La Tenderina, al fondo a la izquierda la torre gótica de la catedral de San Salvador |
El Camino de Santiago entra en el casco urbano de la ciudad de Oviedo/Uviéu por Cerdeño y La Tenderina, a solamente dos kilómetros escasos de la catedral del Salvador o San Salvador (las dos formas son correctas si bien la segunda es la más histórica documentalmente), cuya torre gótica se alza en lo alto de la antigua colina de Oveto u Ovetao, el origen de la ciudad, haciéndose visible desde la larga calle que, atravesando estos barrios, se dirige recta y directa en dirección a ella, a menos de dos kilómetros de distancia
La Tenderina, como el contiguo barrio de Ventanielles, constituyen en nuestros días un gran entramado urbano en el que el peregrino suele desear avanzar rápido hacia la catedral para solazarse con las viejas piedras del casco antiguo, cautivado por la esencia de la historia y la cercanía a una de las metas más emblemáticas de todos los caminos de Santiago, la de la 'ciudad del Salvador', donde están sus reliquias, haciendo de la ciudad un gran centro de peregrinación y comercio desde la alta Edad Media, llegando a decirse, cuando los caminos principales ya se desplazaban al sur, a la meseta, que "quien va a Santiago y no al Salvador, visita al criado y olvida al señor", llegando a competir, no pocas veces, en esplendor, con la misma ciudad del Apóstol, especialmente con la concesión del Jubileo de la Santa Cruz por parte del papa Eugenio IV en 1438
No obstante, estos abigarrados barrios del este tienen también mucha historia que contar, puede decirse que hasta muy avanzado el siglo XX, prácticamente hasta la posguerra, no formaban ni parte del extrarradio, sino que era una gran vega, La Vega, que se extendía por el gran valle del Nora, regada por algunos de sus afluentes y que era un enorme campo de cultivos agrícolas para suministro una ciudad que se había hecho capital (año 791 con Alfonso II El Casto) muy poco después de su fundación (año 761 con Máximo y Fromista o Fromistano)... o 'refundación' pues no se descarta la existencia de un castro o una villae agrícola en el lugar a tenor de los hallazgos arqueológicos encontrados
Nada más que grandes campos de cultivo, luego transformados en prados de pasto y siega y pequeñas aldeas de pocas casas existían en donde ahora hay bloques de pisos, calles, avenidas, rotondas, glorietas y parques, algunas hasta hace muy poco aún, como El Palais, a la izquierda de La Tenderina. Es más, aún en 1921 y dada la depresión aquí formada en el valle, en una zona especialmente baja, dada a inundaciones y formación de barrizales, no se estimaba oportuno dedicar esta zona a los citados cultivos y a dar trazado a la carretera de Santander, abierta por tramos a lo largo del siglo XIX (primero hacia La Pola, capital de Siero) y que sustituyó al antiguo Camín Real que por aquí pasaba
De ahí que el documento más antiguo que menciona por su nombre a La Tenderina sea del año 1681, y referente al emplazamiento de varios guardias en los accesos a la ciudad para impedir que entrasen posibles apestados durante una epidemia, uno de ellos en unas casas aquí existentes, cuando esto era una de aquellas aldeas. En 1731 se dispuso un arreglo de esta calle por parte del Ayuntamiento y en 1782 habría una nueva obra mandada por el regidor perpetuo José Gabriel Fernández Cueto, quien haría los famosos Canapés de la Tenderina, grandes bancos de piedra desaparecidos tras las obras del último ensanche y que delimitaban la Tenderina Baja, esta por la que andamos ahora, de la Alta
Como la totalidad de los alrededores de la ciudad vieja, tierra de celleros, verdadero cinturón de huertas que suministraban a su población. A eso, a la carretera y, como mucho, al establecimiento de alguna fábrica, se pensaba era preciso dedicar esta profunda vega de La Tenderina y Ventanielles, barrio colindante con el que viene a formar un todo en esta parte profunda del valle pero, tras la destrucción de la ciudad al ser frente durante más de un año en la Guerra Civil hizo cambiar completamente las cosas. En Ventanielles, un barrio excluido en un distrito abandonado, su autor, Luis Cañas Robas, nos explica qué sucedió:
"Los 2010 pisos del polígono de Ventanielles se ubican en la zona más baja de Oviedo: desde los 253 metros de altitud de Llamaquique o los 232 metros de la Calle Uría, hasta los 174 metros de Ventanielles hay una importante depresión física, que conduce al tramo de la Vega del Nora y a la vieja carretera de Oviedo-Santander; a esta baja cota se suma el hecho de que la zona está surcada por abundantes arroyos de difícil drenaje, lo que hace de ella un lugar muy húmedo.
En 1921 un pleno del ayuntamiento de Oviedo prohibió edificar en esta zona baja de la ciudad y reservarla en todo caso para usos industriales, dada la situación de arroyos y arcillas impermeables y condiciones insalubres; de hecho en este entorno se estableció una Tornillería llamada “ La Industrial de Ventanielles “. La zona solo interesaba para definir La Tenderina como carretera de salida hacia Santander.
Posteriormente a la Guerra civil, en 1943, el Plan de Reconstrucción de Oviedo de Germán Gamazo, un arquitecto militante del Régimen, diseña una ciudad desde un principio de segregación social: el Noroeste alto, ventilado, con grandes avenidas y parques se destinará a residencia de las clases altas, por el contrario las zonas topográficamente más bajas serán las zonas de talleres y viviendas de los más deprimidos económicamente (Sergio Tomé. Oviedo, La formación de la ciudad burguesa).
En los años cuarenta el Noreste de la ciudad verá crecer los polígonos de casas y barrios obreros: la Colonia Ceano, El Rancho, Grupo José Antonio, casitas de Fozaneldi… hasta que en 1952 se decide la construcción del barrio de Ventanielles y comienza la expropiación de la zona más insalubre de la ciudad para dedicarla a “viviendas sociales “. Oviedo aún no había resuelto el retorno de familias expulsadas de la ciudad por la Guerra.
En 1955, sobre un terreno de charcas sin condiciones para la edificabilidad y que se había calificado como terreno de uso Industrial, pero barato económicamente, comienza la construcción del mayor polígono de viviendas “sociales “de toda Asturias: Ventanielles, 2010 viviendas de planta y alzado uniformes, bloques de entre tres y ocho alturas, plaza, posteriormente Iglesia y la bendición paternalista del sistema. El barrio llegó a tener cerca de 12. 000 vecinos procedentes en su mayoría de Asturias, actualmente supera ligeramente los 6.000 habitantes".
Cruzamos aquí la calle Siero, esta parte es la llamada Tenderina Baja, la parte más baja obviamente, como señala el topónimo, vinculado precisamente al las cuestas, del latín tendere, término empleado para describir pequeñas cuestas y elevaciones como es esta que de La Tenderina Baja nos llevará a La Tenderina Alta
En una parte de La Tenderina Baja fue donde se construyó, entre 1955 y 1958 el barrio de Ventanielles, un topónimo que para el filólogo Xosé Lluis García Arias, según explica en Toponimia asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos, estaría relacionado por un grupo de pequeñas ventas o posadas camineras, sin duda en el antiguo Camín Real que entraba (o salía) por el este de la ciudad y que dio nombre a un barrio del cercano Colloto/Cualloto por el que acabamos de pasar. José García Fernández, catedrático de Geografía e Historia, facultativo del Cuerpo de Archiveros, escribe de su origen y evolución hasta la actualidad en Historia de los barrios del oeste de Oviedo, artículo que encontramos en la página de Ventanielles vecinal:
"El nombre aparece por primera vez en el s XIII en un privilegio a los
hombres de “Paredes et de Ventanelas”. En 1887 contaba Ventanielles con 224 habitantes distribuidos en 84 casitas y chozas, a su lado, en la loma de la Cadellada estaba un pequeño grupo de 6 casas con 21 habitantes, este núcleo desapareció en 1928 con la construcción del Hospital Psiquiátrico.
En 1955 se inicia la construcción del polígono Ventanielles (2.010 viviendas), dedicadas a clases populares. Este polígono de elevada densidad y que acogió a mucha población inmigrante de áreas rurales de Asturias se construyó en un sector de la Tenderina Baja que el Plan Gamazo destinaba a usos industriales por la humedad del subsuelo. La denominación “ciudad satélite de Ventanielles” evidencia el aislamiento del barrio desde su creación, que a pesar del tiempo transcurrido y la mejora en las comunicaciones se mantiene en el imaginario local, hasta el punto de que desplazarse al centro de la ciudad se expresa como “subir a Oviedo”.
En 1958 se inauguraron las primeras casas que fueron, poco a poco, quitando espacio a las huertas y a los arroyos y aguas fecales del resto de ovetenses que desembocaba en esta zona del extrarradio.
Con el barrio a medio hacer, nacieron zonas de chabolas que hoy ya no existen. La apertura de la autopista, en 1976, terminó por dividir el barrio en dos partes al seccionar la Colonia de Guillén Lafuerza.
El barrio se articula en torno a dos grandes vías longitudinales (c/ Río Sella y c/ Río Narcea). La calle del Río Narcea es, además, el límite sur de la promoción, si bien el barrio funcional incluiría la banda situada entre esta calle y la de la Tenderina Baja. Estas dos vías longitudinales son atravesadas por otras transversales que van dejando unas grandes manzanas donde se sitúa la edificación. Los bloques, de 4 alturas y gran desarrollo longitudinal, se colocan en el perímetro de la manzana replegándose hacia el interior para formar unas plazas interiores semiabiertas. En el centro del conjunto se sitúa la plaza del barrio (Plaza Lago de Enol), espacio ajardinado junto al que se sitúan la iglesia, el colegio y el centro social.
La construcción es de mala calidad tanto en los materiales como en la ejecución La calificación del espacio público es; “regular”. el problema es de escasez. En los espacio interbloques aparecen áreas de reducido tamaño ajardinadas y con abundante arbolado. Existen espacios para la relación y la reunión pero de tamaño muy reducido.
Al inicio de la democracia la zona se catalogó como “barrio vulnerable” por sobrepasar el valor crítico de tasa de paro, particularmente del empleo juvenil, por el gran envejecimiento y número de hogares unifamiliares y por el alto porcentaje de empleados no cualificados o eventuales…
La Construcción del Palacio de los Deportes de Oviedo (inaugurado en 1975) dotó de un equipamiento singular al barrio. Una proeza arquitectónica con el techo en forma de caparazón de tortuga, primera cúpula cerámica sin pilares del mundo (diseñado por Ildefonso Sánchez del Río), inscrita en el Registro Ibérico de Equipamientos del Movimiento Moderno. Sin embargo esta construcción y el polo de atracción que genera no modificó la composición del barrio ni alteró, significativamente, su entorno.
La mala calidad del suelo se evidenció en 1998 cuando la construcción
de un aparcamiento subterráneo por parte de GESUOSA, que se inició con un informe geológico deficiente, basado en un solo sondeo. En los inmuebles del Rio Orle´afectados de aluminosis empezaron a aparecer numerosas grietas, alcanzando el problema a 400 familias. Sendos informes encargados por GESUOSA y el Principado, para determinar la responsabilidad del deterioro resultaron contradictorios . El del Principado argumentaba que la excavación había hecho descender el nivel freático y con ello provocando el hundimiento de los yesos, en los que se asentaban los edificios hasta 60 cm. Parte de las viviendas afectadas debieron ser demolidas, y reconstruidas, en una operación financiada por el Principado, a la postre el juez instructor archivó el caso eximiendo de responsabilidad a las constructoras del aparcamiento.
El barrio se encuentra rodeado de barreras infraestructurales (autovías, carreteras) que, una vez superadas, dan paso a un entorno industrial o de reciente crecimiento residencial, hacia el norte y noreste, y a una realidad semirrural o de entorno natural hacia el Sur, lo que podría transformarse en un elemento ambiental, en el caso de recuperar estas áreas y mejorar sus conexiones.
El proyecto “Imagina un bulevar” ha sido una oportunidad perdida para
mejorar la integración urbana y suturar la gran barrera abierta por la autovía A66. El Gobierno municipal de 2019 canceló el proyecto aprobado y trato de indemnizar a los ganadores del concurso de ideas y redactores del proyecto Bosque y Valle. ´´Sin tener un plan director para la zona, en 2023 se inician tres obras para transforma parte del Bulevar de Santuyano, desechando la participación ciudadana y los principios de movilidad sostenible. Una de estas obras, la urbanización del tramo derecho de Ventanielles a Guillén, aunque muy utilizado como corredor peatonal por la población, ha supuesto desgraciadamente un mero ajardinado de las cunetas de la autopista".
Pasamos, bordeando la glorieta de La Tenderina, junto al edificio de Torrejardín, a cuyos pies hay un triángulo verde que conforma un parterre ajardinado en el espacio creado en el ángulo recto que forma aquí su planta. En la actualidad estos antiguos barrios obreros de origen muy humilde hace tiempo que se han convertido en grandes áreas residenciales y se han hecho nuevas urbanizaciones. Como pasa en tantas ciudades, lo que hasta aún no hace mucho parecían enclaves lejanos al centro histórico ahora casi forman parte de él o se les considera no ya próximos sino inmediatos
Aquí vemos una hermosa composición en el parterre con el nombre de la urbanización, en cuyos bajos comerciales abren sus puertas numerosos negocios, como la Farmacia Guillermina Lucía Lorenzo Hermo, por citar uno de los que suelen hacer compra los peregrinos
Seguidamente es Ohana Bar de Tapas, no es nuestra intención hacer una guía comercial del Camino pero sí al menos citar sitios que pueden ser de especial interés para comer o comprar comida, tomar algo, adquirir medicamentos o soluciones para dolores, ampollas, crema solar y un largo etcétera especialmente útil para los caminantes
Seguimos por la calle Tenderina Baja, tramo urbano de la Carretera Santander, desde 1939 oficialmente N-634, urbanizada a partir de 1975 para constituir una gran arteria comercial, con muchas tiendas y hostelería, dando vista al otro lado al Parque El Palais en esta foto de principios de la primavera, con algunos árboles ya en flor
Y aquí tenemos la rampa, cuesta, o 'pequeña elevación' (aunque un tanto larga y más hasta la catedral) que dio nombre a La Tenderina donde, en un principio, los bloques de edificios ocupaban el margen derecho de la calle (calle La Tenderina) pero luego, la demanda de vivienda hizo que se construyesen grandes bloques a la izquierda, en El Palais, donde se hizo además el citado parque de este nombre, aquí en el principio del verano. Los bloques de pisos acabaron con un lugar entrañable, ahí estaba Domitila, el bar de varias generaciones de El Palais, como titula D. Lumbreras para El Comercio del 5-1-2018 cuando daba noticia de su derribo por la piqueta para construir nuevas urbanizaciones de viviendas:
"Se llamaba Casa Domitila por quien lo regentaba desde los años 60, pero Francisco Álvarez, 'Cuqui', último titular del histórico chigre de El Palais, derribado el pasado martes, explica que el chigre «viene de muy atrás, mínimo 120 años», el chigre más antiguo de Oviedo. Un tiempo que ha dado para muchas anécdotas, «algunas que no se pueden contar».
'Cuqui' nació en la vivienda que había sobre el bar y lo vio desarrollarse desde que lo llevaba su abuela Domitila, una riosellana que hacía una «fabada famosa, y además venían señores de Oviedo a preguntar qué le hacía a la merluza». Era una mujer bondadosa. Cuando se estaba construyendo Ventanielles, en los años 60, había muchos obreros andaluces que no tenían recursos, «les daba de cenar».
Al fallecer la matriarca, cogió el relevo su hija, Lola Fernández. «Tenía mucho empaque», asegura, y «valía hasta para vender cacahuetes». Necesitaba ímpetu para lidiar con unos clientes que «le armaron muchas». Recuerda que uno de los ganaderos que bajaban de Abuli, Pando y Villamiana se pasó con la bebida y hubo que atarlo a una columna, «pero era tan bruto que rompió la cuerda».
Domitila siempre fue un chigre «modesto, de tipo familiar, iban varias generaciones», famoso por sus porrones de vino (algunos hasta con nombre) y su café de manga, con granos de Guinea. Allí, en sus cuatro mesas que se llenaban a veces con campeonatos de cartas, se seguían los partidos del Real Oviedo y se entonaban cantes de chigre. Fuera había una terraza para tomar sidra y jugar a los bolos, la rana y la llave. Lo frecuentaba gente del barrio y al final había recitales.ç
Al fallecer la matriarca, cogió el relevo su hija, Lola Fernández. «Tenía mucho empaque», asegura, y «valía hasta para vender cacahuetes». Necesitaba ímpetu para lidiar con unos clientes que «le armaron muchas». Recuerda que uno de los ganaderos que bajaban de Abuli, Pando y Villamiana se pasó con la bebida y hubo que atarlo a una columna, «pero era tan bruto que rompió la cuerda».
Domitila siempre fue un chigre «modesto, de tipo familiar, iban varias generaciones», famoso por sus porrones de vino (algunos hasta con nombre) y su café de manga, con granos de Guinea. Allí, en sus cuatro mesas que se llenaban a veces con campeonatos de cartas, se seguían los partidos del Real Oviedo y se entonaban cantes de chigre. Fuera había una terraza para tomar sidra y jugar a los bolos, la rana y la llave. Lo frecuentaba gente del barrio y al final había recitales".
Y ahí tenemos (a la izquierda de las luces del semáforo) la torre gótica de la catedral señalándonos también el camino a seguir hacia ella, asomando sobre los edificios de La Tenderina Alta, estos ya más próximos a la antigua Fábricas de Armas de Oviedo, una de las pioneras de la industrialización de la ciudad, construida sobre el desamortizado monasterio de Santa María de la Vega, cenobio femenino con propiedades en la zona. Allí se constituyó una zona residencial para los propietarios y los mandos pero también otra obrera, precedente de la creación de estos barrios del este
Pero como decimos, y como pasa en otras áreas urbanas, los antaño barrios fabriles se transformaron en residenciales con nuevos edificios o la reforma de los antiguos, de la misma manera que lo que se consideraba 'lejano y aislado' pasa a ser 'cercano y céntrico', el concepto de cerca y lejos, si bien aparentemente 'fácil' de explicar, está sometido a grandes variaciones según gentes y épocas, a veces muy cercanas en el tiempo, en una misma generación, al igual que 'marginal' y 'principal'. Nos lo explica, en su primera fase, el citado José García Fernández en Dos barrios al nordeste de Oviedo creados en la posguerra:
"En la ciudad de Oviedo, como en todas las ciudades, que van superado
la etapa preindustrial, la discriminación espacial, articulada por el precio de los solares acentúa la segregación social.
En el caso ovetense, entre el s XIX y el XX se consolidan dos “ejes” de
crecimiento
a) Eje “burgués” hacia el SO: Uría Llamaquique, Buenavista… prolongado hoy hasta Monte Alto, Olivares, Parque de Invierno…
b) Eje popular y “proletario” hacia el NE: Tenderina, Pumarín, Ventanielles, Ceano, La Monxina... prolongado hoy hacia la Corredoria.
Esta segregación en el caso del NE obedece a varias razones:
1ª La depresión topográfica de los terrenos, cuyas cotas medias están 60 m por debajo de Buenavista, además de su mala calidad con la afloración de la capa freática, lo que hizo que la zona de Ventanielles fuera calificada en el Plan Gamazo (1943) como inadecuada para la construcción de viviendas y solo válida para instalaciones industriales.
2º La existencia de instalaciones cuya vecindad es rechazada por la
población más acomodada: cuartel del Milán (que sustituye al proyecto inicial de seminario, cuartel del Rubín (parcela adquirida en 1920, para cuartel de artillería), cuartel de la Guardia Civil de Pumarín. Fábrica de Armas en el desamortizado monasterio de la Vega, Matadero municipal (1926), Manicomio de la Cadellada (1928).
3º El enlace ferroviario de las dos líneas de vía estrecha, con lo que la
hondonada NE de Oviedo queda rodeada de vías y separada por un terraplén.
La zona fue objeto de un Plan de Ensanche específico (Casariego Sánchez del Río 1927) más orientado a maximizas los beneficios de los propietarios de fincas en la zona que a solucionar el problema de la vivienda obrera".
Luego, a partir de 1970 llegarían algunas mejoras, pero sería en la década siguiente cuando el este se configura como nueva gran área residencial de la creciente población de la ciudad, si bien no en todos estos barrios por igual, como expone el también citado Jesús Caña Robas en su trabajo sobre el vecino Ventanielles:
"A finales de los años 80 con el impulso regenerador del PGOU de 1986, la ciudad comenzó a modificar la trama urbana, ganando en servicios, dotaciones y calidad residencial.
Pumarín, hasta entonces un barrio-militar vivió la salida del Cuartel de la Guardia Civil, del Hospital Militar y más tarde la conversión en Universidad del hasta entonces Cuartel de infantería del Milán, las actividades molestas se redujeron al desaparecer el viejo Matadero Central, se eliminó la trinchera de la vía del Feve, desaparece la Estación de Económicos…. creándose así una continuidad en la trama residencial con el centro por un lado y con Teatinos por otro.
Nuevos edificios modernos y confortables se levantaron en esta zona rodeando los polígonos de las viejas casas sociales y generando a su alrededor una trama de servicios y dotaciones que crearon en la zona un entorno más heterogéneo en lo social y económico. En 2014 se inauguró el HUCA, en la vieja loma de la Cadellada, que ha sido otro elemento tractor y renovador del noreste de la ciudad.
En el caso de Ventanielles los años 80 no tuvieron la misma repercusión: la autopista, (inaugurada en 1976 y que recorre longitudinalmente casi todo el norte del barrio ), cortó la comunicación física de Ventanielles con Teatinos, Pumarín, parte del Rancho … y sigue manteniendo la brecha de treinta metros de ancho, con sus más de 30.000 coches diarios, con su bufanda de polución ( el mayor Índice de contaminación atmosférica estable de Oviedo ) con su ruido… y con su impacto físico, ambiental y visual .
Hace mas de 25 años (1997) que el Ministerio de Fomento cedió al Ayuntamiento de Oviedo la titularidad de esta carretera desde Matalablima hasta General Elorza, para que cerrara la “herida” provocada en estos barrios, pero en 2022 la herida sigue sin cicatrizar y seguirá, por que la propuesta actual de reforma del Ayuntamiento es solo estética: sigue manteniendo los cuatro carriles, la mediana y la división física de esta parte de la ciudad".
