Claustro de la catedral ovetense de San Salvador, el claustro bajo es gótico y el claustro alto barroco |
"El claustro (siglo XV), filigrana de rosetas y tracería flamígera con interesantes ménsulas y capiteles de tema floral, bíblico y profano, se construyó sobre uno románico", nos señala el historiador Luis Antonio Alías en su libro El Camino de Santiago en Asturias. Itinerarios, mientras que la página catedralicia Sancta Ovetensis nos aporta importantes datos y curiosidades:
"El claustro gótico de la Catedral de Oviedo se encuentra en una posición no canónica con respecto al templo. En lugar de estar adosado a la nave sur del mismo, como es habitual, se encuentra desplazado al sureste de la cabecera y adosado a la Cámara Santa, sobre el solar en el que existió un claustro románico de fines del siglo XI o principios del XII".
Bajando del claustro alto (Museo de la Iglesia de Asturias) al claustro bajo |
Estas son las escaleras que comunican el claustro alto con el bajo, naturalmente también hay ascensores, pero caminando veremos parte de esta estructura, la cual obedece a las reformas dieciochescas. Fijémonos en los pequeños asientos de piedra al lado de la ventana
Como en los monasterios y otros templos importantes, con una comunidad de monjes, los claustros comunican diferentes dependencias y estancias de estas verdaderas ciudades de Dios, las celdas o cuartos de los monjes, las cocinas, la sala capitular de las reuniones, los aposentos de los sirvientes, almacenes, el comedor o refectorium, la biblioteca, etc.
El claustro gótico de la catedral, que se construyó sobre otro anterior románico y del que se sabe que las obras ya habían empezado en el año 1300, durando más de cien años. Vamos a recorrerlo entero, contemplando su evolución a lo largo de todo este tiempo. Por ejemplo esta parte que vemos ahora, el muro este, sería la más tardía, construida entre 1412 y 1441, en gótico flamígero, su última etapa, que se prolongaría en Asturias durante buena parte del siglo siguiente, como en la fachada de esta catedral, casi enlazando en la práctica con el barroco. Nos lo explican así en Sancta Ovetensis:
"Las obras se iniciaron hacia el año 1300 en el entorno de la Sala Capitular, primera edificación asturiana en estilo gótico. Entre los años 1300 y 1345 se levantaron la crujía septentrional y los dos primeros tramos de la occidental, uniendo la Sala Capitular con la primitiva basílica prerrománica de San Salvador. Entre 1345-1400, y contando con el patrocinio del rey Alfonso XI y los obispos don Sancho (1348-1369) y don Alfonso (1371-1376), se continuó la obra por la crujía occidental y la meridional. Finalmente, coincidiendo con el episcopado de Diego Ramírez de Guzmán (1412-1441), se cerró el claustro por la panda oriental. A lo largo de estas tres etapas constructivas puede apreciarse la evolución del gótico en las tracerías de los arcos, desde el estilo clásico del lado norte, pasando por el manierista, hasta el llamado flamígero de la crujía este".
A nuestra izquierda está ya la entrada a la Sala Capitular, la que se tiene por la primera obra gótica hecha en Asturias, unas décadas antes incluso que el templo catedralicio propiamente dicho:
"El estilo gótico llega a Asturias con la construcción de la sala capitular de la Catedral. Se cree que por iniciativa del obispo Fernando Álvarez (1293-1295), hombre culto y viajado que habría conocido el nuevo modo de construir en Francia. Tiene una planta cuadrangular y se cubre con una bóveda de ocho paños apoyada sobre trompas. Construida en gótico clásico, se ha puesto en relación con el llamado “estilo Plantagenet”. La construcción se inició en el año 1293, se supone que adosada al claustro románico, en un lugar que estaba destinado a enterramientos.
Las salas capitulares surgen en los monasterios como espacios destinados a la lectura de la regla monástica, pero en la Catedral la principal función desempeñada por esta estancia fue la de servir de espacio de reunión a los capitulares; la primera reunión del cabildo en este espacio tuvo lugar en 1314. En sus muros se abren cuatro sepulcros en arcosolio".
Aquí tenemos toda la traza gótica de arcos ojivales tan característica del gótico pero, arriba, dos estatuas de San Pedro y San Pablo son románicas y pertenecieron al claustro anterior a este, que tenía en principio un fin funerario, el de las tumbas de los monjes y tal vez algunos servidores y fieles:
"En la Edad Media, el claustro desempeñó función funeraria. La mayoría de los enterramientos se localizaron en la panda septentrional, adosada a la Cámara Santa, pues se buscaba la proximidad a las reliquias y los cuerpos de los mártires de la cripta. Esculpidos en los muros se encuentran actualmente un total de 8 arcosolios, destacando el del Deán Pedro Gay situado en el lado sur.
En las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en los años 40 del siglo XX, se encontraron unos relieves románicos que se han puesto en relación con los de San Pedro y San Pablo que están empotrados a ambos lados de la puerta de acceso a la Sala Capitular y fechados en el siglo XII. Estos relieves se consideran parte de la decoración escultórica del claustro románico".
En la estatua de San Pedro, reconocible a la izquierda por llevar en su mano derecha las llaves del cielo, se lee en latín "Me es dado abrir las puertas del cielo al creyente" y en la de San Pablo, a la derecha "Yo que fui antes Saulo soy por la gracia de Dios Pablo"
En medio de los dos un gran rosetón de cinco círculos en medio de otro más grande, la construcción del claustro gótico, en fases, supuso la destrucción del románico, únicamente alguna pieza o elemento, como estos, se ha conservado, la mayor parte encontradas como resultado de obras y excavaciones arqueológicas en el entorno
Al lado de la puerta un plano de la catedral
En la recepción nada más entrar en el templo, nos proporcionarán uno, así como las correspondientes indicaciones para orientarnos por tan magno edificio y sus numerosas dependencias
Si bien no se sabe con seguridad cuándo se emprendieron las obras de la Sala Capitular, en el mapa-poster de la catedral que hallamos en Sancta Ovetensis se da la cita del año 1293 con el chantre Pedro Esteban y del deán Fernando Alonso, quien llegaría a obispo en 1296, donando 2000 maravedís en el 1300, un año antes de su fallecimiento, como fecha de finalización se da la del año 1314 que es cuando se registran las primeras reuniones del cabildo catedralicio, siendo obispo Fernando Álvarez de las Asturias. Posteriormente también se reunirá aquí la Junta General del Principado de Asturias. Mismamente en 1808 dicha institución declaró la guerra a Napoleón en esta misma sala
La Sala Capitular presenta planta cuadrada de 9,70 x 9,65 metros y gruesos muros. En origen carecía casi de ventanas pero estas se abrieron en las reformas del siglo XVIII
En la centuria anterior se abrió una puerta que comunicaba directamente con el Archivo Capitular, la cual vemos al fondo a la derecha, el cual es hoy en día un pequeño gran museo histórico arqueológico donde se conservan numerosas piezas de la antigua catedral, el cual visitaremos luego de dar la vuelta completa a este claustro:
"En el siglo XVII se abrió una puerta en uno de sus muros para comunicar con la estancia del archivo, de manera que, cuando tuvieran lugar los capítulos, el canónigo archivero accediera directamente al archivo con la documentación emanada de la reunión, del mismo modo que si se requería la consulta de algún documento se pudiera acceder fácilmente a él.
En el siglo XVIII se quiso mejorar este espacio haciéndolo más suntuoso, para ello se abrieron los grandes vanos que actualmente lo iluminan y se le añadió un vestíbulo en uno de los laterales que hoy da servicio al archivo capitular. Al escultor ovetense José Bernardo de la Meana (1715-1790) se le encargó la puerta de ese vestíbulo, abierto al claustro, y que hoy custodia las laudas sepulcrales recuperadas en las excavaciones arqueológicas, así como los restos de la reja del coro. El taller de José Bernardo de la Meana también se encargó de tallar los bancos para la sala capitular, hoy dispersos por varias estancias de la catedral".
Aquí está la que fue la sillería del antiguo coro catedralicio, el cual estaba en el crucero del templo, como hablamos en la entrada de blog correspondiente, hecha en madera de nogal entre 1491 y 1497 por varios maestros extranjeros del arte gótico como Alejo de Vahía, procedente del bajo Rhin pero asentado en España. La sillería fue restaurada en 1982 por el matrimonio Dorothy y Henry Kraus:
"Los restos de la sillería tardogótica del coro se pueden admirar aquí. Tras su desmontaje, a principios del siglo XX, los estalos se dispersaron por la catedral. La mayor parte se instaló en la Capilla de Santa Bárbara y sufrió considerables daños durante la revolución de 1934. En 1975 estos restos fueron puestos en valor y recuperados. En total se ensamblaron cinco estalos altos y veintitrés bajos. A finales del siglo XV, el obispo Juan Arias del Villar (1487-1498), había encargado a Alejo de Vahía una sillería de coro compuesta por cuarenta y cuatro estalos altos y cuarenta y seis bajos. Entre los años 1491 y 1497 se documenta en la Catedral a un taller de “maestros extranjeros” dedicado a esta labor.
En los respaldos de las sillas altas se realizaron delicadas labores de taracea, destacando entre ellos la desaparecida silla del obispo, en la que aparecía su retrato. En los estalos bajos, los respaldos se decoran con relieves de profetas, jueces y reyes del Antiguo Testamento, además de apóstoles y santos. En la silla reservada al deán, se talló la representación de la Iglesia y la Sinagoga. En las misericordias, brazos y enjutas de los respaldos se desplegaron temas mitológicos, alegóricos y satíricos".
