geográfico capaz de generar actividad, su corazón seguirá impulsando la urbanización de suelo, al tiempo que la oferta competitiva de vivienda mantendrá el crecimiento de sus núcleos urbanos frente a otros de localización marginal y tendencia actual negativa. Colloto encara así un proceso de integración definitiva con el casco urbano de Oviedo, del que pasa a formar parte, y que salta así el límite municipal hasta conectar con el territorio y los núcleos de Siero. Esta localización y la presión metropolitana hacia el crecimiento y consumo de suelo reclama una mayor atención a las políticas de ordenación territorial supramunicipales y el cuidado en la asignación de usos, para evitar problemas ambientales, paisajísticos, de movilidad y saturación, relacionados con el desorden urbano tan habitual en las áreas intersticiales metropolitanas.
Una villa caminera para pasar del borde al centro.
Colloto es villa caminera, a las puertas de Oviedo y en la dirección del mayor crecimiento metropolitano. La población ha aumentado significativamente en las últimas décadas, cuando Oviedo se ha decidido a crecer de la mano de una mayor oferta de nueva vivienda a precios más asequibles. Por delante le queda cuidar su paisaje e integrar su estructura urbana de manera armónica en la gran ciudad, afrontando una mejor ordenación de su territorio, que debe dejar de ser de borde para convertirse en central".
"Había «un tramo desierto, de unos quinientos metros de carretera», entre el barrio del pueblo, arriba, y el de Concejiles, aquí abajo. Avelino Fernández, «El Rilu», ha tenido que abrirse paso entre bloques de edificios y urbanizaciones de ladrillo visto para poder volver a Colloto. El suyo era aquél dividido en dos, donde «ser de Colloto de Abajo o de Arriba tenía su importancia» y todo junto condimentaba «el encanto de un pueblo». Ya no. Fernández busca elementos de prueba señalando a su alrededor desde el gran parque Rafael Cuartas, reducto verde del nuevo Colloto reedificado. A un lado la piscina y al otro el polideportivo junto al centro social y un gran supermercado; por todas partes manzanas, pero de urbanizaciones de un barrio residencial. Pronto dirá que esto no es aquel prao de la fiesta, que aquel caserío breve creció y «perdió parte de su identidad», que la aldea «es un barrio de Oviedo» y que eso «no nos debería gustar». Pero antes va el autorretrato, que empieza clarificando la filiación. «Nací en Roces de Limanes, vivo en Meres y soy de Colloto, donde hice toda mi vida». Avelino Fernández Álvarez es electricista jubilado; «El Rilu», monologuista y cantante de tonada. Estuvo veinte años al frente de la sociedad de festejos y hace 25 años justos que fue el primer presidente de la Sociedad Deportiva Colloto, cuando quisieron un líder «neutral» para la fusión que en este lugar partido unificó al Colloto con la Central Lechera y el Águila Negra.... «Estuve toda la vida por aquí». Por eso el desasosiego de la vista atrás, de ahí la sensación de que se lo han cambiado.
Ahora «hay mucho personal, pero poca vida. Muchos chigres, quizá demasiados, pero no tantos centros que fomenten la vitalidad social». Herencia del Colloto doble con sus fiestas de arriba -el Cristo- y de abajo -San Antonio-, hay dos sociedades de festejos y un club de fútbol y otro de ciclismo y asociación de vecinos, «pero me gustaría que hubiera más vida», porfía El Rilu, «más centros culturales que promocionasen la vida social y cultural, el ocio colectivo». Más pueblo y menos barrio. Influye que el retroceso devuelva a Avelino al centro un Colloto diferente, y no sólo físicamente, que el tiempo ha camuflado bajo un caserío con apariencia de ciudad dormitorio. «Tuvimos que luchar mucho para conseguirlo todo, ahora parece que esperamos a que nos lo den hecho, a que los problemas se solucionen solos. Tal vez hemos perdido un poco de iniciativa», lamenta. Será un signo de los tiempos, será que en estos años -él ha cumplido 66- no sólo ha cambiado Colloto, pero el caso es que la proximidad de Oviedo y su asociación con la voracidad urbanizadora del cambio de siglo se ha llevado por delante el sitio donde creció El Rilu.
Dando vueltas por el nuevo, «muy guapo a la vista», el monologuista podría llegar a descubrir un refugio a salvo del apetito urbanizador de la modernidad. «La iglesia vieja y su entorno». En lo alto de la travesía que enhebra Colloto, casi nada más entrar desde Oviedo por la N-634, la torre blanca del templo señaliza un entorno, al fin, poco tocado por el paso del tiempo. «Está hasta mejor que antes. Lo demás, todo adulterado». Casi. También hay, al Este, un palacio del siglo XVIII reconstruido «con mucho gusto» en hotel y al Oeste Les Folgueres, la ladera que baja desde el entorno de la iglesia a la gran mole comercial de Parque Principado, «que sigue virgen todavía» y últimamente ha incorporado como inquilinos a cuatro bisontes europeos como parte de un proyecto para la recuperación de la especie.
Físicamente queda poco más que el recuerdo de aquel pueblo dividido en dos, cuyos límites interiores entre la parte de arriba y la de abajo no coincidían exactamente con los que hoy separan el concejo de Oviedo del de Siero por dentro del casco urbano collotense. Avelino, El Rilu, puede describir aquel paisaje, pero también animarlo con voces humanas representativas del espíritu de pueblo que echa de menos a cada paso por el Colloto de hoy. «Recuerdo con cierta lejanía», afirma, a Pepín Rodríguez, el indiano emigrante a Cuba, magnate del tabaco y benefactor de su pueblo natal al que homenajean aquí una calle y un busto. «Lo pasó tan mal en La Habana por su falta de cultura que no quiso que le sucediera lo mismo a ningún niño de su pueblo. Por eso Avelino Fernández señala en la colina de Roces un centro geriátrico que no hace tanto que dejó de ser una escuela, la de Pepín Rodríguez, el colegio fundado por el emigrante adonde «fuimos muchas generaciones de collotenses desde 1910», recuerda El Rilu, donde se enseñaba todo hasta la Universidad y todo gratis. A una de aquellas clases salió Avelino a recitar el primer cuento en asturiano que aprendió de memoria al escucharlo por la radio en la voz de «Manín», Salvador Fuente, que ahora tiene un nieto casado con una hija de El Rilu.
De vuelta a la travesía collotense, que de la iglesia hacia bajo es oficialmente el paseo Ángel Piñón, Avelino Fernández añade a su galería de personajes al sacerdote que da nombre a esta calle, fallecido en los noventa después de una vida de cura «muy de su tiempo, pero con una visión de futuro impresionante», retrata el monologuista collotense. Basta meterse en Colloto y ver el templo nuevo, inaugurado por él en un bajo de lo que todavía no era el centro del pueblo cuando decidió traer la iglesia, la nueva, a la zona inmediata al parque Rafael Cuartas, acaso previendo que este pueblo crecería y crecería hasta más allá de sus límites. La hizo «sin pedir un perru al pueblo», Piñón fue siempre muy hábil en favor del pueblo y se fue muy ligero de ropa». «Todavía estamos en deuda con don Ángel», remata.
Queda Luis Suárez Ximielga, que tiene a su nombre una calle de Colloto que parte del concejo de Oviedo y termina en el de Siero, o viceversa, porque «él nació en la mitad», más o menos ahí donde hoy lo vende todo un bazar chino. Ximielga era músico y monologuista, «muy polifacético», dueño de un bar con muros llenos de mensajes célebres -«¿pagaste?»- y un animal disecado sobre el que se podía leer «Toi cansáu de decir que ye una nutria». El Rilu recuerda con nostalgia de alumno aquel desfile de América en Asturias, en plena dictadura franquista, en el que se coló vestido de indiano a las riendas de un carro de bueyes.
La elección de aquel medio de transporte dejaba ver aquella propensión a lo agrario del Colloto que vio crecer, cómo no, a un monologuista que asturianizó el mote del abuelo -El Rilu- para fabricarse un «nombre de guerra». Era el suyo el Colloto del ambiente rural, pero allí también cabía el primer impulso industrial. Aquel pueblo inquieto trabajaba casi a tiempo completo en la fábrica de cervezas El Águila Negra y también alojó desde finales del siglo XIX la iniciativa pionera de la sidra espumosa que José Cima elaboraba en el edificio gris del Camino Real reconvertido en la escuela de Educación Infantil. No va a volver, y él lo sabe, pero «me gustaría que la gente se identificara con lo que hay, que participara activamente en las fiestas y en los eventos, que nadie se sienta extraño y Colloto tenga identidad, pero para eso tienen que tenerla los collotenses»
Cruzamos la calle Isolina Banciella frente a un gran parque y seguimos subiendo Camín Real arriba viendo en lo alto de la colina, donde acaba la cuesta, las nuevas urbanizaciones de La Caleyuca, nombre del viejo camino que por ahí pasa y que dio nombre al barrio que, en el Diccionario Geográfico del concejo de Oviedo de Adolfo Casaprima Collera, publicado en 2002, aún figuraba como lugar eminentemente rural:
"Esta estrecha vía, que se dirige a El Carabal, responde a La Caleyuca, con el caserío, aún de planta única y características tradicionales rurales (frente al Colloto de bloques en altura), emplazado en sus márgenes, a 180-190 m de altitud. El topónimo indica la situación del barrio, levantado a la orilla de un camino antaño secundario o separado del camino principal."
"Se observa que inicialmente fue una iglesia con planta de basílica (de tipo prerrománico); pero sufrió varias reconstrucciones en el siglo XVII y XIX, desvirtuando su figura inicial, llegando a reconvertir el templo al estilo neoclásico. Unas tristes restauraciones, pues en sus orígenes pudo ser un edificio del tipo de Santa Cristina de Lena o de San Miguel de Lillo. Me atrevo a escribir las anteriores palabras, porque sabemos que por su culto (Eulalia de Mérida) contiene la advocación a una de las santas más antiguas de la Hispania Romana. Por cuanto podemos suponer que su fundación se debió a cristianos que vendrían desde Mérida por la Ruta de la Plata llegando hasta Villaviciosa (punto final de esta Vía y calzada). Sea como fuere, en 1925 parece que ya estaba en muy mal estado y que cuanto quedaba de su etapa prerrománica, había desaparecido"
"Dejando el templo en un estilo “popular racionalista” al que este técnico estaba adscrito. Si observamos la estructura exterior del edificio y su aspecto general; nos recordará más a un hórreo o a una casa de pueblo asturiana, que a una iglesia. Lo mismo sucede con la fábrica Cima, que levantó el mismo arquitecto. En un estilo ecléctico popular, muy común a comienzos del siglo XX. Cuando los aires de la Institución Libre de Enseñanza y las filosofías krausistas, promulgaban que no había nada más bello que el gusto por lo auténtico; y por ende, disfrutar de lo rural, estudiar el folklore y seguir los parámetros estéticos de los pueblos.
“Jose Cima costeó la reparación de calzada que desde el Camino Real, lleva a la iglesia. También crea en dicho mes la Sociedad del árbol de Santa Eulalia, cuya fiesta era el día de San José y cuyo fin era proteger el árbol, junto al templo”.
"La Iglesia de Santa Eulalia de Colloto, conocida popularmente como "iglesia vieja" data de 1925 y aunque los restos conservados de la anterior son del S. XII, su origen puede remontarse al S.XI.
La actual fue construida por el arquitecto municipal Francisco Casariego Terreno, costeada por D. José Cima García e inaugurada el 11 de octubre de 1925.
Consta de tres naves adinteladas, siendo la central de mayor altura que las laterales. Todas están decoradas con molduras y yeserías, así como con dieciocho ventanales con sencillas vidrieras.
El ábside semicircular mantiene el arco triunfal de la anterior iglesia románica, tiene dos arquivoltas y en sus capiteles aparecen animales, seres mitológicos y motivos vegetales.
A los pies de la iglesia y sobre el coro se eleva la torre octogonal en cuya fachada existe un ventanal muy rasgado en forma de cruz.
En el campanario hay dos campanas, la más antigua reza "JESÚS, MARÍA Y JOSÉ. 1863" y la otra, bautizada como "Santa Eulalia": "ME HICIERON EN 1896 Y ME REFUNDIERON EN 2003. PÁRROCO D. JOSÉ MANUEL PIDAL CARDELI". Esta viene a sustituir a otra que decía "A LA MEMORIA DE MARÍA Y CÁNDIDA. SUS HIJOS JOSÉ Y JOSEFA 1896". Se trata de una donación a la anterior iglesia, de José Cima y su esposa Josefa de Quirós que la dedican a sus respectivas madres".
"En el presbiterio de esta iglesia encontramos la talla del Santo Cristo, del S. XVIII, cuya romería se celebra la primera semana de septiembre, cinco intensos días de fiestas que concluyen con una solemne misa y procesión. Esta imagen está muy deteriorada y antiguamente llevaba sudario y faldón, lo que pudo provocar el mutilamiento de un saliente del paño de pureza que es de la propia talla. Tiene casi todos los dedos de las manos fracturados y las gotas de sangre y heridas en relieve se están desprendiendo.
Hace pocos años se reformó este ábside y se le hizo al Cristo un pequeño retablo (Obra del restaurador Jesús Puras) que anteriormente permanecía colgado de la bóveda.
A los pies del altar mayor descansan los restos de dos párrocos de Colloto: D. Ezequiel Díaz Malaguilla (1882-1923) y D. Vidal Heredia del Valle (1927-1956). El primero, desarrolló su pastoral aquí durante cuarenta años, en los que construyó el actual cementerio y esperaba poder edificar una nueva iglesia, proyecto que sería consumado por su sucesor D. Benigno Villanueva.
En la cabecera de la nave del Evangelio se encuentra el altar de Santa Eulalia de Mérida, patrona de la diócesis de Oviedo y de esta parroquia, en el que se ha colocado también el Sagrario que sustituye a otro de latón, hoy en la sacristía.
En esta misma nave encontramos la imagen de San José y frente ella, en el lado contrario, la de San Antonio de Padua. Al final de la nave de la Epístola se sitúa la entrada a la sacristía y el altar de la Inmaculada. Todas estas imágenes y el Vía Crucis son de los talleres de Olot, de pasta de cartón-madera y junto con retablos de madera vista, carecen de valor artístico.
Por último, en el atrio situado bajo la torre, se abre una pequeña capilla con las imágenes de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, la Virgen del Perpetuo Socorro y el Cristo de hierro realizado en 2006. Aquí también encontramos la placa de mármol que el pueblo de Colloto dedicó a su benefactor, constructor de la iglesia, el Sr. José Cima quién además la dotó de todos sus ornamentos e imágenes adquiridos en la ovetense casa "La Victoria".
Otros elementos que posee esta parroquia son un cáliz del S. XVII, barroco inicial y un mueble de sacristía posiblemente del XVIII.
Sin embargo, nada queda del extenso ajuar litúrgico ni de las catorce imágenes (san Roque, santa Rita, santa Lucía...), los altares de 1925 y demás objetos con los que contaba la iglesia antes de la Guerra Civil".