En lontananza, la torre gótica de la catedral fue testigo de todos aquellos aconteceres a este y a todos los lados de la ciudad, a lo lejos, en Buenavista, uno de los barrios de expansión burguesa hacia el oeste, incluso la torre de la reconstruida iglesia de Nuestra Señora del Carmen parece querer competir con ella, al menos en altura, terminada en 1986 pese a que el templo se acabó en 1970 tras una larga tarea
En un principio, los bloques de pisos se extendieron por este margen derecho, de La Tenderina Baja a Ventanielles, pero más adelante lo hicieron también a la izquierda, en El Palais, en la "suave colina de Abuli", como explica Adolfo Casaprima Collera en su Diccionario geográfico del concejo de Oviedo, la cual formaba parte de la extinta parroquia rural de San Julián de los Prados (Santuyano), la cual se integró, administrativamente como entidad civil, en la de la ciudad. En lo eclesiástico cada nuevo barrio contó con su iglesia propia
En los barrios urbanos es especialmente complicado seguir las señales camineras, tanto xacobeas como de otras rutas, debido a la gran cantidad de señalética viaria y comercial existente, por eso se coloca en lugares bien visibles y prominentes, como aquí, en lo alto de las farolas
La abundancia de servicios, supermercados, tiendas, comercios, hostelería, y unas buenas aceras, pueden compensar el paso por un trayecto urbano que no suele ser el favorito de los peregrinos, más dados por lo general a entornos naturales y rurales o, en caso de ser urbano, los siempre apetecibles cascos históricos. En el caso del ovetense pronto llegaremos a él pero, si nos cansamos, anda que no habrá sitios donde parar, como esta terraza en la explanada de la derecha, a continuación del super, la del Bar 3/4
Buena acera y todo cuesta arriba, si bien muy suave y llevadera con El Palais a la izquierda y La Tenderina Baja a la derecha. "Una de les antiguas entradas a la ciudad es ahora pieza imprescindible de Oviedo", dice Carlos Fernández Llaneza en La Tenderina un barrio con futuro, que publica en su blog personal el 3-12-2018:
"Hay quien cree que la infancia es la más bella de las estaciones de la vida. Puede ser. Cuando días atrás trabajaba en el pregón con el que tuve el honor de abrir las fiestas de San Francisco Javier, en el solitario y silencioso juego de ver qué me sugería la Tenderina, lo primero que me venía era el recuerdo de un barrio. Quizá por las muchas similitudes entre mi barrio natal de Vallobín y el de la Tenderina. Paralelismos sociales, urbanos, históricos. Hoy, tanto Vallobín como la Tenderina son una realidad social y urbana diferente. Indudablemente mejor en muchos aspectos, pero temo que se hayan dejado parte de su esencia en el camino. En este ejercicio evocador, aparecen imágenes que seguro muchos compartís: barrios en el que las casas estaban repletas de niños; montones de niños que hacían suyos los muchos praos como diarios escenarios de juegos que sorprenderían, sospecho, a la generación de la omnipresente tecnología actual. Praos compartidos armónicamente con vacas en su indolente rumiar y con la ropa tendida al verde. En los que, sin que nadie se sorprendiera, se vareaban los colchones de lana en una imagen tan anacrónica como imposible hoy.
Praos en un Oviedo urbano que se resistía a perder ese espíritu rural y en los que aquellos niños de la Tenderina, de la Argañosa, del Vallobín, de Buenavista, de Ventanielles -tanto monta- apurábamos las jornadas de sol a sol saboreando una libertad sin responsabilidades ni preocupaciones, algo inimaginable en la infancia ovetense actual. Los mismos praos que se transformaban mágicamente en cada barrio cuando llegaba la Fiesta y, con ella, unas jornadas que hacían saltar por los aires la rutina y el tedio del resto del año. Para los más pequeños, el tren de la bruja, las lanchas, el tiro, los voladores, los gigantes y cabezudos, los banderines multicolores serpenteando las calles y las comidas con invitados en las que salían de su clausura la vajilla y manteles de las ocasiones especiales, era una especie de magia que nos permitía disfrutar de unos días inolvidables. Muchos recordaréis perfectamente aquellas calles de mucho barro en invierno y demasiado polvo en verano. Con unos cuantos postes escuálidos y menos bombillas. Pero lo que destacaba por encima de todo era -y es- su gente. Gente sencilla, trabajadora, solidaria y alegre. Todos conocíamos a todos. Y todos sabíamos perfectamente quién era quién.
Por supuesto, también la curiosidad, fuerza irrefrenable, me llevó a preguntarme: ¿de dónde procede el nombre de La Tenderina? ¿Cuáles son las primeras referencias que nos hablan de su pasado? Según Xulio Concepción, en su diccionario etimológico de toponimia asturiana, Tenderina, procede del latín "tendere" que sería algo así como tender, extender, y se aplicaría a una pequeña extensión o un espacio más abierto.
Y sobre referencias históricas, acudo a Fermín Canella, quien en su "Libro de Oviedo" editado en 1888, menciona el paseo de la Tenderina o "comienzo de la carretera de Oriente que fue dispuesto por el Municipio, siendo comisarios y encargados de esta obra los regidores D. Joaquín Méndez de Vigo y D. José Gabriel Fernández Cueto, los que demostrando una vez más su amor al pueblo adelantaron en 1782 crecidos fondos para esta y otras calzadas y paseos, indispensables en aquellos tiempos en los que los vecinos no disfrutaban como ahora del Campo de San Francisco".
Referencias de 1681
Otro ovetense imprescindible, José Ramón Tolivar Faes, en un libro esencial como es su "Nombres y cosas de las calles de Oviedo" dice al referirse a la Tenderina: "El 8 de agosto de 1681, con motivo de la peste, se toman ciertas precauciones colocando guardias día y noche a las puertas de la ciudad en los caminos principales junto a la ermita de San Roque, Santa Susana, Lavapiés, ermita de Santiago, San Sebastián camino de Gijón y en las casas de la Tenderina". Según Tolivar es ésta la referencia más antigua encontrada. Continúa haciendo mención a la disposición municipal de 26 de octubre de 1731 de componer varias calzadas, entre ellas las de la Tenderina. Tolivar alude asimismo a los famosos canapés de la Tenderina, del primero de los cuales, hasta el último ensanche, aún se conservaban restos que han servido para separar las Tenderinas Alta y Baja. Cita también a Jovellanos que, en sus Cartas a Ponz, cuando al hablarle de los deliciosos paseos ovetenses, le dice que "no lo será poco con el tiempo el de la Tenderina, que ya está muy adelantado". Efectivamente, aclara Tolivar, la Tenderina apenas fue otra cosa que un paseo delicioso hasta bien entrado el siglo XX, pues todavía en 1887 en aquel lugar no había más que "catorce casitas con ciento quince habitantes".
Al inicio de la guerra civil, en 1936, la Tenderina ya era un barrio mucho más poblado, pero sucio y angosto, en palabras de Tolivar. Explica que la zona fue primera línea de combate durante el sitio de Oviedo y que su acera derecha fue totalmente destruida pero que hoy (1958, fecha de la primera edición) es una de las más amplias avenidas que tiene la ciudad.
El barrio y su parroquia
Y en ese transcurrir de la historia hay una intersección entre dos realidades que, a la postre, son la misma: el barrio y la parroquia. Porque ninguna se puede entender sin la otra.
La parroquia de San Francisco Javier cumplirá el próximo 11 de febrero 60 años. Esa fue la fecha de la firma del decreto de constitución de la parroquia firmado por el entonces arzobispo D. Francisco Javier Lauzurica y Torralba, desmembrando su territorio de las parroquias de San Julián de los Prados y de Santa María la Real de la Corte. Aquellas calles de antaño, no facilitaban el acceso a las parroquias más cercanas y así, aquellos vecinos que sentían la necesidad de reunirse y celebrar su fe empezaron a celebrar la Eucaristía en un bajo en el número 61 de la avenida de Torrelavega. Aquel bajo, gracias al empuje de D. Manuel Gutiérrez, primer párroco de San Francisco Javier, y a la contribución de muchos vecinos, dio pie a los locales actuales, desbordados ya por la realidad y a la espera de las tan ansiadas obras de ampliación y mejora, iniciadas con algún traspié y a punto de iniciar la fase final para poner a disposición del barrio unas instalaciones más dignas y adecuadas.
Solidaridad
Un templo parroquial es mucho más que un lugar en el que reunirse a celebrar sacramentos. Ha de ser también un lugar de encuentro, de acogida. De escucha. De apoyo. Aquí se practica la solidaridad sin pedir a nadie su partida de bautismo. Ha de ser, como dice el Papa Francisco, en ese acertado símil, "un hospital de campaña". Por eso el barrio tiene que sentirlo también como algo propio.
La ciudad, los barrios, qué duda cabe, ha cambiado mucho. O tal vez no. Porque hay algo que debe prevalecer. Ese sentimiento de pertenencia a una colectividad sea en la forma que sea.
Los vecinos de la Tenderina han de sentirse orgullosos de su barrio. Deben continuar, pese a las dificultades, organizando fiestas y reivindicando todo aquello que redunde en mejoras para el barrio.
Para muchos vecinos de Oviedo que luchan sin desmayo en tantas asociaciones de vecinos o de festejos quizá les venga bien recordar una frase Francisco de Asís: "Empieza por hacer lo necesario, luego haz lo posible y pronto estarás logrando lo imposible". Me parece una reflexión adecuada para no desfallecer en tantos momentos de duda y frustración como seguro les asaltan a lo largo del año.
No hay un Oviedo homogéneo. Oviedo es un inmenso mosaico compuesto por muchas teselas. Cada una de ellas imprescindible y fundamental. La Tenderina es una pieza sin la cual, Oviedo sería imposible.
La Tenderina, como tantos otros barrios de este Oviedo tan maravilloso como inabarcable, es un barrio, qué duda cabe, con mucho futuro".
Otra gran vista de El Palais y su parque en primavera temprana, con los árboles de hoja caduca desnudos, lo que nos permite comprobar lo edificado en esta ladera de la "suave ladera de Abuli", otra de las aldeas de aquella desaparecida parroquia de San Julián de los Prados, cuyo nombre delata las enormes praderías que había al este de la población y que no todo el terreno se dedicaba a cultivos sino también a campos de pasto y siega, pues una capital, sede regia y eclesiástica desde casi su origen, debía tener también buen suministro de carne y leche
Y una imagen de los primeros días del estío, así describía en 2002 en su Diccionario Adolfo Casaprima Collera este 'nuevo' barrio urbano ya de estilo netamente residencial:
"Zona que alterna la inclusión en el entramado urbano de la ciudad, a base de bloques en altura situados al final y sur de la Tenderina Baja, con parte aún no integrada, ubicada en la suave loma de Abuli, en donde todavía sobreviven viviendas unifamiliares. Entre ambas zonas, alto más al oeste, se halla el campo de fútbol del Grisú. Pertenece El Palais (en lo eclesiástico) a la parroquia de la Sagrada Familia de la Tenderina Baja. Parece obvio que el topónimo se refiere a un pequeño palacete que fue levantado en el lugar, que recibiría tal término debido a su estilo afrancesado".
Las bases de las farolas son muy óptimas para pintar las pertinentes flechas amarillas que orientan al peregrino hacia la omnipresente catedral, que domina la calle desde lo alto. No podemos dejar de pensar en el personaje de Fermín de Pas, El Magistral de Vetusta, personaje de la novela La Regenta de Leopoldo Alas Clarín, que oteaba la ciudad, a la que Clarín llama novelescamente Vetusta, desde la torre con su catalejo:
"Uno de los recreos solitarios de don Fermín de Pas consistía en subir a las alturas. Era montañés, y por instinto buscaba las cumbres de los montes y los campanarios de las iglesias. En todos los países que había visitado había subido a la montaña más alta, y si no las había, a la más soberbia torre. No se daba por enterado de cosa que no viese a vista de pájaro, abarcándola por completo y desde arriba. Cuando iba a las aldeas acompañando al Obispo en su visita, siempre había de emprender, a pie o a caballo, como se pudiera, una excursión a lo más empingorotado. En la provincia, cuya capital era Vetusta, abundaban por todas partes montes de los que se pierden entre nubes; pues a los más arduos y elevados ascendía el Magistral, dejando atrás al más robusto andarín, al más experto montañés. Cuanto más subía más ansiaba subir; en vez de fatiga sentía fiebre que les daba vigor de acero a las piernas y aliento de fragua a los pulmones. Llegar a lo más alto era un triunfo voluptuoso para De Pas. Ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos como si fueran juguetes, imaginarse a los hombres como infusorios, ver pasar un águila o un milano, según los parajes, debajo de sus ojos, enseñándole el dorso dorado por el sol, mirar las nubes desde arriba, eran intensos placeres de su espíritu altanero, que De Pas se procuraba siempre que podía. Entonces sí que en sus mejillas había fuego y en sus ojos dardos. En Vetusta no podía saciar esta pasión; tenía que contentarse con subir algunas veces a la torre de la catedral. Solía hacerlo a la hora del coro, por la mañana o por la tarde, según le convenía (...)
El Magistral volvía el catalejo al Noroeste, allí estaba la Colonia, la Vetusta novísima, tirada a cordel, deslumbrante de colores vivos con reflejos acerados; parecía un pájaro de los bosques de América, o una india brava adornada con plumas y cintas de tonos discordantes. Igualdad geométrica, desigualdad, anarquía cromáticas. En los tejados todos los colores del iris como en los muros de Ecbátana; galerías de cristales robando a los edificios por todas partes la esbeltez que podía suponérseles; alardes de piedra inoportunos, solidez afectada, lujo vocinglero. La ciudad del sueño de un indiano que va mezclada con la ciudad de un usurero o de un mercader de paños o de harinas que se quedan y edifican despiertos. (...)
De Pas volvía amorosamente la visual del catalejo a su Encimada querida, la noble, la vieja, la amontonada a la sombra de la soberbia torre. Una a Oriente otra a Occidente, allí debajo tenía, como dando guardia de honor a la catedral, las dos iglesias antiquísimas que la vieron tal vez nacer, o por lo menos pasar a grandezas y esplendores que ellas jamás alcanzaron. Se llamaban, como va dicho, Santa María y San Pedro; su historia anda escrita en los cronicones de la Reconquista, y gloriosamente se pudren poco a poco víctimas de la humedad y hechas polvo por los siglos. En rededor de Santa María y de San Pedro hay esparcidas, por callejones y plazuelas casas solariegas, cuya mayor gloria sería poder proclamarse contemporáneas de los ruinosos templos. (...)
Más de media hora empleó el Magistral en su observatorio aquella tarde. Cansado de mirar o no pudiendo ver lo que buscaba allá, hacia la Plaza Nueva, adonde constantemente volvía el catalejo, separose de la ventana, redujo a su mínimo tamaño el instrumento óptico, guardolo cuidadosamente en el bolsillo y saludando con la mano y la cabeza a los campaneros, descendió con el paso majestuoso de antes, por el caracol de piedra. En cuanto abrió la puerta de la torre y se encontró en la nave Norte de la iglesia, recobró la sonrisa inmóvil, habitual expresión de su rostro, cruzó las manos sobre el vientre, inclinó hacia delante un poco con cierta languidez entre mística y romántica la bien modelada cabeza, y más que anduvo se deslizó sobre el mármol del pavimento que figuraba juego de damas, blanco y negro. Por las altas ventanas y por los rosetones del arco toral y de los laterales entraban haces de luz de muchos colores que remedaban pedazos del iris dentro de las naves..."
"La heroica ciudad dormía la siesta. El viento Sur, caliente y perezoso, empujaba las nubes blanquecinas que se rasgaban al correr hacia el Norte. En las calles no había más ruido que el rumor estridente de los remolinos de polvo, trapos, pajas y papeles que iban de arroyo en arroyo, de acera en acera, de esquina en esquina revolando y persiguiéndose, como mariposas que se buscan y huyen y que el aire envuelve en sus pliegues invisibles. Cual turbas de pilluelos, aquellas migajas de la basura, aquellas sobras de todo se juntaban en un montón, parábanse como dormidas un momento y brincaban de nuevo sobresaltadas, dispersándose, trepando unas por las paredes hasta los cristales temblorosos de los faroles, otras hasta los carteles de papel mal pegado a las esquinas, y había pluma que llegaba a un tercer piso, y arenilla que se incrustaba para días, o para años, en la vidriera de un escaparate, agarrada a un plomo.
Vetusta, la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo, hacía la digestión del cocido y de la olla podrida, y descansaba oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la campana de coro, que retumbaba allá en lo alto de la esbelta torre en la Santa Basílica. La torre de la catedral, poema romántico de piedra, delicado himno, de dulces líneas de belleza muda y perenne, era obra del siglo diez y seis, aunque antes comenzada, de estilo gótico, pero, cabe decir, moderado por un instinto de prudencia y armonía que modificaba las vulgares exageraciones de esta arquitectura. La vista no se fatigaba contemplando horas y horas aquel índice de piedra que señalaba al cielo; no era una de esas torres cuya aguja se quiebra de sutil, más flacas que esbeltas, amaneradas, como señoritas cursis que aprietan demasiado el corsé; era maciza sin perder nada de su espiritual grandeza, y hasta sus segundos corredores, elegante balaustrada, subía como fuerte castillo, lanzándose desde allí en pirámide de ángulo gracioso, inimitable en sus medidas y proporciones. Como haz de músculos y nervios la piedra enroscándose en la piedra trepaba a la altura, haciendo equilibrios de acróbata en el aire; y como prodigio de juegos malabares, en una punta de caliza se mantenía, cual imantada, una bola grande de bronce dorado, y encima otra más pequeña, y sobre esta una cruz de hierro que acababa en pararrayos.
Cuando en las grandes solemnidades el cabildo mandaba iluminar la torre con faroles de papel y vasos de colores, parecía bien, destacándose en las tinieblas, aquella romántica mole; pero perdía con estas galas la inefable elegancia de su perfil y tomaba los contornos de una enorme botella de champaña. -Mejor era contemplarla en clara noche de luna, resaltando en un cielo puro, rodeada de estrellas que parecían su aureola, doblándose en pliegues de luz y sombra, fantasma gigante que velaba por la ciudad pequeña y negruzca que dormía a sus pies".
La torre de la catedral de San Salvador, de estilo gótico flamígero, esto es, gótico tardío, es el supremo exponente del remate de sus obras en el siglo XVI, hechas sobre un santuario anterior, románico, y este a su vez sobre otro más antiguo prerrománico, en el lugar donde el monarca Alfonso II El Casto, quien estableció aquí su capital, tenía su palacio, del que, dicen tradiciones y documentos, saldría a comprobar la veracidad del descubrimiento anunciado del sepulcro de Santiago en Compostela, al otro extremo de sus dominios, estando aquí pues el origen de todos los caminos de peregrinación xacobeos
Allí, al otro lado de la torre, desde la Plaza de la Catedral o Plaza de Alfonso II El Casto, podremos seguir ruta por el Camino Norte, para emprender el regreso a la costa por Llanera, Corvera y Avilés, o bien, tomar el Camino Primitivo, que allí nace, el que supuestamente emplearían Alfonso II El Casto y los primeros peregrinos pues se basa en una antigua vía romana, acceso directo a Galicia
También llega desde el sur el Camino del Salvador, pues con el paso de los siglos, al desplazarse los más de los peregrinos por los caminos de la meseta, muchos eran los que acudían desde León para veneras las famosas reliquias aquí expuestas, las Reliquias de San Salvador depositadas en la Cámara Santa
Camino de la catedral, La Tenderina es uno de los barrios ovetenses que más ha crecido en los últimos tiempos, con más de 13.000 habitantes. Se construyen nuevos edificios y aún tiene bastante posibilidad de expansión, si bien su plan especial tardó veinte años en aprobarse y aplicarse
Llegamos a la calle Río Esva ante el gran bloque del Edificio los Ríos, al cruzar por el paso de peatones miremos a la derecha
Vista hacia Ventanielles, otro de los antiguos arrabales rurales ovetenses cuyo núcleo original estaba más al norte, en lo alto de la colina de La Cadellada, una aldea que desapareció cuando en 1928 se construyó el Hospital Psiquiátrico Provincial, sustituido por el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), inaugurado en 2014, cuyo edificio asoma parcialmente en lo alto de la loma
Cuando en el siglo XIX se funda la Fábrica de Armas de la Vega en el antiguo monasterio allí existente (Santa María de la Vega, del que pronto hablaremos), se va creando aquí el primer núcleo obrero e industrial de la ciudad. Tras las destrucciones de la guerra, en 1955 se comienzan a construir 2.010 viviendas obreras, inauguradas las primeras tres años después y siendo sus primeros inquilinos familias campesinas que dejaban la labranza por la industria. Anteriormente se había construido con este fin, entre 1943 y 1946, la colonia de Guillén Lafuerza, un poco más al norte, con doscientas viviendas, pero eran pocas, siendo esta de Ventanielles su continuación, asentada en terrenos que habían sido hasta entonces prados, maizales y arroyos, alguno de ellos de aguas fecales de la ciudad.
Realmente era un terreno húmedo y fangoso donde se hundían las patas los animales, pero la necesidad de hacer casas era tan perentoria que se decidió hacerlas aquí, teniendo los vecinos primeros que usar madreñes para desplazarse a causa de los barrizales. Se expropiaron 157.000 m2 donde solo había un par de caserías y las ruinas de una vieja fábrica de tornillos. Mientras el barrio se acababa proliferaron chabolas que con el tiempo fueron desapareciendo, ya que los pisos iban entregándose según se acababan. En 1959 padeció graves inundaciones a causa de su situación en un fangal, circunstancia que se repitió en 1971. En 1963 se inauguró esta iglesia y en 1976 la construcción de la Autopista Y (A-66) separó Ventanielles de Guillén Lafuerza. Otro imprevisto fueron las grietas que obligaron al derribo de 362 pisos en 1998 y reconstruirlos después. Allí destaca la fachada de ladrillo rojo del Instituto de Enseñanza Secundaria Pérez de Ayala, del que leemos en la página de Educastur lo siguiente:
"La aparición del Instituto en el Barrio de Ventanielles fue el resultado de un convenio que firmó el Arzobispado con el Ministerio de Educación en el año 1959. En virtud de este acuerdo comenzaron a funcionar en el mes de septiembre de ese año dos filiales (femenina y masculina). La Sección Femenina dependía del Instituto Femenino (hoy IES Aramo), y tenía sus aulas en el piso bajo de la calle Río Narcea nº 1, trasladándose posteriormente al bajo de la calle Río Eo nº 14. La Sección Masculina, dependiente del Instituto Masculino (hoy IES Alfonso II), tuvo sus aulas en el antiguo Laboratorio Municipal, junto al Postigo.
En 1965 se construyen los edificios que hoy constituyen los bloques A y B. En el año 1969 las reformas del sistema educativo convirtieron las filiales en INSTITUTO NACIONAL DE BACHILLERATO MIXTO, al comprar el Ministerio los edificios y terrenos. Finalmente, se le da el nombre de "PÉREZ DE AYALA". Actualmente, como consecuencia de la aplicación de la LOGSE, es un INSTITUTO DE ENSEÑANZA SECUNDARIA".