En este cuerpo están representados de izquierda a derecha Malaquías, Zacarías, Esdras, Jeremías, Isaías, Salomón, David y Moisés
Detrás, en la pared del lado norte, dos sepulcros en arcosolio y una lápida funeraria, la del arcediano Pedro
Las frases a manera de epitafio que vamos a encontrar en esta y otras lápidas son una de las características más singulares de esta sala capitular y claustro, como prontamente comprobaremos. Esta dice así en su traducción por el insigne profesor, padre de la epigrafía asturiana, Francisco Diego Santos, en su libro Inscripciones medievales de Asturias:
"Quien leyere esta lápida consigne aquí mismo en qué viene a parar la carne. La flor de ahora y la hez de ayer al fin se fundirán en lo mismo. El arcediano Pedro contrajo méritos de hombre firme, pero así quiebra la muerte las fuerzas indomables. Si eres poderoso por tu linaje, tu fuerza, tu hermosura. tus modales, tu dinero, en el sepulcro vas a ser lo mismo, podredumbre, nada. La era corre por el mil trescientos cinco, cuatro más, cuéntalo tú (1271 d.C.)"
En la Sala Capitular, la transición entre la planta cuadrada de la estancia con la octogonal de la bóveda se realiza mediante cuatro trompas, de las que aquí vemos varias
Elemento original que daba y da luz natural al interior es el rosetón, el cual veíamos desde el exterior cuando por la calle San Vicente nos dirigíamos a La Corrada del Obispo, empezando nuestro periplo por la catedral
Las vidrieras no son las originales, sino que se fueron reponiendo, como las de toda la catedral, a lo largo del tiempo
De frente, otra línea de sillería. Ahí vemos también de izquierda a derecha a Samuel, Ruth, Daniel, "LEI. V/IEIA", San Mateo, Santa Catalina y San Juan
Detrás, en el lienzo este de la Sala Capitular las puertas revelan el grosor de estos muros
De frente, otra línea de sillería. Ahí vemos también de izquierda a derecha a Samuel, Ruth, Daniel, "LEI. V/IEIA", San Mateo, Santa Catalina y San Juan
A la derecha de esa pared hay otra lápida, escrita en exámetros
Esta es la del cantor Pedro Estébanez y he aquí su traducción según Diego Santos:
"Aquí yace en el túmulo Pedro Estébanez, agradable cantor, rico, espléndido y verdadero amigo del amigo. Era su cuidado defender los derechos del templo y, como quiso adornarse siempre de tantas bondades, merecidamente nos impulsa a llorar con extremo su muerte. Que el Hijo de Dios se apiade de él, amén. Corría la era mil trescientos treinta y una (1293 d.C.)"
Y pasamos pues a la sillería del costado sur; en ella, también de izquierda a derecha, se suceden San Pedro, San Matías, Santiago, Tadeo, San Blas, Santa Bárbara, San Esteban y San Simón
Leones tallados bajo los asientos
Aquí también hay, a la derecha, arcosolio y otras inscripciones
A la izquierda, muro sur, es la del arcediano Suero; a la derecha, muro oeste, la del deán Fernando. La del primero dice así
"Que la comunidad del clero te llore a ti, arcediano Suero; que en vida diste alimento a tantos; con cara alegre aparentemente, con mente tranquila en tu interior, así tú, dando y dando, aprenderías el cómo dar y cuándo. Como cuando con aquiescencia del Señor, esta carne tocó a su término, la era daba el mil doscientos ochenta (1242 d. C.)"
"¿Para qué sirve la gloria del linaje, para qué el honor, para qué las riquezas? Se reduce a un poco de ceniza todo lo que hay. Esto te dio títulos, deán Fernando, pero tus bienes, tu estirpe y tu arte nada te aportan al sepulcro. ¿Por qué busca el hombre la gloria del mundo, que se esfumará rápidamente? Bajo la espada de la muerte perece cuanto fue, es y será. Corría la era mil trescientos cinco, cuando murió (1267 d.C.)"
En el suelo, antes más bajo, hay también sepulturas, como las de Álvaro Fernández y el arcediano Miguel Fernández. La razón de la abundancia de tumbas en todo este claustro está en su proximidad a las reliquias de la Cámara Santa, siendo considerado por su proximidad este lugar especialmente sagrado
Procedente de otra parte de la catedral, el muro sur del transepto, la nave que se cruza de forma perpendicular con la principal formando los brazos de la cruz de su planta, se expone ahora en la Sala Capitular el retablo de Las Lamentaciones o Llanto sobre el Cristo, que es parte del sepulcro del arquitecto Juan de Candamo, que estuvo a cargo de las obras de la catedral entre 1458 y 1489, año en el que, según documento, "por causa de su enfermedad non traçaba", dándosele pago y finiquito. Le sustituyó Fernán Torneros. Formado en las obras de la catedral de León, Juan de Candamo trabajó en ese lado sur del transepto, donde estuvo primeramente su sepultura, y también en las naves.
Este bellísimo retablo esculpido en piedra muestra la escena del Descendimiento de la Cruz
En la escena central el cuerpo de Cristo reposa en las rodillas de la Virgen con varios personajes bíblicos además del propio Juan de Candamo, arrodillado a la izquierda, y su mujer Catalina González de Nava, a la derecha
Saliendo de la Sala Capitular vamos a continuar por la crujía, panda galería o lado norte del claustro, hecha también en gótico clásico dado que fue de lo primero que se construyó, entre 1300 y 1350, es decir, a la vez y a continuación de la Sala Capitular, y donde se encuentran la mayor parte de las tumbas por su proximidad al espacio sagrado de la Cámara Santa. Fue promovida por el citado obispo Fernando Álvarez de las Asturias
Parte de la crujía occidental fue hecha a la vez que esta, la norte, y fue completada, ya en gótico manierista, entre 1345 y 1400, al igual que la sur, siendo sus promotores el rey Alfonso XI, quien visitó la catedral en 1345 y donó 24.000 maravedís, el obispo Sancho (1348-1369), y el obispo Alfonso (1371-1376). La galería este, que es esta que dejamos ahora, de momento, a nuestra izquierda, es posterior, construida con el obispo Diego Ramírez de Guzmán entre 1412 y 1441, ya en gótico flamígero
Antes de nada, vamos a mirar a la pared de la derecha según salimos de la Sala Capitular (en la foto, a la izquierda), donde está la puerta por la que llegamos al claustro bajando por las escaleras desde la Cámara Santa y el Museo de la Iglesia
Al pasar la puerta del claustro, un poco más arriba a la derecha, está la lápida de uno de los más influyentes prelados de la historia de la catedral y de Asturias, el obispo Pelayo, fallecido en 1153
El texto en latín, traducido por F. Diego Santos, dice:
"Este es el sepulcro de Pelayo obispo de Oviedo. En la era de mil ciento... Tú, quienquiera que mires este sepulcro, que resplandeces con la flor de la fe celestial, contempla las maravillas de Dios. Eres pues lo que yo fui y creo que vas a ser pronto lo que yo soy, pues así es de breve y pasa la vida. Por tanto, te pido que con toda tu alma reces a Dios para que él me conceda el descanso que puede darme; que Cristo te dé a ti, de igual modo, el descanso que tú deseas tener. Reza por mi el "de profundis" y el "miserere"
Arcos, capiteles y columnas están profusamente labrados con toda clase de escenas, símbolos y motivos
Figura de San Salvador en lo alto de la pared, sobre ménsula en forma de cabeza humana que enseña los dientes
Justo a la izquierda está la puerta al cementerio de los peregrinos, al que vamos a pasar enseguida para ver además el exterior de la cripta de Santa Leocadia y, sobre ella, la Cámara Santa en la superpuesta capilla de San Miguel. Justo a los pies de la puerta hay una sepultura, la de Agnes (Inés) Rodríguez, de la casa de Solís
Su lápida está muy desgastada al ser parte del mismo suelo del claustro y pisarse continuamente sobre ella, tal y como muchas veces demandaban los que bajo las losas eran inhumados, como señal de humildad
Muestra un sol radiante (símbolo del apellido Solís) y un texto que dice así, siguiendo siempre a Diego Santos:
"Aquí (yasce) Agnes Rodriguez fi/lla de Rui Fer(nan)des de Sollis, que Dios perdone e fino XX / dias de... / del nacimiento del (Sal)vador n(uest)ro IHV XPO de mil e CCCCIIIII años (1405 de.C.)"
Diego Santos nos informa que, en general, los epitafios medievales son anteriores a la construcción del claustro gótico, pues son de los siglos XII y XIII:
"Es de creer que fueron recogidos del claustro románico y se incrustaron en los muros del claustro gótico; alguno en desorden, con las letras invertidas, pero logrando salvar de su pérdida a todos ellos. Se mezclan los epitafios entre otros sepulcros posteriores, sin inscripción, reconocibles algunos por sus escudos o blasones, y hay algún otro bajo arcosolio. (...)Además de las lápidas con epitafios y de los monumentos adosados a los muros del claustro fueron numerosos los sepulcros del pavimento. Abundan, sobre todo, a la entrada de la sala capitular y en el ala norte de el claustro. Gran número de ellos (...) quedó al descubierto (...) en las excavaciones de la década del cuarenta (1940). Pueden comprobarse en el plano de la excavación, realizado por Víctor Hevia, en Nueva fase de excavaciones del Oviedo antiguo, BIDEA (Boletín del Instituto de Estudios Asturianos) 10, 1950. Es imposible determinar a quién corresponden los sepulcros (...). Un solo sepulcro del pavimento ha llegado hasta hoy con la lápida de su epitafio, el de Inés Rodríguez, que es del 1405 y está escrito en castellano."
A la derecha salimos al antiguo cementerio del cabildo, el cual era el de los peregrinos, sin embargo vamos a contrastar dos informaciones, una la de Sancta Ovetensis:
"El cementerio de peregrinos es un pequeño patio abierto entre la Cámara Santa y la cabecera de la catedral. En el siglo X se adosó un pórtico a la cripta de Santa Leocadia que funcionó como panteón episcopal. Sin embargo, no parece que este patio se utilizara para enterrar a los peregrinos que fallecían en la ciudad, a pesar de que la Catedral estaba obligada a darles sepultura. Para tal fin se construyó una capilla que cerraba este espacio y tenía su acceso a través de un portón abierto a la calle de San Vicente. Esta capilla fue derribada en los años 30 del siglo XX."