Fechado en el siglo IX, un documento señala que el rey Alfonso III y su mujer Jimena donan este lugar que aparece nombrado como Tuxuia, de dudosa etimología. No obstante y dado que forma parte del Liber Testamentorum del obispo Pelayo todo señala a que sea en realidad un par de siglos posterior, independientemente de la fecha y que realmente el topónimo existiese, como apunta Gómez-Morán Santafé:
"Acerca de este dato, añadiré que la voz Tugis o bien Tugius, prevalece en lugares iberos relacionados con grandes ríos o agua. Como sucede en el nacimiento del Guadalquivir, donde se halla la famosa Toya (Tugia antigua) y Tucci (Tejada la Vieja, la antigua Úbeda). A mi juicio, si Colloto se denominó Tuxiua hasta el siglo X ; su topónimo procedería del radical indoeuropeo (celta) “Tux”, “Tax”, que señala un lugar de aguas. Tal como sucede en “la Toja” de Galicia, en Toya (del Guadalquivir) o en el propio río Tajo. Sobre este primer nombre de Colloto y las fuentes que lo mencionan; explica Bustamante Alonso que en “la diplomacia ovetense” se cita la iglesia de Tuxiua en el año 950. Pasándose a llamar más tarde “Collis Altus” (alta colina), lo que derivó hasta Colloto".
Colina alta, que al principio de la cuesta no lo parecía, pero que a base de subir y subir nos percatamos que así es. De todas maneras no es una cuesta importante aunque sí un tanto larga para los peregrinos que, aunque ya han subido montañas mucho mayores, ya llevan muchos kilómetros a sus espaldas. Antaño, cuando todo esto eran prados, brotaba aquí el manantial de La Fontica
"Si hubiera que elegir el aspecto más destacado del gobierno de Gabino de Lorenzo al frente del Ayuntamiento de Oviedo, éste sería sin duda la transformación física de la ciudad con todo lo que esto lleva parejo, desde los resultados visibles (una ciudad más cuidada, limpia y habitable) y los menos visibles (la deficiente planificación de las relaciones con la periferia urbana y de los tráficos, que generan continuos caos circulatorios, o la mala ubicación de los equipamientos culturales que contribuyen a ese caos...) hasta los que no son tangibles, pero subyacen (cierto derroche de los dineros públicos, elevado endeudamiento municipal que motiva el que ocupemos el décimo lugar en el ranking de las ciudades españolas con impuestos más elevados, carestía de la vivienda...).
La opinión generalizada es que Oviedo es una ciudad agradable. El proceso de su transformación se inició en el segundo mandato del ex alcalde Antonio Masip, a él se deben las que pueden seguir considerándose como las más importantes «manchas verdes» de la ciudad -Parque de Invierno, el de Purificación Tomás y los parques de San Pedro de los Arcos y de San Julián de los Prados-, además del inicio de la plantación de árboles (tímida, considerando lo que se hizo después) en varias calles del casco urbano.
La gran transformación de la ciudad es obra del actual alcalde y tuvo lugar a golpe de «planes de choque»; el hito lo marcaría la remodelación, con peatonalización incluida, de la calle Gil de Jaz, actuación encuadrada en el segundo «plan de choque» (año 1992); el resultado causó un auténtico impacto en nuestra ciudad. «Preciosa», «excelente», «insuperable», «señorial», «prototipo de una calle comercial europea» fueron algunas de las opiniones que conocidos ovetenses vertieron desde las páginas de este periódico, que titulaba así uno de los varios artículos dedicados a las obras inauguradas por el Alcalde en olor de multitudes el 9 septiembre de 1992: «Las farolas isabelinas, uno de los elementos que más han gustado». Y empezó el delirio de la farola.
Uno tras otro, los «planes de choque» fueron llenando, y, en ocasiones, atiborrando la ciudad de mobiliario urbano; se construyeron grandes y costosas fuentes; se colocaron esculturas para todos los gustos; se instalaron barreras cercando las aceras; se acondicionaron zonas ajardinadas, se plantaron árboles en las calles de la ciudad, cuando no se suprimieron también, como ocurrió en la plaza Porlier. Y emergieron las farolas de hierro forjado, muchísimas farolas ... «isabelinas» fue la etiqueta más común. A partir de entonces el elemento que simbolizará la transformación de nuestra ciudad será, sin duda, la farola.
Farolas
Minusvaloramos hermosos edificios de finales del XIX y principios del XX, construcciones modernistas, de estilo ecléctico, y los derribamos, pero llenamos Oviedo de iluminaria con reminiscencias decimonónicas. Ese extenso y tupido «uniforme» de farolas que viste toda la ciudad, con sus múltiples mangas, algunas de las cuales a modo de tentáculos se extienden y penetran en el entorno rural, en donde conviven con praderías, pastos.... O también en esos grandes espacios de nuestra periferia urbana destinados a viviendas del siglo XXI (piensen, por ejemplo, en Monte Cerrao, en donde abundan los edificios minimalistas): se urbanizan, se parcelan, es de suponer que se dotan de la infraestructura más avanzada (no sólo en conducción de agua, de luz, también de telecomunicaciones, cable de fibra óptica...) e inmediatamente el primer elemento aéreo: un bosque de «seudofarolas del XIX», a tal punto que en ocasiones, como ocurrió por ejemplo en el polígono residencial de Villafría durante más de un año, estas urbanizaciones no son más que un fantasmagórico bosque de farolas iluminando únicamente a las estrellas.
En algunas calles árboles y farolas compiten por el espacio. Ganan los árboles -su abundante ramaje envuelve a las farolas- y pierde la iluminación, que se ve notablemente disminuida (un claro ejemplo: la calle Cervantes antes de la reciente poda de sus árboles, o la orilla del paseo de los Álamos que linda con la calle Uría). Y no hablemos de la suciedad que acumula este tipo de farolas, en buena parte debido a su diseño: o se limpian con frecuencia, con el consiguiente gasto económico, o la intensidad de la luz se resiente, que es lo que verdaderamente ocurre. Es decir, tiene lugar un auténtico despilfarro de energía eléctrica.
Las farolas se decoraban con el escudo de Oviedo, con la Cruz de los Ángeles las de un solo farol, y se ilustraban con la fecha de su colocación. La gran beneficiada de este despliegue «farolil» era La Nave, de Miranda de Ebro, fabricante exclusivo de las farolas al menos hasta 1997 (así aparece en su base). Fechadas las farolas, se podía hacer un itinerario cronológico de los «planes de choque» y sus efectos:1993, 1994, 1995, 1996, 1997... ¡1832! ¿un error? No. Retrocedemos en el tiempo: ahora farolas «fernandinas», no sólo por la fecha, sino también porque el escudo de Oviedo se sustituye por un escudo coronado y con el número VII en su interior. Aquí el fabricante es Estilo II, de Madrid (¿y para Madrid?). Hay farolas «fernandinas» por todo Oviedo, especialmente en las zonas más modernas y de expansión reciente de la ciudad: Villafría, Las Campas, tramo alto de la avenida del Cristo, Monte Cerrao (en donde las farolas tienen dos fechas: 1832 y 2002, fecha real de su instalación)... y en la calle Pedro Masaveu (resultado del XX «plan de choque», el último, ejecutado en 2006).
Sigan el itinerario de las farolas, se encontrarán con cosas curiosas: por ejemplo, cómo en la primera mitad de la calle Menéndez Pelayo, y en una misma acera, alternan farolas datadas en 1999 y en 1832, unas construidas por La Nave de Miranda de Ebro, otras por La Nave Berantevilla, de Álava. Las hay también sin autoría. En la novísima área residencial que está creciendo a la derecha de dicha calle y que se extiende hasta la falda del Naranco ustedes encontrarán farolas de diversa filiación y cronología. O lo que es ya más delirante, en la aledaña calle Almacenes Industriales, la finca correspondiente al n.º 6, edificio exento, tiene su perímetro jalonado de farolas que van desde 1832 a 2002 y 2003, con cinco (una sola y con escudo de Oviedo), tres y un farol y de distinta fábrica ¿Liquidación de existencias?
Lo dicho hasta aquí es sólo una muestra. El campo de exploración en todo el perímetro ovetense es inmenso. (...)
Un poco de historia
La fecha.- Para conmemorar el reciente nacimiento de su hija la infanta Luisa Fernanda, el rey Fernando VII ordenó la instalación de más de cien faroles de gas que alumbrarían únicamente el recorrido que la reina María Cristina habría de realizar, el 2 de marzo de 1832, desde el palacio Real hasta el teatro del Príncipe (parece ser que aún hoy existen en Madrid como testigos de aquel evento las llamadas «farolas fernandinas», en cuya base figura la fecha de 1832). Este alumbrado fue, por lo tanto, privado en cuanto que detalle del autócrata para con su esposa, el primer alumbrado de gas verdaderamente público de nuestro país data de 1842 y respondió a una iniciativa del Ayuntamiento de Barcelona; le seguirían Valencia en 1843 y Madrid en 1848".
Acabando la cuesta a nuestra derecha vemos ante nosotros una larga recta muy llana, en la que alternan casas antiguas con viviendas de pisos de distintas épocas y estilos
Ante este caserón cruzamos La Caleyuca, donde y pasamos delante de él, que es donde empezamos a llanear. Este muro parece ser que cerraba las instalaciones de Industrias Cima. En el caserón se vendían sus productos, sidra y otras especialidades locales
«Oímos un estruendo grandísimo, se sabía que un día esta casa se iba a caer». El lunes, a las diez de la noche, un estallido puso en alerta a los vecinos de la calle Camino Real, en Colloto. Acababa de derrumbarse parte de una casa ubicada a la altura del número 40, una situación que obligó a desalojar a un matrimonio residente en el número 38. Por fortuna no hubo heridos.
Hasta el lugar de los hechos se desplazaron los efectivos del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) que supervisaron la zona e instauraron, junto a la Policía Local, un cierre perimetral ante el riesgo de desplome de la vivienda a la vía pública. La calle Camino Real permaneció toda la noche cortada a esta altura y ya por la mañana se abrió el carril de subida. El de bajada aún permanece cerrado, obligando a los vehículos a girar por la avenida José de Cima así como La Caleya.
El Ayuntamiento ha dado unas horas a la propiedad para que asegure la zona; si no cumplen, actuará de forma subsidiaria. También se deberá hacer un informe sobre el estado de la propiedad.
Antiguamente, estas dos viviendas –los números 38 y 40– eran una. Cuando el matrimonio propietario falleció, sus dos hijos la heredaron y la dividieron en dos. En un bajo estaba antiguamente el estanco y en el otro, la tienda de ultramarinos Casa Alegría. Más tarde, la parte que sufrió el derrumbe fue vendida a una sociedad, en la actualidad volvía a estar a la venta".
"El Camino Real de la Sidra es una nueva ruta gastronómica ovetense, en Colloto, que nace para recuperar la tradición sidrera y gastronómica que siempre tuvo esta localidad, que ahora está plenamente integrada en Oviedo.
El primer objetivo consiste en volver a recuperar las sidrerías de Colloto como lugar singular de recalada de los amantes de la bebida tradicional asturiana, asociada a su gastronomía, con la singularidad de que están alejadas del casco urbano y conservan aún el encanto rural.
La nueva asociación está presidida por Fernando Guirado, de la sidrería Los Balcones, e inicialmente agrupa a ocho establecimientos, todos ellos situados en el Camino Real, aunque manteniendo las puertas abiertas al resto de las sidrerías que hay repartidas por Colloto.
«Queremos promocionar Colloto como destino sidrero, lo que tradicionalmente siempre fue, aunque ahora sólo quede un llagar, el de Herminio», explicó Guirado.
Jornadas gastronómicas y culturales relacionadas con el mundo de la sidra, concursos de escanciadores y fiestas populares serán utilizados como reclamo. «La primera cita gastronómica se celebrará en julio y en agosto en torno al bonito, coincidiendo con el mejor momento de su costera», anunció Guirado.
La presentación oficial del Camino Real de la Sidra tendrá lugar el 7 de julio en el transcurso de un acto que se celebrará en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA. «Con esta iniciativa esperamos aumentar la clientela de nuestras sidrerías y también recuperar Colloto como destino sidrero y de merenderos que fue tradicionalmente para todos los ovetenses», explica Guirado, que asegura que estarán a la altura de esta nueva marca, la del Camino Real de la Sidra, que se basará en ofrecer buenos pinchos y tapas y una esmerada cocina tradicional en general. «Eso sí, cada establecimiento ofrecerá su propio palo de sidra», puntualiza.
En definitiva, se trata de un grupo entusiasta de la sidra que busca ofrecer algo distinto «para disfrutar a pie de llagar, como se decía antiguamente, y cuidando mucho las espichas», resumió el presidente de la nueva asociación hostelera Camino Real del la Sidra, Fernando Guirado".
"- 1843: Nace en Colloto. En opinión de F. Bustamante su padre era un oficial que participó en las Guerras Carlistas hasta 1837; su madre fue Ma. Jose García, sobrina de los hermanos Fernández-Roces García (cuya hermana Bárbara estaba casada con Anselmo González del Valle).
- 1854: En Colloto se declara una terrible epidemia de malaria que acaba con parte de la población. Un año más tarde (1855), se produce un brote de cólera que atacó toda España y también diezmó terriblemente Colloto.
- 1855: Huyendo de las pandemias y debido a un estado económico precario, José Cima emigra a Cuba, donde sigue estudiando y comienza a trabajar con la empresa de sus tíos, Manuel y Antonio Fernández-Roces García (cuñados de Anselmo González del Valle). Estos parientes eran grandes tabaqueros asentados desde 1810 en Cuba y sus hijos fueron Pedro y Antonio Fernández-Roces Cimadevilla; tíos carnales de Anselmo González del Valle Fernández-Roces (nacido hacia 1820 y emigrado a Cuba en 1840). De quien pasan a ser los hombres de confianza, después su boda en 1851 con una de las más ricas empresarias de la industria tabaquera cubana: Ma. Jesús Gónzalez-Carvajal, hija tercera del dueño de la empresa Cabañas y Carvajal. En 1858, Anselmo González del Valle y Fernández- Roces compra la marca de su suegro (Manuel González-Carvajal) y se convierte en uno de los hombres más ricos de El Caribe. Este matrimonio tuvo dos hijos, Anselmo y Martín González del Valle González-Carvajal; quienes se educaron en España y ayudaron a José Cima en sus proyectos. El menor (Martín) llegará a ser nombrado Marqués de la Vega de Anzo, por sus éxitos empresariales. El hermano mayor (Anselmo) será un intelectual y bohemio, que crea numerosos proyectos empresariales y funda diversas filarmónicas; fue uno de los grandes amigos y mecenas de José Cima.
- 1868: En octubre comienza la Guerra de Cuba, “Guerra de los diez años” que durará hasta 1878; a ella le sucederá la llamada “Guerra Chiquita” de 1879 a 1879 y la “Guerra de independencia Cubana (1895, hasta El Desastre del 98). El ambiente en la isla se hace irrespirable y José Cima se plantea regresar a España. Su ideología progresista y abolicionista no encaja con algunos bloques de oligarquía cubana, que apoyan incondicionalmente la esclavitud, la guerra y no pactar. Decide volver y seguir el camino de sus amigos progresistas, entre los que también se encuentran los González del Valle.
- 1869/70: Hasta 1869, había trabajado en Cuba viajando a Florida y otros destinos comerciales del Caribe; logrando formarse como empresario y obteniendo una cartera de clientes para su proyecto de vender sidra en América. Desde su llegada a Cuba (en 1855) estudió, trabajó y vivió, junto a sus parientes: Los Fernández-Roces García (Pedro y Antonio) y los González del Valle Fernández-Roces (Anselmo). Regresando a Colloto en 1870, con cierta holgura económica, a los veintiocho años. Sobre este punto, comenta Bustamante "José fue un indiano que se hizo con una cantidad de dinero respetable durante su travesía en Cuba, trabajando en el tabaco". En nuestra casa se comentaba que en realidad durante estos años que trabaja en Cuba, se forma como empresario, estudia de modo autodidacta química (su gran afición) y aprende bien inglés; tras largas estancias en Thampa y viajando como comercial por Estados Unidos. Dominando también el francés y con una cartera de posibles clientes -iberoamericanos, estadounidenses y del Caribe francófono-, regresa a Colloto cargado de proyectos y pensando cómo vender sidra en el otro lado del Atlántico.