La tragedia de la guerra y el asedio, cuando la ciudad entera fue frente bélico tantos meses, hizo mella en la población de la ciudad. El éxodo fue tan grande que de 42.000 habitantes pasó a los 9.000 y, cuando regresaron a casa, esta en muchos casos no existía, pues principalmente en los barrios exteriores la destrucción fue casi total. Ello, sumado a la gente que venía de los pueblos a buscar trabajo, ocasionó tal necesidad de vivienda que se construyó en esta zona pese a que en el Plan Gamazo, elaborado en la posguerra, no contemplaba hacerlo por los dichos inconvenientes y plantease más bien un uso industrial y, en todo caso, una proyección de ciudad-jardín de baja densidad con pequeñas casas y terrenos para autoconsumo de las clases más humildes, pensando en una ciudad-huerto que no se llevó a cabo pues los propietarios de los terrenos vieron más rentable hacer un populoso barrio edificado en altura y con manzanas cerradas
No obstante la recuperación poblacional fue lenta, pues hasta la década de 1950 no volvería a contabilizarse el número de habitantes que en 1930. A finales de la década de 1980 y tras el impulso regenerador del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de 1986, estos barrios transformaron su trama urbana, "ganando en servicios, dotaciones y calidad residencial", nos dice Cañas Robas
Dentro de las reformas urbanísticas, se ha hecho además de este margen de La Tenderina Baja un hermoso bulevar que también embellece este recorrido por la urbe
A nuestra izquierda, un retazo de paisaje rural en la "suave colina de Abuli", a continuación de los bloques de El Palais, en La Cuesta'l Valle, subida a la capilla de Santa Ana, solar antaño de sonadas romerías, muestra todo ello de como fue esta zona en su no tan remoto pasado campesino
Campo y ciudad, por eso es La Tenderina, el barrio que fue pueblo, como titula su artículo para La Voz de Asturias Nacho G. Ruano el 26-11-2018, el cual empieza así:
"El pueblo que se convirtió en barrio. Así podría definirse La Tenderina, un enclave de origen obrero y ganadero que fue expandiéndose hasta convertirse en lo que es hoy. Nacido al abrazo de la carretera general, el desarrollo de las infraestructuras de su alrededor no se ha trasladado a sus calles, que ven cómo el paso del tiempo deja en estado de abandono gran parte de su trazado. Estas aceras mantienen muchas de sus señas de identidad, aunque su expansión haya sido fulgurante, solo comparable en la ciudad a la experimentada por La Corredoria. Su crecimiento, sin embargo, no ha estado acompañado de un plan que renueve las zonas antiguas".
Ahí tenemos la iglesia de la Sagrada Familia de Ventanielles con su altísima torre-campanario de piedra, La iglesia "extraña y fascinante" de Oviedo, titulaba La Nueva España, construida en 1957 con proyecto del arquitecto José Fonseca Llamedo. En Lo moderno de nuevo. Arquitectura en Asturias 1950-1965, de Fernando Nanclares y Nieves Ruiz se hace esta descripción:
"Digamos por delante que este inmueble es de otro mundo, un objeto extraño y fascinante, casi metafísica, que aparece de manera sorprendente en el contexto desenfado de la arquitectura asturiana de los cincuenta. El templo parece una nave industrial, sujeta lateralmente por unos aparatosos contrafuertes de hormigón. Por su lado principal se une mediante un pórtico de tres arcos, que parece extraído de una pintura de De Chirico a una torre campanario exenta y maciza".
Y en Parroquias con medio siglo, P. Alvear explica el contexto en el que se construyó este templo dentro de la creación de nuevos barrios en la posguerra, artículo publicado en El Comercio del 1-3-2009:
"Tras los años de la posguerra, Oviedo pisó el acelerador y comenzó a crecer en torno a las vías de penetración. Era la época del Concilio Vaticano II y en 1959, el arzobispo Lauzurica Torralba ordenó la creación de siete nuevas parroquias. Ese 29 de marzo nacieron San Pablo, San Francisco de Asís (conocida como la iglesia redonda), San Antonio de Pádua, El Cristo de las Cadenas, San Francisco Javier de la Tenderina, La Sagrada Familia de Ventanielles y San Juan Bautista de la Corredoria. Las siete acaban de unirse para conmemorar sus '50 años haciendo parroquia'. (...)
Jesús Porfirio Álvarez, párroco de La Sagrada Familia desde hace 28 años, explica que la «primera visita pastoral que hizo Tarancón cuando llegó a Oviedo fue a esta parroquia y en ella confirmó en un día a 600 chavales», nada menos. Corría el año 1964 y hacía tan sólo cinco del decreto de monseñor Lauzurica. La de Ventanielles tuvo una ventaja a la hora de salir adelante porque, en Guillén Lafuerza, los feligreses ya tenían un lugar de culto que sirvió de iglesia hasta tener el actual. Entonces, Ventanielles era un barrio en expansión «y en los 80 había mucha gente joven, más problemas de tipo social y gran dinamismo vecinal». Ahora, con la población más envejecida, las nuevas construcciones intentan atraer a matrimonios que empiezan sus vidas. No obstante, «el espacio se ha agotado y la población se estabilizará». La parroquia se nutre, esencialmente, de «mayores y niños».
Señalización del Camino a la puerta del Restaurante Cafetería Castaño, donde se pueden degustar buenos menús, a diario y otros especiales, como el de la Ascensión, sonado festejo ovetense que constituye otra simbiosis entre campo y ciudad y es una alegoría del pasado rural de la mayor parte de los barrios de la ciudad, como bien lo explica Elena Casero en La Nueva España del 18-5-2023:
"Hoy, 18 de mayo, es el Jueves de la Ascensión, fecha importante en el calendario festivo de Oviedo. Se trata de una cita que rememora un pasado campesino donde el campo y la ganadería tenía el máximo protagonismo.
Esta tradición festiva tiene su fiesta gastronómica paralela con el Menú de la Ascensión y que promociona Otea y el Ayuntamiento de Oviedo. Este delicioso menú consiste en un primer plato de menestra de temporada; un segundo que recoge el saber de la tradición guisandera de la ciudad como es la carne gobernada al estilo de Oviedo; y, para finalizar, un dulce: la tarta de queso con cerezas.
La hostelería de Oviedo se vuelca en esta celebración y un total de 48 restaurantes de la ciudad se han sumado a la iniciativa y ofrecerán el menú desde hoy, jueves 18, hasta el domingo 21 de mayo. Por delante, cuatro días para disfrutar de esta exquisita y sana comida con los amigos y compañeros del trabajo, tanto hoy como mañana viernes, y, con la familia y amigos, el fin de semana.
Y es que se puede disfrutar del menú en todos los puntos de la ciudad. Los participantes están distribuidos por las distintas zonas de Oviedo: La Florida, el Cristo, zona de Valentín Masip y plaza Pedro Miñor; zona de Avenida de Galicia y Plaza de América; el centro comercial y ruta de los vinos; el casco antiguo, Pumarín, Teatinos, Tenderina, Colloto o Anieves. Las opciones son numerosas.
La Ascensión en Oviedo
La ciudad vivirá a partir de mañana, viernes 19, todas las actividades y mercados de la Ascensión, tanto en la plaza de la Catedral y plaza de Porlier como en el Campo de San Francisco. Y naturalmente, el acto central del mercado de ganado, origen de la tradición, en el Centro Ecuestre El Asturcón.
Con las exposiciones, los ovetenses y foráneos podrán disfrutar de músicas tradicionales, tonadas y saborear los productos de la tierra, quesos, dulces y admirar la artesanía popular.
Para facilitar la elección del restaurante, Otea ha editado gastromapas que pueden encontrarse en los locales participantes, en el recinto festivo y en las oficinas de turismo y hoteles".
La calle sigue subiendo haciendo honor al etimológico tendere que dio nombre al barrio. A la derecha, la Farmacia Saavedra
Un poco más adelante y en la misma acera, La Frutería y la Cafetería Julia. Aquí vemos algunos de los bloques antiguos del barrio. En La Tenderina viene pisando los talones Marta Pérez lo explica en La Nueva España del 20-7-2008:
"Dos vigilantes hacen guardia a las puertas de la ciudad, en el camino de La Tenderina. Corría el año 1681 y la peste amenazaba con tomar la capital. Es la referencia más antigua que el profesor Tolivar Faes ha encontrado rebuscando en la historia ovetense del barrio de La Tenderina, que hasta hace cien años no era más que una aldea con un puñado de casitas diseminadas en el extrarradio de Oviedo. Las cosas cambiaron cuando estalló la Guerra Civil y La Tenderina se convirtió en primera línea de combate durante el sitio a Oviedo. Justo antes de la contienda, en 1936, el barrio estaba empezando a tomar forma como tal, aunque con un aspecto sucio y gris. La Tenderina tendría que esperar aún unos años para echar a andar.
La mayoría de los vecinos que habitan hoy este barrio -que tiene por frontera con el centro de la ciudad la Ronda Sur y que también padece el síndrome «voy a Oviedo»- no conocieron las penurias de la época y mucho menos el barrio antes de ser barrio. Se puede decir que Luciano Rodríguez, que lleva cuarenta años viviendo en la Tenderina, es un vecino de los de toda la vida. En su memoria guarda un sinfín de anécdotas con el barrio como hilo conductor. Son historias de caminos sin asfaltar, despachos de pan, leche y huevos, partidos de fútbol en la calle, prados y solares que empezaban a desaparecer para dejar paso a los nuevos edificios. Rodríguez, que hoy preside la asociación de vecinos del barrio, no duda que La Tenderina ha progresado, y mucho, con la llegada de nuevos vecinos y con el desarrollo urbanístico, que, además, considera que se ha hecho «de forma ordenada y bien planificada».Pero eso no evita que Rodríguez, sólo de vez en cuando, sienta nostalgia de tiempos pasados y de la vida de barrio. «Cada vez se hace menos vida de barrio, somos más individualistas, más independientes y eso aquí se nota mucho. Antes conocías a todo el mundo y te saludabas en la calle, ahora eso ya no pasa», comenta. (...)
La Tenderina es uno de los barrios de la ciudad que más ha crecido en la última década. Con 13.117 residentes, según el último censo municipal, de 30 de junio, el barrio tiene 2.227 habitantes más que hace diez años, en 1999. Las estadísticas sitúan a La Tenderina, junto con Teatinos y después de La Corredoria -un fenómeno aparte-, como el barrio que más población ha ganado en los últimos años entre las zonas consolidadas de la ciudad, dejando a un lado los barrios de nueva creación como es el caso de Monte Cerrao o La Florida. Pero, además, La Tenderina, al contrario que la mayoría de los barrios con solera de la ciudad, aún tiene posibilidades de expansión, por lo que el crecimiento del barrio no se quedará ahí. El plan especial de La Tenderina, impulsado por el Ayuntamiento de Oviedo, y que ha tardado más de veinte años en salir adelante, prevé la construcción de 1.440 pisos en una superficie de 128.285 metros cuadrados.
En vista del crecimiento inminente del barrio, los vecinos reclaman, por encima de todo, una necesidad «acuciante»: la construcción de un centro de salud. Hasta el momento el barrio utiliza el consultorio del vecino Ventanielles, donde cada facultativo tiene que atender más de 1.500 cartillas. «Se nos queda pequeño, a Ventanielles, y a nosotros», explica Amelia Santiago, secretaria de la asociación de vecinos.
Si algo no ha cambiado con el paso de los años en La Tenderina es su relación con el centro de la ciudad, que se teje en las idas y venidas de los vecinos por la cuesta de La Vega y el Postigo. En Fozaneldi reclaman otro nexo: una pasarela peatonal sobre la Ronda Sur, para consolidar las relaciones con el cogollín ovetense. Existe, además, otro elemento en el barrio que parece impasible al paso de los años: la parroquia. En vísperas de su 50.º aniversario sigue haciendo barrio como el primer día".
Efectivamente, La Tenderina fue primera línea de combate durante más de un año. A nuestra izquierda, "la suave loma de Abuli" no fue siempre un lugar idílico, ahí hubo fortificaciones controlando el paso por la carretera, tal y como leemos en Paisaje y territorio de Oviedo. Patrimonio industrial y bélico:
"zona fortificada por el ejército republicano fue la de Mercadín-Abuli, con el objetivo de controlar el acceso a Oviedo por la carretera de Santander. En manos de las tropas sublevadas, este sector pasó a ser controlado por la República a partir de marzo de 1937, siendo posteriormente fortificado. Hoy en día permanecen 4 nidos de ametralladora como testigos mudos de esa historia".
Las arboledas y aceras anchas de este magnífico bulevar hacen de él un lugar agradable para pasear y, de nuevo, compensan el que estemos atravesando una trepidante zona urbana en un barrio densamente poblado de la zona este de la capital astur
En la web institucional Camino de Santiago. Principado de Asturias nos dicen de este tramo que "...para llegar a la catedral de San Salvador de Oviedo, el Camino de Santiago se solapa de nuevo a la carretera N- 634, que entra en el casco urbano ovetense por Cerdeño y las calles de La Tenderina Baja y La Tenderina Alta". Los peregrinos de las antiguas peregrinaciones del medievo verían desde esta casi llanura la colina de Ovetao y la torre de la catedral gótica, antes la de la románica, dominando el paisaje. La alegría de saber que contarían con el Hospital de San Juan (en el sentido antiguo de 'hospedar' más que de sanatorio) pensado para ellos y su acogida les daría ánimos renovados en estos últimos metros hasta la ciudad
Pasamos junto a la casa de la Carnicería Amparo, una de las pocas que hay en este tramo de calle en su margen izquierdo
A la derecha, el cruce de la calle Piloña. Todas estas calles llevan el nombre de ríos asturianos
Más allá, las casas de Ventanielles, Jesús Cañas Robas, en el apartado de su estudio, publicado en 2022, dedicado al barrio titulado la trama social no explica la evolución del barrio desde los años 1960 hasta los del principio del 2020:
"Ventanielles, tierra de vientos, vivió los años sesenta y setenta marcado por la escasez de dotaciones sociales y el olvido del Ayuntamiento en cuanto a instalaciones y mantenimiento del barrio. A finales de los años setenta y ochenta, una motivada y joven Asociación de Vecinos reivindicó el barrio y a sus vecinos reclamando un trato equivalente, consiguiendo mejoras importantes en calzadas, alumbrado, canalizaciones, cubiertas, servicios……. pero los edificios seguían y siguen teniendo una escasa calidad constructiva que acusa el paso de sus 75 años de vida.
En los años anteriores a la pandemia, Ventanielles tenía los mayores Indicadores de Vulnerabilidad de Oviedo: en 2017 el barrio tenía una tasa critica de paro del 25,52 % , el paro juvenil era de un 24% ,duplicando la tasa media de Oviedo y tanto el número de mayores de 75 años ( 13,5%) como el de hogares unipersonales ( 19%) estaban por encima de la media ovetense , la tasa de empleados no cualificados era del 23% cuando la media de la ciudad era del 9,7% ( L.N.E. Abril 2017).
No es descabellado pensar que pasada la pandemia esta situación no haya mejorado mucho, sobre todo cuando otro de los datos y este es actual, es el de que Ventanielles tiene la mayor tasa de obesidad infantil de Oviedo; según la Mesa por la Salud y Bienestar de este Distrito esto está relacionado con una serie de determinantes como, un entorno residencial insalubre, un estilo de vida sedentario y otros factores sociales, culturales y económicos como que la Renta media del Distrito 33010, el Este de la ciudad, es de 19.911 Euros ,la más baja de la ciudad.
Los expertos señalan que hay una disminución lineal de Salud que está ligada a una posición social decreciente: ingresos, nivel de educación, salud mental, entorno social, zona…… La nueva forma de la pobreza no es la delgadez, es la obesidad (Dr. Cristóbal Balda, Oncólogo, Director del Instituto Carlos III)
-Rehabilitación / Regeneración del barrio, del Distrito
Setenta y cinco años son muchos para unas edificaciones levantadas con materiales de baja calidad, destinadas a las clases socialmente mas humildes. Ventanielles está muy lejos de alcanzar los estándares de confort y habitabilidad que exigen hoy los códigos de edificación en temas como eficiencia energética, accesibilidad, confort térmico, aislamiento sonoro etc.
La mayoría de portales del barrio tienen dos, cinco, ocho escalones antes de acceder a la planta baja; los bloques de tres y cuatro plantas, no tienen ascensores (en un país como España que tiene el mayor porcentaje de Aparatos Elevadores instalados de toda Europa:
19,8 por cada 1000 .habitantes (FEEDA), porcentaje ligado a la reconstrucción del país después de la guerra ).
Las fachadas de pobre mortero no son el mejor aislante térmico, aunque una mayoría de vecinos ha ido cambiando ventanales y portería, aun quedan ventanas y persianas de la obra original (final de Rio Narcea).
En Gijón lo llaman Plan de Reforma de Barrios Degradados y llevan años actuando, con el impulso del Ayuntamiento, sobre polígonos de características similares en su antigüedad, materiales y concepto que el nuestro…Contrueces, Monteana, Inuesa, Portuarios…
El BOPA de 31/08/2022 que pone en marcha la rehabilitación de este último (Portuarios) dice…” El proyecto tiene por objeto la rehabilitación de todas las fachadas, cubiertas y carpintería de los edificios del barrio, además de intervenir para permitir la accesibilidad a edificios y pisos, así como buscar la eficiencia energética de los mismos….”
En otras ciudades como Bilbao se parte de otros supuestos pero con el mismo objetivo de Rehabilitar para Reintegrar estos barrios, a una colectividad y a un desarrollo más equilibrado de Ciudad. La mejora de los estándares de habitabilidad persigue también el objetivo de armonizar la calidad urbana y su eficiencia.
En el 2030 la exigencia Europea de reducción de emisiones pasa por que los edificios, que suponen el 40% de la energía consumida y el 36% de las emisiones contaminantes, rebajen en un 60% sus gases de efecto invernadero ligados a sus consumos energéticos, calefacción etc".
Dos bancos 'estilo parque' a la sombra de los árboles del bulevar nos ofrecen un buen lugar para descansar antes de llegar a la catedral
Y luego seguimos remontando la larga rampa de La Tenderina, siempre y todo recto y sin pérdida hasta la misma catedral. Un poco más adelante a la derecha tenemos el Bar Nacional y el Bar Sángelo
A la derecha se suceden edificios de pisos uno pegado a otro de diferentes épocas y estilos, algunos de los primeros que se construyeron, transformados y rehabilitados, y otros sustituyéndolos
A la derecha la calle Río Nalón, con la Frutería Luan en la esquina, recordamos que, aparte de sitios para comer o tomar algo abundan las tiendas de alimentación y supermercados en toda la población y, especialmente, en barrios populosos como estos
Los peregrinos están muy cerca de la catedral pero recordemos que su meta no necesariamente ha de estar allí, por ejemplo el Albergue El Salvador, que es el albergue público, gestionado por la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, está en los bajos del Seminario Metropolitano de la calle Leopoldo Alas 20 (paso del Camino del Salvador), a unos 900 metros más al sur, distancia aparentemente corta pero que se hace más larga para quien va caminando, con mochila a cuestas y sin duda muchos kilómetros a sus espaldas
No obstante en la ciudad ni que decir tiene que va a encontrar otros muchos alojamientos alternativos, hoteles, pensiones, albergues privados, etc., no todos especializados en peregrinos pero que los acogen con gusto. Eso sí, en temporada alta sobre todo mejor confirmar plaza
Jardines de Ventanielles, delante de las casas, que vemos también a nuestra derecha, con árboles y setos cultivados. Una preciosa radiografía del barrio nos la ofrece Covadonga del Nero el 25-4-2022 en el periódico El Comercio, contando con varios vecinos que le explican curiosidades de la historia y del presente:
"Al noreste de la ciudad de Oviedo, limitando con La Tenderina y Santullano, se encuentra el barrio de Ventanielles, una zona nacida del éxodo rural, cuando los vecinos del campo se trasladaban a la ciudad en busca de nuevos trabajos y un futuro esperanzador. El medio rural empezaba a vivir su despoblación paulatina y los bajos precios incitaban a los nuevos ovetenses a mudarse al barrio, humilde y trabajador desde sus orígenes.
Hace nada menos que 49 años, en 1973, Ángela Luces, que por entonces vivía en La Tenderina (y sigue viviendo allí), tomó la decisión de aprovechar un local de la calle Río Narcea para abrir un pequeño comercio. Lo hizo en un barrio que comenzaba a crecer con la llegada de esos obreros que trabajaban en la ciudad. Escogió una librería, a pesar de los comentarios de vecinos de la capital que creían «que no tenía futuro», para poder satisfacer las necesidades de los escolares de Ventanielles. Está a punto de cumplir cincuenta años y «cada día estoy más contenta de haber tomado esa decisión», admite.
Desde su llegada al barrio, los cambios son tantos que no es capaz de enumerarlos todos. Junto a ella, en la actualidad, es su hijo Pedro García quien abre cada día la persiana del pequeño comercio. «Cuando abrimos, había muchísimos niños; eran familias de cuatro o cinco hijos», recuerda la madre, pero ahora, añaden, «apenas hay pequeños, es casi todo gente mayor, de toda la vida».
Pero si algo impacta a la mujer, que su hijo no vivió con la misma intensidad, es que «hace cincuenta años, no teníamos semáforos ni pasos de peatones ni recogida de basura». En la actualidad, define el barrio como «una zona muy bien situada, con todos los servicios necesarios» tales como el centro de salud o la biblioteca municipal. En cuando a sus gentes, madre e hijo están «encantados» con los vecinos de Ventanielles.
«Es un barrio humilde y trabajador, pero no tramposo», refiriéndose a que «muchas han sido las veces que hemos adelantado el material escolar porque los padres no podían pagarlo y jamás no han venido, cuando han podido, a darme ese dinero». «Los vecinos tienen mucha personalidad y son muy honestos», define Luces. Un barrio que «tiene lo bueno de ser barrio y lo bueno de un pueblo: todos nos conocemos y nos ayudamos entre nosotros».
(...) en 1955, el gobernador civil Francisco Labadía y alcalde Ignacio Alonso de Nora dieron luz verde a comenzar la construcción de más de dos mil viviendas para los obreros. Apenas tres años después, teniendo como regidor a Valentín Masip, se inauguraron los primeros edificios de un barrio que, a día de hoy, cuenta con más de seis mil vecinos. Concretamente, Ventanielles cuenta con 6.723 habitantes, según el registro del Ayuntamiento.
Entonces, en la memoria de quienes llegaron allí como primeros vecinos, el barrio estaba separado completamente de la capital asturiana, cuyo nexo era la calle Tenderina Baja. Recuerdos de una plaza del Lago Enol, la cual cuenta en la actualidad con la iglesia parroquial de la Sagrada Familia y un parque infantil. Una plaza que ahora es punto de encuentro de decenas de jóvenes y niños, así como vecinos mayores, y que apenas era un descampado en sus inicios. Muchos son los vecinos que recuerdan, incluso, cuando llegó el asfaltado a las calles.
Aida Villamil Novoa pasó la primera parte de su infancia junto a sus padres en el barrio de Ventanielles, aunque a los ocho años se mudaron hacia la zona de La Tenderina. Eso sí, nunca se alejó demasiado del barrio donde «estudié en el instituto e hice toda mi vida social por sus calles». Ahora, lleva dos años y medio sacando adelante su clínica académica y deportiva -un sueño hecho realidad-, ubicada en el número 35 de la calle Río Nalón. La misma donde vivió su infancia en Ventanielles. Las «casualidades de la vida» llevaron a esta joven a encontrar «el local ideal» para ver nacer su proyecto empresarial en la misma vía que ella misma.