Y así escribe Víctor Manuel Rodríguez Villar, uno de los autores del libro El Camino de Santiago por Asturias. Topoguía 2. Ruta de la Costa, coordinado por la catedrática de Historia María Josefa Sanz Fuentes:
"Los peregrinos que penetraban generalmente en la ciudad agrupados, unos en carromatos o a caballo y otros a pie, eran abordados por los albergueros que les ofrecían sus servicios y es acompañaban en el trayecto intramuros hasta las hospederías emplazadas en la Rúa de los Albergueros, al lado de San Salvador.Ciertos romeros, enfermos o sin recursos, se acogían al amparo del Hospital de San Juan, institución que dependía del cabildo catedralicio. El edificio que ocupaban el hospital, antiguo palacio de Alfonso III, fue donado por Alfonso VI en 1096 al obispo Martín para que albergase a los peregrinos que viniesen o fuesen a Santiago, recibiendo el sugestivo nombre de "palatio frantisco", apelativo alusivo a gentes llegadas de más allá de los Pirineos. Este ocupaba un solar situado entre las actuales calles Schulz y San Juan.Como dependiente del cabildo catedralicio, éste nombraba al hospitalero, debiendo de ejercer las funciones de mayordomía una mujer de buena fama a quien competía la administración económica (monetaria y en especie), debiendo rendir cuentas anualmente al cabildo, como consta en unas constitucionales dictadas para su funcionamiento en el año 1300. (...)
El cabildo de San Salvador no sólo era responsable del alojamiento y socorro médico que necesitaba el romero sino oque también a él competía, a través del hospital de San Juan, el entierro y sepultura de los peregrinos fallecidos en la ciudad. Eran enterrados en el cementerio de los peregrinos, emplazado detrás de la Cámara Santa, haciéndose desde 1734 en la capilla del hospital de San Juan y tres décadas después en la iglesia parroquial de San Juan".
Fijémonos, antes de pasar al exterior, en esta ménsula sobre la que descansan unos arcos de la bóveda del claustro: en ella reconocemos dos ángeles con el escudo real
De este antiguo cementerio catedralicio, su historia, y la del olivo que vemos enfrente, seguimos leyendo en Sancta Ovetensis:
"Con entrada desde el claustro y vinculado al espacio funerario de la cripta de Santa Leocadia, hay un pequeño jardín conocido como el “cementerio de peregrinos”. Es un pequeño terreno que, a principios de la Edad Media, pertenecía al monasterio de San Vicente, pero con la ampliación de la catedral en el periodo gótico y la posterior construcción de la girola, pasó a formar parte de las dependencias de la Sancta Ovetensis.
En el siglo X el uso funerario se reservaba al pequeño espacio porticado, adosado al norte de la cripta y reservado a los obispos de la diócesis, cuyos restos pueden observarse hoy en día. Sin embargo, este jardín nunca fue un cementerio de peregrinos como tal, a pesar de que ya desde el siglo XV la Catedral estaba obligada a dar enterramiento digno a los peregrinos que fallecían en la ciudad. Esas inhumaciones tenían lugar en el vecino Hospital de San Juan y también en el resto de hospitales de la ciudad. En 1588, los Estatutos del obispo Diego Aponte de Quiñones (1585-1598) hacían de nuevo hincapié en esta cuestión y para ello en la Catedral se construyó una capilla aneja a este jardín cuyo acceso se realizaba por la Calle de San Vicente. A esta capilla se entraba a través de un portón que daba paso a un distribuidor desde el que se accedía al “cementerio de peregrinos” hacia la izquierda y a la capilla, propiamente dicha, a la derecha. En el interior de esa capilla se realizaban las inhumaciones, en un suelo de tierra dispuesto a tal efecto. Esta capilla, muy deteriorada a principios del siglo XX, fue derribada en los años 30.
En el cementerio de peregrinos está el olivo centenario que, según la tradición, fue traído desde Tierra Santa por un peregrino".
El edificio de estas dos capillas ha quedado completamente encajado dentro de la catedral gótica. La construcción de este primer templo guarda con misterio su fecha de consagración, si bien se atribuía por lo general al reinado de Alfonso II El Casto, tanto por sus detalles constructivos como por algunas crónicas, como la Silense, que en en siglo XII cita a la capilla de Santa Leocadia y a un espacio sobre ella para que los peregrinos venerasen el Arca Santa, aunque sin nombrarlo como capilla de San Miguel
Otros estudiosos, sobre todo a raíz de las nuevas excavaciones arqueológicas, dicen que más bien pudo ser construida en tiempos de Alfonso III El Magno cuando se trajeron los restos de los mártires cordobeses Eulogio y Leocricia, traídos por Dulcidio, embajador del monarca ante el emir Mohamed I. Esta es la reseña histórico-artística que nos ofrece la web Mirabilia Ovetensia:
"Una tradición recogida en diversas crónicas atribuye a Alfonso II la construcción de una suerte de "tabernáculo", con destino a albergar el arca de las reliquias venida de Jerusalén en el siglo VII, y traídas a Oviedo como consecuencia de la invasión árabe.
Sin embargo, la arqueología ha demostrado que, al menos el edificio actual, es atribuible al último cuarto del s. IX, correspondiendo a la capilla funeraria del obispo Hermenegildo, situada en la cripta, consagrada a los mártires cordobeses Eulogio y Leocricia (s. IX). Esto se fundamenta en el hecho que las laudas de las tumbas -plenamente atribuibles al s. IX, están selladas por la colocación del pavimento de "opus signinum", lo que certifica la posterioridad de éste, y, por tanto, la finalidad funeraria de la cripta.
En el piso superior, accesible desde la torre contigua (torre de San Miguel) por unas escaleras, se situaba la capilla de San Miguel, que, posiblemente, cumplió desde su origen las funciones de oratorio episcopal y tesoro catedralicio".
Aquí estaba la antigua torre a la que se da en llamar, como la capilla, de San Miguel, adosada al conjunto, que tenía dos puertas que comunicaban la cripta y la capilla con una escalera exterior que aún existía en el siglo XV. Esta torre fue 'descubierta', como elemento aparte de las capillas, a raíz de las labores de reconstrucción de la catedral en la posguerra civil, como explican en Mirabilia Ovetensia:
"El monumento actualmente conocido como “torre de San Miguel”, lo es debido a su inmediatez a la capilla de advocación al Arcángel homónimo, que ocupa la planta superior de la Cámara Santa de la Catedral de San Salvador de Oviedo.
Según señala D. José Cuesta Fernández en su Guía de la Catedral de Oviedo, se debe a la “Comisión Ejecutiva dependiente del Patronato para la reconstrucción de la Cámara Santa”, la identificación de esta construcción como monumento distinto e independiente de la Cámara Santa. La autoría de dicha identificación se debe por tanto a D. Víctor Hevia Granda y a D. José María Fernández Buelta, reconstructor el primero de la Cámara Santa a las órdenes del arquitecto restaurador D. Luis Menéndez Pidal Álvarez, y colaborador y divulgador, el segundo, de los resultados de las excavaciones e investigaciones subsiguientes llevadas a cabo por ambos en los años 40 del pasado s. XX, como consecuencia de la destrucción del conjunto monumental del entorno, antes de acometerse la reconstrucción de los mismos. Ello significa que con anterioridad a la destrucción de la Cámara Santa, la existencia de esta construcción turriforme era desconocida, así como, por tanto, su cronología altomedieval y su carácter de construcción previa al edificio de la Cámara Santa, adosado a ella.
Se trata de una construcción turriforme de planta cuadrada, de unos 5.7 – 6 m de lado, y que conserva hoy día, relativamente, su alzado originario, de unos 12 m, aunque con los paramentos de sus muros modificados en distinta medida de acuerdo a la modificación de las funciones de la construcción, sobre todo en sus lados S y O. Se levanta previo acondicionamiento del suelo calizo en que se asienta, sobre grandes bloques o “zarpas”, en muros de sillarejo de caliza que se refuerzan mediante contrafuertes en la planta baja. Debió estructurarse en tres plantas, que se conservan, aunque el ático ha perdido su funcionalidad al ser anulado por la bóveda tardomedieval existente actualmente.
Siendo este edificio anterior a la Cámara Santa, parece claro que su origen está ligado a una función diferente a la de vestíbulo de la misma, que es la que ostenta desde, presumiblemente, el último cuarto del s. IX. Durante las mencionadas excavaciones arqueológicas que precedieron a la reconstrucción de la Cámara Santa, se determinó la existencia de un pórtico (formado por 4 – 5 arcos de medio punto realizados en ladrillo), con alas laterales turriformes, de las que el edificio que nos ocupa sería la situada en el extremo E de dicha construcción. Los excavadores pusieron en relación este pórtico con los supuestos palacios de Alfonso II situados al S de la iglesia de San Salvador, a partir del testimonio del P. Luis Alfonso de Carvallo, en el s. XVII. Sin embargo, las últimas investigaciones, consecuencia de las excavaciones arqueológicas de fines del s. XX al S de la Catedral de San Salvador, nos hablan de un acceso monumental al templo o “salutatorium”, del cual formaría parte con funciones de acceso y distribución, el edificio del que nos venimos ocupando. La arqueología señala claramente la amortización funcional de los espacios al S de la Catedral de San Salvador a partir de la segunda mitad del s. IX, con la construcción de una gran torre defensiva para proteger la basílica de San Salvador y su tesoro, lo que aparejó el uso funerario del espacio del “salutatorium” y sus dependencias, y el cambio de función de la construcción situada en el extremo E del mismo, siendo a partir de entonces, de modo exclusivo, la de acceso a la capilla de San Miguel de la Cámara Santa."