-1871: Contrae matrimonio con su pariente carnal, Josefa Fernández-Roces Quirós, quien tan solo contaba entonces catorce años. Era hija de Pedro Fernández-Roces Cima (1835-1903), que desde 1866 fue concejal en el ayuntamiento ovetense, defendiendo los intereses de Colloto en el cabildo de Oviedo. Su esposa, más tarde cambiaría el primer apellido, para que no se observase la consanguinidad; pasando a llamarse Ma. José Fernández-Quirós Roces. Tras ello, José Cima comienza su vida en política, en paralelo con su suegro; sin que los extraños pudieran apercibirse de que quien le patrocinaba era el padre de su mujer (y familiar en segundo grado). Sobre su boda, nos dice Bustamante: "En 1871, un gran acontecimiento, con la alta sociedad presente en la iglesia de Colloto. Se casa José Cima con su paisana Josefa Fernández-Roces (Colloto 1957-Oviedo 1917), una niña de apenas catorce años. A esta boda asisten entre otros destacados pro hombres, Anselmo González de Valle (1852-1911). Todo un acontecimiento que revolucionó es esta -por entonces- pequeña aldea"
"- 1872: Comienza en el mundo de los negocios, exponiendo diversos artículos agrarios en distintas ferias. Se inicia como ayudante político de su suegro, Pedro Fernández-Roces y Cima (1938-1903) ; quien desde 1866 hasta su muerte se mantuvo como concejal de Colloto en el Ayuntamiento de Oviedo. En los apellidos se observaba que el padre de su mujer era familiar suyo, pues ya vimos que acta de matrimonio especifica un parentesco consanguíneo con su mujer -sin impedimento impediente-. Debido a ello, deciden que ella se llame Ma. José Fernández-Quirós, mientras su padre comienza a firmar Fernández Roces; sin que fuera tan evidente la unión del yerno con el suegro o la defensa de los intereses comunes a todos los Fernández-Roces.
- 1873: Se inicia en los experimentos para crear un nuevo tipo de sidra, que pueda exportarse por barco a Cuba sin corromperse; sabiendo que si da con una fórmula que permita el transporte de esta bebida a los lugares en que había emigración asturiana, tendría un enorme éxito. Sus comienzos fueron un verdadero fracaso, pero no desistió en buscar esa fórmula; estudiando química para crear un proceso de champanización de la manzana. Parece que en algunos momentos pasó verdaderos apuros económicos, pero le ayudó a seguir en su proyecto y empeño su amigo Anselmo González del Valle y González-Carvajal.
- 1874-75: Comienza a fabricar sidra con un sistema propio e inventado por él. Crea Industrias Cima, una de las firmas empresariales más antiguas de España, que ha llegado a nuestros días. Sobre ello, escribe Bustamante: "A finales del año 1875, José Cima García, puso en marcha la fábrica de sidra Cima; la fábrica es mucho decir, pues durante estos primeros años él se ocupaba de todo en una cuadra y poco más"
¡- 1876: Nos dice Bustamante: "En 1876 comienzan los trámites para arreglar el puente de madera de Colloto (Folgueras) puente que cayó en el olvido y que rescató en más de una vez un célebre paisano, Pedro Fernández-Roces (Colloto 1938-1903) concejal del ayuntamiento, propietario y suegro de otro hombre clave en la Historia de Asturias, entre finales del XIX y el siglo XX: José Cima García (Colloto 1943- Oviedo 1932) que llegaría a ser alcalde de Oviedo”.
- 1877: Escribe Bustamante acera de los comienzos en la Sidra Cima “En 1877 (...) y años siguientes continúan los experimentos (ya muy avanzados) para elaborar una sidra `distinta´ y que sería la primera que se elaboraría en España para exportación; en esas estaba José Cima"
- 1878: Dedicado a la exportación, realiza envíos a América, pero los barcos soportaban un gran oleaje al pasar el trópico. Debido al batido de la fuerte mar, sus envíos reventaban en las bodegas del navío y las botellas llegaban abiertas; lo que solucionó cerrándolas con tapones de corcho, enmallados. Al parecer, este proceso observado en los viajes, le ayudó a deducir un método de champanización basado en batir las barricas (de un modo similar al que se movían con las olas).
- 1878: Escribe Bustamante: "Parece ser que en Cuba consigue una fórmula con la que se puede champanizar la sidra, algo que nadie había logrado en España. Es un gran aficionado a la química y pese a todo parece que la empresa no prospera. Está casi arruinado, pero llegan buenas nuevas; ha conseguido hacer llegar la sidra a Cuba sin ningún contratiempo, después de -al menos- un primer envío en el que las botellas, por el gas, llegaron abiertas" (...) "Sería José Cima, el primero en crear una sidra al champagne, diseminando el nombre de Colloto durante aquellos años por lejanos lugares como: Estados Unidos, Japón o Egipto, por poner unos ejemplos" -cita (7) pag. 15 -
- 1878 (Mayo a Noviembre): Obtiene un éxito con su sidra en la Exposición Universal de París, celebrada este año; donde le premian como bebida elegida por el público.
- 1878 (Noviembre) : Nos dice Francisco Bustamante: “En el otoño de 1878 realiza el primer envió, con éxito de la primera sidra realizada para exportar” -ver cita (8) -- 1879: De este modo describe Ruiz Andrade los envíos iniciales con éxito de la sidra Cima a Cuba: “Los primeros ensayos fueron una serie de dolorosos fracasos. Pero no tardó mucho tiempo en combinar la fórmula precisa, y la sidra, sin perder nada de sabor y su aroma de manzanas frescas, se "champanizaba" en una reacción química natural que asombró a los más expertos sidreros asturianos. Así y todo, resuelto el problema, hubo nuevas dificultades. José Cima hizo su primer envío a Cuba, y la expedición no llegó... Llegaron las cajas mojadas, las botellas estalladas... Era un nuevo problema; una nueva decepción, una nueva serie de ensayos, de estudios, de gastos. No cayó en desánimo. Al final venció. En Cuba, el nuevo producto se popularizó enseguida. Los consumidores no eran ya los asturianos, sino de todo el mundo".
Solucionados los problemas y consolidada la empresa llega su gran expansión, premios y reconocimientos:
" 1880: Su sistema de champanización era inigualable y obtiene enorme éxito en Cuba; asimismo Sidra Cima se vende por toda Asturias y gran parte de España. Probada por Alfonso XIII, es nombrado proveedor de la Real Casa y le otorga el título de Real Sidra Asturiana. Añadiremos que en este tiempo era común -entre los adinerados- acompañar sus comidas con champán y celebrar todo acto con esa bebida. Por lo que la creciente clase media de la época comienza a realizar celebraciones, cenas y almuerzos con sidra achampanada. Sobre este año de 1880, escribe Bustamante: "sidra Cima, pionera en Asturias, cuyos inicios se sitúan en octubre de 1875. Su éxito fue fugurante y ya en 1880 la Casa Real autoriza que sea la única “sidra real”. Recordemos que esta bebida fue alabada por Alfonso XII y por los miembros del gobierno francés en años posteriores"
- 1882: Presenta su sidra en exposiciones internacionales; Burdeos (EXPOSITION INTERNATIONALE DES VINS) y en Buenos Aires (EXPOSICIÓN CONTINENTAL SUD-AMERICANA). Obtiene medallas en ambos eventos y grandes éxitos.
-1884/85: Escribe Bustamante sobre la fábrica de sidra; “Su despegue llega en 1884 tras la exportación. En abril de 1884 en los bajos del casino de Oviedo abren el primer establecimiento dedicado a esta sidra. Seguirá elaborándose hasta 1932; pero tras la muerte de José Cima ya no se hace con la misma calidad y continúan vendiéndola con la misma etiqueta hasta finales de siglo XX”. -cita (7) pag. 31 - .
-1885: Expone su método de champanizar en la exposición INTERNATIONAL EXHIBITION OF INVENTIONS celebrada en Londres este año; logrando un gran éxito al mostrar una nueva fórmula que lleva “sidra” hasta el “champágne”; sin hacerlo con sidra carbónica o gaseosa, tal como hasta entonces se había logrado (introduciendo azúcar o gas carbónico). Se observa que su forma de tratar el jugo de manzana obtiene los mismos resultados que el champán, considerándose desde entonces una bebida saludable y de alta calidad.
-1884: Dice Bustamante, "En 1882 defendía los intereses de Colloto en el ayuntamiento de Oviedo, Pedro Fernández-Roces; al que en 1884 se une su hijo político, José Cima; ambos como concejales del ayuntamiento. Gracias a su intervención hubo obras de mejora en el pueblo como la del puente de las Folgueras" (...) "En este año de 1884, José Cima reside en Oviendo, debido a que abre un negocio de sidra achampanada en la capital, el pionero de toda Asturias" (...) "A partir de este cambio de domicilio, comienza diversas actividades; entre otras destaca la de concejal del Ayuntamiento de Oviedo". -cita (7) pag. 15 - . Al menos, desde 1884 hasta 1830 fue concejal del Ayuntamiento ovetense, culminando su carrera con una breve etapa como alcalde.
-1886/87: En estos años la sidra Cima ya gozaba de un enorme prestigio. Tanto que Fermín Canella en su libro sobre Oviedo (1887) comenta lo siguiente: “Año 1886 D. José Cima García, de Colloto, elabora especial sidra espumosa por procedimientos antiguo y moderno champañés, teniendo premiados sus productos en exposiciones nacionales” (11) .
- 1888/1989: Su sidra logra la medalla de oro en la Exposición Universal de 1888, al igual que lo hace en la de París un año más tarde (1889, el famoso evento para el que se construyó la Torre Eiffel).
- 1890 y siguientes: Escribe Bustamante, “En estos años finales del siglo XIX las ventas de sidra achampanada aumentan a cientos de miles de botellas” (... ) "Durante estos años, las ventas de sidra achampanada que hasta hace nada -como quien dice- solo fabricaban y vendía nuestro paisano José Cima, alcanza la venta de miles y miles de botellas, sobre todo a Cuba y a paises latinos. Además, las amistades de José Cima, como Julio Vallaure Soteras (1845-1938) y posteriormente Rogelio Jove Bravo (1851-1927); futuros consuegros de Cima, serían buenos conocedores de Colloto" -cita (7) pag. 20 - .
- 1896: José Cima García y su mujer Ma. José Fernández-Roces Quirós (ya apellidada Fernández-Quirós y Roces), regalan una campana a la iglesia de Santa Eulalia de Colloto, para rememorar a sus respectivas madres: María García y Cándida Quirós.
- 1900: Llega a exportar un millón de botellas anuales, tal como recoge en sus etiquetas y publicidad. Este éxito lo describe Ruiz Andrade del siguiente modo: “Así, en pocos años, la demanda de aquel mercado excedió a la producción pasando de un millón de botellas las que José Cima enviaba cada año. Un esplendido negocio para que no tuviese seguidores e imitadores. El protagonista de este relato no puso trabas a las nuevas fábricas. Se limitó a mantener el prestigio de su marca "REAL SIDRA ASTURIANA", perfeccionando cada día los procedimientos de fabricación” .
- 1909: Crea un gran laboratorio en Oviedo, para que se encargase de este centro su hijo Arturo. Acerca de ello escribe Bustamante: Abre "ese año (1909) el Laboratorio Químico Asturiano, el más dotado e importante de Oviedo y provincia, abre al público. Impulsado y costeado por José Cima, para su hijo, Arturo. Es vendido unos años después al ayuntamiento de Oviedo, todo un lujo para la ciudad"
- 1910/11: Obtiene un enorme éxito en la Exposición Internacional de Buenos Aires con su sidra, donde su stand se convierte en un referente entre todos los que allí se exhibían. Su sidra al champán obtuvo el Gran Premio de Honor y fue considerada con la más alta distinción del certamen. Hasta Argentina viajó con varios de sus familiares, empleados y al menos dos secretarias -naturales de Colloto-; regresando a Asturias tan solo una de ellas, debido que la segunda encontró en Buenos Aires el amor y fundó allí una familia (hecho que se menciona como curiosidad en la prensa de la época)".
- 1912: Escribe Bustamante; “en el año 1912 el rey condecora a José Cima con la cruz al mérito agrícola.”. En el mes de septiembre le dedica la revista Mundo Gráfico una página entera, donde se expone que tras la labor de Cima, anualmente se había llegado a facturar para exportación; unos diez millones de pesetas anuales en sidra. Añadiendo que antaño esa bebida era barata, sin mercado exterior y tan solo para su consumo en Asturias (sin apenas valorarse). Diez millones de pesetas, a día de hoy puede equipararse a unos diez millones de euros.
- 1914: La Sociedad Filarmónica de Oviedo, fundada en 1907 por su amigo Anselmo González del Valle y González-Carvajal; entra en crisis debido al inicio de la Primera Guerra Mundial. Se celebra un pleno en el que se propone que La Filarmónica ovetense cese en sus funciones, debido a la falta de fondos. Mientras se sucedía esa reunión, se levantó José Cima de su silla, ofreciendo una gran cantidad de dinero para que la Sociedad tuviera fondos sobrantes durante años. Tras ello y después de donar una enorme prebenda; se giró hacia el directivo de la Filarmónica que tenía sentado a su lado, diciendo la famosa frase: -“Poli, ahora te toca a ti”-. El mencionado “Poli” al que se refería, era Policarpo Herrero; uno de los banqueros más ricos de Oviedo, famoso por sus acciones filantrópicas y por su afición a la música (que se vio obligado a donar una cantidad aún mayor para la causa).
- 1915: Se platea crear una nueva sede de sidra Cima y realizar un edificio emblemático para la fábrica y embotelladora. Tristemente, en 1917 y 1918 sufre una huelga general y dos graves pérdidas familiares (su mujer y una de sus hijas), lo que le obliga a retrasar el proyecto de esa nueva sede de Sidra Cima.
- 1917: Nos dice Bustamante, que “en 1917 José Cima deriva su fluido eléctrico de la fábrica hacia las escuelas de Pepín Rodríguez, para que tuvieran luz.”. Más tarde veremos que las Escuelas de Pepín Rodríguez, son los colegios que abrió y costeó en Colloto, este gran empresario llamado José Rodríguez Fernández-Roces (director y propietario de la marca de puros Romeo y Julieta -sobrino de José Cima-).
- 1917: Comienza una huelga general en la fábrica, que se prolonga casi un año; fue promovida a consecuencia de las noticias que llegan desde Rusia y de lo que sucede en Europa durante la Guerra Mundial. Los piquetes levantan barricadas y cierran la producción más de diez meses. Tal como Bustamante recoge en algunas menciones a Cima -ver cita - ; este año se hunde la fábrica a consecuencia del parón. Las huelgas terminaron con agresiones de todo tipo; fueron heridos los propios trabajadores cuando mineros amotinados llegaron hasta las casas del empresario, lanzando piedras, rompiendo y apaleando cuanto se relacionaba con la firma.
- 1917: Muere su esposa Ma. José Fernández-Quirós; nacida como M. Josefa Fernández-Roces y Quirós. Su fallecimiento tiene lugar en el triste momento en que los piquetes y huelguistas habían parado la fábrica Cima.