En su centro, Villamil recibe gente de todo tipo, y perfiles muy diversos, que son «el reflejo del barrio». En sus palabras, Ventanielles «es un barrio que me encanta». Algo que, en todo caso, tiene claro «desde siempre». De hecho, si tiene que destacar algo es, precisamente, «la multiculturalidad, algo que desde el punto de vista social es increíble».
Entre los fundamentos de su negocio, una de las premisas es «ayudar a quienes tienen pocos recursos». Sí, «consideraría el barrio como un vecindario de clase media y baja», detalla, «pero no con la concepción que la gente tiene de él». «Prejuicios» de otras zonas de la ciudad que, continúa, «ven a Ventanielles como la periferia, un barrio marginal». No está de acuerdo. Recuerda, por historias que le contaba la familia de su padre, que «cuando comenzó su construcción sí era el exterior de Oviedo, porque entonces el centro era solo el casco histórico». Pero ahora «las cosas han cambiado y ni siquiera Oviedo termina en Ventanielles».
Para la joven, el barrio tiene «un encanto muy particular y único», que cuenta con «alquileres baratos, a escasos metros del centro, del centro comercial Los Prados y del HUCA». «La diversidad cultural de las familias y la llegada de parejas jóvenes están revitalizando Ventanielles», celebra.
Ahora, con los nombres de sus calles y plazas relacionadas con ríos y lagos, Ventanielles sigue siendo un barrio obrero y humilde lleno de vida. Cuenta con un polideportivo, una biblioteca municipal y un centro de salud, entre las instalaciones. Aunque su gran equipamiento es el Palacio de los Deportes. Una estructura que lucha por poder acoger al Oviedo Baloncesto en la máxima competición, con la ampliación de las gradas que el Ayuntamiento quiere financiar con cargo a los fondos Edusi antes del 31 de diciembre de 2023. Una reforma que pasa por retirar de allí la pista de atletismo y convertirá Ventanielles en el epicentro del baloncesto de la capital. Aun así, el barrio sigue aislado de la gran manzana central. El nuevo Bulevar de Santullano tratará de corregirlo".
Calle arriba, otros árboles señalan nuestra proximidad al Parque de la Tenderina o del Palacio de los Deportes dedicado a Pierre de Coubertin, fundador de los Juegos Olímpicos modernos , por el que pronto pasaremos. De un tiempo a esta parte diversos colectivos solicitan la creación de un gran pulmón verde en la colina de Abuli, la situada a nuestra izquierda, entre El Palais (ya detrás nuestro) y Mercadín-Fozaneldi y La Tenderina Alta (al fondo), escribe Cañas Robas:
"La mayoría de zonas verdes, urbanizadas como parque, están en el Noroeste de la ciudad: Parque Pura Tomas 213.660 m2, Parque del Oeste 82.000 m2, Parque de Invierno 171.360 m2 y por supuesto el Parque San Francisco con cerca de 100.000m2. Son públicos, son de todos… pero están donde están.
No hablamos de jardines, porque Ventanielles tiene un número de ellos entre bloques y avenidas suficiente y generoso, hablamos de un PARQUE con mayúsculas: una masa verde con caminos urbanizados, espacios para el deporte, arbolado, donde se pueda salir a correr, tomar el sol, pasear y respirar cerca de tu casa, a quince minutos, en el Este de la ciudad, con todo lo que esto significa y repercute en la salud social."
En relación con la reivindicación de un parque en este margen izquierdo de la calle, compartimos esta noticia de Félix Vallina para La Nueva España del 11-4-2024:
"El salón de actos de la parroquia de San Javier, en el barrio de la Tenderina, acogerá hoy una asamblea ciudadana convocada por el Colectivo Ciudadano Distrito Este. La reunión, que dará comienzo a las siete y media de la tarde, tiene como fin "aglutinar a todas las personas y colectivos interesados en la mejora de La Tenderina y la zona del Rayo Mercadín". Una de las reivindicaciones del Colectivo Ciudadano Distrito Este es la creación de un parque público en esa zona de la ciudad, aunque a lo largo de la tarde de hoy también se tratarán otros temas.
Aunque la asamblea ciudadana está convocada por Distrito Este, el colectivo, fundado por antiguos componentes de la histórica asociación "Los Ríos" de Ventanielles, también cuenta con el apoyo de con el respaldo de las asociaciones de vecinos de Teatinos, la Tenderina, La Monxina, Villafría y Guillén la Fuerza y Ventanielles"
Y estos son esos terrenos que se reivindican para parque, con Mercadín al fondo y El Rayu, con edificios de pisos y casas unifamiliares, "tendiendo a desaparecer el pequeño caserío para dejar paso a las manzanas de bloques en altura", nos dice Casaprima Collera de la parte baja, mientras que la alta está "más disperso por la suave colina que sube a Nonín, predominando la viviendas unifamiliares". No obstante, si leemos El Mercadín, entre ruinas, de Marta Izquierdo para El Comercio y publicado el 7-2-2016, nos daremos pronto cuenta que no todo es precisamente una arcadia rural:
"Las cinco hectáreas que suman los terrenos de El Rayo-Mercadín ofrecen la singular oportunidad de ver gallinas, vacas y praos extensos en pleno casco urbano de Oviedo, a cinco paradas de autobús de la calle Uría. Pero también albergan otros elementos menos bucólicos como basura, agua estancada o edificios ruinosos que han servido y sirven aún de morada de okupas. En los últimos años se han producido al menos cuatro incendios, contabilizan los vecinos. Uno de ellos se declaró en el solar de al lado del negocio que regenta David Blanco, un bar-restaurante que da la espalda al deterioro de El Mercadín y orienta su puerta a la concurrida calle de La Tenderina.
Hace un lustro había grandes planes para una «zona que concentra buena parte del futuro de la ciudad, que ofrece un espacio de crecimiento urbanístico más allá de la autopista Y y que permite un cambio inimaginable en toda la zona este». Estos elogios se los dedicó al área el exresponsable de Urbanismo Alberto Mortera en abril del año 2011, en el Pleno donde se aprobó de forma definitiva el plan especial El Rayo-Mercadín. El acta de aquella sesión incluye, además del piropo del ex concejal, la descripción que Mortera hizo entonces del estado en el que se encontraban las parcelas debido a la paralización del desarrollo urbanístico de las constructoras, que habían comprado fincas en el ámbito y tenían proyectos para la zona: «Pedimos disculpas a los vecinos, porque la lentitud en la construcción ha generado ruinas, abandono y focos de insalubridad e inseguridad». Y junto a la descripción, Mortera hizo una promesa: el Ayuntamiento instaría a los promotores a limpiar y sanear el espacio. «O actúan ellos con la piqueta o lo haremos nosotros y les pasaremos la factura. No vamos a permitir estas situaciones ni en La Tenderina ni en Ventanielles. La piqueta será implacable», advirtió.
De eso han pasado casi cinco años y si entonces la crisis estaba retrasando la entrada de las máquinas para edificar, el estancamiento del mercado inmobiliario en los ejercicios posteriores apuntaló el deterioro de El Mercadín.
«Es una zona muy valiosa, pero sigue muy descuidada. Continúa habiendo casas con okupas, algunas acabaron incendiadas», dice David Blanco. Un peligro, el del fuego, que genera también la maleza que crece en las fincas ya vendidas y a las que miraban de reojo los vecinos el pasado diciembre, cuando las llamas calcinaron varias zonas de Asturias. «Que limpien, que no les cuesta nada» pide «a quien corresponda» José Antonio Lobeto, otro lugareño que pasea desde lo alto de El Mercadín hacia los comercios de la calle de La Tenderina evitando las fincas con vertederos y ruinas.
Mantener adecentada el área corresponde a cada uno de los propietarios de los terrenos, en manos de varias constructoras asturianas. «Algunas de ellas están en manos de un administrador judicial», sospechan los vecinos. Es por eso que el Ayuntamiento ya ha tenido que intervenir. «A finales del año pasado se procedió a demoler una de las casas ruinosas en La Tenderina Baja y, tras la colaboración con el responsable para la zona de Oviedo del Servicio de Guardería Rural del Principado, identificamos un vertedero en la parte izquierda del paseo de los Pensionistas», cuenta el concejal de Seguridad Ciudadana, Ricardo Fernández.
El responsable municipal pudo verificar la situación pocos meses después de asumir el cargo, en una visita en la que fue guiado por los vecinos. Fernández admite que hay una situación de «total abandono» y asume que «las constructoras no lo tiene como debieran». No obstante, anuncia que ordenará al Servicio Municipal de Conservación y Policía Urbana que revise la zona para tratar de limpiarla y sanearla. Eso sí, «el proceso que el Ayuntamiento está siguiendo es repercutir en los propietarios de las fincas el coste de los trabajos de limpieza o demolición, porque esta administración no va a renunciar a recuperar un dinero que es público».
El responsable de Seguridad alude a la herencia recibida: «Es una situación que se prolonga desde hace muchos años y no tenemos una varita mágica para solucionarla de repente». Pone el acento en los trámites que el Consistorio ha de seguir para conseguir demoler un edificio amenazante: «Primero nos tenemos que dirigir a los propietarios y hay que intentar que la demolición corra de su parte». Si los dueños de los terrenos no se avienen a ello, el Ayuntamiento procede con la piqueta. Hace notar asimismo que «el problema es que son actuaciones que se reiteran: hoy lo limpias y, al cabo de un tiempo, vuelve a ser un vertedero».
Un desembolso de dinero público que no se tendría que hacer en El Rayo-Mercadín si el área estuviese construida, si el plan especial que rige su desarrollo -modificado en septiembre de 2014- se hubiese llevado a cabo. «Pero esta zona estaba destinada a ser pasto de la especulación», concluye un residente, Manuel Casasola. «Es un espacio privilegiado, con el suelo más valioso de Oviedo, que la crisis dejó sin desarrollar y en deterioro», añade.
Pone el corolario Víctor Manuel Cortedera: «Estamos en un entorno menospreciado, que lleva abandonado mucho más de cinco años. A ver si esta nueva Corporación se compromete a mirar más hacia aquí»
En lo civil El Rayu y Mercadín formaron parte de la parroquia de San Julián de los Prados que, como hemos dicho, desapareció al crecer la ciudad, pasando en lo eclesiástico a depender de La Tenderina, cuya iglesia de San Francisco Javier, "Es zona de expansión de la ciudad que probablemente cambie radicalmente en los próximos años. El topónimo indica que en este lugar se celebraba antiguamente un mercado."
Allá en lo alto está la célebre Casa Quilo, bar fundado en 1934, el más antiguo de La Tenderina, donde se guarda la memoria de Manolín el Navetu, célebre personaje popular del barrio, tan querido que los chavales hicieron una colecta, allá por 1977, para encargar un cuadro con su figura, encargado al pintor Juan de Amandi, abonándole 26.750 pesetas
Primeramente se expuso en el bar Emilio, que era a donde él iba más, cerca de su casa en La Caleya del Cordero, actual calle Río Dobra, cuando este cerró pasó al Bar Civán y tras el final de este fue a Casa Quilo, dentro de una especie de contrato existente en el documento que registra la propiedad de la obra
Foto: La Voz de Asturias |
Cuenta mejor la historia Nacho G. Ruano en La historia del cuadro que rula de bar en bar por La Tenderina, artículo publicado en La Voz de Asturias del 17-12-2018 al que pertenece la fotografía que vemos arriba:
"Un hombre mayor, «que ronda los 70 años» según sus conocidos, vigila expectante quién entra a Casa Quilo, el bar más antiguo de La Tenderina. En las paredes del local cuelga el legado histórico más curioso de este barrio ovetense. El cuadro de «Manolín el Navetu», uno de los personajes más queridos de la zona, pende de una de las paredes de este establecimiento. Una historia que se remonta a la década de los 70, donde se fraguó una colecta popular que daría lugar a esta obra pictórica.
«La chavalería de entonces (1977) quería mucho a este señor, y coincidían siempre con él en el bar Emilio, cerca de donde tenía su casa, en la llamada Caleya del Cordero, ahora la zona de Río Dobra. Estaba por la mañana en el bar, iba yo con mi padre y estaba él ahí. Luego iba a comer y a la tarde volvía. Se llevaba mucho con los chavales, que salían bastante con él. Le quisieron brindar un homenaje y por ello llevaron a cabo una colecta popular en la que se recaudaron 26.750 pesetas para pagar al pintor, D.J. Amandi. Después de tomar una fotografía para tener la imagen de referencia, lo inmortalizó en la misma pose que mantenía en el bar al que iba diariamente», explica Eduardo Moreno, de Casa Quilo, quien guarda muchos recuerdos de quien fuera uno de los personajes más queridos de este barrio.
El hijo de Delfina Moreno, la propietaria del establecimiento que actualmente aloja el cuadro, muestra el documento que registra la propiedad de la obra, en la que aparece una serie de términos que deben regir el destino del cuadro. «El cuadro ha sido pagado por los clientes del bar Emilio, y no puede venderse ni donarse, ni ser sacado del barrio. Debe exponerse en un sitio público y, tras el cierre del establecimiento que lo tenga, pasará al siguiente local en orden de antigüedad», recoge el documento.
A pesar de esta entrañable historia, que constituye un verdadero legado histórico para La Tenderina, no todos los habitantes del barrio conocen la figura de «Manolín el Navetu». «Hay mucha gente que llega al bar y me pregunta por el cuadro, si la persona que aparece es mi abuelo. Al haber venido mucha gente nueva al barrio, todavía hay personas del lugar que desconocen el origen y la historia del cuadro», afirma Eduardo Moreno".
En cuanto al topónimo, Adolfo Casaprima Collera recoge la tradición popular que se debe a las "consecuencias que habría provocado la caída de un rayo", mientras García Arias esboza la posibilidad que se refiera a alguna línea de límite, como raya. En El Rayu se fundó en 1958 la célebre fábrica de conservas El Cuco, de cuya historia nos habla Pablo Castaño en La Nueva España del 5-7-2024 al dar la noticia del fallecimiento de Rosario Menéndez, impulsora con su marido de Cárnicas El Cuco:
"Rosario Menéndez Fernández, impulsora junto a su marido, Manuel Suárez Iglesias, de Industrias Cárnicas El Cuco, falleció en Oviedo a los 91 años de edad. Charo, como era conocida, es la madre de la actual directora gerente de El Cuco, Mari Luz Suárez Menéndez, y durante años atendió los puestos que la familia tenía en el mercado del Fontán y que dieron origen a la popular industria cárnica ovetense, que comercializa actualmente sus productos con las marcas El Cuco y Bienastur.
Manuel Suárez, conocido como Cuco, utilizó su apodo para nombrar el negocio familiar, pero siempre ha reconocido que un pilar fundamental de la empresa ha sido su mujer, porque ella atendió los puestos que tenían en el Fontán y allí fue donde su hija Mari Luz, que ahora lleva las riendas de la empresa, aprendió la profesión durante las vacaciones de sus estudios universitarios.
La familia de Manuel Suárez se dedicaba al ganado y a la venta de carne y con 13 años el niño fue enviado a Barcelona a trabajar como tratante. A su vuelta a Oviedo conoció a Rosario Menéndez, que pertenecía a una familia de llagareros, y juntos abrieron en 1950 una pequeña tienda en el mercado del Fontán de Oviedo, donde despachaban carnes que ellos mismos despiezaban. El éxito de esa tienda hizo que el negocio se ampliara con más puestos y fue el origen de Productos Cárnicos El Cuco, empresa fundada en 1958 en la calle del Rayo de Oviedo, donde aún tiene su sede y donde está la vivienda familiar.
El Cuco es una de la industrias cárnicas más populares de Asturias por sus chorizos y morcillas, y hace años dio el salto a los productos cárnicos bajos en grasas con la puesta en marcha de la marca Bienastur"
A la izquierda, Calle la Quintana, del campo a la ciudad en El Rayu, "Pequeña barriada existente al final de la Avenida de Torrelavega y paralela, por el sur, a la Tenderina, justo en su intersección entre la Alta y la Baja", nos informa Adolfo Casaprima Collera, a lo que añade:
"Cuenta con bloques de viviendas en altura y, aunque todavía queda alguna pequeña edificación rural y unifamiliar, está próxima su reurbanización con el fin de conectar la avenida inicialmente mencionada con El Palais, desapareciendo pues cualquier atisbo de identificación rural".
Es la misma zona que los vecinos reclaman para parque. En esta foto de invierno vemos a lo lejos la zona de Colonia Vetusta, otro de los barrios construidos en la posguerra, que empezó con 103 viviendas baratas inauguradas en 1953 tras las que se optó por construir bloques de pisos aprovechando mejor el terreno. Ahí está también Fozaneldi, donde estuvo antaño uno de los antiguos campos del Real Oviedo, el Vetusta, inaugurado en 1923 tras trasladarse desde Llamaquique. En la distancia descubrimos la línea de cumbres nevadas del Aramo, al sur-suoreste. De Fozaneldi nos cuenta Casaprima Collera:
"Antiguamente se llamaba a esta zona Monte Otero, loma que, partiendo desde Postigo y Santo Domingo, ascendía suevamente hacia el sur. Fozaneldi está hoy dentro del entramado humano, limitado al oeste y sur por la ronda interior; por el este por el reguero Raposía; y por el norte con Tenderina Alta. Aunque su paulatina urbanización le confiere ya una estructuración y estética propia de la ciudad, con calles y bloques de edificios en altura, todavía queda alguna pequeña casa de tipología rural, con huerta adyacente, próxima seguramente a desaparecer ante el auge de la expansión urbana. Cuenta Fozaneldi con colegio público y un polideportivo que lleva el nombre del fundador del C.P. Cibeles de hockey sobre patines, Pepín Rivero. Existió en el lugar una fuente de la que se tiene constancia ya en el siglo XV, con obra de fábica, desaparecida hace tiempo. El topónimo indica que la "foya" o lugar empozado en que se encuentra el caserío perteneció o fue fundado por Neleo o por Néstor".
El nombre se refiere a la Vestusta de Clarín de la que antes hemos hablado, con la que se refería a la ciudad de Oviedo/Uviéu en La Regenta, de la que dice el antropólogo e historiador José M. Gómez Tabanera en Antropología y folclore en la Vetusta de Clarín, publicado en Gazeta de Antropología el 5-5-1987:
"Vetusta. Ciudad ideal para muchos, tangible para muchos más y que se nos presenta ya merced a la magia de Alas en las primeras líneas del primer capítulo de La Regenta.El topónimo databa de años atrás. Forjado por el propio Clarín, tras su utilización en El diablo en semana santa, cuando nos relata cómo se acerca el diablo a «la ciudad vetusta», «una ciudad muy antigua, triste y vieja, pero no exenta de aires señoriales y de elegancia majestuosa». Ciudad que explorará exhaustivamente Clarín en La Regenta, hasta el extremo de que sabemos de críticos que consideran a Vetusta/Oviedo auténtica protagonista de la narración, extremo que se planteó el mismo Clarín («¿no puede ser protagonista de un libro un pueblo entero?»
Y allí, las altas montañas a las que gustaba subir El Magistral Fermín de Pas, cubiertas aquí de nieve, el Aramo, pastos y majadas de verano en los que los rebaños se bajan al valle al llegar la estación fría y mítica meta ciclista de montaña en una de dichas brañas, L'Angliru
Esta de la derecha es la calle Río Dobra, donde estuvieron la Caleya del Cordero, el bar Emilio y la que fue la casa de Manolín el Navetu. Ahora están aquí las cervecerías Manhattan y El Bulldog
Y más allá de las arboledas del parque asoma el soberbio edificio del Palacio de los Deportes de Oviedo, un vanguardista proyecto de Ildefonso Sánchez del Río Pisón inaugurado el 10-9-1975, con su llamativa y enorme cubierta 'de caparazón de tortuga', algo inédito entonces pues fue la primera cúpula sin pilares del mundo, magna construcción de este ingeniero especialista en cubiertas, del que ya hablamos ampliamente en La Pola, capital de Siero, con otras dos de sus obras, el Mercado de Abastos y El Paraguas del Mercado de Ganados. Del Pabellón de Deportes de Oviedo o de La Tenderina hallamos esta descripción en Wikipedia:
"La construcción se inició en 1961 promovida por el alcalde de Oviedo Manuel Álvarez Buylla y fue inaugurado en 1975 La dirección de la construcción corrió a cargo del ingeniero Ildefonso Sánchez del Río Pisón teniendo como colaboradores a los arquitectos Fernando Cavanilles, Joaquín Suárez y Florencio Muñiz Uribe.
Está inscrito en el Registro Ibérico de Equipamientos del Movimiento Moderno (1925-1965) con la máxima catalogación «A».
Lo más destacable es el techo en forma de caparazón de tortuga, proeza arquitectónica en su tiempo al convertirse en la primera cúpula cerámica sin pilares del mundo. La construcción se percibe como un elemento orgánico que se camufla en el paisaje".
En 2022 se acometió una reforma integral con objeto de mejorar, modernizar y ampliar sus instalaciones para darle una capacidad de 7.000 espectadores, entre otras actuaciones. Carmen Adams, Catedrática de Patrimonio Cultural para Turismo en la Universidad de Oviedo, le ha dedicado el impecable trabajo El Palacio de Deportes de Oviedo (1961 1975) en el siglo XXI. La recuperación del sueño de Ildefonso Sánchez del Río, del que compartimos lo siguiente:
"Si bien existen estudios rigurosos sobre la obra de Ildefonso Sánchez Del Río, que se referencian en la Bibliografía, falta un análisis exhaustivo sobre el Palacio de los Deportes de Oviedo -una de sus obras más significativas-, y las sucesivas actuaciones y alteraciones de las que fue objeto desde su inauguración hasta la actualidad. Y precisamente la gran obra, que condensó la trayectoria y se erigió en símbolo de la carrera de Ildefonso Sánchez del Río, fue sin duda el Palacio de Deportes de Oviedo. Tal como señala Pepa Casiniello (Casiniello, 2011, a):“No se trata únicamente de la cubierta de mayor tamaño que llegó a construir, y que alcanzó una luz de vano libre de 100 metros, sino también de la culminación de su obra, en la que, de manera magistral, concilió su innovador sistema estructural de cubiertas onduladas con la composición formal del espacio arquitectónico contenido”. (...)Sánchez del Río, una de las figuras más importantes de la construcción en Asturias durante el siglo XX, marcará la imagen moderna de Oviedo, donde fue ingeniero municipal. Si De La Guardia definió lo que es la urbe burguesa de principios de la centuria, Sánchez del Río introducirá en la ciudad hitos de modernidad y alardes constructivos. De la importancia y repercusión internacional de la obra de Ildefonso Sánchez del Río y de la cubierta del Palacio de Deportes de Oviedo da idea el hecho de que la International Association for Shell Structures (IASS) seleccionó una imagen de este edificio y otra de los paraguas del mercado de Pola de Siero, para las portadas de dos de sus boletines (Casiniello, 2011, b).Las consecuencias directas de las investigaciones constructivas de Ildefonso Sánchez Del Río han sido amplias. Reseñan López, Van Mele y Blok los ensayos de “dovelas onduladas” y otros elementos prefabricados de ladrillo armado realizados por el Ministerio de la Construcción de Cuba, que se recogen en una publicación de 1962 (Lópoz, Van Mele & Blok, 2016).Al respecto, hay que señalar que la región, ya d Así, la figura de Sánchez del Río y su obra culmen, la bóveda del Palacio de Deportes de Oviedo, marcan un hito internacional. La bóveda de dovelas-onda alcanza los 100 metros de luz, superando las realizaciones de por ejemplo Eladio Dieste, en este sentido. Es decir, una pequeña ciudad del norte de España se ubica en el mapa de la construcción mundial, gracias a este ingeniero riojano, asturiano de adopción. Al respecto, hay que señalar que la región, ya desde el XIX, estaba a la cabeza de España en técnica e ingeniería, a causa de su papel motor en la industrialización española. Valga como ejemplo, la amplia participación de empresas asturianas en la Exposición de Minería y Artes Metalúrgicas de Madrid en 1883, que supuso un escaparate privilegiado para el sector (Adams, 1998)".