En el año 1076 es enterrado el obispo Froilán en un desaparecido pórtico que en algún momento se añadió a la estructura, donde fueron halladas su tumba y otras en las reconstrucción de 1938 a 1942 cuando se quitaron algunas construcciones para despejar el cementerio de los peregrinos, bajando 70 centímetros el suelo y apareciendo estos cimientos
Se supone era de madera menos los arranques de piedra, pensándose que debió desaparecer al hacerse la cabecera de la catedral gótica, la cual quedaría también posteriormente muy transformada al hacerse la girola barroca detrás del altar en el siglo XVII
También pudo quitarse durante las obras del siglo XII, cuando de se realizaron grandes reformas que le añadieron una impronta románica, al tapiarse la puerta de abajo de la Torre de San Miguel y se abrió todo el muro oriental a ese nivel añadiéndolo a la cripta de Santa Leocadia y quitando el techo de madera para hacerlo de bóveda. De esta profunda reforma también nos informan en la web Mirabilia Ovetensia:
"Ya en época del Reino de Asturias, el oratorio superior de la Cámara Santa, conocido como "Capilla de San Miguel", había venido funcionando como tesoro (Thesaurum) de la catedral de San Salvador. Así lo atestigua -a nuestro juicio de modo inequívoco-, la inscripción de Alfonso III donde consta la construcción de una fortaleza cercana a la catedral (la conocida como "torre vieja", a fin de proteger el "aula del tesoro" (la Cámara Santa se encuentra inmediata por el NE a dicha torre), de las incursiones de los piratas normandos, que solían aparecer de improviso en el litoral central asturiano, pudiendo caer rápidamente sobre la "civitas" ovetense.
Después del traslado de la corte a León, los monarcas leoneses vienen, con cierta frecuencia, a Oviedo. Saben bien que en ella está la fuente de su poder, y el hogar de sus antepasados y antecesores en el trono (no en vano todos son descendientes de Alfonso III). Será en una de estas visitas, realizada por Alfonso VI en 1075, cuando se produzca la primera apertura documentada del Arca Santa (de cuyo hecho se levantó acta detallada donde consta una breve reseña histórica de la misma, así como el inventario más antiguo que se conoce de su contenido), hecho trascendente en el que hay que ver el origen del culto a las reliquias de San Salvador, y la restauración y ennoblecimiento la capilla de San Miguel, como marco arquitectónico del mismo.
A tal fin, se procedió a retirar el tejado de armadura de madera de la nave, cuyos muros se rebajaron en 0,8 m de altura, como paso previo a la instalación de una bóveda románica, apoyada por el interior sobre arcos fajones, alzados sobre sendas columnas pareadas, sobre un alto plinto, en las que se esculpieron, por parejas, tallas de los doce apóstoles que habían dado fama al santuario altomedieval, y que constituyen una de las obras maestras de la escultura románica española. Por el exterior, para sostener el peso de la bóveda, se procedió, por el lado N, al suplemento de los contrafuertes altomedievales, sobre los que se alzó una arquería ciega de arcos apuntados, rematada en una cuidada cornisa de canecillos, y metopas decoradas con diversos motivos vegetales y geométricos, de alta calidad en su ejecución. En el interior, la iluminación del ámbito resultante de la ampliada nave, de 6 m de altura, se reforzó mediante la apertura de tres nuevas ventanas abocinadas al interior, una en el testero E de la misma, y las otras dos en el muro lateral S, atravesando estas últimas la rosca de la bóveda, en forma de tragaluces."
De esa época románica son los canecillos del alerón del tejado. La parte derecha, un poco más alta, es la traza actual de la que fue la Torre de San Miguel, totalmente transformada respecto a lo que sería su aspecto original
Predominan en ellos los motivos vegetales-florales
Temática naturalista que inspira también los cuadros entre estos canecillos
Una cenefa geométrico-vegetal recorre el conjunto
Abajo, la ménsula que apoyaría elementos del desaparecido pórtico, que sería de madera y teja
También canecillos en la que fue la Torre de San Miguel en la que se ven diversas figuras humanas
Entre la Cámara Santa y la desaparecida capilla de los peregrinos se extendía este camposanto donde supuestamente se enterraba a los romeros que morían en la ciudad. En la actualidad tiende a pensarse que no era un cementerio de peregrinos (en exclusividad), sino un cementerio con peregrinos, entre otros enterrados en él, entre ellos como hemos visto, algún prelado. En Las peregrinaciones a Santiago de Compostela, libro de los medievalistas Juan Uría Ríu, Luis Vázquez de Parga y José María Lacarra se explica cómo era el entierro de un peregrino aquí en el siglo XV:
"Cuando un peregrino fallecía en la ciudad de Oviedo o en sus arrabales, los campaneros de la catedral habían de tañer dos veces las campanas pequeñas, una a su muerte y otra cuando el Cabildo fuese a buscar el cuerpo para su entierro, pero distinguiéndose la primera con el toque de cinco campanadas en la campana mediana. Todo el Cabildo iba por el cadáver del romero procesionalmente con cruz y candeleros, y llegados ante él, rezaba el sochantre un responso y se iniciaba la conducción del cadáver, continuando los responsos. Al llegar a la catedral, le aguardaba a la puerta del capellán mayor con estola y capa, acompañado de los acólitos, uno con el libro y otro con el agua bendita. Depositado el cuerpo ante la puerta y dicha la oración por el referido capellán, un mozo de coro entonaba la antífona del primer nocturno de difuntos, y el sochantre el salmo "Verba mea", mientras era conducido hasta la sepultura".
Por aquel entonces las peregrinaciones se realizaban en condiciones muy duras, exponiéndose a la enfermedad y a los asaltos. El cansancio, las pestes, la mala alimentación y un sinfín de circunstancias hacían que no pocos pereciesen en los hospitales de acogida. Entonces las instituciones religiosas y benéficas, como el propio cabildo catedralicio se hacían cargo de sus cuerpos para darles cristiana sepultura en lugares como este, donde, como hemos dicho, también fue enterrado algún obispo
Peregrinos o no, aquí están depositados los huesos hallados en este camposanto durante los trabajos de restauración desde finales de la década de 1930. Seguimos, ahora con Vivir Asturias, cómo proseguía el funeral de un peregrino:
"A excepción de los prebendados más antiguos -que se quedaban en la catedral-, todos le acompañaban en el sepelio, que tenía lugar en la capilla de San Antón, casi pegada a la Cámara Santa por un lado, y allí terminaba el canto, permanecían, lo mismo que el capellán mayor y los acólitos, hasta que el peregrino era soterradoLos campaneros y el "escobador" de la catedral tenían la obligación de cavar la sepultura de los peregrinos y traer hasta ella sus cadáveres, enterrándolos y limpiando la capillaEn Oviedo, si el Cabildo no disponía otra cosa, habían de enterrarse en la catedral o en la capilla de los Romeros (situada detrás de la de San Miguel o Cámara Santa, edificada por Alfonso II), según costumbre".
Una placa recuerda al periodista y arqueólogo José María Fernández Buelta, impulsor de la reconstrucción de la Cámara Santa, de quien hablábamos también allí, pues tiene otra placa a la entrada
Al lado otra placa recuerda la declaración de la arquitectura prerrománica asturiana como Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco en sesión del 6 de diciembre de 1985
Y aquí está el hermoso olivo procedente del Huerto de los Olivos de Jerusalén, junto a la pared exterior de la girola, donde se albergan sus capillas detrás del altar mayor y a la que le dedicamos la entrada de blog pertinente en nuestra visita a la catedral. En cuanto al olivo y su historia nos dicen así en Olearum. Cultura y patrimonio del aceite:
Y aquí está el hermoso olivo procedente del Huerto de los Olivos de Jerusalén, junto a la pared exterior de la girola, donde se albergan sus capillas detrás del altar mayor y a la que le dedicamos la entrada de blog pertinente en nuestra visita a la catedral. En cuanto al olivo y su historia nos dicen así en Olearum. Cultura y patrimonio del aceite:
"Este es un olivo muy especial. Plantado en una zona con poca luz, su búsqueda del sol le ha llevado a desarrollar un enorme porte, muy poco común para los de su especie. El Cementerio de peregrinos situado entre la Cámara Santa y la Capilla de los Romeros, hoy ha desaparecido, excepto los restos de los peregrinos que descansan en un osario. Según la tradición, el olivo que aquí existe, es un retoño del Huerto de los Olivos de Jerusalén, traido aquí por un devoto peregrino.
En los albores del siglo XI, el monarca Alfonso II el Casto emprende la peregrinación hacia un despoblado situado en las inmediaciones de Iria Flavia (Padrón). Excepcionales acontecimientos habían revelado la localización de lo que se tomó como el sepulcro del Apóstol Santiago. Así se inaugura la más antigua ruta de peregrinación jacobea. Esta ruta será transitada con asiduidad entre los siglos XI al XIII y siguientes. San Salvador de Oviedo, dotada con las mejores reliquias de la cristiandad, actúa como un poderoso imán que atrae a numerosos peregrinos que, desviándose del Camino francés en León y juntándose con los del camino de la costa, llegaban a venerarlas en la Cámara Santa.
La catedral tenía el compromiso de acogerlos en el hospital y, si alguno fallecía, enterrarlo. El Cementerio de Peregrinos estaba situado entre la Cámara Santa y la Capilla de los romeros, hoy desaparecida. En la actualidad, los restos de los peregrinos se hallan depositados en un osario. Recibe este nombre por haber sido el lugar de enterramiento de peregrinos, tanto de los que iban a Santiago, como los que venían exclusivamente a Oviedo.
En este mismo recinto, en el también llamado «jardín de peregrinos», se puede ver existe este monumental olivo que según antigua tradición, podría ser un retoño del huerto de los olivos de Jerusalén, traído por un peregrino. Debido a su situación de encajonamiento y tratando de buscar la luz, en contra de lo normal de su especie, se ha convertido en un olivo sumamente alto y esbelto".