- 1918: Muere una de sus hijas, víctima de la Gripe Española. Este fallecimiento y el de su mujer (casi un año antes) supone un duro golpe que le obligó a refugiarse en Colloto largas temporadas; sin poderse centrar en el proyecto de un nuevo edificio para su fábrica, lagares, embotelladora y oficinas. Toda novación queda parada, aunque se reanudan los trabajos de la embotelladora en fábrica".
Pero la vida sigue y en 1923 empiezan las obras de este edificio, emblema de la empresa, que terminarán dos años después, cuando sufraga además la reedificación de la iglesia parroquial, como acabamos de ver, el camino que va a ella desde aquí y otras obras:
"Sobre ello escribe La Nueva España un artículo que recoge Castejón y que destaca el espíritu con el que quería modificar la nueva sede de la fabrica Cima. Sin atender tan solo a criterios funcionales y creando un referente estético, mejorando el pueblo; tal como dicta el texto referido, con estas palabras: “Los expedientes conservados en el archivo municipal -proporcionados por la archivera Ana Herrero- confirman esta interpretación. En julio de 1923, José Cima había solicitado permiso para tirar varias casas ruinosas en su propiedad, colindante con el Camino Real. En el documento señala su intención de levantar un nuevo edificio en chaflán, ocupando un terreno municipal que había comprado seis años antes. El empresario proyecta su sede «para dar a la fábrica las facilidades y la estética que su desarrollo precisa», según puntualiza en su petición” (…) “El arquitecto municipal que da su visto bueno -apenas un mes después de cursarse la propuesta- precisa que «los servicios públicos quedan respetados en su totalidad y las nuevas líneas de edificación contribuirán grandemente a la estética del lugar»”
- 1923, sobre esta renovación de su fábrica, nos dice la Enciclopedia de Oviedo: “En 1923 José Cima amplio la fabrica, solicitando al ayuntamiento la propiedad de unas casas ruinosas lindantes con su propiedad en las cercanías de Camino Real llegando a tener 1000 m2 construidos. Uno de los arquitectos de esta fabrica es el afamado arquitecto asturiano Casariego, autor de destacados edificios en Oviedo”
- 1924: Comienzan las obras de rehabilitación de la iglesia de Santa Eulalia de Colloto, a costa de José Cima; realizadas por el mismo arquitecto que llevaba a cabo el proyecto de su nueva fábrica. Este hecho lo recoge Bustamante con las siguientes palabras: “marzo de 1924 comienzan las obras de reconstrucción de la parroquia, sufragadas por Jose Cima” . Asimismo, el Arquitecto Casariego levantaría en estos dos años el chalet de Arturo Cima, único hijo varón del empresario collotense.
- 1925: Se terminan las obras de la nueva fábrica creada en el centro de Colloto, proyectada por el arquitecto Casariego -obra probablemente conjunta con Manuel del Busto-. Acerca de ello, recoge La Nueva España (en artículo citado por Antonio Castejón): “Cuando José Cima planeó dotar a su fábrica de una sede, hacia 1915, no sólo la manufactura pasaba por sus mejores momentos, sino que él mismo acaba de recibir la gran cruz al Mérito Agrícola, concedida por el Gobierno. Según define María Fernanda Fernández, historiadora y experta en patrimonio industrial, «es un proyecto regionalista. El edificio tiene una imagen cuidada por ser la representación de la empresa. Se aparta así de los criterios estrictamente funcionales de otras obras industriales, sólo pensadas en términos de productividad»”
- 1925: Gran benefactor de su pueblo natal, "En el año 1925 la parroquia de Santa Eulalia de Colloto le rindió un gran homenaje y el camino que el señor Cima reparó con su dinero y que conduce a la iglesia (que también reformó), pasó a denominarse Avenida de José Cima”
- 1925/1926: Por su parte, Bustamante se hace eco de los hechos antes referidos con las siguientes palabras: "A mediados del mes de mayo (1924) comienzan las obras de construcción de una nueva iglesia y de una nueva fábrica, costeadas por Jose Cima, dueño de la industria Real Sidra Asturiana y benefactor del pueblo. Durante las obras de la iglesia, el Sr. Cima aprovechó para reconstruir su fábrica y su hijo (Arturo) para construirse un señorial chalet. Las tres edificaciones son del mismo arquitecto (...) hay similitudes sorprendentes entre ellas (...) Primero se terminó la iglesia y la fábrica (a mediados de 1925); luego e chalet de Arturo Cima (1926)" arquitecto Manuel del Busto del chalet de Arturo y Francisco Casariego el de la iglesia”. Sigue diciéndonos, Francisco Bustamante: “Se inaugura la iglesia el 11 de octubre de 1925 con presencia del presidente de la Diputación; Jove Bravo, catedrático, abogado y periodista; que fue consuegro de José Cima” .
- 1927: Bustamante advierte “como un hecho que cambió la fisionomía del pueblo la reconstrucción de la iglesia” (...) y añade: "D. Jose Cima costeó la reparación de calzada que desde el Camino Real, lleva a la iglesia. También se crea en dicho mes la Sociedad del árbol de Santa Eulalia, cuya fiesta era el día de San José. Cuyo fin era proteger el árbol, junto al templo". Además menciona Bustamante que la pequeña iglesia, construida en el chalet del hijo de José Cima, se consagra este año: “el 16 de junio de 1927 se inaugura la capilla del chalet de Arturo Cima”. El arquitecto de este edificio será el mismo que construye el Centro Asturiano de la Habana entre 1923 y 1927: Manuel del Busto."
- 1927 (4 de diciembre): Fallece su hija menor, Ma. José Cima Fernánez-Quirós (apodada Pepita); con tan solo veintisiete años. Casada con el notario Luis Gómez-Morán, deja cinco huérfanos (Luis, Mario, Arturo, Jose María y Juan). Este suceso fue un terrible varapalo para José Cima; ya que la última de sus hijas -famosa por su gran bondad- era una de las más queridas, al haber nacido ciega. Logrando el padre que recuperase la vista, cuando ya contaba nueve años y gracias al Doctor Barraquer.
- 1930: Elegido Alcalde de Oviedo desde el 26 de febrero al 25 de marzo de 1930 -tal como se menciona en todas su notas biográficas. Acerca de ello nos dice Bustamante: "por accidente llega un paisano nuestro y bien conocido, que pasa a ser alcalde de Oviedo: José Cima. Fue elegido por ser uno de los hombres más opulentos de la ciudad y por su edad; tenía, nada más y nada menos que 86 años". Sobre los alcaldes de Oviedo y la entrada de José Cima a dirigir el cabildo, ver cita. Lleva a cabo su breve mandato con más de ochenta y seis años, cuando su carácter y sus capacidades estaban en pleno declive (tras enviudar y ver morir a dos de sus hijas). Fue elegido con el fin de que sufragase de su bolsillo unas obras y terminó teniendo conflictos con cuantos le rodeaban -prensa, concejales, asesores etc-.
- 1930: Le comunican que su hija Pepita permanece incorrupta después de tres años enterrada. Conociendo que ella había dedicado su vida a las obras de caridad y ayudar a los pobres; el cabido catedralicio le propone iniciar un proceso de beatificación. José Cima tenía ya demasiados problemas y muy mal carácter por entonces. Cuando le solicitan una suma de dinero, para comenzar los estudios con los que se podría llegar a canonizarla; se enfada con los representantes la Iglesia (argumentando que no hacen más que pedirle prebendas). Poco antes le propusieron para un marquesado pontificio, si entregaba otro gran donativo al Vaticano; a lo que también contestó de mala manera. Su carácter se había "torcido" desde la muerte de su hija Pepita.
- 1931: Viejo y desencantado, con casi noventa años; tras proclamarse La República decide cortar unos caminos que pasaban por sus tierras de Colloto, al estar enfadado con algunos vecinos que celebraron la caída de Alfonso XIII. Entra en pleito con aquellos collotenses que reclamaban la "servidumbre de paso" por esos terrenos suyos. Se sentía anciano, muy preocupado y solo; sabiendo que su único hijo -Arturo- no podría gestionar la fábrica bien, habida cuenta que no tenía una gran capacidad profesional, ni mantenía buena relación con sus hermanas (menos, con sus cuñados).
- 1932: Muere José Cima García, a la edad de ochenta y siete años. Sobre ello comenta Bustamante: “en noviembre de 1932 fallece el político e industrial Jose Cima, envuelto en una polémica por haber cortado el camino a los vecinos de Roces”
Las últimas palabras que escribe Bustamante en su libro COLLOTO APUNTES HISTÓRICOS, acerca de José Cima; son las siguientes: "fue empresario, político, benefactor, inventor e impulsor de la sidra al champagne en España y concejal durante años en Oviedo, y en sus últimos días fue alcalde, casi con noventa años” (...) "filántropo e innovador, conoció y compartió mesa y tertulias con las personalidades de la política y el arte: Antonio Maura, Leopoldo Alas (Clarín) o Benito Pérez Galdós (por citar algunos). Impidió la quiebra de la Sociedad Filarmónica de Oviedo, e impulsó la creación de Radio Asturias, la primera emisora del principado. Entre sus grandes amigos estaban Antonio Quesada Soto, alcalde de la Habana y José Longoria de Carbajal, alcalde de Oviedo ”
- 1932: Por su parte, el epílogo que le dedica La Nueva España (artículo recogido por Antonio Castejón) en texto mencionado en cita es el siguiente: “José Cima combinó su faceta empresarial con la de mecenas del pueblo. Los documentos administrativos recogen cómo en aquella época la fábrica de sidra suministraba el fluido eléctrico para alumbrar las escuelas de Pepín Rodríguez, otra iniciativa de un indiano para mejorar el nivel de vida en Colloto. También de mano de José Cima se rehabilitaría la iglesia del pueblo en 1924. El proyecto -los planos se conservan en el archivo- incluía la construcción de una nueva sacristía, al ampliar la planta original del templo”.
- 1932; añade Bustamante sobre la sidra: “Seguirá elaborándose hasta 1932; pero tras la muerte de José Cima ya no se hace con la misma calidad y continúan vendiéndola con la misma etiqueta hasta finales de siglo XX”
"Su restauración actual -a mi juicio- le da apariencia de una construcción minimalista del siglo XXI; muy distinto a lo que fue en su día: Una fábrica de comienzos del XX, con líneas de arquitectura popular asturiana, unida al racionalismo “años veinte” (a mi entender, tras esta reforma, ha perdido la esencia de su significado como edificio y gran parte de su “alma constructiva”)".
"en su pueblo natal, tuvo sus instalaciones industriales, pero también su casa (junto a la fábrica). Necesitando más tarde, comprar miles de metros de terreno para realizar cultivos y crear el emporio que finalmente logró. Embotellando un millón de botellas en el año 1900 y exportando más de ochocientas mil, en 1912 (tiempo en que se calcula facturaba más de dos millones de botellas). Algunos de estos inmuebles, llegaron en herencia a sus nietos; principalmente terrenos en Villameana, en Roces y en Colloto. Miles de metros fueron expropiados, para hacer el parque central de este pueblo (fundamentalmente en 1994). Aunque todavía quedan como legado dos parcelas, que mantienen una vivienda del siglo XVIII; que la familia considera, fue la casa natal de Pedro Fernández-Roces Cima (...) lo que queda en Colloto de las instalaciones y propiedades de Cima (al margen del edificio fábrica); y de los terrenos que mencionamos: Los que fueron expropiados para hacer el parque y los que se mantienen como casa natal de los Fernández-Roces Cima".
"Colloto: Lugar de la parroquia de Oviedo (Oviedo). Fue parroquia independiente, dedicada a Santa Eulalia, que aún tiene vigencia en lo eclesiástico. Comprendía, según Madoz, además del lugar de su nombre, los de Bárcena, Camino Real, Monte Alto, Los Prados y Roces, y en el concejo de Siero los de Llames y Folgueras. Cita, también, en el lugar de Bárcena, "una antigua ermita titulada Nuestra Señora del Socorro, cuyos patrones son los señores de la casa de Bárcena". En la actualidad, el crecimiento demográfico y urbano de Colloto lo ha incorporado prácticamente a la trama urbana, al tiempo que ha traspasado la frontera concejil y continúa ya en términos de Siero".
En el periódico digital El Tapín, recabando en el artículo Colloto, entre Siero y Oviedo, la opinión de los vecinos más veteranos, leemos al respecto:
"Colloto empezó a crecer cuando se empezó a construir en la zona de Oviedo, haciendo lo que los vecinos consideran "grandes barriadas", "ha venido muchísima gente a vivir aquí en muy poco tiempo, porque esto se ha convertido en un pueblo dormitorio, ya que las viviendas para comprar o alquilar son mucho más baratas que en Oviedo. Esto hace que no se conozca la mitad de la gente, cuando antes nos saludábamos todos por la calle y convivíamos"
“Casa Severo, actual "Llagar de Colloto". Fue la casa de Severino Fernandez-Roces Quirós (Colloto 1861-1939). El inmueble seguramente lo reformaría por su padre, Pedro Fernández-Roces y Cima (1835-1903). El edificio es original del XVI, aunque se hundió su tejado en 1989. Afortunadamente se reabrió reformado como un restaurante. Los hermanos de este Severino fueron: Nicanor Fernandez-Roces (que se mantuvo como director de Industrias Cima hasta su muerte) y Josefa (mujer de José Cima; quien años más tarde pasó a llamarse Fernández-Quirós). Eran los tres, hijos de Pedro Fernádez-Roces Cima, concejal del ayuntamiento de Oviedo; primo y suegro de José Cima".
"Iván nació en Villamiana, aldea de Limanes vecina a Colloto, y heredó de José Manuel, su padre, dos raras y altamente beneficiosas virtudes: querer hacer muchas cosas, saber hacer muchas cosas, y además querer y saber hacerlas bien.
En esa imposibilidad de parar quietos, y en esa posibilidad continuada de crear riqueza, José Manuel, ganadero además de otras profesiones, abrió el restaurante Casa el Cabrero cuando Iván contaba ocho años, y esa temprana escuela hostelera, que ahí sigue parrilla al rojo, precedió a El Tonel, que avivó los fuegos algo mortecinos de Colloto.
Debemos recordar que por los chigres y bailes coyotenses procesionaba toda la clase obrera carbayona, y que desde finales del siglo XIX, nuestros tatara o bisabuelos afayaben moza (o mozu)e iniciaban cortexos siguiendo el ritmo de la gaita o de las algo pecaminosas polcas.
Pues para que las espichas, los bailes y los encuentros al margen de Badoo o Meetic continúen dando animación y nombre a esta parroquia que ocupa tierras ovetenses y tierras polesas, saca Iván tiempo de sus ajetreos continuos y preside la Sociedad Collotense de Festejos con destacada presencia en San Mateo y fiestas grandes el primer fin de semana de septiembre: el Cristo de la Misericordia sale en procesión, se xiringüela, hay comidas al aire libre y romerías, y espalma la sidra su chorro de tonel o botella.
La lenta maduración de unos setenta días en cámaras especialmente acondicionadas acabará por lograr el color, aroma, infiltración y cobertura –rojo y marfil– que, tierno chuletón a llama y flor de sal, o en carpacho, cecina, hamburguesa, tartar, callos y otras posibilidades, ponga paisajes de práu, heno, llindes y balagares por la nariz y el paladar, finísima caja de recuerdos.