Más allá, al otro lado del Bulevar de Santuyano (antiguo tramo de la Autopista Y), recomocemos algunos edificios de Teatinos, muy cercanos a la antigua iglesia de San Julián de los Prados o Santuyano, joya del Arte Asturiano que fue parroquial de la desaparecida parroquia de su nombre, que abarcaba todos estos lugares de La Vega antes de que creciese por ellos la ciudad, la cual no llegamos a ver desde aquí 'por poco'. De Teatinos nos informa Adolfo Casaprima Collera de esta manera:
"Barrio del este de la ciudad de Oviedo, situado intermedio entre el de Pumarín y el más conocido de Campo de los Reyes, se trata de una zona totalmente integrada en la ciudad, con viales y edificios urbanos, aunque en la primera mitad del siglo XX todavía constituía las afueras de la urbe, con caserías y el primer campo del Real Oviedo. Posee centro de salud y centro municipal".
Cruzamos la calle del Río Dobra hacia el Parque Plaza de Pierre de Coubertin, aristócrata francés, pedagogo e historiador "fundador de los Juegos Olímpicos modernos y del Pentatlón moderno", nos dicen también en Wikipedia, mientras en Munideporte del 15-11-2005 nos informan de la visita a la ciudad de Conrado Durántez Corral, Presidente fundador del Comité Español Pierre de Coubertin al aprobarse el nombre de esta plaza:
"Se va a proceder a dar el nombre Pierre de Coubertin a una importante plaza de Oviedo ubicada en una zona de expansión de la ciudad, llena de instalaciones deportivas y con espacios ajardinados.
El día diez, Conrado Durántez se trasladó a Oviedo para tener una reunión en el ayuntamiento de dicha ciudad sobre la ubicación de una plaza que llevaría el nombre de Pierre de Coubertin, restaurador del olimpismo moderno. En el día 11, a las 10.30hrs. de la mañana, junto con Agustín Antuña, mantuvieron una reunión de trabajo con D. Javier Vidal García, Concejal Delegado del ayuntamiento de Oviedo para tratar el tema.
A Conrado Durántez le fue entregada por parte de D. Javier Vidal, copia de la documentación al respecto y por la que se evidencia que el nombre de la plaza en cuestión fue aprobado por acuerdo del ayuntamiento del cuatro de noviembre del 2003 y ratificada por resolución del dos de febrero de 2004.
Como consecuencia de las conversaciones mantenidas, se adoptó la resolución de inaugurar dicha plaza hacia el mes de mayo de 2006 y tratar de hacer gestiones para conseguir un busto de Pierre de Coubertin que sea ubicado en un monolito en los Jardines de la Plaza".
El busto de Pierre Coubertin, no obstante, se colocó en la Plaza Olímpica de La Florida, al otro extremo de la ciudad, al oeste, a escasos metros del trazado del Camino Primitivo
A lo lejos, sobre el 'caparazón de tortuga' del Palacio de los Deportes, vemos algunas estribaciones del Naranco, el totémico monte al norte de la ciudad, cuya cota más alta son los 637 m del Picu'l Paisanu
Pese a no ser en sí misma una gran elevación, al no tener a su alrededor más cercano otras montañas y alzarse en medio del valle del Nora, dispone de un gran campo de visión que domina la ciudad y gran parte del centro de Asturias, del mar al norte a los puertos de la cordillera al sur y de las montañas del Narcea al oeste a los Picos de Europa al este
En lo alto destaca una gran estatua, el monumento al Sagrado Corazón, inaugurado en 1981, es obra de Gerardo Zaragoza y montaje del escultor ovetense José Antonio Nava Iglesias, teniendo en su base la Cruz de la Victoria de Rafael Urrusti, antes instalada sobre el conjunto pero cuya exposición a los vientos aconsejó esta nueva ubicación
El proyecto general corrió a cargo del arquitecto García Lomas tras fraguarse la idea en 1950, cuando el jesuita padre Vega y Ramonita Beltrán idearon e impulsaron la empresa de construir este monumento que emula al famoso Cristo Redentor de Río de Janeiro en una zona sumamente castigada por los combates de la guerra civil durante el asedio de la capital asturiana
Verdaderamente, el 'caparazón de tortuga' se muestra en todo su 'esplendor tubular' al otro lado de la plaza definiendo su silueta con el Naranco al fondo, donde la trágica impronta de la Guerra Civil hizo que otra de sus alturas, El Pozu l'Agua (593 m) pasase a ser más conocido como El Picu la Miliciana. En Guerra en los altos, de la web Descubre el Naranco, se describen las posiciones en el frente de la montaña:
"El 20 de julio de 1936, el gobernador militar de Asturias se une a la sublevación frente a la República. Declara el estado de guerra y saca sus fuerzas a las calles de Oviedo.
Rápidamente, milicias de obreros leales al gobierno acuden a los alrededores de la ciudad para establecer un cerco.
El día 24 el cerco queda cerrado y se corta el suministro de agua.
Tras varios intentos fracasados de abrir el cerco, los sitiados se centran en la defensa.
Su primera línea se establece sobre varias de las elevaciones que rodean a la ciudad, estructurándose en cinco sectores - Cementerio, Buenavista, El Canto, Pando y La Cadellada -, con puestos intermedios de enlace entre ellos.
Su objetivo es resistir hasta la llegada de las tropas sublevadas que a finales de julio inician su avance por el occidente asturiano desde Galicia.
Posiciones nacionales
En la línea baja del Naranco se ubicaron la posición de El Canto, al Oeste, y la de Pando, al Este, además de la intermedia de Ferreros en torno a la cárcel provincial. La primera controlaba la ladera sur del monte y las entradas a la ciudad desde el Escamplero y San Claudio, y su puesto de mando se situaba en la loma de San Pedro de los Arcos.
Posiciones republicanas
En cuanto a las posiciones republicanas, a principios de septiembre un grupo numeroso de milicianos se encontraba en las alturas del Naranco, dispuesto a iniciar una primera ofensiva sobre la ciudad junto con otro situado en San Esteban de las Cruces. Esta acción no se lleva finalmente a cabo y los ataques se dirigen durante este mes a intentar detener las columnas nacionales que avanzan desde Galicia.
Octubre de 1936. Ofensiva republicana
Ya en octubre tiene lugar la primera gran ofensiva republicana. Uno de los ataques se lanza desde el Naranco, pues en las inmediaciones de los sanatorios disponen de una batería compuesta de seis cañones.
En esta primera fase de la guerra probablemente solo hay trincheras y parapetos en torno a la ciudad. La estrategia republicana se fundamenta en mantenerse en las alturas, dominando las zonas bajas con fuego de ametralladora y artillería.
Durante las primeras semanas de octubre los republicanos rompen las defensas del perímetro y los combates pasan a desarrollarse en las calles".
El frente entra en otra fase cuando los nacionales rompen el cerco y socorren a las tropas sitiadas en la ciudad, no obstante el frente se mantendrá todo un año más, hasta octubre de 1937, con la caída de Asturias:
"El Pasillo de Grado
El 17 de octubre, las tres columnas nacionales que han avanzado desde Galicia entran en la ciudad por el oeste. Una de ellas ha cruzado el Nora a través de las pasarelas de madera río arriba del puente de Gallegos, y avanza por el Naranco a través de Llubrió, Alto La Caleyina y La Rasa, tomando posición en el Pico Paisano. Las tropas de regulares africanos se divisan en la cima del Naranco desde la ciudad y el cerco se rompe, estableciéndose un corredor de comunicación para los sublevados, el “pasillo de Grado”.
Desde este momento y hasta la conquista de la región por los sublevados en octubre de 1937, la guerra entra en otra fase.
Guerra en los altos
Para la guerra en los altos, el Naranco constituyó un emplazamiento privilegiado. Al inicio del cerco permitía a las baterías republicanas cañonear la ciudad con facilidad. En un segundo momento, cuando los nacionales ocupan la mayor parte de las crestas, los republicanos desplazan sus baterías más al Norte, a la contrapendiente de la sierra. En esta posición pierden importancia en cuanto a la ciudad y quedan orientadas hacia su pasillo de comunicación con Grado.
En febrero de 1937 el Ejército republicano del Norte decide iniciar una gran ofensiva en todo el frente de Oviedo. Uno de los puntos atacados fue la posición nacional de Pico Paisano, que los republicanos no lograron tomar y donde perecerían numerosos combatientes.
Es principalmente en la primavera e inicios del verano de 1937 cuando las milicias republicanas preparan defensas sólidas, mediante una verdadera campaña de fortificación del territorio frente al avance nacional.
Fortificaciones nacionales y republicanas
El corredor de comunicación nacional estaría protegido a ambos lados por trincheras y parapetos. En cuanto a las construcciones sólidas realizadas por este bando en el área del Naranco, solo queda constancia de las existentes en El Campón (San Lázaro de Paniceres) y en Pando.
Las fortificaciones republicanas son mucho más abundantes, y aún podemos observar gran número de ellas en buen estado de conservación.
Posiciones en torno al Pico Paisano
El punto más elevado del Naranco, el Pico Paisano, fue tomado por tropas de regulares del bando nacional en octubre de 1936. Desde ese momento forma un vértice del “pasillo de Grado” y la posición es ocupada mediante la excavación de un sistema de trincheras con un puesto de control en la cima.
Las fuerzas republicanas, por su parte, se sitúan en dos posiciones cercanas: La Miliciana y Mirador de la Reina, alturas situadas inmediatamente al Este, y la línea de crestas que culmina en La Cueva Palomba, al Noreste. En ambos puntos se conservan construcciones defensivas".
Si bien el centro histórico se preservó en lo suficiente para poder restaurar sus edificios notables, incluida la catedral, los barrios de alrededor, más castigados por el frente, quedaron arrasados, por lo que hubo de hacerlos totalmente partiendo de cero y, además, dada la necesidad acuciante de vivienda para las gentes que se habían quedado sin hogar, se construyeron barrios nuevos, algunos de ellos estos de La Tenderina y su entorno pues, pese a que no eran los lugares más adecuados en una vega arcillosa e inundable, ni tampoco los materiales de construcción los óptimos, se evitaba la dura tarea previa de desescombrar para después construir
Todo ello coincidió además con el gran éxodo rural de la posguerra y, quizás aún más, una vez iba pasando esta, llegando familias enteras de zonas rurales, primero cercanas, luego de toda Asturias y de buena parte de España
A nuestra izquierda, edificios entre las calles Quintana y Madreselva, que van hacia El Rayu. Aquí está el Café Bar Candela, recordad eso sí que los establecimientos pueden cambiar de nombre
Las farolas fernandinas-isabelinas son una característica fundamental del mobiliario urbano en toda la ciudad, las veremos por doquier, pues las empezamos a ver en Colloto/Cualloto, nada más entrar en términos ovetenses pasando la frontera con Siero
Y este es el edificio en el que abría sus puertas el mítico comercio de Novedades Eloína, "más barato que en Portugal" decía su eslogan publicitario, jactándose de tener mejores precios que las afamadas por su economía telas portuguesas. Su sede principal era gijonesa y fue una empresa fundada por Dalmacio García-Díaz Carrocera-Díaz, que puso a su tienda el nombre de su tía Eloína. En Vecinal Barrios del Este encontramos historia de este y otro comercio de textil antecesor, Peire:
"PEIRE el único comercio de textil por estos lares en muchos años, Irene junto a su marido Pedro desplegaron su buen hacer comercial junto a un producto de buena calidad. También regentaron el negocio del local próximo, aquí le falla la memoria a nuestra fuente, ¿era un bazar y mucho después la hija con moda joven?. En los 70 llegaría Dalmacio, el empresario de la cuenca, que con visión del "negocio popular" implantaría otra forma de comerciar moda en el edificio vecino, inicialmente con su madre y su tía Eloína. De aquí el nombre de Novedades Eloina, fórmula que extendería a otras tiendas en Oviedo y Gijón".
A la izquierda, la calle Fernando Zuazua, empresario y editor, redactor de deportes en La Nueva España en 1959. En la esquina esta el Café Buda
A la derecha, la calle Joaquín Blume, gran gimnasta español, que desde la calle La Tenderina llega a la entrada del Palacio de los Deportes
El nombre de algunas de estas calles en el entorno del palacio de La Tenderina está pues vinculado a deportistas o gente del mundo del deporte. En En perspectiva se nos ofrece una Ruta arquitectónica de Ildefonso del Río Pisón, de la que compartimos lo siguiente:
"Ildefonso Sánchez del Río Pisón fue un ingeniero español muy vinculado a Asturias, donde realizó varios trabajos entre los que se encuentra el Palacio de Deportes de Oviedo, considerada su gran obra.
Igual que en literatura se habla de la Generación del 27, en ingeniería también existe esta nomenclatura y es claramente Sánchez del Río uno de sus máximos exponentes junto con Eduardo Torroja , Carlos Fernández Casado o Rafael Spottorno, entre otros.
Ildefonso Sánchez del Río Pisón nace en Haro (La Rioja) en 1898; tras pasar por la Institución Libre de Enseñanza y el Instituto Cardenal Cisneros en Madrid, ingresa en 1916 en la Escuela Especial de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos (como se llamaba en la época en la que estudió), terminando a principios de 1922.
Durante sus años de formación, en Europa se estaba llevando a cabo una revolución en el mundo de la construcción gracias al hormigón armado desarrollado a finales del siglo XIX y a las estructuras laminares. Estas se caracterizaban por ser muy resistentes a las cargas exteriores y a las generadas por su propio peso, y todo ello con un pequeño grosor. Además, las estructuras laminares solían ser curvas para permitir abrir grandes espacios por donde entrase la luz, haciendo innecesarios los soportes internos y asegurándose así amplias superficies en su interior.
Cuando en 1924 decide aceptar el puesto de ingeniero en el Ayuntamiento de Oviedo, comienza a observar que las estructuras laminares primigenias presentaban dificultad de diseño y de cálculo, lo que le lleva a crear su propio método de diseño basándose en la utilización de formas geométricas que podían ser construidas y dimensionadas mediante secuencias continuas de nervaduras de canto".
Entre sus primeras obras están el Depósito de Aguas de Oviedo, en puente de Llaniu o Láneo en Salas, el citado Mercado de Abastos de La Pola en Siero, encargándose entre 1934 y 1941 de reconstruir edificios afectados por la Revolución de Asturias y la Guerra Civil, continuando con numerosos proyectos y patentes, muchos vinculados a Asturias, hasta llegar a esta, su obra culmen:
"Con 64 años Ildefonso Sánchez del Río se enfrentó a la que fue su gran obra maestra, el proyecto del Palacio de Deportes de Oviedo. La parte arquitectónica corrió a cargo de los arquitectos municipales Fernando Cavanilles, Florencio Muñoz Uribe y Joaquín Suárez Pérez, quedando en sus propias manos la ejecución de la parte ingenieril.
El Palacio de Deportes comenzaría a edificarse en 1962 y se terminaría 13 años después con una serie de retrasos que impacientarían a Sánchez del Río.
Debemos recordar que este llevaba tiempo queriendo construir cubiertas de grandes vanos de luz y que, como hemos visto anteriormente, en sus primeros años se había inclinado hacia cubiertas nervadas, decantándose, tras patentar sus dovelas-onda y ver el trabajo de compañeros de profesión como Pier Luigi Nervi o Eduardo Torroja, por las cubiertas “onduladas”, que a diferencia de sus colegas utilizaría con una mezcla de hormigón y cerámica que las haría ligeras, rígidas y sin posibles deformaciones transversales futuras.
El Palacio de Deportes se caracteriza por tener una cubierta cilíndrica de cañón corrido formada por tres láminas de directriz parabólica, onduladas y biarticuladas. La lámina central está formada por ocho arcos-onda de siete metros de ancho y 100 de luz, que cubren la planta cuadrada de 100 x 100 metros, mientras que las otras dos láminas son dos arcos-onda, destinados a tapar las gradas a cada lado de la lámina central, siguendo las mismas medidas de ancho (siete metros), con un vano de luz ligeramente más pequeño (90 metros).
Al igual que en el Mercado Cubierto de Pola de Siero, el interior del Palacio carece de apoyos internos, creando así un espacio diáfano, perfecto para la práctica y visualización del deporte. Sin embargo, esta no es la única semejanza con dicho mercado, ya que el Palacio consta también de unas marquesinas, que no forman parte del arco-onda, pero que tienen su mismo ancho para darles así una continuidad visual. Como nota curiosa, cabe señalar que el pilar que soporta la marquesina funciona también como bajante de las aguas de lluvia de la cubierta gracias a un tubo de fibrocemento situado en su hueco.
Una de las dificultades que se encontraron a la hora de realizar la cimentación fue que los terrenos en los que se ubicaba la obra eran arcillosos, por lo cual necesitaron realizar un pilotaje que llegó hasta los 20 metros con una inclinación de 25º. Tras la cimentación se siguió con la construcción de los esbeltos contrafuertes inclinados, que resultaron ser un reclamo en la promoción publicitaria del edificio a causa de que Sánchez del Río decidió dejarlos a la vista cubriéndolos con piezas de vidrio transparente.
Por fin, el 22 de septiembre de 1975 se inauguró de forma oficial el Palacio de Deportes, que llegó a albergar grandes competiciones en sus primeros años y que después se mantendría como centro deportivo de la ciudad de Oviedo."
El arquitecto Juan Ignacio San Marcos Espinosa, de la Fundación Docomo Ibérico, explica así la estructura arquitectónica del edificio:
"La cubierta condensa la expresividad de este edificio. Se trata de una gran nave formada por tres bóvedas parabólicas biarticuladas, una central y dos laterales de menor luz y altura, que se aprovecha para crear grandes lucernarios. La central está compuesta de ocho arcos-onda de 7 m de ancho, con una luz de 96 m. Ésta cubre la sala de deportes, sus gradas, y la pista de atletismo. Las dos naves laterales están compuestas de dos arcos-onda, de 7 m de ancho, y una luz de 86 m. Los ligeros vuelos laterales actúan en continuidad de los arcos y permiten la evacuación de aguas pluviales. Bajo ellos, los cerramientos de vidrio dan iluminación al interior. Los accesos se sitúan en las esquinas y el centro de las fachadas. Unas rampas exteriores permiten el acceso a la parte alta del graderío. Ondular la cubierta con superficies de doble curvatura permite salvar grandes luces con mínimos espesores. El sistema se basa en dovelas-onda de 3,20 m de largo, formadas por piezas especiales cerámicas. Las articulaciones vistas están formadas por redondos cromados en urnas de vidrio iluminadas, situadas a la altura del peatón, creando una galería de articulaciones como gesto formal. Los vuelos laterales se resuelven con nervios de hormigón donde apoyan placas curvas cerámicas."
Por su parte, en Arquitectura de Asturias, encontramos esta explicación de la obra con una frase del propio Ildefonso Sánchez del Río en su proyecto de construcción:
"Vamos a construir, si Dios quiere, la mayor bóveda autoportante que hasta la fecha ha sido realizada... Con su ejecución vamos a ver colmado uno de nuestros mayores deseos..."
Con esta frase inicia la memoria del proyecto, y podría decirse que es la definición del proyecto ya que el Palacio de los Deportes es una gran cubierta de casi 100 metros de largo (96m) que acoge las instalaciones deportivas.
Con una superficie en planta casi cuadrada de 100m de lado, sin ningún pilar intermedio la cubierta se divide en tres, dos laterales compuestos por 2 arcos-ondas (nombre con el que se denominó a los arcos) cada una de 7m de ancho y 90 de vano, y otro cuerpo central elevado permitiendo un gran lucernario en cada lado, compuesto por 8 arcos-ondas de 7m de ancho y 100m de vano. Los arcos-ondas arrancan aproximadamente a 3m del suelo sobre una estructura de hormigón a modo de arbotantes góticos (estructura exterior que permite los arcos ojivales de las construcciones góticas), también utiliza unos pilares para puntualizar la estructura de hormigón y que éstos sirvan de apoyo de la marquesina exterior, además de ser bajante de pluviales*.
Los arcos-ondas eran el conjunto de las piezas bóveda denominadas dóvelas-onda, pieza que creó y patentó el propio ingeniero compuesto de hormigón y cerámica con unas dimensiones de 7m de vano, 3.20m de profundidad y 1.50m de altura.
Dentro de la estructura de hormigón en la que apoya la cubierta, se encuentra uno de los detalles más importantes del conjunto y más llamativo, son las articulaciones de los arranques de los arcos, que se encuentran en una caja de vidrio e iluminados, y es que Ildefonso Sánchez del Río así lo quiso y así lo definió con la siguiente frase:
¿Cómo podemos admitir que esos diminutos atlantes que van a soportar sobre sus hombros no la bóveda celeste, pero sí la del Palacio de Deportes de Oviedo, pasen desapercibidos?"
*Pepa Cassinello. Ildefonso Sánchez del Río Pisón De la Bóveda a la Lámina (1924-1972).
Asimismo, en el blog Deportes con historia se nos amplía la información general de este grandioso pabellón:
"El Palacio de los Deportes de Oviedo está situado a unos 175 metros de altitud, en la zona noreste de Oviedo, siendo punto de unión entre los barrios de La Vega (conocido como La Tenderina, al sur –suroeste) y de Ventanielles (noreste). Junto a él discurre la coetánea Autopista “Y” hacia Gijón y Avilés. Añado como curiosidad que durante la construcción de la autopista y el Palacio se encontraron en la zona varios útiles prehistóricos.
El proyecto del Palacio de los Deportes de Oviedo fue obra del insigne ingeniero de caminos Ildefonso Sánchez del Río, quien trabajó entre 1924 y 1941 como arquitecto del Ayuntamiento de Oviedo dotando a la capital de edificios singulares muy adelantados para su época y de gran valor estético como el Estadio de Buenavista (después denominado “Carlos Tartière”, 1930-32), el depósito de aguas de El Picayón en el barrio de El Cristo de las Cadenas (1931) y la estructura de la popularmente conocida como “Plaza del Paraguas” (1925). También proyectó el edificio del Mercado de Pola de Siero (a 15 kms. de Oviedo, finalizado en 1928). Sus señas de identidad fueron el uso pionero del hormigón armado y la construcción de grandes bóvedas con estructuras laminares onduladas por el sistema de “dovelas-onda”.