De esta manera, tras recorrer el cementerio de la catedral, regresamos al claustro para seguir nuestro trayecto por él
Proseguimos pues por esta crujía norte, en dirección a la puerta de la cripta de Santa Leocadia
A la izquierda, seguimos admirando estos grandes ventanales góticos, cinco por cada lado, mirando al jardín del claustro
A la derecha, un sepulcro del siglo XIV y, un poco más arriba a su derecha otra lápida con una inscripción en latín
A la izquierda, seguimos admirando estos grandes ventanales góticos, cinco por cada lado, mirando al jardín del claustro
A la derecha, un sepulcro del siglo XIV y, un poco más arriba a su derecha otra lápida con una inscripción en latín
Está dedicada a Iuvo, arcediano, que según el cronista Tirso de Avilés estuvo antes colocada sobre una pila de agua bendita, hoy desparecida, siendo traducida así por F. Diego Santos:
Y en el sepulcro una lauda funeraria con decoración vegetal de finales del siglo XII, anterior por tanto al claustro al menos un siglo
"Aquí descansa el siervo de Dios, Iuvo, maestro y arcediano de esta iglesia, que murió en la era de mil ciento ochenta y seis (1148 d.C.). Descanse en paz"
Y en el sepulcro una lauda funeraria con decoración vegetal de finales del siglo XII, anterior por tanto al claustro al menos un siglo
El arcosolio sin embargo sí es plenamente gótico
Nos acercamos a la derecha a la puerta de acceso a la Cripta de Santa Leocadia. Arriba a la derecha otra lápida con una inscripción en latín en honor del arcediano Fernando, aunque reiteramos que, como dice Diego Santos en su libro:
"... los epitafios, en general, no corresponden a los sepulcros que pueden quedarles próximos; se han salvado las lápidas acaso tanto para salvar una composición poética, como por conservar el recuerdo de dignidades catedralicias. Con el tiempo, este recuerdo se hace simbólico".
La lápida dice, tal y como la traduce en su obra:
"Fernando, en vida digno y probo arcediano, cumplidor de toda ley, pasó a ser igual que el polvo; estuvo de joven al servicio de esta sede y fue desprendido con los pobres; constante y agradable; anciano de complacientes modales. Yace aquí dentro, que cada cual le aplique una oración para que sus pecados no le ocasiones tormentos. Amén. Era de mil trescientos veintiuno (1283 d.C.)"
Imágenes humanas y vegetales en las ménsulas
Admiramos la arcada gótica del muro de la cripta prerrománica (Arte Asturiano), cuya antigua y característica arcada de medio punto hecha de ladrillos ha quedado a la vista
A la derecha, un detalle antes de entrar
La primera noticia que tenemos de esta cripta es del año 908 y se dice pudo construirse al venir las reliquias de los mártires cordobeses citados, Leocricia y Eulogio. Tiene bóveda de cañón de 2,30 metros de alto. En el suelo hay tres tumbas, una de ellas lisa, y al fondo vemos el presbiterio. Recordemos que estamos debajo de la Capilla de San Miguel, que alberga la Cámara Santa y que ambas capillas están anexas a la Torre de San Miguel, que puede ser aún anterior
Estas son las dos laudas sepulcrales, anteriores a los años 883-884, con decoración vegetal ondulante y de racimos y pétalos, de las tumbas central e izquierda de esta parte de la cripta, en la que se han encontrado en total cinco tumbas, como leemos en Wikipedia:
"Dentro de la cripta podemos observar cinco tumbas, formadas por cuatro laudas y un sarcófago. Las laudas podemos ver tres en la nave central. La de la derecha aparece si ningún tipo de lápida, del resto podemos indicar lo siguiente:ç
La lauda central (207x54x10 cm.), es de caliza y es anterior a los año 883/884. Su decoración está formada por dos franjas dispuestas simétricamente rellenos con tallos serpenteantes de los que salen flores multipétalas.
La lauda izquierda (182x63x12 cm.), es de caliza y anterior al 883/884. Su decoración es profusa con diferentes motivos vegetales. Tanto esta como la otra lauda dispuestas en la nave central son originales de la fundación de la cámara santa".
Al fondo el presbiterio esta el altar mayor, sobre la tumba del embajador Dulcidio, que en agradecimiento a haber traído las reliquias de los mártires sería nombrado prelado ovetense, como nos cuentan en su biografía la Enciclopedia de Oviedo:
"Originario de Toledo (era sacerdote en Toledo cuando en el año 883 fue comisionado por Alfonso III), tuvo un papel destacado en la corte durante el reinado de Alfonso III (866-910). Como embajador fue a Córdoba a finales de 883 para negociar una paz con Abul Walid, representante del emir de Córdoba. Uno de los puntos de esta paz, era que el emir entregase los restos de los Santos Eulogio y Leocricia. Regresó al año siguiente con los cuerpos de los mártires cordobeses Eulogio y Leocricia y recibió en recompensa la dignidad de obispo. Su importancia fue mayor aún en la redacción de las crónicas de este reinado, en especial en la Crónica de Alfonso III. Fue asimismo uno de quienes alentó el ideal neogótico de reconquista del antiguo reino visigodo de Toledo. A finales del siglo IX desempeñaba el cargo de Obispo en Salamanca. Fue hecho prisionero en la batalla de Valdejunquera (920) cuando ya era sexagenario, siendo rescatado por Ordoño II.En 1663 Pellicer publicó en Barcelona, como obra de Dulcidio, una crónica que otros autores han dudado de que corresponda al puño del prelado, escrita en latín y con título en español: Chronica de España de Dulcidio, presbítero de Toledo, obispo de Salamanca y embajador del serenísimo rey D. Alfonso el Magno, tercero de este nombre, al califa de Córdoba el año DCCCLXXXIII, con las Observaciones de D. José Pellicer de Ossau y Tovar."
Si bien la tumba no está a la vista haría la cuarta entre las localizadas en esta parte de la cripta, desde la entrada hacia la cabecera y altar, con lo que el número real de inhumaciones sería el de seis. Al fondo, como hemos dicho, la celosía no es la original sino puesta en las restauraciones
Aquí el suelo sí es el original de la construcción, fijémonos en los bancos de piedra corridos, a los lados
Nos dirigimos ahora al otro extremo de la capilla, donde hay otro espacio funerario, sin embargo este con elementos que fueron traídos aquí en diferentes épocas
A la derecha, un sarcófago procede de la capilla de San Zornín en la parroquia de Pueyes en Villaviciosa, cerca de Valdediós (paso del Camino Norte). Puede ser de finales del siglo XI o principios del XII
A la izquierda la lauda del obispo Froilán, la hallada en el antiguo pórtico norte de la Cámara Santa, ejerció como prelado entre los años 1035 y 1073 y esta es su biografía en Wikipedia:
"Figura por primera vez como obispo de Oviedo el 22 de febrero de 1035. Estuvo presente en el Concilio de Coyanza, que convocó y al cual asistió el rey Fernando I de León, celebrado en Valencia de Don Juan en 1050.
Fundó la iglesia de Santiago en Cangas de Tineo. Mantuvo un litigio para defender los derechos episcopales de su iglesia, que ganó, sobre el monasterio de Corias, que fue donado a la catedral de Oviedo por el conde Piniolo Jiménez. Confirmó varias donaciones importantes como las que habían hecho los reyes Fernando I y su mujer Sancha así como la de Bernardo González que donó el monasterio de San Martín del Sella y la de Fernando Suárez, que donó la iglesia de San Miguel que él había fundado en la villa de Anleo.
Otro de los documentos importantes en los que aparece, es el del pleito entre el obispo y la infanta Cristina Bermúdez, hija de la reina Velasquita de León, esposa repudiada de Bermudo II, acerca de la posesión de la corte de Santa Cruz, franja de terreno situada al oeste de San Salvador, en el atrio catedralicio, entre la muralla antigua y San Tirso, donde la nobleza laica poseía, en régimen de concesión temporal, monasterios «propios». Dicho pleito fue fallado por la curia regia presidida por Fernando I en 1051. Se sentenció a favor de los derechos sobre dicho terreno de la catedral de Oviedo y su obispo, ordenando el rey la división de la corte en dos mitades, aunque, ante los reiterados ruegos de la infanta, se la mantuvo en la posesión del monasterio de Santa Cruz por los días de su vida.
Durante su pontificado, el rey Fernando I y su esposa Sancha, coincidiendo con la traslación de los restos de San Pelayo, visitaron Oviedo en noviembre de 1053 y donaron al cabildo de la catedral el monasterio de San Juan de Aboño.
En 1064 el obispo Froilán (Froilanus Ouetensis episcopus) donó varios lugares en Asturias a la catedral de Oviedo. La donación incluía Arbolies (Argüelles), Carrozanes y la villa de Figueredo en el valle de Candamo que había recibido de la reina Velasquita.
En documentos de su época se menciona al «obispo Pelayo» que pudo ser corepíscopo".