Los bueyes –ojo, bueyes, no vaca vieya de la que igualmente disponemos– los cría José Manuel en su propia ganadería, y quien desee comprobar a vista cierta la buena vida de estos lujosos eunucos del harén vacuno –antaño cargadores de arados, carros y pesos imposibles bajo crueles golpes de cibiella– puede solicitarlo.
Y dado que hablamos de una carne oficialmente entre las diez mejores del mundo, bueno será que al probarla se enteren de sus medallas daneses, alemanes, japoneses, norteamericanos, argentinos, y muchos asturianos. La carta cuenta con otras alternativas, por supuesto; del cachopo (de buey) jugoso y fartón al pixín negro, del arroz con bugre a la lubina salvaje, del bacalao en varias maneras al cachopo de merluza, de la fabada canónica a los palinos de pitu, de las ensaladas imaginativas a la de huerta que nos refresca y aligera las parrilladas…
No obstante el chuletón de buey une ingesta y emociones, y pone en valor el trabajo de dos paisanos –padre e hijo– que no sólo encabezan calidades, también multiplican los contratos laborales abriendo y regentando nuevos negocios, algo que los asturianos necesitamos tanto –nunca mejor dicho y asociado– como el comer.
¿Qué visitar?
A un corto paseo del Llagar, en la otra parte de la carretera y sobre un alto, podemos visitar la iglesia de Santa Eulalia de Colloto, de modernas formas y con una gruesa torre poligonal sobre el pórtico. Pero una vez dentro podremos descubrir su origen románico en el arco de triunfo –el que separa la nave de la cabecera– con muy buenos capiteles, aparte de la semicircular cabecera. En los capiteles aparecen pájaros entre hojas, un pavo real con cabeza de hombre, un mono cabalgando sobre un monstruo, un cuadrúpedo con alas, un león con cara semihumana y hojas. Signos de pecado, redención, infierno y gloria a la vera del Camino de Santiago y ya en puertas de San Salvador de Oviedo".
"El mejor cabrales del mundo se probará gratis hasta el 30 de septiembre en Colloto. La familia hostelera que este domingo adquirió por 30.000 euros la pieza ganadora del certamen quesero de Arenas de Cabrales ofrecerá hasta finales de este mes una degustación sin coste adicional a todos los clientes que se acerquen a comer y cenar a su llagar en la localidad. "Sin su fidelidad no podríamos hacer una compra histórica como esta", destacó ayer Beatriz Suárez, la menor de los tres hermanos de la saga de hosteleros que con este lleva cuatro ediciones seguidas haciéndose con el mejor cabrales, invirtiendo para ello más de 80.000 euros. "El año que viene iremos a por el quinto", advierte la hostelera.
Obviamente, los en torno a 2,3 kilos de la pieza obtenida en la puja de Arenas no dará para abastecer a toda la clientela. No obstante, los hosteleros collotenses se han hecho con buena parte de la producción de la quesería Los Puertos, ganadora del certamen, para poder dar abasto a todos sus comensales. "La pieza ganadora la comeremos el entorno más cercano de la familia y algún cliente que tenga suerte, pero habrá queso como el ganador para todos los que vengan a visitarnos", puntualizan.
En el Llagar de Colloto bromeaban ayer al ver el interés despertado por el queso incluso entre los medios nacionales. "Parece que hasta le quitemos al protagonismo al caso Rubiales", bromeaba Beatriz Suárez haciendo referencia a uno de los temas de más actualidad en los últimos días.
Desde la familia Suárez, propietaria de cuatro establecimientos en Oviedo, uno en Llanera y sendas cafeterías en el Corte Inglés de Gijón y Avilés, prevén ofrecer también este queso a precio habitual en todos los negocios. "Aparte de la degustación gratuita en el llagar, ofertaremos raciones normales con este queso en concreto", indican.
La saga de hosteleros considera esta apuesta por los mejores quesos cabrales del mundo como una forma de estar en el escaparate y contribuir a la perpetuidad de un producto señero en toda Asturias. "Es nuestra apuesta por esos artesanos de los que estamos muy orgullosos y nos permiten disponer de este alimento único durante todo el año", subraya Suárez.
A pesar de la creciente dificultad para hacerse con estas preciadas piezas, desde Colloto están dispuestos a seguir aflojando el bolsillo para traerse el mejor cabrales del mundo a la capital asturiana en las próximas ediciones. "Que no tengan duda, el próximo año intentaremos conseguir el quinto", proclama la menor de la familia, sabedora de que la competencia no se lo pondrá nada fácil.
Mientras tanto, el teléfono no para de sonar. La gente pregunta cuándo se podrá degustar el queso de los 30.000 euros. La respuesta, inmediata. "No habrá problema hasta agotar existencias", responden los miembros de la estirpe hostelera de Colloto más conocida por su apuesta por el queso de más calidad, más caro y posiblemente ahora más buscado del mundo".
Dejamos a la derecha los aparcamientos de El Llagar de Colloto y, seguidamente, unos matorrales de los que suelen revelar la existencia de una casa deshabitada
"Director propietario Laureano Sánchez Valdés, ayudante clínico durante 16 años del eminente alienista don Sixto Armán. La organización científica de este sanatorio hace posible una terapéutica moderna, y la residencia permanente del director una asistencia médica completa. Psicoterapia, Fisioterapia, ligeros trabajos manuales, hidroterapia en todas sus formas. Capilla, jardines, música, cine, lecturas,..."
Se atribuye su autoría a quien fuera en su época arquitecto municipal ovetense Juan Miguel de la Guardia. En el blog Asturias por descubrir del fotógrafo Alejandro Braña encontraremos un excelente reportaje dedicado a esta mansión que, a fecha 18-3-2020, La Voz de Asturias anunciaba su venta:
"El que en su día fuera el sanatorio mental de mujeres Santa Rita, ubicado en el Camino Real de Colloto, está en venta por 1.250.000 euros. En esta clínica tan pionera para su época se trataban, como decía su anuncio, enfermedades nerviosas, alcoholismo o drogadicción. Aplicaba curas de reposo, electroterapia, hidroterapia y disponía sala de lectura y música, capilla y jardines para las enfermas. Durante la Guerra Civil fue ocupado por las tropas republicanas y, finalmente, acabó cerrando en los años 50 del siglo pasado.
Se trata de un edificio singular construido hace más de un siglo, siguiendo el modelo de grandes casonas ovetenses de la época como Villa Magdalena o, especialmente, el palacete de La Lila. El proyecto data del año 1902, aunque dado su buen funcionamiento, fue posteriormente ampliado. Tiene 12 habitaciones y 4 baños, con una superficie construida de 844 metros cuadrados, así como una parcela de 2.640 metros.
La propiedad pertenece «desde hace generaciones a la familia del fundador del antiguo sanatorio». El pabellón Villa Pilar, construido a partir de la capilla en perpendicular a la carretera y que aún permanece en pie, aunque transformado casi totalmente en su interior, llegó a contar con veinticuatro habitaciones independientes con ventanales.
Según señalan sus propietarios, «con el paso del tiempo, en la finca hubo otros elementos de edificación que fueron desapareciendo». Entre ellos destacaba un garaje y un gran lavadero y tendedero cubierto, situado por detrás del pozo, aún existente.
Durante la Guerra Civil desapareció la galería que cerraba la parte posterior de la casa y «ocurrió uno de los hechos que marcan la historia de este palacete», ya que sus ocupantes fueron desalojados por el ejército republicano que instaló en la finca a sus tropas.
La capilla está reconocida como un templo público en el que asistían a misa vecinos de Colloto y acogió numerosas celebraciones religiosas.
Era costumbre en la época que los propietarios de casas de indianos plantaran un magnolio y una palmera, como recuerdo al continente donde hicieron prosperar sus negocios. La palmera de mantiene en pie en el jardín posterior a la casa principal".
"El centenario palacete de Colloto que albergó hasta 1950 el sanatorio mental Santa Rita está a la venta por 1.250.00 euros. Los propietarios, descendientes del fundador del centro, lo sacaron al mercado a finales de 2019 y siguen esperando comprador. Se trata de un edificio de arquitectura indiana ubicado en el Camino Real y que en sus inicios estuvo dirigido por Sixto Álvarez Armán y Laureano Sánchez Valdés.
Según los carteles y publicidad de finales de los años veinte del siglo pasado, allí se trataban "enfermedades nerviosas, mentales, alcoholismo, etc". Y los folletos también matizan que los profesionales aplicaban curas de reposo, psicoterapia, electroterapia e hidroterapia, y que disponían de salón de lectura, música, cine capilla y jardines para entretenimiento de los enfermos. Ante su éxito entre la población ovetense y asturiana, sufrió numerosas ampliaciones y obras de mejora hasta que cerró en 1950.
El palacete fue ocupado durante la Guerra Civil por las tropas republicanas y su capilla fue reconocida como templo público. Allí fueron a misa los vecinos de Colloto, y se celebraron cultos, bodas, bautizos y comuniones.
El arquitecto municipal de aquella época era Juan Miguel de la Guardia, autor de importantes y característicos inmuebles de Oviedo como el kiosco de música del paseo del Bombé o el chalé "Villa Magdalena". El antiguo sanatorio Santa Rita guarda un enorme parecido con el de La Lila, atribuido también -aunque no oficialmente- a De la Guardia, y hoy convertido en un cibercentro. Sin embargo, Santa Rita es de mayor tamaño.
Uno de los pabellones del palacete, conocido como pabellón Villa Pilar y que aún permanece en pie, llegó a tener veinticuatro habitaciones independientes con ventanales. El inmueble está contruido en una finca de 2.640 metros cuadrados en la que hubo varios elementos arquitectónicos que fueron desapareciendo con el paso de los años. Así, destacaba un garaje y un gran lavadero-tendedero cubierto, situado por detrás de un pozo que todavía existe.
En el jardín hay árboles centenarios -plantados durante la inauguración del sanatorio- como higueras, castaños y una palmera. De hecho, los propietarios de las casas de indianos tenían la costumbre de plantar un magnolio y una palmera en recuerdo al continente americano en el hicieron prósperos negocios. Pues bien, aquella palmera ha resistido el paso del tiempo en el jardín posterior. Actualmente, entre las diferentes edificaciones, la propiedad dispone de doce habitaciones, cuatro baños, dos salones, dos comedores, dos cocinas, varias terrazas y galerías, numerosos cuartos y un garaje con capacidad para varios vehículos".
"Este neuropsiquiatra fue uno de los más destacados profesionales en la Asturias de los años veinte. Muy apegado siempre a Santa Eulalia de Colloto como muestra la cantidad de homenajes y actos a collotenses ilustres como José Cima García en los que tuvo especial vinculación. Fue el impulsor debido a otro homenaje de la revista Santolaya una revista que muestra como era Santa Eulalia de Colloto y como es en el año 1926. En el campo de la medicina creo el afamado sanatorio Santa Rita. Un sanatorio para ambos sexos enclavado en un hermoso palacete (que hoy día sigue en pie), con una gran finca situado en el Camino Real Nº 43 de Santa Eulalia de Colloto. Este sanatorio contó con el asesoramiento del ilustre doctor Sixto Álvarez Armán y abrió al público en el año 1923. Una gran parte de los descendientes de Laureano Sánchez Valdés han seguido ligados a la medicina en sus múltiples campos llegando a destacar".
Un antiguo sanatorio de estilo indiano en Colloto, dice de él Cristina Centeno, de nuevo para La Voz de Asturias, el 14-3-2023 mientras el palacete seguía en venta, ofreciéndonos nuevas pinceladas, detalles y curiosidades del mismo:
"El antiguo sanatorio de Santa Rita, ubicado en el Camino Real de Colloto, es otra de las propiedades singulares a la venta. De estilo indiano, este inmueble tiene doce habitaciones y cuatro baños y cuenta con 874 metros cuadrados de construcción, ubicados en una parcela de más de 2.600. Y, ¿cuánto cuesta? La inmobiliaria responsable pone su precio de venta en 1.250.000 euros.
Cuentan, además, que tiene dos accesos y que la propiedad sigue siendo de la familia del fundador del antiguo sanatorio, un edificio de principios del siglo XX. El anuncio destaca su parecido con el palacete de La Lila, atribuido también al arquitecto Juan Miguel de la Guardia. Aseguran que la Guerra Civil marcó la historia de este edificio y que la capilla está reconocida como templo público.
Actualmente, entre las diferentes edificaciones, la propiedad tiene doce habitaciones, cuatro baños, dos salones, dos comedores, dos cocinas, terrazas, galerías, numerosos cuartos y un amplio garaje. Los responsables de su venta creen que sería un inmueble adecuado para transformar en hotel boutique o lugar para eventos".
"De nuevo, ha sido Bustamante Alonso, quien nos habló acerca José Cima y su interés por el mundo radiofónico. Sobre ello, este cronista de Colloto publicó en septiembre de 2012 un artículo en LA NUEVA ESPAÑA, intitulado “La llegada de la radio a Asturias”; que recogemos a continuación en imágenes y nos va a servir de guía para desarrollar el epígrafe. Francisco Bustamante comienza el texto narrando que en 1925 apenas llegaban emisiones de radio hasta El Principado y tan solo unos pocos disfrutaban de ese medio de comunicación. Es en este momento cuando “la familia Cima, de Colloto (Oviedo), impulsa la creación de Radio Asturias S.A.” (SIC del artículo). Añade que la afición les llegó a través de Jose Ma. Vallaure, uno de los nietos de José Cima, quien introdujo en el hobbie a su abuelo y a su tío Arturo -el único hijo varón, del industrial famoso por su sidra-. Crearon esta Sociedad Radiofónica, con ayuda de otros entusiastas del medio, como Francisco Toyos y las primeras emisiones se realizaron desde el antiguo edificio del Banco de España, en la capital. Durante sus meses iniciales, su alcance tan solo llegaba a algunas calles de Oviedo; aunque en 1926 lograron los permisos para cubrir toda Asturias (incluso pudiendo “llegar hasta América”, tal como era su deseo inicial). Con el fin de comprobar la frecuencia y hasta dónde se escuchaban las emisiones; enviaron coches de caballos, con generadores eléctricos a gasolina para mantener receptores de galena en su interior, en los que se testaba la audición.
Sigue Bustamante Alonso narrando cómo fue Colloto, el primer lugar de la provincia donde que se oyó la radio -fuera de las calles centrales de Oviedo-. Continúa su texto comentando los pormenores de la fundación de la nueva sede radiofónica, en agosto del año 1926. Inagurada por las autoridades civiles de El Principado; retransmitiendo un concierto. Aquel acto inicial resultó una fiesta para toda la ciudad, cuando numerosos vecinos colocaron altavoces en sus ventanas, con el fin de que los discursos y la música se escuchasen por las calles. Termina el autor escribiendo que tras los aplausos de los ciudadanos al terminar el recital, “había llegado a Asturias una fiel compañera de la soledad” (describiendo de este modo, el inicio de la radio en Oviedo). Al margen del artículo que resumo; gracias a Bustamante Alonso, también sabemos que dicha primera escucha radiofónica en Colloto, sucedió en el chalet de Arturo Cima. Edificio que, bajo estas líneas, volvemos a recoger en imágenes y donde aparece nuestro cronista (en el momento que nos narraba este hecho)".