En este proyecto colaboraron con Sánchez del Río los arquitectos Fernando Cavanilles, Joaquín Suárez y Florencio Muñiz-Uribe (éste último, autor de la reforma del Carlos Tartière en 1982 con vistas al Mundial de fútbol) El anteproyecto data de 1961 y al año siguiente comenzó su construcción, pero por diversas causas (principalmente de carácter económico) el proyecto no adquirió su forma definitiva hasta más de una década después, siendo finalmente inaugurado en la tarde del 10 de septiembre de 1975. Su estructura recuerda a los ya desaparecidos Palacios deportivos de Madrid y Barcelona, a una escala algo más pequeña.
Con motivo de la inauguración del Palacio se organizó un torneo cuadrangular internacional de baloncesto con la participación del Estudiantes madrileño, el Breogán de Lugo, el equipo de la Universidad de Florida (USA) y el anfitrión Club Atlético Universitario de Oviedo (CAU).
El primer evento destacado que albergó el Palacio fue el Mundial de hockey sobre patines de 1976. Tras la llegada al poder de la Junta Militar en Argentina el 24 de marzo y la renuncia de la Federación sudamericana a organizar el Mundial de 1976, España fue el país elegido por la FIRS para sustituir a la sede original. Barcelona pugnó por organizar el Mundial y la Federación catalana justificó su elección por la experiencia previa en organizar campeonatos del mundo (1951, 1954 y 1964) y como conmemoración del XXV aniversario del primer título mundial para España obtenido en la Ciudad Condal en aquel campeonato de 1951, pero la Federación Española cumplió su compromiso previo de conceder la organización a Oviedo. Hubo mucha polémica posterior, pues se entendió la ausencia de jugadores asturianos en la convocatoria como represalia de la Federación catalana por la no elección de Barcelona, así como un conflicto con los seleccionados y sus primas a percibir que llevó a ciertos malentendidos.
Antes del Mundial, en mayo de 1976, se disputó en el Palacio ovetense el III Memorial Oliveras de la Riva. La victoria de España sobre Portugal, Italia y la RFA fue el aperitivo del Campeonato del Mundo del 11 al 21 de septiembre, en plenas fiestas locales de San Mateo. La victoria de España frente a Portugal en la última jornada por 2-1 valió el título mundial. Argentina fue plata y los lusos, bronce.
La relación del Palacio de los Deportes de Oviedo con el hockey sobre patines convirtió al recinto en uno de los templos nacionales de este deporte. Durante los primeros años de vida fue la sede del equipo local: el Chocolates “La Cibeles”, campeón de Copa en 1980 frente al Barcelona en Salamanca y finalista de la Recopa del año siguiente ante el Sporting de Lisboa. El Palacio vivió una de sus grandes noches el 13 de junio de 1981, cuando en el partido de ida de aquella final de la Recopa el Cibeles ganó por 4-1 al Sporting de Lisboa. (pese a mi cortísima edad pude vivir el evento en una posición privilegiada en el banquillo local, siendo incluso “recogepelotas” en alguna ocasión) En el partido de vuelta las tornas cambiaron y los lisboetas se llevaron la Recopa con su victoria por 7-2.
Dos campeonatos de Europa (1987 y 2008), ambos con final entre Portugal y España, ganando aquéllos en el del 87 y “nosotros” en el segundo, completan la relación de grandes eventos de hockey sobre patines en el Coliseo carbayón.
El atletismo también tuvo su casa en el Palacio, albergando los campeonatos de España absolutos en Pista Cubierta los años 1979, 1980 y 1982, así como varios campeonatos en categoría cadete, juvenil o de veteranos. En el Palacio el atleta español José Luis González realizó un intento de record del Mundo de 1.500 metros el 1 de marzo de 1986, quedándose a escasos segundos de la plusmarca mundial pero siendo homologada posteriormente. Said Aouita, el fondista marroquí, también atacó el record de los 3.000 metros en 1990 y la hispano-estadounidense Sandra Myers batió en el Palacio la plusmarca nacional de 100 metros en pista cubierta.
El baloncesto de primer nivel recaló en el Palacio el 7 de abril de 1983, con el desempate de la Liga Nacional entre el Real Madrid y el Barcelona (en la última edición sin play-off finales). Los azulgrana vencieron en un trepidante partido por 76-70. Las gestiones del entonces alcalde de Oviedo y ex-jugador de baloncesto Luis Riera para organizar grandes eventos baloncestísticos en la ciudad siguieron dando su fruto y ya con Antonio Masip en la alcaldía Oviedo fue sede de la fase semifinal del Mundial de España de baloncesto de 1986. Entre los días 13 y 15 de julio se reunieron en el parqué del Palacio algunas de las grandes figuras del momento y del inmediato futuro del deporte de la canasta. Estados Unidos (David Robinson, Tyron Bogues o Rony Seikaly entre otros), la Yugoslavia de los hermanos Petrovic o Vlade Divac, la Italia de Villalta o Magnifico, Canadá, China y la Argentina de Montenegro fueron las selecciones que se enfrentaron en el Palacio. La gran noticia fue la victoria de Argentina sobre los Estados Unidos por 74-70, victoria que sirvió como aldabonazo para este deporte en el país sudamericano y que a buen seguro impactó a los entonces niños Ginobili, Oberto, Nocioni, Scola y compañía. Para ampliar la capacidad del recinto se alzaron en los fondos sendas gradas supletorias hasta alcanzar las 6.500 localidades, única vez hasta la presente eliminatoria de Copa Davis en la que se llevó a cabo esta obra efímera. Curiosidad: la jirafa mascota del Mundial de baloncesto de 1986 permaneció en la puerta 0 durante casi quince años.
Punto y aparte merece el evento del 12-12-1992: una velada de pseudo-boxeo en la que el actor Mickey Rourke “combatió” con el sparring canadiense Terry Jesmer. Un bochorno inolvidable para muchos aficionados locales y para los ovetenses en general que, para colmo, fue televisado para todo el país.
La pésima acústica proporcionada por las bóvedas de cerámica privó al Palacio de servir como recinto para conciertos musicales. Sí tuvieron lugar otros eventos puntuales como competiciones de motocross “freestyle” o exhibiciones de alumnos de judo o karate que entrenan habitualmente en el local. Fuera del ámbito puramente deportivo, el recinto acogió desde representaciones circenses (acudí a algunas en mi infancia) hasta mítines políticos, pasando por sorteos de viviendas VPO. En los últimos años, durante las fiestas de San Mateo (septiembre) acoge una feria de vehículos clásicos.
Tras sus años dorados en los finales 70 y la década de los 80 el Palacio de los Deportes de Oviedo decae como sede de competiciones. La marcha del Cibeles (hoy Oviedo Hockey) al no lejano polideportivo Pepín Moreno de Fozaneldi y el traslado y posterior desaparición de los equipos de baloncesto y balonmano (Naranco) condenan al ostracismo al pabellón ovetense durante casi dos décadas. Sus únicos usuarios son los deportistas o los ciudadanos que entrenan en sus instalaciones y que se quejan reiteradamente del estado de semi-abandono del Palacio (vestuarios, maquinaria, calefacción...) La elección de Oviedo como sede del Europeo de hockey sobre patines en 2008 recupera al Palacio, que se ve sometido a una moderada remodelación y puesta al día para acoger el evento. La Copa Davis puede confirmar (ojalá así sea) el resurgir de mi querido Palacio de los Deportes".
Volviendo al trabajo de Carmen Adams sobre el arquitecto y su obra, aportamos el capítulo dedicado a este Palacio de los Deportes y sus avatares en el transcurso de su construcción:
"El Palacio de Deportes de Oviedo será, junto al mercado de Pola de Siero, la obra cumbre de Sánchez del Río. Ambas constituyen “verdadera síntesis final…en su planteamiento y resolución de los problemas del material, de la estructura y de la técnica” (Alonso Pereira, 1996). El edificio está incluido en DOCOMOMO IBÉRICO y en el Catálogo de Bienes Protegidos del Concejo de Oviedo (2005). En su construcción colaboraron los arquitectos Fernando Cavanilles, Joaquín Suárez y Florencio Muñiz Uribe.Proyecto inicial. Retrasos e incrementos presupuestariosFue encargo de la Junta Provincial de Educación Física y Deportes, dependiente de la Delegación Nacional de Deportes, con el fin de “dotar a Oviedo de un Palacio de Deportes, imprescindible para la creciente afición al atletismo y los deportes que se viene notando”, según consta en escrito de junio de 1962 firmado por los arquitectos municipales de Oviedo, que se incluye en la Memoria del proyecto.El presupuesto inicial superaba los 27 millones de pesetas. La Dirección Nacional de Deportes aportó nueve millones de pesetas5. Sin embargo, el conseguir los otros 16 millones fue difícil y lento. El 7 abril de 1964 un artículo en el periódico La Nueva España, bajo el elocuente título “¿Por qué no se han iniciado las obras del Palacio de los Deportes?” incidía en ello.En realidad, el coste ascendió a cerca de 150 millones de pesetas, que tuvo que asumir el Ayuntamiento de Oviedo, salvo lo concedido por la Dirección Nacional de Deportes.Las obras se retrasaron mucho, desde la idea inicial, según se evidencia en la documentación existente al respecto. De hecho, la inauguración tuvo lugar el 11 de septiembre de 1975.En 1960 se empezaba a hablar del tema.Así, en el Pleno de 12 de diciembre de 1960, la Junta Provincial de Educación Física y Deportes informó de la reunión mantenida con representantes de dicha Junta y el alcalde de Oviedo, a fin de transmitirle el interés por construir un Pabellón de Deportes en Oviedo. El alcalde, Sr. Valentín Massip, se comprometió a buscar los terrenos adecuados. Se barajaban como emplazamiento solares en San Lázaro, General Elorza y Ventanielles. Al final se acuerda adquirir “dos superficies de terrenos a doña María del Carmen y doña Sabina González-Longoria Martínez” en la Tenderina Baja. En total, 13.097 metros cuadrados. Servirían para ubicar el Palacio de Deportes y abrir y urbanizar las calles adyacentes. A 500 pesetas el metro cuadrado, el coste total del suelo ascendió a 6.953.500 pesetas.
En 1961 se celebra Pleno de la Junta Provincial de Educación Física y Deportes, con asistencia del alcalde de Oviedo, Valentín Massip, Ildefonso Sánchez del Río y los arquitectos municipales Cabanillas, Suárez y Muñoz Uribe. En esta sesión destaca que el presupuesto resultaba muy atinado y se señala por parte de la Junta que“los técnicos han estudiado con todo cariño el problema y han buscado la solución más viable y económica de la instalación ya que con una capacidad algo menor al de Madrid, su presupuesto es aproximadamente cuatro veces menos”.Y se pone de manifiesto que la cubrición se realiza con patente de Sánchez del Río, lo cual “economiza muy sensiblemente esta importante partida”. Por parte del equipo técnico se relata el diseño de anteproyecto y los costes: ocho millones para la cubierta y seis para gradas e instalaciones anexas. Cabanillas explica que“El Pabellón se construye sobre una superficie de 8.700 m/2 y tendrá una capacidad de 4800 entradas de asiento y 3.108 de pié, acogiendo 2.980 más, en actividades de boxeo, lucha o actividades similares. Tiene dos plantas, teniendo cuatro accesos por planta en rampa y está previsto la instalación de un gimnasio, vestuarios, almacén y dos salones de reuniones, con los siguientes deportes previstos: Ciclismo (velódromo10) hockey patines y sala, balonmano, baloncesto, balonvolea, tennis, gimnasia, bolos, estudiada la posibilidad de una piscina oculta que tendría su situación bajo la cancha central del pabellón”.El presupuesto ascendía, según se señaló en la citada sesión a 17.900.000 pesetas, de los cuales 2.100.000 pesetas correspondían a terrenos. No se contemplaba el coste de la piscina, según consta en el acta, en la que se dejaba abierta la posibilidad de incluirlo. Como ya se señaló, en realidad llegó el gasto a 150 millones.Elegir el emplazamiento no fue tarea fácil. Se necesitaba un solar amplio y llano, con capacidad de dotación para aparcamientos. Así, en la Memoria se señala:“Dada la gran superficie de terreno necesaria para construir el edificio, al cual asimismo, debe de estar en lugar de acceso cómodo y con posibilidades de aparcamiento próximo, no ha sido fácil encontrar un emplazamiento que reuniera las condiciones adecuadas. Se ha elegido el que se considera más idóneo en un terreno horizontal… bien enlazado con el centro de la población … y con las carreteras de Santander y Gijón, que son las que darán mayor afluencia de público de la provincia; en las inmediaciones del solar elegido existen grandes espacios para aparcamientos de vehículos…”El terreno, sin embargo, no era el mejor. Al respecto, el propio Sánchez Del Río se queja: “No hemos tenido suerte con el terreno, Nuestra bóveda por sus empujes horizontales, de 150,000Kgs. por arco-onda precisaba un terreno mejor. Lamentamos este contratiempo, únicamente, bajo el punto de vista económico, porgue técnicamente existen soluciones correctas que garantizan plenamente, la seguridad de la construcción”. Se elige como solución acudir a pilotes inclinados de moldeo, sin descartar tener que recurrir a pilotes de hinca.Es reseñable que la consistencia endeble del terreno arcilloso obligó a realizar un pilotaje a una profundidad de 20 metros con una inclinación de 25º. Por ese mismo motivo se articularon los arcosonda en su clave (Casinello, 2011).El 16 de diciembre de 1963, aún siguen los trámites. Así en la Comisión Permanente de la Junta Provincial de Educación Física y Deportes celebrada ese día, se da cuenta de diversos trámites burocráticos que están retrasando el inicio de las obras14.Las obras saldrán a subasta en 1966, con un plazo de ejecución de 30 meses y un tipo de licitación de 35.980. 462,25 pesetas15. Se presentará una sola empresa, Constructora Asturiana S.A., con una propuesta de 34.242.606, 10 pesetas.En realidad, tardarían 9 años y el coste se dispararía hasta 150 millones de pesetas.Todavía en agosto de 1969, La Nueva España se hacía eco del retraso en la cubrición del edificio.Y siguen pasando los años. En la Comisión Permanente de la Junta Provincial de Educación Física y Deportes, en su reunión de 17 de enero de 1972, se trata la situación del Palacio de Deportes de Oviedo, y se comenta que“se tiene conocimiento oficioso de que ha sido confeccionado por el Ayuntamiento un presupuesto para culminación de las obras que importa unos 60 millones de pesetas y que será tramitado oficialmente a la Delegación Nacional para solicitar la ayuda oportuna”.Y se plantea la culminación de los trabajos como objetivo para 1972 en el Plan de Promoción del Deporte. Sin embargo, habría que esperar a 1975 para la inauguración. Así el periódico La Nueva España lo anuncia el 5 de septiembre, y se señala que “Está considerado como el mejor Palacio de Deportes de España y uno de los primeros de Europa”19. En el artículo se describen las instalaciones: un aforo para 3.730 personas sentadas, moderno sistema de aire acondicionado, calefacción, iluminación regulable y adecuada, ocho cafeterías, sala de prensa, diez vestuarios, aseos, sauna femenina y masculina, sala de juntas, salas para federaciones, sala de proyecciones, enfermería.Respecto a las dotaciones deportivas, se enumeran: pista de hockey, baloncesto, balonmano, tenis y atletismo, rings para veladas de boxeo y entrenamiento, así como “un aparato de musculación”. Ya no hay velódromo, ni bolos, ni piscina.Se esperaba en la ceremonia inaugural la presencia del ministro secretario general del Movimiento, José Solís, quien al final no acudió".
Dejamos el parque plaza y seguimos calle adelante, siempre en suave y liviana cuesta, ahora con bloques de edificios a ambos lados de la calzada
Todos los bajos son comercios y hostelería, como el Café Bar Wicküler, a nuestra derecha
El tráfico tiende a hacerse denso pues nos acercamos a uno de los enlaces con el Bulevar de Santuyano, que sigue siendo un importantísimo acceso y salida de la ciudad hacia la autopista
Justo con las farolas isabelinas-fernandinas las macetas metálicos con el escudo de la ciudad son otro componente esencial y característico del mobiliario urbano ovetense. Al lado, otro banco dispuesto para poder sentarnos por si necesitamos recuperar fuerzas en estos metros finales hasta la catedral
Volvemos a ver, cada vez más cerca, la torre de la catedral, cuya picuda cúspide se alza sobre los edificios del fondo. Estamos a un kilómetro con cien metros de ella, si Don Google calcula bien
"Un instalador de tuberías se encuentra con un excedente de material y decide emprender el negocio de una gasolinera, encargando su construcción al arquitecto Castelao. Éste idea una estructura espacial formada con tubos de cañería y de sencillez extrema en su ensamblaje. Puede ser montada in situ y elevarse después hasta alcanzar su posición final. El conjunto se ordena en una malla hexagonal que le da unidad. De esta concepción deriva el conocido como “nudo Castelao”, que consiste en un sistema de ensamblaje mediante tres tipos de piezas y dos tornillos, mediante el cual se puede llegar a construir una estructura espacial ligera. Las piezas que conforman el nudo son el disco perforado y dos trípodes que se ensamblan con un tipo de tornillo relativamente grueso. La tercera pieza serían las barras, ranuradas en sus extremos y que se unirían al nudo con el otro tipo de tornillo. La estructura espacial se apoya sobre seis finos pilares metálicos. Se concibe un sistema low-tech que optimiza la autoconstrucción y la economía.
El autor discurre una solución adaptada a los medios del promotor mostrando el carácter social de la obra y planteando el reciclaje. Es un ejemplo de arquitectura sin lenguaje y de gran lógica constructiva, ingenio e inteligencia, con un acabado sorprendente".
Ponemos unas fotos de la gasolinera de frente para que la apreciéis mejor en toda su estructura
Los 'tubos de cañería' formando una gran red
La gasolinera se encuentra en la confluencia con la calle Río Deva, que llega casi de frente al Palacio de los Deportes
La torre de la catedral y, a su derecha, su 'hermana pequeña', la del monasterio de San Pelayo, construida en 1650 en ese convento de fundación altomedieval reedificado y reformado varias veces
Dicha torre se hizo efectivamente reproduciendo en menor tamaño la torre catedralicia con un gusto gótico que ya no estaba imperante. A su izquierda otra torre de muy diferente aspecto, de planta cuadrada y tejado a cuatro aguas con un óculo al oeste, forma parte de la ampliación del vecino monasterio de San Vicente y es actualmente la Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo
La torre gótica supuso el remate de las obras de la catedral tras siglos de obras constructivas, este estilo apareció en el siglo XIII en esta catedral al hacerse la sala capitular y la torre es del XVI, gótico tardío o flamígero pero que da una idea de la pervivencia de este arte en Asturias que prácticamente enlaza con el barroco 'saltándose' el renacimiento. Estas son las fases de su construcción según leemos en la web de la Sancta Ovetensis:
"La construcción se inició en el año 1500 por el tramo septentrional del pórtico, en el que se encuentran los escudos de los obispos Juan Daza (1498-1502) y García Ramírez de Villaescusa (1502-1508). Las obras continuaron por el lado meridional, sobre el que se fue levantando la torre, una vez que se abandonaron los trabajos en el lado norte. El tramo sur del pórtico se construyó durante el episcopado de Valeriano Ordóñez de Villaquirán (1508-1512).
Siguiendo en todo momento el proyecto de Badajoz el Viejo, cesado de las obras en 1511, Pedro de Bueras (1511-1530), Pedro de la Tijera (1530-1535) y Juan de Cerecedo el Viejo (1544-1569) se encargaron de dirigir las obras sorteando dificultades económicas y el incendio de la ciudad en la Nochebuena de 1521 que paralizó los trabajos cinco años.
Finalmente, la torre se remató en 1552, cuando se colocó el chapitel metálico rematado en dos bolas y una cruz de los Ángeles que se trajo de Flandes"
A la izquierda la calle Padre Ferrero, fundador en 1967 del colegio de su nombre, en la ovetense calle General Elorza
Nosotros no entraremos por la Puerta Nueva Baja, sino que este Camino entraba por la también desaparecida Puerta de la Noceda, subida hacia la catedral por la actual calle de Azcárraga, donde sí veremos un lienzo relativamente grande de la antigua muralla ovetense
Tras cruzar la calle Río Deva avanzamos por esta explanada en forma de triángulo con árboles y bancos que descongestiona el que viene a ser el tramo más abigarrado de la calle
Cruce con la calle Río Caudal, a la derecha, acceso al Bulevar de San Julián de los Prados y a Teatinos y, a la izquierda, con la calle Ronda, donde hay un gran bloque de viviendas. Aquí empezaría La Tenderina Alta, según explica la Enciclopedia de Oviedo:
"Una de las avenidas más amplias de la ciudad española de Oviedo.
Constituye el primer tramo de la Carretera de Santander. Arranca de la Plaza Campo de los Patos, donde aportan Calle Adelantado de la Florida por el Norte, Calle Azcárraga por el Oeste, Calle Postigo Alto por el Suroeste y la Ronda Sur o Ronda de Circunvalación por el Sur; discurre hacia el Este continuándose insensiblemente con la Calle Tenderina Baja a partir aproximadamente de la intersección con la Calle Río Caudal y la Calle de la Ronda. Paralela a ella, por su acera derecha en dirección a Tenderina Baja (acera Sur), avanza la Avenida de Torrelavega con la que está conectada por Calle Rafael María de Labra, Calle Comandante Janariz y la Calle de la Ronda, respectivamente y de forma sucesiva.
La referencia más antigua que se conoce a la Tenderina es un documento fechado en 1681 en el que se refiere que para prevenir una posible epidemia de peste se dispusieron guardias en varios puntos de acceso a la ciudad y entre ellos en las casas de la Tenderina. El 26 de octubre de 1731 el Ayuntamiento de Oviedo dispuso el arreglo de varias calzadas, beneficiándose de la intervención la calle que nos ocupa. En 1782 se realizó una nueva obra en la zona, promovida por el regidor perpetuo de Oviedo José Gabriel Fernández Cueto; fue entonces cuando se erigieron los famosos canapés de la Tenderina, que sirven para delimitar la Alta de la Baja, de los que se conservaron restos hasta el último ensanche.
Hasta bien entrado el siglo XIX la Tenderina tuvo carácter rural, siendo la Calle un paseo. Las transformaciones socioeconómicas del periodo siguiente, hasta la Guerra Civil, lo transformarían en una zona netamente urbana, pero sucia y angosta. Durante el sitio de Oviedo fue la primera línea de combate, quedando su acera derecha completamente destruida".