"LO: REQVIEVIT: FMLS DEI FROILANI:EP Q REGIT ANC SEDE P ANS XXXVII OBIIT DIE IIF XIIII KLDS MRCII ERA CXIII POST M
"En este túmulo descansó el siervo de Dios Froilán, obispo que rige esta sede durante treinta y siete años. Murió el día de la segunda feria 14 de las kalendas de marzo de la era 114 después de la milésima (lunes, 16 de febrero de 1076) "
Al fondo una lápida con más inscripciones apareció bajo la antigua mesa del altar, no se sabe de su procedencia exacta ni de porqué aparece aquí, sin embargo ha de ser un lugar costero pues informa de la construcción de un albergue para marinos por el príncipe Wimara, nombre de un hermano del rey Fruela I, pero que también era bastante común, al menos entre la nobleza, en los documentos de la alta Edad Media. El epigrafista Emil Hübner se decanta por otro nombre, Vúlfila
Está fragmentada y para unos viene de Galicia o del norte de Portugal, otros sin embargo se decantan por el antiguo Castillo de Gauzón (Raíces, Castrillón), al este de Avilés. Un extenso estudio de la misma lo publica el erudito epigrafista, arqueólogo y filólogo Fidel Fita en el Boletín de la Real Academia de la historia del 7 de diciembre de 1900 con el título La insigne lápida de Oviedo, del que extraemos estas partes:
"Con arduas dificultades tropieza el estudio de la inscripción egregia, cuyos fragmentos, aunque no todos, halló la Comisión provincial de Monumentos de Oviedo el día 23 de Enero de 1899, al demoler en la antigua capilla de Santa Leocadia, dentro de la catedral, la mesa del altar consagrado á la santa mártir:«Deshecho,-dice la Comisión, -el macizo posterior, aparecieron formando parte confusa de él dos grandes piedras de granito, con caracteres grabados y, poco después, una tercera pequeña, que evidentemente era trozo desprendido de los anteriores. Sacadas á mejor luz y convenientemente limpiadas del yeso y tierra, que en parte cubría su superficie, aparecieron con toda claridad dos fragmentos de inscripción latina de cuatro renglones. De su examen infirió la Comisión las conclusiones siguientes:«1. la La inscripción encontrada no está completa, faltando el final de todos los renglones y algo en la parte de su centro.2. Por el sitio en que fue encontrada y la manera como la empleó el constructor de la mesa de altar en calidad de ripio, ó relleno, no parece que perteneciera á la indicada capilla, pues en ese caso se la hubiera tratado con más respeto, siendo también lo regular que se hallase en alguno de los muros, y no en el punto donde apareció.3. Las dimensiones de la piedra son: la primera de las dos grandes, 0,48 m. de alto, por 0,58 de ancho; y la segunda 0,61 m. por 0,47 ; y el trozo pequeño, que une ambas por la parte inferior,, es irregular y mide 0,27 m. por 0,20,»La piedra en su totalidad debió tener la figura de un cuadrilátero mucho más ancho que alto, y parecerse á la que mide 0,56 m .. de alto por 1,554 m. de ancho, y está colocada en la pared del crucero del lado del evangelio, á dos metros de alto y á la izquierda de la puerta que da entrada á la capilla del Rey Casto.Creo que una y otra piedra epigráfica se trajeron á la catedral de Oviedo desde el castillo de Gozón n, que dominaba la ría de Avilés y toda la península del cabo de Peñas.Hübner en el Suplementum de sus inscripciones cristianas de España, núm 484, ratificándose en su interpretación primera, la expone así"+ frincipum [eg]regiics liane aulam Vu[lfila fueit .] Hec ore hoc mag[no] eximia inacina [pollet,] Undivagumque maris pelagum habita[re suetos] flauta tenet homines inmenso [aequore vectos :]Entiende que el sentido es:"El príncipe egregio, Vúlfila, hizo este hospicio. Su eximia fábrica ostenta esta gran portada. Esta es el aula que alberga á los valientes marinos que suelen morar en el undoso piélago del Océano y volver á este sitio después de haber surcado la inmensa llanura de aquél ".Propone el nombre de Vúlfila, como pura conjetura, no sabiendo si tal vez pudo contar en la serie de los reyes de Asturias, toda vez que á lo mejor salen á luz, por medio de la epigrafía y numismática, recuerdos de príncipes y magnates, de los que no hacen memoria, o recuerdo, los historiadores.El nombre de Vúlfila no parece admisible, porque ningún rastro queda de semejante príncipe, ó soberano. Por esta razón el Dr. Hübner no ha vacilado en tomar en cuenta el suplemento adivinatorio que le propuse".
Las tenue luminosidad realza la sensación mística del lugar, se han habilitado sugerentes focos de luz, tal que este, que sigue la forma de la "bóveda de cañón que arranca casi del suelo", como dice Luis Antonio Alías
Y, vista también la cripta de Santa Eulalia salimos de nuevo a la crujía norte del claustro de la catedral de San Salvador
El contraste ente los sombríos espacios interiores y el luminoso exterior. Arriba, el claustro alto, superpuesto al barroco y que alberga el Museo de la Iglesia de Asturias, fue hecho entre 1733 y 1740 por el arquitecto Francisco de la Riva Ladrón de Guevara
De frente, ya en el muro de la crujía oeste, está la puerta que nos llevará a la nave central de la catedral, pero de momento seguiremos recorriendo todo el claustro, pues aún es mucho y bueno lo que nos queda por ver
A la derecha es el sepulcro del arcediano D. Ruy Fernández y a la izquierda el del chantre D. Alvar Pérez. Arriba en la pared hay tres figuras de piedra caliza blanca mutiladas y sin cabeza de las que se ha podido identificar a San Nicolás, a la derecha. En medio hay una figura masculina y a la izquierda otra femenina pero sin determinarse quién pueden ser
Vemos la decoración cincelada en los arcos góticos
El tema de hojas y pétalos es el triunfante en las ménsulas
Pero se ven asimismo figuras humanas, de animales y seres fantásticos, como en este capitel
Pasando ya a la crujía occidental, esta puerta que da acceso al templo catedralicio comunica a la vez con el pasaje de la Puerta de la Perdonanza, abierta en el siglo XVI para los peregrinos del Jubileo de la Santa Cruz, los cuales podían entrar desde la Corrada del Obispo (Tránsito de Santa Bárbara), directamente al altar mayor de la catedral. Dicho jubileo fue promulgado en 1438 por el papa Eugenio IV y favoreció aún más las peregrinaciones a la Sancta Ovetensis para venerar las reliquias de la Cámara Santa
La puerta, con su goticidad ojival, fue encargada y pagada en 1525 a Juan de la Caleya incluyendo la colocación, arriba, de una imagen de la Virgen con el Niño, la cual también padeció las destrucciones de 1934, siendo reconstruida por el escultor Víctor Hevia. Esta era la Puerta Speciosa o antigua Puerta de la Calostra, porque ante ella se canta en procesión a la Virgen la antífona Speciosa Facta Est
Nos llama la atención esa imagen tan humana de la Virgen con el Niño con semblante que, aún siendo de majestuosidad gótica, tienen una notable acercamiento a la inspiración renacentista. Observemos igualmente, bajo la repisa, una especie de diablillo o dragón, símbolo del mal derrotado. Hubo unas frases que decían "Celi fenestra facta est" (Se la hizo ventana del cielo)" y "ipsa conteret caput tuum"" (Ella triturará tu cabeza)"
Desde esta puerta continuamos pues dando la vuelta al claustro por la crujía oeste, sintiendo todas las sensaciones que transmite este impresionante y sosegado lugar...
Este lado oeste del claustro representó una segunda fase en su construcción, pasando del gótico clásico similar al de la fachada norte al gótico manierista. La obra se hará entre los años 1348 y 1369 auspiciada por Alfonso XI y los obispos Sancho y Alfonso, por eso en las claves de las bóvedas, donde se cruzan los arcos, y en otros lugares, hallamos las armas de Castilla y las de los obispos que financiaron estos trabajos
Hay dos sepulcros, uno de ellos el del maestrescuela Luis Alfonso (canónigo que impartía ciencias eclesiásticas) y otra inscripción
Es la del arcediano Alfonso, en la que podremos leer, traducido por Diego Santos, este texto:
Otro sepulcro es el del arcediano Rodrigo Alfonso, hermano del maestrescuela Luis Alfonso antes citado. Hubo otra lápida, ahora expuesta en el Museo de la Iglesia, que ponía en latín:
En otra lápida más, la del arcediano Juan dice así:
Entre este arco y el anterior admiramos más ménsulas
En esta, un titán lleva un gran pez sobre sus hombros
Arriba una imagen de Alfonso XI, impulsor de esta obra de la catedral, reproducción de una talla original de la segunda mitad del siglo XIV, hecha en piedra y conservada en el Museo Diocesano
Vista del patio del claustro desde aquí
Muretes con piedras cinceladas con figuras
Más sepulcros, inscripciones e imágenes de santos. A la derecha otra tumba gótica y otra piedra grabada
"Aquí acabó su vida el venerable arcediano, largo tiempo tuvo el mérito de respetar toda ley; entonces era Alfonso discreto y versado en leyes, ahora yace en el olvido, éste ya no es nada de lo que era; sumido en este túmulo está reducido a ceniza de podredumbre. Que el Hijo de Dios le sea propicio. La era marcaba el mil trescientos setenta y cuatro, súmalo; entonces vino a este monumento"
Otro sepulcro es el del arcediano Rodrigo Alfonso, hermano del maestrescuela Luis Alfonso antes citado. Hubo otra lápida, ahora expuesta en el Museo de la Iglesia, que ponía en latín:
"Aquí descansa el siervo de Dios Esteban, arcediano de esta iglesia, que murió el día tres de las Kldas. de octubre, era de mil doscientos veintisiete (29 de septiembre de 1189). Descanse en paz. Amen"
En otra lápida más, la del arcediano Juan dice así:
"En la era de mil... cincuenta y cinco. Oh, muerte tremendamente cruel, envidiosa de quienes marchan los primeros; precipitando su vida, nos arrebataste un arcediano suave, comedido, joven, versado en leyes, que actuó tal lo destacó el aplauso, lo que la fama de Juan no podrá acallar en muchos años"
Entre este arco y el anterior admiramos más ménsulas
En esta, un titán lleva un gran pez sobre sus hombros
Arriba una imagen de Alfonso XI, impulsor de esta obra de la catedral, reproducción de una talla original de la segunda mitad del siglo XIV, hecha en piedra y conservada en el Museo Diocesano
Vista del patio del claustro desde aquí
Muretes con piedras cinceladas con figuras
Más sepulcros, inscripciones e imágenes de santos. A la derecha otra tumba gótica y otra piedra grabada
Es la lápida del deán Gonzalo Vello:
Fijémonos ahora en la imagen de arriba
Bajo esta santa en un pedestal aparece labrada una escena bíblica que parece la de Daniel en el foso de los leones
Y así seguimos recorriendo el claustro admirando estas columnas soberbiamente labradas y, en el muro, incrustaciones de porciones tumbas del claustro románico
Una de ellas, esta lauda sepulcral con una inscripción de difícil interpretación con sus abreviaturas y, por lo tanto, aún más complicada traducción, pero que para Diego Santos podría ser "La voz de los monjes"
Siguiente arcada, tumba de Francisco Gutiérrez y lápida dedicatoria a su derecha, la del deán Juan Pérez Scallo
Hay sobre el sepulcro otra inscripción dedicada al sacristán Rodrigo que dice...