Foto: Añoranzas, recuerdos y semblanzas |
"En el antiguo Camino Real que poco después salvará el Nora por su medieval puente, con la plaza y el monumento a Pepín Fernández del otro lado, la sidrería, orgullosa de sus dimensiones, extiende cristaleras, comedores, galerías, terrazas, parrilla, estacas para corderos, parques de juego, patio soleado, y todo lo que permita, antes, durante y tras la parrillada o el menú, escoger rincón ideal según nexo de relación, número de comensales y grupos etarios, disfrutando ora de barra, ora de billar o futbolín, ora de sombrillas, ora del alto corredor sobre columnas, ora de mesas más o menos formales, ora de bancos y aire libre, ora de toboganes e inflables perfectamente resguardados. Un totum nada revolutum, modélicamente atendido por un equipo estable y satisfecho (algo no siempre usual) donde podemos elegir y disfrutar del destino hecho carne (o pescado) de Iván, que con dieciocho años, e hijo de José Manuel, propietario de Casa El Cabrero, adelantada en el arte de la polivalencia, apostó aquí, antiguo almacén de construcción, su futuro: «Sin la ayuda y el ánimo de mi padre no hubiera podido», asegura. Van veintiséis años al frente.
Dirigiendo una cocina variada, enraizada, parcialmente provista por la familia de Iván, criadora de bueyes mimados, se encuentra Jean Carlos, que vino de Dominicana con apenas siete años, estudió en la escuela ovetense, y propone escalopines de setas, croquetas cremosas, sartén agridulce de ibérico, fabada, callos, cachopo de merluza, bacalao en costra, arroz negro, arroz con lomo madurado, cachopos, parrillas –gobernadas estas por Marco Vinicio–, y cuanto corte y embutido cárnico pueda imaginarse ya no un vecino noreñense, un gaucho incluso.
Y no obstante el universo que se expande dentro de El Tonel, Iván se encarga igualmente del Llagar de Colloto, otro prestosu, del Palacio de Villabona, y entre otras, (¡atención!) de Casa Conrado, pura historia de Oviedo y pura historia de Yantar".
Mes y pico después El Tonel, de ponderada parrilla, ganaba el primer premio a la mejor parrillada con ternera asturiana, dando de esta manera la noticia la web de la Indicación Geográfica Protegida de este producto:
"El Tonel de Colloto ha conseguido alzarse con el primer premio del Concurso Mejor Parrillada de España con Ternera Asturiana. El certamen, celebrado en Cangas de Narcea el pasado 8 de junio, en el marco del Festival “Brasas del Narcea”, ha congregado a los 12 finalistas de toda España, de los 30 establecimientos presentados. Allí, han elaborado sus mejores propuestas, con la Ternera Asturiana como protagonista, acompañada de otras carnes, verduras e incluso percebes, tratando así de conquistar el paladar de un exigente jurado.
El Tonel de Colloto, ganador del concurso y de los 1.500 euros de premio, lo ha conseguido con su creación a base de solomillo, churrasco y un cachopo a la parrilla de Ternera Asturiana, acompañados de Buey Asturiano, aderezados con diferentes sales. La propuesta se completaba con chorizo rojo y criollo, morcilla y costilla, y una guarnición de patatas y tomate.
Para Iván Suárez, propietario del restaurante, el secreto ha estado en “el equipo que está detrás, trabajando cada día en el restaurante para sorprender a cada comensal, como hoy, como un producto de primera línea como el Buey y la Ternera Asturiana. Nuestra propuesta mantiene la misma esencia, el mismo trabajo que llevamos haciendo desde hace muchos años”.
"El chigre está en una travesía de la calle central, también carretera general, por el lado donde Colloto tira al monte, nada más contornear el monumento a Pepín Rodriguez, el benefactor collotense que hiciera fortuna produciendo algunos de los mejores puros cubanos (¡qué guapas y románticas las estampas de los Romeo y Julieta).
Es un local moderno, de madera y piedra clara, aireado y limpio como ya exigen los mismos que antaño se lamentaban de la prohibición del serrín y de las humaredas, amplio de barra y con sala en recodo para pasar del tapeo a las formalidades.
Si un día de semana anodino, por ejemplo un martes, cuesta encontrar mesa a la hora de almorzar, y además quienes lo llenan, en buena parte obreros y oficinistas del enorme parque industrial que une Cerdeño con el Berrón, se muestran distendidos y parlanchines, el voto de confianza resulta razonable, pero si el primer plato probado, unos tiernos y picantinos fréjoles guarnecidos de patata cocida y chorizo, elevan la sencillez casi a obra de arte, la confianza adquiere razones.
Dado que el antes señalado parque industrial, no obstante fábricas y distribuidoras compartan sitio con viejas casas de corredor, hórreos, vacas pastiando y varas de hierba, incluye la mayor densidad de establecimientos especializados en cortes de xatu y gochu del Principado, la carne del Calderu, que se prepara a la plancha o a la parrilla, posee toda la maduración, terneza, limpieza y jugosidad exigibles -disculpen la redundancia- desde la exigencia.
Otras sugerencias: los cachopos (de cecina y queso de cabra, de picadillo y cabrales, de jamón ibérico y queso manchego o de merluza) suman riquezas al empanado asturiana que más da que hablar en el resto del país; las cazuelas de tiras, de pitu a la plancha, de picadillo, de chipirones o de jamón, siempre acompañadas por patatas y huevos, matan fames con rapidez y efectividad; y las parrilladas despliegan sus heterogéneos atractivos para que nos podamos manchar las manos y los morros igual que caballeros medievales, sin contradecir normas de cortesía. Y los tortos.
De postre chocolate, sea en pirámide, en muerte o en coulant.
Quique vigila el bullir diario del Calderu. Carbayón, hostelero para pagarse primero los caprichos de la juventud, luego las responsabilidades de la madurez, sabe coordinar equipos y rodearse de colaboradores adecuados:Josefina y Tamara, las cocineras, traen tras de sí un largo doctorado entre fogones.
Dejo para visita posterior el bacalao. ¿En salsa de setas, en tacos a la vizcaína o con pisto? Para tales dilemas nada mejor que ir tres y probar, que comida compartida, fraterna y debatida".
A PEPIN RODRIGUEZCOLLOTO AGRADECIDOAGOSTO 1940
"-1866: El 4 de marzo, nace en Colloto José Rodríguez Fernández-Roces (Pepín Rodríguez). Según Bustamante nace el 2 de marzo, hijo de José Rodríguez y de Josefa Fernández-Roces Cimadevilla.
-1875: Con tan solo nueve años es reclamado por sus tíos (Pedro y Antonio) viajando a La Habana. “su tío Antonio Fernández-Roces, lo acoge en el seno de su familia e inmediatamente lo envía a uno de los mejores colegios de La Habana, donde estudia con gran aprovechamiento. Continúa su formación en los Estados Unidos, donde estudia durante años llegando a dominar el idioma inglés, siempre con el comercio como su gran vocación” sic (57). Su hermano menor, llamado Antonio; queda en Colloto, junto a su padres, bajo la protección del otros tíos suyos: Pedro y Gorín Fernández-Roces.
-1875: “Puros ROMEO Y JULIETA. Fue fundada (...) en 1876, por dos asturianos: Inocencio Álvarez y José García (Manín), los cuales se constituyen como socios propietarios de la marca a principios de dicho año 1876" (textualmente). Faltaban todavía casi treinta años para que Pepín comprarse la marca; pues en estos años estudiaba en los mejores centros de La Habana y de Estados Unidos.
-1888/1902: “De vuelta a Cuba, Pepín trabaja en la pequeña fábrica de su tío Antonio, y también lo hace en la prestigiosa compañía tabaquera de Leopoldo González-Carvajal, de la cual su tío era accionista mayoritario. Sabía muy bien que la profesión de tabaquero se aprende desde adentro hacia fuera, pues es la mejor forma de valorar la importancia de cada departamento en el proceso de elaboración de los tabacos torcidos, así va pasando por todos los oficios y disciplinas de una fábrica de habanos: rezagador, despalillador, escogedor, fileteador, torcedor, etc.”. Al regresar de Estados Unidos, donde Pepín había estudiado en las mejores universidades, se dedica a trabajar en el tabaco. Comienza en el negocio aprendiendo completamente el proceso (desde la plantación al empaquetado, etiquetado y distribución); realizando todos los trabajos que su elaboración precisaba y dominando ese mundo como pocos lograron.
-1900: “En 1886, Manín García deja ROMEO Y JULIETA (...). Tras un breve periodo trabajando con otro empresario tabaquero (un tal Montero), toma el control de la fábrica en solitario Inocencio Álvarez, que en 1900 decide vender su negocio a Prudencio Rabel, que al poco tiempo decide de nuevo venderla, pues no había podido explotarla debidamente”. Por su parte, Donato Argüelles del Busto, emigrado de Gijón que se formó en Nueva York; en 1885 había contraído matrimonio con la hija de Inocencio Álvarez, quien lega en su yerno casi la mitad de esta empresa. Desde entonces, estaba Romeo y Julieta controlada por Donato Argüelles y su hermano Ramón; quienes al observar que el suegro vende sus acciones a Rabel, prefieren buscar un mejor socio. Así entrarán en contacto con Pepín y con los hermanos Fernández-Roces.
-1902: “A la edad de 37 años, podemos afirmar que Pepín había trabajado en una plantación, era un profundo conocedor de los procesos de elaboración de tabacos torcidos, se había convertido en director de una fábrica de tabaco de pequeño tamaño, había llegado a representar los intereses de la prestigiosa firma Hija de Cabañas y Carvajal en el extranjero como director comercial y, cosa muy importante, disponía de una enorme cantidad de contactos. Estaba, pues, preparado para dar el gran salto y lograr su sueño largamente esperado: poseer una firma de tabaco propia.”.
-1902: “a los pocos primeros años de la independencia Cubana, cuando Don Leopoldo González-Carvajal vendió su fábrica Hija de Cabañas y Carvajal a la compañía norteamericana American Tobacco Co.; Pepín presentó su renuncia a D. Leopoldo. Éste le rogó encarecidamente que la retirara y siguiera en su empleo provisionalmente para que la producción no sufriera quebranto durante los dos años que él tenía que gobernarla hasta el definitivo traspaso del negocio a los norteamericanos. Pepín accedió, pero tan pronto entró la nueva gerencia, presentó su renuncia con carácter irrevocable. El nuevo jefe de la compañía lo llamó para informarle de lo satisfechos que estaban con su labor y rogarle que continuara en su cargo, llegando al extremo de poner en sus manos un talonario de cheques en blanco, con licencia para fijar el sueldo y emolumentos que considerara. Agradeció aquella deferencia, pero devolvió el talonario, diciendo: «He resuelto marcharme definitivamente, ya que estoy decidido a comprar una fábrica de tabacos y trabajar para mí.»”). Es en este año, cuando Pepín dejará Cabañas y Carvajal, para intentar comprar una marca propia; terminando por adquirir Romeo y Julieta.
-1903: “El Marqués de Rabel, propietario de varias marcas de tabacos y conocedor de las intenciones de Pepín Rodríguez, le propone la venta de una de las suyas, la afamada ROMEO Y JULIETA, que recientemente había adquirido a Inocencio Álvarez y que Rabel no había podido atender debidamente. Pepín, aún sabedor de la escasa producción de la misma, le gustaba su prestigio, pues no en vano en sus viajes había visto sus vitolas acreditadas en mercados de enorme importancia por entonces para el tabaco, como lo eran Austria o Londres. Por ello, decide comprarle a D. Prudencio Rabel su marca. retomamos la historia más abajo”. Es cuando Don Pepín entra en sociedad con los hermanos Argüelles del Busto; creando una nueva compañía que gestionará Romeo y Julieta, llamada "Rodríguez-Argüelles y Cía.". Sobre Romeo y Julieta; y su historia previa a 1903, ver cita.
-1903: “Para gestionar su recién adquirida marca-fábrica ROMEO Y JULIETA, constituyen en 1903 la sociedad Rodríguez, Argüelles y Cía. cuyos socios fundadores fueron José Rodríguez Fernández, Ramón Argüelles del Busto, Antonio Roces (Antonio Fernández Roces) y Baldomero Fernández, con el mismo Pepín de presidente y con Argüelles de vicepresidente. Romeo y Julieta, que ya tenía un reconocido prestigio internacional, con la entrada de Pepín Rodríguez llegaría a su máximo esplendor”. Ver imagen anterior; donde podemos observar la sede de esta firma, adquirida un año más tarde, y los retratos de estos cinco nuevos propietarios. En el texto de Berni falta por citar uno de los copropietarios, que además fue el presidente de Argüelles y Cía.: Donato Argüelles del Busto; quien deja el relevo a su hermano Ramón, al ir a vivir a Gijón (donde en 1909 ocupaba el puesto de alcalde).
-1904/1907: “En 1904 adquirieron el edificio habanero situado entre las calles de Belascoain y Virtudes, del que eran ya arrendatarios, edificio que ampliaron con una planta más en 1905. Al poco tiempo se vuelve a quedar pequeño, por lo que crean sucursales en Artemisa y Güira de Melena. La fábrica, una de las mayores de La Habana, ocupaba una superficie de 1.960 metros cuadrados, con unas instalaciones amplias y bien ventiladas, que ocupaban a más de 1.000 operarios. En 1907 crea una nueva sociedad, Romeo y Julieta, Fábrica de Tabacos, en la que continúa José Rodríguez como presidente y su socio Ramón Argüelles del Busto como vicepresidente”
-1910: EL arquitecto Juan Miguel de Laguardia construye por entonces las escuelas de Colloto y el chalet de Pepín Rodríguez (junto al de su tío Antonio). Las escuelas públicas, construídas y subvencionadas por este empresario fueron abiertas en 1910 al pueblo. El rector de la Universidad de Oviedo, Fermín Canella (muy unido a Colloto) supervidaba su docencia y exámenes, asistiendo periodicamente a revisar la enseñanza que se impartía
-1912: Sufre dos tristes acontecimientos familiares.
-1912 (verano): Su hija Ma. Luisa -con apenas dieciséis años- se enamora del maestro de piano que le habían asignado. Era el famoso intérprete, Joaquín Nin; que se amanceba con la hija de Pepín, dándose a la fuga y rompiendo un matrimonio con hijos (entre los que se encontraba quien luego fue la famosa Anaís Nin; que años más tarde narró en un libro, esta historia furtiva amorosa entre su padre y una quinceañera).
-1912 (diciembre): Un año más tarde fallece su hija menor de Pepín (que llevaba años enferma); al sepelio no acude la hermana mayor; pues se ocultaba del padre por haber huido con Joaquín Nin (un hombre decenas de años mayor a ella).
Bustamante Alonso recoge estos hechos del siguiente modo “Lo que sucedió tras patrocinar a Pepín a Joaquin Nin y nombrarle maestro de su hija Ma. Luisa (Maruja):
"Ma Luisa tenía entonces unos dieciseis años, muy desarrollados, era exuberante y de carácter fuerte. La niña se convirtió en la gran aliada del pianista, que le convenció de que se hiciera muy amiga de Anais, que tenía apenas diez años (...) Pero Rosa -la mujer de Nin- conocía demasiado a su marido, como para ignorar lo que estaba sucediendo. Ella se percató en seguida del deseo de Joaquín por Maruja (...) La amiga de su hija y su esposo la engañaban todo el tiempo (...) La propia Anais cuenta que el día que se despedía la mujer se puso histérica -refieríendose a la madre-" (cita (10) página 92; tomado de libro de Wendy Guerra "Posar desnuda en la Habana").
-1912/1913: Frente los hechos antes referidos. Pensando Don Pepín que no podría tener herederos, lleva hasta Cuba a un sobrino suyo llamado Hipólito Rodríguez (para ahijarlo). Realiza con Hipólito lo mismo que hicieron con Pepín sus tíos Fernández-Roces, cuando lo envían a La Habana y Estados Unidos para formarlo como empresario. Este Hipólito será como un hijo para Pepín; cuidándole al final de sus días -heredará la empresa de tabacos-.