Anualmente se celebra en le mes de septiembre una peregrinación de la parroquia de San Francisco Javier de la Tenderina, iglesia situada detrás de los edificios de la izquierda, que hacen esquina con la calle Padre Ferrero (fundador del ovetense colegio de su nombre) a la catedral, si bien no por este Camino Norte sino por los últimos metros del Camino del Salvador. En la página Costaleros de Oviedo. Hermandad de Estudiantes encontramos esta reseña del la del año 2015 con un reportaje fotográfico:
"Hoy 16 de septiembre de 2015 tendrá lugar la Peregrinación a San Salvador de la Parroquia de San Francisco Javier de La Tenderina, y la Hermandad y Cofradía de Los Estudiantes, con motivo del Jubileo de la Santa Cruz y La Perdonanza. Los peregrinos, que parten desde la Parroquia de San Francisco Javier de La Tenderina, realizarán el último tramo del "Camino de San Salvador" para llegar a la Iglesia Basílica Catedral Metropolitana de San Salvador, comenzando desde la "Puerta Nueva Baja" (por el comienzo de calle Magdalena), Cimadevilla, Rua hasta llegar a la Plaza de la Catedral.
16.30 h. Celebración de la Penitencia (Parroquia de San Francisco Javier de la Tenderina).
17:00 h. Estación ante el Santísimo Cristo.
17.15 h. Salida de los Peregrinos desde la Parroquia de San Francisco Javier de La Tenderina hasta la "Puerta Nueva Baja" (entrada por calle Magdalena) para hacer ese tramo hasta la Catedral ("Camino de San Salvador"). Recorrido: Parroquia San Francisco Javier de la Tenderina - Avda. Torrelavega - Rafael María de Labra - Tenderina - Postigo - Padre Suárez - “Puerta Nueva Baja” (desde calle Magdalena).
17.45 h. Inicio del final del "Camino de San Salvador": Recorrido histórico - guiado hasta la Santa Iglesia Basílica Catedral Metropolitana de San Salvador de Oviedo. Recorrido: "Puerta Nueva Baja" (Desde calle Magdalena) - Cimadevilla - Rua - Plaza de la Catedral.
18.30 h. Santa Eucaristía en la Santa Iglesia Basílica Catedral Metropolitana de San Salvador de Oviedo.
En cuanto a la Puerta Nueva Baja, desde donde se inicia el último tramo del "Camino de San Salvador", podemos decir que debía nombre a un arco y puerta que se colocó cuando la prolongación de la ciudad de Oviedo hacia el Sur, y era esta puerta nueva con relación a la vieja o primitiva, bajo el arco de Cimadevilla o del Regente en la Plaza Mayor. Estaba a la terminación de la calle Magdalena, y allí había un Santo Cristo llamado de la Puerta Nueva"
Un largo paso de cebra nos lleva al otro lado de la calle Río Caudal, con cuatro carriles, dos en cada sentido, como corresponde a tan importante enlace de barrios y vías. De acuerdo con el Plan Gamazo de 1941 para la reconstrucción de la ciudad La Tenderina, ensanchada y reconstruida con criterios racionalistas, seguiría teniendo como eje la carretera de Santander
De frente a nosotros el pequeño parque de El Recreo, que es como se conoce a este lugar en la intersección de calles, donde nos recibe un gran mural en la medianera del edificio de enfrente
A la izquierda vemos un poco más de la torre de la catedral, pues ahora reconocemos, además de la cúpula, sus dos últimos pisos. De la antigua catedral, la primigenia, de la que se conservan algunos elementos, dicen crónicas y tradiciones que salió el rey asturiano Alfonso II El Casto a verificar el hallazgo del que se tiene por sepulcro del Apóstol Santiago en Compostela en alguna fecha de las primeras décadas del siglo IX, cuando Oviedo/Uviéu era también recién estrenada capital del Reino de Asturias. Independientemente de la discutida veracidad plena de dicha primera peregrinación regia, lo cierto es que parece que sí es bajo su reinando y en el límite de sus dominios occidentales donde se produce el prodigio del hallazgo de la que se tiene por tumba de Santiago en Compostela. Beato de Liébana ya había dejado entrever su culto como patrón antes de ello y, posteriormente, sucesivos monarcas confirmarán este acontecimiento con donaciones, disposiciones y privilegios
En nuestro camino a la catedral Sancta Ovetensis, El Recreo ofrece un rincón plácido para relajarse y descansar en medio de la vorágine de la urbe, en el cruce de dos de sus calles con más tráfico y trasiego
El mural, de 18 metros de alto y 8 de ancho, es un homenaje a los deportes autóctonos asturianos de corte de troncos con hachu y con tronzón, obra de dos artistas neerlandeses de reputación internacional, Hedof y Joren Joshua, para el que fueron asesorados por el Grupo de Deporte Rural 6 Conceyos
El mural fue pintado en 2019 durante el Festival Parees o Parees Fest, que nos presentan así esta obra:
"Os presentamos el fantástico mural de Hedof y Joren Joshua, dedicado a los deportes tradicionales asturianos, en este caso el campeonato de corta de troncos con hacha.
Esta tradición, practicada ya por los antiguos mineros, consiste en cortar un número establecido de troncos en dos partes en el menor tiempo posible.
En los campeonatos de corta de troncos se realiza un sorteo previo para asignar un tronco, o varios, a cada cortador, ya que los troncos nunca son iguales exactamente.
Para este proceso participativo contextualizado, los artistas recibieron fotos e información para que puedan desarrollar el mural.
Gracias especiales a Thomas Bevelander por su gran ayuda a los dos artistas!"
"Los artistas se caracterizan por un estilo dinámico, colorista y alegre", leemos en la página de la RTPA. Parees. Festival de muralismo contextual de Oviedo, es "Un evento cultural, social, y artístico en el que se involucra a la ciudadanía y artistas para ofrecer a la ciudad una nueva mirada a través de sus paredes. La magia del Muralismo Contextual es crear vínculos afectivos y sinergias entres los habitantes del territorio y la pieza mural".
Seguidamente desarrollan esta idea artística y concepto cultural respondiendo a la pregunta ¿Por qué intervención mural en Parees?:
"Los muros (o parees (de pared en asturiano)) siempre nos han contado historias porque existe una necesidad innata en las personas de plasmar su existencia en ellos. Por eso queremos dar el protagonismo al muro intervenido por artistas. Hablamos de muralismo porque este concepto engloba todas las técnicas, estilos y expresiones artísticas que las paredes pueden albergar, conteniendo siempre, un compromiso social.
Los muros, o «parees» en asturiano, son como los lienzos en blanco de la calle, con una historia que se teje a través del tiempo. Siempre han sido testigos mudos de la vida, las luchas, las risas y las lágrimas de las personas, ya que la humanidad tiene una profunda necesidad de dejar su huella en ellos. Por eso, nos sumergimos en el mundo de la intervención mural.
Para nosotros, el muralismo es una forma de arte que se extiende más allá de las convenciones tradicionales. En él, convergen diversas técnicas, estilos y expresiones artísticas, encontrando su lienzo en las paredes de nuestras ciudades. Pero el muralismo no es solo una cuestión de estética; es un compromiso social profundo. Cada trazo, cada color, cada imagen, cuenta una historia, expresa una idea o despierta una emoción.
En Parees, celebramos la unión de la creatividad y la conciencia social. Creemos que los murales son mucho más que simples adornos urbanos; son una ventana abierta a la reflexión, la protesta, la esperanza y la inspiración. Cada mural es una declaración audaz, una conversación visual que desafía las normas establecidas y estimula la imaginación de quienes lo contemplan.
Los muros son lienzos vivos que merecen ser llenados de historias, arte y un compromiso con el mundo que nos rodea".
A la izquierda, edificio de viviendas construido en 1956, en el siguiente está el Mesón Sidrería El Carro, "Especialidad en callos caseros y cachopos" dicen en su web, abre sus puertas desde 1973. Participa en las jornadas y campeonatos gastronómicos de las fiestas del barrio, como se refleja en esta noticia de El Comercio del 29-11-2010:
"Las fiestas de San Francisco Javier de la Tenderina echaron ayer la persiana. Los miembros de la asociación vecinal, encargados de recuperar los festejos, pusieron el broche al fin de semana de celebración con el estómago lleno. Los establecimientos hosteleros de la zona programaron las V Jornadas Gastronómicas San Javier. Y también concluyó el III Campeonato de Pinchos, que llenó los bares, sidrerías y cervecerías durante doce días. Con su clausura se conocieron también los nombres de los vencedores.
El primer premio se lo llevó el Mesón Sidrería El Carro. El segundo y tercer clasificados fueron el bar Aldo's y la cervecería El Diañu Burlón. Los vencedores recibirán una placa conmemorativa. Pero además de comida y verbenas, las fiestas de La Tenderina tuvieron también deporte: se disputó el II Torneo de Fútbol Sala Memorial Chano, homenaje al que fuera presidente del colectivo vecinal y quien recuperó tanto las fiestas como el resto de actividades que organizan. En lo más alto del podio se colocó el equipo La Barbería. Le siguieron El Trotamundos y el equipo El Diañu Burlón".
A la derecha, a continuación del mural de Hedof y Joren Joshua hay, en otro edificio, otro mural de estilo bien diferente
Se encuentra en otra medianera sobre una calle sin salida que da acceso a unas antiguas naves, testimonio del pasado obrero e industrial de La Tenderina
"Una mujer adelantada a su época. Inconformista y visionaria, además de una de las mejores escritoras de la postguerra.
Para contextualizar a la artista con la temática, tuvimos un encuentro virtual con Cosme Marina, Presidente de la Fundación Dolores Medio. Escuchamos de primera mano todo ese mundo que rodea a Dolores Medio: su vida, sus pasiones, sus escritos y sus luchas.
Lidia quiso retratar a la escritora con su corbata y pelo corto, rompiendo moldes de su época, con su máquina de escribir acechada por dos buitres simbolizando la censura que sufrió en sus novelas".
"En la composición se muestra a la joven con una máquina de escribir mientras dos buitres la observan desde atrás. Con ello se quiere representar su faceta de mujer adelantada a su tiempo, lo que hizo que en muchas ocasiones fuera víctima de la censura", nos dice C. Centeno en La Voz de Asturias del 11-11-2023. Mientras, en Parees Fest nos informan de la trayectoria de la artista Lidia Cao:
"Desde muy pequeña se interesa por el dibujo, especializándose en el tratamiento de figuras y rostros, analizando minuciosamente las expresiones para conseguir decir mucho con lo mínimo.
En su obra los personajes poseen un peso primordial en la composición y las oníricas atmósferas que genera potencian la expresividad de sus rostros, que funcionan como íntimos retratos psicológicos y adquieren una velada pero intensa dramaturgia.
Destaca su dominio del volumen a través de una línea firme y certera, su gusto por la síntesis en sus paletas de colores y su atracción por las gamas desaturadas y poco estridentes, ponderando la importancia del dibujo por encima del color.
En 2016 el arte urbano se cruza en su camino, y desde 2018 su carrera como ilustradora se compagina con su trabajo mural , que va adquiriendo cada vez más y más peso, llevándola a participar en diversos eventos de arte urbano en los últimos años".
En el texto que escribe podemos leer: "una mañana entró en la peluquería de caballeros y se dejó en ella las tenazas". El argumento de la novela Nosotros los Rivero aparece así en Ediciones KRK:
"Con base autobiográfica, la novela transcurre en el Oviedo de los años 1924 a 1934. Narra la vida de Lena Rivero, una muchacha de espíritu inquieto, desde su infancia hasta el momento en que abandona la ciudad para trasladarse a Madrid. A través de sus recuerdos, retrata una familia de clase media, excéntricos y aventureros, y, por contraste, a quienes conforman la base sólida de la vieja ciudad.
Nosotros, los Rivero ha obtenido un extraordinario éxito de lectores y sigue corroborando lo que el jurado intuyó: esta representación magistral de un espíritu rebelde y de su vida en un medio provinciano es en realidad un fresco de la España de la época".
Adscrita a la novela social de los años 1950, ni que decir tiene que su argumento y carga despertó las alarmas en aquella época aún en plena posguerra. Wikipedia nos pone en contexto y argumento:
"En el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares, donde se custodia la documentación de la antigua censura franquista, está el expediente completo de la novela y el texto original, que se daba por perdido. Se le asignó el número de expediente 668-52. Ángeles Caso, en el prólogo de la reedición de Nosotros, los Rivero que mantiene la versión íntegra de la novela, cuenta la historia: la editorial Rumbos aceptó su publicación aunque antes debía recibir la aprobación gubernativa para enviarla a la imprenta. El primer informe de la censura advirtió que el libro atacaba a la moral, al régimen y, aunque «no abiertamente», también al dogma, la Iglesia y a sus ministros. Sin embargo, la autora defendió su novela y tras varios meses consiguió su autorización. En ese espacio de tiempo desapareció la editorial Rumbos. La novela se presentó al premio Nadal y fue galardonada. Medio no pudo asistir a la cena de gala porque no tenía dinero para el billete. Finalmente fue editada por la editorial Destino. La novela consagró a la autora como novelista
Argumento
Nosotros, los Rivero comienza con la llegada de Lena Rivero a Oviedo tras una larga ausencia. En 1950 la escritora ha vuelto a su ciudad natal con el propósito de recuperar la memoria de su juventud. Con sus paseos recuerda lo vivido, y a través de la narración consigue rememorar su pasado casi olvidado. Comienzan sus recuerdos en 1924 cuando Lena, “Ranita”, tiene nueve años. Su padre acaba de morir y la familia procura mantener su tienda, “La Uva del Oro”, sitio de tertulias diarias de sus amigos burgueses. La Señora Rivero, ayudada por su hermana, Tía Mag, administra la casa influidas por los consejos de Ger, el hijo mayor que estudia en la universidad. Ger se compromete con la revolución social y las causas de la República, lo que causa desavenencias entre él y su hermana María, que siempre defiende a la Iglesia. Pronto, la familia tiene que mudarse a otra casa y cerrar la tienda con lo queu la situación económica de la familia empeora. Además, es la Revolución de 1934. Ger se une a la lucha y muere en el conflicto; poco después, la Señora Rivero también fallece. Tras el fin de la Revolución, María decide hacerse misionera para servir a Dios, Tía Mag se va a vivir con otros parientes y Lena sale para Madrid.
Estilo
El relato del pasado es una memoria personal que reemplaza a la historia oficial del franquismo; pero, en vez de presentarlo como recuerdos personales, presenta la historia de una manera objetivista, al estilo de novelas de la posguerra, como Nada. También utiliza la perspectiva de una mujer joven para efectuar una crítica despolitizando los sucesos históricos. Así hace alusiones a sucesos que no se podían recordar, como la proclamación de la Segunda República o la Revolución de 1934, que en la novela se presentan desde la perspectiva de la familia.
Las dos estrategias narrativas – narrador ausente e impersonal y observaciones de una protagonista incauta– colocan la crítica en un nivel superficial para poder evadir la censura.
Hay una clara influencia de Carmen Laforet y su novela Nada. Esta, publicada en 1944, rompió con los esquemas establecidos y exploró temas como la opresión, la frustración y la búsqueda de identidad de las mujeres en la posguerra española. Tanto Andrea como Lena narran los acontecimientos pasados desde una perspectiva adulta, utilizando la estrategia narrativa de la voz en primera persona.
Lena es una "chica rara", como las definía Carmen Martín Gaite, es decir, las jóvenes que cuestionaban el modelo femenino impulsado por el régimen y que no respondían a los modelos de conducta aprobados por el nacionalcatolicismo. Rechazaban la idea de casarse y ser simplemente esposas y madres, prefiriendo explorar su propia independencia y moverse en espacios abiertos. Consideraban que la casa era una especie de prisión y luchaban por liberarse de las expectativas y limitaciones impuestas por la sociedad. Consideraban que el esfuerzo por alcanzar su independencia y vivir de acuerdo con sus propias convicciones valía la pena. Esto se refleja en las palabras de Lena, quien expresa su determinación y satisfacción al respecto".
Y abajo, en un rincón, la esquina inferior izquierda del mural, la firma de Lidia Cao
Dado el interés de este plan adjuntamos el artículo al respecto que publica La Nueva España del
20-9-2024 con la firma de Chus Neira con el encabezado que dice Los planes de futuro de La Vega: naves industriales, recintos de ocio, zonas verdes y viviendas:
"La firma del convenio de hoy ha devuelto a la ciudad de Oviedo los 120.000 metros cuadrados de lo que desde el siglo XII fue monasterio y en los últimos doscientos años factoría de cañones y artillería. Con el acuerdo suscrito hoy toda la fábrica pasa a manos municipales salvo dos parcelas: la nave de cañones (que le corresponde al Principado) y la zona de edificabilidad (de propiedad estatal).
Ahora, los planes son conectar las calles de la vieja fábrica con la trama urbana; convertir sus naves en centros de actividad empresarial, recintos de ocio y edificios dotacionales; extender sus zonas verdes y levantar allí mismo un parque de viviendas que garantice que haya vida entre todo ese impresionante patrimonio histórico industrial".
Al final de la calle, en una de las naves, abre sus puertas la iglesia evangélica Bautista Monte Sión
Desde el edificio del mural de Lidia Cao dedicado a Dolores Medio seguimos por La Tenderina Alta calle arriba antes de llegar al Campo de la Vega y al Campo de los Patos, al lado de la antigua fábrica y al pie de la última cuesta hasta la Sancta Ovetensis por la calle Azcárraga
Su restauración está contemplada en el plan de los terrenos de la antigua factoría, por lo que es posible que cuando vengáis el aspecto de parte de la calle haya cambiado sustancialmente, pues también se contemplan nuevas construcciones en los amplios terrenos de La Vega
En cuanto a los edificios dispuestos en forma de 'U' situados a la derecha, corresponden al nº 33 de la calle y tienen a sus espaldas los terrenos de La Vega, sitos en en lugar de La Piñera, "Antiguo lugar de las afueras de Oviedo, luego barrio y hoy amplia parcela en la que se levanta la Fábrica de Armas de Oviedo", nos cuenta Adolfo Casaprima Collera en su Diccionario geográfico del concejo de Oviedo:
"Allí estaba antiguamente el convento de Santa María de la Vega, fundado en el año 1160 por doña Gotrondo con el fin de expiar la culpa que llevaba en su alma (amante del rey Alfonso VII, dio a luz a la que sería reina Doña Urraca). Del convento nada queda y de la iglesia adyacente (derribada en 1917) tan solo se conserva la portada original, de estilo románico..."
"El topónimo Piñera evoca el manantial que daba origen al arroyo de Santullano, barrio al que se accedía por un pontón que salvaba aquellas aguas".
La Fábrica de Armas, primer germen del barrio obrero, se trasladó a La Piñera desde su primera ubicación en El Fontán, más allá del catedral y extramuros de la antigua muralla, en 1857, una vez desamortizado el monasterio y extinguido; había sido fundada por Real Orden de 24 de abril de 1794
Según las leyes desamortizadoras, la existencia en la misma ciudad de otro convento de la misma orden, el de San Pelayo en este caso, hacía que ambos fuesen incompatibles, por lo que las monjas benedictinas de Santa María de la Vega se trasladaron a este del que volvemos a ver su torre, gemela de la catedral, dominando la vista de este bulevar. Escribe de ello Yayoi Kawamura, profesora de Historia del Arte en la Universidad de Oviedo, en La Nueva España del 23-50-2012 en el artículo La Vega: monasterio y fábrica, publicado cuando se anunciaba el cierre de la misma:
"La comunidad benedictina de Santa María de la Vega de Oviedo, fundada en el siglo XII, terminó su vida, en contra de su voluntad, dentro del claustro del monasterio de San Pelayo, de la misma orden, por una decisión política en la que se conjugaron varios intereses locales, provinciales y estatales, convirtiéndose su edificio en la Fábrica de Armas de Oviedo en 1856. La instalación de los talleres industriales allí supuso un paulatino desmantelamiento del edificio monástico, sin embargo, diversos documentos históricos nos revelan su proceso constructivo y en especial la ampliación barroca: la construcción de la portería (1643), de la iglesia (1694-1697), del claustro principal (1670 y 1751-1757), este último aún se conserva en la actualidad. Sería oportuno -y de justicia para la extinguida comunidad-, como han hecho A. Martínez Vega hace unos días en este periódico, S. Cañal en su publicación (RIDEA, 2003) y yo misma (Liño, 2007), recordar nuevamente el proceso de su extinción y reflexionar sobre el patrimonio histórico de La Vega.
La ley de Desamortización de Mendizábal de 1837 precipitó la desaparición de numerosos monasterios y conventos. A su vez, la ley intentaba agrupar las comunidades, no permitiendo subsistir en una misma población más de un solo convento de la misma orden salvo casos excepcionales, ni tampoco admitiendo un cenobio abierto con menos de 12 religiosos.
El monasterio de La Vega sobrevivió a esta situación, igual que el de San Pelayo, pero solamente durante 17 años. El traslado forzoso de las monjas de La Vega al monasterio de San Pelayo, acaecido el 31 de julio de 1854, tenía un trasfondo socio-económico y político motivado por los intereses del Ayuntamiento y del Ministerio de la Guerra, en el cual la situación de epidemia colérica jugó un papel importante para que se lograse el desalojo de las religiosas.
Desde los primeros meses de 1854 había una gran preocupación por la epidemia en Asturias, cuya gravedad se mantuvo hasta 1856. Para remediar esta situación, el Ayuntamiento y la Junta Provincial quisieron instalar el hospital colérico en el monasterio de La Vega (las monjas se ofrecieron, incluso, a atender a los enfermos, dejando la mayor parte del monasterio disponible para este uso) y también en el ya desamortizado convento de Santa Clara. Sin embargo, en las mismas fechas, otro asunto preocupante para la ciudad era el posible traslado de la fábrica de armas instalada entonces en el palacio del Duque del Parque, en el Fontán, a Trubia. Como consecuencia del desarrollo técnico, los fusiles del modelo anterior dejaron de fabricarse en 1849 y se planteó la fabricación de un nuevo modelo, cuya inversión se aprobó el 19 de abril de 1854, para lo cual se requería un espacio fabril más amplio, y Trubia era la candidata.
Desde 1851, el Ayuntamiento defendía vehementemente la localización de la Fábrica de Armas en Oviedo, ya que el traslado a Trubia supondría privar a la ciudad de una actividad de la que dependían 400 familias. Como resultado de las gestiones realizadas, el Ministerio de la Guerra se inclinó por escuchar al Ayuntamiento, al cual mandó confeccionar un proyecto de una nueva fábrica en Oviedo. El 20 de julio de 1854, como el Ayuntamiento debía facilitar edificio y terreno suficiente para la fábrica, tomó la decisión de destinar el convento de La Vega para dicho fin, trasladando a las monjas al de San Pelayo «por no reunir el número prescrito por la ley». Efectivamente la comunidad de La Vega, que formaban 23 religiosas al publicarse la ley de Desamortización, en 1854 contaba solamente con 10 monjas.
La comunidad de La Vega, bajo la madre Antonia Palacio, fue forzada a vivir en una situación de gran desgarro e incomodidad, siempre aspirando a volver a su casa. Por esta razón, las dos comunidades nunca fueron fusionadas, las monjas de La Vega mantenían su presidenta, su capítulo y sus rezos totalmente separados de la comunidad de San Pelayo, pero la última monja de La Vega pidió incorporarse canónicamente a la comunidad de San Pelayo.