Junto a los siguientes restos, tumba del maestrescuela Fernán Pérez y lápida
"En esta tumba yace Gonzalo Vello, deán de noble cuna, mente piadosa, pródiga mano. Acabó sus días, al tiempo que el sol corría por el signo de libra, la era marcaba el mil trescientos diez (1272 d.C.)"
Fijémonos ahora en la imagen de arriba
Bajo esta santa en un pedestal aparece labrada una escena bíblica que parece la de Daniel en el foso de los leones
Y así seguimos recorriendo el claustro admirando estas columnas soberbiamente labradas y, en el muro, incrustaciones de porciones tumbas del claustro románico
Una de ellas, esta lauda sepulcral con una inscripción de difícil interpretación con sus abreviaturas y, por lo tanto, aún más complicada traducción, pero que para Diego Santos podría ser "La voz de los monjes"
Siguiente arcada, tumba de Francisco Gutiérrez y lápida dedicatoria a su derecha, la del deán Juan Pérez Scallo
"Juan Pérez Scallo, deán suave y cortés, tras una tranquila muerte, se encuentra aquí en tan estrecha morada. Él fue dogma para el clero, fuente del derecho, criterio de verdad, árbitro de la honradez y balanza de fiel exactitud. Floreció en el mundo en una vida sin mancilla del cuerpo, marcando la norma de toda ley. Así lo corrobora su actuación. Está entristecida la ciudad de Oviedo con la noticia de su muerte. Que el Hijo de Dios así le perdone sus culpas. Corría la era por el año mil trescientos cuarenta y cinco, vino a parar a este monumento cuando él mismo, sacerdote, lo logró hacer"
Hay sobre el sepulcro otra inscripción dedicada al sacristán Rodrigo que dice...
"La realidad aprueba que se celebre con alabanzas la muerte de Rodrigo. Aminoró sus vicios, doliéndose con sabia consciencia. Su prestancia de costumbres le ganó la confianza de los amigos, su corazón mostró el rango de su origen ilustre. En pocos días de sacristán fue previsor de las cosas. Que llevaba de la mano de la Virgen Madre no se vea privado de la luz. La era marcaba el mil doscientos treinta y cuatro (1196 d.C.)"
Junto a los siguientes restos, tumba del maestrescuela Fernán Pérez y lápida
En ella se lee un muy singular epitafio:
Llegamos así a la esquina con crujía o muro sur del claustro gótico
A la derecha el sepulcro de Frigión de Cifuentes, con el escudo de armas de su apellido
"Yo soy Arias el cantor, reo de tantas culpas. Oh Dios, te pido que te acuerdes de este a todas horas desmemoriado. No mires mis méritos, pues mi vida ha desviado su mirada hacia obras no lícitas y, por ello merezco ser castigado. Pero Tú has nacido, Tú has padecido, te dieron muerte y fuiste sepultado por mí. Concédeme que sea llevado del lado del perdón. En el mil trescientos dieciocho de suma. Una plegaria (1280 d.C.)"
Llegamos así a la esquina con crujía o muro sur del claustro gótico
A la derecha el sepulcro de Frigión de Cifuentes, con el escudo de armas de su apellido
El escudo está repetido en el frente de la caja, con las letras IHS (Jesús) en los intermedios, sepulcro albergado en un arcosolio de arco ojival en cuyo vano hay otro escudo más, adornado con león rampante y bordura cargada con cuatro cruces
Existe en él esta lápida con inscripción, esta sí relacionada con el difunto de este sepulcro:
"Aquí·yace·Frigio(n)·de·Cifuentes: cuya an(im)a el Señor
Dios aya, fijo del bachiller Jua(n) de Gijo(n), (et) fallescio de
edat de diez e seys an(n)os último día del mes de set(i)embre
an(n)o del Sen(n)or de M et CCCC et LXXX et V annos (1485 d.C.)"
De frente está el sepulcro del Abad de Cenero (L'Abadía, Gijón/Xixón), Don Diego Menéndez Valdés, acabado en 1487
Veamos ahora las columnas del patio del claustro en esta esquina de las crujías occidental y meridional
Con más estatuas en las ménsulas de apoyo de la arquería gótica
Capiteles con escenas de montería, en el de arriba a la izquierda un personaje toca el cuerno detrás de una pieza de caza. En el de abajo a la derecha un arquero apunta a lo que parece un bóvido
Recorremos así el pasillo, galería, panda o crujía sur, gótico manierista o gótico radiante, del que nos cuenta Wikipedia lo siguiente:
"El gótico radiante (en francés rayonnant, pronunciación en francés: /ʁɛjɔnɑ̃/) es la denominación historiográfica de una de las fases del arte gótico, acuñada específicamente para la arquitectura gótica francesa del período comprendido entre ca. 1240 y 1350 (dentro de la primera mitad de este periodo se inserta todo el reinado de Luis IX, el Santo, que gobernó entre 1226 y 1270). La teoría evolutiva de los estilos artísticos ha denominado este estilo como gótico manierista, al representar el estadio intermedio entre el anterior gótico clásico (o primer gótico) y el posterior gótico tardío (gótico florido, gótico flamígero).
Se caracteriza por un cambio de orientación a partir de la utilización de la gran escala y del racionalismo espacial del alto gótico (en edificios como la catedral de Chartres o la nave de la catedral de Amiens) hacia una mayor preocupación por las superficies y la repetición de los motivos decorativos a diferentes escalas. Los edificios tienden también a ganar en altura y verticalidad y se busca un efecto de ligereza y riqueza, superando la austeridad y cierta pesadez de la etapa precedente. Desde la mitad del siglo XIV, el radiante se transformó gradualmente en el gótico tardío, estilo flamígero, aunque como es habitual con este tipo de etiquetas estilísticas arbitrarias, el punto de transición no está claramente definido".
A la derecha vemos el sepulcro del deán Pedro Gay, quien ejerció como tal entre 1348 y 1369, con la escultura de su cuerpo yacente sobre tapa dentro de un arcosolio de arco apuntado u ojival
En el frontal del sepulcro presenta cinco escudos repetidos tres y dos veces. A su derecha en la pared otra inscripción en latín forma parte de una lápida dedicada a un Rector Scholarum y dice:
"Esta tumba encierra al querido maestrescuela. Fue regla de la rectitud, ahora su fama vuela por encima de los astros: veraz amigo, piadoso, con pundonor de acción y pensamiento. Tal lo pregona la fama por la conducta de su vida. Su gran deseo fue llevar alimento a todos, hasta repartía de lo suyo cuando fue menester. En la era mil trescientos treinta y seis y el mes de septiembre (año 1298 d.C.)"Y a la izquierda también lápida y frases dedicadas a Alfonso, maestrescuela:
"Aquí yace olvidado Alfonso, saco de hedor, en vida hombre de grandes dotes, huerto de perfume, prudente, veraz y fiel amigo de todos. Poseyó por poco tiempo el prestigio y la dirección de las escuelas, el mundo le dio y podía..., pero le quitó en una hora todo cuanto le había dado. Por tanto, como te queda una esperanza igualmente mortal, recítale un salmo para que hagan lo mismo contigo. Corría la era por el mil trescientos treinta y siete (1299)"
A la izquierda admiramos nuevamente el patio del claustro, resaltando bien la diferencia de estilos entre el bajo, gótico, y el alto, barroco, un símbolo de esta catedral gótica barroquizada
Sobre ella otro epitafio en latín recuerda a un arcediano:
"En esta tumba de Bermudo yace un arcediano. Al fin se apagó la vida del presente mundo: fuente del derecho, árbitro de las costumbres, entregado totalmente en los oficios divinos y complaciente con todos sus compañeros, Aquel andaba por el mil trescientos veintiséis" (1288 d.C.)"
En la época en que se hizo el claustro alto barroco se construyeron también las escaleras a la Cámara Santa y el Palacio Arzobispal, destruyéndose para ello la capilla del obispo, en aquel momento Juan García Avello y Castrillón, quien promovió esa intervención
Cabeza de león a manera de mascarón en una ménsula
Capiteles historiados con multitud de motivos y escenarios. Arriba a la izquierda un personaje está siendo devorado por enormes peces, uno por cada una de sus extremidades. Abajo y en medio hojas de árbol. Arriba a la derecha una escena de un ángel y un cordero
Nos acercamos de nuevo a la crujía este, donde completaremos el circuito alrededor de este claustro cuyas dimensiones son de 27 x 32 m
A la derecha la figura de un monje, tal vez un prelado, ante una pequeña puerta gótica, como montando guardia, es posible que proceda de la antigua catedral-basílica
Más arriba de la puerta y al pie del pedestal con figura en la pared daremos con una lápida más
Está dedicada al arcediano Fernando y, como en las demás, aportamos la traducción de Diego Santos
"Emigró de esta vida el venerable Arcediano Fernando, prudente, generoso, constante y fiel amigo. Fue poderoso por su valer y la nobleza de sus padres. Que María le conceda un día gozar de la santa morada. Cuando ambicionó el cielo, expiraba condolido y corría la era mil doscientos sesenta y nueve (1231 d.C.)"