-1907/1916: “Pepín continuaba viajando para promocionar sus productos en los principales mercados de Europa, Sudamérica y sobre todo los EEUU, llegando a vender la totalidad de la producción de sus fábricas, que por entonces contaban entre 1.000 y 1.400 tabaqueros. Muy posiblemente haya sido el mayor vendedor de tabaco habano conocido. En el período 1903-1916, Romeo y Julieta aumentó su producción total de 2 a 18 millones de tabacos al año . La fama y prestigio de sus habanos no tenía fronteras, por ejemplo, uno de sus incondicionales y admiradores era Sir Winston Churchill. Además de crear nuevas marcas a añadir a las que ya tenía ROMEO Y JULIETA en su primera etapa, como: La Leita, Flor de Rodríguez Argüelles, Don Pepín, Falman, His Majesty, Flor de Romeo y Julieta, Flor de Skariatine y María Guerrero, esta última en honor a la famosa actriz española a quien conoció en uno de sus viajes a España”.
-1916/1926: “Participa, además, en el capital de otras marcas como: El Crepúsculo, La Gloria Cubana, Bolívar, de la firma de J. Rocha y Cia., compuesta por sus amigos José F. Rocha y Rafael García. Llegado un momento, abandona Cuba y se instala en una mansión de la lujosa Villa Montmorency, en el corazón del aristocrático distrito XVI de París, a pocos pasos del Bosque de Boulogne, del estadio de tenis Roland Garros y del hipódromo de Auteuil, aún hoy en día residencia de millonarios y personajes famosos. Allí pasará largas temporadas con su familia, dejando al mando de la fábrica a su socio principal y vicepresidente de la compañía Ramón Argüelles Busto e incorporando al negocio tabaquero a su sobrino Hipólito Rodríguez para su formación. Desde entonces, y hasta 1930, la fábrica Romeo y Julieta fue dirigida en la práctica por D. Ramón Argüelles, llegándose a fabricar en ella la friolera de 18 millones de cigarros puros anuales”.
-1926/1930: “En algún momento anterior a 1926, cuando su fábrica Romeo y Julieta estaba en su máximo esplendor, se disuelve la sociedad Rodríguez Argüelles y Cia., que pasa a denominarse Romeo y Julieta S.A., Sucesores de Rodríguez, Argüelles y Cia, que en su versión anglosajona sería Romeo y Julieta Cigar Factory Ltd. A partir de 1930, Ramón Argüelles alterna su tiempo entre Madrid y La Habana, dejando la gestión definitivamente en manos de Hipólito Rodríguez, que se incorpora a la firma como vicepresidente en representación de su tío”. Otras versiones hacen ver que esta disolución y el cambio generacional se sucede tras la crisis del 29; cuando deciden poner el frente de la empresa al hijo de Donato (llamado Donato Argüelles Álvarez) y a Hipólito (sobrino de Don Pepín). Siempre supervisado por Ramón, el hermano menor de Donato Argüelles del Busto.
-1954: “Don Pepín falleció el 4 de octubre de 1954, a los ochenta y ocho años de edad, atesorando una gran fortuna, tras pasar diez años de estancia en la Clínica del Sagrado Corazón (La Habana), soportando resignadamente una larga y cruel enfermedad. Aunque se conoce poco de su vida en el ámbito privado, a partir de la correspondencia cruzada entre el escultor Josep Clará y la familia de José Rodríguez, se desprende que tenía una hermana, Altagracia, y al menos una hija, María Luisa. También se sabe que siendo joven perdió su primera hija y poco después a su esposa”.
-1955: “A su muerte, su sobrino Hipólito Rodríguez, que le atendió amorosamente en su larga enfermedad y era realmente un hijo para él, heredó la fábrica, convirtiéndose por tanto en el mayor accionista de la firma. Su hija María Luisa Rodríguez Pellicer heredó solo propiedades y dinero, pero nada de la fabrica ni del patrimonio relacionado con la industria del tabaco. Una pequeña parte de las acciones restantes de Romeo y Julieta quedan repartidas entre los descendientes de los Roces y de los Argüelles. Su amigo, el Doctor Emilio Maril, dijo emocionado en su duelo: « ... de singular inteligencia, era querido de ricos y pobres y gastó su dinero con largueza. No llegó quizás a millonario porque distribuyó amplia y altruistamente su riqueza »” .
-1960: “Finalmente, el 15 de septiembre de 1960, la resolución nº 20260 del Ministerio del Trabajo de la República de Cuba dispuso la intervención de la fábrica, que se incorpora a la empresa estatal Cubatabaco”
"Los antiguos alumnos de las Escuelas de Pepín Rodríguez en Colloto celebrarán mañana, día 1 de diciembre, su encuentro anual, una cita con la que, además de recordar sus vivencias infantiles, mantienen viva la memoria de su benefactor, el indiano que una vez retornado creó una fundación en la que estudiaron los niños collotenses entre los años 1910 y 1990.
Los organizadores de esta reunión, con el presidente de la Fundación Pepín Rodríguez, Baudilio Fernández Pedregal, al frente, han convocado a sus compañeros a las dos y media de la tarde de ese primer sábado de diciembre en un lagar de Colloto, el Herminio, para compartir un almuerzo. Antes, a la una de la tarde, asistirán a misa en la antigua iglesia de la localidad, y dedicarán sus oraciones a los alumnos que ya han fallecido.
Encuentro anual
Este año la cita se retrasa un poco. Era costumbre reservar para ella el último sábado de noviembre, pero en esta ocasión, por motivos de agenda de algunos de los asistentes, se ha pospuesto hasta diciembre. Adolfo Alonso Norniella, uno de los organizadores de este encuentro, anima a sus compañeros a acudir, incluso aquellos que han perdido el contacto con la Fundación. «Que vayan los que quieran y allí tomaremos nota de sus datos, para avisarles la próxima vez», comenta.
Pepín Rodríguez, el benefactor de cientos de niños que ahora se reúnen convertidos en veteranos, hizo fortuna en Cuba, adonde llegó con sólo nueve años. Allí su tío Antonio Fernández Roces lo envió a uno de los mejores colegios de La Habana y completó los estudios en Estados Unidos. Cuando regresó, comenzó una próspera carrera en los negocios y en la industria tabaquera. Él fue uno de los fundadores del Centro Asturiano de La Habana y el número uno del Casino Español de esa misma ciudad.
La buena fortuna del indiano y su ajetreada vida social no le hicieron olvidar su Colloto natal y aquí fundó unas escuelas, en un terreno que había pertenecido a su tío Antonio, con vivienda para los profesores y una dotación de 80.000 pesos para garantizar su funcionamiento.
Pepín Rodríguez falleció en octubre de 1954, pero en Colloto su memoria se mantiene viva, especialmente a través de los niños, hoy adultos, que se formaron en sus escuelas. Una escultura de Clará, una obra de mediados del siglo pasado, da testimonio del agradecimiento de su pueblo al indiano que nunca lo olvidó".
Más allá de los tejados de las casas, asoman las cimas del emblemático Monte Naranco, que con los 637 metros de altitud del Picu'l Paisanu, domina el valle del Nora y nos ha servido como referencia, ya desde antes de entrar en La Pola, la capital de Siero, para conocer nuestra paulatina aproximación a la 'ciudad del Salvador', en cuyo concejo ya hemos entrado
"La escultura, hecha en piedra, es obra de Gerardo Zaragoza y Rafael Rodríguez Urrusti, y está datada en 1980. La escultura del Sagrado Corazón de Jesús fue diseñada por García Lomas; tenía treinta metros de altura y es obra de Gerardo Zaragoza, mientras que la de la Cruz de la Victoria, de 5 metros de altura, es obra de Rafael Rodríguez Urrusti. Para realizar el montaje de la obra se contó con el escultor ovetense José Antonio Nava Iglesias, quien realizó las mejoras y las copias necesarias para hacer frente a los desperfectos que el transporte había ocasionado al conjunto de la obra.
Para sufragar los gastos se realizó una colecta popular en la que se recaudaron 10 de los 17 millones necesitados, lo cual permitía ver posible la realización del proyecto ideado en 1950 entre el padre Vega y Ramoncita Bertrand, con el apoyo de Sabino Álvarez Gendín (rector de la Universidad de Oviedo), y de otras personalidades de la vida ovetense y asturiana, para emular el que se había levantado en Río de Janeiro. Dieciocho años se tardaron en acabar el proyecto, que se inició el 21 de junio de 1963 con la colocación de la primera piedra, y se finalizó el 5 de julio de 1981, fecha en que se llevó a cabo su inauguración".
"Llagar Herminio inicio su andadura cuando D. Herminio Alonso Buznego fundó en 1943 nuestra marca, en Colloto, tradicional población sidrera del Principado de Asturias.
En 1949 se traslada la actividad al solar que hoy en día ocupa Lagar Herminio S.L. Desde entonces y hasta nuestros días, ha sido constante el crecimiento y el buen hacer de una saga familiar de lagareros, manteniendo unidas la tradición con la renovación.
La segunda generación de lagareros, Herminio y José Luis Alonso Ojeda, emprenden en 1996 un ambicioso proyecto de renovación y ampliación de las instalaciones, tanto en la sidrería-restaurante como en el llagar. Ese año se amplia considerablemente la capacidad del llagar, dotándolo a su vez de nuevas y modernizadas instalaciones. También se aumenta la capacidad de la sidrería-restaurante levantando un piso más, realizando un aparcamiento propio y renovando todas sus instalaciones".
"El lagar de Herminio fue el primero en idear las espichas. Herminio Alonso Buznego, vecino de Arroes, en Villaviciosa, llegó a Colloto cuando terminó la Guerra Civil para trabajar con un lagarero, Avelino Sampedro. Estuvo unos años aprendiendo el oficio. En 1943 decidió emprender una aventura empresarial en solitario y alquiló un lagar. En aquellos años se cruzó en su vida María Antonia Ojeda, una joven de Colloto con la que contrajo matrimonio. En 1952 y después de dos años de obras, inauguraron juntos el legendario Llagar Herminio de Colloto, que desde el invento de las espichas combina la producción de sidra con la restauración. Sus hijos, José Luis y Herminio Alonso, regentan hoy el negocio, el primero atiende la comida y el segundo, la bebida.
«Cuando mi padre empezó con el negocio la sidra todavía era una bebida tradicional y había pocas bebidas diferentes», explica Herminio Alonso. «En los años sesenta comenzó la crisis de los lagares. La sidra empezó a considerarse de baja categoría. Era la época de las nuevas bebidas, como la Coca-Cola. Bajó el consumo, fueron momentos duros. Fue entonces cuando a mi padre se le ocurrió lo de las espichas, primero por San José y en Semana Santa», recuerda Alonso. «Tuvieron un éxito enorme, y hasta hoy», añade. Afortunadamente, la sidra, hoy, ha recuperado su prestigio. «Gracias a la juventud, que se interesó por la sidra, y volvió a ser poco a poco lo que es hoy: un boom», resume Herminio Alonso.
Herminio Alonso tomó las riendas del negocio familiar, con su hermano Luis, en 1969, a los 18 años. El lagar que heredaron de su padre produce en la actualidad un millón de litros de sidra al año, con la denominación de origen, bajo la marca Zythos, que los de la cerveza San Miguel quisieron copiar para bautizar una bebida. Llagar Herminio elabora tres tipos de sidra: la natural, la tradicional de escanciar y la sidra de mesa. Las dos primeras tienen denominación de origen.
El negocio, en su vertiente hostelera, también marcha bien. En el año 1996, los hermanos Alonso emprendieron su ampliación, dotando de aparcamiento y un piso más el inmueble que alberga el restaurante. «Colloto tiene mucho tirón, es un referente», explica Herminio Alonso. «No sé cuánta gente se puede desplazar el fin de semana a los restaurantes del pueblo, pero son muchos? Y ya no sólo los que se desplazan, esto está creciendo a un ritmo impresionante, y los nuevos vecinos también se notan», sostiene. «Lo único que hace falta para mejorar son los aparcamientos. Si se quiere que la gente venga a Colloto hay que facilitarle el aparcamiento», dice Alonso. «Por semana, ésta es una zona muy tranquila, ideal para vivir», remata.
Para alguien de Oviedo, Colloto es una prolongación hostelera de la ciudad, con permiso de la autoridad competente. El puente sobre el río Nora divide oficialmente pero es barrera franqueable. Colloto está tan ligado a Oviedo, pese a ser en parte de Siero, que conseguir una mesa en El Corzo (más allá del Nora) el día del bollu o el Martes de Campo es harto difícil.
De pequeños visitábamos la Coca-Cola como viaje a la fórmula magistral de las clases de ciencias. Más tarde el Llagar Herminio (aquí al lado) fue lugar de farras junto a la parada del L-1. Con los años la cosa se tranquilizó y una vez que cerraron El Javier y el Benidorm, los merenderos y las sidrerías de Colloto fueron refugio de tardes de la temporada primavera-verano y parte del otoño. A veces el tren era buen medio de transporte para pandillas cercanas a los treinta que cansadas de Oviedo buscaban otros lares. Hoy Colloto es Oviedo sin ninguna duda porque está más cerca de Ikea".
"Si tuviéramos una Puerta del Sol asturiana con su Kilómetro 0 para colocarse y tirar fotos en plan provinciano, seguro que estaría por donde Colloto, centro del centro asturiano que une concejos, suma industrias y reúne una de las mayores densidades hosteleras de todos los extrarradios españoles.
Ahora que encontramos diversión casi en cada esquina, no está de más recordar cómo aún hace cinco o seis décadas, las gentes del Oviedo humilde, y una parte apreciable de Gijón por no hablar de las vecinas Noreña y Pola, se conocía, espichaba, bailaba, cortejaba, se casaba y festejaba en los muchos llagares que llegó a tener Colloto y de los que sólo perduran una pequeña parte.
Encima, por el Camino Real de Oviedo a Santander que discurre secular y modesta entre nudos de autovías, los peregrinos rezaban en la románica parroquial, cruzaban el alomado puente gótico y recibían generosos ánimos y aprovisionamientos de los vecinos, los últimos necesarios para alcanzar San Salvador tan próxima que se nota con ímpetu renovado.
No sólo rezaban, cruzaban y recibían, también rezan, cruzan y reciben en presente continuo, que los trabajadores del Llagar Herminio siguen sirviendo peregrinajes, noviazgos, bailes, bodas y espichas con todos los contenidos y de todos los tamaños, que siempre hay algo que festejar. Comenzando por ellos, que cumplen setenta felices años.
La casona prensa, empipa, madura y embotella su sidra de escanciado la natural y la de denominación- y su sidra de mantel y copa, la Zithos de Estrabón versionada dos mil años después en la fresca bodega; sirve culinos, pintas, copas y generosos menús justo encima, y abre un enorme salón para múltiple usos y compartimentaciones en el piso alto. La madera y el cristal enmarcan espacios claros y anchos donde las amplitudes no restan intimidades.
Así lo imaginaron y edificaron Herminio y Antonia, los fundadores de la marca y los proveedores de guisos abundantes en fabes, patates y gochu locales, y así lo ampliaron y mantienen sus hijos Herminio y Luis, ambos a su vez con hijos Rubén y Andrés que ya rigen sus propios chigres.