Para conseguir el espacio fabril, el Ayuntamiento solicitó la colaboración de la Junta Provincial, la cual al día siguiente mandó desalojar el convento «con destino a Hospital Provincial en el caso de invasión del cólera», consumándose el hecho diez días después, a pesar de la oposición mostrada por el prelado Ignacio Díaz Caneja amparándose en el nuevo concordato firmado. Realmente las monjas de La Vega salieron del convento presionadas por la urgente necesidad de un nuevo hospital sin ser informadas de la otra intención. La ley de Desamortización y el menguado número de sus monjas servían como aparentes fundamentos legales a favor de los intereses municipales, y sus inmuebles pasaron al Ministerio de Hacienda.
Sin realizar los trámites oficiales, que no se llevaron a cabo hasta marzo de 1856, el desalojado convento pasó a manos de la Fábrica de Armas. Mientras la población sufría el cólera, los políticos no cesaron de gestionar la instalación definitiva de la Fábrica de Armas en La Vega, objetivo que se logró y se concretó en la real orden del 20 de julio de 1855 (aceptación del Ministerio de la Guerra del recinto de la Vega), un año después del hecho consumado del desalojo de la comunidad religiosa, el cual para las monjas que habían habitado en él seguía siendo algo totalmente incomprensible y fuera de la legalidad.
A continuación, el real decreto del 10 de diciembre del mismo año ordenó la cesión del convento por parte de Hacienda al Ayuntamiento con el único fin de cedérselo al Cuerpo de Artillería para destinarlo a la Fábrica de Armas. Tres meses después el Ayuntamiento traspasó el edificio. La escritura de la cesión se protocolizó el primero de marzo de 1856, ante Domingo González Solís, entre el representante del Ayuntamiento y Francisco Antonio de Elorza, director de la Fábrica de Armas de Oviedo y de la de Trubia.
Aunque la fábrica mantuvo el edificio monacal en principio, el desmantelamiento se llevó a cabo en su mayor parte entre 1917 y 1918 con la demolición de la iglesia, coro, torre y portería. Posteriormente se construyó la capilla de Santa Bárbara, a la cual se trasladó una portada románica de la iglesia desmantelada. Sin embargo, el claustro principal, corazón de la vida monacal, de seis arcos en cada panda aún se conserva en el día de hoy, incorporado dentro del edificio fabril, totalmente cubierto. Se mantiene en pie la firme construcción pétrea de aspecto clasicista, con arcos de medio punto y severas pilastras, obra del arquitecto Pedro Antonio Menéndez, como señala V. de la Madrid, cuya obra más conocida es el hospicio, promovido por el regente Gil de Jaz, actual hotel Reconquista.
Nuevamente es noticia el posible cierre de la Fábrica de Armas de Oviedo y se habla de una cierta relación histórica del monasterio de San Pelayo con el ex monasterio. La abadesa y comunidad de San Pelayo, según me trasladan, sólo tienen el deseo de que, en primer lugar, no haya desmantelamiento de la actividad industrial, de la cual viven los trabajadores y sus familias. Y en segundo lugar, tienen vehemente deseo de que se recuerde que esa fábrica fue monasterio benedictino, y que, en ausencia de trámites legales anteriores a la expulsión, no consta la legalidad de los títulos de propiedad que se otorgaron posteriormente. Si no existiera en aquel solar el gran inmueble monacal, no hubiera existido la actual Fábrica de Armas. En caso de que se llevase a cabo el cierre, sería una inmoralidad especular con ese suelo teniendo en cuenta que las últimas dueñas del monasterio fueron engañosamente desalojadas en contra de su voluntad, siendo ellas incapaces de reaccionar.
El caso del ex monasterio y Fábrica de Armas de Oviedo es comparable con el del ex convento y ex Fábrica de Tabacos de Gijón. Hace muy pocos años, tras el cese de la actividad industrial, pudimos reconocer la conservación de una iglesia y un convento del período barroco dentro de la antigua Fábrica de Tabacos en Cimadevilla. Se llevó a cabo un buen estudio con los historiadores del arte y arqueólogos, y el Ayuntamiento planteó la conversión del edificio en un futuro museo de la ciudad, para lo cual se celebró el concurso arquitectónico. El proyecto ganador plantea una solución con respeto al edificio conservado en el que se puedan leer distintas fases de la historia.
En el caso de que se llegase al cierre de la fabrica ovetense, hecho siempre lamentable, el conjunto arquitectónico debe recibir un tratamiento como patrimonio con una visión histórica; tratarlo únicamente desde una simple visión del patrimonio industrial sería un gran error. Como señalan la abadesa y comunidad de San Pelayo, que se recuerde que fue monasterio, y aún más, que se sepa que se conserva un claustro bajo entero de Pedro Antonio Menéndez, y la portada románica en la nueva capilla."
A la izquierda de la calle, otro edificio producto de las construcciones de posguerra más tempranas de La Tenderina, del año 1951
Hace esquina con la calle Matilde García Real, otra gran escritora ovetense, y pedagoga, seguidora de Concepción Arenal, cuya biografía extraemos de Wikipedia:
"Hija de la poetisa Emilia Álvarez Mijares y del escritor Timoteo García del Real, hermano del también literato Luciano García del Real, en su vocación de maestra intervino la Institución Libre de Enseñanza y, sobre todo, el influjo que sobre ella ejerció la jurista Concepción Arenal, amiga de la familia y muy admirada por ella. Fue tía de Carlota Bustelo, política española.
A los catorce años en la Escuela de Institutrices y obtuvo su título el 17 de octubre de 1873; el 18 de noviembre de 1874 consiguió el de Maestra Superior en la Escuela Normal Central y al año siguiente es nombrada maestra auxiliar en una escuela municipal de Madrid, donde ejerció la enseñanza desde el 4 de agosto de 1875 al 29 de enero de 1879; después desarrolló el método pedagógico de Friedrich Fröbel o Froebel en una escuela de párvulos modelo en su tiempo, los kindergarden o "Jardines de la Infancia" inaugurados solemnemente el 19 de julio de 1879; allí ejerció hasta ser nombrada inspectora en 1891. Ya tenía bastantes publicaciones en su especialidad firmadas entonces como Matilde del Real Mijares: Los animales trabajadores. Lecturas infantiles sobre la naturaleza (1882), que alcanzó nueve ediciones hasta 1929; Compendio de historia de España (1883), que fue aprobado como texto para las escuelas; Dos ensayos pedagógicos. La educadora de la infancia. Cualidades y circunstancias que debe reunir. Observaciones sobre la educación moral del niño (1884, 2.ª ed. en 1885. Pero su obra más importante es su manual La escuela de niñas (1890), con prólogo de Eugenio G. Barbarín; se trata de un manual para formación de las maestras en aspectos teóricos y prácticos más moderno y muy por encima de obras análogas de su tiempo.
Por R. D. de 23 de julio de 1891 es nombrada inspectora de las escuelas públicas de niñas de la Corte y ejerció durante treinta y cinco años hasta su jubilación en 1926. Al crearse el cuerpo de inspectores en 1908 ingresó en el escalafón con el número uno, siendo la única mujer que figuraba en él, ya que las primeras inspectoras no serían nombradas por el Estado hasta cinco años después.
Creó en 1901 la primera escuela pública de adultas en Cuatro Caminos (calle Artistas n.º. 1), germen de todas las que después existieron en España; estableció las primeras cantinas escolares, promovidas por la Asociación de Caridad Escolar de la que fue cofundadora, tesorera y más tarde presidenta, desde la primera fundada en 1902, sostenidas solo con donativos particulares y subvenciones de algunos organismos públicos, recabados incansablemente por las integrantes de la asociación. En 1918 ya había existían siete que daban comida a más de 800 niños. Cofundó el Centro Iberoamericano de Cultura Popular Femenina y organizó la Escuela de Madres de Familia en 1906, donde impartió varios cursos de Pedagogía y de Arte culinario recogiendo su experiencia en el libro La cocina de la madre de familia, (1908, reeditado en 1922) en colaboración con su hermano Eduardo, catedrático de Pediatría. Sobre el mismo tema publicaría, ya después de su jubilación, Cocina española y cocina dietética (1929), con prólogo de Gregorio Marañón.
Participó con ponencias y comunicaciones en: Congreso hispano portugués y americano en 1892 ("Defensa de la mujer ilustrada y trabajadora"); Asamblea de amigos de la enseñanza, en 1901 ("Escuelas profesionales femeninas" y "Escuelas superiores femeninas"); Congreso de Primera Enseñanza de Barcelona, en 1909-1910 ("Obras circum- escolares"); Congreso de educación familiar de Bruselas, en 1910 ("La educación y la enseñanza en las escuelas de niñas"); Congreso nacional de pediatría de San Sebastián, en 1923 ("Nuestras escuelas de párvulos" publicado en Madrid, 1924).
Viajó al extranjero para conocer las instituciones pedagógicas de otros países, particularmente o pensionada por el estado: Francia (1900), Inglaterra (1908); La Haya (1912), Suiza (1922). La Junta de Ampliación de Estudios le confió la dirección de un grupo de inspectoras y maestras para visitar las escuelas de Francia y Bélgica en 1913 y 1921. En artículos y memorias dejó constancia de estos viajes (La educación popular en Inglaterra, memoria publicada por la J. A. E. en 1910 y Excursiones pedagógicas al extranjero. Memoria correspondiente al segundo grupo de maestras organizado en 1813., (Madrid: J. A. E., 1914)
Fue vicepresidenta de la Asociación Nacional de Inspectores de Primera enseñanza y del Comité de Higiene Popular, organismo creado en 1911 por médicos y educadores, que, entre otras actividades, promovió colonias escolares y servicios sanitarios para niños débiles o en situación de riesgo.
Fue profesora en la Escuela de Institutrices donde impartía clases de Pedagogía y Organización escolar, en horario nocturno y "sin percibir remuneración alguna por este servicio". En su última etapa mostraría interés por temas gastronómicos relacionados con la economía de las instituciones y escribió algunos trabajos sobre este tema. Tradujo del francés algunos tratados de pedagogía.
Publicó artículos en La Escuela Moderna, Luz, La Voz de la Mujer, El Magisterio Español, Unión Ibero-americana, Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, El Oriente de Asturias, Revista General de Enseñanza, La Inspección de Primera Enseñanza, La Medicina Social Española, La Enseñanza, Boletín Escolar y Revista de Pedagogía. Algunos de estos trabajos se encuentran recogidos en su libro Artículos y conferencias, publicado en 1905".
Seguidamente, un edificio aún anterior, de 1950, justo enfrente y también haciendo esquina
Según los datos de construcción esta 'gran manzana' a la izquierda pudo ser la primera construida tras la Guerra Civil al comienzo de la calle
Y es que el edificio que viene a continuación está datado catastralmente en 1943, si bien su parte central aparece en el blog Arquitectura en Oviedo 1850-2000 como construido "hacia 1935" con proyecto del prestigioso Joaquín Vaquero Palacios, adjuntando una "foto aérea tomada durante la Guerra Civil" en la que se "aprecia el edificio en construcción"
Si es así suponemos que con esta paralizada al ser zona del frente, o reanudada esta tras la caída de Asturias en octubre de 1937
Y, efectivamente, al lado de la puerta del portal encontramos esta placa en la que se lee
MINISTERIO DE TRABAJOESTA CASA ESTA ACOGIDA A LOSBENEFICIOS DE LA LEY DE PARODE 25 DE JUNIO DE 1935
Es decir, la ley por la que se construyó se aprobó un año y tres semanas antes antes del estallido de la Guerra Civil
Luego va otro de 1946, también en lo más crudo de la posguerra aún, al que siguen otros dos de la época, 1943 y 1940
Este es el veterano Bar Madrid, donde celebran su jornada de confraternización los vecinos del barrio, nacidos en la posguerra, Los 'niños' de La Tenderina, como los llama en su titular el diario El Comercio del 18-6-2018:
"Entre todos suman alrededor de 3.000 años y nunca fallan a su tradicional comida de confraternización en el bar Madrid, ubicado en el barrio que los vio nacer, crecer y vivir: La Tenderina. Tal es su pasión por esta zona de la ciudad que decidieron bautizarse como los Amigos de la Infancia de La Tenderina. Ayer siguieron la tradición al pie de la letra. Más de cuarenta 'amigos' nacidos entre los años 1940 y 1950 disfrutaron de los recuerdos y momentos entrañables de otros tiempos con la promesa de reencontrarse el año que viene".
Seguidamente, otro más alto y de trazas bien diferentes es de 1972. A la derecha ya tenemos, cubiertos de maleza, los referidos Chalets de la Fábrica de Armas de la Vega, todos en fila e individuales, con terreno a modo de jardín, cerrado por murete con verjas entre columnas y que se extienden hasta el cruce de la calle con El Campo de los Patos y El Campo de la Vega
Están cubiertos de maleza y casi ni se ven, repetimos que tal vez cuando vengáis se hayan rehabilitado dentro del plan integral de estos terrenos de La Vega que fueron de la fábrica de armas y antes del monasterio
Es una sucesión de quintas con jardines, doce viviendas en total en ocho edificios a manera de colonia de ciudad-jardín que se acabaron de construir en 1926 en el espacio de la antigua fábrica y La Tenderina
Fueron vivienda de mandos de la empresa y personal de dirección y sus familias pero con el tiempo fueron abandonándose, la fábrica se trasladó y hace años que no tienen vinculación con la misma, llegando la mayor parte a abandonarse y deshabitarse. En Los chalets abandonados de La Vega, artículo de Carmen López Villaverde en el blog de la Sociedad Protectora de la Balesquida, nos dicen así de ellos:
"Estas viviendas cuya construcción comenzó a mediados de XIX se terminaron en 1926 destinadas a residencia de directivos y principales mandos de la empresa. En principio sólo existía como vivienda el chalet del director y otro más. En los años 20 del pasado siglo se levantaron todos los demás, 8 en total, 4 pareados con 2 viviendas cada uno. Todos se construyeron dentro del recinto fabril, pero a su vez separados de él por una tapia, además de una verja metálica a lo largo de las calles Tendería Alta y Adelantado de la Florida. El chalet principal de unos 450 metros cuadrados en dos plantas, estuvo destinado a residencia de personalidades importantes por su cargo, como el fundador, General Francisco Elorza que dio nombre a una calle de Oviedo; Pablo Fernández Ladreda; Plácido Álvarez Buylla González Alegre o José María Ladreda. A estas dependencias exclusivamente adjudicadas a los estamentos superiores se les añadieron huertos que se cultivaban mediante trabajadores de la factoría a los que se les pagaba en dinero o en especie".
Ocupan una superficie de 11.000 m² y aún vivían en un par de viviendas trabajadores que fueron trasladados a la Fábrica de Armas de Trubia, al oeste del concejo, pero que seguían residiendo aquí tras el cierre
A nuestra izquierda, en la esquina con Rafael María de Labra, otro chigre emblemático de La Tenderina, El Candil, también glosado en El Comercio, a fecha 27-3-2011:
"Al pasar por la puerta del bar El Candil, en La Tenderina alta, la conversación elevada casi a tono de riña hace girar la vista. Por la pequeña puerta, en una esquina, se adivinan las cuatro mesas que llenan el reducido local; cuatro tableros donde cada día los clientes quedan para jugar la partida. «Al dominó y al subastao y como ves discutimos bastante. Ya no quedan sitios donde jugar la partida», cuentan. Hace más de 50 años que el chigre lleva abierto, aunque nadie lo sabe precisar con exactitud. Porque Tomás, el que fuera dueño desde 1988 y hasta hace dos años, era quien conocía toda la historia «se nos fue».
Ahora Silvia Jaramillo lo regenta. «Siempre vienen los mismos. Toman café y algún vino y yo les pongo unos pinchitos. Son como niños en la escuela», reconoce. «Lo que somos es cuatro golfos que quedamos», bromea Juan. Fue conductor de los autobuses urbanos de la empresa TUA y todas las mañanas esperaba en el bar El Candil a que le recogieran. Muchas veces le tocó compartir silla con jóvenes, que volvían de marcha. «Tomás abría muy temprano, sobre las cinco de la mañana, y ponía pincho a los que se retiraban tras la juerga», recuerda.
Cada tarde, «menos los domingos que cierra», queda en el bar con los de siempre: Pepín 'El gaitero', otro Pepín, 'El carboneru', Alfredo y Arturo, entre otros. «Aquí no hay tertulia cultural, aquí hablamos de todo y si hay que mandar a paseo a alguien se manda y tan amigos», asegura Joaquín, seguidor del Villa Real, que por lo inusual de su club de referencia le toca discutir con los del Barça y con los del Madrid.
Joaquín vive en Lugones y desde el año 75 «vengo aquí». Aún recuerda cuando una única bombilla «de esas antiguas», colgada en el centro del bar servía para iluminar todo el chigre. Como si fuera un candil, quizás de ahí venga su nombre. «Y cantábamos las canciones tradicionales asturianas. Desde hace unos años no nos dejan y el cante está desapareciendo de los bares. Ye una pena», lamenta. Lo que no desaparece en El Candil son las palabras en asturiano, una lengua que antaño se hablaba en todos los chigres.".
En la actualidad, solamente una pequeña franja verde con algunos árboles recuerda a aquel antiguo campo, el cual es ahora calle y asfalto pues forma parte actualmente de la Ronda Sur. Justo antes de llegar a él está la Cafetería Salyazúcar
Volviendo a los chalets, se dice que la última vez que se limpió el terreno fue en el año 2012, cuando la empresa Santa Bárbara Sistemas lo desbrozó para ser entregado a su dueño, el Ministerio de Defensa, al acabar en La Vega la actividad fabril
Algunos jardines fueron de gran belleza, en algunos había árboles ornamentales, llamando la atención estas enormes palmeras
Presentan terrazas, balcones, buhardillas... y otros detalles arquitectónicos
Áticos y terrazas, que se llenan de hiedra...
Una foto de uno de los chalets hace años, con menos vegetación
Es muy posible que hoy en día no empleásemos el término chalet para referirnos a ellos, pues el concepto de tal ha cambiado, sino tal vez palacetes, mansiones, quintas o incluso casonas, pero de aquella era como se llamaba a estas construcciones, al igual que a muchas casas de indianos e industriales, aristócratas, etc.
A la izquierda, siguen las manzanas de viviendas de pisos construidas mayormente en la posguerra: 1952, 1945, y, en la esquina con la calle Rafael María de Labra, 1948. Justo antes que él hay una posterior, de 1969, en la última manzana, si bien la mayoría figuran construidas entre 1939 y 1949, hay una de 1934, por lo que sería otra casa 'superviviente' de la Guerra Civil
El de la esquina, es más 'moderno', construido en el año 2001, cuyos balcones miran a la torre de San Pelayo o Les Pelayes, como se llama popularmente al convento por sus monjas pelayas
Supervivientes a la Guerra Civil son asimismo los chalets, esperemos que también sobrevivan a su prolongado abandono, a los que D. Roig les dedica el artículo Los chalets de La Vega: de residencias lujosas a ruina inminente en La Voz de Asturias del 19-3-2022 y con el que nos dirigimos al comienzo de la calle, el final para nosotros, donde estaba el del director, cruzando al Campo de los Patos y Campo de la Vega, mientras contemplamos parte de las instalaciones fabriles antes de subir, por la calle Azcárraga, a la antigua Puerta de la Noceda y vieja muralla, tomando rumbo a la catedral por el citado monasterio de Les Pelayes...
"Cada día que pasa se acercan más a un incierto y ruinoso futuro. Son los centenarios chalets de jefes de la fábrica de armas de La Vega, cuya construcción comenzó a finales del siglo XIX y que se terminaron en 1926 para albergar al director y los principales mandos de la empresa. Su abandono y deterioro es cada día que pasa más evidente, y nadie sabe qué hacer con ellos.
Hacia el año 1900 solo existían como vivienda el chalet del director, que actualmente hace esquina justo en la calle de La Tenderina y el Campo de los Patos, y otro contiguo. El del director era el más grande, unos 450 metros cuadrados repartidos en dos plantas.
En los años 20 del siglo pasado se va levantando el resto, más o menos alineadas a La Tenderina (entonces carretera a Santander). Ocupan una parcela contigua a la fábrica, separada de esta por una tapia y vallada por el lado de la calle, en lo que se dio en llamar una pequeña «ciudad jardín» donde vivían, además del director, los ingenieros principales.
Se trata de ocho edificios que albergan 12 viviendas, ya que cuatro de ellos son, en realidad, chalets pareados. Aunque algo más pequeñas, el resto de las viviendas también eran muy amplias, en torno a 300 metros cuadrados cada una. Todavía pertenecen al Ministerio de Defensa, como todo el complejo, pero, salvo dos de ellas (donde residieron un tiempo los últimos dos empleados) no se les ha dado ningún uso desde hace décadas.
Ocupantes ilustres
En la casa principal pudieron residir, por tanto, algunos de los protagonistas de la historia de Oviedo como el fundador, general Francisco Antonio Elorza; Pablo Fernández Ladreda, director a finales del siglo XIX o Plácido Álvarez-Buylla González-Alegre (director hasta 1926, cuando se jubiló).
Durante la revolución de 1934 y la Guerra Civil, el coronel Ricardo Jiménez de la Beraza era el director y permaneció leal al gobierno de la República al estallar el conflicto. En octubre de 1934 había sido condenado a muerte por no ordenar que se inutilizara buena cantidad de material bélico empleado luego por los revolucionarios, pero la sentencia no se llegó a ejecutar. Una vez que triunfa el levantamiento en Oviedo, ostentó el cargo y por tanto tuvo el derecho a ese chalet el coronel José María Fernández Ladreda, nombrado en 1937.
Gran casa y poco sueldo
Según el estudio La Colonia de San Feliz: un poblado de empresa vinculado a la Fábrica de Armas de Oviedo (1921), de Mª del Mar Díaz González (Universidad de Oviedo), el primer emplazamiento de la fábrica fue el palacio del duque del Parque, hoy marqués de San Feliz, hasta que el general Elorza decide montarla en el convento que había pertenecido a las monjas benedictinas de Santa María de la Vega. Pero «nunca fue un modelo de fábrica colonia o fábrica poblado».
Al principio, solo vivían en el recinto el médico, más recientemente el cura, un maestro de fábrica y los oficiales que ocuparon los pabellones. Al parecer, los chalets eran grandes y señoriales, pero los sueldos no tanto. «Estas casas exentas con jardín aledaño y cercadas mediante vallas y verjas metálicas aparecen reseñadas en un plano de 1899 (…). A estas dependencias, exclusivamente adjudicadas a los estamentos superiores, se añadían los huertos que compensaron a veces lo exiguo de los salarios y que los oficiales nunca cultivaron personalmente, sino a través de los trabajadores de la factoría a los pagaban en dinero y especies para que los administrasen».
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu visita y contribuir con tu comentario... Únete a la Página Oficial en Facebook para descubrir nuevos contenidos....Ultreia!