Y ya llegamos a la esquina con la crujía este, donde vemos a la derecha el sepulcro del chantre Martín González, acabado en la segunda mitad del siglo XIV y, de frente, la puerta del Gymnasium, la antigua escuela catedralicia, a donde se trasladó el archivo en 1791
En la lauda del sepulcro, guardado con arcosolio ojival gótico, tres escudos
La portada del Gymnasium, "El archivo ocupa tres dependencias de las cuales la principal es de 1780, se construyó para albergar el gymnasium o escuela para el estudio de las Sagradas Escrituras y en el siglo XIX pasó a ser archivo", nos informan igualmente en Sancta Ovetensis
Seguidamente hay una sepultura obispal y, a la izquierda, ya vemos la puerta al archivo. En esta crujía oriental se exponen, cambiados periódicamente de sitio, diversas piezas arqueológicas del antiguo claustro
Son elementos datados en el románico y el Arte Asturiano prerrománico, producto de las demoliciones efectuadas para construir el claustro gótico
Más atrás, en otra pequeña puerta ojival cegada, la estatua de un prelado, esta de piedra y sin cabeza
Arriba, una imagen de San Nicolás sobre pedestal
En su peana una figura humana parece mostrar algo
Entramos pues en el archivo por esta primera puerta a la derecha. Al fondo, de nuevo, la puerta por la que llegamos al claustro bajando de la Cámara Santa. Con esta crujía se daba por terminada en 1441 la construcción de este claustro bajo tras 140 años de obras. Fue restaurado entre los años 2004 y 2006, apareciendo restos de las pinturas que cubrían las bóvedas
Magnífica portada de entrada al archivo de la Sala Capitular, estilo barroco
Arriba la Cruz de los Ángeles y un grandioso escudo real
El interior es un pequeño museo arqueológico de la catedral, con laudas sepulcrales, escudos, celosías, capiteles y otras piezas, mayoritariamente del antiguo claustro pero también de la catedral antigua y basílica
Al fondo, en la pared, las laudas pueden ser algunos de los elementos más antiguos aquí expuestos
La de la izquierda presenta un león, la del medio es de García Martiniz o Martínez (s. XII o XIII), la de la derecha de Pedro, hijo del Conde Gonzalo, que según la inscripción falleció en septiembre de 1182
El texto latino traducido dice, según tra
"(Aquí descansa) el siervo de Dios Pedro, hijo del conde Gonzalo. Murió el día cuatro de los idus de septiembre, en la era 1220 (20 de septiembre de 1182)"
Según traducción de C. de Castro Valdés)
La lauda funerario del clérigo García Martínez. El el borde de la cabecera se lee solamente GARCIA MARTINIZ
La lauda del león, del siglo XII
Más laudas funerarias, todas anteriores a la catedral gótica
Esta es del siglo XII, con dos castillos en la cabecera y, debajo de cada uno de ellos, dos conchas
Detalle de frente y más cerca
Esta es de la misma centuria, con dos letras omega mayúscula y dos conchas
Más conchas, dos líneas verticales en otra lauda también del siglo XII
Sobre las laudas, blasones y, arriba, piezas del desaparecido coro de la catedral, desmontado en 1902
La frase que recorre dichas piezas, escrita en latín, dice:
Este es el capelo con sus cordones, empleado en la heráldica eclesiástica desde el siglo XIV sustituyendo a las mitras, si bien su uso en la indumentaria, en principio para los cardenales, fue instaurado por Inocencio IV en el Concilio de Lyon en 1245. Era de color rojo y se basaba en los sombreros de los peregrinos. En medio cuatro conchas y la Flor de Lis, que en la iglesia es un símbolo mariano. Las conchas están relacionadas con el ritual del bautismo, así como con el encuentro de San Agustín con el niño que echaba con ella agua del mar a un pozo en la arena, y con los peregrinos, pues son emblema de su llegada a Santiago, o a Fisterra, ya en la costa atlántica, cuya Praia da Langosteira está llena de cáscaras. En torno a ello cinco estrellas de seis puntas o hexapétalas
En la pared de enfrente seguimos viendo parte del antiguo coro desmontado, con sus barrotes e inscripciones
La lauda funerario del clérigo García Martínez. El el borde de la cabecera se lee solamente GARCIA MARTINIZ
La lauda del león, del siglo XII
Más laudas funerarias, todas anteriores a la catedral gótica
Esta es del siglo XII, con dos castillos en la cabecera y, debajo de cada uno de ellos, dos conchas
Detalle de frente y más cerca
Esta es de la misma centuria, con dos letras omega mayúscula y dos conchas
Más conchas, dos líneas verticales en otra lauda también del siglo XII
Sobre las laudas, blasones y, arriba, piezas del desaparecido coro de la catedral, desmontado en 1902
La frase que recorre dichas piezas, escrita en latín, dice:
"Salvador del mundo, aplacado por la intervención de la Virgen María tu Madre divina, sálvanos y dirige nuestras vidas y vigila nuestras venidas, para que caminemos por tus sendas hasta el cielo.
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, enciende en ellos la llama de tu amor, para que puedan, al fin, dar curso a sus piadosas oraciones en esta santa casa, consagrada piadosamente al Salvador"
En la pared de enfrente seguimos viendo parte del antiguo coro desmontado, con sus barrotes e inscripciones
Abajo mesa de cristal con piezas arqueológicas y lauda sepulcral del siglo XII, posiblemente
En la pared del fondo otra porción del citado coro
Importante celosía del Arte Asturiano (s. IX)
Al lado unas placas recuerdan el levantamiento de 1808 contra Napoleón proclamado en la Sala Capitular
Vamos ahora a ver las piezas arqueológicas de la mesa
Presentan diversos adornos dibujados y filigranas
Capitel estilo corintio del siglo IX
Tablero de cancel con motivos vegetales, tal vez también del siglo IX
Fragmento de imposta y, seguidamente, otro capitel corintio, siglos VIII-IX, Arte Asturiano, de la antigua basílica de San Salvador
Fragmento de imposta sogueada del siglo IX
Basa geminada en esquina, segunda mitad del siglo XII
Al fondo, a la izquierda, un púlpito forjado, al lado de la puerta
Formaba parte también de la verja del antiguo coro catedralicio
Al lado un modillón de rollo, siglo IX
Al salir nos fijamos también en la artística puerta tallada
Más piezas y elementos sueltos y expuestos
Esta parece representar un oso. Los animales y su simbolismo están muy presentes en el arte religioso, especialmente en el medieval, prerrománico, románico y gótico
Esta parece representar un oso. Los animales y su simbolismo están muy presentes en el arte religioso, especialmente en el medieval, prerrománico, románico y gótico
Capiteles y otros elementos
Capitel doble en esquina, de finales del siglo XII
Trozo de capitel figurado, segunda mitad del siglo XII
Capitel vegetal simple, de la segunda mitad del siglo XII
Capitel geminado con motivos vegetales, segunda mitad del siglo XII
Otro fragmento de un capitel simple vegetal de la segunda mitad del siglo XII
Capitel geminado con decoración de entrelazos. Segunda mitad del siglo XII
Los capiteles en sí mismos darían para publicar todo un artículo en una gran entrada de blog
Capiteles con figuras monstruosas y alegóricas, entre humanos y animales
Representación de vicios, pecados, castigos...
Y la vegetación, hojas de diferentes tipos de árboles
Capiteles con figuras monstruosas y alegóricas, entre humanos y animales
Representación de vicios, pecados, castigos...
Y la vegetación, hojas de diferentes tipos de árboles
En esta pared otro epitafio
El del sacristán Pedro, con sus frases así traducidas por Diego Santos:
"En esta tumba descansa el sacristán Pedro, que le sea propicia la siempre dulce Virgen María. Tú, quienquiera que pases, piensa si estás incluido entre los mortales; desprecia lo que va a perecer rápidamente, la muerte iguala indistintamente las cosas grandes con las pequeñas, la muerte lo mata todo de igual forma. En la era de MCCXC (1252 d.C.)
Seguidamente otra más, y una porción de lauda
Lápida con las piadosas frases dedicadas al arcediano Gonzalo:
"Aquí está depositado un cuerpo que fue notable en vida, el arcediano G(onzalo), por méritos propios digno de alabanza. Este fue tal como pregona unánime la voz de la fama, prudente, desinteresado, generoso y sincero amigo. Fue árbitro de las costumbres, a un tiempo modelo de los buenos, noble y cortés. Prueba esto su mano, que distribuyó suave dádivas con el tino conveniente. Este fue la vara de la ley y escudo de la iglesia. Su muerte conforma que no iba en nada por bajo de la fama. Que el rey celestial defienda su alma del abismo. La era corría por el año mil trescientos cuarenta y siete, cuando subió al cielo este padre del monumento (1309 d. C:)"
A su izquierda, el fragmento de lauda sepulcral, con una espiral vegetal. La espiral es un símbolo presente en el arte desde la prehistoria, representa, según cada cultura o civilización, el infinito, la sucesión nacimiento-vida-resurrección, y todo tipo de planteamiento cíclico, tanto religioso como filosófico o técnico
Una interesantísima exposición arqueológica con el que iremos terminando nuestro paseo por el claustro de la catedral de San Salvador
Al fondo, la puerta de la escalera que comunica con el claustro alto, por la que hemos bajado del Museo de la Iglesia de Asturias e iniciado nuestro recorrido de esta entrada de blog. A la derecha es la entrada a la Sala Capitular, que vimos al empezar...
Aquí entonces pues, hemos dado la vuelta completa al claustro bajo gótico, justo donde comenzamos...
Para salir y continuar nuestro trayecto catedralicio, recorremos de nuevo la crujía norte y pasamos junto a la puerta del cementerio y la de la capilla de Santa Leocadia
Y llegamos a la Puerta Speciosa que veíamos antes, bajo la Virgen con el Niño
Saliendo al pasillo a la derecha podremos ir a las naves de la catedral por este pasaje, que es, como hemos dicho, el empleado por los peregrinos del Jubileo de la Santa Cruz para llegar prontamente al altar mayor desde la Puerta de la Perdonanza
A la izquierda está la recepción y hay una pequeña tienda, aquí suelen dar la salvadorana o certificado que avala que has hecho el Camino del Salvador y también la credencial del peregrino para quienes empiezan aquí la ruta xacobea
Por esta puerta accedemos al transepto o brazo meridional de la nave transversal que, cruzándose con la nave mayor, forma la cruz que les da la planta a los templos de cruz latina, como lo es este
Y pasando entre el retablo de Santa Teresa, a la derecha, y la subida a la Cámara Santa, a la izquierda, nos dirigimos al crucero o espacio donde se cruzan estas naves, paso al altar mayor
Y en el paso al altar mayor, como los peregrinos de antaño y hogaño, llegamos ante la venerada imagen tardorrománica de San Salvador, patrón de la catedral y de la ciudad. De frente, el itinerario de la visita a la catedral prosigue por la girola y sus capillas del altar mayor hasta las del lado septentrional o del evangelio, antes de salir al exterior, al Jardín de los Reyes y la capilla del Rey Casto, donde culminaría esta visita a la catedral asturiana
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