Pescados los que dé la rula, carnes y hortalizas las de la parroquia que los vecinos proveen excelencias, y modos los esperados de un chigre cabal en el que comen los nietos y los retoños de los nietos de sus primeros clientes: puntos cuidados, hechuras abundantes y precios variados siempre dentro de la prudencia.
¿Qué elegir? Si deseamos suavidades el lenguado relleno de marisco o la merluza con almejas, si deseamos intensidad el cabritu con patatines o el lechazo al horno. Y si deseamos a la vez suavidad e intensidad, una chuleta o un chuletón de xatu o vaca dorado por el exterior y rojo por el interior. Por su parte, los bacalaos, del frito al de llagar, justifican la Cuaresma cualquier día mientras que los potes cumplen perpetuamente normas de carnaval y lo llevan todo.
«Mi hermano y yo nacimos, crecimos y aprendimos al lado de nuestros padres, y tal como lo aprendimos se lo hemos enseñado a nuestros hijos; nos gusta hacer sidra, nos gusta escanciarla y nos gusta beberla. Y además acompañarla con cosas ricas. No tenemos queja de la profesión heredada y seguida» dice Luis. Y está muy bien dicho".
"Tras años trabajando como empleado, Herminio Alonso encontró el amor con la que sería, posteriormente, la madre de sus dos hijos. Así, Alonso terminó viviendo en Colloto y por aquel entonces «todo era prau, tierras y pequeñas viviendas». Corría el año 1943 cuando decidió dar el salto y comenzó a elaborar sidra, hasta terminar en el local que ocupa hoy Llagar Herminio, en la calle Camino Real, de este barrio ovetense. En la actualidad, son José Luis y Herminio, hijos del fundador, quienes tomaron el testigo de sus padres y se encargan tanto de la sidrería como de la bodega.
José Luis Alonso recuerda cómo, tras toda una vida en Colloto, «ha cambiado radicalmente». Rememora, en aquellos primeros años, una zona «totalmente despoblada, con apenas unos cuantos vecinos». Pero poco a poco, la urbanización también llegó a Colloto. «Empezaron a construir edificios, las calles, la iluminación y acabaron llegando nuevos habitantes», recuerda Alonso.
De hecho, a día de hoy son ya casi 4.000 vecinos, pero «seguimos conociéndonos la mayoría». «Recuerdo que alrededor todo eran tierras, y ahora es una pequeña ciudad; un barrio en condiciones», con multitud de servicios, sin apenas faltar de nada. «Colloto ha ido variando con los años, pero sin duda mantiene todas sus ventajas», indica, seguro de conocer su «Colloto de siempre». Y una de las principales ventajas que destaca José Luis Alonso es, precisamente, «la inmensa cantidad de llagares y sidrerías que hay aquí; nunca un cliente se queda sin sitio».
Además, la cercanía con la naturaleza y con los accesos de la ciudad lo hacen situarse en un lugar «privilegiado» para sus vecinos, que pueden disfrutar de las vistas que no permiten otros muchos barrios de Oviedo. Colloto, además, es uno de esos barrios que cuentan con negocios «eternos». Sin ir mucho más lejos, cuenta con la panadería Muíz, que abrió sus puertas allá por 1945".
También en El Comercio Susana D. Tejedor publica el 19-9-2019 esta entrevista a Andrés Alonso en este llagar:
"El llagar Herminio nació en 1943, de la mano de Herminio Alonso Buznego. Hoy al frente están la segunda y tercera generación. Poco queda de aquel pequeño local que irrumpió tímidamente en el mercado. Eso sí, la ilusión continúa. Y la defensa de un producto muy nuestro, ha ido en aumento.
-A la segunda generación le suele tocar la innovación tecnológica. Ese es el primer riesgo.
-Sí, pero es necesario. Al principio, cuando montó el llagar mi abuelo se hacía una cantidad muy pequeña de sidra y muy artesanal. Pero el mercado fue cambiando y hubo que tomar decisiones. Se incorporaron mi padre, Herminio, y mi tío, José Luis, y vieron que era necesario mejorar las instalaciones. En los años noventa se llevó a cabo una renovación total del edificio y de la maquinaria.
-Pero manteniendo la calidad inicial.
-Sí. Eso es lo primero. Eran unos años en que los llagares empezaban a buscar maquinaria más actual que ayudase a realizar el trabajo y que permitiese incrementar la producción en los dos meses que dura la elaboración. Ahora todo lo realizamos con las prensas neumáticas que decidimos incorporar. La calidad de la sidra se mantiene, y ayudaron en su momento a solucionar los problemas de sabores y olores.
-La mayoría de los llagares son sagas familiares. ¿Ha pensado en qué eso podría acabar?
-Eso fue así desde los primeros llagares, pero hay que ir profesionalizándose. En nuestro caso fue mi abuelo el que empezó y ahora ya somos tres. Con los años, las generaciones se van ampliando y todo irá cambiando. Se tenderá a empresas con participación de familiares de los fundadores, pero sobre todo, empresas ya con otro carácter.
-Usted es ya la tercera generación. ¿Le haría lusión que su hijo prosiguiera la tradición?
-Si la cosa mejora, sí, pero si no repunta preferiría que se dedicase a algo con un futuro menos incierto.
-Su llagar ha sido premiado en distintas ocasiones ¿Ayudan estos reconocimientos?
-Depende del tipo de premio. En dos ocasiones ganamos en la calle Gascona, de Oviedo, y eso es un impacto muy importante para ese año; se te abren muchas posibilidades, pero dura lo que dura. También premiaron nuestra sidra zythos.
-Zythos fue un riesgo.
-Era un producto muy desconocido. Nació en el año 2003, confiando en que era necesario para Asturias y que se iba a notar la calidad y que ofrecíamos una sidra muy diferente. Los primeros años fueron malos. Varios llagares se salieron, había muchos apuros para mantenerlos. Luego, gracias a conversaciones en mesas sectoriales, empezaron a subir las ventas. A día de hoy un número muy alto de llagareros tenemos un gran problema en que las ventas de Denominación de Origen siguen subiendo, pero no hay un mercado suficiente.
-¿Cuáles son los mayores retos a los que se enfrenta el sector?
-El mayor es expandirnos, algo bastante difícil porque se necesitan muchas inversiones. Así acabaríamos con el problema del consumo.
-¿En qué punto se encuentra el mercado asturiano?
-Está estancado. En nuestra bodega los años de crisis supusieron una bajada de entre el 30 y el 35%. Ahora se están manteniendo los consumos, pero todo eso que perdimos no se ha recuperado. Habría que darle una vuelta. La inestabilidad económica y laboral y la situación que atraviesa Asturias no favorece que el consumo se incremente.
-¿Alguna solución alternativa? Porque la situación, de momento...
-Una solución para salir de ello sería que nuestros productos encajasen en el mercado exterior, y que se introduzcan en la restauración y hostelería los otros productos que se están haciendo para que la gente tenga la oportunidad de probarlos.
-¿Por qué no cuaja un producto como la sidra de nueva expresión?
-Nosotros la empezamos a hacer cuando salió en 2003. Era viable pero significaba moverse en otro mundo y es muy difícil mantenerse. Decidimos hace unos años apartarla, pero a día de hoy pensamos que puede ser un producto que cuaje. A estos productos nuevos hay que ayudarlos y en Asturias se comparó desde el inicio con la sidra".
Desde un poco más arriba del Camino tenemos una buena vista en su extensión, a cuyos pies crece la ciudad, de Pumarín a Pando, Teatinos y Pontón de Vaqueros, por donde el Camino de Santiago del Norte sale del centro urbano
Cuyences es fácil de identificar por sus casas extendidas en dos líneas paralelas, un poco más abajo del depósito de agua, que destaca entre el arbolado de la ladera por su forma cilíndrica y color claro. El Camino Norte es el más cercano a él, prados abajo. Más abajo y más cerca, los bloques de pisos de Arboleya Visoren Norte, en La Corredoria
Un tercer camino pasa más arriba, desde Toleo al depósito, y por él estuvo antaño señalizado el Camino de Santiago, por donde va también el mencionado Paseo de Valdeflora, el cual sigue el trazado del antiguo ferrocarril minero que iba por la falda del Naranco, transportando mineral de hierro
"Se cita el barrio de La Monxina como centro aglutinador de pequeñas caserías que van desapareciendo debido a su crecimiento. Antiguo lugar perteneciente a la parroquia de San Julián de los Prados, La Monxina pasó de ser núcleo rural con amplios terrenos para la agricultura y sobre todo ganadería (Prados de la Vega, Prados de la Mata...) a barrio de edificios en altura como consecuencia y resultado de la expansión de dos colonias de obreros de la Fábrica de Armas, Guillén Lafuerza, primero, y El Patronato, después. Frente a éstas, que se componen de casas unifamiliares de una planta, La Monxina fue ocupada por bloques de viviendas en altura, levantadas alrededor de una plaza, con un campo de fútbol al este y con un parque público (Enrique Quirós) al norte, que compite, más que convive, con el espacio rural que le rodea.
La Monxina ha ido asimilando lugares como Matalablima (Mata la Blima), donde hay campo de fútbol, La Carcabada y La Viña. En estos lugares aún queda alguna casa de tipología rural rivalizando con las cercanas torres, con El Trono como principal ejemplo."
"Oviedo, etapa jacobea y meta salvadoreña. La ciudad se compone de anillos sucesivos alrededor de la catedral -San Salvador, origen, centro y explicación del todo ovetense- dibujados por mil doscientos doce años de tiempo luz o de tiempo oscuridad, de energía y de laxitud, de heroicos triunfos y de heroicos fracasos.En el medio del medio, donde se cruzaban las principales vías romanas entre las tierras galaicas y pésicas y las astures y cántabras, entre las augustas y, cordillera por medio, las costeras, cerca de la que fue la importante civitas de Lucus Asturum (Lugo de Llanera), en progresivo abandono y ruina desde bastante antes del siglo VIII, se emplazaba una pequeña colina.Con el Naranco como norte próximo y la sierra del Aramo cerrando el sur, un tupido bosque cortado en circunferencia por los ríos Nalón y Nora arrancaba desde aquel alto.Era, sigue siendo, un lugar abierto de fácil acceso. También, y por poco tiempo, un lugar solitario, agreste, selvático.Los astures, acostumbrados a medir sus fuerzas ante enemigos mucho más poderosos, preferían las zonas montaraces y resguardadas sobre las llanas y desprotegidas.Buscando retiro para una vida de trabajo y meditación, dos monjes, Fromistano y su sobrino el presbítero Máximo, llegaron en compañía de varios criados hasta esta colina conocida con el nombre de Oveto u Ovetao.Tras hacer laborable el terreno, levantaron una iglesia dedicada al mártir San Vicente.Dos décadas después se les unieron veinticinco monjes, encabezados por el presbítero Montano, y la humilde iglesia se transformó en el monasterio de San Vicente, firmándose el documento fundacional el 25 de diciembre del año 781, con Fromistano como primer abad.Convertido Oviedo en lugar de encuentro geográfico y de fértiles labrantíos, creció en población y viviendas y obtuvo protección de Fruela I, que lo escogió como residencia de Munia, su mujer vascona.Aquí nació Alfonso II, que la convertiría en capital del reino y ciudad principal treinta años después de haber nacido a golpe de azada.Alfonso II... ¿Hubieran sido posibles las peregrinaciones sin él como principal monarca promotor? Sánchez Albornoz escribe en su monumental estudio "El Reino de Asturias"": "La fé de que partió Alfonso el Casto y que él apadrinó, de hallarse en aquel rincón extremo de Galicia el cuerpo del Apóstol Santiago, aseguró el gran cordón umbilical que unió por siglos España a la matriz Europea de la que había nacido".Desde el momento en el que el Reino de Asturias salió de su refugio montañoso y hubo de hacer frente a los problemas que amenazaban su supervivencia -luchas de palacio entre facciones de la nobleza e incursiones militares musulmanas- buscó razones históricas y símbolos que le legitimaran y fortalecieran. Por una parte se proclamó heredero directo y legítimo del reino visigodo de Toledo, por otra buscó un santo patrón guerrero, unificador y antimusulmán. Durante una de las luchas civiles previas al esplendor alfonsino, Beato, el escritor de los antiadopcionistas y difundidísimos Comenttarios del Apocalípsis compuso un himno religioso, dedicado por acróstico al rey Mauregato, donde Santiago es considerado protector y patrono.Alfonso II, que accede en 791 a la dignidad real, construirá sobre la sepultura que un eremita y un obispo, -Pelayo o Paio y Teodomiro- descubren entre luces de estrellas, ángeles y revelaciones divinas la primera basílica. Al tiempo que engrandece el reino, gana tierras a la Media Luna, amuralla, embellece y convierte en capital su Oviedo natal, peregrina -dice la tradición- a Compostela.Reinando Ramiro I, el sucesor, tiene lugar la batalla de Clavijo (año 842) durante la que, según la tradición, apareció Santiago, espada en mano, para dar la victoria a las fuerzas cristianas.En agradecimiento, el monarca instituye la ofrenda al apóstol de los primeros frutos de las cosechas y de parte de los botines arrebatados (voto de Santiago). El tercer y último gran monarcas asturiano, Alfonso III, amplió y enriqueció la basílica y protegió al obispo Sisando I, fundador del primer asilo y hospital de peregrinos. Para entonces -año 876- estaban llegando los primeros peregrinos europeos, sin duda atravesando caminos asturianos, los más seguros. El rey Magno, que había arropado de oro y piedras preciosas la Cruz de la Victoria, joya inefable, regaló otra rica cruz, desaparecida hace varias décadas, a la catedral compostelana.El Camino, y gran parte del propio culto jacobeo nació, por lo tanto, en Oviedo; y Oviedo mismo nació, prácticamente, al mismo tiempo que la ciudad de Santiago, hijas gemelas del casto rey. Pero según aumentaba el número de peregrinos hacia Santiago, y según cruzaban los caminos asturianos hasta que León, capital heredera, impuso como principal la ruta navarro-castellana, otro templo, el de San Salvador de Oviedo, más antiguo que el compostelano y de excepcional poder espiritual y terrenal, iba convirtiéndose en el segundo santuario peninsular.La advocación al Salvador del mundo y sus incomparables reliquias -desde la Cruz que dos ángeles labraron al Santo Sudario, desde el pan de la Ultima Cena a los pañales que envolvieron al Niño Jesús-, guardadas en un arca de santo origen y extraordinarias vicisitudes, terminaron llenando naves, capillas y, sobre todo, la Cámara Santa, de gentes de toda procedencia. Gentes como un obispo de Tracia que, acompañado de un discípulo, visitó San Salvador el año 1012.El obispo Ponce (años 1028-1035), la apertura del Arca Santa ante Alfonso VI (1075) y la extraordinaria labor literaria y cultural del obispo Pelayo (1101-1130) marcan nombres propios de exaltación del Arca y reliquias. Dentro del Libro de los Testamentos, joya de la miniatura románica, aparece un catálogo de reliquias que, años después y con nuevos elementos, ocupará pergaminos de códices franceses. La leyenda, como la devoción, se extiende, el obispo Pelayo escribe que "los mercaderes y peregrinos cruzaban los reinos de Alfonso VI sin temor de nadie". Dado que su entorno es Oviedo, debía encontrar normal y cotidiano la entrada de francos, lombardos, bávaros... en las prerrománicas y románicas piedras salvadoreñas. Precedente del actual turismo organizado, la Cámara Santa ya ofrecía por entonces guías escritas y cicerones que explicaban la procedencia de cada objeto, de cada maravilla."
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